7 - La Palabra Que Camina - Buen Vivir

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 146

LA PALABRA QUE CAMINA

COMUNICACIÓN POPULAR PARA EL VIVIR BIEN / BUEN VIVIR

Adalid Contreras Baspineiro

Quito, octubre de 2015

1
INDICE

Prólogo

Introducción

Capítulo 1
El Vivir Bien/Buen Vivir: una cosmovisión que comunica
Vivir Bien/Buen Vivir es una cosmovisión de la vida en armonía
Vivir Bien/Buen Vivir es convivencia comunitaria y solidaria
 Uno/a para todos/a, todos/as para uno/a
 Complementariedades
 Integralidad
Vivir Bien/Buen Vivir es una propuesta de la vida en plenitud
 Vivir Bien/Buen Vivir con dignidad
 Equilibrio
 Superar el vivir mejor
El Vivir Bien/Buen Vivir es una propuesta de los pueblos originarios para el planeta
 El origen
 Referentes pluridiversos
 El pensamiento Qhapaq
 Interculturalidad y plurinacionalidad
 Devenir histórico
El Vivir Bien/Buen Vivir es una epistemología del sur
Desde la periferie hasta el centro
 Epistemología del Sur
 En el seno del capitalismo
 En las comunidades y en el Estado

Capítulo 2
¿Qué es la Comunicación para el Vivir Bien / Buen Vivir?
(Re)construir sentidos de vida buena en plenitud
Vivir Bien/Buen Vivir es diálogo y decisión
 Definición de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir
 Horizonte de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir
Saber comunicarse
 Debemos estar siempre comunicados
 Hablar como personas que viven la vida
Saber escuchar
 Escucharnos con todos los sentidos
 Escuchar las voces del ambiente y los sonidos de la naturaleza
 Escucharnos en la práctica política
Saber compartir
 Educar para transformar
 Cantos de esperanza

2
Saber vivir en armonía y solidaridad refrendando las palabras con los actos
 Convivir entre culturas
Saber soñar
 Institucionalidad para el Vivir Bien/Buen Vivir
 Políticas de comunicación y de culturas para el Vivir Bien/Buen Vivir
 Derecho a la comunicación

Capítulo 3
Metodología de la convivencia comunitaria
Concepción metodológica de la complementariedad
Niveles de intervención
 La cuadralidad comunicativa
 Sentidos de enunciación
Lógica tetraléctica
 Referentes
 Convivir sentipensando
- Sentir/pensar
- Decidir/actuar
- Volver/convivir
- Celebrar/esperanzar
Métodos y procedimientos
 Estrategar con los pies en la tierra
 Para construir los discursos
- Acción de comunicación
- Tema general
- Objetivo general
- Objetivos específicos
- Subtemas/mensajes
- Sujetos
- Medios/géneros/formatos

Conclusiones

Bibliografía

Anexos

3
“Llegará el día en que nos demos cuenta
de que todo lo que somos,
nuestra existencia misma,
se la debemos a las gentes
que han reservado su cultura y su herencia,
a esas personas que han mantenido con vida los rituales,
las historias, las leyendas y los mitos.
Y será gracias a este conocimiento que ellos han preservado,
como volveremos a estar otra vez en armonía con la Naturaleza,
con la Madre Tierra y con la humanidad misma.
Y descubriremos que este conocimiento
es nuestra clave para la supervivencia.
Éstos serán los Guerreros del Arco Iris”1.

1
En el siglo XIX, una anciana y sabia mujer de la tribu Cree llamada "Ojos de Fuego", lanzó una profecía que
hablaba de Los Guerreros del Arco Iris.

4
Prólogo
(FALTA: redactará el Dr. Francisco Sierra, CIESPAL)

5
Presentación
(FALTA: Escriben los directivos de ALER)

6
Introducción

El título de este libro es un reconocimiento a la creatividad, la fortaleza y la energía


de los pueblos de nuestro continente. Con ellos la historia camina sin pausa,
aunque con ritmos cambiantes que a veces permiten avanzar y otras detenerse o
dar marcha atrás para tomar impulso. Los pueblos no marchan solos, otras
fuerzas también influyen para que los contextos de la historia se acomoden a sus
intereses. Y entonces los pueblos resisten. Afinan sus propuestas. Luego emergen
y se proyectan en la vida con sus cosmovisiones, con sus culturas, con su ciencia
y tecnologías, con sus formas organizativas, con sus formas de relacionarse y
comunicarse, con sus esperanzas para ellos, para la Madre Tierra, para el mundo.

En este caminar por la historia, que va y viene, se desarrollan verdades batallas


simbólicas donde la palabra acompaña y alimenta las ideas, las costumbres y los
“sentipensamientos”, tensionándose entre las expresiones de las fuerzas que
quieren eternizarse en la univocidad del discurso y del poder y las fuerzas de las
voces múltiples que enuncian proyectos de sociedad variopintos con el común
denominador de la justicia y de la vida en armonía.

La palabra camina en el día a día de las personas y de las sociedades. No se


detiene nunca, se hace en los diálogos, en los intercambios culturales, en las
relaciones sociales, políticas y espirituales y en las vinculaciones de los hombres y
de las sociedades con la naturaleza y los dioses tutelares. Camina con los
sentimientos, conocimientos, prácticas y esperanzas de las sociedades
reflejándolas, enriqueciéndolas, conectándolas, desafiándolas, orientándolas y
proyectándolas.

La palabra está caminando nuestra América Latina y el Caribe, expresando las


voces de un Sur que ha decidido recuperar de sus entrañas de resistencia al
(neo)colonialismo, al capitalismo y todas sus expresiones discriminatorias,
propuestas de dignificación que ponen en el horizonte y en el camino el diseño de
una sociedad de la vida buena en plenitud, con armonía personal, social, con la
naturaleza y con el cosmos: la sociedad del Vivir Bien/Buen Vivir.

7
La palabra del Vivir Bien/Buen Vivir está caminando en las prácticas, experiencias,
interrogantes y construcciones de la comunicación popular, que desde su misión
irrenunciable de visibilización y representación de la vida de los pueblos y de sus
luchas por un mundo justo, así como por la democratización de la palabra, se
interrogan ahora por la sociedad de la vida buena en plenitud y armonía. Las
preguntas, dudas, respuestas y desafíos de esta caminata que la comunicación
popular hace desde los pueblos es la base de la propuesta de este libro: la
Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir.

La palabra camina también por las páginas de este libro, que en su primer capítulo
define la cosmovisión del Vivir Bien/Buen Vivir, recuperando su origen en la
sabiduría y experiencia de los pueblos indígenas, así como sus expresiones en las
reivindicaciones y luchas de otras y diversas sociedades. El segundo capítulo
propone una definición de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir,
estableciendo sus principales componentes y características. Con este armazón,
en el tercer capítulo aventuramos la concepción metodológica de la convivencia
comunitaria, con su lógica tetraléctica, que esperamos orienten el diseño de
prácticas y producción de materiales de comunicación para la sociedad del Vivir
Bien/Buen Vivir.

Como ocurre con frecuencia en la historia de la comunicación latinoamericana,


también en este tema la práctica está caminando por delante de la teoría. El Vivir
Bien/Buen Vivir nace en las resistencias, experiencias y propuestas ciudadanas,
desde donde da un salto a la política y las políticas estatales, sin haber tenido el
tiempo suficiente para sistematizarse, teorizarse y dotarse de un cuerpo
metodológico. La teoría necesita ponerse al día conceptualizando a partir del valor
de las experiencias.

Este trabajo cuenta no solo con el aval, sino con las reflexiones, búsquedas y
extraordinarias experiencias de la Asociación Latinoamericana de Educación
Radiofónica (ALER), la red continental más representativa de la comunicación
popular latinoamericana y caribeña. A sus directivos, emisoras asociadas y
audiencias quiero expresarles mi admiración, aprecio y agradecimiento por haber

8
respaldado esta publicación y por sus prácticas e interrogantes que convierten
este libro en un material de trabajo que está presto a recibir los borrones, los
apuntes y los aportes de quienes están caminando con la palabra que construye,
pasito a paso, la sociedad del Vivir Bien/Buen Vivir.

Quiero reconocer los esfuerzos que realiza el Centro Internacional de Estudios


Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL), mediante diversas
iniciativas de debate y producción teórica y metodológica, para promover la
reflexión académica sobre la comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir. En este
marco, la publicación de este libro es posible gracias a su generosidad en
coedición con ALER. Agradecimiento también al amigo Omar Rincón y la
Fundación Frederich Ebert Stiftung, por animarse a apoyar misiones polémicas
como el contenido de las páginas de este libro.

Con la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir retomamos la palabra de


nuestros pueblos, seguimos la huella de la comunicación popular y caminamos la
senda abierta por los pioneros de la comunicación horizontal y participativa, para
seguir aportando en la construcción de un Nuevo Orden Mundial de la Información
y la Comunicación.

La utopía está vigente.

Quito, noviembre de 2015

9
Capítulo 1:

EL VIVIR BIEN/BUEN VIVIR: UNA COSMOVISIÓN QUE


COMUNICA

10
EL VIVIR BIEN/BUEN VIVIR ES LA COSMOVISIÓN DE LA VIDA EN ARMONÍA

Si cosmovisión es una forma de ver, de interpretar, de entender y también de


construir el mundo con un conjunto de creencias y convicciones que permiten
analizar, interpretar y reconocer la realidad, el punto de vista particular que
caracteriza al Vivir Bien/Buen Vivir como una cosmovisión es la
cosmoconvivencia.

La cosmoconvivencia se construye en base a la articulación, interacción,


intercomunicación, encuentro e interdependencia de estas cuatro cosmovisiones:

COSMO-
CÉNTRICA

BIO- COSMO ECO-


CÉNTRICA CONVIVENCIA CÉNTRICA

ETNO-
CÉNTRICA

Decimos que es una concepción cosmocéntrica, porque el eje sobre el que gira la
interpretación, comprensión, definición y proyección del mundo es la vida en y del
cosmos. O sea, la vida de todos los seres vivos en nuestra relación con la vida del
planeta y cosmos que habitamos los humanos, los animales, las plantas, las
montañas, la naturaleza, todos los que vivimos en y de la tierra y cosmos que nos
dan vida al mismo tiempo que perteneciéndoles nosotros también les damos vida.

Esta concepción se construye sobre la base de la cosmovisión biocéntrica, que


reivindica el valor primordial de la vida de todos los seres. La vida, tal y como se
entiende en la cosmovisión del Vivir Bien/Buen Vivir, contempla estos niveles:

1) La vida en convivencia, individual y social, entre seres humanos y con todos


los otros seres vivos y con la naturaleza y las deidades.
2) La vida digna, es decir con derechos y responsabilidades, tanto ciudadanos
como de la naturaleza.

11
3) La vida en plenitud, donde la felicidad de todos es la felicidad de uno, con
relaciones de colaboración, sin ostentaciones, con lo suficiente, sin
discriminaciones, con justicia.

Estamos hablando de la cultura de la vida con relaciones perdurables que en esta


manera de entender y construir el mundo es más amplia que la cosmovisión
etnocéntrica o antropocéntrica que se caracteriza porque prioriza al hombre, su
bienestar, su progreso y crecimiento, tal como lo postulan las tradicionales
propuestas del llamado desarrollo. Así mismo, es una visión más amplia que la
ecocéntrica, que coloca en el centro de su atención al medio ambiente, a los
ecosistemas, a las especies y el desarrollo sustentable.

En realidad, el Vivir Bien/Buen Vivir no solo es más amplio y profundo que el


desarrollo humano y el desarrollo sostenible, sino que es distinto, es otra
concepción que tiene la capacidad de relacionarlos, enlazarlos y darles un nuevo
sentido transformándolos, o saliendo de la tradicional forma de entender el
desarrollo como crecimiento y progreso, para construir otra sociedad, de
convivencia comunitaria con su eje centrado en la vida en y del cosmos. Así
mismo, el Vivir Bien/Buen Vivir transforma en derechos de la naturaleza lo que se
mal denomina recursos naturales que son gestionados y negociados como
mercancías.

Además de la característica de la cosmoconvivencia, afirmamos que el Vivir


Bien/Buen Vivir es la cosmovisión de la vida en armonía porque la vida misma, la
vida digna y la vida en plenitud sólo serán posibles si logramos construir y conciliar
las siguientes relaciones:

1) La armonía de los seres humanos consigo mismos. Esta es la dimensión


subjetiva y espiritual del Vivir Bien/Buen Vivir. Quiere decir que debemos
trabajar nuestras personalidades y nuestros sentimientos y no solo nuestros
conocimientos para predisponernos a vivir la vida preservando el planeta, a
trabajar por la vida digna, a compartir en igualdad de condiciones entre
hombres y mujeres y a valorar la vida en plenitud con solidaridad y

12
suficiencia. Es necesario establecer un compromiso personal y una
convicción política con esta cosmovisión de la vida en convivencia.
2) La armonía de los seres humanos en sociedad. La dimensión comunitaria
del Vivir Bien/Buen Vivir sostiene que debemos vivir colaborativamente en
sociedad, juntos, relacionándonos, respetándonos, reconociéndonos,
apoyándonos, preocupándonos por nuestros semejantes, trabajando en
comunidad por nosotros y por los otros, por sociedades con justicia.
3) La armonía de los seres humanos y de la sociedad con la naturaleza que
comprende a todos los seres vivos acogidos por la Madre Tierra. La
dimensión ecológica nos recuerda que la tierra no nos pertenece sino que
nosotros le pertenecemos a la Madre Tierra que nos protege y nos da vida,
a nosotros y a todos los seres vivos. Nos corresponde preservarla,
alimentarla, quererla, asumirla como la casa común para nosotros y las
nuevas generaciones.
4) La armonía con las deidades y fuerzas tutelares es la dimensión cósmica
del Vivir Bien/Buen Vivir. El cosmos es el universo donde en forma
ordenada coexisten la materia, la energía, el espacio, el tiempo y los dioses
creadores y hacedores de la vida.

En una definición cercana a la cosmovisión de la vida en armonía, Francois


Houtart propone el Bien Común de la Humanidad como un nuevo paradigma, que
tiene como su opción fundamental “[…] una dinámica social equilibrada entre
personas, géneros y grupos sociales, en armonía con la naturaleza, para
promover la vida y asegurar su reproducción” (2013, p. 39). También la Encíclica
Laudatio Sí del Papa Francisco, afirma el principio del Bien Común como “el
conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a
cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección”
(2015, numerales 156-158), para que las personas satisfagan sus derechos
básicos e inalienables y para su desarrollo integral con un llamado a la solidaridad
y la opción preferencial por los pobres.

13
La cosmovisión del Vivir Bien/Buen Vivir es integral y sus cuatro componentes
(cosmocéntrica, biocéntrica, etnocéntrica y ecocéntrica) son interdependientes, por
lo que necesitan ponerse en diálogo para generar un sentido integrador de la vida,
a sabiendas que “…ocurre una doble revolución copernicana en la concepción del
desarrollo. Primera: Ya no gira todo en torno al crecimiento económico sino que lo
económico gira más bien en torno al crecimiento en humanidad. Segunda,
tampoco la Madre Tierra –el Cosmos, siendo más inclusivos– gira en torno de los
humanos sino que nosotros también nos sentimos fruto y parte de esta Madre
Tierra y Cosmos, y tenemos que avanzar y convivir juntos de una manera
armónica. De la prioridad económica se pasa a la humana, y ésta se inserta en lo
cósmico, que no excluye lo demás, pero le da un sentido más incluyente. Y sólo
entonces podemos comprender qué es realmente el convivir bien e intentar
realizarlo” (Albó, 2010, p. 140)

VIVIR BIEN/BUEN VIVIR ES CONVIVENCIA COMUNITARIA Y SOLIDARIA

Uno/a para todos/as, todos/as para uno/a

Se suele afirmar que enfatizar en la vida comunitaria destacando la importancia de


los grupos, de los colectivos y de las organizaciones anula a los individuos y
desconoce los derechos y las libertades de las personas. Y no es así. La vida
comunitaria no desconoce a la persona, por el contrario, como hemos visto en la
cosmovisión de la vida en armonía, se valora a los seres humanos en sí mismos,
en su intimidad, y desde ellos, en su vida de convivencia con otros seres humanos
en sociedad, para lograr resultados en común que satisfagan a todos y todas,
individual y colectivamente, material y espiritualmente. Lo que sí es cierto que
cuestiona la convivencia comunitaria, y esto es otra cosa, son los anti-valores
personalistas como el individualismo, el egoísmo o la insolidaridad y la
competitividad sin ética ni respeto por los otros.

También se suele decir que la vida en comunidad es una característica sólo de los
pueblos indígenas para los pueblos indígenas y de las comunidades campesinas
de antiguas generaciones. En consecuencia, desde estas comprensiones, el Vivir

14
Bien/Buen Vivir no sería viable en zonas urbanas, ni para los jóvenes, y menos
para estos tiempos de modernidad y de tecnologías de la información que facilitan
exposiciones y decodificaciones comunicacionales individualizadas y
desterritorializadas.

Si esto fuera cierto, ¿cómo deberíamos nombrar a los trabajos comunitarios que
se realizan en los barrios de las ciudades?, ¿qué son sino los clubes de madres,
las asociaciones de residentes, los centros de jóvenes, las fraternidades, las
cooperativas, los sindicatos, las federaciones, los grupos de amigos, las redes
sociales, la familia y otras tantas formas de expresión del encuentro y del
emprendimiento conjunto para alcanzar objetivos comunes? Por supuesto que son
prácticas comunitarias que como nos podemos imaginar, abundan en las
provincias, en los cantones, en las ciudades pequeñas y en las grandes
metrópolis, de todos los países, de todas las regiones, de todas las culturas, en
todos los idiomas y en todos los grupos sociales, de todas las edades.

Donde realmente no tiene cabida la vida comunitaria es en el espíritu del


neoliberalismo que alimenta la competitividad egoísta entre personas, entre
grupos, entre regiones y entre países, aislándonos unos de otros, condenándonos
a la soledad, ensalzando las libertades y emprendimientos individuales y
haciéndonos creer que así ya están diseñadas las sociedades con futuro. Para
justificar estas comprensiones, hasta le han cambiado su sentido a las palabras,
por ejemplo la palabra libertad que supone liberación la identifican con
prerrogativas individuales; la palabra solidaridad que significa velar por el conjunto,
la entienden como la responsabilidad del conjunto para el beneficio de uno; al
concepto de interculturalidad que quiere decir encuentros entre culturas diversas
para acciones compartidas de superación de las asimetrías, la identifican con
tolerancia estática de los distintos. Y así por el estilo, muchas otras palabras y
signos son acomodados a los intereses de un mundo egoísta.

Desde esta manera individualista de mirar el mundo, y con el acompañamiento de


los medios de comunicación sensacionalistas que difunden mensajes advirtiendo
que con el comunitarismo se va a eliminar la propiedad privada, o que se van a

15
ignorar los derechos de las personas, se siembran miedos y temores ante la
presencia de los vecinos, de los distintos, de los migrantes, de los refugiados, de
los otros, de la comunidad, del futuro, de la vida misma. Esta siembra de
desconfianzas está en consonancia con las características del “vivir mejor”
occidental, individualista, que divide y separa a las personas e inclusive promueve
que crezcan a expensas de los demás, y de la naturaleza. Es ahí donde no tiene
cabida la convivencia comunitaria.

No podemos en consecuencia descalificar la posibilidad de vivir colaborativamente


en comunidad. Lo importante es reconocer que en la vida comunitaria urbana y
rural, nacional, regional, continental y mundial, se busca que todas las personas
promovamos espacios de encuentro, de colaboración y de mutua preocupación
practicando valores como la solidaridad. Y debemos tomar conciencia que tal
como está diseñado y funcionando el mundo ahora, no va a ser posible vivir en
armonía y plenitud, por lo que tendremos que transformarlo y, en la práctica de su
transformación, legitimar pedagógicamente experiencias colaborativas de
solidaridad, equilibrio y armonía.

Reiteramos que el eje o motor del Vivir Bien/Buen Vivir es la vida en comunidad o
la convivencia entre diversos, donde recíprocamente la existencia de uno depende
no solo de sí mismo, sino de la de los otros y de la naturaleza y cosmos que nos
dan vida; y donde la felicidad de uno es también la de los otros y la felicidad de los
otros es la de uno mismo. O sea que debemos pensarnos como parte de una
sociedad y de un planeta. El mundo no empieza y acaba en uno mismo.

Entre algunos ejemplos de la vida cotidiana que demuestran lo afirmado, tenemos


la experiencia de la comida comunitaria que tiene distintas representaciones de
solidaridad. En barrios populares de las ciudades, en momentos de escasez, se
cocina en ollas comunes, donde todos aportan y comparten. En comunidades
indígenas y campesinas el apthapi es la mesa común tendida sobre tejidos en el
suelo, donde cada persona y familia ubica la comida de su merienda y que, una
vez colocada en el tendido, junto con las de los otros, se convierte en comida
comunitaria, de la que disfrutan por igual, todos y todas, en convivencia. Un

16
ejemplo más: la sintonía familiar o colectiva de la radio que se hace parte de los
diálogos y las tertulias cotidianas, convirtiéndose, en “compañera” que acompaña
la vida individual y colectiva.

Estas y otras son experiencias de relación comunitaria que al mismo tiempo que
provocan encuentros y beneficios individuales y colectivos, son aprendizajes para
la generación de culturas de la solidaridad, así como cimientos para la
construcción de políticas de vida comunitaria.

Complementariedades

Ahora bien, en un mundo real y virtual que está penetrado por una ideología del
individualismo, construir la cosmovisión del Vivir Bien/Buen Vivir implica un
emprendimiento individual y colectivo por otra forma de pensamiento, por otros
valores y principios, otras utopías, otro mundo y otras prácticas que en lugar de
ser egoístas e individualistas sean colaborativas, inclusivas y busquen la
complementariedad y la reciprocidad desde la diversidad.

Veamos como ejemplo de lo que estamos diciendo, lo que ocurre en la relación


entre el Yin y el Yang. El Yin es el principio femenino y el Yang el masculino.
Juntos hacen una unidad complementaria aun siendo fuerzas distintas. En su
clásica representación se puede ver cómo no solo que no se anulan, sino que
además de complementarse, uno se origina en el otro. En el siguiente gráfico,
tanto el círculo negro del Yin como el blanco del Yang parecieran islas dentro los
territorios de los otros, cuando en realidad no son cuerpos aislados sino
componentes que nacen en el espacio de los otros. Su vida comienza en el
opuesto y su desarrollo ocurre en sus relaciones opuestas, pero complementarias.

17
Así es también en las sociedades, donde cada ser, objeto o pensamiento posee
un complemento con el que se corresponde para su existencia, al mismo tiempo
que (con)vive dentro del otro. Uno es el complemento del otro, de su opuesto, de
su par. Ninguno de los elementos existe en estado puro ni en absoluta quietud.
Unos y otros se complementan y se transforman en una dialéctica que les hace
encontrarse continuamente.

Pero no siempre están en equilibrio o armonía, muchas, muchísimas veces un


elemento se impone al otro, por eso la convivencia entre opuestos o pares no es
un movimiento inercial ni mecánico, hay que trabajar para que se encuentren,
porque si no corren el riesgo de separarse, de dividirse, de sobreponerse, de
conflictuarse y de confrontarse, o anularse. Hay que trabajar para lograr la
armonía entre los diversos.

Esto ocurre en todos los niveles y en todos los aspectos de la vida, por eso es
menester generar una mentalidad para buscar armonía entre la naturaleza
humana y no-humana; entre lo religioso y lo “profano”; entre la vida y la muerte;
entre producir y consumir; entre dar y recibir; entre hoy ayer y mañana; entre ésta
y las generaciones venideras; entre trabajo y ritual; entre el yo y el nosotros; entre
la noche y el día; entre lo público y lo privado; entre el pasado el presente y el
futuro; entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, entre los ciudadanos y el
Estado, así como entre lo urbano y lo rural.

Sin embargo esto debe quedar claro: buscar complementariedades con los
distintos y los opuestos en el Vivir Bien/Buen Vivir no significa avalar y eternizar
las inequidades y las injusticias, por el contrario, lo que se busca es superarlas. Un
camino posible para que las complementariedades y reciprocidades se expresen
en situaciones de vida justa, son las transiciones que plantea el paradigma del
Bien Común de la Humanidad y que exponemos a continuación: i) redefinir las
relaciones con la naturaleza, transitando de la explotación al respeto como fuente
de vida; ii) reorientar la base de la vida, privilegiando el valor de uso por sobre el
valor de cambio; iii) reorganizar la vida colectiva hacia la generalización de la
democracia en las relaciones sociales y las instituciones; y iv) instaurar la

18
interculturalidad en la construcción del bien común universal (Houtart, 2013, pp.
39-68)

Como se puede apreciar son transiciones que señalan cambios de cualidad en las
políticas y en la vida porque obedecen a otra cosmovisión. También el Papa
Francisco, en Laudatio Sí, hace una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el
modo como estamos construyendo el planeta, subrayando que se precisa una
aproximación integral para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente
cuidar la naturaleza. El camino que sugiere para ello, es considerar la existencia
de una ecología integral que es ambiental, económica y social (2015, numerales
138-142)

En resumen, el pensamiento paritario o de la oposición complementaria se


caracteriza porque busca priorizar los consensos, los pactos y los encuentros
antes que las diferencias. Sin negar la existencia de contradicciones, se trata de
trabajar objetivos y proyectos comunes, cuya característica sea la búsqueda de la
vida comunitaria con equidad y con justicia.

Integralidad

¿Y cuál es el espacio y el motor que permiten que sea posible la armonía entre los
diferentes y los opuestos?, ¿es realmente posible o es solo una ilusión
irrealizable? Insistimos en que las cosas no ocurren mecánicamente y que hay
que trabajar para la complementariedad entre los opuestos. En el Vivir Bien/Buen
Vivir lo que dinamiza estos encuentros es el sentido comunitario de la vida que
destaca la felicidad de las personas en la felicidad del conjunto, de todos
compartiendo y construyendo un sentido inclusivo del nosotros que incluye a los
otros, con una identidad colectiva que tiene en la convivencia solidaria el espacio
para la satisfacción de necesidades no solamente materiales sino también
espirituales, a diferencia del concepto occidental de “bienestar” que está limitado
al acceso, acumulación y disfrute de bienes materiales.

Por eso junto con la armonía y la complementariedad está como principio de vida
la integralidad, que se define como exigencia normativa y no solo de buena

19
voluntad para la vida comunitaria. Este principio se fundamenta en valores
incorporados a la identidad del Vivir Bien/Buen Vivir, como son la equidad que
supone inclusión; la igualdad en la diversidad con el reconocimiento implícito de
las diferencias y de las pluralidades; el bien común; la transparencia y la ética. En
las relaciones sociales ciudadanas estos valores se materializan en la
generalización de formas de vida fraterna, sin carencias y sin excesos; y en las
políticas públicas la integralidad se expresa en la distribución justa y equitativa de
la riqueza, con una opción clara por los más pobres, así como en políticas
inclusivas y sustentables, asegurando la participación ciudadana y la convivencia
de las futuras generaciones.

En pocas palabras, Vivir Bien/Buen Vivir es convivencia complementaria o una


relación del individuo con la sociedad y la naturaleza sin desequilibrios respecto a
riqueza y poder; siendo de trascendental importancia el sentido de pertenencia y
responsabilidad con la comunidad, lo que supone preocupación por los demás, así
como expresiones de afectividad y reconocimiento (Huanacuni, 2010, p. 2)

Es importante interiorizar la afirmación anterior para evitar confusiones sobre el


sentido de la armonía, la complementariedad y la integralidad. Como se ve, estos
valores o principios no podrán ser posibles si la riqueza sigue estando mal
distribuida y si sigue alimentando la voracidad de unos y la pobreza de muchos. Ni
la armonía, ni la complementariedad ni la integralidad son posibles cuando los
poderes no gobiernan para la inclusión con equidad de las mayorías. No hay
armonía posible mientras el machismo siga justificando impunemente los
feminicidios. La armonía no es posible si el crecimiento económico sigue
haciéndose a costa de la depredación de la naturaleza. No es posible armonía
alguna si no se superan el racismo, las desigualdades, la depredación de la
naturaleza y el desarrollo lineal entendido como crecimiento económico que
profetiza que su maximización derivará en chorreo financiero para las políticas
sociales.

Trabajar por el Vivir Bien/Buen Vivir, entonces, implica una acción integral,
teniendo claro el horizonte de la vida en convivencia y armonía a la que hay que

20
saber llegar; al mismo tiempo que se tiene que recorrer el camino hacia esa meta
practicando la solidaridad comunitaria, como proclaman los pueblos del Abya Yala:

“Vamos todos juntos,


que nadie quede atrás,
que a nadie le falte nada,
y que todo alcance para todos”.

VIVIR BIEN/BUEN VIVIR ES UNA PROPUESTA DE LA VIDA EN PLENITUD

Vivir Bien/Buen Vivir dignamente

El Vivir Bien/Buen Vivir es la buena convivencia o la sociedad buena para todos en


suficiente armonía. Para llegar a esta situación de plenitud, es necesario recoger
las experiencias, propuestas y esperanzas de los pueblos que luchan por la
inclusión, la igualdad y la justicia, siguiendo un camino de colaboración
comunitaria.

De esta manera el Vivir Bien/Buen Vivir germina en el proceso que se tiene que
seguir para llegar a un estado de convivencia armónica practicando
comunitariamente la solidaridad, la reciprocidad y la complementariedad. Está en
el camino y en el punto de llegada, es decir en la sociedad donde la convivencia
es equitativa, justa y suficiente para todos y donde se vive una convivencia que
apuesta por una existencia individual y colectiva digna, sin opulencias, sin
angustias, suficiente, equitativa, donde la felicidad no se mide por la cantidad de
bienes que se poseen, sino por la satisfacción material y espiritual, individual y
colectiva.

Para llegar al estado de plena armonía un elemento a tomar en cuenta es la


apropiación del planeta tierra como “nuestra casa grande”, que habitamos y
debemos cuidar, estando conscientes que los recursos que nos brinda la
naturaleza no son infinitos y por eso los minerales, el agua potable, la tierra, los
hidrocarburos, el aire, la biodiversidad, etc. deben tener un manejo que permita
respetarlos y sostenerlos.

21
Esto lleva a considerarlos como organismos generadores de vida y que por tanto
gozan de derechos. A diferencia del capitalismo que los sobreexplota y aniquila,
en la sociedad de la convivencia en plenitud –y en el camino de su construcción-
se los renueva y se los maneja pensando en su función cósmica y en su beneficio
para las futuras generaciones.

Se debe repensar que los bienes comunes de la humanidad como son el agua, la
biodiversidad, el aire o las materias primas tengan que ser propiedad de unos
cuantos, personas o empresas, cuando su pertenencia es comunitaria, global,
cósmica y universal y a los que todos y todas debemos tener acceso. En el mismo
sentido, otros bienes comunes que son derechos ciudadanos y que se deben
garantizar en sus posibilidades de acceso y beneficio colectivo y universal porque
son esenciales para la existencia humana y su preservación, son la educación, la
alimentación, la salud, la vivienda, los servicios básicos y la comunicación. Debe
primar una política de distribución y redistribución justa de los bienes comunes,
siguiendo los principios de la solidaridad y de la complementariedad, superando
las políticas individualistas, egoístas y mercantilistas que pregona el capitalismo.

Una característica fundamental de la sociedad del Vivir Bien/Buen Vivir, es que se


constituye en el espacio donde se superan, se reordenan y se transforman las
relaciones de poder que oprimen y que explotan, reemplazándolas por otras que
posibilitan relaciones equitativas y colaborativas. Es el espacio donde se
transforman y se superan las relaciones económicas desiguales, los privilegios
sociales, la colonización discriminadora de culturas, y las sociedades que
fomentan el patriarcado.

Cerrando este punto, retomamos la propuesta del “imperativo categórico del Vivir
Bien/Buen Vivir y del socialismo democrático” propuesto por Estermann: “Actúa
siempre según la máxima de acuerdo a la que una vida humana en dignidad
(satisfacción de las necesidades básicas; autodeterminación social, política y
cultural; respeto e igualdad de oportunidades) puede ser garantizada para todos
los seres humanos en presente y futuro y que garantice a la vez la supervivencia
del planeta Tierra” (2012, p. 517- 533)

22
Equilibrio

Para constituirse el Vivir Bien/Buen Vivir en una forma de vida y en una alternativa
de sociedad, la convivencia comunitaria requiere de otro elemento: el equilibrio,
que es como una balanza que le otorga a la vida comunitaria una dimensión
política. Es el factor que cuida por la superación de las desigualdades y las
injusticias promoviendo la participación comunitaria con normas y principios que
velan por la convivencia fraterna, solidaria y amistosa entre sociedades y con la
naturaleza.

El Vivir Bien/Buen Vivir es una alternativa de vida que para hacer posible la
armonía debe enfrentar, reubicar y cambiar las características de inequidad que lo
frenan o tienden a anularlo y que viven en el mundo que tiene que cambiar. Por
esta característica, afirmamos que otro rasgo de la cosmovisión del Vivir
Bien/Buen Vivir es la constitución de una nueva era o una nueva civilización
caracterizada por la equidad y la justicia.

¿Y cómo se explica que antes dijimos que todo tiene su par con el que se tienen
que buscar complementariedades, aunque no solo sea distinto sino incluso su
opuesto?

La respuesta radica en el hecho que, aun sabiendo que se parte de la convivencia


con su opuesto, lo que se busca es la construcción de un nuevo tipo de sociedad,
con equidad y con justicia, que no será posible mientras sus elementos opuestos
sean retardatarios y obstaculicen formas de vida comunitaria en armonía. El
equilibrio no podrá ser posible mientras los elementos que lo impiden sigan siendo
los predominantes y vuelquen el peso de la balanza hacia el lado de la
legitimación de las inequidades. No habrá equilibrio mientras persista y pretenda
eternizarse como hegemónico un modelo económico, social y cultural que
desiguala y destruye el planeta y la vida en el planeta.

Es esta la realidad que lleva a David Choquehuanca a afirmar que “debemos


asumir seriamente nuestra actual visión de vida y modo de vivir (…) en un planeta
finito con una capacidad limitada para mantener a las especies que alberga (…)

23
Vivir Bien y en abundancia y en armonía con la madre naturaleza para todos los
habitantes, ajustando los niveles de producción, consumo y uso de energía y
materias primas dentro de los límites realistas que la salud y los recursos de
nuestro planeta permitan” (2009, pp. 17-19)

Un caso paradigmático que sirve como referente para construir alternativas al


desarrollo desde prácticas basadas en la justicia, la equidad y el respeto de la
naturaleza, son las experiencias de economía social y solidaria desarrolladas por
organizaciones sociales que emprenden colectivamente procesos comunitarios en
el campo de las finanzas, la producción de bienes y servicios, la soberanía y
seguridad alimentaria, la comercialización, el intercambio o trueque, la salud
comunitaria y la gestión social. Son experiencias que se desarrollan con respeto
de los derechos laborales, sociales y ambientales, buscando como fin último la
vida en armonía de las sociedades, mediante procesos organizativos y
redistributivos justos para las personas y las sociedades.

En diversos países, en ausencia de políticas estatales, las organizaciones


ciudadanas han desarrollado creativamente propuestas que se complementan en
redes nacionales, temáticas, continentales e intercontinentales, con experiencias
de integración en las que la diplomacia de los pueblos ha tejido experiencias de
comercio justo, donde el capital es relegado por el respeto de la naturaleza y por
la vida en suficiencia de los pueblos. Esto es guardar equilibrio para una vida
buena en armonía y plenitud.

Superar el vivir mejor

Construir sociedades del Vivir Bien/Buen Vivir con complementariedades, con


integralidad y con equilibrio, impone la tarea de promover rupturas históricas con
elementos estructurales que desequilibran el orden social, entre ellos: 1) con el
“vivir mejor” característico del sistema capitalista; 2) con el (neo)colonialismo
racista y xenofóbico; 3) con el patriarcado; 4) con la depredación desmedida del
medio ambiente y de los ecosistemas; y 5) con el desarrollo confundido con
crecimiento y progreso.

24
Es imprescindible que el Vivir Bien/Buen Vivir desarrolle acciones que superen en
la práctica, procesualmente, el vivir mejor característico del capitalismo y más
específicamente del neoliberalismo, y que se construye en base a la explotación y
no la colaboración, en base a la discriminación y la no inclusión. Se trata de crear
las condiciones económicas, culturales, sociales, éticas y espirituales para
transitar a las sociedades del Vivir Bien/Buen Vivir, transformando la cultura
capitalista día a día, en el nivel cotidiano y en el manejo del poder político.

Se tienen que superar los rasgos del (neo)colonialismo que es racista, excluyente
y que legitima las desigualdades. Del mismo modo, se tiene que eliminar el
patriarcado que no solo discrimina la participación de las mujeres, sino que
naturaliza su sometimiento a fórmulas machistas intolerables. La voracidad
capitalista tiene una de sus expresiones más destructivas en la depredación del
medio ambiente, y tiene que ser una responsabilidad mundial la recomposición de
las formas de vida preservando el planeta. Así mismo, el Vivir Bien/Buen Vivir
tiene que constituirse en una alternativa al desarrollo entendido como un proceso
lineal centrado en el crecimiento económico para el que lo más importante es el
capital.

Sabemos que son rupturas complejas, estructurales, de largo aliento y que


además el Vivir Bien/Buen Vivir se teje en el vientre del sistema que quiere
superar. Esto hace que su construcción sea un proceso de idas y retornos, de
pausas transicionales y de encantos y desencantos, porque siendo todo lo
contrario, o el opuesto de lo que propugnan el neoliberalismo, el neocolonialismo,
el patriarcado y el desarrollo depredador equivalente a modernización, se
confronta con sistemas centenarios que no se resignan a ser mutados sino, todo lo
contrario, se estructuran para eternizarse.

No debe extrañar por ello que en la construcción de formas de convivencia


comunitaria, algunas acciones, como por ejemplo la redistribución de la riqueza
con criterios de equidad, lleve a que algunos sectores se sientan afectados porque
evidentemente, desde su punto de vista “sufren pérdidas”, cuando lo que ocurre
en realidad es que se restringen los lujos de unos a cambio de ganancias

25
colectivas, para que la torta alcance para todas y todos y no solo para unos
cuantos. En definitiva, “[…] atentar a la naturaleza, dañar y afectar al medio
ambiente de modo directo e indirecto, explotar o abusar de otros de modo directo
e indirecto, someter al prójimo, mentir, robar (…) no es vivir bien” (Huanacuni,
2010, p.2)

En el ámbito social, el Vivir Bien/Buen Vivir es la representación del encuentro


entre pueblos. Un encuentro que reconoce la diversidad e identidad cultural, así
como la diversidad territorial. Por eso tiene un carácter incluyente, es “entre
nosotros”, todos y todas, postulando que “no se puede vivir bien si los demás
viven mal”. Por eso promueve la pertenencia y realización individual y colectiva
como partes de la comunidad local, regional, nacional e internacional,
construyéndola con cimientos de solidaridad para ser protegidos por ella, siempre
en armonía con la naturaleza y en equilibrio con todo lo que nos rodea, desde una
perspectiva en la que el Vivir Bien/Buen Vivir está relacionado con la dignidad
material así como con dimensiones inmateriales, intelectuales, espirituales y
subjetivas como el aprecio, el reconocimiento comunitario y el afecto.

Nos preguntamos: ¿estas características de dignificación de la vida se encuentran


en el capitalismo, o dónde están? Y nos respondemos que, si bien son
componentes de una sociedad que tenemos que construir, en buena medida están
instalados en las prácticas solidarias de nuestros pueblos diversos, en las
estrategias de sobrevivencia de las familias, en la profundidad de las
movilizaciones sociales que luchan por sus derechos, en el pensamiento libertario
que clama por justicia, en las propuestas y políticas públicas dignificadoras de la
sociedad y de la vida, en las legislaciones que viabilizan las democracias. En
suma, en los encuentros de vida comunitaria.

Teniendo claro que el Vivir Bien/Buen Vivir es un cuestionamiento y propuesta de


superación del desarrollo, en la definición de estrategias para su transición
histórica, que es procesual, existen matices que es necesario exponerlos: Desde
una perspectiva se entiende que se debe desarrollar un proceso de

26
“…humanización del desarrollo”2, en una relación donde el desarrollo que se
espera construir superando con acciones prácticas la visión desarrollista del
progreso, está irrevocablemente articulado a la igualdad, la justicia social, la
interculturalidad y el respeto a la naturaleza con intervenciones ciudadanas y
estatales solidarias, inclusivas y en complementariedad. En otro matiz se sugiere
un Vivir Bien/Buen Vivir en un estado de postdesarrollo que marca una ruptura sin
transiciones a una nueva sociedad que está en la vida en plenitud, más allá del
desarrollo3. En realidad, ambas visiones avizoran el mismo destino, pero sus
matices podrían llevar a interpretaciones que encuentren caminos diferenciados
en la construcción de la vida armónica.

En pocas palabras, el Vivir Bien/Buen Vivir es una propuesta política traducida


filosófica y programáticamente en alternativas de sociedad, como lo afirma el
Presidente Evo Morales Ayma: “[…] están en debate dos formas de cultura: la
cultura de la vida y la cultura de la muerte (…) La cultura de la muerte es el
capitalismo… es el vivir mejor a costa del otro; y la cultura de la vida es el Vivir
Bien… ¿Cuáles son las profundas diferencias entre el Vivir Bien y el vivir mejor? El
vivir mejor (es) vivir… explotando al otro, saqueando los recursos naturales,
violando a la Madre Tierra, privatizando los servicios básicos. Mientras que el Vivir
Bien es vivir en solidaridad, en igualdad, en complementariedad, en
4
reciprocidad…” .

Resumiendo, Vivir Bien/Buen Vivir es el acceso de todos los seres humanos a los
bienes universales comunes (alimentos, salud, educación, vivienda, comunicación)
para su existencia y la de su descendencia. Requiere la distribución y
redistribución justa y equitativa, porque mientras que alguien esté “mejor”, otras
personas están “peores”; y mientras que alguien haga grandes ganancias en un
mundo limitado, otras personas sufren pérdidas… (Plan Nacional de Desarrollo:
Bolivia digna, soberana, productiva y democrática, 2006)

2
Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia digna, soberana, productiva y democrática, 2006
3
Entre otros, ver ALER (2012), Acosta (2010)
4
Discurso del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Juan Evo Morales Ayma, en el COP15,
Copenhague 2009.

27
EL VIVIR BIEN/BUEN VIVIR ES UNA PROPUESTA DE LOS PUEBLOS
ORIGINARIOS PARA EL PLANETA

El origen

René Zavaleta Mercado afirma que todo proceso histórico tiene un momento
constitutivo que ocurre en un tiempo y un espacio determinado, es el “momento en
el que las cosas empiezan a ser lo que son y por eso es el momento ancestral o
su causa más remota” (1990, p. 180) Recuperar el origen, no para imitar sino para
tenerlo como guía y fuente de inspiración, es de vital importancia, puesto que en él
están contenidos la filosofía, la utopía y los procedimientos que dan lugar a un
proceso histórico que sigue el camino adecuándose creativamente a los diferentes
tiempos y espacios en los que se desenvuelve.

Afirmamos que el Vivir Bien/Buen Vivir tiene su origen y su principal fuente de


inspiración en los saberes, prácticas comunitarias y culturas enraizadas en los
pueblos del Abya Yala5, afirmación que no niega la posibilidad que esta
cosmovisión esté también enraizada en las identidades de pueblos originarios de
otros continentes. Somos convencidos que la diversidad refleja pluralismos con
respuestas coincidentes en las formas de existencia comunitaria de los pueblos
que se saben prolongaciones sinérgicas de la naturaleza y del cosmos con los que
conviven.

Son sociedades que, como sabemos, en América Latina y el Caribe están vivas y
con fecundas experiencias comunitarias de vida solidaria que se ofrecen como
una alternativa viable para el planeta. Sólo a modo de ejemplo, en un listado que
debe ser completado con las experiencias de otros pueblos, tenemos estas
distintas manifestaciones de la vida buena en plenitud: el Suma Qamaña aymara
en las tierras altas de Bolivia, Perú y Chile; el Sumak Kausay quichua/quechua en
los valles interandinos que van desde el norte argentino hasta Colombia, pasando
por Bolivia, Perú y Ecuador; el Wacha´lal en la región maya centroamericana y

5
Abya Yala, en lengua Kuná, Panamá y Colombia, significa tierra en plena madurez, o tierra noble que acoge
a todos. Es el concepto que los pueblos originarios han apropiado para identificar a nuestro continente
latinoamericano-caribeño.

28
mexicana; el Tekó Kaví guaraní del Paraguay, noreste argentino y sureste
boliviano; el Küme Mongen mapuche del sur chileno; y el Lekil Kuxlejal tsotsil y
tzeltal chiapacanecos.

Una particularidad de los pueblos aymara y quechua/quichua es que han


sistematizado prospectivamente el Suma Qamaña y el Sumak Kausay
respectivamente y, con el empuje de sus organizaciones y movilizaciones
sociales, junto con las luchas de otros movimientos antisistémicos, han logrado
convertirlas en propuestas que son la base filosófica de los marcos
constitucionales y las políticas públicas en el Estado Plurinacional de Bolivia y en
la República del Ecuador.

Con la emergencia de los pueblos indígenas en la historia contemporánea, a


diferencia de otras etapas históricas en las que las Constituciones eran
adecuaciones de las reivindicaciones y los derechos dentro los márgenes del
sistema feudal o del capitalista, ahora, al influjo de la cosmovisión del Vivir
Bien/Buen Vivir, ocurren verdaderas transformaciones que sientan las bases para
un cambio civilizatorio, con un nuevo constitucionalismo basado en la vigencia de
los derechos colectivos que incluyen los individuales y reconocen los derechos de
la naturaleza.

Referentes pluridiversos

La nación aymara propone el Qamaña que significa vida o habitar, morar, radicar;
y también lugar abrigado y protegido, por lo que se entiende además como
cobijarse y cuidar a otros. Se refiere a la convivencia integral e interdependiente
entre las personas, los animales y las plantas en el mundo de la Pachamama que
representa la tierra, de los Achachilas que representan a los dioses tutelares y de
Umalmama que representa el agua y el territorio, en el marco de una
institucionalidad, en el pueblo aymara representada en el ayllu o comunidad6,

6
Espacio donde “[…] procesan cuatro factores como elementos de una ecuación de la vida = crecimiento
material más crecimiento biológico, más crecimiento espiritual, más gobierno territorial con crecimiento

29
Qamaña se materializa en tres niveles del Vivir Bien/Buen Vivir:

1) el Suma Jaqaña o Vivir Bien individual, donde cada ser humano encuentra
su realización espiritual y material asegurando su seguridad alimentaria
como fuente de vida;
2) el Suma Qamaña, o sea el Vivir Bien colectivo o entre todos, donde la
felicidad es de convivencia comunitaria; ya que suma qamasiña es
(con)vivir bien, no unos mejor que otros ni a costa de otros; y
3) el Khuska Qamaña, que es el nivel superior donde todo está
armónicamente en su lugar, y donde el Vivir Bien se construye en lazos de
igualdad y de situaciones en las que todos nos necesitamos a todos para
materializar la convivencia y la vida en plenitud.

La nación quichua/quechua propone el Sumak Kausay y el Allin Kausay. La


palabra Sumak significa hermoso o bello, Allin quiere decir bueno o espléndido.
Kausay significa vida. Sumak y Allin coinciden en significar la vida virtuosa o la
vida espléndida. Una vida buena en plenitud, sin excesos sino con lo suficiente
para una vida individual y colectiva sin carencias, digna, en un espacio ubicado
con un estar bien aquí y ahora, en la realidad presente y en el futuro, con una vida
sana y equilibrada, sin apuros ni angustias, entre los seres humanos y con todos
los seres vivos que alberga la naturaleza.

Para el pueblo guaraní el Vivir Bien/Buen Vivir es el Tekoporâ, expresión que


contiene dos palabras: Tekó que significa identidad, modo propio de ser y estar,
costumbre, cultura; y Porá que hace referencia al bien o a la belleza en el sentido
de lo máximo. Tekoporá vendría a ser entonces el buen modo de ser y de estar o
experimentar la vida, individual y colectivamente, material y espiritualmente. El
buen modo de ser supone valores como la generosidad y la reciprocidad (jopoi) no
solo de bienes con las manos abiertas, sino también de la palabra con los labios y
oídos abiertos en el tekobá o lugar de vida y convivencia. De manera más

Qa=cm+cb+ce+gtc = bienestar y armonía integral de la comunidad biótica natural. Esto es eco – biótico -
biosférico dinámico” (Yampara, 2004, p. 3)

30
específica, el Tekó Kaví se refiere a la vivencia de vida compartida, o al modo de
estar con los otros humanos y no humanos, sociedad y naturaleza.

En el pueblo maya, el Tiichajil es una manera totalizadora de entender el estado


de bienestar integral, de los hombres en sociedad, con la naturaleza y el mundo
espiritual. Es una civilización en la que la existencia de uno se explica en la de los
otros, como expresa el Wach'alal que quiere decir “como mi hermano y mi otro yo”,
o no hay un yo sin nosotros. La vida comunitaria se representa en el concepto del
Tiqato’ qi’, que se refiere a la ayuda mutua, a la cooperación con el prójimo y con
la comunidad, siendo la colaboración uno de los pilares fundamentales de la vida
comunitaria y de la solidaridad7.

El pueblo mapuche tiene internalizado el Vivir Bien/Buen Vivir en sus formas de


vida comunitaria. El Küme Mongen es un modo de vida y de relación basada en el
principio del equilibrio interior a las personas y exterior en las relaciones sociales y
con toda la creación. Expresa la cultura de la vida en armonía con todos los seres,
con los demás hombres y mujeres, con Dios, con las fuerzas espirituales y con la
naturaleza.

En Chiapas, el Lekil Kuxlejal se expresa en las prácticas de vida colectiva y


comunitaria, en el trabajo, en el compromiso y en la reciprocidad buscando el
equilibrio y la armonía entre los seres humanos, con la Madre Tierra y con la
Naturaleza8.

Como el Abya Yala es una sociedad de raíz común tejida de diversidades a lo


largo de nuestra América Latina y el Caribe, sin duda que si buscamos
expresiones del Vivir Bien/Buen Vivir en otros pueblos, nos vamos a encontrar con
manifestaciones culturales propias a la vez que coincidentes, por su característica
común de ser pueblos respetuosos de sus semejantes, de la naturaleza y del

7
Oliva Muralles, Carlos, La política del buen vivir, valores mayas y la descolonización epistemológica, en
www.albedrio.org/htm/.../OlivaMuralles-ensayosobreBuenVivir.pdf, consultado el 19 de agosto de 2015
8
Basado en Parra, Yolanda, “Epistemologías de Abya Yala para una pedagogía de la reconexión”, revista
Pensar. Epistemología y Ciencias Sociales, N° 8, Editorial Acceso Libre, Rosario, 2013,
http://revistapensar.org/index.php/pensar/issue/view/8/showToc, consultado el 28 de septiembre de 2015

31
cosmos, en busca de la “vida buena en plenitud” (Macas, 2010, p. 14) o la vida
buena en convivencia armónica9.

Para los pueblos originarios, el Suma Qamaña, el Sumak Kausay, el Tekoporá, el


Tiichajil, el Küme Mongen, el Lekil Kuxlejal u otras acepciones que se encuentran
en otros pueblos, no son conceptos que se detienen en la felicidad humana,
puesto que implican además un contrato o compromiso vinculante de los hombres
con la naturaleza y con el cosmos, en convivencia con sus congéneres, con la
Madre Tierra o Pachamama y los dioses tutelares.

El pensamiento Qhapaq

Qhapaq en quichua/quechua es cabal, exacto, justo y en aymara quiere decir


virtuoso o consagrado y trascendente. El pensamiento qhapaq dice que el origen
primigenio de la convivencia comunitaria, justa y trascendente, se basa en la
paridad con complementariedad y proporcionalidad. Esta lógica, propia de
nuestras sociedades originarias en América Latina y el Caribe, se diferencia del
pensamiento occidental que tiene tendencia o a igualarnos a todos o a dividirnos
destacando las contradicciones antes que los posibles puntos de convergencia.

Sin el ánimo de agotar su caracterización, ni mucho menos, sino haciendo


referencia solo a los factores relacionados con la definición de la Comunicación
para el Vivir Bien/Buen Vivir, vamos a recoger elementos de su expresión en: i) la
chakana; ii) el tink; iii) el qhapaq ñan; y iv) la Pachamama.

i) La chakana

9
Simón Yampara dice que la armonía contempla como elemento fundamental la convivencia entre el
mundo animal, el vegetal, el de las deidades y el de la tierra; mundos con los que convivimos los seres
humanos. Entrevista con Simón Yampara, Debate del Buen Vivir, una solución a la crisis de civilización
moderna, Bolivia, Rebelión, 7 de abril de 2000.

32
La chakana, conocida como la cruz andina, representa una dinámica que asciende
escalonada y procesualmente desde la base hasta el nivel superior, siguiendo los
tránsitos de la vida comunitaria con una racionalidad tetraléctica, hecha de
paridades que sostienen principios de correspondencia en su relación vertical, de
complementariedad en la horizontal, de transversalización diagonal, y de un curso
cíclico del tiempo en una circularidad que gira intermitentemente de izquierda a
derecha. Ubicado en el centro, el ser humano en relaciones colaborativas es el eje
garante del equilibrio entre estas múltiples interacciones.

Lo que genera esta organización es una compleja composición “tetraléctica” que


no opone sino más bien complementa cuatro dimensiones de la vida en
comunidad: el espíritu, la sociedad, la naturaleza y el cosmos, que se materializan
en la vida comunitaria con relaciones de reciprocidad y de complementariedad.

La reciprocidad quiere decir que debemos corresponder a los otros por lo que
hacen por nosotros. “Hoy por ti y mañana por mí” suele decirse cuando nos
colaboramos para alcanzar objetivos que le favorecen a uno y a todos. La minkha
o minga es una forma de trabajo comunitario donde unos brindan su trabajo a
otros y son luego correspondidos de la misma manera, o recíprocamente. El ayni,
que equivale a “dar la mano”, tiene el mismo sentido de cooperación, en la lógica
de un sistema colaborativo de ayuda mutua.

Por su parte, la complementariedad reconoce las diversidades y los opuestos,


demostrando que para hacer vida en comunidad no siempre se debe pretender ser

33
iguales, sino desarrollar acciones colaborativas o complementos que faciliten
alcanzar objetivos comunes, cada uno desde lo que mejor puede aportar.

ii) El Tink

La paridad no es solo la relación indivisible de división – encuentro, sino el sentido


mismo de la existencia. El gráfico anterior que representa al Tink, simboliza el
encuentro, choque, envoltura, seguimiento, o modalidad de resolución de las
diferencias tanto por la vía del no-conflicto como de la confrontación entendida
como forma de encuentro o Tinku que se produce para armonizar y equilibrar. El
Tink expresa la proporción y el balance de los encuentros de pares en
movimientos cíclicos de un camino infinito que une las partes (Megil, 2007, p. 77).
En estas relaciones el intercambio no agota resultados, abre nuevos caminos.
Socialmente el Tink es la senda intercultural que permite hermanamientos
siguiendo la ruta de la justeza o de la cabalidad, el Qhapaq Ñan.

iii) El Qhapaq Ñan

34
Qhapaq Ñan significa Ruta o “Camino de los Justos y de la Sabiduría” 10. Como se
puede apreciar en el gráfico anterior, traza dos esquemas de articulación territorial
y social. Por una parte un perfecto trazo diagonal que une importantes poblaciones
a lo largo de la Cordillera de Los Andes, en “una recta o diagonal a 45° del eje
Norte-Sur” (Lajo, 2003, p. 66) Por otra parte, su distribución concéntrica-circular
que permite la integración de diversas regiones y ecosistemas en permanentes
correspondencias, como por ejemplo articulando la distribución del espacio en un
nivel de arriba (Aransaya o Hanansaya) y otro de abajo (Urinsaya o Huninsaya)
con una línea de encuentro en el Kay o el mundo de aquí (Vilcapoma, 2010, p.
49), que asumidos comunitariamente mediante un sistema de “control vertical de
un máximo de pisos ecológicos” (Murra, 1975) para regular las variaciones del
tiempo, permiten intercambios complementarios de la producción agropecuaria
que garantizan con suficiencia y diversidad la seguridad alimentaria entre
sociedades de la sierra o altiplano con sociedades de los valles, la amazonía o la
costa. Por esto afirmamos que son sociedades complementarias o de la
integración.

Qhapaq Ñan también se puede interpretar como la ruta de la interculturalidad y del


encuentro, o el camino del permanente movimiento, que se transita
intercambiando, relacionándose, comunicándose, integrando, con interacciones
entre sujetos de un territorio y de los otros territorios con los que se enlaza
vinculando, uniendo, sociabilizando, dándole sentido a los tránsitos de una vida

10
La Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia define el qhapjjñan como camino o vida noble.

35
comunitaria que se dinamiza con “la palabra que camina” (Contreras, 2015, p.
127-137)

Es caminando el Qhapaq Ñan; es intercambiando entre diversos; es dialogando e


interactuando que las sociedades y culturas diversas se entroncan en la búsqueda
de una civilización que quiere recuperar y legitimar los principios de la
complementariedad, la reciprocidad y de la vida en comunidad con armonía y
equilibrio, es decir la sociedad del Vivir Bien/Buen Vivir.

iv) La Pachamama

Todos los elementos de la práctica y de la racionalidad de los pueblos originarios


del Abya Yala, que se constituyen en la base filosófica del Vivir Bien/Buen Vivir,
destacan su identificación con la Pachamama o Madre Tierra, la Mama o madre y
la Pacha o unidad del espacio y del tiempo. Por esto, la relación con la
Pachamama escenifica la relación hombre - mundo – cosmos – época, en la
medida que la Tierra no se reduce al suelo que se habita sino que abarca la
naturaleza en su conjunto y, es más, no sólo al planeta Tierra sino al universo
entero, encontrándose con el cosmos donde moran los dioses tutelares.

La Pachamama es mujer, madre dadora y protectora de vida. La que provee de lo


esencial para vivir con fecundidad y fertilidad. Es la casa de todos y todas. Es la
calidez de la naturaleza con la vida en el planeta. Es el espacio-tiempo donde se
materializa la fecunda relación como conjunto indivisible o unidad complementaria
que se establece entre los hombres como personas, como sociedad, con la
naturaleza y con el cosmos. Es el germen y sinergia del Vivir Bien/Buen Vivir.

Un ejemplo representativo del valor de la Pachamama es la “crianza de la chacra”,


que no es lo mismo que “manejo” de la chacra. Los pueblos del Abya Yala no
manejan las plantas, las crían con respeto y cariño, estableciendo una relación
afectuosa, llena de rituales que acompañan todo el proceso productivo, desde el
permiso para roturar la tierra hasta la cosecha, almacenamiento, transformación y
consumo de los alimentos.

36
La relación fecunda con la Pachamama -con la naturaleza y el cosmos- ocurre
también en los medios de comunicación, como se puede apreciar en la
experiencia de Radio Ondas del Titicaca, emisora comunitaria-indígena en
Huarina, Bolivia, que inicia su programación cotidiana con un rito, pidiéndoles
permiso a los dioses tutelares: “Madre Tierra, Padre Sol, Madre Luna, difuntos
antepasados, dioses tutelares Illampu, Mururata, Illimani, Sajama, Huayna Potosí
(nevados de la cordillera), respetados dioses que descansan bajo la tierra, padres
que nos cuidan todo el tiempo, con su permiso vamos a guiar este programa con
la voz del viento” (Mamani, 2004, p. 219)

Las prácticas comunitarias que se expresan en distintos niveles de la vida, son en


realidad canales de aprendizaje y legitimidad de la convivencia con la
Pachamama, porque predisponen de manera natural los pensamientos, los
corazones y las voluntades a la vida colaborativa entre humanos y con la
naturaleza. Son hábitos que forjan cotidianamente culturas de la vida. En la misma
dimensión podemos ubicar los ritos religiosos y las actividades pedagógicas, son
espacios de aprendizaje, de encuentro y de construcción de conocimientos y
formas de vida colectiva.

Interculturalidad y plurinacionalidad

Hemos hecho reiterada referencia a la interculturalidad como un elemento


presente no sólo en las características, sino también en el contexto y en los
desafíos del Vivir Bien/Buen Vivir, en tanto constituye “complejas relaciones,
negociaciones e intercambios culturales, y busca desarrollar una interacción entre
personas, conocimientos, prácticas y lógicas, racionalidades y principios de vida
culturalmente diferentes; una interacción que admite y que parte de las asimetrías
sociales, económicas, políticas y de poder” (Walsh, 2009, p. 45)

Queda claro en este planteamiento que interculturalidad no se reduce al


reconocimiento de diversidades, ni solamente a la generación de diálogos y
relaciones entre culturas distintas. Es necesario reconocer la existencia de
desigualdades y asimetrías, lo que provoca que las relaciones e interacciones

37
sean complejas, dándose que los intercambios entre culturas no se detienen en el
conocimiento de los otros, sino que avanzan a su reconocimiento y a la
construcción de una nueva situación producto precisamente de que la
interculturalidad no es una categoría étnica, sino que los intercambios culturales
son también sociales y políticos.

Interculturalidad no se equipara con hibridación, porque las culturas no se


fusionan, una no se impone a la otra, se encuentran y complementan o se
rechazan. Sobre el tema, Silvia Rivera, explica bien la relación analizando el
sentido del ch´ixi (plomizo), para entender el mestizaje como la mezcla abigarrada,
donde se conjuga el mundo de uno con su opuesto sin mezclarse, en una “[…]
coexistencia en paralelo de múltiples diferencias culturales que no se funden, sino
que antagonizan o se complementan” (2010, p. 70) Entonces, en definitiva, no
podemos pensar en hibridaciones estériles donde unos se asimilan a los otros,
tenemos que reconocer que se trata de coexistencias con antagonismos o con
complementaciones.

Un elemento más, con la interculturalidad no se trata solamente de reconocer las


diferencias o la diversidad, tampoco se trata expresamente de tolerar y mantener
matrices culturales, sino de combinar y construir nuevos procesos civilizatorios.
Por lo tanto, la propuesta de interculturalidad “[…] debe contribuir a establecer un
principio de obligatoriedad mutua; es decir, que los grupos que comparten el
mismo espacio asuman igualitariamente las responsabilidades que implica la
convivencia” (Kowii, 2011: 27). Esto supone la legitimación de una cultura y una
organización social con derechos y con deberes, o una política nacional
germinadora de paz y de justicia, en la medida que el Vivir Bien/Buen Vivir es “[…]
un vínculo, regla o compromiso vinculante, o contrato entre los humanos con la
Pachamama (deidad identificable con la naturaleza), y entre los humanos consigo
mismos” (Lajo, 2010, p. 124)

Entonces, la interculturalidad “[…] va mucho más allá de la coexistencia o el


diálogo de culturas; es una relación sostenida entre ellas. Es una búsqueda
expresa de superación de prejuicios, el racismo, las desigualdades, las asimetrías

38
(…) bajo condiciones de respeto, igualdad y desarrollo de espacios comunes”
(Ayala, 2011, pp. 57-58)

En este marco, un elemento clave para el desarrollo de los procesos de


interculturalidad y de las sociedades del Vivir Bien/Buen Vivir es la constitución de
Estados Plurinacionales, o la organización política y jurídica de una sociedad de
varias naciones unidas con pleno ejercicio de sus derechos, vigencia de sus
sistemas de administración, tierra y territorio y pluralismo jurídico en un solo
Estado y una única Constitución Política.

Se trata de la construcción de Estados que superan la conformación del Estado


liberal o monocultural, puesto que, como dice Raúl Prada, “en lo que respecta a la
compresión del Estado plurinacional se requiere entender los ciclos del
colonialismo, sus transformaciones, la estructura de sus crisis, además de sus
estrechos vínculos con el capitalismo y la modernidad. Es indispensable
comprender la crisis civilizatoria y los alcances de la crisis ecológica. Por otra
parte, es urgente situar el pensamiento pluralista en el contexto de las
cosmovisiones indígenas, en su profundo animismo e inmanencia” (2012, pp. 407-
408)

De manera tal entonces que la plurinacionalidad es el camino para la


autodeterminación de los pueblos. Se construye desde la perspectiva de las
cosmovisiones indígenas, de los movimientos regionales y de las luchas
antisistémicas que interpelan la modernidad, el capitalismo y el neocolonialismo
excluyentes y proponen sociedades más inclusivas.

Podemos afirmar que el Estado Plurinacional es innato a las posibilidades de


construcción del Vivir Bien/Buen Vivir. Esta cosmovisión no sería posible
realizarse en Estados-Nación de una sola cultura, una sola religión, una sola
ideología, sin la necesaria complementariedad de los diversos en sociedades
plurales.

Un símbolo que ejemplifica bien la interculturalidad y la plurinacionalidad, es la


wiphala o bandera andina, que tiene 4 lados iguales con 7 colores distribuidos en

39
49 cuadros. Los siete colores provienen del arcoíris (kurmi). El blanco (kutukutu)
representa al tiempo y la transformación permanente; el amarillo la energía
(ch'ama-pacha); el naranja la sociedad y la cultura; el rojo al planeta Tierra (aka-
pacha); el violeta representa a la política y el poder comunitario; el azul al espacio
cósmico infinito (araxa-pacha); y el verde la economía y la producción.
Socialmente, la wiphala es el símbolo de la unidad en la diversidad y la armonía
del sistema comunitario.

Devenir histórico

Para los pueblos originarios de América Latina y el Caribe el Suma Qamaña /


Sumak Kausay / Tekó Kaví / Tiichajil / Küme Mongen / Lekil Kuxlejal no es un
símbolo del pasado, sino un proyecto con continuidad y con futuro. Esto es lo que
se llama un permanente devenir histórico donde el pasado, el presente y el futuro
son partes de un mismo tiempo: el Uku Pacha o mundo de abajo – pasado –
adentro; el Hanan Pacha o mundo del alto – futuro – afuera; y el Kay Pacha o
mundo de aquí – presente – ahora.

La ineludible referencia al pasado, o al origen, tiene el sentido de lo que el pueblo


aymara denomina amta, o sea el acto de recordar el pasado pero no para
añorarlo, sino para reconstituirlo o retornar trazando un plan para el presente y el
mañana, en una especie de “recuerdo del futuro” (Choque, 2007, p. 281). Este
recuerdo-proyección se realiza en un tiempo y un espacio definido, que es la vida
comunitaria donde se preserva la colectividad, se promueve la convivencia
armónica, se practica la solidaridad con reciprocidad, se tienen principios, normas

40
y autoridad que vela por el conjunto, y se alimenta un espíritu comunitario, con
prácticas de convivencia y de respeto por la vida.

El desafío para el Vivir Bien/Buen Vivir es saber caminar esa ruta trazada del
recuerdo del futuro, siguiendo el thaqui o camino a seguir que conducirá a las
prácticas de convivencia de los tama (hogares) y de los ayllus (comunidades),
guiados por normas y autoridades (mallku), cuidándose y protegiéndose entre
todos (tumpa)

El recorrido del camino del y para el Vivir Bien/Buen Vivir es el


khuskakipxañasataki, palabra aymara que significa trabajar para que todos
vivamos con las mismas posibilidades y condiciones, sin discriminaciones. Se
ratifica que la vida en plenitud no es solamente el punto de llegada sino el camino
de vida fraterna y colaborativa donde se practican la reciprocidad, la
complementariedad, la solidaridad y la justicia, en permanente comunicación y
entendimiento entre las personas, alimentando la convivencia comunitaria con “la
palabra que camina”.

Este recorrido tiene normas, reglas, deberes y derechos vinculantes que los
podemos resumir en la vigencia del Ama Sua (no seas ladrón), Ama Killa (no seas
flojo) y Ama Llulla (no seas mentiroso)11, que los pueblos andinos sostienen y han
dejado como legado para la construcción de nuestras sociedades, señalando el
sentido del “hacer bien” (suma luraña), que articula los principios con las prácticas.
De esta forma, y siguiendo normas, principios y autoridad, colectivamente se
alimenta el Qamaña / Kausay, vida o existencia, y más concretamente la
convivencia para una espléndida existencia o Suma Qamaña / Suma Kausay,
teniendo claro que se trata de un camino por profundizarse en un compromiso
obligatorio con los semejantes, con los diferentes, la naturaleza y el cosmos.

Los modos de abordar integralmente estos espacios están relacionados con tres
compromisos individuales y colectivos: el Allin Ruay o hacer bien las cosas; el Allin

11
Principios reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas – ONU para la administración y gestión
transparentes

41
Munay o querer bien; y el Allin Yachay o pensar bien (Lajo, 2010, p. 116). Estos
compromisos definen un sentido vinculante, obligatorio y no espontáneo ni casual.
El hacer, el querer y el pensar deben caracterizar los modos de actuar en la
construcción de la armonía y el equilibrio con complementariedades y
reciprocidades.

EL VIVIR BIEN/BUEN VIVIR CAMINA DESDE LA PERIFERIA HASTA EL


CENTRO

EL Vivir Bien/Buen Vivir es una “Epistemología del Sur”

“Epistemologías del Sur” es un término acuñado por Boaventura de Sousa Santos


para legitimar las expresiones de subversión con el pensamiento occidental y la
proposición de alternativas emancipadoras desde los grupos sociales
discriminados por el capitalismo, el colonialismo y sus distintas “naturalizaciones
de la desigualdad” (2011, p. 16), dando presencia a pensamientos desde un sur
geopolítico y metafórico.

El Vivir Bien/Buen Vivir es una de las expresiones más emblemáticas de estas


epistemologías que caminan desde la periferia hacia el centro de las decisiones
del planeta. Su origen está en la vida y en las luchas de los pueblos originarios
confinados a una historia donde, como diría Enrique Dussel, la "conquista" y el
coloniaje son procesos de negación de un “otro”, que además es subsumido a la
totalidad dominadora como oprimido (1994, p. 41)

Pero el Vivir Bien/Buen Vivir no es la historia de la opresión, sino más bien la


historia de la resistencia, de la subversión y la emancipación con propuestas que
se enraízan en cosmovisiones de afirmación de la vida digna y solidaria de los
pueblos originarios. Estas formas de resistencia y subversión combinan dos
modalidades: 1) una de movilización política, social y cultural expresada en
rebeliones cuya particularidad radica en la demanda de inclusión con
autodeterminación; y 2) en profundas y auténticas prácticas culturales que
legitiman tejidos sociales e historias de solidaridades, normatividades,
religiosidades y racionalidades comunitarias que han permitido no sólo su

42
sobrevivencia, sino también sus proyecciones esperanzadoras desde el Sur, para
el planeta.

Por una parte, desde una perspectiva geopolítica, el Vivir Bien/Buen Vivir en el Sur
geográfico tiene su equivalencia con la denominación del “Tercer Mundo” con que
se identifica al conjunto de naciones condicionadas a relaciones desiguales y
asimétricas en relación con las políticas coloniales de occidente e imperialistas del
norte. Estos pueblos que no aceptan el sometimiento, dice René Ramírez, son
sociedades que por cuestiones de geopolítica viven y sienten nuestro planeta
desde el Sur (2010, p. 135) y sus movimientos están dirigidos a desequilibrar las
hegemonías carcomidas de la rutina capitalista, proponiendo esquemas de
convergencia y de una hermandad universal comprometida políticamente contra
los sistemas dominantes que han diseñado un mundo injusto, deforme y violento,
allá como acá, y que se quiere cambiar de manera radical (Fals Borda, 2009, p.
372)

Pensar desde el Sur, es en realidad aceptar la existencia de un Sur metafórico, de


sociedades ocultas, opacadas, silenciadas e invisibilizadas incluso por los Nortes
metafóricos que conviven en los países del Sur geográfico, reproduciendo con sus
poderes nacionales los proyectos (neo)coloniales e imperialistas digitados desde
occidente y desde el norte geográfico. El Sur metafórico es el Sur antiimperial y
anticolonial que pregona construir participativamente sociedades comunitarias,
colaborativas, justas e inclusivas, es decir sociedades de la vida buena en plenitud
y armonía.

En palabras de Boaventura de Sousa, las “Epistemologías del Sur” son las


reivindicaciones que se tejen “a partir de las prácticas de las clases y grupos
sociales que han sufrido, de manera sistemática, destrucción, opresión y
discriminación causadas por (…) el valor de cambio, la propiedad individual de la
tierra, el sacrificio de la madre tierra, el racismo, el sexismo, el individualismo, lo
material por encima de lo espiritual y todos los demás monocultivos de la mente y
de la sociedad –económicos, políticos y culturales– que intentan bloquear la
imaginación emancipadora y sacrificar las alternativas” (2011, p. 16)

43
Como hemos visto, el Vivir Bien/Buen Vivir tiene su origen milenario en el
particularismo de las identidades socioculturales de los pueblos indígenas y sus
dinámicas inclusivas expresadas en rebeliones enlazadas por sus aspiraciones de
reconocimiento como pueblos con derechos. Pero este origen se enriquece
sucesivamente con las luchas de los movimientos anti-sistémicos contra el
capitalismo y el (neo)colonialismo; las luchas de las mujeres contra los sistemas
patriarcales; las luchas de los movimientos ecologistas por la defensa y
preservación de la naturaleza; las luchas de los jóvenes por sociedades con
esperanza; las luchas de los defensores de los derechos humanos; las batallas
simbólicas de los comunicadores populares por la democratización de la palabra, y
tantas otras expresiones más, cada una desde sus propios espacios y, todas en
conjunto, abonando las condiciones de recuperar/formar un imaginario colectivo
que permite retrabajar la globalización con esperanza.

La expresión universalista del Vivir Bien/Buen Vivir cobra identidad y legitimidad


política cuando se la expone sistematizada como una respuesta alternativa a la
desestructuración económica, social y política de nuestros países provocada por
las políticas neoliberales que generaron crisis de legitimidad, de esperanza y de
vida, irreversibles desde su propio sistema y desde las tradicionales visiones
políticas. En ese contexto, la cosmovisión del Vivir Bien/Buen Vivir se presenta
como el halo de esperanza que permite entusiasmarse por el diseño de otros tipos
de sociedad.

Haciendo un parangón con los sentipensamientos de Orlando Fals Borda, esta


emergencia del Sur para el planeta es como “los Macondos, junto con los bosques
brujos de los yaquis, las selvas de los Mundurucú y los río-anaconda de los
tupis… símbolos de la problemática tercermundista y de la esperanza
euroamericana: reúnen lo que queremos preservar y lo que ansiamos renovar.
Retan lo que cada uno cree que piensa de sí mismo y de su entorno. En fin, lo
macondiano universal combate, con sentimiento y corazón, el monopolio arrogante
de la interpretación de la realidad que ha querido hacer la ciencia cartesiana” -u
occidental- (2009, p. 373)

44
Construyéndose en el seno del capitalismo

Como hemos podido apreciar, el Vivir Bien/Buen Vivir no es tan sólo una
alternativa al desarrollo equivalente a modernización, crecimiento económico o
progreso lineal; sino que es otra propuesta, otro modelo que no está todavía
consolidado, sino que se constituye en una realidad por construir.

El Vivir Bien/Buen Vivir es una propuesta que se construye en el vientre mismo de


una tradición colonial de más de cinco siglos y su continuidad en la organización
capitalista-neoliberal acelerada y extendida por la globalización, con sus
manifestaciones desarrollistas, patriarcales, racistas, discriminadoras
individualistas y egoístas. No es fácil por ello para el Vivir Bien/Buen Vivir el
desafío político de saber construir otra sociedad en el seno mismo del
(neo)colonialismo y del capitalismo que cuestiona, superando y liberándose
progresivamente de sus centenarias distorsiones.

Por esta razón, y dado que el desafío no es nada sencillo, surgen distintos tipos de
cuestionamientos para un proceso de construcción que es de largo plazo y que
además no es lineal sino complejo, porque está sujeto a constantes idas y
venidas, avances y retrocesos, ya que no puede dejar de arrastrar elementos que
tiene que transformarlos en la práctica y con la inclusión de las sociedades12.

Entre algunos cuestionamientos se arguye que el Vivir Bien/Buen Vivir es una


propuesta socialista y estatista de carácter anticapitalista, no armónica, sino
confrontativa entre sectores sociales, culturales y regionales. Se dice también que
es una corriente ecologista que enfatiza en la preservación de la naturaleza, con
propuestas radicales contra la producción. También se afirma que es una cuestión
indigenista o “pachamamista” inventada por y para los pueblos originarios. Así
mismo, se suele afirmar que es una filosofía para los espiritualistas que viven en el
mundo de la meditación.

12
Francois Houtart recuerda que Maurice Godelier en sus cursos de la Universidad Católica de Lovaina solía
afirmar que “el drama del socialismo es que ha tenido que aprender a caminar con los pies del capitalismo”
(op. cit., 2012, p. 59) Experiencia similar están viviendo los procesos de cambio en América Latina, insertos
en una tradición colonial de más de cinco siglos.

45
Otros cuestionamientos están relacionados con las tensiones que se originan
entre el ideal del Vivir Bien/Buen Vivir y el desarrollo de algunos programas
estatales, especialmente en el campo económico y ambiental, por ejemplo la
condena que hacen corrientes ecologistas a las acciones extractivistas que los
gobiernos se obligan a realizar en los campos de la minería e hidrocarburos, sin
poder suplir “de golpe y porrazo” la matriz productiva primario-exportadora de sus
economías por otra de transformación productiva 13 para cuestionar el desarrollo en
su propia naturaleza. Por esta característica se suele juzgar las políticas estatales
como neodesarrollistas.

Por otra parte, se argumenta que los principios y objetivos del Vivir Bien/Buen Vivir
son fantasiosos e idealistas, y por ello difíciles de concretar en la práctica,
especialmente de las políticas estatales, lo que llevaría a que sus contenidos
tengan bordes borrosos (Domínguez y Caria, 2014, p. 18)

Otra corriente cuestiona que el Vivir Bien/Buen Vivir se oponga a reconocer la


validez del vivir mejor, y Xavier Albó aclara que suma (en aymara) o sumak (en
quichua/quechua) incluyen el sentido de “el mayor grado posible”, que en efecto
es distinto al “mejor” desarrollista que se entiende como que un individuo o grupo
vive y está mejor que otros y a costa de los otros (2010, p. 140)

En las comunidades y en el Estado

El Vivir Bien/Buen Vivir se está realizando –y construyendo- en dos campos


políticos14 cuya correspondencia y complementariedad será la base para la
construcción de una cultura de la vida en armonía:

1) El espacio ciudadano de la comunidad urbana y rural, tradicional y


moderna, real y virtual donde los seres vivos establecemos relaciones que
deben realizarse en vida armónica y colaborativa.

13
Los casos más conocidos son los de la construcción de una carretera en el Territorio Indígena Parque
Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) en Bolivia, y la explotación petrolera en un territorio de pueblos no
contactados: el Parque Nacional Yasuní, Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT) en el Ecuador.
14
Bourdieu reconoce en el campo político un espacio donde intervienen un nivel de acción ideológica
relacionada con la hegemonía del poder, otro institucional en el que se identifican los actores políticos, y un
tercero en el que se definen los principios y normas.

46
2) El espacio de las políticas estatales, donde el Vivir Bien/Buen Vivir, al influjo
de la ciudadanía, tiene que consagrarse en marcos normativos y
constitucionales, y traducirse en políticas, estrategias y planes nacionales
que legitimen, promuevan y enriquezcan las prácticas ciudadanas.

En efecto, el Vivir Bien/Buen Vivir, originado en el espacio comunidad como una


cosmovisión de la vida en armonía y una cultura comunitaria y enriquecido con
otras propuestas antisistémicas, se proyecta en el mundo político como una
alternativa convertida en una semilla que germina en legislaciones y políticas
estatales identificadas con la vida digna y en plenitud, que son expresiones de
sociedades con justicia15.

Un aspecto que debemos tomar en cuenta en esta relación es que el campo


político comunitario se desarrolla en relaciones ciudadanas y, también, desde allí,
alimenta articulaciones de oposición o complementariedad con el Estado. El
campo político comunitario podría desarrollarse sin la influencia estatal, en cambio
el campo político estatal nunca podría ser posible sin la sinergia, participación e
identidad cultural de los movimientos políticos alternativos al capitalismo, que son
los espacios que le están dando vida y sustento al Vivir Bien/Buen Vivir.
Obviamente que si los dos campos políticos se alimentan mutuamente, los
procesos y los resultados son más visibles y contundentes.

En países como Bolivia y el Ecuador el Vivir Bien/Buen Vivir se está labrando en


los dos campos políticos, por lo que es importante alimentar la articulación entre
sociedad y Estado, comprometidos ambos en un mismo proyecto histórico, para lo
cual es imprescindible la participación ciudadana, el diálogo, la construcción plural
de propuestas, el fortalecimiento de las diferentes formas de organización social y
su inclusión protagónica en las definiciones y en las decisiones de políticas
públicas. La ciudadanía es sujeto fundamental de la construcción del Vivir
15
Algunos ejemplos que muestran cómo la demanda ciudadana se convierte en políticas de Estado que
favorecen el Vivir Bien/Buen Vivir, son: la legislación que ha revertido del 20 al 80% las regalías
hidrocarburíferas en favor de los Estados y que ha posibilitado un significativo incremento de las políticas
sociales y una redistribución más equilibrada de la riqueza; el reconocimiento del agua como un derecho
humano; la incorporación de los derechos de la naturaleza en las políticas nacionales; y el reconocimiento
de los Derechos de la Madre Tierra en oposición a la “economía verde”, en el seno de las Naciones Unidas.

47
Bien/Buen Vivir y no beneficiario de políticas estatales que los excluyen y/o
deciden por ella.

El campo comunitario no está constituido por sociedades ya consolidadas en la


vida colaborativa. Por el contrario, del mismo modo que el conjunto de realidades,
es un espacio fuertemente afectado y penetrado por la influencia capitalista y
colonialista que desarticula el convivir comunitario. Debemos reconocer que no
existe una sociedad ideal que pueda copiarse tal cual es y generalizarse como
modelo. Con esta afirmación no queremos negar las extraordinarias experiencias
de los pueblos indígenas que se han logrado mantener con terquedad a lo largo
de siglos de historias de opresión y resistencia. Son precisamente estas prácticas
comunitarias las que se convierten en los referentes que deben ser conocidos,
valorados, recuperados y dimensionados en las características y posibilidades de
las sociedades contemporáneas.

De la misma manera, el campo político estatal se mueve en la herencia y arrastre


bicentenario de prácticas de negación de la equidad, de la justicia, de la
sostenibilidad ambiental y de la participación ciudadana. Por eso, para aportar a
una sociedad del Vivir Bien/Buen Vivir, tiene que reconvertirse primero en una
institucionalidad que en su legislación, en sus programas, en su organización y en
sus modalidades de gobierno predique, y sobre todas las cosas practique, los
principios de la vida en armonía.

El campo político estatal tiene que saber forjarse en contextos donde la


ciudadanía es demandante de sus derechos y cuestionadora de “lo oficialista”. El
Vivir Bien/Buen Vivir se ha convertido raudamente en política oficial, hecho que
está influyendo para su coexistencia con algunas inconsistencias que debe saber
superar: i) no ha tenido el suficiente tiempo previo para legitimarse como un
paradigma completamente estructurado, pues de las luchas sociales y prácticas
cotidianas aterriza en las políticas públicas sin pasar por la argumentación
académica; ii) su traducción en propuestas concretas se obliga a arrastrar factores
del desarrollo clásico que se niega, en complejas transiciones que le condicionan
a convivir con dinámicas del sistema que se tiende a superar; y iii) al convertirse

48
en política pública, con promesas de vida buena tan exigentes, el Vivir Bien/Buen
Vivir se confunde perceptivamente con las acciones gubernamentales y se somete
a diversas lecturas, desde adhesiones absolutas, pasando por aportes crítico-
constructivos, o por expectantes indecisos, hasta miradas contestatarias sesgadas
en los particularismos y empeñadas en encontrarle desajustes que arrastran la
concepción y proyecciones del Vivir Bien/Buen Vivir confundidas con las críticas a
la gobernabilidad.

Lo que pasa es que “desde su circulación sistematizada empezando el Siglo XXI y


su incorporación como la base filosófica de las Constituciones Políticas del Estado
Plurinacional de Bolivia y de la República del Ecuador, no ha transcurrido ni
siquiera un decenio. Es un tiempo que no ha permitido su suficiente
sistematización para cerrar la cosmovisión del Suma Qamaña/Sumak Kausay
como dogma o paradigma. Su característica constitutiva es que tanto en su
conceptualización como en su operativización, se va construyendo y validando -
sobre la marcha- en tensas dinámicas nacionales de cambio inclusivo en
democracia y en contextos internacionales de multipolaridad exigentes en
relaciones que, a contracorriente de las búsquedas estatales del Vivir Bien/Buen
Vivir, empujan a la reprimarización de las economías, a las asimetrías entre
regiones y países y a la eternización de las brechas sociales” (Contreras, 2014,
pp. 62-63)

Comunicacionalmente, reposicionar las lecturas entreveradas sobre el Vivir


Bien/Buen Vivir y las acciones gubernamentales, tendrá que, entre otras cosas,
aprender a demostrar y reconocer que, como en pocas oportunidades, acaso
después de las luchas libertarias y la formulación latinoamericana de la Teoría de
la Dependencia, nuestro continente ha concebido un pensamiento auténtico y una
propuesta propia que debe saber forjarse viable en las políticas estatales, en y con
las experiencias ciudadanas y en la argumentación académica.

Por ello mismo, la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir desde una doble
tarea vigilante y propositiva, tiene que acompañar dinámicamente estos procesos
de construcción de una nueva civilización en el seno mismo de otra civilización

49
discriminadora, explotadora, depredadora y centralista, promoviendo desde la
ciudadanía interacciones que contribuyan a superar la civilización capitalista y
(neo)colonial en la ideología, en la cultura, en la economía, en la organización
administrativa-política, en las relaciones sociales y en las formas de vida
cotidianas.

Para este camino hay bases sentadas que deben ser tomadas en cuenta como
conquistas ciudadanas y, en consecuencia, ser asumidas como espacios de
exigibilidad. Una de estas bases, en el campo político estatal, es la aprobación de
las constituciones políticas del Estado Plurinacional de Bolivia y de la República
del Ecuador.

En la de Bolivia16, su Capítulo 8 dice que “1) El Estado asume y promueve como


principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no
seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien),
ñandereko (vida armoniosa), tekokavi (vida buena), ivimaraei (tierra sin mal) y
qhapajñan (camino o vida noble). 2) El Estado se sustenta en los valores de
unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto,
complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades,
equidad social y de género en la participación, bienestar común, responsabilidad,
justicia social, distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para
vivir bien”.

Asimismo, la Constitución del Estado Ecuatoriano17, incorpora el “Régimen del


Buen Vivir” o Sumak Kausay y Allin Kausay, postulando que “el Buen Vivir
requerirá que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades gocen
efectivamente de sus derechos, y ejerzan responsabilidades en el marco de la
interculturalidad, del respeto a sus diversidades, y de la convivencia armónica con
la Naturaleza” (CPE, art. 275)

16
Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, aprobada por Referéndum el 25 de enero
de 2009.
17
Aprobada en Referéndum el 28 de septiembre de 2008.

50
Son marcos normativos que las ciudadanías los tienen como referentes garantes
para el ejercicio de sus derechos con una concepción que transita del desarrollo a
la vida. Son también bases generales que necesitan traducirse en acciones
específicas. Y, aunque ciertamente el Vivir Bien/Buen Vivir es un concepto huidizo
al momento de traducir los principios en acciones prácticas, se los ha podido
reclutar en políticas estatales, como se evidencia en los Planes Nacionales de
Desarrollo de Bolivia y del Ecuador que afirman que “no se trata de volver a un
pasado idealizado, sino de encarar los problemas de las sociedades
contemporáneas con responsabilidad histórica”18, dinamizando el cambio de era.

El Plan Nacional de Desarrollo Bolivia digna, soberana, productiva y democrática


para Vivir Bien, en su operativización, se propone “[…] la convivencia equilibrada y
la complementariedad con equidad de la Economía Estatal, la Economía
Comunitaria (…) la Economía Mixta y la Economía Privada”, dejando en evidencia
su pertinencia histórica para la realidad presente y futura, con un espíritu inclusivo,
plural y de reciprocidad entre sus diferentes actores.

El objetivo de la Bolivia Digna es la erradicación de la pobreza y la inequidad para


lograr un patrón equitativo de distribución y/o redistribución de ingresos, riqueza y
oportunidades. La Bolivia Democrática busca construir una sociedad y Estado
plurinacional y socio-comunitario, donde el pueblo ejerza el poder social y
comunitario y sea corresponsable de las decisiones sobre su propio desarrollo y
del país. La Bolivia Productiva está orientada hacia la transformación, el cambio
integrado y diversificación de la matriz productiva. Y la Bolivia Soberana
contribuirá a constituir al Estado en un actor internacional, soberano,
autodeterminado, con identidad propia, mediante una política exterior que oriente
la acción política y diplomática con presencia de los pueblos y defensa sostenible
de los recursos naturales y de la biodiversidad.

18
Plan Nacional para el Buen Vivir 2013-2017 del Ecuador, que como marco general plantea que “el Buen
Vivir es la forma de vida que permite la felicidad y la permanencia de la diversidad cultural y ambiental; es
armon a i ualdad e uidad solidaridad o es uscar la opulencia ni el crecimiento económico infinito”.

51
Por su parte, la operativización del Plan Nacional para el Buen Vivir en el Ecuador
considera tres ejes estratégicos. El primero hace referencia a la transformación del
sistema democrático: “cambio en las relaciones de poder para la construcción del
poder popular”19. El segundo eje recoge elementos de equidad, promoción de
derechos ciudadanos, identidad y derechos de la naturaleza: “derechos, libertades
y capacidades para el Buen Vivir”20. Y el tercer eje se refiere a las relaciones
económicas, centradas en la “transformación económica-productiva a partir del
cambio de la matriz productiva”21

Como se podrá apreciar, son propuestas con grandes similitudes en su


formulación y en su composición, con estrategias de transiciones y construcciones
procesuales de los cambios inspirados por la complementariedad y la integralidad.
Lo que sigue es que estas formulaciones sepan expresarse en procesos y
resultados reales, medibles en la vida de los pueblos, traduciéndose en relaciones
cotidianas de dignidad, vida colaborativa, suficiencia, igualdad, inclusión,
participación ciudadana, armonía y equilibrio.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir en este contexto del campo político
estatal, requiere legitimarse en el diseño, formulación y realización de Políticas
Plurinacionales de Comunicación, que promuevan la inclusión participativa y
protagónica de las diversas naciones que componen un mismo territorio, con una
memoria histórica, un proyecto y un marco legal común. Una Política Plurinacional
de Comunicación que respeta la autodeterminación de los pueblos con su tierra,
territorio, cultura y formas de legislación y administración, es por sobre todas las

19
Este eje comprende el primer o e ivo del Plan Nacional ) onsolidar el s ado democr ico y la
cons rucción del poder popular.
20
Diversos objetivos le dan cuerpo a este eje 2) uspiciar la igualdad, la cohesión, la inclusión y la equidad
social y territorial, en la diversidad 3) Me orar la calidad de vida de la po lación 4) or alecer las
capacidades y po encialidades de la ciudadanía ) ons ruir espacios de encuen ro com n y for alecer la
identidad nacional, las identidades diversas, la plurinacionalidad y la in ercul uralidad ) onsolidar la
ransformación de la us icia y for alecer la seguridad in egral, en es ric o respe o a los derechos humanos
7) Garantizar los derechos de la naturaleza y promover la sostenibilidad ambiental territorial y global.
21
Tiene como o e ivos ) onsolidar el sis ema económico social y solidario, de forma sos eni le )
aran i ar el ra a o digno en odas sus formas 0) mpulsar la ransformación de la ma ri produc iva )
segurar la so eranía y eficiencia de los sec ores es ra gicos para la ransformación indus rial y
ecnológica y 2) aran i ar la so eranía y la pa , profundi ar la inserción es ra gica en el mundo y la
in egración la inoamericana.

52
cosas una alternativa integracionista de estas diversidades en la unidad nacional,
con el eje común de la vida colaborativa y armónica en comunidad. Esta visión
plurinacional incluye la participación de las diversidades organizadas en
movimientos ciudadanos garantes del Vivir Bien/Buen Vivir.

El Estado debe facilitar el acceso de los diversos pueblos al manejo de los medios
de comunicación, incentivando su funcionamiento con estrategias multimediáticas
de las más variadas tecnologías. Estos emprendimientos, con los medios
comunitarios o ciudadanos, los estatales, los públicos y los privados, deben
conducirse por procesos comunicacionales dignificadores de la palabra y de la
vida, bajo los principios orientadores del Derecho a la Comunicación.

Las experiencias de Comunicación Popular son un referente a la vez que la base


filosófica y ética de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, por lo que
sistematizarlas, actualizarlas y desafiarlas a un emprendimiento colectivo e
integracionista por la vida buena en armonía y plenitud tanto en el campo
comunitario como en el estatal, es la tarea estratégica más trascendente para
hacer realidad la utopía.

53
Capítulo 2:

LA COMUNICACIÓN PARA EL VIVIR BIEN / BUEN VIVIR22

22
El presente capítulo, con ampliaciones y modificaciones, se basa en un trabajo anterior: Contreras
Baspineiro, Adalid, Sentipensamientos. De la comunicación-desarrollo a la comunicación para el vivir bien,
Ed. UASB / Ediciones La Tierra, Quito, 2014, pp. 81-174

54
¿QUÉ ES LA COMUNICACIÓN PARA EL VIVIR BIEN/BUEN VIVIR?

(Re)construir sentidos de vida buena en plenitud

Si el Vivir Bien/Buen Vivir es una respuesta a la deshumanización provocada por


el capitalismo, el (neo)colonialismo, el patriarcado, la depredación de la naturaleza
y el desarrollo como crecimiento económico, la Comunicación para el Vivir
Bien/Buen Vivir es la respuesta a la funcionalización de los procesos de
comunicación a estos sistemas.

La comunicación funcionalizada a estos sistemas se caracteriza por su orientación


(neo)difusionista, manipuladora de la información, evasiva de las realidades, con
medios de comunicación administrados como empresas organizadas en sistemas
de concentración monopólica y representación multinacional, para cuya existencia
enarbola la libertad de expresión y de prensa que justifican la libertad de empresa.
Este sistema comunicacional generaliza un estilo comercialista que aligera la vida,
discrimina, banaliza la política, distorsiona la imagen de la mujer, marketea las
enunciaciones, fomenta un ambiente de miedo y desconfianza, individualiza, aísla,
opaca las identidades, estereotipa los liderazgos democráticos y alimenta un
ambiente de terrorismo mediático.

Obviamente que con un sistema y procesos de comunicación de esta naturaleza


no es posible pensar siquiera en promover una cultura de la vida comunitaria con
armonía. Este sistema es el polo opuesto de una comunicación para la vida en
plenitud. Por eso es necesario transformarlo acompañando la construcción del
Vivir Bien/Buen Vivir con otra comunicación que dignifique la vida y la palabra.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir trabaja un futuro de vida en


plenitud, construyéndolo en la vida cotidiana donde se forjan formas de vida
armónica que caminan con la ciudadanía, haciéndose con ella, paso a paso desde
el presente hasta el devenir histórico, como nos enseña la experiencia de Radio
La Tribu en Buenos Aires: “[…] mientras persista un orden social que pretende que
nos acostumbremos a convivir con la injusticia, permanecerán los hombres y las
mujeres que gritarán ´no´. Un ´no´ presente en los micrófonos de nuestras radios

55
(…) Y también un ´sí´. Ese que está en todos los cuerpos, las voces, las manos
que luchan por una vida justa, por una vida feliz, todos los días, en todos los
lugares del mundo, (…) mientras tratamos de hacer del presente lo más parecido
a lo que deseamos del futuro” (La Tribu, 2004, p. 311)

Conceptualizar la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir implica un esfuerzo


de doble recorrido:

1) Por una parte, recuperar el acumulado teórico-metodológico compatible y


pertinente con los objetivos históricos de la sociedad de la vida buena en
armonía y plenitud. En este cometido, la comunicación crítica, la
comunicación alternativa y participativa, la economía política de la
comunicación, la comunicación como mediaciones y la comunicación
popular ofrecen un legado que debe ser profundizado en relación con la
cosmovisión de la “cosmoconvivencia”. Desde la perspectiva política que
compromete la comunicación con la construcción de sociedades con
justicia, la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir podría interpretarse
como la expresión contemporánea de la comunicación popular.
2) Por otra parte, en la medida que, a diferencia de otras corrientes y
paradigmas, el Vivir Bien/Buen Vivir nace en la práctica milenaria de los
pueblos originarios y se enriquece con las luchas de los movimientos
antisistémicos, haciendo presencia en el campo político, los esfuerzos
académicos no pueden pretender encasillar estas realidades en conceptos
preestablecidos, sino más bien teorizar desde estas prácticas y hacerse
partícipes de sus construcciones. Como dice Francois Dubet, en su
Sociología de la Experiencia, son trascendentales las subjetividades o las
singularidades de cada sujeto, cuya perspectiva depende de sus prácticas
sociales, políticas, culturales y espirituales, así como del lugar que ocupa
en la sociedad.
Conceptualizar la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir entonces,
recuperando el valor de la experiencia, como sugiere Benjamin, es un
ejercicio de sistematización de las prácticas, discurriendo la vida desde los

56
sensoriums y la palabra de los pueblos que viven colaborativamente, en
comunidad.

Tomando en cuenta lo escrito hasta ahora, y para empezar a reflexionar y diseñar


una comunicación que se confronte con el estilo de la comunicación
mercantilizada, y que sea pertinente a la construcción de la sociedad de la
armonía y de la vida en plenitud, planteo la siguiente definición (Contreras, 2014,
p. 81):

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir es un proceso de


construcción, de/construcción y re/construcción de sentidos sociales,
culturales, políticos y espirituales de convivencia intercultural y
comunitaria con reciprocidad, complementariedades y solidaridad;
en el marco de una relación armónica personal, social y con la
naturaleza; para una vida buena en plenitud que permita la
superación del vivir mejor competitivo, asimétrico, excluyente e
individualizante cosificados en el capitalismo y el (neo)colonialismo.

En este proceso, la construcción del discurso promueve una


interacción participativa desde las diversidades y alteridades;
poniendo en relación enunciaciones desde el espacio público y
privado, estatal y ciudadano, real y virtual; compartiendo signos y
significados para la construcción del Vivir Bien/Buen Vivir a través de
múltiples recursos y medios de comunicación, en sistemas plurales
enmarcados en el ejercicio del Derecho a la Comunicación.

Analicemos los principales componentes del concepto propuesto:

 Un proceso de construcción, de/construcción y re/construcción de


sentidos de sociedad, cultura, política y espirituales. Con esta
formulación remarcamos el carácter participativo y dialogal de la
comunicación; reconociendo que la producción del discurso no es
sólo una construcción del polo de la emisión, sino también del activo
polo del consumo o recepción, donde los sujetos decodifican o

57
interpretan, aplican y rehacen los mensajes a partir de sus propias
vivencias personales y colectivas, o de sus mediaciones o puentes
que tienden desde su vida cotidiana con sus entornos sociales,
culturales, políticos, ambientales y cósmicos.
La comunicación consiste en poner en común o poner en relación los
conocimientos, sentimientos y esperanzas de quienes emiten y
quienes receptan y reconceptualizan los mensajes; y esta interacción
genera siempre nuevos sentidos o nuevas maneras de interpretar el
mundo e intervenir en él. O sea que cuando desarrollemos prácticas
de comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir debemos partir de los
sujetos, de sus experiencias, de su vida, de su palabra.
Tradicionalmente en comunicación cuando se habla de sentidos, se
destacan solamente los sentidos de sociedad y de cultura; pero en la
Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir es irrenunciable la
construcción de sentidos o de conceptos y prácticas en el campo de
la política que es el espacio de construcción de hegemonía, así
como en el ámbito espiritual que destaca la trascendencia de la
naturaleza y el mundo cósmico.

 Convivencia intercultural y comunitaria con reciprocidad,


complementariedades y solidaridad. Los sentidos y contenidos del
discurso comunicacional se materializan en el convivir en comunidad
y en las prácticas de solidaridad que señalan caminos de equilibrio
siguiendo principios como la equidad, la integración, la inclusión y la
justicia.
La interculturalidad, que no es una categoría étnica sino política, es
el camino que se debe seguir guiados por la cosmovisión nacida en
las culturas originarias, enriquecida en las luchas de los movimientos
sociales y en las prácticas solidarias de distintos sectores. Los
contenidos y las metodologías de comunicación para una vida
comunitaria en armonía, apelan al “nosotros” para una convivencia

58
colaborativa con reciprocidades y complementariedades, y para una
vida digna, equitativa, en plenitud.

 En el marco de una relación armónica personal, social y con la


naturaleza. Este es el espacio que caracteriza las relaciones que
promueve la Comunicación para el Vivir Bien: la armonía espiritual y
subjetiva de cada uno de los seres humanos; la armonía de los seres
humanos en sociedad; la armonía con los otros seres de la
naturaleza; y la armonía con los dioses tutelares.
Nuestros productos de comunicación tienen que trabajar mensajes
desde y para estos cuatro niveles, tomando en cuenta que son parte
de una misma unidad. Es decir tienen que hablar las personas
individuales y en sociedad y también las voces de la naturaleza y los
dioses.

 Para una vida buena en plenitud que permita la superación del vivir
mejor. La realización política de la Comunicación para el Vivir
Bien/Buen Vivir tiene que cuestionar el individualismo y la
competitividad insolidaria enraizadas en el espíritu del capitalismo.
También tiene que contribuir a descolonizar las prácticas y
pensamientos deshumanizantes y patriarcales del (neo)colonialismo.
Así como tiene que cuestionar las prácticas depredadoras del
crecimiento económico sin límites.

 Promueve una interacción participativa desde las diversidades y


alteridades. El sentido comunicacional del Vivir Bien/Buen Vivir
cuestiona el difusionismo y revalora la participación y el diálogo.
Promueve el ejercicio de la palabra y el derecho a expresarla,
visibilizando todas las culturas, todas las sociedades, con opción
preferencial por los excluidos del sistema. La palabra se enuncia
desde nuestros lugares situados, en el que somos, pertenecemos y

59
tenemos identidad; un lugar desde donde pensamos, sentimos,
amamos, odiamos, gozamos, padecemos, soñamos, (nos)
proyectamos, construyendo una memoria y una práctica colectivas.
Se tiene que proclamar lo que Daniel Prieto Castillo llama “la pasión
por la palabra”, que equivale a la vocación por la participación
ciudadana como sujeto de su historia, expresándose desde su
situación concreta, en su lengua, con sus propios códigos, con sus
actitudes solidarias y con sus propuestas que deben hacerse parte
de las decisiones en el planeta. La Comunicación para el Vivir
Bien/Buen Vivir no es ajena ni impersonal; no le habla a un sujeto en
abstracto, no se dirige a las “masas”. Por el contrario, personaliza,
convoca, apela, demanda y promueve formas dialogales de
comunicación.

 A través de múltiples recursos y medios de comunicación, en


sistemas plurales enmarcados en el ejercicio del Derecho a la
Comunicación. Todos los medios, ya sean masivos, grupales o
digitales tienen que organizarse estratégicamente para trabajar o
mediar la palabra de la vida en armonía. Las programaciones de
estos diversos medios, que pueden articularse en sistemas
multimediáticos, deberán guiarse por los postulados del Derecho a la
Comunicación que reconoce la responsabilidad social por los
derechos humanos y de la naturaleza.

60
Relación armonía
- personal
- social
- con la naturaleza
Sentidos - con el cosmos
sociedad, cultura,
política, espiritualidad
Múltiples mediaciones e
Interacción participativas
Construcción
ejerciendo el Derecho a la
De/construcción Comunicación
Re/construcción

- Reciprocidad
Convivencia - Complementariedad
intercultural y - Solidaridad
comunitaria - Integración

Resumiendo, digamos que el sentido de la construcción de la Comunicación para


el Vivir Bien/Buen Vivir es el mismo de la creación del mundo en el Popol Vuh23:
“Llegó entonces aquí la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz24, en la
oscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron pues,
consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y
su pensamiento (…) Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles
y bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre” (1960, pp. 23-24). El
eje es el diálogo, o la construcción del discurso argumentado, buscando un
objetivo y decisiones compartidos, con la comunicación como una construcción
sociocultural al mismo tiempo que un constructor de sentidos.

Horizonte de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir

Su horizonte está definido en el mismo derrotero de la cosmovisión del Vivir


Bien/Buen Vivir, que es la vida en plenitud, en el futuro y aquí y ahora, forjando
una sociedad de la armonía individual, social, con la naturaleza y el cosmos,

23
Libro sobre las antiguas historias del pueblo Quiché, traducido luego al español y otras lenguas
24
Dioses progenitores que viven en el corazón del cielo

61
mediante la práctica de la convivencia comunitaria con reciprocidades y
complementariedades para una vida suficiente, sin lujos ni carencias, para todos y
todas.

Este horizonte requiere necesariamente de un cambio en el orden social


imperante, por lo que la sociedad del Vivir Bien/Buen Vivir tendrá que transformar
procesualmente con prácticas cotidianas de vida comunitaria y políticas públicas
inclusivas, la hegemonía capitalista, (neo)colonial, patriarcal, desarrollista y
depredadora de la naturaleza. Es necesario otro orden mundial, basado en la
solidaridad y la justicia social, económica, cultural y ambiental.

A la par de esta visión, el horizonte de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen


Vivir, tiene que trascender el orden comunicacional prevalente y que es funcional
al sistema imperante. Otra comunicación basada en la construcción,
de/reconstrucción y re/construcción de sentidos de sociedad, cultura, política y
espiritualidad, tendrá que dinamizar formas participativas de expresión de la
palabra comprometida con la vida digna.

Este horizonte no debe verse como algo ajeno a las prácticas de comunicación
educativa, alternativa y popular que se desarrollan en nuestro continente.
Tenemos que recuperar sus utopías, sus planteamientos, desplazamientos y
programaciones, porque allá están ya latiendo los corazones de la Comunicación
para el Vivir Bien/Buen Vivir, como expresa el horizonte definido por Radio Fe y
Alegría, en la región del Zulia, Venezuela: “la construcción de un proyecto nacional
democrático, a través del fomento de la participación ciudadana y el logro de
cambios culturales orientados a la búsqueda del desarrollo social, integral y
sustentable, en vinculación estratégica con diversos actores de la vida nacional,
desde una opción por los más pobres y excluidos” (García, 2004, p. 103)

Recuperando este planteamiento y enmarcándolo en la búsqueda, junto con otras


experiencias, de una sociedad-mundo de la vida plena, la experiencia seguirá
aportando a construir caminos que se recorren con la palabra que dignifica la vida,
en la misma medida que cotidianamente las prácticas tienen que transformar el

62
sistema comunicativo, humanizándolo, así como la realidad concreta en la que
están insertas. En el horizonte debe instalarse la utopía siempre vigente por un
Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación.

SABER COMUNICARSE

Debemos estar siempre comunicados

“Saber comunicarse” en el Vivir Bien/Buen Vivir tiene el sentido de la expresión


aymara aruskipasipxañanakasakipunirakispawa, que se traduce como “debemos
estar siempre comunicados”, o “tenemos que comunicarnos”, o "necesariamente
debemos comunicarnos unos a otros".

“Debemos estar siempre comunicados” tiene dos características, una inclusiva y


otra imperativa:

1) Refleja un sentido inclusivo expresado en el “nos comunicaremos”,


nosotros, unos a otros, todos los seres humanos, poseedores del don de la
palabra, de la construcción de imágenes y de nuestra
comprensión/racionalización por gestualidades. Este don nos otorga la
posibilidad de dialogar con nosotros, entre nosotros y con los sonidos y
voces de las plantas, los animales, la naturaleza y los dioses y espíritus,
acudiendo a formas de comunicación horizontal y participativa.
2) La “obligación de comunicarnos” (entre nosotros), más allá de la
deliberación es un compromiso para arribar a compromisos colectivos. En
este sentido la comunicación no es solamente un espacio de intercambios
de discursos o de circulación de informaciones, sino también un espacio de
entendimientos, decisiones y soluciones para promover y asumir la
solidaridad, la complementariedad y la reciprocidad como principios que se
construyen en la práctica social cotidiana.

“Nos comunicaremos entre nosotros”, es por sobre todas las cosas un acto de
humanización de la palabra, para “hablar con el corazón”, con franqueza,

63
constructivamente, de manera trasparente, con amor, con fundamento, con fines
de armonización y de fortalecimiento social.

Hablar como personas que viven la vida

David Choquehuanca identifica en el jaqi aru (palabra de la gente), cuatro


elementos que caracterizan lo que es el “saber comunicarse”: 1) saber escuchar;
2) saber compartir; 3) saber vivir en armonía y complementariedad; y 4) saber
soñar (2012, p. 1)

Por su parte, y de manera coincidente, Silvia Rivera Cusicanqui en diálogo con


Boaventura de Sousa Santos considera que la palabra legítima debe recogerse en
los enunciados de “los de abajo”, es decir de los ciudadanos, y para ello recupera
el principio y práctica del jaqen parlaña o hablar como la gente, que conlleva tres
condiciones: 1) primero escuchar para hablar; 2) hablar sabiendo; y 3) refrendar
las palabras con los actos25.

El siguiente gráfico, estructurado con la lógica de las complementariedades y


rotación permanente de la Chakana, resume el sentido del saber comunicarse
para el Vivir Bien/Buen Vivir:

25
Conversa del mundo entre Silvia Rivera Cusicanqui y Boaventura de Sousa Santos, en el Hotel Allkamari,
Valle de las Ánimas, La Paz, Bolivia, el 16 de octubre de 2013. Publicado el 12 de marzo de 2014 en
http://alice.ces.uc.pt/news/?p:2753

64
El factor que vincula estos elementos es la palabra, el discurso, que sea cual fuere
su manera de expresarse: visual, escrito o hablado, tiene que hacerse en el
lenguaje de los sujetos con los que se construyen los procesos de comunicación.
Lo importante es expresarse desde las voces ciudadanas, como lo hace la Radio
Favela en Belo Horizonte, Brasil: “nosotros creamos el favelés. Tenemos el
portugués que se habla allá abajo. Aquí arriba lo que se habla es el favelés. Es
nuestro dialecto. Todo el mundo lo entiende...” (Barbosa, 2004, p. 183) El favelés,
o portugués de las favelas con que se consolida la intraculturalidad para ir luego a
los encuentros interculturales y las alteridades.

Los cuatro elementos siguen un orden lógico en la construcción del discurso:


primero escuchar; luego compartir que supone conocer y dialogar; después
convivir o poner en práctica las decisiones compartidas; y finalmente soñar o
alimentar esperanzas para seguir construyendo las sociedades de la vida buena
en armonía y plenitud.

SABER ESCUCHAR

En realidad, no es un principio desconocido para las teorías participativas de la


comunicación ni para las prácticas extendidas en las radios populares
latinoamericanas y caribeñas, que desarrollan sus experiencias partiendo del otro
comunicacional y de la palabra de los pueblos considerándolos sujetos
protagónicos de sus vidas y de la historia.

Sin embargo, es un principio que se suele olvidar; así como es una práctica
desconocida en los medios y programas que se dedican sólo a la difusión de las
verdades que ellos mismos construyen y confunden participación con
retroalimentación o con manipulación. Incluso es una propuesta combatida desde
los sectores que no valoran la palabra de las sociedades ni de las culturas que
caminan por los bordes de la normalidad oficial, y que en cambio se dedican a
programaciones ligeras, sensacionalistas, degradantes y que las suelen justificar
con el criterio de que “eso es lo que le gusta a la gente”.

65
Lo novedoso del “saber escuchar” en el Vivir Bien/Buen Vivir, está en la presencia
de los distintos elementos que plantea David Choquehuanca, y que no han sido
necesariamente considerados en las propuestas comunicacionales centradas en
los sujetos sociales y sus proyectos políticos de transformación social: “[…]
escucharnos entre nosotros, escuchar a la Madre Tierra, a todos los seres, al río,
a nuestras aves, sobre todo a los más humildes. Y el que escucha aprende,
cambia, está preparado para servir a su pueblo” (2012, p. 1)

Esta formulación contiene cuatro componentes del “saber escuchar”:

1) El acto comunicativo de la escucha que se basa en una concepción


participativa de construcción de los discursos, partiendo del otro o de los
otros comunicacionales. Para ello sus metodologías serán de carácter
dialogal, de manera que se comparten y no se imponen conceptos, ideas,
propuestas (escucharnos entre nosotros)
2) La definición del sujeto social, individual y colectivo, como un sujeto que
tiene vida y que junto con otros seres vivos como los animales y las plantas,
pertenecemos a un entorno histórico y natural, ubicados en la tierra y la
sociedad a la que pertenecemos (escuchar a la Madre Tierra, a todos los
seres, al río, a nuestras aves)
3) El compromiso reivindicador de la palabra de los excluidos, lo que del
mismo modo que la evangelización y que la comunicación popular contiene
un proyecto histórico de sociedad con justicia (escuchar… sobre todo a los
más humildes)
4) Una comunicación que promueve conocimientos, sentimientos, actitudes,
prácticas y esperanzas para construir el Vivir Bien/Buen Vivir, compartiendo
con los demás, en convivencia comunitaria, solidariamente, con
responsabilidad de servicio o “mandar obedeciendo” (y el que escucha
aprende, está preparado para servir a su pueblo)

Saber escuchar quiere decir también saber mirar, saber entender, saber respetar,
saber reconocer todas las voces y la vida de los otros. Por eso, “saber escuchar”,
como dice la expresión guaraní yapysaka, es “saber ver con los oídos”.

66
Saber escuchar en medios de comunicación masivos o digitales, que han sido
inventados para transmitir, ha implicado importantes transformaciones realizadas
por las radios evangelizadoras y populares que tienen la misión comunicacional
del diálogo. Para ello realizan sondeos de audiencia, abren sus micrófonos a la
expresión ciudadana, registran datos siguiendo las llamadas telefónicas o cartas a
los medios, realizan análisis de discurso y muchas otras formas de sintonizarse
con los sujetos de su trabajo comunicacional. Su filosofía se resume en este
postulado de Radio La Cometa en San Gil, Colombia: “Antes de hablar…
escuchar. Lo primero que hace el colectivo responsable es auscultar la realidad
mediante tres consultas: Un estudio sobre gustos y usos de la radio en San Gil.
Una investigación participativa sobre los gustos con grupos específicos (…) Una
consulta con las organizaciones asociadas para saber qué esperaban de la
emisora” (Rodríguez, 2004, p. 296)

Escucharnos con todos los sentidos

En su extraordinario “Manual urgente para radialistas apasionados”, José Ignacio


López Vigil afirma que “nuestros oídos son muy sensibles (…) Nuestros oídos
sienten (...) el cerebro traduce sonidos a sentimientos”. (2005, p. 22)

Saber escuchar, desde esta comprensión, es activar todos los sentidos para
traducir los sonidos en identidades, en comprensiones y sentires del mundo que
se obtienen mirando, escuchando, palpando, degustando, viviendo, reconociendo
la importancia de las vidas y de las historias de quiénes están expresando su
palabra con el habla, con sus sonidos, con sus signos, sus símbolos y sus
significados.

Saber escuchar quiere decir colocarse en los zapatos del otro, leer sus historias,
comprometerse con sus proyectos y esperanzas, incluirlos como sujetos de los
procesos sociopolíticos y culturales, construir juntos, entablar relaciones de
compañerismo, compartiendo y soñando nuevos horizontes. Esto explica que la
Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir guarde correspondencia con la
comunicación horizontal, dialogal y participativa que construye “[...] relaciones que

67
van a permitir que los involucrados produzcan y construyan sentidos de
comprensión de sí mismos, de los demás y de la realidad, posibilitando cambios
decididos por los propios sujetos” (Alfaro, 2006, p. 98)

El reconocimiento del sujeto como protagonista de la comunicación y de los


procesos sociales, políticos y culturales, permite recordar que la comunicación no
se reduce a la relación entre emisor y receptor, o al intercambio de signos y
significados mediados por un mensaje con feedback (retroalimentación)

El reconocimiento del sujeto permite superar la horrorosa consideración de las


personas y organizaciones como “clientes” que pueden ser manipulables, o como
“beneficiarios” de nuestras compasiones y caridades, o como cajas de resonancia
de mensajes preelaborados, o como “masas” tratadas como seres inanimados en
los que se vacían mensajes.

Con el reconocimiento del sujeto volvemos a la idea original de la comunicación


entendida como communicare o la acción de poner en común y en relación. Es
decir, que los intercambios y construcciones de discurso se realizan entre seres
con identidad, con historia, con capacidad de decir, pensar, hacer y constituir su
sociedad y su vida. Siendo así, el camino de la comunicación no puede sino
empezar en la escucha, en el reconocimiento de la palabra de los otros, en la
inclusión de las personas y sociedades con sus identidades, y en la capacidad de
generar mensajes aprendiendo (mirando, palpando y escuchando)
permanentemente.

La participación es un acto de comunicación que pone en común conocimientos,


sentimientos, opiniones, prácticas y esperanzas que se comparten, se debaten y
deciden nuevos sentidos, como sugiere Jesús Martín-Barbero, a partir de
mediaciones sociales, culturales26 además de políticas y cósmicas, que recuperan
la vida cotidiana y la incorporan en las relaciones y procesos de construcción de
los discursos.

26
Martín-Barbero, Jesús. De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Barcelona,
Ed. Gili, 1991

68
Pero, ¿con quiénes entablamos diálogos?, ¿conocemos a los sujetos con los que
interactuamos?, ¿cómo es posible saber por ejemplo en medios no tradicionales
cómo son las radios o televisoras por internet, quiénes son los sujetos de sus
procesos de comunicación? La experiencia de Radio Internacional Feminista
(RIF), Ciudad Colón, Costa Rica, nos da algunas pautas: “En radio una clave
indispensable es conocer la audiencia, sus gustos, sus hábitos frente al medio. Sin
embargo la “recepción” en internet es generalmente muy anónima (...) Las mujeres
de RIF tienen algunas sospechas de las motivaciones que tiene el público para
visitar su sitio. Entre ellas está la cobertura de asuntos ignorados en otros medios,
el hecho de ser una propuesta interactiva donde se puede escuchar y hablar y
porque la información es pública, no hay que registrarse, ni suscribirse para entrar
a las páginas. Además en internet los públicos se crean según intereses”
(Gutiérrez, 2004/2, 132)

Todo lo dicho lleva a concluir que las relaciones de comunicación, o que los
intercambios e interacciones entre sujetos producen espacios de entendimiento,
de consensos y de pactos, acudiendo a diálogos sustentados con argumentos que
permitan generar acuerdos. Debemos saber con quiénes interactuamos y no
olvidar que la comunicación cumple una función social y política y no se limita a la
consideración de medios de comunicación, géneros, formatos y mensajes. La
participación recupera el rol activo e interpelador de los sujetos y desarrolla la
capacidad de saber imaginar al otro comunicacional en su contexto, de modo tal
que no se le mutile ni su historia ni su identidad ni su hábitat, sino por el contrario
se entable con él intercambios e interacciones, en su realidad situada, pensando y
construyendo juntos, desde allá, nuevas sociedades.

Escuchar las voces del ambiente y los sonidos de la naturaleza

¿Cómo se puede “escuchar a la Madre Tierra (…), al río, a nuestras aves…”?,


¿cómo se puede establecer diálogo y comunicación participativa con ellos?

La Teología de la Liberación y los procesos de Educación y Comunicación Popular


acudieron a la expresión de “la voz de los sin voz”, para darle presencia a la

69
palabra de los excluidos de la sociedad, de la historia y de los medios de
comunicación masiva. Y a sabiendas de que en realidad tenían voz, pero que ésta
había sido secuestrada y acallada, pusieron medios de comunicación alternativos
al servicio de “devolverle” la voz a los pueblos, en sus idiomas y sus gramáticas,
desarrollando para ello notables experiencias de comunicación que giraron
creativamente en torno a un desafío: ¡el mismo pueblo, desde su saber popular27,
debe tomar la palabra!

Necesitamos el mismo sentido comunicativo para darle presencia a las voces del
ambiente y los sonidos de la naturaleza. ¿Pero cómo, si no hablan?, será una
pregunta recurrente. Y la respuesta constante: “recuperando sus formas de
expresarse con sonidos y movimientos convertidos en imágenes, o en el canto de
las aves, el batir de las ramas, el baile cimbreante de los árboles, el silbido del
viento, el goteo de la lluvia, los desplazamientos migrantes de bandadas y
manadas según las estaciones del año; o los gemidos de la Madre Tierra, o las
manifestaciones climáticas que nos dicen el valor de la naturaleza en la
reproducción de la humanidad” (Contreras, 2014, 121-122)

Estamos obligados a plantearnos interrogantes y respuestas desde otros lugares y


paradigmas que no estén centrados sólo en el hombre. Se hace necesario re-
direccionar las ópticas para que las voces del ambiente fluyan en forma
combinada desde los sonidos de la naturaleza y desde los sentidos libertarios
acumulados en las ciencias, las sabidurías populares y las prácticas
reivindicativas. Es decir, necesitamos recuperar la “cosmoconvivencia” del Vivir
Bien/Buen Vivir y aplicarla en el campo de la comunicación con mediaciones,
metodologías, mensajes, géneros y formatos que nos permitan dialogar con la
naturaleza y el cosmos.

27
“[…] conjunto de conocimientos disposiciones, actitudes, comportamientos, resistencias, simulaciones,
innovaciones, apropiaciones, sincretismos, yuxtaposiciones, etc., que los grupos subalternos procesan en la
lucha cotidiana por alcanzar en este tiempo el reconocimiento de su existencia y de su lugar en la estructura
social imperante”, uerra Bravo, Samuel, “Pro lemas epis emológicos en el es udio del sa er popular”, en
Ciencia Andina, Vladimir Serrano Pérez (Compilador), CEDECO / ABYA YALA, Quito, 1999, p. 61

70
Un caso –urgente- donde la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir tiene que
saber construir discursos combinando diferentes sentidos, es el de los latidos y las
demandas de la naturaleza por el cambio climático y de la sociedad por sus
efectos, que son consecuencia de las políticas económicas depredadoras propias
del capitalismo a ultranza. El deshielo de los glaciares es un mensaje; los huaykos
o aluviones y deslizamientos de tierra e inundaciones son voces que reclaman; el
bramido de los volcanes y sus fumarolas son alertas; y el efecto invernadero en
ciudades y pueblos son quejidos que se emanan por el calentamiento global.
Tenemos que saberlos escuchar, con todos los sentidos.

Para abordar este tema es necesario tomar en cuenta matices ambientalistas,


ideológicos, sociales, culturales y políticos. La Comunicación para el Vivir
Bien/Buen Vivir tendrá que aportar con imágenes, sonidos, casos y testimonios
que recuperen los quejidos de la naturaleza y los sufrimientos de las sociedades,
haciéndonos sentir la gravedad del problema para que asumamos
responsabilidades compartidas. Comunicacionalmente tendremos que reivindicar
los derechos de la Madre Tierra y compartirlos, para que las sociedades
demanden un mundo armónico; para que los centros de poder mundial admitan la
necesidad de cambios en sus políticas exterminadoras; y para que los gobiernos
diseñen nuevos modelos de desarrollo basados en el Vivir Bien/Buen Vivir y no en
la depredación ambiental del capitalismo salvaje que no tiene límites.

Como dijimos, no son sólo las voces del ambiente y los sonidos de la naturaleza
los que nos hablan, sino también la sabiduría popular y las múltiples
manifestaciones de estudiosos, militantes, autoridades, sabios, ancianos y
ciudadanos sabedores de la importancia del equilibrio hombre – sociedad –
naturaleza - cosmos. Sus aportes en imágenes, testimonios, frases, poesía,
canciones, recopilación de leyendas, análisis y experiencias que consagran la
capacidad expresiva de la naturaleza, tienen que ser recuperados. Un ejemplo, la
poesía del gran Arguedas: “Está cantando el río, / está llorando la calandria, / está
dando vueltas el viento; / día y noche la paja de la estepa vibra; / nuestro río

71
sagrado está bramando; / en las crestas de nuestros Wamanis montañas, / en sus
dientes, la nieve gotea y brilla…”28.

Otro ejemplo nos lo regala la experiencia de Radio Marañón en Jaén, Cajamarca,


Perú: “El Marañón rompe las cordilleras en voluntarioso afán de avance. Cuando
el río carga brama contra las peñas invadiendo la amplitud de las playas y
cubriendo el pedrerío. Corre burbujeando, rugiendo en las torrenteras y recodos…
Nosotros, los cholos del Marañón escuchamos su voz con el oído atento. No
sabemos dónde nace ni dónde muere…” (Figueroa, 2004, p. 207)

Un camino para expresar las voces del ambiente no con un sentido catastrofista,
sino de esperanza y alegría por la belleza y las bondades de la Madre Tierra, es
hablar desde la voz de los pueblos cuya identidad comunitaria expresa una
filosofía de amor y de armonía con la naturaleza. Veamos como ejemplo la
vivencia del pueblo quichua/quechua, para el que todo se rige bajo un principio de
la vida en el planeta: “Los sujetos animados e inanimados no son vistos como
objetos si no, como sujetos que cumplen roles que se complementan con el de las
personas, es decir, se caracteriza por tener un sentido humano de la vida y de las
cosas” (Kowii, 2005, p. 3) Recuperar las expresiones de identidad hombre –
sociedad – naturaleza - cosmos, contribuirá a construir mensajes que reivindiquen
la vida y promuevan vivirla en complementariedades y solidaridades.

Al respecto, con acierto la Declaración Final de la Conferencia Mundial de los


Pueblos sobre el Cambio Climático29, le atribuye a la Pachamama / Madre Tierra
las características de un ser vivo, capaz de escuchar, de reaccionar, de ser amada
y, por estas razones, ser un sujeto de derecho, con el que establecemos “[…] una
relación indivisible, interdependiente, complementaria y espiritual”.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir tiene que manejar de manera justa
y equilibrada, pensando en los derechos humanos y los derechos de la naturaleza,
las tensiones que se dan entre el cuidado sostenible de la naturaleza, con la

28
Arguedas, José María, A nuestro padre creador Tupac Amaru (Kamaq taytanchisman - haylli-taki)
29
Cochabamba, Bolivia, 22 de abril de 2010

72
inevitabilidad de la producción, industrialización y distribución de sus recursos,
especialmente cuando éstos se producen sin considerar criterios de
responsabilidad ambiental y equidad social.

Otra forma de reconocer las voces del ambiente y sonidos de la naturaleza, se


encuentra en la identidad de los medios de comunicación, que con su nombre
hablan de su personalidad que tienen que saber respaldar con sus programas.
Veamos el caso de Radio La Voz de la Sierra Norte, Cuetzalán, en el Estado de
Puebla, México: “Dicen que Cuetzalán viene de ´cuetzallí´, que en Nahualt
significa ´pluma roja bermejo´, debido a que en la región abundaban unos pájaros
llamados ´cutzaltotolt´ que tenían plumas de ese color” (Velasco, 2004, p. 153)

Escucharnos en la práctica política

Hemos apelado permanentemente a lo largo de este texto a principios y acciones


relacionados con la necesidad de transformar el (des)orden que depreda la
naturaleza, que genera asimetrías, que alienta la competitividad individualizante,
que legitima el patriarcalismo, que permite actitudes racistas y xenofóbicas, que
incentiva las inequidades y que aspira a imponer un pensamiento único e
individualizante.

Con el Vivir Bien/Buen Vivir se trata de cambiar esa situación y construir una
nueva civilización. A esto se refiere David Choquehuanca, cuando afirma que se
tiene que saber escuchar “sobre todo a los más humildes. Y el que escucha
aprende, cambia, está preparado para servir a su pueblo”.

En estas condiciones, la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir es un


compromiso para contribuir, desde el campo del discurso y de la palabra, a la
construcción de la sociedad del buen convivir transformando los poderes
hegemónicos que naturalizan las relaciones desiguales. Por esto decimos que es
una acción política opuesta al capitalismo, al (neo)colonialismo, al patriarcalismo,
a la depredación, al desarrollo en su sentido tradicional y lineal de crecimiento y
progreso, y al sensacionalismo mediático.

73
La acción política desde la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, identificada
con la dignificación de los más humildes, es la encargada de subvertir y alterar el
orden tradicional desde las voces que provienen de la sociedad movilizada por sus
derechos ciudadanos, por el reconocimiento de su identidad, por la convivencia
comunitaria, por la igualdad de género, por la garantía de justicia social para las
nuevas generaciones y por los derechos de la naturaleza.

Como el horizonte es una nueva civilización, la de la vida buena y armónica en


plenitud, la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir tiene que garantizar la
existencia, funcionamiento e integración de instituciones y medios que promuevan
las acciones favorables a la solidaridad, la complementariedad y la
democratización de la palabra. Son necesarios sistemas propios de comunicación,
masivos y grupales, regionales y comunitarios, estatales y ciudadanos,
electrónicos y digitales, audiovisuales y escritos, comprometidos con el ejercicio
del Derecho a la Comunicación, con los Derechos Humanos y con el Derecho a la
Naturaleza.

Se comprenderá que como se trata de construir una cultura de la vida en armonía,


no basta con conocer los principios, valores, normas y características del Vivir
Bien/Buen Vivir, sino más bien, de practicarlos y enriquecerlos, sin idealizaciones
que los hagan imposible realizarlos; sino por el contrario, haciéndolos parte de la
convivencia solidaria cotidiana. El Vivir Bien/Buen Vivir no está hecho para
recitarlo, sino para vivirlo; no es un modelo para ser copiado sino para ser
construido en las características específicas de cada sociedad y cultura; es una
inspiración para la vida buena.

En consecuencia, la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir no es neutra. Está


comprometida con la construcción democrática, real y simbólica del poder de la
buena convivencia y de la vida en armonía. Una tarea que rema a contracorriente
del proyecto de sociedad que impulsan los medios mercantilistas. Hay que saber
competir con ellos en batallas por las representaciones simbólicas de la sociedad
de ahora y del futuro.

74
La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir tiene ya una trayectoria acumulada
en las experiencias de comunicación alternativa, participativa, educativa y popular.
Hay que recuperar lo mejor de ellas para complementar y profundizar su trabajo
en los desafíos contemporáneos que consisten en la capacidad de tender puentes
entre movimientos sociales libertarios y generar mediaciones sociales, culturales,
políticas y espirituales que contribuyan a imaginarse, diseñar y practicar
comunitariamente la espléndida existencia, descolonizando su opuesto: la
exclusión, el individualismo egoísta, la discriminación y la explotación.

Para ejemplo, veamos la experiencia de Radio Encuentro en Viedma, Argentina:


“Hacemos una radio con contenidos fuertes pero divertida. Nos reímos del poder
económico y valoramos el saber popular (…) Tratamos de organizar la bronca y
animar la esperanza. Generamos debate. Discutimos lo que el poder nos presenta
como natural y obvio, como la distribución injusta de la riqueza y la impunidad de
los poderosos” (Busso, 2004, p. 176) Hay que dar igual batalla por la armonía con
la naturaleza y el cosmos y por la vida en plenitud, para todos y todas.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir tiene como ejes las relaciones
comunicacionales (intercambios simbólicos) y las relaciones políticas (lucha por
ideas fuerza desde la perspectiva de la sociedad de la convivencia armónica), que
se construyen recogiendo (saber escuchar con todos los sentidos) la dinámica de
actores provenientes del espacio político (Estado, partidos y gremios), del espacio
social (ciudadanía) desde las prácticas de vida y convivencia comunitaria, desde la
justicia social, desde la equidad de género, desde las relaciones armónicas de las
sociedades con la naturaleza (los derechos de la Madre Tierra) y desde la
dimensión cósmica (el encuentro de los sujetos con su propia interioridad y con las
deidades)

SABER COMPARTIR

David Choquehuanca dice que “[…] saber compartir es saber distribuir la riqueza
de manera equilibrada entre todos (…) Compartir es dejar de competir para
complementarse, es saber dar para recibir, es saber que todos somos hermanos y

75
tenemos una sola madre, que es la naturaleza, que es la Pachamama, que es esta
tierra” (2012, p. 1)

En el mundo aymara la dimensión individual y subjetiva del Vivir Bien, el Suma


Jaqaña, se enlaza armónicamente y con reciprocidades con el buen vivir colectivo
o Suma Qamaña. En este emprendimiento la Tumpa, práctica que significa saber
cuidarse y protegerse solidariamente entre todos en comunidad y su entorno, es
un valor, un principio y un comportamiento equivalentes a la lealtad y la confianza.
Un hábito comunitario que compromete a los colectivos y los individuos con la vida
en armonía, una práctica de vida en comunidad donde todos se preocupan por
todos, comprometiendo la convivencia y el bienestar individual y colectivo.

Este es el sentido del “saber compartir”, que nos señala como camino la fuerza
inspiradora de las prácticas de vida comunitaria donde el compromiso individual se
define en su compromiso con la colectividad. Para trabajar esta dimensión en la
Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, son necesarios dos enfoques y
acciones: 1) la comunicación educativa de esencia liberadora, formadora y
transformadora; y 2) la expresión de formas de vida solidaria recogidas en
testimonios y relatos.

Estos valores, de construcción de vida en comunidad se dan entre seres humanos


y de ellos con la naturaleza y el cosmos. En la Comunicación para el Vivir
Bien/Buen Vivir debemos promover la capacidad que también tienen los medios
de comunicación para hacerse parte de la convivencia comunitaria. Veamos dos
ejemplos: “Desde que estoy en la radio todo el mundo me conoce y yo conozco a
todo el mundo. Me pasan papelitos, me dan encargos, me llaman adentro para
conversar. Radio Sur me despertó a la vida de la comunidad” (Geerts, 2004, p.
232) Y esta otra en la expresión de un representante de las audiencias: “(Radio
Sucumbíos) es una radio que ha sido criada por las mismas comunidades desde
hace mucho tiempo (…) Es propia de nosotros, porque también nosotros hemos
puesto un granito de arena para que salga adelante. Nosotros nos sentimos como
familia de la radio” (Berrezueta, 2004, p. 246)

76
Educar para transformar

Es necesario dotarle de sentido educativo al proceso comunicativo que parte de la


trascendencia de la práctica, conocimientos y sabiduría de los sujetos y de las
voces de la naturaleza y sonidos del medio ambiente. No pueden ser procesos de
difusión, de publicidad, de transferencia o transmisión de conocimientos los que
van a legitimar el Vivir Bien/Buen Vivir; son por el contrario prácticas dialogales y
liberadoras las que van a permitir la sistematización de las prácticas existentes,
así como la producción de nuevos conocimientos, para su apropiación crítica en
las reivindicaciones sociales y en las políticas públicas.

O sea, se requiere una intervención educativa para nosotros y los otros,


asumiendo que "[…] la educación como práctica de la libertad no es la
transferencia o transmisión de la sabiduría o de la cultura, no es la extensión del
conocimiento técnico, no es el acto de depositar informes o hechos en los
aprendices, no es la perpetuación de los valores de una determinada cultura, no
es el esfuerzo de adaptación del aprendiz a su medio ambiente” (Freire, 1969, p.
59) La educación es, ante todas las cosas, saber compartir la práctica liberadora
de reconocimiento e intercambio de experiencias y saberes, para aportar desde
los sujetos a sociedades de vida solidaria en comunidad, integración y
convivencia.

Al hablar de educación, Paulo Freire reconocía como uno de sus aspectos


centrales el hecho que permite provocar “[…] un reconocimiento del mundo, no
como mundo dado, sino como mundo que está dinámicamente en proceso de
creación” (1990, p. 20) Ciertamente, la realidad es dinámica, cambiante, y está en
permanente proceso de construcción y re/construcción. Las realidades se
regeneran a veces sobre bases sólidas y otras cambiando sus cimientos. El
mismo Vivir Bien/Buen Vivir es un dinámico proceso que está en permanente
creación. Y ni el mundo ni el Vivir Bien/Buen Vivir se hacen solos, mecánicamente,
por inercia. Hay que construirlos, hay que trabajar con mente, alma y manos, con
saberes, haceres y poderes, para transformar el mundo del vivir mejor y del
egoísmo y convertirlo en otro mundo donde prime la convivencia comunitaria y

77
solidaria. Reconocer el mundo dinámico como es, y transformarlo, implica asumir
el compromiso y la práctica de saber compartir para que la convivencia
comunitaria sea no solamente el punto de llegada, sino también el camino.

Educar supone transformar. Y específicamente en el campo de la comunicación


implica desarrollar estrategias que permitan disputar enunciaciones y
significaciones a las voces pro-sistema que se amparan en los medios
empresariales y en los grandes monopolios mediáticos. Es necesario desarrollar lo
que María Cristina Mata llama el trazado del mapa de la ciudadanía, porque “[…]
lo que nos toca hacer visible es una urdimbre hecha con hilos de diferente espesor
y color pero capaz de entretejerse diseñando combinaciones que alteren los
lugares y jerarquías establecidas en las prioridades de gobernantes, en las
agendas mediáticas, en las ofertas culturales del mercado” (2011, p. 20) Este
mapa está hecho de estallidos de la diversidad social, regional, política y cultural;
también desde los medios ciudadanos y populares que van desde los
interpersonales hasta las redes satelitales en expresiones gráficas, auditivas,
sonoras y corporales. Tenemos que transitar con ellos desde los bordes de la
normalidad hasta el centro de las decisiones de políticas comunicacionales y
contribuir a diseñarlas también desde la perspectiva de la cosmoconvivencia.

En este contexto siempre cambiante, para profundizar la presencia de las formas


del Vivir Bien/Buen Vivir, la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir debe
desarrollar un trabajo intenso y creativo de articulación y conexión de las
experiencias existentes, por ejemplo las de educación y comunicación popular,
entrelazándolas al mismo tiempo que fortaleciéndolas en su diversidad. Lo
importante, para asumir pedagógicamente el “saber compartir”, es desarrollar un
pensamiento crítico que teja dinámicas transformadoras, incitando –y excitando-
apropiaciones positivas de las prácticas de vida en comunidad.

Como el Vivir Bien/Buen Vivir se realiza tanto en iniciativas públicas desde el


Estado, así como en iniciativas comunitarias desde la sociedad civil, se deberá
trabajar también por construir articulaciones entre estos espacios. No se trata de
oponer lo oficial con lo alternativo, o lo público con lo privado, o lo urbano y lo

78
rural, o lo indígena y lo mestizo, o lo estatal y comunitario; el desafío es saber
compartir y desarrollar complementariedades con un horizonte claro.

Sin duda que, en nuestros tiempos, las acciones de los medios ciudadanos y
populares, ya sea de manera individual u organizada en redes, no puede seguirse
deteniendo en su propio fortalecimiento o en su anclaje en un discurso alternativo
que no siempre llega hasta la incidencia. Tiene que dar el salto a la
corresponsabilidad en las políticas públicas del Vivir Bien/Buen Vivir, por supuesto
sin renunciar a su naturaleza ciudadana, desde donde cumplen roles de vigilancia,
de proposición de alternativas, de garantía de la participación y del diálogo, así
como de promoción de una cultura de la convivencia armónica y comunitaria.

Las trayectorias de la Comunicación Popular son fuentes de aprendizajes


fundamentales para la construcción del Vivir Bien/Buen Vivir. Desde su factor de
origen, el del derecho de los pueblos a hablar y expresarse rompiendo sus
silencios y visibilizándose en la sociedad desde sus propias identidades,
reconocimientos y constituciones, es un referente para trazar los caminos de la
sociedad de la armonía y vida plena. Otro elemento referente es el de la politicidad
de la Comunicación Popular porque representa la palabra ciudadana
interpeladora, impugnadora, contrahegemónica y expresiva de la construcción de
una nueva sociedad, con justicia social, económica, cultural y ambiental.

Ante el planteamiento de “saber compartir es saber distribuir la riqueza de manera


equilibrada entre todos”, que es tarea de las políticas de Estado, la Comunicación
para el Vivir Bien/Buen Vivir tiene que combinar una posición reivindicacionista
con otra de intervención convergente con propuestas favorables a los pueblos
promovida por los medios públicos y estatales, e incluso los privados, en una
batalla concertada de significaciones que traduzcan la equidad y la justicia en
políticas de Estado.

La otra dimensión del “saber compartir”: “…dejar de competir para


complementarse, dar para recibir” y “saber que todos somos hermanos y tenemos
una sola madre, que es la naturaleza, que es la Pachamama, que es esta tierra”,

79
supone emprendimientos que no se limitan a emitir mensajes sobre los principios
del Vivir Bien, sino que asumen la tarea de coadyuvar a su realización práctica y
cotidiana, con pactos y consensos amplios desde los que se construye otra
sociedad.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, recuperando prácticas ancestrales,


reivindicaciones sociales y experiencias de educación presencial virtual y a
distancia, tiene que aportar al conocimiento de las más avanzadas propuestas
científicas, entre ellas la sabiduría acumulada en la relación hombre – sociedad -
tierra/naturaleza - cosmos que sustenta la producción alimentaria, o la relación
hombre – espacio mediado por las más altas tecnologías, de manera que la
ciencia y la tecnología sean componentes de la vida comunitaria.

Cantos de esperanza

Si el Vivir Bien/Buen Vivir se realiza en experiencias que lo construyen


permanentemente, es necesario que los procesos de Comunicación para el Vivir
Bien/Buen Vivir que lo acompañan trabajen géneros que recojan testimonios,
relatos, crónicas y otras expresiones que permitan conocer, entender, apropiarse y
recrear con sentimiento estas prácticas y sus encaminamientos a un futuro con
esperanza.

Existen experiencias rurales y urbanas, originarias y modernas, indígenas y


mestizas, ciudadanas y estatales, individuales y colectivas, que navegan aisladas,
sin puntos de unidad, lo que les resta posibilidades de convertirse en referentes
para políticas públicas o en alternativas de sociedad.

Los testimonios, las historias de vida y los relatos, en tanto son expresión de
sucesos, experiencias y prácticas vívidas, reales e imaginarias, tienen sentimiento.
Y en esta cualidad que recoge la palabra propia de los sujetos que la expresan,
radica su contundencia histórica para la construcción de culturas. También las
crónicas, en tanto hechos narrados secuencialmente, describiendo vivencialmente
acontecimientos y evocando y reconstruyendo historias vividas, contadas e
imaginadas, son un recurso poderoso para construir colectivamente el Vivir

80
Bien/Buen Vivir. Las sabidurías se encuentran contenidas en los relatos,
testimonios y crónicas de todos los pueblos, urbanos y rurales. Cuando estos
narran sus experiencias, dejan lecciones de identidad y de sociedad solidaria que
existen en la realidad y en la memoria.

Estos géneros tienen la virtud de expresarse en lenguaje coloquial, cotidiano,


sencillo, directo, reiterativo, ejemplificador, contextualizante, dinámico, comparable
y replicable en el tiempo y los espacios. Además, por lo general, aunque
contengan historias individuales, son construcciones comunitarias con temas de
interés colectivo. Son recursos que permiten inclusiones en el sentido de
recuperar la noción de un “nosotros” con identidad cultural y social aunque las
historias sean particulares. Son historias colectivas de fuerte apropiación e
identificación individual y subjetiva. Son identificables en el plano local y también
en el global; en experiencias reales o imaginarias; en todas las formas de
realización del arte, el cine, la literatura y la música como manifestaciones de vida.

Como además de contar historias sobre la convivencia comunitaria se trata de


desenmascarar las historias con visión colonialista, patriarcal y capitalista, hay que
saber leer estos relatos, los orales, los escritos y los construidos con imágenes. En
este camino, Silvia Rivera Cusicanqui nos propone una “sociología de la imagen”,
argumentando que “[…] hay en el colonialismo una función muy peculiar de las
palabras: las palabras no designan, sino encubren” (2010, p. 19) Con esto advierte
que los discursos que distorsionan o callan las realidades acaban convirtiéndose
en formas de “no decir”. En contraposición, rescata las imágenes “[…] que
iluminan este transfondo social y nos ofrecen perspectivas de comprensión crítica
de la realidad” (Rivera, 2010, p. 29)

Los análisis de Rivera, particularmente sobre la obra de Waman Poma de Ayala,


destacan en las imágenes la presencia de un “mundo al revés” en el orden
colonial. Y muestran cómo las historias contenidas en los tejidos, en la astrología,
en las pinturas, en las organizaciones territoriales revelan una organización del
mundo no expresada en las culturas oficiales, por lo que al ser desterrada está
también obligada a subvertir para que se las reconozca. En un sentido parecido

81
David Choquehuanca propone “aprender a leer en las arrugas de los abuelos”,
expresión a la que suele acudir para explicar la función complementaria del
sentido de la razón y la vitalidad del sentimiento, o la fuerza del pensamiento
sistematizado o académico y el valor y sabiduría de la memoria colectiva y la
experiencia.

Las narrativas de amor por la vida son géneros que se enlazan con las
rememoraciones reales o virtuales, vividas o contadas, y que cuando se comparan
con las realidades de ahora y de nuevas generaciones, sufren mutaciones,
adecuaciones y reconstrucciones en función de cada realidad donde se las
apropia.

La narrativa es un recurso que vale tanto para historias transcurridas en el pasado,


como historias tejiéndose en el presente, o para historias imaginándose para el
futuro. Son historias que valen tanto para las generaciones que crecimos en un
mundo de pensamiento analógico, hecho de relaciones de semejanzas o
diferencias en un marco de continuidad de la vida; así como para las generaciones
de ahora, las civilizaciones de las redes sociales, donde prima un pensamiento
digital, más plural que jerárquico, más circular que lineal, más centrífugo que
centrípeto, más virtual que material y con múltiples y discontinuas referencias no
siempre identificables. Son historias que valen tanto para las culturas escritas,
como las ágrafas, las orales y las de la imagen.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir tiene que tomar en cuenta que
“cada sociedad retranscribe los signos transnacionales, los adapta, los
reconstruye, los reinterpreta, los ´reterritorializa´, los ´resemantiza´” (Mattelart,
2006, p. 103) Y como cada sociedad escribe sus historias con su puño, con sus
letras, en su lengua, con sus representaciones gráficas, desde sus imaginarios y
desde sus vivencias, comunicacionalmente es importante recuperar y socializar
estas narrativas para ponerlas en el escenario pluralista de la democratización de
la palabra, enfrentando los intentos de un pensamiento único.

82
Para la producción, circulación y apropiación de las narrativas, relatos, crónicas e
historias de vida, en nuestros días es imposible dejar de considerar la influencia
que ejercen los medios de comunicación que, como sabemos, en tanto
mediadores, construyen también sus propias historias y les ponen su marca. No
se trata de generalizar y esparcir exclusivamente micro-historias que levanten
muros de contención a los grandes relatos universales. Lo local y lo cotidiano no
deben perder la perspectiva de la dimensión nacional y global. Sería erróneo
ignorar que un mundo transnacionalizado crea complicidades con las ciudadanías
locales acudiendo a las más diversas mediaciones comunicacionales que enlazan
las identidades locales y reales con las globales y virtuales. Tenemos que crear
otras historias que globalicen la esperanza.

SABER VIVIR EN ARMONÍA Y COMPLEMENTARIEDAD REFRENDANDO LAS


PALABRAS CON LOS ACTOS

Al influjo del paradigma del Vivir Bien/Buen Vivir se están reponiendo


pensamientos y prácticas donde la reciprocidad se reconoce como forma de vida,
la comunidad como forma de organización, la convivencia con la naturaleza y el
cosmos como identidad, la igualdad entre hombres y mujeres como cotidianeidad,
la equidad como dignidad y la vida plena como destino.

¿Cómo construir discursos desde una cosmovisión basada en la


complementariedad, la solidaridad, la equidad y la reciprocidad?, ¿cuáles van a
ser las características de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir en estas
expresiones que provienen de la diversidad, de la heterogeneidad, de la dignidad
o de la palabra que camina?

Dos senderos convergen en este camino: 1) la coherencia entre las prácticas de


comunicación con los postulados del Vivir Bien/Buen Vivir; y 2) el desarrollo de
enfoques y prácticas de interculturalidad.

Refrendar las palabras con los actos

83
Vale para todos y todas. Construir experiencias de la sociedad del Vivir Bien/Buen
Vivir es caminar con la cosmovisión, los principios y las prácticas juntos, porque
son una unidad. Los gobernantes promoviendo políticas públicas para la vida en
armonía de los pueblos. Los pueblos practicando cotidianamente y en distintos
ámbitos formas de convivencia comunitaria y complementariedad solidaria. Y las
experiencias de comunicación construyendo la palabra, caminando con ella, para
dignificar la comunicación, y la vida.

En las reivindicaciones y movilizaciones sociales los medios populares y


alternativos han jugado importantísimos roles de acompañamiento a los pueblos.
Se transformaron en actores políticos de los movimientos libertarios, guiados por
las voces de los sujetos y organizaciones que claman por sus derechos. Estas
acciones, que reflejan el compromiso de los medios con la transformación del
sistema comunicacional y social, les reporta reconocimiento y apropiaciones
ciudadanas, estableciendo hermandades y pactos por la vida.

Hay múltiples ejemplos. Veamos la experiencia de Radio Yaraví en Arequipa,


Perú: “Un día de junio de 2002, cientos de ciudadanos arequipeños se
congregaron frente a Radio Yaraví y comenzaron a gritar: ´¡Radio Yaraví, el
pueblo está contigo!´ (…) Durante toda una semana, el pueblo de Arequipa había
protagonizado la más grande movilización de los últimos 50 años en contra de la
privatización de la empresa eléctrica. Radio Yaraví había acompañado a la gente,
para que se oyeran todas las voces (…) había sido el espacio de diálogo, de
análisis, de búsqueda de propuestas y salidas a la crisis...” (Ramírez, 2004, 160).
Radio Yaraví fue consecuente con lo que pregona, expresó en la práctica su
compromiso de opción por los más pobres y con la democracia participativa, se
ratificó como actor social y político.

Experiencias hay varias y variadas, en diversos lugares y en distintos momentos


de la historia. Experiencias heroicas. Experiencias paradigmáticas cuya energía
tiene que ser ahora el germen para canalizar estas voluntades en la construcción
de la sociedad del Vivir Bien/Buen Vivir, acompañando paso a paso a los pueblos
en su caminata por la vida plena, con prácticas solidarias individuales,

84
organizadas, protegiendo la naturaleza, velando por el cosmos, avanzando
comunitariamente en convivencias por una vida sin carencias ni grandes lujos, con
justicia, con dignidad.

La Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), ha marcado ya


una hoja de ruta de prácticas consecuentes con los horizontes, para que las
acciones sean coherentes con las palabras. Así reza su “Carta desde el Futuro”:
“En educación y comunicación el foco del esfuerzo está en la transformación de
los modelos hacia paradigmas para los cuales el contexto es la referencia, la
interacción es la estrategia y la ética es el compromiso con la vida. De ahí están
emergiendo múltiples experiencias de educación y de comunicación para la vida”
(2012, p. 149) En cada contexto interactuando, compartiendo, dialogando. En
cada situación con la ética de la justicia y de la dignidad, con la crítica y autocrítica
que requiere el Derecho a la Comunicación. Y con la fuerza de educomunicar para
la vida buena, practicándola.

Convivir entre culturas

Desde tiempos remotos, la diversidad es una cualidad de la vida en nuestro


planeta. Es la forma como se organiza la historia de nuestras sociedades, culturas
y regiones. En la diversidad coexisten distintos tiempos históricos, distintos grados
de organización social y múltiples culturas y regiones. Es una convivencia que se
construye en un terreno lleno de contradicciones, dificultades, desacuerdos,
distanciamientos y hasta desigualdades.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir reconoce esta diversidad como un


modo de funcionamiento de la vida en el planeta, pero no se conforma con
contemplarla. Llevada por su filosofía de la armonía, promueve que los diversos se
expresen y se encuentren, que se conozcan, que intercambien historias, narrativas
y proyectos, y que se complementen para empeñarse juntos en sociedades del
respeto, de la solidaridad y de la vida compartida, entre humanos, en la
biodiversidad, entre las sociedades y el planeta, entre el presente y el futuro.

85
La Comunicación para el Vivir Bien tiene que tener claro, y comunicar, que la
interculturalidad “[…] busca desarrollar una interacción entre personas,
conocimientos, prácticas y lógicas, racionalidades y principios de vida
culturalmente diferentes; una interacción que admite y que parte de las asimetrías
sociales, económicas, políticas y de poder, y de las condiciones institucionales que
limitan la posibilidad de que el ´otro´ pueda ser considerado sujeto –con identidad,
diferencia y agencia- con capacidad de actuar” (Walsh, 2009, p. 45)

Analizando la cita anterior, encontramos que interculturalidad supone relaciones,


negociaciones e intercambios entre sujetos que son diferentes. Es un concepto
que reconoce la existencia de desigualdades y relaciones asimétricas que se tiene
que enfrentar, para que los sistemas de poder que privilegian a unos reconozcan a
los otros como sujetos que tienen su identidad. Interculturalidad no es entonces
pretender que todos seamos iguales, sino que nos complementemos
reconociendo por igual las capacidades de los otros en un camino de justicia
donde la complementariedad se entiende como correspondencia justa y la
proporcionalidad o equidad como los vínculos fundamentales de los encuentros
culturales y de integración.

En este cometido, la Comunicación para el Vivir Bien debe contribuir a superar las
imposiciones y provocar encuentros, visibilizando todas las voces para construir
en conjunto sentidos de sociedad, cultura, política y espiritualidad con armonía y
complementariedad. Esta tarea supone que para poder reconocer a los otros
como sujetos, tienen que provocarse cambios en los principios y modos de
entender el mundo. Si siguen primando los pensamientos discriminadores y
racistas, nunca se van a valorar las otredades. En este sentido, interculturalidad
quiere decir también construir una nueva forma de vida en convivencia.

Veamos cómo Radio La Voz de la Selva, Iquitos, Perú, recoge en su estrategia el


desafío de los intercambios culturales, en una región amazónica donde conviven
22 pueblos indígenas con 16 familias lingüísticas: “La radio tiene como objetivos el
desarrollo integral del hombre y la mujer amazónicos, el respeto a la diversidad
cultural de los pueblos indígenas y el uso racional de los recursos naturales que

86
sustentan la vida de la región. Los pueblos indígenas mantienen una vida
amazónica con la naturaleza, han domesticado muchas plantas del bosque y
conocen el poder curativo de muchas de ellas. Este conocimiento y experiencia es
una base para cualquier desarrollo local” (Figueroa, 2004/2, p. 199)

Debemos subrayar que los encuentros no son meros intercambios entre distintos o
entre pares, sino la base de la construcción de nuevas relaciones de cultura y de
sociedad. Por eso la interculturalidad apunta a cambios radicales en las relaciones
asimétricas y (neo)coloniales. Interculturalidad no es una categoría étnica, sino la
base de una cosmovisión o forma de vida y de organización social para el Vivir
Bien/Buen Vivir, cuya construcción requiere, en una de sus dimensiones, procesos
de descolonización y, en otra, procesos de apropiación de los principios y
acciones sustentados en la armonía, el equilibrio, la inclusión, la
complementariedad y la reciprocidad.

Un buen referente para abordar el trabajo de la interculturalidad desde la


Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, es lo que se plantea en la
Comunicación para el Cambio Social, cuya esencia “[…] no pretende otra cosa
que establecer términos más justos en el proceso de interacción cultural que se
produce en el roce entre las culturas. La costura que se forma en la frontera entre
dos culturas es a veces una herida, en lugar de ser un espacio compartido. Para
establecer un diálogo horizontal entre dos culturas es necesario primero afirmar la
propia. Alguien que no maneja bien su propia lengua difícilmente puede dialogar
con otro e intercambiar en igualdad de condiciones valores y símbolos” (Gumucio,
2004, p. 21)

SABER SOÑAR

Choquehuanca afirma que se debe “saber soñar sobre cómo defender nuestra
identidad, cómo complementarnos de manera equilibrada, para que el más
abandonado tenga la posibilidad de compartir la educación, la salud, la
convivencia natural y comunal” (2012, p. 1)

87
Esta afirmación, que resume y proyecta el saber escuchar, el saber compartir y el
saber vivir en armonía y complementariedad, contiene como elemento
fundamental la existencia de una sociedad con derechos que lleven a legitimar
como forma de vida el Vivir Bien/Buen Vivir. Hemos abundando en referencias
sobre este tema en páginas anteriores y quisiéramos ahora destacar que también
la comunicación debe asumirse y ejercerse como un derecho, para que desde su
propio espacio tome iniciativas que dignifiquen la palabra en un Nuevo Orden
Mundial de la Información y de la Comunicación.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir necesita pensarse entonces en las


formas de construcción de los discursos, así como en los soportes normativos e
institucionales que permiten hacer comunicación. Tres ámbitos son necesarios
para contribuir a sentar las bases y a sostener la edificación de la construcción,
circulación y apropiación democrática de la palabra: 1) la institucionalidad de las
organizaciones y redes de comunicación con sentido democrático y misión
centrada en el Vivir Bien/Buen Vivir; 2) las Políticas de Comunicación y de
Culturas; y 3) el Derecho a la Comunicación.

Institucionalidad para el Vivir Bien/Buen Vivir

Tenemos que colocar nuestras instituciones y organizaciones al nivel de los


desafíos del Vivir Bien/Buen Vivir. Por supuesto con estructuras adecuadas a la
realidad donde se desarrollan su cobertura, su composición y sus recursos. Estos
elementos son imprescindibles para ello:

1) Una estrategia institucional que se plantee objetivos para sus espacios de


realización, pero que también tome en cuenta un horizonte más amplio,
para que el planeta se embarque en la utopía de la vida en plenitud.
2) La organización institucional, con capacidad para acometer grandes
desafíos en pequeños o amplios espacios; para ello se requieren
comunicadores y comunicadoras formados y comprometidos,
programaciones pertinentes a la realidad y la historia, géneros y formatos

88
que sumen solidaridades, redes mediáticas que le den a las estrategias la
fuerza de la integración y el alcance planetario que demanda la época.
3) Apropiación con confianza y credibilidad institucional, para que los pueblos
incorporen estas organizaciones en sus reivindicaciones, en sus luchas, en
sus acciones cotidianas y en sus sueños por una sociedad en armonía
social, con la naturaleza y el cosmos.

La estrategia institucional debe identificarse con los principios del Vivir Bien/Buen
Vivir, y enmarcarse en la definición y postulados de la Comunicación para el Vivir
Bien/Buen Vivir. La organización institucional tiene que modelarse en las
características de la democracia participativa, con sistemas de transparencia e
incorporación de representantes de las organizaciones populares en su estructura
y seguimiento. Y la apropiación depende del compromiso, de la consecuencia, de
los estilos comunicacionales y de la capacidad de interactuar como un actor más
de la construcción de la vida en plenitud.

Para la estrategia o proyecto histórico institucional, rescatamos como


imprescindibles los elementos propuestos por José de Sousa Silva, responsable
de la evaluación y planificación de la Asociación Latinoamericana de Educación
Radiofónica (ALER): “(i) la visión de mundo que prevalece con sus premisas—
verdades—sobre qué es y cómo funciona la realidad; (ii) los significados de los
conceptos esenciales, constitutivos del alma de su mandato; (iii) las premisas—
verdades—específicas que prevalecen como fuentes específicas de inspiración de
decisiones y orientación de acciones vinculadas a sus ejes de actuación; (iv) los
conceptos, teorías, paradigmas, enfoques y modelos que de forma explícita o
implícita condicionan su modo de interpretación; y (v) su misión, visión, valores,
objetivos, políticas, prioridades y compromisos” (2011, p. 81)

El mismo de Sousa Silva, en relación a la organización con capacidad


institucional, remarca que son necesarios criterios de eficiencia (interna) y
relevancia (externa). Y sustenta que cuanto más alto es el grado de coherencia
interna de una institución, más alta es su eficiencia. Así como cuanto más alto el
grado de correspondencia de una institución con las realidades, necesidades

89
actuales, desafíos emergentes y aspiraciones futuras de los actores sociales,
económicos, políticos e institucionales de su contexto, mayor es su relevancia.

La apropiación con confianza y credibilidad se hace en la práctica diaria y


predicando con el ejemplo. Los medios, las instituciones y las organizaciones
tienen que ser reflejo y demostración de la democracia participativa, al estilo de la
experiencia de Radio La Primerísima de Managua, Nicaragua, que se caracteriza
porque “promueve la democracia, la participación y la transparencia a través de la
crítica y de la vigilancia cotidiana. Además practica en su seno lo que difunde
hacia fuera. La radio y su organización matriz son ejemplos de participación
democrática y transparencia. La organización interna, su relación con el público y
sus alianzas con varios actores sociales, son ejemplos de ello” (Gumucio, 2004/2,
p. 332)

Políticas de comunicación y de culturas para el Vivir Bien/Buen Vivir

El Vivir Bien/Buen Vivir conlleva la necesidad de construir Estados plurinacionales


e interculturales, en los que todos los pueblos se incluyan con su cosmovisión,
idioma, legislación, formas de organización y administración para su convivencia
armónica con otros sectores sociales y étnicos, superando en conjunto, y sin
exclusiones, la tradicional estructura discriminadora de los aparatos de Estado.

Y como el Vivir Bien/Buen Vivir “[…] se sustenta también en algunos principios


filosóficos universales: aristotélicos, marxistas, ecológicos, feministas,
cooperativistas, humanistas…” (Acosta, 2010, p. 13), será un factor generador de
encuentros étnicos, regionales, generacionales, nacionales, clasistas y de
cuestionamiento de la concepción occidental del desarrollo como evolución, del
bienestar como forma asimétrica de redistribución, y de la colonialidad como eje
desigual de relación.

Por esto no es casual que el Vivir Bien/Buen Vivir se visibilice como una crítica
radical al neoliberalismo, al patriarcalismo y al (neo)colonialismo, al mismo tiempo
que se legitime como alternativa de transformación de este estado de situación a
otro de convivencia basada en el respeto a la vida digna y de “[…] convivencia sin

90
miseria, sin discriminación, con un mínimo de cosas necesarias y sin tener a éstas
como la meta final” (Acosta, 2010, p. 33)

Para saber soñar o imaginar con realismo el futuro, se requiere un marco


normativo e institucional que sustente formas de comunicación con derechos y
comprometida con la justicia social. Un camino reconocido para ello es el de las
Políticas de Comunicación, que el maestro Luis Ramiro Beltrán Salmón puso en
agenda definiendo una Política Nacional de Comunicación como “un conjunto
integrado, explícito y duradero de políticas parciales de comunicación
armonizadas en un cuerpo coherente de principios y normas dirigidos a guiar la
conducta de las instituciones especializadas en el manejo del proceso general de
comunicación en un país” (1976, p. 4) Esta propuesta reconoce la responsabilidad
central del Estado en la promoción de los procesos de comunicación, respetando
su pluralismo y su carácter democrático y participativo, así como contextualizando
las construcciones nacionales en la necesidad de un Nuevo Orden Mundial de la
Información y la Comunicación (NOMIC).

En la actualidad, y en el marco de la realidad y desafíos de la Comunicación para


el Vivir Bien/Buen Vivir, es necesario plantearse Políticas Plurinacionales de
Comunicación, para garantizar la inclusión de nuestras sociedades pluridiversas
en Estados desconcentrados y participativos, donde los ciudadanos construyan
sus derechos a la comunicación y la palabra, en estrecha relación con el rol
promotor del Estado y el rol vigilante de los medios que se encuentran en el
objetivo común de la democratización de la sociedad30.

En el contexto actual es importante considerar en el funcionamiento de las


instituciones y medios la validez de la Economía Política de la Comunicación, que
enfrenta tres tareas básicas que se pueden asumir también como tareas de la
Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir: 1) debatir sobre la propiedad de los
medios y trabajar en la definición de políticas democráticas de comunicación,

30
En el contexto de crisis del modelo neoliberal planteamos la necesidad de trabajar Políticas Ciudadanas de
Comunicación, que las recogemos como la base de las Políticas Plurinacionales de Comunicación, en
Contreras Baspineiro, Adalid, Imágenes e imaginarios de la comunicación-desarrollo, CIESPAL, Quito, 1988,
pp. 70-75

91
luchando por un contexto internacional más justo en la distribución de los recursos
y flujos de información; 2) estudiar el funcionamiento de las industrias culturales:
su lógica, su importancia económica, su participación en la acumulación del capital
y las formas de producción; y 3) plantear programas de intervención con unidad
entre academia, organizaciones sociales y Estado para una más profunda y
radical liberalización de la estructura monopólica u oligopolista de los medios de
comunicación (Sierra, 2009, p. 163)

En estrecha relación, las Políticas Culturales de Segunda Generación están


sustentadas en la construcción de la cultura como práctica cotidiana, con actores,
estéticas y procesos que emergen desde el mundo masivo y popular para que en
encuentros de afirmación contribuyan a re-conceptualizar y enriquecer el sentido
tradicional del arte, del patrimonio y de las industrias culturales que en las Políticas
Culturales de Primera Generación navegaban en los mares de la denominada
“cultura culta”, cercada en museos y discriminadora de las culturas populares.

Parafraseando a Jesús Martín-Barbero, son necesarias entonces “[…] unas


políticas que activen en el público lo que hay de pueblo, que hagan posible la
experiencia de apropiación y de invención, el movimiento de recreación
permanente de su identidad” (2010, p. 192)

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir es una apuesta por la equidad y


necesita políticas que la sustenten y que repongan en la agenda la necesidad de
acceso a los medios con sistemas de propiedad equitativos que superen los
monopolios; industrias culturales democratizadas; pactos entre medios estatales,
ciudadanos y privados en favor de la democracia y de la vida digna y plena; y
políticas comunicacionales y culturales inclusivas de las diversidades.

Derecho a la comunicación

Conectado estrechamente a los planteamientos de las Políticas de Comunicación,


a la Economía Política de la Comunicación y a las aspiraciones de las Políticas
Culturales, el Derecho a la Comunicación contribuye a legalizarlas y concretizarlas

92
en medidas prácticas, constituyéndose en una condición de posibilidad para
apostar por otro sistema de comunicación donde se democratice la palabra.

Para tener la posibilidad de la comunicación como un derecho, hace falta lo que


con razón plantea José Ignacio López Vigil, que “[…] el gran desafío, la mayor
originalidad de nuestro tiempo, será devolver a los medios de comunicación su
vocación primera, la de aproximar a los seres humanos, la de ponerse al servicio
de la ciudadanía. Más aún, devolver los medios a la ciudadanía. Que todos los
sectores sociales tengan igualdad de acceso a las frecuencias, analógicas y
digitales, y a contenidos multiculturales mediante un software libre. Que todos y
todas ejerciten su derecho a la palabra y a la imagen pública a través de radios y
televisoras propias, de señal abierta y vía Internet…” (2005, p. 346)

En esta perspectiva, con la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir “[…] se


debe apostar por otro mundo, con derechos humanos exigibles, ejercibles y
justiciables, con derechos que al mismo tiempo que luchan contra las
desigualdades construyen democracias participativas (…) Otro mundo con medios
de comunicación que dejan su cubículo exclusivo de trabajo por arriba, en la
opinión pública, para articularse en las calles con los movimientos sociales que se
forjan por abajo, en la organización social y la vida cotidiana contando sus
historias con rostro y sus esperanzas con identidad y rastro histórico” (Contreras,
et. al., 2006, p. 60)

Si el Vivir Bien/Buen Vivir es la estructura y aspiración de una nueva civilización, la


Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir requiere no sólo de procesos sino de
sistemas de comunicación a su altura y dimensiones. El camino para crear las
situaciones en términos de espacios de comunicación va a ser la vigencia de
sistemas regidos por el Derecho a la Comunicación que, como todo derecho, no
es producto de concesiones sino de conquistas. Y en la realidad actual, estamos
en presencia de dos caminos para viabilizarlo: uno, en aquellos países que se
rigen por la libertad de empresa, reivindicar y normar los derechos bajo la égida de
la democratización de la palabra; y el otro en aquellos países donde las conquistas
ciudadanas se han ya reflejado en legislaciones que hacen del Derecho a la

93
Comunicación una política de Estado, legitimarlo y consolidarlo y hacerlo exigible
en políticas, estrategias y planes, para que se desenvuelva en los marcos
admitidos del acceso, la propiedad, la participación, la responsabilidad social, la
democracia y la construcción del Vivir Bien.

El Derecho a la Comunicación en la construcción de una nueva era es un


componente sustancial del Vivir Bien/Buen Vivir, y para aportar a un mundo nuevo
debe reflejarse en normas y en prácticas donde sea posible la reversión de la
concentración de la propiedad, eliminando los monopolios y permitiendo la
participación ciudadana en la emisión de su propia palabra. Se requieren marcos
normativos que promuevan mensajes por la responsabilidad social e individual, la
ética y la vida.

El Derecho a la Comunicación es un derecho complejo compuesto a su vez por


una serie encadenada de otros derechos: el Derecho a la Información, los
Derechos Culturales, los Derechos de Protección, los Derechos Colectivos, los
Derechos de Participación, los Derechos a la Autodeterminación (Hamelink, 2005,
p. 144), y los Derechos de la Naturaleza y de la Madre Tierra.

Democratizar la comunicación es, ante todo, “[…] una cuestión de ciudadanía y de


justicia social, enmarcada en el derecho humano a la información y a la
comunicación. Por lo mismo es consustancial a la vida democrática de la
sociedad, cuya vitalidad depende de una ciudadanía debidamente informada y
deliberante para participar y corresponsabilizarse en la toma de decisiones de los
asuntos públicos” (León, 2013, p. 9)

Un ejemplo actualizado de aplicación del Derecho a la Comunicación, que articula


responsabilidades para los medios y las autoridades, así como derechos para la
ciudadanía, lo encontramos en la Ley Orgánica de Comunicación del Ecuador31,
que en su Título II Principios y Derechos, plantea lo siguiente:

Principio de no discriminación, para el acceso y disfrute de los derechos a la


comunicación; principio de acción afirmativa, o medidas de política pública para el
31
Aprobada el 14 de junio de 2013

94
acceso y ejercicio a grupos en desigualdad; principio de democratización de la
comunicación e información, creando condiciones materiales, jurídicas y políticas
que permitan democratizar la propiedad y acceso a los medios de comunicación;
principio de participación de los ciudadanos y ciudadanas en los procesos de la
comunicación; principio de interculturalidad y plurinacionalidad para que comunas,
comunidades, pueblos y nacionalidades produzcan y difundan contenidos que
reflejen su cosmovisión, cultura, tradiciones, conocimientos y saberes en su propia
lengua, respetando la diversidad; Derechos de las niñas, niños y adolescentes,
para la expresión de sus ideas, pensamientos, sentimientos y acciones en sus
códigos, sin discriminación ni estigmatización; y velando por su protección integral;
y principio de transparencia para que los medios difundan sus políticas editoriales
e informativas y su código deontológico en portales e instrumentos públicos.

Un factor fundamental para trabajar proyectos y procesos de futuro, es alentar la


relación entre Estado y organizaciones de la sociedad civil, construyendo
acuerdos, convergencias y acciones comunes que recojan las aspiraciones
ciudadanas. Para ello la comunicación será un espacio privilegiado de expresión,
de debate y de acuerdos para que las políticas públicas representen en acciones
concretas la utopía de un nuevo orden de la información y la comunicación y de
una sociedad donde podamos con-vivir en armonía.

95
Capítulo 3:

METODOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN PARA EL VIVIR


BIEN / BUEN VIVIR O METODOLOGÍA DE LA
CONVIVENCIA COMUNITARIA

96
Entendemos la metodología como el camino trazado y construido ordenadamente,
paso a paso desde su inicio hasta su meta; o también, como el camino que
partiendo de un objetivo definido en función de un pensamiento o teoría y en una
realidad específica, organiza rigurosamente las acciones pertinentes para
alcanzarlo.

La metodología se entiende también como el conjunto de métodos, que son los


modos como se organizan estratégicamente planes y procedimientos con sus
respectivas acciones seleccionadas de manera coherente para alcanzar
determinadas metas u objetivos. Toda metodología se sostiene en un enfoque
teórico o una posición política que permite seleccionar los métodos y
procedimientos pertinentes a este postulado. Por ejemplo una teoría o corriente de
la comunicación como difusión requerirá métodos básicamente informativos y
propagandísticos; en cambio una teoría alternativa, educativa y popular se
organizará con métodos fundamentalmente horizontales y participativos.

Como señala Oscar Jara desde las reflexiones sobre la Educación Popular, “lo
metodológico tiene que ver con los criterios y principios que le dan unidad y
coherencia estratégica a todos los elementos que intervienen en un proceso, a
todos los momentos específicos que se desenvuelven a lo largo de él y a todos los
pasos o acciones que uno impulsa” (1995, p. 5)

De manera más concreta, metodología en comunicación vendría a ser la


organización coherente, ordenada y lógica entre el marco teórico y/o doctrinario
y/o político que sustenta un proceso de comunicación, con sus respectivos
objetivos, métodos o procedimientos para organizar y construir los discursos, la
participación de los sujetos que intercambian sentidos y los medios de
comunicación que serán los soportes del discurso o palabra, dándole un sentido
estratégico en el contexto social, histórico, ambiental y espiritual en el que se
desenvuelven las acciones de comunicación.

La metodología en la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, por sus


características inclusivas de las sociedades y culturas es básicamente

97
participativa; por la armonía de las sociedades con la naturaleza y el cosmos es
fundamentalmente educativa; y por su orientación política que busca un cambio de
los factores inequitativos de la realidad, es irreversiblemente una expresión
contemporánea de la Comunicación Popular. Es la “metodología de la convivencia
comunitaria”.

A continuación vamos a explicar nuestra propuesta de Metodología de la


Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir tomando en cuenta estos
componentes: 1) su concepción metodológica; 2) su lógica metodológica32; y 3)
sus procedimientos para la construcción del discurso.

CONCEPCIÓN METODOLÓGICA DE LA COMPLEMENTARIEDAD

Enfoque

Las características de la comunicación en el arranque del Siglo XXI se definen en


el marco de tensiones entre una globalización excluyente que quisiera eternizarse
y movimientos anti-sistémicos que pugnan por superar una era aperturista
catastrófica para los pueblos latinoamericanos y caribeños.

Desde la perspectiva que tiende a consolidar la globalización y su expresión


modelo, el neoliberalismo, la comunicación es entendida como un espacio de
igualación y de mundialización a partir de parámetros generales o universales y,
por eso, los medios de comunicación secuestrados por la libertad de empresa
organizan sus acciones con un sentido de utilitarismo de la libertad de expresión,
de instrumentalización del discurso, de individualización de las personas y
sociedades, de aligeramiento y banalización de la vida, de sensacionalismo en las
formas comunicativas predominantes y de un rol político que sostiene guerras
mediáticas que acompañan movimientos desestabilizadores de los regímenes
democráticos.

32
En Sentipensamientos. De la comunicación-desarrollo a la comunicación para el vivir bien (2014), además
de estos factores metodológicos, hemos propuesto considerar: los sentidos de enunciación, las estrategias y
la organización discursiva. Son elementos que los vamos a recoger en los que hemos propuesto en este
documento.

98
En este contexto, la metodología de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir
precisa de un enfoque que sea capaz de abordar –desentrañando- esta compleja
organización del poder, y que tenga la virtud de humanizarlo en los aspectos que
sea posible hacerlo, o transformarlo con respuestas alternativas desde las
características opuestas del Vivir Bien/Buen Vivir como cosmovisión para una
cultura de la vida.

Aclarada esta perspectiva, nos valemos del pensamiento de Efendy Maldonado


sobre la metodología, para afirmar que el enfoque metodológico de la
Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir “[…] se nutre de la vida, de la
experiencia, de las culturas, del mundo concreto (y)... se sitúa lejos de las
corrientes especulativas, abstractas y formales, proponiendo una multiléctica que
combina praxis teórica y empírica” (2009, pp. 32-33)

La cita anterior recoge en primer lugar un elemento al que hemos hecho referencia
de manera insistente: partir de los pueblos o sujetos sociales en su vida cotidiana,
su cultura, su idiosincrasia, su organización y movilización social, su memoria
acumulada, su sabiduría, sus esperanzas y sus propuestas. En segundo lugar se
infiere que el Vivir Bien/Buen Vivir no se origina en especulaciones, ni se
desarrolla en teorías abstractas y menos se legitima recitándolo, puesto que hay
que realizarlo en la vida diaria; es decir que no es concepto metafísico sino un
estilo de vida. Por eso, como tercera característica nos apropiamos de la
“multiléctica”, que a diferencia de la dialéctica que opone los contrarios, como
vimos en el enfoque de la “paridad” y en el de la “tetraléctica”, busca más bien
complementariedades que no separan práctica de teoría, ni trabajo manual de
trabajo intelectual, ni el ser del deber ser, ni sentimientos y razón, ni creencias y
certezas, ni significantes y significaciones, y que reconoce la pluridiversidad.

Este enfoque metodológico requiere una visión y un abordaje transdisciplinario, es


decir que se trabaja con el concurso coordinado de distintas áreas (económica,
social, cultural, política, ambiental, espiritual…), reconociendo que la comunicación
es una disciplina de fronteras, que teje y transversaliza al mismo tiempo que es
atravesada por estas otras disciplinas.

99
En esta coordinación interdisciplinaria la comunicación es como las venas que
irrigan de sangre el cuerpo dándole vida. Es el hilo conductor que articula entre
ellas las distintas áreas con la fuerza de la palabra hablada, escrita, visual o
gestual, provocando el encuentro de diversos sujetos, enfoques, interpretaciones,
conocimientos y experiencias que tienen en común la búsqueda del buen convivir
para una espléndida existencia, en el presente y en el futuro.

Además de coordinar las acciones de distintas disciplinas en la construcción de


sociedades de la buena convivencia, la comunicación es el factor que va a permitir
llevar el Vivir Bien/Buen Vivir de las buenas intenciones a las realizaciones y de
los principios a las acciones, otorgándole el derecho a la palabra a los pueblos y
gobernantes comprometidos con la vida en convivencia comunitaria. Esta
comprensión de la cosmovisión de la vida en armonía consolida la comprensión
del lenguaje-trabajo y discurso-práctica, que Jesús Martín Barbero afirma es el
“lugar en que la lengua se carga y es cargada de historia y de pulsión” (2015, p.
143), o dicho de otra manera es el lugar donde el discurso se define como la
producción y circulación social e histórica de la palabra.

Es también menester destacar que la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir


en su rol articulador de distintos campos disciplinarios, contribuye a consolidar el
carácter integral del Vivir Bien/Buen Vivir, otorgándole una mirada estratégica,
estructural y de largo plazo que es alimentada por acciones puntuales, cotidianas,
inmediatas, que ocurren tanto en el espacio de la ciudadanía como en el de las
políticas estatales a las que la sociedad civil tiene que alimentar, vigilar y
enriquecer.

Se requiere un enfoque que combine visiones, posiciones e intervenciones


interculturales, educativas y políticas, cuidando la tentación de apropiaciones
memorísticas, retransmisoras, acríticas y fanatizadas de un Vivir Bien/Buen Vivir
que no es un modelo capaz de ser apropiado en manuales o recetarios, sino un
proceso que está siendo construido en encuentros de múltiples alteridades
culturales y sociopolíticas; por lo que más que recitarlo doctrinariamente se tendrá

100
que aprender a vivirlo en la intimidad personal, en las relaciones sociales,
culturales y políticas, y en las relaciones con la naturaleza y el cosmos.

En otro orden, el de su trascendencia histórica-política, se debe subrayar que el


enfoque de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir es inconfundiblemente
anticapitalista, anticolonialista y antipatriarcalista. Busca transformar estas
realidades y construir la sociedad del Vivir Bien/Buen Vivir, que está basada en la
convivencia comunitaria con reciprocidades, complementariedades y
solidaridades, en armonía con la naturaleza y el cosmos, garantizando una vida
sencilla, suficiente y equitativa.

En coincidencia con este enfoque, Eric Torrico sugiere trabajar una “comunicación
para salir del desarrollo”, argumentando que precisamos “una comunicación que
tiene que recuperar los fines del proceso comunicacional en lugar de privilegiar las
finalidades de su uso. Así, es una comunicación para el des-cubrimiento de uno
mismo y de los otros, para el reconocimiento recíproco, para el entendimiento
entre diferentes, para la vida en comunidad, en democracia y con paz. En otras
palabras, la que debe advenir es una comunicación humanizadora (...) Basta,
pues, de desarrollo; reencontremos la comunicación” (2013, p. 74)

Tomando en cuenta lo dicho, reafirmemos que la comunicación es ante todo un


hecho social, cultural y político, como lo expresa bien la experiencia de la mítica
Radio Pío XII en Bolivia: “En la Pío el periodista debe hacer mucho más que cubrir
su fuente y expresarse bien. Tiene que saber comunicarse bien con la gente,
llegar a su corazón. El radialista no debe conformarse con las simples
declaraciones. Tiene que ir más allá. Y la radio debe aportar a la solución de los
problemas de las organizaciones y los vecinos. La radio se hace desde la gente y
para su bien” (Mitre, 2004, p. 318)

El referente más cercano de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, que


son las experiencias y definiciones de la educación horizontal, la comunicación
alternativa, la comunicación educativa y la comunicación popular, han tomado en
cuenta tres espacios de activación en sus enfoques: acceso – diálogo -

101
participación, que Luis Ramiro Beltrán (1981, pp. 19-20) los considera de la
siguiente manera:

1) El acceso es la precondición para la comunicación horizontal por cuanto sin


oportunidades similares para todas las personas de recibir mensajes no
puede, para comenzar, haber interacción social democrática.
2) El diálogo es el eje de la comunicación horizontal porque, si ha de tener
lugar la genuina interacción democrática, toda persona debe contar con
oportunidades similares para emitir y recibir mensajes de manera que se
evite la monopolización de la palabra mediante el monólogo.
3) La participación es la culminación de la comunicación horizontal porque sin
oportunidades similares para todas las personas de emitir los mensajes el
proceso permanecería gobernado por la minoría.

Como la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir se realiza refrendando la


palabra con los actos, es decir practicando sus postulados, requerimos que estos
tres espacios, que siguen vigentes, se desafíen a un paso más, incorporando la
práctica en la acción comunicacional, para aportar a la solución de los problemas y
amplificar los logros de las sociedades. Nos referimos a la construcción de la
convivencia comunitaria, que no es solo participación en los intercambios
horizontales discursivos, sino también manejo de tensiones y de consensos para
obtener formas colaborativas de vida, como el espacio de donde emerge y se
construye la palabra con sentidos inclusivos, de complementariedad y solidaridad,
con o sin medios de comunicación. La convivencia es el espacio de confluencia y
realización comunitaria del acceso, el diálogo y la participación.

Los cuatro espacios del enfoque de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir
serían entonces: acceso – diálogo – participación – convivencia, reafirmando en
esta relación que la Metodología de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir,
es la metodología de la convivencia comunitaria.

Niveles de intervención: la cuadralidad comunicativa

102
Lo expresado guarda relación con los niveles de intervención de la Comunicación
para el Vivir Bien/Buen Vivir. Normalmente se considera que la comunicación tiene
tres dimensiones: el universo natural o funcional referido a la implicación del hombre
en el mundo de los objetos; el universo cultural y social o de las relaciones
interindividuales; y el universo creativo o de los órdenes sociopolíticos (Maigret,
2005, pp. 14-15). En el nivel natural o funcional el intercambio de informaciones se
explica por leyes y relaciones de causa y efecto; el nivel social o cultural se refiere a
las identidades y las diferencias delimitando grupos y sus relaciones; y el nivel de la
creatividad se explica en el marco político y jurídico.

Estos elementos, típicos de la conceptualización de la comunicación en sus


diversos paradigmas, no consideran –o invisibilizan- otro elemento que es
característico de la integralidad innata a la Comunicación para el Vivir Bien/Buen
Vivir: “[…] el cósmico, donde se explican las subjetividades expresadas en
relaciones del hombre con la naturaleza y las deidades” (Contreras, 2014, p. 69).
Es este el espacio de la espiritualidad y la ritualidad que se alimenta de y
acompaña las prácticas sociales, culturales y políticas, y que debe ser incluido
como el cuarto universo de la comunicación, insistiendo además en destacar en
los anteriores la trascendencia de la naturaleza.

Con estos cuatro elementos, que los representamos recuperando la estructura de


la Chacana o Cruz Andina, proponemos la “cuadralidad comunicativa”, tal y como
se representa en el siguiente gráfico:

103
El cuarto universo, cósmico, es de difícil comprensión y reconocimiento en la cultura
occidental, aunque no esté ausente de sus vivencias, creencias, imaginarios,
santerías y religiosidades33.

Por el contrario, en la generalidad de las culturas indígenas, así como en las


urbano-populares, la espiritualidad y la visión cósmica son un elemento natural no
sólo de su cotidianeidad sino también de su sabiduría y de sus mecanismos de
decisión. Algunas de sus acciones se guían por sus relaciones con los dioses en
el cielo que les dan conocimientos, poder y protección; o con sus bendiciones a la
tierra dadora de producción, de salud y de vida. Se convive con estos mundos que
se los sueña, se los convoca, se los cuida y se los vive con sentimiento.

Alejandro Baquero y Chiara Sáez-Baeza, sostienen que “mientras que la ciencia


moderna establece que sólo lo medible y lo cuantificable es objeto de
conocimiento, los principios multidimensionales que integran el buen vivir, como el
ayni andino –traducido, en sentido laxo, como reciprocidad–, apuntan a lógicas de
intercambio, cooperación y generación de redes como base para crear
conocimiento, comunidad y riqueza” (2015, p. 60) Es decir que los aspectos
cualitativos, espirituales y del mundo de los valores, juegan un papel fundamental
en la construcción de conocimientos y en la definición de los ámbitos que abarca
la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir.

Los cuatro universos de intervención comunicacional se relacionan y operan


mediante un ejercicio de oposición-complementaria en la que uno de los
elementos no niega a los otros, sino que más bien se complementan. En este
sentido, la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir articula un modelo de
intercambios, negociaciones e interacciones entre los seres humanos en sociedad;
una posición de identidad o diferencias en sus relaciones socioculturales; una
visión y roles de equidad en relación con el orden político; y principios y acciones
de relaciones armónicas con el entorno natural y cósmico.

33
Por ejemplo, “Yo no creo en ru as, pero de que las hay, las hay”, o “Soy a eo, e lo uro por Dios”, son
expresiones comunes en la vida cotidiana de quienes al mismo tiempo las han desterrado de la categoría de
lo racional, de la ciencia, de lo moderno y de la misma política... Pero de que las hay, las hay.

104
Sentidos de enunciación

Las enunciaciones de la palabra se producen tanto desde el espacio global,


regional y nacional, así como desde la fuerza de lo local que, al articularse
inevitablemente con lo global, sugiere procesos discursivos de “glocalización”.
Desde este espacio, que es el cotidiano, asumir lo global pero desde lo local e
incluso proyectando lo local en lo global, es una tarea que debe ayudar a
transformar la era de las TICs (Nuevas Tecnologías de la Información y la
Comunicación) en la era de la comunicación, para que la tecnología se ponga al
servicio de la expresión de la palabra.

Para ello el Vivir Bien/Buen Vivir es un camino abierto a las interacciones,


construcción de discursos, identidades, sentidos culturales y lazos sociales de
comunidad y convivencia por todos los medios posibles, desde los grupales y
comunitarios hasta los masivos y cibernéticos, pues del mismo modo que el propio
Vivir Bien/Buen Vivir que es una proyección al futuro en un permanente devenir
histórico, la comunicación es también una construcción local y global, originaria y
moderna, grupal y masiva, artesanal y electrónica, de convivencia entre el pasado,
presente y futuro para una civilización igualitaria.

Los sentidos de la enunciación de la palabra en la Comunicación para el Vivir


Bien/Buen Vivir, que como pocas propuestas toman en cuenta la trascendencia de
la cosmovisión, las mitologías y los relatos como verdades y no solo como
creencias, junto con las realidades sociales, culturales y políticas tienen como
referente fundamental de su construcción a los imaginarios que están orientados
hacia el futuro desde la realidad presente y desde el pasado.

Los imaginarios –dice Armando Silva- se expresan en tres instancias


secuenciales: 1) el imaginario como inscripción psíquica, en los que los
sentimientos (afectos, miedos, odios, ilusiones…) dominan ante la razón; 2) el
imaginario según la modalidad o soporte tecnológico visual, escrito o corporal
adoptado para expresar e interactuar y materializar el discurso, provocando desde
ellos irrupciones de producciones imaginarias en relaciones temporales entre

105
técnica y representación; y 3) el imaginario como construcción social de la
realidad, que son representaciones colectivas que rigen los procesos de
identificación social y con los cuales interactuamos en nuestras culturas haciendo
de ellos unos modos particulares de comunicarnos e interactuar socialmente
(2006, pp. 101-104)

Desde este punto de vista, para definir los sentidos de los mensajes se deben
valorar las definiciones que le otorgan los sujetos desde sus propias
comprensiones que no siempre están racionalizadas, sino muchas veces
asentadas en sus sentimientos, nostalgias, ilusiones y esperanzas, que
trascienden los simbolismos propuestos por los productores de los mensajes.
Luego se racionaliza con el apoyo o soporte de los medios de comunicación en
todas sus expresiones grupales, masivas y digitales. Y finalmente se intercambian
mensajes con los otros, en sociedad.

Las representaciones de la historia, de la sociedad y de la cultura, por más que lo


pretendan los que las producen, no tienen un significado universal. Por el
contrario, lejos de ser leídas, o vistas, u oídas bajo un solo parámetro, son
expresiones diversas de una realidad heterogénea. Por ello nuestra insistencia en
que los discursos tengan su punto de partida en los imaginarios y aspiraciones de
los sujetos, antes que en los mensajes pre-elaborados que conducen a procesos
verticales de comunicación que no comunican.

LÓGICA TETRALÉCTICA

Referentes

La “lógica” tiene dos maneras de entenderse: 1) por una parte se entiende como
los principios generales y conceptos adecuados a un proceso de conocimiento; y
2) por otra parte se refiere al método u organización coherente de las ideas y
hechos, siguiendo etapas y momentos secuenciales pertinentes, es decir, lógicos.

La lógica metodológica vendría a ser la manera cómo se organiza el enfoque con


pasos sistemáticos, sucesivos, encadenados y ordenados que se siguen para

106
producir conocimientos, así como organizar acciones y construir discursos que
permiten apropiaciones constructivas en los sentipensamientos de las personas y
en las dinámicas de las sociedades.

Los antecedentes inspiradores más representativos para la definición de una


lógica metodológica de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, son la de la
Teología de la Liberación, la de la Educación y Comunicación Popular, y también
la de la racionalidad de los pueblos originarios. Veamos rápidamente algunas de
las principales características de estos antecedentes inspiradores:

Con la metodología propuesta por la Teología de la Liberación, que se explica en


el Evangelio como anuncio y denuncia, las acciones se organizan siguiendo la
lógica de construcción del conocimiento: “Ver – Juzgar – Actuar”. Esta lógica
sugiere como primer paso acercarse a la realidad y a las personas para
conocerlas desde lo que ellas son; en el siguiente paso con la sabiduría de la
doctrina se reflexiona el Evangelio en su relación con la realidad de las personas;
y el tercer paso consiste en intervenir en esa realidad, ya sea denunciando las
injusticias o proponiendo caminos de liberación.

Por su parte, la Educación y la Comunicación Popular proponen la metodología


dialéctica, que consiste en un proceso de “Acción – Reflexión – Acción” o “Partir
de la práctica– Teorizar sobre la práctica– Volver a la práctica para transformarla”.
Esta organización del proceso de conocimiento tiene su justificación en la
búsqueda del fortalecimiento de las organizaciones y la capacidad de movilización
del pueblo organizado para el logro de sus reivindicaciones y derechos, así como
sus aspiraciones por una nueva sociedad, con justicia social. Tiene carácter crítico
y participativo. El primer paso, entendido como la práctica política, consiste en
posibilitar la expresión crítica sobre la realidad y el entorno natural por parte de los
sujetos sociales organizados. El segundo paso profundiza esta expresión crítica
con niveles de sistematización de las prácticas populares tomando en cuenta
postulados para los cambios estructurales, para lo que se entabla un diálogo de
saberes con producción colectiva de conocimiento. Y el tercer paso se centra en la
toma de decisiones colectivas para la acción política transformadora.

107
En los pueblos indígenas su racionalidad o proceso de conocimiento sigue la
secuencia “Ver – Saber – Poder”; es decir, “Saber Escuchar – Saber Elegir –
Saber Decidir”. El primer paso, saber escuchar, equivale a valorar las identidades.
El segundo paso, saber elegir, es trascendental porque define el rumbo y
características de las actividades que se realicen en comunidad. Y el tercer paso,
saber decidir, trata de la construcción de formas de poder ejerciendo el derecho a
la palabra.

Convivir sentipensando

Precisamos un lugar y una forma de mirar y pensar la realidad real e imaginaria


siguiendo la secuencia circular y no lineal, integral y no fragmentada, y de
complementariedades más que de oposiciones, que existe entre conocimientos,
sentimientos, acciones, esperanzas y vida comunitaria en reciprocidad.

Necesitamos una forma de construcción del conocimiento que capture la palabra


en su dinamismo, con idas y retornos y con entrecruzamientos permanentes entre
la razón y las emociones, entre las certezas y las visiones, entre el pensamiento
científico y las creencias mágicas, en la trascendencia de lo que David
Choquehuanca define como “piensosiento” y la comprensión de los
latinoamericanos como seres “sentipensantes” que nos sugiere Orlando Fals
Borda, recuperando el término de los pescadores del Río Magdalena en Colombia,
y que Eduardo Galeano populariza en su “Libro de los Abrazos”, asumiéndonos
como seres que pensamos y sentimos al mismo tiempo.

En este sentido, nuestra razón junto con nuestras creencias tendrá que ser el taller
de producción de capacidades y voluntades para la vida en solidaridad, como
humanos, como hijos de la Madre Tierra y como comunidad. En consecuencia con
estas comprensiones, una metodología de la Comunicación para el Vivir
Bien/Buen Vivir, que como ya dijimos es la metodología de la convivencia
comunitaria, requiere de intercambios de la palabra y también de espacios de
silencio, de meditación, de alimento positivo y constructivo de la espiritualidad, al

108
mismo tiempo que de la capacidad de compartir, de comunicarse, de organizarse,
movilizarse y construir colectivamente formas de vida más equitativa.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, cuya meta es aportar a la


construcción de una sociedad de la vida en armonía, debe trascender el
conocimiento y apropiación teórica o doctrinaria de los principios del Vivir
Bien/Buen Vivir, para enfatizar en las decisiones que lleven a acciones
comunitarias o de buen convivir.

Tomando en cuenta todos los elementos mencionados, y recogiendo la riqueza


metodológica que nos ofrecen como antecedentes la Teología de la Liberación, la
Educación y Comunicación Popular, y la racionalidad de los pueblos originarios,
en la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir proponemos organizar la
construcción de los conocimientos, de las prácticas sociales, de la acción política y
de la palabra, siguiendo este proceso que denominamos “lógica metodológica de
la complementariedad”:

“sentir/pensar – decidir/actuar – volver/convivir - celebrar/esperanzar”34

Comparando con las lógicas referentes, tenemos esta relación:

LÓGICA PRIMER MOMENTO SEGUNDO MOMENTO TERCER MOMENTO CUARTO


MOMENTO
Vivir Bien/Buen Sentir/pensar Decidir/actuar Volver/convivir Celebrar/esperanzar
Vivir
Teología de la Ver Juzgar Actuar ----
liberación
Comunicación Acción Reflexión Acción ----
Popular Práctica Teoría Práctica
Pueblos indígenas Ver Saber Poder ----
Saber escuchar Saber elegir Saber decidir

Como se puede apreciar, y ocurre en otros campos de definición, la cosmovisión


de la vida en armonía que sustenta el Vivir Bien/Buen Vivir, aporta un cuarto
momento que no es necesariamente destacado, o es sobreentendido, o no es

34
En trabajo anterior: Contreras Baspineiro, Adalid, Sentipensamientos, 2014, pp. 90-96, propusimos estos
componen es “sen ir/pensar – decidir/actuar – convivir/esperan ar”. Despu s de validar es a propues a en
contextos comunitarios, académicos y públicos, ampliamos la lógica a los cuatro componentes que
presentamos en este texto.

109
considerado en las otras construcciones referentes de conocimiento. Desde el
campo comunicativo resaltar el momento del “celebrar/esperanzar”, es dotarle de
integralidad y de un dinamismo permanente a las formas de conocer y hacer
siguiendo una lógica tetraléctica.

La lógica metodológica propuesta articula armónicamente, por pares, las


sensibilidades y creencias con los saberes; las experiencias y el conocimiento
crítico de la realidad con los imaginarios individuales y colectivos; y los
sentimientos y conocimientos con las acciones de vida comunitaria en convivencia
de ahora y del futuro, donde la vida buena en plenitud es el resultado al mismo
tiempo que el camino. Es una lógica de construcción del futuro con acciones en el
presente, que se lee bien en lo que afirma Habermas: “[…] no disponemos de
ningún mundo inteligible que nos proporcione ideas listas para usar, de modo que
no tenemos otra opción que inventar verdades prácticas” (2003, p. 16) y este es
un proceso permanente, que empieza varias veces a partir de los pasos que se
avanzan procesualmente.

Por eso los momentos de esta lógica metodológica guardan estrecha


correspondencia con la organización de los principios de la Comunicación para el
Vivir Bien/Buen Vivir:

“saber escuchar – saber compartir – saber vivir en armonía - saber soñar”

Como se trata de comunicación, el eje sobre el que gira esta relación son los
intercambios interculturales, o la construcción, de/construcción y reconstrucción de
sentidos de sociedad, cultura, política y espiritualidad, expresados en la palabra.

El siguiente gráfico muestra cómo los cuatro momentos de la lógica metodológica


no siguen un curso lineal, sino que más bien se combinan holísticamente,
complementándose, sobreponiéndose, rotando permanentemente en el sentido de
la Chakana, desde la base hasta un estado superior, para encontrarse en una
dinámica sin fin en la que se enriquecen mutuamente. Cada uno de los elementos
nace y se explica en los otros, en conjunto, superando sus posibles aislamientos.
Uno no se entiende sin los otros ni el conjunto sin sus interacciones y

110
correspondencias. Son una unidad de reciprocidades y están en una sinergia de
permanente circulación.

CELEBRAR/ESPE-
RANZAR
saber soñar

VOLVER/CON-
SENTIR/PENSAR
COMUNICACIÓN VIVIR
PARA EL VIVIR
BIEN/BUEN VIVIR saber vivir en
saber escuchar
armonía

DECIDIR/ACTUAR
saber compartir

Veamos cada uno de estos cuatro momentos, para entenderlos primero en sus
propias composiciones y, desde ellas, explicar sus relaciones y articulaciones con
los otros momentos, con los que juntos en unidad, rotan por un solo destino, el del
Vivir Bien/Buen Vivir:

1. Sentir/pensar

El punto de partida son las construcciones de discurso de los sujetos tendiendo


puentes de relación con una realidad a la que pertenecen y que nunca se detiene.
La primera aproximación a esta realidad se sitúa en la unidad indivisible entre
sentimientos y pensamientos, es decir los sentipensamientos, que expresan
nuestras apropiaciones y recreaciones de la realidad histórica en lugares sociales,
culturales, políticos y espirituales situados que nos hacen procesar los hechos y
las ideas desde nuestros temores y esperanzas, desde nuestros saberes y
sentires, desde nuestras realidades reales e imaginadas, en suma, desde nuestras
identidades.

Dicho en otras palabras, sentimos, pensamos, nos expresamos, soñamos, desde


los lugares a los cuales pertenecemos, que son nuestras idiosincrasias o nuestros
modos propios de ser, sentir, pensar y actuar, ahora completamente

111
entrecruzados con pertenencias desterritorializadas en las conexiones que
admiten las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, así como
las programaciones globalizadas de los distintos medios de comunicación.

Si así pertenecemos y nos reproducimos social y culturalmente, sentipensando,


para comunicarnos tenemos que poner en práctica el principio del “saber
escuchar”, saber mirar, saber entender, saber respetar, saber reconocer todas las
voces y la vida de los otros; escuchar con todos los sentidos, participativamente,
mirando con el corazón, escuchando las voces del ambiente y los sonidos de la
naturaleza, y teniendo claro que la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir se
hace en la acción cultural cotidiana y en la práctica política que tiene que construir
una nueva civilización, lo que la compromete con los desposeídos, los
discriminados por el sistema, los explotados, los más humildes, los que en su día
a día, con solidaridades, están construyendo la sociedad de la convivencia
comunitaria.

La metodología dialéctica de la Educación y Comunicación Popular define el “partir


de la práctica” como el primer momento del proceso de construcción de
conocimientos, realizando un triple diagnóstico: i) el autodiagnóstico de la
organización o grupo en su realidad; ii) el diagnóstico de las acciones que los
sujetos realizan en esa realidad para transformarla; y iii) el diagnóstico sobre el
nivel de conciencia e interpretación que se tiene sobre la realidad y sus acciones.
Luego, el segundo momento, el de "teorizar”, es un proceso de avance cuantitativo
y cualitativo en el conocimiento de la realidad, además de profundizar la mirada
política-estructural basándose en la comparación con otras experiencias y en el
estudio de propuestas que permiten analizar críticamente esta realidad en su
contexto histórico (Núñez, 1985, pp. 72-73)

En la metodología de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, estos


momentos están contenidos en una sola unidad, la de “sentir/pensar”, pero con el
mismo sentido de la Comunicación Popular, que no se queda en la descripción de
los hechos, sino que va enriqueciendo procesualmente el conocimiento crítico de
la realidad y de las acciones para transformarla. En el Vivir Bien/Buen Vivir se

112
profundizan juntos los sentipensamientos, esto quiere decir que nuestros
sentimientos, que están hechos de temores y de alegrías, al mismo tiempo y en el
mismo nivel, se procesan con la fuente de interpretación e identificación de la
realidad que son los pensamientos, saberes y marcos de referencia de nuestro
conocimiento y nuestras vivencias sobre la vida comunitaria en convivencia.

Es importante remarcar que cuando trabajemos procesos de Comunicación para


el Vivir Bien/Buen Vivir no se trata de abordar los sentimientos y saberes sobre
todos los temas. Debemos centrar nuestra atención en los sentipensamientos
sobre aspectos relacionados con el Vivir Bien/Buen Vivir, estableciendo cómo se
expresan en la realidad concreta de las personas, grupos y contextos donde se
van a desarrollar las experiencias comunicacionales.

Nuestro conocimiento, nuestra palabra, nuestros mensajes comunicacionales


empiezan a diseñarse en este nivel. De aquí nacen, con las expresiones propias
de los sujetos “sentipensantes”. Y siendo éste el punto de partida, todo proceso de
comunicación, mediatizado o no, tiene que saber interactuar, provocando
empatías con estos “sentipensamientos” que reflejan experiencias personales y
colectivas con trayectorias situadas en una sociedad, una cultura, una historia de
vida sobre sus vivencias del Vivir Bien/Buen Vivir.

Las experiencias de Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, empiezan


escuchando, mirando, preguntando y sintonizando las palabras, imágenes, gestos
y expresiones propias de las personas individuales y colectivas acerca de sus
vidas personales, de sus experiencias de convivencia comunitaria, de sus
relaciones con la naturaleza y de sus vivencias con el cosmos. El proceso de
comunicación se inicia en la sabiduría popular amasada en la vida del “otro”
comunicacional, proceso que siguiendo los postulados del Vivir Bien/Buen Vivir es
horizontal, participativo y promueve relaciones de complementariedad y de
armonía.

2. Decidir/actuar

113
El segundo momento de la lógica metodológica de la Comunicación para el Vivir
Bien/Buen Vivir, que definimos como “decidir/actuar” debe permitir pasar de
auscultar, pronosticar o tomarle el pulso a los sentipensamientos, a otro estado de
situación donde el sentir/pensar se someta a una reflexión profunda sobre el valor
que tienen los sentimientos, saberes y experiencias sistematizadas para construir
una sociedad del Vivir Bien/Buen Vivir.

En el momento anterior, el del “sentir/pensar” se logra un análisis crítico que


permite explicar la realidad más allá de la apariencia en sus causas estructurales,
así como entender los hechos en su contexto. De lo que se trata ahora es de
lograr la capacidad de crear, profundizar, proyectar y ampliar críticamente las
experiencias del Vivir Bien/Buen Vivir, tanto en su propio contexto, así como
aportando a su construcción en otros espacios de realidades parecidas o distintas,
locales, regionales, nacionales, planetarias, ciudadanas y estatales.

Este nuevo estado de situación concretiza en la práctica el principio del “saber


compartir” o “expresarse sabiendo lo que se habla”. De la fase de conocimiento
crítico se pasa a la fase de las decisiones y de las realizaciones de prácticas de
vida colaborativa en comunidad y en armonía con la sociedad, la naturaleza y el
cosmos. La palabra de la convivencia comunitaria se empodera en las
predisposiciones ciudadanas para impulsarla.

Para esto es necesaria una clara voluntad política personal y colectiva que
impulse las acciones con mística y compromiso en la construcción de la sociedad
de la buena convivencia. Comunicacionalmente el momento del “decidir/actuar” se
produce en el campo del reconocimiento, de/construcción y re/construcción de los
discursos, o sea el espacio activo de la recepción, que es cuando los sujetos
sociales le ponen su sello e identidades al discurso en el campo ideológico,
personal, familiar, organizacional, social, cultural, político y espiritual. Es el
momento en el que se toman decisiones y se deciden acciones recuperando y
fortaleciendo las memorias colectivas que contienen en sí mismas compromisos,
esperanzas y proyectos de sociedad.

114
Estas operaciones en el espacio del consumo de los discursos, tiene el sentido del
reconocimiento, definido por Eliseo Verón como un espacio/momento de recepción
en el que los sujetos individuales y colectivos interpelados se apropian de los
discursos, al mismo tiempo que re-crean (re-producen) los mensajes desde sus
propias representaciones y sentidos, en una dinámica de intercambios con una
dialéctica de múltiples mediaciones relacionadas con los lugares sociales, los
procesos históricos y las cosmovisiones35. Por esto decimos que la Comunicación
para el Vivir Bien/Buen Vivir reafirma que el espacio de la recepción o consumo no
es pasivo, sino absolutamente activo, porque es también un espacio de
producción de discursos.

Este proceso de construcción y reconocimiento discursivo es al mismo tiempo


subjetivo, político, de identidad cultural y de decisión comunitaria. Se inicia en la
interioridad y subjetividad, o en los modos de redefinición de los discursos en
función de las vivencias, creencias, aspiraciones y esperanzas que las personas
entablan con los contextos de sus historias personales y colectivas. De aquí surge
la decisión para intervenir en sus realidades y en otras, en procesos de
comunicación con otros, para trabajar formas de aplicación de la vida en
convivencia comunitaria.

El proceso es holístico y cíclico, porque cada realización conduce a una nueva


situación en la que la comunicación debe seguir provocando que los imaginarios y
las creencias se combinen con el conocimiento de nuevas reflexiones y
experiencias, para que las personas y sociedades se comprometan a trabajar de
manera solidaria y con complementariedades en la construcción y legitimación del
Vivir Bien/Buen Vivir.

Entonces, los cambios que ocurren con intervención de la comunicación, son


posibles de ser percibidos desde los conocimientos, actitudes, sentimientos,
prácticas y esperanzas que no se condicionan por los mensajes que circulan, sino

35
liseo Verón sos iene que es en es e m i o donde se reconoce el “poder” de la enunciación discursiva,
así como la definición de sus efectos (eficacia) en los sujetos interpelados/constituidos. En La semiosis social:
fragmentos de una teoría de la discursividad, Ed. Gedisa, 1997, Barcelona.

115
que las personas se apropian de ellos y los procesan desde sus experiencias
cotidianas para tomar decisiones y definir acciones, al estilo de lo que propone el
enfoque metodológico “dialógico-demostrativo”, que sostiene que los procesos
pedagógicos se basan en las experiencias y se comparten oralmente, pero con
rigor educativo para apropiaciones pertinentes de las prácticas comunitarias
(Ochoa, 2013, p. 16)

3. Volver/convivir

El tercer momento del proceso metodológico es el de la aplicación del principio del


“saber convivir en armonía” o “refrendar las palabras con los actos”. Se trata de
practicar cotidianamente la vida en convivencia comunitaria de manera
colaborativa, velando por el conjunto de la sociedad, con políticas equitativas, con
justicia social, con reconocimientos culturales, con igualdad de género, en armonía
con la naturaleza y el cosmos. En otras palabras, se tienen que generalizar las
distintas prácticas del Vivir Bien/Buen Vivir, transformando permanentemente la
realidad con convicción, mística y compromiso.

Este espacio consiste en la vida comunitaria en convivencia, que debe tener la


capacidad de expresarse en relaciones concretas de solidaridad arraigadas a la
vida de las sociedades. Paralelamente, debe también reflejarse en prácticas,
valores, usos y modos culturales amplios, así como en políticas públicas con
patrones de justicia. El camino para llegar a este nivel se inicia en los valores
personales, para con ellos avanzar hacia complementariedades con otros sujetos,
alimentándose mutuamente y de manera permanente las ventajas de la
convivencia comunitaria.

En el mundo andino, cuando se mira la realidad se aduce el qhip nayra en aymara


o qhip ñawi en quichua/quechua, que consisten en mirar atrás para ir hacia
adelante, o la “visión que integra la memoria del pasado en el futuro” (Choque,
2007, p. 174), sugiriendo el camino de explicación del presente a partir de una
necesaria interrogación a lo propio, a la memoria almacenada, a la identidad, a la
raíz instalada en el pasado, pero permitiendo conocer el futuro como personas y

116
como sujetos colectivos, plurales. Es una racionalidad que se explica bien en el
concepto de la “memoria cultural”, o construcción y afirmación de la identidad no
solamente viviendo el presente, sino enriquecidos por una memoria larga, que
hace posible que “[…] en tanto que un grupo de personas conserva y cultiva una
memoria cultural común, este grupo de personas existe” (Heller, 2001, p. 2)

En las culturas originarias pensar desde su memoria histórica equivale a “volver a


ser” o a “seguir siendo”, promoviendo la reconstrucción del camino a seguir (taqui
o thakhi) mediante un mecanismo de reconstitución que permite “la reconstrucción
de conocimientos y saberes…” (Mamani, 2007, p. 303) Se trata de volver a la
realidad de partida, transformándola, retornando con los sujetos a una realidad de
cualidad enriquecida por la vida comunitaria en solidaridad, siempre en
correspondencia con la naturaleza y el cosmos.

Por esto afirmamos que el tercer momento consiste en “volver/convivir”, porque


debemos mirarnos en el espejo de la historia, de la identidad, de la cultura, de las
esperanzas, de la pertenencia social, pero también de los imaginarios que nos
hacen acariciar las sociedades del futuro, construyéndolas en prácticas cotidianas.

La coherencia entre lo que se profesa y lo que se practica es la esencia del


convivir. En el nivel comunitario con acciones de cooperación, consenso,
colaboración y emprendimientos conjuntos donde todos se protejan a todos y
trabajen en pos de objetivos comunes relacionados con la vida en armonía y
plenitud. A nivel estatal con prácticas de transparencia que legitimen políticas de
distribución justa de la riqueza, de lucha contra la corrupción y de liderazgos que
promueven la democracia participativa. A nivel empresarial con políticas de
responsabilidad social que los incluyan en la defensa del medio ambiente con
respeto a la madre naturaleza, así como en la distribución equitativa de la riqueza
y la generación de beneficios colectivos. A nivel de los organismos internacionales
con procesos de integración que permitan superar las asimetrías.

Así dadas las cosas, en todas las sociedades, ya sean aquellas donde el Vivir
Bien/Buen Vivir se construye en relaciones tensas y en desencuentros, o sean las

117
sociedades que contienen importantes experiencias de convivencia comunitaria,
cobra sentido el valor pedagógico de la pregunta sobre el futuro como un recurso
que permitirá encontrar caminos adecuados para compartir y para transitar del
vivir mejor al buen convivir. Las nuevas respuestas deben generarse a partir de
preguntas nuevas en un ejercicio que tiene que ser permanente.

La pregunta es un recurso válido en los cuatro momentos de la lógica


metodológica, puesto que permite respuestas para visibilizar las voces y sonidos
silenciados y poner en agenda -desde ellos-, con su lengua, sus signos y
significados y cosmovisiones, sus modos de vida. Remando a contracorriente de
la historia acuñada en la colonialidad, el patriarcado y el capitalismo, la pregunta
posibilitará trabajar respuestas que contribuyan a crear un nuevo orden
civilizatorio. Y la pregunta acompañará las construcciones de futuro, del tejido de
propuestas y esperanzas para alcanzar la vida buena en plenitud en los niveles y
profundidad que cada sociedad lo permita.

4. Celebrar/esperanzar

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir tiene que ser el escenario del gozo
colectivo por las transformaciones civilizatorias, así como el espacio del anuncio
entusiasta de la nueva sociedad más allá del capitalismo, del colonialismo, del
patriarcado y del desarrollo equivalente a progreso. Es el terreno de construcción
sentipensante de una nueva sociedad, con producciones discursivas y
enunciaciones de la palabra que visibiliza, incluye y protagoniza las expresiones
de la permanente esperanza por otro mundo donde la armonía, la equidad y la
justicia son posibles. Este momento se corresponde con el “saber soñar” o saber
imaginarse y construir el futuro cotidianamente.

Celebrar equivale al jubileo que conmemora el anuncio de la Buena Nueva con un


tiempo dedicado a la proclamación de la libertad, de la indulgencia y de los tejidos
solidarios. Es la expresión de júbilo, alabanza y alegría por las conquistas, por la
convivencia comunitaria, por las relaciones solidarias y colaborativas, por la
equidad de género, por la preservación del medio ambiente, es el gozo por la vida.

118
Celebrar es también la festividad con agradecimiento y con esperanza a la
naturaleza por la vida que nos otorga. Es el reconocimiento a nuestros semejantes
por las actividades compartidas y los logros conseguidos. Es la ofrenda a la
Pachamama porque nos protege. Es el recogimiento en diálogo con los dioses. Es
la alegría por seguir –y hacer- el camino que nos conduce hacia la sociedad del
Vivir Bien/Buen Vivir. Es la dicha de ser constructores y caminantes de esa ruta
con expresiones de la palabra que crece en significaciones de la vida en plenitud y
armonía.

Si el convivir delinea las características de las sociedades del Vivir Bien/Buen


Vivir, sus proyecciones deben garantizar continuidad, profundización y
sostenibilidad en los niveles en los que se realiza, y fortalecer capacidades para
que el paradigma se asuma procesualmente como una alternativa de vida que el
Sur metafórico le ofrece al planeta, esperanzándolo con un destino de vida buena
en plenitud y armonía.

La esperanza debe sustituir el miedo a los cambios por el entusiasmo de ser parte
de las transformaciones. La esperanza, o espera de una vida mejor que nace de la
resistencia y propuestas de los pueblos debe sustituir a la globalización de la
exclusión que desalienta y desorienta.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir asume la función que cumplen los
sembradores de esperanza, trabajando por los cambios que, como se sabe,
empiezan en la interioridad de cada una de las personas y se visibilizan en las
prácticas de trabajo colaborativo.

MÉTODOS Y PROCEDIMIENTOS

Método es la manera como se organizan sistemáticamente y con orden riguroso


los datos, hechos o conocimientos para alcanzar un resultado esperado. El
método requiere de determinados procedimientos, pasos y acciones para alcanzar
sus objetivos.

119
En este acápite vamos a establecer el método o las maneras cómo se organiza la
construcción de los discursos en la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir,
tomando en cuenta los momentos de la lógica metodológica, así como los
enfoques y sentidos de la enunciación de los discursos.

Para ello son necesarios estos componentes: 1) la planificación de estrategias


multidiscursivas; y 2) métodos para organizar los discursos, considerando sus
objetivos, temas, mensajes, sujetos, medios y géneros y formatos de
comunicación.

Estrategar con los pies en la tierra

Debemos salir de la improvisación y de la espontaneidad, llevados de la mano de


la elaboración de Estrategias de Comunicación, que las entendemos como la
"articulación entre objetivos de comunicación, intervenciones de los sujetos y
procedimientos o planes, con la finalidad de incidir en las prácticas sociales
guiadas por el discurso" (Contreras, 2006, p. 11)

Usualmente, las compresiones clásicas de la estrategia de comunicación, como


ocurre con las escuelas difusionista, la del marketing social, la del media advocasy
y otras, cierran el ciclo de su realización en lo que denominan “objetivos de
comunicación”, para remarcar que inciden en los comportamientos de las
personas o, lo que es lo mismo, en sus conocimientos, actitudes y prácticas.

Nosotros sostenemos que la estrategia de comunicación, así como la propia


comunicación, no se detienen en factores actitudinales a los que podrían guiar
comprensiones de la comunicación limitadas a la relación “emisor – mensaje –
receptor”. Si la comunicación se hace en las relaciones sociales, culturales,
políticas y espirituales, allí también se tienen que realizar los objetivos de las
estrategias de comunicación, guiadas por el discurso.

Lo que en las comprensiones tradicionales es el punto de llegada: los objetivos de


comunicación, para nosotros son un componente de la definición de la estrategia
de comunicación, junto con los sujetos sociales que los reconocemos como

120
hacedores de las estrategias de manera participativa desde el diseño hasta la
implementación de las estrategias, guiados por la construcción de sus palabras.
Esto junto con acciones sistemáticamente planificadas para posibilitar la
construcción, de/construcción y re/construcción de los discursos.

Reiteremos que los procesos comunicativos no se detienen en resultados de


formación o moldeamiento de comportamientos, sino que enraizados en las
prácticas, se realizan en tres dimensiones: los sujetos individuales y grupales; las
instituciones de comunicación; y las sociedades. Por esta razón, el punto de
llegada de las estrategias de comunicación que combinan objetivos de
comunicación, sujetos sociales construyendo su palabra y planes y
procedimientos, se realizan en el nivel de las personas, las organizaciones y las
relaciones sociales, políticas y culturales.

Siendo así, la planificación de las estrategias de comunicación tiene que pensarse


desde los procesos de construcción del discurso, y no acomodarse
mecánicamente a esquemas de planificación organizacional, económica o
gerencial, como ocurre actualmente con la apropiación acrítica y ortodoxa de
sistemas como el Marco Lógico o la Planificación Estratégica, que acaban
instrumentalizando la comunicación o reduciéndola a la producción y difusión de
mensajes. Necesitamos trabajar enfoques, metodologías y también herramientas
con perspectiva de comunicación, desde las mediaciones.

Con la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir los objetivos de comunicación


se relacionan obligatoriamente con el propósito de la vida buena en plenitud y se
concretizan en cada uno de sus principios: convivencia armónica, solidaridad,
equidad, complementariedad, inclusión, integración y reciprocidades, que son en
sí mismos, además de principios, prácticas y objetivos por lograrse con el aporte
de la comunicación.

Se trata que la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir permita construir


discursos que aporten a generar conocimientos, actitudes, sentimientos, prácticas
y esperanzas que legitimen el ansiado mundo de mayor justicia. Para ello, de

121
manera procesual y con cada intervención, toda estrategia de comunicación debe
lograr resultados en la realización de los principios que se convierten en formas de
participación social e identidad cultural.

Recordemos que la comunicación articulada al desarrollo, o en este caso a la vida


en armonía, debe estar intencionalmente dirigida y sistemáticamente planificada.
En este sentido, con razón, Rafael Alberto Pérez afirma que “[…] toda estrategia
es el producto de un proceso de pensamiento que concibe y selecciona una ruta
de acción. Transitar esa ruta y alcanzar nuestras metas exigirá otras habilidades
complementarias. Es por ello que dominar la estrategia implica dos cosas:
pensamiento y acción” (2012, p. 11)

Se trata entonces de organizar procesos de comunicación que definan sus


concepciones, puntos de partida, recorridos y espacios de llegada en los sentidos
del Vivir Bien/Buen Vivir, cuyo punto de unidad es la “cosmoconvivencia” o
cosmovisión y experiencia comunitaria colaborativa, o pensamiento y acción del
buen convivir.

Con sistemas de planificación desde las mediaciones, la Comunicación para el


Vivir Bien/Buen Vivir, expresada en estrategias, va a combinar diversos
procedimientos de comunicación. Para ello es fundamental definir los sujetos de la
comunicación y los espacios desde donde producen, decodifican y reconstruyen
los mensajes. Algunas veces se tendrá que apelar a la subjetividad y a la
espiritualidad; otras a las identidades culturales y pertenencias sociales; en
ocasiones a los procesos sociopolíticos historizados; y también a las experiencias
de vida comunitaria practicadas en diferentes contextos.

No se puede olvidar que el Vivir Bien/Buen Vivir propugna la conformación de


Estados Plurinacionales, lo que lleva a valorizar como un factor de primera
trascendencia el de la interculturalidad, que empieza en el reforzamiento de la
intraculturalidad, por lo que comunicacionalmente será prolífica en programas
basados en los propios códigos y lengua de los sujetos de la construcción de los
discursos. Desde allá, las estrategias de comunicación se tienen que obligar a

122
pertinentes encuentros de alteridad con otros, para alimentar desde los diversos
sociedades nacionales, articulaciones continentales y culturas planetarias del Vivir
Bien/Buen Vivir.

Dependiendo de los mensajes y sujetos de la comunicación, se podrá acudir al


uso de medios masivos, o a las redes sociales, o a formas de comunicación
grupal, o a todas ellas juntas en propuestas multidiscursivas con géneros
informativos, y/o dramáticos, y/o lúdicos, y/o de opinión, dependiendo de los
objetivos que se persigan y de los temas que marquen la agenda en su sentido de
construir una cultura y políticas públicas del Vivir Bien/Buen Vivir.

Lo dicho nos anticipa que la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, ligada a la
doble construcción de culturas y políticas de Estado, no se puede realizar
plenamente en tareas de mera difusión, propagandísticas, o sólo de
concientización; son necesarias con prioridad y como la característica de estos
procesos comunicacionales, propuestas combinadas de diálogo, participación,
relación y creación colectiva de discursos y prácticas que subvierten la
modernidad excluyente para generar sociedades de vida buena.

Una aclaración sobre lo expresado. No se trata de negar acciones


comunicacionales de información ni de sensibilización o persuasión. Éstas son
necesarias en momentos y situaciones determinados y deben estar
sistemáticamente planificadas en el marco de estrategias comunicacionales para
el Vivir Bien/Buen Vivir. Lo que afirmamos es que detenerse en estas acciones, o
convertirlas en las predominantes, conlleva inevitablemente la reducción de la
comunicación a difusión, con la unilinealidad característica de los modelos que a
los sujetos les llamas “clientes” y conjugan propaganda y gestión de la opinión
pública de la mano de una visión omnipotente e instrumental de los medios de
comunicación.

No olvidemos que por su naturaleza la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir


es una propuesta de superación de esta concepción verticalista, por lo que en
cualquiera de los casos, las estrategias de comunicación relacionadas con el Vivir

123
Bien/Buen Vivir deben ser espacios de inclusión de la expresión múltiple, de la
palabra diversa, de la construcción crítica y consciente del discurso con
información, intercambios y debate profundos; así como de la participación social
comprometida y entusiasta porque se trata de una movilización personal y
colectiva, con mediaciones pedagógicas, por formas de vida en convivencia.

La multiplicidad de discursos y medios que se organizan sistemáticamente en una


estrategia de comunicación discurrirá entre programas de información,
conocimiento y afirmación del Vivir Bien/Buen Vivir, espacios de expresión y
participación y, también, de cuestionamientos y de interrogantes, siempre
necesarios en procesos democráticos de construcción de la palabra.

Estrategar con los pies en la tierra quiere decir también que se debe planificar
tomando en cuenta las particulares características de cada región, de cada medio
de comunicación y de cada programa o acción comunicativa. No importa el
tamaño, ni los recursos, lo que es importante es saber organizar adecuadamente
los pasos para construir el futuro, como lo hizo por ejemplo Radio San Roque en
Ayolas, Paraguay, que es “como un circo pobre en el que el trapecista baja, se
cambia y trabaja luego de domador, y después como vendedor de maní” (Dos
Santos, Augusto, 2004, p. 225) Y así son muchos de los medios comprometidos
con la construcción del Vivir Bien/Buen Vivir, pero esto no limita que desde su
compromiso con los pobres trabajen por la reivindicación de sus derechos y los
proyecten a otros contextos, mayores, con equidad y justicia.

Para construir los discursos

¿Cómo organizamos la construcción del discurso en la Comunicación para el Vivir


Bien/Buen Vivir?, ¿bastará con repetir las teorías y los principios?, ¿será suficiente
mostrar las experiencias que existen tanto en el plano ciudadano como en el
estatal?, ¿tendremos que dar paso a las exposiciones de los especialistas en el
tema del Vivir Bien/Buen Vivir?, ¿corresponderá ensalzar las prácticas originarias?

Los discursos en la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir no se construyen


repitiendo los principios solamente, ni tan solo conociendo las experiencias, ni

124
tampoco únicamente escuchando a los especialistas. Todo esto es útil, pero lo
más importante es asumir que tenemos que construirlo entre todos y todas
tomando en cuenta la lógica metodológica de la complementariedad y también la
concepción de la comunicación que hemos definido como un proceso participativo
de construcción, de/construcción y re/construcción de sentidos de sociedad,
cultura, política y espiritualidad para una vida plena, en convivencia comunitaria y
en armonía con la naturaleza y con el cosmos.

Para diseñar nuestros programas comunicacionales, materiales, actividades


educativas, reuniones y movilización por el Vivir Bien/Buen Vivir, en el siguiente
esquema proponemos una forma de organización del discurso, tomando en cuenta
los momentos de la lógica metodológica, los principios de la Comunicación para el
Vivir Bien/Buen Vivir y elementos clave de un proceso de comunicación:

ACCIÓN DE COMUNICACIÓN:

TEMA GENERAL:

OBJETIVO GENERAL:

FASES OBJETIVOS SUBTEMAS / SUJETOS ESPACIOS DE


ESPECÍFICOS MENSAJES COMUNICACIÓN

SENTIR-PENSAR
(SABER
ESCUCHAR)

DECIDIR-ACTUAR
(REFRENDAR LAS
PALABRAS CON
LOS ACTOS)

VOLVER-
CONVIVIR

CELEBRAR-
ESPERANZAR
(SABER SOÑAR)

Fuente: Elaboración propia

125
Veamos una a una las principales características de los elementos mencionados
en el esquema:

Acción de comunicación

Delimita una actividad comunicacional para trabajar el Vivir Bien/Buen Vivir. Puede
ser por ejemplo una política de comunicación, o una estrategia, campaña, una
reunión, un programa de radio, una serie televisiva, un encarte en periódico, un
sistema de multimedios, un curso de especialización, una política nacional, una
estrategia sectorial, un festival, una movilización u otras acciones.

Lo importante es que esta acción tome en cuenta: i) que se trata de construir


experiencias de vida comunitaria colaborativa y en armonía con la naturaleza; ii) la
realidad concreta de los sujetos con los cuales se va a construir una experiencia
del Vivir Bien/Buen Vivir; iii) el contexto o momento histórico que se está viviendo y
en el que se desarrolla la experiencia; iv) los usos mediáticos y la competencia
comunicacional existente en el área donde se desarrolla la acción de
comunicación; y v) que se debe visibilizar la palabra y la vida de los sujetos
comprometidos con la construcción de una nueva civilización superando la actual
que es discriminadora, inequitativa y depredadora.

Tema general

Recogiendo definiciones trabajadas por Carlos Núñez Hurtado para la Educación y


Comunicación Popular, digamos que el tema general es en realidad un "tema
generador", por cuanto al ser desglosado su contenido nos permitirá formular
detalladamente los subtemas y mensajes que deberán ser trabajados en el
desarrollo del proceso de comunicación para generar los intercambios,
apropiaciones y re-conceptualizaciones por parte de los sujetos.

El tema general responde a la pregunta “¿qué?”, o mejor dicho “¿qué mismo?” y


debe ser lo suficientemente amplio como para contener subtemas ordenados
secuencial y coherentemente. Así mismo debe permitir establecer nexos con el
contexto y conceptos del Vivir Bien/Buen Vivir, al mismo tiempo que debe ser lo

126
suficientemente concreto como para que los mensajes sean pertinentes a la vida
de los sujetos y las realidades en las que se desarrollan.

Al entenderse el tema general como un tema generador, como decía don Paulo
Freire, debe estar referido a un aspecto fundamental de la vida de los sujetos, y
debe tener la capacidad de motivar su reflexión, su interés y su expectativa para
organizarse, movilizarse y participar en la construcción de la nueva sociedad, la
del Vivir Bien/Buen Vivir.

Una pregunta recurrente en comunicación, cuando se aborda el Vivir Bien/Buen


Vivir, es ¿qué temas se pueden trabajar? Y una primera respuesta nos refiere a
los principios del Vivir Bien/Buen Vivir, los mismos que desglosados ofrecen una
amplísima gama de posibilidades temáticas para conceptualizar y vivenciar sus
valores de vida en armonía, reciprocidad, complementariedad, solidaridad y
justicia.

Otra respuesta, más específica, la encontramos en las características del Suma


Qamaña, válidas también para el Sumak Kausay, y que David Choquehuanca las
cataloga en varias posibilidades de agrupaciones temáticas: 1) priorizar la vida; 2)
llegar a acuerdos en consenso; 3) saber escuchar; 4) vivir en complementariedad;
5) equilibrio con la naturaleza; 6) defender la identidad; 7) aceptar las diferencias;
8) priorizar derechos cósmicos; 9) saber comer; 10) saber beber; 11) saber
danzar; 12) saber amar; 13) saber trabajar; 14) retomar el Abya Yala; 15)
soberanía alimentaria; 16) saber comunicarse; 17) control social en comunidad;
18) reciprocidad; 19) no robar y no mentir; 20) igualdad complementaria de la
mujer; 21) vivir bien y no mejor; 22) ejercer la soberanía; 23) aprovechar el agua; y
24) escuchar a los mayores (2010, pp. 2-5)

Objetivo general

Es el resultado que se quiere alcanzar o lugar al que se quiere llegar,


desarrollando un proceso de comunicación. Responde a la pregunta “¿para qué?”
y debe tener directa relación y coherencia con el tema general y, obviamente, con
la acción de comunicación.

127
El objetivo general señala el horizonte del proceso de comunicación y se convierte
en el punto de llegada o meta que servirá para la práctica de la vida en
convivencia comunitaria, al mismo tiempo que se convierta en el punto de
arranque para nuevos y más exigentes resultados. Son los enunciados sobre la
sociedad que se quiere construir con la participación activa de los sujetos
expresando su palabra y la intervención de las organizaciones en espacios y
procesos de comunicación.

Desde las experiencias latinoamericanas de Educación Popular, Oscar Jara


advertía que necesariamente la definición del objetivo general se realiza tomando
en cuenta el resultado que se quiere lograr “gracias al proceso que se impulsa y
no las intenciones con las que se quiere realizar el programa de formación” o de
comunicación. Este señalamiento es muy importante: no son nuestras buenas
intenciones las que van a cambiar el orden de cosas, son las acciones de
comunicación que diseñemos, organicemos adecuadamente y realicemos
sistemáticamente en el contexto en el que se desarrollan, las que van a provocar
los cambios en un horizonte de la buena vida en plenitud y solidaridad.

Objetivos específicos

Los objetivos específicos se formulan tomando en cuenta dos referentes: i) por


una parte el objetivo general al cual responden y al que desagregan en partes
interdependientes que juntas forman una unidad; y ii) los momentos de la lógica
metodológica (sentir/pensar – decidir/actuar – con/vivir volver/esperanzar) que les
dan cualidades distintas y un orden para la construcción de conocimientos y
prácticas del Vivir Bien/Buen Vivir.

Deben expresar resultados medibles y metas concretas que se quieren y pueden


alcanzar con el proceso de comunicación, definiendo para cada momento de la
lógica metodológica de la complementariedad, realizaciones de la vida en armonía
interpersonal, armonía social, armonía con la naturaleza y armonía con el cosmos.
Expresado de otra manera, cada objetivo específico –dependiendo del tema-

128
podría referirse a uno de los ámbitos de la armonía, de manera tal que su
interrelación se refleje en un resultado integral más amplio en el objetivo general.

Recordemos que la comunicación no se queda en la adopción de nuevos


conocimientos o actitudes, sino que tiene realizaciones en las instituciones y en la
sociedad. Por lo tanto, los resultados hay que señalarlos a nivel de las personas
individuales y/u organizadas y/o en las instituciones u organizaciones y/o en la
sociedad, con referencia a la vida en armonía.

Subtemas / mensajes

Como hemos visto al definir el tema general, las posibilidades de selección


temática son diversas y amplias. Cada tema señalado da la posibilidad de una
batería de desagregaciones que pueden proporcionar reflexiones y casos de
apropiación del Vivir Bien/Buen Vivir. Los subtemas son desagregaciones del tema
general. Es importante garantizar que las particularidades de cada tema y
subtemas conduzcan siempre a la vida en convivencia comunitaria.

Cualquiera sea el tema y subtemas desde los que se aborde la producción de


discursos, debe acompañarse de una orientación de las acciones de comunicación
dirigida a cuestionar y penetrar los estilos sensacionalistas de los medios, así
como las programaciones desarraigadoras de la realidad o las que evaden el
encuentro de las personas consigo mismas y con sus entornos.

La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir organiza su producción temática


con otro sentido, el de incorporar programas en base a experiencias de amor por
la vida, de solidaridades, de integración de los pueblos, de igualdad de género, de
cuidado de la naturaleza, de cuidado de la salud integral, de valoración artística,
de buenas prácticas, de defensa y exigibilidad de los derechos humanos, de
acuerdos nacionales con distribución equitativa de la riqueza, de políticas
nacionales inclusivas, de incentivos nacionales para promover la transformación
de la matriz productiva, de experiencias de comercio justo, de esfuerzos
continentales de integración y construcción de la Patria Grande.

129
Los mensajes, que tienen como uno de sus componentes a los contenidos del
discurso organizados por subtemas que responden a los objetivos específicos,
deben diseñarse en las palabras, códigos, símbolos y lengua de los sujetos con
los que se trabaja, porque el discurso parte de su vida. En consecuencia, los
mensajes, con el mismo rigor con que cuidan los contenidos, deben cuidar la
estética y la ética de su construcción, representación e interacciones que
posibilitan los diálogos.

Son mensajes que deben cuestionar, a fondo, los elementos y causas de la


realidad que se quiere superar, del mismo modo que tienen que enaltecer las
bases y características de la sociedad que se quiere construir. No olvidemos que
la comunicación no es neutra sino una acción política.

Como recomendación, retomo aquí algunos de los cuidados que Daniel Prieto
Castillo nos sugiere que tomemos en cuenta al momento de elaborar los
mensajes:

i. Comunicar en situación. Ubicados en la realidad, nunca al margen de ella,


con los sujetos como los actores principales de la construcción de la
palabra.

ii. Evitar la entropía. Es decir, evitar el ensimismamiento o encerrarnos en


nosotros mismos perdiendo la valoración e importancia que tienen las
relaciones con el entorno, con los otros así sean distintos, con la
naturaleza, con el cosmos, con la historia. La autovaloración desmedida de
uno mismo perjudica la posibilidad del diálogo y de la vida comunitaria.

iii. Evitar la euforia. No podemos caer en el activismo ni debemos creer que se


hace comunicación saturando de mensajes desde los medios. No vamos a
convertir el Vivir Bien/Buen Vivir en fetiche. Nos toca humanizar la vida
comunitaria en convivencia como una alternativa para el planeta.

iv. No caer en la ilusión. Cuidemos de no exagerar y menos falsear el alcance


de los impactos de nuestras acciones, ni vamos a asumir posiciones

130
exitistas con las conquistas que alcancemos. Sin caer en la falsa humildad,
y sin negarnos la expresión de alegría por los logros, vamos a ser realistas.

Los mensajes, por sobre todas las cosas, tienen que tener la capacidad de
expresar la palabra de los pueblos, y debe tener el don de entusiasmarlos y
movilizarlos para trabajar mancomunadamente en la construcción de la sociedad
del Vivir Bien/Buen Vivir.

Sujetos

La primera pregunta que orienta la definición de los sujetos es: “¿quiénes?”. Pero
planteada así se corre el riesgo de un señalamiento muy estático, nominal y
descriptivo, sin recoger su dinamismo en la construcción de sociedades de la vida
comunitaria en convivencia. Por eso es necesario reformular la pregunta y
plantearla así: ¿quiénes son los sujetos y qué acciones realizan en la construcción
del Vivir Bien/Buen Vivir? Entendiendo que las acciones comprenden las
enunciaciones de discurso que los sujetos portan en relación al tema que se está
trabajando. El discurso contiene las re-significaciones y las construcciones de sus
propios significados que los sujetos sociales e históricos expresan en sus hablas,
gestos e imágenes.

Si la pregunta se respondiera desde la tradición de la corriente difusionista de la


comunicación, que define que las acciones discursivas se expresan en tres
niveles: los conocimientos (C), las actitudes (A) y las prácticas (P), que hacen el
Método CAP para modelar comportamientos, no contaríamos ni con el enfoque, ni
con los niveles, ni con la filosofía y metodología pertinentes a la cosmovisión
inclusiva y dialogal del Vivir Bien/Buen Vivir, puesto que la idea de los sujetos
estaría limitada o a la noción de opinión pública, o a la de masas, o a los clientes,
o a los beneficiarios. Para esta escuela el sujeto es pasivo y pasible de ser influido
por los mensajes que se les trasmiten.

Nuestro planteamiento es el opuesto a esta corriente. Y, ciertamente, a la


Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir le es pertinente admitir con Eliseo
Verón que los discursos están investidos de prácticas socioculturales y políticas

131
que hacen que su construcción sea dinámica tanto en el momento de la emisión
como en el de la recepción, que es también un espacio de (re)construcción
discursiva. Por ello resulta más adecuado acudir al Método CASPE: conocimientos
(C), actitudes (A), sentimientos (S), prácticas (P) y esperanzas (E), que
elaboramos para planificar desde las mediaciones (Contreras, 2006, p. 19),
reconociendo que la comunicación se basa en las interacciones y resulta en la
construcción de sentidos.

 En el Método CASPE los conocimientos (C) son “materias primas” del


pensamiento y están hechas de percepciones, imágenes, recuerdos y
conceptos; es decir que se conoce recordando, comparando, clasificando y
calificando los hechos, teniendo como fuente la realidad real e imaginaria,
la vida cotidiana y los saberes estudiados o adquiridos.
 Las actitudes (A) se expresan en predisposiciones para realizar o no
emprendimientos, reflejando afectos o desafectos, conductas y
comportamientos de aceptación o de rechazo.
 Los sentimientos (S) tocan las subjetividades, sensibilidades, creencias e
intuiciones, pertenecen al ámbito más personal, espiritual e íntimo de los
sujetos, es el espacio de diálogo de los sujetos consigo mismos, siendo
para ello un recurso comunicacional fundamental el silencio.
 Las prácticas (P) son las experiencias, los haceres, las destrezas y
capacidades que caracterizan la comunicación en tanto proceso generador
de dinámicas relaciones sociales, culturales y políticas. La construcción
discursiva como componente que acompaña y promueve las interacciones,
acciones organizativas y sentidos comunitarios.
 Las esperanzas (E) son la dimensión de las reivindicaciones expresadas
como propuestas, soluciones y/o expectativas por los sujetos. Son los
imaginarios de utopías de transformación y construcción de la sociedad del
Vivir Bien/Buen Vivir, para sí mismos y para espacios sociales más amplios.
Con el Vivir Bien/Buen Vivir, se trata de imaginarlo como alternativa para la
vida en el planeta.

132
Los sujetos pueden estar a favor o en contra de los procesos que se pretende
construir, o incluso pueden ser indiferentes. Hay que reconocerlos en la situación
en la que realmente están, partiendo de sus expresiones, para que en un proceso
pedagógico de intercambios, reflexión, argumentación, debate y diálogo, la
Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir pueda contribuir a construir la sociedad
de la vida buena en plenitud desde la realidad que realmente es, combinada con la
que esperamos que sea.

Vamos a ser realistas, pero sin quitarnos el derecho a la imaginación. Por el


contrario, como hemos visto en la cosmovisión del Vivir Bien/Buen Vivir, “saber
soñar” es una condición para alcanzar metas de sociedades que tenemos que
construir. Pero vamos a soñar el futuro con los pies en la tierra y vamos a trabajar
los discursos con los sujetos partiendo del lugar en donde están, es decir, de sus
conocimientos, actitudes, sentimientos, prácticas, esperanzas; desde sus
memorias y sus sueños, generando un devenir histórico que contenga pasado,
presente y futuro.

Espacios de comunicación

He escuchado y leído en las expresiones despectivas e irónicas sobre el Vivir


Bien/Buen Vivir, que sus formas de comunicación deberían limitarse a las
relaciones interpersonales, cara a cara, de cultura oral, retornando al ágora o la
plaza pública, en idiomas nativos de pueblos indígenas con pueblos indígenas y
para pueblos indígenas, o la comunicación con medios grupales, o a la
generalización de medios comunitarios de alcance local.

Lecturas tan interesadamente sesgadas del Suma Qamaña/Sumak Kausay no


expresan sino su desconocimiento y su desprecio por una alternativa de vida que
comunicacionalmente debe construirse combinando medios interpersonales y
grupales con los géneros y formatos más exigentes de la comunicación masiva y
con todas las posibilidades de aceleración en la producción de contenidos y
programas que ofertan las Nuevas Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TICs) y las redes satelitales. Recordemos, el Vivir Bien/Buen Vivir

133
es un proceso de retorno permanente al futuro o, lo que es lo mismo, el desafío de
la construcción de una nueva civilización.

Hemos insistido en no quedarnos en los medios como instrumentos o como


soportes del lenguaje, y hemos sugerido tomar en cuenta los medios como
mediadores por los puentes que tienden con la sociedad, con las culturas, con la
intimidad de las personas, con la política, con el contexto, en fin con la vida de
todos los días y con el futuro soñado. Todos los medios apropiados por la palabra
que camina por el Vivir Bien/Buen Vivir son necesarios y se los debe saber elegir
de acuerdo a las acciones de comunicación que se realicen y los temas que se
traten.

En la selección de los medios debe considerarse que se realizan en determinados


espacios de comunicación, que requieren se establezca la cobertura de las
acciones de comunicación, es decir si será de alcance local, regional, nacional o
planetario, en estricta relación con el carácter de los medios de comunicación, es
decir si son masivos, o grupales, o digitales, dados sus distintos lenguajes,
alcances y posibilidades, tomando en cuenta sus sentidos más que su tamaño o
tipo de tecnología.

Un medio que se compromete con el Vivir Bien/Buen Vivir tiene que ser
consecuente con sus principios y guiarse con ética. Experiencias que nos inspiren
hay muchas e importantes, de ellas recojo el relato de un caso vivido en Radio
Cumiches, en Estelí, Nicaragua, que tiene como característica que es una emisora
de niños y jóvenes. “A un corresponsal infantil de 13 años, le preguntaron unos
periodistas extranjeros: Si andas en la calle buscando noticias y de pronto te das
cuenta que han violado sexualmente a una niña, ¿qué harías? (…) Primero la
abrazaría y le diría que la amamos. Vos seguís siendo una niña, no tenés culpa.
La llevaría al hospital, avisaría a su familia y en la radio le daríamos mucho amor y
luego denunciamos y ayudamos para que encarcelen a la persona que le hizo
daño. Haría un programa previniendo sobre estas cosas que no queremos que
pasen a nadie. Pero no sería una noticia de estar sacándola por la radio, mucho

134
menos decir el nombre de la niña. Somos distintos a otras radios” (Gutiérrez,
Hernán, 2004, p. 111)

Si queremos establecer mediaciones articulando las dinámicas de los medios con


la vida de los sujetos, especialmente en los medios comunitarios, o educativos, o
populares, es una necesidad recuperar la noción de la programación, de manera
tal que no solo un segmento o determinados programas sean constructores de
sentidos para la vida en armonía, sino la programación del medio en su totalidad,
ya sea con programas informativos, o educativos, o musicales, o de debate, o de
entretenimiento, cada uno, en sus alcances y posibilidades, con sus géneros y
formatos pertinentes, contribuyendo a la vida colaborativa en comunidad.

No se debe olvidar el carácter fundamentalmente participativo de la Comunicación


para el Vivir Bien/Buen Vivir para seleccionar los programas, géneros y formatos
más pertinentes a cada situación. Recordemos que los géneros se refieren a las
características generales de un programa, pudiendo ser informativos, de opinión,
educativos, dramáticos, de entretenimiento y publicitarios. Los formatos en cambio
son las maneras concretas, las figuras, las formas y sus respectivas actividades
de cómo se organizan los temas y mensajes; por ejemplo el noticiero tiene como
actividades la noticia, la crónica, el reportaje; o las campañas informativas se
pueden hacer con spots, jingles o cuñas, afiches, vallas, hashtags y otras.

José Ignacio López Vigil afirma que cada género crea sus hábitos y que cada
formato tiene sus leyes, sus pautas ya aceptadas por el público. Por eso
recomienda conocerlos, pero también innovarlos. Y clasifica los géneros desde
tres perspectivas: el modo de producción de los mensajes, la intencionalidad del
emisor y la segmentación de los destinatarios (2005, pp. 81-83)

Tomando en cuenta el modo de producción de los mensajes, menciona los


géneros dramático, periodístico y musical. Según la intención del emisor los
géneros son: informativo, educativo, de entretenimiento, participativo, cultural,
religioso, de movilización, social y publicitario. Y según la segmentación de los

135
destinatarios son infantil, juvenil, femenino, de tercera edad, campesino, urbano,
sindical, etc.

Sin el ánimo de agotar su explicación, sino buscando entender la relación entre


género, subgéneros y formatos, tomamos prestado de López Vigil su
caracterización del género informativo, que lo divide en “cuatro subgéneros,
tomando en cuenta la historia del periodismo: al principio, se hablaba únicamente
de dos especialidades, el periodismo informativo y el de opinión. Más tarde, se
sumó una tercera modalidad, el interpretativo. Muchos autores añaden un cuarto
subgénero, el periodismo investigativo. Estas cuatro funciones (enterar, explicar,
valorar y revelar) se implican mutuamente, son aspectos, más o menos
acentuados, que intervienen en toda labor periodística” (2005, pp. 84-85)

Y añade los siguientes formatos: “En el periodismo informativo están las notas
simples y ampliadas, crónicas, semblanzas, boletines, entrevistas individuales y
colectivas, ruedas de prensa, reportes y corresponsalías… En el periodismo de
opinión tenemos comentarios y editoriales, debates, paneles y mesas redondas,
encuestas, entrevistas de profundidad, charlas, tertulias, polémicas… En el
periodismo interpretativo e investigativo el formato que más se trabaja es el
reportaje” (Lopez Vigil, 2005, p. 85)

Reiteramos que la comunicación no se acaba en los intercambios de mensajes


entre emisores y receptores; y por lo tanto tampoco se detiene en los medios,
géneros y formatos, aunque son elementos vitales para la construcción,
apropiación y recreación de los discursos, puesto que son los espacios y modos
de producción y circulación de la palabra ya sea hablada, escrita, gestual o
expresada en imágenes. Lo esencial es que medios, géneros y formatos deben
servir para crear sentidos de sociedad, de cultura, de política y de espiritualidad y
para ello deben guardar coherencia con los temas y objetivos que se buscan, de
modo tal que su selección permita que la comunicación sea parte legitimada de
construcción de la palabra para la construcción de la sociedad, en este caso del
Vivir Bien/Buen Vivir.

136
CONCLUSIONES

Hacen ya por lo menos tres décadas atrás, en mi natal Bolivia tuve la fortuna de
trabajar/aprender experiencias de educación y comunicación popular con poblaciones
indígenas-campesinas. Un sistema de multimedios construido por el Centro de Educación
Popular Qhana36 articulaba cartillas, programas de radio, video educativo, eventos en
comunidades, formación en centros de capacitación y festivales educativos, tenía la
capacidad de abordar tres relaciones: las comunidades indígenas-campesinas entre sí en
acuerdos culturales, sociales, políticos y territoriales pluridiversos; la realidad de los
pueblos indígenas en su conexión con el país explicado desde su realidad profunda; y las
aspiraciones institucionales con propuestas de transformación que aprendieron a
enriquecerse con la cosmovisión de la vida comunitaria, equitativa, armoniosa con la
naturaleza, previsora del futuro colectivo de los pueblos que entendían el desarrollo en el
vivir bien suficiente, sin excesos ni carencias, para todas y todos.

El eje que permitía hilvanar estas relaciones era un vital recurso pedagógico: la pregunta
sobre la vida, sobre los orígenes, sobre las causas, sobre los contextos, sobre las
esperanzas y sobre el futuro. La pregunta era la clave para provocar participación, diálogo
y construcción de la palabra. Con la pregunta se motorizaban las organizaciones y
movilizaciones por la vida digna.

Siguiendo esta experiencia, en el cierre de este libro acudimos también a la pregunta para
provocar que la palabra que camina por las páginas de este libro, siga siendo recorrida en
los procesos de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir que acompaña.

La pregunta gana sentido en el Vivir Bien/Buen Vivir que es un paradigma que está en
construcción colocándose en el horizonte como destino de vida nueva, buena, en plenitud
y armonía; y está también en el camino hacia una realidad que tiene que ser constituida
sorteando día a día, paso a paso, las estructuras socioeconómicas, políticas y culturales
que cuestiona y que halan a contra-reversa de la vida comunitaria solidaria y
complementaria, buscando eternizarse en su capacidad globalizadora con complicidades.

En este ambiente la Comunicación para el Vivir/Bien Vivir quiere instalar en las prácticas
ciudadanas, en las decisiones políticas y en las reflexiones académicas una cosmovisión
que desnuda las inconsistencias del capitalismo y arremete con principios y con

36
Palabra aymara que quiere decir luz, claridad

137
experiencias de vida comunitaria que alimentan el equilibrio, la complementariedad, la
equidad y la armonía individual, social, con la naturaleza y con el cosmos,
desestabilizando en su raíz el neocolonialismo.

Pero es evidente que el Vivir Bien/Buen Vivir opera en un ambiente de resistencias como
éstas: i) las que provienen del mundo político por oposición o porque no admiten las
dificultades para hacer realidad en el corto plazo las aspiraciones del Vivir Bien/Buen
Vivir; ii) el fuerte peso que tiene el origen indígena de la propuesta que provoca
incredulidades respecto a su aplicación en otros contextos; iii) la dificultad académica para
teorizar desde el valor de la experiencia adjunta a la imposibilidad de encuadrar esta
cosmovisión en paradigmas de otra raíz conceptual; y iv) las definiciones tácticas y
estratégicas que se resisten a aceptar la inevitabilidad de arrastres del sistema que el
Vivir Bien/Buen Vivir tiene que transformar en la práctica cotidiana de las sociedades y de
las políticas estatales.

Siendo las experiencias existentes del Vivir Bien/Buen Vivir lecciones en proceso,
plantean una serie de interrogantes que las recuperamos como guías para profundizar la
reflexión, definir estrategias, crear metodologías y desarrollar acciones de comunicación.
Ahí les comparto algunas de las preguntas más frecuentes, para que pensemos juntos
sus respuestas:

Asumiendo que el Vivir Bien/Buen Vivir está más allá del desarrollo equivalente a
crecimiento y progreso, ¿es lícito admitir la posibilidad de la “humanización del desarrollo”
o se debe generar sin transiciones una ruptura que supere el modelo desarrollista?,
¿cómo?, ¿es realmente el Vivir Bien/Buen Vivir una alternativa al desarrollo o en su
aplicación práctica no pasa de ser una alternativa de desarrollo?

En relación con la posibilidad de la viabilidad universal de la cosmovisión: ¿Qué


expresiones, experiencias del Vivir Bien/Buen Vivir existen más allá de su origen
indígena? ¿Es realmente una paradigma capaz de generar un cambio civilizatorio a nivel
planetario?

Analizando el camino recorrido: ¿Son las experiencias ciudadanas de reciprocidad y


complementariedad comunitaria bases reales para el desarrollo de políticas y programas
nacionales del Vivir Bien/Buen Vivir? ¿Cuál es el impacto real de las políticas estatales
basadas en el Vivir Bien/Buen Vivir en la calidad de vida de los ciudadanos, en la equidad,

138
en la participación, en el cuidado de la naturaleza, en la democracia y en las formas de
gestión gubernamental?

En el campo de la comunicación: ¿Cómo se trabaja el Vivir Bien/Buen Vivir en la práctica


cotidiana de los medios de comunicación? ¿Cuáles son los contenidos, lenguaje, géneros
y formatos de su realización? ¿La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir es una
propuesta solamente para los medios ciudadanos/comunitarios o también para los
estatales, públicos y privados? Si el eje de la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir
es la participación y su razón de ser la construcción de una civilización de la vida buena,
justa, equitativa, comunitaria y solidaria: ¿se puede contribuir a construir sentidos de
sociedad, de cultura, de política y de espiritualidad transformadores con experiencias
comunicacionales basadas en la publicidad y la difusión como únicas o predominantes
alternativas?

La palabra tiene que seguir caminando, acompañando la vida cotidiana en comunidad, la


fuerza de la organización social que reivindica los derechos humanos y de la naturaleza,
el cumplimiento de las políticas públicas para sociedades equitativas e inclusivas, y las
voces del Sur que sueñan con un mundo de vida en plenitud y armonía.

139
BIBLIOGRAFÍA CITADA

Acosta, Alberto (2010). El buen vivir en el camino del post-desarrollo. Una lectura
desde la Constitución de Montecristi. Quito: FES, Policy paper 9

Alberto Pérez, Rafael (2012). Pensar la estrategia. Buenos Aires: La Crujía

Albó, Xavier (2010). “Suma qamaña = convivir bien ¿Cómo medirlo?”. En Vivir
Bien: ¿paradigma no capitalista?. Farah Ivonne y Vasapollo Luciano
(coordinadores) La Paz: CIDES/UMSA, Sapienza Universitá di Roma y Oxfam

Alfaro, Rosa María (2006). Otra brújula. Innovaciones en comunicación y


desarrollo. Lima: Calandria

Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (2012). “ALER 2020. Carta


desde el futuro”, en Comunicación popular y buen vivir. Quito: ALER

Ayala Mora, Enrique (2011). Interculturalidad. Camino para el Ecuador. Quito:


FENOCIN

Barbosa, Larissa (2004). “Radio Favela, Belo Horizonte, Brasil”, en Geerts Andrés,
Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y comunitaria frente al
nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Barranquero-Carretero, A. Sáez-Baeza, Ch. (2015, marzo). Comunicación y buen


vivir. La crítica descolonial y ecológica a la comunicación para el desarrollo y el
cambio social. Bogotá: Revista Palabra Clave, vol. 18, núm. 1. Universidad de la
Sabana. pp. 41-82

Beltrán, Luis Ramiro (1976, julio-agosto). Políticas nacionales de comunicación en


América Latina. Los primeros pasos, Nueva Sociedad, N° 25

Berrezueta, Lourdes (2004). “Radio Sucumbíos, Nueva Loja, Ecuador”, en Geerts


Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y comunitaria
frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Busso, Néstor (2004). “Radio Encuentro, Viedma, Argentina”, en Geerts Andrés,


Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y comunitaria frente al
nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Colectivo de la Tribu (2004). “FM La Tribu, Buenos Aires, Argentina”, en Geerts


Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y comunitaria
frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Contreras Baspineiro, Adalid (2015). El límite es el infinito. Relaciones entre


integración y comunicación. Quito: CIESPAL, UASB

140
Contreras Baspineiro, Adalid (2014). Sentipensamientos. De la comunicación-
desarrollo a la comunicación para el vivir bien. Quito: Ed. UASB / Ediciones La
Tierra

Contreras Baspineiro, Adalid (2006). “Planificación estratégica de la


comunicación”, en Comunicación estratégica para las organizaciones. Quito:
CIESPAL, pp. 11 - 23

Contreras Baspineiro, Adalid (1998). Imágenes e imaginarios de la comunicación-


desarrollo. Quito: CIESPAL

Contreras Baspineiro, Adalid y Carrasco, Diego (2006). Transiciones de la libertad


de expresión al derecho a la comunicación. La Paz: Ed. Azul

Choque, María Eugenia (2007). “Principios para la construcción de una


democracia intercultural”, en Intelectuales indígenas piensan América Latina,
Volumen 2. Quito: Abya Yala

Choquehuanca, David (2012). Suma qamaña: vivir bien, no mejor, Koinonía,


Agenda latinoamericana

Choquehuanca, David (2009). La Comunidad Andina y la construcción del Vivir


Bien en medio de la crisis, Revista Integración N° 4, Lima: CAN

De Sousa Santos, Boaventura (2011). Introducción: las epistemologías del sur.


Coimbra: Centro para Estudios Sociales, Universidade de Coimbra

De Sousa Silva, José (2011, febrero). Hacia el “Día después del desarrollo”.
Descolonizar la comunicación y la educación para construir comunidades felices
con modos de vida sostenibles, Documento de apoyo a la primera fase—
Evaluación y Proyección—del Proyecto ALER 2020: una asociación viva y
renovada para un continente que nos desafía. Campina Grande, Paraíba

Domínguez, Rafael y Caria, Sara (2014). La ideología del Buen Vivir: la


metamorfosis de una “alternativa al desarrollo” en desarrollo de toda la vida. Quito:
Documento de Trabajo, UASB

Dos Santos, Augusto (2004). “Radio San Roque, Ayolas, Misiones, Paraguay”, en
Geerts Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y
comunitaria frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Estermann, Josef (2012). “Vivir bien como utopía política. La concepción andina
del vivir bien (suma qamaña/allin kawsay) y su aplicación en el socialismo
democrático en Bolivia”, en Anales de la Reunión Anual de Etnología N° 24. La
Paz: MUSEF

141
Fals Borda, Orlando (2009). Una sociología sentipensante para América Latina.
Buenos Aires: Siglo del Hombre editores / CLACSO

Figueroa, Nelson (2004) “Radio Marañón, Jaén, Cajamarca, Perú”, en Geerts


Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y comunitaria
frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Figueroa, Nelson (2004/2). “Radio La Voz de la Selva, Iquitos, Perú”, en Geerts


Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y comunitaria
frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Freire, Paulo (1990). La naturaleza política de la educación, cultura, poder y


liberación. Barcelona: Ministerio de Educación y Ciencia/Paidós

Freire, Paulo (1969). ¿Extensión o comunicación?. Santiago de Chile: ISIRA

García, Dulce (2004). “Radio Fe y Alegría, 850 AM, Maracaibo, Venezuela”, en


Geerts Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y
comunitaria frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Geerts Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia (2004). La radio popular y
comunitaria frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Geerts, Andrés (2004/2) “Radio Sur 90.1 FM, Córdoba, Argentina, en Geerts
Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y comunitaria
frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Guerra Bravo, Samuel (1999). “Problemas epistemológicos en el estudio del saber


popular”, en Ciencia Andina, Vladimir Serrano Pérez (compilador). Quito:
CEDECO / ABYA YALA

Gumucio Dagrón, Alfonso (2004). El cuarto mosquetero: la comunicación para el


cambio social, Investigación y desarrollo, Vol 12 N° 1. Bogotá: Universidad del
Norte

Gumucio Dagrón, Alfonso (2004/2). “Radio La Primerísima, Managua, Nicaragua”,


en Geerts Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y
comunitaria frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Gutiérrez, Hernán (2004) “Radio Cumiches, Estelí, Nicaragua”, en Geerts Andrés,


Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y comunitaria frente al
nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Gutiérrez, Hernán (2004/2). “Radio Internacional Feminista, Ciudad Colón, Costa


Rica”, en Geerts Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular
y comunitaria frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

142
Habermas, Jürgen (2003). La ética del discurso y la cuestión de la verdad.
Barcelona: Paidós

Hamelink, Cees (2005). “Los derechos humanos para una sociedad de


información”, en Marques de Melo, José (organizador), Derecho a la comunicación
en una sociedad de la información. Sao Paulo: Universidad Metodista

Heller, Agnes (2001). Cultural Memory. Identy and civil society. Berlín: FES

Houtart, Francois (2013). El bien común de la humanidad. Quito: IAEN

Huanacuni, Fernando (2010). Buen Vivir/Vivir Bien. Filosofía, políticas, estrategias


y experiencias regionales andinas. Lima: CAOI

Jara, Oscar (1995). La concepción metodológica dialéctica, los métodos y las


técnicas participativas en la educación popular. San José: ALFORJA

Kowii, Ariruma (2005, marzo). “Cultura Kichwa, interculturalidad y gobernabilidad”,


en Gobernabilidad, democracia y derechos humanos. Quito: Revista Aportes
Andinos N° 13, PADH/UASB

Lajo, Javier (2010, enero). Sumaq Kausay-Ninchik o Nuestro Vivir Bien, en


Políticas Culturales en la Integración Andina. Lima: Revista Integración N° 5,
SGCAN

León, Osvaldo (2013). “Comunicación, democracia y movimientos sociales”, en


Democratizar la palabra. Movimientos convergentes en comunicación. Quito: ALAI

López Vigil, José Ignacio (2005). Manual urgente para radialistas apasionados.
Quito: Radioapasionados

Macas, Luis (2010). “Sumak Kausay: la vida en plenitud”, en América Latina en


Movimiento, N° 452. Quito: ALAI

Maigret, Eric (2005). Sociología de la comunicación y de los medios. México D.F.:


Fondo de Cultura Económica

Maldonado, Efendy (2009). “La perspectiva transmetodológica en la coyuntura de


cambios civilizatorios a inicios del Siglo XXI”, en Metodología transformadora.
Tejiendo la Red en Comunicación, Educación, Ciudadanía e Integración en
América Latina. Caracas: Red AMLAT, Universidad Experimental Simón
Rodríguez / CEPAP

Mamani, Carlos (2007). “Memoria y reconstitución”, en Intelectuales indígenas


piensan América Latina. Quito: Abya Yala

143
Mamani Jiménez, Carlos (2004). “Radio Ondas del Tititaca, Huarina, La Paz,
Bolivia”, en Geerts Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio
popular y comunitaria frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Martín-Barbero, Jesús (2015) Comunicación masiva: discurso y poder. Quito:


CIESPAL, 2ª edición

Martín-Barbero, Jesús (2010). “Industrias culturales: modernidad e identidad”, en


Políticas culturales en la región andina. Lima: Revista Integración N° 5, CAN

Martín-Barbero, Jesús (1991). De los medios a las mediaciones. Comunicación,


cultura y hegemonía. Barcelona: Ed. Gili

Mata, María Cristina (2011). Comunicación popular. Continuidades,


transformaciones y desafíos. Argentina: Revista Oficios Terrestres

Mattelart, Armand (2006). Densidad cultural y mundialización. Barcelona: Paidós

Megil Guaman, Intip (2007). Illa. El sentido de la existencia desde una perspectiva
Tawaista. Lima: Ed. Paqarina

Mitre, Susana (2004). “Radio Pío XII, Siglo XX, Oruro, Cochabamba, Bolivia”, en
Geerts Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y
comunitaria frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Murra, John, 1975, “El control vertical de un máximo de pisos ecológicos en la


economía de las sociedades andinas”, en Formaciones económicas y sociales del
mundo andino, Lima, IEP, pp. 59 - 113

Núñez Hurtado, Carlos (1985). Educar para transformar. Transformar para educar.
Guadalajara: IMDEC

Ochoa, Edgar (2013, junio). “Educación y desculturación”, en Revista Mosoq


Kosko N° 23. Cusco: Centro de Estudios Andinos / Centro de Estudios Históricos
Luis E. Valcárcel

Oliva Muralles, Carlos (s/f). La política del buen vivir, valores mayas y la
descolonización epistemológica, en www.albedrio.org/htm/.../OlivaMuralles-
ensayosobreBuenVivir.pdf

Parra, Yolanda (2013). “Epistemologías de Abya Yala para una pedagogía de la


reconexión”, revista Pensar. Epistemología y Ciencias Sociales, N° 8. Rosario:
Editorial Acceso Libre,
http://revistapensar.org/index.php/pensar/issue/view/8/showToc

144
Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché, 1960, traducción del texto original
con introducción y notas de Adrián Recinos. México: Fondo de Cultura Económica,
2ª Edición

Prada Alcoreza, Raúl (2012). “Estado plurinacional comunitario autonómico y


pluralismo jurídico”, en Justicia indígena, plurinacionalidad e interculturalidad,
Boaventura de Souza Santos y José Luis Exeni (editores). Quito: Abya Yala /
Fundación Rosa Luxemburgo, pp. 407 - 444

Ramírez Gallegos, René (2010). “La transición ecuatoriana hacia el Buen Vivir”.
En León, Magdalena (coordinadora). Sumak Kausay / Buen Vivir y cambios
civilizatorios. Quito: FEDAEPS, p. 125-141

Ramírez, Hugo (2004). “Radio Yaraví, Arequipa, Perú”, en Geerts Andrés, Van
Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y comunitaria frente al nuevo
siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Rivera Cusicanqui, Silvia (2010). Ch’ixinakax utxiwa : una reflexión sobre prácticas
y discursos descolonizadores. Buenos Aires: Tinta Limón

Rodríguez, Ana María (2004). “Radio La Cometa, San Gil, Santander, Colombia”,
en Geerts Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La radio popular y
comunitaria frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Sierra Caballero, Francisco (2009). Economía política de la comunicación y teoría


crítica. Apuntes y Tendencias. Sevilla: Revista Científica de Información y
Comunicación

Silva, Armando (2006). Imaginarios urbanos. Bogotá: Arango editores

Torrico Villanueva, Eric (2013, julio-diciembre). “Una comunicación para salir del
desarrollo” Quórum Académico Volumen 10, N° 2. Maracaibo: Universidad del
Zulia, Maracaibo, pp. 263 -276

Velasco, Aurora (2004). “Radio La Voz de la Sierra Norte, Cuetzalán, Estado de


Puebla, México”, en Geerts Andrés, Van Oeyen Víctor, Villamayor Claudia, La
radio popular y comunitaria frente al nuevo siglo: la práctica inspira. Quito: ALER

Verón, Eliseo (1997). La semiosis social: fragmentos de una teoría de la


discursividad. Barcelona: Ed. Gedisa

Vilcapoma, José Carlos (2010). De bestiarios a la mitología andina. Insectos en


metáfora cultural. Lima: Instituto de Estudios Universitarios José Antonio Encinas,
Asamblea Nacional de Rectores

Walsh, Catherine (2009). Interculturalidad, Estado, sociedad. Luchas


(deo)coloniales de nuestra época. Quito: UASB/Abya Yala
145
Yampara, Simón (2004). ¿Desarrollo / progreso o Summa Qamaña de los ayllus
andinos?. El Alto/La Paz: Documento de Trabajo

Zabaleta Mercado, René (1990). El Estado en América Latina. Tomo 3. La Paz y


Cochabamba: Los Amigos del Libro

Discursos, entrevistas, documentos, poesías

Arguedas, José María, A nuestro padre creador Tupac Amaru (Kamaq


taytanchisman - haylli-taki)

Carta Encíclica “Laudatio Sí”, del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la
casa común, La Santa Sede, Vaticano, 2015

Conversa del mundo entre Silvia Rivera Cusicanqui y Boaventura de Sousa Santos,
en el Hotel Allkamari, Valle de las Ánimas, La Paz, Bolivia, el 16 de octubre de
2013. Publicado el 12 de marzo de 2014 en http://alice.ces.uc.pt/news/? p:2753

Discurso del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Juan Evo Morales
Ayma, en el COP15, Copenhague 2009

Entrevista con Simón Yampara, Debate del Buen Vivir, una solución a la crisis de
civilización moderna, Bolivia, Rebelión, 7 de abril de 2000.

Ley Orgánica de Comunicación del Ecuador, Quito, 14 de junio de 2013

Los Guerreros del Arco Iris, profecía lanzada por una anciana y sabia mujer de la
tribu Cree llamada "Ojos de Fuego", siglo XIX

Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, aprobada por


Referéndum el 25 de enero de 2009.

Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia digna, soberana, productiva y democrática, La


Paz, 2006

146

También podría gustarte