Platón Teórico 2025
Platón Teórico 2025
Platón Teórico 2025
PLATÓN
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ÍNDICE:
1.1. Biografía
La filosofía griega alcanza en Platón su madurez y plenitud. Sus aportaciones marcarán de tal
modo las coordenadas de interpretación racional del mundo y del hombre, que es considerado
como uno de los filósofos, junto con Aristóteles, que más han influido en el pensamiento
posterior.
Aristocles, verdadero nombre de Platón, nació en Atenas en el año 427 a. C. en el seno de una
familia aristocrática. Su padre descendía de Codro, último rey de Atenas, y numerosos
familiares suyos habían desempeñado cargos de responsabilidad política.
Funda la Academia, inspirada en la comunidad pitagórica, se constituyó en un centro cultural
de primer orden, reuniendo a un grupo de discípulos provenientes de diferentes puntos de
Grecia, entre los cuales llegará a estar Aristóteles. Esta institución educativa tenía además,
para Platón, el claro objetivo de formar y educar a la futura elite dirigente de Atenas, es decir,
su “sueño político” nunca le abandonó del todo
El contexto cultural viene representado por el esplendor del clasicismo griego, con
cuatro fenómenos decisivos:
1. El apogeo de la literatura dramática ateniense, con Sófocles y Eurípides, que
representan un modo de llevar a la escena las grandes inquietudes personales y
políticas del hombre y la mujer griegos, afectados internamente por la crisis de la
sociedad.
2. El florecimiento espectacular de la plástica griega y de su arquitectura cívico-
religiosa, como expresión del sentimiento colectivo de pertenencia a la comunidad.
Praxíteles, Escopas y Lisipo introducen en escultura un nuevo estilo que rompe con
los modelos clásicos.
3. La culminación del resto de géneros literarios, en especial la retórica, con Lisias,
que fustiga al régimen de los Treinta Tiranos; la comedia con Aristófanes, que es el
encargado de cuestionar, en clave humorística, las instituciones familiares y
ciudadanas.
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4. Nace la historiografía, como un intento no sólo de narrar acontecimientos, sino de
buscar en ellos una razón que los explique. Este es el caso de Herodoto, Tucícides y
Jenofonte.
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compartida entre maestro y discípulo. En la misma línea, Platón asigna al filósofo la
tarea de guiar a los seres humanos en su camino hacia la virtud y la felicidad.
En lo que respecta a sus escritos, cabe destacar que la mayoría de ellos son diálogos imaginarios
entre Sócrates, principal protagonista, y personajes conocidos de la época. Dichos diálogos
reflejan el modo de filosofar de Sócrates: un filosofar en compañía de otros, una indagación
continua, un sistema nunca cerrado.
En sus diálogos se aprecia la evolución del pensamiento platónico. Sólo en los primeros
diálogos se refleja fielmente el pensamiento que se supone que sostenía Sócrates. En los
diálogos posteriores, aunque siga apareciendo la figura de Sócrates, en realidad el pensamiento
que expone Sócrates en ellos no era otro que el del propio Platón.
Cada diálogo se centra en un tema de investigación, normalmente una virtud o una idea; pero
en casi todos ellos aparecen los temas centrales de su filosofía: su concepción del hombre, de la
sociedad, de la realidad, su teoría del conocimiento, etc. Entre diálogos y cartas nos han llegado
36 obras de Platón, que , tradicionalmente, se ordenan de acuerdo con la siguiente
clasificación:
Diálogos de juventud. En ellos es fiel a los temas y las doctrinas socráticas: disputas sobre
conceptos éticos, virtud y conocimiento. Los más importantes son: Apología de Sócrates,
Critón, Protágoras.
Diálogos de transición. En ellos comienza a elaborar sus doctrinas originales, predominan los
problemas políticos (Sócrates enfrentado con los sofistas y la crítica de la democracia). Tras su
primer viaje a Sicilia, aparece claramente la influencia de elementos órfico-pitagóricos como la
idea de la inmortalidad del alma. Aparecen los primeros esbozos de la teoría de las Ideas. Los
más importantes son: Gorgias, Menón, Crátilo.
Diálogos de madurez Son los fundamentales pues presenta en ellos una concepción
completa de su teoría de las Ideas, trasfondo para entender todos sus temas. Ofrece una
teoría de la Polis ideal (la primera utopía). Expone los mitos más importantes y elaborados. Los
más destacables son El Banquete, el Fedón, La República , en el cual se presenta su
concepción de la ciudad-estado ideal, la importancia de la educación y de la virtud. Se
presentan todos los temas básicos de su filosofía; y, por último, el Fedro.
Diálogos críticos y época de vejez. Su estilo se vuelve más seco y más difícil, se centra en
problemas lógicos vinculados a su teoría de las Ideas. Aborda cuestiones de cosmología y de
historia. Se manifiestan claramente las influencias pitagóricas. Los diálogos más
representativos son: Parménides, Timeo, Critias y Las Leyes.
En lo que respecta al proyecto filosófico de Platón, Dos son las coordenadas básicas que nos
permiten entender los intereses y objetivos del proyecto filosófico de Platón:
a. Su crítica al pensamiento de los sofistas.
b. La evolución política de la Polis ateniense.
Para Platón, además, eran como las dos caras de una misma moneda y estaban, por ello,
estrechamente vinculadas entre sí.
a. Crítica al pensamiento sofista, su filosofía tiene como trasfondo la reacción y el
enfrentamiento al convencionalismo y el relativismo de los sofistas. En efecto, Platón
se opone tanto al escepticismo teórico ( que niega la posibilidad del conocimiento
verdadero ), como al relativismo moral ( que niega la existencia de criterios
universales y permanentes para juzgar las acciones ). La retórica sofística juega con las
apariencias de verdad y de bien, engaña. Y el engaño acaba cegando la verdad con el
recurso al escepticismo. Pero, según
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sofista de turno le interesa o apetece ganándose a la masa mediante bellos y
aduladores discursos. El sofista nunca será un sabio en el pleno sentido de la palabra.
b. La evolución política de la polis ateniense. Cabe mencionar que fue un gran
pensador político. La única forma de gobierno legítima es la que esté basada en el
conocimiento de lo justo que aporta la verdadera filosofía. Así, elaboró un modelo teórico
en el que la organización de la sociedad estaba en función del conocimiento del bien por
parte de sus posibles gobernantes. El propio Platón expresó, en la Carta Séptima, la
necesidad de esta nueva forma de gobierno.
Dicho proyecto se encuentra recogido en la República, la obra más importante de la
producción filosófica de Platón. La justicia ocupa el centro de su reflexión en este
diálogo; se trata de constituir un Estado donde reine la justicia, y para ello, deberá
gobernar el filósofo, aquél que ha llegado a conocer la Idea de Bien. Así Platón describe
las cualidades que han de adornar a un filósofo, y señala el camino que se ha de seguir
para que las desarrolle por medio de la educación. Estos son los temas que recoge en los
libros VI y VII.
Hemos visto que, con los sofistas se pierde la concepción de la sabiduría y de la verdad, en
la que se movían los presocráticos. Para los sofistas no hay más mundo que el mundo
inmediato en que nos desenvolvemos: el mundo múltiple de las cosas (y, sobre todo, de las
cosas que atañen a la vida en la polis). La concepción de la verdad como desocultamiento se
pierde – y con ella todo criterio de verdad-.
Sócrates intenta restablecer el valor de la verdad y de la sabiduría, pero, al igual que los
sofistas, sigue moviéndose en el ámbito inmediato de las cosas. En ese intento de encontrar
un criterio de la verdad y del conocimiento sin abandonar el mundo inmediato de las cosas
Sócrates desarrolla una nueva concepción del ser y del conocimiento: conocer es conocer lo
universal. Estar en la verdad será, ahora, descubrir el “qué es” de cada cosa, pero este “qué
es” queda establecido en las definiciones universales. Es decir, tal como hacían los sofistas,
tratamos con las cosas inmediatas, pero, a diferencia de ellos, el ser de estas cosas se pone en
la definición universal, en algo que ya no es la cosa sensible inmediata (y que, por lo tanto, ya
no viene dado a través de los sentidos, sino del nous).
Siguiendo la concepción del conocimiento que establece Sócrates, Platón sostiene que
los puros datos sensibles no nos dan conocimiento, pero las meras definiciones tampoco
acabarán resultándole convincentes a Platón. En contacto con los matemáticos pitagóricos
Platón descubre nuevas vías para plantear los problemas relativos al conocimiento y a la
estructura de la realidad. Así para aquéllos, la estructura última del mundo (de la physis)
descansaba sobre entidades tales como la “unidad”, etc.
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La teoría de las Ideas en Platón es la visión que Platón tiene de la realidad. La teoría
del conocimiento platónica – que veremos después- nos explica cómo podemos conocer
dicha realidad.
Platón intenta establecer cómo es la realidad y cómo se puede acceder a ella.
Platón va a partir para la elaboración de su sistema del mismo planteamiento que
sus predecesores (presocráticos), preguntándose por la physis, pero con un verdadero
cambio de orientación. Si para los presocráticos esta pregunta implicaba buscar causas de
tipo natural, par Platón el principio explicativo de la naturaleza no podía hallarse en
algo similar a ella misma, sino que tenía que buscarse en algo que se situase
categóricamente por encima en cuanto a realidad y perfección. Para que exista
cualquier entidad física es necesaria una causa suprema y última de carácter
metafísico, esto es, las Ideas. Así su teoría de las Ideas es la formulación de las causas
últimas y supremas de todo lo existente.
Platón mantiene una concepción dualista de la realidad: mundo inteligible y mundo
sensible.
Existen, según Platón, dos mundos distintos y contrapuestos: por un lado, el mundo
sensible, que es el mundo en que vivimos, caracterizado por el cambio, el devenir y la
corruptibilidad; éste es el mundo de la apariencia y el engaño y es el propio del
conocimiento sensorial; es el mundo de los objetos físicos, singulares, cambiantes e
imperfectos. El mundo sensible (o Physis) es concebido como una realidad: inconsistente,
porque está sujeto a generación y corrupción, es decir , sujeto a la ley del devenir;
material, puesto que ocupa espacio y posee dimensiones; causada, en tanto que no existe
por sí mismo sino por imitación o participación del mundo inteligible. por otra parte, el
mundo inteligible o mundo de las Ideas, mundo de realidades universales, permanentes
y perfectas que son las Ideas. Dicho mundo es eterno e inmutable, y que contiene los
arquetipos o modelos perfectos de todo lo que forma el mundo natural, siendo, al mismo
tiempo, el que lo fundamenta. Éste es el mundo verdadero, cuyo conocimiento se alcanza
a través de la actividad intelectual o racional. Es subsistente : por ser incausado,
permanente y eterno; es suprasensible: en tanto que es esencialmente inteligible; es
auténticamente real: porque representa la verdadera naturaleza de lo que es. En la
caracterización de estos dos mundos pesan las influencias de Heráclito y Parménides. Para
el mundo sensible recoge la tesis heraclítea del continuo devenir, sólo que en Platón el
cambio tiene una connotación negativa. Sobre el mundo inteligible se proyecta el influjo
de Parménides, para quien, al igual que Platón, el movimiento es apariencia, por lo que la
auténtica realidad no puede ser contemplada con los sentidos, sino con el entendimiento.
Por otro lado, las características que Parménides atribuía al ser pueden predicarse, hasta
cierto punto, de las Ideas de Platón.
Eterno Engendrado
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Mundo de las
Ideas.
(Influencia
de
Parménides)
Inmutable
No perceptible por los sentidos
Platón
Cambiante
Perceptible por los sentidos
Mundo sensible.
(Influencia de Heráclito)
¿Qué es Idea en Platón? La palabra griega eidos suele traducirse por los términos:
“género” o “tipo” o “forma”. Para Platón las ideas son:
1.- Lo general en sí mismo (frente a lo particular)
2.- La esencia de las cosas que sólo puede captar el pensamiento, no los sentidos,
porque no pertenecen al mundo sensible, están en otro mundo, el inteligible, al
que sólo se puede llegar por la razón.
3.- Las causas ejemplares o modelos de las cosas del mundo sensible, las cuales
imitan a las Ideas.
4.- Entes que existen verdaderamente en otra dimensión de la realidad ( el mundo
de las Ideas); no son simples representaciones mentales, tienen realidad o
existencia propia por sí mismas, independientemente del hombre que las piense
5. Entes metafísicos que encierran el verdadero valor de las cosas, la realidad
misma.
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asemeja a la idea de Belleza, porque se acerca al criterio de valoración representado
por la Idea de Belleza).
Platón mantiene la tesis de que las cosas sensibles participan o imitan a las Ideas.
Así mismo considera que existe una sola Idea para cada clase de objetos o para cada
realidad. Así la Idea de “árbol” es única, y de ella participan todos los árboles
concretos; de la misma forma, la Idea de “justicia” reúne todas las características de
cuantas acciones justas podamos pensar y realizar.
De esta manera, Platón podía explicar un problema complicado del
conocimiento humano: si sólo vemos cosas particulares, que a menudo tienen grandes
diferencias entre sí, ¿cómo podemos reconocerlas cómo perteneciendo a una misma
especie o clase de cosas?; las relacionamos gracias a que existe una Idea de cada
conjunto de objetos o cualidades. No debemos pensar que las Ideas son simples
conceptos, ya que Platón dice que son independientes de la persona que las
piensa. Están en un mundo propio y en nada dependen del mundo sensible. Algo
muy distinto ocurre con las cosas físicas, que deben su realidad a su relación con sus
Ideas correspondientes.
El mundo de las Ideas se encuentra organizado de forma jerárquica, con una
estructura piramidal en cuya cúspide se encuentra la Idea de Bien; dicho mundo no es un
conglomerado de una diversidad de ideas, sino que éstas forman un sistema de relaciones
entre sí formando una jerarquía. Conocer una idea es analizar las Ideas en la que está
comprendida. Ejemplo: conocer la idea de gato es conocer la dependencia de las ideas de
felino, mamífero, animal, ser vivo, ser existente, El conocimiento de lo auténticamente real es,
así, una investigación de las relaciones lógicas entre las ideas. En segundo lugar las de
“Justicia”, “Belleza”, “Ser”, “Uno”.En tercer lugar las Ideas matemáticas, tales como
“Igualdad”, “Desigualdad”, “Triangularidad”, etc.En cuarto lugar, las Ideas correspondientes a
entidades sensibles, tales como la Idea de “caballo”, “Hombre”,etc.
Esta relación jerárquica entre las Ideas le lleva a postular una cierta unidad en el ámbito del
mundo inteligible: cada Idea participa de las situadas en un plano superior, por lo tanto, todas
participan de la Idea de Bien y, consiguientemente, todas se hallan unificadas mediante la “Idea
de Bien”.Ejemplo:tomemos la “Idea de caballo”. Tal Idea tiene entidad en sí misma –rasgo que
caracteriza a cada una de las Ideas- pero, a su vez, la “Idea de Caballo”, “es” algo, por lo tanto,
participa de la “Idea de Ser”, es “una” por tanto participa de la “Idea de Uno”, etc.
Como conclusión general sobre la teoría de las Ideas, podíamos decir que está en la
base de la filosofía platónica en todos sus aspectos:
a)._ Aspecto lógico de la teoría de las Ideas: dicho aspecto identifica las Ideas,
formas o “universales” con los conceptos generales. Las Ideas son Universales para
Platón; así las cosas sensibles participan o imitan a las Ideas, Así mismo considera que
existe una sola Idea para cada clase de objetos o para cada clase de objetos o para cada
cualidad.
b).-Aspecto ontológico o metafísico: la teoría de las Ideas da consistencia y sentido
a la estructura de la realidad platónica; así aparece la distinción entre dos mundos:
sensible e inteligible; el segundo mundo es el que realmente existe. Así afirmará la
existencia real de la flor ideal, perfecta e inmutable. Dicho aspecto también aportará
sentido a la cosmología platónica.
c).- En el aspecto antropológico dará lugar a su teoría del alma.
d).-En el aspecto epistemológico se pone de manifiesto en su teoría dualista del
conocimiento.
e).-En el aspecto moral hace girar la ética de Platón en torno a la Idea de Bien.
f).- En el aspecto político origina la teoría platónica del Estado ideal.
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Para completar una explicación del mundo acorde con su teoría de las Ideas, Platón expuso
su imagen del orden cósmico; en concreto desarrolla su cosmología en el Timeo, donde también
aparece la distinción entre los dos mundos. El mundo inteligible será el modelo del mundo
sensible. La relación de ambos mundos, es de nuevo, de participación.
La cosmología platónica difiere del modelo atomista, el cual recurría al azar, frente a Platón
que consideraba que el universo era efecto de una inteligencia ordenadora o demiurgo. El
rechazo del atomismo obedecía a dos consecuencias indeseables que este sistema acarreaba
según Platón: por un lado, resultaba imposible conocer la naturaleza, ya que era imposible
conocer o calcular las trayectorias, colisiones e infinitas combinaciones de átomos moviéndose
en el vacío; por otro lado, como el universo era para los atomistas un producto imprevisible de
tales colisiones y combinaciones, resultaba que, en este sistema, el mundo ordenado tenía que
originarse a partir de los movimientos desordenados de la materia inicial. Para Platón la
estructura cósmica sólo puede ser resultado de la acción de una inteligencia ordenadora.
En el Timeo se incluyen los elementos que intervienen en la creación del mundo
sensible:
a).- La materia existe en la forma de una masa móvil y caótica. Platón se separa de
Anaxágoras y se aproxima al atomismo al admitir materia eterna y eternamente agitada
de movimientos desordenados.
b).- El mundo de las Ideas es el modelo eterno a semejanza del cual es conformada la
materia caótica.
c).- El espacio, también preexistente, es el escenario donde tiene lugar la ordenación y
la estructuración del mundo sensible.
d).- Esta ordenación de la materia según el modelo de las Ideas la lleva a cabo un
arquitecto divino, el demiurgo. Platón retorna, pues, a Anaxágoras en gran medida,
recogiendo su idea de que hay una inteligencia ordenadora, que Platón llama demiurgo.
El demiurgo es un ser divino, no tan perfecto como las Ideas, pero eterno, inmutable,
inteligible y bueno, que no crea el cosmos de la nada, como el Dios del cristianismo, sino
que ordena la materia caótica e informe con la vista puesta en el mundo inteligible de
las Ideas. El demiurgo contempla las ideas e intenta realizarlas en las cosas del mismo
modo que un artesano intenta hacer un objeto según un modelo. La materia informe y
las Ideas son, pues, anteriores a la acción del demiurgo.
El demiurgo obra de acuerdo con un fin: ha querido que “todas las cosas fueran
buenas” y, por tanto, ha hecho el mundo mejor y más bello posible. Platón adopta en
este caso una explicación finalista o teleológica frente a las explicaciones
mecanicistas de los atomistas. La tarea del demiurgo (principio ordenador) consistió,
pues, en ordenar la materia primigenia y amorfa en el espacio preexistente de acuerdo
con los modelos ejemplares, inmutables y eternos (las Ideas), siguiendo un principio
teleológico, lo cual dio origen a las realidades sensibles.
Para terminar, cabe mencionar que uno de los aspectos más debatidos de la
cosmología platónica es la naturaleza del demiurgo. El Timeo, obra donde se desarrolla
la constitución del universo físico, es narrado en forma de mito. El propio carácter mítico
de este relato hace difícil precisar el significado de muchos aspectos de la narración. Así,
uno de esos aspectos es la propia naturaleza del demiurgo. Es difícil decidir si ha de
entenderse literalmente
como un dios que realmente actúa sobre la materia, tomando como modelo de
ordenación las Ideas, o si su actuación ha de interpretarse alegóricamente, en cuyo caso
estaríamos ante una manera mítica de expresar la acción configuradota de las Ideas
sobre la materia.
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Los presocráticos llevaron a cabo un titánico esfuerzo racional por conocer el
cosmos. Y es que ellos, como todos los griegos, tenían una convicción común: el
conocimiento de las cosas nos puede mostrar lo que las cosas realmente son. Por eso, a
todos estos pensadores se les denomina realistas, porque están convencidos de que la
realidad está ahí, independientemente de que sea o no conocida, y de que el
conocimiento humano nos da acceso a ella.
Sin embargo , la actitud de los presocráticos respecto del conocimiento fue
totalmente ingenua: no se preguntaban sobre si lo que conocían respondía a la realidad
y en qué modo lo hacía, si era posible conocer y con qué límites. En relación con el
conocimiento, los presocráticos, por tanto, son realistas ingenuos, pues estaban
convencidos de que las cosas son tal y como se perciben.
Fueron los sofistas los primeros que se preguntaron sobre si era posible el
conocimiento de la verdad. Su respuesta fue negativa por su relativismo: no existen
verdades absolutas, sólo opiniones. Frente a ellos, Sócrates afirmó rotundamente que es
posible llegar a definir la esencia de las cosas. En esta misma postura se encuentra
Platón: es posible conocer la verdad, lo que las cosas son de modo permanente, más allá
de las presencias que percibimos por los sentidos. De este modo establece platón una
distinción y una gradación entre conocimiento racional y conocimiento sensible. El
segundo nos ofrece sólo el mundo cambiante tal y como lo muestran los sentidos. El
primero es capaz de captar lo permanente, las esencias de las cosas, su Idea.
Platón pensó que el auténtico saber no podía basarse en la percepción sensible, pues
ésta sólo capta la realidad en movimiento, puesto que la realidad que captamos a través
de los sentidos está sometida a constantes cambios, de ella no puede existir un
conocimiento objetivo y universalmente válido. Por eso la ciencia no puede reducirse a
los resultados de la sensación. Pero Platón no admite que todo esté sujeto al devenir. Al
cambio se sustrae la esencia de las cosas, las Ideas. Solo de estas últimas puede haber
ciencia, porque sólo ellas son estables y susceptibles de ser definidas de una forma
válida y universal. Así, desde una perspectiva epistemológica, las Ideas vienen a
fundamentar la objetividad y universalidad del conocimiento.
La exposición más clara sobre el significado del conocimiento la realiza Platón
en La República, donde lo compara con una línea. Conocimiento y realidad están
unidos en Platón: a cada grado de conocimiento debe corresponder un objeto conocido.
Allí lo expone como un progreso ascendente desde la ignorancia hasta el grado más
elevado de saber. Este desarrollo atraviesa dos etapas principales que se representan
en un segmento dividido en dos partes: el mundo de la doxa y el mundo de la episteme.
La diferencia entre uno y otro radica tanto en el grado de conocimiento que suponen
(siendo la primera el nivel inferior y la segunda el más elevado), como en los objetos
sobre los que recae dicho conocimiento (así la doxa tiene como objeto el conocimiento
de las cosas del mundo sensible, que están en continuo devenir y su instrumento son los
sentidos, sólo puede ser fuente de opiniones. El conocimiento sensible tiene por objeto
los seres mudables y materiales, por lo que no puede aspirar a ser ciencia. Para Platón,
la física no es ciencia. En cambio, la episteme –saber o ciencia- tiene como objeto lo
inteligible y su instrumento es la inteligencia. Es el conocimiento de las Ideas. Sólo es
auténtica ciencia, perfecta y verdadera, el último grado del conocimiento, es decir, el
conocimiento del mundo suprasensible).Platón mantendrá que los sofistas se movieron
en el terreno de la opinión o doxa, y no en el nivel del auténtico saber.
Platón subdivide, a su vez, cada uno de los segmentos de la línea dando lugar a
cuatro niveles diferentes de conocimiento. Así en primer lugar nos encontramos con la
conjetura o imaginación (eikasia): es el conocimiento de las imágenes, sombras y
reflejos de las cosas sensibles; así como de los personajes de la mitología, las
invenciones de los poetas, las ficciones en general. Es un conocimiento engañoso porque
las cosas de las que trata este tipo de conocimiento no son directamente perceptibles,
ni demostrables, ni intuibles. En segundo lugar, la creencia o fe (pistis): es el
conocimiento de las cosas sensibles directamente perceptibles (animales, plantas y
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cosas artificiales). Tales cosas son copias imperfectas de las Ideas y su conocimiento
pertenece a la física, a la que Platón no considera ciencia.
Hasta aquí hemos visto los grados del conocimiento sensible, veamos los grados del
conocimiento intelectual .Así nos encontramos en tercer lugar con la razón discursiva
o pensamiento (dianoia): nos da el conocimiento de los objetos matemáticos, los
cuales son entidades intermedias entre el mundo sensible y el mundo inteligible, ya que
al igual que las Ideas, son eternos, y al igual que las entidades sensibles, son copias de
las Ideas. Se trata de elementos tales como la circularidad, la igualdad, los
números,etc,.Platón considera el conocimiento matemático como un paso previo, como
propedéutica, para acceder al verdadero conocimiento, al conocimiento de las Ideas.
Aquí está presente la herencia de la escuela pitagórica.
En el último nivel nos encontramos la razón intuitiva o inteligencia (noesis,
nous) o capacidad de conocimiento intelectual: nos da el conocimiento de las Ideas;
éstas se conocen directamente, sin ayuda de los sentidos, en una visión intelectual del
nous (“órgano de la visión del alma”). Pero estas ideas mantienen una relación
jerárquica entre sí, constituyendo una unidad, y para conocer esta relación, que las hace
determinarse unas frente a otras, se necesita la dialéctica; por ello, la ciencia que
corresponde a este grado de conocimiento es la dialéctica, un conocimiento que avanza
hasta los principios o fundamentos de la realidad.
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Co
noc Creencia Cosas
imi (opinión) B
ent Conocimiento física Mundo sensible
o sensible (DEVENIR)
má
s Conjetura A Imágenes
baj (ilusión) (sombras)
o no ser
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que todo tiende. Por otro lado, el Bien se entiende también epistemológicamente,
como condición del conocimiento de lo real. Y, por último, se interpreta
ontológicamente, o sea, como causa de existencia de las demás Ideas.
Ya sabemos cuál es el verdadero objeto de conocimiento, ¿pero qué camino nos lleva
a él? La dialéctica es en primer lugar un método mediante el cual la mente llega a
aprehender las Ideas; pero también es la ciencia suprema, el conocimiento más elevado
de todos los que componen el sistema de educación propuesto por Platón. En La
República es tratada como aquello en que tienen que estar instruidos los que van a
gobernar el Estado, ya que el conocimiento del Bien radica en saber cuál es el orden y
finalidad de cada cosa. Sólo quien conoce el Bien puede plasmarlo en la sociedad y en
el alma humana.
La dialéctica, en tanto que método de ascenso de lo sensible a lo inteligible, atraviesa
dos momentos: uno de progresión ascendente que conduce al alma desde las
apariencias sensibles y la ignorancia hacia las Ideas y la sabiduría . El otro descendiente,
en el que una vez alcanzada la sabiduría y la Idea de Bien, se puede dar razón de todas
las cosas. Para Platón el conocimiento auténtico es el deductivo, pues conocer lo generas
da la clave para conocer lo particular.
Si las Ideas pertenecen a otro mundo distinto del nuestro, el inteligible,¿cómo llega
el hombre a su conocimiento? La respuesta es que hemos contemplado las Ideas
antes de nuestra existencia actual. Así pues, aprender no es sino un proceso de
recuerdo (anámnesis). El alma, que es inmortal, en su existencia anterior a su
encarnación en el cuerpo, conoce los modelos universales de la realidad, las Ideas. El
verdadero conocimiento o episteme es el recuerdo o reminiscencia, anámnesis, de
aquello que el alma ya ha conocido en una existencia anterior. El conocimiento de las
ideas no es, por tanto, el resultado de un proceso inductivo de lo particular, sensible e
imperfecto a lo universal, inteligible y perfecto, sino el recuerdo de las Ideas
que nos permite comprender el mundo sensible como un reflejo del mundo de las Ideas.
La experiencia sensible proporciona la ocasión para recordar las Ideas que hemos
olvidado por la unión con la materia, ya que el cuerpo ciega la mente. El conocimiento
es entendido como un proceso de autoconocimiento, en el que el alma obtiene de sí
misma el saber que encierra. La inteligencia no es suficiente en la búsqueda del saber,
Platón necesita del amor (eros), que le empuja hacia el Bien y la Virtud. El amor ocupa
un papel muy importante en la filosofía platónica, será el amor-deseo el que empuje al
filósofo hacia el mundo de las Ideas. El amor es como un intermediario entre lo divino
(el mundo de las Ideas) y lo humano.
En el diálogo Menón Platón mantiene que el conocimiento es una especie de
intuición o contemplación puramente espiritual de las Ideas. En este diálogo pone el
ejemplo del esclavo que es capaz por sí solo, partiendo simplemente de una serie de
preguntas hábilmente dirigidas, de llegar a formular verdades matemáticas. El mismo
planteamiento se encuentra en el Fedón , allí mantiene que los sentidos son poco fiables
para alcanzar la verdad, pues turban la mente. Al conocimiento se accede cuando el alma
se encuentra a solas consigo misma y se despreocupa del cuerpo. Así el conocimiento se
entiende como pensamiento puro que capta lo que cada cosa es.
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4.-LA ANTROPOLOGÍA PLATÓNICA.-
Como no podía dejar de suceder, la concepción platónica del alma como sustancia
radicalmente distinta del cuerpo se halla estrechamente relacionada con su teoría de las
Ideas. Antes hemos visto que viene a introducir un dualismo, una separación radical
entre el mundo de las Ideas (el verdaderamente real) y el ámbito de los seres físicos,
sometidos al cambio y a la corrupción. Con este dualismo general se corresponde el
dualismo antropológico de Platón : el alma es afín a las Ideas, pertenece al ámbito de
las Ideas, al que se siente impulsada por su propia naturaleza, mientras que el cuerpo
pertenece al mundo de los seres físicos. En la contemplación, en el conocimiento de
las Ideas se cumple adecuadamente el destino de nuestras almas.
El dualismo (alma frente a cuerpo) constituye el núcleo esencial de la doctrina
platónica del alma. En este punto recoge Platón ideas procedentes del pitagorismo, en
concreto, las características del alma: inmortalidad, preexistencia y transmigración
después de la muerte. Platón mantiene:
a.- El alma, afín con las Ideas y, como ellas, inmaterial y simple, es, por naturaleza,
inmortal.
b.-La unión del alma con el cuerpo no es un estado esencial del alma, sino un estado
accidental y transitorio. Más aún; no es solo accidental, sino que puede caracterizarse
como antinatural, ya que el lugar propio del alma es, como decíamos, el mundo de las
Ideas, y su actividad más propia es la contemplación de estas.
c.- Mientras permanece unida al cuerpo, la tarea fundamental del alma es purificarse,
prepararse para la contemplación de las Ideas. El alma se encuentra en estado de
impureza por la influencia del cuerpo, de las exigencias y necesidades de este, que tratan
de imponerse tiránicamente al alma, impidiéndole el ejercicio del conocimiento
intelectual. El alma, pues, ha de imponerse al cuerpo y a sus demandas, y en esto consiste
la auténtica sabiduría. La conclusión al respecto es que el alma constituye la verdadera
esencia del ser humano, por lo que, en realidad, la antropología platónica es una
psicología. Así , el alma para Platón es: a)fundamento de movimiento y, por tanto, de
vida. El término “alma” procede del latín ánima. El ánima es lo que anima a un cuerpo,
es decir, aquello por lo que un cuerpo tiene movimiento, vida. El alma, pues, está, en
continua actividad, y a su esencia pertenece el moverse y mover al cuerpo; b)el alma
también es el principio o fundamento del conocimiento. Si el ser humano es capaz de
conocer, es gracias al alma. En este sentido, se identifica con el nous, es decir, se trata de
una inteligencia capacitada para conocer las auténticas realidades: las Ideas. Este
conocimiento es posible gracias a que el alma es de la misma naturaleza que las Ideas,
tiene semejanza con ellas, es, por tanto, simple, uniforme, inmutable e invisible.
En La República Platón presenta el alma compuesta de tres partes (aunque en el
diálogo Timeo se alude a tres almas distintas): la parte racional, la parte irascible o
vehemente y la parte apetitiva o concupiscible. En cualquier caso, estas tres partes del
alma deben considerarse como funciones de una misma alma y no como partes en
sentido material. La parte racional es el elemento más elevado del alma; es inmortal,
inteligible, de naturaleza divina y está situada en el cerebro. Su función es controlar y
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ordenar el apetito. La parte irascible es el origen de las pasiones nobles (valor,
esperanza, ánimo, etc.), está situada en el tórax y perece con el cuerpo en el momento
de la muerte. El ánimo, en fin, es el coraje o fuerza, que a veces cede a las exigencias del
apetito, pero que puede y debe convertirse en aliado de la razón en la tarea de someter
y controlar las demandas del apetito. El alma concupiscible es la fuente de las pasiones
innobles del individuo, aquí residen los deseos irracionales y la búsqueda de los
placeres, que se oponen a la razón.; se sitúa en el abdomen y también es mortal.
A cada función o actividad del alma le corresponde un comportamiento adecuado a
su naturaleza. Este comportamiento adecuado es lo que denomina Platón virtud. Así ,
la virtud correspondiente a la razón es la prudencia (phrónesis), la de la irascible es la
fortaleza (andreía), y la virtud propia de la apetitiva o concupiscible es la templanza
(sophrosyne). Existe una cuarta virtud, la justicia, que consiste en el equilibrio y
armonía entre las tres partes. Se trata, por tanto, de aquel estado del alma en que cada
dimensión cumple con su misión o función.
El problema fundamental que se le plantea a Platón en la relación alma-cuerpo es el
de explicar la unión de ambos componentes del ser humano. Alma y cuerpo se
encuentran transitoriamente unidos de la forma antinatural y conflictiva en que pueden
unirse lo ideal y lo material. Se observa, pues, un desprecio de Platón hacia el cuerpo,
que arrastra al alma con sus pasiones y le impide la contemplación de las Ideas. En este
contexto, la muerte será considerada como una liberación del alma. Sin embargo, esta
liberación puede que sea sólo temporal, pues según la doctrina de la transmigración, el
alma deberá retornar a un cuerpo en ciclos sucesivos. Se impone, entonces, la práctica
de las acciones que conduzcan a la purificación del alma mientras dure su unión con el
cuerpo. Esta purificación se conseguirá, por un lado, con el ejercicio de la filosofía, ya
que es la disciplina que posibilitará la contemplación de las Ideas, y por otro, con el
dominio de las pasiones corporales
Platón presenta diversos argumentos sobre la demostración del alma:
1.- Por la reminiscencia: si conocer es recordar, y al nacer el alma ya conoce las Ideas,
necesariamente el alma ya estuvo en contacto con las Ideas en el mundo inteligible antes
de estar encerrada en el cuerpo.
2.- Por no ser engendrada: pues lo que no es engendrado no puede perecer.
3.- Por ser simple: pues lo simple no se puede descomponer ni deshacer, y, por tanto,
no puede morir.
4.- Por justicia universal: pues el justo debe recibir su premio y el malvado su castigo,
cosa que no suele ocurrir siempre en la vida en el mundo sensible; por eso debe ser
inmortal.
15
justicia, Valor o Bien, los cuales, por su carácter permanente, sirven de referencia eterna
para el ser humano.
Es, por tanto, en la actividad racional común a todos los seres humanos, y no en la
mera pertenencia a un grupo cultural o a una época determinada, en donde hay que
buscar la justificación ética y la orientación de nuestras acciones morales. Así , el
concepto socrático de sabiduría es recogido por Platón y es unido sólidamente a la
definición de la virtud. En este sentido, cabe mencionar que el término virtud adquiere
en Platón, tres sentidos, que no se dan por separado sino vinculados a su teoría de las
Ideas y su concepción del alma: por influencia de Sócrates la virtud sigue siendo
considerada como sabiduría (sabiduría que sólo se alcanza en un “ver” que realiza el
alma a través del nous); por influencia del orfismo (doctrina que considera que el alma
es inmortal y se reencarna) y del pitagorismo la virtud es considerada como purificación
(por la cual el alma se libera del cuerpo); y en virtud de su propia concepción tripartita
del alma la virtud es considerada como justicia (entendiendo por tal una armonía entre
las facultades del alma).
1.-Virtud como sabiduría: como Sócrates, considera que sólo puede obrar bien quien
conoce lo que es el Bien, etc,. La diferencia es que ahora el Bien, la
16
6.-LA POLÍTICA EN PLATÓN: EL ESTADO IDEAL.-
Para los griegos, la vida social es una necesidad de la naturaleza humana y también
Platón considera al hombre como un ser social por naturaleza; es imposible concebir al
ciudadano griego sino es en relación con su polis, prima el aspecto social del hombre
sobre el aspecto individual. En el aspecto político, trata de establecer cuál es el Estado
ideal, porque considera que el individuo sólo puede ser perfecto en un estado perfecto
y, a la inversa, un Estado perfecto sólo es concebible si sus ciudadanos son virtuosos.
En La República, y más tarde en Las Leyes, describe lo que habría de ser un Estado
ideal. El fundamento de ese Estado ideal habría de descansar en la virtud, entendida
ahora como justicia. Es decir, sólo cuando se da la justicia puede funcionar bien la
ciudad. Pero ya hemos dicho que los griegos, y Platón entre ellos, entienden la justicia
como orden, como estar cada cosa en su lugar.
Así, un alma es justa cuando cada parte cumple la función que le corresponde, se
mantiene en su lugar. Pues bien, siguiendo el mismo esquema que había aplicado a la
descripción de las funciones del alma, el Estado Justo debería estar compuesto por tres
estamentos, cada uno de los cuales cumpliendo con su misión específica:
1.- El de los gobernantes-filósofos: serán los encargados de dirigir a los ciudadanos.
Serán elegidos de entre los guerreros más sabios y prudentes. Tienen que tener un
perfecto conocimiento del mundo de las Ideas, ya que sólo quien conoce lo que es el Bien
en sí, la Justicia en sí, podrá ser realmente justo y bueno y dirigir a los demás por el
camino de la justicia. Ésta es la razón por la que los gobernantes han de ser filósofos.
2.- Los guerreros-guardianes: serán los encargados de defender a los ciudadanos de
sus enemigos. Serán elegidos de entre los ciudadanos más fuertes y valerosos; el valor
(andreía) ha de ser la virtud que los caracterice.
3.- El de los agricultores, artesanos y comerciantes: serán los encargados de
producir los bienes necesarios para la vida de toda la población. Serán los únicos que
tengan derecho a tener propiedad privada. Tendrán como virtud característica la
templanza.
Cuando cada uno de estos estamentos cumpla con su virtud específica se dará la
Justicia.
Aunque este Estado ideal se desarrolla según una división clasista de la sociedad,
Platón considera que estos estamentos (al revés de cómo funcionaba el sistema
aristocrático tradicional) no deberían ser estancos. La pertenencia o no pertenencia a
un estamento no vendría dada por herencia o la riqueza sino que, según las capacidades
demostradas desde niño, se educaría a los ciudadanos para formar parte de uno u otro
estamento. (Como novedad señalar que Platón no excluye a las mujeres, como si sucedía
en la vida cotidiana de la época, de su participación en la vida política o militar, por lo
que también éstas podrían formar parte de la casta gobernante o militar –en caso de
reunir las virtudes adecuadas-).
Cada una de las clases sociales que componen el Estado tiene su correspondencia
con las partes del alma humana. Así, al alma racional le corresponde la clase de los
gobernantes, que son los filósofos; al alma irascible, la clase social de los guerreros, los
guardianes, y a la concupiscible, la de los artesanos. Los filósofos, cuya virtud es la
sabiduría, o prudencia, son los únicos aptos para el gobierno; los soldados, que poseen
la virtud de la fortaleza, o valor, deben defender o guardar la polis; los artesanos, que
tienen la virtud de la templanza, suministran los medios materiales que la comunidad
necesita. Platón establece, de esta forma, un paralelismo total entre la antropología, la
ética y la política. Todas las clases sociales son necesarias, pero cada una goza de distinto
rango y dignidad.
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Racional Sabiduría o prudencia Gobernantes-filósofos
Irascible Valentía o fortaleza Guerreros-guardianes
Concupiscible Templanza Artesanos
Solamente cuando estos tres grupos vivan en armonía, cuando cada uno cumpla las
funciones que le son propias, se dará el ideal de la justicia, que es el objetivo máximo del
Estado perfecto: es la virtud de la ciudad. Platón establece también un paralelismo entre
la justicia en el individuo y la justicia y la justicia en la ciudad: si, en el primer caso, la
justicia consiste en velar por que cada parte del alma realice la virtud o disposición que
le es propia, la justicia en la ciudad consiste en conseguir que cada una de las tres clases
de ciudadanos se atenga al cometido que le es propio. Por ello, el filósofo es el mejor
capacitado para gobernar, pues conoce mejor que nadie el Bien y la Justicia. Así, el
filósofo, conocedor de las Ideas, especialmente de las Ideas de la Justicia y del Bien, que
tan provechosas resultan para la dirección del estado, tendrá como función hacer leyes
justas tomando como modelo la idea perfecta de ciudad-estado, y educar a los
ciudadanos bajo el modelo ideal de humanidad y de la idea de Bien.
El gobierno de los filósofos se justifica porque son ellos quienes habrían accedido al
conocimiento directo del bien, mediante la contemplación teórica, y podrían
comunicarlo al resto de los ciudadanos a través de las leyes y de la educación. Se logra,
así, la moralización de la ciudad y el establecimiento de la justicia. La voz de Sócrates se
hace otra vez presente si recordamos que su intelectualismo moral concluía con la
afirmación de que solamente puede ser justo quien conoce lo que es la justicia.
Política
Justicia en el individuo Justicia en la ciudad
Cada parte del alma realiza Cada clase social realiza la función que
la función que le es propia. es propia.
En el Estado ideal de Platón, el bien común está por encima de cualquier bien
particular. Puesto que los filósofos deben buscar el bien de la colectividad antes que el
suyo propio o el de los individuos particulares, y para evitar tentaciones interesadas y
distracciones inútiles, no deben poseer propiedad privada alguna, ni mujer ni hijos
propios. Su interés máximo debe ser lograr la mayor sabiduría posible, con el fin de estar
bien preparados para desempeñar su misión de gobierno.
También los guerreros deben renunciar a la familia y a las mujeres; no tendrán,
tampoco, propiedad privada alguna y dominarán su violencia ejercitando la virtud de la
fortaleza, bajo la dirección de la razón.
Tanto los guardianes como los filósofos vivirán mantenidos por un sueldo que les
asignará la comunidad en tanto que servidores suyos; y aun ese sueldo se les pagará en
una moneda que solamente podrá tener circulación con estos fines. Vivirán en edificios
que habrán de ser propiedad del estado.
Los únicos que disfrutarán de propiedad privada, aunque común, limitada y bajo el
control directo del Estado, y los únicos que mantendrán vínculos familiares estables son
los artesanos, que deben proveer a las necesidades vitales de la sociedad. Los artesanos
no necesitan ningún tipo de educación, sólo la profesional propia de cada uno, y tienen
que obedecer a los poderes políticos.
En este estado ideal, sólo los mejores, una minoría muy selecta, ostentan el poder.
Las clases sociales, aunque abiertas, están controladas por un preciso criterio selectivo.
18
Cabe destacar que las mujeres tienen las mismas capacidades naturales que los
hombres, de manera que puedan desempeñar las mismas funciones sociales que ellos,
incluida la guerra.
Se trata, pues, de una organización política estrictamente jerarquizada. No todos los
hombres están igualmente dotados por la naturaleza ni deben realizar las mismas
funciones. En cada uno `predomina un alma y ha de ser educado según las funciones que
deba realizar. El Estado platónico es, ante todo, una institución educativa.
Platón fue minucioso al describir el proceso educativo propio del Estado ideal. Así,
por ejemplo, propuso que hombres y mujeres deberían recibir la misma educación, ya
que ambos poseen semejantes dones naturales y una racionalidad común. Por otra
parte, sería preciso proporcionar una formación inicial y común en gimnasia y música
(la “música”, en sentido amplio, incluye también el arte y la poesía).Por medio de ambas
disciplinas se pretende educar no solo el cuerpo, sino también el carácter, inculcando
en los ciudadanos hábitos y opiniones correctas. Dicha formación se completaría con
materias tales como la astronomía y las matemáticas, destinadas a aquellos que fuesen
a ejercer las funciones superiores en la ciudad. La educación de los futuros gobernantes
la diseñó como un proceso vital, lento, profundo y completo que culminaría con la
dialéctica como ciencia suprema, la cual nos llevará al conocimiento del Bien. Un periodo
de prueba en el ejercicio del gobierno sería la última etapa que prepararía a los
miembros de la clase superior para ser los gobernantes justos que la ciudad necesitaría.
Todas estas etapas educativas se tendrían que desarrollar a cargo del Estado y al margen
de la familia, pues los individuos deberían comprender desde el inicio su subordinación
a la estructura social general.
Una vez definidos los términos del Estado ideal, era lógico que a Platón no le
pareciesen aceptables las condiciones de ningún gobierno real. La distancia que
separaba el ideal de la sociedad ética respecto de las ciudades-estado existentes en su
época era demasiado grande como para tratar de salvarla. La idea de lo que el Estado
debía ser sirvió a Platón como punto de partida para establecer la crítica a lo que son
los estados. Platón no se limita a describir un Estado justo, sino que además elabora una
especie de filosofía de la historia que pretende mostrar el proceso de corrupción a que
se ve abocado todo gobierno. Veamos este proceso:
1.-Aristocracia.- es la mejor forma de gobierno para Platón; es el gobierno de los
mejores, de los más justos y sabios. Pero como nada nacido es eterno la aristocracia
acabará degenerando tarde o temprano; a causa, por ejemplo, de una mala elección de
los que han de gobernar. Así éstos se aliarán con los guerreros para someter al pueblo y
quitarle sus propiedades, dando así origen a la timocracia.
2.-Timocracia.- al estar regido por los guardianes, no está gobernado por la sabiduría
y la justicia sino por la ambición y la cólera, propia del carácter de los guerreros. Esto
les lleva a un afán de riquezas y propiedades, lo que hará que sólo quieran a aquellas y
degenere el gobierno en una oligarquía, en un gobierno de los ricos.
3.-Oligarquía.- gobierno que está movido por la codicia y la avaricia. Son unos pocos
que sólo quieren sus beneficios. El pueblo se revela contra ellos y da lugar a la
democracia.
4.-Democracia.- es el gobierno del pueblo. El pueblo es ignorante, no sabio y se dejará
llevar por aquél que mejor lo engañe, surgiendo así la figura del tirano.
4.-Tiranía.- peor forma de gobierno para Platón. El tirano en el poder elimina a quien
le estorba y abusa continuamente del poder.
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VOCABULARIO BÁSICO
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que, por ello, no poseen auténtico ser. Por esta razón, es un conocimiento pobre e
inestable. Dentro de él, Platón distinguió, a su vez, dos tipos: eikasía o conjetura,
imaginación; y pistis o creencia.
10. Creencia ( o pistis): consiste en el conocimiento directo de las cosas y objetos
sensibles. En el “mito de la caverna” aparece representado por el conocimiento que los
prisioneros adquieren de las cosas reales que hay en el interior de la caverna.
11. Demiurgo: el demiurgo es un dios artífice, un dios artesano, sabio y bueno, que
aparece descrito en el diálogo Timeo como una especie de mito verosímil que permite
explicar el origen del mundo sensible. Moldea y configura el mundo sensible a partir de
una materia caótica eterna tomando como modelo las Ideas. El mundo así “creado” es
concebido como una especie de ser vivo, dotada de un alma, el Alma del Mundo.
12. Democracia: en la teoría política de Platón es un régimen de gobierno que supone
el gobierno del pueblo, entendiendo este último término en sentido peyorativo. En la
democracia, al ser todos libres, se cae en el gobierno caprichoso e irracional de las
masas, que no saben moderar sus apetitos ni dirigir adecuadamente la sociedad. Platón
siempre rechazó este tipo de gobierno porque en él, sobre todo, se confunde la libertad
con el libertinaje y la justicia con el interés propio.
13. Dialéctica: Platón concibió la dialéctica de dos modos: como un método de
conocimiento y como la estructura propia de la realidad inteligible de las Ideas. Desde
la primera perspectiva, supone lo siguiente: buscamos lo que tienen en común una serie
de Ideas diversas situadas en un determinado nivel de la jerarquía de las Ideas. Eso
común constituye una síntesis de esa diversidad, que, a su vez, es una nueva Idea,
situada en un nivel superior de la jerarquía de las Ideas. Una vez situados en este nivel,
volvemos a repetir la operación. Y así hasta alcanzar el ser, la esencia, de las Ideas. Este
ser es la Idea de Bien, según algunos diálogos, o la Idea de Uno, de Belleza o de Justicia,
según otros. Este proceso es el que denomina Platón “dialéctica ascendente”.
El proceso complementario al anterior es la denominada “dialéctica descendente” (
o diáiresis). Consiste en que, una vez situados en la cúspide de las Ideas, ir dividiéndolas
de dos en dos hasta alcanzar una Idea determinada de un nivel inferior. Esto nos dará
definiciones precisas de cualquier Idea. (Así, por ejemplo, podemos dividir todo lo que
existe en corporal o no corporal. Todo lo corporal puede ser dividido, a su vez, en
animado e inerte. Todo lo animado puede ser dividido, a su vez, en fijo al terreno o no
fijo al terreno. Hecho todo esto, podemos definir una planta como un “cuerpo, animado
y fijo al terreno”).
Desde la segunda perspectiva, la dialéctica constituye, además, la estructura de la
realidad inteligible de las Ideas ya que es la que une o liga unas Ideas con otras,
dándoles coherencia y una estructura unitaria.
14. Dualismo: doctrina que explica cualquier realidad como la conjunción de dos
elementos diferentes. En el caso de Platón podemos hablar de tres tipos de dualismos:
- un dualismo metafísico, que divide el mundo en dos ámbitos: el inteligible y el
sensible.
- un dualismo ontológico, que divide lo que existe en dos tipos de realidades: las cosas
y las Ideas.
- un dualismo antropológico, que entiende que el ser humano está compuesto por dos
elementos heterogéneos: cuerpo y alma.
15. Educación: la educación es muy importante, como lo fue para Sócrates, en Platón.
Sólo a través de ella se puede mejorar tanto a los ciudadanos como a la propia sociedad.
En Platón, además, implica una selección y formación con un profundo sentido ético-
político. De ella depende que se alcance el ideal de una sociedad justa y feliz. La
educación no proporciona ciencia al alma porque ésta ya la posee de modo innato; sólo
adiestra las facultades del ser humano para que pueda ir ascendiendo desde lo sensible
a lo inteligible, cuyo término es la Idea de Bien.
16. Eros ( o amor ): Platón concibió al amor como un impulso o fuerza que empuja al
ser humano hacia la belleza: primero, hacia la belleza de los cuerpos y objetos sensibles
21
y, luego, hacia la perfección de la propia Idea de Belleza. Pero el amor también es anhelo
de plenitud y perfección y, por ello, también es un impulso que nos mueve a conocer lo
más perfecto y completo que existe: las Ideas.
17. Estado: es la organización de la polis, la constitución política de la sociedad. La vida
griega era esencialmente una vida comunitaria, vivida en el seno de la ciudad- estado.
Para Platón, el ser humano es por naturaleza un ser social y su vida se completa en el
contexto de la polis. No se puede desarrollar una vida buena sino en un Estado que
también sea bueno y justo. Hay un claro paralelismo entre el varía en función del objeto
o realidad conocida, que también son diferentes. De ahí que establezca una jerarquía
tanto ontológica como epistemológica, que encabeza la episteme ( noesis y dianoia ) y
termina en la doxa ( pistis y eikasía ).
18. Hipótesis: Platón denomina así a una verdad que se da por supuesta, de la que se
parte en un proceso de conocimiento. Básicamente, Platón pensó que las llamadas
“artes” ( aritmética, geometría y cosmología ) operan con este tipo de supuestos en sus
demostraciones y, por ello, la hipótesis nunca es demostrada, nunca deja de ser
supuesta. De ahí que la dianoia ( o pensamiento discursivo ), que es el tipo de
conocimiento que opera mediante hipótesis, sea una forma de conocimiento inferior al
que proporciona la dialéctica, que sí demuestra y define precisamente sus objetos de
conocimiento: las Ideas. Por eso, la dianoia no es una ciencia completa, sino sólo un
“arte”, un trabajo racional bien hecho con objetos abstractos.
19. Ideas: Platón designa con el término “Ideas” o “Formas” a las entidades que
constituyen el mundo inteligible. Tales entidades son inmateriales y de naturaleza
inteligible o racional, es decir, sólo pueden ser captadas a través del nous – el
entendimiento, la parte racional del alma -, pero no a través de los sentidos. Se
caracterizan, además, por ser universales (cada Idea es una especie), eternas, simples e
inmutables. En las Ideas reside el Ser, entendido como esencia de las cosas; por ello, las
Ideas constituyen la auténtica realidad, de la cual el mundo sensible no es más que una
imitación, una copia imperfecta. Las Ideas están jerarquizadas: en la cúspide está la Idea
de Bien ( por ser lo que tienen en común todas las Ideas ), aunque, en otros diálogos
diferentes a La República, es sustituida por la Idea de Uno, de Belleza o de Justicia.
20. Intuición intelectual ( o noesis ): forma de conocimiento superior que supone la
captación, directa e inmediata, de las Ideas y su estructura jerarquizada. Presupone el
uso, como método de conocimiento, de la dialéctica y no tiene un carácter hipotético,
sino plenamente objetivo y necesario pues da razón de las causas últimas de toda la
realidad.
21. Mundo inteligible: dimensión ideal e inmutable de lo real que no puede ser
percibida por los sentidos, sino sólo comprendida y captada por la inteligencia o razón
(de ahí el adjetivo “inteligible”: “lo que se intelige o comprende por el intelecto, la razón).
22. Mundo sensible: dimensión material y cambiante de lo real que podemos conocer
mediante los sentidos (de ahí el adjetivo “sensible”: “lo que es percibido por los
sentidos). Se corresponde con lo que, habitualmente, llamamos “mundo” o “naturaleza”.
23. Imitación: forma de relación establecida por Platón entre lo sensible y lo inteligible
a la hora de solucionar el problema de la interacción entre los dos ámbitos de la realidad.
Desde este punto de vista, las ideas son los modelos o paradigmas de las cosas concretas,
siendo aquéllas únicas para cada especie de cosas existentes, que son múltiples y
corruptibles. Fue desarrollada por Platón, sobre todo, en su diálogo Timeo, recurriendo
a la figura del demiurgo como agente que constituye lo sensible contando con la materia
y el modelo de las Ideas.
24. Justicia: para Platón, es la virtud por excelencia. Pero tiene un doble sentido: por un
lado, es una virtud del alma; en este caso la justicia se da cuando cada parte del alma
cumple adecuadamente con su función y, por tanto, se atiene a su virtud específica: esto
sucede cuando en la parte racional del alma se da la sabiduría o prudencia, en la irascible
el valor o fortaleza, y en la concupiscible la moderación o templanza. En segundo lugar,
la justicia es una virtud que se da en el Estado, en la polis, y supone el objetivo a alcanzar.
22
Se produce cuando cada clase social cumple adecuadamente con su cometido, con su
virtud específica: cuando los gobernantes son sabios, los guardianes valerosos y los
productores o comerciantes son moderados en sus deseos.
25. Mito del carro alado: explicación metafórica que Platón desarrolla en su diálogo
Fedro con el objeto de hacer comprensible su concepción tripartita del alma y, de paso,
ilustrar la complejidad propia del psiquismo humano, en el que se produce un conflicto
o tensión entre razón, voluntad y deseo. Además, como le ocurre a todas las
explicaciones míticas utilizadas por Platón, tiene otras posibles lecturas o
interpretaciones, como la antropológica y la ética y está relacionado con su teoría
política.
26. Mito de Er: narración metafórica que aparece al final de La República. En ella se
cuenta cómo al alma de Er se le permite separarse del cuerpo en vida de éste para que
pueda contemplar lo que le espera en el otro mundo. De ese modo, Er contempla cómo
las almas son reunidas en una gran explanada para ser juzgadas. A las que han sido
justas se les premia permitiéndoles ascender al cielo, donde reciben todo tipo de bienes
durante un tiempo proporcional a sus buenas acciones. Las que han sido injustas son
condenadas a un submundo bajo tierra donde son atormentadas. Aquellas almas que ya
han disfrutado de su recompensa o cumplido su castigo también son reunidas para que
elijan el nuevo cuerpo en el que quieren reencarnarse. Dado que, de esa elección va a
depender tanto su felicidad en la tierra como en el más allá, es fundamental saber elegir
bien, tarea a la que ayudará la filosofía.
En definitiva, Platón recure a este mito para, entre otras cosas, explicar por qué y cómo
se produce el ciclo de las reencarnaciones, un elemento fundamental en su concepción
inmortal del alma que tomó prestado de la tradición órfico-pitagórica.
27. Mito la caverna: narración metafórica que Platón expone en La República y cuyo
objetivo es ilustrar la situación en la que se halla inmerso el ser humano, preso del
mundo aparente, del mundo sensible. Es el mito platónico más rico y complejo por
suponer una eficaz aproximación al núcleo esencial de su pensamiento: la Teoría de las
Ideas y su teoría del conocimiento.
28. Oligarquía: forma de gobierno deficiente e injusta en la que ostentan el poder unos
pocos, los ricos, que gobiernan movidos por la pura ambición de riqueza.
29. Participación: forma de relación establecida por Platón entre lo sensible y lo
inteligible en la que se concibe a las Ideas como modelos, causas y criterios de valoración
de las cosas sensibles, siendo aquéllas trascendentes a las propias cosas. Esto supone
que los objetos del mundo sensible son lo que son en función de que participan, en
mayor o menor grado, de su Idea correspondiente. La noción de participación es
fundamental en la filosofía platónica, aunque el mismo Platón, en sus diálogos
Parménides y El Sofista, señaló sus dificultades, intentando solucionarlas. Aristóteles
también insistió en la crítica a la participación como dificultad radical para la
credibilidad de la Teoría de las Ideas.
30. Reminiscencia ( o anamnesis ): Platón defendió la tesis de que los seres humanos
poseemos conocimientos innatos, no aprendidos, aun cuando éstos permanezcan
ocultos, olvidados. La explicación que da Platón de este hecho (explicación mítico-
religiosa ) es la siguiente: el alma es eterna y de la misma naturaleza que las Ideas, por
ello ha podido contemplarlas y conocer el auténtico ser de las cosas, la auténtica
realidad. Pero, al “caer” en el mundo sensible, olvida tales conocimientos. En
consecuencia, conocer será, desde esta perspectiva, recordar, hacer explícito lo
implícito, esclarecer los contenidos de la memoria a través del cultivo de nuestra faceta
racional.
31. Razón discursiva ( o dianoia ): es el modo de conocimiento propio de lo que
Platón , en algunos diálogos, llama “artes”, que serían, básicamente, la geometría, la
aritmética y la astronomía. Este tipo de conocimiento se caracteriza por lo siguiente:
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- parte de hipótesis (tales como que existen tres tipos de ángulos, que los números
han de ser pares o impares, etc.) para deducir, a partir de ellas, una serie de
conclusiones.
- utiliza en sus demostraciones figuras de imágenes sensibles aunque éstas se
refieran a objetos inteligibles o abstractos. Así, por ejemplo, se necesita trazar, o
imaginar físicamente, un ángulo para poder llegar a la conclusión de que existen tres
tipos de ángulos; o se necesita operar sobre la figura de un triángulo para poder concluir
que su área es igual a su base partida por su altura, etc.
32. Símil de la Línea dividida: narración que aparece en La República y en la que
Platón parte de una línea dividida en cuatro segmentos para ilustrar que, con respecto
a los diferentes tipos de realidad existentes, también hay diversos grados o niveles de
conocimiento: conjetura o imaginación, creencia, razón o pensamiento discursivo y
razón intuitiva o intuición intelectual.
33. Timocracia: forma de gobierno que supone, para Platón, la primera degeneración
del Estado perfecto. En ella, el gobierno está en manos de los “amantes del triunfo y del
honor”, de los que ambicionan los honores y desconfían de los sabios ya que basan su
gobierno en virtudes militares.
34. Transmigración ( o metempsicosis): viaje obligado a través de diversos cuerpos
( de hombres y animales ) al que fueron condenadas las almas hasta encontrar su
purificación y conseguir, por tanto, su retorno al ámbito de las Ideas.
35. Tiranía: forma de gobierno absolutamente injusta en la que el gobierno está en
manos de aquellos que, movidos por el puro afán de poder y aprovechando la
inestabilidad de una crisis democrática, imponen sus criterios de forma cruel y
arbitraria. Para Platón es la peor forma de gobierno por ser la más irracional y surgir
del afán de seguridad de los que han confundido libertad y libertinaje.
36. Virtud: en Platón este término consolida el sentido moral que ya adquiriera en el
planteamiento de Sócrates. Supone la actividad propia del alma por la que el ser humano
consigue la armonía y equilibrio entre los tres tipos de alma. La virtud constituye tanto
la armonía individual como la armonía social y, por ello, se la identifica,
fundamentalmente, con la justicia.
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