(2023) Calidad de Sueño y Su Relación Con El Estrés Académico en Estudiantes de Bachillerato
(2023) Calidad de Sueño y Su Relación Con El Estrés Académico en Estudiantes de Bachillerato
(2023) Calidad de Sueño y Su Relación Con El Estrés Académico en Estudiantes de Bachillerato
4479
Autor1
Toctaguano Buri Brayan Steven
Btoctaguano5400@uta.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-4393-6912
Facultad de Ciencias de la Salud, Carrera de Psicología Clínica,
Universidad Técnica de Ambato
Ambato – Ecuador.
Autor2
Eugenio Zumbana Lizbeth Carolina
Ic.eugenio@uta.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-6953-8090
Psicóloga Clínica, Magister en Psicoterapia
Universidad Técnica de Ambato
Ambato – Ecuador.
RESUMEN
La calidad de sueño en los estudiantes es un factor esencial para el correcto desempeño escolar y el
estrés académico, ya que participa en varios procesos cognitivos del aprendizaje de tal mamera que el
presente trabajo tiene como objetivo general determinar la posible relación entre la calidad de sueño y
el estrés académico en los estudiantes que se encuentran cursando tercero de bachillerato. El estudio
tuvo un enfoque cuantitativo de alcance correlacional, diseño no experimental de corte transversal. En
una muestra constituida por 190 estudiantes, misma que pertenece a 47 mujeres y 153 hombres, en el
presente estudio se aplicó una encuesta sociodemográfica, el Índice de calidad de sueño de Pittsburg
(ICSP) y el Inventario Sistémico Cognoscitivista para el estudio del estrés académico en su segunda
versión (SISCO SV-21). Se obtuvo que los participantes tienen mala calidad de sueño (65.3%), mientras
que en el estrés académico los niveles que predominan son el severo (40.5%) y el moderado (35.3%) lo
que muestra que los estudiantes tienen niveles altos de estrés académico. Finalmente se observa que
existe una correlación leve positiva (Rho = 0.451, p<0,01) entre la calidad de sueño y el estrés
académico en estudiantes que conformaron el presente estudio.
ix
SLEEP QUALITY AND ITS RELATIONSHIP TO ACADEMIC
STRESS IN HIGH SCHOOL STUDENTS.
Abstract
The quality of sleep in students is an essential factor for proper school performance and academic
stress, since it participates in several cognitive processes of learning, so the general objective of
this study was to determine whether there is a relationship between sleep quality and academic
stress in students who are in their third year of high school. The study had a quantitative approach
of correlational scope, non-experimental cross-sectional design. A sociodemographic survey, the
Pittsburg Sleep Quality Index (PSQI) and the second version of the Systemic Cognitive Inventory
for the Study of Academic Stress (SISCO SV-21) were applied to a sample of 190 students, 47
females and 153 males. It was obtained that the participants have poor sleep quality (65.3%), while
in academic stress the predominant levels are severe (40.5%) and moderate (35.3%) which shows
that the students have high levels of academic stress. Finally, it is observed that there is a slight
positive correlation (Rho = 0.451, p<0.01) between sleep quality and academic stress in students
who made up the present study.
x
1. INTRODUCCIÓN
El sueño es una función biológica, reversible y determinada por el ciclo circadiano, este proceso
biológico consiste en la disminución de la conciencia y el estado de alerta, relajación muscular,
regulación de la temperatura e inmovilización del cuerpo (Delgado et al., 2022). La privación o
reducción de las horas de esta función, puede producir en el individuo somnolencia diurna, alteraciones
cognitivas y fatiga, lo que da lugar a una mala calidad de vida, estados de depresión, estrés, ansiedad y
pobre desempeño diurno (Flores et al., 2021).
La prevalencia de los problemas de sueño va en aumento, puesto que cerca del 45% de la población a
nivel mundial tienen problemas de sueño, esto afecta a hombres y mujeres de todas las edades,
independientemente de su situación socioeconómica, sin embargo solo la tercera parte de la población
que tiene estas alteraciones busca ayuda profesional (Miranda-Nava, 2018). En función de la idea
anterior, La Asociación Americana de Psiquiatría refiere que las personas que han sufrido algún tipo de
trastorno del sueño, generalmente sienten insatisfacción en cuanto a la calidad y tiempo que han tenido
de descanso (Pallares et al., 2022).
En el año 2015 Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) el promedio de horas que
duermen los Ecuatorianos a la semana es de 55.3 horas. En la zona rural existe una media de sueño de
56.6 horas y en la zona urbana 54.8 horas; de igual forma se evidenció que la región que menos duerme
en el Ecuador es la sierra con un promedio de 54,4 horas de sueño a la semana, es decir que la población
ecuatoriana duermen un promedio de 7 horas al día (Estrella Santamaría, 2018).
La Fundación Nacional del Sueño describe a la buena calidad de sueño cuando, la persona tarda en
promedio media hora en dormirse, se despierta una sola vez en la noche y puede volver a conciliar el
sueño dentro de los 15 minutos y del tiempo total que un individuo pasa en la cama el 85% o más debe
ocuparlo para descansar o dormir, también es importante determinar la calidad subjetiva de sueño de la
persona, ya que es un determinante esencial del sueño optimo (Olashore et al., 2020).
Según Quiñones et al. (2018) la cantidad de horas necesarias de sueño son mayores en los primeros años
de vida, en un recién nacido (0 a 3 meses) el promedio de sueño es de 14 a 17 horas, en un niño en edad
preescolar (3 a 5 años) entre 10 a 13 horas, durante la adolescencia (14 a 17 años) las horas necesarias
son entre 8 y 10 horas. En esta etapa dormir la cantidad antes mencionada aporta al desarrollo de algunos
efectos positivos como: el incremento de la hormona del crecimiento, consolida el aprendizaje y
memoria, además de borrar recuerdos innecesarios y ayuda a la plasticidad neuronal, por el contrario la
mala calidad y cantidad de sueño puede provocar deterioro de la atención, memoria, aprendizaje,
funciones ejecutivas y demás, por lo cual trae consecuencias negativas en el ámbito escolar (Chávez
et al., 2021). La falta de sueño en los adolescentes puede estar provocado por el cambio de patrones
biológicos, lo cual genera disminución de la profundidad, retraso a la hora de inicio del sueño, de igual
forma está determinada por factores externos como la hora en la que los adolescentes tienen que
despertarse, el uso de dispositivos electrónicos, y consumo de alcohol y tabaco (Cruz Aquino et al.,
2021).
1
El estrés se relaciona con la calidad de sueño desde un punto de vista bidireccional, es decir, las
alteraciones del sueño por lo general van a causar estrés durante el día y el estrés experimentado generará
modificaciones y dificultades en el ciclo del sueño y como consecuencia los estudiantes luego de la
jornada estudiantil no pueden relajarse, además, el sueño es más ligero y menos profundo, lo que reduce
la latencia del sueño y la insatisfacción de la misma, esto ocasiona que al siguiente día tengan
disfunciones diurnas, incrementado la posibilidad de seguir estresado (Arguello et al., 2019).
Escobar Zurita et al. (2018) manifiestan que actualmente el estrés forma parte de los principales
problemas de salud, el mismo se produce de la relación que tiene la persona con los sucesos ocurridos
en su medio que son determinados por la persona como demandantes o amenazas de sus recursos físicos
y psicológicos que juegan un rol en su bienestar. De igual forma el mismo autor considera al estrés
académico como una reacción frente a los estímulos y sucesos académicos, estas reacciones pueden ser
activaciones emocionales, fisiológicas, conductuales y cognitivas.
En la investigación realizada por León & Flores. (2018) identificaron que los principales factores que
causan mayor intensidad del estrés académico son los exámenes, la distribución del tiempo y la cantidad
que deben estudiar, además encontraron que durante el año de ingreso a la universidad existe una
tendencia generalizada a producir estrés, siendo sus principales causas las exposiciones de trabajos,
exámenes finales, sobrecarga de deberes y falta de tiempo.
Barraza (2019) desde un enfoque sistémico y procesual menciona que el estrés académico se produce
en tres fases: a) en la primera fase el estudiante valorará las exigencias de su entorno escolar y bajo su
propio juicio determinara los recursos que este tenga para afrontar las demandas, se determinará que es
un estresor cuando el estudiante carece de recursos o no puede responder correctamente a las exigencias
escolares, b) los estresores provocan en el estudiante un desequilibrio que se presentan mediante
síntomas comportamentales, psicológicos y físicos, c) y finalmente el estudiante se da cuenta de su
estrés lo cual lo obliga a realizar acciones con el fin de afrontarlo y volver a su equilibrio normal. De
igual forma el autor propones algunas respuestas comportamentales negativas las cuales son: el consumo
de alcohol, aislamiento, constantes conflictos, desgano, no realizar actividades saludables entre otras.
En investigaciones realizadas a nivel nacional, se encontró a Calle et al. (2018) quienes desarrollaron la
investigación en la Unidad Educativa de Cuenca y Chimborazo con el objetivo de identificar la
prevalencia del el estrés académico, para lo cual se realizó en una muestra no probabilística de 60
estudiantes de tercero de bachillerato, con edades entre 16 a 18 años a quien se les aplicó el Inventario
SISCO de estrés académico; obteniendo como resultados la presencia de estrés académico en el 88.2%
de la muestra, siendo la intensidad moderada y profunda la que predominó.
También los autores encontraron que los estresores más relevantes fueron la evaluación y personalidad
del profesor; en relación a las reacciones físicas, el 15,1% de la muestra refieren haber tenido algún tipo
de trastorno de sueño. Se concluyó que el estrés académico es un problema frecuente y de elevada
intensidad las cuales se asocia más hacia factores estresores como las evaluaciones, personalidad del
profesor y participación en clase, también es importante destacar que algunas de la reacciones más
comunes frente al estrés son: rascarse o morderse las uñas, ansiedad, somnolencia y trastornos del sueño.
2
En el estudio realizado por Zhang et al. (2022) el cual tiene como objetivo identificar la prevalencia de
la depresión y los trastornos del sueño, también examinaron la relación entre el estrés académico y la
depresión, además analizaron si la adicción al celular y la calidad de sueño tienen un papel mediador en
la influencia del estrés académico y la depresión. La investigación se realizó en China a 5.109
estudiantes, con un rango de edad entre 11 a 25 años; en el cual evaluaron mediante el índice de calidad
de sueño de Pittsburgh, el índice de adicción al teléfono móvil, escalas del centro de estudios
epidemiológicos-depresión.
Los resultados que obtuvieron determinaron que de la población total, los estudiantes de secundaria
tienen mayor prevalencia de trastornos del sueño (36,47%) y de síntomas depresivos (33;14%), también
determinaron que el estrés académico se asoció positivamente con la depresión, la adicción al celular y
la calidad del sueño, es decir que cuanto mayor es el nivel de estrés académico peor será su calidad de
sueño. Finalmente llegaron a la conclusión de que los estudiantes de secundaria tiene mayor riesgo de
tener estrés académico, depresión y trastornos del sueño, es importante mencionar que el estrés
académico percibido fue un predictor importante de los síntomas depresivos y la mala calidad de sueño.
El objetivo de la presente investigación fue determinar si existe relación entre la calidad de sueño y el
estrés académico en estudiantes de bachillerato de la Unidad Educativa “Ramón Barba Naranjo”.
2. METODOLOGÍA
Tipo de investigación
El diseño de la presente investigación es de corte no experimental puesto que no hay control de
variables extrañas ni manipulación de las mismas y trasversal, debido a que las datos de esta
investigación se midieron en una sola ocasión Rodríguez & Mendivelso (2018). Este estudio es de
alcance descriptivo-correlacional ya que se espera determinar si existe relación entre la calidad de
sueño y el estrés académico, además se pretende definir estas variables (Hernández et al., 2014).
Población y muestra
La muestra total está conformada por 190 estudiantes pertenecientes a ambos sexos, con edades entre
16 a 18 años con una media de 1.68 y una desviación estándar de 0.561, se encuentran cursando el
tercero de bachillerato en una unidad Educativa de la ciudad de Latacunga durante el periodo 2022. Se
empleó un cuestionario con el fin de determinar los datos sociodemográficos en el cual encuentran el
sexo, edad, población a la que pertenecen sea este rural o urbana y la especialidad de estudio que están
cursando.
El tipo de muestreo que se empleo fue el no probabilístico por conveniencia, tomándose en cuenta como
criterios de inclusión que el representante legal del estudiante haya firmado y autorizado el
consentimiento informado, estar legalmente matriculados y mostrar su conformidad de participar en el
estudio mediante el asentimiento informado. No participarán aquellos estudiantes que no asistieron el
día de la evaluación y los que no hayan presentado estrés académico durante el último mes.
3
Instrumentos
Se utilizó el Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh (ICSP) y El Inventario Sistémico Cognoscitivista
para el estudio del estrés académico en su segunda versión de 21 ítem (Inventario SISCO SV-21).
Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh (ICSP), fue creado por Daniel Buysee y demás colaboradores,
fue validado en Estados Unidos en el año 1989. Es un cuestionario autoadministrado que consta de 19
ítems que conforman 7 componentes los cuales son: calidad subjetiva de sueño, eficiencia habitual,
latencia, duración, perturbaciones del sueño, uso de medicamentos para dormir y la disfunción diurna;
la suma de estos 7 componentes proporcionan un puntaje que va desde el 0 hasta el 21, es decir, si el
sujeto obtiene un puntaje menor a 5 se determina como buena calidad de sueño o “buen dormidor”
cuando tiene un puntaje mayor a 5 se denomina como mala calidad de sueño o “mal dormidor” por ende
cuanto mayor sea su puntuación peor es su calidad de sueño (Solis et al., 2015). El test en su versión
castellana validada por Royuela y Marcias, muestra una consistencia interna alta con un alfa de
Cronbach de 0.81, mientras que en la validación realizada en Colombia muestra un alfa de Cronbach de
0.78 (Escobar & Eslava, 2005).
El Inventario Sistémico Cognoscitivista para el estudio del estrés académico en su segunda versión de
21 ítem (INVENTARIO SISCO SV-21) fue adaptado por Arturo Barraza Macías en 2018. Es un
cuestionario autoadministrado y puede ser evaluado de forma grupal e individual, no tiene tiempo límite
de aplicación, sin embargo, dura entre 20 y 25 minutos. Este instrumento está conformado por 23
preguntas de escala tipo Likert, el primero es un ítem filtro el cual permite determinar si el sujeto ha
tenido estrés académico durante el último mes, esto permite determinar si el estudiante es candidato
para el test, la segunda pregunta puede identificar cual es la intensidad que siente el estudiante de estrés
académico en donde (1 es poco y 5 es mucho).
De igual forma el autor describe las 3 dimensiones en seis categorías la misma permite evaluar tres
dimensiones cada una está conformada por siete ítems con escala tipo Likert de seis valores asignados
(nunca, casi nunca, rara vez, algunas vece, algunas veces, casi siempre y siempre) en las cuales se
encuentran la frecuencia en que las exigencias del ambiente son percibidas como estresores, síntomas o
reacciones físicas frente al estímulo estresor y el uso de las estrategias de afrontamiento. El inventario
presenta una confiabilidad en alfa de Cronbach de 0.85% (Barraza Macías, 2018). El enfoque de la
investigación es cuantitativo porque se obtendrán datos numéricos a través de instrumentos validados y
estandarizados.
Procedimiento
Se realizó un acercamiento con el rector de la Unidad Educativa con el fin de elaborar un oficio y
la carta compromiso para permitir la evaluación de los estudiantes. Posterior se elaboró en conjunto
con el departamento de consejería estudiantil (DECE) el consentimiento y asentamiento informado.
Para la recolección de los datos de la investigación se empleó la plataforma de Google forms en el
cual se encuentra un cuestionario sociodemográfico y los test digitalizados.
La administración de los instrumentos se realizó de forma presencial, vía online con sus respectivos
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celulares y en las mismas aulas, en un solo encuentro con una duración aproximada de treinta
minutos por curso, durante la aplicación se procedió a explicar dudas e inquietudes de los
estudiantes acerca del estudio y algunas dudas sobre las preguntas de los test.
Cabe destacar, que los instrumentos se administraron, una vez que los participantes entregaron el
consentimiento informado autorizado y firmado por su representante en donde previamente fueron
informados acerca del objetivo de la investigación y de los instrumentos mediante los cuales serían
evaluados. Se les hizo saber también, que la participación seria de carácter anónimo y para llevar a
cabo la investigación debían aceptar el asentamiento informado, en donde quedaría la conformidad
a participar de la investigación, resguardando su identidad. Una vez finalizada la recolección de
datos se procedió a codificar los mismos en la aplicación Excel para finalmente realizar el análisis
de datos a través del paquete estadístico Jamovi en su versión 2.3.18.0.
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Tabla 1.
5
Tabla 2
En los resultados hallados que se evaluaron mediante el índice de calidad de sueño de Pittsburg, se
encuentra que en mayor proporción de la muestra presentan mala calidad de sueño siendo el 65.6% de
los estudiantes, por otro lado el 34.7% tienen buena calidad de sueño.
Tabla 3
Leve 46 24.2 %
Severo 77 40.5 %
Moderado 67 35.3 %
En la tabla 2, se puede determinar que los participantes presentan niveles de estrés académico severo
siendo el 40.5% de los estudiantes, mientras que el 35.3% presentan un nivel moderado y finalmente
el 24.2% tienen nivel leve de estrés académico.
Tabla 4
Tabla 5
Prueba de χ²
Valor gl p
χ² 0.531 1 0.466
N 190
6
Al realizar la comparación de acuerdo con el grupo de la zona de procedencia se observa que el 67.7%
correspondiente a la zona urbana tienen mayor porcentaje de mala calidad de sueño, mientras que en la
zona rural se evidencia una prevalencia del 62.6%, en cuanto a la buena calidad de sueño 37.4% de la
zona rural tienen mejor calidad de sueño en comparación a la zona urbana que tiene el 32.3%. También
se aplicó la prueba chi cuadrado en donde se evidencia que no existe asociación entre la calidad de sueño
y el lugar de procedencia ( X2(1)= 0.531, p>0,05). Por lo cual se determina que la calidad de sueño no
se diferencia por la zona de procedencia en los estudiantes.
Tabla 6
Leve Observado 37 9 46
% de columna 25.9 % 19.1 % 24.2 %
Severo Observado 57 20 77
% de columna 39.9 % 42.6 % 40.5 %
Moderado Observado 49 18 67
% de columna 34.3 % 38.3 % 35.3 %
Total Observado 143 47 190
% de columna 100.0 % 100.0 % 100.0 %
Tabla 7
Prueba de χ²
Valor gl p
χ² 0.887 2 0.642
N 190
7
Tabla 8
4. DISCUSIÓN
En relación a la frecuencia de calidad de sueño los hallazgos evidenciaron que el 65,3% de los
estudiantes de bachillerato del presente estudio manifestaron mala calidad de sueño, lo que se asemeja
a la investigación realizada por Cruz Aquino et al. (2021) en una institución educativa de Perú en la cual
evaluaron la asociación entre la somnolencia diurna, la calidad de sueño y el rendimiento académico en
217 adolescentes con edades comprendidas entre 15 y 17 años, y demostraron que el 84,8% de los
estudiantes tiene mala calidad de sueño, mencionaron que hubo limitaciones en el estudio en cuanto a
la veracidad y disposición a responder el Índice de Calidad de Sueño de Pittsburg y la Escala de
Somnolencia de Epwort lo cual puede explicar que existe mayor frecuencia de los problemas de sueño
en este estudio. Finalmente concluyen mencionando que los problemas de sueño afectan al rendimiento
escolar, lo que significa que actualmente hay alta prevalencia de los problemas de sueño que van afectar
en ámbito escolar, ya sea en su rendimiento o causar estrés académico.
En lo que refiere a la frecuencia del estrés académico, se determinó altos niveles de estrés severo con el
(40.5%) lo que es diferente con la investigación realizada por Sánchez & Lara. (2022) puesto que en el
estudio que realizaron en una población de 110 estudiantes de Bachillerato General Unificado del
Ecuador en el contexto de la educación virtual, encontraron prevalencia de estrés académico moderado
con el (69.1%), lo que significa que en los estudiantes de Bachillerato del Ecuador hay un porcentaje
elevado de estrés académico, sea este moderado o severo, también se evidencia que esta discrepancia
puede deberse a que evaluaron a adolescentes en el contexto de las clases virtuales, así como a las
diferentes versiones del instrumento aplicado, ya que emplearon el Inventario SISCO, mientras que en
la presente investigación se aplicó el instrumento SISCO SV-21.
En cuanto a la frecuencia de la calidad de sueño según el lugar de procedencia (rural y urbano) se
determina que no existe asociación estadísticamente significativa entre la calidad de sueño y la zona de
procedencia de los estudiantes de tercero de bachillerato, puesto que la zona urbana presenta un
porcentaje del (67.7%) mala calidad de sueño y en la zona rural con un 62.2%, lo que se contrapone a
8
la investigación realizada por Quiñones et al. (2018) en una población de 2548 niños y adolescentes
entre 5 a 19 años, determinaron que existe mayor prevalencia de trastornos del sueño en los adolescente
de la zona urbana lo que es semejante a la presente investigación, sin embargo encontraron mayor
porcentaje de los problemas de sueño con el (79%) en la zona urbana y en la zona urbana el (65%).
Esta diferencia puede deberse al tipo de instrumento utilizado, puesto que aplicaron el Test BEARS en
niños y adolescentes en el cual analiza las dificultades para acostarse, excesiva somnolencia diurna,
despertares nocturnos, regularidad y duración del sueño y los ronquidos, dimensiones que son similares
al Índice de Calidad de Sueño de Pittsburg, también tienen una población más grande de participantes,
cabe mencionar que del total de la población 677 son adolescentes entre 14 a 19 años de los cuales el
(87%) tiene trastornos del sueño, además que en la población el 80% pertenecen a la zona urbana y el
20% a la zona rural, también detallan que la prevalencia crece a medida que el adolescente va alcanzando
más edad, es decir que los estudiantes adolescentes son más vulnerables a tener dificultades en cuanto
a la calidad de sueño, en la investigación encontraron que si existe asociación estadísticamente
significativa, por lo que difiere de los resultados encontrados en la presente investigación por las
características de la población antes mencionados.
En cuanto al estrés académico se encontró que hay mayor prevalencia en el nivel severo de estrés en
mujeres con el 42.6% y en hombres el 39.9%, identificando que no existe asociación estadísticamente
significativa, lo que se asemeja con el estudio realizado por Calle et. (2018) en adolescentes entre 16
a 18 años en una población de 60 estudiantes de tercero de bachillerato del Ecuador en donde
encontraron que no hay diferencias estadísticamente significativas en cuanto al sexo, sin embargo en su
investigación los hombres tenían una mayor prevalencia de estrés académico moderado con un
porcentaje del 57.9% mientras que la mujeres con el 41.2%, es decir que en su investigación los hombres
tienden a estresarse más que las mujeres, este resultado podría deberse a que existían menos
participantes.
La investigación tuvo como objetivo determinar la relación entre la calidad de sueño y el estrés
académico, en el cual se determinó que existe correlación positiva leve entre la calidad de sueño y el
estrés académico (Rho = 0.451, p<0,01) este resultado se asemeja con la investigación realizada por
Yan et al. (2018) en una población de 757 adolescentes entre 12 y 18 años en una institución de China
en la cual luego del análisis de correlación determinaron que el estrés académico se relaciona
significativamente con la puntuación total del índice calidad de sueño de Pittsburg, analizando que los
estudiantes con peor calidad de sueño tienen mayores niveles de estrés académico, también encontraron
que el efecto total del estrés académico sobre la calidad de sueño afecta en un 36.4% y que los niveles
altos de estrés académico se asocia a varias dificultades del sueño como la duración, poder dormir y la
disfunción diurna, es decir que también se cumple el efecto bidireccional, lo cual se puede inferir que
cuando hay problemas del sueño existe mayor posibilidad de que el estudiante tenga estrés académico
y que el estrés percibido durante la jornada académica altere los patrones normales del sueño .
9
5. CONCLUSIONES
La mala calidad de sueño y el estrés académico son temas de interés, sin embargo la principal población
de estudio han sido los estudiantes universitarios, lo que limitó la búsqueda bibliográfica en estudiantes
de bachillerato, también es importante mencionar que cada vez incrementa la prevalencia, por un lado
la mala calidad de sueño empeora por el uso de dispositivos móviles, dormir menos horas, jugar
videojuegos entre otras y el estrés académico en los estudiantes del último año se podría deber a las
altas exigencias o la presión del ingreso a la universidad.
Con respecto a los resultados obtenidos sobre la calidad de sueño, se puede determinar que predomina
la mala calidad de sueño, lo que permite deducir que los adolescentes tienen mayor vulnerabilidad a
tener problemas del sueño, estos resultados corresponden con los encontrados por estudios previos que
concuerdan que los estudiantes de secundaria son quienes tienen mayor riesgo a tener mala calidad de
sueño (Zhang et al., 2022). También se puede inferir que algunos de los factores que afectan la calidad
de sueño son el uso del celular, tener un horario irregular de sueño, problemas emocionales y demás.
Con respecto al estrés académico existe mayor prevalencia de estrés académico severo y moderado, la
misma puede estar relacionada por la presión de estar cursando el último año bachillerato y a su vez el
ingreso a la universidad, también puede ser resultado de la pandemia COVID 19 puesto que se
encuentran en un proceso de adaptación post pandemia.
En cuanto a la valoración de la calidad de sueño según la zona de procedencia, no se encontraron
diferencias significativas por lo que se puede inferir que tanto en la zona urbana como en la zona rural
tienen los problemas de sueño y los mismo factores distractores a la hora de dormir puesto que, en la
zona rural a incrementado el número de usuarios que pueden acceder a internet y de igual forma cuando
se evaluaron a los estudiantes todos excepto 3 tenían dispositivos móviles por ende también tienen los
mismos factores distractores como el usos de redes sociales o jugar videojuegos.
En cuanto al análisis comparativo por sexo y el estrés académico, se pudo determinar que no se
encuentran diferencias significativas, lo que indica que los estudiantes de bachillerato
independientemente de su sexo tienden a estresarse de la misma manera frente a las exigencias
académicas que se valoraran como estresores académicos.
De la hipótesis planteada "existe relación entre la calidad de sueño y estrés académico en estudiantes de
bachillerato" se concluye que la misma luego de la aplicación de la prueba de Spearman con un 95% de
confianza existe una correlación positiva leve, lo cual se puede determinar que a mayor estrés
académico, se presenta mala calidad de sueño en los estudiantes, como se comentó es una asociación
bidireccional entre la calidad de sueño y el estrés académico, es decir que cuando hay problemas de
sueño o mala calidad del mismo, pueden generar dificultades en el desempeño escolar, lo que puede
generar estrés académico y el estrés percibido puede alterar los patrones de sueño normales en los
adolescentes.
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