Tendencias Criminales en Niños Normales
Tendencias Criminales en Niños Normales
Tendencias Criminales en Niños Normales
todos los estados de su desarrollo infantil temprano. Los encontramos en el inconsciente, que contiene todas las fantasas y tendencias reprimidas. Como sabemos, el mecanismo de la represin est principalmente dirigido por las facultades de juicio y de crtica -el supery-. Es evidente que las represiones ms profundas son aquellas que estn dirigidas contra las tendencias ms antisociales. As como el individuo repite biolgicamente el desarrollo de la humanidad, tambin lo hace psquicamente. Encontramos reprimidos e inconscientes los estados que an observamos en pueblos primitivos: canibalismo y tendencias asesinas de la mayor variedad. Esta parte primitiva de una personalidad contradice enteramente la parte aculturada de la personalidad, que es la que realmente engendra la represin. El anlisis infantil, especialmente el anlisis temprano, por el que se entiende el anlisis de nios entre tres y seis aos, da un cuadro muy esclarecedor de cun temprano comienza esta lucha entre la parte aculturada de la personalidad y la parte primitiva. Los resultados que he obtenido en mi trabajo analtico con nios pequeos me han demostrado que ya en el segundo ao encontramos el supery en accin. En esta edad, el nio ya ha pasado estados muy importantes de su desarrollo psquico; ha atravesado sus fijaciones orales, en las que debemos distinguir entre la fijacin oral de succin y la fijacin oral de morder. Esta ltima est muy conectada con tendencias canibalsticas. El hecho de que podamos observar muy a menudo que los bebes muerden el pecho de la madre es una de las pruebas de esta fijacin. Adems, en el primer ao, tienen lugar gran parte de las fijaciones sdico-anales. Este trmino, erotismo sdico-anal, se utiliza para denotar el placer extrado de la zona ergena anal y de la funcin excretoria, junto con el placer en la crueldad, dominacin o posesin, etc., que se ha encontrado estrechamente conectado con placeres anales. Los impulsos sdico-orales y sdico-anales representan el papel principal en las tendencias que me propongo examinar en este artculo. Acabo de mencionar que ya en el segundo ao encontramos al supery en accin, por cierto que en su estado de desarrollo. Lo que produce esto es el advenimiento del
complejo de Edipo. El psicoanlisis ha demostrado que el complejo de Edipo juega el papel ms amplio en el entero desarrollo de una personalidad, tanto en las personas que se convertirn en normales como en las que se convertirn en neurticas. El trabajo psicoanaltico ha demostrado cada vez ms que tambin la entera formacin del carcter deriva del desarrollo edpico, que todo matiz de dificultades de carcter, desde el ligeramente neurtico al criminal, est determinado por l. En esta direccin -el estudio del criminal- se han dado slo los primeros pasos, pero son pasos que prometen desarrollos de gran alcance[1]. Es el tema de este artculo mostrarnos cmo podemos ver en todo nio tendencias criminales en accin; y hacer algunas sugerencias sobre qu es lo que determina si estas tendencias van o no a establecerse en la personalidad. Debo retroceder ahora al punto del que he partido. Cuando se instala el complejo de Edipo, lo que, segn los resultados de mi trabajo, sucede al final del primer ao o al comienzo del segundo, estn plenamente en accin los estados tempranos que he mencionado: sdico-orales y sdico-anales. Se conectan con las tendencias edpicas, y se dirigen hacia los objetos alrededor de los cuales se desarrolla el complejo de Edipo: los padres. El varn, que odia al padre como rival por el amor de la madre, har esto con el odio, la agresin y las fantasas provenientes de sus fijaciones sdico-orales y sdicoanales. No faltan en el anlisis de ningn varn las fantasas de penetrar en el dormitorio y matar al padre, incluso en el caso de un nio normal. Quisiera mencionar un caso especial, el de un nio de cuatro aos, muy normal y satisfactoriamente desarrollado en todo aspecto, de nombre Gerald. Este caso es muy esclarecedor en muchos aspectos. Gerald era un nio muy vivaz y aparentemente feliz, en el que nunca se haba advertido ninguna angustia, y fue trado al anlisis slo por razones profilcticas. Durante el curso del anlisis descubr que el nio haba pasado por una intensa ansiedad y estaba an bajo la tensin de la misma. Mostrar despus cmo es posible para un nio esconder tan bien sus temores y dificultades. Uno de sus objetos de angustia que establecimos durante el anlisis, era una bestia que slo tena las costumbres de una bestia, pero que en realidad era un hombre. Esta bestia que hacia grandes ruidos en la habitacin prxima, era el padre cuyos ruidos emanaban del dormitorio adyacente. El deseo de Gerald de penetrar all, de cegar al padre, castrarlo y matarlo, provocaron el temor a ser tratado del mismo modo por la bestia. Ciertos hbitos transitorios, tales como un movimiento de los brazos, que el anlisis demostr que significaban empujar a la
bestia, eran debidos a esta angustia. Gerald tena un tigre pequeo y su gran afecto por este animal se deba en parte a la esperanza de que lo protegera de la bestia. Pero a veces este tigre result ser no slo un defensor sino tambin un agresor. Gerald propona mandarlo a la habitacin adyacente para llevar a cabo sus deseos agresivos hacia el padre. Tambin en este caso el pene del padre sera mordido, cocinado y comido, deseo proveniente en parte de las fijaciones orales del nio, y en parte recurso para luchar con el enemigo; ya que un nio, como no tiene otra arma, usa en forma primitiva sus dientes como un arma. Esta parte primitiva de la personalidad estaba representada en este caso por el tigre, que, como comprob despus, era Gerald mismo, pero en una parte suya de la que hubiera querido no darse cuenta. Pero Gerald tena tambin fantasas de cortar en pedazos a su padre y a su madre, fantasas conectadas con actos anales, con ensuciar al padre y a la madre, con heces. Una cena que simul despus de estas fantasas result ser una comida en la que l y su madre se coman al padre. Es difcil ilustrar cmo un nio tan sensible como ste sufre por estas fantasas, que la parte cultivada de su personalidad condena fuertemente. Este nio no poda mostrar bastante amor y bondad hacia su padre; y aqu vemos un fuerte motivo para que reprimiera su amor por la madre, la que de algn modo es causa de estas fantasas, y de que permaneciera apegado al padre en redoblada fijacin que podra formar la base de una actitud homosexual permanente en la vida posterior. Mencionar brevemente el caso de una nia. La rivalidad por el padre, el deseo de tomar el lugar de la madre en su amor, lleva tambin a fantasas sdicas del ms diverso carcter. Aqu el deseo de destruir la belleza de la madre, de mutilar su rostro y su cuerpo, de apropiarse para s del cuerpo de la madre -esa fantasa primitiva de morder, cortar, etc.-, est conectado con un fuerte sentimiento de culpa, que fortifica la fijacin a la madre. En esta edad, entre los dos y los cinco aos, vemos a menudo nias pequeas excesivamente afectuosas con sus madres, pero este afecto est en parte basado en angustia y sentimiento de culpa, y es seguido por un alejamiento del padre. As esta complicada situacin psquica se hace aun ms complicada por el hecho de que, al defenderse contra estas tendencias que su supery condena, el nio apela a sus tendencias homosexuales, las fortifica y desarrolla, lo que llamamos el complejo de Edipo "invertido". Este es el desarrollo que se muestra en una fuerte fijacin de la nia a la madre, del varn al padre. Un paso ms, y llegamos al estado en que esta relacin tampoco puede ser mantenida, y el nio se aparta de ambos. Esta es seguramente la
base de una personalidad antisocial, porque la relacin con el padre y la madre determina todas las subsiguientes relaciones de la vida. Hay otra relacin que juega un papel fundamental. Es la relacin hacia los hermanos y hermanas; todo anlisis demuestra que todos los nios sufren grandes celos tanto de los hermanos y hermanas menores como de los mayores. Incluso el nio muy pequeo que aparentemente no sabe nada sobre el nacimiento, tiene un conocimiento inconsciente muy especfico del hecho de que los nios crecen en el tero de la madre. Gran odio es dirigido contra este nio en el tero de la madre por motivos de celos, y como tpico de las fantasas del nio durante un embarazo de la madre; encontramos deseos de mutilar el tero de la madre y deshacer al nio que est all, mordindolo y cortndolo. Tambin contra el nio recin nacido se dirigen deseos sdicos. Adems, estos deseos sdicos se dirigen tambin contra hermanas y hermanos mayores, porque el nio se siente disminuido en comparacin con los mayores, incluso cuando no sea realmente as. Pero estos sentimientos de odio y celos dan al nio un fuerte sentimiento de culpa, que puede influir para siempre en su relacin con sus hermanos y hermanas. El pequeo Gerald, por ejemplo, posea un muequito al que cuidaba tiernamente y a menudo lo vendaba. Representaba a su hermanito, al que segn su severo supery l haba mutilado y castrado cuando estaba en el tero de la madre. En todas estas situaciones, en la medida en que sus sentimientos son negativos, el nio reacciona con todo el poder e intensidad del odio caracterstico de los tempranos estados sdicos del desarrollo. Pero, como los objetos que odia son al mismo tiempo objetos de su amor, el conflicto que surge se hace muy pronto intolerablemente pesado para el dbil yo; el nico escape es la huida a travs de la represin, y la entera situacin conflictiva, que de este modo nunca es aclarada, permanece activa en la mente inconsciente. Aunque la psicologa y la pedagoga hayan mantenido siempre la creencia de que un nio es un ser feliz sin ningn conflicto, y hayan supuesto que los sufrimientos de los adultos son el resultado del peso y dureza de la realidad, debe afirmarse que justamente lo opuesto es lo cierto. Lo que aprendemos sobre el nio y el adulto a travs del psicoanlisis es que todos los sufrimientos de la vida posterior son en su mayor parte repeticiones de estos sufrimientos tempranos, y que todo nio en los primeros aos de su vida pasa por un grado inmensurable de sufrimiento.
No puede negarse que las apariencias hablan en contra de estas afirmaciones. Incluso aunque en una observacin atenta se puedan notar signos de dificultades, el nio parece superarlos ms o menos fcilmente. La cuestin de cmo debe explicarse la diferencia entre las apariencias y la verdadera situacin psquica se contestar posteriormente, cuando examinemos las diversas formas y recursos que usa el nio para superar sus dificultades. Debo retornar al punto en que habl de los sentimientos negativos del nio. Estos se dirigen contra el padre del mismo sexo y los hermanos y hermanas. Pero, como he mencionado, se complica ms la situacin por el hecho de que se dirigen tambin sentimientos negativos contra el padre del sexo opuesto, en parte por la frustracin que este progenitor tambin le impone, y en parte porque en sus esfuerzos para escapar al conflicto el nio se aparta de su objeto de amor, y cambia su amor por aversin. Pero la situacin se complica ms aun por el hecho de que las tendencias de amor del nio estn coloreadas por teoras y fantasas sexuales tpicas de los estados pregenitales, del mismo modo que lo estn sus sentimientos negativos. Se ha descubierto mucho sobre las teoras sexuales infantiles mediante el anlisis de adultos; pero al analista que trata a los nios mismos se le revela una sorprendente variedad de teoras sexuales. Dir slo pocas palabras sobre la forma en que se obtiene del nio este material. Cuando desde nuestro punto de vista psicoanaltico observamos al nio mientras juega y utilizarnos recursos tcnicos especiales para disminuir su inhibicin, podemos hacer aparecer estas fantasas y teoras, descubrir qu experiencias ha tenido el nio, y ver todos sus impulsos y la reaccin de sus facultades criticas en accin. Esta tcnica no es fcil; requiere mucho de identificacin con las fantasas del nio y una actitud especial hacia l, pero es extremadamente productiva; esta tcnica nos conduce a profundidades del inconsciente que son sorprendentes incluso para el analista de adultos. Lentamente el analista, al interpretar al nio lo que significa su juego, sus dibujos y toda su conducta, resuelve las represiones contra las fantasas subyacentes al juego, y libera esas fantasas. Muequitos, hombres, mujeres, animales, autitos, trenes, etc., permiten al nio representar diversas personas, la madre, el padre, los hermanos y hermanas, y por medio de estos juguetes representar todo su material inconsciente ms reprimido. No es posible dentro de los lmites de este artculo entrar ms en los detalles de mi tcnica. Debo limitarme a enunciar que obtengo este material en realizaciones tan diferentes y con tanta variedad que es imposible equivocarse sobre su significado; el que adems es
demostrado por el efecto de resolucin y liberacin de las interpretaciones. se hacen claras tanto las tendencias primitivas como las reacciones de juicio. Si un nio ha mostrado en un juego, por ejemplo, que un hombrecito en lucha contra un hombre mayor fue capaz de superarlo, sucede muy a menudo que cuando est muerto, el hombre mayor es puesto en un carruaje y llevado al carnicero, quien lo corta en pedazos y lo cocina. El hombrecito come esta comida con placer, incluso invitando al festn a una seora que a veces representa a la madre. Ella ha aceptado al pequeo asesino en vez de al padre asesinado. Por supuesto que la situacin puede ser muy diferente. La fijacin homosexual puede estar en primer plano, y podemos ver a la madre cocinada y comida, y los dos hermanos repartiendo la comida entre ellos. Como he mencionado, se manifiesta una innumerable variedad de fantasas, que difieren incluso en el mismo nio en diferentes estados de su anlisis. Pero esta manifestacin de tendencias primitivas es invariablemente seguida por angustia, y por realizaciones que muestran cmo el nio trata ahora de hacer el bien y de arreglar lo que ha hecho. A veces trata de reparar a los mismos hombres, trenes, etc., que acaba de romper. A veces dibujar, construir, etc., expresan las mismas tendencias reactivas. Quiero poner en claro un punto. Los juegos que he descrito, a travs de los cuales el nio me provee del material que examin, difieren mucho de los juegos a los que generalmente se observa jugar a los nios. Esto debe explicarse como sigue: el analista obtiene su material en forma muy especfica. La actitud que muestra ante los juegos y asociaciones del nio est enteramente libre de crticas ticas y morales. Esta es realmente una de las formas en que puede establecerse la transferencia y ponerse en marcha el anlisis. As el nio mostrar al analista lo que nunca revelara a su madre o niera. Por buenas razones: ellas se alarmaran mucho al advertir tendencias antisociales y agresivas contra las que principalmente se dirige la educacin. Adems, es justamente el trabajo analtico el que resuelve las represiones y de esta forma hace aparecer las manifestaciones del inconsciente. Esto se obtiene lentamente, paso a paso, y algunos de los juegos que mencion han aparecido en el curso del anlisis y no al principio. Sin embargo, debe agregarse que los juegos de los nios, incluso fuera del anlisis, son muy instructivos y dan pruebas de muchos de los impulsos que se examinan aqu. Pero para reconocerlos se requiere un observador especialmente entrenado, con conocimiento del simbolismo y de los mtodos psicoanalticos.
Las teoras sexuales son la base de una variedad de fijaciones muy sdicas y primitivas. Sabemos gracias a Freud que hay cierto conocimiento inconsciente que el nio obtiene, aparentemente, en forma filogentica. A ste pertenece el conocimiento sobre el coito paterno, el nacimiento de los nios, etc.; pero es de carcter bastante vago y confuso. De acuerdo con el estado sdico-oral y sdico-anal que l mismo est atravesando, el coito llega a significar para el nio una situacin en la que juegan el papel principal comer, cocinar, intercambio de heces y actos sdicos de todo tipo (morder, cortar, etc.). Deseo subrayar cun importante est destinada a ser en la vida posterior la conexin entre estas fantasas y la sexualidad. Aparentemente todas esas fantasas habrn desaparecido para entonces, pero su efecto inconsciente ser de gran importancia en la frigidez, en la impotencia y en otras perturbaciones sexuales. Esto puede verse muy bien en el anlisis de nios pequeos. El varn que ha demostrado sus deseos hacia su madre, mostrando en este aspecto fantasas muy sdicas, trata de escapar eligiendo en vez de a la madre como objeto, a la imago del padre; y despus se apartar tambin de ste, si sus fantasas sdico-orales resultan tambin conectadas con este objeto de amor. Aqu encontramos la base de todas las perversiones que Freud ha descubierto que se originan en el desarrollo temprano del nio. Fantasas de que el padre o l mismo viola a la madre, la muerde, la araa, la corta en pedazos, son algunos ejemplos de la concepcin infantil del coito. Me referir aqu al hecho de que fantasas de esta naturaleza son realmente transportadas a la accin por los criminales, para mencionar slo el caso de Jack el Destripador. En la relacin homosexual estas fantasas cambian a castrar al padre, cortando o arrancando su pene, y toda clase de actos violentos. El nacimiento est conectado muy a menudo con fantasas de abrir el cuerpo cortndolo, y de sacar los bebs de diferentes partes del cuerpo. Estos son slo pocos ejemplos de la abundante variedad de fantasas sexuales que pueden encontrarse en todo nio normal, punto que deseo subrayar especialmente. Ya que he tenido la suerte de tener varios nios normales en anlisis, puedo afirmar esto desde el punto de vista profilctico. Este aspecto repulsivo de la vida de fantasa del nio cambia enteramente cuando nos familiarizarnos con las profundidades de su mente. El nio est enteramente dominado por sus impulsos, los que, sin embargo, vemos que son el fundamento de todas las atractivas y socialmente importantes tendencias creadoras. Debo decir que la impresin qu obtengo de la forma en que incluso el nio muy pequeo lucha contra sus tendencias antisociales es bastante emocionante y admirable. Un momento despus de que hemos visto los impulsos ms sdicos, nos encontramos con actuaciones que muestran la mayor capacidad de amor, y
el deseo de hacer todo sacrificio posible para ser amado. No podemos aplicar ninguna norma tica a estos impulsos; debemos dar por sentada su existencia sin ninguna crtica y ayudar al nio a enfrentarse con ellos; por lo que al mismo tiempo disminuimos sus sufrimientos, fortificamos sus capacidades, su equilibrio mental, y como resultado final realizamos una tarea de notable importancia social. Es impresionante ver en anlisis cmo estas tendencias destructivas pueden ser utilizadas para la sublimacin cuando resolvemos las fijaciones; cmo pueden liberarse estas fantasas para un trabajo realmente artstico y constructivo. Esto se hace en anlisis slo a travs de recursos puramente analticos, de ningn modo aconsejando o estimulando al nio. Segn mi experiencia, esta ltima forma, que es la pedaggica, no puede combinarse con la tarea analtica en la persona del analista, pero el anlisis prepara el terreno para una tarea pedaggica muy productiva. En una comunicacin hecha hace algunos aos a la Sociedad Analtica de Berln, seal una analoga entre algunos crmenes horribles que recientemente haban sucedido, y fantasas correspondientes que haba encontrado en el anlisis de algunos nios pequeos. Uno era un caso que era realmente una combinacin de perversin y crimen. Actuando en forma muy habilidosa, de modo que no fue descubierto por mucho tiempo, el hombre pudo llevar a cabo los siguientes actos sobre gran nmero de personas: el criminal en cuestin cuyo nombre era Harmann intimaba con hombres jvenes, a los que ante todo usaba para sus tendencias homosexuales, despus les cortaba la cabeza, quemaba o hacia uso de las partes de su cuerpo en una forma u otra, e incluso venda luego sus ropas. Otro caso muy horrible es el de un hombre que mat a varias personas, usando las partes de sus cuerpos para hacer salchichas. Las fantasas anlogas de los nios que mencion antes tenan en todos sus detalles las mismas caractersticas que estos crmenes. Las personas sobre las que se cometeran eran, por ejemplo, el padre y el hermano de un nio entre cuatro y cinco aos, a los que estaba ligado por una fuerte fijacin sexual. Despus de haber expresado la deseada masturbacin mutua y otros actos, cort la cabeza de un mueco, vendiendo el cuerpo a un carnicero imaginario, que a su vez deba venderlo como comida. Guard para s la cabeza, que quera comer l mismo, considerndola la porcin ms tentadora. Pero del mismo modo se apropi de las pertenencias de la vctima.
Entrar ms de lleno en este caso especial, ya que creo que resultar mas esclarecedor si doy detalles sobre un solo caso, antes que enumerar ms ejemplos. Este nio, Peter, cuando lleg al anlisis era un nio muy inhibido, extremadamente receloso, muy difcil de educar, enteramente incapaz de jugar; no poda hacer otra cosa con sus juguetes que romperlos. Su inhibicin de juego, como su ansiedad, estaban estrechamente conectadas con sus fijaciones sdico-orales y sdico-anales. Como las fantasas son realmente el motor del juego, no poda jugar, porque deba mantener reprimidas sus crueles fantasas. Temeroso de lo que inconscientemente tena deseos de hacer, esperaba siempre que le haran a l mismo las mismas cosas. Los deseos sdicos conectados con sus deseos hacia la madre lo llevaron a un apartamiento de ella y a relaciones bastante malas con ella. La libido estaba dirigida hacia el padre, pero como tambin le tena mucho miedo, la nica relacin real que poda mantener era con su hermano pequeo. Naturalmente, sta tambin era muy ambivalente. La forma en que este nio estaba siempre esperando un castigo puede mostrarse mejor con el siguiente ejemplo: jugaba una vez, representndose a l mismo y a su hermano por dos muequitos, que estaban esperando que la madre los castigara por haberse portado mal; ella llega, los encuentra sucios, los castiga y se va. Los dos nios repiten nuevamente sus actos sucios, son castigados otra vez, etc. Por fin, el miedo al castigo se vuelve tan fuerte que los dos nios deciden matar a la madre, y l ejecuta a una mueca. Entonces cortan y comen el cuerpo. Pero viene el padre en ayuda de la madre, y es tambin muerto en forma muy cruel, cortado y comido. Ahora los dos nios parecen muy felices. Pueden hacer lo que quieran. Pero luego de muy poco tiempo aparece gran angustia, y parece que los padres muertos estn vivos otra vez y retornan. Cuando empez la angustia el nio haba escondido los dos muecos bajo el sof, de modo que los padres no pudieran encontrarlos, y luego sucedi lo que el nio llamaba "volverse educado". El padre y la madre encuentran los dos muecos, el padre le corta a l la cabeza, la madre se la corta al hermano, y tambin ellos son cocinados y comidos. Pero es caracterstico, y quiero subrayar este punto, que despus de poco tiempo los actos malos son repetidos nuevamente, puede ser incluso en diferentes actuaciones, la agresin contra los padres recomienza y los nios son castigados una y otra vez. El mecanismo que se expresa en este crculo, ocupar posteriormente nuestra atencin. Slo dir unas pocas palabras sobre el resultado de este caso. Aunque el nio, cuando an estaba en anlisis, tuvo que soportar algunas experiencias difciles, ya que
los padres se divorciaron en esa poca, y ambos se volvieron a casar en circunstancias apremiantes, su neurosis fue enteramente resuelta durante el anlisis. Perdi su angustia e inhibicin de juego y se convirti en un buen alumno, socialmente bien adaptado y feliz. Quiz surja la pregunta: por qu, ya que el ttulo de mi artculo promete tratar nios normales, he entrado con tanto detalle en un caso de un nio definidamente neurtico obsesivo? Como he mencionado varias veces, el mismo material puede encontrarse tambin en nios normales. Un neurtico slo muestra ms claramente lo que se encuentra con menor intensidad tambin en nios normales. Este es un factor importante para la explicacin del problema de cmo los mismos fundamentos psquicos pueden llevar a resultados tan diferentes. En el caso del pequeo Peter, la intensidad de la fijacin sdico-oral y sdico-anal era tan grande que todo su desarrollo estuvo dominado por ella. Ciertas experiencias fueron tambin un factor determinante en la produccin de su neurosis obsesiva. El nio haba cambiado en forma muy notable alrededor de los dos aos. Los padres lo mencionan sin poder explicarlo. En esa poca, el nio tuvo una gran recada en el hbito de ensuciarse encima, interrumpi todo juego, empez a romper sus juguetes y se torn muy difcil de manejar. El anlisis revel que en el verano en que apareci el cambio, el nio haba compartido el dormitorio de los padres y presenciado su relacin sexual. La impresin que recibi fue de un acto muy oral y muy sdico, y fortific sus fijaciones. En esta poca haba alcanzado ya en cierta medida el estado genital y bajo esta impresin hizo una regresin a los estados pregenitales. De este modo todo su desarrollo sexual permaneci realmente bajo la dominacin de estos estados. El nacimiento de un hermanito, seis meses despus, increment aun ms sus conflictos y su neurosis. Pero hay an otro factor, que es de la mayor importancia en el desarrollo de la neurosis obsesiva en general, y particularmente en este caso. Es el sentimiento de culpa engendrado por el supery. En Peter, ya en una edad muy temprana, funcionaba un supery no menos sdico que sus propias tendencias. La intensidad de esta lucha, intolerable para el dbil yo, condujo a una represin muy fuerte. Tambin es importante otro factor: hay nios que pueden soportar muy poca angustia y sentimiento de culpa. Este nio slo poda soportar muy poco; la lucha entre sus impulsos sdicos y su sdico supery, amenazndolo con los mismos actos como castigo, era una carga terrible para l. En el inconsciente est en accin el precepto bblico "ojo por ojo". Esto explica cmo es que encontramos en los
nios ideas tan fantsticas de lo que los padres podran hacerles a ellos: matarlos, cocinarlos, castrarlos, etctera. Como sabemos, los padres son la fuente del supery en la medida en que sus rdenes, prohibiciones, etc., son absorbidas por el nio mismo. Pero este supery no es idntico a los padres, est formado en parte por las propias fantasas sdicas del nio. Pero esas fuertes represiones slo estabilizan la lucha, sin poder llevarla a su trmino. Adems, al impedir que aparezcan las fantasas, la represin hace que el nio no pueda abreaccionar estas fantasas en el juego, y usarlas de otras formas para la sublimacin, de modo que todo el peso de estas fijaciones queda en un crculo sin fin. Sigue siendo un crculo, porque la represin, como he mencionado, no pone fin a este proceso. El sentimiento de culpa, tambin reprimido, no es menos pesado; de este modo el nio repite una y otra vez una variedad de actos, expresando sus deseos de ser castigado. Este deseo de castigo, que es un factor determinante cuando el nio repite constantemente actos de mala conducta, encuentra una analoga en las repetidas malas acciones del criminal, como indicar posteriormente en este artculo. Os recordar lo que hizo el pequeo Peter en el juego en que represent a l mismo y a su hermanito como muecos: se portaron mal y fueron castigados, mataron a sus padres y los padres los mataron a ellos, y luego empez todo otra vez. Vemos aqu una repeticin compulsiva derivada de diversas causas, pero muy influida por el sentimiento de culpa que exige castigo. Aqu podemos ver ya algunas diferencias entre el nio normal y el neurtico: la intensidad de las fijaciones, la forma y poca en que estas fijaciones se conectan con experiencias, el grado de severidad y tipo de desarrollo del supery, que depende a su vez de causas internas y externas, y adems, la capacidad del nio para soportar angustia y conflictos, son algunos de los factores ms importantes que determinan el desarrollo normal o neurtico. El nio normal, al igual que el anormal, usa la represin para manejar los conflictos, pero como stos son menos intensos el crculo ntegro ser menos fuerte. Hay tambin otros mecanismos que usan tanto el nio normal como el neurtico, y una vez ms slo una cuestin de grado determinar el resultado: uno de ellos es la huida de la realidad. Mucho ms de lo que parecera superficialmente, el nio se resiente por lo displacentero de la realidad y trata de adaptarla a sus fantasas, y no sus fantasas a la realidad. Aqu tenemos la respuesta a lo que plante en un punto: cmo es posible que el nio no muestre externamente su sufrimiento interno. Vemos a menudo que un nio se
consuela pronto, despus de haber llorado amargamente, lo vemos a veces disfrutar de las bromas ms insignificantes y sacamos la conclusin de que es feliz. Puede hacer esto porque tiene un refugio ms o menos negado a los adultos: la huida de la realidad. Los que estn familiarizados con la vida ldica de los nios saben que esta vida ldica se refiere enteramente a la vida instintiva y deseos del nio, representndolos y realizndolos a travs de sus fantasas. De la realidad, a la que est ms o menos bien adaptado, el nio extrae slo lo absolutamente esencial. Por consiguiente, vemos que gran nmero de dificultades surgen en perodos de la vida del nio en que las exigencias de la realidad se tornan ms urgentes, como por ejemplo, cuando empieza la escuela. He mencionado ya que este mecanismo, la huida de la realidad, se encuentra en accin en todo tipo de desarrollo, pero la diferencia es principalmente una cuestin de grado. Cuando actan algunos de los factores que he mencionado como determinantes del desarrollo de la neurosis obsesiva, adems de otros especiales, vemos esta huida de la realidad desarrollada en gran medida, y preparando la base para la psicosis. Podemos percibir a veces estos factores en un nio que superficialmente da impresin de ser bastante normal, y que a menudo no muestra ms que una intensa vida de fantasa y capacidad de jugar. El mecanismo de escapar a la realidad y recaer en la fantasa est conectado con otra forma muy comn de reaccin en el nio: su capacidad para consolarse constantemente de la frustracin de sus deseos, probndose a si mismo otra vez a travs de su juego y de su imaginacin que todo est bien y seguir estando bien. Esta actitud del nio da fcilmente a los adultos la impresin de que es mucho ms feliz de lo que en realidad es. Volvamos al pequeo Gerald. Su alegra y vivacidad tenan en parte el propsito de ocultar su angustia e infelicidad ante s mismo y los otros. Esto cambi mucho a travs del anlisis, que lo ayud a desembarazarse de la angustia y a sustituir este contento en parte superficial por otro mucho mejor fundado. Es en este aspecto que el anlisis de los nios normales encuentra su mayor oportunidad. No hay ningn nio sin dificultades, miedos y sentimientos de culpa, e incluso cuando stos parecen de poca importancia, causan mucho ms sufrimiento de lo que parece; y son adems las primeras indicaciones de perturbaciones mucho mayores en la vida posterior. Mencion en el caso de Peter que el sentimiento de culpa juega un gran papel en la compulsin a repetir una y otra vez actos prohibidos, aunque con el tiempo estos actos
adquieran un carcter muy distinto. Por lo general se puede considerar que en todo as llamado nio "malo o travieso" tambin est en accin el deseo de castigo. Quisiera citar a Nietzsche y lo que llam su "plido criminal"; l saba mucho sobre el criminal manejado por su sentimiento de culpa. Aqu llegamos a la parte ms difcil de mi artculo: el problema de qu desarrollo deben sufrir estas fijaciones para constituir un criminal. Este punto es difcil de contestar, por la razn de que el psicoanlisis no se ha ocupado mucho an de este problema especial. Desafortunadamente yo no tengo mucha experiencia con la que pueda relaciona este interesante e importante campo de trabajo. Pero algunos casos que se aproximaron algo al tipo criminal me han dado cierta idea de la forma en que resulta este desarrollo. Citar un caso que me parece muy instructivo. Me fue enviado al anlisis un nio de doce aos al que iban a enviar a un reformatorio. Sus actos delictivos eran irrumpir en el armario de la escuela y en general tendencia a robar, pero principalmente romper cosas, y ataques sexuales a nias pequeas. La nica forma de relacin que tena con la gente era de destruccin; sus amistades con varones tambin tenan principalmente este propsito. No tena intereses especiales e incluso pareca indiferente a castigos y recompensas. La inteligencia de este nio estaba muy por debajo de lo normal, pero esto no result un obstculo para el anlisis, que se desarroll muy bien, y que pareci prometer buenos resultados. Luego de pocas semanas me informaron que el nio empez a cambiar favorablemente. Por desgracia tuve que hacer una larga interrupcin por razones personales, luego de transcurridos dos meses de anlisis. En esos dos meses el nio deba venir tres veces por semana, pero lo vi slo catorce veces, porque su madre adoptiva haca lo posible por impedir que viniera. Durante este anlisis tan perturbado, el nio, sin embargo, no cometi ningn acto delictivo, pero los empez otra vez durante la interrupcin, por lo que fue enviado de inmediato a un reformatorio, y a mi regreso fracasaron todos mis intentos para que volviera al anlisis. Basado en toda la situacin, no tengo la menor duda de que se ha iniciado en el camino de una carrera criminal. Dar ahora un breve resumen de las causas de su desarrollo en lo que pude deducirlas de su anlisis. El nio creci en las circunstancias mas desoladoras. La hermana mayor lo haba forzado, a l y a su hermano menor, a realizar actos sexuales a edad muy temprana. El padre muri durante la guerra, la madre se enferm, la hermana dominaba a toda la familia, en general toda la situacin era lamentable. Cuando la madre muri fue cuidado por diversas madres adoptivas y fue de mal en peor. Odiaba a su
hermana, que representaba para l los principios del mal, a causa de su relacin sexual, pero tambin porque los maltrataba, era mala para con la madre moribunda, etc. Adems, por otra parte estaba ligado a esta hermana por una fijacin dominante que aparentemente se basaba slo en odio y angustia. Pero haba tambin causas mas profundas para sus actos delictivos. A lo largo de su infancia este nio haba compartido el dormitorio de sus padres y extrado una impresin muy sdica de sus relaciones sexuales. Su deseo de coito tanto con su padre como con su madre qued bajo la dominacin de sus fijaciones sdicas, y estaba conectado con gran angustia. La violencia de su hermana en estas circunstancias tom en su inconsciente el lugar de su violento padre, y alternativamente, de su madre. En ambos casos era castracin y castigo lo que deba esperar, y nuevamente el castigo corresponda a su propio supery muy sdico y primitivo. Era evidente que repeta en las nias los ataques en que l mismo era ahora el agresor. Su irrumpir en los armarios y sacar cosas, como sus propias tendencias destructivas, tenan las mismas causas inconscientes y significado simblico que sus ataques sexuales. Este nio, sintindose abrumado y castrado, tena que invertir la situacin probndose que poda ser el agresor mismo. Una causa importante de estas tendencias destructivas era probarse una y otra vez que an era un hombre, adems de descargar su odio hacia su hermana en otros objetos. Sin embargo, era no menos su sentimiento de culpa el que lo conduca a repetir una y otra vez actos que deban ser castigados por una madre o un padre cruel, o por ambos. Su aparente indiferencia al castigo, su aparente falta de miedo eran completamente engaosas. El nio estaba abrumado por miedo y sentimientos de culpa. Surge ahora la cuestin de si este desarrollo difera del nio neurtico que describ antes. Slo puedo presentar algunas sugerencias. Puede ser que a travs de sus experiencias con su hermana este supery muy cruel y primitivo haya quedado fijado por una parte en el estado del desarrollo que haba alcanzado entonces; por otra parte, estaba ligado a esta experiencia y enfrentndola siempre. As este nio estaba inevitablemente ms abrumado por la angustia que el pequeo Peter. Conectado con esto, una represin aun ms fuerte cerr todas las vas de descarga para las fantasas y la sublimacin, de modo que no quedaba otro camino que repetir el deseo y el miedo continuamente en los mismos actos. Comparado con el nio neurtico, l haba tenido realmente la experiencia de un supery abrumador, que el otro nio slo haba desarrollado por causas internas.
As pas tambin con su odio, el que a consecuencia de su experiencia real, encontr expresin en sus actos destructivos. Mencion que en este caso, como probablemente en otros del mismo tipo, la represin muy fuerte y temprana, al impedir las fantasas, lo despoj de la posibilidad de elaborar sus fijaciones a travs de otras formas, o sea, de sublimarlas. En sublimaciones del ms diverso tipo encontraremos que tambin representan un papel las fijaciones agresivas y sdicas. Quisiera indicar slo un medio por el que, incluso fsicamente, puede ser elaborado mucho sadismo y agresin: el deporte. As, los ataques al objeto odiado pueden hacerse de un modo socialmente permisible; al mismo tiempo sirve como sobrecompensacin de la angustia, ya que prueba al individuo que no sucumbir al agresor. En el caso del pequeo criminal era muy interesante ver, cuando la represin fue debilitada por el anlisis, que apareci la sublimacin. El nio, que no tena ms que un inters destructivo en romper y estropear cosas, mostr un inters enteramente nuevo en la construccin de ascensores y en toda forma de trabajo de cerrajero. Puede suponerse que ste hubiera sido un buen camino para sublimar sus tendencias agresivas, y as el anlisis poda haberlo convertido en un buen cerrajero, en vez de convenirse en un criminal, que es lo que puede esperarse ahora. Me parece que una causa principal de la desviacin del desarrollo de este nio con respecto al de un nio neurtico yace en la gran angustia provocada por la experiencia traumtica con su hermana. Veo los efectos de esta gran angustia en diferentes direcciones. Un mayor temor caus una mayor represin en un estado en el que an no estaba abierto el camino para la sublimacin, de modo que no quedara ninguna otra descarga o posibilidad de elaboracin. Adems, el mayor temor increment la crueldad del supery, y por esa experiencia lo fij en ese punto. Hay an otro efecto de esta mayor angustia que quisiera sugerir, pero para explicarlo debo hacer una pequea digresin. Cuando mencion las diferentes posibilidades del desarrollo, cit al normal, al neurtico obsesivo, al psictico, y trat de acercarme al criminal. No habl del perverso.
Sabemos que Freud llamaba a la neurosis el negativo de las perversiones. Un agregado importante a la psicologa de las perversiones fue hecho por Sachs, que lleg a la conclusin de que el perverso no se permite simplemente a s mismo, por falta de conciencia, lo que el neurtico reprime a consecuencia de sus inhibiciones. Encontr que la conciencia del perverso no es menos estricta, sino que slo acta en forma distinta. Permite que sean retenidas slo una parte de las tendencias prohibidas, para escapar a otras partes que parecen al supery aun ms objetables. Lo que rechaza son deseos pertenecientes al complejo de Edipo, y la aparente ausencia de inhibicin del perverso es slo el efecto de un supery no menos estricto, pero que acta en forma distinta. Llegu a una conclusin anloga sobre el criminal hace algunos aos en el informe mencionado al principio de mi artculo, en el que di detalles de la analoga entre los actos criminales y las fantasas infantiles. En el caso del nio que he descrito y en otros casos no tan pronunciados pero instructivos, encontr que la disposicin criminal no se deba a un supery menos severo sino a un supery que acta en otra direccin. Son justamente la angustia y el sentimiento de culpa los que conducen al criminal a sus actos delictivos. Al cometerlos tambin en parte trata de escapar a la situacin edpica. En el caso de mi pequeo criminal el irrumpir en armarios, los ataques a nias pequeas, eran sustituciones de ataques a su madre. Naturalmente, estas ideas necesitan ser examinadas y elaboradas ms. En mi opinin, todo parece apuntar a la conclusin de que no es la falta de supery sino un desarrollo diferente del supery -probablemente la fijacin del supery en un estado muy temprano- lo que resultar el factor principal. Si estas suposiciones resultan ciertas, se abren perspectivas prcticas de gran importancia. Si no es una deficiencia del supery y la conciencia, sino un desarrollo distinto de stos lo que causa el desarrollo criminal, el anlisis debera ser capaz de modificarlos y tambin hacer desaparecer las cosas. Del mismo modo que en las perversiones y las psicosis, puede ser imposible encontrar formas de acercarse a los criminales adultos. Pero en lo que respecta a anlisis en la infancia la situacin es diferente. Un nio no necesita motivos especiales para el anlisis, es una cuestin de medidas tcnicas establecer la transferencia y mantener en marcha el anlisis. No creo en la existencia de un nio en el que sea imposible obtener esta transferencia, o en el que no
pueda despertarse la capacidad de amar. En el caso de mi pequeo criminal, estaba aparentemente despojado por completo de toda capacidad de amar, pero el anlisis demostr que esto no era as. Tuvo buena transferencia conmigo, lo bastante buena como para hacer posible el anlisis, aunque no tena motivos para l, ya que incluso no mostraba especial aversin por ser enviado a un reformatorio. Adems, el anlisis demostr que este nio insensible tena profundo y sincero amor por su madre. Esta muri en circunstancias terribles, de cncer, lo que en el ltimo estado de su enfermedad la llev a una decadencia completa. La hija no quera acercarse a ella, y era l quien la cuidaba. Cuando ella yaca muerta, la familia estaba por marcharse. No pudo ser encontrado durante un buen rato: se haba encerrado en la habitacin junto a su madre muerta. Puede objetarse que en la infancia las tendencias an no estn claramente definidas, de modo que a menudo no podemos reconocer cundo un nio est en camino de convertirse en criminal. Esto es sin duda cierto, pero es precisamente esta afirmacin la que me conduce a mis observaciones finales. Sin duda que no es fcil saber a qu resultados conducirn las tendencias de un nio, si al normal, al neurtico, al psictico, al perverso o al criminal. Pero precisamente porque no sabemos, debemos tratar de saber. El psicoanlisis nos da los medios para esto. Y hace aun ms: no slo puede establecer el desarrollo futuro del nio, sino que tambin puede cambiarlo, y encauzarlo hacia mejores caminos. [1] Vase Freud, "Algunos tipos de carcter dilucidados por el trabajo psicoanaltico, O.C., 14 y Reik (1925). SOBRE LA CRIMINALIDAD. 1934 [1] Seor Presidente, seoras y seores: cuando vuestro secretario me pidi hace uno o dos das que hablara esta noche en esta reunin, contest que lo hara con placer, pero que no poda con tan poca anticipacin elaborar nada semejante a un artculo o contribucin para este tema. Sealo esto porque slo voy a reunir libremente algunas conclusiones que he formulado en otros contextos[2].En un artculo[3] que le a esta seccin en 1927 trat de mostrar que las tendencias criminales funcionan tambin en los nios normales, y expres algunas sugerencias sobre los factores que subyacen al desarrollo asocial o criminal. Haba encontrado que los nios que muestran tendencias
asociales y criminales, y que las actan (por supuesto que en forma infantil) una y otra vez, eran quienes ms teman una cruel represalia de sus padres como castigo de sus fantasas agresivas dirigidas contra esos mismos padres. Nios que inconscientemente estaban esperando ser cortados en pedazos, decapitados, devorados, etc., se sentan compelidos a portarse mal y hacerse castigar, porque el castigo real, por severo que fuera, era reasegurador en comparacin con los ataques asesinos que esperaban continuamente de sus padres fantsticamente crueles. Llegu a la conclusin, en el artculo al que acabo de referirme, de que no es (como se supone generalmente) la debilidad o falta de supery, o en otras palabras, no es la falta de conciencia, sino la abrumadora severidad del supery, la responsable del comportamiento caracterstico de personas asociales y criminales. La labor consiguiente en el campo del anlisis infantil ha confirmado estas sugerencias y ha dado un insight ms profundo en los mecanismos que actan en estos casos. El nio pequeo alberga primero impulsos y fantasas agresivos contra sus padres, despus los proyecta en ellos, y as desarrolla una imagen fantstica y distorsionada de la gente que lo rodea. Pero al mismo tiempo acta el mecanismo de introyeccin, de modo que se internalizan estas imgenes irreales, con el resultado de que el nio se siente as mismo gobernado por padres fantsticamente peligrosos y crueles: el supery dentro de s. En la temprana fase sdica, que normalmente todo individuo supera, el nio se protege contra este temor a sus violentos objetos, tanto introyectados como externos, redoblando en su imaginacin sus ataques contra ellos; su propsito para deshacerse as de sus objetos es en parte silenciar las intolerables amenazas del supery. Se establece un crculo vicioso, la angustia del nio lo impulsa a destruir sus objetos, esto lleva a un incremento de la propia angustia, y esto lo presiona una vez ms contra sus objetos; este circulo vicioso constituye el mecanismo psicolgico que parece estar en el fondo de las tendencias asociales y criminales en el individuo. Cuando en el curso normal del desarrollo disminuyen tanto el sadismo como la angustia, el nio encuentra recursos y modos mejores y ms socializados de dominar su angustia. La mejor adaptacin a la realidad permite al nio conseguir ms apoyo contra las imagos fantsticas a travs de su relacin con los padres verdaderos. En tanto que en los estados ms tempranos del desarrollo sus fantasas agresivas contra sus padres,
hermanos y hermanas despertaban principalmente la angustia porque estos objetos podran volverse contra l, esas tendencias se convierten ahora en la base de los sentimientos de culpa y deseo de reparar lo que en su imaginacin ha hecho. Cambios del mismo tipo surgen como resultado del anlisis. Los anlisis del juego muestran que cuando los instintos agresivos y la angustia del nio son muy intensos, ste sigue una y otra vez rompiendo y cortando, desgarrando, mojando y quemando toda clase de cosas como papel, fsforos, cajas y juguetes, que representan a sus padres, hermanos y hermanas, y el cuerpo y pecho de la madre, y encontramos tambin que estas actitudes agresivas alternan con grave angustia. Pero cuando durante el anlisis se resuelve gradualmente la angustia y disminuye as el sadismo, aparecen en primer plano sentimientos de culpa y tendencias constructivas, por ejemplo, cuando antes un nio no hacia ms que romper en pedacitos trozos de madera, empieza ahora a tratar de convertir esos trocitos de madera en un lpiz. Toma pedacitos de grafito. de lpices que ha cortado y los pone en una hendidura de la madera, y luego cose un trozo de tela alrededor de la madera para que parezca ms bonito. Es evidente, del contexto general del material que representa y de las asociaciones que proporciona, que este lpiz hecho por l, representa el pene de su padre, que en la fantasa ha destruido, y el suyo propio, cuya destruccin teme como medida retaliatoria. Cuanto ms aumenta la tendencia y capacidad de reparar y ms crece la creencia y confianza en los que lo rodean, ms se apacigua el supery, y viceversa. Pero en los casos en que, como resultado de un fuerte sadismo y una angustia abrumadora (slo puedo mencionar aqu algunos de los factores ms importantes) el crculo vicioso entre el odio, la angustia y las tendencias destructivas no puede romperse, el individuo sigue estando bajo la tensin de las primeras situaciones de angustia y retiene los mecanismos de defensa pertenecientes a este estado temprano. Si entonces el miedo al supery, sea por razones externas o intrapsquicas, pasa de ciertos limites, el individuo puede sentirse compelido a destruir a la gente, y esta compulsin puede formar la base del desarrollo de un tipo de conducta criminal o de una psicosis. Vemos as que las mismas races psicolgicas pueden desarrollarse hasta constituir paranoia o criminalidad. Ciertos factores llevarn en este ltimo caso a una mayor tendencia en el criminal a suprimir las fantasas inconscientes y hacer acting out en la realidad. Las fantasas de persecucin son comunes a ambos estados; es porque el
criminal se siente perseguido que va destruyendo a otros. Naturalmente en casos en que los nios, no slo en la fantasa, sino tambin en la realidad, experimentan cierto grado de persecucin por padres malos o un ambiente miserable, se reforzarn fuertemente las fantasas. Hay una tendencia comn a sobrestimar la importancia del ambiente insatisfactorio, en el sentido en que las dificultades psicolgicas internas, que en parte resultan del ambiente, no se aprecian suficientemente. Por consiguiente, depende del grado de angustia intrapsquica, el que sta conduzca o no a mejorar el ambiente del nio. Uno de los grandes problemas sobre los criminales, que siempre los ha hecho incomprensibles al resto del mundo, es su falta de los naturales sentimientos humanos buenos; pero esta falta es slo aparente. Cuando en el anlisis se llega a los ms profundos conflictos de los que brotan la angustia y el odio, tambin se encuentra el amor. El amor no est ausente en el criminal, sino que est escondido y enterrado en forma tal que slo el anlisis puede traerlo a la luz. Como el objeto persecutorio odiado era originalmente para el beb el objeto de su amor y libido, el criminal est ahora en situacin de odiar y perseguir su propio objeto amado; como sta es una situacin intolerable es preciso suprimir todo recuerdo y conciencia de cualquier sentimiento de amor por cualquier objeto. Si no hay en el mundo ms que enemigos, y esto es lo que siente el criminal, a su modo de ver su odio y destructividad se justifican ampliamente, actitud que alivia algunos de sus sentimientos inconscientes de culpa. El odio se usa a menudo como el encubridor ms efectivo del amor, pero no debe olvidarse que para la persona que est bajo la continua tensin de la persecucin, la seguridad de su propio yo es la primera y nica consideracin. Entonces, para resumir: en los casos en que la funcin del supery es principalmente provocar angustia, evocar violentos mecanismos de defensa en el yo, de carcter no tico y asocial; pero en cuanto disminuye el sadismo del nio y cambia el carcter y funcionamiento de su supery de modo tal que provoca menos angustia y ms sentimiento de culpa, se activan esos mecanismos defensivos que forman la base de la actitud moral y tica, y el nio empieza a tener consideracin por sus objetos, y a tener sentimientos sociales. Uno sabe cun difcil es acercarse al adulto criminal y curarlo, aunque no tenemos razones para ser demasiado pesimistas en este punto, pero la experiencia muestra que
uno si puede acercarse y curar tanto nios criminales como psicticos. Por consiguiente, parece que el mejor remedio contra la delincuencia sera analizar a los nios que muestran signos de anormalidad hacia una u otra direccin. [1] Contribucin al Simposium sobre el Crimen en una reunin de la Seccin Mdica de la Sociedad Psicolgica Britnica, en octubre 24 de 1934. [2] El psicoanlisis de nios y "El desarrollo temprano de la conciencia en el nio" (1933). [3] "Tendencias criminales en nios normales" (1927)