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Estudio Apostasia

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Estudio bíblico: La apostasía venidera - 2 Timoteo 3:1-9

(2 Ti 3:1-9) "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos,
soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores,
impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia
de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos son los que se
meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por
diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al
conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así
también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto
a la fe. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como
también lo fue la de aquéllos."

Introducción

Anteriormente Pablo había explicado a Timoteo cuál debería ser su actitud ante el error
doctrinal dentro de la iglesia, y ahora pasa a advertirle de que esta oposición a la verdad iba
a ir en aumento. El cuadro completo no es nada alentador, pero como líder espiritual,
Timoteo tenía que ir un paso por delante de los acontecimientos para que éstos no le
encontraran desprevenido y así supiera cómo debería reaccionar ante ellos cuando tomara el
relevo de Pablo.

En nuestro estudio seguiremos el siguiente esquema:

Tema: La apostasía venidera (2 Ti 3:1-9).


Una advertencia: "En los postreros días vendrán tiempos peligrosos" (2 Ti 3:1).
Las características de los hombres en los días venideros (2 Ti 3:2-5).
Los métodos de los falsos enseñadores (2 Ti 3:6-9).

Una advertencia: "en los postreros días vendrán tiempos peligrosos"

(2 Ti 3:1) "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos."

1. ¿Cuándo vendrían "los postreros días" y cuánto durarían?

En primer lugar debemos preguntarnos a qué momento se refiere Pablo con la expresión "los
postreros días" y también cuál sería la duración de esos "tiempos peligrosos".

La forma en la que los apóstoles se refieren en el Nuevo Testamento a "los postreros días"
no se limita únicamente a los años anteriores a la segunda venida de Cristo, sino que abarca
un período más amplio, que comienza con la ascensión de Cristo y se extiende hasta el
momento en que él regresará para establecer su reino en esta tierra (Hch 2:17) (He 1:2) (1 P
1:20). Por lo tanto, lo que Pablo iba a describir a continuación no se trataba de una situación
pasajera, sino de características permanentes, que en tal caso ganarán en intensidad según
se acerque el momento de la segunda venida de Cristo.

Por otro lado, debemos notar también que Pablo dice que "vendrán" tiempos peligrosos, lo
que indica que era algo que iba a ocurrir en el futuro, sin embargo, en este pasaje vemos
algunos indicios de que él ya veía la semilla de todo este proceso empezando a brotar en su
propio tiempo.
2. ¿Dónde se iba a producir esta depravación moral venidera?

Otra pregunta importante sobre las características de los hombres descritos aquí tiene que
ver con la cuestión de a quién se refiere. ¿Dónde se iba a producir esta depravación moral
venidera? ¿Sería dentro de la Iglesia o en la sociedad en general?

Lo cierto es que las características de los hombres descritos aquí surgen de forma natural en
todos aquellos que no han sido regenerados por el Espíritu Santo, y por lo tanto, describen
perfectamente al mundo. Cuando Pablo escribió a los Romanos, mencionó algunas de estas
mismas características para describir la sociedad pagana que no quiere tener en cuenta a
Dios (Ro 1:28-31). Nada de todo esto nos resulta extraño, ni requeriría de una advertencia
especial, pero lo que de ninguna manera sería normal, es que estas cosas se dieran dentro
de la propia iglesia de Cristo. Y es precisamente acerca de esto de lo que Pablo está
advirtiendo a Timoteo: los principios que operaban con normalidad en el mundo, iban a
introducirse dentro de la iglesia. Por supuesto, no podemos hablar propiamente de la iglesia
de Cristo, sino de la cristiandad profesante, que siempre ha sido mucho más numerosa que
el pequeño rebaño de Cristo (Lc 12:32).

Tenemos que admitir con tristeza que durante siglos, en muchas de las religiones llamadas
cristianas, se han percibido con claridad las características descritas aquí. Y una rápida
ojeada a la "cristiandad" de nuestros días revelará que siguen estando presentes entre
nosotros.

La proliferación de este tipo de cosas dentro de la iglesia ha tenido graves consecuencias


para los creyentes auténticos, pero también para el mundo, que ha sufrido un declive moral
alarmante. No olvidemos que cuando la Iglesia abandona la Palabra de Dios, su moralidad
se vuelve como la de los incrédulos, y pierde así su capacidad de ser sal y luz del mundo (Mt
5:13-16). En esas condiciones, la iglesia se vuelve inútil para prevenir la corrupción y para
traer el conocimiento de Dios que disipa las tinieblas morales.

De todo esto se desprende que Pablo no enseñaba que este mundo iba a ser cada vez mejor
debido a la influencia del evangelio, sino que sabía que ocurriría todo lo contrario.

Las características de los hombres en los días venideros

(2 Ti 3:2-5) "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos,
soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores,
impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia
de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita."

1. Las características de los hombres en los días venideros

Pablo advierte que los tiempos que vendrían serían "peligrosos", una palabra que sólo se
vuelve a usar en el Nuevo Testamento para referirse a los endemoniados gadarenos que son
descritos como "feroces" en gran manera en (Mt 8:28). En ambos pasajes se percibe el
aumento del control y la influencia de Satanás.

A continuación nos muestra un catálogo de los vicios que caracterizarían los postreros días.
Veamos resumidamente sus características:
"Hombres amadores de sí mismos". Los hombres dejarán de considerar a Dios como el centro de
sus vidas para pensar en ellos mismos. Este cambio del centro de gravedad, es el causante de
los desórdenes que a continuación va a describir. De hecho, fue la misma tentación en la que
cayeron Adán y Eva con los desastrosos resultados que ya conocemos: "el día que comáis del
árbol, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios" (Gn 3:5). Hoy en día, el amor por uno
mismo es considerado como el primero y más grande de los mandamientos, y esto incluso dentro
de la misma iglesia. Conceptos como la autoestima, el amor propio, el tener una imagen positiva
de uno mismo, la autosatisfacción, son vistos por muchos cristianos como la meta a alcanzar. Con
frecuencia se olvida la enseñanza del Señor Jesucristo en cuanto a negarse a uno mismo y tomar
la cruz (Mt 16:24), o las exhortaciones de los apóstoles a no hacer nada por vanagloria, sino que
con humildad consideremos al otro como superior a nosotros mismos (Fil 2:1-4). Y esto es
realmente muy grave, porque el amor propio siempre hace disminuir nuestro amor por Dios y por
el prójimo, de tal modo que no es de extrañar que esta característica figure en el primer lugar,
porque en cierto sentido, las demás vienen como consecuencia de ella.
"Avaros". Literalmente "amadores del dinero". Cuando Dios no ocupa el centro del corazón del
hombre, éste tiene que ser llenado con otras cosas que nunca llegan a satisfacerle plenamente.
Esta es la base del materialismo que rige nuestras sociedades modernas, y hay que reconocer
con tristeza, que esto también se ha introducido en la iglesia. Con frecuencia oímos de
predicadores que dedican gran parte de su tiempo a pedir dinero desde el púlpito, y por otro lado,
tampoco faltan los defensores del "evangelio de la prosperidad", que presumen de un tipo de vida
cargada de ostentación y lujo como prueba de su gran fe. Por supuesto, intentan justificar su
actitud de una forma bíblica, pero no cabe duda de que su estilo de vida no se parece en nada al
del Señor Jesucristo, quien afirmaba que "las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos;
mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza" (Mt 8:20). Incluso las personas que no
son creyentes se dan cuenta de que estos predicadores son "amadores del dinero" y que usan la
religión para su propio beneficio económico. El apóstol ya había advertido a Timoteo en su
primera carta de este tipo de personas que "trastornan casas enteras, enseñando por ganancia
deshonesta lo que no conviene" (Tit 1:11); y no tienen reparos en tomar "la piedad como fuente de
ganancia" (1 Ti 6:5). Hay que tener cuidado con ellas, porque aunque usan un lenguaje espiritual
muy prometedor, su verdadero interés está en las cosas materiales de este mundo. Y no
olvidemos otra de las advertencias de Pablo: "raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual
codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" (1 Ti 6:10).
"Vanagloriosos". Este es otro elemento más de esta actitud egocéntrica. El hombre dando rienda
suelta al orgullo de sí mismo, apropiándose de honores que no le corresponden en justicia,
haciéndose siempre el héroe de sus propios relatos con el fin de hacer creer a los demás que son
mejores de lo que realmente son. Es fácil identificar esta actitud en muchos líderes religiosos. Al
escucharlos percibimos que dedican mucho más tiempo a hablar de sus propias experiencias y
logros personales en el campo espiritual, que a explicar lo grande y glorioso que es el Señor
Jesucristo. Y por otro lado, promueven el "culto a la personalidad", ocupando siempre el centro de
toda la atención.
"Soberbios". Tan alto concepto tienen de sí mismos, que en su trato con los demás se muestran
altaneros y arrogantes. Siempre se colocan por encima de los demás; lo saben todo, son mejores
que los demás, carecen de humildad y modestia, tienen un deseo constante de satisfacer su
propia vanidad, se muestran seguros de que lo suyo siempre es mejor y tratan a los demás con
cierto menosprecio. Y cualquiera que los cuestione, se constituye inmediatamente en objeto de su
ira y menosprecio.
"Blasfemos". Manifiestan la misma actitud en su forma de hablar, usando un lenguaje injurioso
hacia otros, despreciando, insultando y calumniando tanto a los hombres como a Dios. Cuando
hablan son dañinos e hirientes.
"Desobedientes a los padres". En el ámbito familiar han perdido todo respeto al principio de
autoridad. Desde jóvenes no dudarán en desobedecer la autoridad que Dios mismo ha dado a los
padres, por lo tanto, no tendrán reparos en rebelarse también contra todo principio de autoridad.
Esta es una terrible característica de nuestro tiempo, pero parece que ya se observaba en la
época de Timoteo (1 Ti 5:8).
"Ingratos". Personas que no saben decir "gracias". Sienten que se han hecho a sí mismos y que
han logrado todo lo que tienen por sus propios méritos y esfuerzos, así que no creen que haya
ninguna razón para mostrarse agradecidos.
"Impíos". No tienen ningún tipo de respeto o reverencia hacia lo sagrado. El término describe un
desconocimiento total de sus obligaciones hacia Dios y conlleva incluso la idea de falta de
decencia.
"Sin afecto natural". Perderán hasta los instintos naturales más elementales. Serán personas sin
corazón, incluso en su trato con los hijos o sus seres más cercanos. Su único interés está en ellos
mismos.
"Implacables". Hombres que se resisten a todo esfuerzo de reconciliación. Inflexibles, sus
contiendas nunca terminan. Se niegan a cambiar pase lo que pase. Están determinados a ir por
su propio camino sin importarles las consecuencias.
"Calumniadores". Literalmente "diablos". Imitan el carácter del diablo al inventar y arrojar
constantes acusaciones malignas contra otros. Con sus calumnias intentan arruinar el prestigio
del otro.
"Intemperantes". Sin dominio propio, no ejercen ningún tipo de control sobre sus deseos y
pasiones. Desechan todo tipo de inhibiciones y vergüenza. No les preocupa lo que los demás
puedan pensar de su comportamiento ni las consecuencias que pueda tener. Están a merced de
sus bajos instintos. Carentes de todo tipo de disciplina y orden.
"Crueles". Serán salvajes e indómitos, darán rienda suelta a su naturaleza despiadada.
Desconocen por completo el concepto de bondad. Es difícil pensar que esto tenga que ver con
personas que profesan la fe cristiana, pero encontramos numerosos casos de ello en la historia.
Por ejemplo, el tribunal de la "Santa Inquisición" torturó y mató a miles de personas durante
siglos, y las personas que llevaban a cabo aquellos terribles y crueles interrogatorios fueran
personas religiosas que se declaraban cristianas y que creían que de ese modo estaban sirviendo
a Dios.
"Aborrecedores de lo bueno". Odian todo lo que sea bueno, ya sean personas buenas, o valores y
virtudes buenas. En realidad, odian lo que deberían amar y aman lo que deberían odiar (Is 5:20).
"Traidores". Personas traicioneras que defraudan toda la confianza que es puesta en ellos.
Tenemos un lamentable ejemplo de esto en Judas, "el traidor" (Lc 6:16).
"Impetuosos". Literalmente "cayendo hacia adelante". Son personas que se abalanzan sin pensar
en lo que hacen y en las consecuencias que sus hechos tendrán. Son insensatos, temerarios,
irreflexivos, precipitados y no se detienen ante nada ni nadie. Esto se manifiesta en sus obras y
también en sus palabras. Nadie puede decirles nada porque ellos lo saben todo. Es todo lo
contrario de lo que debe ser el carácter cristiano: "todo hombre sea pronto para oír, tardo para
hablar, tardo para airarse" (Stg 1:19).
"Infatuados". Tiene el significado de estar envuelto en humo, nublados, hasta tal punto que no
pueden ver más allá de sí mismos. Personas hinchadas de vanidad que han llegado a tal estado
de orgullo y de envanecimiento que su mente ha quedado nublada y entontecida. Tienen un
concepto de ellos mismos totalmente desproporcionado e irreal. Esta sería también una
característica de los falsos maestros (1 Ti 6:3-4).
"Amadores de los deleites más que de Dios". En realidad no hay ningún tipo de amor hacia Dios.
Sólo persiguen sus deseos egoístas e ignoran por completo todas las demandas de Dios. El
deseo de comodidad, buena comida, satisfacción sexual y otras indulgencias llenan toda su vida.
Están entregados a sus propios placeres y son controlados por ellos.
"Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella". Resulta curioso que a pesar de
tener un carácter tan impío, sin embargo no se reconocen como paganos, sino que aparentan
profesar el cristianismo. Conservan una forma de religión externa, pero sus hechos demuestran
que no hay piedad en su corazones. Les encantan las expresiones religiosas visibles, pero esta
apariencia es lo único que les queda, y se cubren con ella con el fin de que otros los acepten
como buenas personas. Sin embargo, en ellos no se puede apreciar nada del genuino poder
transformador del Espíritu Santo. Estos son a los que Pablo se refirió en su carta a Tito: "Profesan
conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en
cuanto a toda buena obra" (Tit 1:16). Son impostores y farsantes que "vienen vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces" (Mt 7:15).

2. La actitud del siervo de Dios ante estos hombres

Aunque este tipo de hombres iban a aparecer en los postreros días, este estado de
depravación moral descrita aquí no sólo era cosa del futuro, sino que ya había empezado a
aparecer mientras Timoteo vivía. Y Pablo le exhorta a que se mantenga alejado de ellos
como la única forma para no comprometer la verdad del evangelio.

Notemos que anteriormente el apóstol exhortaba a Timoteo para que se esforzara en corregir
con mansedumbre a los que estaban en el error y se oponían a la sana doctrina (2 Ti 2:25),
pero estos hombres de los que ahora trata aquí, parecen haber alcanzado un grado de
depravación tal que hace inútil cualquier instrucción. La única opción conveniente es la de
evadirlos.

Los métodos de los falsos maestros

(2 Ti 3:6-9) "Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las
mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre
están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que
James y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres
corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante; porque su
insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos."

Después de haber descrito su carácter, ahora va a tratar sobre los métodos que emplean y
cuáles son sus víctimas: "Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan
cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias".
Sin duda, Pablo está vinculando a estos falsos maestros con los hombres descritos con la
anterior lista de vicios.

Como ya hemos visto, a pesar de su depravación moral, estos hombres conservan cierta
apariencia de piedad con la que intentan convencer a otros. Y de esta clase de hombres, hay
un grupo que son especialmente activos en la búsqueda de seguidores.

1. Los métodos que emplean

En cuanto a sus métodos, dice que "se meten en las casas", es decir, visitan los hogares con
el fin de buscar seguidores a los que hacer partícipes de su impiedad. La expresión usada en
el original sugiere la idea de "entrar encubiertamente", como la serpiente que se mueve
sigilosamente. A este mismo tipo de hombres y métodos se refiere Judas:

(Jud 1:4) "Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes
habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje
la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo."

Son por lo tanto "falsos hermanos introducidos a escondidas" (Ga 2:4), "falsos maestros que
introducen encubiertamente herejías destructoras" (2 P 2:1). Sus tácticas están
caracterizadas por la clandestinidad y el secreto.

2. Las víctimas de sus métodos


Su finalidad era "conseguir el control sobre las mujercillas". Parece que sus esfuerzos
estaban enfocados especialmente a tratar con cierto tipo de mujeres a las que ellos
consideran presas más fáciles. Por supuesto, con esto no se debe entender que Pablo
pensara que todas las mujeres carecen de prudencia en la esfera moral y doctrinal, pero es
cierto que hay mujeres con poca o ninguna estabilidad espiritual, que son especialmente
receptivas a este tipo de charlatanes religiosos. A éstas son las que ellos buscaban, y tal vez
planeaban sus visitas cuando no estuvieran sus maridos en casa, con el fin de encontrarlas
totalmente desprotegidas. Y como sabemos, estas viejas tácticas siguen siendo empleadas
en la actualidad por algunas sectas falsas.

Sobre estas mujeres dice que están "cargadas de pecados". Deducimos de esto que sienten
ciertas necesidades espirituales en sus vidas. Sus conciencias están inundadas con diversos
pecados, y quizás se sienten inquietas por las consecuencias que esto pudiera tener. Esto
las haría especialmente receptivas ante estos falsos maestros.

Y añade también que son "arrastradas por diversas concupiscencias". Su conducta estaba
dominada por sus deseos. No debemos pensar exclusivamente en el deseo sexual, aunque
probablemente pudieran sentir cierta necesidad de recibir atención de parte del sexo
opuesto, pero hemos de pensar también en el deseo de recibir aprobación y halagos, o de
ser consideradas como personas inteligentes y ser escuchadas con admiración. Sea como
fuere, estos falsos maestros sabían bien cómo embaucarlas.

Por último, dice de ellas que "siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al
conocimiento de la verdad". La idea es que aunque son cautivadas fácilmente por su deseo
de escuchar algo nuevo y se dejan instruir por cualquier maestro que llegue a su puerta con
alguna novedad religiosa, sin embargo, "nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad",
porque lo que les enseñan no tiene nada que ver con la sana doctrina que se encuentra en
las Escrituras. Son personas que en su incansable búsqueda de algo nuevo en materia
religiosa van pasando de secta en secta, buscando desesperadamente algún tipo de alivio
para sus conciencias cargadas de pecados. Pero su problema es que no buscan en el sitio
adecuado.

3. Un ejemplo del Antiguo Testamento

El apóstol pasa ahora a mencionar un caso del Antiguo Testamento que sirve de ilustración
de cómo Satanás siempre ha intentado imitar lo que Dios hace para engañar a los hombres.

Cita a Janes y Jambres, que aunque no son designados por sus nombres en el Antiguo
Testamento, son identificados aquí como los dos principales hechiceros de Egipto que
resistieron a Moisés con el fin de desacreditarle ante Faraón (Ex 7:11,22). Evidentemente, la
verdad de Dios siempre ha tenido oposición en todos los tiempos. Ahora bien, la táctica que
usaron los hechiceros de Egipto fue imitar y hacer los mismos milagros que Moisés hacía,
con el propósito de disuadir a Faraón para que no escuchara lo que Dios estaba mandándole
por medio de sus siervos. Y esto mismo es lo que hacían los falsos maestros de los tiempos
de Pablo y Timoteo: los imitaban para apartar a las personas de Dios. Usaban el mismo
lenguaje religioso, aparentaban la misma piedad, podían levantar iglesias parecidas, y hasta
imitar sus milagros, pero su fin era separar a las personas de Dios.

Y añade dos características más de este tipo de hombres:


"Hombres corruptos de entendimiento". Su capacidad para percibir y entender la verdad de Dios
estaba completamente corrompida, de tal manera que toda conclusión a la que pudieran llegar
estaría equivocada. De hecho, por su analogía, Pablo sitúa sus actividades en la misma categoría
que la de los hechiceros de Faraón.
"Réprobos en cuanto a la fe". Una vez que han sido puestos a prueba han resultados
desaprobados. La idea es la de una moneda que es examinada y se encuentra que es falsa y por
lo tanto carente de valor. Aquí la palabra "fe" se usa objetivamente, refiriéndose al conjunto de
doctrinas que conforman el evangelio. Y estas personas, que de alguna manera estaban
relacionadas con la iglesia, habían demostrado su alejamiento de la fe y su entrega al error,
mostrándose incompetentes para proclamar la verdad.

4. El fin de los falsos maestros

Janes y Jambres pudieron imitar a Moisés hasta cierto punto, pero llegó un momento en el
cual tuvieron que admitir delante de Faraón que su poder era completamente inferior:

(Ex 8:18-19) "Y los hechiceros hicieron así también, para sacar piojos con sus
encantamientos; pero no pudieron. Y hubo piojos tanto en los hombres como en las bestias.
Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios es éste. Mas el corazón de Faraón
se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho."

Y poco después, ellos mismos sufrieron los juicios de Dios:

(Ex 9:11) "Y los hechiceros no podían estar delante de Moisés a causa del sarpullido, porque
hubo sarpullido en los hechiceros y en todos los egipcios."

Siempre hay un límite al poder de Satanás. Y aunque es cierto que el error ha prosperado en
todas las épocas y de todas las maneras, hasta el punto en el que parece que nada lo puede
detener, sin embargo, todos los sistemas falsos vienen y van uno tras otro. Incluso cuando
parecen prosperar, finalmente se hace evidente a todos su insensatez y falta de sentido. Así
que también el éxito de estos hombres será limitado. Y todos, empezando por los creyentes,
pero abarcando finalmente a todo el mundo, acabarán comprobándolo.

Las Causas Principales de la Apostasía


Introducción
A. ¿Qué es lo que hace que los hombres se aparten de la Palabra de Dios con
tanta facilidad? ¿Por qué algunos están dispuestos a renunciar las bendiciones
prometidas a los obedientes para seguir otro camino que el Señor no aprueba? Éstos
suelen permanecer en la Palabra de Dios durante un tiempo, pero por alguna razón u
otra deciden abandonar la senda de la vida; cambian la verdad por la mentira. Desde la
creación de Adán y Eva, se ha repetido la misma historia patética miles de veces hasta la
fecha. El ciclo vicioso de la apostasía sigue amenazando a toda la humanidad.

B. En la Versión Reina-Valera de la Biblia, revisión de 1960, la palabra


castellana "apostasía" se encuentra sólo una vez y es prácticamente idéntica
en el griego, el idioma original del Nuevo Testamento.En 2 Ts. 2:3, el apóstol Pablo
nos dice que la segunda venida de Cristo no tendría lugar antes que primero viniera la
apostasía.

* Esta apostasía no se inició hasta varios años más tarde cuando muchos
abandonarían el modelo novotestamentario para seguir leyes y tradiciones
inventadas por hombres falibles. Hoy día vemos el resultado de este
alejamiento de la verdadera fe en Cristo: el mundo religioso presente se
caracteriza por muchas iglesias distintas, todas con nombres diferentes,
enseñanzas diferentes, adoraciones diferentes, organizaciones diferentes y
fundadores diferentes.

C. ¿Qué quiere decir la palabra "apostasía"? El prefijo apó quiere decir "de, desde
(en el sentido de alejamiento)"1. La raíz "stao" significa "estar de pie"2.

1. Describe al que se mantiene apartado de alguien y/o de algo. La


apostasía indica una separación o distanciamiento.

2. Para evitar este alejamiento, Pablo animó a los tesalonicenses a que


estuvieran "firmes" y que retuviesen "la doctrina" que habían aprendido, 2
Ts. 2:15. El apóstol no quiso que fueran movidos de la verdadera fe en
Cristo; no quiso que se alejasen de la Palabra de Dios. Así que, se puede
concluir que lo opuesto de apostatar es "estar firmes" en la Palabra de
Jesús, 1 Co. 15:1,2,58.

D. A pesar de las advertencias de Pablo, el Espíritu Santo le había revelado que


algunos apostatarían de la fe, 1 Ti. 4:1.

1. Empleando el mismo lenguaje griego, Lucas describe lo que pasa con los
que apostatan: "creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se
apartan " (Lc. 8:13).

2. Por tanto, en 1 Ti. 4:1 el apóstol Pablo predijo que algunos iban a
apartarse de la verdad del evangelio.

E. ¿Cómo podemos evitar esta trampa en la cual han caído tantas almas?
¿Cuáles son las causas principales de este alejamiento de la fe?

I. La Ignorancia de las Escrituras


A. Dios reveló al profeta Oseas que su pueblo fue destruido porque le faltó
conocimiento (Os. 4:6). Muchos se guían por el refrán: "lo que no sé no me puede
hacer daño", pero Dios nos dice que no es así. A causa de su ignorancia de la voluntad de
Dios, el pueblo de Israel se había entregado a la idolatría y más tarde este mismo pecado
les llevaría a la autodestrucción.

B. Jeremías dijo algo parecido en cuanto a Jerusalén y Judá. "Pero yo dije:


Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de
Jehová..." (Jeremías 5:4). Aquí vemos la triste condición de los que se extravían de la
senda de Dios. En el sentido espiritual, los tales no tienen un céntimo y no se dan cuenta
de que son necesitados. Además, su ignorancia les quita el buen juicio.

1. ¿Eran culpables los judíos por no haber conocido el camino del Señor?
Algunos nos dirían que no. "Si son ignorantes, pues ¿qué culpa tienen?", es
la excusa que oímos a menudo. No obstante, como en el caso de muchas
personas hoy en día, vemos que la ignorancia de los judíos era deliberada.
El profeta Zacarías nos dice que "...no quisieron escuchar, antes volvieron
la espalda, y taparon sus oídos para no oír; y pusieron su corazón como
diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos
enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas..." (Zac. 7:11,12).

2. Por tanto, vemos que la apostasía de los judíos se debía a su falta de


conocimiento de la ley de Dios. A causa de esta ignorancia intencional se
alejaron con facilidad del buen camino.
II. El Confiar Ciegamente en los Hombres
A. En el mundo religioso apóstata se suele oír los siguientes comentarios
tristes: "Yo sé que mi pastor nunca me diría algo que no fuera la verdad." "El predicador
tiene que estudiar la Palabra; no es responsabilidad mía." "Aunque no conozco muy bien
las Escrituras, confío en que mi iglesia siempre me guiará por el buen camino." "¿Cómo
puede un hombre tan amoroso estar equivocado?" etc.

B. Por lo general, los que hacen estas declaraciones no investigan la Palabra de


Dios por sí mismos.

* Dejan que otros la averigüen por ellos y de esta manera son fácilmente
"llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de
hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error"
(Ef. 4:14). El Espíritu Santo dirigió estas palabras a los cristianos efesios en
particular, ya que algunos de ellos confiarían demasiado en los ancianos de
la iglesia (Hch. 20:17, 28-32). ¿Cómo es que algunos de estos obispos de
Éfeso iban a poder "arrastrar tras sí a los discípulos"? ¿Cómo serían
llevados a la apostasía? Sencillamente porque, en vez de investigar la
Palabra de Dios por sí mismos, pusieron toda su confianza en los ancianos
para guiarles por el camino correcto. Puede que hayan pensado: "Lo que
ellos nos digan tiene que ser la verdad porque son ancianos." Esto me
recuerda lo que me dijo una amiga hace unos meses. Dijo que el pastor de
su iglesia predicaba la verdad "porque si no fuera así, no sería pastor". O
sea, si Dios le ha dejado ocupar un sitio tan importante en su iglesia será
porque predica la verdad. Seguramente algunos de los efesios tuvieron la
misma manera de pensar en cuanto a sus obispos, pero cuando estos
pastores se apartaron de la Palabra de Dios sus seguidores fueron
arrastrados con ellos.

C. En el tiempo de Cristo muchos confiaban ciegamente en los fariseos y


saduceos para guiarles por el buen camino. En vez de investigar la Palabra de Dios
por sí mismos, se dejaron llevar por estos maestros falsos (Mateo 15:13,14).

III. El Dejarse Llevar por los Sentimientos


A. Tales como los judíos en el tiempo del apóstol Pablo, muchos hoy en día
"tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia" (Romanos 10:2). Este versículo
nos enseña claramente que nuestros sentimientos con respecto a nuestra relación con
Dios y "nuestra iglesia", de por sí, no son ninguna garantía de que estemos en el camino
correcto. Estos judíos no eran salvos pese a su "celo" (Ro. 12:1).

B. Desde luego, es esencial servir a Dios con mucho amor y entusiasmo pero
también es necesario servirle conforme al conocimiento correcto, el cual su
encuentra en la Palabra de Cristo (Jn. 14:23; 2 Jn. 9). Cuando el hombre se deja
llevar por los sentimientos en vez de la Palabra el resultado inevitable es la apostasía.

C. En una ocasión un "mormón" (o sea, un miembro de la "Iglesia de Jesucristo


de los Santos de los Últimos Días") me dijo: "Yo sé lo que digo es la verdad
porque tengo una sensación calorosa en el pecho." ¡Esto sí es dejarse llevar
por los sentimientos!

IV. La Elevación de los Deseos de Uno Mismo Sobre la Palabra de


Dios
A. Una razón por la cual tantas iglesias en el mundo se han apartado de la
verdadera fe en Cristo es que muchos desean escuchar enseñanzas que les
agradan, aunque esas mismas enseñanzas no estén de acuerdo con lo que dice
la Palabra de Dios.

B. El apóstol Pablo habla de esta clase de personas en 2 Ti. 4:3,4. Los tales
buscan a maestros conforme a sus propios deseos o según sus propios
caprichos y, por consiguiente, apartan de la verdad el oído y se vuelven a las
fábulas. ¡Apostatan!

Conclusión
¡Que no nos mantengamos alejados de Dios por culpa de estas cuatro cosas!

El Peligro de No Juzgar
Trataremos de responder varias preguntas:
 ¿Será correcto juzgar conforme a las escrituras?
 ¿Qué tal denunciar las falsas doctrinas?
 ¿Y denunciar a los falsos maestros?
 ¿Será correcto dar nombres?
 ¿Denunciar a los apóstatas?
Muchos cristianos aseguran que no se puede denunciar, que es incorrecto. Ellos
aseguran que quienes denuncian “les falta amor y que en lo que juzgan, serán
juzgados”. Pero, ¿qué dice la Biblia al respecto?
Un pasaje mal empleado es “No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mat 7:1).
Si solo leemos este versículo, sí parece decir que no podemos juzgar. Pero,
estudiemos todo el pasaje porque para interpretar un texto hemos de considerar el
contexto.
La frase no juzgar viene del gr. krino: hacer diferencia, discernir, condenar, decidir
castigar, hacer juicio.
No juzguéis para que no seas juzgados – en el griego “condenados“. Es decir, la
misma sentencia que damos, esa misma recibimos.
La razón para no juzgar está en el versículo siguiente:
Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que
medís, os será medido. (Mat 7:2).
Aquí la palabra empleada para juicio es el griego Krima, una variante de Krinos.
Significa “veredicto que se hace en las faltas de otro”. La misma sentencia que das, es
la que vendrá sobre ti.
Veamos el final de la frase “con la medida con que medís, os será medido”:
 Con la medida: gr. metrón (de donde se deriva metro). Significa medida, porción.
 Con que medís: implica medir una cantidad
 Os será medido: medir de igual manera
Hasta aquí, parece que es prohibido juzgar pero sigamos con el pasaje:
¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la
viga que está en tu propio ojo? (Mat 7:3).
Paja aquí se refiere a una ramita seca, siendo una metáfora de una falta y la frase
“echas de ver” implica considerar, reflexionar con mucho cuidado. Jesús usa “viga”,
refiriéndose a un tronco.
¿No has considerado que tu eres peor que aquel a quien juzgas? Es la
pregunta de Jesús.

Jesús está haciendo un contraste metafórico de una falta igual que hicieron el
acusado y el acusador: el acusador está haciendo juicio sobre una falta que él
también cometió. El mismo pecado que está acusando, él la tiene en su vida.
Por tanto, ¿con qué calidad moral podemos tratar de sacar una falta que nosotros
mismos hemos cometido?. Esto es hipocresía (y más adelante lo dice). Es como el
borracho que reprende al borracho.
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas;
pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas
haces lo mismo. (Rom 2:1)
¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para
sacar la paja del ojo de tu hermano. (Mat 7:5).
Jesús dice aquí: ¡actor, hipócrita!. Está rechazando la conducta hipócrita del acusador.
Saca primero: límpiate primero de ese mismo pecado que condenas y que tienes.
Saca ese tronco de tu ojo y la siguiente frase es clave en la comprensión del texto: y
entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Es decir, como consecuencia, verás bien. En el original dice: Verás claramente,
recuperar la vista espiritual para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Pregunta: ¿está prohibiendo Jesús juzgar en este pasaje? NO
Lo que él está condenando y reprobando es que se juzgue y se condene algo que
nosotros mismos estemos haciendo o dejando de hacer.
Por ejemplo: es como si yo tuviera amargura contra alguien y llego a la iglesia a
predicar del perdón; exijo que otros perdonen pero yo mismo no perdono. Estoy
enjuiciando a la oveja pero estoy igual o peor de resentido. No tengo calidad moral
para hacer esto.
Otro ejemplo sería que vengo a predicar sobre las finanzas y el diezmo. Doy un
sermón y acuso de ladrones a los que no diezman, menciono Malaquías y soy bien
duro en el mensaje, pero resulta que yo mismo no diezmo. (Aprovecho aquí para decir
que los pastores también debemos diezmar). No puedes predicar del diezmo si no
diezmas. Sería hipócrita al hacerlo.
Juicios en la Iglesia: 1 Cor 5:1-11 Un caso de inmoralidad sexual.
De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual
ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su
padre. (2) Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos
lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que
cometió tal acción? (3) Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero
presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. (4)
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con
el poder de nuestro Señor Jesucristo, (5) el tal sea entregado a Satanás para
destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor
Jesús. (6) No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura
leuda toda la masa? (7) Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis
nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya
fue sacrificada por nosotros. (8) Así que celebremos la fiesta, no con la vieja
levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin
levadura, de sinceridad y de verdad. (9) Os he escrito por carta, que no os
juntéis con los fornicarios; (10) no absolutamente con los fornicarios de este
mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso
os sería necesario salir del mundo. (11) Más bien os escribí que no os juntéis
con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o
idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. (12)
Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis
vosotros a los que están dentro? (13) Porque a los que están fuera, Dios
juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros. (1Co 5:1-13).
En el v.1 leemos que se trataba de un caso de fornicación e incesto. ¡Qué vergüenza!
Es la expresión de Pablo porque esto no se da ni entre gentiles.
Ante el v.2 algunos le dirían a Pablo que sacar a alguien de la iglesia es falta de amor.
En el v.3, cuando Pablo dice “ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como
presente he juzgado al que tal cosa ha hecho”, está diciendo que él ha decidido
disciplinar y castigar al que ha hecho esto. No se refiere de ninguna manera a
desdoblarse o cosa parecida.
El reclamo de Pablo es que la iglesia de Corinto no había hecho nada. Ellos se
jactaban de sus dones, hablaban en lenguas, pero tenían este pecado vergonzoso.
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el
poder de nuestro Señor Jesucristo (1Co 5:4)
Como ya mencioné, esto no se refiere a esoterismo. Es una expresión para decir que
“estamos de acuerdo, yo les apoyo”.
El tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el
espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús. (1Co 5:5)
¿Cómo es que los cristianos de hoy no tienen la capacidad de juzgar y de hablar
claramente del tema de la disciplina del Señor?.
Error de Pablo hubiera sido juzgar este pecado si él también hubiera estado en
pecado, pero su vida era limpia, por tanto tenía la autoridad moral y el respaldo de
Dios para excomulgar a este hombre; juzgarlo y como veredicto entregarlo a Satanás.
Cuando Jesús – con la mujer adúltera – les dice que “el que esté libre de pecado que
tire la primera piedra”, ellos se fueron porque hacían lo mismo. Si yo estuviera
manipulando a las ovejas para sacarles dinero no podría hablar contra este pecado,
pero como no lo hago, tengo la autoridad moral para denunciar a los
estafadores de los púlpitos.
Si Jesús en Mateo hubiese prohibido juzgar, ¿cómo habría dicho Mat 24 “cuídense de
los falsos maestros: disciernan, vean, juzguen su mensaje para no ser engañados?.
Veamos los siguientes versículos:
En Juan 7:20 dice que “Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura
matarte?”. Jesús, en el v.24 contesta: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad
con justo juicio”.
Jesús no está diciendo que no juzguen, está diciendo no juzguen mal. No se trata de
callar y “dejárselo al Señor”. No podemos juzgar según las apariencias, sino bien
sustentados.
Veamos este texto:
Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se
recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? (Mat 7:15-16)
Guardaos: en el original es “prestar atención a, tener cautela por, escuchar”. Jesús sí
nos invita a juzgar rectamente, con justo juicio, juzgar los frutos, no las
apariencias. Frutos, como ya lo he mencionado, no es llenar un auditorio.
En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
(1Co 2:15)
Juzguemos según lo espiritual no por las apariencias.
Hay quienes por las apariencias juzgan el fruto de una iglesia, ven la calidad del
auditorio de alguna megaiglesia, se impresionan por las riquezas y suntuosidad que
ven y creen que Dios está con ellos por esto. No necesariamente el lujo refleja
obediencia.
En Guatemala, en cierta Iglesia, estaban recogiendo la “ofrenda” (lo digo entre
comillas, pero en realidad era el tiempo del robo) y empezaron a pedir de ciertos
montos para arriba (¿desde cuándo se le dice a la gente cuánto dar?). Casi no pude
creerlo cuando anunciaron que en el banco tal estaban dando créditos a los miembros
de esa congregación. ¡Qué horror!, eso sí es manipulación. No juzgar y discernir que
esto está mal, es caer nuevamente en el oscurantismo.
De los versículos favoritos que mencionan para impedir el buen juicio es el de David
cuando dice que no puede tocar al ungido de Jehová. Sin embargo, en el
original tocar se refiere a “agredir físicamente”. No confundamos “agredir
físicamente” con “juzgar sus delincuencias”.
A muchos pastores les encanta que la gente se someta a ellos, pero… veamos el
siguiente texto:
Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad
cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. (Heb 13:7)
¿No dice acaso aquí que juzguemos su conducta? Entonces, imitamos su fe y nos
sometemos a ellos. Pero si su conducta no es de Dios, cómo vamos a avalar sujeción.
He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros; y no os seré
gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no deben
atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos. (2Co 12:14)
Este es un punto importante a considerar en la conducta de un pastor: ¿busca a las
ovejas o busca lo material que tienen las ovejas?
No hace mucho una señora me contó que fue a un concierto “cristiano” y pagó un
lugar VIP. Pues estando ahí adelante, “las hermanas” solteras le gritaban al cantante
“Papacito, te amo, las quiero contigo”.
El cantante las miraba y se reía… ¿por qué él no detuvo esta conducta? La señora se
tuvo que salir pues no resistió más lo que veía y escuchaba. ¿Qué sigue? es la
pregunta en estos casos. ¿Será que falta poco para que se quiten sus prendas íntimas
y se las tiran al hermano?
Juzguemos por favor este tipo de situaciones y hagamos algo al respecto.
Frutos: No podemos hacer de los milagros y los grandes eventos nuestra medida
para juzgar. Hasta Judas hizo milagros. El anticristo hará que una estatua hable. Los
brujos de San Martín hacen milagros y dicen “en el nombre de Jesús”. Ahora, ya
tenemos “la virgen del colchón”: acá cerca en Sayula, Jalisco tienen un pesebre y
cuando le iban a cambiar las sábanas dicen que quedó la “imagen del niño en el
colchón”, pues ahora le están ofreciendo flores al colchón.
Ya tendremos el santo del zapato, la virgen de la lámpara y la virgen de la llanta del
camión. Con lo milagroso la gente juzga mal, creyendo que es Dios quien los está
apoyando.
¿A qué fruto se refería Jesús? El usó la palabra griega carpos, refiriéndose a frutos de
la nueva naturaleza.
¿Cómo vivía Jesús? Esto nos da una medida correcta, después de todo, él es nuestro
modelo.
En Gálatas también se usa la palabra carpos: amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fe,
templanza, dominio propio. Estos son evidencias de que estamos llenos del Espíritu.
No se trata de milagros ni de estadios llenos.
Juan 15 también habla de frutos.
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. (2) Todo pámpano que en mí
no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve
más fruto. (3) Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. (4)
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto
por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no
permanecéis en mí. (5) Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados
de mí nada podéis hacer. (Juan 15:1-5)
Sin él nada podemos hacer: refiriéndose a dar frutos espirituales, no a hacer
grandes conciertos.
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. (1Jn 4:1)
¿No es acaso aquí probad: juzguen, disciernan, vean?.
Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y
tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os
apartéis de ellos. (Rom 16:17)
Aquí no solo se nos advierte a juzgar, sino también a apartarnos de los tales.
Por último: ¿Es bíblico dar nombres?:
Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la
impiedad. (17) Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales
son Himeneo y Fileto, (18) que se desviaron de la verdad, diciendo que la
resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos. (2Ti 2:16-18).
Aquí Pablo menciona nombres. El Espíritu Santo permitió esto y que nosotros hasta
hoy leamos estos textos.
Se imagina que usted sea testigo de un robo en un banco y que al interrogarle la
policía usted les diga: “en nombre del amor y paz, se dice el pecado pero no el
pecador, no quiero problemas, no hay que juzgar… mejor no vi los hechos”? Solo los
tibios y cobardes le tienen miedo a las represalias.
 David adulteró y asesinó: ¿entonces por qué se predica de este texto y
mencionamos su nombre?. Nadie enseña de esta historia diciendo: “había un rey
que mató y adulteró”.
 Moisés le pegó dos veces a la roca: se menciona con nombre y predicamos de
esto. No decimos “había un hombre que desobedeció a Dios y…”. No, sino que lo
mencionamos por nombre.
 Gal 2 – Pablo resistió a Pedro cara a cara. Dice que era de condenar: de
reprobar su hipocresía. ¿Cómo iba a obligar a los gentiles a judaizarse?. “Lo
reprendí cara a cara delante de todos” dice el texto.
No hace mucho, en el tiempo de oración del culto un hombre empezó a orar a gritos.
Pues yo públicamente le regañé, esa no es la forma de orar en mi congregación. Si no
es válido reprender públicamente: ¿por qué Pablo lo hizo?
Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar
entre ellos, no nos recibe. (10) Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras
que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con
estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo
prohíbe, y los expulsa de la iglesia. (3Jn 1:9-10)
Otro de los tantos nombres mencionados en el Nuevo Testamento.
Jud 1:11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por
lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.
En conclusión, sí se puede juzgar, debemos hacerlo bien (no viendo las
apariencias, sino el fruto) y hay peligro en no hacerlo.

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