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Aprendizaje a Distancia:

Actividades Asincrónicas y Actividades Sincrónicas

Erika Yaneth Céspedes Murillo

Perspectivas teóricas de lo psicosocial

Rubiel Alberto Chica Ríos

Fundación Universitaria Claretiana – Uniclaretiana


Especialización En Gestión de Procesos Psicosociales – Generación DSGPP2402QDOF
2024

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INTRODUCCIÓN

En la última década, el auge de las redes sociales ha transformado radicalmente la

forma en que los jóvenes se comunican, interactúan y construyen sus identidades.

Plataformas como Instagram, TikTok y Snapchat han creado un nuevo espacio donde la

autoexpresión y la conexión social son más accesibles que nunca. Sin embargo, esta

revolución digital también ha traído consigo una serie de desafíos significativos que afectan

la salud mental y emocional de los adolescentes. La preocupación por el impacto de las

redes sociales ha crecido, ya que estudios recientes han revelado una correlación alarmante

entre el uso intensivo de estas plataformas y el aumento de trastornos como la ansiedad y la

depresión entre los jóvenes (Twenge, 2019).

Este análisis se propone explorar el fenómeno del uso de redes sociales desde

diversas perspectivas filosóficas y críticas contemporáneas. A través del enfoque ético de

Emanuel Kant, la crítica cultural de la Escuela de Frankfurt y el análisis del pensamiento

moderno sobre salud mental, se buscará entender cómo las redes sociales pueden influir en

el bienestar emocional de los jóvenes. Además, se abordarán posibles soluciones para

mitigar los efectos negativos asociados con su uso. En un mundo cada vez más digitalizado,

es crucial reflexionar sobre cómo estas plataformas impactan no solo a los individuos, sino

también a la sociedad en su conjunto. Este estudio no solo pretende iluminar los problemas

actuales, sino también ofrecer un camino hacia un uso más consciente y saludable de las

redes sociales.

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Titulo: Conectados pero Aislados: El Dilema de la Juventud en la Era Digital

Planteamiento del problema

Las redes sociales han revolucionado la comunicación y las relaciones

interpersonales entre los jóvenes. Plataformas como Instagram, TikTok y Snapchat

permiten a los usuarios compartir momentos de su vida diaria, interactuar con amigos y

crear comunidades en línea. Sin embargo, este fenómeno también ha traído consigo una

serie de problemas significativos. Estudios recientes indican que el uso excesivo de redes

sociales está relacionado con un aumento en los niveles de ansiedad y depresión entre los

adolescentes. Según Twenge (2019), aquellos que pasan más de tres horas al día en

plataformas sociales tienen un mayor riesgo de experimentar problemas de salud mental,

incluyendo trastornos del estado de ánimo y pensamientos suicidas. Este problema se ve

agravado por la presión social que sienten los jóvenes para mantener una imagen idealizada

en línea, lo que puede llevar a una baja autoestima y a sentimientos de soledad.

Además, el fenómeno del "ciberacoso" ha aumentado con el uso generalizado de las

redes sociales. Los jóvenes son particularmente vulnerables a este tipo de acoso, ya que las

plataformas digitales pueden facilitar comportamientos hostiles que son difíciles de

controlar. Según un estudio realizado por Kowalski et al. (2014), aproximadamente el 15%

de los estudiantes de secundaria han sido víctimas de ciberacoso en algún momento. Este

tipo de acoso puede tener consecuencias devastadoras para la salud mental y emocional de

los jóvenes, contribuyendo a la ansiedad, depresión e incluso al suicidio. La falta de

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supervisión y la naturaleza anónima del entorno digital hacen que sea más fácil para los

agresores atacar a sus víctimas sin temor a repercusiones inmediatas.

Abordaje Filosófico

Emanuel Kant

Desde la perspectiva kantiana, el uso de las redes sociales puede ser analizado a

través del prisma de la autonomía y la moralidad. Kant (1785/2002) sostenía que las

acciones deben ser guiadas por principios éticos que puedan ser universalizados; es decir,

deben ser aplicables a todos sin excepción. En el contexto de las redes sociales, esto

implica que los jóvenes deben actuar con responsabilidad y considerar cómo sus

interacciones en línea afectan tanto su dignidad como la de los demás. La búsqueda

constante de validación a través de "me gusta" y comentarios positivos puede llevar a una

instrumentalización de las relaciones humanas, donde las personas son vistas como medios

para alcanzar fines personales (Kant, 1785/2002). Este enfoque invita a los jóvenes a

reflexionar sobre sus motivaciones al participar en estas plataformas y a desarrollar un

sentido crítico sobre su uso.

Kant también enfatizaba la importancia del deber moral y la responsabilidad

individual. En este sentido, los jóvenes tienen la obligación ética no solo de cuidar su

bienestar emocional sino también el bienestar de quienes interactúan con ellos en línea.

Esto podría traducirse en comportamientos como evitar participar en dinámicas tóxicas o

difundir contenido perjudicial (Kant, 1785/2002). Fomentar un sentido de responsabilidad

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ética en el uso de redes sociales podría ayudar a crear un entorno más saludable donde se

priorice el respeto mutuo y la autenticidad.

Escuela de Frankfurt

La Escuela de Frankfurt, representada por pensadores como Theodor Adorno y Max

Horkheimer, ofrece una crítica profunda sobre el impacto cultural de las redes sociales. En

su obra "Dialéctica de la Ilustración", argumentan que la cultura de masas tiende a

deshumanizar las interacciones sociales al promover un consumo pasivo (Adorno &

Horkheimer, 2002). Las redes sociales pueden ser vistas como una extensión de esta

cultura, donde la superficialidad predomina sobre la profundidad emocional. La interacción

en línea a menudo se basa en imágenes cuidadosamente curadas y en la búsqueda de

aprobación social, lo que puede resultar en una desconexión emocional entre los individuos

(Adorno & Horkheimer, 2002). Esta alienación no solo afecta la calidad de las relaciones

interpersonales, sino que también puede contribuir a un sentido generalizado de

insatisfacción y vacío entre los jóvenes.

Además, Adorno y Horkheimer argumentan que el entretenimiento se ha convertido

en una forma dominante de control social. Las redes sociales fomentan una cultura donde el

contenido viral y superficial es priorizado sobre discusiones significativas o críticas

profundas (Adorno & Horkheimer, 2002). Esto no solo limita la capacidad crítica de los

jóvenes sino que también promueve una forma de conformismo donde se valora más la

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popularidad que el pensamiento independiente. En este contexto, es crucial fomentar un

pensamiento crítico hacia el contenido consumido en redes sociales para contrarrestar esta

tendencia.

Pensamiento moderno

El pensamiento moderno ha comenzado a abordar el impacto psicológico del uso

intensivo de redes sociales. Investigaciones recientes han vinculado el uso excesivo de estas

plataformas con un aumento en problemas graves como la ansiedad y el suicidio entre

jóvenes (Keles et al., 2020). La naturaleza adictiva de las redes sociales, impulsada por

algoritmos diseñados para captar la atención del usuario, crea un ciclo en el cual los jóvenes

se sienten compelidos a estar constantemente conectados (Keles et al., 2020). Este

fenómeno puede llevar a una disminución en las habilidades sociales cara a cara y al

desarrollo emocional deficiente. Además, el contenido negativo o tóxico que circula en

estas plataformas puede exacerbar problemas preexistentes relacionados con la salud

mental.

Por otro lado, es importante destacar que las redes sociales también pueden tener

efectos positivos si se utilizan adecuadamente. Pueden servir como plataformas para crear

comunidades solidarias donde los jóvenes pueden compartir experiencias y obtener apoyo

emocional (Best et al., 2014). Sin embargo, es fundamental establecer límites saludables

para evitar caer en patrones destructivos. La educación sobre el uso equilibrado y

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consciente de las redes sociales se vuelve esencial para maximizar sus beneficios mientras

se mitigan sus riesgos (Best et al., 2014).

Posibles soluciones

Educación Digital: Es fundamental implementar programas educativos que

enseñen a los jóvenes sobre el uso responsable y saludable de las redes sociales. Esto

incluye no solo cómo navegar por estas plataformas, sino también cómo reconocer sus

efectos potencialmente dañinos. Los programas podrían incluir talleres sobre pensamiento

crítico respecto al contenido consumido y compartido, así como estrategias para gestionar

el tiempo dedicado a estas plataformas (Hollis et al., 2017).

Además, estas iniciativas deben involucrar tanto a estudiantes como a educadores y

padres para crear un enfoque colaborativo hacia la educación digital. La inclusión del tema

dentro del currículo escolar puede ayudar a normalizar conversaciones sobre salud mental y

bienestar digital desde una edad temprana (Hollis et al., 2017). También sería beneficioso

incorporar estudios sobre ciberacoso y sus consecuencias para sensibilizar aún más a los

jóvenes sobre este problema.

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Fomento del Diálogo Familiar: Promover conversaciones abiertas entre padres e

hijos sobre las experiencias en línea es crucial para abordar este problema. Los padres

pueden desempeñar un papel activo al preguntar sobre las interacciones digitales y al

compartir sus propias experiencias con las redes sociales (O'Keeffe & Clarke-Pearson,

2011). Esto no solo ayuda a construir confianza sino que también permite que los jóvenes

se sientan apoyados al discutir sus preocupaciones.

Además, es importante que los padres estén informados sobre las tendencias

actuales en redes sociales para poder guiar adecuadamente a sus hijos. Esto incluye conocer

las plataformas populares entre los adolescentes y entender cómo funcionan sus algoritmos

(O'Keeffe & Clarke-Pearson, 2011). Al estar más involucrados e informados, los padres

pueden ayudar a sus hijos a establecer límites saludables y fomentar un uso más consciente.

Desarrollo de Habilidades Sociales: Incentivar actividades fuera del entorno

digital es esencial para fortalecer las habilidades interpersonales y fomentar conexiones

auténticas. Las escuelas pueden organizar eventos comunitarios o actividades

extracurriculares que promuevan la interacción cara a cara entre los estudiantes (Blum-Ross

& Livingstone, 2016). Estas experiencias pueden ayudar a los jóvenes a desarrollar

competencias emocionales y sociales que son esenciales para su bienestar general.

Además, fomentar actividades grupales donde se promueva el trabajo colaborativo

puede ayudar a construir relaciones más sólidas entre pares (Blum-Ross & Livingstone,

2016). Programas deportivos, artísticos o culturales pueden ofrecer espacios seguros donde

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los jóvenes puedan expresarse sin la presión constante del juicio social presente en línea.

Estas experiencias no solo enriquecen su desarrollo personal sino que también les enseñan

habilidades valiosas para navegar relaciones futuras tanto dentro como fuera del ámbito

digital.

CONCLUSIONES

El impacto de las redes sociales en los jóvenes es un fenómeno multifacético que

presenta tanto oportunidades como desafíos. Si bien estas plataformas pueden facilitar la

conexión y la autoexpresión, también están asociadas con un aumento en los problemas de

salud mental, como la ansiedad y la depresión. A través de un enfoque crítico que integra

las perspectivas filosóficas de Kant y la Escuela de Frankfurt, se ha evidenciado cómo el

uso irresponsable de las redes sociales puede llevar a la deshumanización de las

interacciones y a una búsqueda constante de validación que afecta negativamente la

autoestima de los jóvenes. La necesidad de una educación digital integral se vuelve

imperativa para equipar a los adolescentes con las herramientas necesarias para navegar

este entorno complejo.

Además, es esencial fomentar un diálogo abierto entre padres e hijos sobre el uso de

las redes sociales, así como promover actividades que fortalezcan las habilidades sociales

fuera del ámbito digital. Al abordar estos problemas desde múltiples ángulos, se pueden

desarrollar estrategias efectivas que no solo mitiguen los efectos adversos del uso excesivo

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de redes sociales, sino que también promuevan un entorno más saludable y equilibrado. En

última instancia, el objetivo debe ser empoderar a los jóvenes para que utilicen las redes

sociales de manera consciente y responsable, asegurando que puedan beneficiarse

plenamente de sus ventajas sin comprometer su bienestar emocional. Estos párrafos

resumen los hallazgos clave del análisis y enfatizan la importancia de la educación y el

diálogo en la construcción de un uso saludable de las redes sociales entre los jóvenes.

El impacto de las redes sociales en los jóvenes es un fenómeno complejo que

requiere un enfoque multidimensional. Al integrar perspectivas filosóficas y críticas

contemporáneas, es posible desarrollar estrategias que no solo aborden los problemas

actuales sino que también promuevan un uso más consciente y saludable de estas

herramientas digitales. La reflexión ética propuesta por Kant, junto con el análisis crítico de

la Escuela de Frankfurt y el enfoque moderno sobre salud mental proporciona un marco

valioso para entender y mitigar los efectos negativos del uso excesivo de redes sociales.

A medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más digitalizado, es imperativo

adoptar medidas proactivas para garantizar que las generaciones futuras puedan

beneficiarse plenamente del potencial positivo que ofrecen estas plataformas sin caer presa

de sus peligros inherentes. Fomentar una cultura digital saludable no solo beneficiará a

individuos sino también contribuirá al bienestar colectivo dentro de nuestras comunidades.

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REFERENCIAS

Adorno, T., & Horkheimer, M. (2002). Dialéctica de la Ilustración. Ediciones Siglo

XXI. (Original work published 1944)

Best, P., Manktelow, R., & Taylor, B.J. (2014). Online communication and

adolescent wellbeing: A systematic narrative review of quantitative and qualitative research

findings. Children and Youth Services Review, 41(1), 27-36.

Blum-Ross, A., & Livingstone, S. (2016). Families and the digital age: The role of

parents in children’s online experiences and the implications for policy and practice in the

UK and beyond. International Journal of Children’s Rights, 24(1), 1-18.

Hollis, C., Falconer, C., Martin, J., et al. (2017). Annual Research Review: Digital

health interventions for children and young people: A systematic review of randomised

controlled trials. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 58(4), 474–503.

Kant, I. (2002). Fundamentaciòn de la metafísica de las costumbres. Ediciones

Istmo. (Original work published 1785)

11
Keles, B., McCrae, N., & Grealish, A. (2020). A systematic review: The impact of

social media on young people's mental health. Journal of Adolescence, 79, 58-74.

Kowalski, R.M., Giumetti, G.W., & Schroeder, A.N. (2014). Bullying in the digital

age: A critical review and meta-analysis of cyberbullying research among youth.

Psychological Bulletin, 140(4), 1073-1137.

O'Keeffe, G.S., & Clarke-Pearson, K. (2011). The impact of social media on

children adolescents and families. Pediatrics, 127(4), 800-804.

Twenge, J.M. (2019). iGen: Why today's super-connected kids are growing up less

rebellious, more tolerant, less happy— and completely unprepared for adulthood and what

that means for the rest of us. Atria Books.

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