Egipto
Egipto
Egipto
UN DIOS ESPECIAL:
Heródoto, un historiador griego que vivió hace más de 2500 años dijo: “Egipto
es un don del Nilo”, nada más acertado. El río ubicado en el noreste africano,
recorre 7200 km. (si tomamos los afluentes que lo originan en el lago Victoria de
Kenia), es visible desde el espacio, navegable en casi toda su extensión y
poseedor de una fauna y flora inigualable en otros lugares del planeta, para tener
una idea de su longitud pensemos que entre las localidades argentinas de La
Quiaca y Ushuaia hay menos de 6000 km.
Pero lo que hacía tan especial a este río para los egipcios no era su extensión,
la cual ellos desconocían porque desarrollaron su vida en los últimos 1000 km. de
su recorrido, desde la 4ta. catarata hasta su desembocadura en el delta del Nilo,
donde las marismas y pantanos del final (donde crece la famosa planta del papiro)
se confunden para terminar en el Mediterráneo. Lo que lo hacía tan especial era
su ritmo biológico, el Nilo crece y decrece siguiendo un escrupuloso ciclo
estacional. Todos los años su cauce comienza a subir en junio y alcanza su nivel
máximo en septiembre, dando una nueva fertilidad a las llanuras ubicadas en los
límites del desierto, es el limo, un fango verdoso y oscuro muy rico en nutrientes,
producto de los miles de kilómetros de recorridos del río y su arrastre de
minerales. En octubre, con una precisión de relojería, las aguas vuelven a su
cauce y, tras los suaves meses de invierno y una breve etapa de transición en
primavera, retorna el verano y con él el ciclo vivificador y misterioso de las
inundaciones. Claro todo esto pasó hasta la década del 50 del pasado siglo XX,
cuando se construyó la imponente represa de Asuán, unos kilómetros al sur de El
Cairo y el ciclo se quebró en forma definitiva.
UNA APROXIMACIÓN
Por motivos que todavía no están del todo claros, al final de la VI dinastía el
Estado centralizado se disgregó, y Egipto entro en una época conocida como
Primer Período Intermedio (dinastías VIII a XI), durante la cual la figura del faraón
se desdibuja y los verdaderos dueños del poder eran los dirigentes de las
provincias (o nomos). Fue un linaje de los reyes originarios de Tebas el que volvió
a situar bajo un único gobierno a todo el territorio de las Dos Tierras, el Alto Egipto
(zona sur o valle del Nilo) y el Bajo Egipto (zona norte o delta del Nilo). Aquí
debemos incluir otra particularidad de la cosmovisión del mundo egipcio, su
persistente dualidad: si hay un orden existe un caos, si está la vida existe la
muerte (que tiene presencia física), al desierto se opone el oasis, al dios Osiris (el
bien, el creador) se opone Seth (el mal, aparece representado con cabeza de
chacal).
En este período floreció la literatura y el control egipcio sobre Nubia, al sur del
valle, lo que es el actual Sudán, se incrementó sensiblemente, sobre todo para
abastecerse de oro, de especias y piedras preciosas (lapislázuli, turquesa) que se
traficaban a través de las rutas comerciales que unía las costas del cuerno de oro
de África con el Mar Rojo. La capital de trasladó de Tebas a Menfis, en el delta,
reflejando la clara intención egipcia de cubrir sus intereses comerciales en el
Mediterráneo y la costa siria. Una peculiaridad de esta etapa fue la de asociar al
trono al heredero, que actuaba como corregente; hay una cierta humanización de
la figura del faraón, aunque no por esto se lo deja de considerar un dios.
Sobresalen la expedición de la faraona Hatsepsut a la península del Sinaí, en
búsqueda de minerales y la deslumbrante campaña militar de Tutmosis III a Asia,
saqueando las poblaciones del Éufrates.
Hacia el final de la XIX dinastía los pueblos del mar irrumpirán en el delta del
Nilo y Ramses III con un enorme esfuerzo logrará rechazar esta invasión a costa
de un agotamiento sin precedentes del Estado; probablemente haya terminado
negociando con estos pueblos porque dentro del ejército aparecen nombres de
generales de origen desconocido. Con la XX dinastía se iniciará la decadencia de
esta cultura que irá pasando por distintas dominaciones conforme cambiaba la
relación de fuerzas en el mundo antiguo, asirios, babilónicos, persas, griegos
ocuparan el territorio hasta que finalmente los romanos con su reconocido
pragmatismo convertirán el territorio egipcio en provincia de Roma.
Para cerrar debemos saber que durante la mayor parte de nuestra historia se
ignoró lo que había ocurrido durante milenios a orillas del gran río, ese pasado
formaba parte del mito y las leyendas del mundo antiguo, lo que se sabía era lo
que se especulaba, porque sus jeroglíficos fueron indescifrables hasta el siglo XIX.
No fue otra cosa que la casualidad lo que hizo que unos soldados franceses
encontraran una piedra en la localidad cercana a Roseta en el delta del Nilo, en
ella un escrito sobre los reyes ptolomeos estaba grabado en 3 idiomas diferentes;
griego, copto y jeroglífico, una copia de la piedra fue a parar a manos del erudito
francés Jean F. Champollión, quien luego de años de investigación logró descifrar
los enigmático símbolos, abriría la puerta al estudio de una civilización que las
arenas del desierto casi sepultaron, se iniciaría la egiptología y el descubrimiento
de su maravillosa historia.
Nahuel Bender
Prof. Historia