Actividad 5 2021

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SECUNDARIA 36

COMUNICACIÓN Y CULTURAS DEL CONSUMO

ACTIVIDAD: CONSUMISMO
Luego de leer el texto realizá las siguientes consignas:
1-¿Cuáles son los problemas surgidos a partir del CONSUMISMO que plantea el
texto?
2-¿Qué está pasando con las selvas o bosques tropicales indispensables para el
desarrollo de la vida?
3-¿Cuáles son las SOLUCIONES -que tenemos que tomar en forma individual o
colectiva- para tratar de evitar el colapso de nuestro planeta?
4-Para pensar y razonar. Las publicidades en los medios masivos de comunicación
y redes sociales ¿contribuyen o no a fomentar el CONSUMISMO? Desarrollá tu
opinión sobre el tema (4 o 5 renglones mínimo)
El problema

El consumo de productos, servicios y bienes es un hecho habitual.


Pero nuestra sociedad está envuelta, más que en el consumo, en el
“consumismo” o sobreconsumo que nos empuja a adquirir más y más
cosas. Esta tendencia, de la que depende en gran medida el actual
sistema económico, tiene graves consecuencias para la salud del
planeta y la nuestra. Cada vez son más evidentes los impactos
debidos al cambio climático y la pérdida de biodiversidad y el consumo
aparece como un elemento recurrente en la crisis actual. Existe la
necesidad urgente de cambiar la manera en la que consumimos.

En ocasiones somos parte de la problemática ocasionada por el


consumismo, porque carecemos de la información necesaria para ser
capaces de sopesar los impactos que nuestro consumo tiene en el
medioambiente. Plásticos, consumo de alimentos, la ropa que
vestimos el uso de la tecnología o la forma en la que
nos desplazamos. Todas son piezas que suman a un consumismo
que está degradando el medio natural.

El resultado está a la vista. En la UE y en España casi el 40% de los


plásticos que se producen son envases, en su mayoría de un solo uso:
bolsas, botellas, envoltorios, vasos…, de los que solo se recicla el
30% (en los cálculos más optimistas). El resultado es que a nivel
global hasta 12 millones de toneladas de plástico llegan a los océanos,
y ya se han observado más de 1.300 especies marinas afectadas. El
consumo de alimentos provenientes de la agricultura y ganadería
industrial también tiene graves implicaciones. La ganadería es la
responsable de la emisión del 14% de los Gases de Efecto
Invernadero. Además, el modelo de ganadería industrial, se rige por la
obtención de beneficios rápidos, que también significa talar bosques
para producir piensos y pastos para engordar rápidamente al ganado.
Se prevé que el consumo mundial de carne aumente en más de un
75% en 2050, unas cifras insostenibles para el planeta. Al mismo
tiempo, el consumo de pescado está creciendo a un ritmo mayor que
la tasa de población mundial. Los océanos continúan siendo
explotados de forma desenfrenada y los stocks pesqueros se
encuentran bajo una enorme presión. Ante esta crisis cada vez son
más las personas interesadas en demandar que el pescado que
compran sea sostenible y que no esté involucrado en actividades
ilegales. También tienen graves efectos sobre el planeta las prácticas
llevadas a cabo por la industria tecnológica que, con su
obsolescencia programada, promueve la sustitución frente a la
reparación, ocasionando el agotamiento de los recursos naturales y
toneladas de residuos peligrosos.

El impacto de la ropa con la que nos vestimos a diario es cada vez


mayor en la salud del planeta. Cada año se fabrican 100 mil millones
de prendas de ropa. De media, cada persona compra un 60% más de
artículos de vestir que hace 15 años y los conserva la mitad de tiempo.
La moda rápida o “fast fashion” ha convertido la ropa en objetos de
usar y tirar, generando un grave problema de uso de materias primas
y de generación de residuos. Las garras del consumismo atacan a
todos los entornos y sectores, desde el papel a los cosméticos
pasando por la industria alimentaria, con graves consecuencias para,
por ejemplo, los “pulmones” del planeta: las selvas tropicales de
Indonesia, la Amazonia o los bosques boreales que están siendo
arrasados para la producción papelera, de soja, aceite de palma,
pañuelos o papel higiénico; de ahí que sea crucial contrarrestar esta
destrucción con una mentalidad sostenible, libre del consumo de los
productos procedentes de las industrias que acaban con el patrimonio
natural mundial, regional y local.

La solución

El ser humano necesitará tres planetas para abastecer el ritmo


actual de consumo, sobre todo porque se prevé un crecimiento
demográfico para 2050 que nos situará en 9.600 millones de
personas. Simplemente no es posible soportar este nivel de
producción, consumo y su contaminación asociada porque vivimos en
un planeta con recursos finitos. Por ello, hemos de cambiar nuestros
patrones de consumo para revertir hábitos inadecuados y poco
sostenibles.
Las cifras hablan por sí solas. El uso medio de una bolsa de
plástico es de 15 minutos mientras que tarda cientos de años en
degradarse y así pasa con casi todos los productos de un solo uso,
como las bolsas, las botellas o las pajitas. No sólo es cuestión de
reutilizar y reciclar, sino de reducir su consumo y buscar alternativas.
Una bolsa de tela, o una botella rellenable son alternativas para evitar
estos plásticos de un solo uso. Los gobiernos y las empresas también
tienen que liderar una eliminación de éste tipo de envases,
promocionar el sistema de retorno de envases, y tomar iniciativas
valientes que eviten la generación de este tipo de residuos en primer
lugar. El consumo de alimentos, entre ellos la carne, ha aumentado
la ganadería industrial convirtiendo nuestro país en el tercer mayor
exportador de porcino del mundo. El creciente aumento de
instalaciones industriales no es una buena noticia. Hay que potenciar y
premiar las iniciativas ecológicas y/o locales y una dieta mediterránea
que reduzca el consumo de carne y apueste por una mayor calidad.
Con el pescado lo que tenemos que hacer es apostar por un pescado
sostenible, local y de temporada y mirar bien las etiquetas que deben
ser claras y darnos toda la información necesaria sobre cómo se ha
pescado y dónde. Los gobiernos deben apostar por una pesca
sostenible como futuro para los océanos y para las comunidades
pesqueras.

Tenemos que dejar de comprar compulsivamente y abandonar el


modelo de ropa de usar y tirar. Si conservas tu ropa uno o dos años
estarás reduciendo tus emisiones de CO2 en un 24%. No solo
ahorraremos dinero, también agua y materias primas. Evitamos que
los químicos y los pesticidas dañen los ríos, el suelo y la vida silvestre
y estaremos recortando el uso de combustibles fósiles y la carga de la
industria textil en el planeta.

Diseños alejados de la reparabilidad, baterías no reemplazables,


herramientas no estándar o incapacidad de acceder a manuales de
reparación o piezas de repuesto son las dificultades que encuentra a
menudo el consumidor, y las bases sobre las que Greenpeace
demanda al sector de las tecnologías el diseño de productos que
puedan ser reparados o actualizados con mayor facilidad y que
ofrezcan un soporte post-venta adecuado.

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