Sílabo de Ciencias Psicosociales y Del Comportamiento 2024

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Sílabo de Ciencias Psicosociales y del Comportamiento 2024

3. Bases psicosociales de la práctica de enfermería

3.5. Estrés y afrontamiento

Objetivos:

Describir las tres fases del síndrome de adaptación general.


Diferenciar el trastorno de estrés agudo y el trastorno de estrés postraumático.
Analizar la integración de la teoría del estrés con las teorías de enfermería.
Describir las técnicas de manejo del estrés beneficiosas para afrontar el estrés.
Analizar el proceso de intervención en crisis.
Desarrollar un plan de cuidados para los pacientes que sufren estrés.
Analizar cómo el estrés en el lugar de trabajo afecta a la enfermería.

Palabras clave: Afrontamiento, Apreciación, Apreciación primaria, Apreciación secundaria, Burnout, Carga alostática, Crisis, Crisis
adventicias, Crisis del desarrollo, Crisis situacionales, Estrés, Factores estresantes, Fase de agotamiento, Fase de resistencia, Flashback,
Intervención en crisis, Mecanismos de autodefensa, Reacción de alarma, Respuesta de lucha o huida, Síndrome de adaptación general (SAG),
Trastorno de estrés postraumático (TEPT), Trauma.

Los profesionales de asistencia sanitaria deben tener conocimientos sobre el estrés de manera que puedan reconocerlo en los pacientes y las
familias e intervenir de manera efectiva. Con frecuencia, el estrés del cuidador afecta a los miembros de la familia del paciente y se debe
considerar en el cuidado del paciente. Igual­mente importante es que los profesionales de asistencia sanitaria también experimentan
acontecimientos estresantes que suceden en el curso de la práctica clínica y en sus propias vidas. Enfermería debe reconocer los signos y los
síntomas de estrés y comprender las técnicas de manejo del estrés para ayudar al afrontamiento personal y para diseñar intervenciones de
manejo del estrés para sus pacientes y familias.

Las personas utilizan el término estrés de muchas formas. Es una experiencia a la que una persona está expuesta a causa de un estímulo o
factor estresante. Los factores estresantes son estímulos productores de tensión que operan con o en cualquier sistema. Es también la
apreciación o percepción, de un factor estresante. La apreciación es cómo interpretan las personas el impacto del factor estresante en sí
mismos o en lo que está sucediendo y lo que ellos pueden hacer al respecto. Finalmente el estrés es una demanda física, emocional o
psicológica que a menudo conduce al crecimiento o supera a una persona y conduce a la enfermedad. El estrés hace referencia a las
consecuencias del factor estresante y a la apreciación de la persona de él.

Las personas experimentan estrés como consecuencia de los acontecimientos y las experiencias de cada día. Estimula los procesos de
pensamiento y ayuda a las personas a estar alerta en su entorno.

Da lugar al crecimiento personal y facilita el desarrollo. Cómo reaccionan las personas al estrés depende de cómo ven y evalúan el impacto del
factor estresante, su efecto sobre su situación y el apoyo en el momento del estrés, y sus mecanismos habituales de afronta­miento. Cuando el
estrés supera a los mecanismos de afrontamiento existentes, los pacientes pierden el equilibrio emocional y se produce una crisis. Si los
síntomas de estrés persisten más allá de la duración del factor estresante, una persona ha sufrido un trauma.

Base del conocimiento científico

La respuesta de lucha o huida al estrés, que es la excitación del sistema nervioso simpático, prepara a la persona para la acción.
Las respuestas neurofisiológicas al estrés funcionan a través de la retroalimentación negativa. El proceso de retroalimen­tación negativa
detecta un estado anormal, tal como el descenso de la temperatura corporal y produce una respuesta adaptativa, tal como que se comience a
tiritar para generar calor corporal. Tres estructuras, el bulbo raquídeo, la formación reticular y la hipófisis, controlan la respuesta del cuerpo a
un factor estresante.

Bulbo raquídeo

El bulbo raquídeo, situado en la porción inferior del tronco encefálico, controla la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respiración. Los
impulsos que van y desde el bulbo raquídeo aumentan o dis­minuyen estas funciones vitales. Por ejemplo, los impulsos del sis­tema nervioso
simpático o parasimpático que van desde el bulbo raquídeo hasta el corazón controlan la regulación del latido cardíaco. La frecuencia cardíaca
aumenta en respuesta a los impulsos de fibras simpáticas y disminuye con impulsos de las fibras parasimpáticas.
Formación reticular

La formación reticular, un pequeño grupo de neuronas del tronco cerebral y la médula espinal, controla continuamente el estado fisiológico del
cuerpo a través de las conexiones con las vías sensitivas y motoras. Por ejemplo, ciertas células de la formación reticular hacen que una
persona que está durmiendo recupere la consciencia o aumente el nivel de consciencia cuando se presenta una necesidad.

Hipófisis

La hipófisis es una pequeña glándula situada debajo del hipotálamo. Produce las hormonas necesarias para adaptarse al estrés, como la
hormona adrenocorticotrópica, que a su vez produce el cortisol. Además, la hipófisis regula la secreción de las hormonas tiroideas,
gonadotrópicas y paratiroideas. Un mecanismo de retroalimentación controla continuamente los niveles de hormonas en sangre y regula la
secreción de hormonas. Cuando los niveles hormonales des­cienden, la hipófisis recibe el mensaje de incrementar la secreción de hormonas.
Cuando aumentan, la hipófisis reduce la produc­ción de hormonas.

Síndrome de adaptación general

El síndrome de adaptación general (SAG), una reacción al estrés de tres fases, describe cómo responde el cuerpo a los factores estresantes
mediante la reacción de alarma, la fase de resistencia y la fase de agotamiento. El SAG es activado directamente por un acontecimiento físico
o indirectamente por un acontecimiento psico­lógico. Implica a varios sistemas corporales, especialmente al sistema nervioso autónomo y al
endocrino, y responde inmediatamente al estrés.
Cuando el cuerpo encuentra una demanda física tal como una lesión, la hipófisis inicia el SAG.

Durante la reacción de alarma el aumento de los niveles de hormonas produce un aumento del volumen sanguíneo, los niveles de glucemia, las
cantidades de epinefrina y noradrenalina, la frecuencia cardíaca, el flujo sanguíneo a los músculos, la producción de oxígeno y la alerta mental.
Además, las pupilas de los ojos se dilatan para un mayor campo visual. Si el factor estresante plantea una amenaza extrema para la vida o
permanece durante mucho tiempo, la persona progresa a la segunda fase, la resistencia.

Durante la fase de resistencia el cuerpo se estabiliza y responde de una forma opuesta a la de la reacción de alarma. Los niveles hormonales,
la frecuencia cardíaca, la presión arterial y el gasto cardíaco vuelven a la normalidad; y el cuerpo repara cualquier daño que se haya producido.
Sin embargo, si la respuesta de estrés está activada de forma crónica, se produce un estado de alostasis. Esta excitación crónica con la
presencia de poderosas hormonas causa un desgaste excesivo en la persona y se denomina carga alostática. Una carga alostática aumentada
conduce a la enfermedad crónica. Una carga alopática persistente puede cau­sar problemas fisiológicos a largo plazo tales como hipertensión
crónica, depresión, privación del sueño, síndrome de fatiga crónica y enfermedades autoinmunes.
La fase de agotamiento se produce cuando el cuerpo ya no puede resistir más los efectos del factor estresante y se ha agotado la energía
necesaria para mantener la adaptación. La respuesta fisiológica se ha intensificado; pero con un nivel de energía comprometido, la adaptación
de la persona al factor estresante disminuye.

Reacción al estrés psicológico. El SAG se activa indirec­tamente ante las amenazas psicológicas, que son diferentes para cada persona y
producen diferentes reacciones. La intensidad y la duración de la amenaza psicológica y del número de otros factores estresantes que ocurren
al mismo tiempo afectan a la respuesta de la persona a la amenaza. Además, si la persona anticipa o no el factor estresante influye en su
efecto. A menudo es más difícil afrontar un factor estresante inesperado. Las características personales que influyen en la respuesta a un
factor estresante incluyen el nivel de control personal, la presencia de un sistema de apoyo social y los sentimientos de competencia.

Una persona experimenta estrés solamente si el acontecimiento o la circunstancia es personalmente significativa. La evaluación de un
acontecimiento por su significado personal es la apreciación prima­ria. La apreciación de un acontecimiento o de una circunstancia es un
proceso perceptivo continuo. Si la apreciación primaria da lugar a que la persona identifique el acontecimiento o la circunstancia como un
daño, una pérdida, una amenaza o un desafío, la persona sufre estrés. Si el estrés está presente, la apreciación secundaria se centra en las
posibles estrategias de afrontamiento. Equilibrar los factores contribuye a restablecer el equilibrio. Según la teoría de las crisis, las señales de
la retroalimentación conducen a nuevas apreciaciones de la percepción original. Por tanto, las conductas de afrontamiento cambian
constantemente a medida que los individuos perciben nueva información.

El afrontamiento es el esfuerzo de la persona para manejar el estrés psicológico. La efectividad de las estrategias de afrontamiento depende
de las necesidades de la persona. La edad y los antecedentes culturales de una persona influyen en estas necesidades. Por esta ra­zón ninguna
estrategia de afrontamiento funciona para todos o para cada factor estresante. La misma persona puede afrontar de diferente manera de una
vez a otra. En situaciones estresantes la mayoría de las personas utilizan una combinación de estrategias de afrontamiento centradas en los
problemas y centradas en las emociones. En otras palabras, cuando una persona está en condiciones de estrés, obtiene información, toma
medidas para cambiar la situación y regula las emociones ligadas al estrés. En algunos casos las personas evitan pensar sobre la situación o
cambian la manera en la que piensan sobre ella sin cambiar la situación real en sí misma. El tipo de estrés, las metas de las personas, sus
creencias sobre sí mismos y el mundo, y los recursos personales determinan cómo afrontan las personas el estrés. Los recursos incluyen la
inteligencia, el dinero, las habilidades sociales, el apoyo de la familia y los amigos, el atractivo físico, la salud y la energía, y las formas de
pensar como el optimismo.

Los mecanismos de afrontamiento incluyen conductas adaptatiivas psicológicas. Tales conductas están a menudo orientadas a tareas,
implicando el uso de técnicas de resolución de problemas directas para afrontar las amenazas. Los mecanismos de autodefensa regulan el
sufrimiento emocional y de este modo protegen a la persona con­tra la ansiedad y el estrés. Los mecanismos de autodefensa ayudan a una
persona a afrontar el estrés indirectamente y ofrecen protección psicológica contra un acontecimiento estresante. Cada uno los utiliza
inconscientemente para protegerse contra los sentimientos de inutilidad y ansiedad. Ocasionalmente un mecanismo de autodefensa se
distorsiona y ya no ayuda a la persona a adaptarse a un factor estresante. Sin embargo, generalmente las personas los encuen­tran muy útiles
en el afrontamiento y los utilizan espontáneamente.
Con frecuencia los factores estresantes a corto plazo activan los mecanismos de autodefensa. Éstos habitualmente no dan lugar a trastornos
psiquiátricos.

Tipos de estrés

El estrés incluye el estrés laboral, familiar, crónico y agudo; problemas cotidianos; traumas, y crisis. Una persona mira un estímulo y lo ve como
un reto, que conduce al dominio y al crecimiento. Otro ve el mismo estímulo como una amenaza, que conduce al estanca­miento y la pérdida.
La persona con responsabilidades familiares y un trabajo a tiempo completo fuera del hogar puede sufrir estrés crónico. Se produce en
condiciones estables y de roles estresantes. La vida con una enfermedad a largo plazo produce estrés crónico.

Por el contrario, los acontecimientos limitados en el tiempo que amenazan a una persona durante un período relativamente breve provocan
estrés agudo. Los problemas cotidianos recurrentes como viajar diariamente al trabajo, mantener una casa, tratar con personas difíciles y
manejar dinero complican más el estrés crónico o agudo.

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) comienza cuando una persona experimenta, presencia o se enfrenta a un aconteci­miento
traumático y responde con un intenso temor o desamparo. Algunos ejemplos de acontecimientos traumáticos que conducen a TEPT incluyen
los accidentes de tráfico, los desastres naturales, el atraco personal violento y el combate militar. La ansiedad asociada al TEPT a veces se
manifiesta por pesadillas y desapego emocional. Algunas personas con TEPT experimentan flashbacks, o recuerdos recurrentes e intrusivos
del acontecimiento. Las respuestas también pueden incluir conductas autodestructivas tales como intentos de suicidio y abuso de sustancias.
Una crisis implica que una persona está enfrentándose a un momento crucial en la vida. Esto significa que las formas anteriores de
afrontamiento no son efectivas y la persona debe cambiar. Hay tres tipos de crisis:

a) crisis del desarrollo o de maduración,

b) crisis situacionales y

c) crisis adventicias o por desastres.

Una nueva fase del desarrollo tal como el matrimonio, el nacimiento de un niño o la jubilación requiere nuevos estilos de afrontamiento. Las
crisis del desarrollo ocurren a medida que una persona avanza a través de las etapas de la vida. Fuentes externas tales como un cambio de
trabajo, un accidente de tráfico, una muerte o una enfermedad grave provocan crisis situacionales. Un importante desastre natural, un desastre
provocado por el hombre o un crimen violento genera a menudo una crisis adventicia.

Los cuidados centrados en el paciente proporcionan un contexto importante para la intervención en las crisis. El punto de vista de la persona
que experimenta una crisis es el marco de referencia para la crisis. Las preguntas vitales para una persona en crisis son: “¿Qué significa esto
para usted; cómo va a afectar a su vida?” Lo que causa estrés extremo a una persona no es siempre estresante para otra. La percepción del
acontecimiento, el apoyo circunstancial y los mecanismos de afrontamiento influyen en el restablecimiento del equilibrio o la homeostasis.
Una persona o avanza o retrocede como consecuencia de una crisis, dependiendo de cómo maneje la crisis.

Base del conocimiento de enfermería

Enfermería ha propuesto teorías relacionadas con el estrés y el afrontamiento. Debido a que el estrés desempeña un papel fundamental en la
vulnerabilidad a la enfermedad, los síntomas de estrés requieren a menudo la intervención de enfermería.

Teoría de enfermería y el papel del estrés

El Modelo de Sistemas de Neuman se basa en los conceptos de estrés y de reacción a él. Enfermería es responsables de desarrollar
intervenciones para prevenir o reducir los factores estresantes en el paciente o hacerlos más soportables. Este modelo ve a la persona, la
familia o la comunidad como constantemente cambiando en respuesta al entorno y los factores estresantes y ayuda a explicar las respuestas
personales, familiares y comunitarias a los factores estresantes. Todos los sistemas experimentan múltiples factores estresantes, cada uno
de los cuales altera potencialmente el equilibrio de la persona, la familia o la comunidad. Los ejemplos de estrés incluyen los factores
estresantes intrapersonales tales como una enfermedad o lesión, los factores estresantes interpersonales tales como una discusión o un
malentendido entre dos personas, o los factores estresantes extrapersonales tales como los problemas económicos. Cada persona desarrolla
un sistema de respuestas al estrés que constituyen la “línea de defensa normal”. Esta línea de defensa ayuda a mantener la salud y el
bienestar. Sin embargo, cuando los recursos fisiológicos, psicológicos, socioculturales, del desarrollo o espirituales son incapaces de amor­‐
tiguar el estrés, la línea de defensa normal se rompe, y se produce con frecuencia la enfermedad.

El Modelo de Sistemas de Neuman pone de relieve la importancia de la precisión en la valoración y las intervenciones que promueven el
bienestar óptimo usando estrategias de prevención primarias, secundarias y terciarias. Según la teoría de Neuman, el objetivo de la prevención
primaria es promover el bienestar del paciente mediante la prevención del estrés y la reduc­ción de los factores de riesgo. La prevención
secundaria se produce después de que aparezcan los síntomas. Enfermería determina el significado de la enfermedad y el estrés para el
paciente y las nece­sidades y los recursos del paciente para satisfacerlas. La prevención terciaria comienza cuando el sistema del paciente se
hace más es­table y se recupera. En el nivel de prevención terciario enfermería apoya los procesos de rehabilitación implicados en la curación y
en la vuelta del paciente al bienestar y al nivel primario de prevención de la enfermedad.

Factores que influyen en el estrés y el afrontamiento

Los factores estresantes potenciales y los mecanismos de afrontamiento varían a lo largo de la vida. La adolescencia, la edad adulta y la vejez
traen diversos factores estresantes. La apreciación de los factores estresantes, la cantidad y el tipo de apoyo social y las es­trategias de
afrontamiento, todos desempeñan un papel al valorar el estrés y dependen de las experiencias previas de la vida. Además, los factores
estresantes situacionales y sociales ponen a las personas que son vulnerables en un riesgo mayor de estrés prolongado.

Factores situacionales. El estrés situacional se presenta por cambios laborales personales o familiares, o por traslados. Los cam­bios
laborales estresantes incluyen promociones, traslados, reduc­ciones de personal, reestructuraciones, cambios en supervisores y
responsabilidades adicionales. La adaptación a la enfermedad crónica lleva a estrés situacional. Enfermedades comunes como la obesidad, la
hipertensión, la diabetes, la depresión, el asma y la enfer­medad coronaria arterial provocan estrés. La incertidumbre asociada al tratamiento y
la enfermedad desencadena estrés en pacientes de todas las edades. Pagar por el tratamiento y el acceso limitado a los proveedores también
genera estrés. Aunque ser un cuidador familiar de alguien con una enfermedad crónica como la enfermedad de Alzheimer se asocie al estrés,
las actuaciones de los proveedores de asistencia sanitaria competentes minimizan a menudo el estrés de los cuidadores.
Factores de maduración. Los factores estresantes varían con las etapas de la vida. Los niños identifican factores estresantes relacionados
con su aspecto físico, sus familias, sus amigos y la escuela. Los preadolescentes experimentan estrés en relación con cuestiones de
autoestima, cambios en la estructura familiar como resultado del divorcio o la muerte de un padre, o por las hospitalizaciones. Mien­tras los
adolescentes buscan su identidad con el grupo de iguales y se separan de sus familias, sufren estrés. Además, se enfrentan a preguntas
estresantes sobre el consumo de sustancias alucinógenas, el sexo, los trabajos, la escuela y la elección de la carrera. El estrés para los adultos
se centra alrededor de los cambios importantes en las circunstancias de la vida. Éstas incluyen los muchos hitos de comenzar una familia y
una carrera, perder a los padres, ver que los hijos se van de casa y aceptar el envejecimiento físico. En la edad avanzada los factores
estresantes incluyen la pérdida de la autonomía y el dominio como resultado de la fragilidad general o de los problemas de salud que limitan la
resistencia, la fuerza y la cognición.
Factores socioculturales. Los factores estresantes del entorno y sociales conducen a menudo a problemas del desarrollo. Los factores
estresantes potenciales que afectan a cualquier grupo de edad pero que son especialmente estresantes para las personas jóvenes incluyen la
pobreza prolongada y la discapacidad física. Los niños se con­vierten en vulnerables cuando pierden a los padres y los cuidadores como
consecuencia del divorcio, el encarcelamiento o la muerte, o cuando los padres tienen enfermedad mental o trastornos por abuso de
sustancias. Vivir en condiciones de violencia continua, barrios desintegrados o sin hogar afecta a las personas de cualquier edad,
especialmente a los jóvenes. La cultura de una persona también influye en el estrés y el afrontamiento.
Pensamiento crítico

Al cuidar de un paciente que sufre estrés, hay que utilizar las habili­dades de pensamiento crítico para entender el factor estresante del
paciente y la respuesta al estrés. Enfermería debe integrar el cono­cimiento de la enfermería y otras disciplinas, las experiencias previas y la
información recogida de los pacientes para entender el estrés y su impacto en el paciente y la familia. Hay que conocer los cambios
neurofisiológicos que se producen en el paciente que experimenta la reacción de alarma, la fase de resistencia y la fase de agotamiento del
síndrome de adaptación general. Además, enfermería debe conocer los principios de la comunicación que contribuyen a valorar las conductas
del paciente. Hay que prestar la máxima atención para determinar la percepción de la situación por parte del paciente y su capacidad para
afrontar el estrés. Si las habilidades de afrontamiento habituales del paciente no han ayudado o sus sistemas de apoyo han fallado, se debe
utilizar el asesoramiento de intervención en crisis.

La experiencia enseña a enfermería entender la perspectiva única del paciente y a ver a cada persona como un individuo, reconociendo que no
hay dos personas exactamente semejantes. La expe­riencia con los pacientes ayuda también a enfermería a reconocer las respuestas al
estrés. Además, las experiencias personales con el estrés y el afrontamiento aumentan la capacidad de enfermería de empatizar con un
paciente inmovilizado temporalmente por el estrés.

Enfermería debe confiar en la creencia de que ella y sus pa­cientes pueden manejar efectivamente el estrés. Los pacientes que se sienten
abrumados y perciben que los acontecimientos están por encima de su capacidad de afrontamiento confían en enfermería como experta. Los
pacientes respetan los consejos y el asesoramiento de enfermería y ganan confianza de la creencia de enfermería en su capacidad para
superar el acontecimiento o la enfermedad es­tresante. Los pacientes abrumados por los acontecimientos vitales a menudo no pueden, por lo
menos inicialmente, actuar por sí mismos y requieren intervención directa u orientación. La integridad es una actitud esencial con la que
enfermería respeta la percepción del paciente del factor estresante. Hay que hacer el esfuerzo para hacer que el paciente explique su punto de
vista y situación únicos.

Los estándares de práctica de la enfermería de salud mental orientan la valoración del estrés, los mecanismos de afrontamiento y el sistema
de apoyo de un paciente antes de inter­venir. Hay que utilizar técnicas de comunicación lingüística y cultu­ralmente efectivas para entender
clara y exactamente la percepción del estrés de un paciente. Hay que centrarse en los factores relevantes para su bienestar. Además, el
paciente espera que enfermería mues­tre confianza e integridad cuando él se siente vulnerable. Hay que ser especialmente consciente de la
responsabilidad ética de cuidar de alguien que tiene menos autonomía como consecuencia del estrés.

Proceso de enfermería

Enfermería debe aplicar el proceso de enfermería y utilizar un enfoque de pensamiento crítico en su cuidado de los pacientes. El proceso de
enfermería proporciona un método de toma de decisiones clínicas para que enfermería desarrolle e implemente un plan de cuidados.

Valoración

Durante el proceso de valoración enfermería debe valorar detenidamente a cada paciente y analizar críticamente los hallazgos para asegurarse
de que toma las decisiones clínicas centradas en el paciente necesarias para el cuidado seguro.

La valoración del nivel de estrés y de los recursos de afrontamiento de un paciente requiere que enfermería establezca primero una relación de
confianza enfermería-paciente, porque enfermería está pidiendo que un pa­ciente comparta información personal y sensible. Hay que aprender
del paciente tanto preguntando como observando la conducta no verbal y el entorno del paciente. Se debe sintetizar la información y adoptar
una actitud de pensamiento crítico mientras se observa y analiza la conducta del paciente.
El paciente tiene a menudo dificultad para expresar exactamente qué es lo más molesto de la situación hasta que tiene una oportunidad de
hablar de ella con alguien que tiene tiempo para escuchar.

Enfermería debe comenzar su valoración con una pregunta abierta, por ejemplo: “¿Qué está pasando en su vida que le hizo venir hoy?” o “¿Qué
ha pasado en su vida que sea diferente?”. Esto requiere cierto enfoque por parte del paciente. Lo siguiente es valorar la percepción del
acontecimiento por parte del paciente, los apoyos coyunturales disponibles y qué hace generalmente cuando hay un problema que no puede
solucionar. Hay que determinar si una persona tiene ideas suicidas u homicidas preguntando directamente. Por ejemplo, preguntar: “¿Piensa
usted en suicidarse o matar a alguien?” Si es así, hay que valorar de una manera afectiva y preocupada si la persona tiene un plan y determinar
cómo de letales son los medios.

Enfermería debe tomarse tiempo para entender el significado del acontecimiento precipitante para un paciente y las formas en que el estrés
está afectando a su vida. Hay que darle tiempo para que ex­prese las prioridades para afrontar el estrés. Por ejemplo, en el caso de una mujer a
la que se le acaba de decir que se ha detectado una masa en el pecho en una mamografía rutinaria, es importante saber lo que más quiere y
necesita la paciente de enfermería. Aunque algunas mujeres en esta situación identifiquen como prioridad personal su necesidad de
información sobre la biopsia o la mastectomía, otras necesitan la orientación y el apoyo para hablar sobre cómo compartir las noticias con los
miembros de la familia. En algunos casos, cuando no hay nada que vaya a cambiar o mejorar la situación, es útil permitir que la paciente utilice
la negación como mecanismo de afrontamiento. Conseguir la comprensión de las expectativas del paciente no significa excluir ciertos tipos
de cuidados que son importantes simplemente porque un paciente no los identifica como necesidades. Sin embargo, averiguando las
expectativas y prioridades del paciente, enfermería será más capaz de asegurarse de que trata todas las necesidades del paciente de alguna
manera.

El estrés también se produce en una familia o una comunidad. El estrés en una familia a veces es por un miembro de la familia gravemente
enfermo, la pérdida repentina de un trabajo, un traslado o quedarse sin hogar. Un ejemplo de estrés en una comunidad es un desastre natural
como una inundación importante o la muerte repentina e inesperada de un profesor o adolescente queridos. Para desarrollar cuidados
apropiados y seguros al cuidar de las familias o las comunidades, enfermería debe asegurarse de que entiende el significado que el estrés
tiene para ese grupo.

Hallazgos subjetivos. Al valorar el nivel de estrés y los recursos de afrontamiento de un paciente hay que crear un entorno físico para la
interacción libre de amenazas. Enfermería debe estar a la misma altura que el paciente, organizar el entorno de la entrevista de mane­ra que
pueda mantener o evitar el contacto visual cómodamente. Se puede hacer esto colocando las sillas en un ángulo de 90 grados o de lado a lado
para reducir la intensidad de la interacción. Hay que recoger la información sobre el estado de salud del paciente desde su propia perspectiva y
comenzar el proceso de desarrollo de una relación de confianza con él. Se debe utilizar la entrevista para determinar la percepción del paciente
del estrés, de los recursos de afrontamiento, de cualquier posible afrontamiento inadecuado y de la adherencia a las recomendaciones clínicas
pres­critas como la medicación o la dieta.
Si el paciente está utilizando la negación como mecanismo de afrontamiento, hay que estar atenta por si está pasando por alto la información
necesaria. Como en todas las interacciones con el paciente, hay que respetar el secreto y la sensibilidad de la información compartida.

Hallazgos objetivos. Se deben obtener hallazgos objetivos relacionados con el estrés y el afrontamiento con la observación del aspecto y la
conducta no verbal de un paciente. Hay que observar el aseo y la higiene, la marcha, las características del apretón de manos, las acciones
mientras se sienta, la calidad del discurso, el contacto visual y la actitud del paciente durante la entrevista. Antes de que la entrevista comience
o al final de la entrevista, dependiendo del nivel de ansiedad del paciente, hay que tomar las constantes vitales básicas para valorar los signos
fisiológicos de estrés tales como la presión arterial, la frecuencia cardíaca o la frecuencia respiratoria elevadas. Hay que asegurarse de
incorporar componentes culturales de interpretación de las conductas de comunicación no verbales del paciente.

Diagnóstico enfermero

Una revisión de los datos de valoración lleva a enfermería a agrupar los datos que indican la presencia de un factor estresante potencial o real
y la respuesta del paciente. La agrupación de los datos, junto con la aplicación del conocimiento y de las experiencias de enfermería con los
pacientes con estrés, conduce a diagnósticos enfermeros individualizados.
Los diagnósticos enfermeros en personas que sufren estrés se cen­tran generalmente en el afrontamiento. Específicamente las caracterís­ticas
definitorias muy importantes del afrontamiento ineficaz incluyen la verbalización de la incapacidad de afrontar y la incapacidad de pedir ayuda.
Para identificar las características definitorias, hay que preguntar al paciente cuál es la mayor preocupación en el momento de la entrevista. Es
importante darle tiempo suficiente para contestar. Se deben observar los signos no verbales de ansiedad, temor, ira, irritabi­lidad y tensión en
un paciente que esté experimentando afrontamiento ineficaz. Otras características definitorias incluyen la presencia de estrés en la vida, una
incapacidad para satisfacer las expectativas del rol y las necesidades básicas, una alteración en la participación social, una conducta
autodestructiva, un cambio en los patrones de comunicación habituales, una alta tasa de accidentes, una ingesta excesiva de alimentos, beber,
fumar y alteraciones del sueño. El estrés da lugar a menudo a múltiples diagnósticos enfermeros. Son ejemplos de estos diagnósticos, pero no
se limitan a ellos, los siguientes:

Ansiedad.
Cansancio del rol de cuidador.
Afrontamiento ineficaz.
Temor.
Riesgo de síndrome postraumático.
Insomnio.
Baja autoestima situacional.
Estrés por sobrecarga.
Planificación

Resultados. Los resultados deseables para las personas que sufren estrés con frecuencia incluyen afrontamiento eficaz, afrontamiento de los
problemas de la familia, salud emocional del cuidador principal y modificación psicosocial: cambio de vida. Enfermería selecciona a menudo
intervenciones para el estrés y la mejora del afrontamiento como la intervención de aumentar el afrontamiento y la intervención en caso de
crisis, además de las intervenciones individualizadas después de considerar el diagnóstico enfermero, los recursos disponibles para el
paciente y los objetivos identificados por el paciente y enfermería.
Las intervenciones de enfermería se diseñan en el marco de la prevención primaria, secundaria y terciaria. En el nivel de la prevención primaria,
enfermería dirige las actividades de enfermería a identificar los individuos y las poblaciones que están posiblemente en riesgo de estrés. Las
intervenciones de enfermería del nivel secundario incluyen las actuaciones dirigidas a los síntomas tales como la protección del paciente
contra las autolesiones. Las intervenciones del nivel terciario ayudan al paciente a readaptarse y pueden incluir entrenamiento en relajación y
en la gestión del tiempo. Enfermería y el paciente valoran el nivel y la fuente del estrés existente y determinan los puntos apropiados para que
la intervención lo reduzca.

Otro método para planificar los cuidados es mediante el uso de un mapa conceptual. Los mapas conceptuales identifican los múltiples
diagnósticos enfermeros a partir de la base de datos de la valoración y muestran cómo se relacionan.

Así como la valoración de enfermera del estrés y el afrontamiento del paciente dependen de la percepción del problema del paciente y de los
recursos de afrontamiento, las intervenciones se centran en la asociación con el paciente y el sistema de apoyo, generalmente la familia. En el
caso de un factor estresante familiar o comunitario y de un deterioro del afrontamiento familiar o comunitario, la vi­sión de la situación y los
recursos es más amplia.

Establecer prioridades. Hay que considerar la perspectiva y las respuestas del paciente a las preguntas de la valoración al establecer las
prioridades del cuidado. La situación clínica y la percepción del estrés del paciente determinan qué diagnóstico enfermero tiene la mayor
prioridad. Como en todas las áreas de la enfermería, la seguridad del paciente y de los demás en su entorno es la primera prioridad.

Si el suicidio o el homicidio no es la cuestión, enfermería debe examinar otras amenazas potenciales para la seguridad de las personas
vulnerables que están bajo el cuidado del paciente. Hay que asegurar su cuidado o supervisión temporal en caso de necesidad. Otras
amenazas potenciales para la seguridad incluyen déficits nutricionales; insomnio; déficits de autocuidado, y falta de juicio e impulsividad que
llevan posiblemente a tomar decisiones no seguras sobre el sexo, las drogas, el dinero o a dañar las relaciones personales, un daño que la
persona puede lamentar más adelante. Hay que determinar el grado de alteración del trabajo, la escuela, el hogar y la familia en la vida de la
persona. Cuando enfermería ha terminado la valoración inmediata y ha garantizado la seguridad, debe comenzar el proceso de resolución de
problemas.

Trabajo en equipo y de colaboración. Hay que colaborar con los terapeutas ocupacionales, nutricionistas, profesionales de la atención pastoral
y profesionales de asistencia sanitaria de otras especialidades clínicas, dependiendo de la situación del paciente. El alcance de la práctica de
enfermería no puede satisfacer todas las necesidades del paciente. Los pacientes que sufren estrés por situa­ciones clínicas o enfermedades
psiquiátricas presentan necesidades que hacen necesario que enfermería consulte con enfermeras de salud mental de práctica avanzada,
psiquiatras, psicólogos o trabajadores sociales psiquiátricos. Un enfoque multidisciplinar aborda las necesidades holísticas del paciente. Hay
que reconocer la necesidad de colaboración y de consulta; informar al paciente sobre los recursos potenciales, y preparar intervenciones tales
como consultas, sesiones grupales o tratamiento según sea necesario. Un trabajador social del hospital comparte las ideas sobre los recursos
disponibles dentro del hospital y en la comunidad. El personal de enfermería de atención domiciliaria conoce los servicios comunitarios,
grupos y contactos apropiados.

Además de maximizar el uso de los recursos disponibles para el cuidado del paciente, la atención en colaboración también beneficia a la
enfermería. Mientras trabaja con los pacientes que sufren estrés, enfermería obtiene una amplia comprensión de la multitud de disciplinas de
asistencia sanitaria. El trabajo se convierte en más satisfactorio. Los contactos con otros miembros del equipo multidisciplinar y de la
comunidad proporcionan una sensación de contribuir al trabajo en equipo de proporcionar atención holística.
Implementación

Promoción de la salud. Tres de las formas principales de intervención en el estrés son disminuir las situaciones que producen estrés,
aumentar la resistencia al estrés y aprender las técnicas que reducen la respuesta fisiológica al estrés. Hay que educar a los pacientes y las
familias sobre la importancia de la promoción de la salud.
Ejercicio regular. Un programa de ejercicio regular mejora el tono muscular y la postura, controla el peso, reduce la tensión y promueve la
relajación. Además, el ejercicio reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular y mejora el funcionamiento cardiopulmonar. Los pacientes que
tienen antecedentes de enfermedad crónica, tienen riesgo de desarrollar una enfermedad o son mayores de 35 años, deben comenzar un
programa de ejercicio físico sólo después de hablar del plan con un profesional de asistencia sanitaria.

Sistemas de apoyo. Un sistema de apoyo familiar, de amigos y de colegas que escuchan, ofrecen consejo y proporcionan apoyo emocional
beneficia al paciente que sufre estrés. Muchos grupos de ayuda están disponibles para las personas.

Gestión del tiempo. Las técnicas de gestión del tiempo incluyen desarrollar listas de tareas priorizadas. Por ejemplo, ayudar a los pacientes a
enumerar las tareas que requieren atención inmediata, las que son importantes y pueden ser retrasadas, y las que son rutinarias y pueden ser
realizadas cuando se tenga tiempo. En muchos casos establecer prioridades ayuda a las personas a identificar las tareas que no son
necesarias o que se pueden delegar en otro.

Imágenes y visualización dirigidas. La visualización dirigida se basa en la creencia de que una persona reduce significativamente el estrés con
la imaginación. Es un estado de relajación en el que una persona utiliza activamente la imaginación de manera que permita la visualización de
un entorno relajante y tranquilo. Generalmente la imagen creada o sugerida hace pensar en muchas palabras sensoriales para ocupar la mente
y ofrecer distracción y relajación.

Relajación muscular progresiva. En presencia de pensamientos y acontecimientos que causan ansiedad, un síntoma fisiológico común es la
tensión muscular. Hay que disminuir la tensión fisiológica con un método sistemático para liberar la tensión de los principales grupos
musculares. Una persona alcanza generalmente un estado de relajación mediante la respiración torácica profunda. Una vez que el paciente
está respirando profundamente, se dan instrucciones para que alternativamente contraiga y relaje los músculos en grupos específicos.

Entrenar la asertividad. La asertividad incluye las habilidades para ayudar a las personas a comunicarse con efectividad con respecto a sus
necesidades y deseos. La capacidad de resolver el conflicto con otros mediante el entrenamiento de la asertividad es importante para reducir
el estrés. Enseñar asertividad en un entorno grupal aumenta los beneficios de la experiencia.

Escribir un diario. Para muchas personas mantener un diario privado y personal proporciona una salida terapéutica para el estrés. Enfermería
puede sugerir que los pacientes lleven diarios, especialmente durante situaciones difíciles. En un diario privado los pacientes pueden expresar
una gama completa de emociones y dar rienda suelta a sus sentimientos sinceros sin herir los sentimientos de nadie y sin preocuparse de lo
que les parece a los demás.

Manejo del estrés en el lugar de trabajo. Los factores estresantes tales como los rápidos cambios en la tecnología de la asistencia sanitaria,
la diversidad en la mano de obra, la reestructuración de la organización y los sistemas de trabajo cambiantes generan es­trés en los
trabajadores. El burnout se produce como resultado del estrés crónico. El burnout enfermero se produce con frecuencia por la atención intensa
y se manifiesta en forma de agotamiento emo­cional, pérdida del sentido de la identidad personal y sentimientos de fracaso.

Si enfermería o sus pacientes sufren burnout, ayuda realizar cambios de conducta para afrontar el estrés laboral. Un paso impor­tante es
identificar los límites y el alcance de las responsabilidades en el trabajo. Reconocer las áreas sobre las que la enfermera tiene control y puede
cambiar y aquéllas sobre las que enfermería no tiene responsabilidad es una idea fundamental. Hacer una separación clara entre el trabajo y la
vida familiar también es crucial. Consolidar amistades fuera del lugar de trabajo, organizar el aislamiento social temporal para la “recarga
personal” de la energía emocional y pasar horas fuera de servicio en actividades interesantes ayudan a reducir el burnout.

Cuidados agudos

Intervención en crisis. Cuando el estrés supera los mecanismos de afrontamiento habituales de una persona y exige la moviliza­ción de todos
los recursos disponibles, se convierte en una crisis. Una crisis crea un punto de inflexión en la vida de una persona porque cambia la dirección
de su vida en cierta manera. El acontecimiento precipitante generalmente se produce aproximadamente de 1 a 2 semanas antes de que la
persona busque ayuda, pero a veces ha ocurrido en las últimas 24 horas. En general, una persona resuelve la crisis en cierta manera en
aproximadamente 6 semanas. La intervención en crisis tiene el objetivo de que la persona vuelva al nivel de funcionamiento previo a la crisis y
de promover el crecimiento.
Debido a que las estrategias de afrontamiento habituales de una persona o de la familia son inefectivas para manejar el estrés del
acontecimiento precipitante, es necesario el uso de nuevos mecanis­mos de afrontamiento. Esta experiencia fuerza el uso de estrategias
desconocidas y resulta en una mayor conciencia de las fortalezas y los recursos no conocidos previamente o en el deterioro del funcio­‐
namiento. De esta manera, una crisis se refiere a menudo tanto a una situación de peligro como a una oportunidad. Algunas personas o
familias emergen de un estado de crisis funcionando de manera más efectiva, mientras que otras se encuentran debilitadas, e incluso otras
son totalmente disfuncionales.

La intervención en crisis es un tipo específico de psicoterapia breve con pasos prescritos. Es más directiva que la psicoterapia tra­dicional o el
counseling y cualquier miembro del equipo de atención sanitaria que se haya entrenado en sus técnicas puede utilizarla. El enfoque básico es
la resolución de problemas, y se centra solamente en el problema planteado por la crisis.

Al usar un método de intervención en crisis, enfermería ayuda al paciente a conectar mentalmente el acontecimiento estresante y su reacción
a él. Esto es fundamental porque el paciente a veces no puede ver claramente la situación completa. Enfermería también ayuda a la persona a
ser consciente de los sentimientos actuales tales como ira, duelo o culpa para ayudarle a reducir los sentimientos de tensión. Además,
enfermería ayuda al paciente a explorar los mecanismos de afrontamiento, quizás identificando nuevos métodos de afrontamiento. Finalmente
enfermería ayuda a la persona a aumentar los contactos sociales si se ha aislado y centrado excesi­vamente en sí mismo.

Atención para el restablecimiento y atención conti­nua. Una persona sometida a estrés se recupera cuando se elimina el estrés o las
estrategias de afrontamiento son acertadas; sin embargo, una persona que ha sufrido una crisis ha cambiado, y los efectos suelen durar años
o el resto de la vida de la persona. La fase final de la adaptación a una crisis es reconocer las implicaciones a largo plazo de la crisis. Si una
persona ha afrontado con éxito una crisis y sus consecuencias, se hace más madura y saludable. Cuando una persona se recupera de una
situación estresante, el momento es adecuado para introducir técnicas de manejo del estrés para reducir el número y la intensidad de las
situaciones estresantes en el futuro.

Evaluación

Un paciente que se recupe­ra de un estrés agudo a menudo expresa espontáneamente sentirse mejor cuando el factor estresante desaparece.
La recuperación del es­trés crónico se produce más gradualmente a medida que el paciente emerge de la presión. En cualquiera de las dos
situaciones hay que valorar de nuevo al paciente buscando la presencia de síntomas nuevos o recurrentes relacionados con el estrés.
Hay que observar las conductas del paciente y hablar con el paciente y la familia si es apropiado. Se debe preguntar al paciente acerca de los
patrones de sueño, el apetito y la capacidad de concentrarse. También hay que preguntar acerca de las estrategias de afrontamiento que el
paciente utiliza y determinar su efectividad. Enfermería debe pedir a los pacientes que comparen los sentimientos y las conductas actuales
con los sentimientos y las conductas de hace 6 meses. Si los resultados deseados se han alcanzado, el paciente expresa sentirse mejor ahora
que hace 6 meses.

Resultados del paciente. Se debe recordar que el afronta­miento del estrés lleva tiempo. Enfermería debe mantener la comunicación de manera
continuada con los pacientes con res­pecto a su afrontamiento. Los pacientes sometidos a estrés grave o trauma, a menudo tienen
sentimientos de impotencia, vulnerabili­dad y pérdida de control. Enfermería aborda estos sentimientos implicando activamente a los pacientes
y las familias en los procesos de identificación del problema (valoración), la priorización, el establecimiento de objetivos y la evaluación. La
participación de los pacientes en estos procesos les da una oportunidad de dirigir su energía de manera positiva y los lleva a asumir mayor
responsabilidad en el mantenimiento y la promoción de la salud.

Involucrar al paciente como socio en la atención sanitaria establece el escenario para una comunicación abierta. En ese ambiente el paciente
se siente más libre para proporcionar retroalimentación importante sobre las intervenciones que son acertadas y ayudar a enfermería a
entender mejor por qué algunas intervenciones no pueden cumplir con los objetivos establecidos. Si el paciente expresa estrés agudo
continuado, hay que valorar la seguridad preguntando si ha habido o no algún accidente reciente en el domicilio, el coche o el trabajo. Se debe
preguntar por las estrategias de afrontamiento para determinar si el paciente está utilizando estrategias desadap­tativas no seguras. Si el
paciente expresa estrés crónico continuado, hay que preguntar por su percepción del factor estresante y las conductas de afrontamiento
usadas. Enfermería debe hablar del factor estresante con el paciente para valorar si necesita ser redefinido. Si el contacto con un paciente
termina antes de que enfermería haya logrado la resolución de los objetivos, es importante derivarlo a los recursos apropiados de manera que
el progreso no se retrase ni se interrumpa.

Una parte esencial del proceso de evaluación es colaborar con los pacientes para determinar si sus propias expectativas con respecto a la
atención de enfermería se han resuelto. Cualquier revisión en el plan de cuidados incluye pasos para tratar las expectativas del paciente.

El siguiente enlace presenta un trabajo elaborado por la OPS para trabajar con el estrés en individuos de edad adulta.

https://www.paho.org/es/documentos/autoayuda-plus-aayuda-curso-grupal-manejo-estres-para-personas-adultas-version-generica

Puntos claves:

El síndrome de adaptación general es una respuesta fisiológica inmediata del cuerpo entero al estrés e implica a varios sistemas
corporales, especialmente al sistema nervioso autónomo y al endocrino. Las respuestas fisiológicas al estrés también incluyen cambios
inmunológicos.
El estrés puede hacer que las personas enfermen como resultado de los niveles crecientes de hormonas de gran alcance que cam­bian los
procesos corporales.
Una persona está sometida a estrés psicológico solamente si evalúa el acontecimiento o la circunstancia como personalmente
significativa. Tal evaluación de un acontecimiento por su signifi­cado personal se denomina apreciación primaria.
Hay varios tipos de estrés, incluyendo el estrés laboral, familiar, crónico y agudo; problemas cotidianos; traumas, y crisis.
Enfermería reconoce y responden al estrés del cuidador de los miembros de la familia de los pacientes.
Los rápidos cambios en la tecnología de la asistencia sanitaria, la diversidad en la mano de obra, la reestructuración de la organi­zación y los
sistemas de trabajo cambiantes generan estrés en los trabajadores, incluida enfermería.
Los factores estresantes potenciales y los mecanismos de afron­tamiento varían a lo largo de la vida.
Afrontamiento significa hacer un esfuerzo para manejar el estrés psicológico.
El afrontamiento es un proceso que cambia constantemente para gestionar las demandas de los recursos de una persona.
Tres de las formas principales de intervención en el estrés son disminuir las situaciones que producen estrés, aumentar la resis­tencia al
estrés y aprender las técnicas que reducen la respuesta fisiológica al estrés.
Un paciente cuyo estrés es tan grave que no puede afrontarlo usando cualquiera de los medios que antes habían funcionado está sufriendo
una crisis.
Una crisis es un punto de inflexión en la vida y es del desarrollo, situacional o adventicia.
Una crisis se resuelve generalmente de cierta manera en aproximadamente 6 semanas. La intervención en crisis tiene el objetivo de que la
persona vuelva al nivel de funcionamiento previo a la crisis y de promover el crecimiento.

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