Corona Adviento Familias
Corona Adviento Familias
Corona Adviento Familias
Solidaria
Participativa y Misionera
ADVIENTO 2023:
CAMINEMOS EN LA ESPERANZA
INTRODUCCIÓN:
Comenzamos a caminar esta etapa tan linda de espera en el Señor: el Adviento.
Queremos proponer a cada comunidad un itinerario de oración y reflexión en el marco del Sínodo 2021-
2024, en torno a la Corona de Adviento, utilizando las cuatro velas correspondientes a los cuatro domin-
gos de este tiempo litúrgico.
Dios viene a visitar a su pueblo. En la Palabra hecha carne, Dios camina junto a su pueblo. Se hace cer-
cano, compañero de camino. Él quiere nacer, quiere despertar en nosotros, quiere darle sentido a nues-
tra vida, quiere darle plenitud a nuestra humanidad.
La invitación en este tiempo es a estar preparados, a velar, a poner el foco en lo importante, en lo esen-
cial de la vida, en lo que vale la pena. En nuestro día hacemos muchas cosas, y más allá de lo que haga-
mos, tenemos que intentar que el corazón esté anclado en lo importante, en Jesús.
Los invitamos entonces a que, en este adviento, vayamos hacia el encuentro (ad) de Aquel que viene
(viento). Esperemos su llegada en paz y con alegría…
INDICACIONES
Preparar la corona, sin ninguna vela encendida. Crear un ambiente de recogimiento, con poca luz. Es re-
comendable colocar una imagen de la Virgen al lado de la corona, con un cirio a sus pies. De este cirio
se puede tomar la llama para encender la primera vela de la corona.
MONITOR: Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de preparación y es-
pera. Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de esta corona debe ser un reflejo de nuestra gra-
dual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él
es la Luz del mundo que ha venido a disipar las tinieblas. El color verde de la corona simboliza la vida y
la esperanza que Él nos ha venido a traer.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
BENDICION DE LA CORONA:
Oremos: La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor
Jesús, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas, de la ig-
norancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha
adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Se-
ñor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos
ilumines con el esplendor de Aquel que, por ser la Luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Te lo
pedimos por Él mismo que vive y reina por los siglos de los siglos. TODOS: Amén
PRIMERA SEMANA CON LA CORONA DE ADVIENTO:
“ENCUENTRO”
INTRODUCCIÓN: Nos dice el Papa Francisco: “También nosotros, que comenzamos este camino, esta-
mos llamados a ser expertos en el arte del encuentro. No en organizar eventos o en hacer una reflexión
teórica de los problemas, sino, ante todo, en tomarnos tiempo para estar con el Señor y favorecer el en-
cuentro entre nosotros.
Un tiempo para dar espacio a la oración, a la adoración, esta oración que tanto descuidamos: adorar, dar
espacio a la adoración, a lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia; para enfocarnos en el rostro y la pala-
bra del otro, encontrarnos cara a cara, dejarnos alcanzar por las preguntas de las hermanas y los herma-
nos”.
MONITOR: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona mientras cantamos:
Cantamos: VEN SEÑOR (u otro canto apropiado).
(Una persona encienda la primera vela mientras se entona el canto)
REFLEXIÓN:
En este tramo de mi vida personal y comunitaria, ¿estoy dispuesto/a a vivir un verdadero encuentro con
el Señor? ¿En qué momentos he experimentado su cercanía?
¿Estoy abierto/a al encuentro con los demás? ¿Quiénes son los que caminan hoy junto a mí? ¿Quiénes
son los que parecen estar más alejados?
Y en la comunidad, ¿Quiénes son los que caminamos juntos? ¿Quiénes están más alejados?
GESTO:
Te invitamos a tener un encuentro personal de diálogo con el Señor, en algún momento de esta semana.
En el Sínodo de la Iglesia la PARTICIPACIÓN es muy importante, por eso, en esta PRIMERA SEMANA
DE ADVIENTO vamos a pedir este regalo para nuestra Iglesia.
Padre Nuestro…
Dios te salve María...
ORACIÓN FINAL:
Despierta, Señor, nuestros corazones, que se han dormido en cosas triviales y ya no tienen fuerza para
amar con pasión.
Despierta, Señor, nuestras ansias de felicidad, porque nos perdemos en múltiples ocupaciones y no
saboreamos el latido cotidiano del corazón.
Despierta, Señor, tu palabra nueva, que nos libre de tantos anuncios y promesas y nos traiga tu claridad
evangélica.
Despierta, Señor, nuestro espíritu, porque hay caminos que sólo se hacen con los ojos abiertos y las
manos dispuestas.
Despierta, Señor, tu fuego vivo. Purifícanos por fuera y por dentro y; enséñanos a vivir despiertos. Amén
SEGUNDA SEMANA CON LA CORONA DE ADVIENTO:
“ESCUCHA”
INTRODUCCIÓN: Nos dice el Papa Francisco: “Un verdadero encuentro solo nace de la escucha.
Cuando escuchamos con el corazón sucede esto: el otro se siente acogido, no juzgado, libre para contar
la propia experiencia de vida y el propio camino espiritual.
Preguntémonos, con sinceridad, en este itinerario sinodal: ¿cómo estamos con la escucha? ¿Cómo va
“el oído” de nuestro corazón? ¿Permitimos a las personas que se expresen, que caminen en la fe aun
cuando tengan recorridos de vida difíciles, que contribuyan a la vida de la comunidad sin que se les pon -
gan trabas, sin que sean rechazadas o juzgadas? Hacer sínodo es ponerse en el mismo camino del Ver-
bo hecho hombre, es seguir sus huellas, escuchando su Palabra junto a las palabras de los demás. Es
descubrir con asombro que el Espíritu Santo siempre sopla de modo sorprendente, sugiriendo recorridos
y lenguajes nuevos.
El Espíritu nos pide que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas
de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cam-
bios que nos pone delante. No callemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas.
REFLEXIÓN:
¿Estoy dispuesto/a a escuchar? ¿Escucho lo que Dios quiere decirme? ¿Escucho a los demás? En la
comunidad, ¿sabemos escucharnos? ¿Hay momentos o espacios para escucharnos y dialogar? ¿Qué
facilita o dificulta nuestra escucha?
Gesto
Te proponemos que, motivado/a por esta invitación a escucharnos, durante esta semana, hagas un lla-
mado o visites a alguien que está necesitando charlar, ser escuchado.
En esa esperanza, hemos encendido la segunda vela de adviento, la vela de la COMUNIÓN para
caminar todos juntos, como Iglesia, por los caminos que nos va señalando el Sínodo. Pidamos al Señor
nos conceda ser como esas dos velas que juntas irradian más luz y más calor.
Padre Nuestro…
Dios te salve María …
ORACIÓN FINAL:
Despierta, Señor, nuestros corazones, que se han dormido en cosas triviales y ya no tienen fuerza para
amar con pasión.
Despierta, Señor, nuestras ansias de felicidad, porque nos perdemos en múltiples ocupaciones y no sa-
boreamos el latido cotidiano del corazón.
Despierta, Señor, tu palabra nueva, que nos libre de tantos anuncios y promesas y nos traiga tu claridad
evangélica.
Despierta, Señor, nuestro espíritu, porque hay caminos que sólo se hacen con los ojos abiertos y las ma-
nos dispuestas.
Despierta, Señor, tu fuego vivo. Purifícanos por fuera y por dentro y; enséñanos a vivir despiertos. Amén
REFLEXIÓN:
Frente a las decisiones importantes de mi vida, ¿me pongo a la escucha de Dios para elegir de acuerdo
con su voluntad? ¿Busco el buen consejo de los hermanos/as? ¿Tomo decisiones improvisadas y apre-
suradas?
En nuestra comunidad, ¿tomamos decisiones juntos/as?, ¿nos ponemos a la escucha de Dios y de los
hermanos antes de decidir? ¿Qué podemos hacer para que en la toma de decisiones en nuestras comu-
nidades eclesiales se escuche a todo el pueblo de Dios?
Gesto
Te proponemos que, motivado/a por esta invitación al discernimiento comunitario, y cercanos a la fiesta
de Navidad, pienses en una propuesta concreta para tu familia, para tu comunidad que facilite la escucha
y el discernimiento comunitario.
El Evangelio nos habla de compartir con los demás esta alegría, es nuestra MISIÓN en esta Tercera
Semana de Adviento, y que el sínodo nos invita a vivir.
Padre Nuestro…
Dios te salve María…
ORACIÓN FINAL.
Despierta, Señor, nuestros corazones, que se han dormido en cosas triviales y ya no tienen fuerza para
amar con pasión.
Despierta, Señor, nuestras ansias de felicidad, porque nos perdemos en múltiples ocupaciones y no sa-
boreamos el latido cotidiano del corazón.
Despierta, Señor, tu palabra nueva, que nos libre de tantos anuncios y promesas y nos traiga tu claridad
evangélica.
Despierta, Señor, nuestro espíritu, porque hay caminos que sólo se hacen con los ojos abiertos y las ma-
nos dispuestas.
Despierta, Señor, tu fuego vivo. Purifícanos por fuera y por dentro y; enséñanos a vivir despiertos. Amén
REFLEXIÓN:
A las puertas de la Navidad, ¿cómo me preparo para celebrar esta presencia cercana de Dios en el Niño
que viene a nuestro encuentro? ¿Qué lugar le he preparado en mi vida y en mi casa?
En nuestra familia, en la comunidad, ¿con qué acciones concretas podemos ir al encuentro de los herma-
nos más alejados, los pobres, enfermos, tristes o solos, haciéndoles experimentar la cercanía, compa-
sión y ternura de Dios?
¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu Santo para ser una comunidad más abierta, acogedora y cerca-
na?
Gesto
Te proponemos que, motivada/o por esta invitación a la conversión, pienses que cambio concreto estás
dispuesta/o a hacer en tu vida, en tu grupo, en tu comunidad y frente al pesebre, ofrezcas el propósito y
compromiso de llevarlo adelante.
Este es el camino del sínodo, CAMINAR JUNTOS con María y acercar a Jesús a todos. Vayamos con
alegría caminando juntos a la Navidad que ya llega.
Padre Nuestro…
Dios te salve María…
ORACIÓN FINAL
Despierta, Señor, nuestros corazones, que se han dormido en cosas triviales y ya no tienen fuerza para
amar con pasión.
Despierta, Señor, nuestras ansias de felicidad, porque nos perdemos en múltiples ocupaciones y no
saboreamos el latido cotidiano del corazón.
Despierta, Señor, tu palabra nueva, que nos libre de tantos anuncios y promesas y nos traiga tu claridad
evangélica.
Despierta, Señor, nuestro espíritu, porque hay caminos que sólo se hacen con los ojos abiertos y las
manos dispuestas.
Despierta, Señor, tu fuego vivo. Purifícanos por fuera y por dentro y; enséñanos a vivir despiertos. Amén