Deesarrollo Compartimento - Supramesocolico
Deesarrollo Compartimento - Supramesocolico
Deesarrollo Compartimento - Supramesocolico
El intestino primitivo se forma durante la cuarta semana, a medida que los pliegues cefálico, caudal y lateral
incorporan la parte dorsal del saco vitelino del embrión. El endodermo del intestino primitivo origina el
epitelio y las glándulas del aparato digestivo. En el tubo endodérmico formado se distinguen tres partes:
• Intestino anterior: que se extiende desde la membrana orofaríngea hasta el duodeno. Se divide en un
segmento craneal o intestino faríngeo o cefálico del que derivan las partes cefálicas del tubo digestivo
y sus glándulas; y una parte caudal de la que se origina el tubo digestivo hasta el duodeno, el hígado,
vías biliares, páncreas y bazo.
• Intestino medio: origen del intestino delgado y mitad derecha del colon.
• Intestino caudal o posterior: del que derivan el colon izquierdo, el recto, parte del ano, el epitelio de
la vejiga urinaria y la mayor parte de la uretra.
El mesodermo que rodea al tubo digestivo primitivo da lugar a las capas de cubierta de los epitelios digestivos:
capas musculares y serosa.
Intestino anterior.
La evolución del canal alimentario corresponde a las diferentes transformaciones que sufre el tubo digestivo
primitivo inicial hasta dar lugar a todos sus componentes definitivos.
El esófago se forma a partir del intestino anterior por debajo del divertículo respiratorio, tras la separación del
tubo digestivo por la formación del tabique traqueoesofágico (ver Aparato Respiratorio). Durante la vida
embrionaria sufre escasos cambios en su aspecto tubular y principalmente experimenta un crecimiento en
longitud, a expensas del crecimiento y descenso del corazón y pulmones. Su epitelio y glándulas derivan del
endodermo, inicialmente éste, oblitera la luz esofágica experimentando un proceso de recanalización al final del
periodo embrionario. Las capas musculares estriadas del esófago derivan de los arcos branquiales caudales y el
músculo liso se forma a partir del mesénquima esplácnico circundante, ambos tipos de músculo están inervados
por el nervio vago procedente de los arcos faríngeos 4º y 6º, lo que explica la disposición de este nervio, paralelo
al esófago en el adulto, ya que es arrastrado durante el crecimiento esofágico en dirección caudal.
El estómago se forma caudal al esófago por la aparición de una dilatación del tubo digestivo durante la cuarta
semana. Este esbozo crece rápidamente y se ensancha en dirección ventrodorsal. El crecimiento desigual de
sus partes anterior y posterior produce la aparición de las curvaturas gástricas mayor y menor.
Durante el proceso de crecimiento del estómago se produce un giro de noventa grados sobre su eje longitudinal
en el sentido de las agujas del reloj. Esto produce que la curvatura menor, situada inicialmente en posición
anterior, se traslade hacia la derecha y la curvatura mayor hacia la izquierda. Al mismo tiempo, sus extremos
superior e inferior sufren una traslación siguiendo el eje anteroposterior que provoca un ascenso del extremo
inferior y un descenso del extremo superior. Estos movimientos explican la disposición de los nervios vagos
sobre la cara anterior y posterior del estómago, al acompañar éstos a la bolsa gástrica durante los movimientos
rotatorios y quedar situados el nervio vago izquierdo, anterior y el vago derecho posterior.
El peritoneo gástrico acompaña los movimientos de rotación del estómago. Inicialmente el estómago se halla
suspendido de la cavidad abdominal por un meso que lo une a las paredes abdominal anterior y posterior y
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vehiculiza los vasos gástricos, los mesogastrios dorsal y ventral. Al producirse los movimientos del estómago
primitivo, los mesogastrios se alargan y pliegan para formar las diferentes prolongaciones del peritoneo gástrico
que dan lugar a la bolsa omental.
El duodeno se desarrolla en la confluencia entre el intestino anterior y el medio, y los esbozos hepático y
pancreático aparecen en la zona de unión de ambos elementos. Esta zona de confluencia crece para formar un
asa intestinal que se proyecta hacia delante. A medida que el estómago gira, el asa duodenal acompaña sus
movimientos y se coloca hacia la derecha para llegar a contactar con la pared abdominal posterior y desarrollar
su coalescencia peritoneal (fascia de Treitz).
Durante la quinta y sexta semanas, la luz del duodeno se reduce por crecimiento del epitelio duodenal, con
posterioridad aparecen fenómenos de vacuolización que restablecen la luz duodenal al final del periodo
embrionario. El origen mixto del duodeno explica su vascularización por vasos del intestino anterior (arteria
celíaca) y del intestino medio (arteria mesentérica superior)
Intestino medio.
El intestino medio da lugar al intestino delgado y colon derecho. Recibe su irrigación por la arteria mesentérica
superior. Se desarrolla a partir del saco vitelino por estrechamiento de sus extremos superior e inferior.
Inicialmente existe una amplia comunicación entre la vesícula umbilical y el intestino que progresivamente se
va reduciendo, persistiendo únicamente una comunicación reducida conocida como conducto
onfalomesentérico. A medida que el intestino medio va creciendo en longitud, forma un asa intestinal
primitiva, inicialmente situada en el interior del cordón umbilical (herniación umbilical fisiológica), que
progresivamente se va viendo introducida en el interior del abdomen a medida que, crece la cavidad abdominal,
disminuye el tamaño inicial de hígado y riñones y, el progresivo crecimiento embrionario reduce el diámetro
relativo del cordón umbilical con respecto al embrión. Este fenómeno tiene lugar en la sexta semana y la
comunicación onfalomesentérica con el saco vitelino desaparece en la décima semana. Esta comunicación
puede persistir en forma total o parcial y es la causante de la aparición en el adulto del denominado divertículo
de Meckel a nivel ileal.
En el periodo en que el asa intestinal primitiva se halla en el interior del cordón umbilical, experimenta un
movimiento de rotación de 90º en sentido contrario a las agujas del reloj. Este movimiento produce que la parte
craneal del intestino medio se sitúe a la derecha y la porción caudal a la izquierda, al mismo tiempo se alarga y
se forman las asas del intestino delgado (yeyuno e íleon).
Durante la décima semana, el intestino medio penetra en el abdomen. En primer lugar, regresa el intestino
delgado (que se forma de la parte craneal al conducto onfalomesentérico) y ocupa la parte central del abdomen.
La parte caudal del asa intestinal ingresa en la cavidad abdominal posteriormente. Durante este movimiento
experimenta una rotación adicional de 180º, en dirección antihoraria por su eje anteroposterior, por lo que se
traslada hacia la parte derecha del abdomen. Sucesivamente se produce un segundo giro de 90º a través del eje
longitudinal que sitúa a la parte caudal del asa intestinal hacia la parte derecha del abdomen, por delante del
duodeno.
El ciego y apéndice vermiforme aparecen del intestino medio, tras la formación durante la sexta semana del
divertículo cecal en el borde antimesentérico de la rama caudal del asa intestinal primitiva. El vértice de este
divertículo crece más lento que el resto y es de menor calibre en comparación al resto del divertículo cecal,
aumenta de longitud con rapidez por lo que en el momento del nacimiento es relativamente largo y su tamaño
disminuye en comparación con el crecimiento del resto del intestino grueso durante el periodo postnatal.
Al producirse el ingreso en el abdomen de la parte caudal del intestino medio, el divertículo cecal queda situado
en la parte superior derecha del abdomen y el apéndice cuelga en dirección caudal a éste. El asa intestinal distal
al divertículo cecal crece en calibre más que su parte proximal, con lo que origina el colon derecho. Al finalizar
los giros del intestino medio únicamente se identifican el ciego y el colon transverso por delante del duodeno.
Durante el periodo fetal el divertículo cecal se alarga por crecimiento del intestino grueso y migra hacia la parte
inferior derecha del abdomen y aparece del colon ascendente. Estos movimientos explican la gran variedad de
disposiciones que se hallan en el adulto en la parte derecha del colon y el apéndice.
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Intestino caudal.
Del intestino caudal se originan: la parte izquierda del colon, el epitelio de la vejiga urinaria y la mayor parte de
la uretra. Estos derivados se hallan irrigados por la arteria mesentérica inferior que es la arteria del intestino
caudal.
El intestino caudal aparece durante la oclusión del saco vitelino, a medida que su borde caudal se va cerrando.
Al mismo tiempo incorpora el divertículo alantoideo, formado en periodos embrionarios iniciales.
Los diferentes movimientos que experimenta el intestino medio arrastran a la parte proximal del intestino caudal
para que ocupe la parte izquierda del abdomen. De esta forma su mitad proximal se fija al retroperitoneo,
mediante la coalescencia peritoneal de Toldt (colon descendente), mientras que su parte distal conserva el
mesenterio (sigma).
La porción terminal del intestino caudal se conoce como cloaca. Inicialmente es una cavidad endodérmica en
contacto con la superficie ectodérmica por la membrana cloacal. La cloaca se halla comunicada en su parte
ventral con la alantoides y ésta a su vez con el saco vitelino.
La cloaca experimenta una división en dos partes, anterior y posterior, por la aparición de un tabique
mesenquimatoso, el tabique urorrectal. La parte posterior da lugar: al recto y a la parte craneal del conducto
anal. La parte ventral da origen a la vejiga urinaria. Al contactar el tabique con la membrana cloacal ocasiona
una división de ésta en una membrana anal, dorsal y una membrana urogenital, ventral.
La porción distal del ano se desarrolla de una invaginación del ectodermo superficial hacia la membrana anal,
el proctodeo. La rotura de la membrana anal al final de la octava semana, comunica la parte distal del tubo
digestivo con la cavidad amniótica.
El hígado y las vías biliares se originan de una evaginación ventral de la porción caudal del intestino anterior, la
yema hepática.
La yema hepática crece en dirección craneal y se divide en dos partes, entre las hojas del mesenterio ventral. La
porción craneal da lugar al primordio hepático, es la porción más grande de la yema hepática. Crece con
rapidez y llena gran parte de la cavidad abdominal entre las semanas quinta y décima.
La porción caudal crece en menor proporción, da lugar a la vesícula biliar y al conducto cístico, conectados
mediante conducto hepático al duodeno.
Los diferentes movimientos migratorios del estómago y duodeno trasladan al hígado hacia la parte superior y
derecha del abdomen y modifican el peritoneo que lo recubre hasta su configuración adulta definitiva.
El esbozo del páncreas aparece en la parte caudal del intestino anterior cercano a la yema hepática.
Inicialmente se forman dos yemas pancreáticas ventral y dorsal. La yema dorsal aparece antes y se desarrolla
más que la ventral, crece con rapidez en dirección posterior entre las hojas del mesenterio dorsal. La yema
ventral se desarrolla cerca de la desembocadura del colédoco al duodeno y crece entre las hojas del mesenterio
ventral.
En el giro del duodeno hacia la derecha, la yema pancreática ventral, es arrastrada junto con el colédoco a la
parte dorsal y se fusiona con la yema pancreática dorsal para dar lugar al proceso uncinado del páncreas.
Durante esta fusión, se unen sus conductos para formar el conducto pancreático principal, aunque con
frecuencia persiste el conducto de la yema pancreática ventral como el conducto pancreático accesorio.
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Las células endocrinas del páncreas se diferencian en el periodo fetal precoz, iniciándose la secreción de insulina
a las diez semanas del desarrollo.
El bazo inicia su desarrollo en la quinta semana de células mesenquimatosas del mesogastrio dorsal. Adquiere
su forma característica durante el periodo fetal. A medida que se produce el giro del estómago es trasladado
hacia la parte posterior e izquierda del abdomen y entra en contacto con el riñón izquierdo para desarrollar el
ligamento esplenorrenal. Las conexiones del bazo con el mesogatrio dorsal explican su vascularización y
disposición respecto a la transcavidad de los epiplones.
Estómago.
Anatomía descriptiva.
Se localiza en las regiones abdominales conocidas como epigastrio e hipocondrio izquierdo, inferior al
hemidiafragma izquierdo y al hígado y superior al mesocolon transverso.
Se le describe una porción vertical, una horizontal, dos bordes o curvaturas y dos orificios.
• Fundus gástrico: Situado inferior al diafragma, de forma convexa, se extiende desde la zona del
cardias hasta el polo superior del estómago (fórnix).
• Cuerpo del estómago: Se continúa con el fundus desde el cardias hasta el polo inferior del estómago.
Su interior recibe el nombre de canal gástrico.
Porción pilórica. Es la porción horizontal del estómago. Se extiende desde el polo inferior del estómago
hacia la derecha, siguiendo una dirección oblicua de abajo hacia arriba hasta finalizar en el orificio del píloro
que lo comunica con el duodeno. Se divide en antro pilórico que es la parte que lo comunica con el cuerpo
gástrico y canal pilórico, zona precendente al estrechamiento que marca la localización del orificio del
píloro.
Curvatura mayor. Corresponde al borde izquierdo del estómago, desde el borde superior del cardias hasta
el borde inferior del píloro. En su origen, forma con el borde izquierdo del esófago un ángulo agudo
denominado incisura o escotadura del cardias (ángulo de His).
Curvatura menor. También se extiende desde el cardias al píloro. Entre los segmentos vertical y horizontal
del estómago delimita un ángulo conocido como incisura angular.
Cardias. Es la zona donde se localiza el orificio de comunicación del estómago con el esófago, orificio
del cardias.
Píloro. Situado en la parte inferior de la curvatura menor, marcado exteriormente por un engrosamiento
de la pared gástrica que corresponde al músculo liso que actúa como esfínter del píloro. Corresponde al
final del estómago con su orificio de comunicación con el duodeno (orificio pilórico).
Constitución anatómica.
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Peritoneo gástrico.
El peritoneo es el recubrimiento seroso de los órganos digestivos abdominales que se dispone en dos capas:
visceral (recubre los órganos y adopta su forma) y parietal (recubre la parte interna de las paredes del abdomen).
En el estómago, el peritoneo visceral adopta una disposición peculiar ya que recubre sus caras anterior y
posterior y desde sus extremos emite prolongaciones que fijan al estómago a otros órganos intrabdominales y
permiten la circulación de vasos y nervios a su través.
• Omento menor (Epiplon menor): se extiende desde la curvatura menor del estómago hasta el hilio
hepático. Sus principales componentes son el ligamento hepatogástrico y el hepatoduodenal.
• Omento mayor (Epiplon mayor): se origina en la parte inferior de la curvatura mayor y en el duodeno.
Por su interior discurren los vasos gastroomentales derecho e izquierdo. Se extiende hasta el colon
transverso al que sobrepasa por delante para formar una prolongación a modo de delantal que cubre
el intestino delgado hasta la pelvis (delantal de los epiplones). También presenta diversas
prolongaciones:
1. Ligamento gastro-esplénico que se extiende hasta el bazo.
2. Ligamento gastrofrénico hacia el diafragma.
3. Ligamento esplenorrenal
4. Ligamento prancreático esplénico
5. Ligamento esplenocólico
Relaciones.
Relaciones anteriores. Por su parte anterior, el estómago, se relaciona con el hígado por la derecha, las
costillas, apófisis xifoides y diafragma por la parte superior izquierda y con la pared abdominal por su parte
inferior izquierda.
Relaciones posteriores. Las relaciones posteriores del estómago tienen lugar por medio de un espacio virtual
que lo separa de las vísceras retroperitoneales (por debajo de la hoja parietal posterior del peritoneo) que recibe
la denominación de bolsa omental (transcavidad de los epiplones). A través de este espacio se relaciona con el
bazo, la glándula suprarrenal izquierda, el páncreas y el riñón izquierdo. Por detrás de la curvatura menor se
apoya sobre la Aorta y la Arteria celíaca.
Relaciones superiores. La parte superior del estómago, el fundus, se relaciona con el diafragma y el lóbulo
hepático izquierdo.
Relaciones inferiores. Se realizan por medio de la parte inferior de la curvatura mayor, queda apoyado sobre
el mesocolon y el colon transversos.
Vascularización.
Irrigación arterial.
La vascularización arterial del estómago tiene lugar mediante la formación de un círculo arterial anastomótico,
alrededor de sus dos curvaturas, constituido por arterias que proceden del tronco celíaco.
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La arteria celíaca (tronco celíaco) se origina como una rama impar de la aorta abdominal nada más atravesar
ésta el hiato aórtico. Da origen a tres ramas que intervienen en la irrigación de las estructuras digestivas
contenidas en la parte superior del abdomen (compartimento supramesocólico):
La arteria gástrica izquierda tras su origen en el tronco celíaco se dirige a la parte superior de la curvatura
menor e irriga la mayor parte de ésta hasta anastomosarse con la arteria gástrica derecha.
La arteria hepática común da origen a dos ramas por bifurcación: la arteria hepática propia y la arteria
gastroduodenal. La arteria hepática propia origina una pequeña rama, la arteria gástrica derecha o pilórica
que retrocede en su recorrido para buscar la vertiente pilórica de la curvatura menor y anastomosarse con la
arteria gástrica izquierda completando la línea anastomótica de la curvatura menor.
La arteria esplénica tras recorrer el borde superior del páncreas sigue una dirección transversal hacia el bazo.
A la altura de la curvatura mayor del estómago, emite una colateral que sigue la curvatura en dirección distal y
proximal, la arteria gastroepiploica o gastro-omental izquierda e irriga los dos tercios superiores de ésta
hasta anastomosarse con la arteria gastroepiploica derecha distalmente. En su trayecto por el borde superior
del páncreas hasta llegar al bazo, la arteria esplénica, emite de seis a ocho colaterales destinadas al fundus gástrico
conocidas como arterias gástricas cortas (vasos cortos).
La arteria gastroduodenal (originada en la hepática común por división) sigue un trayecto descendente por
detrás de la primera porción del duodeno y al llegar a la curvatura mayor del estómago emite la arteria
gastroepiploica o gastro-omental derecha que sigue la curvatura mayor hasta anastomosarse con la arteria
gastroepiploica izquierda y completar el círculo anastomótico de la curvatura mayor. Su relación con la primera
porción del duodeno explica la aparición de graves hemorragias procedentes de esta arteria en la patología
ulcerosa que afecta a la pared posterior de la primera porción del duodeno.
Las arterias gástricas en la mucosa no son terminales, se caracterizan por presentar numerosas anastomosis que
aseguran la circulación gástrica y facilitan la cicatrización de las suturas del estómago y permiten la cirugía de
resección gástrica con ligadura de los pedículos arteriales. De hecho, es posible ligar las cuatro arterias
principales del estómago sin que tenga lugar la necrosis gástrica. También, estos vasos pueden ser fuente de
importantes hemorragias en las erosiones de la mucosa gástrica.
El drenaje venoso del estómago tiene lugar por círculos venosos homólogos a los de las arterias, abocando su
desembocadura hacia la vena porta hepática. Esta vena recoge toda la sangre venosa del aparato digestivo y la
lleva hacia el hígado desde donde es vertida a la vena cava inferior. A nivel del fundus gástrico, el drenaje venoso
se dirige a las venas gástricas cortas, tributarias de la vena esplénica. Las venas gástricas presentan importantes
anastomosis en la región del cardias con venas esofágicas tributarias de la vena cava inferior (venas frénicas
inferiores) o de las venas ácigos y hemiácigos que drenan hacia la vena cava superior. En situaciones de
obstrucción o dificultad para el drenaje venoso portal, estas venas asumen el drenaje del estómago y pueden
ser fuente de dilataciones conocidas como varices esofágicas, origen de graves hemorragias, en ocasiones
incontrolables.
El conocimiento de la anatomía del drenaje linfático gástrico es de gran importancia en la cirugía de resección
gástrica por cáncer. Los linfáticos de originan en la submucosa y drenan a grupos de nódulos linfáticos que
siguen el trayecto de los vasos principales del estómago:
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• Ganglios de la curvatura menor: situados tanto a nivel del cardias como a todo lo largo de la curvatura
menor.
• Ganglios de la curvatura mayor: alrededor de las arterias gastroepiploicas y de la arteria gastroduodenal.
• Ganglios pilóricos.
Inervación.
El estómago se halla inervado por nervios autónomos que proceden de los nervios vagos (parasimpático) y de
elementos simpáticos. Desde el punto de vista anatómico recibe: ramas directas de los nervios vagos de tipo
parasimpático y; ramas nerviosas procedentes del plexo celíaco (solar), donde las fibras parasimpáticas y
simpáticas están mezcladas, éstas llegan al estómago siguiendo los trayectos de las diferentes arterias del
estómago.
Hígado.
Descripción.
El hígado es el órgano más voluminoso del cuerpo humano, pesa alrededor de 1500 gr. Se localiza en el interior
de la cavidad abdominal, por debajo del diafragma que lo separa de la cavidad torácica, ocupando la región
conocida como hipocondrio derecho y extendiéndose hacia el epigastrio y, en ocasiones hasta el hipocondrio
izquierdo.
Se trata de una glándula anexa al aparato digestivo que vierte al interior de éste un producto de secreción que
contribuye a la digestión y a la eliminación de productos de desecho: la bilis. Asimismo, actúa modificando
los productos extraídos por la digestión y que son transportados a su interior por un sistema vascular propio:
el sistema porta. Además, actúa como una glándula de secreción interna con múltiples funciones.
Dispone de irrigación propia a través de dos vías de aporte: la arteria hepática propia y la vena porta. La sangre
retorna a la circulación general a través de las venas hepáticas que drenan a la vena cava inferior.
Desde el punto de vista de su configuración externa se distinguen: dos caras y dos bordes.
• Cara diafragmática (cara anterosuperior): Se orienta hacia las partes anterior y superior del abdomen.
Está en contacto con el diafragma y por medio de éste con las costillas, el pericardio y la cavidad pleural
derecha. La presencia del ligamento falciforme del hígado la divide en dos partes: lóbulo derecho,
de mayor tamaño y lóbulo izquierdo. En su parte posterior, se identifica la parte superior de la vena
cava inferior antes de introducirse por el diafragma para desembocar en la aurícula derecha.
• Cara visceral (cara posteroinferior): Está orientada hacia abajo y atrás. Recibe la denominación de
visceral por su contacto con otros elementos del aparato digestivo a los que cubre, algunos de ellos
forman depresiones visibles en su superficie (impresión gástrica, esofágica, duodenal, cólica, renal y
suprarrenal). Presenta tres surcos dispuestos en forma de "H" (fosa de la vesícula biliar, fisura del
ligamento redondo y porta hepático) que delimitan cuatro lóbulos: lóbulo derecho, lóbulo izquierdo,
lóbulo cuadrado (anterior) y lóbulo caudado (posterior). En la parte central de esta cara se localiza
el hilio hepático (porta hepática) compuesto por: la arteria hepática propia, la vena porta y la vía
biliar principal. Asimismo, a la derecha del lóbulo cuadrado se halla una depresión sobre la que se
apoya la vesícula biliar (fosa de la vesícula biliar) y a la derecha del lóbulo caudado se halla la parte
inferior de la vena cava inferior.
• Borde anterior: Zona de unión de las caras diafragmática y visceral. Es palpable en el ser vivo, hecho
que tiene importancia en la exploración clínica del hígado. Normalmente no sobrepasa el reborde
costal.
• Borde posterior: Se amolda en su trayecto a la vena cava inferior, aorta y esófago.
Elementos de fijación.
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El hígado se halla, en su mayor parte, tapizado por el peritoneo. El peritoneo hepático mantiene la posición del
órgano mediante extensiones hacia el estómago, la pared abdominal y el diafragma. Estas extensiones forman
ligamentos peritoneales que constituyen los elementos de fijación del hígado.
• Ligamento falciforme. Conocido como ligamento suspensorio del hígado, conecta la cara
diafragmática de éste con la pared abdominal anterior y el diafragma. Su borde superior se fija al
diafragma y la pared abdominal, por su borde inferior se continúa hasta el ombligo formando el
ligamento redondo.
• Ligamento coronario. Sostiene la parte posterior de la cara diafragmática del hígado al diafragma. Se
extiende a ambos lados de la superficie diafragmática del hígado desde el ligamento falciforme y llega
incluso a sobrepasar lateralmente el hígado para formar dos expansiones laterales que se fijan en el
diafragma más allá de la superficie hepática, los ligamentos triangulares derecho e izquierdo.
• Omento menor (epiplón menor). Es el medio de fijación del hígado al estómago. Se origina como
una expansión del peritoneo gástrico en la curvatura menor y se prolonga hasta el hilio hepático sobre
el que se refleja para volver sobre el estómago formando parte del orificio de entrada a la bolsa omental
(foramen omental o de Winslow).
Relaciones.
Relaciones superiores.
Por su cara diafragmática, el hígado, se relaciona por arriba con el diafragma, la cavidad pleural derecha y el
pericardio y por delante con la pared abdominal, las costillas y la apófisis xifoides del esternón. En su parte
posterior se relaciona, a la derecha con la vena cava inferior a la que desembocan las venas hepáticas y, a la
izquierda con la aorta, la columna vertebral y el esófago.
Relaciones inferiores.
Las relaciones de su cara visceral se producen con las vísceras contenidas en el interior de la cavidad abdominal.
Estos elementos marcan unas depresiones en la cara visceral del hígado.
• A la derecha, el hígado se aplica sobre el ángulo hepático del colon, el duodeno y el riñón y glándula
suprarrenal derecha.
• A la izquierda se apoya sobre la porción superior del duodeno, colon transverso y estómago.
Vascularización.
El hígado presenta un sistema vascular especializado para sus funciones. Por ello recibe sangre arterial a través
de la arteria hepática propia y sangre venosa recogida de todas las vísceras abdominales a través de la vena porta
y posteriormente la sangre es vertida a la vena cava inferior por medio de las venas suprahepáticas. Esto divide
la vascularización hepática en dos elementos diferenciados: vascularización de aporte y vascularización de
retorno.
• Arteria hepática propia. Es la continuación de la arteria hepática común, siendo a su vez ésta
originada del tronco celíaco. Aporta sangre oxigenada al hígado, las vías biliares y al estómago. Al llegar
al hilio hepático se divide en dos ramas para cada uno de los lóbulos hepáticos: rama derecha y rama
izquierda. Tras iniciar su trayecto, se sitúa por delante de la vena porta hepática, a la izquierda de la vía
biliar principal. Emite como ramas colaterales la arteria gástrica derecha y la arteria cística
(frecuentemente procede de la rama derecha) que irriga la vesícula biliar. Sus ramas terminales siguen
las ramificaciones de la vena porta.
• Vena porta hepática. Aunque transporta sangre venosa, contribuye al aporte del 70% de la sangre
que llega al hígado. Da lugar a la formación del sistema porta hepático (divisiones de la vena porta en
sistemas capilares drenados por las venas hepáticas). La vena porta se origina por unión de la vena
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Se divide en diversas ramas que condicionan la división del parénquima en segmentos distintos que
reciben de forma separada una rama arterial, una portal y drenan a través de un conducto biliar
independiente. Inicialmente, la vena porta se divide en dos ramas, derecha e izquierda, que separan un
hígado derecho e izquierdo que no coinciden con la división anatómica superficial que delimita el
ligamento falciforme. La porción hepática izquierda comprende una división lateral (segmentos II y
III) y una división medial izquierda (segmento IV) que corresponde al lóbulo cuadrado. La porción
hepática derecha también presenta dos divisiones (medial y lateral). La división medial corresponde a
los segmentos V y VIII. La división lateral a los segmentos VI y VII. El segmento I corresponde al
lóbulo caudado y recibe ramas de ambas divisiones portales.
La vascularización de drenaje se produce a través de las venas hepáticas. Forman dos grupos diferentes:
• Grupo inferior: venas de pequeño calibre que desembocan directamente a la vena cava inferior desde
el lóbulo caudado (segmento I).
• Grupo superior: Drenan el resto del hígado mediante tres ramas: vena hepática izquierda, para el
lóbulo izquierdo; vena hepática intermedia, para el lóbulo cuadrado (segmento IV) y mitad medial del
lóbulo derecho; vena hepática derecha, que drena el resto del hígado derecho.
Inervación.
Los nervios del hígado provienen del vago izquierdo (tronco vagal anterior) y de la porción celíaca del plexo
celíaco.
Forman un plexo anterior alrededor de la arteria hepática común, que se prolonga con sus colaterales,
posteriormente envía colaterales que siguen los trayectos de las vías biliares. Asimismo, forma un plexo
posterior que penetra al hígado acompañando a la vena porta.
Vías biliares.
Generalidades.
La bilis, tras ser elaborada en el hígado, es excretada hacia el tubo digestivo por medio de los conductos biliares.
Estos conductos se forman inicialmente en el interior del hígado por confluencia de conductillos formados en
los espacios porta del hígado, que progresivamente van confluyendo hasta formar conductos de mayor calibre
que drenan la bilis de los segmentos hepáticos que se reúnen para formar dos conductos hepáticos derecho e
izquierdo. La posterior unión de éstos forma la vía biliar principal en el hilio hepático (conducto hepático
común). Finalmente, el conducto hepático común recibe el conducto cístico que drena la vesícula biliar y
juntos forman el conducto biliar principal, el colédoco, que conduce la bilis hasta la porción descendente del
duodeno.
Las vías biliares intrahepáticas siguen una distribución idéntica a las ramas de la vena porta y forman dos árboles
biliares diferenciados, derecho e izquierdo.
• El conducto hepático derecho se forma de los conductos segmentarios de los segmentos V, VI, VII y
VIII.
• El conducto hepático izquierdo se forma por la reunión de los conductos segmentarios de los
segmentos II, III y IV.
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• El lóbulo caudado es drenado por varios conductos de menor calibre tributarios de ambos conductos.
Los conductos hepáticos derecho e izquierdo emergen del interior del parénquima hepático al llegar al porta
hepático (hilio), en este punto comienzan las vías biliares extrahepáticas que comprenden: la vía biliar principal
y la vía biliar accesoria.
• Vía biliar principal. Se origina por la reunión de los conductos hepáticos derecho e izquierdo en el hilio
hepático, formando el conducto hepático común por delante de la vena porta y a la derecha de la arteria
hepática. Sigue un trayecto descendente y tras unirse con el conducto cístico, procedente de la vesícula
biliar, da lugar al colédoco (conducto hepático propio) que desciende por detrás del duodeno y la cabeza
del páncreas para, tras reunirse con el conducto pancreático y formar la ampolla hepatopancreática,
desemboca en la porción descendente del duodeno en la papila duodenal mayor. La vía biliar principal tiene
un diámetro promedio de 6 mm y una longitud de 8-10 cm.
• Vía biliar accesoria. Comprende la vesícula biliar y su conducto de drenaje, el conducto cístico.
Vesícula biliar: Es un reservorio de bilis que ocupa la fosa de la vesícula biliar en la cara visceral
del hígado, apoyada sobre el duodeno y el píloro. De 8-10 cm de longitud y 4-3 cm. de ancho, se
dirige hacia arriba, atrás y a la izquierda. Se divide en: fondo, cuerpo y cuello, éste último presenta
una dilatación más marcada conocida como infundíbulo de la vesícula (bolsa de Hartmann). La
vesícula biliar se apoya sobre el hígado presentando revestimiento peritoneal completo sólo en el
fondo. El peritoneo visceral del cuerpo y el cuello de la vesícula se fusiona con el hepático en su
parte superior, debiendo ser separado de éste durante la cirugía de la vesícula biliar
(colecistectomía).
La irrigación de las vías biliares procede de la arteria cística, generalmente rama de la arteria hepática derecha.
Su origen, trayecto y divisiones está sujeto frecuentemente a variaciones anatómicas. El conducto cístico forma
junto con el conducto hepático común y el borde inferior del hígado un triángulo anatómico utilizado como
referencia para la localización de esta arteria durante la cirugía (Triángulo hepatocístico o de Calot). El
colédoco también recibe irrigación de ramas de la arteria hepática propia de la pancreatoduodenal superior
posterior. El drenaje venoso tiene lugar a la vena porta.
Bazo.
Morfología.
El bazo es un órgano linfoideo intensamente vascularizado y drenado hacia el sistema porta. Se sitúa en el
hipocondrio izquierdo, por debajo del hemidiafragma izquierdo, detrás del estómago, medial a las costillas y
por encima del ángulo esplénico del colon. Mide de 11-13 cm. de longitud, 6-8 cm. de ancho y 3-4 cm. de
espesor. Pesa un promedio de 200 gr. Es de color rojizo, blando y muy friable.
Su forma es ovoidea en la que se distinguen tres caras (externa o diafragmática, anterointerna o gástrica y
posteromedial o renal); tres bordes (superior, inferior e interno) y dos polos (anterior y posterior)
Peritoneo.
El peritoneo que tapiza el bazo procede del estómago a través del ligamento (omento) gastroesplénico,
recubre toda su extensión hasta el hilio esplénico desde el que se continúa hacia el páncreas formando el
ligamento pancreático-esplénico. De estos elementos se desprenden ligamentos peritoneales que fijan al
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Relaciones.
La situación del bazo en la celda esplénica y sus relaciones de vecindad condicionan tanto su exploración clínica
como las consecuencias derivadas de su patología propia.
Por su cara externa (diafragmática), el bazo se relaciona directamente con el diafragma y por medio de éste con
la pleura y el pulmón izquierdos. Esta zona del bazo se halla en íntimo contacto con el área de las costillas 9ª-
11ª. Estas relaciones explican muchos aspectos de la patología esplénica.
Por su cara anteromedial (gástrica), corresponde a la cara posterior del estómago y transcavidad de los
epiplones. A este nivel se localiza el hilio esplénico.
Por su cara posteromedial (renal) está en contacto íntimo con el riñón y glándula suprarrenal izquierda.
Vasos y nervios.
La vascularización arterial proviene de la arteria esplénica (rama del tronco celíaco) que, tras seguir un trayecto
ondulado por el borde superior del cuerpo y cola del páncreas, penetra a través del hilio esplénico.
El drenaje venoso se produce a través de la vena esplénica que tras salir del hilio esplénico sigue la cara
posterior del cuerpo y la cola del páncreas para formar el tronco esplenomesentérico, por confluencia con la
vena mesentérica inferior y desembocar en la vena porta.
La inervación procede de ramas del plexo celíaco que siguen la arteria esplénica y sus ramas.
Duodeno-Páncreas
Morfología externa.
El duodeno es la parte más proximal del intestino delgado interpuesta entre el estómago y el yeyuno. Se
extiende desde el píloro hasta el ángulo (flexura) duodeno-yeyunal (ángulo de Treitz).
Se caracteriza por:
El páncreas es una glándula mixta que presenta unidos dos tipos de elementos: de secreción interna que
sintetiza hormonas vertidas al torrente circulatorio y; de secreción externa que vierte al duodeno el jugo
pancreático mediante un sistema excretor tubular propio. Se sitúa en el marco duodenal, manteniendo
estrechas relaciones con el estómago y el bazo
Estas dos estructuras se estudian en conjunto debido a sus conexiones anatómicas y a que su disposición hace
que compartan la vascularización y las relaciones con órganos vecinos, lo que condiciona las técnicas
quirúrgicas que se realizan sobre ellas implicando con frecuencia la resección de ambas para el tratamiento de
algunas enfermedades que en ocasiones afectan sólo a una de ellas. Esta disposición obedece a la evolución
del asa intestinal primitiva durante el desarrollo embrionario del aparato digestivo. Ambos son originados en
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la confluencia del intestino anterior y el medio y, por tanto, reciben irrigación sobre todo de los vasos
gastroduodenales y en menor medida de los vasos mesentéricos superiores.
Duodeno.
Tiene una forma de marco incompleto dispuesto alrededor de la cabeza del páncreas, abierto hacia arriba y a
la izquierda. Se distinguen cuatro porciones.
1. Porción superior: Tiene 2-3 cm. de longitud, se inicia en el píloro, a continuación del estómago y se
dirige hacia la derecha, hacia arriba y hacia atrás. En su origen presenta una prominencia denominada
bulbo duodenal.
2. Porción descendente: forma con la anterior un ángulo (flexura duodenal superior). Sigue un
trayecto descendente siguiendo el borde derecho del páncreas a la derecha de la columna vertebral.
Recibe los conductos biliar y pancreáticos.
3. Porción horizontal: se inicia en un ángulo de 90º con la segunda porción denominado flexura
duodenal inferior. Se dirige de derecha a izquierda, cruzando la columna vertebral por detrás de los
vasos mesentéricos superiores.
4. Porción ascendente: Se dirige hacia arriba y a la izquierda desde los vasos mesentéricos superiores,
finaliza en un ángulo sostenido por una formación fibromuscular (músculo suspensorio el duodeno)
que lo une al diafragma, la flexura duodenoyeyunal (ángulo de Treitz).
Páncreas.
La glándula pancreática tiene forma alargada de derecha hacia la izquierda, se sitúa en el espacio delimitado
por el duodeno y el bazo en la parte posterior del estómago. Se describen cuatro partes: cabeza, cuello,
cuerpo y cola.
1. Cabeza: Se halla enmarcada por el duodeno, especialmente sobre la porción descendente sobre la
que se aplica íntimamente por su borde lateral. En su parte inferior se incurva adoptando una forma
de gancho que se sitúa posterior a los vasos mesentéricos superiores: el proceso uncinado.
2. Cuello: Une la cabeza y el cuerpo.
3. Cuerpo: Se aparta de la cabeza hacia la izquierda y en dirección superior.
4. Cola: Prolongación del cuerpo hasta el hilio esplénico.
Constitución anatómica.
• Túnica mucosa que a nivel de la porción descendente presenta una zona característica para la
desembocadura de los conductos biliar y pancreático que recibe la denominación de ampolla
hepatopancreática, ésta protruye hacia la luz duodenal formando una prominencia denominada
papila duodenal mayor.
• Capa submucosa.
• Capa muscular o externa con dos partes: profunda, circular y superficial, longitudinal. Alrededor de la
ampolla hepatopancreática se organiza formando el esfínter muscular de la ampolla
hepatopancreática (Esfínter de Oddi, esfínter de la ampolla)
Todos estos elementos se hallan recubiertos por la membrana serosa de las vísceras digestivas, el peritoneo.
El páncreas está formado por dos tipos de tejidos diferentes, atendiendo a su diferente funcionalidad de
secreción. Asimismo, sus glándulas de secreción externa presentan un sistema excretor propio característico
cuyos conductos van confluyendo hasta formar dos conductos de secreción que desembocan al duodeno:
Conducto pancreático (de Wirsung): Se origina en la cola del páncreas y sigue el eje mayor del
cuerpo de la glándula para desembocar junto con el colédoco en la ampolla hepatopancreática en la
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papila duodenal mayor. Durante su trayecto recoge innumerables conductos que los abordan por
todas sus caras para drenar la cola, el cuerpo y la parte posterior de la cabeza.
Conducto pancreático accesorio (de Santorini): Drena la parte anterior de la cabeza del páncreas.
Finaliza en el duodeno 2-3 cm. por arriba de la del conducto principal formando la papila duodenal
menor.
Peritoneo.
El peritoneo del duodeno-páncreas se caracteriza por: estar cruzado en su parte anterior por el mesocolon
transverso; la ausencia de peritoneo posterior y la continuidad del peritoneo con el del bazo formando el
ligamento pancreático-esplénico.
Estas características hacen que el duodeno-páncreas, sea considerados órganos retroperitoneales, en los que el
peritoneo solo cubre su cara anterior. Esta disposición obedece a la fusión de la pared posterior del peritoneo
visceral del duodeno-páncreas con el peritoneo parietal durante el desarrollo embrionario del asa intestinal
primitiva. Característicamente esta posición es reversible durante la cirugía siendo posible despegar las dos
hojas peritoneales (Maniobra de Kocher), convirtiendo parcialmente a estas estructuras en intraperitoneales.
Relaciones.
Relaciones intrínsecas.
• Colédoco. Es el conducto biliar excretor principal que desemboca en la porción descendente del
duodeno, inicialmente se sitúa cruzando la cara posterior de la porción superior y la cara posterior del
páncreas para fusionarse con el conducto pancreático principal antes de su desembocadura común en
la ampolla hepatopancreática.
• Arteria gastroduodenal. En la parte posterior de la porción superior del duodeno.
• Vena porta y sus ramas. Se sitúan por detrás del cuello del páncreas al que cruzan desde su borde
inferior al superior. La vena esplénica sigue un trayecto transversal por la cara posterior del cuerpo y
la cola del páncreas hasta su desembocadura en la vena porta.
• Arteria esplénica. Sigue el borde superior del páncreas un trayecto ondulado característico.
• Vasos mesentéricos superiores. Cruzan por detrás cuerpo del páncreas, mediales a la vena porta y
por delante de la porción horizontal del duodeno.
Relaciones extrínsecas.
Tienen lugar por fuera de su celda peritoneal con los órganos vecinos.
Por delante se relacionan: con el colon y el mesocolon transversos que lo cruza diagonalmente desde la
segunda porción duodenal hasta la cola del páncreas. El hígado y la vesícula biliar se sitúan anteriores en la
parte derecha y supramesocólicos. El estómago por su parte izquierda.
Por la parte posterior están en contacto con: La vena cava inferior, la arteria aorta, el riñón derecho, la
columna vertebral y el riñón izquierdo.
Vascularización.
La irrigación arterial del duodeno-páncreas tiene lugar por ramas que proceden del tronco celíaco (arteria
gastroduodenal) y de la arteria mesentérica superior. El páncreas asimismo recibe ramas de la arteria esplénica
en el cuerpo y la cola.
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Estos vasos se distribuyen formando las arcadas pancreatoduodenales anterior y posterior. El arco
pancreático-duodenal anterior une las ramas pancreatodudoenales superior anterior (procedente de la
gastroduodenal) y inferior anterior (originada en la mesentérica superior). El arco pancreático duodenal
posterior anastomosa las ramas pancreatoduodenales superior posterior (gastroduodenal) y inferior posterior
(mesentérica superior). El cuerpo y la cola del páncreas reciben arterias independientes procedentes de la
arteria esplénica: arteria pancreática dorsal, arteria pancreática inferior y arteria pancreática mayor.
El drenaje venoso tiene lugar por venas satélites de las arterias tributarias que confluyen en arcos venos
pancreatoduodenales semejantes a los arteriales que desembocan en la vena mesentérica superior y en la vena
esplénica para posteriormente verter su contenido a la vena porta.
Inervación.
Los nervios del duodeno proceden del plexo celíaco y siguen un trayecto perivascular. El páncreas recibe
nervios del plexo celíaco y del mesentérico superior. La sensibilidad del páncreas es recogida por nervios
simpáticos (nervios esplácnicos).
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Estos vasos se distribuyen formando las arcadas pancreatoduodenales anterior y posterior. El arco
pancreático-duodenal anterior une las ramas pancreatodudoenales superior anterior (procedente de la
gastroduodenal) y inferior anterior (originada en la mesentérica superior). El arco pancreático duodenal
posterior anastomosa las ramas pancreatoduodenales superior posterior (gastroduodenal) y inferior posterior
(mesentérica superior). El cuerpo y la cola del páncreas reciben arterias independientes procedentes de la
arteria esplénica: arteria pancreática dorsal, arteria pancreática inferior y arteria pancreática mayor.
El drenaje venoso tiene lugar por venas satélites de las arterias tributarias que confluyen en arcos venos
pancreatoduodenales semejantes a los arteriales que desembocan en la vena mesentérica superior y en la vena
esplénica para posteriormente verter su contenido a la vena porta.
Inervación.
Los nervios del duodeno proceden del plexo celíaco y siguen un trayecto perivascular. El páncreas recibe
nervios del plexo celíaco y del mesentérico superior. La sensibilidad del páncreas es recogida por nervios
simpáticos (nervios esplácnicos).
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