Tema 6. Ambitos y Agentes Educativos
Tema 6. Ambitos y Agentes Educativos
Tema 6. Ambitos y Agentes Educativos
Ámbitos y agentes
de la educación
Septiembre de 2018
Índice
1. ÁMBITOS DE LA EDUCACIÓN 3
1.1. EDUCACIÓN FORMAL 3
1.2. EDUCACIÓN NO FORMAL 3
1.3. EDUCACIÓN INFORMAL 4
7. FORMACIÓN DE PADRES 37
8. BIBLIOGRAFÍA 39
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1. ÁMBITOS
Desde la Clasificación DE LA EDUCACIÓN
Internacional Normalizada de la Educación se reconocen tres
ámbitos: el formal, el no formal y el informal.
La educación informal comprende las acciones educativas imprevistas o aleatorias, y
en el caso de que sean previstas e intencionadas, suponen aprendizajes de los que no
se emiten ni certificaciones, ni se cuenta con un reconocimiento. La educación formal y
no formal comprende una gama de programas y tipos de educación diseñadas en un
contexto nacional, tales como la primera educación, la educación regular, programas
de segunda oportunidad, programas de alfabetización, educación de adultos,
formación permanente, educación abierta y a distancia, aprendizaje de oficios,
educación técnica o vocacional, capacitación o educación para necesidades
especiales.
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2. La familia como agente educativo
Todos los seres humanos procedemos de una familia y esto que en el plano
fenomenológico resulta una experiencia común, en nuestra era de la post-verdad, no
resulta sencillo plasmarlo en una definición que responda a hechos objetivos y sea
aceptada por todos los colectivos y comunidades. Tanto es así que la misma
Organización de las Naciones Unidas, indica que en el derecho internacional de los
derechos humanos no figura una definición de la familia (ONU, 2016). Sin embargo, se
reconoce en el Artículo 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que “la
familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la
protección de la sociedad y del Estado” y en la Constitución Española, en su artículo
39.1, se mantiene que “los poderes públicos aseguran la protección social, económica
y jurídica de la familia”.
Para saber a qué nos referimos cuando decimos familia, se podría definir como
“el conjunto de personas físicas relacionadas entre sí por vínculos conyugales o de
parentesco” (O'Callaghan, y Fernández González, 2016, p.141). En lo que se refiere a
los derechos del niño, el concepto de familia puede incluir una variedad de estructuras
que puedan ocuparse de la atención, el cuidado y el desarrollo de los niños pequeños
y que incluyen a la familia nuclear, la familia ampliada y otras modalidades
tradicionales y modernas de base comunitaria, siempre que sean acordes con los
derechos y el interés superior del niño (ONU, 2016).
Según la Ley 11/1981 del Código Civil, “lo que identifica a una familia es la existencia
de vínculos paterno-filiales o, al menos, un núcleo de convivencia parental, y en menor
medida el estado civil de los padres” (Sieira, 2011, sp.). Y se reconoce en la ley que
los padres, o tutores legales, deber alimentar, educar y procurar una formación integrar
para sus hijos y de no cumplir con estas funciones, el Estado, amparado en la Ley de
Protección del Menor actuará frente a situaciones de desprotección social, ya sea
mediante la intervención de los Servicios Sociales o, en su caso, asumiendo la tutela
del menor (Sieira, 2011).
El hecho es que, como reconoce Naciones Unidas, “las familias se han visto afectadas
por la evolución mundial de los flujos migratorios, el envejecimiento de la población, la
pandemia de VIH/SIDA y las consecuencias de la globalización. Ante todos estos
cambios sociales, algunas familias experimentan dificultades a la hora de cumplir con
sus responsabilidades y les cuesta cada vez más ocuparse de los niños y de las
personas mayores, así como ayudar a que los niños aprendan el funcionamiento de la
vida en sociedad” (ONU, 2017, sp.).
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desarrolla, y se aprenden la indefensión y la desconfianza ante el otro. La falta de
condiciones elementales de crecimiento, puede llevar al joven a perder la perspectiva
de su vida; se ve dificultado para diseñar un proyecto de vida lleno de sentido y con
mayor probabilidad que otros, verse inmerso en problemas de droga, alcoholismo,
adicción a la pornografía, embarazo adolescente, violencia sexual, acoso escolar,
sectas, radicalización, patologías de la alimentación, depresión o suicidio.
Se reconoce que para que los estados cumplan sus objetivos con respecto a sus
ciudadanos, es imprescindible que las familias cumplan con sus funciones en relación
a los hijos. Sin embargo, lo que define a la familia no es su condición funcional, sino su
sentido existencial. Funcione o no, cada estudiante se refiere a “mi familia”, y resulta
indisoluble de la propia autoconfiguración de su “sí mismo”. La familia es el lugar en el
que se aprende a querer a los demás por sí mismos, y no por lo que consigo con o de
ellos, sino por el mero hecho de que son mi familia. Y quizá sea este uno de los
aprendizajes sociales principales que esta aporta: la aceptación del otro tal y como es,
que implica aprender a comprender, convivir y perdonar los fallos y defectos ajenos.
De entrada, los padres biológicos son los primeros responsables del hijo que han
concebido, pero si estos no están en condiciones de asumir esta responsabilidad,
puede ser la familia extensa quien asuma la crianza del hijo como hoy, en tantas
familias, hacen los abuelos. Es un hecho que todo ser humano tiene la condición de
hijo, y tanto desde
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lo corporal, como lo mental como lo apertural, estamos condicionados por nuestros
padres biológicos. Una manifestación del reconocimiento de esta importancia se
manifiesta en la tendencia legal a evitar la separación del menor de sus progenitores,
siempre que se pueda.
Puede ocurrir que falten padre y madre o alguno de ellos, por muerte, por abandono,
por divorcio, familia monoparental, etc. En caso de que falten ambos, por el bien del
menor, se intentará compensar esa ausencia procurándole una familia de adopción o
de acogida, y en su defecto, un centro de acogida.
A los estados les interesa proteger a las familias para que sean funcionales. La
funcionalidad de la familia es un aporte imprescindible al funcionamiento global de la
sociedad. Cuando las familias no funcionan, el estado encuentra mayores dificultades
para sostener la sociedad de bienestar. La familia que funciona aporta a la sociedad
ciudadanos con bienestar subjetivo, emocionalmente equilibrados, con calidad de vida
y al que se respetan sus derechos y libertades desde el primer momento. Los
ciudadanos con familia que funciona encuentran en ella un entorno en el que volver
para recomponerse y seguir luchando por el bien común.
3. los
Si bien Participación
ámbitos formal, node la efamilia
formal en el
informal están centro
claramente educativo
diferenciados, dentro
de las propuestas más innovadoras se tiende a que los centros educativos no sean
institución aislada de aprendizajes formales, sino que formen una comunión de
aprendizajes formales, no formales e informales en sinergia con las familias y la
sociedad en general, estableciendo un entorno de aprendizaje integral, global y
permanente (Scott, 2015). Dentro de esta lógica, si bien se viene entendiendo que el
ámbito educativo de la familia es el informal, su participación en el formal y no formal,
también debe ser considerado dentro de esta lógica de la comunión de aprendizajes,
aunque siempre con orden para evitar intromisiones.
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Sin entrar a otras consideraciones, la Declaración Universal de los Derechos Humanos
en su artículo 26.3., establece lo siguiente: “Los padres tendrán derecho preferente a
escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. En este sentido, las
familias, si bien no delegan la responsabilidad última de la educación de sus hijos,
para recibir la educación formal, sí delegan en el centro educativo (salvo aquellos
padres partidarios de practicar el homeschooling, en el caso que la ley lo permita). Al
delegar la educación formal en los profesionales de la educación la participación
sociopolítica de los padres se materializa en las asociaciones de padres y madres en
cada centro escolar.
Una vez los padres delegan la educación formal en el centro, sería impropio que
tratasen de participar en el gobierno del centro educativo, pues tras compartir la
responsabilidad, no cabe una intromisión en el ejercicio del delegado. Por esta razón,
los padres no pueden ni deben participar en la gestión de los medios de la escuela;
esto corresponde a los profesores, a través del órgano establecido para la
administración de los recursos materiales. En suma, la delegación ayuda a preservar
los derechos tanto de padres, como el derecho profesional de los docentes (Altarejos,
2002).
Ambas formas de participación pasan por hablar amistosamente con los profesores, ya
sea como acción tutorial o para realizar tareas, actividades diversas, cuya finalidad
tiene por objeto ayudar a la educación de sus hijos y de los compañeros de sus hijos.
De esta forma, los padres se sienten satisfechos dentro de un ambiente de aprecio,
pertenencia y contribución, en donde se les conoce por sus nombres, se cuenta con lo
que cada cual pueda aportar, quedando así más unidos al centro no sólo en teoría
sino en la vida cotidiana a través de actividades concretas en las que ellos mismos
colaboran.
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Desde esta perspectiva, los padres no se limitan a dejar a sus hijos en las manos de
otros, sino que, sin interferir en la administración del centro educativo, participan
activamente en la vida educativa formando equipo con los profesores y el resto de
padres. Con este planteamiento, los padres se hacen actores dentro del centro,
dejando de ser meros espectadores que se limitan a juzgar la labor de los docente,
juicios que con frecuencia están faltos de fundamento por lejanía de los padres, por
distorsiones emociones o actitudes defensivas, sentimientos de culpa, resentimientos,
frustración o prejuicios sociopolíticos…, en cualquier caso, posicionamientos que
dificultan el crecimiento de todos, en especial de los estudiantes, dentro de la
comunidad educativa.
Cuando se ve este tipo de compenetración entre los padres y los profesores, todos
actuando al servicio de la visión, misión y valores del proyecto educativo que se han
acordado, se comprende la satisfacción de unos y otros, se comprende la posibilidad
de atender a una multiplicidad de aspectos educativos que de otra forma sería
imposible, se comprende por qué en esos centros educativos mejora la calidad de la
educación para todos sin imposiciones de los colectivos, ni rencillas personales, que
entorpecen la labor educativa de la comunidad en lugar de prestarle ayuda.
En 4.
los La familia
grandes funcional
acuerdos o disfuncional
internacionales se ha señalado casienconla educación
unanimidad, que las
funciones de la familia son las siguientes: biológica, económica, cultural y educativa.
En cumplimiento de estas funciones, los padres o tutores deben proteger, custodiar,
alimentar, criar y procurar a los hijos una formación integral, proporcionándoles las
condiciones y los estímulos básicas para el desarrollo pleno de su personalidad.
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la Declaración de los Derechos Humanos (art. 26.3.), se cuentan con evidencias
suficientes para sostener que la función educativa de la familia es fundamental para el
desarrollo del ser humano y el desarrollo sostenible de la sociedad, pues la institución
familiar expresa y significa lo humano con más plenitud que cada persona (Alvira
Domínguez, 1998). El ser humano descubre su dignidad y los valores elementales en
la familia, donde encuentra el espacio imprescindible de intimidad y amor incondicional
que cuando falta, conlleva un perjuicio significativo para el pleno desarrollo de la
personalidad humana y el desarrollo sostenible.
Cuadro 4.1.
Comparativa de las condiciones educativas familiares funcionales
o disfuncionales
Condiciones
funcional disfuncional
familiares
Uno se puede
No hay oportunidad para equivocarse. Si
Competencia equivocar y volverlo
te equivocas no hay segundas
a intentar sin
oportunidades.
sentirse mal
Cuadro 4.2.
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Comparativa de los elementos esenciales de la dinámica educativa
familiar funcional o disfuncional
familiar
Padres ausentes
12
estudiantes y con todas en equipo, sea cuales sean sus grados de funcionalidad, para
que realicen del mejor modo posible su función educativa y contribuyan a la mejor
funcionalidad del centro educativo en su misión educativa.
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fundamento, la persona puede crecer en competencias con valores y emociones
positivas; con grandeza de ánimo, sin miedos, con seguridad y confianza.
El afán de ciertos padres por dominar a sus hijos, les puede llevar a no aceptarles
tal y como son, y de este modo, sin quererlo, les pueden estar dificultando el pleno
desarrollo de su personalidad. La falta de aceptación se genera cuando los padres
tienen unas aspiraciones personales que obstaculiza el hijo o unas expectativas con
respecto a su hijo que éste no puede satisfacer.
Por tanto, como condición educativa es importante que los hijos se sientan
apreciados tanto en su dignidad intrínseca como en el valor de sus expresiones de
humanidad. En sentido, se aprecia al hijo, aunque mienta, pero no se aprecia su
decisión y ejecución de mentir, en todo caso, se apreciará el esfuerzo que haga por
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evitar la mentira o por rectificar y reconocer que ha mentido. Se aprecian sus hábitos
adquiridos por la repetición de sus actos de orden, perseverancia, humildad,
sinceridad, fortaleza, justifica, bondad… Se aprecian sus talentos, sus capacidades,
sus habilidades, su buen carácter…
Para ayudara crecer, es importante que los padres sean capaces de hacer una lista
de al menos 5 cosas positivas de su hijo, por poner un número. Quien no es capaz
de ver algo positivo en el otro, no puede ayudar a crecer a ese otro. Está bien
reconocer en los hijos sus cualidades regaladas, sus dones, talentos o como prefiera
decirse. Por ejemplo, que es inteligente, que tiene buen temperamento, que es guapo
o guapa, pero lo que más importa es que valoren aquellas cualidades adquiridas con
su esfuerzo, lo que llamamos competencias con valores y emociones positivas. Si
sólo se aprecian aquellas cualidades que le han sido regaladas por la vida, en lugar
de motivarle para crecer, se envanecerá, se acomodará en lo que ya tiene sin mérito
alguno de su parte y finalmente se verá entristecido por no saber cuidar, cultivar y
aprovechar las cualidades que le han sido regaladas para alcanzar su plenitud: Se
quedará pequeñito por dentro, inmaduro, incapaz de realizar su misión, aquella que
todos tenemos grabada en el corazón y queremos dar salida para realizarnos y ser
felices haciendo felices a los demás.
Las convicciones, la visión de la vida, es otra de las razones que nos llevan a sentirnos
pertenecientes al grupo. Si unos padres renuncian a invitar a sus hijos a vivir sus
convicciones es más difícil que se identifiquen con ellas y según vayan creciendo,
serán otras convicciones las que les muevan arraigando en ellos un sentimiento de
pertenencia que separa en lugar de tener a una pertenencia más amplia como las
ondas que se forman en el agua cuando tiramos una piedra, las cuales son todo
pertenencias que parten de un mismo origen, y el pertenecer a la siguiente onda no les
separa de la anterior sino que se un estado de pertenencia efusivo de unidad. Unidad
no es uniformidad, sino comunión de diversidad irrepetible que se alimentan de un
mismo origen.
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Esta unión de lo diverso en una visión común es posible porque en cada persona la
visión se concreta de forma singularísima. Así, otro de los rasgos de la pertenencia
es la libertad en la unidad. Es decir, estamos unidos y somos iguales no por imitarnos
unos a otros, sino por ser igualmente una creación de amor que ama porque quiere.
Además de la supervisión, las familias funcionales invitan a sus hijos a afrontar retos
y esto está muy unido a las dos siguientes condiciones: permitir que los hijos
desarrollen sus competencias y permitirles que aprendan haciendo contribuciones.
La confianza es un riesgo a corto plazo, pero a la larga es lo único que educa. La
desconfianza a la corta lo controla todo, pero a la larga puede formar personalidades
“maquiavélicas” que saben aparentar competencia con valores y emociones
positivas, hacer uso del engaño para alcanzar sus objetivos y cuando son
descubiertos en su farsa, no dudar en utilizar toda la malicia que sea necesaria.
Y no es lo mismo unos padres confiados que unos padres que confían. Los confiados
son aquellos que no ponen límites y sus hijos se desparraman. Los padres astutos
son los que ponen límites estrechos y los hijos se ahogan: los padres que confían
son aquellos que saben poner límites razonables con firmeza y ternura de forma que
se pueda crecer con seguridad y autonomía
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4.2.6. Contribuir para crecer
Ayudar a los demás y mejorar el entorno con nuestro trabajo es algo que aprende el
hijo a lo largo de todo su desarrollo y una familia funcional se caracteriza porque
todos sus miembros contribuyen de algún modo, con autonomía personal y
responsabilidad social, al bien común de la familia y de su comunidad. Una
manifestación de disfuncionalidad es la falta de cooperación y reciprocidad en el
servicio.
5. Estilos
Los límites, educativos
la comunicación a partir
y los objetivos deelementos
son tres los límites,
esenciales de la
interacción educativa (Larzelere, Morris y Harrist, 2013; Elias, Tobias y Friedlander,
la comunicación y los objetivos en el
2000). Estos tres elementos deben estar bien armonizados para educar con
efectividad. Las decisiones o actitudes que se tomen con respecto a uno de estos
elementos, repercutirán directamente en los otros dos elementos. Por ejemplo, si unos
padres deciden mantener unos objetivos por encima de las posibilidades de los hijos,
la comunicación se tensa y los límites se estrechan. Si se abren los límites, los
objetivos se suavizan y la comunicación se relaja, y así, con tantas posibles
combinaciones como situaciones educativas se establecen.
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5.1. Saber gestionar los límites educativos
Cada familia es diferente pero toda dinámica funcional contempla el establecimiento
de unos procedimientos y reglas para funcionar en el hogar, orientadas a la buena
convivencia y el crecimiento de los hijos. Si nos centramos en familias con hijos
adolescentes, la gestión de los límites supone un reto añadido, pues lo propio de
este momento madurativo exige una adecuación de los antiguos límites infantiles,
unido a las actitudes más o menos desafiantes del hijo adolescente hacia la
autoridad de los padres. En el cuadro 3.3 se pueden ver los diferentes tipos de límites
existentes y cómo son entendidos por los padres.
En relación a las reglas, puede ser incluso interesante que se establezcan por escrito
como manera de comprometer a toda la familia en su cumplimiento y evitar que, por
presiones afectivas o tendencias pasadas, los padres cedan en su cumplimiento y
se vuelva a pasadas formas disfuncionales de convivir. Cuando las reglas están
escritas, es más sencillo mantenerse firmes o rectificar cuando se cede, pues no es
lo que decide el padre en cada momento, sino que son las normas quienes tienen el
rasgo punitivo, dejando a los padres el papel de acompaña r a sus hijos en positivo
para vivirlas juntos. En las normas de casa se suele especificar lo que se debe hacer
en la vida del hogar y lo que no. Para establecer reglas efectivas, se debe tener
presente las condiciones ambientales que se desean crear, antes descritas. En este
sentido, las reglas deben ser positivas y observables. También es mejor tener pocas
reglas, claras y generales, que cubran muchas cuestiones específicas, en lugar de
una lista extensa con todo lo que se debe hacer y todo lo que no. Cada familia tendrá
que pararse y pensar qué familia queremos ser y cómo lo vamos a lograr.
18
Cuadro 5.1.
Tipos de límites dentro de la
educación familiar
Límites Límites Límites Sin límites
La sencillez y la comprensión son dos caras de una misma realidad que podemos
llamar empatía. La empatía consiste en captar la vivencia del otro sin precipitarse a
juzgar ni adoptar actitudes defensivas u ofensivas. No es un captar externamente las
dificultades o necesidades de los hijos, sino percibirlos de tal modo que los padres
experimentan las vivencias de estos y desde esta perspectiva están en mejor
disposición para ayudarles a crecer. Esta empatía no consiste en conectar con sus
emociones: alegrarse cuando se alegran o preocuparse cuando se preocupan.
Tampoco es pensar cómo lo está pasando el hijo y tratar de sentirse como él, para
comprenderle. En ambos casos, no se pone uno en la mejor disposición de ayudarle
(Stein, 2008).
19
abrirse, permanecer receptivos, tratar de comprender y tratar de comprenderse…
Cuadro 5.4.
Tipos de comunicación dentro de la
educación familiar
Comunicación Comunicación Comunicación Sin
Desde el punto de vista educativo, con objetivos no son referimos a metas, sino a
cada paso que nos hace avanzar hacia esas metas, lo que llamamos micro desafíos.
Una meta es un resultado o un logro que un estudiante lucha por alcanzar. Las metas
motivan a las personas a actuar para reducir la discrepancia entre “dónde están” y
“dónde quieren estar” pero no siempre se pueden alcanzar esas metas de una vez,
sino, por lo general, se hace imprescindible avanzar mediante pequeños pasos
posibles.
Por ejemplo, las expectativas de los padres es que su hijo sea una persona ordenada
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y le plantean la meta de mantener su cuarto ordenado, pero así visto, puede no servir
como micro desafío, en particular su el hijo tiene una especial dificultad con el orden.
El desglose de esta meta en micro desafíos podría ser: Recoger los juguetes, poner
la ropa en su sitio al cambiarse, guardar lo que ya no está utilizando en el estudio
para despejar la mesa, apagar la luz al salir y todos los indicadores observables y
medibles que se consideren. Una vez desglosado en micro desafíos, se debe trazar
un plan, estableciendo prioridades y periodos de tiempos en los que se va a
acometer cada micro desafío, pues cuando todo es objetivo, nada es objetivo. En un
siguiente capítulo desarrollaremos una posible manera de trabajar con los micro
desafíos.
Cuadro 5.5.
Tipos de objetivos dentro de la educación
familiar
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o alcohol, especialmente cuando sus amigos también tienen padres con este estilo
(Woolfolk, 2010).
A estos padres con límites amplios, comunicación asertiva y objetivos fluidos se les
puede considerar sencillamente padres con autoridad (o autoritativos): establecen
límites claros, exigen el cumplimiento de las reglas, establecen rutinas positivas dentro
del hogar y esperan que sus hijos se comporten con tendencia a la madurez, sin
tolerar reacciones impropias de la edad. A la vez, son tiernos con sus hijos; escuchan
sus inquietudes, les interesan sus intereses, explican las razones de las reglas y
permiten una toma de decisiones más democrática. Evitan los castigos, procurando
que más que castigos sean las consecuencias de sus actos quienes le hagan aprender
que pasan cosas y a la vez le acompañan en la superación personal. Estos padres se
caracterizan por la paciencia, la perseverancia y saben crear un entorno de calma que
ayuda a tomar decisiones reflexivas y ayuda a los hijos a pensar de forma crítica y
creativa (Elias, Tobias y Friedlander, 2000).
Los padres permisivos en su máxima expresión hacen una gestión de los límites de
forma auto aplicada. En algunos casos puede ser una estrategia intencional de los
padres, cuando esto es así, la comunicación se presenta de forma más asertiva, pero
de forma habitual, esta tendencia a suavizar los límites es consecuencia de una
comunicación pasiva con la que esperan sentirse bien con sus hijos y que estos se
sientan bien, sin embargo, las consecuencias es que estos padres suelen sentirse
insatisfechos por el progreso de sus hijos y los hijos se hacen cada vez más
intolerantes a la frustración, por lo que terminan disgustándose por cualquier minucia.
Estos padres no exigen más a sus hijos por una pseudo-comprensión de sus hijos de
los que no esperan un comportamiento maduro porque “sólo son niños” (Woolfolk,
2010). En ocasiones, amenazan mucho, pero sin consecuencias. Incluso castigan con
frecuencia, pero la falta de contundencia lleva a que estas medidas resulten ineficaces.
Más allá de la disfuncionalidad, los encontramos las familias cuyos padres rechazan a
sus hijos, se muestran negligentes o indiferentes. No tienen interés por controlar a sus
hijos, ni por comunicarse con ellos, ni porque aprendan algo de provecho. En el caso
de que exista una relación, esta puede ser de abuso y maltrato. También existen
casos en los que la familia puede verse en riesgo de exclusión social y la propia
situación personal de los padres lleva a la total desatención de los hijos.
23
6. Tutoría con los padres (o tutores legales) de
los estudiantes
En las tutorías con padres, un elemento básico es que las familias perciban en el trato
con el docente, esas condiciones que hemos descrito que favorecen la educación en
casa (aceptación, aprecio, pertenencia, confianza, competencia y contribución), y a su
vez, el docente debe saber gestionar los limites, la comunicación y los objetivos con
autoridad: sin autoritarismo, sin permisivismo y menos aún con rechazo, negligencia o
indiferencia. En este sentido, todo lo dicho para las familias sirve para que el docente
se lo aplique a sí mismo en relación con las condiciones y dinámicas que establece no
sólo con las familias, sino también con sus estudiantes en clase y con sus compañeros
del centro.
En el proceso de entrevista de tutoría con padres hay que distinguir entre las acciones
de los padres y las competencias que llevan implícitas y las del docente como asesor y
las actitudes que debe mostrar. En la siguiente tabla se resumen las acciones
secuenciadas y las competencias a desarrollar o a adquirir en cada momento, así
como las actitudes del docente durante este proceso.
PADRES DOCENTE
Competencia a
Acción Acción Actitud mostrada
desarrollar o adquirir
Respeto
Conocimiento de las
organizaciones
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Plan de pequeños Catalizador del Afirmar Claridad
pasos posibles cambio
(plan específico Reforzar el sentido Liderazgo
de actuación) Motivación de logro
Coherencia ética
Autoestima Contribuir al
compromiso de
Toma de decisiones mejora
Coherencia ética
Paciencia
Fortaleza
La comunicación es un proceso por medio del cual una persona se pone en contacto
con otra a través de un mensaje y espera que ésta última emita una respuesta, bien
sea una opinión, una actitud o una conducta.
Todo comunica, no solo el lenguaje. Los gestos, el lenguaje no verbal en todas sus
formas, los colores, la ropa están comunicando al que tenemos enfrente.
Las personas
estamos
constantemente
comunicando, ya sea
de una forma
consciente o no,
pero, si dicha
comunicación nose
desarrolla
dentro de unos
esquemas básicos, es previsible que no logre sus objetivos, haciendo inútil el esfuerzo
25
realizado, al tiempo que deteriora las relaciones el docente y el alumno, que puede
interpretar que su intimidad está siendo violentada sin saber exactamente el motivo o
qué le reporta o si realmente será de ayuda. Habrá que tener en cuenta que entre lo
que yo expreso y lo que el otro interpreta no siempre hay una relación adecuada.
La comunicación siempre está mediada por los filtros propios de cada uno, que el
docente debe conocer de sí mismo para que no interfieran en la comunicación y
puedan interpretarse como un juicio de valor o falta de capacidad de generar una
relación de empatía y aceptación.
Para que la comunicación sea eficaz hay que lograr que siempre se presenten de
forma consciente, armónica y coherente “lo que se dice”, lo que “se siente” y lo que “se
expresa de forma no verbal”. Cualquier desequilibrio entre estos tres aspectos hace
ineficaz la comunicación, transmite desconfianza y, en última instancia, se interpreta
como una falta de respeto. Desde esta premisa, entender los principios básicos de la
comunicación facilita que lo que se quiere comunicar se realice de una forma eficaz.
Un docente coach debe conocer y dominar las técnicas básicas de la comunicación.
En los siguientes epígrafes trataremos los siguientes aspectos básicos para lograr una
comunicación eficaz:
26
Empatía
Feedback
Escucha activa
Comunicación no
verbal Asertivdad
6.1.1. Empatía
Para iniciar una relación de asesoramiento es necesario crear una relación de empatía
con el alumno. El alumno debe percibir que se comprende lo que está sintiendo, cómo
lo está percibiendo y que no es juzgado por ello.
La empatía es la capacidad de ver las cosas, situaciones, conflictos tal y como las ve
otra persona, sin mediar el filtro de nuestro propio punto de vista y sin tratar de forzar
al otro a que vea o sienta o actúe ante las diversas situaciones o conflictos como lo
haría yo. Es un proceso cognitivo, no emocional.
Dentro del paradigma de las inteligencias múltiples desarrollado por Howard Gardner
la empatía forma parte esencial de la inteligencia interpersonal. Implica comprender el
mundo emocional del otro; es lo que, de forma coloquial, entendemos como “ponerse
en los zapatos del otro”. Pero “ponerse en los zapatos del otro” no es simplemente
escuchar al otro y ofrecerle otras perspectivas diferentes de las que él ve,
prácticamente pretendiendo que, en una especie de acto de fe, confíe en el asesor y
siga sus recomendaciones o adopte su visión. No, el asesorado debe llegar a ser el
que descubra, con la ayuda, apoyo y confianza del asesor, las nuevas alternativas. La
relación empática debe ser una relación de acompañamiento en el descubrimiento por
parte del alumno de otras perspectivas y valore por sí mismo las consecuencias en
cada una de ellas y actúe con la mayor responsabilidad posible. Comienza por
aprender a ver las cosas, situaciones, circunstancias, personas, con los ojos con los
que los ve el alumno para, desde esa perspectiva acompañarle a descubrir nuevas
formas de ver y afrontar la realidad.
Escuchar de forma activa es, tal vez, la parte más complicada en la comunicación
interpersonal. La escucha activa es algo mucho más que oír, escuchar o entender lo
que se nos dice. La escucha activa implica estar psicológicamente disponible y atento
a los mensajes que se nos están transmitiendo, tanto de forma verbal como a través
del lenguaje no verbal, a la vez que se transmite de forma constante información de
que el mensaje está siendo recibido como el emisor quiere hacerlo. Es decir, hay que
ser capaz de lograr entender la realidad tal y como la ve el alumno, desde su punto de
vista y sus razones, sin interferir con juicios personales. La escucha activa es la base
de la empatía y requiere ser capaz de ofrecer de forma constante y eficaz feedback al
alumno, de forma que éste constate que se le está entendiendo como él quiere ser
entendido y no está siendo juzgado. El juicio de valor, si ha de realizarse, lo debe
llegar a hacer el propio alumno.
¿Qué ocurre si lo que estamos oyendo nos hace sentir malestar o estamos en
profundo desacuerdo con las argumentaciones aportadas? En el proceso de coaching
lo que hay que lograr es que sea el alumno el que llegue a realizar su propio proceso
de valoración y el correspondiente juicio ético, por ello, habrá que mostrar de forma
clara que se acepta lo que se está escuchando, aunque se haga ver que puede haber
otras formas de interpretarlo. Un proceso de coaching eficaz no implica aceptar de
forma incondicional todo lo que el alumno piense u opine; por el contrario, debe
encaminarse hacia el logro de una comprensión más profunda y responsable de lo
narrado, ya sean situaciones a gestionar, opiniones o sentimientos o emociones
vivenciadas. Lo opinable debe siempre expresarse como tal, es decir, como algo
opinable.
Hay algunas técnicas muy efectivas de facilitar la escucha activa, como el resumen o
paráfrasis, la reformulación, la ampliación del mensaje o el reflejo de emociones.
Todos tenemos la experiencia, al hablar con amigos o en otras muchas situaciones,
que el que nuestro interlocutor vaya repitiendo parte de nuestro mensaje o
28
intercalando palabras
29
de comprensión, nos anima a seguir hablando sabiéndonos escuchados y
comprendidos:
30
Las expresiones faciales son un recurso esencial en la comunicación, siempre
desde la más absoluta naturalidad, ya sea reír ante algo gracioso o reflejar
enojo o tristeza en la expresión, en forma de espejo. Lo que nunca hay que
permitir es que nuestra expresión facial exprese lo que provoca en nosotros lo
que se está transmitiendo, sobre todo si es algo negativo.
Por último, hay una serie de fallos en los es frecuente caer cuando se pretende
escuchar de forma activa. Los más frecuentes hacen referencia al rechazo a
las emociones que se están poniendo de manifiesto, la realización de juicios de
valor, descalificaciones o juzgar a la persona, interrumpir continuamente o en
momentos inadecuados, aconsejar sobre lo que el alumno debe hacer o, peor
aún, intentar solucionar el problema del alumno. Cualquiera de estas actitudes,
sobre todo el tratar de solucionar nosotros el problema, no solo no favorece el
crecimiento del alumno, sino que genera dependencia y aumenta la
inseguridad.
Hablar es siempre mucho más que comunicar a través de palabras y escuchar es más
que oír. El lenguaje no verbal hace referencia a la información que nos transmite el
cuerpo de una persona sobre los sentimientos, emociones, intenciones. Los gestos,
las posturas, los silencios, la mirada, etc., nos dan una información valiosísima en el
transcurso de la entrevista. El lenguaje no verbal, en ocasiones, desmiente lo que se
comunica verbalmente. Los principales canales a través de los cuales se comunica de
forma no verbal son:
31
Tiene también un alto componente cultural. Un simple apretón de manos puede
tranquilizar o inquietar según el contexto, la persona, etc.
La proxémica. Informa del significado de la distancia entre las personas en la
relación interpersonal. Se considera, generalmente, que una distancia menor a
45 cm es sólo aceptable en relaciones íntimas. Para una comunicación cómoda
no se debe estar a menos de 45 cm ni a más de 1m aproximadamente. La
utilización de distancias inadecuadas según el contexto y la voluntad de
comunicar provocan una sensación de incomodidad y causan una impresión
inadecuada en el interlocutor.
El paralenguaje. Hace referencia al volumen, tono y velocidad de la voz, así
como al uso de silencios adecuados para dar tiempo al pensamiento, a la
memoria o a la reflexión. Es, junto a la expresión facial, el mejor indicador
emocional. Añade o resta credibilidad y facilita la persuasión. Dentro de este
apartado se ha de contemplar también la forma de tratar los silencios en el acto
de comunicación.
6.1.4. El feedback
32
primera, la abierta, no le importa mostrarla a los demás, la segunda la irá abriendo
sólo si tiene confianza en el otro y si percibe comprensión y aceptación y respeto.
Por otra parte, el área III, área ciega, es la zona que el asesor percibe, pero el alumno
no es capaz de reconocer en sí mismo. El asesoramiento se orientará a procurar
ayudar al alumno a ir conociendo y reconociendo y aceptando los aspectos que en ella
se encuentran. Siempre desde la prudencia de procurar no abrumar ni desconcertar al
otro. Entrar en la intimidad de alguien debe ser siempre un proceso que se trate con
exquisito cuidado. La idea de “verdad soportable” hay que saber manejarla, con
prudencia y extrema delicadeza; remite a la necesidad de no abrumar al alumno con
información sobre sí mismo que aún no está preparado para asimilar. No se trata
nunca de que el asesor muestre lo “listo” o suspicaz y sagaz que es (sólo lograría que
el alumno se cerrara y no aportara más información). Hay que ir con mucho cuidado y,
se reitera, extrema delicadeza y cautela. Todas las áreas aumentan o disminuyen en
función de cómo se actúe con el alumno y del nivel de confianza y de la calidad del
feedback que se aporte.
Lo elrelevante,
En en muchas
área abierta, ocasiones,
se encuentra, ademásen la
decomunicación no es
lo evidente (raza, así apariencia,
sexo, tanto lo queetc.),
se
dice,aquello
todo sino loque
quenosetenemos
entiende. Nunca en
dificultad se mostrar
puede estar del todomismos,
de nosotros seguro por
de ejemplo,
que un
opiniones
mensaje ha sido eficazmente codificado, transmitido, descodificado y comprendidoy
ante algo conocido por las dos personas, gustos, sentimientos conocidos
que
hasta noconfirmarlo
nos importa que los
mediante demás conozcan.mediante
la retroalimentación, Es la única clara y libre para el
el feedback.
intercambio de información.
33
El área ciega comprende todos aquellos aspectos que mostramos de los demás de
forma involuntaria y que cada uno no termina a conocer de sí mismo, por ejemplo,
limitaciones y frustraciones, defectos o incompetencias no reconocidas y que, sin
embargo, los demás perciben en la interacción con nosotros. Esta área es en la que
actúan de una forma especial los mecanismos de defensa que todos tenemos, por lo
que irla reduciendo dependerá, sobre todo, de la habilidad del interlocutor de transmitir
respeto, confianza, empatía y un feedback adecuado dentro del proceso de escucha
activa y acogimiento.
Ser capaz de manejar adecuadamente la asertividad nos indica que la persona posee
una autoestima sana y es capaz de manejar sin ansiedad ni violencia las relaciones
interpersonales, manejar los conflictos, además de ayudar a establecer una relación
empática.
34
Expresar más y mejor los sentimientos de aceptación, afecto sincero y hacerlo
de forma táctica, explícita.
Sinceridad, pero evitando la crudeza. Todo se puede decir, dependiendo de
cómo se haga. Hay que utilizar la mano izquierda
Aprender a no dramatizar, a no convertir las dificultades en asuntos
insalvables. Cuidar el lenguaje no verbal.
A través de la propia conversación el asesor puede entrenar al alumno sobre cómo
expresar de forma asertiva sus conflictos y/o emociones, por ejemplo, aprender a decir
que no, hacer frente a situaciones en la que se sienta atacado o herido, etc.
35
Las personas con una forma de comunicación pasivo agresiva no expresan directa y
claramente sus preferencias, sentimientos u opiniones personales, mientras que, de
forma indirecta intentan coaccionar a la otra persona para que ceda. Este estilo de
comunicación “juega” de forma constante con los sentimientos del otro, buscando la
sumisión a través de la generación de sentimientos de culpa si no se atiende a las
demandas del otro. Esta forma de comunicación es la que logra formas de
manipulación y de sumisión en los otros de una forma sutil y, la mayoría de las veces,
tarda en ser detectada.
También constituye una importante barrera para una comunicación eficaz el realizar
conclusiones precipitadas de lo narrado. Una vez más, esa interpretación rápida no
permitir recibir el mensaje con todo su contenido y sentido, a la vez que incapacita
para atender a todas las otras formas de comunicación, como el lenguaje no verbal.
Por parte, del alumno habrá que estar atento a que no ofrezca resistencias al cambio
por percibir, antes que los beneficios, el esfuerzo que habrá de realizar. De alguna
manera, todo lo que supone tener que salir de la zona de confort supone un esfuerzo
que no siempre se quiere o se sabe afrontar. También es cierto que para que una
persona ponga en marcha a la voluntad tiene que estar motivado hacia el cambio,
tiene que verlo como algo positivo para él, hacer suya esa meta y afrontarlo como un
proceso personal con ilusión. No podemos olvidar que el término “motivación” tiene su
36
raíz
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etimológica latina en, motivus o motus, que significa “causa del movimiento”. Es decir,
una persona solo se motivará hacia el cambio si descubre el sentido de ese cambio y
lo valora como bueno.
Por último, habrá que tener en cuenta que el asesor debe tener en consideración
siempre el diferente nivel de conocimientos del alumno obliga a adecuar el lenguaje a
la capacidad de interpretación de éste.
Por último, como síntesis de todo lo expuesto en los epígrafes anteriores, el asesor
debe tener en cuenta que cualesquiera de las siguientes actitudes o conductas coartan
la comunicación y crean barreras a veces insalvables:
39
tú eras”. Este poema de Pedro Salinas recoge, de forma metafórica, cómo el amor,
es decir el interés verdadero por el otro, desde el más profundo respeto y desde la
búsqueda sincera de lo mejor que hay en esa persona, es el motor que permite el
cambio y la apertura hacia ese cambio. Y es que solo nos dejamos ayudar si
sentimos que realmente le importamos a esa persona. El cambio que se busca no
es cambiar a la persona, que deje de ser ella misma, sino que sea la mejor
persona posible siendo quien es, descubriendo dentro de sí todo un mundo de
riqueza ni siquiera vislumbrado si no es por medio del interés del otro, desde el
respeto y la aceptación incondicional.
Weissman (1978), siguiendo la teoría desarrollada por Beck (1976) desarrolló una
escala para medir las principales actitudes disfuncionales que nos pueden ayudar
en el proceso de asesoramiento en la tarea de irlas racionalizando y desmontando.
De esta forma el alumno y sus padres se verán menos condicionado por su propia
forma de pensar, que suele considerar inmutable, ganará en libertad interior y
podrá crecer hacia dentro, aceptándose como es, pero sin ceder a la mediocridad
o al desaliento respecto de sí mismo.
40
sus normas. Su actitud general será de rigidez con poca flexibilidad ante los
cambios de la vida.
Derecho sobre otros. Todos debemos ser capaces de defender y expresar de
forma asertiva nuestros derechos y opiniones, pero no es funcional creer de
manera egocéntrica (centrada en sí misma) que tiene unos derechos que los
otros deben de corresponder, olvidándose de los propios derechos y deseos de
los demás, que no tienen por qué coincidir con los personales. Será fácil presa
de la ira.
Omnipotencia. Una faceta de la responsabilidad personal es ser capaz de
percibir cómo afecta lo que hacemos o decimos a los demás, pero no es
funcional creerse excesivamente responsable de la conducta y los sentimientos
de las otras personas con las que se relacionan, como si aquellas dependieran
como “bebes” de ella. Se olvidará y hasta anulará las decisiones de los demás.
No tendrá en cuenta que los demás son responsables de sí mismos.
Autonomía. Esta actitud disfuncional lleva a la persona a creer que sus
sentimientos son inmodificables o dependen de las situaciones que viven, por
lo que se siente a merced de ellos. No se da cuenta de que esos sentimientos
dependen en gran parte de su forma de interpretar los acontecimientos y de las
decisiones de sus actos y que, por lo tanto, puede llegar a controlarlos en gran
parte.
El objetivo final, por tanto, es la ayuda y el acompañamiento a los padres para que
sepan ayudar a crecer a su hijo mientras mejoran su propio proceso de desarrollo
personal.
Cuando los padres aprenden sistemas para guiar y orientar el tiempo de sus hijos
fuera del ámbito escolar, los niños consiguen mejores resultados académicos. Las
escuelas que enseñan a los padres formas de reforzar el aprendizaje académico de
sus hijos en casa encuentran alumnos más motivados para aprender y de asistencia
más regular. Los programas de formación mejoran la comunicación de los padres con
los profesores y las actitudes de aquellos hacia la escuela. Los programas en los que
participan tanto padres como hijos resultan más eficaces que los que sólo incluyen
padres.
41
Muchos padres no son receptivos a las buenas intenciones de los organizadores de
los programas, y contar con participantes puede ser un proceso frustrante que
consume mucho tiempo. Los profesores generalmente tienen ya suficiente quehacer
en sus aulas y con sus alumnos; trabajar con padres puede parecerles una carga
extra. De ahí estriba el doble problema de la formación de padres: 1) proporcionar
personal que organice y desarrolle los programas de formación, y 2) conseguir la
participación de los padres.
Las sesiones en grupos pequeños, dirigidas por padres que han sido previamente
entrenados, son baratas, estimulan la vinculación de los padres con el centro escolar y
les permiten compartir experiencias y ayudarse mutuamente.
7. es
Si la familia Lael comunidad y la sociedad
primer agente educador, como
la comunidad es el segundo y la sociedad el
tercero. La escuela puede encontrarse dentro de la comunidad, de la sociedad e
agentes educativos
incluso de la familia. Y otras instituciones como las comunidades religiosas, los amigos
o los medios de comunicación, igualmente, pueden formar parte de la comunidad o la
sociedad y así mismo están presentes en la familia.
Los tipos más puros de "sociedad" son: a) el cambio estrictamente racional con arreglo
a fines y libremente pactado en el mercado: un compromiso real entre interesados
contrapuestos que, sin embargo, se complementan; b) la unión libremente pactada y
puramente dirigida por determinados fines, es decir, un acuerdo sobre una acción
permanente orientada en sus propósitos y medios por la persecución de los intereses
objetivos (económicos u otros) de los miembros partícipes en ese acuerdo; e) la unión
racionalmente motivada de los que comulgan en una misma creencia: la secta
racional, en la medida en que prescinde del fomento de intereses emotivos y afectivos,
y sólo quiere estar al servicio de la "tarea" objetiva (lo que ciertamente, en su tipo puro,
ocurre sólo en casos muy especiales) (Weber, 1968).
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"sociedad" que exceda los términos de una mera unión para un propósito determinado
y que, no estando limitada de antemano a ciertas tareas, sea de larga duración y dé
lugar a relaciones sociales entre las mismas personas --como las "sociedades"
creadas dentro de un mismo cuadro militar, en una misma clase de la escuela, en una
misma oficina, en un mismo taller- tiende, en mayor o menor grado, a fomentar los
afectos aludidos. Por el contrario, una relación que por su sentido normal es una
comunidad, puede estar orientada por todos o parte de sus partícipes con arreglo a
ciertos fines racionalmente sopesados. Hasta qué punto un grupo familiar, por ejemplo,
es sentido como "comunidad" o bien utilizado como "sociedad", es algo que se
presenta con grados muy diversos. El concepto de "comunidad" aquí adoptado es
deliberadamente muy amplio, por lo cual abarca situaciones de hecho muy
heterogéneas (Weber, 1968).
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