El Enemigo Secreto-Camila Marquez

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El enemigo secreto

MARIE-AUDE MURAIL
(PAG 7/14)

Debido a que sobre el ataúd está representado el viaje del muerto

hacia los infiernos, coma, eh... No, mejor punto...

- ¿Punto o coma? - me preguntó Catherine, con un aire de cansancio.

-Punto y coma, por favor. “La religión etrusca…”¡Vaya! Alguien toca

la puerta.

- la religión etrusca vaya alguien toca la puerta- repitió Catherine

mientras escribía en el teclado.

- ¡Vaya a abrir la puerta!

- ¿Soy su secretario o su ama de llaves?

- le pagó bastante dinero para la cantidad de errores que comete en

una sola frase.

- instáleme un corrector ortográfico- respondió mi secretaria

Ring, ring,

- y apresúrese abrir, profesor Hazard. Su visitante se impacienta.

No querrá perderse la venta de una enciclopedia en 115 volúmenes.

- Catherine, terminaré por apuñalarla de forma salvaje- dije yo,

pensativo.

- guardaré sus abrecartas de plata en un estuche, y el estuche en el

cajón. Así el Jurado notará que hubo premeditación.

Riing . El visitante hacía un último intento antes de claudicar. Corrí

hacia la puerta de la entrada.

-¡Oh, inspector Berthier!

El inspector ya daba la vuelta para irse. Subió con pesadez los dos

escalones de la entrada.
-¡Qué bien! Ambos se hallan en casa. ¿Ocupados? Soltó una

carcajada soez, arrojó su sombrero sobre una silla y le guiñó un ojo a

Catherine.

-Prepararé un poco de té- anunció mi secretaria.

- Entendí que no era mi ama de llaves- comenté entre dientes.

Catherine se alejó dando saltitos.

- Qué bonita muchacha- dijo Berthier-. Antes de conocerlo a usted,

profesor Hazard, pensaba que los profesores de facultad se pasaban

la vida con la nariz entre los libros...¡jaja!

- Todo el mundo se equivoca al menos una vez, Inspector. Antes de

conocerlo, yo pensaba que los inspectores de policía tenían

coeficientes intelectuales normales. Siéntese, por favor.

Menos alegre, Bethier tomó su lugar en mi sofá, guardó silencio un

momento. Tal vez esperaba que acudiera en su Auxilio.

-¿Aún le gusta jugar al detective aficionado, profesor?- preguntó al

fin.

- A los dos nos encanta, inspector- respondió mi secretaria por mí.

Acababa de colocar la bandeja de té en la mesa de centro de la sala y

llenaba las tazas para los tres.

-Tengo un pequeño acertijo para usted- murmuró el inspector.

Como yo seguía sin reaccionar ante sus palabras, se volvió hacia

Catherine.

- Imagínese que suceden cosas muy extrañas en Queautilly-Sous -

Doue- repetí, acentuando el Sous- Doue-¿Acaso allí se localiza el

centro de capacitación de inspectores de policía?

Berthier hizo caso omiso de mi broma.

-En ese lugar se encuentra el colegio Saint-Prix.

El director de la institución solicitó los servicios de uno de mis

colegas.
Berthier abrió su pequeño cartera de cuero y sacó lo que mi larga

práctica de maestro me permitió identificar de inmediato como

trabajos de estudiantes.

- Son tareas de la clase de historia, profesor Hazard- continuó el

inspector-. Ya fueron corregidas.

Extendió cuatro hojas en la mesa. Cada copia llevaba como única

marca un “0/20” en grandes y torpes cifras rojas.

-El profesor de esta clase de cuarto grado encontró su armario

forzado en la sala de profesores. Las tareas que debía recibir ya

estaban corregidas, como ustedes pueden observar.

-Una broma de los alumnos-dije, sin Mostrarme impresionado.

-El desafortunado profesor ha sido víctima de múltiples bromas

pesadas- reconoció el inspector-. Se queja de que los interruptores de

luz saltan cada vez que intentan utilizar el magnetoscopio, que

encuentra la cerradura de su salón de clases bloqueada de forma

sistemática por una plasta de yeso, que su escritorio está cubierto de

gis machacado...

- No veo ningún misterio en todo esto- protestó Catherine.

Berthier sonrió y me entregó una de las tareas.

-En serio, profesor. ¿Usted le habría puesto cero a este estudiante?

Tomé la hoja y le echo un vistazo rápido. Estaba escrita en un

francés deplorable, plagado de errores.

- Quizás dos o tres- le respondí como mientras le devolvía aquella

tarea-, pero no soy un experto en la historia de Francia. Solo

conozco bien a los etruscos y un poco menos de los egipcios.

. Como si no lo supiéramos- murmuró Catherine.

Berthier me sonreía, cada vez más satisfecho.

-¿Nada lo entrega, profesor? Pensé que estaba dotado de una


intuición sobrenatural.¿ Acaso no perciben nada extraño?

Volví a tomar la hoja acomoda un poco molesto. No había una sola

corrección. Solo la en Tinta roja.

Sacudí la cabeza con pesar.

-Mi reino por la respuesta.

- Esta no es tinta- contestó el inspector en tono lúgubre-, si no sangre

humana.

Catherine, que sostenía la tetera con una sola mano, tiró el té sobre

la mesa a causa del sobresalto.

-¿Sangre?

-Nuestros laboratorios son muy precisos- añadió Berthier, que se

regodeaba en lo macabro-. Este pigmento rojizo que tiende

agrietarse de sangre. Cada una de las tareas fue corregida con sangre

humana.¿ qué piensa ahora de esta.... Broma, profesor Hazard?

- Me parece muy difícil de realizar por un alumno de cuarto grado.

¿El profesor de historia no está mal de la cabeza?

Sufrió un ataque de nervios después del suceso-contestó el

inspector-. Ahora mismo se encuentra en una casa de reposo.

Catherine Río:

-¡Bueno, he ahí la respuesta! Al profesor se les adjunto un tornillo.

El mismo corrigió las tareas...

- Permítame interrumpirla, señorita Roque.

El inspector hundió una vez más la mano en la bolsa de cuero y sacó

otra hoja de papel.

- Esta es una tarea de Francés, realizada por un estudiante de sexto

grado después de la salida del profesor de historia.

En uno de los márgenes de la hoja una nota destaca va en tono rojo: “0/20”

- La profesora de francés. La señora Zagulón, encontró la hoja en su


portafolio, metida entre las otras que aún no corregía.

-¿Encontrar un huellas dactilares en la hoja?- pregunté,

impresionado en forma repentina.

-Solo del estudiante y de la profesora.

-¿No será posible que esta señora Zagulón se divierte haciéndolo...?

No terminé de expresar Mi idea. ¿Por qué una persona en su sano

juicio se dedicaría a corregir tareas escolares con sangre?

-El director de esta institución privada, el señor Agnelle solicita que

se esclarezca el asunto a la brevedad posible-continuo Berthier-,

pero desea que la investigación se lleve a cabo con mucha

discreción. Si llegara a enterarse los padres de los alumnos, quizás

no consideren muy divertida la broma.

-¿Sospecha de alguien?- le preguntó Catherine, que temblaba ante la

emoción que le causaba el asunto.

-Me inclinaría por un estudiante tercero- dijo el inspector-.Hay

verdaderos Bribones en el colegio Saint Prix pero no tengo pruebas.

Habría que establecerse en el lugar y atrapar al bromista en el acto.

-mientras le hablaba me observaba con insistencia-.

Por ejemplo como mediante el sustituto del profesor de historia..

Nadie sospecharía de alguien así. Usted enseña historia en la

soborna. ¿No es cierto. Profesor?

-¡De los etruscos, sobre todo de los etruscos! -Y un poco de los

egipcios- completo Catherine de manera mecánica-. Quiero irme de

voluntaria al colegio Sainz Prix.

-Catherine- le dije con severidad, Le ruego que se mantenga al

margen de esta historia. Una jovencita como usted no debo tomar

riesgos sin...

Katherine pestañó con actitud seductora y puso las manos en el


pecho, simulando un aire de admiración cariñosa.

-¡El machismo lo vuelve tan sexy, Nils!

Tras noquearme con este comentario, Catherine se volvió hacia el

inspector:

-Muy bien. El profesor Hazard hará que todos los corazones de Saint

Prix latan por la estruscología... Y mientras tanto yo hallaré al

culpable.

Tan pronto terminamos el te, acompañe al inspector a la puerta.

Berthier Se detuvo un momento en el umbral, con el sombrero en la mano.

- aquí entre nosotros, profesor- soltó de repente-¿ la señorita Roque es Su secretaria o su novia?

Puede detectar algo de envidia en su voz. Negué con un gesto de indignación.

-¿ Catherine? Pero si es Demasiado joven para mí.

- eso es lo que pensé- masculló Berthier, con un poco de Consuelo en La Voz.

-¡Oh, inspector!

Se volvió a mirarme y le guiñó un ojo:

- de cualquier modo es mi novia.

- de qué hablaba con el inspector, nils?- me preguntó Catherine.

- nada, nada... Qué trae en la mano?

(15/17)
-Berthier olvidó la tarea de francés.

La colocó en mi escritorio a un lado de la computadora. Luego comenzó a retirar las tazas. Yo la


miraba a hacerlo, malhumorado.¿ en qué historia me había metido ahora?

- no tengo ganas de darle clases a unos mocosos- me quejé.

- los apasionaría con sus cosas etruscas. Pensarán que es Indiana Jones.

-No me gustan los mocosos.

-Pero sí siempre los trata con mucha gentileza.


- y con guantes- contesté con una mueca llena de disgusto- están vivos, esos pequeños animales.
Estoy seguro de que tienen algo contagioso Catherine se rió y luego me lanzó un cojín.

-¡ usted es idiota! Yo me largo.

-¿ A dónde vas?

Catherine arrugó la nariz. Es la mueca que suele hacer para desairarme:

-Ah, misterio, misterio.

Recogió su abrigo:

-¡ Hasta mañana, señor Hazard!

La puerta se cierra. Catherine desciende las escaleras. Ya está en la calle. Me acerco a la ventana y
apoyo a la frente en ella. Catherine se aleja corriendo por las acera opuesta, sin siquiera pensar en
editar los charcos. Doble en la esquina del café. Eso es todo. Desaparece de mi vista. Cae la noche.
No me gusta esta hora de las brujas. Desde las profundidades de la infancia me llegan recuerdos,
evocaciones que no son infantiles ni felices.

Abrí el cajón de mi escritorio y saqué el Abre cartas de su estuche. Brillante y afilado: es un regalo
que me dio Catherine. Deberíamos casarnos. Aunque nos resulta difícil permanecer lejos uno del
otro más de dos días, No soportamos estar cerca más de 24 horas. Con un suspiro me central del
escritorio y apoye la frente en los puños. El Crepúsculo hace naufragar a los Espíritus inciertos...
Entonces mis ojos cayeron sobre la tarea de francés, a un lado de la computadora. Una frase
escrita en ella llamó mi atención: " vamos a jugar al asesino". Tomé la hoja y comencé a leer:

Martes 12 de noviembre de 1991.

Claire Delmas

Sexto B

Redacción

Tema: "Usted ha experimentado una emoción fuerte. Cuente En qué circunstancias


sucedió(máximo en una página)."

Martine me había invitado a su festejo de cumpleaños. Después de jugar a las sillas musicales, la
señora Marechal, la madre de Martine, nos dijo que nos fuéramos a la habitación. Martine cerró la
puerta:

-Ahora vamos a jugar al asesino.

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