EXAMEN DEL PRIMER TRIMESTRE
MATERIA: COMUNICACIÓN Y LENGUAJE
Nombre del estudiante:
Curso:
Lugar y fecha:
El árbol del Mapajo
Había una vez un gran árbol de hermosas flores rosadas, que cada mes
de mayo brotaba alegrando la selva para luego dejar caer poco a poco
suaves copos de algodón, que eran recogidos por las personas para
rellenar almohadas y muñecos de trapo. Sus grandes ramas cobijaban a
muchos animales y pajaritos que habían hecho en él su hogar. Este árbol
llamado Mapajo, era tan bondadoso que permitía a los monitos colgarse de
sus bejucos y comer de sus hojas. Los niños que vivían en comunidades
cercanas también jugaban todas las tardes en el gran Mapajo, que era
muy vistoso y divertido. Cuando sentían mucho calor, se sentaban a sus
pies y se protegían de los rayos del sol, pues sus gigantescas ramas
brindaban una gran sombra. Una tarde, como todos los días, los niños
vinieron a visitar a su árbol favorito, pero grande fue su sorpresa al ver que
el hermoso Mapajo había sido derribado y sólo existían pedazos de él
regados en el suelo, destruidos... Por su enorme tronco corrían sus
lágrimas en forma de resina, los monitos que ahí vivían y los nidos de los
pajaritos que estaban en sus ramas, junto a otros animalitos, lloraban sin
consuelo, pues se habían quedado sin hogar. Los niños preguntaron al
Mapajo: —Amigo Mapajo, ¿quién pudo ser tan malvado como para hacerte
esto?, Si vos eres tan bueno que nos protegen del calor y cuando viene
mal tiempo también nos proteges de la lluvia, además dejas que los
animales y las aves vivan en tus ramas. El Mapajo moribundo y ya casi sin
fuerzas les contestó: —Eso ya no importa pequeños, quiero que me
prometan que a partir de este día, cada niño sembrará un árbol en cada
cumpleaños para que así siempre haya árboles donde los animalitos como
el mono, la ardilla y los pajaritos puedan vivir y alimentarse; donde los
chicos como ustedes puedan divertirse. —Amigos, por mí ya no pueden
hacer nada, pero sí por los árboles que todavía quedan en pie y por los
animales que viven en la selva. Los niños le hicieron esa promesa al
Mapajo antes de morir y desde ese día en homenaje al buen árbol, en
cada cumpleaños cada uno sembró un árbol diferente. De esa manera, la
selva continúa existiendo hasta ahora y cada niño que escucha este
cuento debe cumplir la promesa al gran Mapajo y sembrar un árbol cada
año.
Responde brevemente las siguientes preguntas:
1. ¿De qué color florecía el árbol de mapajo?
R.-
2. ¿Para que recogían las personas copos de algodón?
R.-
3. ¿Qué animalitos vivían en el árbol?
R.-