Tema 1 de Literatura 2024

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TEMA 1. EL REALISMO LITERARIO. CARACTERÍSTICAS.

AUTORES Y OBRAS MÁS


SIGNIFICATIVAS.

1.1. El realismo literario: definición y características.

El término Realismo apareció en Francia para designar, con intención peyorativa, al


principio, la obra de ciertos pintores como Courbet que, frente a los temas grandilocuentes de
los románticos, llevaban a sus lienzos sencillas escenas de la vida cotidiana. En seguida se
aplicó aquel término a las obras literarias que recogían testimonios fieles de la sociedad de su
época. Así pues, se conoce con este nombre al movimiento cultural característico de una
sociedad burguesa de la segunda mitad del siglo XIX a las que no agradaban las fantasías
idealistas románticas.

Sus características principales serían las siguientes:

a) Rigurosa observación de la vida. Con pretensiones científicas, los autores aportan


nuevos métodos de explorar la realidad: se documentan sobre el terreno y buscan en sus
libros los datos necesarios para conseguir la exactitud ambiental y psicológica.

b) Ubicación próxima de los hechos. Frente a la evasión espacio-temporal del


Romanticismo, los autores realistas escriben sobre lo que conocen, por lo que tienden a situar
sus obras en lugares próximos y en el momento presente. Ello lleva al novelista a adoptar una
actitud de cronista, objetivo, que tiende a desaparecer de sus páginas.

c) Pintura de costumbres y de caracteres. Trazan con detalle la sociedad de la época y


analizan con minuciosidad los temperamentos y las motivaciones de los personajes.

d) Propósito social y moral. El novelista pone al descubierto las lacras de la sociedad


con una actitud crítica o se enfrenta con los entresijos del alma humana, ofreciendo al lector
muestras de comportamientos nobles o deleznables. La novela “de tesis” es frecuente en la
época.

e) Estilo sencillo y sobrio. Se observa una progresiva eliminación de la retórica


grandilocuente de los románticos y se prefiere un estilo claro y una prosa sobria, casi siempre
adaptada a la índole de los personajes, sobre todo en los diálogos.

f) Predilección por la novela. La prosa narrativa era el género más adecuado para
reflejar la realidad en su totalidad.

1.2. La novela realista: Benito Pérez Galdós.

Las novelas realistas se caracterizaban por los siguientes rasgos:

-Verosimilitud. Las historias son fragmentos de la realidad.

-Protagonistas individuales o colectivos. Los protagonistas son individuos que se


relacionan problemáticamente con su mundo o grupos sociales que permiten al novelista dar
una visión global de la sociedad contemporánea.

-Narrador omnisciente. El narrador maneja por completo los hilos del relato: sabe lo
que va a suceder, conoce los pensamientos más ocultos de los personajes e interviene en la
obra con juicios y con observaciones dirigidas al lector.
-Didactismo. Se pretende dar una lección moral o social (novelas de tesis).

-Estructura lineal. Los hechos suelen ocurrir de forma lineal en el tiempo.

-Descripciones minuciosas. La descripción de ambientes y personajes son


extremadamente detalladas.

-Aproximación del lenguaje al uso coloquial. La lengua de la conversación se eleva a


lengua literaria. Los personajes hablan con arreglo a su condición social, a su origen geográfico
o a sus particularidades personales.

Benito Pérez Galdós nació en Las Palma de Gran Canaria en 1843 y fue a estudiar
Derecho a Madrid. Políticamente se adscribió al progresismo y a principio del siglo XX, adopta
posiciones más avanzadas: se declara republicano y llega a establecer contactos con los
socialistas. Su espíritu fue cada vez más tolerante. Los últimos diez años de su vida fueron
tristes: pierde la vista, conoce dificultades económicas y sus enemigos impiden que se le
otorgue el Premio Nobel. Murió en Madrid en 1920, momento en el que se menospreciaba su
obra.

Dentro de su producción literaria existen dos líneas paralelas: por una parte, Los
Episodios Nacionales (cuarenta y seis novelas que pretenden reconstruir en forma novelada la
historia del siglo XIX español); y por otra, sus novelas, de las que estudiaremos sus diferentes
épocas:

-Las primeras novelas. Son las publicadas durante la época de los setenta. Son siete
novelas, entre las que figuran Doña Perfecta y Gloria, en las que se aprecia su obsesión por los
enfrentamientos ideológicos y opone un protagonista de espíritu abierto a personajes de
estrecha mentalidad tradicionalista, aspecto que las convierte en novelas “de tesis”.

-Novelas españolas contemporáneas. Así llamó Galdós a las veinticuatro novelas que
publicó a partir de 1881 y en la que podemos observar una amplísima descripción del Madrid
de su tiempo, y en definitiva, de España: los burgueses adinerados, los nobles arruinados los
burócratas influyentes y las clases sociales pobres, desfilan por los rincones más variados de
nuestra capital. Ahora la tesis, ha cedido el puesto a un análisis más objetivo de las condiciones
sociales. Entre sus títulos destacan La desheredada, en la que se perciben influencias
naturalistas de la herencia y los condicionamientos sociales; Tormento y La de Bringas, en las
que se presentan dolorosos conflictos y la ambición, la envidia y la hipocresía de los pudientes;
y sobre todo, Fortunata y Jacinta, su obra maestra y una de las grandes novelas españolas de
todos los tiempos, con un inolvidable retrato de las dos mujeres que le dan el título a la obra y
un amplio panorama social del Madrid de la época.

-Últimas novelas. Se percibe una inclinación de Galdós hacia los problemas


espirituales. Así, Nazarín presenta a un sacerdote que fracasa en un mundo incapaz de
comprender las exigencias de la pureza evangélica. Y en Misericordia, otra de sus obras
maestras, es la novela de la caridad, presidida por la inolvidable Benina, criada de pobres que
aún quieren aparentar ser ricos.

En relación al estilo, la prosa de Galdós es extraordinariamente ágil y aunque parezca


espontánea, siempre es producto de una meditada elaboración. Sus personajes se expresan de
acuerdo a su condición y quedan caracterizados por su propia forma de hablar. Este estilo hizo
que algunos coetáneos lo acusaran de descuidado (Valle-Inclán lo llamaba “Don Benito el
garbancero”) pero su genialidad expresiva queda demostrada siempre, en parte por su
capacidad de sugerir.

Fragmento de Fortunata y Jacinta.

Este fragmento narrativo pertenece a la obra maestra de Galdós, Fortunata y Jacinta,


obra cumbre de sus novelas españolas contemporáneas y del realismo español. Dos rasgos que
permiten demostrarlo serían los siguientes:

- Podemos apreciar en este fragmento un fresco social, un mundo poblado por


poderosas individualidades que son las que transmiten al lector una fuerte
impresión de verdad. Podemos verlo en el sufrimiento de Jacinta al enterarse de la
infidelidad de su marido frente a la alegría de los contertulios que se alegran por
la restauración de la monarquía alfonsina.
- Sus grandes artes narrativas las podemos apreciar en la minuciosa captación de
ambientes y tipos, el uso magistral de los diálogos, el empleo de novedosos
monólogos interiores y el sabio manejo narrativo de múltiples anécdotas pues a
los elementos genuinamente realistas y naturalistas, Galdós incorpora recuerdos,
sueños, imaginación y símbolos.
Galdós penetra en los más profundos sentimientos de Jacinta a través de un
narrador omnisciente que aparece como un amigo de la protagonista que
reproduce en estilo indirecto sus palabras “Me ha contado Jacinta que (…)”. Galdós
consigue transmitirnos el sufrimiento de Jacinta a través de enumeraciones
“Celos…curiosidad…reserva…” y de la gran metáfora “estallar” para hacernos ver
su fragilidad espiritual de Jacinta. El desprecio por su rival se aprecia en los
coloquialismos “tarasca, robaba, la condenada, jaquecas” a través del estilo
indirecto libre: “Deseaba verla…; pero no; más valía que lo vieras jamás, porque si
la veía, de fijo que se le iba el santo al cielo”. La voz de cronista de Galdós se
aprecia a través de los superlativos de Jacinta “en noche tristísima”, el cultismo y
derivación “fidedignas/infidelidad”, la comparación “como chiquillo con zapatos
nuevos” y el estilo directo “y decía: -Pero ¡qué chico más salado y más simpático!”.
Además, la imagen última de Jacinta nos muestra su gran vacío psicológico frente a
la alegría de los demás “Jacinta se indignaba en su interior. Tenía un volcán en el
pecho y la alegría de los demás la mortificaba”.
A modo de conclusión, podemos decir que a través de este fragmento se
aprecia la voz de Galdós como un gran cronista y que relata la inolvidable historia
sentimental de la vida cotidiana a través de su estilo firme, inigualable.

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