Programa de Barkley para Hijos Rebeldes y Desafiantes
Programa de Barkley para Hijos Rebeldes y Desafiantes
Programa de Barkley para Hijos Rebeldes y Desafiantes
PROCEDIMIENTO:
1. Busca un momento del día en que tu hijo o hija esté jugando en algo con lo que sepas
que disfruta, un momento en el que puedas dedicarle ese cuarto de hora, sin que haya nada
urgente que hacer más tarde. Dedica un par de minutos sólo a observar y tomar algunas
notas mentales:
○ ¿Qué está haciendo el niño?
○ ¿Cuánto tiempo ha estado en ello?
○ ¿Tiene un objetivo o lo hace sólo con ánimo de divertirse?
No le preguntes a él o ella, no le interrumpas con ninguna duda, pues esta actitud
podría acabar con el momento idílico (“ya está mamá o papá preguntando”).
2. Pasados esos primeros minutos, empezá a comentar lo que tu hijo está haciendo, se
trata de realizar comentarios positivos, pero no excesivamente efusivos ni forzados.
3. Después de los 15 ó 20 minutos, contale a tu hijo lo mucho que disfrutaste pasando
tiempo con él y decile que te gustaría establecer un tiempo especial para hacer lo mismo
cada día.
Tips:
● No dar órdenes ni hacer correcciones. Si el chico se equivoca, hace trampas o no
sigue bien las reglas, no importa, se trata de que la relación no se base sólo en
mandatos; de hecho, eso es lo que –entre otras cosas- está impidiendo que la
interacción sea adecuada.
● No hacer preguntas intrusivas, buscar otras que sean lo más parecidas posible a
afirmaciones.
● Elogiar de forma selectiva. No queremos que, al volvernos exagerados, nuestros
hijos sospechen nuestra finalidad, sino que hay que buscar qué elogiar y hacerlo de
forma inmediata a su conducta.
Los tiempos especiales son un pilar de la relación hasta la adolescencia, pudiendo ir
reduciendo la frecuencia a dos o tres días por semana, con el paso del tiempo.
SEGUNDA SESIÓN
PASO 3: CUANDO EL ELOGIO NO ES SUFICIENTE, OFREZCA RECOMPENSAS
Disponemos de otro tipo de incentivo que podemos ofrecer a su hijo para que colabore con
nosotros sin necesidad de reforzarle continuamente.
Con el paso 3, aprenderemos a reforzar a vuestro hijo cuando se porte adecuadamente, no
sólo elogiándole y prestándole atención, sino también utilizando recompensas y privilegios
concretos que su hijo desee.
Hay niños que necesitan ayudas extras para conseguir que obedezcan, para convencerles,
crear el hábito del sacrificio y que prefieran hacer en ese momento lo que les pedimos, les
debemos dar de antemano algo que les pueda interesar. Con este paso 3, vamos a implantar
una forma de ganar puntos para conseguir cosas que desean, varias veces a lo largo del
día, de modo que ellos se vean más cercanos de lo que quieren.
Este sistema de refuerzo potenciará los progresos del niño y le ayudará a portarse de forma
normal, consiguiendo que las mejoras sean permanentes.
Lo que debemos hacer esta semana es establecer un sistema de refuerzo con el que su hijo
gane fichas o puntos por acabar determinadas tareas cuando se le pide. Después va a
poder canjearlos por recompensas o privilegios que él aprecie.
El objetivo es aplicarlo de forma creativa y divertida.
Para niños de 4 a 7 años, utilizar fichas pequeñas por obedecer; para niños de 8 a 12 años
utilizar un sistema de puntos.
PROGRAMA DE FICHAS EN CASA:
PARA NIÑOS ENTRE CUATRO Y SIETE AÑOS
1- Provéase de un conjunto de fichas. Si el niño sólo tiene entre cuatro y cinco años, todas
las fichas de distintos colores pueden valer 1 punto. Si tiene entre 6 o 7 años utilizar las
fichas con distintos puntos (blancas = 1 punto; azules = 5 puntos, etc). Pegar una ficha de
cada color en una cartulina y poner una etiqueta con el valor del color, y se lo entregamos al
niño como recordatorio.
2- Explicar al niños el sistema de manera pausada.
Explicarle, que como no está lo suficientemente recompensado por todas las cosas buenas
que hace en casa, vais a empezar a concederle fichas por su buen comportamiento para
que pueda conseguir las recompensas y los premios que él quiera. Dejar bien claro desde el
principio, qué esperar el uno del otro.
Le vais a dejar ayudaros a elaborar la lista de premios que puede ganar.
3- Mostrarle las fichas y explicarle que se van a ganar por realizar determinadas tareas, y
que la cantidad de ficha dependerá de la dificultad del trabajo y del tiempo que se necesita
para acabarlo; a mayor dificultad y tiempo, mayores serán las ganancias. Explicarle desde el
principio, que sólo ganará las fichas por hacer el trabajo a la primera petición y sólo cuando
el trabajo esté acabado.
4- Buscar un lugar o “banco” para guardar las fichas. Que elija el niño y decorarlo para
divertirle.
5- Escribir una lista con las recompensas, preguntándole qué es lo que a él le gustaría ganar
por portarse bien.
Aunque aparezcan premios grandes y costosos, escribirlos pero sin olvidar añadir
recompensas para cada día.
Escribir entre 10 y 15 recompensas, siendo de éstas, un tercio a corto plazo, otro tercio a
medio lazo y el resto a largo plazo.
6- Escribir una lista de tareas que debe realizar para ganar las fichas. Pueden referirse a
tareas doméstica o a conductas sociales.
Directrices importantes de este punto:
∙ Que el niño participe en la realización de la lista de las tareas, aunque vosotros tendréis la
última palabra.
∙ Tener presente los principales problemas del comportamiento del niño. ∙ Si es una lista de
que cosas que el niño no debe hacer, ganará puntos por privarse de la realización de dicho
comportamiento.
∙ Daremos fichas extras, con un trabajo que no esté anotado en la lista pero donde haya
habido una buena predisposición y colaboración.
7- Asignar el número de fichas que ganará por la realización de cada uno de estos trabajos.
Los niños pequeños (cuatro y cinco años), deberían ganar entre una y tres fichas por tarea y
cinco por las más difíciles.
Los niños entre seis y siete pueden ganar entre una y diez fichas para cada tarea.
8- Determine cuántas fichas entregará al niño para ganar las recompensas. Recomendable,
que al menos dos tercios de las fichas que gane su hijo en un solo día puedan ser invertidas
en recompensas de uso diario. El otro tercio lo puede guardar para recompensas a largo
plazo.
9- Recordarle al niño cómo puede ganar las fichas: haciendo un trabajo cuando se le pide,
mostrar buena actitud y por otros comportamientos adecuados. Cuando el niño comprenda
el sistema, comenzar al día siguiente.
No olvidar que durante la primera semana debemos ser generosos dando fichas.
SISTEMAS DE PUNTOS EN CASA:
PARA NIÑOS ENTRE OCHO Y DOCE AÑOS
Este sistema implica más responsabilidad, más posibilidad de ganar puntos y
probablemente mayor gama de recompensas.
Es más sofisticado ya que necesitamos utilizar un cuaderno de notas en lugar de banco de
fichas.
1- Comprar un cuaderno de notas normal y escribir en la tapa “Cuaderno de puntos”. Hacer 5
columnas en las que se incluya la fecha, el asunto, las entradas, las salidas y el balance
total.
Escribiremos la fecha, una breve descripción del trabajo o comportamiento en la columna
de “asunto”, el número de puntos ganados en la columna de las “entradas” y en la última
columna, el nuevo balance. Cada vez que su hijo gaste los puntos para obtener un premio,
se anotará la cantidad utilizada en la columna de “salidas” y restará esta cantidad para
obtener un nuevo balance en la última columna.
Explica a tu hijo que sólo vosotros sois los que podéis escribir en ese cuaderno.
2- Hacer una lista de los refuerzos y recompensas, como hemos dicho anteriormente.
3- Hacer un lista de las tareas como se ha descrito en el programa de fichas. Puesto que son
más mayores, las tareas que se incluyan serán probablemente más complicadas y llevarán
más tiempo.
4- Asignar para cada trabajo o comportamiento el número de puntos que pueden ganarse.
Como recomendación para la mayoría de los trabajos diarios, asignar entre 5 y 25 puntos y
a partir de 200 puntos, trabajos más pesados.
Para las conductas que se intenten eliminar, suelen darse unos cuantos puntos por cada
periodo de tiempo, como 5 puntos por cada 15 minutos, por no hacer la conducta
inadecuada. Deberá ganar más puntos cuando consiga controlarse en algo que le cueste
especial esfuerzo.
5- La cantidad de puntos que el niño gane en un día probablemente determine cuantos
puntos deber costar cada recompensa. Asegurarse de que un tercio de los puntos que ha
ganado en un día, se guardarán para refuerzos futuros más importantes.
Aplicar el plan como se haría en el programa de fichas.
CLAVES SOBRE QUÉ HACER Y QUÉ NO HACER CON EL SISTEMA DE FICHAS
- No empezar el programa explicándole al niño que se le van a quitar todas sus
recompensas y que después tendrá que ganárselas.
- No castigarle restándole puntos o fichas por portarse mal. Al principio el programa debe
servir para incentivar la buena conducta del niño.
- No ser tacaño con las fichas durante la primera semana. Reforzar las pequeñas muestras
de buen comportamiento.
- Asegurarse de utilizar el programa ambos padres.
- No dar fichas o puntos si teneis que repetir la petición.
- No entregar fichas o puntos hasta que no haya acabado la tarea.
- No hacer esperar la entrega.
- Acompañar los refuerzos con elogios.
- Especificar lo que le ha gustado de su hijo.
PARA QUE EL PROGRAMA FUNCIONE: IDEAS CREATIVAS DE LOS PADRES
∙ Para los niños que no saben leer, utilizar dibujos para mostrar las recompensas. ∙ Ayudarse
de notas como recordatorio.
∙ Para que piensen en la metas a largo plazo, notas de recuerdo en diferentes lugares con el
número de fichas o puntos que se necesitan.
∙ Limitar cierto número de puntos para canjear por dinero, como paga semanal. ∙ Permitir a
los pequeños sacar las fichas fuera del banco para canjearlas por los refuerzos.
∙ Nuevos hábitos para los padres, interrumpir lo que estáis haciendo cada 20 o 30 minutos,
durante la primera semana, y comprobar lo que hace el niño y ver si puede ser reforzado.
PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES
PASO 4: AUMENTAR LA DISCIPLINA CON FORMAS DE CASTIGO MODERADAS
El sistema de fichas en casa utilizado en el paso 3 es un instrumento poderoso, pero no
infalible. Se ha comprobado que normalmente, los momentos idílicos no duran más de tres
o cuatro semanas, después de lo cual hemos de estar preparados, como mínimo, para una
desobediencia ocasional, ya que –de otro modo- los viejos hábitos de interacción
reaparecerán llevando a una espiral negativa que echará a perder todo lo conseguido hasta
el momento.
Como sabes, el castigo ha sido omitido en los pasos 1 a 3, donde sólo estaba permitido
utilizar la forma de castigo habitual cuando había ocurrido un comportamiento negativo
extremo.
No es recomendable pasar al paso 4 hasta que no se haya conseguido una base sólida de
elogios, atención y refuerzos. Si tu hijo todavía se porta mal en muchas circunstancias,
puede ser que necesites trabajar más tus habilidades de refuerzo positivo, antes de pasar al
castigo; si parece que hay poca o ninguna mejora con el paso 3, examina cómo lo has
aplicado, probablemente hayas cometido algún error.
Antes de aplicar un castigo, debemos preguntarnos el motivo que llevó a nuestro hijo a
comportarse mal, antes de reaccionar exageradamente. No hay nada perjudicial en hacer
halagos, pero no ocurre lo mismo con el castigo, así que antes de llegar a él intenta
preguntarte:
- ¿Estoy haciendo mis peticiones de forma eficaz, como aprendí en el paso 2? - ¿Estoy
demostrando mi voluntad para seguir adelante o estoy invitando a mi hijo a ponerme a
prueba?
- ¿He tenido en cuenta la necesidad de variar y poner nuevos refuerzos o castigos a medida
que mi hijo crecía o cambiaba?
- ¿Durante nuestras interacciones, soy sensible a las características de mi hijo y a sus
objetivos personales?
- ¿Mis problemas personales o mis características perjudican la forma en la que respondo a
mi hijo?
- ¿La causa del mal comportamiento de mi hijo podría estar en algún factor externo nuevo?
No es sorprendente que muchos niños se sientan engañados cuando empecemos a utilizar
el castigo y que, por tanto, reaccionen de forma instintiva como lo hacían ante tus viejas
técnicas de castigo, es decir, con el peor comportamiento. Ésta será, así, la semana más
difícil del programa; para ayudarnos a superarla, nos serán útiles las siguientes
consideraciones:
∙ Comprender que las reacciones negativas extremas son un indicio sólido de que los
métodos tendrán, con el tiempo, el efecto que de ellos se espera.
∙ Recordar las cualidades positivas de nuestros hijos (que anotasteis al final del paso 3).
∙ Recordar lo que hemos conseguido hasta el momento, incluso si no es todo lo que
esperabas, la cuestión es que está progresando. Para ello, puedes hacer una lista de cómo
o en qué ha ido mejorando tu vida: te será muy útil.
∙ Recordar también por qué estás dedicando a este programa tu tiempo y esfuerzo: porque
quieres a tu hijo.
∙ Trazar un plan para estar relajado: disfrutar de momentos de ocio y realizar algo de
ejercicio físico.
∙ Tener en cuenta que nuestro hijo se ha convertido en un gran actor. Cree que si emplea
toda su rabia, tú te derrumbarás una vez más y cederás, perdonarás el castigo.
∙ Mantener el refuerzo positivo. No dejes ahora el tiempo especial, es más importante que
nunca.
REINTRODUCIENDO EL CASTIGO.
Durante esta semana, el objetivo es ir reintroduciendo el castigo gradualmente, de forma
consistente y firme. Éste será el procedimiento:
1. Empieza quitando puntos o fichas cuando tu hijo no realice alguna tarea que
normalmente es reforzada en la economía de fichas.
2. Escribe una pequeña lista de comportamientos sociales inadecuados por los que tu hijo
también será castigado.
3. Aprende a utilizar el tiempo- fuera.
4. Elige uno o dos problemas de conducta para los que utilizarás el tiempo- fuera esta
semana.
5. Sigue la regla. “castigar dos veces, después apartar”. Aunque ya haya sido castigado tu
hijo por algo, castígalo una vez más si este comportamiento se repite o continúa, antes de
aplicar el tiempo fuera.
Método 1: sancionar el comportamiento inadecuado
Una vez que ya hayas visto sólidos resultados cuando refuerzas a tu hijo por obedecer,
estás preparado para empezar a imponer consecuencias por la desobediencia. Cuando no
obedezca una petición o no realice una tarea, réstale los puntos que habría recibido por
obedecer.
Por ejemplo, si tu hijo obtiene cinco puntos por hacer su cama or la mañana, no hacerla
significaría perder los cinco puntos que podría haber ganado, más cinco puntos de los que
tenía.
Cuanto más grave sea el comportamiento, mayor será la multa que deberás imponer, así las
faltas graves deberían suponer una pérdida de más o menos un tercio de los beneficio
diarios que podría obtener el niño, no más, ya que no queremos provocar la bancarrota, que
echaría al traste todo el programa, pues el niño se desmotivaría.
Para evitar la espiral del castigo, recordemos: “castigar dos veces, después apartar”.
Método 2: cómo aplicar el tiempo- fuera
Desde este momento, sólo harás una petición si estás dispuesto a imponer consecuencias
por no obedecerte. Sin embargo, para no abusar del castigo, durante esta semana deberías
utilizar el tiempo- fuera sólo con uno o dos de los problemas habituales de tu hijo; si aún
tiene muchos problemas de conducta, elige una conducta que suele dejar inacabada y otra
de índole social.
El tiempo-fuera puede ser utilizado con niños de dos a doce años, pero probablemente es
más eficaz con niños de dos a diez años.
Prepárate para este paso: busca una silla con un respaldo derecho y colócala en un lugar
donde puedas ver a tu hijo (el vestíbulo, en medio del pasillo, en una esquina de la cocina o
en el comedor); asegúrate de que la silla está lo suficientemente alejada de la pared para
que tu hijo no pueda darle patadas, que no tenga cosas al alcance para jugar o entretenerse
mientras está en la silla, y que el lugar que elijas te sirva para mantener la silla como
mínimo dos semanas, para que sirva como recordatorio al niño (por tanto, que la silla no
esté en un lugar de paso para la familia).
El procedimiento para llevar a cabo el tiempo- fuera es el siguiente:
1. Da la orden siguiendo las reglas que aprendiste para hacer peticiones de manera eficaz.
Cuenta hacia atrás en voz alta, empezando por el número cinco y contando a intervalos de
un segundo por cada número.
2. Si tu hijo no ha empezado a obedecer en el momento en que tú dices el número uno, al
cabo de cinco segundos, míralo directamente a los ojos y utiliza el lenguaje corporal para
indicarle que lo dices muy en serio, adoptando una postura firme y estable, señala con el
dedo la silla y repite la petición inicial en un tono más fuerte y advirtiéndole que si no lo
hace, se sentará en la silla.
3. Después empieza otra vez a contar desde el número cinco hacia atrás. Si llegas de nuevo
al número uno, dile: “no hiciste lo que te pedí, así que irás a la silla”. 4. Coge al niño por el
antebrazo o la muñeca con firmeza y llévalo a la silla. Dile:
“siéntate aquí hasta que yo te diga que puedes levantarte”, asegurándote de que tu voz es
fuerte y firme, para que sepa que hablas en serio.
5. Déjalo en la silla durante un minuto por cada año de edad, si la falta ha sido leve, o
durante dos minutos por cada año de edad si la falta ha sido grave. Mientras esté en el
tiempo-fuera, sigue con tus tareas desde donde puedas vigilarle, sin discutir ni hablar con él,
sin hacer caso de lo que él diga.
6. Cuando el tiempo acabe, ve hacia el niño y, si continúa quejándose, dile: “no volveré a la
silla hasta que dejes de hablar”. Vuelve a lo que estabas haciendo y no regreses hasta que
esté tranquilo durante al menos 30 segundos.
7. Cuando haya estado tranquilo durante un rato, vuelve a la silla y pregúntale si está listo
para hacer lo que le pediste; si dice que sí, que lo haga en ese momento, si no hace lo hace,
llévalo directamente a la silla y empieza de nuevo. Si directamente dice que no, no le dejes
levantarse de la silla: “De acuerdo,
estarás aquí hasta que te diga que puedes levantarte”. Repite eso tantas veces como sea
necesario, hasta que el niño haga lo que le has dicho.
8. Una vez que ha hecho lo que le pediste, dile en tono de voz neutro: “me gusta cuando
haces lo que te pido”. No te deshagas en alabanzas o le premies por obedecer, aunque sí
debes estar muy atento a la primera conducta positiva que se produzca, para reforzarle.
9. Si vuelve a desobedecer la conducta que ya has castigado una vez de esta manera,
llévale a la silla de nuevo, esta vez sin previo aviso.
Excepciones en el procedimiento:
- El niño deberá ir al tiempo-fuera sin previa petición o aviso cuando incumpla una norma de
casa muy clara (“no pegar, no robar…”); para que no haya lugar a dudas, coloca una lista con
las normas que generalmente desobedece en un lugar especialmente visible, como la
nevera, y explica a tu hijo que si incumple cualquiera de esas normas, irá a tiempo- fuera sin
previo aviso.
- Si tu hijo tiene una tarea larga que realizar, como hacer los deberes, es tan importante que
empiece como que termine. Así que en lugar de hacer una petición y advertirle como ya se
ha dicho, dile que tendrá un tiempo determinado para realizar el trabajo y que si no lo hace
será enviado al tiempo
fuera. Entonces, coloca un reloj para evitar cualquier discusión sobre el tiempo que
realmente ha transcurrido.
Claves sobre qué hacer y qué no hacer durante el tiempo- fuera:
- No empieces este paso si hay previstas actividades familiares especiales que podrían
distraerte en la aplicación del programa.
- No continúes contando hacia atrás en voz alta después de varias semanas de utilizar el
tiempo- fuera, ya que enseñarás a obedecer a tu hijo sólo aquellas peticiones que vayan
seguidas de la cuenta atrás.
- No abuses del tono autoritario, no hay que dramatizar para hacerse entender. Recuerda
que una vez que se utilice un tono que signifique “lo digo en serio”, ninguna frase con menor
firmeza será tomada en serio.
- No coloques la silla de tiempo- fuera dentro de un ropero ni en el cuarto de baño: no se
trata ni de atemorizarles, ni de que se encuentren en una situación potencialmente
peligrosa.
- No permitas que los hermanos u otras personas de la casa hablen con el niño mientras
está en tiempo- fuera.
- No te disculpes por haber tenido que castigarlo una vez que el tiempo- fuera haya
terminado y esté dispuesto a obedecer.
Cuando un niño se revela contra una sanción
- Cuando castigues por primera vez a tu hijo puede que tenga una rabieta, te insulte o
golpee algo o a alguien con rabia, obviamente este es un comportamiento inaceptable, así
que puedes estar tentado de volver a castigarle, con lo que él se hará más resistente
cuando reciba otra sanción. De esta manera, se pierde la parte del elogio y con ella la
fundamental motivación del niño para
ganar puntos. Por tanto, si tu hijo reacciona mal cuando le castigas, castígale sólo una vez
más; después, envíalo al tiempo- fuera.
- Algunos niños se enfadan tanto por la retirada de puntos que deciden rechazar todo el
sistema. La solución es continuar, siendo insistentes, con el tiempo el niño comprenderá
que no cederás fácilmente y entonces se rendirá.
- Otros niños, ante el anuncio de que se les retirarán puntos dirán: “vale, no me importa”. No
te desanimes si te dice esto, casi siempre es una cortina de humo.
Cuando el niño intenta escapar del tiempo- fuera:
- Una forma de escapar al tiempo- fuera es comenzar a obedecer la petición en el momento
en que le digas que se siente en la silla: no se lo consientas. - Si tu hijo se resiste
físicamente a sentarse en la silla puedes utilizar la fuerza física con moderación, como por
ejemplo, levantándolo del suelo o cogiéndole con ambos brazos, pero sin utilizar la fuerza
bruta. Si tu hijo es especialmente agresivo, esas agresiones suelen dirigirse a la madre y no
ocurre lo mismo si está en presencia del padre, por lo que el tiempo- fuera sólo se realizará
al principio si está éste delante, para más tarde, intentarlo en su ausencia. Si es agresivo
incluso con el padre, no se intentará este procedimiento.
- Es frecuente que tenga una rabieta cuando se dirija a la silla o cuando esté en ella: ármate
de paciencia y mantenlo en la silla hasta que esté al menos 30 segundos sin protestar,
incluso aunque tenga que estar sentado durante una o dos horas. Normalmente, bastará
con una maratón como esta para que la próxima vez no se comporte así.
- Muchos niños, simplemente se fugan, dejando la silla en la primera oportunidad que
tienen. En este caso, sentaremos de nuevo a nuestro hijo en la silla y le diremos con
firmeza: “si vuelves a dejar la silla otra vez, te enviaré a la cama”. Si se levanta otra vez, le
enviaremos a su cuarto, le pondremos sobre la cama y le diremos que no podrá moverse de
allí hasta que se lo digamos, asegurándonos de que no dispone cerca de juguetes u otras
formas de entretenimiento; si intenta dejar la habitación, cerraremos la puerta con llave y
tendrá que cumplir con el tiempo fuera como se decía anteriormente.
- Otras formas de manejar que nuestro hijo se escape de la silla son: quitarle puntos por
hacerlo; en niños mayores, negarles un privilegio de alto valor que habían conseguido ese
día (como ver una final de baloncesto); o añadir cinco minutos más al tiempo- fuera por
cada intento de dejar la silla.
- A veces, intentarán sacarnos de nuestras casillas con frases como: “te odio o no me
quieres”. No deberías animar este tipo de abusos prestándoles atención y, por tanto,
respondiendo a tu hijo o hija, sino que debemos intentar protegernos, por ejemplo
imaginando que somos traductores y que –en realidad- lo que quiere decir nuestro niño es
que no le gusta la silla.
- Otra forma es hacer todo lo que puedan para molestar, haciendo ruido o moviendo la silla.
Hay que explicarles que si la silla se está moviendo significaría lo mismo que si la dejara (y
aplicaríamos las mismas consecuencias que por dejarla).
- El truco de “tengo que ir al baño” no debe funcionar: seguro que pueden esperar un poco.
Bajo ningún concepto se levantarán y si se mojan los pantalones permanecerán así hasta
que una vez transcurrido el tiempo- fuera tengan que cambiarse de ropa y limpiar el lugar.
- Otro truco habitual es “no me encuentro bien”. A menos que el niño haya mostrado
síntomas de enfermedad durante el día, no caigas en la trampa. - Otra forma es sugerir que
está cansado y es hora de acostarse. No pasará nada porque retrase unos minutos su hora
del sueño, será más grave el no aplicar la disciplina de forma consistente.
- Tampoco es recomendable hacer caso a las quejas de tener hambre. Si tu hijo va al
tiempo- fuera durante la comida, no te esfuerces en darle de comer después, sólo podrá
hacerlo si la familia aún no ha terminado de comer.
TERCERA SESIÓN
PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES
PASO 5: UTILICE EL TIEMPO- FUERA CON OTROS PROBLEMAS DE CONDUCTA
El quinto paso es un periodo de reflexión, reconciliación y de acercamiento. Si se tiene
problemas con la aplicación del tiempo- fuera o el uso de fichas para castigar, debemos
averiguar dónde nos estamos equivocando.
Si todo ha ido bien, podemos empezar a utilizar el tiempo- fuera para resolver uno o dos
problemas de conducta esta semana. Sin embargo, es mejor que primero, tengamos un
poco de tiempo, para asegurarnos de que lo estamos haciendo bien.
INDICADORES CONDUCTUALES DE ÉXITO
Lo primero y más importante, es que el comportamiento del niño tendría que empezar a
mejorar de forma global. En segundo lugar, el niño tendría que estar adaptándose al uso del
tiempo- fuera.
Para saber si estamos utilizando el castigo de manera correcta, deben cumplirse los
siguientes criterios:
1- En cada trasgresión el niño está menos tiempo en la silla que al principio del punto 4.
Cuando el método comienza a resultar efectivo, pronto empiezan a ceder, con lo que se
puede reducir el tiempo que están apartados de todo lo que encuentran deseable.
2- El niño empieza aceptar el tiempo fuera como castigo, reduciendo las rabietas, quejas y
otros tipos de protesta mientras está en la silla.
Si comienza a aceptar el tiempo- fuera con resignación, significa que se ha conseguido
mantenerse firme y el niño ya sabe que la única salida es cumplir las normas. Con algunos
niños se puede constatar que el silencio reemplaza a las rabietas de los momentos
iniciales.
3- El niño cumple más a manudo lo que se le pide que haga en aquellas áreas en las que se
aplica el tiempo- fuera.
Obtener una respuesta al primer aviso y conseguir que haga lo que queremos sin que se lo
tengamos que pedir, son signos de que el castigo funciona de manera efectiva y
discriminativa.
4- El niño obedece las normas de casa más a menudo.
5- Empezáis a sentiros más seguros de vuestras habilidades como padre y madre. Más
capaces y competentes.
EN UNA ESCALA DE 1 A 10...
Un aumento global significa que está haciendo progresos y se debería continuar trabajando.
Puede que también se aprecie que en algunas áreas en las que no se ha mejorado o la
mejora no es tan significativa. Éstos serían los objetivos ideales para usar el tiempo- fuera
esta semana.
¿Qué pasa si no se observa ninguna mejora?
Lo primero, no desanimarse y tener paciencia.
Utilizar la siguiente lista, para asegurarnos de que estamos usando los castigos y el tiempo-
fuera como se ha dicho:
- Obrar con consistencia es crucial.
Imponemos una sanción o utilizamos el tiempo- fuera cada vez que el niño se comporta
inadecuadamente.
- La justicia es esencial.
La sanciones que imponemos y la duración del tiempo- fuera son proporcionales a la
gravedad de la transgresión.
- El realismo es necesario.
Las sentencias mínimas que imponemos se adecua a la edad del niño.
- La cooperación entre los padres es importante.
Ambos padres castigar de la misma manera.
- Quedarse “en números rojos” y perder todos los privilegios convierte el sistema de fichas
en algo totalmente inútil.
Asegurarnos de que los castigos impuestos no exceden a los premios.
- Los niños necesitan tiempo para acostumbrarse a las nuevas formas de disciplina si se
quiere evitar que se agobien.
Castigamos sólo uno o dos tipos de mala conducta durante la primera semana.
- Si el sentido de aislamiento no es total, el tiempo- fuera exige poco esfuerzo y pierde su
eficacia.
Nos aseguramos de que no pueda divertirse y no pueda hacer nada destructivo.
- Ser estricto en el cumplimiento de las normas es la única forma de demostrarle que se
está hablando en serio.
Damos la orden dirigida a la conducta seleccionada para usar el tiempo- fuera sólo una vez.
- Especificar claramente las órdenes.
Si al niño no le ha quedado claro, sería injusto castigarle.
- Los niños necesitan avisos un par de segundos para pensar en las posibles
consecuencias.
Nos acordamos de contar de cinco para abajo, dos veces, antes de mandarlo a la silla.
- El hecho de pedir disculpas puede confundir al niño.
Nunca pedir disculpas por haberle castigado.
- Lo último que debe oír el niño es el reconocimiento de lo positivo. Después de portarse
bien, le vamos a recordar que nos gusta mucho que nos obedezca.
- Intentar siempre equilibrar el castigo y los premios.
Acordarnos de premiarle las buenas conductas poco después de haberle castigado.
PROBLEMAS Y OBSTÁCULOS
- Tomar una línea de conducta en la que cada acción de su hijo tenga una reacción. - No
eludir el castigo por no haber escuchado.
- No dejarnos manipular ni que nos presionen a nivel emocional.
- Distinguir entre normas y órdenes.
- No interferir en el castigo que ha impuesto la pareja.
PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES
PASO 6: PIENSA EN VOZ ALTA Y PIENSA EN EL FUTURO. QUÉ HACER EN PÚBLICO
Hasta el momento se han aplicado las normas de conducta en casa, pero es posible que
todavía vuestro hijo tenga algún comportamiento rebelde fuera de ésta; será en este paso
donde se aprenda a controlar estas conductas inadecuadas.
1. ¿DÓNDE ES MÁS PROBABLE QUE TU HIJO TENGA PROBLEMAS?
Lo primero que tienes que hacer es tomarte unos minutos para sentarte con una hoja de
papel delante y hacer una lista de lugares y momentos en que tu hijo es probable que actúe
de forma problemática.
¿Se pone tu hijo nervioso en un supermercado o cada vez que vais a un centro comercial?
¿Son las salidas más fáciles en ciertos momentos del día?
A lo mejor un sábado a primera hora de la mañana es capaz de controlar bastante bien su
comportamiento, pero se vuelve un terremoto si las compras se realizan cualquier día de
diario por la tarde, después de haber estado muchas horas sentado en el colegio.
Es muy posible que si vuestro hijo duerme la siesta y planeamos una salida justo a esa hora,
el resultado sea catastrófico.
Un niño puede rechazar un largo viaje en coche si previamente no ha tenido un buen rato de
juego activo.
2. ¿CUÁNDO OCURREN LAS SITUACIONES MÁS EMBARAZOSAS?
Es posible que como padre o madre, temas el mal comportamiento de tu hijo en situaciones
públicas, que te resulte tremendamente embarazoso y que, por tanto, esto interfiera con la
manera de poner límites a estos comportamientos.
Coge una hoja de papel y escribe los lugares en los que, con mayor probabilidad puedas
sentirte avergonzado: igual no te preocupa en exceso que ti hijo “monte el número” en el
mercado, pero te sientes realmente horrorizado si esto ocurre en casa de algún amigo tuyo.
Estas situaciones reclamarán especial precaución, probablemente distracciones e
incentivos extra para tus hijos.
3. ¿QUÉ HACER EN PÚBLICO?
a. Menciona las normas a tu hijo inmediatamente antes de entrar en un lugar público.
Antes de entrar en el supermercado, párate y dale normas claras, breves y precisas a tu hijo
(“¡Quédate cerca, no toques nada y no pidas!”); sobre todo, no utilices referencias vagas
como “sé bueno”.
Haz repetir las normas a tu hijo para estar seguro de que te ha escuchado y entendido.
Con el tiempo, antes de entrar en una tienda, sólo le tendrás que decir a tu hijo: “¿Cuáles son
las normas?
b. Ofrece un incentivo por cooperar.
Cuando tu hijo se comporta adecuadamente, la forma más sencilla de incentivar es darle un
cierto número de puntos o fichas. Pueden ofrecerse periódicamente durante la salida o
todos de golpe al final, pero si lo hacemos de esta última forma, asegúrate de elogiarle a
menudo por seguir las normas.
En ocasiones muy especiales, puedes ofrecerle el comprar algo al terminar el recado que
tengáis que hacer o, incluso, ir dando a tu hijo pequeños premios a lo largo de la salida.
c. Explica cuál será el castigo por no cooperar.
De nuevo, el método más simple es restar puntos (avisando previamente de ello: “perderás
diez puntos si desobedeces las normas mientras comemos fuera”), pero también hay que
estar preparados para utilizar el tiempo fuera.
El tiempo fuera también se puede poner en marcha fuera de casa porque los lugares que
visitamos suelen ser muy familiares y podemos pensar en alguna esquina libre de
estímulos para el niño. Tener a nuestro hijo en un rincón es menos cruel que gritarle por
toda la tienda y, además, muchos de los “espectadores” estarán agradecidos de que lo
hagamos.
d. Dale a tu hijo algo para hacer.
A todos los niños les gusta ayudar a sus padres, sentirse útiles, y aprecian el hecho de que
se les ponga una tarea para eliminar el aburrimiento.
Si el niño es suficientemente mayor, aprovecha el camino hacia la tienda para pedirle que te
dé algunas ideas de cómo podría ayudarte. Luego, aporta también tus propias ideas.
Empieza la semana realizando dos salidas de prueba (o test), escogiendo dos lugares que
sean problemáticos: una de la lista de situaciones donde es más probable que nuestro hijo
tenga problemas y otra de la lista de situaciones embarazosas para nosotros. Prepara esta
salida con el único objetivo de poner en práctica este método. Una vez que hayas tenido
éxito relativo en estas salidas, puedes empezar a utilizar estas medidas en la vida real.
4. UTILIZAR EL TIEMPO FUERA CUANDO ESTÁS FUERA DE CASA.
a. Lo primero que debes hacer al entrar a un lugar público es observar dónde podrías poner
en práctica el tiempo fuera (si no conoces ninguno). Si no hay un lugar viable para ello,
puedes poner en práctica las siguientes alternativas:
- llévate al niño fuera rápidamente e imponle un tiempo fuera de cara a la pared.
- Llévate al niño al coche, siéntalo en el asiento trasero mientras tú estás en el de delante o
fuera del coche.
- Llévate una libreta para anotar las transgresiones de las normas y explica al niño que por
cada una de ellas, cumplirá un tiempo fuera dentro de casa.
- Llévate un rotulador o un bolígrafo y pon una marca en la mano del niño por cada
transgresión para después cumplir por cada una de ellas un tiempo fuera en casa.
b. Sigue el mismo método que en casa, pero esta vez con 30 segundos por cada año de
edad.
c. En el caso que sea imposible llevar a cabo el tiempo fuera en la tienda, llévale a hacerlo al
coche o hazle una marca para hacerlo en casa nada más llegar.
5. CASTIGOS DURANTE LOS VIAJES LARGOS EN COCHE
Revisa las normas antes de salir de viaje, lleva muchas distracciones y menciona las
consecuencias por romper las normas. No intentes poner en marcha el tiempo fuera
mientras conduces: algunos padres creen que por tener al niño cautivo debe ser más fácil,
pero la realidad es que no se puede supervisar adecuadamente y conducir de manera
segura.
Si necesitas imponer el tiempo fuera, desvíate hacia un lugar seguro, como el aparcamiento
de unos almacenes y deja que el niño lo cumpla en el asiento trasero. No dejes nunca al
niño solo.
6. PENSAR EN EL FUTURO Y PENSAR EN VOZ ALTA EN OTRAS SITUACIONES
Los niños desafiantes tienen a menudo dificultades para realizar transiciones entre
actividades, como por ejemplo, del tiempo de juego a la cama. Saca una hoja de papel y
anota todas esas situaciones en que tu hijo tiene problemas: incluye no sólo cambios hacia
situaciones que le desagradan, sino también a aquellas actividades que el niño anticipa con
gran placer, ya que un niño rebelde contento por una fiesta de cumpleaños corre el riesgo de
comportarse mal.
Calma al niño, mencionándole de manera dulce pero firme las normas y las consecuencias
por romperlas. Sé sensible a los esfuerzos que hace tu hijo para contenerse en esas
circunstancias y ofrece elogios e, incluso, algún premio extra.
CUARTA SESIÓN
PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS DESAFIANTES Y REBELDES PASO 7: AYUDE AL
MAESTRO PARA QUE AYUDE AL NIÑO
La probabilidad de que un niño tenga problemas en la escuela, depende en gran medida, de
cómo ha sido su conducta desafiante. Para aquellos cuya conducta desafiante es
moderada, la probabilidad de que aparezca en la escuela depende de muchos factores que
van desde cómo el nivel de estructura de la escuela se adecua al temperamento del niño,
hasta el tipo de retos sociales que la escuela introduce en la relación entre el niño y el
profesor.
Si el niño está teniendo problemas en la escuela, debemos utilizar el siguiente plan. ¿Qué
debemos hacer ahora o en el futuro?:
1- Cuando nos avisen de una mala conducta del niño en la clase, debemos hablar con el
profesor sobre los “informes de conducta diaria en la escuela”, que explicaremos más
adelante. Juntos podéis acordar los problemas específicos que necesitan resolverse y
cómo el profesor os puede informar de la conducta diaria del niño.
2- Explíquele el sistema al niño: para ayudarle a superar los problemas de conducta que
tiene en la escuela, el profesor vigilará su comportamiento- en clase, en el patio, o en ambos
sitios- enviando a casa un informe de su conducta cada día.
Vosotros revisareis el informe, sumando o restando puntos del sistema de fichas ya
establecido, de acuerdo con las notas que el profesor le haya dado al niño ese día.
3- Prever encontrarse con el profesor de vez en cuando para hablar del problema y revisar
los informes.
4- Planificar poner el sistema de fichas en marcha al menos durante un par de semanas, y
después a uno por semana, o por mes, dependiendo de cómo ha sido de efectivo este paso,
antes de acabarlo completamente.
GANARSE LA COOPERACIÓN DEL PROFESOR
Para poner este plan en marcha, necesitamos ganarnos la cooperación del profesor.
Debemos hacerle ver, que vosotros sois los que os vais a encargar de la mayor parte del
trabajo y que seréis los que impondréis las consecuencias, y lo más importante, que él
recibirá los beneficios.
Debemos decirle, que tenemos un paso más de un programa, que nos ha ayudado mucho
para mejorar la conducta del niño en casa y en público. Tendremos que hacerle una breve
descripción del sistema de fichas y de los principios de los que hemos adoptado para
controlar al niño.
Si el profesor se deja convencer, preguntarle si está dispuesto a rellenar la escala de
valoración de conductas del niño.
Comportamiento en varias situaciones de la escuela
Para el profesor: ¿presenta el niño problemas para cumplir instrucciones, órdenes o reglas
cuando usted lo dice en algunas de esta situaciones?.
Si la respuesta es positiva, ponga un círculo en SÍ y luego ponga un círculo en el número que
describe la gravedad del problema.
Si la respuesta es negativa, ponga un círculo en NO. la
Sume el número total de problemas y calcule la puntuación media de la gravedad.
Situaciones Sí/ No Ligero Grave
Cuando llega a la escuela Sí No 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Durante el trabajo individual Sí No 1 2 3 4 5
6 7 8 9 En actividades de pequeño grupo Sí No 1 2 3 4 5 6 7 8 9 En el tiempo libre en clase Sí
No 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Durante las lecciones Sí No 1 2 3 4 5 6 7 8 9 En el recreo Sí No 1 2 3 4 5
6789
En el comedor Sí No 1 2 3 4 5 6 7 8 9 En los pasillos Sí No 1 2 3 4 5 6 7 8 9 En el lavabo Sí No
1 2 3 4 5 6 7 8 9 En excursiones al campo Sí No 1 2 3 4 5 6 7 8 9 En reuniones especiales Sí
No 1 2 3 4 5 6 7 8 9 En el autocar Sí No 1 2 3 4 5 6 7 8 9
Número total de áreas de problema: Puntuación media de gravedad:
Informe de conducta diaria en la escuela
Valorar el comportamiento diario del niño en las áreas señaladas a continuación. Utilizar la
siguiente enumeración:
1 = mala conducta; 2 = buena conducta; 3 = conducta normal; 4 = mala conducta; 5 = muy
mala conducta.
Añadir cualquier comentario sobre la conducta del niño durante el día.
Asignatura:
Conductas para valorar 1 2 3 4 5 Participación en clase
Calidad del trabajo en clase
Seguimiento de la s normas de clase
Se lleva bien con los otros niños
Calidad de los deberes
Cuando os encontréis con el profesor, demostrar que conocéis el problema de conducta del
niño y apreciar los esfuerzos que hace por el bien del niño.
Después explicar cómo funciona el informe: vosotros seréis quienes vais a imponer las
consecuencias en casa por la conducta del niño en la escuela. Todo lo que tiene que hacer
el profesor es rellenar cada día (al menos al principio) la escala de valoración de la
conducta del niño en la escuela. El niño, después, os entregará el informe y si no lo hace
impondréis penalizaciones. Debéis ofrecer incentivos por buena conducta en la escuela
(tales como puntos y fichas), y castigos por el mal comportamiento(restándoles fichas o
puntos).
Preguntar al profesor donde ve el mayor problema. Utilizar el cuestionario que él ha
rellenado e identificar las áreas de problema. Enseñar al profesor el cuestionario- uno para
la conducta en clase, uno para la conducta durante el tiempo libre y uno en blanco-. Hablar
sobre cuál sería el más adecuado para el niño, remarcando que vosotros querríais limitar
los objetivos a cuatro o cinco al principio, y los otros se añadirán después cuando lo
consideren adecuado, una vez que el niño empieza a mejorar en las conductas señaladas
inicialmente.
También indicarle que os gustaría incluir uno o puntos en los que el niño tiene posibilidades
de éxito, para que no sea gravemente penalizadas, y no perder los puntos del día, sino que
puede tener la esperanza de anular algunos fallos con sus éxitos.
Ahora explicarle cómo funciona:
Después de cada clase, el profesor debe poner una numeración del 1 (para el “excelente”)
hasta el 5 (para “muy bajo”) para cada conducta que se mencione en el informe, añadiendo
detrás cualquier comentario sobre la conducta, situación o la puntuación asignada. Al final
del día se entrega el informe al niño, y lo llevará a casa.
Debéis poneros de acuerdo con el profesor si, al principio, las notas se pondrán para todas
las clases o sólo para algunas seleccionadas.
Pedirle que anote cualquier mejora que se empiece a observar en el comportamiento del
niño. Las mejoras se tienen que reflejar con puntuaciones del 1 y 2 en los informes.
Algunas conductas para valorar
Tener en cuenta al trabajar con el profesor, el diseñar buenas conductas como objetivos,
como las siguientes:
Conductas sociales
∙ Comparte con los amigos
∙ Juega con sus amigos
∙ Sigue las normas mientras juega
∙ Coopera en el grupo
∙ Permanece en el lugar asignado
∙ Trabaja/ juega tranquilamente
∙ Llega a tiempo a clase
∙ Mantiene su pupitre y taquilla ordenados
Rendimiento académico
∙ Acaba las tareas de clase (lecturas, ciencias, etc.)
∙ Se lleva los deberes a casa
∙ Acaba los deberes
∙ Trae los deberes acabados de casa a tiempo
∙ Dispone del material necesario para la clase
∙ Acaba los deberes asignados en clase
∙ Sigue las instrucciones
∙ Se esmera en el trabajo
∙ Acaba los exámenes
∙ Repasa los exámenes antes de entregarlos
Conductas negativas a desaprobar
∙ Golpea, empuja o pega a los compañeros
∙ Destruye cosas de la escuela o rompe material de clase
∙ Interrumpe al profesor/ habla sin permiso
∙ Abandona el asiento asignado/ patio sin permiso
∙ Dice palabrotas
∙ Molesta, insulta o se burla de otros niños
∙ Es excesivamente ruidoso
∙ Hace el tono
REPASANDO EL INFORME EN CASA
Establecer una rutina para revisar el informe en casa con su hijo cada día, después de la
escuela. Cuando os entregue el informe, empezar alabando cualquier buena nota (los 1 y 2).
Extender el principio de los “los elogios antes” a las notas obtenidas en la escuela. Sólo
después de haber hecho esto se debe mencionar de manera neutral, cualquier mala
conducta (los 4 y 5). Preguntar al niño qué ha causado esta mala conducta, pero continúe si
el niño empieza a contarle algún rollo o la injusticia de todo.
Tener claro que nos vamos a basar en la nota del profesor y en vuestras observaciones, y no
en las excusas del niño o el mal comportamiento de los compañeros. Ahora, añadir o restar
puntos o fichas según las notas del informe, de acuerdo con la siguiente escala:
1= + 25 puntos/ + 5 fichas
2 = + 15 puntos/ + 3 fichas
3 = + 5 puntos/ + 1 ficha
4 = - 15 puntos/ - 3 fichas
5 = - 25 puntos/ - 5 fichas
Sumar los puntos de las notas positivas y reste los de las notas negativas; añada o reste el
resultado a las ganancias totales del día en casa o lugares públicos. Como siempre, dejar al
niño utilizar el total de puntos del día para privilegios.
PROBLEMAS Y OBSTÁCULOS
- Si el profesor se niega, intentarlo con el psicólogo u orientador.
En el caso de no conseguir participación, premiar las conductas de las que seáis
informados.
- Si cree que las notas no son justas, comentar al profesor, que funciona mejor el refuerzo
positivo que el castigo.
- Penalizar el no traer el informe a casa. Suficiente castigarle con el total de puntos
equivalentes a las perores puntuaciones en el informe.
- No hacer caso a las súplicas del niño y manteneros firmes con los que aporta el informe.
PROGRAMA DE BARKLEY PARA HIJOS REBELDES Y DESAFIANTES PASO 8: CAMINA HACIA
UN FUTURO LLENO DE ESPERANZA
Éste es el último paso del programa, pero eso no significa que tu labor haya acabado:
puedes dejar gradualmente de utilizar los sistemas de fichas o informes de la conducta en
la escuela, pero los principios que impulsan este programa debes aplicarlos cotidianamente
en tu labor como padre o madre.
Resulta muy fácil volver a las prácticas inadecuadas de tiempos pasados, así que lo que
aprenderás en este paso será a tener un método para revisar tu propia conducta cada vez
que tu hijo comienza a empeorar.
1. REVISAR EN QUÉ PUNTO OS ENCONTRAIS EN LA ACTUALIDAD.
Es necesario poner en práctica este programa durante al menos dos meses e, incluso, un
tercero aunque no hayáis notado aún la mejoría.
Si tu hijo padece un TDAH necesitará durante bastante tiempo los puntos de apoyo del
sistema de fichas y el tiempo de juego, además de beneficiarse del tratamiento
farmacológico.
Si, por el contrario, has observado cambios significativos en la conducta de tu hijo, puedes
probar a retirar poco a poco estos puntos de apoyo.
2. GRADUACIÓN EN EL USO DE MULTAS, FICHAS E INFORMES
Aunque, en principio, parezca que tu hijo no necesita la economía de fichas, deberás seguir
aplicándola en casa mientras sean necesarios los informes del colegio; por tanto, el primer
objetivo será reducir paulatinamente el número de informes.
Puedes plantearte reducir la frecuencia de estos informes cuando tu hijo lleve al menos dos
semanas sin recibir puntuaciones de 4 ó 5 en ellos. En este caso, puedes pedir a su
profesor que emita los informes sólo los miércoles (con relación a su conducta desde el
lunes hasta el miércoles) y los viernes (informando del comportamiento de jueves y
viernes).
Cuando lleve dos semanas más sin recibir puntuaciones de 4 ó 5 (con la periodicidad de
dos informes semanales), por fin se puede avisar al profesor de que sólo será necesario un
único escrito, los viernes.
Después de otras dos semanas sin puntuaciones elevadas, llegará el momento de
interrumpir el uso de los informes.
En el caso de que tu hijo empeore, será aconsejable utilizar informes mensuales durante
una temporada, hasta su retirada total. No hay que olvidar decirle al niño que el hecho de
que el profesor deje de escribir los informes no significa que vaya a dejar de fijarse en su
conducta.
Si el profesor en algún momento vuelve a considerar que la conducta del niño es negativa,
tendrá que volverse al uso de informes diarios. Pero si se ha logrado abandonar el uso de
los mismos, también te puedes plantear el terminar con el sistema de fichas o puntos,
aunque dejando claro a tu hijo que seguirá recibiendo premios por su buen
comportamiento.
Por supuesto si esto supone la vuelta al mal comportamiento, deben reestablecerse los
puntos.
3. ADELÁNTATE A LOS PROBLEMAS, CONOCIENDO BIEN A TU HIJO.
No pienses que reestablecer la economía de fichas es el único recurso que tienes en caso
de que vuelva la conducta desafiante. De hecho, no es bueno recurrir de inmediato a esta
técnica ante la mínima complicación; es preferible intentar primero saber porqué tu hijo
está dando guerra otra vez.
A medida que el niño crece se enfrenta a toda una serie de cambios y situaciones difíciles
para las que no está preparado. Para que pueda superarlo, debes estar atento a estos
momentos, es decir, debes prestarle atención.
Es aconsejable que estés al tanto de qué pasa en la vida de tu hijo, de cuáles son sus
puntos débiles y cuáles son los fuertes, anticipando posibles problemas. Se trata de aplicar
el procedimiento de pensar en el futuro y pensar en voz alta.
Posibles situaciones problemáticas serían las siguientes:
- largas esperas
- hacer nuevos amigos
- acontecimientos sociales concurridos
- las visitas
- los cambios en los horarios de trabajo
- la concesión de nuevas responsabilidades a tu hijo
- la llegada de un nuevo bebé…
4. QUÉ HACER CUANDO LA CONDUCTA DESAFIANTE REAPARECE
Pensar en el futuro, pensar en voz alta es algo más que decir a nuestro hijo cuáles son las
reglas y sus consecuencias antes de una época de cambio: también implica tener un plan
de qué hacer si el comienza a portarse mal. Estas son algunas recomendaciones:
a. Si tu hijo comienza a portarse mal con cierta asiduidad, coge un bloc de notas y describe
detalladamente el problema: qué regla está incumpliendo, cuándo, dónde y qué estás
haciendo para intentar corregirle.
b. Realiza estas anotaciones durante aproximadamente una semana, escribiendo
comportamiento repetitivos y nuevas circunstancias.
c. Revisa, después, las notas para ver qué estás haciendo de forma incorrecta, ya que es
muy posible que el problema se haya agravado porque has vuelto a utilizar formas
anteriores de disciplina, así que reflexiona sobre los siguientes puntos:
∙ ¿He repetido demasiadas veces las órdenes antes de imponer las consecuencias por
desobedecer?
∙ ¿Le he dado instrucciones poco eficaces?
∙ ¿Me he olvidado de prestarle atención y elogiarle cuando se ha portado bien?
∙ ¿No he sabido proporcionarle refuerzos cuando seguía las reglas? ∙ ¿He postergado la
imposición del castigo, hasta que mi hijo se ha olvidado de qué se trataba?
∙ ¿He permitido que nuestro tiempo especial juntos vaya desvaneciéndose?
d. Toma medidas para cambiar tu propia conducta: practica los métodos aprendidos,
dándote un plazo de un par de días para ver si el problema comienza a resolverse.
e. En caso de que no se resuelva, explícale a él o a ella qué esperas en relación con la
conducta inadecuada (“no quiero volver a oir palabrotas en casa”) y establece un sistema
de fichas para recompensarle por seguir las normas.
f. Pon en marcha el tiempo- fuera cada vez que se repita la conducta inadecuada.
g. Si la conducta inadecuada aparece siempre en el mismo contexto, utiliza el principio
piensa en el futuro, piensa en voz alta para resolverlo.
h. Continúa tomando notas hasta que el problema se haya disipado.