Jóvenes en La Encrucijada Contemporánea en Busca de Un Relato de Futuro

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Fotografía: Intervención sobre imagen de kenymatic (CC BY) e ilustración de Power Azamar

10 Número especial, otoño 2013


C u l t u r a s j u v e n i l e s e m e r g e n t e s

J óvenes en la encrucijada
contemporánea:
en busca de un relato de futuro
Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura / 6-9 de febrero de 2013

Rossana Reguillo
Profesora e investigadora. Licenciada y maestra en comunicación por el iteso. Doctora en
ciencias sociales con especialidad en antropología social, en el doctorado interinstitucional
del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (ciesas) y la
Universidad de Guadalajara, México.

“Hasta aquí, todo va bien”


El Odio (Mathie Kassovitz, 1995)

La pregunta por los jóvenes hoy adquiere un carácter de urgencia por diversas
razones. Los datos y los indicadores a mano dan cuenta de un complejo, doloroso
y difícil horizonte para millones de ellos que deben lidiar con un sistema que los
excluye, los criminaliza y se muestra torpe, autoritario, pero fundamentalmente
ciego, sordo y mudo ante lo que significa ser joven en esta sociedad sacudida por
recurrentes crisis.
¿Qué significa ser joven hoy? ¿Cuáles son los territorios, los deseos, los miedos,
las apuestas, las alianzas, las prácticas en las que se despliegan los anhelos de los
jóvenes? ¿Cómo aproximarse a una comprensión –respetuosa– de los universos en
los que emergen nuevas culturas organizativas, comunicativas, políticas, a través
de las cuales millones de jóvenes buscan incorporarse de formas alternas a las que
les propone un sistema injusto e inequitativo? ¿Cómo comprender sus prácticas,
sus cuerpos, sus músicas, sus lenguajes?
A partir de la última década del siglo xx, se produjo un giro radical (al princi-
pio, de manera silenciosa y casi imperceptible) en las expresiones y culturas juve-
niles: el llamado “ajuste estructural” en diferentes países del orbe, que para efectos
prácticos significó el adelgazamiento del Estado y lo que llamo “minimalismo” de
las políticas sociales; la aceleración de la tecnología que favoreció una rápida globa-
lización cultural, y el creciente poder del mercado con su oferta ilimitada de iden-
tidades, que colocó como valor fundamental el consumo. Estos tres procesos han
tenido un impacto profundo en las biografías, trayectorias y prácticas juveniles.
Erosionados los principios rectores de la incorporación y participación que la
modernidad privilegió, como la escuela (trampolín hacia la vida productiva) y el
trabajo (mediación no sólo para la sobrevivencia sino para la afirmación del sujeto)
y cuestionada –al extremo–, la política como espacio para la negociación y el pacto
social, los jóvenes se convirtieron en protagonistas del cambio social, y para bien y
para mal, han reconfigurado la sociedad que conocemos.
Puede decirse que los jóvenes se adelantaron “al futuro” y anticiparon estra-
tegias y tácticas para enfrentar y resolver, con los recursos a mano, las enormes
dificultades para una inserción posible en un mundo experimentado y percibido
como carente de relatos e instituciones confiables.
La narrativa y la experiencia del presente se abrió paso de una manera vigorosa
entre innumerables colectivos y grupos de identidad juveniles, como una forma
de dotar a la incertidumbre, el desamparo, desarraigo y temores frente a un futuro
expropiado, de una fuerza y poder articulador; un presente o, mejor, presentismo,
donde los lazos afectivos y el sentido depositado en el día a día, venían a suplir la

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ausencia de lugar, y la experiencia cotidiana para mu- opciones que constituye, por ejemplo, el inerme ejército
chas y muchos jóvenes de ser redundantes, de no caber, de migrantes.
de estorbar, de ser incómodos. b) El circuito de los “asimilados” a los llamados merca-
El futuro dejó de ser una palabra significativa, se dos flexibles, que caminan los jóvenes que han asumido
convirtió en un lujo, en una palabra borrada en los las condiciones del mercado y que aceptan las lógicas y
sociolectos juveniles. Las instituciones, la sociedad, mecanismos a su alcance para incorporarse, con dificulta-
los medios de comunicación, las madres y los padres, las des, a las dimensiones productivas de la sociedad. Jóvenes,
y los maestros, continuaron, pese a las evidencias del por ejemplo, que aceptan el llamado 3d job (dirty,
colapso social, en su obstinada venta de “futuros” como dangerous and deamining: sucio, peligroso, denigrante).
mercancía de cambio para negociar con esos jóvenes c) Un tercer circuito, nada desestimable, es el que
cuyas miradas y preguntas escapaban y escapan a las recorren los jóvenes que han decidido hacer una opción
capacidades instaladas y a la escucha de las instituciones, por el narcotráfico, la violencia, el crimen organizado,
que, les dijeron, estaban para ellas y ellos. Silencio o como formas de acceso y afirmación social. El circuito
estruendo ha sido la constante en estos años en los que de la paralegalidad. En el México de hoy, por ejemplo,
los jóvenes emergen como un espejo retrovisor, como estos jóvenes han incorporado a su vocabulario la pala-
un síntoma del malestar social, como actores y protago- bra “sicariar”, que nombra –sin nombrar– el trabajo de
nistas del devenir de la sociedad. un sicario: matar.
d) El circuito de los “incorporados”, en el que se mue-
Diversidad y diferencias desiguales ven jóvenes que gozan –aún– de garantías sociales y
formas de inserción laboral y educativa dignas.
Los jóvenes no constituyen un todo homogéneo, ni e) Y finalmente, un circuito de jóvenes en zonas de pri-
una categoría universal, por mucho que compartan la vilegio, conectados al mundo, con amplio capital social
experiencia en un mundo globalizado que amplía las y cultural.
ofertas al tiempo que achica las posibilidades de ac-
ceso. La comprensión de los universos juveniles, me Insisto en que este no es un esquema “puro”, ni una
parece, debe partir del reconocimiento de la tensión tipología de los jóvenes, sino un recurso para mantener en
que opera esta paradoja: más y mejores medios para la tensión analítica la heterogeneidad cultural de los univer-
comunicación, dispositivos tecnológicos cada vez más sos juveniles con la desigualdad estructural. Es decir, no es
poderosos, “disponibilidad” de enormes recursos para lo mismo ser un joven punk que va a la universidad por
la información y el conocimiento, aunados al empo- muchas críticas que tenga, o experimente la misma incer-
brecimiento creciente de numerosas zonas del planeta, tidumbre que sus pares frente al futuro, que ser una joven
agravamiento de las condiciones de exclusión, a las que punk migrante salvadoreña que no cupo en su país. La
se suma la eufemísticamente llamada “brecha digital”, complejidad de las formas identitarias en los jóvenes no
que condena a millones de jóvenes a nuevas formas de puede dejar de lado la dimensión de los anclajes estructu-
“analfabetismo” comunicacional y social. rales. Toda diferencia es una diferencia situada.
Por esto es fundamental partir de la diversidad de Sin embargo es fundamental asumir que el cansan-
los mundos juveniles, para comprender las estrategias, cio y el desencanto juvenil frente a las instituciones, los
condiciones, contextos y formaciones socioculturales problemas que enfrentan, desborda el problema “cuan-
en los que los sujetos experimentan y viven su condi- titativo” de la carencia de espacios o accesos. Aunque
ción de jóvenes. Más que intentar una tipología de los los datos son alarmantes, considero que pensar los
jóvenes en la sociedad contemporánea, me interesa co- problemas de los jóvenes exclusivamente en términos
locar un esquema con el que he venido trabajando los de exclusión o marginación de carácter económico,
últimos años, para no perder de vista la relación del estructural, al margen del análisis cultural, pospone
contexto con las expresiones diferenciadas de las y los o aleja la posibilidad de someter a crítica reflexiva un
jóvenes. Así, planteo que hay cinco circuitos (no está- “proyecto” que no parece capaz de resistir más tiempo.
ticos) que dan concreción tanto a la condición como a Intentaré ahora situarme en los territorios juveniles
las culturas juveniles, según su lejanía o mayor cercanía para marcar cuatro procesos que atraviesan la condi-
con los procesos de incorporación social. ción juvenil contemporánea: violencias, migración,
tecnologías y activismo; que interrogaré a su vez con
a) El circuito de los “inviables”, por el que transitan dos cuestiones que, a mi juicio son claves para aproxi-
jóvenes que carecen de cualquier tipo de inserción so- marse a una comprensión profunda de las y los jóvenes:
cial y opción de futuro, que abundan en México, en la subjetividad y la socialidad, que entiendo como los
Guatemala, en El Salvador. También en muchos países jóvenes comunicándose y que distingo de sociabilidad,
de África. Una juventud precarizada, desafiliada, sin que encara la pregunta por los jóvenes organizándose.

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Gramáticas de la violencia • Por precarización subjetiva entiendo la enorme difi-
cultad que enfrenta el/la joven para pronunciarse con
Las violencias (en plural) se han entronizado en los certeza sobre sí mismo/a; la experiencia límite de la in-
territorios juveniles. Desde finales de la década de certidumbre, y la desconfianza en las propias capacida-
los ochenta del siglo pasado, en diversas regiones del des. La contingencia como el eje que organiza la vida
mundo, los jóvenes se volvieron visibles (mediática- diaria. El único recurso a mano es el presente.
mente) como operadores de la violencia, victimarios, • El desencanto radical refiere a una ausencia total de
principalmente. Pero ya en la primera década del siglo confianza en las instituciones y en la sociedad. Su im-
xxi se volvía evidente que ellos eran protagonistas cen- pacto es producir en el/la joven la certeza de que está
trales de procesos violentos, como víctimas y victimarios. solo/a frente a un mundo hostil. Es un vacío que sólo
Las altas tasas de mortalidad juvenil por violencia en puede ser llenado en el vértigo de la experiencia límite.
países como Brasil, Colombia, El Salvador, México, • La desapropiación del yo. El más complejo y doloroso
para referirme a una región que conozco bien, llevaron de estos procesos alude a la ira, el miedo, la angustia
a las y los investigadores a proponer el término de juve- que se experimenta ante aquello que los jóvenes per-
nicidio, para aludir a la gravedad de la situación. ciben como fallas propias e individuales; la negación
¿Qué pasó en los últimos veinte años? Por qué los de la identidad, las tácticas de borramiento de ese yo,
jóvenes fueron cayendo en una espiral de violencias sin culpable.
control; responsables de asesinatos terribles, asesinados
de formas terribles. La opción por la violencia se En síntesis, tratándose de las violencias, aunque el
convirtió para muchos de ellos en los circuitos preca- tema podría llevarnos horas o páginas de discusión, po-
rizados y asimilados, en una cuestión de sobrevivencia demos apelar a la idea de que tratándose de las violen-
elemental. Una gramática que aprendieron a manejar cias difusas, caóticas, terribles que marcan los territo-
con soltura frente al acecho constante de una sociedad rios juveniles, enfrentamos algo mucho más complejo
que les dio la espalda y los dejó solos. Con honrosas ex- que un asunto policiaco o disciplinario. Enfrentamos
cepciones, las instituciones no estuvieron ahí para ellas lo que varios autores coincidirían en llamar la “inade-
y para ellos. Es cierto que enfrentamos una creciente cuación del yo”, es decir, la insuficiencia biográfica, la
“disolución” del vínculo social que golpea, de maneras narrativa precarizada de la propia vida, la sensación de
diversas y nunca suaves, el ámbito de la socialidad ju- ser culpable de algo inaprensible, que aplica de manera
venil y los procesos de subjetivación. Sí, pero la disolu- nítida a las expresiones y testimonios de muchos jóve-
ción del vínculo social no es una causa, es más bien el nes que en diferentes circuitos, precarios, asimilados,
efecto de la ausencia de sentido, de la falta de un relato paralegales, lo viven como experiencia cotidiana.
que sea capaz de volver inútil la opción por la violencia, Las violencias que protagonizan los jóvenes ya como
que sea capaz de restituir la confianza y un mínimo víctimas o como victimarios, deben ser calibradas en
horizonte de futuro. los contextos de los proyectos sociopolíticos y los mo-
Al monopolio de la violencia legítima que ejercían los delos económicos contemporáneos, en un declive ace-
Estados nacionales se le opone hoy el estallido de numero- lerado de las instituciones y la ausencia de un orden
sos “dialectos” violentos que irrumpen en la escena social. inteligible.
Se trata no solamente de las violencias que se articulan Las violencias juveniles se instalan justo en el vacío
a los problemas estructurales como el binomio pobreza- de legitimidad y desde ahí, desde esa “nada” percibida,
exclusión, sino de aquellas que se gestan y gestionan desde desafían la legalidad, pero al hacerlo confrontan una
el desafío a la legalidad y la crisis de legitimidad. Considero ausencia, no una presencia. Hay ahí un dato clave para
que hay tres claves analíticas que posibilitan entender las la intervención.
violencias juveniles en su entramado sociocultural y cali-
brar su impacto para el futuro de las sociedades: la erosión Migraciones peligrosas
de los imaginarios de futuro, el aumento exponencial de
la precariedad tanto estructural como subjetiva, y la crisis La migración se ha convertido en marca de época. No
de legitimidad de la política. hay espacio aquí para analizar a profundidad causas,
A través de muchas etnografías, entrevistas en pro- procesos y efectos de lo que podríamos llamar la mar-
fundidad, seguimiento atento de las trayectorias y bio- cha hacia una promesa de futuro. Voy a centrarme en
grafías juveniles en contextos de violencia, he podido el análisis de los procesos culturales que van aparejados
formular tres nociones que resultan útiles para enten- con la migración y el desplazamiento forzado para las
der (e intervenir) los territorios juveniles signados por y los jóvenes.
las violencias: la precarización subjetiva, el desencanto Estamos frente a un abanico complejo de procesos
radical y la desapropiación del yo. migratorios juveniles que reconfiguran no solamente

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La Santa
Muerte, cuyo
culto se ha expandido
rápidamente de sur a
norte, precisamente
por los procesos
migratorios, juega un
papel central en la
experiencia de inde-
fensión de los jóvenes
migrantes. Algunos
de éstos me han
dicho que entregan
su penosa travesía a su
“santa” para obtener su
continua protección. Fotografía: Robert Bejil / CC BY

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sus identidades, sino también las comunidades de ori- éstos me han dicho que entregan su penosa travesía a su
gen (o puntos de expulsión), las comunidades de lle- “santa” para obtener su continua protección.
gada, ciudades y una transformación en los estilos de El glamour del nómada derridiano se aleja de la rea-
vida, formas de consumo y visiones del mundo. lidad que experimentan cotidianamente estos jóvenes
Hoy, en el continente americano, cuatro de cada que deben hacer del desarraigo una condición de vida
diez migrantes son jóvenes.1 Se van porque no encuen- para la que encuentran pocas ayudas para confortar el
tran lugar, por las altas tasas de desempleo, por la falta desamparo y la ansiedad frente a un futuro incierto.
de oportunidades, por miedo a la violencia, “porque No es entonces extraño que, vinculados a la migración,
no les queda de otra” (como me han dicho muchos de aparezcan, se reconfiguren, se expandan cultos y devo-
ellos). ciones capaces de ofrecer un trocito de esperanza.
Me centraré en la migración juvenil no autorizada, En el caso concreto de las y los jóvenes migrantes, la
que se convierte en una llamada de atención al sistema, biografía se constituye en una historia compleja de des-
al modelo sociopolítico y económico; señala un fracaso, apropiaciones, historias en las que la realidad, los con-
un quiebre, una angustia vital. Migrar es para muchos textos, se imponen como condición tan inestable como
jóvenes la única opción. tiránica, tan imprevisible como angustiosa, lo que deja
Quisiera destacar aquí un problema que me parece poco o ningún margen para la agencia y, por consi-
relevante: el de la extrema vulnerabilidad de estos jó- guiente, para una acción sustentada en la anticipación
venes. No son ciudadanos con plenos derechos en sus de “posibilidades” y en especial anula o disminuye el
países de origen y es muy difícil que adquieran ciuda- peso de los “capitales” de los que un joven se siente
danía plena en los países o lugares de llegada; esto sig- portador o poseedor.
nifica que la experiencia cotidiana es siempre la de un
déficit de derechos, que deviene en la permanente sen- Culturas enredadas
sación de ser redundantes. El gran drama en todo esto
es la ausencia de pertenencia tanto legal como social. Muchas cosas cambiaron a lo largo de la primera dé-
Los nómades son percibidos como amenaza en muchos cada del siglo, entre ellas, el aceleramiento tecnológico
de los lugares de llegada y sometidos a procesos vejato- tanto en lo referente a lo soft como a lo hard, tanto en
rios y discriminantes; o, convertidos en carne de cañón los dispositivos de soporte como en las lógicas de los
por el crimen organizado y la trata de personas, como consumos propiciadas por estos soportes. No es mi in-
ha ocurrido con los migrantes centroamericanos que tención discutir el conjunto de maravillas tecnológicas
cruzan por México hacia Estados Unidos. La migración que, de maneras diferenciales y desiguales, han impac-
no autorizada se ha convertido en un riesgo mortal para tado el mundo que conocemos, sino el de interrogar a
muchas y muchos jóvenes. través de estos dispositivos la cultura que emerge, las
La inestabilidad en estos mundos juveniles es la nuevas subjetividades juveniles.
moneda de cambio cotidiana y algo que ha llamado La red y sus intrincados y rizomáticos laberintos
poderosamente mi atención es el recurso de la creencia. constituyen un espacio privilegiado para analizar la
A través de mi trabajo etnográfico he podido constatar configuración de “mundos” juveniles en los que es po-
la recurrencia y el fervor hacia dos figuras a las que se sible aprehender dos cuestiones claves: la agencia y la
invoca en el trance de cruzar a la mala: Juan Soldado y subjetividad.
la Santa Muerte, también conocida como Niña Blanca. De cara a los desafíos que plantean las transforma-
Juan Soldado, personaje complejo, fue un soldado ciones en las culturas juveniles, voy a centrarme en tres
raso del Ejército Mexicano y acusado injustamente de cuestiones centrales:
violación. Hoy erigido por el fervor popular como san-
to y milagrero. Al santo sin papeles se le pide el único a) El fortalecimiento del yo-autor que desestabiliza el
milagro de cruzar sin que los agentes de la “migra”, es monopolio tanto de los saberes “legítimos”, “autoriza-
decir la policía migratoria, los detenga. La estampita dos”, como el de los centros de irradiación o emisión
de Juan Soldado se convierte en amuleto protector y “acreditados”. Los blogueros, los cibernautas no piden
compañía para un viaje que no saben cómo terminará. permiso. Se trata de un espacio en el que los jóvenes
La Santa Muerte, cuyo culto se ha expandido rápi- acceden a una posición de autoridad, de empodera-
damente de sur a norte, precisamente por los procesos miento desde un “yo” que sin timidez asume los riesgos
migratorios, juega un papel central en la experiencia de su enunciación. Indudablemente puede contra-ar-
de indefensión de los jóvenes migrantes. Algunos de gumentarse que hay problemas y que en muchos casos,
los “sitios” o lenguajes del blog terminan por reproducir
1 De los 660 mil mexicanos que abandonaron el país en 2011, poco esquemas antidemocráticos, excluyentes, racistas y
más de 450 mil fueron jóvenes entre 15 y 29 años de edad. xenofóbicos, esto es cierto. Pero incluso, en estos umbrales

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es posible encontrar la voz que introdu- acceder a otras visiones del mundo, […] la relación entre Perseo y
ce la nota crítica, el desacuerdo, la lla- contribuye a desnaturalizar la visión la Gorgona es compleja: no
mada serena o encendida a otro punto sobre el propio y eso posibilita un nivel termina con la decapitación
de vista posible. de reflexión que es difícil de conseguir del monstruo. De la sangre
Rompiendo el sistema de jerarquías cuando el mundo se circunscribe a la re- de la Medusa nace un caba-
establecido por la modernidad letrada, producción de las dinámicas, estructuras llo alado, Pegaso; la pesadez
los jóvenes blogueros encuentran un es- y sentidos locales o cercanos. de la piedra puede conver-
pacio clave para otorgar valor a dos cues- tirse en su contrario; de una
tiones fundamentales en la constitución Para los adultos la experiencia era algo coz, Pegaso hace brotar en el
de su subjetividad; primero, la posibili- que se adquiría “para”, con un sentido Monte Helicón la fuente donde
dad de la (auto)elección de aquellos pro- teleológico, finalista; la experiencia era beben las Musas.
blemas, procesos, acontecimientos que una dimensión mediadora entre un an-
con carácter histórico, se introducen en tes y un después. Hoy, uno de los ejes Puede decirse, entonces, que lo leve
sus biografías particulares; cuestión que sustantivos de la idea de los repertorios emerge de la pesadez y al mismo
se inscribe en una tendencia creciente múltiples, veloces, cambiantes que fa- tiempo afirma que la levedad no es
a involucrarse en causas intermitentes, vorece la red, es que la experiencia se ha una huida, sino un cambio de enfoque, de
contingentes que “significan” y que convertido en algo per se, la experiencia lógica, de otras formas de conocimiento.
marcan su distancia frente a las lógicas no sólo constituye subjetividad, sino La tecnología es un marcador cen-
de participación institucionalizadas, además es la argamasa que posibilita el tral en las identidades juveniles y un
partidizadas; y, de otro lado, refieren a intercambio. Es la experiencia armada dispositivo que arma, forma y da sen-
lo que es “personalmente” relevante, en en trayectorias itinerantes, la que vale. tido a su vida y a sus prácticas. En la
este sentido, el nombre propio (así sea La red es, en este sentido, no un con- primera década del siglo xxi, la tec-
un nick name) sí importa. Se trata de un tinente de información, sino pasaje y nología ha mostrado ser su estrategia
compromiso en primera persona. pasadizo que conecta a la manera de principal para encarar los desafíos que
b) La disolución de las fronteras entre rizomas,2 experiencias múltiples. se les presentan; es clave asumir que los
lo objetivo y lo subjetivo. Al revisar y La red es una gigantesca conversa- jóvenes y las diferentes tecnologías con-
analizar numerosos blogs, muros de fa- ción colectiva, donde los jóvenes apelan fluyen en un carril que está generando
cebook, páginas de muchos jóvenes, es a sus propios códigos, sin dejarse se- profundos cambios. Las tecnologías, en
posible advertir que existe una solución cuestrar por una “política de la palabra” sus diferentes vertientes, operan como
de continuidad en la manera de encarar específica o pautada. conectores, prótesis, plataformas, cata-
esta tajante separación, fruto de la mo- En sus Seis propuestas para fin del pultas, experiencia cotidiana para inte-
dernidad. Lo personal, lo subjetivo, las Milenio, Calvino (1998), decía: “Para ractuar con el mundo: del plumón para
emociones y lo cotidiano, se articulan cortar la cabeza de la Medusa sin que- graffitear una pared a la computadora
con el mundo de lo público. A través dar petrificado, Perseo se apoya en lo con Internet que permite acceder a la
del uso de la red, los jóvenes construyen más leve que existe: los vientos y las producción de autoría (es decir, a la voz
no solamente grupos para conversar, nubes, y dirige la mirada hacia lo que propia) e ingreso a múltiples redes so-
sino de manera especial “comunidades únicamente puede revelársele en una ciales. La tecnología es la marca de épo-
de sentimiento” (un grupo que empie- visión indirecta, en una imagen cautiva ca de una juventud que la utiliza tanto
za a sentir e imaginar cosas en forma en un espejo”. para afirmar sus pactos con la sociedad
conjunta, como grupo). ¿La levedad como estrategia para de consumo, como para marcar sus di-
c) Y, una tercera cuestión, estriba en su enfrentar la petrificación del mundo ferencias y críticas a esa sociedad.
capacidad de articular relaciones que analógico?, ¿de una realidad que los
trascienden los movimientos territoria- agobia? La metáfora de Calvino me Un fantasma acecha al ca-
les y hacen de la globalización más que parece poderosa para comprender la pitalismo: de indignaciones y
un concepto económico o una metáfora transformación de las subjetividades subjetividades emergentes
sociocultural. La construcción de ciber- juveniles en relación con las redes y su
identidades que se alimentan de la diver- diversidad de plataformas. Sigue di- Los años 2011 y 2012 fueron de agita-
sidad, de la conversación planetaria que ciendo Calvino: ción juvenil. Expresiones del desencan-
a través de la “bitácora” personal, des- to y del cansancio frente a un sistema
centran y desterritorializan los sentidos 2 No hay un territorio único donde fijar el senti- que decretó, por la vía de los hechos, la
que se producen, contribuye a “producir do, porque el sentido se construye a través de los ausencia de lugar para las nuevas gene-
distintos nodos en conexión, que configuran un
extrañamiento”, que bajo mi perspectiva mapa, como dirían Deleuzze y Guattari, “abier-
raciones, “los indignados” sacudieron
es la condición fundamental para produ- to, desmontable, reversible, susceptible de recibir el ya de por sí caótico mapa de nuestras
cir reflexividad. Dicho en otras palabras, constantes modificaciones”. incertidumbres.

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Ilustración: Power Azamar

Los años 2011 y 2012 fueron de agitación juvenil. Expresiones del desencanto y del
cansancio frente a un sistema que decretó, por la vía de los hechos, la ausencia de lugar para
las nuevas generaciones

Según el diccionario, la indignación o, de otro lado, las formas de hetero y Una primera cuestión estriba en una
es “el sentimiento grande de enojo que auto-reconocimiento ancladas en cate- proliferación de formas de organización
genera un acto ofensivo o injusto”. Las gorías raciales, partidistas, institucio- y enunciación sin centro; es decir, una
expresiones del malestar juvenil que, en nales (los mexicanos, los vietnamitas, transformación radical en los modos de
los últimos años, hemos visto aflorar la izquierda, los desempleados, los concebir el liderazgo; la horizontalidad
en países como Egipto, España, Chi- okupas). Todas estas maneras de auto y más que una bandera, es una apuesta
le, Estados Unidos y México, acuden heteroreconocimiento comparten una explícita por desmarcarse de viejas cul-
a novedosas formas de auto-identifica- genealogía: la voluntad moderna de la turas políticas. Una horizontalidad que
ción como: “los indignados”, “somos el clasificación, la obsesión por la claridad no pocos analistas han confundido con
99%” o “#YoSoy132”, que desbordan y transparencia de los orígenes y las falta de estructura.
los sistemas clasificatorios de los mo- pertenencias como garantía y justifica- Una segunda cuestión es que todos
vimientos sociales en clave de política ción de las demandas. estos procesos han implicado –para nu-
moderna. Hoy estamos frente a un territorio merosos jóvenes– acelerados y profun-
Esta forma de auto-dotarse de un complejo, inestable, frágil, en el que las dos aprendizajes en los que se cruzan
nombre y de una palabra para recono- identificaciones se producen desde el y mezclan sus dominios tecnológicos,
cerse, desestabiliza, por decir lo menos, hartazgo, desde el desencanto, desde la su capacidad de uso de las comunica-
los sistemas de acuerpamiento social indignación, es decir, desde las emocio- ciones, su velocidad para procesar in-
que han dominado la escena pública, a nes que operan como catalizadores, para formación, con las formas, lenguajes,
través de formas de reconocimiento de bien y para mal de las expresiones de estrategias y dinámicas de la política
identidades prescritas –y muchas veces protesta. Me he preguntado, a lo largo más tradicional.
proscritas–, vinculadas a la “práctica” o de todos estos meses, si nuestros “instru- En mi trabajo etnográfico, tanto en
lugar en la estructura social (obreros, mentos de conocer” están en condicio- México como en Nueva York (donde
campesinos, indígenas, estudiantes, nes de hacerse cargo de las transforma- pude seguir de cerca el movimiento
mujeres), que definen al sujeto por su ciones, no sólo de “la protesta” sino del Occupy Wall Street), encontré que se
pertenencia a una identificación positiva; sujeto que la protagoniza. están produciendo dos gramáticas, dos

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Una
nueva forma
de resistencia está
en gestación, sus
protagonistas son
los jóvenes

Fotografía: Gabriel Saldaña / CC BY

culturas políticas. De un lado están los La fuerza incontenible de una co- Las pertenencias, la búsqueda de
que dicen que jamás habían participa- municación sin centro, que fluye y en- sentido y el papel del consumo, juegan
do en una “asamblea”, que no enten- laza subjetividades políticas, es difícil un papel constituyente en las identida-
dían ni habían experimentado el debate contenerla con los aparatos de repre- des juveniles. Por consiguiente, quisiera
con otros en la calle, el disenso, la bús- sión tradicionales. Una nueva forma de cerrar mi intervención con algunas pre-
queda de acuerdos, porque lo suyo era resistencia está en gestación, sus prota- guntas para la reflexión.
fundamentalmente el clicktivismo, un gonistas son los jóvenes. Frente al cierre de espacios de inclu-
involucramiento a través de los disposi- El dilema o la pregunta central en sión digna y equitativa, ¿quiénes, qué
tivos digitales. En el otro lado están los estas formas de empoderamiento juve- instituciones o cuáles son los discursos
que vienen de la cultura asamblearia y nil, me parece, estriban en la posibili- que están ofreciendo alternativas?
se muestran fascinados por “descubrir” dad de transformar esta agencia en po- He podido constatar que los jóve-
la potencia de lo que quisiera llamar tencial ciudadano, en un relato viable nes, en los circuitos de precarización,
dispositivos sociotecnológicos, en un in- de futuros. sólo tienen como capital su propio
tento por escapar a la determinación de cuerpo (muchas veces menguado por el
la tecnología. Esto, me parece, estaría Algunas notas finales hambre) y como mercancía intercam-
indicando dos cosas: el señalamiento del biable, el riesgo. Millones de ellos hoy
“falso” debate en torno a la centralidad Podríamos continuar en aproximaciones venden riesgo: se adentran en la espiral
de las redes y los dispositivos digitales en sucesivas, y cada vez más profundas, a de violencias del crimen organizado,
contraposición a la experiencia “analógi- los mundos juveniles. De sus cuerpos, se vinculan a mercados piratas, cruzan
ca” y, lo más importante, la potencia ar- sus lenguajes, de sus músicas, de las fronteras como “mulas” transportando
ticuladora de movimientos juveniles que drogas... He intentado ofrecer un droga. El riesgo es muy atrayente, hay
entienden que la micropolítica efectiva, panorama amplio y complejo de los fuerzas muy interesadas en comprarlo.
aquella capaz de alterar los marcos sub- territorios, problemas, procesos y Frente a la ausencia de un relato de
jetivos de la experiencia cotidiana, debe prácticas de la juventud que considero futuro, de la pérdida de sentido, fren-
ser capaz de combinar simultáneamente claves para una escucha atenta y respe- te a la evidencia que muchos de ellos y
el cuerpo en la calle y la red. tuosa de sus voces. ellas experimentan diariamente ser en-

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gullidos por una sociedad bulímica que al joven, al sujeto empírico, no al trán- de una joven anarquista en Barcelona;
se abalanza sobre sus cuerpos y luego sito de su mutación “positiva” en adul- producen un video que dará la vuelta al
los vomita, ¿dónde están las ofertas de to “productivo”, sino en el trance (dile- mundo; firman decididos una petición
esperanza?, ¿dónde se encuentran las ma, apuro, aprieto) y goce de ser joven. sobre el cambio climático; adoptan un
instituciones, los discursos capaces de Mientras la escuela, el Estado, la perro; montan en bicicleta orgullosos
re-encantar el mundo, de construir una familia y muchas veces las Iglesias, se de su opción; se besan entre la muche-
mejor sociedad? sienten impelidos a reclamar de los jó- dumbre; lloran y se indignan por la vio-
Es preocupante pensar que autores venes un compromiso de tránsito, un lación de una estudiante india; se ríen.
como Paulo Coelho o Deepak Cho- compromiso, un pacto; el mercado y El espacio de intervención inteligente
pra, terapeutas de la sanación, ocupen sus dobles, proporcionan un piso de es amplio.
espacios tan importantes de gestión seguridad, un espacio laxo en donde Los jóvenes no son ni héroes alter-
de la creencia y el sentido de la vida. el presente se perpetúa, se expande, sin nativos, ni soldados, ni víctimas propi-
La atmósfera terapéutica que impreg- prisa, respetando la fuerte carga que ciatorias, los jóvenes hoy constituyen
na la sociedad contemporánea tiene implica vivir hoy, ahora, este momento. un enorme desafío. Narran a través de
en los territorios juveniles profundos He planteado en diversas ocasiones sus prácticas el declive de una socie-
impactos. La proliferación de sectas, que el vacío social no existe, no puede dad que no escucha, no ve, no dialoga.
de neoiglesias, de cultos como el de la existir y que cuando una fuerza, institu- Mathieu Kassovitz, director de La Hai-
Santa Muerte, no debe ser leído como ción, discurso se repliega, otras fuerzas ne (El Odio),3 hace decir a uno de sus
un dato anecdótico o una amenaza a tienden a ocupar ese vacío. jóvenes protagonistas, en tono de burla
las instituciones, sino como el síntoma El riesgo como mercancía, las ofer- frente una sociedad que se precipita ha-
visible de un malestar muy profundo: tas a la carta de sentidos y creencias, el cia abajo y que ante la caída sólo puede
el devenir siniestro de la sociedad, que mercado y sus dobles, compensan un recitar: “hasta aquí todo va bien”, anti-
para Freud (Das uhmenliche) significa vacío o territorio “blando” dejado por cipando “juguetonamente” –lo que no
la transformación de lo familiar en lo las grandes crisis del siglo xx que se ex- significa, sin dolor ni miedo–, el colap-
opuesto, en algo extraño y amenazante, tienden y agravan en el siglo xxi. En so final.
con potencial destructivo. Para muchas estos contextos, la urgencia estriba en Romper el estribillo de “Jusqu’ici
y muchos jóvenes, la sociedad, el mun- la búsqueda (y concreción) de lugares, à tout va bien” que pronuncia para
do que habitan, ha devenido siniestro. modos, estrategias que restituyan la po- tranquilizarse el suicida que va cayen-
Frente al papel creciente del con- sibilidad para nuestros jóvenes de pro- do pisos abajo de un rascacielos y que
sumo para la construcción de la iden- nunciarse con certeza sobre sí mismos, sabe que, inexorablemente, se estrellará
tidad de los jóvenes y los valores que de construir espacios de pertenencia contra el piso, es, quizá, el desafío
lleva aparejado “tener en vez de ser”, amables, amorosos, incluyentes, que fundamental.

La cultura es
quisiera que pudiéramos preguntarnos puedan ayudar a construir otras biogra-
desde qué lugar de autoridad moral se fías juveniles.

el territorio
puede juzgar a aquellos que han hecho No soy agorera de la catástrofe o el
del consumo un marcador de identi- apocalipsis. Hay modos, mecanismos,

más fértil,
dad, cuando el mercado y tres de sus dispositivos para pensar que es posible
“dobles”, el consumo, la piratería y la un futuro mejor.

propicio,
producción de formas estéticas masi- Mientras aquí hablo, en México, en
vas, repiten incesantemente el mantra El Salvador, en Colombia, en Estados

esperanzador
de la pertenencia y el sentido a través Unidos, en Argentina, en Bolivia y en
de los objetos, de la posesión. otras latitudes, los jóvenes siguen

y eficaz para
¿Dónde están las instituciones, actuando, comprometiéndose, involu-
los discursos, las prácticas capaces de crándose en miles y miles de proyectos

encarar el
operar como contrapesos a los relatos y de causas. Abren radios comunitarias;
del mercado? ayudan en comunidades empobrecidas;

desafío.
A contravía de los discursos institu- aprenden en la universidad; escriben en
cionales que recetan al joven un con- sus blogs, actualizan sus estados de face-
junto de preceptos para transitar “exi- book, se suman o propone un #hashtag
tosamente” hacia la adultez, el mercado en twitter para denunciar una injusti- 3 La Haine/Hate. Francia, 1995, 95 mins.
y “sus dobles” han logrado configurar cia; se aprestan a levantarse para ir a la Director: Mathieu Kassovitz. Cast: Vincent
Cassel, Hubert Kounde, Saïd Taghmaoui.
un discurso desregulador, desprovisto maquiladora que les paga un salario de Producer: Christophe Rossignon. Script:
de juicios morales, afirmativo y simpli- hambre; escuchan una nueva canción en Mathieu Kassovitz Camera: Pierre Aïm. Edi-
ficador, con voluntad de “acompañar” youtube; se emocionan con el discurso tor: Mathieu Kassovitz & Scott Stevenson.

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