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Corpus.

Archivos virtuales de la alteridad


americana
Vol. 7, No 1 | 2017
Enero / Junio 2017

El feminismocomunitario: la creación de un
pensamiento propio
Community feminism: the creation of one's own thinking

Julieta Paredes

Electronic version
URL: https://journals.openedition.org/corpusarchivos/1835
DOI: 10.4000/corpusarchivos.1835
ISSN: 1853-8037

Publisher
Diego Escolar

Electronic reference
Julieta Paredes, «El feminismocomunitario: la creación de un pensamiento propio», Corpus [En línea],
Vol. 7, No 1 | 2017, Publicado el 30 junio 2017, consultado el 02 julio 2024. URL: http://
journals.openedition.org/corpusarchivos/1835 ; DOI: https://doi.org/10.4000/corpusarchivos.1835

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El feminismocomunitario: la creación de un pensamiento propio 1

El feminismocomunitario: la
creación de un pensamiento propio
Community feminism: the creation of one's own thinking

Julieta Paredes

1. Introducción
1 El feminismo era un pensamiento en extinción a finales de los 90, la sumisión de las
feministas al neoliberalismo, el colaboracionismo de muchas de ellas con organismos
internacionales, como el Banco Mundial, que planificaron el sufrimiento de mujeres y
hombres de nuestros pueblos... La mayoría de ellas, las feministas, optaron por vivir, es
decir tener empleos que costeaban sus vidas con el empobrecimiento de las mujeres a
través del ONGismo y la tecnocracia del género.
2 Todos estos fueron elementos cruciales para desarticular un movimiento prometedor,
por la participación de mujeres de los movimientos sociales antidictatoriales. El
artículo publicado por la librería de Milán en el año 1996 reposicionaba el feminismo
como una teoría inútil y un movimiento que ya había dejado las calles para ocupar
oficinas. El tiro de gracia lo dieron las feministas de la librería de Milán con el
manifiesto “Il Patriarcatto e finito”, traduciendo “El patriarcado está acabado”; el final
del patriarcado, como lo manifestaban las feministas más radicales y reconocidas en el
mundo, daba por finalizada una etapa de determinadas relaciones de poder y
hegemonía masculina de los hombres hacia las mujeres. El feminismo latinoamericano,
aunque continuó en su dinámica de encuentros, lo cierto es que fue ocupado por la
tecnocracia de género, y aunque las autónomas pataleaban un poco, también cayeron
en la dinámica de comité central y las elites de poder.
3 Es el feminismocomunitario el que devuelve energía y vida a este feminismo caduco y
eso no es casual; el feminismocomunitario es uno de los frutos del proceso de cambio
del pueblo boliviano iniciado en el año 2003 por los movimientos y organizaciones del

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pueblo, donde estamos los pueblos originarios del territorio de lo que hoy se denomina
Bolivia.
4 La comunidad Mujeres Creando, comunidad unida a la insurrección del pueblo
boliviano del año 2003 y a la instauración de un proceso político y cultural de cambio,
inicia el camino de la descolonización del feminismo, proceso plasmado en el libro
Hilando Fino. Reconceptualizando, primero, conceptos como feminismo y patriarcado, y
resignificando, después, la utilidad de estos para las luchas de nuestros pueblos, estos
procesos renovaron y dieron vida a un zombi.
5 La verdad es que permanentemente hay que preguntarse para qué lo hicimos, para no
caer en la tentación de dejarlo morir, como es el pedido de muchas hermanas indígenas
de nuestros pueblos. Claramente la soberbia colonialista de las feministas no lo va a
reconocer, pero afirmamos, hay un antes y un después del feminismocomunitario, lo
quieran ver o no.
6 Aportar con nuevos conceptos, como el de entronque patriarcal y despatriarcalizacion
y muchos otros, ha generado un nuevo espacio de discusión entre mujeres indígenas
empobrecidas y mujeres luchadoras, que somos la mayoría que puebla la tierra.
También somos convocantes con nuestros hermanos de luchas a través del
cuestionamiento. ¿Qué mundo queremos construir y en qué mundo queremos vivir?
Estas preguntas son bases de reflexión fundamentales para este tiempo.
7 Con el atrevimiento de nuestros cuerpos de mujeres indígenas que, por definición
patriarcal colonial y capitalista, son abyectos, pues somos las parias de la historia,
somos materia prima y recurso natural y mental, con nuestros cuerpos y pensamientos
—obviamente lo decimos con ironía—, nosotras, las feministascomunitarias de Abya
Yala, nos atrevimos a nombrarnos por nosotras mismas, feministas, hablando de igual a
igual, como debe ser con cualquier mujer y con cualquier historia de lucha de mujeres y
de pueblos. Eso es lo que no nos perdonan y no nos van a perdonar, buscaran todas las
formas de descalificarnos y nunca faltaran traidoras.
8 El nuestro es un feminismo útil a la lucha de nuestros pueblos, porque el
feminismocomunitario es el feminismo de los pueblos, cada vez es más claro que no
tenemos nada que ver con las feministas ni con los colectivos de feministas, tampoco
con intelectuales feministas ni académicas feministas que nos bautizan como feministas
decoloniales, poscoloniales, feministas indígenas, nos dan el lugar de un subfeminismo;
siempre hemos sido respetuosas y convocantes, pero cuando no se quiere reflexionar
pues no se lo hace. Por hoy y hasta hoy estamos lejos de lo que dicen las académicas, las
intelectuales y activistas feministas, pues el nuestro es feminismocomunitario de Abya
Yala y vamos construyendo el feminismocomunitario del mundo y del planeta.

2. De dónde viene el feminismocomunitario


9 Hemos venido ubicando nuestro pensamiento en medio de las luchas de liberación y en
la construcción de un conocimiento nuestro. Por ello es necesario entonces dejar claras
las diferencias de nuestras raíces de pensamiento, conocimiento y práctica social, para
poder hablar de la creación de un pensamiento propio y que nuestro
feminismocomunitario pueda ser tal y no una sucursal de Europa, o que nosotras
seamos vistas como discípulas del pensamiento occidental. Por esta razón necesitamos,
por un lado, ubicarnos respecto de las categorías y conceptos hegemónicos —incluidos

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los del feminismo occidental—, y, por otro lado, también necesitamos crear nuestros
propios conceptos y metodologías.
10 El feminismocomunitario viene de cuatro vertientes: dos de procesos sociales y dos de
las organizaciones feministas. De los procesos sociales, retomamos “la memoria larga”,
es decir, las luchas de nuestras abuelas contra las formas de dominación que les tocó
vivir en los territorios del Kollasuyo (hoy Bolivia) y que hoy constituyen nuestras
raíces. Otro es el proceso de cambio instaurado por el pueblo boliviano a partir de
octubre del año 2003 y del cual nosotras también somos artífices y constructoras.
Proceso en el que planteamos la despatriarcalización, la descolonización como un
proceso que socave también las bases del capitalismo y la explotación.
11 Con respecto de las organizaciones, por un lado, tenemos a nuestra comunidad Mujeres
Creando, comunidad con 27 años de feminismo autónomo boliviano, hija de las
discusiones en los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe y de la
recuperación de las luchas de nuestras abuelas carnales, anarquistas y revolucionarias.
La otra organización que forma parte de nuestras raíces es la de la Asamblea Feminista
de La Paz. Esta Asamblea fue fruto de una coordinación de mujeres durante la masacre
del gas en el 2003. Durante nuestra participación en el proceso constituyente la
Asamblea Feminista pasó a llamarse Asamblea Feminismo Comunitario.

3. Reconceptualización del feminismo


12 El feminismo, para el feminismocomunitario, es la lucha de cualquier mujer, en
cualquier parte del mundo, en cualquier tiempo de la historia que lucha o se rebela ante
un patriarcado que la oprime o la quiere oprimir.
13 En esta, nuestra reconceptualización de feminismo, necesitamos generar un espacio
semántico de comprensión propia. Decimos comprensión en el sentido de abarcar
nuestras luchas y las luchas de otras mujeres. Pero a la vez deseamos que este espacio
semántico de significados corporalizados desde nosotras también comprenda en su
extensión las luchas de otras mujeres feministas, porque no se trata de excluir a nadie.
14 Por eso decimos que el feminismo, para el feminismocomunitario, es la lucha de
cualquier mujer: nosotras en Bolivia, Latinoamérica y el Caribe, Abya Yala, de las
europeas, las africanas, las asiáticas, etc., la lucha de todas. El punto de partida tiene
que ver con el cuerpo como experiencia histórica, material y política; el cuerpo mujer
es la base histórica material de la que partimos. Se trata del cuerpo vivido, el cuerpo
comprendido políticamente desde la filogénesis de la humanidad, que tiene tres
cuerpos: mujer, hombre y personas intersexuales. Desde el devenir de nuestro cuerpo
mujer como humanidad y también el devenir individual como ser, ontológicamente
hablando, desde nuestra historia personal, desde la reflexión sobre el mundo. Mundo al
cual llegamos con estos cuerpos de mujer aquí y ahora, en este tiempo y en estos
territorios y por supuesto todo lo que nosotras queremos ser y hacer.
15 Estamos hablando de los cuerpos, no de lo que se construye como cárcel sobre ellos, esa
cárcel es la que denominamos el género; la lucha de las mujeres en cualquier tiempo de la
historia. Por ello creemos que el feminismo no se restringe a la historia de Europa
occidental, ni comenzó a incubarse a partir de la Revolución Francesa. Ponemos las
bases para una lectura de contemporaneidades históricas. Se trata de descentrar el
tiempo de la hegemonía colonial y, desde esta concepción, de descentrarnos del tiempo

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de Europa para así recuperar el tiempo nuestro: el tiempo de la vida en nuestros


territorios desde los tiempos ancestrales, y desde ahí proyectar nuestro propio tiempo
como una raíz de temporalidad, que hoy nos posiciona a nosotras en los tiempos
actuales que nos toca vivir. Los tiempos no son los mismos en los diferentes territorios. Nos
proponemos recuperar el tiempo de las abuelas para que nosotras podamos vivir
nuestro tiempo, con esperanzas y construyendo el vivir bien de la comunidad, de la cual
las mujeres somos la mitad.
16 Es nombrar a la Pachamama y a la naturaleza como origen y constructoras de lo que
somos: hijas de estas tierras; y la tierra es a la vez madre e hija nuestra a la que hay que
cuidar y de ninguna manera convertirla en propiedad privada, mucho menos
explotarla. Es la forma de pensar que la madre nos hace a nosotras y nosotras hacemos
también a la madre, es entender, por fin, cómo se hacen las culturas, las tradiciones y
las costumbres.

4. Reconceptualización del género por el


feminismocomunitario
17 En vista de tantas manipulaciones, incluso por obra de las ONG neoliberales, hoy
muchas mujeres y hombres piensan que “género femenino” es lo mismo que “mujer”.
18 El género, para el feminismocomunitario, es la cárcel que el patriarcado construye
sobre los cuerpos de los hombres, sobre los cuerpos de las mujeres y de las personas
intersexuales. La cárcel sobre el cuerpo del hombre se llama género masculino y la
cárcel sobre el cuerpo de la mujer se llama género femenino, y a las personas
intersexuales les asignan estas cárceles arbitrariamente. Lo más importante del
concepto de género es que implica una relación de inferiorización de la mujer, pues,
aunque ambas son cárceles, para el patriarcado la cárcel del hombre (masculino) vale
más que la cárcel de la mujer (femenina).
19 Entonces el feminismocomunitario lucha para que no existan cárceles sobre los cuerpos, no
para que se intercambien de una cárcel a otra y se considere que con eso se hace una
revolución sexual. Luchamos entre otras cosas por la desaparición de los géneros.
Luchamos para que no haya cárceles sobre los cuerpos, esa es la manera real de hacer
una parte de la revolución, y no para hacer reformas. Hablar de relaciones de género es
una denuncia.
20 Para nosotras, entonces, el concepto de género es tan importante como el concepto de
clase, tanto las relaciones de género como las relaciones de clase discriminan, explotan
y oprimen a las personas, entonces hablar de género es una denuncia de las formas
como se oprime y se discrimina también a las mujeres. Pero por sí solo el género no
explica todas las opresiones que viven las mujeres; la relación de género es una de las
relaciones que tenemos las mujeres, pero no son todas, las otras serán comprendidas
cuando definamos el concepto de patriarcado.

5. Reconceptualización del patriarcado


21 Las feministas no manejamos una misma conceptualización de patriarcado. Muchas
feministas nos dan una panorámica interesante de las concepciones de patriarcado,
hechas desde las diferentes corrientes feministas. Lo común entre ellas es hablar del

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patriarcado como una relación entre hombres y mujeres, sea este entendido como el
sistema en el cual los hombres oprimen a las mujeres o sea solo como relación de
opresión de hombres a mujeres. Nosotras, feministascomunitarias, no lo definimos bajo
esta vertiente de pensamiento, por considerarla muy simplista para explicar las
opresiones que vivimos las mujeres en el sistema dominante.
22 Nosotras decimos: el patriarcado es el sistema de todas las opresiones, de todas las
explotaciones, de todas las violencias y discriminaciones que vive la humanidad
(mujeres, hombres y personas intersexuales) y la naturaleza, históricamente
construidas sobre los cuerpos sexuados de las mujeres.
23 En nuestra concepción de patriarcado reconocemos que nuestros hermanos hombres y
la naturaleza también sufren, al igual que los animalitos, las plantitas, los mares, el aire,
etc. No puede ser nuestra lucha solo para nosotras, debe ser también para nuestros
pueblos, pero a la vez es también por nosotras y todo esto al mismo tiempo. Para las
feministacomunitarias de los pueblos no hay una lucha más importante que otra ni una
lucha está antes que la otra.
24 El patriarcado así definido nos convoca a las mujeres a entender que nuestra liberación
va a liberar a toda la humanidad, va a liberar a nuestros hermanos hombres que
también sufren la explotación, el racismo, la discriminación y todos los males; vamos a
recuperarle a la naturaleza su lugar en la vida y no en la muerte tal como es hoy. Esto es
posible porque todas las formas de opresión, violencia y discriminación se inventaron y
se aprenden y se inician sobre nuestros cuerpos de mujeres.

6. Entronque patriarcal
25 La palabra entronque fue usada en Bolivia en los años 80 para definir la incursión de la
izquierda en el nacionalismo boliviano, de ahí tomamos esta idea y la proyectamos a la
definición de la sociedad boliviana de hoy. Cuando decimos entronque patriarcal
estamos hablando de una nueva realidad planteada y no de la simple suma o la
yuxtaposición de uno al lado del otro o de uno sobre el otro, es mucho más profundo su
significado pues es descubrir las complicidades y los intereses que se juegan al
momento de querer acabar con el patriarcado actual en nuestros territorios.
26 Nosotras hemos dejado establecido que los tiempos no son los mismos, que uno es el
tiempo de Europa y otro es el tiempo de nuestros territorios y de nuestros pueblos.
Cuando hablamos de esto, las feministas euroccidentales presumen que todos los
patriarcados son réplicas del modelo de patriarcado europeo. Pero, lo que en realidad
están diciendo es que ellas creen que al nombrar al patriarcado en Europa descubrieron
todas las formas de dominación hacia las mujeres en el planeta.
27 Pues no, lamentamos decepcionar su egocentrismo y autosuficiencia, pero los patrones
de vida nuestros no parten de Europa y tampoco somos ni éramos sociedades atrasadas
respecto de Europa.
28 Si tratamos de imaginar a las mujeres en Europa, vemos un período marcado por las
guerras, la peste, el hambre, el poder feudal y de la Iglesia. En aquel contexto las
mujeres estaban sometidas al derecho de pernada, al cinturón de castidad, a la
persecución cuando eran acusadas de brujas y herejes, etcétera. En la Alta Edad Media,
donde el marido podía matar a su esposa adúltera, la mujer no podía casarse fuera del
dominio de su señor, y si lo hacía, sus hijos no eran suyos porque se repartirían entre el

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señor feudal y su marido. La mujer evidentemente no elegía a su marido, eso era tarea
del padre o el cabeza de familia. La mujer podía correr peor suerte: desde la violación,
el rapto, el repudio, e incluso ser sepultada en un convento. Por consiguiente, la mujer
era siempre considerada una menor de edad, y peor suerte corrían aquellas que
pertenecían a los estratos más bajos de la sociedad o aquellas que eran viudas.
29 Tomando en cuenta tres aspectos importantes para el sostenimiento de la vida,
podríamos decir que en la Europa contemporánea de Abya Yala, las mujeres no tenían
acceso directo a la tierra ni participaban del manejo de los ritos y, si lo hacían, eran
perseguidas y llamadas herejes. Las mujeres tampoco podían manejar los
conocimientos y saberes libremente, debían ser controladas por los hombres, sino eran
quemadas acusadas de ser brujas. Mucho menos manejaban las mujeres el poder
político y militar en sus territorios.
30 Mundos muy distintos eran los nuestros en Abya Yala, donde las mujeres, nuestras
ancestras, tenían derecho a la tierra: los hombres heredaban un tocapu, las mujeres
medio tocapu; es decir, que las mujeres no se morían de hambre si un hombre las
abandonaba, aunque no heredaban igual cantidad de tierra. Las mujeres manejaban la
medicina de sus cuerpos y de las wawas, niñas y niños, nadie las perseguía ni las
mataban por manejar este tipo de sabiduría. En estos territorios las mujeres eran
autoridades políticas y militares, podían llegar a ser curacas y, por supuesto, manejaban
los ritos de la luna, ritos que no les pertenecían a los hombres.
31 Como lo manifiesta Silverblatt (1992, pp. 2-14), las mujeres andinas no estaban
desprotegidas como sus contemporáneas en la Europa de los siglos XIII, XIV y XV; los
hombres y las mujeres tenían acceso y derecho a los recursos y riqueza del ayllu, y los
sistemas eran sistemas paralelos de hombres y mujeres. No podemos hablar entonces
de sociedades atrasadas. Por ejemplo, si pensamos en la justicia comunitaria hoy,
deberíamos decir que, a pesar de sus incoherencias, es una justicia aplicada en contexto
y lejos del centralismo del Estado, que también —aunque no se explicite— opone la
responsabilidad de la propia comunidad con la responsabilidad individual, elementos
que tal vez haya que profundizar más en lo que corresponde a la corresponsabilidad de
los delitos. Pero de ninguna manera podemos decir que este tipo de justicia es inferior a
los sistemas de justicia de Europa.
32 Hemos necesitado explicarnos a nosotras mismas el porqué de tanta violencia hacia
nuestros cuerpos, para saber que no es porque somos morenas, o por las formas y el
tamaño de nuestros cuerpos, o por el idioma que hablamos, o por las costumbres y
culturas que tenemos. No somos tontas de nacimiento, no somos sucias, no somos feas.
Lo que sucedió es que se ha impuesto un sistema hegemónico que ha reforzado la
discriminación y la opresión hacia nosotras, violencia que incluso la recibimos de
nuestros propios hermanos indígenas. Para nosotras la categoría entronque patriarcal
deja claras las combinaciones, las alianzas, las complicidades entre hombres invasores
colonizadores y hombres indígenas originarios de nuestros pueblos. Una articulación
desigual entre hombres, pero articulación cómplice contra las mujeres, que confabula
una nueva realidad patriarcal que es la que vivimos hasta el día de hoy. Con dolor
entendemos que nuestros abuelos traicionaron a nuestras abuelas y hasta hoy nuestros
jilatas o hermanos también se hacen cómplices del patriarcado y traicionan nuestras
luchas como comunidades y como pueblos, de los cuales las mujeres somos la mitad.
33 Por eso la necesidad del feminismocomunitario, pues esto significa plantarnos con
raíces que recuperan la memoria para continuar cultivando y tejiendo los hilos de

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raíces que nos alimentan, y cortando los hilos de aquellas raíces que nos matan y que
nos violentan.
34 Al inicio de nuestras reflexiones hablábamos de feminismo andino por la ubicación
geográfica nuestra y porque no creíamos que iba a hacerle sentido a otros movimientos
sociales; habíamos viajado con Mujeres Creando por muchos países y habíamos
conversado con diferentes mujeres, algunas indígenas, y no encontrábamos mucha
receptividad. En el proceso de la Asamblea Constituyente, las hermanas y compañeras
de otros territorios en Bolivia, como las guaraníes, las amazónicas del norte de La Paz,
las hermanas de clase trabajadora y de los barrios empobrecidos de las ciudades de
Bolivia, nos dijeron que también a ellas les hacía sentido el planteamiento de la
comunidad. Ese fue el momento en el cual entendimos y sentimos que es en el
planteamiento de lo comunitario donde nos encontraríamos con otras mujeres y
también hombres de otros territorios.

7. La penetración colonial y el entronque patriarcal


35 Dos palabras que describen la realidad que pretendemos mostrar. Penetración nos
plantea la acción de introducir un elemento en otro. Colonial como la invasión y
posterior dominación de un territorio ajeno, empezando por el territorio del cuerpo.
Como las palabras y los discursos son formas auditivas que toman posición ante las
hegemonías discursivas del poder, podemos decir que la penetración colonial nos puede
evocar la penetración coital, como la imagen de violencia sexual, de la invasión
colonial. No decimos con esto que toda penetración coital o penetración sexual en
general sea necesariamente violenta, no lo es cuando se la desea, pero la violación de
nuestros cuerpos, ninguna mujer la desea, y la invasión colonial, ningún pueblo la
quiere.
36 Este doble contenido de la colonia, que manifestamos, no se lo discute y no se lo quiere
asumir en el análisis político de la recuperación de la tierra, territorios y soberanía de
nuestros pueblos. Hoy cuando hablamos de descolonización significa cuestionar, entre
otras cosas, la heterosexualidad obligatoria, denunciar la violación a las mujeres como
práctica machista, cuestionar la penalización del aborto, el matrimonio obligatorio y
acordado, la monogamia de las mujeres y la invisibilización de las lesbianas en distintas
escalas: en las comunidades, en el imaginario del proceso de cambio en Bolivia y en
nuestros pueblos.
37 Colonizar, como decíamos antes, proviene del significado de invasión de un territorio, y
del ejercicio de poder en territorios ajenos, invasión que se hace por la violencia
evidente o por la violencia sutil. El objeto de la colonización, aparte de usufructuar los
frutos y productos de los territorios colonizados, también es invadir, someter, imponer,
dominar, usufructuar y colonizar los cuerpos de las y los colonizados para tomar sus
ajayus, sus energías, sus espíritus, sus fuerzas para enajenarlos y ocuparlos, para
domarlos, para disciplinarlos y para que obedezcan mandatos y órdenes hasta lograr la
internalización de los invasores en nuestros cuerpos, lograr que los invasores se metan
en los territorios del cuerpo, de la subjetividad, de las percepciones y de los
sentimientos de identidad, placer y deseo.
38 La invasión colonial, entonces, no solo penetró territorios de lo que hoy se llama
Bolivia, la colonia invadió los cuerpos de las mujeres y hombres que vivían en esta

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tierra Pachamama, consolidando un entronque patriarcal que fortaleció el sistema de


opresiones patriarcal, por lo que hoy tenemos en Bolivia una versión corregida y
aumentada del patriarcado. El colonialismo interno, consideramos que constituye uno
de los más importantes logros de la colonia, pues se trata de la internalización de los
invasores en los cuerpos y ajayus de los colonizados, invasión que produce un
blanqueamiento de nuestros cuerpos indígenas y nuestras formas de pensamiento
también. El colonialismo interno es un buen ejemplo que explica esto que queremos
decir: que los invasores colonizadores se metieron en nuestros cuerpos, penetraron
históricamente nuestros cuerpos y que desde entonces hasta ahora son los nuevos
patrones gobernando, no solo con sus cuerpos desde el G-20, o el Banco Mundial, o el
FMI, sino también desde nuestros cuerpos. Por eso la descolonización es una de las
tareas de la despatriarcalización.

BIBLIOGRAPHY
Comisión Memorias (1997). Memorias VII Encuentro Latinoamericano y del Caribe. Cartagena-Chile-
Santiago.

Librería de mujeres de Milán (1996). El final del patriarcado. Ha ocurrido y no por casualidad. En:
http://www.libreriadelledonne.it/categorie_pubblicazioni/sottosopra/

Paredes, J. (2010). Hilando fino, desde el feminismo comunitario. La Paz-Bolivia: Mujeres Creando
Comunidad.

Paredes, J. (2016). El desafío de la Despatriarcalizacion. En Feminismo Comunitario de Abya Yala, (pp.


120-145). La Paz-Bolivia: Asamblea Feminista.

Scott W., J. (2006). Historia del Feminismo. En M. T. Hernández, Orden social e identidad de género,
(pp.10-29). México: Universidad de Guadalajara-CIESAS.

Segato, R. (2010). Género y colonialidad: en busca de claves de lectura y de un vocabulario


estratégico descolonial. En A. Quijano y J. Mejía Navarrete (Eds.), La cuestión descolonial. Lima:
Universidad Ricardo Palma -Cátedra América Latina y la Colonialidad del Poder.

ABSTRACTS
The text makes an explanation of community feminism as a proposal originally arising from
debates within the community Women Creating, in the frame of the insurrection of the Bolivian
people in 2003. Community feminism begins a path of decolonization of feminism that was
originally embodied in the book Hilando Fino. We reconceptualize concepts such as feminism and
patriarchy as well as their usefulness for the struggles of our peoples. We will also make clear the
differences of our roots of thought, knowledge and social practice to be able to speak of the
creation of a thought of our own.

El texto realiza una explicación del feminismocomunitario como una propuesta surgida
originalmente de debates al interior de la comunidad Mujeres Creando, en el marco de la

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insurrección del pueblo boliviano en el 2003. El feminismocomunitario inicia un camino de


descolonización del feminismo que originalmente se plasmó en el libro Hilando Fino.
Reconceptualizamos conceptos como feminismo y patriarcado, así como su utilidad para las
luchas de nuestros pueblos. También dejaremos claras las diferencias de nuestras raíces de
pensamiento, conocimiento y práctica social para poder hablar de la creación de un pensamiento
propio.

INDEX
Keywords: Community feminism, Bolivia, Feminism, Patriarchy
Palabras claves: Feminismocomunitario, Bolivia, Feminismo, Patriarcado

AUTHOR
JULIETA PAREDES

Asamblea Feminista de La Paz, Bolivia


Correo electrónico: [email protected]

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