Canaveras 2014
Canaveras 2014
Canaveras 2014
Yo, no soy de aquí, pero es verdad que siempre he tenido este lugar
como parte de mí desde que un buen año, -mucho ha pasado desde entonces-,
allá por la década de los setenta y tantos, siendo jovenzuelo, saltarín y con
buena melena, aquí viniera a hacer labores de magisterio, como mandaban los
cánones y encontrara entre vosotros, niños por entonces, y adultos de postín,
un hogar, una hospitalidad y una sincera amistad que nunca podré olvidar. Y
digo esto, porque para realizar un pregón a la usanza, que transmita emociones
a cada uno de vosotros, o uno es de aquí o, como yo, debe sentirse tan de
aquí como cualquiera. Esa será la carga emotiva que yo dé a cada una de mis
frases preparadas.
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empieza como lugar poblado con concejo en el siglo XIII y a bien tiene poner
este nombre, por los muchos cañaverales que por aquí abundaban.
Cierto es, que en tiempos hubo hasta cinco ermitas, tales como la de San
Cristóbal, San Sebastián, San Blas, Santa Ana y la de Nuestra Señora del Pinar,
la que advoca a toda la población en tiempos pasados y ahora, con mayor
arraigo, en tiempos presentes.
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hermandad de Ánimas, “el llamado baile de la bandera para aquella moza
altanera”, la Semana Santa sacando al Cristo, o los enramados de flores de las
mujeres para la Virgen, o los ramos de buje en los balcones y ventanas, tal vez,
los puches y los melaos de noviembre –en lo que ha sido la mejor fiesta esa de
San Martín-, la entrada de moros con el conde Oliveros en su apuesta de
enfrentamiento, la hermandad de Ánimas y su capitán o la Santa Águeda del
barrio del Cantón que estaba en la aldea de Perales al lado de la Olmedilla, y no
se cuántas y cuántas más. Tradiciones de solera que han dado a este lugar
renombre: Los Mayos que siguen haciendo gala con música a vuestra Virgen,
donde aún resuenan esas estrofas que siguen voceando Antonio Moya, Pilar
Barrimón y los canticios de Victorina Chavarría, a la que desde aquí le mando
un buen saludo por estar imposibilitada y no poder escucharme de cerca.
Todas, voces de postín, que sonaban e intentan sonar, al son de la orquesta de
cuerda donde Lázaro Escalada con su laud y las guitarras de Domingo García,
Francisco Pérez, Kico Escalada y Álvaro Serrano, aún siguen sonando.
Claro está que desde aquellos años 60 cuando aquí censaban 1.100
habitantes y sus cinco escuelas, el tiempo ha pasado y la emigración forzosa de
los setenta dejó a este lugar mermado de gente y con menos niños, no en
vano, siguiendo fuerte con sus tradiciones y su solera. Fue entonces, cuando
aquí llegase un servidor, año 1977, y me tocase heredar un difícil cometido y
que no era otro que seguir las enseñanzas del mejor maestro que por aquí
pasase, D. David Escalada, el que por entonces fuera el alcalde del lugar.
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Mª Carmen Bachiller, Mª Ángeles Chacón, Hortensia Chacón, Mª Dolores
Serrano, Mª del Rosario González López, Charo, la hija de la María la Cacaca,
Mª Teresa Ramón Ayora, Rosa Carmen Chavarría Blanco y Raquel Cachero
García, ¡vaya equipazo¡, y los chicos, Pedro el de Cayetano, Kiko Morillas,
Fernando o Tito el del Forestal, Arturo y José Miguel Bachiller, los Canetes, los
del Bar, Daniel el hijo de Pajena, Miguel el hijo del caminero, Julián Espada,
Abel Chacón, Miguel Angel Chavaría, Jesús Ángel Juan, Pedro José Pérez y no
se si queda alguno en el tintero, con los que tanto me divertía jugando al fútbol
en San Blas, mientras con ellas, llegamos a ser las campeonas de Balonmano
de toda la provincia de Cuenca, en un alarde de orgullo y de valentía,
recorriendo en autobús, uno a uno, casi todos los pueblos de nuestra Cuenca.
¡Qué recuerdos tan bellos¡
Y es que para hacer buen pregón hay que hablar de las anécdotas, de la
vida de antaño, de nuestros antepasados, de las costumbres de otros tiempos,
haciendo un pequeño homenaje a vuestros abuelos y a vuestras mujeres que
son las mejores.
Anécdotas podrían ser las de recordar a las gentes que hicieron grande
este lugar; anécdotas tal vez, la vida de antaño, ahora perdida, pero que ha
dado sentido a nuestra vida. En el recuerdo, Alvarito, el Cocotón, con sus
chascarrillos, o el cura don Aurelio Bermejo “que tiene dos patas que parece un
conejo” o Antonio, el guardia civil que había que llevarle a casa después de
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unos buenos vinos, mientras el hijo de Julián el sastre tocaba el acordeón o las
poesías de Francisco Escalada. Tal vez, en el recuerdo, algunos ya en el cielo,
como Don Luis Guaita con sus cuentecillos, o don Ángel Laparra el médico o el
practicante Agustín que no acertaba casi nunca con la jeringuilla en el mollete,
mientras Teófilo Cachero repartía las cartas por todo el pueblo.
Pero claro está, que ellos sin ellas no son nada ni nadie. Por eso, hacer pregón
sin aderezar el jardín sería hacer boda sin tarta y, es, a las mujeres, a todas las
de Cañaveras, aquellas que antaño trujieron sus avatares con el sudor de su
frente y las que después, fuisteis alma de la fiesta y ahora, seguís siendo la
parte más esencial de todo pueblo, quiero dedicaros este pregón, con el fiel
sentimiento de que sigáis dando luz a los que deben coger la antorcha del
futuro para hacer de este lugar, lo que siempre vosotras habéis deseado, el
mejor pueblo del mundo.
Por eso aquí están sus herederas, Lucía Pérez Guerrero como reina; Irene Leal,
Andrea Perales, Aida Ruano, Pilar Santana y María Moreno como Corte de
Honor.
Y ya no queda casi nada, dejemos por tanto este Tostón de Pregón y abramos
las fiestas. Atrás quedarán los recuerdos, las veces de empujasteis a mi R-8
para conseguir arrancarlo cuesta abajo o los tomates y pepinos regalados
diariamente en tiempo de cosecha –gracias por ello-; ahora, agradeceros
vuestra atención y la oportunidad dada para evocar aquellos años donde el
buen rollo y la armonía era lo que reinaba. Atrás quedan mis tardes de
botellines junto a Jesús la Sotita y Luis el de Mariano.
Quisiera, por último, agradecer la ayuda prestada para estas líneas leídas, la de
don David Escalada y la de Julián Espada, pero quisiera también que mis
palabras os hayan servido para evocar tiempos felices y que con ello, disculpéis
mi abuso de confianza al citar nombres y nombres, incluso algunos “motes” con
la sana intención de evocar la sonrisa y el respeto, pidiendo disculpas a quien
pueda haber herido con ello; por eso, a todos, sin excepción os hago
protagonistas de vuestras fiestas y que sea ella, Vuestra madre y Señora,
Virgen del Pinar, la que os colme de bondad, suerte y salud, pidiéndole desde
aquí que:
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¡Que haya alegría, amistad y paz!
¡Que olvidemos rencillas y rencores!
¡Que la fiesta empiece con ilusión!
¡Y que suene la música!
¡Viva la Virgen del P inar y el Cristo¡
¡Viva Cañaveras¡