Forni y Leite - El Desarrollo y Legitimación de Las Organizaciones Del Tercer Sector en La Argentina

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ARTIGO
Sociologias, Porto Alegre, ano 8, nº 16, jul/dez 2006, p. 216-249

El desarrollo y legit imación de las


organizaciones del t ercer sect or en
la Argent ina. Hacia la def inición de
un isomorf ismo perif érico 1

PABLO FORNI*
LUCIM EIRE VERGILIO LEITE* *

Introducción

as organizaciones del tercer sector en la Argentina no son

L
un fenómeno nuevo, sino que existen hace mucho aunque
adopten diferentes nombres: fundación, sociedad de fo-
mento, sociedad de beneficencia, organizaciones de la
sociedad civil, etc. Pero es recién a partir de la década del
noventa que esasorganizacionesempiezan a ser estudiadaspor la comunidad
académica, que ven en ellas un actor fundamental para el cambio social.
Durante el período colonial y hasta avanzado el siglo XIX encontramos
institucionesfundamentalmente de tipo eclesiástico (talescomo hermandades
y cofradías) y posteriormente también organizacionestalescomo la Sociedad
de Beneficencia. El arribo de las oleadas de inmigración masiva da lugar al
surgimiento de una cantidad de asociaciones de socorros mutuos de base
étnica que en algunos casos evolucionarán hasta convertirse en importantes
instituciones mutuales y hospitalarias. Las bibliotecas populares y los clubes

* PhD pela Notre Dame University, Estados Unidos; diretor do IDICSO (Instituto de Investigación en Ciencias Sociales) da
Universidad del Salvador, Buenos Aires; professor titular de Teoria Social e Política Social nessa mesma universidade. Argentina
* * Bacharel em Letras pela Universidade Ibero – Americana de São Paulo. Atualmente elaborando tese de graduação para
concluir o curso de Sociologia da Universidad del Salvador, Buenos Aires; aluna especial do curso do Dr. Paulo Meneses na
Universidade de São Paulo; assistente de pesquisa do IDICSO (Instituto de Investigación en Ciencias Sociales), da Universidad
del Salvador.
1 AGRADECEMOS LOS COMENTARIOS A VERSIONES ANTERIORES DE ESTE ARTÍCULO A M ARCELO SALAS Y RICARDO M URTAGH .
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deportivos son también una novedad de las primeras décadas del siglo XX.
El Estado conservador de entonces es básicamente ajeno a estos desarrollos
que incluso reprime en algunos casos por sus relaciones con el incipiente
movimiento obrero.
El advenimiento del peronismo señala un período distinto para la
participación y las organizaciones sociales. La satisfacción de muchas de-
mandas sociales postergadas pasa a ser unificada por el Estado a través de
instituciones tales como la Fundación Eva Perón. El intento por constituir un
Estado del Bienestar impulsa el péndulo de lo social hacia la esfera
gubernamental, si bien puede señalarse como una excepción la expansión
de las actividades sociales de muchas organizaciones sindicales.
Con posterioridad al golpe de 1955 se establece Caritascomo la agencia
de la Iglesia Católica a cargo de las cuestiones sociales. Como menciona-
mos anteriormente, el rol de las instituciones religiosas en actividades cari-
tativas ha sido y es muy importante en Argentina. A nivel mundial, Caritas
Internationalis fue creada en los años 50, con el objetivo de “ ayudar sus
miembros a irradiar caridad y justicia social en le mundo”. Caritas Argentina
fue creada inicialmente con el nombre de “ Fraterna ayuda Cristiana” , cam-
biando su nombre al que hoy conocemos 11 años después. Como parte de
una organización tan grande como es la Iglesia Católica Romana, Cáritas
actúa de modo bastante heterogéneo en muy diferentes niveles (nacional,
regional, diocesano y parroquial) y la mayor parte de sus recursos viene de
donaciones que son divididos en tres partes iguales entre los niveles
parroquial, diocesano y nacional.
La última dictadura militar (1976-83) llevó al extremo la represión a
las organizaciones políticas y sociales en todo el país. Corresponde a este
difícil período el surgimiento de las internacionalmente reconocidas
organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos. Luego del
retorno a la democracia, se dio una intensa creación de organizaciones no
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gubernamentales vinculadas a cuestiones tales como la defensa del consu-


midor, el medio-ambiente, el género, etc. Sin embargo, son las
organizaciones dedicadas a problemáticas derivadas de la creciente pobre-
za y exclusión social las que fueron cobrando mayor relevancia y visibilidad.
Es importante aclarar que en los tres periodos mencionados, las
organizaciones del tercer sector siempre se encargaron de suplir deficiencias
dejadas por el Estado, tanto en aspectos educativos, culturales y recreati-
vos, como proveedores de asistencia básica en el área de la salud, vivienda
y alimentación. Aún así, el Estado siempre ha sido el principal proveedor de
fondos para las actividades de dichas organizaciones, aunque en la década
del noventa, esencialmente, se produce un cambio radical en relación a
períodos anteriores. Nuevos actores entran al campo del tercer sector, como
organismos multilaterales de crédito, por ejemplo, el Banco Mundial, el
Banco Interamericano de Desarrollo, etc. Por otra parte, las organizaciones
empiezan a desarrollar actividades donde venden sus servicios para conse-
guir fondos: es más, la recaudación de fondos o el fund raising comienza a
ser un elemento clave de las organizaciones del tercer sector. Al mismo
tiempo, éstas empiezan a funcionar como organizaciones consultoras, tan-
to en lo que se refiere a la necesidad de conocimiento acerca del campo
como a las tecnologías más adecuadas para implementar políticas sociales
(ya que esas organizaciones, principalmente las de base, tienen un contacto
muy cercano con sus “ beneficiarios” ).
Hablar de ONGs en la Argentina es referirse a un fenómeno muy
dispar, a muchas formas de organizaciones a la vez. Sin embargo, para
acotar nuestro objeto, vamos a referirnos acá principalmente a “asociaciones
sin fines de lucro legalmente constituidas que brindan servicios, movilizan
intereses, alientan la autonomía y actúan como propulsoras para mejorar las
condiciones de vida y oportunidad de los ciudadanos” (Reilly, 1995). En
realidad, dada la diversidad de términos en uso que aluden a organizaciones
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en extremo heterogeneas utilizamos aquí el término tercer sector pues , a


pesar de las diferencias que caracterizan a estas instituciones en diferentes
países, comparten rasgos comunes que hacen posible considerarlas parte
de un ¨ sector¨ social distinguible: se trata de organizaciones que operan
por fuera del aparato estatal, que no distribuyen beneficios y a los que los
ciudadanos son libres de asociarse o no en la persecución de objetivos
comunes. (Salomon & Anheiner, 1996).
El objetivo central de este estudio fue analizar cómo se dio el proceso
de institucionalización de las organizaciones del tercer sector en la Argenti-
na en la década del 90, basándonos en la bibliografía producida acerca de y
por dichas organizaciones. Para ello, en una primera etapa, se hizo un
relevamiento de toda la bibliografía disponible acerca de organizaciones del
tercer sector, publicada a fines de los 80 y, principalmente, en los 90, en
diez bibliotecas universitarias de la ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos
Aires. Esta etapa culminó con una publicación online de la bibliografía
estudiada.2 Luego, en una segunda etapa, estudiamos el material encontra-
do en función de la teoría neoinstitucional, que nos proporcionaba
herramientas muy útiles para analizar el proceso de institucionalización de
las organizaciones en cuestión, principalmente en lo que se refería a la
adecuación de las categorías a los datos. Después, lo que se buscó fue
adaptar la teoría a los datos que, a su vez, generaron nuevas dudas y planteos
respecto al proceso en cuestión.3
Hay dos aspectos importantes, que fueron planteados como retos
para llevar a cabo este estudio: la heterogeneidad de los datos y de las
organizaciones a las que nos referimos. Por un lado, el hecho de que nos

2 La bibliografía completa puede ser consultada en la página web del IDICSO: http://www.salvador.edu.ar/csoc/idicso/docs/
aongpp001.pdf
3 Este estudio se hizo en el marco del Proyecto Binacional Brasil-Argentina: “Redes organizacionales y patrones institucionales
de ONGs: un estudio comparativo entre la Argentina y Brasil” que contó con el apoyo de la Fundación Antorchas. Participaron
los siguientes estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador: Luciana Castronuovo, Marcelo
Salas, Gabriella Panelli, Martín Gaspar Arslanian y Maria Laura Videla.
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manejábamos con datos escritos acerca de o por las organizaciones del


tercer sector determinaba, hasta cierto punto, la heterogeneidad de nuestros
datos, ya que, fundamentalmente, esa bibliografía oscilaba entre textos de
organismos internacionales acerca de las organizaciones del tercer sector,
manuales prescriptivos, artículos enalteciendo el papel de dichas
organizaciones, investigaciones académicas, entre otros. Por otro lado, la
heterogeneidad de las mismas organizaciones se hace más patente aún ya
que en los en los textos tampoco hay referencias explícitas acerca de qué
tipo de organizaciones abarcan: si ONGs de promoción y desarrollo, coope-
rativas, asociaciones, etc., sino que a menudo se remiten a todo tipo de
organización que no sea de mercado.

El enfoque neo-institucional
El estudio de las instituciones ha sido llevado a cabo por diversas áreas
científicas como la economía, la psicología, las ciencias políticas y el derecho.
Nos centraremos en el enfoque institucional desarrollado por teóricos de la
sociología. Los primeros teóricos del análisis institucional en sociología hacían
hincapié en el hecho de que el comportamiento de los individuos estaba
determinado por las instituciones al mismo tiempo que éstas se anclaban
en el comportamiento estandarizado de los individuos. Sin embargo, dife-
rentes autores ponían énfasis en diversos aspectos, estructurales o simbóli-
cos, que consideraban claves para el proceso de institucionalización: los
sistemas simbólicos (Durkheim), el significado puesto por los actores en la
acción social y la racionalidad (Weber), la autoridad moral (Parsons), la
interdependencia entre el individuo y la sociedad (G.H. Mead), la realidad
como una construcción social (Berger y Luckmann), entre otros. Es decir,
alternaban entre un enfoque que ponía el actor como creador de la estructura
o ésta como determinante de la acción de aquél.
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Hoy, dejando de lado un énfasis u otro, lo que se observa es que hay un


intento de fusionar ambosaspectos, estructuralesy constructivistas, para expli-
car la realidad social y la institución como un proceso fundamental de ella,
como se puede ver en autores como Giddens (1984) en su teoría de la
estructuración y Bourdieu (1980) en sus análisis acerca del proceso de
institucionalización como realidad objetivada e incorporada. Este último autor
explica: “sólo se puede, pues, comprender el funcionamiento de lasinstituciones
burocráticas si se va más allá de la oposición ficticia entre una visión
‘estructuralista’, por un lado (...) y, por otro lado, una visión ‘interaccionista’
(...), ignorando tanto las condiciones sociales de producción de los agentes ...
como las condiciones institucionales del ejercicio de su función...” .
El estudio de las instituciones puede estar basado en tres aspectos
principales (Scott, 1995), considerados esenciales para que un sistema o
comportamiento dados se institucionalicen, y que se refieren a cuáles ele-
mentos entran en juego en dicho proceso: regulativo, normativo y cognitivo.
El enfoque regulativo se basa en el hecho de que las instituciones conforman
el comportamiento del individuo, y que reglas expresas o implícitas (sanci-
ones legales o culturales, por ejemplo) son mecanismos claves a la hora de
estandarizar e institucionalizar un patrón de comportamiento. Desde este
enfoque, los individuos actúan según un cálculo de costos y beneficios y
siguen las reglas llevados por sus propios intereses. En el enfoque normativo
el énfasis está puesto tanto en los valores como en las normas que definen
la mejor manera de hacer las cosas. Estas normas y valores (que pueden o
no ser impuestos desde afuera) condicionan la manera en que los individuos
van a actuar, pero al mismo tiempo les favorece al proveer un marco donde
la acción social pueda desarrollarse libremente, pero siempre adentro del
marco normativo en cuestión.
A su vez, el abordaje cognitivo, característico del enfoque neoins-
titucional, enfatiza tanto aspectos simbólicos como estructurales para la
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conformación y mantenimiento de lasinstituciones. La concepción de Berger


y Luckmann (1967) atraviesa la mayoría de los estudios realizados en cam-
po del análisis neoinstitucional, y preconiza que las instituciones se forman
a travésde sistemascompartidosde definicionescreadosintersubjetivamente,
pero que luego se tipifican, se objetivizan y se externalizan. Así, lo que se
construye intersubjetivamente parece ser dado objetivamente. Asimismo,
las características de lo construido adquieren una configuración específica
según varían el tiempo y el espacio.
Para estos autores, la legitimación es una objetivación de significados
compartidos que pasan a estar disponibles de manera plausible al conjunto
de los individuos, otorgando, de esta forma, cierta justificación al orden
institucional en cuestión. Por lo tanto, una vez que las organizaciones se
hayan legitimado, logran imponerse frente a las demás organizaciones o
actores en general del campo como organizaciones válidas.
Autores como Meyer y Rowan así como Di Maggio y Powell hacen
hincapié en lossistemasculturalesque lesson impuestoso que son adoptados
por el individuo o por organizaciones. Consideran que el rasgo distintivo de
cualquier institucionalización es el isomorfismo, que es un proceso de
homogeneización que puede originarse de dos modos: de la competición y
adecuación de organizaciones individuales a cambios en el mercado, lo que
se denomina isomorfismo competitivo; o de la competición por diferentes
factores como influencia política, búsqueda de legitimación, etc., llamado
isomorfismo institucional, que es el que usaremos para abordar el caso de
las organizaciones del tercer sector (Powell y Di Maggio, 1991; Scott, 1995).
Este segundo tipo de isomorfismo puede darse de diferentes maneras: o las
organizaciones más grandes o poderosas imponen sus propias pautas a la
sociedad en general (por ejemplo, cuando exigen que susfuncionariostengan
determinadas credenciales – M.B.A., doctorados, etc.- para ejercer ciertos
puestos); también puede darse porque las organizaciones más grandes y
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poderosas les impongan sus propias pautas a sus proveedores, por ejemplo,
que se adapten a sus estructuras (Meyer y Rowan, 1991). De cualquier
modo, siempre se trata de una respuesta de la estructura organizacional al
ambiente institucional.
Sin embargo, las organizaciones no se constituyen y se desarrollan
aisladas de su entorno, sino que interactúan con él de forma bastante inten-
sa y las características de esa interacción van a tener diversos efectos en
cómo se estructuran los elementos de dichas organizaciones.
A medida que un campo organizacional se va conformando, las nuevas
organizaciones a menudo toman como ejemplo a otras más antiguas, ya
exitosas. Los elementos que son incorporados pueden referirse a las nor-
masjurídicasexistentes, a patronesorganizacionales, a la imagen institucional,
etc. Así, las nuevas organizaciones tienden a adoptar mitos y ceremonias
(Meyer y Rowan, 1991) previamente racionalizados e institucionalizados
que van a proporcionarles legitimidad. Frente a esta necesidad, la eficiencia
resulta menos relevante; más bien se mantienen mecanismos que garanticen
la legitimidad, a través de dichos mitos y ceremonias que son compartidos,
de modo que las organizaciones se hacen cada vez más homogéneas. Esos
mitos son considerados, consciente o inconscientemente, racionales y
efectivos. Por otro lado, el costo puede ser alto para aquellas organizaciones
en vías de institucionalización que no adopten dichos mitos en la búsqueda
por la legitimación.
Por lo tanto, las organizaciones en un incipiente proceso de
institucionalización, en su búsqueda por la legitimidad, sufren procesos
isomórficos que les proveen dos ventajas principales: ser reconocidas como
legítimas o válidas por su entorno, lo que les permite, entre otras cosas, la
expansión o el éxito y, además, disminuir la incertidumbre. La incertidumbre
puede estar dada por factorestanto internoscomo externosa la organización.
En el primer caso, al que Scott se refiere como entorno organizacional,
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pueden mencionarse las dificultades de solvencia, luchas internas por el


poder o el uso de nuevas tecnologías. En el caso de incertidumbres relaci-
onadas al entorno institucional, está la búsqueda de legitimación, la relación
con el mercado o clientes, la influencia de decisiones políticas y, para
organizaciones del tercer sector más específicamente, la necesidad de
obtener financiación.
A medida que incorporan mitos institucionales, las organizaciones
tenderían a dejar la eficiencia en un segundo plano, llevando a ciertas
inconsistencias donde, básicamente, las reglas institucionales o ceremoniales
pueden entrar en conflicto con el quehacer cotidiano de las organizaciones.
En caso de que se opte por privilegiar la eficiencia, a su vez, la organización
podría estar arriesgando su legitimidad.
Como se mencionó antes, el análisis institucional puede enfatizar di-
ferentes elementos según la apuesta en cuáles son los aspectos predomi-
nantesen un proceso de institucionalización. En base a ello, Powell y DiMaggio
señalan que el proceso de isomorfismo puede presentar tres diferentes
mecanismos: coercitivo, mimético y normativo. El isomorfismo coercitivo
“resulta de presiones tanto formales como informales que se expresan como
una fuerza, persuasión o invitación a coludirse” . Ello puede darse debido a
un dictamen legal (por ejemplo, si los dispositivos de seguridad de los autos
son requeridos por ley), a imposiciones de la casa matriz sobre sus sucursales
y proveedores; la necesidad de adoptar cierta jerarquía para conseguir re-
cursos económicos, etc.. Scott (1995) hace una diferenciación entre
“imposición por medio de la autoridad” e “imposición por medio del poder
coercitivo”, donde la primera se encontraría con menores resistencias y con
un mayor nivel de cumplimiento que la segunda.
A su vez, el isomorfismo mimético es una respuesta a la incertidumbre;
las organizaciones copian de otras más exitosas modelos de gerenciamiento,
usos de tecnologías e innovaciones, lo que les puede favorecer, además de
la legitimación, el ahorro en término de costos.
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Finalmente, el isomorfismo normativo, según los autores, alude a la


profesionalización, es decir, a medida que las organizaciones contratan ge-
rentes y personal jerárquico de la misma rama de formación académica,
esos profesionales ya pasan por una homogeneización de antemano, pues
comparten un mismo lenguaje, mismas maneras de encarar y solucionar
problemas, etc..

ISOMORFISMO INSTITUCIONAL

MITOS Y CEREMONIAS

Isomorfismo Isomorfismo Isomorfismo


normativo coercitivo mimético

LEGITIMACIÓN

El enfoque neoinstitucional nos parece especialmente interesante para


observar el caso de las organizaciones del tercer sector en la Argentina,
dado que esun campo organizacional aún en formación y donde la estructura
de relaciones que se da tanto al interior como extra campo son definitorias
para la conformación del mismo. Ello, a su vez, va a determinar los procesos
a través de los cuales dichas organizaciones adquieren creciente legitimidad.
Además, el hincapié que este enfoque hace en los aspectos culturales y
simbólicos de la institucionalización nos permite analizar a las organizaciones
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del tercer sector desde sus rasgos locales; es decir, si bien las categorías de
análisis propuestas por los teóricos neoinstitucionales sin duda son un gran
aporte, las organizaciones y, más específicamente, las organizaciones del
tercer sector en la Argentina adquieren características propias debido a las
definiciones compartidas acerca de qué es o debería ser una organización
legítima.

El Entorno de las organizaciones del tercer sector en la


Argentina
El entorno con el cual las organizaciones del tercer sector interactúan
en Argentina es dista batante de aquél de las organizaciones privadas, por
un lado, y másaún del entorno organizacional de la sociedad estadounidense
donde los autores antedichos desarrollaron sus teorías. Para dar cuenta del
proceso isomórfico por el cual las organizaciones del tercer sector argenti-
nas pasan, es menester detallar las especificidades de su entorno, ya que,
vale recordar, la relación con el entorno es un aspecto crucial de la teoría
neoinstitucional.
Primeramente, el mismo desarrollo del tercer sector y sus
organizaciones, está vinculado a distintos cambios ocurridos en la sociedad
Argentina a partir de 1976 y principalmente durante los años 90, cuando el
Estado de bienestar entra en crisis y da lugar a un “ modelo neoliberal
excluyente” . En él, según los preceptos del Consenso de Washington, se
lleva a cabo una reforma del Estado basada en la liberalización financiera, la
reestructuración del aparato del Estado basada en la eficacia y en la eficiencia,
y la búsqueda de mayor competitividad en el libre mercado. Asimismo, un
cambio importante fue la descentralización, que se llevó a cabo con el
auspicio de los organismos multilaterales, donde actividades que eran ante-
riormente realizadas por el gobierno fueron transferidas a las manos de la
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sociedad civil y, más que nada, de las organizaciones del tercer sector como
su representante. La dificultad principal está en que esto se dio sin una
previa preparación del nuevo sector encargado de diversas tareas, y sin
tener en cuenta su capacidad para responder a las nuevas demandas. A
estas organizaciones les incumbe, entonces, implementar o monitorear
muchas de las políticas sociales, de manera focalizada y descentralizada. Es
más, en la década del 90 hubo un importante incremento de esas
organizaciones que vinieron, por un lado, a suplir una demanda por parte
del Estado que empezó a tercerizar algunos de sus servicios y programas y
también, por el otro, a paliar los efectos de la crisis y actuar allí donde el
Estado era ineficiente o inexistente. Sin embargo, hay dos problemas claves
que esta nueva situación genera, como señala Murtagh(2002), que es la
necesidad que el sector tiene de recursos externos y su independencia.
La dificultad para obtener financiación efectivamente resultó ser un
problema: las organizaciones “ sufren una tensión entre sentirse parte de
una estrategia de desmembramiento del Estado (...) y el riesgo de
mercantilizar sus actividades e insertarse en el mercado (...) como una
forma de sobrevivir económicamente y mantener niveles de autonomía”
(Arroyo, sin año). Así, las organizaciones tuvieron que rebuscarlas para con-
seguir financiación para sus proyectos, llevando a cabo diversas actividades
de venta de servicios, consultorías, etc., concentradas bajo el la idea de
fund raising. Esta es un área encargada de buscar financiación, la que
comúnmente recurre a los organismos multilaterales de crédito, como el
Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, y agencias
internacionales en general, pero el Estado sigue siendo el actor principal a la
que las organizaciones del tercer sector recurren no sólo para solicitar
financiación sino también para otros tipos de ayuda, como alimentos, locales
para diferentes actividades (centro de jubilados, bibliotecas populares, cen-
tros de rehabilitación, etc). No obstante, la inestabilidad de los recursos es
una característica de las organizaciones del tercer sector argentinas.
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Es importante mencionar que el mismo Estado empieza a ser cada


vez más dependiente de los organismos multilaterales de crédito, principal-
mente del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, que van
imponiendo reglas para las políticas públicas y también para el formato del
aparato estatal y, como menciona Trotta (2002), “ la reestructuración del
Estado está más vinculada a presiones exógenas que a decisiones endógenas,
más cercana a condicionamientos para la recepción de futuros créditos (...)
que a un proyecto de desarrollo autónomo” .
Así, el Estado pierde soberanía y se vincula a una red de instituciones
que llevan a cabo una especie de “governanza global” (García Delgado,
2003). La situación periférica de la Argentina en dicha red hace que ésta
también pase, a su modo, por procesos de isomorfismo, en los que sigue
laspautaspresentadaspor lospaísescentralesy losorganismosinternacionales
de créditos, delineando un isomorfismo típicamente coercitivo.
Otro rasgo del campo organizacional de las ONGs en Argentina es la
baja profesionalización. Si bien a menudo siguen modelos administrativos
de las grandes empresas privadas y de manuales de administración como
los de Peter Drucker, la búsqueda de eficiencia-eficacia se ve impedida por
la falta de crédito, lo que dificulta el mantenimiento de un permanente
personal profesionalizado. Según un estudio realizado en el 2001 por Suárez,
Pecci y Christensen, para cada empleado rentado que trabaja en una ONG
hay 7.5 que trabajan voluntariamente. Las implicancias de ello están en
que, primeramente, rara vez los voluntarios son elegidos en base a su
formación profesional (Suárez, 1989), lo que hace que se de una gran
rotatividad en lasorganizaciones. Ello, según losautoresmencionados, remite
a una institucionalización precaria, debido a la imposibilidad de dar una
continuidad a los programas o de mirar la organización en función de un
proceso a largo plazo (Suárez, et. al., 2001).
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Asimismo, un dato interesante que dicha investigación presenta es


que incluso los directivos y ejecutivos de las organizaciones de la sociedad
civil entrevistados tenían un bajo nivel educativo. De hecho, el 37% de
ellos sólo contaba con el nivel primario completo. Es importante notar que
a pesar del surgimiento de varios cursos de posgrado y maestrías en el área de
dirección de organizaciones del sector, fund raising, etc., la baja
profesionalización señalada hace más de una década por Suárez no tuvo un
cambio importante, al menos hasta el 2001, cuando el estudio fue realizado.
Los medios de comunicación también son un actor importante cuando
se analiza el entorno de las ONGs, ya que enfatizan temas que pueden
tener éxito mediático, y los vincula a ciertas ONGs, como Cáritas, Red
Solidaria, Greenpeace, entre otras, que logran llamar la atención hacia sí.
También los organismos multilaterales determinan cuáles son los programas
que pueden llegar a recibir crédito o financiación, cuál es la población obje-
tivo que más lo necesita en el momento, cuáles serán las metodologías
utilizadas para formular los proyectos, para ejecutarlos y monitorearlos.
Es decir, podemos considerar cuatro grandes actores que interactuaron
con las ONGs en Argentina, principalmente en la década del 90: el Estado,
los organismos multilaterales de crédito y agencias internacionales en gene-
ral, los medios de comunicación y las organizaciones privadas con sus mode-
los de eficacia-eficiencia. Es así como se vuelve esencial caracterizar el cam-
po organizacional de las ONGs en la Argentina a fines de mostrar la
complejidad del mismo y captar en su complejidad los procesos de
institucionalización de lasmismas. Al hablar de campo organizacional no “sólo
se pretende identificar un grupo de organizaciones que crean productos o
servicios similares , sino también se incluyen a los socio determinantes para
sus intercambios, las fuentes de financiamiento, los grupos reguladores, las
asociaciones profesionales y otras fuentes de influencia” (Scott, 1991).
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El isomorfismo periférico
El primer intento de abordaje a la bibliografía acerca de las ONGs en
Argentina fue en función de las categorías de isomorfismo propuestas por
Powell y Di Maggio, para ver como los datos se adecuaban a ellas, es decir,
ver en qué medida se podía identificar isomorfismos coercitivos, miméticos
y normativos. Vimos, entonces que el campo organizacional de las ONGs
en Argentina contaba con ciertas especificidades que hacían que nuestras
herramientas teóricas fueran insuficientes o inadecuadas y, a menudo, hacía
falta forzar el dato en la categoría. Luego, a partir de un análisis de dichas
especificidades, llegamos a nuevas categorías formadas a partir de los datos.
Primero, una categoría bastante general que da cuenta de la gran mayoría
de las ONGs de Argentina a la denominaremos isomorfismo periférico.
Con eso nos referimos a la necesidad de adaptarse a los requerimientos
e imposiciones, directas o indirectas, de los países centrales, a través de las
determinacionesde organismosmultilateralesa losque se pide financiación. La
Relatoría del Encuentro “ Entre el asistencialismo y el desarrollo: El rol de las
ONG` s en el momento actual de América Latina y Argentina”(1989), por
ejemplo, subrayaba la importancia de la vinculación entre ONGs y Estado en
los países en vías de desarrollo, aunque en la mayoría de las veces no es el
Estado el que aporta financiación a aquéllas. Mencionaba también que este
vínculo, así como la capacidad de replicabilidad de los proyectos, son
fundamentalespara el trabajo de lasONGs, aunque su independencia de criterio
y de acción se vea limitada o que no puedan desarrollar mecanismosde presión
que impacten en el Estado. Todo eso, según dicha relatoria, hace que las
ONGs cuenten con escasa autonomía para definir sus propias agendas.
Refiriéndose específicamente acerca de lasdificultadesde financiación,
en “ El Perfil de las Ong’s en la Argentina” , Filmus, Arroyo y Estebanez
(1997) mencionan la capacidad que las organizaciones más grandes tienen
para captar recursos desde afuera, generando, así, una fuerte competencia
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por la captación de recursos que son, a su vez, escasos. Estos autores señalan,
asimismo, que a menudo son losorganismosinternacionalesquienesproveen
los criterios de evaluación y de control de gestión de los fondos otorgados
por ellos, de modo que las organizaciones pequeñas o de base sufren
exigencias demasiado exageradas para su propia capacidad y terminan
flexibilizándose y desarticulándose de las políticas públicas concretas.
La dependencia de organismos extranjeros también puede ser vista en
las definiciones de las ONGs o de programas de investigación acerca de las
mismas, ya que muchos de estos son llevados a cabo por financiación y/o
iniciativa extranjeras. En “Estudios sobre el Tercer Sector sin fines de lucro en
Argentina” , Roitter (2000) hace una descripción de la metodología utilizada
por un proyecto comparativo del sector sin fines de lucro que, luego de
estudiar países como EE.UU., Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Suecia,
Hungría y Japón, aplica la misma definición y sistema de clasificación para
países de América Latina, elaborados en colaboración con asociados locales.
Esta adaptación a definiciones de organismos internacionales también
puede ser encontrada en el trabajo del PNUD-BID “El Capital Social. Hacia
una construcción del índice de desarrollo de la sociedad civil en Argentina”
(1998), en el cual definen los indicadores utilizados para medir dicho
desarrollo, como antigüedad del sector; capacidad de respuesta frente a
cambios en los beneficiarios; liderazgos; sus necesidades; los procesos de
descentralización; gestión de las políticas sociales, entre otros. Esta búsqueda
de la cuantificación del desarrollo del tercer sector en Argentina, debido a
laspropiasvicisitudesdel método, si bien gana posibilidadesde comparación,
pierde en lo que se refiere a una descripción más precisa de las ONGs. Las
organizaciones, a su vez, adoptan esos mismos indicadores como estándares
de su propio desempeño, principalmente si consideramos la importancia
de dichos organismos para la otorgamiento de crédito y de definición de
lineamientos.
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Las implicancias de esa dependencia tanto de financiación externa,


como del Estado (a nivel nacional, regional o local), hace que las ONGs,
para su propia supervivencia, adécuense a las definiciones y exigencias
impuestas desde afuera. Frente a la situación de escasez de recursos y de
delegación de responsabilidades al tercer sector, por parte del Estado, de
un modo y otro, las ONGs terminan perdiendo autonomía y motivación a la
creatividad.
Todas las ONGs, de un modo u otro, comparten tales presiones
isomórficas, que esuna categoría que se refiere al contexto macro económico
y social donde se insertan las organizaciones. En este sentido, la opción por
seguir patrones isomórficos resulta de las dificultades con las que las ONGs
tienen que convivir, propias de una sociedad periférica que, no obstante,
participa activamente de los procesos de globalización, incrementándose,
de este modo, dicha complejidad.
Luego, en el seno del isomorfismo periférico, podemos discernir dos
tipos o categorías más específicos: el isomorfismo coercitivo y el
isomorfismo mimético.

El isomorfismo coercitivo
Cuando Powell y Di Maggio hablan de isomorfismo coercitivo se refieren
más bien a la imposición directa por parte del Estado o de otra organización
para que se produzca un cambio: “ en algunas circunstancias, el cambio
organizacional es la respuesta directa a un mandato del gobierno: los fabri-
cantes adoptan nuevas tecnologías para controlar la contaminación a fin de
sujetarse a las regulaciones gubernamentales. Pfeffer y Slancik (…) observan
que los ambientes construidos políticamente tienen dos características: a
menudo los que toman las decisiones políticas no experimentan las
consecuenciasde susacciones; y lasdecisionespolíticasse aplican de manera
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general a toda clase de organizaciones, lo que hace esas decisiones menos


adaptativas y menos flexibles” .En el caso de las ONGs argentinas, el Estado
no cumple un rol controlador acerca de qué hacen las ONGs y cómo lo
hacen (aunque la situación de las organizaciones privadas pueda ser distin-
ta). Además, el ambiente institucional de las ONGs no cuenta con actores
tan fuertes que puedan imponer modelos a través de la coerción. Así el
isomorfismo coercitivo adquiere características diferentes a las menciona-
das por lo autores, pero, principalmente, más específicas. Acá el isomorfismo
coercitivo se refiere a imposiciones o presiones que las ONGs sufren de
actores externos a las que se encuentran frente a la necesidad de realizar
cambios organizacionales para alcanzar la legitimación.
En ese sentido, se podría hablar de dos tipos, aún más específicos, de
isomorfismo coercitivo: isomorfismo político o clientelístico e isomorfismo
jurídico. El primero se refiere a los cambios que las ONGs tienen que
hacer para adaptarse a los gobernantes de turno así como a las políticas
sociales, muchas veces valiéndose de prácticas clientelistas, o sea, las ONGs
deciden formar parte de las estructuras clientelares de otras ONGs, de
algún partido político o de algún funcionario público en especial, ya que
con ello se ven, de algún modo, favorecidas. Ello también se debe a que a
veces se crean o se deshacen ministerios o secretarías. Además, una nueva
política social desarrollada por el Estado puede necesitar el apoyo de dife-
rentes ONGs y éstas necesitan estructurarse de una manera diferente para
adecuarse a la demanda. Esto puede ser observado más bien en las prácticas
específicas de las organizaciones, también en un nivel más local, diferente-
mente del isomorfismo periférico pero, sin duda, como parte de éste.
Thompson (1995), en “ Público y Privado. Las organizaciones sin fines
de lucro en la Argentina” , a su vez, aclara que esta vinculación entre Estado
y sector privado o social como proveedoresde crédito propicia el surgimiento
de relaciones clientelistas, cooptativas y de competencia entre las
organizaciones más de base.
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Trotta (2002) define el clientelismo como una relación social basada


en la desigualdad; es una relación cara a cara, y que tiene una flexibilidad
difusa, es decir, que no se encuentran claramente definidos los términos de
la relación. Él dice que la reciprocidad es la principal característica de este
tipo de práctica, ya que es aquélla la que mantiene el vínculo entre el
patrón y el cliente. Estas serían características fijas del clientelismo. Por otro
lado, las características variables del clientelismo, que van a configurar su
particularidad, son: “ el origen de la iniciativa para establecer la relación, la
duración en el tiempo de la misma, el alcance de la relación y su intensidad”.
Este autor hace una diferenciación entre “ clientelismo institucional” o
“ clientelismo fino” , en oposición al “ clientelismo tradicional” o “duro” . En
el primero, el recurso que se utiliza en la relación es implícito y no tangible,
como puede ser incluir determinadas personas en un determinado plan
social, y eso hace, por otro lado, que la relación sea más larga que en el
clientelismo tradicional, ya que el cliente se ve involucrado en una red de
estructuras de decisiones que hacen que el alcance territorial del clientelismo
fino sea más amplio que el tradicional. A su vez, el clientelismo tradicional
tiene objetos tangibles (muchas veces comida, ropa, etc.) como recursos en
la relación. Ésta es más bien corta y tiene un alcance más que nada barrial.
Cuando hablamos, entonces, del clientelismo como parte del isomorfismo
coercitivo, nos referimos esencialmente al clientelismo institucional.
Así, el trabajo de Martori (1996), “ El servicio de las organizaciones
comunitarias” , ofrece un claro ejemplo de los antedicho cuando describe la
contradicción existente entre las prácticas de implementación de políticas
sociales por parte del Estado y aquellas de las organizaciones comunitarias
surgidas del trabajo en el barrio. Eso llevó a que el trabajo social quedara en
manos de los punteros políticos que, mientras aseguran el funcionamiento
del sistema, controlan las demandas y oferta de bienes y servicios sociales
y refrenan el trabajo de las organizaciones locales.
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Debe señalarse que el isomorfismo político tiene características parti-


culares en relación con los otros tipos de isomorfismo, en tanto los efectos
que tiene en la estructura organizacional. Es decir aquellas ONGs en don-
de se observan presiones isomórficas de tipo político, se da una estructura
cuyos criterios difieren de los de aquellas en donde las presiones apuntan a
una estructura similar a la empresa privada, en tanto eficiencia y
funcionamiento de la misma; no se apunta a un tipo de racionalidad de tipo
racional legal sino que intervienen factores ligados a las relaciones de tipo
clientelares. Lasorganizacionesadquirirían ciertascaracterísticasestructurales
no por decisión o diseño racional, sino por considerarse una manera de
lograr la supervivencia de la organización, a través de prácticas extendidas
en la región.
Asimismo, es importante tener en cuenta la baja institucionalidad exis-
tente en los aparatos gubernamentales y el espacio que existe para la
discrecionalidad. Es decir, la existencia de discrecionalidad y patrones de
relaciones personalizadas dan lugar al clientelismo.
A ese respecto, Mónica Palacio, en “ El caso de una organización de
desocupados en la provincia de Rio Negro” (1997), mencionaba como las
organizaciones de los sectores marginales dependían intensamente de las
políticas sociales implementadas por el Estado y que, en última instancia, es
el Municipio el que termina garantizando las posibilidades de acceso al
empleo y a la subsistencia. Eso muestra tal dependencia de la organización
frente al Municipio que lo que ocurre a éste, indefectiblemente, impactará
en el desarrollo de aquélla.
A su vez, dentro del isomorfismo coercitivo encontramos el
isomorfismo jurídico, que se refiere a la necesidad de adaptarse a leyes
vigentes para que la ONG sea considerada como tal, dejando de lado la
informalidad (lo que, consecuentemente, debe facilitar el acceso a
financiación). Entre los procedimientos de inscripción se incluye, a menudo,
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Sociologias, Porto Alegre, ano 8, nº 16, jul/dez 2006, p. 216-249

el pago de aranceles, la necesidad de tener personería jurídica, con estatu-


tos, demostración patrimonial (para el caso de las asociaciones civiles y
fundaciones) e inscripción en determinados organismos públicos (estatales,
provinciales o municipales). Así, las organizaciones, en la misma elaboración
de su autodefinición, se encuentran frente a la necesidad de adaptarse a la
estructura jurídica existente. Es decir, la misma organización tiene que
encargarse de tener ciertas características o propiedades para que pueda
“ llenar los casilleros” de los formularios que necesita en la Dirección Pro-
vincial de Personas Jurídicas, por ejemplo, o de una organización a la que va
a solicitar financiación.
Diferentes trabajos mencionan este tipo de necesidad. Bellardi y De
Paula (1986), en “ Villas Miseria: origen, erradicación y respuestas popula-
res” , subrayaban como las cooperativas instaladas en las villas miseria
estudiadas se otorgaron una organización legal-administrativa, tal como un
estatuto y una inscripción en el Instituto Nacional de Acción Cooperativa,
para asegurar la continuidad y seriedad del sus proyectos. Dígase de paso,
lo que las autoras denominan “ seriedad” , podemos llamar de legitimación
y, vemos, como el isomorfismo, en este caso jurídico, funciona como un
mecanismo que les garantiza la misma.
En un texto oficial del CENOC, “Hacia la constitución del tercer sector
en Argentina” (1997), también se aclara que las ONGs que no estén
registradas en el Registro Nacional de Entidades del Bien Público, que otorga
personería jurídica a lasONGs, no pueden acceder a la recepción de subsidios
por parte del gobierno federal. Los trabajos de Regnner y Silua (1994) así
como de Filmus, Arroyo y Estebanez (1997) también hacen menciones a
este mismo punto.
En lo que se refiere al isomorfismo jurídico, es importante mencionar
que la misma definición de la organización (como mutual, asociación,
fundación, sindicato, etc.) se ve dificultada por el hecho de que la legislación
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no ha acompañado el fuerte desarrollo que se dio en el sector en la década


del noventa. Así, las definiciones de ONGs, organizaciones sin fines de
lucro, asociaciones, etc.. suelen ser ambiguas o demasiado abarcadoras. A
esto se refiere, específicamente, Roitter (2000), en su trabajo ya mencio-
nado, cuando dice que “ la falta de una ley de asociaciones civiles – que es
una de las formas legales principales que asumen las organizaciones sin
fines de lucro en la Argentina – sumado al hecho de que las normas del
Código Civil son demasiado generales y se revelan insuficientes ante la
complejidad del campo genera verdaderos vacíos legales que promueven la
generación de espacios de discrecionalidad” .
Como vemos, entonces, el isomorfismo coercitivo se refiere, para el
caso puntual de la Argentina, a dos principales formas de adaptación que las
ONGs tienen que sufrir, hasta cierto punto, inevitablemente: al entramado
político en el cual se inserta (municipal o barrial) y a la legislación vigente.
Así, el cambio organizacional que ello conlleva, en términos jurídicos y de
gestión, garantiza la perpetuación del trabajo desarrollado por las ONGs, es
decir, asegura su legitimación.
Vale reforzar que las ONGs pueden optar por no participar de esos
entramados político-clientelares o por no inscribirse en el Registro Nacional
de Entidades de Bien Público, de modo que no hay una coerción real hacia
esas prácticas. Pero en estos casos, la no participación implica, de forma
más perentoria, un perjuicio a la actividad de la organización.

El druckerianismo endémico y las modas temáticas


En lo que concierne al isomorfismo mimético, para Powell y Di Maggio
constituye una “ una respuesta a la incertidumbre” y dan ejemplos de
innovaciones que las empresas hacen para reforzar su legitimidad, “ para
demostrar que por lo menos tratan de mejorar las condiciones de trabajo” .
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Además, dicen que “ las organizaciones tienden a modelarse a sí mismas


siguiendo organizaciones similares en su campo, las cuales les parecen más
legítimas o exitosas” .
En este caso, para Argentina se dan dos situaciones. Primero, un
isomorfismo gerencial (druckeriano), en el que se siguen mitos
organizaciones propugnados por escuelas de management estadounidenses
para gerenciar una ONG, sea basándose en los éxitos de organizaciones
lucrativas o siguiendo manuales de administración de empresas, con
especializaciones en fund raising, etc. Hay que tener en cuenta que el
manual de Peter Drucker (1990) acerca de la dirección de non-profits se
basa fundamentalmente en ejemplos de organizaciones estadounidenses,
a menudo firmemente establecidas y de gran porte, como hospitales, uni-
versidades de gran porte (como Stanford) y fundaciones como Kellogg o
Rockefeller, que difieren mucho de las ONGs argentinas no sólo en térmi-
nos de tamaño y en su forma de conseguir financiación, pero principalmen-
te en cómo están ancladas en el entretejido social. La historia de las non-
profits tiene que ver con la misma historia de los Estados Unidos,4 de su
cultura, etc., de la misma manera que las ONGs tienen que ver con el
desarrollo histórico de Argentina, como ya se mencionó anteriormente.
Algunos de los preceptos descriptos por Drucker son: la necesidad de
centrarse en la misión de la organización, fijando metas concretas para la
acción; la importancia que debe ser dada al liderazgo adentro de la
organización para lograr resultados; la gerencia debe volcarse hacia el
rendimiento; el papel fundamental de la junta directiva, de los voluntarios,

4 En lo que se refiere a los Estados Unidos, mucho se ha escrito desde Alexis de Tocqueville acerca de la amplia participación,
incluso desde el período colonial, en organizaciones, ligas, asociaciones voluntarias, etc., lo que daría un tinte participativo a la
democracia estadounidense. Organizaciones por los derechos de los afro-americanos, de las mujeres, por causas ecológicas,
entre otras, surgieron en los Estados Unidos en épocas bastante tempranas, y si bien hoy diversos estudios muestran una
participación decreciente en este tipo de asociaciones, ellas han otorgado rasgos muy particulares a la sociedad civil y su forma
de organizarse en aquel país (Skocpol y Fiorina, 1999).
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etc. En nuestra bibliografía, encontramos inumerosos ejemplos a ese


respecto.
En el “ Memoria del IV Encuentro Iberoamericano del Tercer Sector”
(1998) se señala la capacidad que las ONGs deben tener para responder
rápidamente a los cambios, cumpliendo, antes que nada su misión. Aclara
también que la diferencia entre el sector público, privado y el tercer secot
es cada vez más difusa y unos de los motivos es que las organizaciones del
tercer sector tienden a incorporar técnicasdel mundo empresarial para mejorar
su eficacia y el impacto de sus actividades, por un lado, y, por otro, dada la
búsqueda de auto-sustentabilidad, optan por prestar servicios que terminan
asemejándolas a empresas comerciales.
Cahián, en “Derecho de las fundaciones” (1996), habla de la necesidad
que las Ongs tienen de utilizar la tecnología moderna para mejorar la calidad
y la gestión institucional. A algo parecido se refiere Chopourian, en “Alianzas
entre empresas y el Tercer Sector” (1998), que dice que las ONGs sólo
pueden ser más eficientes mediante alianzas estratégicas con el sector pri-
vado y las herramientas del management deben ser aplicadas a la gestión
de aquéllas.
En cierto punto, esto se funde con lo que Powell y DiMaggio dijeron
acerca del isomorfismo normativo. El isomorfismo normativo se refiere prin-
cipalmente a la profesionalización, que definen como “la lucha colectiva de
los miembros de una ocupación por definir las condiciones y métodos de su
trabajo (…) y por establecer una base cognitiva y la legitimidad de su
autonomía ocupacional” ; “ un mecanismo relevante para alentar el
isomorfismo normativo es la filtración de personal” , “ la profesionalización
de la gerencia tiende a ocurrir junto con la estructuración de los campos
organizacionales”.
El desarrollo del campo de las ONGs en Argentina no ha alcanzado
todavía tal nivel de profesionalización. En verdad, como ya se mencionó,
una deficiencia de las ONGs de los países subdesarrollados es justamente
la dificultad para manejar los recursos humanos, debido a la falta de
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especialización que tienen y también al financiamiento discontinuo, que


hace que no se pueda mantener empleados asalariados y se use tantos
voluntarios no profesionales (Suárez, 1989). Por lo tanto, el isomorfismo
normativo, tal como explican los autores, es un fenómeno poco difundido.
Sin embargo, los modelos de gerencia propuestos por manuales (tipo
el de Drucker) y por gurues empresariales muchas veces son considerados
como metas para alcanzar una determinada eficiencia.
Varios de los materiales estudiados aquí mencionan la necesidad de
formación o capacitación para mejorar la eficiencia de las ONGS. El trabajo
de Federico Cerdeiro, “Aprendizaje en organizaciones sin fines de lu-
cro” (1999), habla de la importancia de la capacitación en las ONGs para
que ellos puedan administrarse con estándares semejantes a las
organizaciones lucrativas para lograr los avances que éstas han logrado.
La publicación de la Fundación Grupo Sophia, “Organizaciones de la
Sociedad Civil. Desafíos de gestión de desarrollo de capital social” (1998),
además de hacer un fuerte hincapié en las herramientas gerenciales
“druckerianas” , enfatiza la necesidad de capacitación para fortalecer la
capacidad de acción de las organizaciones. También Cáritas San Isidro, en
su exposición de la Jornada Argentina del Sector Social – “Alianzas: la unión
hace la diferencia” (1997) – mencionaba que el crecimiento de la
organización vino a partir de la necesidad de organizarse y capacitarse, y
que la capacitación es fundamental para trabajar en los sectores excluidos.
Otro tipo de isomorfismo que se incluiría en el mimético sería el
isomorfismo temático, que se refiere al hecho que las ONGs se dediquen
a temas de interés mediático o de interés de los organismos multilaterales
de créditos, lo que hace que muchas, adentro de la heterogeneidad carac-
terística del sector, trabajen sobre un tema determinado al mismo tiempo,
es decir, se mimeticen en función del tema para garantizar la supervivencia
de la organización. Además de ello, como las ONGs pueden mimetizarse
en función de los requerimientos que los organismos internacionales y/o
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multilaterales de crédito exigen en el momento en que deben llenar los


formularios para pedir financiación, no sólo terminan por llevar a cabo
actividades que reconocidamente consiguen el crédito, sino que en defini-
tiva se adecuan a las definiciones de dichos organismos.
El tema puede surgir a partir de un hecho histórico determinado, como
fue el caso de las ONGs que trabajaban en la defensa de los derechos
humanos luego del fin de la dictadura en Argentina, o como puede ser el
surgimiento de muchas ONGs dedicadas a conseguir bienes de primera
necesidad luego de un desastre natural, como inundaciones o terremotos.
Asimismo, pueden surgir de “ modas” originadas en países centrales que
son difundidas en los países periféricos, como la responsabilidad social o de
la defensa del medio ambiente.
El trabajo de Filmus, Arroyo y Estebanez (1997) antedicho, se refiere
a “ las cambiantes condiciones del financiamiento obligan a las ONGs a un
importante margen de flexibilidad para responder a las cambiantes ‘modas’
de financiamiento de los organismos internacionales” Afirman, además que
eso hace que las organizaciones queden muy vulnerables y dependientes
de la construcción ‘externa’ de agendas en vez de centrarse en proyectos
que busquen solucionar problemas de la comunidad.
En lo que se refiere a los temas, pudimos ver que las ONGs en los 90
trabajaban más que nada en el ámbito local, siguiendo a la tendencia a la
búsqueda del desarrollo local que empezó a prevaler en esa época (García
Delgado, 2003). Ello puede ser ejemplificado con la Relatoría del Encuentro
“ Entre el asistencialismo y el desarrollo: El rol de las ONG` s en el momento
actual de América Latina y Argentina ” (1989), donde se afirma que las
ONGs se centran más que nada en lo local y en lo barrial y a menudo
carecen de una visión de conjunto. También se subraya que las ONGs
tendría que tener un mayor peso para definir sus propias agendas en función
de los problemas básicos de su país.
En la tesis “ visibilidad social, medios de comunicación y ONGs: un
estudio de caso” , de Alan Courtis (2000), se habla de la capacidad que las
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ONGs tienen de instalar en la opinión pública temas de interés general


como forma de ejercer presión en los mecanismos decisorios. Este es un
ejemplo del rol de los medios de comunicación como sensibilizadores de la
sociedad repecto a las problemáticas abordadas por las organizaciones. A
este respecto el trabajo de Thompson, “Público y Privado. Las organizaciones
sin fines de lucro en la Argentina” (1995), también afirma que “ los medios
de comunicación social juegan un rol preponderante en la estrategia de
sensibilización, información y denuncia de esas organizaciones. Con temas
‘seductores’ para un amplio sector de la sociedad, utilizan tecnologías más
innovadoras (de marketing, segmentación de público) que renueva el mo-
delo de comunicación con la gente” .
Vemos así que el isomorfismo mimético (gerencial o temático) también
adquiere rasgos peculiares al entorno específico que estudiamos. Lo princi-
pal acá es que los desafíos impuestos por el entorno, principalmente por la
incertidumbre característica del sector en Argentina, en lo que se refiere a
recursos humanos y materiales, eficiencia, eficacia y visibilidad. La opción
por el mimetismo, para asegurar la legitimidad, tiene en cuenta todos esos
retos y busca, de esta forma, dar respuesta a ellos.
Las categorías planteadas de isomorfismo periférico pueden ser
graficadas como sigue:

ISOMORFISMO PERIFÉRICO

ISOMORFISMO COERCITIVO ISOMORFISMO MIMÉTICO

ISOMORFISMO ISOMORFISMO ISOMORFISMO ISOMORFISMO


POLÍTICO JURÍDICO GERENCIAL TEMÁTICO
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Conclusiones
Considerando la importancia que la teoría neoinstitucional le otorga la
relación entre la organización y el entorno para la institucionalización, opta-
mos por observar el entorno de las ONGs en Argentina ya que este debería
ser definitivamente diverso a aquél de las organizaciones tratadas por los
autores de otros países. Sin duda, vimos que el entorno, con sus peculiari-
dades locales, imprime rasgos muy particulares a la institucionalización de
las ONGs en nuestro país. Podríamos preguntarnos acerca de si esta
descripción y nuevas categorías a las que llegamos son compartidas por los
países en vías de desarrollo, ya que muchos, principalmente en América
Latina, pasaron por procesos bastante similares en lo que se refiere a la
reestructuración del aparato estatal y la descentralización de las políticas
públicas.
En el proceso de institucionalización, las organizaciones en general, y
las ONGs, considerando nuestro caso particular, se hallan frente a la
necesidad de incorporar mecanismos que las legitimen. Uno de esos meca-
nismos es el isomorfismo que hace que se produzca una homogeneización
del campo organizacional. Dado que las organizaciones se relacionan con
su entorno de modo que éste influye en aquélla y vice-versa, las caracterís-
ticasde dicho entorno van a definir como se dan losprocesosde isomorfismo.
El campo de las ONGs en Argentina, principalmente a partir de la
crisis del Estado de bienestar, cuenta con una institucionalización débil,
debido a la inconstancia en la financiación y en el mantenimiento de sus
recursoshumanos. Luego, la opción (¿o sumisión?) por una homogeneización
(isomorfismo), donde se busca cumplir con pautas de la eficacia-eficiencia,
con las leyes que determinan su status jurídico, etc., al menos hacia afuera,
la incorporación de mitos organizacionales racionalizados les otorga cierta
legitimidad frente a la sociedad y a los organismos otorgadores de crédito.
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Sin embargo, si la legitimidad se da en detrimento de la eficiencia, es


importante cuestionarse hasta qué punto esa legitimidad es válida como
para que las ONGs vengan a cumplir las funciones que antes tenía el Esta-
do. ¿Hasta que punto logran ser más eficientes que el Estado?, principal-
mente a medida que ambos se encuentran en una situación de dependencia
externa. ¿El isomorfismo, al final, no termina por hacer que las ONGs hagan
lo mismo que hizo el Estado cuando, en pos de una supuesta eficacia-
eficiencia, delegó las políticas sociales a otras instancias?
De cualquier modo, si bien Berger y Luckmann (1997.) dicen que la
legitimación no es un paso obligatorio de la primera fase de la
institucionalización, sí lo es cuando las objetivaciones tienen que ser trans-
mitidas a nuevas generaciones. Así, para que las ONGs perduren en el
tiempo en tanto instituciones legítimas, la búsqueda de legitimación a tra-
vés de mecanismos isomórficos es fundamental.
Otra pregunta que nos surgió es acerca de los procesos de legitimación
por el cual incurren las organizaciones de la Iglesia Católica, como Cáritas,
que aparentemente no ubicaría en ningún de loscuatro tiposde isomorfismos
específicos que mencionamos, ya que siguen una trayectoria paralela a las
ONGs en general.
Es importante aclarar que sería ingenuo creer que los procesos de
isomorfismo, sean miméticos o coercitivos, se dan a través de una imposición
externa que la ONG sufre sin alternativas. Aunque sea la única salida apa-
rente, el isomorfismo es una estrategia que la ONG adopta, intencional-
mente o no, para relacionarse con su entorno buscando, así, legitimarse.
De modo que las ONGs no son actores pasivos, sino que actúan para lograr
sus objetivos, usando las herramientas que tienen al alcance de sus manos.
“ La sumisión a ciertos fines, significaciones o intereses trascendentes, es
decir, superiores o exteriores a los intereses individuales, raramente es un
efecto de una imposición imperativa y de una sumisión consciente. (…) La
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subordinación del conjunto de las prácticas a una misma intención objetiva,


especie de orquestación sin maestro, sólo se da a través de la concordancia
que se instaura (…) entre lo que estos son y lo que hacen (…); concordancia
que puede expresarse en el sentimiento de estar bien ‘en su lugar’, de
hacer lo que se tiene que hacer (…) o en la convicción resignada de no
poder hacer otra cosa, lo que también es una manera, sin duda menos
feliz, de sentirse destinado a hacer lo que se hace” (Bourdieu, 2003).
Si bien las elecciones ya están previamente determinadas por la misma
estructura del campo organizacional y las organizaciones, a su vez, cuentan
desde el principio con diferentes recursos, siempre les queda un margen
(aunque pequeño) de maniobra. Ello nosremite directamente al pensamiento
neoinstitucional y su afirmación de que se da una dialéctica entre el individuo
y su construcción social y la estructura.

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Resumen
En este artículo, buscamos brindar elementos para un marco analítico para
abordar las organizaciones del tercer sector en los países periféricos, observando
principalmente sus idiosincrasias. Para ello, realizamos un análisis de la literatura
producida en la Argentina en los años 90 a la luz del enfoque neoinstitucional en
los estudios organizacionales, mostrando la existencia de fuerzas isomórficas resul-
tantes de los diferentes actores involucrados en el proceso de conformación del
tercer sector. Éstas pueden ser englobadas en un isomorfismo periférico que moldea
las estructuras, procedimientos, relaciones externas y temáticas abordadas por las
organizaciones del tercer sector.
Palabras-claves: organizaciones del tercer sector; teoria neoinstitucional;
isomorfismo; sociologia de lãs organizaciones; ONGs.

Recebido: 10/08/05
Aceite final: 07/12/05
Sociologias, Porto Alegre, ano 8, nº 16, jul/dez 2006, p. 368-375

ARTIGOS
ARTICLES
Develop m en t an d legit im at ion of Th ir d-Sec t or
or ganizat ions in Ar gent ina: Tow ar ds def ining a
per iph er al is om or ph is m
Pablo For ni & Lucimeir e Ver gilio Leit e
In this article we intend to offer elements for an analytical framing to study
third-sector organizations in peripheral countries, particularly by observing their
idiosyncrasies. In order to do that, we have carried out a review of literature
produced in Argentina in the 1990s in the light of isomorphic forces resulting from
distinct actors involved in the process of constitution of the third sector. Those
forces can be seen within a peripheral isomorphism that shapes structures,
procedures, external relations, and themes approached by third-sector
organizations.
Key words: Third-Sector Organizations, Neo-Institutional Theory, Isomorphism,
Sociology of Organizations, NGOs.

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