Mujeres 01
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Mujeres de
influencia
El legado de una vida virtuosa
NASHVILLE, TN
Mujeres de influencia: El legado de una vida virtuosa
Las citas bíblicas marcadas NTV se tomaron de la Santa Biblia, Nueva Traducción
Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Usado con permiso de Tyndale
House Publishers, Inc., 351 Executive Dr., Carol Stream, IL 60188,
Estados Unidos de América. Todos los derechos reservados.
Las citas bíblicas marcadas NBLA se tomaron de Nueva Biblia de las Américas
(NBLA), Copyright © 2005 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso.
ISBN: 978-1-0877-5631-8
Introducción.................................................................. 1
Catherine Scheraldi
Conclusión.................................................................................. 165
E
n nuestro libro, queremos buscar dónde encajan las cris-
tianas en el liderazgo eclesiástico. Hay muchas y diferen-
tes opiniones, pero la meta de nuestro libro es buscar la
opinión de Dios, no la nuestra. Este tema es uno que debemos
estudiar en profundidad, porque algunos de los conceptos son
abstractos y, a menos que los busquemos, podemos pasarlos
por alto. Para entenderlo mejor, es esencial que compilemos lo
que está escrito en la Biblia, aquello que los personajes bíblicos
hicieron o no hicieron, cómo fue visto por aquellos alrededor
y, aún más importante, por Dios. Finalmente, es vital buscar
el hilo conductor para llegar a la enseñanza correcta. Esto es
justamente lo que hicimos para llegar a nuestras conclusiones.
Antes de comenzar con el primer capítulo, debemos defi-
nir: ¿qué es el liderazgo? Es una posición dada por Dios para
influenciar o servir a otros, para que Dios pueda cumplir Sus
metas en y a través de ellos (Ef. 2:10). Si nos estamos refiriendo
a las mujeres, será con relación a otras mujeres y a los niños. El
primer principio que debemos recordar es que somos siervas y
Jesucristo es nuestro modelo. Algunas de las mentiras que trae-
mos del mundo es que el liderazgo es una forma de reconoci-
miento, una especie de logro, o el camino hacia el privilegio; ser
que el del Antiguo era un juez, mientras que el Dios del Nuevo
está lleno de gracia y amor. Al estudiar el Antiguo Testamento,
vemos que el hombre cayó tan temprano en la historia como
en Génesis 3, y luego vemos a Dios esperando durante genera-
ciones a los judíos, amándolos, enseñándolos, disciplinándolos,
rescatándolos y perdonándolos por miles de años. Y, a pesar de
que la mayoría nunca lo obedeció, Él mandó a Su Hijo a morir
por sus pecados. Y la historia con ellos no se ha terminado,
porque vemos que en Romanos 11:25‑27, llegará el día cuando
ellos verán la verdad, y entrarán en el pacto. Y si evaluamos el
Nuevo Testamento, tampoco es todo amor y libre de juicio.
Solamente uno tiene que leer el libro de Apocalipsis para ver que
Su justicia será ejecutada en un día futuro. Estos tipos de errores
ocurren cuando leemos sin conectar los acontecimientos con el
resto de lo que está escrito para completar nuestra comprensión.
Para hacerlo más practico, al comenzar a estudiar, primero
es esencial buscar lo que el autor original quería decir antes de
aplicarlo a nuestra vida actual. Al estudiar cada libro individual-
mente, es necesario buscar la enseñanza principal y, después de
entender esta información, evaluar los principios globalmente.
Por ejemplo, primero debemos observar y entender lo que un
versículo nos dice. Luego, evaluar cómo este versículo encaja
en lo que estaba escrito justo antes y después, para ponerlo en
el contexto en el cual estaba escrito. Después buscamos cómo
la enseñanza encaja en el capítulo y luego en el libro entero.
Cuando tenemos el principio clave, lo conectamos con el resto
de la Biblia. Después de todo esto, podemos comenzar a apli-
carlo a nuestras vidas. En resumen, cuando ya tenemos los
Catherine Scheraldi
P
ara comenzar este capitulo, creo que es importante que
reconozcamos que muchas de las ideas que tenemos
sobre el rol de la mujer en la iglesia han sido influen-
ciadas por la cultura en la que vivimos. El problema comienza
en que cada una de nosotras entra en el cristianismo con ideas
erradas, ideas dictadas por el mundo, y creemos que tene-
mos la razón. Esto es complicado porque tenemos corazones
engañosos (Jer. 17:9), nuestros deseos son contra el Espíritu
(Gál. 5:17) y nuestra mente tenía y todavía tiene áreas que
están entenebrecidas (Ef. 4:18), porque Satanás ha cegado el
entendimiento de los incrédulos (2 Cor. 4:4). Por esto Pablo
nos recuerda que debemos transformar nuestras mentes para
conocer la buena voluntad de Dios (Rom. 12:2).
Pero antes de comenzar, reconozco que es posible que algu-
nas que leen este libro tengan sus propias ideas, y nuestra
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