Las Indulgencias

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INSTITUTO CATOLICO SALECIANO SAN JUAN BOSCO

ALEGRIA, ESTUDIO Y PIEDAD

ASIGNATURA:

ORIENTACION ESPIRITUAL

GRADO: SEPTIMO

TEMA DE LA INVESTIGACION:

"INDULGENCIAS"

PRECENTADO POR:

LUCIA BELEN RUBIO SUAZO

FACILITADOR DE LA CLESE:

MAX ALEJANDRO FLORES

SIGUATEPEQUE COMAYAGUA AÑO 2024


INDICE

INTRODUCCION:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::2

INDULGENCIAS::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::3-6

CONCLUSIONES ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::7

COMENTARIO :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::8

ANEXOS ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::9

BIBLIOGRAFIA ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::10

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INTRODUCCIÓN

Al comienzo de este informe cuadno se me dio el tema Las Indulgencias n entendia la


palabra pero a medida investigue aprendí que las indulgencias es una gracia o favor que
se vincula al cumplimiento de una acción piadosa: el rezo de alguna oración, la visita a un
santuario o a otro lugar sagrado, etc. También al oír la palabra “indulgencias” vienen a
nuestra memoria las disputas entre Lutero y la Iglesia de Roma, y las críticas subsiguientes
de los otros reformadores del siglo XVI.
ero, ¿qué son las indulgencias? La etimología latina de la palabra puede ayudarnos a
situarnos en una pista correcta. El verbo “indulgeo” significa “ser indulgente” y también
“conceder”. La indulgencia es, pues, algo que se nos concede, benignamente, en nuestro
favor.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos proporciona, con palabras de Pablo VI, una
definición más precisa: “La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por
los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo
determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como
administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las
satisfacciones de Cristo y de los santos” (Catecismo, 1471).

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LAS INDULGENCIAS

La palabra Indulgencia proviene del latín indulgeo, que significa “ser indulgente” y
“conceder”. Por tanto, la indulgencia es algo que se concede en favor nuestro. En palabras
de la Iglesia Católica, la definición que se da de indulgencia es “la remisión ante Dios de la
pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y
cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como
administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las
satisfacciones de Cristo y de los santos”.

Según el catolicismo, todo pecado tiene un castigo. Sin embargo, estos pecados pueden ser
perdonados gracias a la confesión con el sacerdote. Si la persona muere sin haber sido
perdonados los pecados, tendrá que pagarlos en el Purgatorio para poder ir al Cielo. Una de
las formas de pagar era mediante las indulgencias. Estas han existido desde que existe la
religión, pero durante el bajo medievo cambió. Los fieles con familiares fallecidos
comenzaron a pagar dinero por estas indulgencias para ayudar a sus seres queridos a salir lo
antes posible del Purgatorio y alcanzar una mejor vida. Posteriormente, las indulgencias
también comenzaron a ser utilizadas para saltarse algunas normas, como por ejemplo,
comer carne durante la cuaresma. Con todo esto, la Iglesia se enriqueció mucho, utilizando
las riquezas obtenidas para financiar la construcción de catedrales y monasterios. El pago
por las indulgencias tiene su origen en el Papa, quien exigió a Alberto (arzobispo de
Maguncia y Primado de Alemania) una suma demasiado elevada de dinero, que este era
incapaz de pagar. Ante esto el Papa autorizó la venta de indulgencias, lo que llevó a la
posterior ruptura de la Iglesia y en definitiva, llevó a la Iglesia a jugar con la fe y el miedo
de no ir al Cielo que sentían las poblaciones para conseguir el dinero que necesitaban.

¿Qué son las indulgencias?

La indulgencia consiste en una forma de perdón que el fiel obtiene en relación con sus
pecados por la mediación de la Iglesia.

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Seguramente hemos oído la palabra “indulgencias”, entendiendo por tal una especie de
gracia o favor que se vincula al cumplimiento de una acción piadosa: el rezo de alguna
oración, la visita a un santuario o a otro lugar sagrado, etc. También al oír la palabra
“indulgencias” vienen a nuestra memoria las disputas entre Lutero y la Iglesia de Roma, y
las críticas subsiguientes de los otros reformadores del siglo XVI.

Pero, ¿qué son las indulgencias? La etimología latina de la palabra puede ayudarnos a
situarnos en una pista correcta. El verbo “indulgeo” significa “ser indulgente” y también
“conceder”. La indulgencia es, pues, algo que se nos concede, benignamente, en nuestro
favor.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos proporciona, con palabras de Pablo VI, una
definición más precisa: “La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por
los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo
determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como
administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las
satisfacciones de Cristo y de los santos” (Catecismo, 1471).

La definición, exacta y densa, relaciona tres realidades: la remisión o el perdón, el pecado,


y la Iglesia. La indulgencia consiste en una forma de perdón que el fiel obtiene en relación
con sus pecados por la mediación de la Iglesia.

¿Qué es lo que se perdona con la indulgencia? No se perdonan los pecados, ya que el medio
ordinario mediante el cual el fiel recibe de Dios el perdón de sus pecados es el sacramento
de la penitencia (cf Catecismo, 1486). Pero, según la doctrina católica, el pecado entraña
una doble consecuencia: lleva consigo una “pena eterna” y una “pena temporal”. ¿Qué es la
pena eterna? Es la privación de la comunión con Dios. El que peca mortalmente pierde la
amistad con Dios, privándose, si no se arrepiente y acude al sacramento de la penitencia, de
la unión con Él para siempre.

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Pero aunque el perdón del pecado por el sacramento de la Penitencia entraña la remisión de
la pena eterna, subsiste aún la llamada “pena temporal”. La pena temporal es el sufrimiento
que comporta la purificación del desorden introducido en el hombre por el pecado. Esta
pena ha de purgarse en esta vida o en la otra (en el purgatorio), para que el fiel cristiano
quede libre de los rastros que el pecado ha dejado en su vida.

Podemos poner una comparación. Imaginemos una intervención quirúrgica: un trasplante


de corazón, por ejemplo. El nuevo corazón salva la vida del paciente. Se ve así liberado el
enfermo de una muerte segura. Pero, cuando ya la operación ha concluido exitosamente, e
incluso cuando está ya fuera de peligro, subsiste la necesidad de una total recuperación. Es
preciso sanar las heridas que el mal funcionamiento del corazón anterior y la misma
intervención han causado en el organismo. Pues de igual modo, el pecador que ha sido
perdonado de sus culpas, aunque está salvado; es decir, liberado de la pena eterna merecida
por sus pecados, tiene aún que reestablecerse por completo, sanando las consecuencias del
pecado; es decir, purificando las penas temporales merecidas por él.

La indulgencia es como un indulto, un perdón gratuito, de estas penas temporales. Es como


si, tras la intervención quirúrgica y el trasplante del nuevo corazón, se cerrasen de pronto
todas las heridas y el paciente se recuperase de una manera rápida y sencilla, ayudado por
el cariño de quienes lo cuidan, la atención esmerada que recibe y la eficacia curativa de las
medicinas.

La Iglesia no es la autora, pero sí la mediadora del perdón. Del perdón de los pecados y del
perdón de las penas temporales que entrañan los pecados. Por el sacramento de la
Penitencia, la Iglesia sirve de mediadora a Cristo el Señor que dice al penitente: “Yo te
absuelvo de tus pecados”. Con la concesión de indulgencias, la Iglesia reparte entre los
fieles la medicina eficaz de los méritos de Cristo nuestro Señor, ofrecidos por la
humanidad. Y en ese tesoro precioso de los méritos de Cristo están incluidos también,
porque el Señor los posibilita y hace suyos, las buenas obras de la Virgen Santísima y de

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los santos. Ellos, los santos, son los enfermeros que vuelcan sus cuidados en el hombre
dañado por el pecado, para que pueda recuperarse pronto de las marcas dejadas por las
heridas.

¿Tiene sentido hablar hoy de las indulgencias? Claro que sí, porque tiene sentido proclamar
las maravillas del amor de Dios manifestado en Cristo que acoge a cada hombre, por el
ministerio de la Iglesia, para decirle, como le dijo al paralítico: “Tus pecados están
perdonados, coge tu camilla y echa a andar”. Él no sólo perdona nuestras culpas, sino que
también, a través de su Iglesia, difunde sobre nuestras heridas el bálsamo curativo de sus
méritos infinitos y la desbordante caridad de los santos.

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Conclusiones

 La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya

perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo

determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como

administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las

satisfacciones de Cristo y de los santos.

 Las indulgencias están relacionadas con la confesión, los pecados, la redención

y la comunión de los santos.

 Una persona que comete un pecado adquiere obviamente la condición de

pecador, se aleja del Señor y queda más inclinado al mal. Además, la justicia

reclama una reparación, llamada también pena, expiación o penitencia.

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Comentario

La confesión borra la culpa del pecado, -la condición actual de pecador-, y también perdona
parte de la penitencia que debía realizarse, aunque queda en el alma una señal o cualidad de
que ha sido pecador y debe repararlo. Esto que falta por expiar se purifica mediante los
sufrimientos y buenas obras de esta vida, con las penas del purgatorio, y mediante las
indulgencias. Indulgencia es la supresión de la pena debida por los pecados que la Iglesia
otorga a quien realice determinadas acciones.

Las indulgencias siempre son aplicables o a sí mismos o a las almas de los difuntos, pero no
son aplicables a otras personas vivas en la tierra. Algunas indulgencias sólo pueden
aplicarse a los difuntos; por ejemplo, rezando por ellos en un cementerio se consigue una
indulgencia parcial, que será plenaria si se hace los días 1 al 8 de noviembre (una cada día).

Para obtener una Indulgencia Plena se requiere:

Cumplir una peregrinación con la intención de recibir una indulgencia. Estar en gracia de
Dios antes de hacer su peregrinación. Tener intención al menos general de ganar la
indulgencia. Sólo se puede ganar una indulgencia plenaria cada día. Tener la disposición
interior de un desapego total del pecado, incluso venial. Confesarse, al menos veinte días
antes o después de realizar la acción premiada (sin olvidar que hay que estar en gracia de
Dios antes de acabar la acción). Una misma confesión puede servir para ganar varias
indulgencias plenarias. Comulgar, en ese mismo periodo de tiempo. Rezar por las
intenciones del Papa, un Padrenuestro y un Avemaría, u otras oraciones. Debe hacerse
también en esos días.

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Anexos

9
BIBLIOGRAFIA

https://es.catholic.net/op/articulos/15583/qu-son-las-indulgencias.html#modal

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