Historia Social TP N8

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Historia Social T.P.

N° 8

Nombre y apellido: Nicole Silvina Cantos


Curso: 1°
Carrera: Lengua y Literatura
Fecha: 06/11/20

Lea atentamente el texto de estudio y responda:


1) Describa al mundo en crisis en 1914 (1914: continuidades, rupturas y
significados).
Muchos de los elementos que caracterizan al siglo xx se originaron en el medio siglo que
va desde la gran depresión a la guerra mundial: los modernos partidos políticos, los
sindicatos obreros, los sistemas de tipo representativo, la internacionalización de la
economía, concepciones de la sociedad, el cine, el psicoanálisis, el automóvil, etc. Muchos
elementos parecen indicar más continuidades que rupturas. De un modo u otro, 1914 fue
considerado un punto de inflexión por sus propios contemporáneos. Para la mayor parte
de los europeos de la época, 1914 significaba el fin de una era.
Hacia 1914, nos encontramos con un mundo (sobre todo en las áreas geográficas que
interesan para nuestro análisis, Europa y Estados Unidos) densamente poblado. La
población europea, por ejemplo, habla ascendido de 200 millones en 1800, a 430 millones
en 1900. Y esto sin tener en cuenta los movimientos migratorios que habían trasladado
europeos a América y Australia. Era un mundo cada vez más integrado por el movimiento
de personas, de bienes, de capitales, de servicios y de ideas. Movimientos que se vieron
favorecidos por la transformación de las comunicaciones: el ferro carril, los barcos a
vapor, el automóvil y, fundamentalmente, el teléfono y el telégrafo, elementos básicos
para la comunicación de masas.
Era un mundo integrado pero a la vez dividido en sociedades "avanzadas" y "atrasadas".
Este panorama de integración y diferenciación, que estuvo ya claramente esbozado antes
de 1914, se acentuó en forma notable durante el siglo xx. La relación de la renta per
cápita, por ejemplo, entre países "desarrollados" y "subdesarrollados" fue, en 1880, de 1 a
2; en 1913, de 1 a 3; en 1950 de 1 a 5, y en 1970, de 1 a 7.
Esta diferenciación es económica pero también política. El desarrollo tecnológico, por
ejemplo, en los países avanzados no tiene solo implicancias económicas, sino también
militares. Cuando Napoleón invadió Egipto, franceses y mamelucos se enfrentaron con
equipos militares más o menos semejantes. Pero esta relación de fuerza fue transformada
con la industrialización: para los países "avanzados" fue cada vez más fácil conquistar a un
país "atrasado". Incluso, después de 1914, la relación entre los países avanzados quedó
expresada en términos militares y de capacidad bélica en una tendencia que llegó hasta el
desarrollo de la tecnología nuclear: el mundo se dividió en áreas que se reconocían en
términos de misiles, de acuerdo con su capacidad destructiva.
En 1914 ya era muy claro que existían países avanzados y países atrasa dos, solo que sus
límites no estaban claramente establecidos. Su desarrollo era incomparablemente inferior
al de los Estados Unidos que en 1914 tenía un ritmo de industrialización que permitía
prever su futuro de gran potencia. Sin embargo, ningún con temporáneo culto dudaba de
que Rusia constituía uno de los más poderosos bastiones de la cultura europea. En
síntesis, para cualquier europeo culto, Estados Unidos era sinónimo de salvajismo
mientras que Rusia era un relevante centro intelectual. Indudablemente, los límites se
clarificaron en los años siguientes.
El mundo "avanzado" se caracterizaba por una serie de procesos que comenzaron antes
de 1914 y que se intensificaron a lo largo del siglo XX. En primer lugar, el crecimiento de
las ciudades se caracterizó por procesos de urbanización ligados a la industrialización, a la
transformación de las estructuras agrícolas, a la mayor complejidad de los servicios y de la
administración privada y estatal. En segundo lugar, el desarrollo de modelos de
instituciones deseables: un país debla constar de un Estado territorial homogéneo y
soberano e integrado por "ciudadanos". En rigor, estas dos cuestiones se vinculaban con la
irrupción de las masas, fenómeno que se dio desde las postrimerías del siglo xx y que
caracterizó al desarrollo de todo el siglo xx. Por un lado, las ciudades eran cada vez más
conglomerados de individuos, donde se visualizaba con mayor nitidez la presencia de la
gente "común"; por otro lado, todo el mundo occidental (incluyendo a Rusia, desde 1905)
avanzaba hacia un sistema político basado en un electorado cada vez más amplio,
dominado por el peso de esa misma gente "común".
Esta irrupción de las masas tuvo como corolario la movilización política de las masas,
fundamentalmente en épocas eleccionarias. Esta movilización implicó el desarrollo de
partidos y organizaciones de masas, políticas de propaganda y desarrollo de medios de
comunicación masiva.
Quiénes integraban esta gente "común" o esta masa? Por un lado, la clase obrera, pero
sobre todo los hombres y las mujeres integrantes de una nueva clase media de "cuello
blanco" (empleados de la administración pública y privada, por ejemplo) que procuraban
diferenciarse de la clase obrera (de la que frecuentemente hablan salido) a través de la
educación, de formas de vestirse y de vida diferentes. Y no solo aspiraban a diferenciarse
de la clase obrera, sino que también aspiraban a ascender socialmente a los estratos
superiores. Pero muchos, la mayoría, se sentían entrampados entre los ricos y los obreros
y defendieron sus posiciones a través de distintas manifestaciones ideológicas, que, como
veremos, integraban elementos como la xenofobia y el antisemitismo.
Los sectores dirigentes no tenían problemas en ampliar los marcos de la participación en
tanto pudieran mantener los controles. Más problemática era la inclusión en el sistema
político del socialismo y del movimiento obrero. Ya desde fines del siglo xix y comienzos
del xx, se diseñaron entonces dos tipos de estrategias: en primer lugar, la incorporación
de los sectores más moderados al sistema parlamentario, lo que provocó el aislamiento de
las minorías más radicalizadas que aspiraban a una salida revolucionaria; en segundo
lugar, ante la convicción de que cuanto menos fueran los descontentos, menores serían
los problemas: una salida fue el desarrollo de programas de asistencia social, que se
alejaban del liberalismo clásico y preanunciaban algunas políticas del Estado de bienestar.
La irrupción de las masas era también signo de que los viejos mecanismos de
subordinación social habían dejado de existir. Las antiguas lealtades campesinas, las
relaciones personalizadas de la aldea o aún de la fábrica desaparecían y eran cada vez más
reemplazadas por la imagen de una abstracta subordinación de hombres (las mujeres
carecían de derechos políticos) supuestamente iguales frente al Estado. El problema era
entonces cómo asegurar la lealtad de los ciudadanos al Estado o, dicho de otra manera,
cómo construir la legitimidad del Estado. Y esto se vincula, como dice Hobsbawm, con la
"invención de las tradiciones (Hobsbawm, 1983, "Introduction: Inventing Traditions", pp.
1-14), "tradiciones" difundidas por el Estado, a través de circuitos institucionales, como,
por ejemplo, las escuelas. En síntesis, toda tradición tiene fundamentalmente un
significado contemporáneo. Estas "tradiciones" se expresaron en la creación de símbolos y
ritos que configuraron el cuerpo de la nación.
Un nacionalismo con prejuicios raciales prendió en amplios sectores de las masas, antes y
después de la Gran Guerra. El prejuicio racial permitía a la gente común, a los pequeños
que aspiraban al ascenso social, participar de una ilusoria superioridad y, de este modo,
canalizar resentimientos.
La xenofobia y el nacionalismo afloraron en sus peores expresiones a comienzos de la
guerra. A pesar de que la Internacional, e incluso el Papa do, recomendaron la neutralidad
y la pacificación, los europeos marcharon con fervor patriótico a la guerra. Los estados
pudieron probar la lealtad de los ciudadanos con una guerra que permitió construir la
imagen de un "nosotros víctima de una agresión, frente a un "otro" que representaba una
amenaza mortal para los valores que encarnaba el "nosotros".
Por qué las burguesías habían esperado un cataclismo? Pese a la expansión económica
que Europa vivía desde 1890, las burguesías habían vivido su situación como algo cada vez
más incierto. En primer lugar, había sido desplazada de la influencia política por el ascenso
de las masas. Excepto un grupo que se constituyó en "grupo dirigente" o "clase política",
la burguesía había dejado de pesar políticamente en un mundo que debía contar con el
apoyo de las mayorías. Pero, en segundo lugar, el propio estatus de la burguesía estaba
puesto en duda en una sociedad donde el ascenso social y la desaparición de las antiguas
jerarquías tornaban a las diferencias de clase en algo cada vez más borroso.
Por un lado, los límites entre burguesía y aristocracia eran cada vez más difusos: la
burguesía no desdeñaba los títulos de nobleza y el dinero era un criterio de aristocracia
que opacaba los viejos criterios de nacimiento y la herencia. Pero también eran cada vez
más borrosos los criterios que separaban a la burguesía de las otras clases subalternas. La
dificultad comenzaba con la expansión del sector terciario, de un trabajo que era
subalterno y asalariado pero que no era trabajo manual y que exigía cierta calificación y
cierta educación formal. Es importante el reconocimiento que de sí mismos hacen esos
sectores: se negaban a ser considerados clase obrera y aspiraban, aun a costa de grandes
sacrificios, a incorporar el estilo de vida de las clases respetables, De este modo, la
movilidad social, por un lado, y, por otro, la difusión de ciertos modos de vida asociados a
la burguesía, como el acceso a una educación formal (incluso, universitaria), ciertas
formas de ocio (como el turismo o la práctica de un deporte) comenzaban a borrar los
límites de clases. A esto se sumaba la aparición de grupos sociales nuevos vinculados a la
complejización de la administración pública y privada. En síntesis, la identidad burguesa
había entrado en crisis.
La idea de ruptura expresa fundamentalmente esta crisis de la identidad burguesa. Y la
cuestión aparecía claramente esbozada en el campo de la cultura. En efecto, la alta cultura
dejó de ser un coto de la burguesía. La educación de masas amplió el campo a nuevos
sectores sociales: la música, la ópera, el ballet comenzaron a ampliar su público. Cada vez
más era el número de niñas de familias que buscaban signos de respetabilidad social,
abocadas al estudio del piano. Pero la democratización de la cultura se dio
fundamentalmente sobre la base de la combinación entre tecnología y descubrimiento del
mercado de masas. La edición de novelas baratas y la aparición de la industria discográfica
fueron un claro ejemplo de esto.

2) ¿Por qué y cómo se llevó a cabo la Primera Guerra Mundial?


1914: el comienzo de la guerra

El mismo desarrollo capitalista había conducido a la expansión imperialista y a la rivalidad


entre potencias. Y finalmente, condujo al enfrentamiento bélico. Esto no significa que los
hombres de negocios conscientemente hayan querido la guerra; de hecho, eran quizá de
los pocos que no la querían: sabían que la guerra significaba el disloque del mundo de los
negocios y la quiebra de los mercados. Estaba muy claro que por el desarrollo tecno lógico
alcanzado, por la capacidad de los estados para movilizar a sus ciudadanos y enviar
ejércitos a grandes distancias, la guerra que se anunciaba se presentaba como la más
destructiva de bienes y de vidas. Sin embargo, el mismo desarrollo económico habla
generado una serie de rivalidades que presentaban la guerra como la única vía posible
para ajustar las diferencias. Frente a Gran Bretaña se levantaba Alemania, cuyo poder
económico y su crecimiento industrial la hablan colocado como la primera potencia del
continente europeo. Y esta fusión entre poder económico y poder político-militar hizo al
conflicto inevitable.
Hasta ahora la diplomacia, estableciendo claramente sus objetivos había puesto límites a
la expansión. Sin embargo, la lógica de la acumulación capitalista era diferente a la lógica
de la política. La acumulación capitalista implica la ausencia de todo límite, Para la
Standard Oil, por ejemplo, su expansión dependía del control del petróleo esté donde
esté, no buscaba petróleo en las zonas de influencia, sino que procuró que el Estado
estableciera su zona de influencia allí donde hubiera petróleo. Dicho de otra manera, los
antiguos límites Impuestos por la diplomacia tendían a desaparecer (Hobsbawm, 1995, pp.
29-61). En medio del clima de nacionalismos triunfantes, esta pérdida de limites
transformó a las viejas rivalidades entre países en dos bloques rígidos y cada vez más
hostiles: por un lado, Gran Bretaña, Francia y Rusia: por otro, Alemania y el Imperio
Austro-húngaro.
En medio de una creciente tensión internacional, la crisis de los Balcanes encendió la
pólvora. En 1908, el Imperio Austro-húngaro había anexado las provincias serbias de
Bosnia y Herzegovina. El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando, sobrino
del emperador Francisco José y heredero del trono, fue asesinado en Sarajevo, por los
nacionalistas serbios. El incidente llevó entonces a que el Imperio austro-húngaro decía
rase la guerra a Serbia. Crisis políticas semejantes ya habían ocurrido y se habían zanjado
con pactos diplomáticos más o menos satisfactorios para las partes afectadas. Pero las
intenciones de las cancillerías europeas de lograr un nuevo equilibrio no funcionaron. Lo
cierto es que los países europeos se vieron atrapados en una dinámica que los llevó a un
enfrentamiento de proporciones inéditas.
Rusia, sostenida a su vez por las diplomacias británica y francesa, declaró su apoyo a
Serbia. De este modo, el 28 de julio de 1914 comenzaba la guerra, conocida por sus
contemporáneos como la Gran Guerra. Solo en dos semanas cinco millones de hombres
habían sido movilizados, agrupados en unida des militares, equipados para la guerra y
enviados a las fronteras, en medio de un clima de patriotismo casi religioso.
En realidad, se esperaba que la guerra fuera muy breve. Cada uno de los estados mayores
había preparado un plan ofensivo que les permitiera ganar una batalla decisiva en el
menor tiempo posible. Pero en contra de lo esperado, tras la batalla del Marne
(septiembre de 1914) que estabilizó el frente occidental, la guerra se prolongó hasta 1918.
La moderna tecnología -la aviación fue empleada en los últimos años del conflicto-o, para
suplirla, inmensos contingentes de soldados (como los ocho millones de rusos en el frente
oriental) constituyeron la maquinaria más mortífera conocida hasta el momento. De este
modo, el fin del largo conflicto bélico mostraba a una Europa destruida.
Indudablemente, la vida en las trincheras para los hombres que habían estado en el frente
había sido muy dura. Pero la guerra también había afectado profundamente a la
población civil. Y a medida que pasaba el tiempo y las condiciones se volvían cada vez más
difíciles. La economía de guerra implicó entonces una estricta planificación que se dio en
Alemania en su máxima expresión que supeditaba el abastecimiento de la población a las
necesidades del frente. Pero también el bloqueo económico fue un arma de guerra. No
solo se buscaba dificultar el aprovisionamiento de repuestos y suministros militares al
enemigo, sino también la extensión del hambre entre los civiles como eficaz medio de
desmoralización. La situación era tal que hasta para los propios jefes militares resultaba
evidente que no se podía sostener por mucho tiempo el esfuerzo que la guerra implicaba:
las protestas. Es cierto que, desde el punto de vista de la política interna, los gobiernos
trataron de mantener la paz interior para canalizar todas las energías disponibles hacia la
guerra.
En tal clima, en 1917, en Rusia estallaba la revolución: era el primer desafío abierto al
capitalismo. Las peores pesadillas de la burguesía parecían haberse cumplido

3) Explique la Revolución Rusa de 1917 y la construcción del mundo


soviético.
la Revolución Rusa remite necesariamente a dos cuestiones: la situación de guerra que,
como señalamos, agudizó los conflictos socia les y, sobre todo, las condiciones
específicamente rusas que llevaron a un movimiento revolucionario. La situación de Rusia
entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo xx comparada con otros países de Europa
occidental, la Rusia zarista se centraba en la figura del zar que ejercía un poder absoluto
basado en el principio del derecho divino de los reyes.
La permanencia del sistema zarista y la posición privilegiada de la aristocracia en la
sociedad rusa parecía verse favorecida por la falta de una burguesía fuerte, comparable
con la de Europa occidental. En las últimas décadas del siglo XIX comenzaron a surgir
algunos grupos de intelectuales, la intelligentsia, que pronto se reconocieron como un
factor dinámico dentro de la sociedad. estaban influenciados por ideas "occidentalistas" e
incluso socialistas. Los narodnik (Amigos del Pueblo) consideraban que la vía capitalista no
proporcionaba un modelo válido, ya que la única fuerza revolucionaria en Rusia la
constituye el campesinado. Para estos grupos, el modelo de socialismo estaba dada por el
mir, la comunidad rural rusa. Para otros, en cambio, fascinados por los éxitos de Europa
occidental, defendían la industrialización. Consideraban que esta sería el camino no solo
de modernizar Rusia, sino también de crear un proletariado como clase revolucionaria.
Más allá de sus diferencias, estos grupos adoptaron similares formas: organizaciones
secretas, rígidamente centralizadas y disciplinadas, que se consideraban el motor de la
actividad revolucionaria destinada a derribar el régimen zarista.
Y sus acciones pronto se dejaron sentir en 1881, el zar Alejandro II -que habla efectuado
algunas reformas destinadas a la modernización, como la liberación de los siervos- cala
asesinado por la bomba de un terrorista.
Su sucesor, Alejandro III, puso fin a todo intento de modernización y concentró sus
esfuerzos en restaurar los principios autocráticos. Para acabar con las influencias
occidentales, llevó a cabo un plan de "eslavificación". Para ello, se iniciaron los pogroms
contra los judíos y se prohibieron las lenguas que no fueran la rusa y las religiones que no
fueran la ortodoxa. En 1894, la llegada al trono de Nicolás II no mejoró las cosas: el nuevo
zar continuaba convencido de que era la voz de Dios la que lo convocaba para mantener el
poder autocrático.
Desde 1890, capitales franceses habían sido invertidos en Rusia. Se comenzó a llevar a
cabo la construcción de los ferrocarriles-impulsa dos por las necesidades estratégica del
Estado, que activó la industria el comercio. Se empezaron a explotar las minas de carbón y
de hierro en Ucrania y en los Urales. De este modo, la incipiente industrialización
comenzaba conformar una burguesía, muy pequeña numéricamente y muy débil, que
pronto asumió las ideas del liberalismo. Con ese objetivo se formó el Kadete (Partido
Demócrata Constitucional), que aspiraba a conformar un Estado semejante a los de
Europa occidental.
Pero la industrialización también llevó a la formación de un proletariado. Era también
débil numéricamente, se encuentra concentrado en las pocas ciudades fabriles y estaba
bajo la constante presión de los campesinos que, empujados por la miseria, se
incorporaban al mercado de trabajo urbano. Sin embargo, a pesar de que las
organizaciones obreras debieron permanecer clandestinas, ya en 1890 comenzaron las
primeras oleadas de gas. En ese día, en 1897. fundó el Partido Obrero Socialdemócrata o
que aspiraba, como su modelo alemán, a transformarse en un gran ruso partido de masas.
En enero de 1905 (el domingo sangriento") una masi va manifestación fue reprimida
duramente por las tropas zaristas: el saldo fue más de cien muertos y miles de heridos. La
indignación provocó una ola de huelgas en las ciudades y levantamientos campesinos.
Mientras el movimiento de protesta se profundizaba una serie de derrotas durante la
guerra ruso-japonesa mostraba las deficiencias internas del aparato estatal, sin que el
gobierno zarista se atreviese a emplear la fuerza para reprimir. El zar Nicolás debió hacer
algunas concesiones, incluida la formación de la Duma, la asamblea legislativa. Sin
embargo, la composición de esta permitía comprobar la ruptura entre la autocracia y la
sociedad. La elección mostraba el abismo que se abría entre la Duma y el zar. Ante la
situación, Nicolás II no dudó. Una vez que hubo contado con capacidad represiva, disolvió
la Duma para convocar otra de clara composición aristocrática (1907) (Carr, 1993. pp. 11-
113).
En febrero de 1917, la falta de abastecimiento de pan en Petrogrado -la capital había
eslavizado su nombre en 1914-impulsó una huelga que, después de inútiles intentos de
represión, desembocó en una abierta insurrección. En rigor, la fragilidad del régimen
quedó de manifiesto cuando las tropas del zar. Intentando salvar lo que se podía salvar, la
Duma solicitó la abdicación de Nicolás II, que fue depuesto sin ninguna resistencia, y
designó en su lugar un Gobierno Provisional. Su objetivo era crear una Rusia liberal con un
régimen constitucional.
Pero ello no ocurrió. Lo que sobrevino fue un vacío de poder, en el que convivían un
impotente Gobierno Provisional, por un lado, y por otro, una multitud de soviets. Sin
embargo, los soviets que surgían espontáneamente no tenían objetivos demasiado
nítidos. Diferentes partidos revolucionarios intentaban conseguir que se adhirieran a su
política, pero lo único que quedaba claro era que los soviets ya no aceptaban ninguna
autoridad, ni siquiera la de los dirigentes revolucionarios. Y en cuanto al 80 por ciento de
la población rusa que vivía de la agricultura reclamaba, como siempre, la tierra. Y todos
coincidían en el deseo de que concluyera la guerra.
En contra de la imagen de Lenin que construyó la mitología de la guerra fría el único
capital con que contaban los bolcheviques fue el conocimiento de estas aspiraciones que
les indicó cómo proceder. Lenin comprendió que los campesinos deseaban la tierra, aún
en contra del programa socialista, no dudó en comprometerse con el individualismo.
En el mes de octubre, el afianzamiento de los bolcheviques en las principales ciudades
rusas, especialmente en Petrogrado y en Moscú, y el debilitamiento del Gobierno
Provisional llevó entonces a la decisión de la toma del poder. El comité central de los
bolcheviques aprobó la insurrección armada y se constituyó un Buró político. Pocos días
más tarde, en una rápida operación, cuidadosamente planificada, los bolcheviques
ocuparon los principales centros de poder de Petrogrado y se hicieron del control absoluto
de la capital. Como señala Hobsbawm, hubo más heridos durante el rodaje de octubre, el
gran film de Einstein (1927) conmemorativo de revolución, que en el momento de la
ocupación del Palacio de Invierno (Hobsbawm, 1995, pp. 62-91). Para los bolcheviques
había sido muy fácil derrocar al Gobierno Provisional. Sustituirlo, establecer un control
efectivo sobre el caos en el que estaba sumido el vasto territorio, y establecer un nuevo
orden iban a resultar tareas mucho más complejas.
La construcción del mundo soviético
En un principio, los países de Europa occidental observaron la Revolución en Rusia, como
un suceso con escasas posibilidades de éxito. Lenin parecía no tener demasiada confianza
cuando transcurridos dos meses y quince días pudo observar con orgullo y alivio: "Hemos
durado más que la Comuna de París". Hubo que afrontar duras tareas: el fin de la guerra,
las difíciles relaciones con Alemania, las amenazas contrarrevolucionarias, la caótica y
brutal guerra civil. En contra de los pronósticos, la Revolución sobrevivió aunque también
salió de allí profundamente transformada.
Si bien los bolcheviques tenían el control de la capital, quedaba, no obstante, el resto del
país: un País inmenso, en el que muy pronto las fuer zas combinadas de las nacionalidades
descontentas con la opresión rusa, los partidarios del zarismo y los simplemente
opositores al partido bolchevique dieron lugar a un extenso frente armado que chocaría
con el nuevo poder en una guerra civil que se prolongó durante tres años. Pero también
estaba el frente externo. La imperiosa necesidad de Rusia de poner fin a la sangría que
significaba la guerra permitió que Alemania impusiera en la paz de Brest-Litovsk (3 de
marzo de 1918) condiciones que les hicieron perder territorios que significaban las tres
cuartas partes de recursos mineros.
Frente a la situación de inestabilidad, ganar la guerra a las enemigos internos se había
transformado en el objetivo principal. Trotsky organizó d Ejército Rojo según los más
estrictos criterios de disciplina, pues era la efectividad lo que contaba. A su vez, el poder
político se desplazó desde los soviets -teóricamente los órganos supremos al Partido
Bolchevique, dentro de él, a un reducido núcleo con Lenin a la cabeza. El nuevo régimen
iba en marcha hacia un Estado autoritario. Pero también había otras dificultades. El total
desorden de la economía condujo a adoptar, desde 1918, drásticas medidas que
posteriormente se conocieron como el "comunismo de guerra". Para muchos, este
comunismo de guerra" significaba un avance hacia el socialismo, en la medida que la
economía ya no dependía del mercado. Sin embargo, tras la guerra civil, esta imagen
utópica chocó con la realidad de una economía devastada.
Hacia 1921 la NEP constituyó una forma de compromiso entre la industria nacionalizada y
las explotaciones campesinas privadas. Se trataba fundamentalmente de generar
estímulos a la agricultura: los campesinos, luego de pagar al Estado un impuesto en
"especie", podían vender en el mercado. Esto incluso constituía un estímulo para la
industria liviana. Pero el proceso de recuperación económica que se había iniciado se vio
ensombrecido por el comienzo de la larga y fatal enfermedad de Lenin (mayo de 1922).
La ausencia de Lenin había permitido a Stalin convertirse en una figura dirigente dentro
del Partido Comunista, tras la muerte del fundador de los bolcheviques (1924), pudo
ascender al poder.
El problema que se debía afrontar era indudablemente el de la industrialización. En 1927,
la ruptura de relaciones con Gran Bretaña y la amenaza de la guerra centró la atención en
la defensa militar, y las necesidades de rearme reforzaron la causa de un rápido desarrollo
de la industria pesada.
Pero la industrialización exige también otros cambios. Exigía transferir recursos y producir
alimentos para una creciente población urbana. Complicaba la situación la actitud de los
kulaks, los campesinos ricos, que acaparaban grano esperando mejores precios para
lanzarlo al mercado. Cuando partir de 1927 la carestía se hizo crónica, se comenzaron a
tomar medidas extremas prestaciones obligatorias y requisa. Pero la medida no solo
afectó a los campesinos ricos, sino también a medianos productores y a otros que apenas
tenían reservas mínimas.
La colectivización de la tierra figuraba en el programa del partido como una meta distante.
También era coherente con los principios del marxismo. A comienzos de 1930, bajo la
fuerza de las armas, se procedió a la "liquidación de los kulaks como clase´´. Allí se
introdujeron los swojzi, concebidos como "fábricas" mecanizadas de granos, y los koljozi,
que reunían a la masa campesina. Stalin la definió correctamente como una revolución
desde arriba". había estado "apoyada desde abajo".
Los costos de la transformación no tardaron en hacerse evidentes. La mecanización de la
agricultura había estado asociada al proyecto de colectivización. Ya Lenin habla anunciado
que el campesinado se volcaría al comunismo con 10.000 tractores. La producción además
habla quedado desorganizada, Hasta fines de la década de 1930, la producción de granos
no volvió a los niveles alcanzados antes de la colectivización forzosa.
La reacción producida por la colectivización y las restricciones al consumo para permitir la
industrialización generaron fuertes resistencias. El Estado, por lo tanto, debió acentuar los
controles sobre la sociedad: el Partido se adueñó de todos los resortes del Estado,
mientras la figura de Stalin se transformaba en el centro de un verdadero "culto a la
personalidad".
La política represiva culminó con los procesos de Moscú cuando, en 1936, fue ejecutado
un numeroso grupo de disidentes. Pero el poder de Stalin no se apoyó solo en la
represión. Su compromiso con la industrialización su compromiso con el restablecimiento
de la grandeza de Rusia, en un renovado discurso nacionalista -atractivo para el ejército y
muchos sobrevivientes del régimen zarista, fue la combinación que le permitió mantener
un férreo dominio sobre el partido y el Estado. Además, hubo éxitos notables: entre 1928
y 1938 la producción se multiplicó cinco veces y la URSS ocupó el cuarto lugar entre las
naciones industriales. Tal vez por eso, la dictadura de Stalin despertó sentimientos
encontrados de admiración y repudio, en una ambigüedad que tardó mucho en disiparse.

4) Construya un argumento referido a la crisis económica de EEUU con la


expansión de la década de 1920. Comente sobre el crack del 29 y la
depresión de la década de 1930.
Con las elecciones celebradas en 1920 se inicia un periodo de dominio republicano
caracterizado por el establecimiento de unos elevados aranceles. En esta década, el
Congreso estadounidense cambió la tradicional política estadounidense de una
inmigración sin restricciones, lo que provocó una considerable reducción de la inmigración
europea. Además, en el movimiento obrero se produjo la decadencia de las
organizaciones socialistas, cuyo principal representante era el Partido Socialista de
América (SPA). El tema más controvertido del periodo 1920-1933 fue la prohibición de la
fabricación y venta de bebidas alcohólicas que dio origen a un periodo de violencia cuando
bandas organizadas de criminales controlaron la venta ilegal de bebidas alcohólicas. En
1929, una comisión presidencial dictaminó que la puesta en práctica de las leyes
antialcohólicas había constituido un fracaso.
El primer año del mandato del presidente Herbert Clark Hoover se vio marcado por un
suceso que hizo tambalearse los cimientos económicos del país: el hundimiento del
mercado de valores ocurrido en 1929. Durante el periodo de expansión económica en esa
misma década, muchos ciudadanos y empresas invirtieron sus ahorros y beneficios en
sectores especulativos. Los precios de las acciones alcanzaron su mayor nivel durante los
primeros seis meses del mandato de Hoover. En este periodo, los particulares invirtieron
miles de millones de dólares en el mercado bursátil, obteniendo el dinero para tales
inversiones gracias a préstamos bancarios, la hipoteca de sus casas y la venta de
obligaciones del Estado. En octubre de 1929 la fiebre compradora se había agotado y dio
paso a otra fiebre, en este caso vendedora.
Los precios se hundieron y miles de personas perdieron todo lo que habían invertido, lo
que supuso, en muchos casos, su completa ruina financiera. El 29 de octubre, el mercado
de valores de Nueva York conoció su peor día y se produjo una situación de pánico. A
finales de ese año, la caída de los valores de las acciones había alcanzado la cifra de
15.000 millones de dólares.
Si bien la Primera Guerra Mundial afectó a algunas regiones europeas, la crisis económica
que se desencadenó al final afectó a todo el planeta y cuestionó los propios
planteamientos del sistema capitalista. Se originó en Estados Unidos y se extendió por
todo el mundo.
La Primera Guerra Mundial había situado a Estados Unidos en una posición privilegiada
frente al resto del mundo, convirtiéndolo en el gran proveedor de materias primas y
productos alimenticios e industriales. El crecimiento industrial fue extraordinario, basado
en las teorías de Taylor y Ford sobre organización del trabajo y producción en serie. Por el
contrario, la agricultura no tuvo un crecimiento paralelo; los precios agrícolas eran muy
inferiores a los industriales, por lo que muchos campesinos vendieron sus tierras a bajo
precio y se fueron a las ciudades. Eran tiempos felices de alto consumismo y Estados
Unidos era visto como la tierra prometida, una sociedad rica y opulenta. Este clima de
confianza fue lo que hizo que gran parte de la población comprara acciones de las
empresas industriales, siendo Wall Street el centro de la economía mundial, donde
llegaban capitales de todas las partes del mundo. Debido a que el resto del mundo no
estaba en la misma situación de bonanza económica que Estados Unidos, el país no podía
colocar toda su producción industrial. Esto hizo que crecieran los stocks y, por
consiguiente, que cayeran los precios de los productos acumulados. Hasta finales de 1929,
la compra de acciones creció cerca de un 90%. La especulación financiera hacia ganar
dinero rápidamente y las acciones estaban sobrevaloradas. La gente llegaba a pedir
créditos a los bancos para comprar en bolsa, puesto que los beneficios pagaban
fácilmente los intereses bancarios. Se había pasado de una prosperidad basada en el
desarrollo industrial a depender de la especulación. En 1928 comienzan a notarse los
síntomas de una economía en peligro: los ingresos de la población no permiten seguir
aumentando el consumo, los almacenes se llenan de mercancías que no pueden ser
vendidas y aumentan los despidos. Ajena a esta realidad, la bolsa sigue creciendo. No
existe relación entre el valor de una acción y el estado de la empresa; la gran demanda
por parte de los especuladores hace que el valor de las acciones siga subiendo.
LA CAÍDA DE LA BOLSA DE NUEVA YORK. El jueves 24 de octubre de 1929 ("Black
Thursday"), se produjo el crack de la Bolsa de Nueva York. Más de 16.000.000 de títulos
que cotizaban a la baja no encuentran comprador y provocan la ruina de miles de
inversores, muchos de los cuales habían comprado esos títulos con créditos que ya no
podrán pagar. Muchas personas entran en pánico y corren para tratar de retirar el dinero
de sus cuentas bancarias. Los bancos se ven desbordados por deudas incobrables, se
paran los nuevos créditos y no se refinancian las deudas existentes. Quebraron unos 600
bancos.
INICIO DE LA GRAN DEPRESIÓN. El crack de la bolsa inauguró un periodo de contracción
económica mundial que se extendió a lo largo de la década de los 30 y tuvo fuertes
repercusiones en lo económico, lo social y lo político, que se conoce La Gran Depresión. En
Estados Unidos se paralizó el consumo, aumentaron los stocks, se paralizaron las
inversiones y muchas empresas tuvieron que cerrar. El desempleo llego a todos los
estamentos sociales, la caída de los precios y de los mercados agrícolas arruinó a los
agricultores que vendieron sus tierras y emigraron. Los obreros no conseguían encontrar
ningún tipo de trabajo, y esto se extendió a los profesionales y empresarios arruinados. Se
estima que llegó a haber 14 millones de desempleados. La crisis no se detuvo en suelo
americano, debido a la dependencia que la economía europea tenía de Estados Unidos.
Supuso un gran bache en la producción mundial y generó grandes tensiones en el
mercado laboral, por lo que se convirtió en un buen caldo de cultivo para
ultranacionalismos y autoritarismos fascistas.
SOLUCIONES: EL NEW DEAL. En 1933 Roosevelt llega a la presidencia, y su principal
objetivo será reconstruir la economía del país. Desarrolló un plan llamado "New Deal",
basado en las ideas del economista John Keynes, que, aunque estaba a favor del
liberalismo proponía la intervención del Estado en determinadas situaciones. Dicho plan
estaba orientado a favorecer las inversiones, el crédito y el consumo, lo que permitiría
reducir el desempleo. Se ofrecieron ayudas a los bancos y subvenciones a los agricultores,
aumentaron los salarios y se redujeron las horas de trabajo, se crearon plazas en la
Administración. También se diseñaron planes de asistencia sanitaria y un nuevo sistema
de jubilaciones y pensiones.
CONSECUENCIAS DE LA CRISIS. Quizás la consecuencia más notable de la crisis del 29 fue
el incremento del paro a nivel mundial. Los que consiguieron salvar su empleo lo hicieron
con importantes recortes salariales. La bonanza económica se transformó en pobreza que
se extendió por campo y ciudades. Aumentó la mortalidad y el crecimiento demográfico
se detuvo. En Estados Unidos aparecieron villas marginales cercanas a las ciudades hechas
de chapa y cartón que se denominaron “Hoovervilles” (por el presidente Hoover).
El dólar se devalúa, los gobiernos de todo el mundo toman medidas proteccionistas y se
reduce el comercio internacional. La recuperación de la economía es muy lenta y hasta
1933 no comienza a invertirse la tendencia, si bien los efectos de la crisis se extienden
hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

5) ¿Cómo nació el fascismo en Italia y el nazismo en Alemania? Indique


los hechos que llevaron al fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
En 1919, en Milán, se formaban los Fasci Italiani di Combattimento, adoptando como
símbolo el haz de varas que representaba la autoridad de los magistrados en la antigua
Roma. Así, fascio puede traducirse como "haz", o en un sentido más amplio, "unión". De
allí derivó el término fascismo.
¿Qué es el fascismo? podemos señalar que el fascismo fue un producto del periodo
inmediatamente posterior a la Gran Guerra. Se trató de un fenómeno profundamente
novedoso: fue un movimiento revolucionario-conservador que aspiraba a movilizar a las
masas a través de la combinación de técnicas modernas, valores tradicionales y una
ideología de violencia irracional, centrada en el nacionalismo. Su novedad no significa que
hubiera una ruptura con el pasado, ni que desconociera sus antecedentes, como la
exaltación nacionalista y el racismo, que modelaron el consenso que indudablemente
estos regímenes tuvieron. Nacidos de una grave crisis económica y social y del descrédito
de la política, estos movimientos pudieron canalizar el descontento social haciendo uso de
los medios de propaganda y a través los grandes desfiles, las inmensas concentraciones, la
escenografía de los mítines, un discurso fuertemente emotivo y la sumisión incondicional
a un líder.
En efecto, tanto Hitler como Mussolini pudieron interpretar la frustración de vastos
sectores sociales que identificaban su situación con la decadencia de la nación. Ambos
consideraron a la guerra y al Tratado de Versalles como las causas de todos los males.
Tanto Hitler como Mussolini denunciaron la opresión del "capital usurero". Según
Mussolini, "unos cuantos usureros colgados darán un buen ejemplo", mientras Hitler
denostaba a la burguesía judía. De este modo, el fascismo pudo reemplazar las
frustraciones por un sistema de símbolos que nutrió las ansias de poder.
En síntesis, el fascismo nació como una respuesta fasciamiento que generaba a la
profunda crisis europea del periodo de entreguerras.
Centrar el análisis en los casos de Italia y Alemania no significa desconocer la existencia de
otros movimientos autoritarios, surgidos en Europa durante el mismo período, que
algunos autores también calificaron como fascistas. Es indudable que la crisis del
liberalismo permitió el surgimiento por Salazar de movimientos autoritarios de derecha en
distintas partes del mundo. Y estos movimientos, fuertemente nacionalistas, acusaban el
clima de ideas de la primavera fascista Pero también es indudable que los casos de Italia y
Alemania, durante el periodo de entreguerra, son los que representan al fascismo "clásico.
El case italiano
Para Italia, las consecuencias de la guerra no habían sido favorables. Cari setecientos mil
muertos y quince millones de dólares como pérdida eran un saldo considerable. Del
Tratado de Versalles solo había obtenido Trieste.
La crisis económica de posguerra se hacía sentir con toda su dureza. ante la política de
muchos países americanos que para balancear su mano de obra se habían cerrado a la
inmigración, Italia veía reducirse el mecanismo al que recurría para superar el
desequilibrio interno -las remesas de emigrantes y se veía obligada a encerrarse en sus
propias fronteras, La agitación obrera parecía alcanzar límites extremos: la desocupación,
la inflación, la caída de los salarios cran paralelos a huelgas y a la toma de Rúbricas, a la
constitución de las "ligas rojas" y al tercio de diputados socia listas que habían ganado las
elecciones en 1919.
También en 1919 nacieron los primeros Fasci di Combattimento. Al comienzo resultaron
un fenómeno irrelevante. En Milán, donde hablan sido fundados, habían recibido en las
elecciones 5.000 votos, frente a los 170.000 sufragios socialistas. Sin embargo, también es
cierto que la fuerza del fascismo no puede medirse exclusivamente con datos electorales.
Ya en los últimos meses de 1920, el pequeño grupo comenzó a beneficiarse tanto por la
tolerancia del gobierno como por el apoyo de los grandes propietarios y de los duchos de
fábricas.
Los fasci cada vez más se fueron convirtiendo en organismos de carácter paramilitar,
integrados por ex combatientes, y exaltados nacionalistas, dedicados al asalto de
sindicatos, de periódicos, de grupos y de partidos de izquierda y de todo aquello que
significar el "peligro comunista´´.
A fines de 1921, se organizaba el Partido Nacional Fascista Italiano. Su crecimiento, en
apenas un año, había sido espectacular: con 250.000 afiliados se había constituido con el
mayor partido de Italia. Sin duda, el alma mater del partido era Benito Mussolini. Desde
muy joven Mussolini había militado en el Partido Socialista, en donde había dirigido el
periódico Avanti. Expulsado del partido por su prédica belicista, pasó a dirigir Il Popolo
d'Italia y participó en la guerra como soldado raso. En 1919, había sido elegido Duce, del
fascio de Milán. Durante los años siguientes, el prestigio de Mussolini fue en aumento. Y
su principal oportunidad se presentó en el transcurso de un motín en Nápoles que le
permitió declarar la "revolución" fascista y ordenar la célebre Marcha sobre Roma, en la
que 50.000 "camisas negras" tomaron la ciudad (28 de octubre de 1922).
La audacia de Mussolini se vio recompensada. Ante la situación creada, el rey Víctor
Manuel III le otorgó el gobierno y le encomendó la formación de un nuevo gabinete.
Durante los primeros años, Mussolini actuó con cautela: la autoridad del rey se mantuvo
nominal y se respetaron los mecanismos institucionales. Sin embargo, Mussolini fue
construyendo un poder omnímodo: como Duce, controlaba el partido y como Capo di
Governo el poder político. Los destinos de Italia estaban en sus manos.
En mayo de 1924, el diputado socialista Giacomo Matteotti había lanzado una dura
acusación contra los métodos fascistas: denunciaba el clima de intimidación y de violencia
en el que se habían celebrado las elecciones. Matteotti fue secuestrado en pleno centro
de la ciudad de Roma y su cadáver apareció dos meses después. Y esto marcó un hito.
En 1932, el ministro de Guerra, general Gazzera podía admirar los logros: "El régimen
disciplinario de nuestro ejército gracias al fascismo aparece hoy como arma directiva que
tiene valor para toda la nación. Otros ejércitos han tenido y todavía conservan una
disciplina formal y rígida. Este sistema ha resistido magníficamente durante una larga y
durísima guerra hasta la victoria; es mérito del régimen fascista haber extendido a todo el
pueblo italiano una tradición disciplinaria tan insigne."
Sin embargo, se construyeron los instrumentos destinados a organizar la sociedad fascista:
en 1927 se suprimieron los sindicatos y el movimiento obrero quedó bajo un estricto
control. Se cumplía, en este sentido, lo que el mismo Mussolini había declarado: "El
sindicalismo fascista es una fuerza que se impone, un poderoso movimiento de masas,
completamente controlado por el fascismo y el gobierno, un movimiento de masas que
obedece."
Los principales dirigentes sindicales y políticos fueron perseguidos y encarcelados. Entre
ellos, Antonio Gramsci, secretario del Partido Comunista, fue acusado de pretender
"instaurar por la violencia la república italiana de los soviets" y condenado a veinte años
de cárcel. Murió en prisión en donde escribió los Cuadernos, que renovaron la teoría
marxista-en 1937.
También se desató una cuidadosa campaña de exaltación del espíritu nacional". El
objetivo era no solo la consolidación del consenso, sino también crear el clima apropiado
para la expansión. Pero para ello era necesario asegurar el orden interno y atraer la
adhesión de muchos católicos que miraban al fascismo con cierta desconfianza. Mussolini
-ateo declarado y que muchas veces había manifestado su anticlericalismo- comenzó
entonces un proceso de acercamiento a la Iglesia católica.
Con este objetivo, tras largas y complejas tratativas, en 1929 se firmaban los Tratados de
Letrán, por el que se creó el Estado del Vaticano, particular enclave dentro de la ciudad de
Roma. A cambio, el Vaticano se comprometía a no reclamar los territorios perdidos hasta
1870 y controlar a algunos de sus díscolos miembros.
En 1931, el papa Pio XI, en la encíclica Quadragesimo Anno, daba su aprobación al
fascismo. El texto es explícito: "Recientemente, todos los saben, se ha iniciado una
especial organización sindical y corporativa (...) Basta un poco de reflexión para ver las
ventajas de esta organización, aunque la hayamos descripto sumariamente: la
colaboración pacífica de las clases, la represión de las organizaciones y de los intentos
socialistas, la acción moderadora de una magistratura especial."
En la década de 1930, Italia comenzó a expandirse fuera de sus fronteras, al mismo
tiempo que intentaba afirmarse como potencia europea. En 1935 ocupó Etiopía y el
gobierno italiano comenzó a reclamar territorios de Túnez, Niza y Saboya, que estaban en
poder de Francia, mientras Mussolini hacía explícita la intención de recuperar la tradición
imperial y hacer del Mediterráneo, un "lago romano". Desde 1936, Italia participo de la
Guerra Civil española, apoyando a las fuerzas de Franco, cuya simpatía por los regímenes
totalitarios era clara. En ese mismo año, se había formado el llamado Eje Roma-Berlín.
El caso alemán
Durante los últimos momentos de la Gran Guerra, muchos observadores se atrevieron a
predecir para Alemania la inminencia de una revolución similar a la estallada en Rusia un
año antes. La huelga general, la ocupación de fábricas, la sublevación de tripulaciones,
soviets funcionando en Berlín eran indicios de un ascendente movimiento revolucionario.
El armisticio y la crisis interna obligaron finalmente a abdicar al emperador Guillermo II.
Pero jaqueada desde la izquierda y la derecha, la República de Wei mar carecía de bases
sólidas. Además, la crisis económica alcanzaba niveles extremos. Ante una enorme deuda
externa -sobre Alemania pesaban los gastos e indemnizaciones de guerra-y el caos interior
reinante, la inflación se hizo incontrolable. A fines de 1923, la crisis financiera alcanzó su
pun to más agudo: el marco se desvalorizó totalmente y muchos alemanes se encontraron
con que sus ahorros de toda la vida no cran más que una masa de papeles inservibles. En
el mes de noviembre, el dólar se cotizaba en Berlín en dos billones y medio de marcos. Ese
mismo año estallaba el "putsch de la cervecería de Múnich". Era un golpe organizado por
uno de los tantos grupúsculos de ultraderecha que se concentraban en Baviera El Partido
Obrero Nacional Socia lista alemán (partido NAZI, según su sigla en alemán), y había
estado conducido por un todavía oscuro dirigente, Adolf Hitler, ex combatiente que había
alcanzado la modesta categoría de cabo. El golpe fracasó y Hitler fue condenado a la
cárcel. En prisión, escribió Mein Kampf (Mi lucha) donde se enunciaban los principios
nazismo.
Mein Kampf constituye una obra importante no por su originalidad y profundidad sino por
todo lo contrario. Es un libro muy elemental, sin grandes ideas donde se mezclan
arbitrariamente lo biográfico, y principios de distinta procedencia.
En los años siguientes la situación económica se estabilizó, sin embargo, como ya
señalamos, la crisis estadounidense tuvo efectos catastróficos en Alemania. En medio de
una difícil situación, el prestigio de Hitler fue en aumento: a fines de 1932, el partido NAZI
contaba con el 33 por ciento del electorado y se constituía en la segunda fuerza política. A
comienzos de 1933, el presidente Hindenburg llamó a Hitler y le ofreció la jefatura de un
gobierno de coalición con otras fuerzas conservadoras. Hitler fue entonces designado
Canciller y al año siguiente, tras la muerte del anciano Hinden burg, asumía también la
presidencia, decisión que fue ratificada por un plebiscito que le concedía además el título
de Führer (Caudillo). Comenzaba así el Tercer Reich.
La bandera de la república fue remplazada por la esvástica, símbolo que representaba la
superioridad de la raza aria, mientras que el sistema federal era también reemplazado por
un Estado unitario. Se disolvieron los sindicatos y se estableció el Frente de Trabajo
Alemán controlado por el Estado; el único partido admitido fue el partido NAZI.
La violencia y el terror se transformaron en verdaderas armas políticas.
Junto con este rígido sistema de control social se estableció también el control sobre la
economía que quedó subordinada a los objetivos políticos, El "Plan de Cuatro Años" tenía
como objetivo el autoabastecimiento. Al mismo tiempo que se desconocían las
determinaciones del Tratado de Versalles que prohibían el rearme, se comenzaron a
reclutar nuevamente hombres para el ejército reestableciendo el servicio militar
obligatorio, y se orientó la producción hacia las industrias bélica y química.
La prueba más siniestra y evidente de la irracionalidad del nazismo la constituye la
persecución desatada contra los judíos. En rigor, la cultura occidental rechazaba en
muchos aspectos a los judíos, a quienes se responsabilizaba del deicidio. No son escasas
las fuentes que ponen en evidencia la exclusión a la que se los pretendía someter ni el
hecho de que, desde el medioevo, se les adjudicara la responsabilidad sobre distintas
calamidades. Con la toma del poder quedó libre el camino para transformar en realidad el
objetivo que ya figuraba en Mein kampfy en el programa del Partido: eliminar la influencia
cultural, política, social y económica judía y proceder a la sistemática expulsión de los
judíos del Estado nacionalista.
Desde la radio y la prensa se puso en práctica una activa campaña difamatoria contra los
judíos. En las escuelas y en todas las universidades se estableció como obligatoria una
"ciencia de la raza". La campaña parecía contar con consenso. En rigor, no se levantaron
protestas cuando ya en abril de 1933 se estableció el boicot a los comerciantes judíos.
Tampoco las hubo cuando los judíos perdieron los derechos políticos y se estableció que
ninguno podía ocupar cargos públicos.
La intención de explicar el Holocausto ha generado un amplio debate historiográfico. En
1996, en una controvertida obra, Daniel Goldhagen sostenía que los principales
perpetradores del Holocausto eran alemanes "comunes" y que la única motivación para el
genocidio era el antisemitismo eliminacioncita de la cultura alemana, incubado durante
mucho tiempo (Goldhagen, 1998).
El libro de Goldhagen -basado en su tesis doctoral defendida en la Universidad de
Harvard- tuvo un gran éxito editorial que alcanzó a un amplio público.
Es cierto que Golhagen no ensaya ninguna explicación en torno a las condiciones sociales
y políticas que permitieron la radicalización del anti semitismo, sin embargo, su interés, al
ubicar el problema como intríseco a la cultura alemana, radica en abrir una línea de
investigación que supera otros intentos explicativos del Holocausto.

¿Cómo acabó la Segunda Guerra Mundial?


Aunque la rendición de Alemania se firmó el 7 de mayo de 1945, la Segunda Guerra
Mundial no terminó hasta septiembre de ese mismo año.
La Segunda Guerra Mundial fue el primer conflicto realmente global de la historia. El 30 de
abril de 1945, con los batallones soviéticos a punto de entrar en un Berlín defendido por
las juventudes hitlerianas, paranoico, encerrado en su búnker y con la muerte de Benito
Mussolini muy reciente, Adolf Hitler se suicidó junto a su amante Eva Braun. Caía uno de
los grandes protagonistas de la contienda y el líder de la Alemania nazi que había puesto
en jaque a medio mundo. Pero, ya con el dictador muerto, ¿por qué la guerra no terminó
hasta septiembre de ese mismo año?
Los grandes éxitos de las fuerzas del Eje se vieron abruptamente interrumpidos en 1942,
cuando los soviéticos frenaron a los nazis en Stalingrado y les forzaron a retroceder. Un
año antes, los estadounidenses se unieron oficialmente a la guerra tras el ataque a Pearl
Harbor. Para 1945 Italia había sido derrotada, Alemania estaba sufriendo una acción de
pinza al verse atrapada en dos frentes abiertos y Japón resistía como podía en el Pacífico.
Con la muerte de Hitler, fue el ministro de propaganda Joseph Goebbels quien asumió el
poder, pero pronto se vería superado y seguiría el ejemplo de su Führer. El 7 de mayo, Karl
Dönitz (último líder de la Alemania nazi) se rindió oficialmente ante los norteamericanos.
El asunto de Japón, Con Alemania e Italia sometidas, solo quedaba Japón. Numerosos
países asiáticos, como la China de Mao Zedong, estaban ofreciendo una dura resistencia
contra los japoneses mientras los estadounidenses combatían isla por isla tanto en mar
como en el aire. Al igual que los nazis, Estados Unidos llevaba años trabajando en un arma
de destrucción masiva, la bomba atómica, y cuando el proyecto Manhattan consiguió
hacerla realidad sus planes de utilizarla como arma de disuasión no cambiaron, tan solo
variaron el objetivo.
El presidente Harry S. Truman, viendo que la derrota de Alemania no había afectado a la
convicción de los japoneses, decidió cortar por lo sano. El 6 de agosto de 1945, el
bombardero Enola Gray lanzó sobre Hiroshima la primera bomba atómica de la historia, la
Little Boy. En los minutos que siguieron a la detonación murieron 70 000 personas y casi
otras 70 000 resultaron gravemente heridas. Truman pretendía (además de hacer
consciente a la URSS de lo que una de esas armas podía hacer de cara a una próxima
Guerra Fría) impresionar a Hirohito para que se rindiera y pusiera fin a la guerra, pero esto
último no sucedió.
El 9 de agosto, la bomba Fat Man caía sobre Nagasaki y mataba a 80 000 personas. El
emperador japonés anunciaba, tras este segundo golpe y temiéndose lo peor, la rendición
incondicional de Japón. La capitulación se firmó el 2 de septiembre de 1945 en un
acorazado estadounidense. Seis años y un día después de la declaración de guerra de Gran
Bretaña y Francia a Alemania, la Segunda Guerra Mundial terminaba siendo el conflicto
más brutal y destructivo de la humanidad y dejando sobre él las sombras del Holocausto
nazi y de un nuevo tipo de arma cuya capacidad de destrucción superaba cualquier cosa
vista con anterioridad. El mundo entraba de lleno en la era atómica.

6) Explique qué fue la Guerra Fría. ¿De qué modo irrumpe el "Tercer
Mundo"?
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y
1945. En ella se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas
todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los aliados
de la Segunda Guerra Mundial y las potencias del eje. Fue la mayor contienda bélica de la
historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total»
en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y
científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y
militares. Marcada por hechos de enorme repercusión que incluyeron la muerte masiva
de civiles -el Holocausto, los bombardeos intensivos sobre ciudades y el uso, por única
vez, de armas nucleares en un conflicto militar- la Segunda Guerra Mundial fue la más
mortífera de la historia con un resultado de entre 50 y 70 millones de víctimas, el 2,5 % de
la población mundial.
El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la invasión
alemana de Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión de fundar
un Tercer Reich alemán sobre Europa. Esto produjo la inmediata declaración de guerra de
Francia con la mayor parte de los países del Imperio británico y la Commonwealth al
Tercer Reich. Desde finales de 1939 hasta inicios de 1941, merced a una serie de
fulgurantes campañas militares y la firma de tratados, Alemania conquistó o sometió gran
parte de la Europa continental. En virtud de los acuerdos firmados entre los nazis y los
soviéticos, la nominalmente neutral Unión Soviética ocupó o se anexionó territorios de las
seis naciones vecinas con las que compartía frontera en el oeste. El Reino Unido y la
Commonwealth se mantuvieron como la única gran fuerza capaz de combatir contra las
potencias del eje en el Norte de África y en una extensa guerra naval. En junio de 1941 las
potencias europeas del eje comenzaron la invasión de la Unión Soviética, iniciando así la
más extensa operación de guerra terrestre de la Historia, en la que desde ese momento se
empleó la mayor parte del poder militar del Eje. En diciembre de 1941 el Imperio del
Japón, que había estado en guerra con China desde 1937[2][3] y pretendía expandir sus
dominios en el Sudeste Asiático, atacó a los Estados Unidos y a las posesiones europeas,
francesas, británicas y neerlandeses en Asia y el océano Pacífico, conquistando
rápidamente gran parte de la región.
El avance de las fuerzas del Eje fue detenido por los aliados en 1942 tras la derrota de
Japón en varias batallas navales y de las tropas europeas del Eje en el Norte de África y en
la decisiva batalla de Stalingrado. En 1943, como consecuencia de los diversos reveses de
los alemanes en Europa del Este, la invasión aliada de la Italia Fascista y las victorias de los
Estados Unidos en el Pacífico, el Eje perdió la iniciativa y tuvo que emprender la retirada
estratégica en todos los frentes. En 1944 los aliados occidentales invadieron Francia, al
mismo tiempo que la Unión Soviética recuperó las pérdidas territoriales y ambos invadían
Alemania.
La guerra acabó con una victoria total de los aliados sobre el eje en 1945 y la liberación de
los prisioneros en campos de exterminio. La guerra en Europa terminó con la captura de
Berlín por tropas soviéticas y polacas y la consiguiente rendición incondicional alemana el
8 de mayo de 1945. La Armada Imperial Japonesa resultó derrotada por los Estados
Unidos y la invasión del archipiélago japonés se hizo inminente. Tras el bombardeo
atómico sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos y la invasión soviética
de Manchuria, la guerra en Asia terminó el 15 de agosto de 1945 cuando Japón aceptó la
rendición incondicional.
La Segunda Guerra Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social del mundo.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada tras la conflagración para
fomentar la cooperación internacional y prevenir futuros conflictos. La Unión Soviética y
los Estados Unidos se alzaron como superpotencias rivales, estableciéndose el escenario
para la Guerra Fría, que se prolongó por los siguientes 46 años. Al mismo tiempo declinó
la influencia de las grandes potencias europeas, materializada en el inicio de la
descolonización de Asia y África. La mayoría de los países cuyas industrias habían sido
dañadas iniciaron la recuperación económica, mientras que la integración política,
especialmente en Europa, emergió como un esfuerzo para establecer las relaciones de
posguerra.
El término tercer mundo fue acuñado por el economista francés Alfred Sauvy en 1952,
realizando un paralelismo con el término francés Tercer Estado, para designar a los países
que no pertenecían a ninguno de los dos bloques que estaban enfrentados en la Guerra
Fría, el bloque occidental (Estados Unidos, Europa Occidental, Japón, Canadá, Corea del
Sur, Australia, Nueva Zelanda y sus aliados) y el bloque comunista (Unión Soviética,
Europa Oriental, China, Corea del Norte). Actualmente, de manera anacrónica (el
«segundo mundo» del «bloque socialista» ha desaparecido como concepto), el término se
utiliza, de manera poco precisa, para referirse a los países periféricos subdesarrollados o
«en vías de desarrollo», en contraste a los países desarrollados; en este último sentido
actual, el término se emplea a veces para referirse en bloque a todos los países no
desarrollados, y en ocasiones, para referirse solo a los que registran los peores índices de
desarrollo de gran atraso económico-social, como el analfabetismo, el hambre, la
delincuencia, las carencias hospitalarias y de salud pública, las viviendas y servicios
sanitarios precarios, una escasa expectativa de vida, etc. Según el DRAE, el tercer mundo
es el conjunto de países menos desarrollados económica y socialmente.
Entre las características comunes figuran el tener una base económica mayormente
agraria, la exportación de materias primas, una economía endeudada con los países más
industrializados (usualmente con los de primer y segundo mundo) y escasa
infraestructura. En materia de decisiones internacionales los países del tercer mundo, aún
congregando a la mayoría de las naciones independientes y de la población mundial,
cumplen un papel secundario y, en ocasiones subordinado, respecto del que tienen las
naciones más poderosas. Algunos bloques de países creados a partir de la década de 1981
para hegemonizar las decisiones mundiales, como el G-7, posteriormente el G-8 y el G20
(este último es el que predomina en los inicios del siglo XXI), se relacionan indirectamente
con la idea de manejar las economías del «tercer mundo» y de la toma de decisiones
globales. Regiones como Latinoamérica y el Sudeste Asiático, y continentes como África,
poseen la mayoría de países catalogados en el concepto de tercer mundo.

7) ¿Qué significó la construcción del Estado de Bienestar? ¿Cómo fue la


evolución del mundo capitalista?
La historia del Estado del Bienestar se refiere a los orígenes y desarrollo del sistema
económico, político y social, que, con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, se hizo
común en los países desarrollados y de altos ingresos de la Europa Occidental,
caracterizados por tener un sistema democrático, economías mixtas (combinando el libre
mercado con aspectos de intervención o acción estatal en el estado del bienestar) y un
sistema de garantías de acceso a beneficios sociales a la población en general.
El término Estado de Providencia fue acuñado bajo el Segundo Imperio francés por los
republicanos que criticaban la filosofía demasiado individualista de ciertas leyes (como la
ley Le Chapelier, que prohibía los sindicatos), y preconizaban un "Estado Social"; se
preocupaban del interés de cada ciudadano y del interés general. La expresión habría sido
empleada por primera vez por el diputado Emile Olliver en 1864, para despreciar la
capacidad del Estado de llevar a cabo un sistema de solidaridad nacional más eficaz que
las estructuras de solidaridad tradicionales (como las corporaciones prohibidas por la ley
Le Chapelier).
Es hacia 1870 cuando el término alemán Wohlfahrtsstaat fue utilizado por los "socialistas
de cátedra" (universitarios) para describir un sistema que anuncia las políticas
bismarckianas en materia social.
La noción actual de Estado de providencia corresponde al término inglés de "welfare
state" (literalmente: "estado de bienestar"), forjado en los años 1940. Esta última
expresión habría sido creada por William Temple, entonces Arzobispo de Canterbury,
como contraposición al warfare state ("estado de guerra") de la Alemania Nazi para
describir la emergencia de las políticas keynesianas de posguerra.
El sociólogo T.H. Marshall define el término como una combinación especial de la
democracia, el bienestar social y el capitalismo. Algunos otros lo identifican,
erróneamente, con el llamado Estado Social o incluso la Economía social de mercado.
Para algunos, es el añadido de un Quinto poder del Estado: el de intervención económica,
añadido a los tres poderes clásicos de Montesquieu y al cuarto poder, que son los medios
de comunicación. Para otros, como Claus Offe, es un cambio profundo que nos permite
hablar de un Estado Moderno

Capitalismo entre 1945 y 1975. Crecimiento.


Tras la segunda guerra mundial, la demanda de productos subía y los salarios
comenzaron a ir hacia arriba con el aumento de la productividad. Sin
embargo, esta historia llegó a un punto muerto en los años 1970. El modelo
que se usaba para empujar este crecimiento venía de una simbiosis
sostenible (en cuanto a flujo de dinero, no sostenible ecológicamente), con
un flujo de dinero regular que iba y venía entre los trabajadores y las
empresas.
Los industriales se volvían cada vez más poderosos, y en los años 1970 no les
resultaba suficiente ganar lo que ganaban, querían más.
Capitalismo entre 1975 y 1985. Globalización.
No podían bajar los salarios porque las organizaciones de trabajadores eran
fuertes en el mundo desarrollado, y entonces empezaron a promover la
globalización para reducir el poder de estas organizaciones. Con
trabajadores pobres baratísimos en países pobres que habían recibido toda la
inflación que resultaba de la estrategia monetaria de la hegemonía del dólar,
todo fue maravilloso para las empresas. Bajísimos costos, habían sometido
totalmente a China al sistema americano, y ahora EUA podría seguir con su
modelo de producir dinero, mientras que en otros países trabajaban duro
para producir cosas, sin que hubiese movimientos obreros organizados.
Los chinos eran distintos de los americanos. Ellos ahorraban. la inflación que
los americanos y europeos exportaban para mantener la inflación bajo
control, no se convertía en inflación en China.
Capitalismo 1985 - 2008. Financierización.
Los industriales americanos empezaron a sentir un problema con las ventas,
pues al no subir los salarios, la gente no podía comprar como antes, así que la
opción cómoda, el parche para la inmediatez, fue prestar dinero al
ciudadano, un modelo de crecimiento basado en el crédito.
Sabemos que el modelo de crecimiento basado en el crédito es insostenible
por una simple razón. Si bien es cierto habrá mayor consumo al recibir el
dinero prestado, con un ingreso que no crece, el deudor comprará menos
cuando tenga que pagar. La solución fue desregular el crédito, que fue
exactamente lo que se tenía antes de la crisis de 1929. La diferencia es que
en 1929 se pensaba que las acciones eran seguras, y ahora se pensaba que
las casas eran seguras.
Los mismos oligarcas que antes eran industriales ahora se habían pasado al
lado financiero que era más rentable. Realmente no había problema en
delegar el trabajo de la manufactura a otros. Y así los supergenios dejaron de
irse a trabajos técnicos como la NASA y se pasaron a formar parte del mundo
financiero. Soros describe en detalle este periodo como el periodo en que se
infla la mega burbuja que desencadena la crisis de 2008 en su artículo
Anatomy of a Crisis.
Los chinos que habían ahorrado por tanto tiempo, y le habían prestado
dinero a los americanos, ahora ya no eran un simple país receptor de
empleos, ahora ya era un gigante industrial y además acreedor de los EUA.
Capitalismo 2009 a 2012. Rescates a bancos
En 2008 se vino todo abajo, y entonces los bancos estaban en problemas,
porque todo el dinero que habían hecho con ese modelo de crecimiento
basado en el crédito era un espejismo de activos tóxicos incobrables, igual
que en 1929. Ya no sólo los americanos estaban ahogados en abusos por
parte de los bancos, sino que perdían sus empleos y sus casas. Entonces los
que estaban a cargo quisieron revisar la historia de 1929 y la revisaron mal.
Habría bastado que dijeran que estaban equivocados, que el cliente-
trabajador-ciudadano es el motor de la economía, y que con la estrategia de
la hegemonía del dólar estaban perdiendo competitividad y exportando
empleos, para empezar a hacer los ajustes y los cambios, como hizo
Roosevelt con el New Deal. Esa fue una oportunidad perdida para efectuar
una corrección poco dolorosa.
En los años 1930, los oligarcas americanos no querían sacrificios como los
que Roosevelt les pidió con el New Deal y entonces financiaron a Hitler con la
esperanza de poner fin a ese odiosos sistema a favor de los trabajadores, y
así los industriales se sacrificaron en EUA, pero en Europa sacaron partido de
los esclavos de los nazis para pagar ese sacrificio, de modo que podríamos
decir que la recuperación americana se pagó con la miseria europea. Esta
vez ya no había Roosevelt, ni New Deal. Lo más que había era un Obama y
un Krugman, que demostraron su escaso poder en las reformas de sector
financiero y de salud. El único momento donde los banqueros estuvieron en
verdadero peligro fue cuando se habló de nacionalizar a los grandes bancos.
Pero Obama fue condescendiente. Los bancos americanos exportaron la
crisis al resto del planeta por medio de los derivados, pero con los banqueros
a cargo, no hubo cambio significativo. Todo siguió operando de la misma
manera que antes, excepto por algunos cambios cosméticos. George Soros
apunta el peligro que representan los derivados financieros en su artículo
America must face up to the dangers of derivatives. Esta crisis premió
económicamente a los que la causaron.
Se miró que las políticas restrictivas de liquidez de la FED en los años 1930
empujaban la recesión, así que esta vez empujaron los QE, que según la
ideología, iba a recuperar la economía (las empresas tendrían clientes
comprando otra vez), pero el dinero de la FED se iba a los bancos que se
dedicaban a comprar bonos de países en recesión. El impago de los EUA se
pintaba lejano, porque EUA tenía la imprenta para pagar todas sus deudas, lo
que no sabían es que ese juego les llevaría a estar en futuros problemas
Todos sabemos que la recesión hace que los bonos de un país se vuelvan más
rentables, y para mantener esto debían hablar de que los PIIGS estaban en
crisis de impago inminente (tan inminente que en todos estos años no ha
ocurrido). Vinieron los rescates a los bancos, dinero regalado por los
contribuyentes y los préstamos de la FED que hicieron que los bancos
tuvieran cada vez más dinero. Mientras tanto, se hacía un énfasis en la
destrucción de toda política social y en recortes de gastos de gobierno en los
países marranos (PIIGS). Es que así el gobierno de los marranos tendría
dinero para rescates, en lugar de pagar el bienestar ciudadano, y con ese
dinero extra los bancos podrían comprar más deuda para tener más
ganancias. Y se le hacía creer a los marranos que todos los problemas eran
su culpa. La crisis de los marranos simplemente escondía la necesidad de la
FED de revaluar el dólar frente al euro, para poder seguir practicando la
hegemonía del dólar. En la siguiente gráfica, los picos altos corresponden a
momentos en que el dólar tocó suelo. Cada vez que tocaba fondo, era
tiempo de relanzar mediáticamente la crisis de los marranos.

8) Comente cómo se concretaron las transformaciones de la Unión


Soviética. Describa lo que sucedió desde la "perestroika" hasta la caída
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Hacia finales de la era Brezhnev, y de sus sucesores, el estancamiento era la
principal amenaza que se cernía sobre la URSS. Dentro de este panorama, en
1985, el liderazgo cala en Mijail Gorbachov quien era designado Secretario
del Partido Comunista (Veiga, DaCal y Duarte, 1997, pp. 305-371).
Gorbachov, de 53 años, era un hombre relativamente joven para los
parámetros políticos soviéticos y pronto mostró además una nueva actitud
ante los problemas que se debían enfrentar. En primer lugar, mostró una
posición más abierta hacia los intelectuales permitiéndoles expresarse en los
medios de comunicación; pero además encargó informes científicos para
conocer la real situación de la URSS. Indudablemente Gorbachov no actuaba
solo, junto a él trabajaba un equipo dispuesto a asumir tanto las críticas
pasadas como presentes.
En 1986, Gorbachov inauguró el nuevo estilo. En el XXVII Congreso del
Partido Comunista planteó abiertamente la necesidad de la "transparencia"
(glasnost) como premisa básica para la "reconstrucción" (perestroika) de la
URSS. Y ambos términos pronto se transformaron en los principios de las
reformas impulsadas por el gobierno. Poco después, el accidente nuclear de
Chernóbil, en Ucrania (abril de 1986), cuyos efectos equivalieron a los de una
guerra nuclear limitada, aceleró la toma de medidas.
Para dinamizar la economía se introdujeron medidas destinadas a fomentar
la creación de sistema de autogestión que ponía fin a la planificación
centralizada y que permitió la formación, entre 1987 y 1988, de numerosas
empresas cooperativas semiprivadas. Sin embargo, las intenciones de hacer
más rentable la economía exigían atenuar una carrera arma mentista que
consumía la mayor parte del presupuesto estatal. Y ese fue el objetivo que,
ya a fines de 1985, impulsó a Gorbachov a reunirse con Reagan en la Cumbre
de Ginebra.
Las intenciones de desarme contribuyeron a consolidar el prestigio
internacional de Gorbachov y a otorgar credibilidad a su propuesta de
perestroika.
En abril de 1988 se anunciaba el retiro de las tropas de Afganistán -
considerado el Vietnam soviético- y, en diciembre de ese mismo año,
Gorbachov comunicaba en la Asamblea de las Naciones Unidas el retiro de un
importante contingente de fuerzas mili tares de los países de Europa oriental.
Respecto a los países europeos del Este, el objetivo que se planteaba era
también dinamizar sus economías, liberalizando las trabas para generar
mayor producción de bienes de consumo. De esta manera, desde la
perspectiva soviética, estos países dejarían de cumplir el papel de barreras
defensivas para transformarse en el nexo con Occidente, sus inversiones y
sus capacidades tecnológicas.
En Polonia, por ejemplo, en las elecciones parlamentarias de 1989, triunfa
ban los candidatos del sindicato católico -religión que definía la identidad
polaca Solidarnosc (Solidaridad), en una clara muestra de afirmación de
autonomía frente a la Unión Soviética. En Hungría, también se comenzó a
desmontar el sistema buscando el camino hacia el pluralismo político. Pero el
efecto más importante de la liberalización húngara fue la apertura de la
frontera con Austria.
Este aperturismo también influyó en la misma Alemania oriental c
importantes y tumultuosas manifestaciones comenzaron a exigirlo en varias
ciudades.
El mundo occidental estaba eufórico. Gorbachov había demostrado
sobradamente su espíritu conciliador. Eliminado el bloque oriental, abierta la
vía para la reunificación de Alemania (que se consumó el 3 de octubre de
1990), la Guerra Fría llegaba a su fin. Francis Fukuyama podía anunciar "el fin
de la Historia" al haberse quedado Occidente sin oponentes ideo lógicos. Sin
embargo, no todo el optimismo estaba justificado. En primer lugar, surgían
conflictos en tableros hasta entonces secundarios, como lo fue la Guerra del
Golfa.
También los conflictos comenzaron a sacudir a la Unión Soviética. Las
medidas económicas no hablan dado los resultados previstos. Los afanes
capitalistas chocaban contra la mentalidad de muchos ciudadanos
acostumbrados a pensar en contra de ellos durante la mayor parte del siglo.
Las huelgas proliferaban sin que nadie fuese capaz de controlarlas. El
mercado negro crecía sin control y con él crecían las "mafias."
En efecto, a lo largo de 1988, los nacionalismos se afianzaron en los puntos
más conflictivos de la Unión Soviética, mientras Gorbachov caía en la
contradicción de reconocer el derecho a la soberanía de los estados del Este,
mientras lo negaba a las repúblicas que constituían la Unión Soviética. Pero
esto no hubiera pasado a mayores sin las tensiones que atravesaban a
Moscú. Ya a comienzos de 1990, Gorbachov se encontraba encajonado entre
dos tendencias diferentes. Por un lado, un sector más conservador aspiraba a
hacer más lentos los cambios de la perestroika, y no faltaban además quienes
proponían el retorno a la antigua ortodoxia. Por otro lado, un grupo, muy
difuso en sus límites, propiciaba la aceleración de las reformas, e incluso al
abandono total del comunismo.
El auge de los separatismos brindó a Yeltsin la oportunidad de actuar.
Habiendo sido electo presidente de la República Soviética Federativa Rusa -la
mayor de la URSS- en mayo de 1990, tomó una serie de desafiantes medidas:
declaró la supremacía de las leyes rusas sobre las soviéticas, proclamó la
autonomía de Rusia y finalmente abandonó el Partido Comunista.
En agosto de 1991 se intentó un golpe contra Gorbachov de objetivos poco
claros. Lo único que permitió el golpe fue la consolidación de la figura de
Yeltsin que logró erigirse como líder "carismático" anti golpista. Pero el
liderazgo de Gorbachov, ya muy deteriorado frente a la opinión pública,
sobreviviría solo unos meses, mientras que el proceso de fragmentación se
hacía incontenible. En esa coyuntura, Yeltsin -que había llegado a declarar la
ilegalidad del Partido Comunista en Rusia- firmaba con los líderes de Ucrania
y de Bielorrusia un tratado por el que se comprometían a crear una
Comunidad de Estados Independientes. El 25 de diciembre, Gorbachov
presentaba su renuncia; se arrió la bandera roja del Kremlin y se izó la rusa:
la Unión Soviética había dejado de existir. Con ella, poco después terminaba
también, el siglo xx. Pero son muchos los interrogantes que quedan abiertos.

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