Ven y Sigueme! Hora Santa Vocacional Octubre 2022
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sígueme!
Hora Santa Vocacional
Jueves 06 de octubre
Presidente:
Señor, hoy venimos ante tu Presencia con un corazón agradecido por cuanto has hecho en nosotros, porque
nos has llamado a tu servicio desde un estado de vida especifico: el matrimonio, el sacerdocio, la vida
religiosa, o la vida laical. Nos sentimos corresponsables en esta misión que has iniciado en nosotros y
queremos comprometernos a animar con tu pedagogía la vocación de tantos jóvenes que aún no se deciden a
responder a tu amor; enséñanos a escucharlos, a ser cercanos en el trato y a indicarles tu rostro, para que
vayan tras de Ti y así encuentren el sentido pleno de su vida.
En este momento de adoración, nos unimos en oración por nuestro párroco, primer animador vocacional en
medio de nuestra comunidad, pero también por quienes de una manera especial están vinculados a la tarea
vocacional en la Arquidiócesis de Bogotá, a fin de que todos sus esfuerzos se vean recompensados en el
incremento de vocaciones a la vida matrimonial, sacerdotal, religiosa y laical en medio de las diferentes
comunidades.
Decía también: «¿Con qué podremos comparar el Reino de Dios, o con qué
parábola lo explicaremos? Es como un grano de mostaza que, en el momento de
sembrarlo, es más pequeño que cualquier semilla que se siembra en la tierra.
Pero una vez sembrado, crece y se hace mayor que todas las hortalizas, y echa
ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra»
La segunda parábola utiliza también la imagen de la siembra. Aquí, sin embargo, se trata de una semilla
específica, el grano de mostaza, considerada la más pequeña de todas las semillas. Pero, a pesar de su
pequeñez, está llena de vida, y al partirse nace un brote capaz de romper el terreno, de salir a la luz del sol y
de crecer hasta llegar a ser «más alta que las demás hortalizas» (cf. Mc 4, 32): la debilidad es la fuerza de la
semilla, el partirse es su potencia. Así es la animación vocacional: una realidad humanamente pequeña,
compuesta por los pobres de corazón, por los que no confían sólo en su propia fuerza, sino en la del amor de
Dios, por quienes no son importantes a los ojos del mundo; y, sin embargo, precisamente a través de ellos
irrumpe la fuerza de Cristo y transforma aquello que es aparentemente insignificante.
¿Qué rasgos de “debilidad” considero que tengo para sembrar con vigor
vocacional?
La imagen de la semilla es particularmente querida por Jesús, ya que expresa bien el misterio de la vocación.
En las dos parábolas ese misterio representa un «crecimiento» y un «contraste»: el crecimiento que se realiza
gracias al dinamismo presente en la semilla misma y el contraste que existe entre la pequeñez de la semilla y
la grandeza de lo que produce. El mensaje es claro: la labor vocacional, aunque requiere nuestra
colaboración, es ante todo don del Señor, gracia que precede al hombre y a sus obras. Nuestra pequeña
fuerza, aparentemente impotente ante los problemas del mundo, si se suma a la de Dios no teme obstáculos,
porque la victoria del Señor es segura. Es el milagro del amor de Dios, que hace germinar y crecer todas las
semillas de bien diseminadas en la tierra. Y la experiencia de este milagro de amor nos hace ser optimistas, a
pesar de las dificultades, los sufrimientos y el mal con que nos encontramos. La semilla brota y crece, porque
la hace crecer el amor de Dios. Que la Virgen María, que acogió como «tierra buena» la semilla de la Palabra
divina, fortalezca en nosotros esta fe y esta esperanza.
Canto:
Siervo por amor
Por la Iglesia, para que persevere en el anuncio de Jesucristo y suscite en todos los fieles el deseo de
seguirlo. R/
Por los gobernantes, para que fomenten la rectitud de conciencia en el pueblo a través de políticas que
dignifiquen la persona humana. R/
Por los atribulados, para que no desfallezcan en sus luchas y se vean animados en sus sufrimientos. R/
Por nosotros, para que cooperemos al plan de salvación de Dios, sintiéndonos corresponsables en la
promoción, fomento y acompañamiento vocacional en nuestra comunidad parroquial. R/
Presidente:
Padre amoroso, escucha nuestra súplica para que animemos vocacionalmente a otros a la vida matrimonial,
sacerdotal, religiosa y laical. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Presidente:
Nos diste Señor el Pan del Cielo.
Asamblea:
Que contiene en sí todo deleite.
Oremos:
Señor Jesucristo, que en este Sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu Pasión, te pedimos nos
concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
constantemente en nosotros el fruto de tu Redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Presidente:
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su preciosísima sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo, el Consolador.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
En Damasco Ananías, un hombre piadoso, Pues por gracia de Dios yo soy lo que soy
a sanar mi ceguera el Señor lo mando de Cristo el apóstol para todos los pueblos
desde entonces soy Pablo, un humilde apóstol, pues por gracia de Dios soy el último apóstol
y por gracia de Dios, yo soy lo que soy: insignificante siervo del Señor