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Economía de Guatemala.
La economía de Guatemala constituye la mayor economía de América Central, y la novena
de América Latina. Su PIB, representa un tercio del PIB regional. El país mantiene fundamentos macroeconómicos sólidos en los últimos años, con un nivel de reservas elevado, un nivel controlado del déficit público (2,8% en 2011) y del déficit exterior y una deuda pública baja, del 30% del PIB en 2011. El nivel económico de la población es contrastante, con un 40% de sus habitantes que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza y un 15% en pobreza extrema. El sector más grande en la economía guatemalteca era tradicionalmente la agricultura, siendo Guatemala el mayor exportador mundial de cardamomo, el segundo mayor exportador de banano, el quinto exportador de azúcar y el décimo productor de café. El sector del turismo en Guatemala es el segundo generador de divisas para el país tras las remesas de los emigrantes, la industria es una importante rama de la economía guatemalteca y el sector de servicios está aumentando en importancia. Datos de interés en la economía. Se calcula que el PIB de Guatemala en 2000 era de 23.000 millones de dólares estadounidenses, con un decrecimiento real de aproximadamente el 3,3% sobre el año anterior. Después de la firma de los acuerdos de paz en diciembre de 1996, Guatemala estaba bien posicionada para un rápido crecimiento en los años siguientes. La economía de Guatemala está dominada por el sector privado, que genera alrededor del 85% del Producto interior bruto. La agricultura contribuye con el 23% del PIB y constituye el 75% de las exportaciones. La mayoría de la manufactura es de ensamblaje ligero y procesamiento de alimentos, dirigido a los mercados domésticos, de Estados Unidos, y Centroamérica. Durante años pasados, el turismo y la exportación de textiles y productos agrícolas no tradicionales como vegetales de invierno, frutas y flores se han incrementado. Se mantienen las exportaciones más tradicionales como el azúcar, bananas, y el café; el país es el primer exportador mundial de arveja china. Estados Unidos es el mayor socio comercial del país, proveyendo el 55% de las importaciones de Guatemala y recibiendo el 40% de sus exportaciones. El sector público es pequeño y está reduciéndose, con sus actividades de negocios limitadas a servicios públicos -algunos de los cuales se han privatizado- puertos, aeropuertos, y varias instituciones financieras orientadas al desarrollo. Guatemala fue cualificada para recibir ventajas a la exportación bajo el Acta de Comercio de la Cuenca del Caribe (Caribbean Basin Trade and Partnership Act, CBTPA) de los Estados Unidos en octubre del 2000, y goza de acceso a los beneficios del Sistema de Preferencias Generalizado (SPG) de la Unión Europea. Sin embargo, debido a graves carencias en la protección de los derechos de los trabajadores, los privilegios de Guatemala en el CBTPA y el GSP están bajo revisión. Entre las prioridades económicas actuales están: • Liberalizar el régimen de comercio; • Reformar el sector de servicios financieros; • Reformar las finanzas públicas; • Simplificar la estructura tributaria, mejorar el cumplimiento de impuestos, y ampliar la base imponible. • Mejorar el clima de inversión por medio de simplificaciones en procedimientos y regulaciones y adoptando el objetivo de concluir tratados para proteger las inversiones y los derechos de propiedad intelectual. Los aranceles de importación han bajado conjuntamente con los de sus vecinos centroamericanos, de manera que la mayoría está entre el 0% y el 15%, y hay más reducciones planificadas. Respondiendo al cambiado ambiente político y de políticas económicas, la comunidad internacional ha movilizado recursos sustanciales para apoyar los objetivos de desarrollo económico y social. Economía local. Guatemala es el país centroamericano más grande, tanto en términos geográficos como demográficos y económicos. De acuerdo con cifras oficiales, la población del país en 1989 era de 8,94 millones de habitantes, estimada con base en una tasa de crecimiento poblacional cercana al 3% anual. En la Ciudad de Guatemala, incluido Mixco, se concentra el 15,5% de la población total, y en el Departamento de Guatemala más del 21%. Excluyendo ese departamento, las zonas de mayor densidad poblacional son el altiplano, con 173 hab/km2, y la costa sur con 126 hab/km2. El valor del PIB se ha estimado preliminarmente en 20,47 millones de quetzales para el año 1988, equivalentes a unos US$ 7,6 millones. La economía se ha recuperado entre los años 86 y 88 como lo demuestran las tasas reales de crecimiento del producto del 3,1% y 3,7% para los años 1987 y 1988, respectivamente. Preliminarmente, para el año 1989 se proyectaba que el crecimiento de la demanda estaría en alrededor del 3,5%. La distribución sectorial del PIB ha tenido algunas variaciones en los últimos veinte años. Como es característico de las economías en desarrollo, el producto agrícola ha venido perdiendo participación, aunque en forma relativamente lenta; de 27,3% en 1969 pasó a 25,6% en 1988. El sector comercio, que participaba con el 28,3% en 1969 cayó a 24,6% en 1988. Las disminuciones en esos sectores no se han visto compensadas por una mayor participación de las actividades productivas. Es así como la industria manufacturera ha mantenido prácticamente inalterada su contribución al PIB durante el período 1969-1988. Los servicios, como la Administración Pública, el transporte y los servicios privados han ganado en participación en los últimos años. El crecimiento de la economía estuvo por encima del 5% anual durante la década de los setenta, cuando la agricultura y la industria manufacturera mostraron su mayor dinamismo. Sólo la crisis energética mundial del año 1975 afectó el desarrollo de esos sectores productivos durante algunos años, aunque el efecto fue relativamente puntual. La gran apertura de los mercados centroamericanos y la ampliación del interno, así como el comportamiento favorable de la demanda externa posibilitaron el dinámico comportamiento de la economía guatemalteca en ese período. Al iniciarse la década de los ochenta los indicadores económicos comienzan a revertirse. La crisis de las economías desarrolladas, así como las condiciones políticas de toda el área centroamericana explican en gran medida el pobre desempeño de la economía doméstica durante los primeros años de la presente década. Tanto la agricultura como la industria manufacturera registraron tasas negativas de crecimiento, lo que dio como resultado una prolongada recesión con una economía que sólo en 1987 recupera el nivel de actividad del año 1981. Es a principios de la década de los ochenta cuando la balanza comercial del país, y en particular las exportaciones, después de dos décadas de crecimiento sostenido, comienza a deteriorarse. Ante esta caída en el valor de las exportaciones, Guatemala, como la mayoría de los países latinoamericanos, vio cerrar parcialmente sus fuentes de financiación externa, al mismo tiempo que aumentaban sus pagos por servicio de la deuda. Como resultado de ello, las reservas internacionales empezaron a caer generando un problema cambiario. Si se tiene en cuenta que durante 1978 el 25% de los ingresos comentes de la nación provenía de impuestos a las exportaciones agrícolas, el desfavorable comportamiento de dichas exportaciones tuvo un efecto directo sobre la caída de los ingresos tributarios. Dado que el gasto público no disminuyó en forma paralela con esta caída, el déficit fiscal, que tradicionalmente había estado controlado alrededor del 2% del PIB, empezó a crecer hasta alcanzar un 4% en 1984. El financiamiento primario del déficit, a través de su monetización, dio lugar a un crecimiento de la inflación a niveles sin precedentes. Mientras la tasa de inflación en el año 1984 fue del 3,4% anual, en 1985 y 1986 fue del 18,6% y 36,9%, respectivamente. Este crecimiento de la inflación también tuvo origen en las medidas económicas que tomó el gobierno en el campo cambiario, para corregir la sobrevaloración de la moneda nacional y proteger la situación de reservas del país. En 1983 se tomaron medidas cuantitativas para racionar el uso de las divisas, que no fueron suficientes para evitar la caída de las reservas internacionales. Así, a finales de 1984 se devaluó el quetzal y se creó un mercado paralelo para permitir su libre fluctuación. Para las exportaciones se creó un régimen especial según producto y destino. Dada la relativa apertura de la economía nacional, donde las exportaciones representan alrededor del 18% del PIB, la transmisión de la devaluación sobre la inflación interna fue directa. Los indicadores económicos son más alentadores en 1990, y parecen evidenciar que el país se ha sobrepuesto a la recesión. El producto está creciendo a tasas superiores al 3% anual. La inflación, de acuerdo con las cifras oficiales, ha caído al 12% anual. El déficit del gobierno central se coloca a niveles por debajo del 2% con relación al PIB. Sin embargo, la balanza comercial continúa registrando déficit, con la excepción del año 1986, y las reservas continúan su tendencia decreciente. Sector agropecuario. El sector agropecuario continúa siendo el pilar fundamental de la economía guatemalteca No sólo porque contribuye con más del 25% del PIB sino porque emplea cerca del 60% de la fuerza laboral y genera alrededor de dos tercios de las exportaciones del país. Las exportaciones agropecuarias provienen de la agricultura comercial, que se ha orientado básicamente hacia el sector externo. Las principales exportaciones del país han sido tradicionalmente café (37%), algodón (17%), banano (7%), cardamomo (4%) y azúcar (5%). Otros renglones, como legumbres, carnes y frutas han venido ganando participación en el mercado externo. Las cifras presentadas aquí, obtenidas por muestreo, representan las únicas series de tiempo existentes. Las únicas exportaciones no agropecuarias con importancia relativa son llantas y cámaras de caucho y petróleo, aunque su valor ha venido decayendo en los últimos años. Tenencia de la tierra. El factor común de concentración de la tierra en los países latinoamericanos se ve agravado en Guatemala por la presión que genera la alta tasa de crecimiento de la población, alrededor del 3%. De acuerdo con el censo de 1979, el 88% de las fincas tenía menos de 7 hectáreas y sólo ocupaba el 16% del área total. En contraste, el 2,6% de las fincas era de 44,8 ha o más y poseía el 65% del área. La presión sobre la tierra se evidencia al comparar las cifras del censo de 1950 con las de 1979. En 1950 el 21% de las fincas era menor de 0,7 ha En 1979, este porcentaje había crecido 10 puntos, sin que esto se reflejara en un aumento equiparable en la participación sobre el área total. Esta participación pasó de 0,8% a sólo 1,3% durante el periodo intercensal 1950-1979. Los minifundios están localizados principalmente en las zonas montañosas, en el altiplano. La producción de esas fincas está dirigida al autoconsumo y la gran mayoría de las veces no alcanza niveles de autosuficiencia. En 1975 se estimó que cerca del 60% de la PEA de las zonas montañosas migró temporariamente en busca de trabajo hacia las zonas planas, que están dedicadas a la agricultura comercial. Así, parecen subsistir dos economías. La primera, indigente y con una evolución adversa, concentra gran parte de la población del campo. La otra es la agricultura comercial, cuya mano de obra proviene principalmente de las zonas montañosas y sin embargo no tiene mayores efectos distributivos sobre la llamada economía campesina. Mientras el sector comercial agrícola está dirigido básicamente al mercado externo, la economía campesina se orienta hacia la producción de alimentos para el autoconsumo y generación de excedentes para el mercado interno.