Casos de Violacion de Niños

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

CASOS DE VIOLACION DE NIÑOS

1-Evo Morales se refugia en su bastión cocalero frente a la orden de


arresto por presunto abuso de menores.
Miles de campesinos del Chapare, el hogar y bastión de Evo Morales, han salido a los caminos a
realizar vigilias que buscan disuadir a la policía de ejecutar la orden de arresto que enfrenta el
expresidente de Bolivia. En las dos entradas de la carretera que pasa por Villa Tunari, la
pequeña ciudad en la zona de cocales de Bolivia donde vive Morales, sus compañeros de
muchas luchas sociales y políticas han levantado campamentos. “El bloqueo de caminos se
inicia si sale cualquier orden de aprehensión. Los puntos de bloqueo están listos”, declaró uno
de sus dirigentes a la televisión. Antes, este sector amenazó con “incendiar el país” si las
autoridades detenían al jefe cocalero.

Evo Morales es investigado por la fiscalía por “estupro agravado con trata de personas”,
porque supuestamente tuvo una hija en 2016 con una adolescente de 15 años a cambio de
favores políticos para los padres de la menor. Debía declarar el 10 de octubre, pero no se
presentó, alegando “falta de garantías”, así que el próximo paso en el procedimiento es su
detención. Está refugiado en el Chapare mientras sus abogados intentan plantear recursos
legales para bajar la presión sobre él. Morales ha señalado que el Gobierno del “traidor” Luis
Arce “está forzando un proceso penal” porque se ha desplomado en las encuestas, mientras que
él es el favorito de los sondeos para las elecciones de 2025. “Inventando acusaciones, torciendo
las leyes y con la complicidad de sicarios de la justicia pretenden detenernos y acabar con
nuestra vida. El objetivo es descabezar al movimiento popular boliviano”

2-“SON NIÑAS NO MADRES”

En el marco del Día Internacional de la Niña es importante hablar sobre uno de los
movimientos más relevantes en la defensa de los derechos de niñas y adolescentes en
América Latina: “Son niñas, no madres“. Iniciado con una campaña en 2016, ha sido
una respuesta a la crisis que enfrenta la región respecto a la violencia sexual y
las maternidades forzadas, generando una conversación crucial entorno a la garantía
de sus derechos reproductivos.

En un contexto donde las niñas son sometidas a continuar con embarazos no


deseados, producto de violaciones, este movimiento alza la voz para visibilizar las
fallas de los Estados de la región en proteger a las infancias. Desde su creación “Son
niñas, no madres” ha impulsado estrategias legales y de comunicación que exponen la
inacción de los Estados, obligándolos a enfrentar la realidad: niñas que deberían
estar viviendo su infancia son forzadas a convertirse en madres debido a leyes
restrictivas y a la falta de acceso a servicios esenciales como el aborto legal.

En 2019, cuatro organizaciones —el Centro de Derechos Reproductivos, Planned


Parenthood Global, Mujeres Transformando el Mundo (Guatemala) y Surkuna (Ecuador)
— llevaron los casos de cuatro niñas víctimas de violencia sexual ante el Comité de
Derechos Humanos de Naciones Unidas. Norma, Fátima, Lucía y Susana, niñas entre
10 y 14 años de Ecuador, Guatemala y Nicaragua, fueron obligadas a continuar
con embarazos producto de violaciones, a pesar de expresar
claramente su deseo de interrumpir esos embarazos.

Sus historias nos recuerdan que detrás de cada estadística de maternidad infantil
forzada hay vidas reales, sueños truncados y futuros arrebatados. Niñas que deberían
tener la oportunidad de estudiar, jugar y disfrutar de su niñez son obligadas a asumir
una maternidad no deseada.

Los casos de Norma, Fátima, Lucía y Susana representan a miles de niñas que enfrentan
esta situación en América Latina. Las organizaciones que decidieron llevar estos casos a
Naciones Unidas lo hicieron con una razón clara y contundente: los estándares que se
crean en el Comité de Derechos Humanos son vinculantes para los países que han
ratificado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP). En
América Latina y el Caribe, 30 de 33 países han ratificado este Pacto y, en todo el
mundo 173 Estados están obligados a cumplirlo.

La intención de presentar sus casos ante el Comité va más allá de la condena de los
Estados de Ecuador, Guatemala y Nicaragua. Se busca generar un cambio global que
proteja a las niñas y que obligue a más de 170 países a garantizar los derechos
humanos de las infancias tales como el derecho a la vida, a la integridad personal, a
no ser sometidas a tratos crueles, a la igualdad y no discriminación, a la vida privada, y
a la posibilidad de acceder a servicios de salud como el aborto.

Al presentar estos casos ante el Comité de Derechos Humanos se exige que los
Estados se comprometan a modificar su legislación para garantizar el acceso a
la interrupción voluntaria del embarazo de acuerdo con las recomendaciones de la
Organización Mundial de la Salud, que establece que este derecho debe ser regulado
como un servicio esencial de salud en lugar de criminalizarse. También se solicita que
se adopten medidas para que las niñas puedan ser escuchadas y que sus decisiones
sean respetadas. Es vital, además, que el personal de salud no enfrente sanciones
por asegurar el derecho al aborto de una niña víctima de violencia sexual.

En América Latina, la situación de los derechos reproductivos de las niñas sigue siendo
precaria. Cuatro países —El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana—
prohíben totalmente el aborto, mientras que en otros países las leyes restrictivas limitan
gravemente el acceso a este derecho. Este panorama se agrava con los elevados
índices de impunidad, lo que deja a las niñas en una situación de extrema
vulnerabilidad.

Durante 2022, en México se registraron 7,255 nacimientos por parte de niñas entre 10 y
14 años. Aunque el aborto por violación sexual es legal en todo el país, el
acceso a este derecho enfrenta numerosas barreras. La Ley General de Víctimas
(LGV) y la NOM 046 establecen que cualquier institución hospitalaria debe brindar
atención inmediata a víctimas de violencia sexual, sin necesidad de presentar una
denuncia. Sin embargo, en la práctica, las niñas y mujeres enfrentan múltiples
obstáculos para su acceso.

No obstante el panorama, el movimiento “Son niñas, no madres” ha logrado avanzar en


la conversación sobre la protección de los derechos de las niñas, pero la lucha está lejos
de terminar. Las niñas no deberían ser obligadas a asumir una maternidad no
deseada como resultado de la violencia sexual. Al presentar estos casos ante
Naciones Unidas, se espera un impacto global que transforme las vidas de niñas en todo
el mundo.

También podría gustarte