Adquisicion-De-La-Lectura-Y-Escritura Primaria
Adquisicion-De-La-Lectura-Y-Escritura Primaria
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Escribir no significa trazar letras (es decir, reducir la escritura a un ejercicio Mecánico).
Escribir, es organizar el contenido del pensamiento y utilizar el sistema de Escritura para representarlo.
La Escritura tiene funciones sociales y personales: permite a los individuos comunicar sus deseos, sentimientos y
pensamientos. Algunas características de nuestro Sistema de Escritura son: el principio alfabético, la direccionalidad,
la segmentación y la función de la ortografía, la puntuación y otras marcas gráficas.
El aprendizaje de la Escritura es un proceso que parte de la interacción con los textos; durante este proceso también
se desarrollan los conocimientos para escribir diferentes tipos de texto y la capacidad de adecuar el lenguaje al
contexto, atendiendo siempre la claridad y el orden de las ideas.
¿Qué es leer?
Leer no implicar simplemente trasladar el material escrito a la lengua oral (lo que sería una simple técnica de
decodificación).
Leer significa interactuar con un texto, comprenderlo y utilizarlo con fines específicos.
Para desarrollar el trabajo intelectual que implica la lectura es necesario que los niños estén en contacto con
múltiples materiales escritos y que el maestro emplee las modalidades de trabajo con la finalidad de que los alumnos
desarrollen estrategias de lectura que les faciliten la comprensión.
La funcionalidad de la lectura se hace efectiva si el niño utiliza lo que lee con propósitos específicos. La Lectura
como simple ejercicio no despierta interés ni gusto. Es importante aprovechar todas las oportunidades que se
presenten para invitar al niño a leer y a servirse de la lectura con fines prácticos.
Actualmente, se considera que leer y escribir son habilidades del desarrollo del mismo del lenguaje, que no se
aprenden aisladamente sino en un proceso integrado. Así como se aprende a hablar en un proceso constructivo
personal, en interrelación con los demás, no a partir de reglas, del mismo modo la lectura y la escritura responden a
un proceso similar de construcción del lenguaje escrito.
Leer y escribir se aprenden conjuntamente como procesos dinámicos y constructivos. Requieren la ejercitación de
habilidades como la observación reflexiva, la identificación, la comparación, la clasificación, la resolución de
problemas, el análisis, la síntesis, la formulación de hipótesis y reglas, la generalización y otras. Así mismo, una
actitud reflexiva y crítica, de diálogo y tolerancia, constancia y capacidad de resiliencia.
Es necesario distinguir esta etapa de las habilidades de Comprensión y Producción de Textos, cuyo desarrollo y
perfeccionamiento puede extenderse a lo largo de toda la vida.
El proceso de aprendizaje de la lectura se produce regularmente más pronto que el de la escritura. Esta última dura
varios años y pasa por las siguientes etapas:
precaligráfica (6 y 9 años de edad): Su duración es relativa y varía según las características psicológicas de
los niños, la cantidad de ejercicios y el contexto general del aprendizaje, se caracteriza por trazos
temblorosos o curvos, la dimensión e inclinación de las letras no son regulares, hay torpeza en el ligado
entre letras y la alineación no se mantiene recta, sino que tiende a ser ondulante, a subir o descender.
Caligráfica infantil (se prolonga (hasta los 12 años): se inicia cuando el niño manifiesta un dominio de su
motricidad fina. Su escritura corresponde al “ideal caligráfico” escolar; se regulariza, las líneas son rectas,
bien distanciadas, se respetan los márgenes, las letras y palabras aparecen claramente diferenciadas.
Postcaligráfica: se presenta cuando la exigencia de la rapidez en la escritura tiene un rol importante Se
observa una “crisis de la escritura” y surge una tendencia a desarrollar una caligrafía personalizada. Esta
escritura es necesaria en el desarrollo de la persona pues las diferencias en la escritura equivalen a las
diferencias en el timbre de voz del lenguaje oral.
Propósito de Español en Primaria:
Que los estudiantes avancen en la apropiación y el conocimiento de prácticas sociales del lenguaje vinculadas con
)
su participación en diferentes ámbitos, para satisfacer sus intereses, necesidades y expectativas, así como que
continúen desarrollando su capacidad para expresarse oralmente y por escrito, considerando las propiedades de
distintos tipos de texto y sus propósitos comunicativos.
Toma de las ciencias antropológicas las nociones de práctica cultural y prácticas de lectura para proponer como
elemento central del currículo las prácticas sociales del lenguaje.
Los niños aprenden a hablar en las interacciones sociales: amplían su vocabulario y construyen significados,
estructuran lo que piensan y lo que quieren comunicar, se dirigen a las personas en circunstancias y de formas
particulares. Desarrollan la capacidad de pensar en la medida en la que hablan (piensan en voz alta mientras juegan
con un objeto, lo mueven, lo exploran, lo desarman; comentan algunas acciones que realizan, piensan mientras
observan los detalles, continúan pensando y hablando). El lenguaje es una herramienta del pensamiento que ayuda
a comprender, aclarar y focalizar lo que pasa por la mente.
El lenguaje escrito no es el registro de lo oral, sino otra manera de ser del lenguaje, con sus características y
organización particulares. Para apropiarse del lenguaje escrito se requiere que los estudiantes entiendan cada uno
de los sistemas de signos que lo integran, su proceso de construcción y sus reglas de producción. El aprendizaje de
todos estos sistemas de signos y prácticas que los constituyen solo es posible cuando los estudiantes tienen la
necesidad de interpretar, estudiar y producir textos, de resolver los problemas a que la lectura y escritura de los
textos los enfrentan. Los niños comprenden cuestiones fundamentales acerca de la escritura muchas veces antes de
haber ingresado a la escuela y, lo más sorprendente, sin que nadie se las enseñe.
Por ejemplo, saben que la escritura es una secuencia de marcas gráficas arbitrarias, que emplea la combinatoria
como recurso, que representa los nombres de los objetos y, solo más tarde, que representa el sonido del
lenguaje, aunque no las consonantes y vocales, sino las sílabas. Es la interacción con el objeto escrito lo que lleva al
niño a formular hipótesis sobre la escritura, a ponerlas a prueba y a modificarlas cuando resultan insuficientes o
contradicen otras hipótesis previamente establecidas. Este mismo proceso constructivo se extiende a la adquisición
de todos los sistemas de signos que componen el lenguaje escrito. La adquisición del lenguaje escrito requiere
tiempo y, sobre todo, situaciones de aprendizaje en las que el estudiante confronte sus saberes previos con los retos
que las nuevas condiciones de lectura, escritura y participación oral le plantean.
Desde la perspectiva de las prácticas culturales, el lenguaje no es solamente un sistema de palabras y reglas, sino
que implica también un conjunto de comportamientos recurrentes y expectativas compartidas por una comunidad. La
noción de lenguaje como conjunto de prácticas incluye también sus formas escritas, puesto que son otra
manifestación material y simbólica de aquel. La historia de las prácticas de lectura y escritura muestra cómo la
producción, interpretación y transmisión de los textos no son actos puramente cognitivos. Las disposiciones gráficas
de los textos, determinadas por situaciones históricas y culturales particulares, generan prácticas que se concretan
en espacios, gestos y hábitos que distinguen comunidades de lectores y escritores así como de tradiciones gráficas.
Como resultado, la cultura contemporánea ha acumulado un saber lector, una extensa red de prácticas que organiza
los modos histórica y socialmente diferenciados de acceso a los textos, y de cuyo dominio depende lo que se suele
denominar grados de alfabetización . Las prácticas de lectura y escritura son modos culturales de utilizar el lenguaje
escrito y, aunque son los individuos quienes las adquieren y usan, constituyen procesos sociales porque conectan a
las personas entre sí y crean representaciones sociales e ideológicas compartidas. Se trata de unidades de estudio
básicas que incluyen, además de las actividades de lectura y escritura, valores, actitudes, sentimientos hacia
ellas, así como diferentes clases de relación social.
Orientaciones Didácticas:
Se presentan cinco prácticas sociales del lenguaje de cada ámbito por grado escolar. El profesor tiene la opción de
elegir cuándo y cómo trabajarlas, aunque se sugiere hacerlo de forma intercalada. Asimismo, se requiere que trabaje
los contenidos de manera que no se pierda el sentido de las prácticas sociales del lenguaje y se regule la secuencia
de actividades que los alumnos llevarán a cabo, delegando en ellos gradualmente la responsabilidad de realizarlas.
Para ello se propone desarrollar diferentes modalidades de trabajo:
Actividades puntuales
Actividades recurrentes
Proyectos Didácticos.
Secuencias didácticas específicas.