Temperamentos - Taller de Novios 2425

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AUTOCONOCIMIENTO

TEMPERAMENTOS

TALLER DE NOVIOS
2024-2025
¿QUÉ ES EL TEMPERAMENTO?
Cada personalidad tiene algo estructural que
denominamos “Temperamento”, algo con lo que se nace,
que es importante conocer y descubrir pues es la manera
con que me hizo Dios.

Tengo que saber cómo tiendo en general a reaccionar e


interactuar con los demás. Del temperamento (estructura
básica de la personalidad) brota el carácter, que son
aquellas disposiciones de mi personalidad que sí puedo
educar, encauzar y modificar en base a ideales y
necesidades de la vida misma.

Hay muchas formas de definir o catalogar los


temperamentos. Presentaremos la clásica, pero se
pueden buscar otras. Lo importante es saber que son
“tipificaciones generales”, no son moldes exactos.

Existen personas que entremezclan características de uno


y otro, por lo que se puede decir que tienen un
temperamento dominante y otro secundario. Cada
persona es una combinación única. Por conocer mi
temperamento no quiere decir que me aprisione.

TEMPERAMENTO Y AUTOEDUCACIÓN
El conocer mi temperamento puede ser de gran ayuda
para la autoeducación, y en mis relaciones con los
demás. Específicamente en el noviazgo, si sé cómo
reacciono, cómo me afectan las cosas, y también
descubro lo mismo en el otro, eso ayudará muchísimo a
entenderse mejor.
TEMPERAMENTO
SANGUÍNEO
DESCRIPCIÓN GENERAL
El sanguíneo reacciona rápida y vehementemente ante las
influencias e impresiones que recibe, pero la impresión queda
por poco tiempo en su alma. Se le ha llamado al sanguíneo “la
alegría de la casa” debido a que es un temperamento afable,
simpático, optimista y liviano. Crea muy buen ambiente a su
alrededor. El sanguíneo se caracteriza por no complicarse con
las cosas ni apesadumbrarse por las dificultades. Es una
persona fácil de trato y por ello contribuye mucho a la
convivencia. Es, sin embargo, inconstante y tiende a la
superficialidad.

CUALIDADES POSITIVAS
• Intelecto: el sanguíneo por lo general, posee un intelecto vivo,
es ocurrente e ingenioso. Cuando lee o escucha algo lo capta
fácilmente, aunque no siempre en profundidad y muchas veces,
incluso, cree que ha captado, pero no ha entendido el asunto a
fondo. Le ayuda en esto su gran imaginación. El intelecto vivo,
la imaginación fecunda y la capacidad de captar las
situaciones hacen que el sanguíneo posea la cualidad de
improvisar fácilmente y con ello, de salir del paso. En ciertos
casos pareciera que el sanguíneo piensa “a saltos”, a veces,
debido a que su vivacidad e imaginación le lleva a adelantarse
a un raciocinio lento y progresivo.
• Voluntad: es propio del sanguíneo tener una disposición
positiva, una actitud de disponibilidad para emprender cosas.
Es el hombre de “buena voluntad”, abierto a lo que se le pide. Es
también, en el mismo sentido, adaptable, se adecúa a las
circunstancias y sabe darse cuenta qué es lo que más conviene
en el momento. Esta disposición abierta de su voluntad se ve
reafirmada por el hecho de confiar siempre en el éxito,
difícilmente piensa que algo no le va a resultar y si algo fracasa
no se aflige por demasiado tiempo.

• Afecto: el sanguíneo posee un estado de alma alegre y


optimista. Es el hombre que no se complica innecesariamente.
Goza con la vida, con las cosas pequeñas. No es la persona
ensimismada y meditativa; él tiene su “filosofía”, es extrovertido y
se ríe un poco de todo, muchas veces echando incluso las cosas
serias a la chacota. Por esta extroversión, dice también todo lo
que piensa y siente, sin reparar en ciertas ocasiones en la
oportunidad pero es sincero y sin mayores dobleces en su interior.

• Ante los demás: pronto se hace conocido en todas partes, es


confiado y locuaz y se comunica fácilmente con personas
conocidas y desconocidas. Es afable y alegre en sus palabras,
sabe entretener y contar interesantes narraciones y anécdotas
con mucha gracia y a veces exageración.
Se hace querido por los demás ya que es atento y generoso, no
presta una ayuda con la frialdad del colérico, ni con un corazón
tan afectuoso como el melancólico, sino que lo hace de un modo
alegre y sereno. Tiene también sensibilidad para las desgracias
de los otros, es sumamente compasivo. Sabe corregir sin que las
personas se sientan heridas. Si se le ofende o se enoja “explota” y
se desahoga con facilidad, luego olvida todo y no guarda rencor.
No le cuesta mucho “sintonizar” con el medio y ser sociable. Ante
los superiores es sumiso y abierto.
DEFECTOS

• Superficialidad. Uno de los mayores problemas del sanguíneo


es la superficialidad. Suele ser superficial en su manera de
pensar y de juzgar las cosas. Le cuesta mucho concentrarse para
estudiar seriamente o en su trabajo. Esta superficialidad se
manifiesta también en la dispersión, emprende una y mil cosas, y
le cuesta terminarlas bien. Se distrae fácilmente de lo que están
pensando o haciendo. También sus relaciones personales suelen
ser poco profundas: es “muy amigo” de todos, pero no siempre
cultiva sus amistades con honduras.

• Inconstancia. Este defecto está muy unido al anterior, por su


superficialidad y extroversión, el sanguíneo peca de inconstante.
Depende mucho de los estados de ánimo y del ambiente. Esto
hace que cambie sus opiniones con demasiada facilidad, que
deje sus trabajos porque “encontró algo más interesante”. Es
versátil, emite juicios apresurados y emprende acciones que no
ha pensado mucho; esto hace que luego cambie también sin
mayores problemas. La inconstancia se debe también a su
tendencia a “sacar la vuelta” al trabajo duro o cuando éste ha
perdido el atractivo del inicio.

• Exagerada extroversión. Al sanguíneo le cuesta el cultivo de la


profundidad interior, todo lo tiene que ver y oír, de todo tiene qué
hablar, está pendiente de las cosas exteriores, de la ropa, de lo
que agrada a los sentidos, es galante y, a veces, dado a los
“amoríos”. Esta extroversión hace también que no pueda guardar
los secretos con facilidad y esté a la caza de noticias; es curioso
y sensual.

• Vanidad. El sanguíneo no conoce el orgullo del colérico, pero sí


la vanidad que le hace experimentar una alegría casi pueril de sí
mismo, de sus trabajos, de su apariencia, se mira de buena gana
en el espejo o en el vidrio de las puertas o ventanas; al ser
alabado se siente feliz. Puede ser un tanto fanfarrón y snob.
EDUCACIÓN DEL SANGUÍNEO
• El sanguíneo debe aprovechar su temperamento alegre y
optimista. Esto lo hará enfrentar la vida positivamente, y, en la
fe, esa actitud de alma madurará hasta llegar a ser una
profunda confianza filial en el Dios providente, en su poder y
misericordia, pues, “todo converge al bien de los que aman a
Dios”.

• Igualmente debe sentirse llamado a formar comunidad, a


desarrollar la afabilidad connatural que posee, uniendo. Con su
alegría y facilidad de contacto debe ayudar a limar asperezas
y dar ánimo. Debe desplegar la sensibilidad y generosidad de
su corazón en el servicio y acogimiento.

• Es importante que el sanguíneo luche contra la


superficialidad y la inconstancia educándose a la reflexión
seria (debe pensar siete veces antes de dar una opinión o
comprometerse), tiene que aprender a hacer bien lo que está
haciendo, a no dejar un trabajo inconcluso. Tiene que llegar a
ser constante y responsable aunque deba luchar mucho por
conseguirlo. En otras palabras, el sanguíneo debe aprender a
actuar “por propósito”, superando la pura espontaneidad y
entusiasmo del momento.

• Un punto importantísimo en la educación del sanguíneo es el


orden, el orden en su estudio, en su trabajo, en su habitación,
en su apostolado, en toda su vida; para él vale especialmente
la máxima “cuida del orden y el orden te cuidará a ti”.

• El sanguíneo debe aprender a dominarse, a ser capaz de un


esfuerzo, metódico, continuo. Para esto no ha de temer ni huir
al sacrificio pues todo lo grande cuesta sacrificios: “sin muerte
no hay victoria”. En este sentido debe dominar también su
sensibilidad y tendencia sensual.

• El optimismo no debe ser ciego, tiene que prever y calcular y


comprometerse de acuerdo a la realidad y no a un puro
impulso afectivo.
PERSONAJE BÍBLICO
Apóstol Pedro.
Sus cambios bruscos: Juan.13:6-9
Prometía y no cumplía:
Lucas. 22:31-34. y 22:54-62
Arriesgado: Mateos.14:28-29

Vemos en Pedro un arrebatado, pero


cuando fue lleno del Espíritu Santo fue
en gran manera útil a la causa de
Cristo. Tanto en el libro de los Hechos,
como en sus dos cartas, Pedro es un
hombre transformado. Siga el
sanguíneo el ejemplo de Pedro,
busque ser lleno del Espíritu Santo.

MIS NOTAS
TEMPERAMENTO
COLÉRICO
DESCRIPCIÓN GENERAL
El colérico reacciona de inmediato y con fuerza ante las
influencias que recibe. La impresión queda en él por mucho
tiempo. El colérico siente y se entusiasma por lo grande, no
busca lo común y ordinario, sino lo grandioso y sobresaliente.
Tiende a lo alto, ambicionando un puesto destacado, montar
una gran industria, cumplir una gran misión, llegar a la cumbre
de la perfección, etc. Es un hombre de grandes ideales y de
acción, que realiza aquello que se propone. Anhela un cierto
heroísmo.

CUALIDADES POSITIVAS
Entendimiento: La mayoría de las veces, aunque no siempre,
el colérico posee un entendimiento agudo, gusta la claridad
de ideas tendiendo a la objetividad. Esto le facilita el ser
calculador, le gusta planificar tomando en cuenta todos los
detalles. Su entendimiento agudo le lleva, además, a ser un
hombre de principios claros.

Voluntad: Es una persona combativa, fuerte, enérgica. Nació


para ser luchador, le gusta probar su voluntad enfrentando
las dificultades y superando los obstáculos; es seguro de sí
mismo y ama el riesgo. Su voluntad lo lleva a perseguir las
grandes metas que se ha propuesto, con perseverancia;
sabe decidir y decidirse, no se desalienta pues “tiene que
resultarle”.
Afecto: No es una persona que se caracterice por una
emotividad sentimental, pero puede albergar en su corazón un
gran afecto, aunque le cueste demostrarlo, pues piensa que
ello es signo de debilidad. Es extraordinariamente apasionado
y desprecia las cosas superficiales.

Ante los demás: Le gusta mandar y ponerse a la cabeza de las


empresas. Toma iniciativas, activo y trabajador, desconoce el
“respeto humano” y a veces la prudencia. No tiene temor de
presentarse en ambientes desconocidos. Es abierto y franco.

DEFECTOS
Orgullo: el colérico seguro de sí mismo, tiende a despreciar a
los demás por incapaces, rechazando la ayuda de otros y
haciendo él mismo lo que podrían o deberían hacer los
demás. Es difícil trabajar con él en equipo, puede ser
“mandón”. No pocas veces se deja dominar por la ambición:
en todo quiere ser el primero y ser reconocido como tal.

Dureza: puede ser violento, pasa por encima de los otros de


modo que éstos no se sienten tomados en cuenta o se
consideran “utilizados”. Fácilmente se deja llevar por la ira y
dice palabras duras que hieren. Llevados por su idea o la
tarea que tiene entre manos no considera la realidad de las
otras personas ni las circunstancias.

Impersonalismo: todo esto hace que el colérico aparezca


como alguien impersonal, más aún, si se considera que no
tiene muy desarrollada su afectividad. No repara en los
detalles de delicadeza y falta de atención. Más bien es
exigente y atropella con facilidad. Muchas veces es
“funcional” en su trato.
Testarudez: puede ser terco y obstinado, no sufre cuando se le
contradice, pues “quiere salir con la suya”, no cede y puede
cegarse ante la realidad. Si se da cuenta que ha fallado le cuesta
reconocerlo y tenderá a justificarse. Cree tener siempre la razón.

Susceptibilidad: el colérico es muy sensible ante todo aquello que


lo desacredite o que disminuya su valor ante la vista de los demás,
le teme a todo tipo de humillación. De ahí que fácilmente oculte
inauténticamente lo menos bueno que hay en él, disimule y hasta
llegue a la mentira y a la hipocresía. Si alguien lo pone al
descubierto, se defiende, ataca con ironía y sarcasmo, , guarda
rencor, no lo olvida y se venga.

EDUCACIÓN DEL COLÉRICO


El colérico debe aprovechar su tendencia hacia lo grande
buscando una meta alta y noble que le dé sentido a su vida, pues
de otro modo, nunca se sentirá satisfecho. Grandes santos han
sido coléricos fundamentalmente, por ejemplo San Ignacio que
tenía como lema “Todo para la mayor gloria de Dios”.

Debe aprender a orientar su actividad y acción de acuerdo con la


máxima del Señor “Aquel que quiere ser el más grande entre
ustedes debe hacerse el servidor de todos”. Su iniciativa, acción y
capacidad de empresa debe ser expresión de servicio
desinteresado a los demás. El Colérico aspira a lo grande, es
alguien de grandes ideales y de acción.

Sus defectos de orgullo y prepotencia, que lo llevan también a


sentirse autosuficiente frente a Dios o a prescindir de su gracia y
conducción, son superados por el cultivo consciente y profundo de
la actitud instrumental y filial: toda su capacidad creadora y
autoridad deben basarse en una profunda dependencia filial y
disponibilidad ante Dios. Sólo esto le garantiza la fecundidad y
también su propio equilibrio personal: “El que quiere ser el mayor
debe convertirse y llegar a ser como uno de estos pequeños”.
El colérico debe cultivar su afecto y sensibilidad, no le debe
suceder que desarrolle desmesuradamente su inteligencia y
voluntad y su corazón se atrofie. El otro ha de aparecer ante él
como persona, que requiere respecto, tacto, atención delicada.
Tiene que educarse para recibir, de los hombres y de Dios. No
tiene que rebelarse ante sus deficiencias y errores o sus
pecados, sino aprender en ellos la humildad de corazón,
aprender a pedir, a abrirse, a admirar y dejarse enriquecer.

Debe evitar convertirse en una persona excesivamente seria, que


aprenda a gozar con las cosas pequeñas, “ser más sanguíneo”,
más adaptable y afable, no tan rígido y terco. Tiene que saber
convivir sanamente en la alegría y distraerse con cosas
“intrascendentes”.

Toda su capacidad de lucha y optimismo ante las dificultades las


pondrá al servicio de la comunidad para animar y alentar a los
otros, ayudándolos, sin que éstos lo sientan. Tiene que ser un
sostén y puntal de la comunidad poniéndose al servicio de los
demás y desprendiéndose del egoísmo, orgullo o vanidad.
PERSONAJE BÍBLICO
Apóstol Pablo.
Antes de convertirse era duro y sin
compasión a los cristianos. Hechos 8.3
Hacia esto creyendo que estaba en lo
cierto. Su conversión tuvo que ser
violenta, Hechos 9.3-4.
Enseguida quería actuar, Hechos 9.6.
No dudó en denunciar la hipocresía de
Pedro, Gálatas 2.11.

Fue fundador de muchas iglesias y aún


preso se lo pasaba escribiendo cartas
animando y enseñando la doctrina cristiana.
La iglesia de Cristo se beneficia mucho con
lo coléricos. Pero ellos deben aprender a
someterse al Señor que es lo que más les
cuesta.
MIS NOTAS
TEMPERAMENTO
MELANCÓLICO
DESCRIPCIÓN GENERAL
El melancólico se caracteriza por reaccionar lentamente ante
los estímulos exteriores, pero su reacción es profunda y
duradera. El melancólico es el hombre de la interioridad, del
pensar profundo y de la honda afectividad. Se caracteriza por
cierta “melancolía” o tristeza; es más bien lento y reflexivo; no
es fácil empujarlo a acciones rápidas. Se desanima
rápidamente y cae con frecuencia en el pesimismo.

CUALIDADES POSITIVAS
Intelecto: Su pensamiento tiende hacia lo profundo; se da
también de buena gana a la consideración de lo pasado,
recordando los acontecimientos de tiempos anteriores.
Tiende a considerar todo con atención y a examinarlo
seriamente, hasta formarse un juicio. Se detiene en el
análisis de sí mismo, en la introspección, no pocas veces
desmesurada. Es una persona que le gusta “soñar despierto”.

Voluntad: El melancólico tiene una voluntad fuerte, siempre


que algo se haya arraigado en su interior. Esa voluntad lo
puede llevar a hacer los más grandes sacrificios por una
causa o por una persona. Es una voluntad constante, fuerte y
callada. Sin embargo, le cuesta decidirse por algo.
Afecto: Posee un afecto rico y profundo; es muy sensible; más
que con la cabeza piensa con el corazón. Sus reflexiones van
acompañadas de un misterioso anhelo; con facilidad se
siente conmovido en su interior, pero no siempre deja
traslucir en su exterior su emotividad.

Ante los demás: El melancólico difícilmente se acerca a


personas extrañas, ni entra en conversación con
desconocidos. Revela su interior con suma reserva y por lo
general sólo a los que tiene más confianza; y entonces le
cuesta encontrar las palabras adecuadas para expresar lo
que siente. Pero, de hecho, experimenta gran alivio cuando ha
logrado “desahogarse”. El melancólico quisiera desahogarse
por medio de una conversación, pero le cuesta enormemente;
el colérico, podría, pero no quiere. Posee un gran sentido para
captar las necesidades de los demás y de corazón desearía
ayudar; se conmueve fácilmente y puede darse y servir con
gran desprendimiento de sí mismo: es humanitario. Con gusto
desearía tener amigos y es capaz de gran lealtad, pero por su
reserva y debido también a que se desengaña con facilidad,
le cuesta tenerlos. En general huye de la masa, prefiere estar
solo o moverse en un grupo pequeño de personas conocidas
que lo aprecian.

DEFECTOS
Pesimismo: el melancólico siempre considera las cosas en su
aspecto más negro y adverso; es el hombre que ve el día entre
dos noches, justamente lo contrario del sanguíneo. Si en sus
empresas se le presentan dificultades, aunque de poca monta,
pierde el ánimo, y quisiera dejarlo abandonarlo todo; puede
sucumbir ante los fracasos. Con gran facilidad se desengaña
de los demás, pues les exige mucho y pareciera no aceptar
que tengan defectos, se descorazona y el hecho, por ejemplo
que le haya fallado un amigo lo lleva a no creer más ni en los
hombres ni en la amistad, cayendo en un profundo
escepticismo. Es demasiado susceptible. Todo esto hace que
el melancólico se cierre con facilidad, se aísle en su tristeza y
pesimismo.
Pesimismo: el melancólico siempre considera las cosas en su
aspecto más negro y adverso; es el hombre que ve el día entre dos
noches, justamente lo contrario del sanguíneo. Si en sus empresas
se le presentan dificultades, aunque de poca monta, pierde el
ánimo, y quisiera dejarlo abandonarlo todo; puede sucumbir ante
los fracasos. Con gran facilidad se desengaña de los demás, pues
les exige mucho y pareciera no aceptar que tengan defectos, se
descorazona y el hecho, por ejemplo que le haya fallado un amigo
lo lleva a no creer más ni en los hombres ni en la amistad, cayendo
en un profundo escepticismo. Es demasiado susceptible. Todo esto
hace que el melancólico se cierre con facilidad, se aísle en su
tristeza y pesimismo.

Desconfianza: está unido con lo anterior. Es desconfiado y receloso


ante las personas que no conoce suficientemente. Cree que los
otros no lo toman en cuenta o que le tienen mala voluntad.
Difícilmente logra olvidar las ofensas. Poco a poco va infiltrándose
en él el virus de la antipatía. La aversión respecto a las personas
que le son antipáticas llega a ser tan fuerte, que apenas se digna
mirar a tales personas, o dirigirles la palabra. Puede guardar rencor
por años. Rara vez logra confiar en alguien, tiene, a menudo y sin
motivo, duras e injustas sospechas de su prójimo.

Débil Autoestima: Se considera menos de lo que es y puede. En los


trabajos cede el lugar a otras personas menos aprovechadas y aún
incapaces, en gran parte por miedo al fracaso. Pero, sin embargo,
se siente herido por no habérsele respetado y apreciado en sus
talentos. Es susceptible a las más pequeñas humillaciones. Muchas
veces va guardando en su corazón las cosas que tiene contra otros,
las injusticias de las cuales cree haber sido objeto, etc., y
repentinamente “explota”, para gran sorpresa de quienes lo rodean.
Si tiene que corregir a otro, sin tener nada personal en su contra, es
demasiado suave y le cuesta mucho hablar claro.

Indecisión: Por su temor ante las dificultades, por sus interminables


reflexiones, por miedo al fracaso y a la humillación, por timidez ante
los demás, el melancólico no termina nunca por decidirse; es a
veces el hombre “de las oportunidades perdidas”, hay que
empujarlo al agua para que aprenda a nadar.
EDUCACIÓN DEL MELANCÓLICO
El melancólico posee una gran fuerza en su profunda afectividad.
Puede llegar a darse enteramente a los demás en la total entrega
de sí mismo. Tiene sensibilidad y riqueza de corazón que debe
canalizar hacia el ideal de ser “todo para todos”. Esta entrega de
sí mismo se dirige hacia Dios y hacia los hombres y puede
adquirir gran profundidad y hacerse extraordinariamente fiel.

El melancólico por su tendencia a la reflexión puede llegar a


grandes profundidades en la meditación y el diálogo con Dios.
Para él parece valer especialmente la frase de San Agustín: “Nos
has creado para ti, Señor, e inquieto está nuestro corazón hasta
que no descanse en ti”.

Para que la entrega del melancólico sea fecunda tiene que


superar la amargura y la tendencia a ver todo negro. Sabiendo
que posee esa tendencia, debe hacerle la contra, reparando
conscientemente en lo bueno y positivo de las cosas y de las
personas. En último término, superará su pesimismo radicalmente
sólo cuando aprenda a confiar en Dios, en su bondad y
misericordia.

No debe dejar entrar la amargura ni el escepticismo en su


corazón, pues los otros “no son tan malos como él piensa”; tiene
que perdonar y pasar por encima de lo que él cree que son
ofensas o postergaciones; tiene que aprender a pasar por
encima de sus sentimientos y “desahogarse” con Dios y alguna
persona de su confianza. • Hace bien en “extrovertirse” física y
espiritualmente, alegrándose con todo lo bueno y bello de la
vida; buscando el contacto con otros aunque le cueste salir de sí
mismo.

El melancólico tiene que aprender a “tomar decisiones” aunque


no vea todo enteramente claro, el riesgo debe incorporarse a su
estilo de vida. Tiene que atreverse a tomar responsabilidades a
pesar de que crea que no es capaz. “Las dificultades están para
ser vencidas”, debiera ser su lema.
Vida espiritual: Su sensibilidad es apta para la religión. Si de niño
es enseñado en el camino de la fe, luego no se olvidará más. La
vida espiritual es profunda, y el pecado lo hace auto-condenarse
mucho. Cuando se le presenta el mensaje de Cristo lo examina
mucho y no se decide pronto, pero si lo acepta lo hará en serio. La
vida cristiana del melancólico es de mucho auto examen, de
culparse y de examinar a otros y culparlos. Esto suele privarlo de
la alegría cristiana.

PERSONAJE BÍBLICO
Apóstol Juan.
No comienza con el Cristo del pesebre, si no
con el Cristo eterno. Ver: Juan. 1:1-3 y 20: 30-31.
Sus escritos profundos y dedicados a los grandes
temas revelan que Juan era melancólico. Su
evangelio es muy distinto a los otros, sus cartas
son profundas.
El Apocalipsis es una tarea que se le da a un
melancólico. Juan en su evangelio no se ocupa
en detalles.
Consejos a los melancólicos: ver parábola del
sembrador en Mateo 13: 22 en este terreno está
representado el corazón del melancólico.
Tiene profundidad, pero hay semillas de
depresión, negatividad, y crítica. Una vez lleno
del Espíritu Santo funciona bien.

MIS NOTAS
TEMPERAMENTO
FLEMÁTICO
DESCRIPCIÓN GENERAL
El flemático, al igual que el melancólico, se caracteriza por
reaccionar lentamente ante los estímulos exteriores; pero, a
diferencia del mismo, su reacción no es profunda,
asemejándose en esto más bien al sanguíneo. No es un hombre
que se interese vivamente por las cosas, podría caerse el
mundo y él permanecería muy tranquilo sin inmutarse
mayormente. Normalmente aparece como el tipo de hombre
típicamente tranquilo y, por lo tanto, muchas veces marginado
un poco del grupo en que él se encuentra. No se altera casi por
nada y, como dijimos, la intensidad de la reacción es débil,
corta y superficial, además de ser lenta. Esto hace que el
flemático tenga una cierta apariencia de hombre “plácido” y
sin novedad.

CUALIDADES POSITIVAS
Intelecto. El flemático no es una persona que se caracterice
por una inteligencia rápida y vivaz, que comprenda las cosas
al segundo, más bien tiene una “transmisión lenta”. Su fuerte
reside en la capacidad de abocarse al estudio y
comprensión sistemática, razonando paso a paso hasta
llegar a la posesión de la verdad. No es alguien dado
precisamente a soñar despierto o a fantasear, más bien es
sobrio en sus razonamientos y consideraciones.
Voluntad. La voluntad del flemático no se mueve tanto por un
impulso creador o en el ímpetu del riesgo, sino que es más bien la
voluntad que, cuando se ha educado, puede ser
extraordinariamente constante y fiel en lo pequeño. Entonces,
cuando se ha propuesto algo, a diferencia del sanguíneo, realiza
con tranquilidad su trabajo mostrando gran paciencia y sin dejarse
distraer por factores ajenos a su labor.

Afecto. El flemático, a diferencia de los otros tres temperamentos,


no es un hombre de grandes pasiones. Es difícil que algo lo altere o
haga explotar, que lo conmueva profundamente, no es
especialmente sensible y, en ciertos casos, podría pasar por ser
una persona completamente apática. Sin embargo, su
temperamento tiene un aspecto muy positivo en este sentido: 10
posee una gran estabilidad emocional, puede guardar calma en las
situaciones más difíciles. La estabilidad de su vida emocional le
permite también un racionamiento objetivo.

Ante los demás. Exteriormente hay una cierta semejanza entre el


melancólico y el flemático, a ambos les cuesta entrar en sociedad
e integrarse en un grupo. Sin embargo, los motivos son diferentes.
El flemático se queda normalmente un poco al margen del grupo
simplemente por falta de iniciativa para tomar contacto y para
entablar un diálogo. No es un tipo problemático como
normalmente lo es el melancólico que fácilmente se siente
rechazado o dejado de lado por los demás. El flemático
simplemente está allí, sin hacerse mayores problemas. El,
subjetivamente, no se siente aparte, le basta con la presencia
física y con participar pasivamente. Es el hombre tranquilo, sin
conflictos y le gusta pasar desapercibido. Muchas veces está
dotado de un cierto sentido del humor que le lleva a hacer
observaciones esporádicas donde se demuestra que, a pesar de
que los otros casi no reparaban en su presencia, él estaba
presente en lo que sucedía en el grupo. También es positiva su
influencia en la comunidad en cuanto el flemático es una persona
sencilla que no acostumbra poner demasiadas exigencias a los
demás y que se contenta con lo normal para todos.
Es modesto y sencillo, y estos son grandes valores en la
construcción de una comunidad. Es por eso que los flemáticos
dan a la comunidad una cierta estabilidad y permanencia,
elementos muy necesarios para la vida de la comunidad. Huye
de las disputas acaloradas manteniéndose al margen cuando
otros se ofuscan en una discusión. Por ello, también, contribuye
a la unión y pacificación de los ánimos.

DEFECTOS
Uno de los mayores problemas que tiene que superar el flemático
es la comodidad. Por su temperamento más bien pasivo tiende a
quedarse tranquilo y a aburguesarse. Como no es arrastrado por
grandes pasiones, fácilmente se acomoda en lo más fácil. Le huye
al sacrificio y a aquello que resulta difícil de lograr, se queda
contento con lo que ya tiene o los demás le han procurado. Si se
trata de emprender una labor le cuesta salir de sus “costumbres”,
no posee la agilidad para alterar su ritmo normal de vida. En este
sentido se constata en el flemático una marcada inclinación al
descanso.

Superficial: No es raro que el flemático también haga del gozar la


vida uno de sus objetivos principales. En este sentido se puede
convertir en el típico “gourmet”, en el gozador ávido de placeres y
de sensualidad; simplemente se dedica “a pasarlo bien”, a gozar
sin mayor esfuerzo, a dejarse mimar.

Inmutable: Otro de los grandes problemas para el flemático es su


falta de iniciativa y participación comunitaria. Su carácter
modesto, su tranquilidad, puede llevarle, si no se educa, a
marginarse por completo de la vida comunitaria y a no aportar
nada de sí a los demás. Le cuesta tomar iniciativas y sacarlas
adelante. Con ello puede pasar a ser un peso muerto dentro de la
comunidad: puede caerse el mundo, pero él no se inmuta por
hacer algo. Todo le pasa por encima.
Indecisión: Falta de decisión y energía puede ser también
defectos contra los cuales tiene que luchar el flemático. Su
parsimonia y falta de apuro, puede prolongar más allá de la
cuenta el tiempo de tomar una decisión. Siempre piensa que hay
que madurar aún más las cosas, o bien, no ve la urgencia que
ellas entrañan. Entonces deja pasar los días y los meses sin
actuar. Desde este punto de vista el flemático puede convertirse
en una persona sin voluntad, le falta la capacidad de decisión y
la energía en la realización de las cosas difíciles.

EDUCACIÓN DEL FLEMÁTICO


Un flemático puede llegar a hacer cosas en su vida si educa su
temperamento. Cuando supera los lados débiles de la
comodidad y tendencia a la flojera, y aprovecha su sentido por el
detalle y la constancia, puede convertirse en un trabajador
incansable, capaz de llevar a cabo los trabajos más difíciles, que
otros nunca tendrían la paciencia de realizar con la dedicación
que él lo hace. En esta misma línea, el flemático posee la gran
cualidad de la sencillez y modestia la cual lo puede llevar a una
gran abnegación y servicialidad comunitaria. Por eso, debe saber
encontrar su lugar en la comunicad y dar allí su aporte,
venciendo la tendencia al pasivismo. Una comunidad no sólo
necesita personas que sepan organizar y dirigir, necesita
igualmente del aporte insustituible del que trabaja en lo
pequeño y lo oculto.

Otra de las tareas del flemático es acostumbrarse a tomar


iniciativa activamente, debe obligarse a participar, a dar su
opinión, a entregar algo de sí mismo confiando que su granito de
arena es importante para la construcción del todo. Aunque
tienda a quedarse tranquilo, debe hacer lo posible por
“inquietarse”, por meterse en los problemas y tratar de aportar
también él una colaboración para solucionarlos. Tiene que
desarrollar un verdadero interés por los demás, salir de sí y de su
comodidad.
En la vida espiritual el flemático, muestra una predisposición
especial para la meditación y reflexión. Debido a su estructura
anímica posee igualmente una facilidad congénita para
“descansar en manos de la Divina Providencia”. Sabe que Dios
tiene las riendas del mundo y de su vida en sus manos, que le
Padre cuida y que, por lo tanto, no debemos inquietarnos “por
qué habremos de comer o con qué vamos a vestirnos”. El
abandono a la Divina Providencia, la aceptación de los designios
del Padre son actitudes que naturalmente no le resultan difíciles
y debe saber desarrollarlas.

Una de las luchas más arduas que tiene el flemático por delante
es el vencimiento de su tendencia a la comodidad y a ser vago.
Deberá exigirse, aprender a renunciar a ciertos placeres que
fomentan esas tendencias. Tiene que llegar a conquistar el
heroísmo en su estilo de vida y una reciedumbre en sus hábitos,
de modo que los lados fuertes de su carácter no se vean
impedidos por su tendencia a la comodidad.

Su vida espiritual Es correcto y de buena conducta, se guía por


las reglas y se jacta de no hacer mal a nadie (por esta causa
cree que no necesita arrepentirse). Es de los que se portan bien
por temor a las consecuencias, más que por un ideal o por amor.
No es de los que buscan a Dios en las dificultades, más bien se
acomodan a la situación.
PERSONAJE BÍBLICO

Abraham:
Como buen flemático era amante de
la paz, Génesis 13.8-9.
Temeroso y propenso a protegerse,
Génesis 12.10-13.
Luego de ser probado por Dios,
Abraham fue un hombre de gran fe,
Hebreos11.17-19; Romanos 4.18

MIS NOTAS

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