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TESIS DOCTORAL

Departamento de Ciencias Médicas y Quirúrgicas


Facultad de Medicina
Universidad de Cantabria

Resonancia magnética en la valoración de las lesiones


del complejo del fibrocartílago triangular con
correlación artroscópica

Autor:
Luis Cerezal Pesquera

Director:
Dr. Luis Santiago Quindós Poncela

Santander 2016

1
2
TESIS DOCTORAL

D. Luis Santiago Quindós Poncela, Catedrático de Radiología y Medicina


Física de la Universidad de Cantabria

CERTIFICA

Que el presente trabajo titulado "Resonancia magnética en la valoración


de las lesiones del complejo del fibrocartílago triangular con
correlación artroscópica”, presentado por D. Luis Cerezal Pesquera para
optar al grado de Doctor en Medicina, ha sido realizado bajo su dirección.
Considera que dicho trabajo se encuentra terminado y reúne los requisitos
para su presentación como Memoria de Doctorado al objeto de poder optar
al Grado de Doctor por la Universidad de Cantabria.

Y para que conste y surta los efectos oportunos, se expide el presente


certificado en Santander, a 4 de Febrero de 2016.

Dr. Luis Santiago Quindós Poncela

3
4
A mi abuela, siempre presente.

A Don Bernardo. "Un maestro afecta a la eternidad, nunca sabe


dónde termina su influencia” (Henry Adams).

5
AGRADECIMIENTOS

En primer lugar quiero expresar mi agradecimiento a mi director de tesis, el Dr.


Luis Santiago Quindós Poncela, por su apoyo para llevar adelante este proyecto.

A la Dra. María Teresa Delgado Macías, por su paciencia, aliento y apoyo


incondicional.

Al Dr. Francisco del Piñal por sus enseñanzas constantes. A su genialidad y


trabajo se deben la mayor parte de los avances que se presentan en esta tesis.

A mi mujer Ana y a mis hijos, Joaquín, Alvaro y Luis, por darme la fuerza suficiente
para emprender y terminar este trabajo.

A todas las personas que tuvieron la generosidad de enseñarme y me hicieron


amar esta profesión.

6
INDICE

Abreviaturas 9
1. INTRODUCCIÓN Y PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 11
2. ESTADO ACTUAL 15
2.1. Anatomía de la vertiente cubital de la muñeca 15
2.1.1 Anatomía evolutiva filogenética 15
2.1.2 Articulaciones radiocubital distal y cúbitocarpiana 16
2.1.3 Complejo del fibrocartílago triangular 22
2.1.4 Cápsula articular y recesos sinoviales 32
2.1.5 Retináculo extensor infratendinoso 33
2.1.6 Músculo pronador cuadrado 34
2.1.7 Membrana interósea 34
2.2 Valoración clínica del dolor cubital de la muñeca 35
2.2.1 Examen clínico 35
2.2.1.1 Historia 35
2.2.1.2 Inspección 36
2.2.1.3 Rango de movimiento 36
2.2.1.4 Exploración vascular 37
2.2.1.5 Examen neurológico 37
2.2.1.6 Palpación 39
2.2.1.7 Maniobras forzadas 40
2.3 Valoración radiológica 44
2.3.1 Radiología convencional 44
2.3.2 Ecografía 45
2.2.3 Tomografía computerizada 45
2.2.4 Resonancia magnética 46
2.2.5 Artro-TC y Artro-RM 47
2.4 Patología de la vertiente cubital de la muñeca 53
2.4.1 Patología intraarticular 53
2.4.1.1 Lesiones del CFCT 53
2.4.1.1.1 Roturas traumáticas del CFCT 53
2.4.1.1.2 Lesiones del CFCT “no Palmer” 59
2.4.1.2 Síndromes de impacto 71
2.4.1.2.1 Síndrome de impacto cúbitocarpiano 71

7
2.4.1.2.2 Síndrome de impacto cubital 75
2.4.1.2.3 Síndrome de impacto estilopiramidal 76
2.4.1.2.4 Síndrome impacto ganchososemilunar 78
2.4.1.3 Lesiones ligamentarias 85
2.4.1.3.1 Inestabilidad lunopiramidal 85
2.4.1.3.2 Inestabilidad mediocarpiana 86
2.4.1.4 Lesiones óseas 87
2.4.1.4.1 Fracturas de estrés 87
2.4.1.4.2 Fracturas 87
2.4.1.4.3 Enfermedad Kienböck 89
2.4.1.4.4 Pseudo-Kienböck 90
2.4.1.4.5 Coalición lunopiramidal 91
2.4.1.4.6 Articulación piso-piramidal 92
2.4.2 Patología extraarticular 97
2.4.2.1 Lesiones tendinosas 97
2.4.2.1.1 Tendón extensor cubital del carpo 97
2.4.2.1.2 Tendón flexor cubital del carpo 98
2.4.2.2 Neuropatías 98
2.4.2.2.1 Neuropatía del nervio cubital 98
2.4.2.3 Lesiones vasculares 99
2.4.2.3.1 Síndrome del martillo hipotenar 99
2.5 Artroscopia de muñeca 103
3. OBJETIVOS 107
4. MATERIAL Y MÉTODO 109
4.1 Artroscopia 109
4.2 Estudio de resonancia magnética 111
4.2.1 Estudio de resonancia magnética convencional 111
4.2.2 Estudio artro-RM 112
4.3 Análisis estadístico 113
5. RESULTADOS 115
5.1 Artroscopia 115
5.2 Estudio de resonancia magnética 118
5.2.1 Estudio de resonancia magnética convencional 118
5.2.2 Estudio de resonancia magnética artrografía 130
6. DISCUSIÓN 141
7. CONCLUSIONES 157
8. BIBLIOGRAFÍA 159

8
ABREVIATURAS

ARCD Articulación radiocubital distal


CFCT Complejo del fibrocartílago triangular
DC Despegamiento carpiano
DP Densidad protónica
ECU Extensor cubital del carpo
FCC Tendón flexor cubital del carpo
FCT Fibrocartílago triangular
IC Intervalo de confianza
IMC Inestabilidad mediocarpiana
LRC Ligamentos radiocubitales
MH Menisco homólogo
MPR Reconstrucciones multiplanares
P Significación estadística
PA Posteroanterior
RCD Radiocubital distal
RM Resonancia magnética
SPC “scaphoid-pisiform-capitate”
T Tesla
TC Tomografía axial computerizada
TCMD TC multidetector
TILT “Impingement” piramidal con rotura ligamentosa
USPI Indice estiloideo
VISI Inestabilidad segmentaria intercalada volar

9
10
INTRODUCCIÓN

1 Y
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El dolor de la vertiente cubital es la patología más frecuente de la muñeca. El


diagnóstico diferencial del dolor cubital es amplio, incluyendo patologías como la
rotura del complejo del fibrocartílago triangular (CFCT), síndromes de choque o
impacto de la vertiente cubital de la muñeca, lesiones ligamentarias, patologías
óseas como fracturas o enfermedad de Kienböck, artropatía piso-piramidal,
lesiones tendinosas, fundamentalmente del extensor cubital del carpo (ECU),
neuropatía cubital y lesiones vasculares (Shin AY, 2005; Yamabe E, 2012;
Yoshioka H, 2012; Cerezal L, 2012). Además, con frecuencia coexisten varias
patologías como causa del cuadro clínico (Read J, 2013; Sachar K, 2008).
El diagnóstico clínico es difícil y con frecuencia se ve retrasado por la
sintomatología inespecífica y por el solapamiento entre las diferentes entidades
patológicas que pueden condicionar dolor en la vertiente cubital de la muñeca
(Shin AY, 2005).
El término CFCT incluye un conjunto de estructuras anatómicas especializadas
situadas en el compartimento cúbitocarpiano de la muñeca que resultan de gran
importancia en la estabilización de las articulaciones radiocubital distal y
radiocarpiana y en la distribución de la carga durante los movimientos de rotación
de la muñeca y antebrazo (Palmer AK, 1981). La lesión del CFCT es la principal
causa de dolor de la vertiente cubital de la muñeca.
Palmer en 1989 describe un sistema de clasificación de las lesiones del CFCT con
implicaciones en el manejo terapéutico, ampliamente conocido y utilizado tanto en
la práctica clínica como en la literatura médica (Palmer AK, 1989). Esta
clasificación ha contribuido al mejor conocimiento de la anatomía y lesiones del

11
CFCT, facilitando una adecuada comunicación entre las diferentes especialidades
que tratan el dolor de muñeca. Palmer diferencia dos clases principales de
lesiones, tipo 1 de origen traumático y tipo 2 de causa degenerativa. A su vez,
estas lesiones se subdividen por su localización en el caso de las traumáticas y en
grados de lesión progresiva en el caso de las degenerativas (Palmer AK, 1989).
El estudio con resonancia magnética (RM) de la muñeca y en particular del CFCT
representa un importante reto diagnóstico debido a la compleja anatomía,
compuesta por múltiples estructuras de pequeño tamaño. En este aspecto, los
avances recientes en RM como equipos de alto campo magnético (3-7Teslas),
antenas específicas multicanal y nuevas secuencias (secuencias 3D, secuencias
moleculares,..) han mejorado notablemente la eficacia diagnóstica de esta técnica
en las lesiones del CFCT (Totterman SM, 1996; Friedrich K, 2009; Jung JY, 2013;
Lee YH, 2013; Yamabe E, 2013). Sin embargo, persisten algunas limitaciones
como la valoración de las lesiones de la inserción cubital del fibrocartílago (FCT),
especialmente de las lesiones foveales.
Las técnicas de imagen artrográficas como artro-TC y artro-RM permiten la
distensión de los diferentes compartimentos de la muñeca y mejoran
significativamente la precisión diagnóstica de las lesiones del CFCT (Braun H,
2003; Cerezal L, 2012a;Cody ME, 2015).
La artroscopia de muñeca es la técnica de referencia en el diagnóstico y
tratamiento de las lesiones del CFCT (Atzei A, 2009; del Piñal F, 2011; Andersson
ML, 2015). Nuevos avances artroscópicos han cambiado la descripción
anatómica del CFCT, estableciendo una división funcional en CFCT proximal
(función estabilizadora radiocubital distal principalmente) y distal (función principal
de soporte de carga) (Nakamura T, 1996; Nakamura T, 2000b; Nakamura T,
2001), y han permitido una mejor caracterización de las lesiones del CFCT con
subclasificación de las lesiones Palmer 1B y 1D y la descripción de nuevas
lesiones no incluidas en la clasificación Palmer (lesiones “no Palmer”), como las
lesiones capsulares o roturas complejas del CFCT (Atzei A, 2009; Atzei A, 2010;
Nakamura T, 2010; Trumble T, 2010; Abe Y, 2012; del Piñal F, 2012a; del Piñal F,
2012b; Atzei A, 2015).

12
En revisiones sistemáticas de la literatura publicadas recientemente sobre la
precisión diagnóstica de la RM con correlación artroscópica utilizando el sistema
QUADAS y QUADAS-2, se concluye que la mayor parte de los estudios presentan
importantes deficiencias metodológicas y tienen un riesgo alto de sesgo (Wang
ZX, 2015; Smith TO, 2012; Andersson JK, 2015) Las principales limitaciones
metodológicas que señalan son: escaso número de pacientes en la mayoría de
estudios, datos insuficientes para reproducir el análisis, lectura de estudios RM no
cegada de los hallazgos artroscópicos. Por otra parte, destacan la escasez de
estudios que analicen específicamente la fiabilidad de la RM en la localización de
las lesiones del CFCT.
Ninguno de los estudios publicados analiza la utilidad de la RM según diferentes
tipos y subtipos de lesión de la clasificación de Palmer (Wang ZX, 2015).
Tampoco existe ningún estudio que analice la fiabilidad de la RM en las lesiones
no incluidas en esta clasificación (lesiones no Palmer).
Dadas todas estas limitaciones, nos planteamos realizar un estudio retrospectivo
en pacientes examinados con RM de muñeca con protocolo de alta resolución,
cumpliendo los criterios de calidad descritos por Ringler (Ringler MD, 2013b).
Todos los casos se correlacionan con los resultados de la artroscopia, realizada
por el mismo cirujano de reconocido prestigio internacional en patología del
CFCT. Los hallazgos de artroscopia y de RM se analizan utilizando una
modificación de la clasificación de Palmer que incluye las lesiones no Palmer.
Con los mismos criterios se analizan los resultados de los estudios de artro-RM
que se realizaron en pacientes previamente estudiados con RM convencional y
con dudas diagnósticas. Se valora si la artro-RM permite realmente mejorar el
diagnóstico de las lesiones del CFCT con respecto a la RM convencional,
especialmente en las lesiones de la inserción cubital (clase 1B), lesiones clase 2D
y en las lesiones no Palmer.

13
14
2 ESTADO ACTUAL

3.1. ANATOMÍA DE LA VERTIENTE CUBITAL DE LA MUÑECA


3.1.1. Anatomía evolutiva filogenética

La articulación radio-cúbito-carpiana sufre una considerable transformación en los


estadios finales de la evolución filogenética (Lewis OJ, 1970; Moritomo H, 2012).
En prosimios (como los lémures) existe una apófisis estiloides bien desarrollada
que se articula directamente con el carpo, actuando como un maléolo medial de
una articulación en bisagra. En los hominoides, la apófisis estiloides está poco
desarrollada y separada del carpo por una gruesa estructura fibrocartilaginosa.
Los chimpancés muestran una muñeca similar a los seres humanos con
articulación radiocubital distal (ARCD) limitada distalmente por el fibrocartílago
triangular (FCT) y con presencia de receso preestiloideo (Lewis OJ, 1970). Estas
modificaciones evolutivas parecen estar condicionadas por la necesidad de los
primates de aumentar el grado de pronosupinación para el desplazamiento por
los árboles o braquiación (Lewis OJ, 1970; Moritomo H, 2012).

La muñeca de los seres humanos se caracteriza por una mayor involución y


pérdida del cartílago articular en la apófisis estiloides cubital (Lewis OJ, 1970;
Moritomo H, 2012). Además, el cúbito distal ha evolucionado para permitir una
mayor pronosupinación. A diferencia del mono, en la que los ligamentos
cúbitosemilunar y cúbitopiramidal se originan de la cara anterior del cúbito, los
ligamentos cúbitocarpianos en la muñeca humana se originan directamente de la
periferia del FCT. Esta modificación filogenética fue necesaria para aumentar el

15
grado de pronosupinación sin perjudicar la estabilidad de la articulación
cúbitocarpiana (Garcia-Elias M,1998).

Una probable consecuencia de esta rápida evolución filogenética es la presencia


frecuente de variantes anatómicas, incluyendo osículos supernumerarios,
variantes en la inserción de los ligamentos y presencia de apófisis estiloides largas
(Figura 1). Estos hallazgos no siempre deben ser interpretados como patológicos
y deben tenerse en cuanta tanto en el diagnóstico como en el tratamiento de
estos pacientes (Garcia-Elias M,1998).

Los datos apoyan el concepto de que la evolución continúa y que todos somos
diferentes en términos de configuración de las articulaciones cúbitocarpiana y
radiocubital distal.

3.1.2. Articulaciones radiocubital distal y cúbitocarpiana

La vertiente cubital de la muñeca incluye las articulaciones radiocubital distal y


cúbitocarpiana, las cuales se encuentran integradas funcional y anatómicamente
(Garcia-Elias M, 1998).
La ARCD es una articulación diartrodial trocoide que une la cabeza del cúbito con
la escotadura sigmoidea del radio y sirve de pivote para la pronosupinación
(Garcia-Elias M,1998;Cardoso R,2010). La región distal de la cabeza del cúbito
tiene tres partes: 1, lateral, de morfología semicircular, cubierta con cartílago que
se articula con la escotadura sigmoidea; 2, central, depresión rugosa (fóvea
basiestiloidea) para la inserción del FCT; y 3, una prominencia ósea medial o
apófisis estiloides cubital con longitud variable y que sirve de inserción a
estructuras de partes blandas. El margen dorsal no articular de la cabeza del
cúbito tiene una escotadura para el tendón extensor cubital del carpo (ECU) o
sexto compartimento extensor (Garcia-Elias M, 1998; Hagert E,2010; Wijffels M,
2012).
El margen articular cubital del radio distal, denominado también escotadura
sigmoidea (incisura ulnaris radii), es una faceta triangular con tres márgenes:

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dorsal, volar y distal. La cabeza del cúbito tiene recubrimiento condral en una
media de 111º (90-135º) de su superficie lateral, mientras que la escotadura
sigmoidea únicamente en un sector promedio de 71º (47-80º). Por otra parte, el
radio de curvatura de ambas superficies es distinto. El radio del cúbito distal es
alrededor de un tercio más corto que la concavidad de la escotadura sigmoidea
(Garcia-Elias M,1998). Los márgenes volar y dorsal de la escotadura sigmoidea
radial contribuyen de forma significativa a la estabilidad ARCD. El margen óseo
dorsal forma típicamente un ángulo agudo mientras que el volar es más
redondeado, aunque está aumentado por un pequeño reborde fibrocartilaginoso
(Hagert E,2010). La importancia de estos márgenes en la estabilidad articular se
ha demostrado en estudios clínicos y biomecánicos en los que se ha observado
una reducción significativa de la estabilidad articular cuando existen deficiencias
postraumáticas de los mismos (Garcia-Elias M,1998;Garcia-Elias,2010;Murray
PM,2012).
La morfología de la ARCD presenta una considerable variabilidad tanto en el plano
transverso como coronal. Es importante conocer estas variantes anatómicas para
poder evaluar adecuadamente las lesiones de la ARCD, especialmente de cara al
planteamiento terapéutico (Tolat AR, 1996; Nakamura T, 2012a).
Tolat diferencia tres tipos de ARCD según la orientación de las superficies
articulares (Tolat AR,1996) (Figura 2). En el tipo 1 las superficies articulares de
cúbito y radio son paralelas al eje largo del antebrazo (55% de los casos). En el
tipo 2 la articulación tiene una orientación oblicua con la superficie del radio
orientada proximalmente (33%) y en el tipo 3 la articulación tiene una orientación
oblicua inversa con la superficie del radio orientada distalmente (12%). La
inclinación no parece tener repercusión sobre la función articular normal, pero si
tiene una gran relevancia cuando existen cambios en la longitud relativa de cúbito
y radio que alteran significativamente la distribución de la carga articular.
Basados en estudios anatómicos en cadáver (Tolat AR,1996) se han descrito
cuatro tipos de morfología de la escotadura sigmoidea radial en el plano axial
(Figura 3). Tipo 1: plana (42%); tipo 2: oblicua descendente o en “pista de esquí”
(14%); tipo 3: morfología en “C” (30%); tipo 4: morfología en “S” (14%). La
morfología en el plano axial de la ARCD tiene implicaciones en el riesgo de

17
inestabilidad traumática y puede condicionar las opciones terapéuticas. Los dos
primeros tipos son potencialmente los más inestables en pronación (Garcia-Elias
M, 1998).
Los márgenes volar y dorsal de la escotadura sigmoidea sirven de inserción para
la cápsula articular radiocubital. La región central del margen distal cubierta por
cartílago se continúa con el disco articular o FCT propio. La vertiente volar y
dorsal de este margen distal están cubiertos por fibrocartílago calcificado,
sirviendo de inserción a los ligamentos radiocubitales (Nakamura T,2001;
Nakamura 2012a; Nakamura T, 2012b).
El término varianza cubital se refiere a la longitud relativa de cúbito y radio en una
radiografía posteroanterior (PA) de muñeca estandarizada (Figura 4). Varianza
neutra indica longitud igual de cúbito y radio, varianza positiva cuando el cúbito es
de mayor longitud y negativa cuando es más corto que el radio (Cerezal L, 2002).
Schuind y cols en un estudio de radiología convencional observaron que la
varianza cubital media era de -0.9 mm, con un rango desde -4.2 hasta 2.3 mm,
sin diferencias entre sexos (Schuind FA,1992).
La varianza cubital se modifica con los movimientos de rotación del antebrazo
(Figura 5). La pronación induce un aumento relativo del cúbito, mientras que la
supinación produce acortamiento relativo (Garcia-Elias M, 1998; Cerezal L, 2002).
Debido a este movimiento de pistón, la tensión en los ligamentos radiocubitales
volar y dorsal aumenta en ambos extremos de la rotación, aumentando la
coaptación radiocubital y compensando la reducción del contacto articular en
estas dos posiciones extremas (Nishiwaki M,2008).
La pronosupinación requiere una adecuada función de las articulaciones
radiocubitales proximal y distal, una geometría normal de las diáfisis de cúbito y
radio e integridad de diversas estructuras de partes blandas implicadas en estos
movimientos (Garcia-Elias M, 1998; Kleinman WB, 2007). La ARCD una
articulación incongruente en la que los tejidos blandos juegan un papel
fundamental en la estabilización articular. Esta incongruencia es más evidente en
la posición neutra y pronación, mientras que en supinación, la ARCD se vuelve
más estable por el efecto estabilizador del ECU y músculo pronador cuadrado
(Hagert E, 2010).

18
La pronosupinación no consiste únicamente en una rotación del radio sobre el
cúbito, se acompaña de un grado variable de translación dorso-palmar. En
supinación, el radio rota y se traslada dorsalmente sobre un cúbito estable,
mientras que en pronación rota y se traslada volarmente (Kleinman WB, 2007;
Nakamura T, 2012a). El arco normal de pronosupinación varía entre 150-180º. El
contacto de las superficies articulares es máximo cuando el antebrazo se
encuentra en posición neutra, alcanzando hasta el 60% de la superficie articular
de la cavidad sigmoidea radial. Sin embargo, en los movimientos extremos de
pronosupinación el contacto se limita a los márgenes de la escotadura, en una
superficie inferior al 10% (Garcia-Elias M, 1998; Hagert E, 2010).
Dado que la arquitectura ósea proporciona una escasa estabilidad a la
articulación RCD, diversas estructuras de partes blandas contribuyen a la
estabilidad de la ARCD incluyendo: CFCT (disco articular y ligamentos
radiocubitales distales), retináculo extensor infratendinoso, ECU, cápsula de
ARCD, músculo pronador cuadrado y membrana interósea radiocubital (Kleinman
WB, 2007; Amrami KA, 2010; Nakamura T, 2012a). La contribución relativa de
estas estructuras a la estabilidad articular es controvertida pero parece claro que
debe existir disfunción de varias de estas estructuras para que exista una
inestabilidad articular significativa.
Las superficies articulares proximales de semilunar y piramidal son biconvexas.
Con la muñeca en rotación neutra, el disco articular está en contacto con el
pequeño polo proximal del piramidal de morfología triangular, así como con el
tercio medial de la superficie proximal del semilunar. Obviamente, la transferencia
de cargas a través de esta articulación varía notablemente con el grado de
desviación de la muñeca: la carga cúbitosemilunar aumenta con la desviación
radial, mientras que en desviación cubital, la mayor parte de la carga se transfiere
al piramidal (Garcia-Elias M, 1998; Hagert E, 2010).

19
Figura 1. Variantes anatómicas de la vertiente cubital de la muñeca. (a) Radiografía PA de muñeca que
muestra una apófisis estiloides cubital elongada (flecha) en un paciente con síndrome de impacto estilo-
piramidal. (b) Radiografía PA de muñeca en la que se observa la presencia de dos osículos accesorios, os
lúnula (flecha) y os triangulare (cabeza de flecha).

Figura 2. Variantes morfológicas de articulación radio-cubital distal en el plano coronal descritas por Tolat.
Tipo 1, con superficies articulares orientadas en el plano longitudinal (55%). Tipo 2, con orientación oblicua
desde superomedial a inferolateral (33%). Tipo 3, orientación oblicua inversa (12%).

Figura 3. Variantes
morfológicas en el plano
axial de la cavidad
sigmoidea radial según
Tolat. (a) Morfología
plana. (b) Morfología
con pendiente
progresiva. (c)
Morfología cóncava. (d)
Morfología en “S”.

20
Figura 4. Varianza cubital. (a) Esquema que ilustra la varianza cubital positiva, neutra y negativa. (b)
Método de medida de varianza cubital (proyección PA neutra estandarizada). Se traza una línea
horizontal desde el margen medial del radio distal y se mide la distancia en milímetros al margen distal
de cabeza cúbito.

Figura 5. Varianza cubital. Efecto de la prensión forzada sobre la varianza cubital. (a) Radiografía PA de
muñeca neutra que muestra una varianza cubital ligeramente positiva. (b) Radiografía PA en pronación
con prensión forzada que muestra un aumento significativo de la varianza cubital e impacto cúbito-
carpiano secundario.

21
3.1.3. Complejo del fibrocartílago triangular

El CFCT está formado por varias estructuras: el fibrocartílago triangular (también


denominado disco articular o fibrocartílago triangular propio), menisco homólogo
(MH), ligamentos radiocubitales, ligamentos cúbitocarpianos (cúbitosemilunar y
cúbitopiramidal), suelo de la vaina del extensor cubital del carpo (ECU) y cápsula
articular cubital (Palmer AK, 1989; Nakamura T, 2000a; Nakamura T, 2001)
(Figura 6).
El CFCT es una estructura tridimensional que se puede dividir funcionalmente en
dos porciones principales: proximal y distal (Nakamura T, 1996). La porción
proximal del CFCT se origina en la fosa sigmoidea del radio, cursa en dirección a
la cabeza cubital y se inserta en la fóvea y en la base de la apófisis estiloides
cubital. Tiene dos componentes: los ligamentos radiocubitales y el fibrocartílago
triangular. La porción distal del CFCT también tiene dos componentes: los
ligamentos cúbitocarpianos y el complejo del ligamento colateral cubital o
ligamento colateral cubital funcional formado por el menisco homólogo, cápsula
articular cubital y suelo de la vaina del ECU (Nakamura T, 1996; Nakamura T,
2000a; Nakamura T, 2001). Las roturas de la porción proximal se asocian con
inestabilidad, mientras que las lesiones de la parte distal pueden producir
subluxación del carpo cubital pero la estabilidad de ARCD no se ve afectada
(Haugstvedt JR,2006; Tanaka T, 2008; Amrami KA,2010; Watanabe A, 2010).

1. Porción proximal del CFCT


a. Fibrocartílago triangular
El disco articular o FCT propio tiene la función de distribuir las fuerzas de
compresión en la articulación cúbitocarpiana (Nakamura T, 1996). EL FCT
presenta una morfología triangular, con la base en el lado radial y el vértice en el
lado cubital (Figura 7).

b. Ligamentos radiocubitales distales


Los ligamentos radiocubitales son bandas transversales, que desde un punto de
convergencia en la fóvea y apófisis estiloides del cúbito se bifurcan en ligamento

22
dorsal y volar, que cubren el FCT hasta insertarse en los márgenes dorsal y volar
de la escotadura sigmoidea (Nakamura T, 2001). En estudios histológicos se ha
demostrado que la unión de los ligamentos radiocubitales a la fóvea cubital y a los
márgenes de la escotadura sigmoidea es una unión firme a través de fibras de
Sharpey, mientras que la transición desde el fibrocartílago del FCT propio al
cartílago hialino de la escotadura sigmoidea es más débil, de modo que esta
porción central es más propensa a romperse (Nakamura T, 1996; Nakamura T,
2000a; Nakamura T, 2000b; Nakamura T, 2001) (Figura 8). Por lo tanto, las
roturas de la inserción radial del FCT sólo se asocian con inestabilidad ARCD
cuando hay lesión periférica con rotura de uno o ambos ligamentos
radiocubitales. En la inserción cubital, el vértice del FCT está cubierto por fibras de
los ligamentos radiocubital volar y dorsal que se interdigitan para formar un
ligamento conjunto, en el que se diferencian dos láminas de aspecto estriado, la
lámina proximal que se inserta en la fóvea del cúbito (inserción foveal) y la lámina
distal que se inserta en una extensión variable, desde la base al vértice, de la
apófisis estiloides cubital (inserción estiloidea) (Nakamura T, 2001; Haugstvedt JR,
2006) (Figura 9). El espacio entre la lámina proximal y distal en la zona cubital está
ocupado por un tejido laxo hipervascular que se conoce como ligamentum
subcruentum. Término confuso ya que no es, ni histológica ni funcionalmente, un
ligamento (Garcia-Elias, 1998). La hiperseñal relativa del ligamentum subcruentum
con respecto al resto de estructuras de la inserción cubital del CFCT no debe ser
confundida con rotura en los estudios RM (Burns JE, 2011).
La inserción foveal tiene mayor efecto sobre la estabilidad ya que representa el
punto de convergencia de la inserción de los ligamentos cúbitocarpianos y
radiocubitales. La inserción estiloidea, por el contrario, tendría escasa importancia
biomecánica (Haugstveddt JR, 2006; Rüegger C, 2007; Omlor G, 2009; Atzei A,
2010; Badia A, 2010; De Filippo M, 2010; Moritomo H, 2010; Nakamura T, 2010
Protopsaltis TS, 2010; Atzei A, 2011; Slutski DJ, 2011; Trumble T, 2011).
El papel de los ligamentos radiocubitales distales en la estabilización del cúbito
distal en la pronosupinación se ha investigado con resultados aparentemente
contradictorios. Para Ekenstam y Hagert el ligamento radio-cubital dorsal es el
principal estabilizador en supinación, limitando la traslación volar del cubito, el

23
ligamento radiocubital volar limitaría la traslación dorsal del cúbito en pronación (af
Ekenstam F, 1985). Sin embargo, para otros autores como Schuind y cols, estos
ligamentos tendrían funciones diametralmente distintas. El ligamento radiocubital
dorsal se tensaría en pronación, mientras el radiocubital volar se tensaría en
supinación (Schuind FA, 1992).

2. Porción distal del CFCT

a. Ligamentos cúbitocarpianos
Los ligamentos cúbitocarpianos se dividen en cúbitogrande, cúbitopirapidal y
cúbitosemilunar, sin embargo macroscópicamente estos tres ligamentos a
menudo son indistinguibles entre sí (Moritomo H, 2008; Moritomo H, 2012).
El ligamento cúbitopiramidal se origina principalmente del ligamento radiocubital
volar y algunas fibras se originan en la vertiente radial volar de la apófisis estiloides
cubital. Se inserta distalmente en las superficies proximal y cubital del piramidal
(Moritomo H, 2012) (Figura 10).
El ligamento cúbitosemilunar se origina proximalmente en el ligamento radiocubital
volar y distalmente se inserta en el córtex volar del semilunar junto con el
ligamento radiosemilunar corto (Moritomo H, 2012).
El ligamento cúbitogrande es el más superficial de los tres ligamentos
cúbitocarpianos. Se inserta en la porción volar de la fóvea cubital. En la fóvea, el
ligamento cúbitogrande se fusiona con las fibras profundas del ligamento
radiocubital volar. A partir de la fóvea, el ligamento cúbitogrande se dirige
superficialmente a los otros ligamentos cúbitocarpianos y se inserta distalmente
en la vertiente cubital y volar del hueso grande (Moritomo H, 2012).
Los ligamentos cúbitocarpianos estabilizan tanto la articulación cúbitocarpiana
como ARCD (Kleinman WB, 2007). Con la translación dorsal del cúbito en
pronación, el complejo cúbitocarpiano se tensa resistiendo la tendencia de la
unidad radiocarpiana a dislocarse volarmente con relación al cúbito. En
supinación máxima, dado que el origen proximal se localiza excéntricamente con
respecto al eje de supinación, el complejo cúbitocarpiano se tensa promoviendo

24
una mayor coaptación de la cabeza del cúbito contra el margen anterior de la
escotadura sigmoidea (Moritomo H, 2012).
Hagert introduce el concepto del punto fijo (Hagert E,2010). La fóvea cubital
constituye el punto fijo de la articulación de la muñeca. Con el cúbito fijo, el radio
se puede mover en el plano transversal (pronación-supinación), y el carpo en el
plano sagital (extensión-flexión).
Por otra parte, los ligamentos cúbitocarpianos actúan conjuntamente facilitando
un movimiento de desviación radial-cubital continuo. El ligamento cúbitopiramidal
se tensa con la desviación radial y el cúbitosemilunar se tensa en desviación
cubital (Moritomo H, 2012).
La longitud de los ligamentos cúbitocarpianos es máxima durante la extensión
radial de la muñeca, que es una combinación de extensión máxima de la muñeca
y desviación radial (Moritomo H, 2012). El mecanismo principal de lesión de la
inserción foveal del CFCT sería una tracción excesiva de los ligamentos
cúbitocarpianos, especialmente el ligamento cúbitogrande, por hiperextensión
radial de la muñeca o hiperextensión con supinación del antebrazo. Para
Moritomo una caída sobre la mano extendida será el mecanismo principal
responsable de la avulsión traumática foveal del CFCT (Moritomo H, 2008).

b. Menisco homólogo (MH)


El MH es una estructura de tejido blando de la porción distal del CFCT, situada
entre la porción distal de los ligamentos radiocubitales, el piramidal, vaina del ECU
y cápsula cubital (Buck FM, 2009). Cuando se observa desde distal a proximal, el
MH tiene una configuración en forma de C que cubre las fibras periféricas del
disco articular y, en la mayoría de los casos, engloba la punta de la apófisis
estiloides cubital (Garcia-Elias M, 1998). Su superficie distal es cóncava y se
adapta perfectamente al margen proximal del piramidal. Basándose en esta
configuración Nakamura plantea que puede actuar como una hamaca que
suspende la vertiente cubital del carpo (Nakamura T, 1996).
El MH se divide en varios componentes: estiloideo, radiocubital, colateral e
inserción distal. La parte principal del MH es el componente estiloideo (Figuras 11
y 12). Los otros tres componentes son extensiones del componente principal y

25
servirían como suspensión del MH a las estructuras circundantes (Buck FM,
2009).
El componente radiocubital del MH se origina en el borde dorsal de la escotadura
sigmoidea del radio, conjuntamente con el ligamento radiocubital dorsal. Las
fibras del componente radiocubital cursan con una orientación cubital, dorsal, y
distal al ligamento radiocubital dorsal hasta el vértice de la apófisis estiloides
cubital. El componente radiocubital se une con el componente estiloideo,
Histológicamente, el componente radiocubital del MH consiste en fibras de
colágeno densas, indistinguibles del ligamento radiocubital dorsal. La visualización
de este componente es difícil en las imágenes de RM. Los cortes sagitales son los
de mayor utilidad, aunque generalmente se precisa artro-RM o presencia de
derrame articular para visualizar este componente del MH (Buck FM, 2009).
El componente estiloideo forma el cuerpo principal del MH, se encuentra distal al
FCT, entre el vértice de la apófisis estiloides cubital y vertiente cubital del piramidal
(Buck FM, 2009). En el plano coronal, este componente muestra una forma típica
triangular, con la base del triángulo situado a lo largo la vaina del ECU. El análisis
histológico muestra dos partes distintas: la base del triángulo se compone de
tejido conectivo altamente vascular con fibras de colágeno orientadas de forma
irregular; la vertiente radial está compuesta por fibras de colágeno densamente
agrupadas y orientadas uniformemente en dirección proximal-distal, alrededor del
piramidal. El componente estiloideo se une ampliamente al FCT y vaina del ECU.
Existen fibras de colágeno continuas entre la vaina del ECU y MH, sin separación
entre ambas estructuras. El componente estiloideo se une además al vértice de
la apófisis estiloides cubital. Esta unión presenta una composición histológica
heterogénea que se traduce en una intensidad de señal alta en la base del
triángulo adyacente al tendón ECU en las imágenes coronales de RM (Buck FM,
2009).
El componente colateral del MH consiste en la corta extensión distal del
componente estiloideo a lo largo de la vaina del ECU. En el lado cubital, se
fusiona completamente con la vaina del ECU, dorsal y ventralmente se fusiona
con un tenue engrosamiento de la cápsula cubital o ligamento colateral cubital. La

26
evaluación histológica no muestra ningún límite entre el componente colateral del
MH, vaina del ECU y cápsula articular (Buck FM, 2009).
El componente distal del MH es continuación del extremo caudal del componente
colateral. Se identifican cuatro sitios de inserción distintos: cara cubital del
piramidal, cara cubital del hueso ganchoso, base del quinto metacarpiano, y
ligamento capsular dorsal de la articulación pisopiramidal. La vertiente cubital del
piramidal representa el principal sitio de inserción (Buck FM, 2009).
Nishikawa y Toh estudiaron la inserción distal del MH en cadáveres (Nishikawa
S,2002). En el noventa por ciento de los especímenes el MH se insertaba en la
vertiente medial cubital del piramidal y en un 10% mostraba una unión amplia en
la superficie articular del piramidal, incluyendo el ligamento lunopiramidal,
ocultando parcial o completamente la superficie articular del piramidal (Figura 13).
En la valoración del MH se deben analizar todos los planos, siendo las imágenes
coronales las de mayor utilidad. Buck y cols. proponen la realización de una
secuencia coronal con la muñeca en desviación radial máxima para una mejor
valoración del componente estiloideo del MH, receso preestiloideo y relación del
MH con vaina del ECU y ligamento colateral cubital (Buck FM, 2009).
En el examen histológico (Nakamura T,2001), el MH se compone de grasa, tejido
conectivo denso irregular altamente vascular y fibras de colágeno densamente
agrupadas. Esta composición condiciona una señal heterogénea en las imágenes
de RM. La elasticidad del MH es mayor que la de un ligamento, permitiendo
elongación sustancial, especialmente en la desviación radial, sin rotura.

c. Ligamento colateral cubital


Aunque en muchos artículos y textos se describe la existencia de un ligamento
colateral cubital, descrito como un tenue engrosamiento de la cápsula cubital,
realmente no existe un ligamento colateral en sentido estricto. Nakamura
introduce el concepto de complejo del ligamento colateral cubital o ligamento
colateral cubital funcional, formado por el MH, el ligamento colateral cubital y la
vaina del ECU (Nakamura T, 1996; Nakamura T, 2012a).

27
3. Vascularización del CFCT
El CFCT se vasculariza a través de tres ramas arteriales principales: la arteria
cubital, y ramas palmar y dorsal de la arteria interósea anterior (Figura 14). Al igual
que en el menisco de la rodilla, estos vasos vascularizan únicamente la periferia
(10%-40%) del CFCT, siendo la región central avascular (Cody ME, 2015;
Kirchberger MC, 2015). Además, no hay vasos que atraviesen la inserción radial
para vascularizar el CFCT. Este patrón de vascularización explica que las roturas
periféricas del CFCT puedan reparase, mientras que la porción central avascular
no puede ni curar espontáneamente ni ser reparada. El tratamiento de las lesiones
del CFCT se encuentra parcialmente condicionado por esta anatomía vascular
(Cerezal L, 2005; Zlatkin MB, 2006).

28
Figura 6. Anatomía normal del
c o m p l e j o d e l fi b ro c a r t í l a g o
triangular. Esquemas postero-
anterior (a) y axial con visión
cráneo-caudal (b). El complejo del
fibrocartílago triangular está
compuesto de fibrocartílago
central o propio (FCT), ligamentos
radiocubitales volar (LRCV) y
dorsal (LRCD), ligamentos
cúbitosemilunar (LCS) y
cúbitopiramidal (LCP), menisco
homólogo (MH) y vaina del
extensor cubital del carpo (ECU).

Figura 7. Anatomía normal del complejo del fibrocartílago triangular. Imagen


cadavérica que muestra la anatomía de cavidad sigmoidea radial (CS) y
fibrocartílago triangular. Se observa la inserción en escotadura sigmoidea del
fibrocartílago propio (FCT) y ligamentos radiocubitales (flechas) y su extensión
hasta inserción en fóvea y apófisis estiloides cubital.

Figura 8. Anatomía de la
inserción radial del fibrocartílago
triangular. Corte coronal RM eco
de gradiente T2. Hiperseñal
normal del cartílago articular de la
cavidad sigmoidea radial (flecha).
La zona de transición entre FCT y
cartílago hialino de cavidad
sigmoidea es el punto débil de la
inserción radial del CFCT.

Figura 9. Anatomía de la
inserción cubital del
fibrocartílago triangular. (a)
Esquema anatómico y (b) corte
coronal de RM potenciado en
T1. La inserción foveal (F), con
mayor importancia
biomecánica, es el punto de
convergencia de los ligamentos
cúbitocarpianos y
radiocubitales. La inserción en
apófisis estiloides cubital (E) es
más laxa y sin papel
estabilizador significativo. Entre
las láminas proximal y distal de
la inserción cubital del
fibrocartílago triangular se
observa un área con señal
hiperintensa en RM que
corresponde al ligamento
subcruentum (*).

29
Figura 10. Anatomía de ligamentos
cúbitocarpianos. (a) Corte sagital de
artro-RM potenciado en T1 que
muestra la anatomía del ligamento
cúbitopiramidal con su origen en
ligamento radiocubital volar e
inserción distal en vertiente palmar
del piramidal (flecha). (b) Corte
coronal T1 con supresión grasa que
muestra el ligamento cúbitopiramidal
en todo su trayecto (flecha).

Figura 11. Anatomía del menisco homólogo. Esquema que ilustra


la porción estiloidea o cuerpo principal del menisco homólogo
(MH) con su inserción en la vertiente medial del piramidal. Se
observa igualmente la porción colateral del menisco homólogo y
sus inserciones distales en margen medial del ganchoso y base
del quinto metacarpiano.

Figura 12. Anatomía del menisco homólogo.


( a , b ) C o r t e s s u c e s i v o s d e a r t ro - R M
potenciados en T1 que muestran las porciones
estiloidea (e), colateral (c) e inserciones distales
focales en vertiente medial del piramidal (p),
ganchoso (g) y base del quinto metacarpiano
(m).

30
Figura 13. Anatomía del
menisco homólogo.
Esquemas que ilustran las
variantes anatómicas del
menisco homólogo
descritas por Nishikawa.
(a) Tipo piramidal
descubierto, con inserción
de la porción estiloidea
del menisco homólogo en
la vertiente medial del
piramidal. (b) Tipo
piramidal cubierto, con
i n s e rc i ó n a m p l í a d e l
menisco homólogo en
p o rc i ó n a r t i c u l a r d e l
piramidal y ligamento
lunopiramidal.

Figura 14. Vascularización del


complejo del fibrocartílago
triangular. (a) Esquema y (b)
preparación anatómica. El
complejo del fibrocartílago
triangular se vasculariza por
tres ramas arteriales
principales: arteria cubital
(AC), ramas palmar (P) y
dorsal (D) de la arteria
interósea anterior. Estas
arterias vascularizan la
periferia (10-40%) del
complejo del fibrocartílago
triangular, siendo la porción
central avascular.

Figura 15. Anatomía del fibrocartílago triangular.


Esquema sagital que ilustra la anatomía del
fi b ro c a r t í l a g o t r i a n g u l a r, m o s t r a n d o e l
fibrocartílago propio (FCT) en la región central,
ligamentos radio-cubitales (flechas), cápsulas
volar (ligamentos cúbitocarpianos, LCC) y dorsal
(menisco homólogo, MH).

31
3.1.4. Cápsula articular ARCD y cúbitocarpiana. Recesos sinoviales

La cápsula volar y dorsal de la ARCD es delgada y laxa, sin fibras densas de


colágeno. La cápsula dorsal está en íntima relación, con el retináculo extensor
infratendinoso. Distalmente al FCT las dos capas capsulares se hacen más
gruesas e incorporan al complejo ligamentario cúbitocarpiano volarmente y a las
fibras oblicuas del ligamento radiopiramidal en la región dorsal (Figura 15). La
cápsula medial se une fuertemente a la apófisis estiloides y base lateral del MH.
Como prolongación distal del retináculo infratendinoso, la cápsula dorsomedial
está formada por fibras de orientación transversa, excepto en el ángulo
dorsomedial dónde forma el suelo del ECU (Garcia-Elias M, 1998). En esta
localización, hay un engrosamiento capsular formado por una red irregular de
haces de colágeno, que implican un alto grado de elasticidad, permitiendo por lo
tanto una elongación próximo-distal significativa mientras mantiene una adecuada
estabilización.
La cápsula RCD para algunos autores proporcionaría estabilidad en pronación y
supinación máximas. Sin embargo, estas posiciones extremas de pronación-
supinación no se alcanzan habitualmente, siendo cuestionable su papel
estabilizador (Garcia-Elias M, 1998; Nakamura T, 2012b).
El MH no cubre la zona distal de la apófisis estiloides, creándose a este nivel un
receso de tamaño y forma variables donde se invagina la membrana sinovial,
llamado receso preestiloideo. Ishiii y cols. describieron tres variantes anatómicas
del MH, apertura estrecha (74%), apertura amplia (11%) y tipo cerrado (15%) (Ishiii
S, 1998).
El receso preestiloideo se valora mejor en estudios de artro-RM en el plano
coronal, siendo más visible en desviación radial (Buck FM, 2009).
Otro receso sinovial frecuente es el receso prepiramidal, localizado entre los
ligamentos cúbitosemilunar y cúbitopiramidal. Este receso comunica con la
articulación pisopiramidal en más del 30% de la población (Garcia-Elias M, 1998).

32
3.1.5. Retináculo extensor infratendinoso

El suelo de la vaina del ECU es una parte del retináculo extensor infratendinoso,
que se origina en la cara dorsal del piramidal y se inserta en la vertiente dorsal y
cubital de la apófisis estiloides (Garcia-Elias, 1998). Durante la pronosupinación, el
tendón del ECU se mantiene en estrecha relación con la cabeza del cúbito por un
túnel fibroso (sexto compartimento extensor), formado por fibras del denominado
retináculo extensor infratendinoso, extensión distal de la fascia antebraquial
profunda. Medialmente este retináculo tiene dos capas que se insertan en los
márgenes radial y cubital de la escotadura vertical, localizada inmediatamente
dorsal a la apófisis estiloides cubital. Lateralmente cruza transversamente el
margen dorsal de la cápsula radiocubital y se convierte en el suelo del quinto
compartimento extensor (extensor propio del quinto dedo), hasta insertarse en el
margen dorsal de la escotadura sigmoidea conjuntamente con el quinto septo
retinacular. Distalmente a la apófisis estiloides cubital, el retináculo extensor y el
retináculo extensor infratendinoso forman capas independientes. En la
pronosupinación la capa superficial sigue el movimiento radial mientras que el
retináculo infratendinoso permanece unido a la estiloides cubital (Garcia-Elias,
1998).
Para que se produzca una luxación del ECU completa, el retináculo infratendinoso
debe romperse y el ECU estar libre del túnel osteofibroso. En pronación completa
el retináculo infratendinoso se tensa, proporcionando resistencia pasiva a la
tendencia de la cabeza del cúbito a la dislocación dorsal. Esto combinado con la
acción de los ligamentos radiocubitales intactos aumenta la coaptación de la
cabeza del cúbito contra el margen dorsal de la cavidad sigmoidea (af Ekenstam
F, 1985). En supinación el retináculo se deforma y disminuye su tensión a medida
que la apófisis estiloides cubital se acerca al margen dorsal de la escotadura
sigmoidea del radio. En supinación máxima, el ECU situado dorsalmente puede
proporcionar estabilidad dinámica adicional a la RCD resistiendo cualquier
desplazamiento volar anormal de la cabeza del cúbito (Garcia-Elias M, 1998;
Hagert E, 2010).

33
3.1.6. Músculo pronador cuadrado

Es un estabilizador dinámico importante de la articulación RCD. Se origina de una


cresta volar del cúbito (cresta pronadora), inmediatamente proximal al margen
anterior de la cápsula radiocubital. Desde su origen proximal en el cúbito, este
músculo cuadrangular cursa oblicuamente hasta su amplia inserción distal en el
aspecto plano volar de la metáfisis del radio. En pronación, se relaja no
participando en la estabilización RCD. Por el contrario, en supinación este
músculo funciona como un importante estabilizador dinámico manteniendo la
cabeza del cúbito en la cavidad sigmoidea, aumentando la coaptación articular y
previniendo el desplazamiento lateral (Garcia-Elias M,1998; Hagert E, 2010).
El pronador cuadrado estabiliza la articulación RCD durante la pronación activa y
supinación pasiva. En pronación, la contracción del ECU desplaza el carpo cubital
dorsalmente y deprime la cabeza del cúbito en sentido volar (Garcia-Elias M).

3.1.7. Membrana interósea

La membrana interósea tiene un papel importante transmitiendo las fuerzas


axiales desde el radio al cúbito. Contiene una banda central de fibras colágenas
densas con un importante papel en la transmisión de carga cuando se reseca la
cabeza del cúbito (Garcia-Elias M, 1998) . Esta banda se origina desde una cresta
en la zona media de la diáfisis del radio y cursa oblicuamente hasta su inserción
distal en la vertiente radial del cubito distal. La mayor parte de las fibras se tensan
en supinación. Esto ocurre principalmente porque en supinación el origen radial
de la membrana se desplaza dorsalmente, mientras que la inserción distal
envuelve la metáfisis cubital subyacente. Por lo tanto, en esta posición la
membrana interósea comparte función con el pronador cuadrado previniendo la
traslación volar anormal del cúbito distal con respecto al radio (Garcia-Elias M,
1998).

34
3.2. VALORACIÓN CLÍNICA DEL DOLOR CUBITAL DE LA MUÑECA

3.2.1. Examen clínico

3.2.1.1. Historia
El examen clínico de un paciente con dolor cubital de la muñeca debe comenzar
con una historia completa (Vezeridis PS, 2009). Se debe señalar que mano es
dominante. Una historia clínica detallada que incluya antecedentes de lesión de la
muñeca afectada, o de otras partes del sistema musculoesquelético de la misma
extremidad o en otras regiones del cuerpo, puede proporcionar información
importante que ayude al clínico a alcanzar un diagnóstico preciso. Se debe tener
en cuenta la existencia de procedimientos quirúrgicos previos. La historia social
del paciente (profesión, aficiones) puede influir significativamente en la etiología,
tratamiento y pronóstico. Movimientos repetitivos que el paciente pueda realizar
en su trabajo o aficiones, pueden ser el origen de la patología o contribuir al
mantenimiento de los síntomas (Vezeridis PS, 2009; Garcia-Elias M, 2012).
El análisis de la enfermedad actual debe incluir historial traumático, curso
temporal (agudo o crónico), así como si el comienzo ha sido súbito o de
desarrollo gradual (Vezeridis PS, 2009). Un conocimiento detallado del
mecanismo de lesión aportará datos importantes para el diagnóstico. Por
ejemplo, las lesiones de ARCD y CFCT con frecuencia se producen por
mecanismo de hiperpronación y fuerzas con carga axial de la muñeca (Sachar K,
2008). El tipo e intensidad de dolor también pueden sugerir etiologías específicas.
Hay que señalar cualquier entumecimiento, parestesias, irradiación o factores que
exacerban o alivian el dolor. Se debe preguntar por la existencia de deformidad.
Por ejemplo, una deformidad de la muñeca que se resuelve espontáneamente
puede sugerir inestabilidad de ARCD (Sachar K,2008)). Los tratamientos
anteriores a los que haya sido sometido el paciente y la respuesta a los mismos,
incluyendo tratamientos de rehabilitación e infiltraciones, pueden proporcionar una
valiosa información diagnóstica.

35
3.2.1.2. Inspección
El examen físico de un paciente con dolor en la vertiente cubital de la muñeca
debe iniciarse con la inspección (Young D, 2010). Se debe valorar la simetría de la
muñeca en comparación con la de la extremidad contralateral y la simetría de los
dígitos del lado cubital en comparación con los dígitos radiales. La presencia de
eritema, cianosis, edema, cicatrices quirúrgicas o traumáticas previas deben ser
evaluados. La presencia de atrofia es sugestiva de neuropatía. La atrofia de la
eminencia hipotenar puede ser consecuencia de la compresión del nervio cubital
en el canal de Guyon o proximalmente y generalmente se acompaña de
alteraciones sensoriales en la distribución del nervio cubital (Coert JH, 2012).

3.2.1.3. Rango de movimiento


La determinación del rango de movimiento es el siguiente paso en el examen
físico. Se deben determinar tanto los rangos activos como pasivos del movimiento
y compararlos con el lado contralateral (Vezeridis PS, 2009; Garcia-Elias M,
2012). La flexión y extensión de la muñeca se valoran en primer lugar. Debe
esperarse una flexión de 80º y una extensión de 70º desde la posición neutra.
Posteriormente se valora, la pronación y supinación del antebrazo con el codo del
paciente en flexión de 90º. Los valores normales son 90º tanto de pronación
como de supinación (Gardner MJ,2006). Se debe examinar también el rango de
movimiento de los dedos. Las articulaciones metacarpofalángicas deben alcanzar
aproximadamente 90º de flexión y 30º de extensión, las articulaciones
interfalángicas proximales oscilan entre 0º y 100º y las articulaciones
interfalángicas distales tienen un rango normal de movimiento de 20º de extensión
y 90º de flexión. También debe valorarse el rango de movimiento del codo, con
flexión normal de 135º y extensión de 0º. En ocasiones, puede ser necesaria
también la evaluación del hombro y la columna cervical.

36
3.2.1.4. Exploración vascular
La exploración vascular debe comenzar con la palpación de los pulsos arteriales
radial y cubital. La arteria cubital está contenida dentro de canal de Guyon, que es
un canal osteofibroso limitado por el pisiforme medialmente y el gancho del
ganchoso radialmente (Yu JS,2006). Especial atención se debe prestar a la
presencia de un ganglión, masa de partes blandas o aneurisma. La incapacidad
de palpar el pulso cubital puede indicar trombosis de la arteria cubital que puede
resultar de un traumatismo crónico en la eminencia hipotenar (Buterbaugh GA,
1998). El test de Allen se debe realizar para examinar la permeabilidad de las
arterias cubital y radial. En esta prueba, el paciente abre y cierra el puño
enérgicamente varias veces con el fin de exanguinar la mano. Con la mano del
paciente cerrada en un puño, el examinador ocluye ambas arterias
simultáneamente mediante la compresión de las arterias contra los huesos
subyacentes. El paciente abre su mano y el examinador libera la presión, ya sea
de la arteria cubital o radial y observa el flujo sanguíneo en la mano pálida. El
llenado capilar de la palma y los dedos debe ser enérgico después de liberar la
presión. Esta maniobra se repite para evaluar la permeabilidad de la otra arteria
(Young D, 2010;Vezeridis PS, 2010). Se debe examinar también el llenado capilar
de los dedos, que en condiciones normales tarda menos de 5 segundos
(Vezeridis PS, 2010).

3.2.1.5. Examen neurológico


El examen neurológico del paciente con dolor cubital de la muñeca debe incluir un
examen en profundidad de la función sensitiva y motora (Young D, 2010;Garcia-
Elias M, 2012). Las pruebas sensoriales deben incluir la discriminación de dos
puntos en las distribuciones de los nervios mediano, radial y cubital. El nervio
mediano proporciona sensibilidad cutánea en la eminencia tenar y vertiente
palmar de los dedos pulgar, segundo, tercer y mitad radial del cuarto dedo, así
como la vertiente dorsal distal de estos dígitos. La sensibilidad de este nervio se
prueba clínicamente examinando la sensibilidad de la piel palmar del dedo índice.
El nervio radial inerva la vertiente dorsal de los dedos pulgar, índice y dedo anular
hasta las articulaciones interfalángicas distales, el dorso de la mano en el lado

37
radial del metacarpiano del tercer dedo, incluyendo el espacio interdigital dorsal
entre dedos pulgar e índice (Vezeridis PS, 2010). El test de la sensibilidad del
primer espacio interdigital dorsal, entre el pulgar y el dedo índice, es una forma
eficaz de examinar la integridad del nervio radial.
El nervio cubital inerva sensitivamente las superficies dorsal y volar de la vertiente
cubital de la muñeca, mano, dedo anular y meñique. La integridad del nervio
cubital, se valora generalmente mediante un examen sensitivo de la cara distal
palmar del quinto dedo.
El examen motor comienza con las pruebas de función motora de los músculos
inervados por los nervios mediano, radial, y cubital (Vezeridis PS, 2009). El nervio
mediano y su rama, el nervio interóseo anterior, se examinan con pruebas del
músculo abductor corto del pulgar, flexores superficial y profundo y flexor largo
del pulgar. El nervio radial y su división, el nervio interóseo posterior, se examinan
con la extensión de la muñeca y dedos. La abducción digital demuestra la función
de los músculos interóseos dorsales y examina el nervio cubital.
La extensión y flexión, así como la desviación cubital y radial de la muñeca, deben
examinarse cuidadosamente en el paciente con dolor cubital. La extensión de la
muñeca se examina estabilizando el antebrazo del paciente con una mano
mientras con la otra se establece presión en el dorso de la muñeca del paciente,
mientras se le insta a extender la muñeca. Los músculos que contribuyen a la
extensión de la muñeca son los extensores radial corto y largo y el ECU. Los
extensores radial corto y largo forman el segundo compartimiento extensor de la
muñeca. Cuando el paciente extiende y desvía radialmente la muñeca, estos dos
tendones se pueden palpar en la vertiente dorsoradial de la muñeca (Vezeridis PS,
2010). Para la valoración del ECU, el clínico debe pedir al paciente que extienda y
haga desviación cubital de la muñeca. Con este movimiento el ECU puede
palparse fácilmente en la cara dorsal y cubital de la muñeca (Vezeridis PS, 2010).
En el examen de la flexión de la muñeca el médico debe asegurarse de que el
paciente está haciendo un puño para evitar que los flexores de los dedos actúen
como flexores de la muñeca. Los músculos flexor radial del carpo, palmar largo y
flexor cubital del carpo son los flexores de la muñeca y se pueden palpar con la
flexión de la muñeca (Vezeridis PS, 2010).

38
3.2.1.6. Palpación
Una vez finalizado el examen neurológico, el médico debe realizar palpación para
examinar las estructuras óseas, articulaciones y tejidos blandos en busca de
puntos de dolor, crepitación e hinchazón (Young D, 2010; Garcia-Elias M, 2010).
La palpación debe ser sistemática de proximal a distal. Primero se palpa el cúbito
distal, incluyendo la estiloides. La ARCD es una localización frecuente de
patología que origina dolor cubital de la muñeca. Las lesiones agudas de la ARCD
condicionan dolor y pérdida de la rotación de la muñeca (Buterbaugh GA, 1998).
La luxación dorsal de ARCD es el resultado de una lesión por hiperpronación con
lesión del ligamento radiocubital dorsal y cápsula dorsal de la ARCD (Buterbaugh
GA, 1998). Esta lesión también puede presentarse con una prominencia dorsal de
la muñeca y bloqueo del antebrazo en pronación.
Una vez examinados el cúbito y ARCD, se examinan los huesos del carpo. El
semilunar, localizado inmediatamente proximal al hueso grande, es el hueso que
se luxa más frecuentemente y el segundo en sufrir fractura. La flexión y extensión
de la muñeca del paciente permite al examinador valorar el movimiento de la
articulación grande-semilunar. Dolor selectivo en el semilunar, especialmente en
asociación con una disminución del rango de movimiento de la muñeca, puede
indicar la existencia de enfermedad de Kienböck. El piramidal puede palparse
distal a la estiloides cubital con la muñeca en desviación radial (Vezeridis PS,
2010). El intervalo lunopiramidal es palpable dorsalmente en el espacio entre
cuarto y quinto compartimentos extensores con el dedo del examinador situado
distal a la ARCD con la muñeca en 30º de flexión (Sachar K, 2008). Un rango de
movimiento limitado, punto doloroso, laxitud y un resalte en la presión sobre el
ligamento lunopiramidal sugieren una lesión parcial o completa del ligamento
lunopiramidal. El desplazamiento dorsopalmar del piramidal sobre el semilunar
puede mostrar crepitación y laxitud. El pisiforme está contenido por el tendón
flexor cubital del carpo a la altura del pliegue palmar y puede ser localizado por
palpación distal a lo largo del tendón (Vezeridis PS, 2010). Debido a esta
localización, el pisiforme se encuentra sometido a fuerzas de compresión y
cizallamiento. La compresión directa y la flexión de la muñeca, movimiento que se

39
realiza con frecuencia en los deportes de raqueta, pueden agravar una artritis
pisopiramidal (Buterbaugh GA, 1998).
Dentro de la fila distal del carpo, el hueso grande es palpable inmediatamente
proximal a la base del tercer metacarpiano. Cuando la muñeca está en posición
neutra, se palpa una pequeña depresión en la región del hueso grande que se
desplaza distalmente con la flexión de la muñeca. En situación medial al hueso
grande se encuentra el ganchoso. El cuerpo del ganchoso se puede palpar
dorsalmente. El gancho del ganchoso se localiza por palpación desplazándose
desde el pisiforme hacia la cabeza del segundo metacarpiano. El gancho se
encuentra a lo largo de una línea trazada entre estas dos estructuras,
aproximadamente a 2 cm del pisiforme. Para completar la palpación de las
estructuras óseas, se debe examinar la base del dedo anular y metacarpianos de
los dedos pequeños (Vezeridis PS, 2010).
Después del examen óseo, se examinan los tejidos blandos de la cara cubital de
la muñeca. Dorsalmente, el ECU está contenido en el sexto compartimento dorsal
de la muñeca, que es un túnel osteofibroso en la vertiente distal del cúbito. Este
es un punto de riesgo de rotura del ECU. Se debe examinar la estabilidad del
tendón. La luxación del ECU puede producirse por pronación de la muñeca
después de un traumatismo que condiciona rotura del ligamento carpiano del
sexto compartimento dorsal. En ocasiones, se puede producir un chasquido
audible en la exploración o ser referido por el paciente (Vezeridis PS, 2010). El
flexor cubital del carpo debe examinarse en la vertiente volar y cubital de la
muñeca. Este tendón se hace más prominente con abducción y extensión de los
dedos. El CFCT, se localiza en el borde cubital de la muñeca, inmediatamente
distal a la cabeza del cúbito. Puede palparse en la depresión entre pisiforme,
flexor cubital del carpo y estiloides cubital (Ahn AK, 2006; Palmer AK, 1981).

3.2.1.7. Maniobras forzadas


En el diagnóstico del dolor de la vertiente cubital de la muñeca, las
maniobras especializadas del examen físico pueden ser de gran utilidad
(Garcia-Elias M, 2012).

40
La prueba de estrés cúbitocarpiano, se realiza mediante la colocación de la
muñeca en desviación cubital máxima mientras se aplica una carga axial y
posterior pronación y supinación pasiva de la muñeca (Friedman SL, 1991;
Nakamura R, 1997; Moriya T, 2009; Park MJ, 2010). El dolor provocado por
esta maniobra indica patología de la vertiente cubital de la muñeca. Esta
maniobra se describió inicialmente para el diagnóstico del síndrome de
impacto cúbitocarpiano (Friedman SL, 1991). Aunque es una prueba
sensible para el dolor cubital de muñeca, no es específica para el
diagnóstico de impacto cúbitocarpiano (Sammer DM, 2010). Lesiones del
ligamento lunopiramidal, roturas del fibrocartílago triangular y artritis
cúbitocarpiana son otros cuadros en los que la prueba de estrés
cúbitocarpiano también es positiva. Esta prueba es un indicador fiable de
patología intraarticular (Nakamura R, 2001).
En el signo de la fóvea cubital (Figura 16a) se produce dolor a la palpación
de un punto situado entre la apófisis estiloides cubital dorsalmente y el
tendón flexor cubital palmarmente, cabeza cubital proximalmente y pisiforme
distalmente (Tay SC, 2007). Este signo es una prueba muy sensible para
detectar las roturas foveales del CFCT y del ligamento cúbitopirapidal (Tay
SC,2007).
La prueba de la tecla de piano permite evaluar la estabilidad de la ARCD. En
esta prueba la muñeca se coloca en pronación y se presiona sobre la
cabeza cubital. El resultado de la prueba es positivo si la cabeza cubital
vuelve a su posición anatómica normal cuando la fuerza se retira de la
cabeza cubital, a modo de una tecla de piano que vuelve a su situación
cuando se libera la presión (Vezeridis PS,2010). La prueba de compresión
cubital también es útil en el examen de la ARCD. Esta prueba se realiza con
compresión de la cabeza cubital contra la escotadura sigmoidea. El dolor
causado por esta maniobra sugiere inflamación, artritis o inestabilidad de la
ARCD (Vezeridis PS, 2010).
El test de balanceo (“ballottment”) lunopiramidal es una de las maniobras
forzadas que evalúan la articulación lunopiramidal (Tay SC, 2007;Moriya T,

41
2009). Se aplica fuerza al borde lateral del piramidal para comprimir el
semilunar contra el piramidal (Figura 16b).
La prueba de la tabaquera cubital es otra maniobra valiosa utilizada para
examinar el piramidal y articulación lunopiramidal. En esta maniobra se aplica
presión radial al surco entre el tendón del ECU y el tendón flexor cubital del
carpo; la reproducción del dolor se considera un hallazgo positivo y puede
sugerir condromalacia piramidal o lesión lunopiramidal (Vezeridis PS, 2010).
La inestabilidad mediocarpiana se puede estudiar con la prueba de
desplazamiento mediocarpiano. El antebrazo del paciente se estabiliza en
posición de pronación y 15º de desviación cubital. Con el pulgar del
examinador colocado en la región distal del hueso grande del paciente, se
aplica presión volar al hueso grande, mientras se aplica carga axial a los
metacarpianos. Un resalte doloroso que reproduce los síntomas del paciente
se considera como test positivo de desplazamiento mediocarpiano.
La prueba de compresión pisopiramidal es útil para examinar la articulación
pisopiramidal. En esta maniobra el examinador mueve con el pulgar y el
dedo índice el pisiforme en dirección cubital y radial, al mismo tiempo que
comprime el pisiforme. El dolor provocado por esta maniobra se considera
como resultado positivo y sugiere artritis pisopiramidal (Vezeridis PS, 2010).

42
Figura 16. Esquemas que ilustran la
principales maniobras clínicas en la
valoración de la patología del complejo
del fibrocartílago triangular. (a) Signo de la
fóvea cubital. Punto doloroso en la
palpación sobre la cápsula cubital en un
punto situado entre apófisis estiloides
cubital y extensor cubital del carpo. El
dolor aumenta con la rotación pasiva del
antebrazo. (b) Test del balanceo
(“ballotment”) que valora de forma simple
y fiable la inestabilidad radio-cubital
distal. Este test consiste en la traslación
pasiva antero-posterior y postero-anterior
del cúbito sobre el radio en rotación
neutra, supinación y pronación máximas.
Una traslación anormal de la cabeza del
cúbito con respecto al lado contralateral
sugiere una rotura completa cubital o
radial o una rotura parcial foveal del
fibrocartílago triangular.

43
3.3. VALORACIÓN RADIOLÓGICA DEL DOLOR CUBITAL DE LA
MUÑECA
3.3.1. Radiología convencional

La radiología convencional debe ser siempre el primer paso en el diagnóstico


radiológico del dolor cubital de muñeca. La exploración inicial básica debe incluir
dos proyecciones ortogonales estandarizadas, posteroanterior (PA) y lateral
(Kirchberger MC, 2015). El correcto posicionamiento de las proyecciones
radiográficas es un aspecto fundamental, aunque frecuentemente pasado por
alto. La radiografía PA de muñeca debe realizarse con el hombro en abducción de
90º, codo en flexión de 90º y alineación de ejes de antebrazo y mano (Cerezal L,
2002). El criterio más sencillo para valorar un correcto posicionamiento es la
visualización de la fóvea cubital y la apófisis estiloides cubital en la vertiente medial
de la imagen, sin superposición (Figura 17a). La radiografía lateral se realiza con el
brazo en aducción, superponiendo las diáfisis de cúbito y radio. En esta
proyección el margen anterior del pisiforme debe situarse equidistante de los
márgenes anteriores de escafoides y hueso grande (SPC= “scaphoid-pisiform-
capitate”). Sólo en estas proyecciones estandarizadas puede valorarse de forma
adecuada la varianza cubital y realizar de forma fiable ángulos y medidas como
por ejemplo los ángulos básicos de inestabilidad carpiana disociativa (ángulos
escafosemilunar y grandesemilunar) (Cerezal L, 2012b).

Sin embargo, estas proyecciones pueden no ser suficientes. Con frecuencia la


superposición de estructuras óseas puede ocultar patología significativa como
fracturas (Blum AG, 2006; Watanabe A, 2010). Por lo tanto, en algunos casos, se
necesitan proyecciones radiográficas complementarias. La proyección oblicua
semisupinada permite una mejor valoración del hueso pisiforme, de la articulación
pisopiramidal y de la región palmar del gancho del ganchoso. La proyección
oblicua en semipronación permite la evaluación de la muñeca dorsocubital. La
proyección del túnel carpiano es útil para visualizar el gancho del ganchoso
(Figura 17b) y patología pisopiramidal, sin embargo, puede no mostrar
adecuadamente la base del gancho del ganchoso. La proyección lateral con la

44
mano desviada radialmente y el pulgar abducido proporciona una mejor
exposición de la totalidad del gancho del ganchoso (Blum AG, 2006).

3.3.2. Ecografía
En la actualidad hay una gran variedad de equipos de ultrasonido, desde los
equipos de alta gama con aplicaciones avanzadas, a los equipos portátiles,
diseñados especialmente para pequeñas consultas y como guía de
procedimientos intervencionistas o anestésicos.
Las principales ventajas de la ecografía son la alta resolución espacial para
estructuras superficiales, la valoración en tiempo real, la realización de estudios
dinámicos, la facilidad para realizar un estudio comparativo bilateral y analizar un
largo segmento de la extremidad (Bianchi S, 2004). Las diferentes modalidades
de técnicas doppler permiten detectar patología vascular, inflamación activa (por
ejemplo sinovitis) y caracterizar procesos patológicos como tumores de partes
blandas en base a su vascularización.
La ecografía es la técnica de imagen de elección en lesiones tendinosas
superficiales y en las neuropatías compresivas. La valoración dinámica y alta
resolución espacial (superior a la RM) permiten identificar el espectro completo de
la patología tendinosa, incluyendo la inestabilidad (por ejemplo del ECU) (Tagliafico
A, 2007) (Figura 18). Esta patología pasa desapercibida generalmente en estudios
estáticos de RM. La ecografía permite analizar los cambios morfológicos de los
nervios, basales y con maniobras dinámicas, las posibles compresiones en
túneles osteofibrosos y además analizar segmentos amplios del nervio de forma
sencilla y fiable (Bianchi S,2004). Por otra parte, la ecografía es la técnica de
elección en la detección y localización de cuerpos extraños (Figura 19).
La principal desventaja de la ecografía es su escasa utilidad en la evaluación de
las lesiones del CFCT y ligamentos (Watanabe A, 2010; Taljanovic MS, 2011).

3.3.3. Tomografía computerizada (TC)


La TC es una de las técnicas de imagen con mayor evolución en los últimos años.
La tecnología helicoidal multidetector (TCMD), permite la obtención de una
imagen volumétrica isotrópica, lo que significa que la reconstrucción multiplanar
en cada uno de los ejes tiene la misma resolución. TCMD ofrece diversas

45
herramientas diagnósticas como reconstrucciones multiplanares (MPR), MPR
curvo y reconstrucciones volumétrica (Blum AG, 2006;. Kaewlai R, 2008; Moser
T, 2008). Los equipos TCMD con 64 detectores o más permiten la realización de
estudios dinámicos (estudios 4D, con reconstrucciones 3D en movimiento) en
flexo-extensión, desviación radial-cubital, pronación con puño cerrado, o
cualquier otra posición forzada.
TCMD es especialmente útil para detectar o excluir fracturas ocultas y en la
evaluación precisa de las fracturas, con especial importancia en el estudio
prequirúrgico de las fracturas articulares (Kaewlai R, 2008; Watanabe A, 2010). La
valoración de la consolidación de fracturas, pacientes con material de
osteosíntesis, luxaciones del carpo, injertos óseos vascularizados, deformidades
congénitas (Figura 20), así como la malrotación de cúbito y radio, son
aplicaciones del TC. Por otra parte, el TC permite la realización de una angiografía
de alta resolución para una evaluación precisa del mapa vascular y lesiones
vasculares (Blum AG, 2006).

3.3.4. Resonancia Magnética (RM)


Hay una amplia gama de equipos de RM, desde los imanes de bajo campo (0,2-
0,35T) hasta imanes de alto campo (1.5-3T). Los equipos de bajo campo son
equipos abiertos, muy amigable para el paciente, pero la calidad de imagen no es
válida para un diagnóstico preciso de la mayoría de las lesiones de la muñeca y
mano. El estudio de la patología de la vertiente cubital de la muñeca y en especial,
las lesiones del CFCT requiere equipos de alto campo. Estudios recientes
plantean que los equipos de 3T mejoran la capacidad diagnóstica de la RM en
comparación con equipos de 1.5T en lesiones de ligamentos y del CFCT
(Bittersohl B, 2007; Anderson ML, 2008; Cody ME, 2015; Ringler MD, 2013b;
Saupe N, 2009).
En un futuro próximo estarán el el mercado imanes de ultraalto campo magnético,
con imanes de 7T y superiores, ahora bajo investigación. La principal ventaja
potencial de los equipos de 7T será la mejora de la RM funcional para detectar
cambios bioquímicos (pérdida de glicosaminoglicanos) en el daño del cartílago
articular y en la evaluación de las técnicas de reparación del cartílago (Friedrich K,

46
2009; Nöbauer-Huhmann IM, 2012; Rauscher I, 2014). El incremento del campo
magnético permitirá también la mejora de las secuencias dinámicas, que pueden
ser importantes en la valoración de la inestabilidad carpiana y lesiones del CFCT
(Gable M, 1996).
En términos generales, la RM es la técnica de imagen de mayor utilidad en el
diagnóstico de lesiones de la muñeca cubital (de Mooij T, 2015). Sin embargo, la
RM tiene limitaciones importantes en dos de los grupos frecuentes de patología
de la muñeca, como son las roturas de la inserción cubital del CFCT (lesiones
clase 1B de Palmer) (Haims AH, 2002) y la inestabilidad de la muñeca.
Hay que tener en cuenta que el uso de antenas dedicadas de muñeca colocadas
a un lado del paciente y orientadas verticalmente dificulta el diagnóstico de las
lesiones 1B de Palmer, ya que en esta posición la muñeca se sitúa en supinación
y la estiloides cubital se coloca dorsalmente, produciendo distorsión anatómica de
la inserción cubital del CFCT. Si orientamos la antena horizontalmente, la muñeca
se coloca en una posición casi neutra, consiguiéndose una evaluación más
precisa de la inserción cubital del CFCT (Figura 21).

3.3.5. Artro-TC y artro-RM


Técnica artrográfica
La inyección intraarticular de un agente de contraste se realiza generalmente bajo
guía fluoroscópica; sin embargo, también puede utilizarse para orientar la punción
ecografía, TC, RM, marcas radioopacas cutáneas o punción directa basada en
referencias anatómicas (Berná-Serna JD, 2007; Moser T, 2008).
Pueden elegirse múltiples sitios de punción para distender con éxito las
articulaciones del carpo (Cerezal L, 2005; Cerezal L, 2012a) (Figura 22). Para la
inyección de la ARCD deberemos dirigir la punta de la aguja hacia la cabeza del
cúbito cerca de su margen radial ya que si la orientamos hacia el punto medio de
la ARCD obtendremos con frecuencia una inyección extraarticular. Una vez que la
aguja toca la cabeza cubital, se debe deslizar ligeramente radial con el fin de
avanzar más profundamente en el espacio de la articulación y estabilizar la aguja.
Es importante que el contraste inyectado perfile la fóvea en la base de la estiloides
cubital para visualizar si existe un defecto en la inserción cubital del FCT (Cerezal
L, 2005; Cerezal L, 2012a).

47
Los lugares de inyección para el compartimento mediocarpiano incluyen el
espacio distal escafoides-hueso grande y piramidal-ganchoso (Cerezal L, 2005).
La inyección debe continuar hasta que visualicemos el contraste en el espacio
articular capitolunar. En artrogramas normales, el contraste rellena los espacios
articulares escafosemilunar y lunopiramidal. Los ligamentos intrínsecos en los
márgenes proximales de estos huesos detienen el flujo proximal de contraste,
impidiendo la comunicación con el compartimiento radiocarpiano.
Para la inyección radiocarpiana, la aguja debe dirigirse hacia el espacio
radioescafoideo lejos de la articulación escafosemilunar. Debido a la inclinación
natural volar del radio distal, una ligera angulación del intensificador de imagen en
dirección craneal facilita una mejor visualización del espacio radioescafoideo,
evitando que la punta de la aguja choque con el margen dorsal del radio, que se
superpone con frecuencia al espacio radioescafoideo en una verdadera
proyección PA (Cerezal L, 2005; Cerezal L, 2012a). La articulación radiocarpiana
comunica con la articulación pisopiramidal en un 34 -70% de los pacientes
(Theumann NH, 2002).
No existe un acuerdo general sobre los compartimentos a inyectar en el estudio
de artro-RM, ni la secuencia de estudio de los mismos. Por lo general, se realiza
artrografía bicompartimental (ARCD y mediocarpiana) o tricompartimental. En
primer lugar, se inyecta 1 ml de la solución de contraste en la ARCD para evaluar
el CFCT. Posteriormente, se inyecta un volumen de 3 a 4 ml de la solución de
contraste en la articulación mediocarpiana. Si no hay comunicación con la
articulación radiocarpiana, inyectamos una cantidad total de 3 ml de la solución
de contraste en la articulación radiocarpiana.
Recientemente, se ha descrito la realización del estudio artro-RM con un sistema
de tracción colocado en los dedos de la mano, idéntico al utilizado en la
artroscopia de muñeca, que facilitaría la separación de las superficies articulares,
mejorando potencialmente la valoración tanto de los ligamentos intrínsecos como
del FCT (Cerny M, 2013; Dallaudiêre B, 2015).
Una alternativa a la artro-RM propuesta por algunos autores es la denominada
artro-RM indirecta, que consiste en realizar un estudio RM diferido entre 15
minutos y una hora tras la inyección endovenosa de Gadolinio (0,2ml/kg). La

48
actividad física previa al estudio facilita el paso de contraste al líquido articular. El
realce del líquido articular en fases tardías mejora la delineación de las estructuras
intraarticulares (Haims AH, 2003). Sin embargo, la falta de distensión articular en
la artro-RM indirecta limita significativamente está técnica frente a la artro-RM
directa.
La artro-TC y artro-RM son técnicas que potencialmente permiten solucionar las
principales limitaciones de la RM convencional, como son las lesiones periféricas
del CFCT y la inestabilidad carpiana (Cerezal L, 2005; Bille B, 2007; Maizlin ZV,
2008; De Filippo M, 2010; Lee RKL, 2013; Klempka A, 2015;). Las lesiones de la
inserción cubital del CFCT clase 1B de Palmer son una de las principales
indicaciones de artro-RM, permitiendo detectar roturas parciales y completas. Las
lesiones parciales foveales sin comunicación entre compartimentos radiocubital
distal y radiocarpiano son un reto diagnóstico tanto en imagen como en
artroscopia. Este tipo de lesión no se diagnostica con frecuencia en la RM
convencional y en la artro-RM con punción radiocarpiana. El diagnóstico de estas
roturas foveales no comunicantes requiere artro-TC o artro-RM con punción
ARCD (Rüegger C, 2007).
Los avances recientes en artroscopia de muñeca (del Piñal F, 2009), han
demostrado que con frecuencia existen lesiones del CFCT no incluidas en la
clasificación del Palmer. Por lo general, estas lesiones no son diagnosticadas en
RM convencional. La distensión de los espacios articulares en artro-RM podría
potencialmente permitir el diagnóstico de estas lesiones no Palmer como son las
roturas capsulares, lesión de Nishikawa (Nishikawa S, 2002), roturas coronales y
otras lesiones complejas del CFCT, con combinación de varios tipos de lesión.
El artro-TC es una alternativa a la artro-RM en la evaluación de las lesiones de
ligamentos y CFCT (De Filippo M, 2010;Moritomo H, 2015) (Figuras 23-26). Los
estudios TC dinámicos 4D y 2D asociados a TC-artrografía combinan las ventajas
del artro-TC estático, con la información dinámica de la muñeca. En la actualidad,
el artro-TC dinámico es la técnica de imagen de elección en la evaluación de la
inestabilidad de la muñeca.

49
Figura 17. Radiología convencional. (a) Osteocondromatosis sinovial. Radiografía PA de muñeca que
muestra varios focos nodulares de calcificación en la vertiente cubital de la muñeca (flecha), sin evidencia
de erosiones. (b) Proyección del túnel del carpo que muestra una fractura de la base del hueso ganchoso
(flecha).

Figura 18. Ecografía. Inestabilidad del tendón extensor cubital del carpo. (a,c) Estudio dinámico que
muestra la subluxación del tendón extensor cubital del carpo (flechas) con las maniobras dinámicas. La
ecografía es la técnica de elección en la valoración del tendón extensor cubital del carpo, especialmente en
la valoración de la inestabilidad, que generalmente pasa desapercibida en estudios RM convencionales.

Figura 19. Cuerpo extraño en eminencia hipotenar. (a) Radiografía PA de muñeca que muestra un
objeto metálico con morfología cónica (flecha) en la vertiente cubital distal de la muñeca. (b)
Ecografía que muestra un cuerpo extraño intramuscular (flecha) en eminencia hipotenar. La
ecografía es el método de elección en la detección de cuerpos extraños.

50
Figura 20. TC multicorte. Deformidad de Madelung.
Reconstrucción 3D que muestra un defecto óseo congénito en la
vertiente palmar cubital del radio distal (flechas) con deformidad
característica con morfología triangular del carpo proximal.

Figura 21. Posicionamiento de antena de


estudio en RM. La colocación de la antena
de estudio al lado del paciente con la mano
perpendicular a la mesa sitúa la muñeca en
supinación, con desplazamiento dorsal de
la apófisis estiloides cubital y de la fóvea,
produciendo distorsión anatómica del
fibrocartílago triangular y dificultando la
valoración de la inserción cubital (flechas). El
estudio debe realizarse con la antena en
posición horizontal y la muñeca en
pronación.

Figura 22. Artro-RM. Esquema coronal de la muñeca


que ilustra los compartimentos carpianos y las puntos de
punción en artro-RM (x). 1, compartimento radiocubital
distal. 2, radiocarpiano. 3, articulación pisopiramidal. 4,
mediocarpiano. 5, carpometacarpiano. 6, articulación
trapeciometacarpiana.

51
Figura 23. Estudio artro-TC. Fractura de apófisis estiloides radial,
rotura completa del ligamento escafo-semilunar (flecha) y lesión
clase 1A de Palmer (cabeza de flecha) asociadas.

Figura 24. Estudio artro-TC. (a,b)


Cortes coronal y sagital en un
paciente con dolor cubital de la
muñeca, mostrando una rotura
traumática clase 1A de Palmer
afectando a la porción
fibrocartílaginosa central (flechas) y
respetando los ligamentos
radiocubitales volar y dorsal
(cabezas de flecha).

Figura 25. Estudio artro-TC.


(a,b) Cortes coronales que
muestran una rotura de la
inserción radial del
fi b r o c a r t í l a g o t r i a n g u l a r,
afectando a la porción
fibrocartilaginosa central (flecha
en a) y al ligamento radio-
cubital dorsal (flecha en b). En
la exploración clínica se
observo una moderada
inestabilidad radio-cubital distal
secundaria.

Figura 26. Estudio Artro-TC. Corte coronal que


muestra una rotura horizontal delaminante del
fibrocartílago triangular con “flap” proximal
(flecha) en articulación radio-cubital distal. El
estudio Artro-TC permite demostrar esta lesión
totalmente invisible en el estudio artroscópico
convencional.

52
3.4. PATOLOGÍA DE LA VERTIENTE CUBITAL DE LA MUÑECA
3.4.1. Patología intraarticular

3.4.1.1. Lesiones del CFCT

Con el nombre de CFCT se agrupan un conjunto de estructuras anatómicas


de la vertiente cubital de la muñeca, fundamentales en la biomecánica de las
articulaciones radiocubital distal y cúbitocarpiana que contribuyen a la
distribución de la carga durante los movimientos de rotación de la muñeca y
antebrazo (Palmer AK, 1981; Dailey SW, 2000). Palmer en 1989 estableció
un sistema de clasificación para guiar el tratamiento de las roturas del CFCT
(Palmer AK, 1989), diferenciando entre roturas traumáticas (clase 1) y
degenerativas (clase 2) (Tabla 1).

Las roturas degenerativas quedan incluidas en la descripción del síndrome


de impacto cúbitocarpiano

3.4.1.1.1. Roturas traumáticas del CFCT

Las lesiones traumáticas del CFCT en la clasificación de Palmer se


subdividen en 4 tipos en función de la localización de la lesión (Palmer AK,
1989) (Figura 27): clase1A (rotura lineal en la vertiente radial central del FCT,
clase IB (lesión de la inserción cubital), clase 1C (avulsión de la inserción
carpiana de los ligamentos cúbitocarpianos) y clase 1D (rotura de la inserción
radial). Las lesiones clase 1A y 1C no se asocian con inestabilidad RCD
(Skalski MR,2016). Las lesiones clase 1B y 1D se han subdividido
recientemente en función de las diferentes estructuras que pueden estar
afectadas en la inserción cubital o radial respectivamente y su relación con la
inestabilidad ARCD (Atzei A, 2008; Morisawa Y, 2007; Nakamura T, 2010;
Minami A, 2015).

Las lesiones Palmer clase 1A y 1B son los tipos más comunes de lesiones
del CFCT. Las lesiones clase 1D son mucho menos frecuentes, y las lesiones
de clase 1C son excepcionales (Gras M, 2012; Cerezal L, 2012a).

Las roturas traumáticas del CFCT también se pueden clasificar o subdividir


en función del tiempo transcurrido tras la lesión. Roturas agudas entre 0 a 3
meses, roturas subagudas de 3 meses a 1 año y roturas crónicas que
presentan síntomas de más de un año de evolución. La cronicidad de las

53
lesiones tiene importantes implicaciones pronósticas. En general, las roturas
agudas conllevan mejor pronóstico y mejores resultados tras el tratamiento
(Atzei A. 2010; Protopsaltis TS, 2010; De Filippo M, 2010; Atzei A, 2011;
Slutsky DJ, 2011).

Clase IA

Las lesiones clase 1A son roturas de la porción avascular central del FCT,
que respetan los ligamentos radiocubitales (Palmer AK, 1989). Suelen ser
roturas de espesor completo, por lo que se observa comunicación entre
compartimento RCD y radiocarpiano en los estudios de artro-TC/artro-RM
(Cerezal L,, 2012a, Cody ME, 2015). Dado que los ligamentos radiocubitales
volar y dorsal están respetados son lesiones sin inestabilidad RCD. El área
perforada se pueden medir en artro-TC/artro-RM. Esta lesión al localizarse
en la porción avascular no es susceptible de reparación directa, por lo tanto
el desbridamiento con el fin de eliminar fragmentos inestables que puedan
afectar a la biomecánica articular y provocar sinovitis es el tratamiento de
elección (Badia A, 2010; McAdams TR, 2009).

Clase 1B

Las lesiones 1B consisten en roturas traumáticas que afectan la inserción


cubital del CFCT y pueden estar asociadas con fractura de estiloides cubital
(Palmer AK, 1989).

Las roturas clase 1B del CFCT pueden ocurrir después de una tracción
violenta, torsión de la muñeca o el antebrazo o, más comúnmente, por una
caída sobre la mano extendida, que también puede causar una fractura del
radio distal (Deniz G, 2013). En función de la magnitud y dirección de la
fuerza traumática que actúa sobre la vertiente cubital de la muñeca, los
componentes del CFCT pueden romperse de manera variable. Cuando hay
una rotura aislada de la inserción distal o estiloidea, la estabilidad RCD no se
afecta (Cardenas-Montemayor E, 2012). Sin embargo, cuando la lesión 1B
afecta a la inserción cubital proximal o foveal del CFCT la ARCD se vuelve
inestable, dando lugar a dolor cubital, reducción de la fuerza de prensión,
disminución de la rotación del antebrazo y signos clínicos de inestabilidad
RCD (Ehman EC, 2011; Moritomo H, 2012).

Los avances recientes en la evaluación artroscópica de las lesiones del


CFCT han mejorado la definición de las roturas periféricas. Atzei ha

54
subdividido las lesiones clase 1B de Palmer en cinco subtipos, en función de
las estructuras afectadas y su manejo terapéutico (Atzei A, 2008;Atzei A,
2009). La clase 1 incluye las lesiones distales o de la inserción estiloidea,
cuyo tratamiento consiste en sutura a la cápsula articular (Geissler WB,
2011; Haerle M, 2012; Strauss NL, 2011; Wysocki RW, 2012). La clase 2
son las roturas completas y clase 3, las roturas de la inserción foveal, en
ambos casos el tratamiento consiste en reparación con refijación foveal del
CFCT (Reiter A, 2008; Papapetropoulos PA, 2009; Atzei A, 2011; Wolf MB,
2012; Tang C, 2013; Atzei A, 2015). El subtipo 4 son las roturas completas
retraídas y no reparables, cuyo tratamiento consiste en reconstrucción con
injerto tendinoso (Bain GI, 2014). Finalmente, el subtipo 5 representa la
artrosis avanzada RCD que requiere para su tratamiento procedimientos de
salvamento o prótesis. Dentro de estos subtipos cabe destacar un tipo de
lesión frecuente que afecta a la inserción foveal. La fóvea es el punto de
convergencia de la inserción de ligamentos radiocubitales y cúbitocarpianos,
con gran importancia en la estabilización ARCD y cúbitocarpiana (Atzei A,
2008) (Figura 28).

La inserción foveal es el componente principal en la estabilización de la


ARCD. En este tipo de roturas, la abundante vascularización de la periferia
del CFCT ofrece un ambiente muy favorable para la curación. Los desgarros
parciales periféricos con compromiso de la inserción estiloidea (rotura no
comunicante) no están asociados con inestabilidad ARCD y pueden ser
tratados con sutura artroscópica de la lámina distal del CFCT a la cápsula
cubital de la muñeca o vaina del ECU (Atzei A, 2015).

Hauck y cols. plantearon la existencia de dos tipos de fracturas de la apófisis


estiloides cubital (Hauck RM, 1996). En el tipo 1 la fractura ocurre en la base
y condicionaría desinserción del CFCT e inestabilidad ARCD secundaria. En
el tipo 2 la fractura se localiza en la proximidad del vértice de la estiloides
cubital, respetando la inserción foveal del CFCT, por lo que, no habría
inestabilidad de ARCD. Sin embargo, estudios artroscópicos han
demostrado que esta simplificación no es cierta. Por ejemplo, es frecuente
encontrar pseudoartrosis tipo 1 en la población anciana con CFCT respetado
y ARCD clínicamente estable. En pseudoartrosis de la estiloides cubital
asociadas con rotura foveal del CFCT (roturas no comunicantes), se produce
inestabilidad ARCD, siendo la reinserción foveal el tratamiento de elección
(Iwasaki N, 2009; Atzei A, 2010; del Piñal F, 2012a;Kim B, 2013; Atzei A,

55
2015). En casos de pseudoartrosis de la apófisis estiloides cubital con rotura
completa de la inserción cubital del CFCT ("estiloides flotante"), se extirpa la
estiloides y se realiza reinserción foveal del CFCT (Atzei A, 2010; Moritomo
H, 2010; Argintar E, 2010; Protopsaltis TS, 2010; De Filippo M, 2010; Atzei
A, 2011).

Las roturas parciales que afectan a la inserción foveal (roturas no


comunicantes) con frecuencia no se diagnostican adecuadamente ni en RM
ni con artro-TC/artro-RM radiocarpiana por falta de distensión de ARCD
(Cerezal L, 2012a). El diagnóstico preciso de estas lesiones requiere artro-
RM con inyección de contraste en compartimento RCD (Rüegger C, 2007).
Cuando hay rotura tanto de la inserción foveal como de la inserción
estiloidea del CFCT (rotura completa comunicante) se observa comunicación
entre ARCD y articulación radiocarpiana en la artrografía. La artro-RM puede
ser de ayuda para determinar el grado de retracción del CFCT de su
inserción cubital, ya que las roturas crónicas retraídas (clase 4 de Atzei) son
candidatas a la reconstrucción con injerto tendinoso (Bain GI, 2014). El artro-
TC puede ser de ayuda conjuntamente con la artro-RM para una valoración
precisa de las lesiones foveales, ya que en algunos casos pueden verse
pequeños fragmentos óseos avulsionados de la inserción foveal que pueden
ser difíciles de detectar en RM (Atzei A, 2010; Atzei A, 2011; Protopsaltis TS,
2010).

Clase 1C

Las roturas del CFCT clase 1C se refieren a la avulsión de los ligamentos


cúbitocarpianos (cúbitosemilunar y/o cúbitopiramidal) de su inserción
carpiana (Palmer AK, 1989; Cody ME, 2015). Esta lesión es muy poco
frecuente y por lo general se asocia con lesiones de la muñeca más
complejas.

Los cortes sagitales de artro-TC/artro-RM son los que permiten una mejor
valoración de las lesiones de estos ligamentos (Ringler MD, 2013; Cerezal L,
2013a).

Las lesiones clase 1C asocian subluxación cúbitocarpiana pero no


inestabilidad RCD. Las opciones terapéuticas de estas lesiones se limitan al
desbridamiento artroscópico (Tanaka T, 2008; Moser T, 2008; Haugstvedt
JR, 2006; Watanabe A, 2010; Badia A, 2010).

56
Clase 1D

En la descripción inicial de Palmer las lesiones 1D consisten en desinserción


completa del CFCT. Nakamura describe que existen variantes en la lesión de
la inserción radial del CFCT, siendo el despegamiento completo descrito por
Palmer poco frecuente (Geissler WB, 2005; Nakamura T, 2010).

La inserción del FCT con el cartílago hialino de la cavidad sigmoidea del radio
es una conexión más débil que la que se produce entre los ligamentos
radiocubitales y el hueso del reborde periférico de la cavidad sigmoidea
(Nakamura T, 2000a; trumble T, 2010). La lesión más frecuente de la
inserción radial consiste en desinserción del fibrocartílago central del
cartílago hialino (zona más débil), lesión que no produce inestablidad ARCD.
Las roturas pueden afectar además del FCT a los ligamentos radiocubital
volar o dorsal o producir avulsión ósea en la inserción de estos ligamentos
(especialmente del dorsal) (Morisawa Y, 2007) (Figura 29). Estas lesiones al
afectar a los ligamentos radiocubitales condicionarían inestabilidad ARCD.
Las lesiones 1D pueden identificarse en estudios RM convencional, en la
artro-RM veremos comunicación entre ARCD y radiocarpiana. El tratamiento
consistiría en desbridamiento para estabilzar el desgarro (McAdams TR,
2009). Las lesiones que afectan a los ligamentos radiocubitales, con o sin
fractura-arrancamiento, deben ser reparadas, con refijación de estos
ligamentos para evitar inestabilidad ARCD. El artro-TC puede ser de utilidad
en la evaluación de las fracturas asociadas, como avulsión del margen dorsal
de la cavidad sigmoidea o fractura articular de radio distal intraarticular
(Nakamura T, 2010; Trumble T, 2011; Scheer JH, 2012).

• Valoración clínica y artroscópica

En el examen clínico debe sospecharse lesión de ARCD cuando hay déficit


de pronación o supinación (con o sin lesión en el codo). La mayoría de las
luxaciones radiocubitales distales son dorsales y están causadas por un
mecanismo de pronación y extensión de la muñeca que se produce
generalmente en caídas con la mano extendida (Wijffels M, 2012). Las
dislocaciones dorsales se caracterizan por prominencia dorso-cubital con
bloqueo de la supinación. En las dislocaciones volares, se evidencia una
prominencia palmar-cubital que se asocia con una escotadura sigmoidea
radial palpable y bloqueo de la pronación (Atzei A, 2010).

57
El signo clínico más fiable de las lesiones clase 1B es el denominado signo
de la fóvea cubital, en el que el paciente tiene un punto de sensibilidad en la
palpación sobre la cápsula cubital, inmediatamente palmar al tendón del
ECU y el dolor se agrava por la rotación pasiva del antebrazo (Atzei A, 2008;
Atzei A, 2009;Moritomo H, 2010). El test del “ballotment” es una prueba
sencilla y fiable para evaluar laxitud ARCD. Consiste en la translación pasiva
del cúbito sobre el radio en rotación neutra, supinación y pronación
completas (Atzei A, 2010). La translación anormal en relación con la muñeca
contralateral en rotación neutra sugiere rotura completa del CFCT. Si se
evidencia una traslación anormal en supinación máxima indicaría rotura del
ligamento radiocubital distal dorsal, la translación anormal en pronación
completa indicaría un ligamento radiocubital distal volar incompetente . Si en
esta prueba se observa un límite final resistente, el desarrollo de una
inestabilidad de ARCD clínicamente sintomática es improbable. Sin embargo,
si se observa una laxitud anteroposterior con un punto final blando, la
posibilidad de desarrollar inestabilidad ARCD clínica es alta (Rüegger C,
2007; Watanabe A, 2010; Badia A, 2010; Atzei A, 2010).

• Diagnóstico por imagen

En las lesiones traumáticas del CFCT las radiografías son generalmente


normales, aunque pueden mostrar fracturas de la apófisis estiloides cubital,
fracturas del margen de cavidad sigmoidea del radio o fracturas de radio
distal (Coert JH, 2012; Mrkonjic A, 2012).

La RM permite una evaluación fiable de las lesiones centrales (clase 1A) y de


la inserción radial (clase 1D). Sin embargo, en la evaluación del espectro de
lesiones de la inserción cubital (Palmer clase 1B) la RM muestra una fiabilidad
significativamente menor, con una sensibilidad y especificidad bajas
(aproximadamente del 17%) (Haims AH, 2002). Esta baja precisión de la RM
en la valoración de las lesiones clase 1B se debe fundamentalmente a la
compleja anatomía de la inserción cubital del CFCT (Burns JE, 2011). Por
otra parte, la existencia de derrame articular o sinovitis en el receso
preestiloideo puede conducir a un diagnóstico erróneo de rotura de la

58
inserción cubital. En los pacientes con fractura aguda o pseudoartrosis de la
apófisis estiloides cubital, la evaluación de la inserción cubital del CFCT,
principalmente de la inserción foveal, es muy difícil y la precisión diagnóstica
de la RM es baja (Cerezal L, 2005).

La distensión articular con contraste en artro-TC y artro-RM permite una


evaluación precisa de las lesiones Palmer clase 1B. Debido a la frecuencia y
relevancia clínica de la avulsión foveal del CFCT la artro-RM debe iniciarse
con punción del compartimento RCD. Cuando hay una rotura completa que
afecta tanto a la inserción foveal como estiloidea, se produce paso de
contraste al compartimento radiocarpiano en artro-TC/artro-RM (Rüegger C,
2007; Joshy S, 2008).

Las lesiones Palmer clase 1C son excepcionales y su diagnóstico es difícil en


RM. Los cortes de alta resolución y artro-TC/artro-RM en el plano sagital son
los más adecuados para evaluar los ligamentos cúbito carpianos (Cerezal L,
2012a, Ringler MD, 2013a).

3.4.1.1.2. Lesiones del CFCT “no Palmer”

La clasificación de Palmer de las lesiones del CFCT propuesta hace más de


25 años se utiliza de forma generalizada (Palmer AK, 1989). Sin duda, ha
contribuido a establecer el concepto anatómico de CFCT y a unificar la
descripción y tratamiento de las lesiones del CFCT. Sin embargo, los
avances recientes en artroscopia de muñeca han demostrado que con
frecuencia existen lesiones del CFCT que no se pueden incluir en la
clasificación de Palmer. Varios artículos describen nuevos subtipos y
localizaciones de lesiones traumáticas y degenerativas y combinación de
varios tipos de lesiones (Cooney WP, 1994; Estrella EP, 2007, Abe Y, 2012,
del Piñal F, 2012a, del Piñal F, 2012b).

La clasificación de Palmer diferencia dos clases fundamentales de lesión del


CFCT: traumáticas y degenerativas. Sin embargo, es muy común que
pacientes con lesiones degenerativas asintomáticas del CFCT se conviertan
en sintomáticos tras un traumatismo (del Piñal F, 2012a). La exploración
artroscópica permite diferenciar en estos pacientes la lesión traumática de la

59
degenerativa crónica (del Piñal F, 2012a). Por otra parte, especialmente en
pacientes deportistas, es frecuente la asociación de varios tipos de lesión
traumática o por sobrecarga (lesiones del ECU, cápsula dorsal y lesiones
traumáticas o degenerativas de otro tipo).

La clasificación de Palmer tiene implicaciones terapéuticas, sin embargo al


no incluir estas lesiones “no Palmer”, no responde adecuadamente a las
necesidades actuales del planteamiento terapéutico (Abe Y, 2012).

Las diversas lesiones no Palmer pueden sistematizarse diferenciando entre


lesiones centrales, periféricas y complejas (Abe Y, 2012).

Lesiones no-Palmer centrales

Las lesiones no Palmer centrales incluyen variantes de lesión del FCT propio
como las roturas horizontales, roturas dorsales, roturas laminares
superficiales o tipo “flap” y roturas en asa de cubo (Figura 30). También se
deben incluir otras variantes de lesión que afectan a la vertiente proximal del
FCT o vertiente RCD (Theumann NH, 2011;Yamamoto M, 2010).

Rotura horizontal
Las roturas horizontales pueden ser de origen traumático o degenerativo. El
patrón de rotura recuerda al de las roturas horizontales degenerativas de los
meniscos de la rodilla (del Piñal F, 2012a).
Una variante de este tipo de rotura sería la rotura laminar o tipo “flap”, en la que
se despega una lámina del FCT propio. Este “flap” inestable del fibrocartílago
produce irritación biomecánica y sinovitis que condicionan el dolor cubital en
estos pacientes. En RM se identifica con facilidad la separación en dos láminas o
el “flap” del FCT propio. El desbridamiento artroscópico con resección de los
fragmentos inestables es curativo (del Piñal F, 2012a).
Rotura dorsal
La rotura dorsal es una lesión no-Palmer infrecuente que consiste en una
separación del FCT del ligamento radiocubital dorsal. Esta lesión comienza,
generalmente, en el receso preestiloideo y termina prácticamente en la inserción
radial del ligamento. Condiciona grados leves de inestabilidad ARCD (Estrella EP,
2007).

60
La lesión se localiza en una zona vascularizada, por lo que el tratamiento consiste
en sutura artroscópica de doble bucle, con buenos resultados publicados.
Rotura en “asa de cubo”
Un tipo de rotura central muy infrecuente es la rotura en “asa de cubo”. El FCT
propio se despega de los ligamentos radiocubitales, persistiendo únicamente un
pequeño pedículo de fijación al CFCT. En RM se observa el desdoblamiento y
desplazamiento del FCT, de forma análoga a las lesiones en asa de cubo de la
rodilla (Theumann NH,2011).
El tratamiento consiste en desbridamiento artroscópico con resección del FCT
desplazado. Al estar respetados los ligamentos radiocubitales, la estabilidad RCD
no se ve afectada.
Rotura central de la vertiente proximal RCD

Abe describe la existencia de lesiones que afectan a la porción proximal o RCD


del FCT que originan dolor cubital de la muñeca (Abe Y, 2012).
Estas lesiones pueden identificarse en RM y con mayor precisión en artro-RM del
compartimento RCD.
El tratamiento consiste en desbridamiento con artroscopia de ARCD. Es probable
que la generalización de la artroscopia de ARCD en el futuro incremente la
descripción de este tipo de lesiones de la vertiente proximal RCD del FCT, no
visibles en la artroscopia convencional con acceso al compartimento
radiocarpiano (Abe Y, 2012).

61
Lesiones no-Palmer periféricas

Las estructuras periféricas y distales del CFCT conforman lo que Nakamura


define como hamaca de soporte del carpo cubital (Nakamura T, 2012a). Del
Piñal (del Piñal F, 2012a) agrupa estas estructuras con el término de
estructuras capsulares y clasifica sus lesiones en cuatro tipos (Figura 31):

a. Despegamiento del CFCT de la cápsula anterior.

b. Despegamiento del CFCT de la cápsula posterior.

c. Desinserción de la cápsula anterior de la inserción ósea (afecta


a ligamentos cúbitocarpianos volares y equivale a la lesión
Palmer 1C).

d. Desinserción de la cápsula posterior de la inserción ósea


(lesión de Nishikawa).

Despegamiento del CFCT de la capsula anterior.

El despegamiento capsular anterior del CFCT es muy infrecuente. Del Piñal


describe un solo caso en su amplia experiencia artroscópica. El tratamiento
en estos casos debe consistir en la sutura artroscópica (del Piñal F, 2012a).

Despegamiento del CFCT de la capsula posterior.

El despegamiento completo de la cápsula dorsal del CFCT o el


despegamiento parcial que afecta a la unión de ligamento radiocubital dorsal
con la vaina del ECU, son una causa muy frecuente de dolor cubital. Estas
lesiones suelen ser muy sintomáticas y ocurren con especial frecuencia en
atletas profesionales. El tratamiento con sutura capsular artroscópica e
inmovilización durante 3 semanas (con bloqueo de la pronosupinación)
muestra excelentes resultados (del Piñal F, 2012a).

Desinserción de la capsula anterior de la inserción ósea.

La desinserción de la cápsula anterior con los ligamentos cúbitocarpianos


volares corresponde al estadio 1C de Palmer. Son lesiones extremadamente
infrecuentes. En al actualidad el desbridamiento artroscópico es la única
opción terapéutica (Tay SC, 2010; del Piñal F, 2012a; Ringler MD, 2013a).

62
Desinserción de la capsula posterior de la inserción ósea.

Nishikawa en un estudio cadavérico observó dos tipos de inserción del MH


en el piramidal (Nishikawa S, 2002). En el primer tipo (93%), el MH se une al
borde cubital de la superficie articular del piramidal (piramidal expuesto). En
el segundo tipo (7%) el CFCT se une ampliamente a la superficie articular del
piramidal (piramidal cubierto).

El desprendimiento del MH del piramidal, especialmente en el tipo de MH


con inserción amplia en el piramidal fue descrito por Nishikawa con el
nombre de despegamiento carpiano (DC) (“carpal detachment”) (Nishikawa
S, 2002; Nishikawa S, 2012). Esta lesión probablemente sea la misma o una
variante de la lesión descrita por Watson con el nombre de “Impingement”
piramidal con rotura ligamentosa (TILT) (Watson HK, 1999) (Figura 32).

El mecanismo lesional es variado. Una caída con compresión palmar axial


con la mano en supinación, un traumatismo por torsión o hiperflexión y
movimientos repetitivos en algunos deportes pueden condicionar esta lesión
(Nishikawa S, 2012).

El DC es una causa frecuente de dolor cubital. En la serie de Nishikawa.


representa hasta el 26% de los casos de dolor cubital crónico. Hay que tener
en cuenta que esta lesión puede coexistir con otras lesiones del CFCT
(Nishikawa S, 2012).

Los síntomas del DC son idénticos a otras lesiones del CFCT. El dolor se
acentúa con la presión de la vertiente dorsal del piramidal. La maniobra de
Rubí (supinación del antebrazo, extensión y desviación cubital de la muñeca)
es positiva.

La RM y especialmente la artro-RM pueden mostrar el despegamiento del


MH del piramidal, sinovitis focal en la vertiente dorsal cúbitocarpiana y
delaminación condral en vertiente dorsal del piramidal. La realización de
cortes coronales en desviación radial facilitaría el diagnóstico de estas
lesiones (Nishikawa S, 2012).

Estos pacientes responden muy bien al tratamiento artroscópico


(desbridamiento de la sinovitis y regularización de la lesión condral) y
movilización inmediata (del Piñal F, 2012a) .

63
Lesiones no-Palmer complejas

En estudios artroscópicos y de RM es frecuente observar la asociación de


varios tipos de lesión, especialmente combinaciones de lesiones traumáticas
y degenerativas, o varios tipos de lesión traumática (por ejemplo lesiones
Palmer 1A y 1D, lesiones 1B y desgarros capsulares dorsales) (Abe Y, 2012).

Rotura coronal

Del Piñal y Nakamura describen 8 casos de rotura coronal que asocia una
rotura degenerativa tipo 2C de Palmer con un patrón coronal de rotura de
origen traumático que se extiende a la inserción foveal, dividiendo los
ligamentos radiocubitales distales (del Piñal F, 2012b) (Figura 33).

En aproximadamente un tercio de los individuos los ligamentos


radiocubitales se unen antes de insertarse en la fóvea (Nakamura T, 2000b).
Esta unión reduce la longitud funcional real de cada ligamento individual. Si
se interrumpe esta unión el ligamento será funcionalmente más largo,
causando un cierto grado de inestabilidad.

El mecanismo lesional propuesto consiste en un traumatismo tras una caída


o por hiperpronación, con impacto de la cabeza del cúbito (varianza positiva
en la mayoría de estos pacientes) que provocaría la división de la conexión
de los ligamentos radiocubitales (del Piñal F, 2012b).

Los pacientes presentan dolor cubital y moderada inestabilidad RCD.

En RM y en artroscopia, se observan hallazgos que combinan el impacto


cúbitocarpiano con la lesión coronal traumática que se extiende a la fóvea.

El tratamiento en estas lesiones consiste en una técnica de Wafer


artroscópica combinada con reparación artroscópica (sutura foveal) de los
ligamentos radiocubitales distales (del Piñal F, 2012b).

64
Figura 27. Clasificación de Palmer de las roturas traumáticas del CFCT (clase 1). 1A, rotura
longitudinal afectando a la vertiente radial central, respetando ligamentos radio-cubitales. 1B, rotura
de la inserción cubital (múltiples subtipos). 1C, rotura de los ligamento cúbito-carpianos. 1D, rotura
de la inserción radial (varios subtipos).

65
Figura 28. Variantes de lesión del CFCT clase 1B. (a) Rotura de lámina distal o estiloidea. (b) Rotura
de lámina proximal o foveal. (c) Rotura completa. (d) Fractura de estiloides con rotura de inserción
estiloidea. (e) Fractura de estiloides con rotura de inserción foveal. (f) Fractura de estiloides con
rotura completa de inserción cubital.

66
Figura 29. Variantes de lesión del CFCT clase 1D. (a) Rotura limitada a la porción
fibrocartilaginosa central (la más frecuente). (b) Rotura que afecta a ligamentos radiocubital volar o
dorsal. (c) Rotura que afecta a ligamentos radiocubitales con avulsión ósea (generalmente del
margen dorsal de escotadura sigmoidea). (d) Rotura radial completa (lesión original descrita por
Palmer de baja frecuencia).

67
Figura 30. Lesiones no Palmer de la porción central.
(a) Rotura horizontal. (b) Rotura dorsal. (c) Rotura en
asa de cubo.

68
Figura 31. Lesiones no Palmer periféricas o
capsulares. (a) Rotura de la cápsula dorsal. (b) Rotura
de la cápsula volar. (c) Lesión de Nishikawa (avulsión
carpiana).

69
Figura 32. Lesión de Nishikawa. Menisco
homólogo con arrancamiento de inserción en
el piramidal y delaminación condral focal.

Figura 33. Rotura compleja del


fibrocartílago triangular (no
Palmer). Rotura coronal que
asocia una lesión degenerativa del
fibrocartílago triangular clase 2C
de Palmer y un plano de rotura
traumática coronal sobreañadido,
dividiendo la inserción foveal de
los ligamentos radio-cubitales
volar y dorsal.

70
3.4.1.2. Síndromes de impacto de la vertiente cubital de la
muñeca
Los síndromes de impacto de la vertiente cubital de la muñeca se pueden
dividir en cinco categorías principales (Borelli P,2010) (Cerezal L,2002;
Cerezal L, 2004) (Figura 34):

1. Síndrome de impacto cúbitocarpiano.

2. Síndrome de impacto cubital.

3. Síndrome de impacto de la estiloides cubital o estilopiramidal.

4. Síndrome de impacto ganchososemilunar .

5. Síndrome de impacto combinado

3.4.1.2.1. Síndrome de impacto cúbitocarpiano

El síndrome de impacto cúbitocarpiano es un proceso degenerativo que se


caracteriza por el impacto crónico entre la cabeza del cúbito, CFCT y
vertiente cubital del carpo, que condiciona cambios patológicos progresivos
(Cerezal L, 2002; Sammer DM, 2010; Mathoulin C, 2012).

Los cambios patológicos que aparecen en el síndrome de impacto


cúbitocarpiano se producen con mayor frecuencia en pacientes con variante
cubital positiva, pero en ocasiones pueden ocurrir con varianza neutra o
negativa (Tomaino MM, 1999; Tomaino MM, 2005). Los factores
predisponentes más frecuentes son la varianza cubital congénita positiva,
malunión del radio distal, cierre prematuro de la fisis distal del radio, fractura
de Essex-Lopresti y la resección quirúrgica previa de la cabeza del radio. En
ausencia de alteraciones estructurales obvias, el síndrome de impacto
cúbitocarpiano puede ser consecuencia de actividades diarias que
condicionan una carga excesiva intermitente del carpo cubital. También se
ha demostrado que los cambios del síndrome de impacto cubito-carpiano

71
pueden ser con frecuencia asintomáticos (Friedman SL, 1991; Cerezal L,
2002; Iordache SD, 2012).

Las lesiones degenerativas del CFCT son muy frecuentes y relacionadas con
la edad. Están presentes en casi uno de cada dos pacientes mayores de 50
años, como demostró Mikic en un estudio anatómico (Mikic ZD, 1978). Los
cambios degenerativos ocurren con mayor frecuencia en la superficie
proximal del FCT, localizadas en la región central, en situación más cubital
que las lesiones traumáticas clase 1A. Las lesiones degenerativas se asocian
generalmente con condromalacia cúbitocarpiana. Los cambios del cartílago
se producen en la vertiente proximal y medial del semilunar y en la porción
más radial de la cabeza cubital. La edad del paciente, la localización de la
lesión, la historia clínica y las lesiones asociadas son criterios que pueden ser
útiles para diferenciar etiología traumática o degenerativa (Cerezal L,2012a).

Las lesiones degenerativas del CFCT (clase 2 de Palmer) se subclasifican en


estadios progresivos (A-E) de daño del FCT y estructuras de la vertiente
cubital de la muñeca (Palmer AK, 1989) (Figura 35).

La lesión clase 2A de Palmer consiste en adelgazamiento, sin perforación, de


la porción central del FCT con desflecamiento de la superficie proximal. En
las lesiones clase 2B se visualiza condromalacia semilunar, piramidal, y/o
cubital. Las lesiones clase 2C representan un defecto o perforación central
del FCT, con comunicación entre compartimentos RCD y radiocarpiano
(Figura 36). En las clases 2D también hay comunicación con el
compartimento mediocarpiano, debido a la rotura del ligamento
lunopiramidal. La clase 2E se caracteriza por osteoartritis cúbitocarpiana
(Friedman SL, 1991; Cerezal L, 2004).

Las manifestaciones clínicas del síndrome de impacto cúbitocarpiano


consisten generalmente en dolor subagudo o crónico en la vertiente cubital
de la muñeca, a menudo exacerbado por la actividad y con alivio con el
reposo. Cualquier maniobra que provoque un aumento relativo de la varianza
cubital (por ejemplo, prensión firme, pronación, o desviación cubital de la

72
muñeca) condiciona un aumento de los síntomas (Borelli P, 2010; Friedman
SL, 1991).

El examen físico muestra generalmente inflamación y sensibilidad localizada


en la región del CFCT y articulación lunopiramidal. Generalmente, se produce
limitación de la rotación del antebrazo y del movimiento de la muñeca
(Friedman SL,1991).

• Diagnóstico por imagen

Los hallazgos radiológicos en el síndrome de impacto cúbitocarpiano suelen


mostrar una varianza cubital positiva. La varianza cubital aumenta con la
fuerza de prensión, volviendo a su estado original al cesar la fuerza. Por lo
tanto, en la valoración del impacto cúbitocarpiano se recomienda añadir una
radiografía con prensión forzada en pronación para evaluar el impacto
dinámico entre la vertiente cubital del carpo y la cúpula de la cabeza del
cúbito (Cerezal L, 2002; Cerezal L,2004; Borelli P, 2010).

Dentro de las alteraciones subyacentes que se asocian con frecuencia a


impacto cúbitocarpiano que podemos valorar en radiología convencional
destaca la malunión de fracturas de radio distal con acortamiento o
inclinación radial dorsal residual. Un cierre precoz de la fisis distal del radio,
fractura de Essex-Lopresti o resección de la cabeza radial también pueden
ser hallazgos evidentes en las radiografías convencionales. Los cambios
secundarios incluyen esclerosis subcondral y cambios quísticos en la cabeza
del cúbito, vertiente cubital del hueso semilunar proximal y vertiente radial
proximal del hueso piramidal. Los cambios radiológicos suelen ser sutiles
tanto en fases tempranas como tardías del síndrome de impacto
cúbitocarpiano (Cerezal L, 2002; Cerezal L, 2004).

En el caso de pacientes con dolor cubital con sospecha clínica de impacto


cúbitocarpiano y radiografías convencionales negativas o dudosas, la RM
permite diagnosticar lesiones radiológicamente ocultas. Los grados
incipientes de condromalacia con reblandecimiento, fibrilación o defectos
condrales de espesor parcial, pueden pasar desapercibidos en el estudio

73
RM, siendo la fiabilidad mucho mayor en las lesiones condrales de alto
grado. Los signos indirectos o secundarios de condromalacia, como edema
de médula ósea subcondral y la sinovitis, son hallazgos frecuentes. El edema
óseo subcondral, especialmente en la vertiente cubital del semilunar, es un
signo sensible en RM de impacto cúbitocarpiano, pudiendo aparecer en
pacientes sin lesión condral significativa en el estudio artroscópico (Cerezal
L, 2002). La progresión de los cambios degenerativos en el impacto
cúbitocarpiano, con esclerosis y quistes subcondrales, se aprecian mucho
antes en las imágenes de RM que en las radiografías convencionales.

La RM es especialmente útil en la evaluación de los cambios degenerativos y


desgarros parciales que afectan a la vertiente proximal del FCT y que pueden
quedar ocultos en la artroscopia convencional radiocarpiana (lesiones clase
2A y 2B) (Coggins CA, 2006). Las perforaciones completas del FCT son
fácilmente detectadas en RM.

La fiabilidad de la RM en la valoración de las lesiones del ligamento


lunopiridal es bastante limitada. La artro-RM permite detectar lesión de este
ligamento, diferenciando así entre estadios 2C y 2D de Palmer lo cual
conlleva importantes implicaciones terapéuticas (Cerezal L, 2005; Omlor G,
2008). Las lesiones clase 2A-C de Palmer se tratan con la técnica de Wafer
abierta (2A-B) o artroscópica (2C, a través del defecto) (Kovachevich R,
2010; Möldner M, 2015). La técnica de Wafer consiste en la resección de 2-
3 mm de la parte distal de la cúpula de la cabeza cubital (Bickel KD, 2008;
Colantoni J, 2014; Whipple TL, 2012) (Figura 37a). El tratamiento de las
lesiones clase 2D consiste generalmente en osteotomía de acortamiento
cubital para reforzar los ligamentos cúbitocarpianos y cápsula cubital (Khoury
J, 2014; Lautenbach M, 2014; Mirza A, 2013; Tatebe M, 2014) (Figura 37b).

Las lesiones clase 2E, etapa final del impacto cúbitocarpiano, se caracterizan
por cambios degenerativos avanzados cúbitocarpianos. Las opciones de
tratamiento se limitan generalmente a procedimientos de salvamento, como
la resección de la cabeza cubital (Jarrett CD, 2012).

74
3.4.1.2.2. Síndrome de impacto cubital

El síndrome de impacto cubital es un cuadro doloroso de la vertiente cubital


de la muñeca, causado por un cúbito distal corto de forma adquirida o
congénita que choca, con los movimientos de pronosupinación, con el radio
distal, proximal a la escotadura sigmoidea (Cerezal L,2002) (Figura 38).

El acortamiento del cúbito distal se produce con mayor frecuencia de forma


secundaria a procedimientos quirúrgicos que implican resección del cúbito
distal provocado por traumatismos, artritis reumatoide o corrección de la
deformidad de Madelung (Cerezal L, 2002; Ghatan AC, 2013). Menos
comúnmente, el síndrome de impacto cubital se produce en pacientes con
varianza cubital negativa congénita o fusión prematura de la fisis del cúbito
distal secundaria a traumatismo (Watanabe A, 2010).

La presentación clínica del síndrome de impacto cubital con frecuencia es


similar a la del síndrome de impacto estilopiramidal. Por lo general, los
pacientes experimentan dolor en pronación y supinación del antebrazo y
debilidad en el levantamiento de objetos. La compresión de la ARCD durante
la rotación del antebrazo aumenta los síntomas y facilita la identificación de
incongruencia de ARCD (Cerezal L, 2002).

• Diagnóstico por imagen

El choque repetido del cubito distal puede producir remodelación y cambios


proliferativos corticales en el margen cubital del radio distal, en localización
proximal a la escotadura sigmoidea. En radiología convencional se observa
remodelación cortical del radio distal e hipertrofia ósea (Cerezal L,2002).
Estos cambios solamente son evidentes en fases avanzadas.

La proyección radiológica de estrés descrita por Lees y Scheker permite


confirmar el diagnóstico, mostrando además de los cambios erosivos, el
impacto óseo con convergencia radiocubital (Cerezal L, 2002). La RM es útil
para confirmar el diagnóstico antes de que los cambios erosivos sean
visibles en la radiografía convencional, mostrando esclerosis sutil y edema
óseo en el nivel correspondiente del radio y cúbito distal. En fases

75
avanzadas, la RM muestra festoneado en el margen cubital del radio distal,
proximal a escotadura sigmoidea, con esclerosis y proliferación ósea en
ambos márgenes (Coggins CA, 2006) (Figuras 39 y 40).

3.4.1.2.3. Síndrome de impacto estilopiramidal

El síndrome de impacto de la estiloides cubital es una entidad clínica que


condiciona dolor de la vertiente cubital de la muñeca, causado por impacto
entre la apófisis estiloides cubital, hueso piramidal y tejidos blandos
adyacentes durante la desviación cubital y flexión dorsal de la muñeca, bien
de forma repetitiva o con menor frecuencia de forma aguda (Topper
SM,1997;Giachino AA,2007) (Figura 41). Este síndrome incluye un grupo de
entidades patológicas que se producen con mayor frecuencia en muñecas
con varianza cubital negativa.

La presencia de variantes anatómicas, incluyendo osículos supernumerarios


y variantes morfológicas de la estiloides cubital es frecuente. La apófisis
estiloides cubital es una continuación del cúbito distal que se proyecta
distalmente hacia el hueso piramidal en una distancia variable (3 a 6 mm) y
con una angulación medial superior a 15 grados. Garcia-Elias describió un
método para valorar el tamaño relativo de la estiloides cubital, denominado
índice estiloideo (USPI) (Garcia-Elias M, 1987). Una estiloides excesivamente
larga tiene un USPI superior a 0,21 +/_ 0.07 o una longitud total superior a 6
mm (Cerezal L, 2004). El síndrome de impacto estilopiramidal puede ser
secundario a variantes morfológicas de la estiloides cubital (estiloides
elongada, con desviación radial o ensanchada) o condiciones patológicas
(pseudoartrosis, malunión o hipertrofia) (Cerezal L, 2004).

El síndrome de impacto estilopiramidal han sido clasificado por del Piñal en


cuatro subtipos en base a las variantes morfológicas y procesos patológicos
de la apófisis estiloides cubital implicados en la etiología de esta entidad
clínica (Cerezal L,2004). Una apófisis estiloides alargada es la variante más
común implicada en el desarrollo de este síndrome (Giachino AA, 2007;

76
Tomaino MM, 2001). La secuencia de eventos patológicos en pacientes con
impacto estilopiramidal secundario a estiloides elongada o con desviación
radial consiste en contusión con la vertiente dorsal del hueso piramidal, que
condiciona condromalacia piramidal (generalmente delaminación focal),
sinovitis dorsocubital reactiva y dolor cubital. En caso de un traumatismo de
suficiente intensidad se puede producir fractura en el margen dorsal del
piramidal (“chip fracture”) (Cerezal L, 2004).

Las fracturas de apófisis estiloides cubital son muy frecuentes, generalmente


asociadas con fracturas de radio distal. Las fracturas de la base de la
estiloides cubital desplazadas se asocian con frecuencia con inestabilidad
ARCD, secundaria a desinserción cubital del CFCT. Sin embargo, estas
fracturas pueden tener una ARCD estable si la inserción foveal está
respetada. En las fracturas del vértice de la estiloides cubital la ARCD es por
lo general estable, aunque puede existir lesión del CFCT e inestabilidad
secundaria (Borelli P, 2010).

La mayor parte de pseudoartrosis de apófisis estiloides cubital son


asintomáticas, aunque pueden convertirse en sintomáticas por diversas
razones. El fragmento óseo no unido puede actuar como un cuerpo libre que
roce o impacte con el carpo. Por otra parte, la pseudoartrosis de apófisis
estiloides cubital puede causar choque con la vaina del tendón del ECU. La
pseudoartrosis puede asociarse con desinserción cubital completa o parcial
foveal del FCT con inestabilidad de ARCD en el origen del cuadro clínico de
dolor cubital (Borelli P, 2010; del Piñal F, 2012a;Luchetti R, 2014).

• Diagnóstico por imagen

El diagnóstico del síndrome de impacto estilopiramidal se basa


principalmente en la historia clínica y en el examen físico del paciente,
apoyado por la evidencia radiográfica de variantes morfológicas o
condiciones patológicas de la apófisis estiloides cubital (Borelli P, 2010; Bain
GI, 2012).

77
Las medidas de la apófisis estiloides (longitud, anchura y ángulo) y la
varianza cubital deben valorarse en la proyección PA neutra de la muñeca.
En fases avanzadas, las radiografías simples pueden mostrar cambios
degenerativos en estiloides cubital y piramidal (Cerezal L, 2004).

La RM es el método de imagen más útil para detectar las anomalías óseas y


de partes blandas presentes en este síndrome y descartar otras posibles
causas de dolor cubital crónico (Watanabe A, 2010). En los pacientes con
síndrome de impacto estilopiramidal un hallazgo precoz en RM es la
presencia de sinovitis en la vertiente dorsal de la articulación cúbitocarpiana.
En etapas más avanzadas, la RM puede mostrar delaminación condral focal
en la vertiente dorsal del piramidal (Cerezal L, 2012b). Cambios subcondrales
secundarios, incluyendo edema de médula ósea, esclerosis, y quistes, en
lugares característicos pueden ser detectados en las imágenes de RM en
pacientes sin alteraciones significativas en las radiografías simples (Watanabe
A, 2010) (Figura 42).

En pacientes con síndrome de impacto estilopiramidal secundario a


pseudoartrosis de estiloides cubital la RM permite visualizar la presencia de
fragmentos óseos no unidos, condromalacia y cambios subcondrales en
vertiente dorsal del piramidal (Figura 44). En ocasiones se puede observar en
RM tenosinovitis o tendinosis del ECU secundaria a irritación crónica por el
fragmento óseo no unido. La artro-RM del compartimento RCD permite una
evaluación precisa de la inserción cubital del CFCT en pacientes con
pseudoartrosis de apófisis estiloides cubital (Cerezal L, 2004).

3.4.1.2.4. Síndrome de impacto ganchososemilunar

El impacto ganchososemilunar es una causa poco frecuente de dolor de la


vertiente cubital de la muñeca, secundario a condromalacia del polo proximal
del hueso ganchoso en pacientes con una variante anatómica consistente en
la presencia de una faceta articular semilunar para el polo proximal del
ganchoso (Malik AM,1999 ; Thurston AJ, 2000) (Figura 43a).

78
Viegas describió la existencia de dos tipos de variantes anatómicas del
hueso semilunar. En el tipo I, el semilunar no se articula con el ganchoso. En
el tipo II de Viegas existe una faceta articular semilunar de tamaño variable
que articula con el polo proximal del ganchoso (Viegas SF, 1993). El
semilunar tipo II de Viegas, presente en el 57%-73% de las muñecas, puede
condicionar una alteración en la distribución de la carga en la articulación
mediocarpiana. Esta alteración mecánica conduce a una mayor incidencia
de erosión del cartílago del polo proximal del ganchoso con denudación del
hueso subcondral y cambios subcondrales reactivos. (Malik AM, 1999;
Thurston AJ, 2000; De Smet L, 2012).

El mecanismo sugerido para el desarrollo de este cuadro clínico consiste en


choque y abrasión repetidos entre ganchoso y semilunar con los
movimientos de desviación cubital forzados.

Los pacientes experimentan dolor en desviación cubital forzada de la


muñeca. La realización de desviación cubital combinada con supinación
forzada reproduce los síntomas (Malik AM, 1999; Thurston AJ, 2000).

• Diagnóstico por imagen

En el contexto clínico de dolor cubital de la muñeca, la evidencia radiográfica


de un hueso semilunar tipo II y esclerosis en el polo proximal del ganchoso
debe plantear el diagnóstico de síndrome de impacto ganchososemilunar.

La RM tiene una sensibilidad baja en las fases iniciales de condromalacia,


aunque puede mostrar signos secundarios como edema óseo, esclerosis y
quistes subcondrales en el polo proximal del ganchoso (Cerezal L, 2002:
Watanabe A, 2010). Otro signo indirecto de impacto ganchososemilunar en
RM es la presencia de sinovitis focal mediocarpiana (Figura 43b).

79
Figura 34. Esquema que ilustra
los diferentes tipos de impacto en
la vertiente cubital de la muñeca.
1. Impacto cúbito-carpiano. 2.
Impacto cubital. 3. Impacto estilo-
piramidal. 4. Impacto ganchoso-
semilunar 5. Impacto combinado.

Figura 35. Lesiones degenerativas del CFCT (clase 2 de Palmer). 2A, adelgazamiento de la
porción central proximal del FCT, vertiente de articulación radiocubital distal. 2B,
adelgazamiento de la porción central con condromalacia en cabeza del cúbito y/o vertiente
cubital del semilunar. 2C, perforación central y aumento de la condromalacia cubital y semilunar.
80 2D, lesiones como en estadio 2C, más rotura del ligamento luno-piramidal. 2E, osteoartritis
cúbito-carpiana.
Figura 36. Lesión degenerativa del fibrocartílago triangular clase 2C de Palmer en paciente con
deformidad de Madelung. Cortes RM coronales T1 (a) y DP supresión grasa (b) que muestran
una extensa perforación central del fibrocartílago triangular (prácticamente ausencia) y
condromalacia en cabeza del cúbito (flecha en a) y vertiente radial del piramidal. Ligamento de
Vickers (flecha en b).

Figura 37. Tratamiento de las lesiones degenerativas del fibrocartílago triangular. (a) Técnica de
Wafer artroscópica (tratamiento de lesiones 2B y 2C). (b) Osteotomía de acortamiento cubital
extraarticular (tratamiento de lesiones 2D).

81
Figura 38. Impacto cubital. Esquemas que ilustran el impacto cubital secundario a resección
de cúbito distal (a) y cúbito congénito corto (b) con convergencia radio-cubital y cambios
degenerativos en situación proximal a escotadura sigmoidea radial.

Figura 39. Impacto cubital. (a) Radiografía PA y (b) corte coronal RM T1 que muestran cambios
postquirúrgicos secundarios a resección de cúbito distal (técnica de Darrach). Remodelación
del radio distal proximal a escotadura sigmoidea y marcada proliferación ósea. En el estudio
RM se observa remodelación radial (cabezas de flecha) y tejido fibroso irregular interpuesto en
la zona de impacto (flecha).

Figura 40. Impacto cubital secundario a varianza cubital negativa. (a) Radiografía
PA (b) imagen RM coronal T1. Remodelación del radio distal proximal a
82 escotadura sigmoidea (flecha en a) y cambios degenerativos en cabeza del cúbito
(flecha en b).
Figura 41. Subtipos de impacto
estilo-piramidal. 1. Estiloides
elongada (a). 2. Estiloides con
desviación radial (b). 3. Estiloides
ensanchada(c). 4. Pseudoartrosis
de apófisis estiloides cubital sin
inestabilidad (inserción foveal del
fibrocartílago respetada) (d). 5.
Pseudoartrosis de estiloides
cubital con rotura foveal del
fi b r o c a r t í l a g o t r i a n g u l a r e
inestabilidad radiocubital distal
secundaria (e).

Figura 42. Impacto estilo-piramidal. (a) Radiografía oblicua con supinación y desviación cubital forzadas de
la muñeca que muestra el impacto de una apófisis estiloides cubital larga en la vertiente dorsal del
piramidal. (b) Corte coronal RM potenciado en T1 que muestra una apófisis estiloides cubital de gran
tamaño. (c,d) Cortes coronal y sagital de RM DP supresión grasa que muestran condromalacia
(delaminación) en vertiente dorsal del piramidal (flechas), cambios subcondrales reactivos y sinovitis focal
dorso-cubital.

83
Figura 43. Impacto ganchoso-semilunar. (a) Esquema que ilustra los cambios secundarios a
impacto-ganchoso semilunar con semilunar tipo II de Viegas y condromalacia en polo proximal
del ganchoso. (b) Imagen RM coronal DP supresión grasa que muestra un extenso foco de
condromalacia en polo proximal del ganchoso con cambios subcondrales reactivos, hallazgos
característicos de esta entidad.

Figura 44. Impacto combinado cúbito-carpiano y estilo-piramidal. (a,b) Cortes RM coronal T1 y


DP supresión grasa que muestran pseudoartrosis de apófisis estiloides cubital, varianza cubital
positiva, adelgazamiento de la porción central del fibrocartílago triangular y extensa
condromalacia en vertiente cubital del semilunar y piramidal.

84
3.4.1.3. Lesiones ligamentarias

3.4.1.3.1. Inestabilidad lunopiramidal

La disociación lunopiramidal es la segunda causa de inestabilidad carpiana


tras la inestabilidad escafosemilunar. La inestabilidad lunopiramidal es un
importante reto diagnóstico (Rhee PC, 2014). Con frecuencia, no se
diagnostica o se confunde con otras causas de dolor de la vertiente cubital
de la muñeca como lesión del CFCT o inestabilidad mediocarpiana (Fontes
D, 2010;Haugstvedt JR,2012 ).

En la disociación lunopiramidal se describen diferentes fases progresivas de


inestabilidad: predinámica, dinámica y estática (Garcia-Elias M, 2005; Sauder
DJ, 2010; van de Grift TC, 2016). La rotura completa del ligamento
lunopiramidal y el fallo del principal estabilizador secundario, el ligamento
radiocarpiano dorsal, dan lugar a un patrón de inestabilidad segmentaria
intercalada volar (VISI) (Figura 45). En esta configuración, el escafoides sigue
su tendencia natural y arrastra al semilunar en flexión. El piramidal se
desplaza proximalmente y, libre de su unión al semilunar, sigue su tendencia
natural a la extensión condicionada por la morfología helicoidal de la
articulación ganchososemilunar. Estos pacientes se presentan con dolor
cubital y muestran un punto de sensibilidad en la palpación del intervalo
lunopiramidal (Garcia-Elias M, 2005).

• Diagnóstico por imagen

Las roturas aisladas del ligamento lunopiramidal no muestran, generalmente,


ninguna alteración radiográfica. Sin embargo, cuando se asocia lesión de los
estabilizadores secundarios, la muñeca adquiere un patrón de inestabilidad
VISI, con angulación palmar del semilunar (ángulo radiosemilunar volar mayor
de 10º) y angulación palmar del semilunar en relación con el eje
metacarpiano. El ángulo escafosemilunar disminuye a menos de 30º
(Watanabe A, 2010) (Figura 47). En la RM convencional la valoración del
ligamento lunopiramidal se debe hacer en cortes axiales y paracoronales. Sin
embargo, la oblicuidad del ligamento lunopiramidal hace que su
visualización sea inconstante en los cortes axiales puros (Nanno M, 2006). La
realización de cortes axiales oblicuos perpendiculares a la articulación
lunopiramidal permite valorar con mayor precisión los componentes volar y

85
dorsal del ligamento lunopiramidal (Tanaka T, 2008). Artro-TC y artro-RM son
las modalidades de imagen de elección en la valoración precisa del tamaño y
localización de los desgarros de los componentes del ligamento
lunopiramidal (Khoury V, 2007; De Filippo M, 2010; Bille B, 2007; Scheck RJ,
1999) (Figura 46).

3.4.1.3.2. Inestabilidad mediocarpiana

La inestabilidad mediocarpiana (IMC) es un trastorno dinámico ocasionado


generalmente por lesión del ligamento arcuato volar (Toms A, 2011). Existen
diferentes formas clínicas de inestabilidad mediocarpiana (palmar, dorsal o
combinada). El tipo palmar de IMC es el más frecuente (Hargreaves D,
2012). La lesión del componente medial del ligamento arcuato (ligamento
piramidal-ganchoso-grande) asociada a lesión del ligamento radiocarpiano
dorsal son las lesiones implicadas con mayor frecuencia en la IMC palmar.
Normalmente, la fila proximal del carpo se traslada suavemente desde una
posición de flexión a posición de extensión cuando la muñeca se mueve
desde desviación radial a cubital. Durante este movimiento, el ligamento
arcuato se tensa y ayuda a desplazar la fila proximal del carpo en extensión.
En la forma de IMC palmar dinámica a menudo hay sensibilidad en la
articulación ganchosopiramidal y se observa un "chasquido" sintomático
cuando la muñeca se mueve en desviación cubital y pronación. Como
resultado de la deficiencia del componente cubital de ligamento arcuato, la
fila proximal del carpo permanece en flexión hasta que el piramidal se acopla
con el ganchoso y produce un cambio brusco en la alineación de la fila
proximal del carpo desde flexión a extensión, condicionando un "chasquido"
doloroso (Garcia-Elias M, 2005; Watanabe A, 2010).

• Diagnóstico por imagen

Estos cambios bruscos en la alineación de la articulación mediocarpiana


pueden valorarse con videofluoroscopia. En la forma estática de IMC palmar
toda la fila proximal del carpo aparece anormalmente flexionada en la
radiografía PA (el escafoides flexionado produce el signo del anillo). Este
patrón de inestabilidad no disociativa tipo VISI se caracteriza por aumento
del ángulo grandesemilunar (> 30º) en la proyección lateral. Sin embargo, el

86
ángulo escafosemilunar está dentro de rangos normales (30-60º) (Toms A,
2011).

Las lesiones de los ligamentos extrínsecos volares y dorsales se valoran de


forma inconstante en RM convencional. Artro-TC y artro-RM son los
métodos de lección en la valoración de estos ligamentos (Toms A, 2011; A,
2009).

3.4.1.4. Lesiones óseas

3.4.1.4.1. Fracturas de estrés

Las reacciones y fracturas de estrés del cúbito distal y gancho del ganchoso
son causas cada vez más frecuentes de dolor cubital de muñeca,
relacionadas especialmente con practica deportiva intensa (especialmente en
deportes de raqueta). Estas fracturas de estrés se producen por impacto o
carga directa repetitiva (Cerezal L, 2012b).

• Diagnóstico por imagen

Las radiografías generalmente ser normales o pueden mostrar cambios


secundarios a periostitis o una pequeña radiolucencia cortical. La RM es la
técnica de elección en pacientes con sospecha de fractura de estrés por la
gran sensibilidad para detectar edema óseo medular (Cerezal L, 2012b)
(Figura 48). En RM se diferencian cuatro estadios progresivos en las fracturas
de estrés. Estadio 1= edema perióstico, grado 2= edema óseo medular en
secuencias T2, grado 3=edema de médula ósea visible en secuencias T1,
grado 4= áreas focales de alteración de señal intracortical.

3.4.1.4.2. Fracturas

Fracturas de apófisis estiloides cubital

Las fracturas de la apófisis estiloides cubital pueden producirse aisladas o en


asociación con fracturas de radio distal y otras fracturas de muñeca (Gogna
P, 2014; Kramer S, 2013). Con mucha frecuencia las fracturas de la apófisis
estiloides cubital no consolidan (65%), pudiendo la pseudoartrosis ocasionar
dolor en la vertiente cubital de la muñeca (Watanabe A, 2010).

87
Fracturas del gancho del ganchoso

El diagnóstico de las fracturas del ganchoso requiere de un alto índice de


sospecha clínica. Representan el 1,7% de las fracturas del carpo y
generalmente son fracturas no desplazadas. Las fracturas más frecuentes
del ganchoso son las del gancho (Goldfarb CA, 2001) (Figura 49).

El diagnóstico de una fractura del gancho del ganchoso con frecuencia se


realiza de forma tardía debido a que los síntomas pueden ser inespecíficos.
Por lo general, hay sensibilidad en la palpación profunda sobre el gancho del
ganchoso y el dolor se reproduce con la flexión resistida de los dedos cuarto
y quinto con desviación cubital de la muñeca (Blum AG, 2006).

Las fracturas del cuerpo del ganchoso son menos frecuentes. Pueden
ocurrir como resultado de una fuerza axial que se transmite a través de los
metacarpianos o un golpe directo en la vertiente cubital de la muñeca. Con
frecuencia estas fracturas se asocian con alteraciones de la cuarta y quinta
articulación carpometacarpiana, especialmente las fracturas orientadas en el
plano coronal (Blum AG, 2006; Papp S, 2007).

Fractura del pisiforme

La fractura del pisiforme es infrecuente (1-2% de todas las fracturas del


carpo), pero cuando ocurre, se asocia con frecuencia con otras lesiones del
carpo (Goldfarb CA, 2001; Papp S, 2007). Una fractura aguda del pisiforme
normalmente es resultado de un impacto directo o por avulsión tendinosa
(Lee SJ, 2011). La fractura por avulsión se produce cuando el flexor cubital
del carpo resiste una hiperextensión forzada de la muñeca. El retraso en el
diagnóstico de las fracturas del pisiforme puede conducir a secuelas a largo
plazo. Las complicaciones que pueden aparecer asociadas a esta fractura
incluyen la lesión del nervio cubital y artrosis de articulación pisopiramidal
(Blum AG, 2006).

Fractura de la base del quinto metacarpiano

La fractura de la base del quinto metacarpiano puede tener un trayecto


oblicuo, horizontal o vertical y puede tener un componente intraarticular que
favorece la dislocación (Watanabe A, 2010).

88
• Diagnóstico por imagen

En el contexto clínico de un traumatismo con sospecha de fractura, el


diagnóstico radiológico debe iniciarse con radiografías PA y lateral. Algunas
fracturas como las de la apófisis estiloides cubital y de la base del quinto
metacarpiano se visualizan adecuadamente en las proyecciones de rutina.
Sin embargo, la visualización de las fracturas del pisiforme y especialmente
del gancho del ganchoso puede ser difícil debido a la compleja anatomía
carpiana con superposición de estructuras óseas. Las proyecciones
complementarias pueden permitir una adecuada visualización de estas
estructuras, como la proyección oblicua en supinación, la proyección del
túnel carpiano y la proyección lateral de muñeca con desviación radial y
abducción del pulgar (Blum AG, 2006).

El TC ofrece una información anatómica más detallada y puede ayudar a


determinar el grado de desplazamiento de la fractura, aspecto crítico en la
toma de decisiones terapéuticas (Blum AG, 2006; Kaewlai R, 2008).

La RM es útil en la evaluación de ligamentos, tendones y fracturas no


desplazadas (Watanabe A, 2010). En los casos de pseudoartrosis del
gancho del ganchoso, la administración de contraste endovenoso permite
valorar la vascularización del gancho. Si el gancho es viable (captación de
contraste) el tratamiento consiste generalmente en curetaje de la
pseudoartrosis y osteosíntesis con tornillo. Si existe necrosis del gancho
(ausencia de captación) el tratamiento consiste en la resección del gancho
(Cerezal L, 2012b).

3.4.1.4.3. Enfermedad Kienböck

La necrosis del semilunar (enfermedad de Kienböck) es más frecuente en


varones de entre 20 y 40 años de edad y en la mano dominante, La
enfermedad Kienböck es un trastorno de causa desconocida,
probablemente multifactorial y con una evolución natural incierta (Cerezal L,
2012b; Watanabe A, 2010).

Tradicionalmente se ha implicado, como factor contribuyente a la necrosis


del semilunar, al aumento de las fuerzas de cizallamiento y estrés en el hueso
semilunar en pacientes con varianza cubital negativa. Sin embargo, otros

89
autores cuestionan esta teoría etiopatogénica (D’Hoore K, 1994; Bonzar M,
1998).

Los síntomas suelen tener un comienzo insidioso con un dolor sordo a lo


largo de la cara dorsal media de la muñeca afectada, pero también puede
manifestarse como dolor de la vertiente cubital (Arnaiz J, 2010).

Lichtman clasificó la enfermedad Kienböck en cuatro estadios progresivos


con implicaciones en el planteamiento terapéutico. En 2010 Litchman
actualizó esta clasificación incluyendo un nuevo estadio IIIC, que
corresponde a la fractura coronal crónica (Lichtman DM, 2010) (Figura 50).

• Diagnóstico por imagen

La radiología convencional no es sensible en los estadios iniciales de la


enfermedad Kienböck lo cual puede retrasar el diagnóstico desde el inicio de
los síntomas (Arnaiz AJ, 2010) (Figura 51).

El TC puede ser útil para demostrar la fractura o fragmentación del


semilunar.

La RM permite la detección temprana de la enfermedad, el estadiaje preciso


y el diagnóstico diferencial con otras entidades (lesiones pseudo Kienböck)
(Watanabe A, 2010; Arnaiz J, 2014).

La administración de contraste en RM permite determinar el grado de


necrosis, importante en el planteamiento terapéutico en los estadios II y IIIA y
evaluar la respuesta postoperatoria tras procedimientos de revascularización
(Arnaiz J, 2010).

3.4.1.4.4. Pseudo-Kienböck

Un problema frecuente es el sobrediagnóstico de enfermedad de Kienböck


en RM. Existen múltiples procesos que pueden causar alteraciones de señal
en el semilunar. Las entidades que se confunden con mayor frecuencia con
la enfermedad Kienböck son el síndrome de impacto cúbitocarpiano,
ganglión intraóseo, contusión ósea del semilunar, lunatomalacia infantil y
juvenil y artritis (Arnaiz J, 2010).

La distribución de los cambios de señal en el hueso semilunar es la clave


para distinguir la enfermedad Kienböck del impacto cúbitocarpiano. En las

90
fases precoces de la enfermedad Kienböck los cambios de señal en RM
afectan a la vertiente radial del semilunar o son difusas, mientras que en el
síndrome de impacto cúbitocarpiano se localizan en la vertiente cubital
subcondral del semilunar (Arnaiz J, 2010) (Figura 52a).

Los quistes o gangliones intraóseos son muy frecuentes en los huesos del
carpo, especialmente en la vertiente radial del semilunar. Cuando estos
gangliones comunican con el espacio articular (generalmente con la
articulación escafosemilunar), con frecuencia se asocian a edema óseo, que
puede simular Kienböck, y se convierten en sintomáticos. La identificación
del quiste y la rotura cortical en RM y la correlación con las radiografías
convencionales permite evitar errores diagnósticos (Arnaiz J, 2010) (Figura
52b).

3.4.1.4.5. Coalición lunopiramidal

Una coalición carpiana es una anomalía congénita con segmentación


incompleta de los huesos del carpo. Se caracterizan por una fusión ósea,
fibrosa o cartilaginosa entre los huesos del carpo (Cerezal L, 2012b). La
coalición idiopática más frecuente es la coalición lunopiramidal. La
prevalencia en la población general es de aproximadamente 0,1% (Timins
ME,1999). Minaar clasificó las coaliciones en cuatro tipos. Tipo 1, coalición
fibrosa o fibrocartilaginosa; tipo 2. coalición ósea parcial; tipo 3, coalición
ósea completa y tipo 4, en el que se asocian otros tipos de anomalías
congénitas del carpo (Timins ME, 1999). Aunque las coaliciones son
generalmente asintomáticas, las coaliciones lunopiramidales fibrosas o
cartilaginosas (Minaar tipo 1) pueden producir dolor cubital de muñeca como
consecuencia de un traumatismo único agudo o con mayor frecuencia por
microtraumatismos repetidos.

• Diagnóstico por imagen

La coalición lunopiramidal tipo 1 de Minaar aparece en las radiografías


simples como un estrechamiento e irregularidad de la vertiente proximal de la
articulación lunopiramidal. Las coaliciones lunopiramidales sintomáticas se
caracterizan en RM por la presencia de edema óseo rodeando la coalición
fibrosa o cartilaginosa y sinovitis secundaria (Cerezal L, 2012b) (Figura 53).

91
3.4.1.4.6. Articulación pisopiramidal

La artrosis primaria es la patología más frecuente de la articulación


pisopiramidal (Compson J, 2012). Generalmente, afecta a pacientes mayores
de 50 años, especialmente mujeres (Blum AG, 2006). La osteoartritis
secundaria es generalmente secuela de una fractura mal diagnosticada del
pisiforme o piramidal o de una subluxación del pisiforme (Kofman KE, 2014).
La osteoartritis de la articulación pisopiramidal puede estar asociada con la
formación de gangliones, especialmente con origen en el receso superior.
Los quistes sinoviales pueden extenderse en el canal de Guyon y causar
neuropatía compresiva cubital.

La osteoartritis pisopiramidal se asocia con dolor y sensibilidad local,


agravada por la compresión del pisiforme contra el piramidal (Blum AG,
2006) (Figura 54).

• Diagnóstico por imagen

La valoración radiográfica con una proyección oblicua en semisupinación


permite demostrar los cambios degenerativos en el espacio articular y
cuerpos libres en las cavidades superior e inferior de la articulación
pisopiramidal (Blum AG, 2006).

92
Figura 45. Anatomía del ligamento luno-piramidal. El ligamento luno-piramidal tiene una
morfología en hamaca con componentes volar y dorsal y una porción membranosa o
fibrocartilaginosa central sin importancia biomecánica. El principal estabilizador luno-piramidal es
el componente volar.

Figura 46. Rotura de ligamento luno-piramidal. Cortes coronal (a) y axial (b) de artro-RM que
muestran una rotura completa de los componentes volar, dorsal (cabezas de flecha en b) y
central del ligamento lunopiramidal.

Figura 47. Inestabilidad luno-piramidal. (a) Esquema que ilustra la forma estática de
inestabilidad lunopiramidal con ligamento radiocarpiano dorsal respetado (principal
estabilizador secundario lunopiramidal). (b) Patrón de inestabilidad carpiana estática tipo
VISI establecido, con flexión de semilunar y escafoides y extensión del piramidal
(condicionado por morfología helicoidal de faceta articular ganchoso-piramidal). 93
Figura 48. Reacción de estrés de cúbito distal. Cortes coronal (a) y axial (b) potenciados en DP con
supresión grasa que muestran edema óseo focal en cabeza del cúbito (flechas) en un tenista aficionado
con dolor intenso en vertiente cubital de la muñeca.

Figura 49. Fractura de gancho del ganchoso.


Estudio TC con cortes en los planos axial (a),
sagital (b) y reconstrucción 3D (c) que muestra una
fractura de la base del hueso ganchoso. Ante la
sospecha de fractura oculta en la radiología
convencional, el TC es la herramienta diagnóstica
de primera elección.

94
Figura 50. Clasificación de Lichtman de la enfermedad de Kienböck. (a) Estadio 1, radiología
convencional normal y edema óseo semilunar en RM. (b) Estadio 2, esclerosis en radiología convencional
y edema óseo difuso en RM. (c) Estadio 3A, colapso subcondral con aumento del diámetro antero-
posterior del semilunar, sin evidencia de inestabilidad carpiana estática. (d) Estadio 3B, aumento del
colapso semilunar e inestabilidad rotatoria del escafoides. Estadio 3C (no mostrado), fractura coronal del
semilunar. (e) Estadio 4, artrosis carpiana difusa.

Figura 51. Enfermedad de Kienböck estadio II . Corte coronal RM potenciado en T1 (a) y DP supresión
grasa (b) que muestran una alteración de señal difusa en hueso semilunar, sin colapso óseo.

95
Figura 52. Pseudo-Kienböck. (a) impacto cúbito-carpiano. Corte coronal DP supresión grasa que
muestra edema óseo difuso en semilunar (flecha), secundario a impacto cúbito-carpiano.
Adelgazamiento de la porción central del fibrocartílago triangular. Adicionalmente se observa una
rotura del ligamento escafo-semilunar (cabeza de flecha). (b) Ganglión intraóseo. Ganglión intraóseo
en vertiente radial del semilunar con rotura cortical y extensión articular. Los gangliones que
condicionan rotura cortical con frecuencia se asocian a edema óseo y dolor.

Figura 53. Coalición luno-piramidal sintomática tipo I de Minaar. Cortes RM coronal (a) y axial (b) DP
supresión grasa que muestran una coalición fibrosa luno-piramidal. El margen proximal de la
articulación luno-piramidal esta estrechado con márgenes dentados (flecha en b). Edema óseo
subcondral en márgenes de la coalición (flechas en a).

Figura 54. Artrosis piso-piramidal. Corte


coronal RM DP supresión grasa que muestra
artrosis piso-piramidal y cuerpo osteocondral
libre en receso capsular proximal (flecha).

96
3.4.2. Patología extraarticular

3.4.2.1. Lesiones tendinosas

3.4.2.1.1. Tendón extensor cubital del carpo (ECU)

La tendinopatía del ECU es muy frecuente, sólo superada por la enfermedad


de Quervain. El espectro de lesiones de este tendón incluye tendinopatía,
tenosinovitis, subluxación, luxación, rotura parcial o completa (Allende C,
2005; Heras-Palou C, 2012; Campbell D, 2013; Crosby NE, 2015) (Figura
55).

Las lesiones del ECU se asocian con frecuencia con roturas del CFCT y con
pseudoartrosis de la estiloides cubital (MacLennan AJ, 2008).

La subluxación del ECU es consecuencia de la rotura o atenuación de la


subvaina o retináculo extensor infratendinoso, generalmente por estrés en
flexión palmar con desviación cubital súbita . La inestabilidad del ECU asocia
con frecuencia tenosinovitis. La luxación del ECU puede ser consecuencia
de inestabilidad recurrente, fractura del radio distal con lesión del retináculo
extensor infratendinoso o secundaria a artritis reumatoide radiocubital distal
(Campbell D, 2013). Cuando la subluxación o luxación es sintomática, el
paciente se queja de un resalte doloroso en la vertiente dorsocubital de la
muñeca con la supinación del antebrazo y desviación cubital de la muñeca.
Esta subluxación/luxación es fácilmente palpable y visible (Buterbaugh GA,
1998; Heras-Palou C, 2012).

Las roturas completas del ECU son infrecuentes, salvo en casos de artritis
reumatoide. Las roturas parciales son más frecuentes y resultado de
desgaste crónico del tendón en pacientes con inestabilidad subyacente o
tenosinovitis estenosante crónica (Campbell D, 2013).

• Diagnóstico por imagen

La radiología convencional suele ser normal. La ecografía es el método de


imagen de elección en el diagnóstico de todo el espectro patológico del
ECU. La resolución espacial y capacidad dinámica del estudio ecográfico
permiten diagnosticar fácilmente la inestabilidad del tendón ECU (Tagliafico
A, 2007; MacLennan AJ, 2008).

97
La tendinopatía, tenosinovitis y rotura del tendón se valoran con gran
precisión en RM (Figura 56). Sin embargo, la subluxación y luxación pasan
desapercibidas con frecuencia en el estudio estático convencional. Por otra
parte, la subluxación del ECU es un error diagnóstico frecuente en RM
cuando se realiza el estudio con la antena de muñeca en posición vertical al
lado del paciente. En esta posición la muñeca está en supinación y el tendón
del ECU muestra un desplazamiento anteromedial fisiológico (Cerezal L,
2012b) (Figura 57).

3.4.2.1.2. Tendón flexor cubital del carpo

El espectro de lesiones del flexor cubital del carpo (FCC) incluye tendinosis
(con mayor frecuencia tendinosis calcificante) y rotura parcial o completa.
Las calcificaciones intratendinosas suelen localizarse cerca de la inserción
del tendón en el hueso pisiforme (Budoff JE, 2005).

Los hallazgos clínicos incluyen dolor a la palpación del FCC o del pisiforme y
flexión cubital contra resistencia dolorosa (Buterbaugh GA, 1998).

• Diagnóstico por imagen

La ecografía es la técnica de imagen más útil en la evaluación de las lesiones


del FCC. Permite una fácil identificación de la tendinopatía y pequeñas
calcificaciones intratendinosas que pasan desapercibidas en RM (Tagliafico
A, 2007) (Figura 58).

3.4.2.2. Neuropatías

3.4.2.2.1. Neuropatía del nervio cubital

El atrapamiento del nervio cubital en el canal de Guyon (síndrome del canal


de Guyon) puede ser causa de dolor cubital de la muñeca (Cardoso R, 2010)
(Figura 59). Las causas más comunes de compresión del nervio cubital son
las fracturas y deformidades de los huesos del carpo por artrosis,
gangliones, músculos anómalos y aneurismas de la arteria cubital (Blum AG,
2006). Los síntomas incluyen entumecimiento y parestesias en la distribución
del nervio cubital (quinto dedo y lado cubital del dedo anular), debilidad del

98
abductor del quinto dedo, atrofia hipotenar, atrofia de musculatura intrínseca
y mano en garra.

• Diagnóstico por imagen

La radiografía convencional y el TC son útiles para analizar alteraciones


óseas como fracturas de huesos del carpo (especialmente del gancho del
ganchoso) y la deformidad ósea secundaria a artropatías. Sin embargo,
estas técnicas tienen una capacidad limitada en la visualización de las
estructuras de partes blandas en el canal de Guyon (Blum AG, 2006).

El estudio ecográfico comparativo y dinámico permite un diagnóstico preciso


del atrapamiento del nervio cubital en el canal de Guyon (Bianchi S, 2004)
(Figura 60). La RM también es útil para identificar el nivel y la causa de la
compresión. Los hallazgos de neuropatía cubital en RM incluyen:
aplanamiento del nervio dentro del canal y engrosamiento proximal, edema
del nervio cubital y sus ramas y denervación muscular (edema muscular en
fase aguda y atrofia en etapas crónicas) (Bordalo-Rodrigues M, 2004). La
RM puede demostrar patología que condicione la compresión del nervio,
como fractura del gancho del ganchoso, ganglión, músculos anómalos,
artrosis pisopiramidal, aneurisma de la arteria cubital o neoplasia (Bordalo-
Rodrigues M, 2004).

3.4.2.3. Lesiones vasculares

3.4.2.3.1. Síndrome del martillo hipotenar ( “ hypothenar hammer


syndrome ” )

El síndrome del martillo hipotenar está causado por estrés repetitivo de la


arteria cubital y del arco palmar superficial por impacto contra el gancho del
ganchoso. La arteria cubital está especialmente expuesta a lesión a la altura
del gancho del ganchoso, dónde la arteria sólo está cubierta por piel, grasa
subcutánea y músculo palmar corto. Los arcos palmares y las arterias
digitales también pueden estar ocluidas. Típicamente, el cuadro se produce
por traumatismo crónico de la eminencia hipotenar, aunque también pueden
existir episodios agudos (Blum AG, 2006).

La hiperplasia de la íntima está casi siempre presente en el síndrome del


martillo hipotenar, junto con fragmentación de la lámina elástica interna. El

99
daño de la pared arterial puede conducir a la formación de aneurismas, con
o sin trombosis, formación de microémbolos y compresión de la rama
sensitiva del nervio cubital (Blum AG, 2006)

Los pacientes pueden presentar intolerancia al frío, dolor en la palma de la


mano, entumecimiento e isquemia en el cuarto y quinto dedos, síndrome de
Raynaud y una masa sensible en la eminencia hipotenar. Varios estudios
sugieren una alta prevalencia de enfermedad subclínica en trabajadores que
utilizan la mano a modo de martillo o que utilizan herramientas que vibran
(Blum AG, 2006).

• Diagnóstico por imagen

El diagnóstico se puede confirmar fácilmente con ecografía doppler. Sin


embargo, el mapa vascular prequirúrgico debe realizarse con angiografía
convencional, TC angiografía o RM angiografía. La angiografía con TCMD es
la prueba de elección para la detección de las lesiones vasculares y para la
planificación quirúrgica (Figura 61). Además, el estudio TC permite valorar
otros hallazgos como fracturas del gancho del ganchoso y la relación entre
arteria cubital y gancho del ganchoso (Blum AG, 2006; Cerezal L, 2012b).

100
Figura 55. Patología del
tendón extensor cubital del
carpo. Esquemas que
ilustran el espectro de la
patología del tendón
extensor cubital del carpo:
( a ) Te n d i n o s i s ( b )
Te n o s i n o v i t i s ( c )
Subluxación (d) Luxación
(e) Rotura.

Figura 56. Patología del


tendón extensor cubital
del carpo. (a) Tendinosis y
rotura parcial del ECU en
un corte RM coronal T1
(flecha). (b) Corte axial DP
con supresión grasa que
muestra tendinosis con
engrosamiento tendinoso
(flecha) y ligera distensión
de la vaina del ECU
(cabeza de flecha).

Figura 57. Luxación del tendón extensor cubital del carpo. (a) Corte RM axial DP con
supresión grasa que muestra rotura de la vaina (cabeza de flecha) y luxación del
tendón ECU (flecha). (b) Correlación quirúrgica.
101
Figura 58. Patología del
tendón flexor cubital del
carpo. (a) Radiografía
lateral oblicua que
muestra focos de
c a l c i fi c a c i ó n l i n e a l
adyacentes al pisiforme
(flecha). (b) Ecografía.
Tendinosis y focos de
c a l c i fi c a c i ó n e n l a
inserción del flexor cubital
del carpo en pisiforme
(flechas).

Figura 59. Anatomía


del canal Guyon. Túnel
formado por los
huesos ganchoso y
pisiforme, ligamentos
ganchoso-pisiforme y
carpiano volar que
contiene la arteria y
nervio cubital.

Figura 60. Neuropatía compresiva cubital.


Cortes RM axial (a) y coronal (b) DP supresión
grasa que muestran un nervio cubital engrosado
y con alteración de señal (flechas) en el canal de
Guyon. Edema por denervación aguda en
musculatura de eminencia hipotenar (cabezas de
flecha).

Figura 61. Síndrome del martillo hipotenar. (a,b) Estudio TC angiografía que muestra
trombosis de la arteria cubital, respetando los arcos palmares. (c) Confirmación quirúrgica.
102
3.5. ARTROSCOPIA DE MUÑECA
La artroscopia de muñeca ha experimentado un extraordinario desarrollo en la
última década, siendo en la actualidad no solo la técnica de referencia en el
diagnóstico de la patología articular de muñeca sino también el método de
elección en el tratamiento de muchas de sus patologías. Su papel es
especialmente relevante en el diagnóstico y tratamiento de la patología de la
vertiente cubital de la muñeca (Dailey SW, 2000; del Piñal F, 2011; Mathoulin C,
2012).
La artroscopia es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que tiene
importantes ventajas con respecto a la cirugía convencional: minimiza el riesgo
para el paciente (se realiza con anestesia local o locorregional), reduce el impacto
estético (las incisiones son mínimas, sin apenas cicatriz) y acorta el tiempo de
recuperación posquirúrgico, factor muy importante tanto en pacientes laborales
como deportistas.
La artroscopia de muñeca se realiza tradicionalmente con un flujo constante de
líquido en la articulación para crear una cavidad de trabajo (artroscopia
"húmeda"). Sin embargo, el líquido se infiltra en los tejidos, se escapa a través de
los portales y puede causar problemas graves como el síndrome compartimental.
Por otra parte, el líquido dificulta enormemente cualquier cirugía concomitante
después de la exploración artroscópica, debido a la pérdida de definición de
planos anatómicos. Finalmente, el uso de líquido hace que sea imposible
combinar artroscopia con los procedimientos semiabiertos, como osteotomía
intraarticular y reinserciones del CFCT, ya que la filtración masiva de líquido
dificulta significativamente la visión necesaria para estos procedimientos.
Del Piñal introduce una importante innovación en la artroscopia de muñeca que
denomina “artroscopia seca” (del Piñal F, 2011). La tracción digital permite abrir la
cavidad articular sin necesidad de introducción de líquido articular. Esta técnica
ha tenido una rápida difusión en los grupos avanzados de cirugía artroscópica de
muñeca, siendo utilizada actualmente de forma prácticamente rutinaria por estos.
Además de permitir una recuperación postquirúrgica más rápida y tener menor
morbilidad que la técnica artroscópica clásica, la artroscopia seca presenta otras
ventajas: permite utilizar portales grandes con mini-incisiones para el paso de

103
grandes instrumentos o extracción de grandes fragmentos óseos, sin temor a
perder la estanqueidad de líquidos. Facilita además la realización de
procedimientos abiertos asistidos con artroscopia y permite la realización
posterior inmediata de cirugía abierta tradicional, ya que los tejidos están en
perfecto estado (ausencia de extravasación extracapsular de líquido) (del Piñal F,
2011).
Esta técnica abre nuevas aplicaciones clínica como la reinserción del fibrocartílago
triangular, el tratamiento de las fracturas y malunión de radio distal y la realización
de artrodesis artroscópica (del Piñal F, 2011).
Técnica
El paciente se coloca en decúbito supino con el brazo en abducción y el codo en
flexión. El antebrazo se inmoviliza con un sistema de tracción con manguitos
digitales (4.5-6,8 kg). Todos los procedimientos artroscópicos de muñeca, tanto
diagnósticos como terapéuticos, se realizan con anestesia troncular. Se utiliza una
óptica de 2,7 mm con angulación de 30º (Henry M, 2012).
La artroscopia de muñeca incluye una valoración sistemática de los
compartimentos radiocarpiano y mediocarpiano. La artroscopia de ARCD plantea
importantes dificultades técnicas y aunque está en pleno desarrollo, no se realiza
de forma rutinaria (Henry M, 2012)
Los portales estándar para la artroscopia de muñeca son en su mayoría dorsales,
en parte, debido al menor riesgo de daño de estructuras neurovasculares en el
dorso de la muñeca (Henry M, 2012). Se denominan en función de su relación
con los compartimentos extensores (1 a 6) y localización de la zona de entrada,
radial (R) o cubital (U).
En el paciente con dolor de la vertiente cubital de la muñeca, se utilizan para la
visualización e instrumentación combinaciones variables de los portales 3-4 y 4-5,
6R y 6U.
Los portales volares tienen ciertas ventajas sobre los portales dorsales estándar
en la visualización de las estructuras capsulares dorsales y vertiente palmar de los
ligamentos del carpo. En pacientes con dolor cubital de muñeca, el portal volar
ulnar puede ser útil para valorar el ligamento lunopiramidal volar, el ligamento
radiocubital dorsal, la subvaina del ECU y la inserción radial del CFCT.

104
La artroscopia mediocarpiana es esencial en la valoración de los ligamentos
escafosemilunar y lunopiramidal. La clasificación de Geissler es una herramienta
muy útil en la estadificación de la inestabilidad y en el planteamiento terapéutico
(Geissler WB, 1996). Otra aplicación importante de la artroscopia mediocarpiana
es la valoración y tratamiento de las lesiones condrales del ganchoso proximal.
Para el estudio de la ARCD se han descrito portales dorsales y palmares, que se
utilizan en casos de rotura de la inserción foveal del CFCT (Henry M, 2012; Pillukat
T, 2014; Yamamoto M, 2010).
En artroscopia, la tensión del CFCT se evalúa mediante la prueba del trampolín.
Este test valora la capacidad de recuperación del FCT después de comprimirlo
con un palpador. La prueba es positiva cuando el FCT es blando y fácilmente
deformable, por lo general debido a un desgarro de su inserción cubital (Figura
62a). El test del gancho evalúa específicamente las lesiones foveales. Consiste en
aplicar una tracción al margen cubital del CFCT. Se considera positivo cuando el
CFCT puede ser desplazado distal y radialmente hacia el centro de la articulación
radiocarpiana (Atzei A, 2010; Atzei A, 2011) (Figura 62b).
La artroscopia de muñeca es una técnica mínimamente invasiva, aunque no
exenta de complicaciones (4,7%), además precisa de anestesia regional. Las
complicaciones pueden estar relacionadas con el sistema de tracción y el
posicionamiento del brazo, el establecimiento de portales, lesiones específicas del
procedimiento y las complicaciones generales de cualquier procedimiento
artroscópico como infección o daño de la superficie articular. El establecimiento
de portales y la inserción forzada de instrumentos pueden condicionar daño del
cartílago articular, ligamentos, tendones, nervios cutáneos y estructuras
vasculares (Ahsan ZS, 2012)

105
Figura 62. Artroscopia de
muñeca. (a) Esquema que
ilustra el signo del trampolín
con pérdida de la consistencia
normal del fibrocartílago
triangular en caso de rotura.
(b) Signo del gancho (“hook
test”). La tracción de la
vertiente cubital del
fibrocartílago triangular con el
gancho permite desplazar el
fibrocartílago en sentido distal
y radial cuando existe rotura
de la inserción foveal.

106
3 OBJETIVOS

1. Valorar la utilidad de la RM en el diagnóstico de las lesiones del


complejo del fibrocartílago triangular en base a un estudio
retrospectivo de RM con correlación artroscópica (técnica de
referencia o “gold standard”).

2. Revisar los patrones de lesión del complejo del fibrocartílago triangular


siguiendo la clasificación de Palmer y describir nuevos tipos de lesión,
que no pueden incluirse en dicha clasificación.

3. Establecer las principales indicaciones de la artro-RM en el


diagnóstico de las lesiones del complejo del fibrocartílago triangular y
valorar si esta técnica permite solucionar las limitaciones de la RM
convencional.

4. Definir un nuevo sistema de clasificación de las lesiones del complejo


del fibrocartílago triangular, basado en la clasificación de Palmer y en
las implicaciones terapéuticas actuales, que simplifique la descripción
de estas lesiones.

107
108
4 MATERIAL Y MÉTODO

Se realizó un estudio retrospectivo en 178 pacientes consecutivos, incluyendo


119 hombres (edad media 35,3 años; rango, 18-59 años) y 59 mujeres (edad
media 37,4 años; rango, 16-56 años), con dolor de la vertiente cubital de la
muñeca y sospecha de lesión del CFCT que fueron estudiados con RM y
posteriormente explorados con artroscopia (técnica de referencia estándar) en el
periodo comprendido desde el 1 de Marzo de 2010 a 1 de Marzo de 2015. En
35 de estos pacientes se realizó de forma complementaria estudio de artro-RM.

Los criterios de inclusión fueron los siguientes: (1) RM realizada en nuestra


institución mediante un protocolo estandarizado (2) artroscopia realizada en el
plazo máximo de un mes tras el estudio RM preoperatorio, con disponibilidad de
un informe detallado del estado del CFCT. Los criterios de exclusión fueron
cualquier antecedente de cirugía previa de muñeca.

4.1. ARTROSCOPIA

El procedimiento artroscópico sirvió como referencia estándar. Se llevó a cabo en


un periodo menor a 1 mes después de los estudios de RM por un único cirujano
de muñeca y mano (FP) con 18 años de experiencia en artroscopia de muñeca. El
cirujano conocía los resultados del examen de RM.

109
Las roturas de CFCT se clasificaron de acuerdo a la clasificación de Palmer
modificada, añadiendo las lesiones de reciente descripción no incluidas en esta
clasificación (lesiones “No Palmer”) (Tabla 1).

Tabla 1. Clasificación de las lesiones del CFCT

CLASIFICACIÓN LESIONES DEL CFCT

Tipo de lesión Descripción


1. PALMER CLASE 1 Lesiones traumáticas del fibrocartílago triangular
! 1A Rotura lineal de vertiente radial central del FCT propio

! 1B Rotura de la inserción cubital con/sin fractura de estiloides cubital


Completa Rotura completa de la inserción cubital del CFCT
Estiloidea Rotura parcial no comunicante que afecta a la inserción estiloidea
Foveal Rotura parcial no comunicante que afecta a inserción foveal
! 1C Rotura de ligamentos cúbitocarpianos volares

! 1D Rotura de la inserción radial


FCT Rotura de la inserción del FCT en cartílago de escotadura sigmoidea
LRC Rotura de ligamentos radiocubital volar o dorsal
Avulsión ósea Avulsión ósea en inserción radial de ligamentos radiocubitales
Completa Rotura completa de inserción radial
2. PALMER CLASE 2 Lesiones degenerativas del fibrocartílago triangular
! 2A Adelgazamiento porción central del FCT propio

! 2B Adelgazamiento porción central del FCT propio + condromalacia


cubital o semilunar
! 2C Perforación central del FCT + condromalacia cubital o semilunar

! 2D Perforación central del FCT + condromalacia cubital o semilunar +


rotura ligamento lunopiramidal
! 2E Perforación central del FCT + condromalacia cubital o semilunar +
rotura ligamento lunopiramidal + Artrosis cúbitocarpiana
3. NO-PALMER Lesiones no incluidas en la clasificación de Palmer
! Central Variantes de lesión del FCT propio como roturas horizontales, roturas
laminares superficiales o tipo “flap” y roturas en asa de cubo
Variantes de lesión que afectan a la vertiente proximal central del FCT
! Periférica 1. Despegamiento del CFCT de la cápsula volar.
2. Despegamiento del CFCT de la cápsula dorsal.
3. Desinserción de cápsula volar de inserción ósea (lesión Palmer 1C).
4. Desinserción de cápsula dorsal de inserción ósea (despegamiento
carpiano o lesión de Nishikawa).
! Compleja Asociación de varios tipos de lesión, especialmente combinaciones de
lesiones traumáticas y degenerativas o varios tipos de lesión
traumática.
LRC=ligamentos radiocubitales

110
4.2. ESTUDIO DE RESONANCIA MAGNÉTICA
4.2.1. Estudio de Resonancia Magnética convencional (RM)
La RM se realizó en un equipo de alto campo 1.5T (Excelart Vantage AGV;
Toshiba Medical Systems, Tokio, Japón) utilizando una antena específica de
muñeca de 6 canales. El protocolo de imagen incluyó cortes en los planos axial y
coronal potenciados en T1, cortes en los tres planos ortogonales (axial, sagital y
coronal) potenciados en densidad protónica (DP) con supresión grasa. Los
parámetros utilizados en cada secuencia se presentan en la Tabla 2 .
El estudio se realizó con el paciente en posición decúbito prono, con el brazo
extendido por encima de la cabeza (posición de “superman”). La muñeca se
aproximó en lo posible al isocentro del imán, con la antena orientada
horizontalmente y la muñeca en ligera pronación para una mejor valoración de la
inserción cubital del CFCT.
Todos los estudios RM se revisaron retrospectiva e independientemente por dos
radiólogos especialistas en RM del sistema músculo-esquelético con 23 y 21
años de experiencia respectivamente. Las lecturas se realizaron al azar en un
período de 2 semanas. Para evaluar la variabilidad intraobservador, todas los
estudios de RM fueron reevaluados por uno de los observadores 1 mes después
de la primera lectura.

Tabla 2. Parámetros de imagen estudio RM

Parámetro de Axial T1 Coronal T1 Axial Coronal Sagital


imagen espín eco espín eco DP FSE DP FSE DP FSE
supresión supresión supresión
grasa grasa grasa

Tiempo de 550/20 600/20 3200/40 3200/40 3200/40


repetición
(msec)/tiempo
de eco (msec)
Matriz 384 × 256 384 × 256 256 × 224 256 × 224 256 × 224
Campo de 8cm 8cm 8-10cm 8-10cm 8-10cm
visión (cm)
Grosor de 2 mm 2 mm 3mm 2 mm 2mm
corte (mm)
Separación 0.2mm 0.2mm 0.3mm 0.2mm 0.2mm
entre cortes
No. de 2 2 2 2 2
señales
aquiridas
Tiempo de 3 min 30 sec 3 min 30 sec 4 min 30 sec 5 min 4 min 30 sec
adquisición

111
4.2.2. Estudio artro-RM

El estudio artro-RM se realizó de manera estandarizada con inyección de un


medio de contraste intraarticular bajo control fluoroscópico. En 19 pacientes se
realizó artro-RM tricompartimental, en 8 bicompartimental con punción de
compartimentos radiocubital distal y mediocarpiano y en 8 se realizó punción
únicamente del compartimento radiocubital distal, en función de la indicación
clínica. En el compartimento radiocubital distal se administraron 0.8 ml de
solución diluida de gadolinio, en la articulación mediocarpiana 4 ml y en la
radiocarpiana 3-4 ml. La dilución administrada consistió en una mezcla que
contenía 4 ml de contraste Iodado (Omnipaque 350; GE Healthcare, Princenton,
NJ ), 4 ml de lidocaína, 12 ml de suero salino, y 0,1 ml de gadodiamida
(Gadodiamida, Omniscan, GE Healthcare,
Princenton, NJ).
El estudio RM se realizó en un periodo inferior a 20 minutos después de la
inyección de contraste.
El protocolo de imagen incluyó cortes en los planos sagital y coronal T1, cortes en
los tres planos ortogonales potenciados en T1 con supresión grasa y cortes
coronales potenciados en DP con supresión grasa.
Todos los estudios artro-RM se revisaron retrospectiva e independientemente por
dos radiólogos especialistas en el sistema músculo-esquelético con 12 y 5 años
de experiencia en artro-RM respectivamente. Las lecturas se realizaron al azar en
un período de 2 semanas. Para evaluar la variabilidad intraobservador, todas los
estudios fueron reevaluados por el observador con más experiencia 1 mes
después de la primera lectura.

112
4.3. ANÁLISIS ESTADÍSTICO
Utilizando los resultados de la artroscopia como referencia estándar en el
diagnóstico de las lesiones del CFCT, se calculó la sensibilidad, especificidad y
valor predictivo positivo y negativo, así como los correspondientes 95% intervalos
de confianza (IC) para la RM y artro-RM. El acuerdo interobservador e
intraobservador se calculó utilizando el valor K de Cohen. Los valores de K se
clasificaron de acuerdo con el sistema de clasificación de Landis y Koch (Landis
JR,1977) de la siguiente manera: K = 0-0,2, insignificante; K = 0,21-0,40,
discreto; K = 0,41-0,60, moderado; K = 0,61-0,80, sustancial; K =0,81-0,99,
excelente y K = 1.0, absoluto.
Las posibles diferencias de distribución en función de la edad se analizaron
utilizando la prueba de homogeneidad de la varianza de Barlett y se utilizó la
prueba Chi-cuadrado para evaluar la distribución por sexo entre los grupos.
Se estableció la significación estadística en un valor de p de <0,05. Los datos
fueron analizados con el software estadístico STATA 12 / SE (Stata Corp, College
Station, TX, EE.UU.).

113
114
5 RESULTADOS

5.1. ARTROSCOPIA
En la exploración artroscópica se encontraron lesiones del CFCT en 154
pacientes, siendo normal en 24. Las lesiones degenerativas clase 2 de Palmer
fueron ligeramente más frecuentes (41.5%) que las traumáticas clase 1 (40.2%).
Un 18.2% de las lesiones del CFCT fueron incluidas en la categoría de lesiones
no-Palmer.
Las lesiones Palmer tipo 1A (21.4%) y 1B (15.6%) fueron las lesiones traumáticas
más frecuentes. Las lesiones 1D son poco frecuentes (2.6%) y las tipo 1C
excepcionales, representando un único caso en nuestra serie (0.6%) (Tabla 3).

Tabla 3. Prevalencia de los diferentes tipos de lesión del CFCT en artroscopia

Lesiones del CFCT en Nº de


artroscopia pacientes/Prevalencia
Palmer clase 1 62 (40.2%)

1A 33 (21.4%)
1B 24 (15.6%)
1C 1 (0.6%)
1D 4 (2.6%)
Palmer clase 2 64 (41.5%)

2A 1 (0.6%)
2B 14 (9.1%)
2C 44 (28.5%)
2D 4 (2.6%)
2E 1 (0.6%)
No-Palmer 28 (18.2%)

Central 5 (3.2%)
Periférica 14 (9.1%)
Compleja 9 (5.8%)
Total 154

115
Analizando los resultados de los diferentes subtipos de lesión 1B se observa que
las lesiones de la inserción estiloidea o periféricas son ligeramente más
prevalentes (7.1%) que las foveales (5.2%) y completas (3.2%) (Tabla 4).

4. Prevalencia de los diferentes subtipos de lesión tipo 1B de Palmer del CFCT

Subtipo Palmer 1B Nº
pacientes/Prevalencia
Periférica (estiloidea) 11 (7.1%)
Foveal 8 (5.2%)
Completa 5 (3.2%)

Sólo se encontró un caso de lesión 1C de Palmer con rotura aislada del ligamento
cúbitopiramidal y cuatro casos de lesión 1D (Tabla 5), tres con lesión limitada a la
inserción radial del FCT propio (respetando ligamentos radiocubitales) y una rotura
completa con marcada inestabilidad radiocubital distal.

Tabla 5. Prevalencia de los diferentes subtipos de lesión tipo 1D de Palmer del CFCT

Subtipo Palmer 1D Nº
pacientes/Prevalencia
FCT 3 (1.9%)
LRC 0
Avulsión ósea 0
Completa 1 (0.6%)

Dentro de las lesiones degenerativas clase 2 de Palmer los estadios 2B (9.1%) y


2C (28.6%) son los más frecuentes.
Las lesiones que no pueden ser incluidas adecuadamente en la clasificación de
Palmer representan un 18.2% del total. Las más frecuentes dentro de las lesiones
no Palmer son las que afectan a la porción periférica, especialmente las roturas
de la inserción del CFCT en cápsula dorsal (Tabla 6).

116
Tabla 6. Prevalencia de los diferentes subtipos de lesión no Palmer del CFCT

Subtipo no Palmer Nº
pacientes/Prevalencia
Central 5 (3.2%)
Dorsal 2 (1.3%)
Horizontal 2 (1.3%)
Asa de cubo 1 (0.6%)
Periférica 11 (7.1%)
Cápsula dorsal 7 (4.5%)
Cápsula volar 1 (0.6%)
Lesión de Nishikawa 3 (1.9%)
Compleja 9 (5.8%)
Traumática y degenerativa 6 (3.9%)
Combinación traumática 3 (1.9%)

La media de edad de los pacientes del estudio fue de 36 años. Las lesiones
degenerativas mostraron una media de edad mayor (42 años) que las
lesiones traumáticas (38 años) y las lesiones no-Palmer que incluyen lesiones
traumáticas y degenerativas (33.7 años). Sin que se evidencien diferencias
estadísticamente significativas entre grupos (Tabla 7).

Tabla 7. Edad de los pacientes con lesión del CFCT

Artroscopia Media DS Rango Frecuencia

Palmer clase 1 38 9.5 16-59 62


Palmer clase 2 42 6.6 32-59 64

No Palmer 33.7 8.8 18-52 28


Total 38.9 8.7 16-59 154

* DS Desviación estandard

117
Las lesiones del CFCT ocurren con mayor frecuencia en varones sin que
existan diferencias estadísticamente significativas entre grupos (Tabla 8).

Tabla 8. Distribución por sexo de los pacientes con lesión del CFCT

Tipo de lesión Sexo Femenino Sexo masculino Total


Palmer clase 1 18 44 62
Palmer clase 2 24 40 64
No Palmer 8 20 28
Total 50 104 154
2
Chi 1.2668. P=0.530791

5.2. ESTUDIO DE RESONANCIA MAGNÉTICA


5.2.1. Estudio de Resonancia Magnética convencional (RM)

La RM mostró una alta sensibilidad y especificidad en la valoración de las


lesiones clase 1 (88.7-90.3% / 92.2-93.9%) y 2 de Palmer (96.9/ 86.8-
90.3%). Sin embargo, la fiabilidad diagnóstica en la valoración de las lesiones
no-Palmer fue mucho menor, con una sensibilidad baja pero con alta
especificidad (53.5-67.8% / 98-99.3%) (Tabla 9) (Figuras 63-76).

Tabla 9. Rendimiento diagnóstico de la RM en las lesiones del CFCT

Tipo lesión VP FP FN VN Sen Esp VPP VPN Precisión


Palmer 1
Observador 1 54 9 8 107 87.1 92.2 85.7 93 90.4
Observador 2 56 9 6 107 90.3 92.2 86.1 94.6 91.5
Observador 1 (2ª) 56 7 6 109 90.3 93,9 88.8 94.7 92.7
Palmer 2
Observador 1 62 15 2 99 96.9 86.8 80.5 98 90.4
Observador 2 62 14 2 100 96.9 87.7 81.5 98 91
Observador 1 (2ª) 62 11 2 103 96.9 90.3 84.9 98.1 92.7
No Palmer
Observador 1 15 3 13 147 53.5 98 83.3 91.9 91
Observador 2 15 2 13 148 53.5 98.6 88.2 91.9 91.6
Observador 1 (2ª) 19 1 9 149 67.8 99.3 95 94.3 94.4
Nota.- VP = verdaderos positivos, FP = falsos positivos, FN = falsos negativos, VN =
verdaderos negativos, Sen = sensibilidad, Esp = especificidad, VPP = Valor predictivo positivo,
VPN = valor predictivo negativo. 2*= segunda lectura

118
En la valoración de las lesiones Palmer clase 1A y 1B, lesiones traumáticas
con mayor prevalencia, la RM mostró una alta fiabilidad diagnóstica, con una
sensibilidad del 87.9% y especificidad del 97.2-97.5% en las lesiones 1A y
sensibilidad del 83.3-91.6% y especificidad del 95.4-95.4% en las lesiones
1B (Tabla 10).

Tabla 10. Rendimiento diagnóstico de la RM en los tipos de lesión clase 1 de Palmer del CFCT más
prevalentes

Tipo lesión VP FP FN VN Sen Esp VPP VPN Precisión


Palmer 1A
Observador 1 29 4 4 141 87.9 97.2 87.8 97.2 95.5
Observador 2 29 3 4 117 87.9 97.5 90.6 96.7 95.4
Observador 1 (2ª) 29 3 4 117 87.9 97.5 90.6 96.7 95.4
Palmer 1B
Observador 1 20 6 4 148 83.3 96.1 76.9 97.3 94.4
Observador 2 21 7 3 147 87.5 95.4 75 98 94.4
Observador 1 (2ª) 22 4 2 150 91.6 97.4 84.6 98.7 96.6
Nota.- VP = verdadero positivo, FP = falso positivo, FN = falso negativo, VN = verdadero
negativo, Sen = sensibilidad, Esp = especificidad, VPP = Valor predictive positivo, VPN =
valor predictivo negativo. 2*= segunda lectura

Dentro de los subtipos de lesión 1B, la fiabilidad diagnóstica es muy alta en


las lesiones tipo 1B completas con sensibilidad/especificidad 80-100%/97.7-
98.2% , pero menor en las lesiones de la inserción estiloidea o 1B periférica
(54.5-63.6%/97.6-98.2%). En las lesiones 1B foveales la RM mostró una
moderada sensibilidad (62.5-75%) y alta especificidad (97-98.8%) (Tabla
11).

119
Tabla 11. Rendimiento diagnóstico de la RM en los diferentes subtipos de lesión 1B del CFCT

Subtipo VP FP FN VN Sen Esp VPP VPN Precisión


Palmer 1B
Periférica
Observador 1 6 4 5 163 54.5 97.6 60 97 94.9
Observador 2 6 3 5 164 54.5 98.2 66.7 97 95.5
Observador 1 (2ª) 7 3 4 164 63.6 98.2 70 97.6 96
Foveal
Observador 1 5 2 3 168 62.5 98.8 71.4 98.2 97.2
Observador 2 6 5 2 165 75 97 54.5 98.8 96
Observador 1 (2ª) 5 2 3 168 62.5 98.8 71.4 98.2 97.2
Completa
Observador 1 5 4 0 169 100 97.7 55.5 100 97.7
Observador 2 4 3 1 170 80 98.2 57.4 99.4 97.7
Observador 1 (2ª) 4 4 1 169 80 97.7 50 99.4 97.2
Nota.- VP = verdadero positivo, FP = falso positivo, FN = falso negativo, VN = verdadero
negativo, Sen = sensibilidad, Esp = especificidad, VPP = Valor predictive positivo, VPN =
valor predictive negativo. 2*= segunda lectura

La RM mostró una alta fiabilidad diagnóstica en los tipos de lesión


degenerativa más prevalentes. En las lesiones 2B de Palmer la sensibilidad
fue del 64.7-78.5% y la especificidad del 96.4-97.8%. En las lesiones 2C la
sensibilidad encontrada fue del 75-86.3% y la especificidad del 90.3-91.8%
(Tabla 12).

Tabla 12. Rendimiento diagnóstico de la RM en los tipos de lesión clase 2 de Palmer del CFCT más
prevalentes

Tipo lesión VP FP FN VN Sen Esp VPP VPN Precisión


Palmer 2B
Observador 1 11 5 3 159 78.5 97 68.7 98.1 95.5
Observador 2 11 3 6 158 64.7 98.1 78.5 96.3 94.9
Observador 1 (2ª) 10 9 4 155 71.4 94.5 52.6 97.5 92.7
Palmer 2C
Observador 1 38 13 6 121 86.3 90.3 74.5 95.3 89.3
Observador 2 33 8 11 126 75 94 80.5 92 89.3
Observador 1 (2ª) 36 11 8 123 81.8 91.8 76.6 93.9 89.3
Nota.- VP = verdadero positivo, FP = falso positivo, FN = falso negativo, VN = verdadero
negativo, Sen = sensibilidad, Esp = especificidad, VPP = Valor predictive positivo, VPN =
valor predictive negativo. 2*= segunda lectura

120
La variación interobservador en el diagnóstico RM de los diferentes tipos de lesión
del CFCT mostró un grado de acuerdo sustancial con un índice Kappa de 0.752 y
un acuerdo intraobservador excelente con índice Kappa de 0.841 (Tablas 13 y
14).

Tabla 13. Variación interobservador de la RM en el diagnóstico de los diferentes tipos de lesión del CFCT

VARIACIÓN INTEROBSERVADOR
Nº diagnósticos concordantes 133 ( 74.72%)
Nº acuerdos esperados por azar 28.94 ( 15.93%)
Kappa 0.699 (95% IC 0.624-0.744)
Kappa ponderado 0.752
Grado de acuerdo Sustancial
IC = Intervalo de confianza

Tabla 14. Variación intraobservador de la RM en el diagnóstico de los diferentes tipos de lesión del CFCT

VARIACIÓN INTRAOBSERVADOR
Nº diagnósticos concordantes 146 (82.02%)
Nº acuerdos esperados por azar 28.5 ( 20.37%)
Kappa 0.786 (95% IC 0.719-0.852)
Kappa ponderado 0.841
Grado de acuerdo Sustancial
IC = Intervalo de confianza

121
Figura 63. Lesión del CFCT clase 1B parcial estiloidea. (a,b,c) Cortes RM coronales sucesivos DP con
supresión grasa que muestran una rotura de la porción estiloidea tras traumatismo agudo (flechas),
estando respetada la inserción foveal del fibrocartílago triangular. Contusión ósea en hueso piramidal
(edema óseo).

Figura 64. Lesión del CFCT clase 1B de Palmer foveal (rotura parcial no comunicante). Paciente con
dolor cubital crónico y discreta inestabilidad radiocubital distal en la exploración clínica. (a-c) Cortes RM
coronales sucesivos DP supresión grasa que muestran una rotura de la inserción foveal (flechas),
estando respetada la inserción estiloidea. Ambos observadores clasificaron correctamente esta lesión
foveal en el estudio RM.

122
Figura 65. Lesión del CFCT 1B de Palmer foveal (rotura parcial no comunicante). Paciente con
antecedente traumático y moderada inestabilidad radiocubital distal. (a-c) Cortes RM coronales
sucesivos DP supresión grasa que muestran solución de continuidad de la inserción foveal y alteración
de señal e irregularidad de la inserción estiloidea. Uno de los observadores interpretó estas imágenes
como rotura completa en la inserción cubital y el otro realizó un correcto diagnóstico de rotura foveal
parcial. (d) Correlación artroscópica que muestra integridad de la inserción cubital del fibrocartílago
triangular en la valoración desde el compartimento cúbito-carpiano. (e) Test del gancho que demuestra
una elevación anormal de la inserción cubital (flechas) con la tracción con el gancho, que sugiere rotura
de la inserción foveal.

123
Figura 66. Lesión del CFCT clase 1B de Palmer completa. Paciente con antecedente traumático e
inestabilidad radiocubital distal significativa. (a-c) Cortes RM coronales sucesivos DP con supresión
grasa que muestran una solución de continuidad completa de la inserción cubital, afectando tanto a la
lámina estiloidea como foveal. Ambos observadores realizaron un correcto diagnóstico de esta rotura
completa de la inserción cubital del fibrocartílago triangular.

Figura 67. Lesión del CFCT clase 1B de Palmer completa


crónica. (a-c) Cortes RM coronales sucesivos DP supresión
grasa que muestran una solución de continuidad completa
de la inserción cubital del fibrocartílago triangular con
moderada retracción. Sinovitis cúbito-carpiana reactiva. (d)
Corte axial DP supresión grasa que muestra subluxación
dorsal del cúbito (inestabilidad radiocubital distal secundaria).

124
Figura 68. Pseudoartrosis de apófisis estiloides cubital con desinserción foveal del fibrocartílago
triangular (lesión 1B de Palmer). Fractura de radio distal tratada con placa de osteosíntesis volar.
Paciente con marcada inestabilidad radio-cubital distal. Cortes RM en el plano coronal potenciados en
T1(a) y DP supresión grasa (b) que muestran artefacto ferromagnético secundario a la placa de
osteosíntesis radial. Pseudoartrosis de la base de apófisis estiloides cubital, con inserción periférica del
FCT fijada a la estiloides y desinserción foveal completa (flechas). Ambos observadores diagnosticaron
correctamente el tipo de lesión 1B de Palmer en este paciente.

Figura 69. Lesión del CFCT clase 1D de Palmer.


(a-c) Cortes RM coronales sucesivos DP
supresión grasa que muestran una rotura de la
inserción radial del fibrocartílago triangular
afectando a la porción fibrocartílaginosa central
(flecha en b), estando respetadas las inserciones
de los ligamentos radiocubital volar y dorsal. (d)
Correlación artroscópica que muestra la rotura
lineal afectando a la inserción del fibrocartílago
en el cartílago hialino de la cavidad sigmoidea 125
radial.
Figura 70. Rotura horizontal del
fibrocartílago triangular (lesión no Palmer
central). Corte RM coronal eco de
gradiente T2 que muestra un desgarro
horizontal intrasustancial del fibrocartílago
triangular propio con características
idénticas a la roturas degenerativas de los
meniscos de la rodilla.

Figura 71. Rotura en asa de cubo (lesión no Palmer central). (a-c) Cortes coronales RM sucesivos DP
supresión grasa que muestran un desprendimiento de la porción fibrocartílaginosa central de los
ligamentos radiocubitales distales, con desdoblamiento medial de una lámina de fibrocartílago (“ asa de
cubo”). Ambos observadores identificaron correctamente este tipo de lesión no Palmer.

Figura 72. Despegamiento capsular volar del fibrocartílago triangular (lesión no Palmer periférica).
(a,b) Cortes RM axial y coronal DP supresión grasa que muestran sinovitis focal y edema en la
región volar y cubital de la muñeca. Ambos observadores interpretaron los hallazgos como sinovitis
focal inespecífica, sin identificar adecuadamente el desgarro capsular volar. (c,d) Correlación
artroscópica que muestra un despegamiento completo del ligamento radiocubital volar de la
126 cápsula articular.
Figura 73. Despegamiento caspular dorsal del
fibrocartílago triangular (lesión no Palmer periférica).
(a-c) Cortes RM coronales sucesivos DP supresión
grasa que muestran un desgarro capsular dorsal en
la interfase entre la vaina del extensor cubital y
ligamento radiocubital dorsal con sinovitis focal
reactiva. (d) Corte axial DP supresión grasa que
permite una precisa localización del desgarro
capsular. Ambos observadores identificaron este
desgarro capsular en el estudio RM.

Figura 74. Despegamiento capsular


dorsal del fibrocartílago triangular
(lesión no Palmer periférica). (a,b)
Cortes RM sagitales sucesivos DP
supresión grasa del paciente anterior
que muestran el desgarro focal en la
transición entre ligamento radiocubital
dorsal y vaina del extensor cubital
(flechas). (c) Correlación artroscópica
que demuestra el despegamiento
capsular dorsal focal con marcada
sinovitis reactiva.

127
Figura 75. Rotura compleja del fibrocartílago triangular (lesión no Palmer). (a-c)
Cortes RM DP supresión grasa sucesivos en el plano coronal que muestran un
desgarro capsular dorsal (flechas) asociado a una rotura degenerativa clase 2C de
Palmer (cabeza de flecha). Ambos observadores identificaron correctamente el
patrón de rotura, confirmado artroscópicamente. (d,e) Imágenes de correlación
artroscópica que demuestran la rotura capsular dorsal y el resultado
postquirúrgico con sutura capsular.

128
Figura 76. Lesión del CFCT clase 2C de
Palmer. (a,b) Estudio RM con cortes en los
planos coronal T1 y DP supresión grasa que
muestran una extensa perforación central
del fibrocartílago triangular (flecha),
condromalacia en cabeza del cúbito y
vertiente cubital del semilunar (cabeza de
flecha) con edema y pequeño quiste
subcondral reactivos. (c) Correlación
artroscópica que demuestra la extensa
perforación central y la condromalacia en la
vertiente volar de la cabeza del cúbito
(flecha).

129
5.2.12. Estudio artro-RM

En 35 pacientes de la serie se realizó además del estudio RM convencional


un estudio de artro-RM. Las indicaciones más frecuentes fueron la sospecha
de lesión tipo 1B de Palmer (14 pacientes) y valorar una posible lesión del
ligamento lunopiramidal (8 pacientes) (Tabla 15). La artro-RM mostró una alta
sensibilidad y especificidad en la valoración de las lesiones clase 1 (88.9-
94.4% / 94.4%) y clase 2 de Palmer (100/E 100%) y ligeramente menor para
las lesiones no Palmer (85,7% / 92,8-96.4%) (Tabla 16) (Figuras 77-93).

Tabla 15. Tipo de lesiones del CFCT encontradas en el estudio artro-RM

ESTUDIO ARTRO-RM
Tipo de lesión en artroscopia Nº de pacientes
Palmer 1A 3
Palmer 1B 14
Palmer 1C 1
Palmer 2B 3
Palmer 2C 5
No Palmer central 1
No Palmer periférica 4
No Palmer compleja 2
Normal 2
Total 35

130
Tabla 16. Rendimiento diagnóstico de la artro-RM en las lesiones del CFCT

Tipo lesión VP FP FN VN Sen Esp VPP VPN Precisión


Palmer 1
Observador 1 17 1 1 16 94.4 94.1 94.4 94.1 94.3
Observador 2 16 1 2 16 88.9 94.1 94.1 88.9 91.4
Observador 1 (2ª) 17 1 1 16 94.4 94.1 94.4 94.1 94.3
Palmer 2
Observador 1 8 0 0 27 100 100 100 100 100
Observador 2 8 0 0 27 100 100 100 100 100
Observador 1 (2ª) 8 0 0 27 100 100 100 100 100
No Palmer
Observador 1 6 1 1 27 85.7 96.4 85.7 96.4 94.3
Observador 2 6 2 1 26 85.7 92.8 75 96.3 91.4
Observador 1 (2ª) 6 1 1 27 85.7 96.4 85.7 96.4 94.3
Nota.- VP = verdadero positivo, FP = falso positivo, FN = falso negativo, VN = verdadero
negativo, Sen = sensibilidad, Esp = especificidad, VPP = Valor predictive positivo, VPN =
valor predictive negativo. 2*= segunda lectura

En la valoración de los subtipos de lesión tipo 1B de Palmer, la artro-RM mostró


una sensibilidad y especificidad del 100% en las lesiones foveales y completas. En
las lesiones de la inserción estiloidea la sensibilidad fue del 66.7-83.3% y la
especificidad del 96-5% (Tabla 17).

Tabla 17. Rendimiento diagnóstico de la artro-RM en los diferentes subtipos de lesión 1B de Palmer del CFCT

Subtipo Palmer VP FP FN VN Sen Esp VPP VPN Precisión


1B
Periférica
Observador 1 5 1 1 28 83.3 96.5 83.3 96.5 94.3
Observador 2 3 1 2 28 66.7 96.5 80 93.3 91.4
Observador 1 (2ª) 5 1 1 28 83.3 96.5 83.3 96.5 94.3
Foveal
Observador 1 4 0 0 31 100 100 100 100 100
Observador 2 4 0 0 31 100 100 100 100 100
Observador 1 (2ª) 4 0 0 31 100 100 100 100 100
Completa
Observador 1 4 0 0 31 100 100 100 100 100
Observador 2 4 0 0 31 100 100 100 100 100
Observador 1 (2ª) 4 0 0 31 100 100 100 100 100
Nota.- VP = verdadero positivo, FP = falso positivo, FN = falso negativo, VN = verdadero
negativo, Sen = sensibilidad, Esp = especificidad, VPP = Valor predictive positivo, VPN =
valor predictive negativo. 2*= segunda lectura

131
La artro-RM mostró un acuerdo interobservador sustancial con índice Kappa de
0.793 y un acuerdo intraobservador excelente con índice Kappa de 0.992 en el
diagnóstico de los diferentes tipos de lesión del CFCT (Tablas 18 y 19).

Tabla 18. Variación interobservador de la artro-RM en el diagnóstico de los diferentes tipos de lesión del
CFCT

VARIACIÓN INTEROBSERVADOR
Nº diagnósticos concordantes 30 ( 85.71%)
Nº acuerdos esperados por azar 6.9 ( 19.59%)
Kappa 0.822 (95% IC 0.680-0.965)
Kappa ponderado 0.793
Grado de acuerdo Sustancial
IC = Intervalo de confianza

Tabla 19. Variación intraobservador de la artro-RM en el diagnóstico de los diferentes tipos de lesión del
CFCT

VARIACIÓN INTRAOBSERVADOR
Nº diagnósticos concordantes 34 ( 97.14%)
Nº acuerdos esperados por azar 9.2 ( 23.54%)
Kappa 0.964 (95% IC 0.894-1)
Kappa ponderado 0.992
Grado de acuerdo Excelente
IC = Intervalo de confianza

132
Figura 77. Lesión del CFCT clase 1A de Palmer. (a-d) Estudio artro-RM con cortes coronales
sucesivos T1 supresión grasa que muestran un desgarro de la porción fibrocartílaginosa central en la
vertiente radial del FCT (flechas), respetando las inserciones de ligamentos radiocubitales volar y
dorsal.

Figura 78. Lesión del CFCT clase 1B de Palmer completa con inestabilidad radiocubital
distal. Estudio artro-RM con cortes T1 supresión grasa en el plano coronal (a-c), axial (d) y
sagital (e) que muestra una solución de continuidad completa (flechas) con ligera
retracción de la inserción cubital del fibrocartílago triangular. Inestabilidad radio-cubital 133
distal con subluxación dorsal del cúbito (cabezas de flecha).
Figura 79. Lesión del CFCT clase 1B de Palmer completa con inestabilidad radiocubital distal.
Correlación artroscópica y tratamiento quirúrgico del paciente anterior (a) Correlación
artroscópica que demuestra la rotura completa de la inserción estiloidea afectando a las láminas
estiloidea y foveal (flecha). (b) marcada inestabilidad radiocubital distal con test del balanceo
positivo en el estudio prequirúrgico. (c,d) Imágenes quirúrgicas que ilustran la técnica de
reinserción foveal del fibrocartílago triangular realizada en este paciente.

134
Figura 80. Rotura del CFCT clase 1B de
Palmer periférica o estiloidea. Paciente con
dolor cubital sin inestabilidad radiocubital
distal. (a,b) Cortes coronales sucesivos de
artro-RM en el plano coronal T1 con
supresión grasa que muestran una rotura
de la inserción estiloidea, estando
respetada la inserción foveal. (c,d)
Confirmación artroscópica y tratamiento
con sutura capsular directa.

Figura 81. Lesión del CFCT clase 1B de


Palmer foveal. Paciente tenista profesional
con dolor cubital e inestabilidad
radiocubital distal significativa en la
exploración clínica. (a-e) Cortes de artro-
RM potenciados en T1 y T1 supresión
grasa, tras inyección intraarticular
radiocubital distal y mediocarpiana, que
muestran una desinserción completa de la
inserción foveal del fibrocartílago triangular,
respetando a la inserción periférica (rotura
no comunicante). (f) Imagen quirúrgica que
confirma la desinserción foveal del
fibrocartílago triangular.

135
Figura 82. Lesión del CFCT
clase 1B de Palmer con avulsión
ósea en la inserción foveal
(lesión no comunicante). (a,b)
Cortes correlativos T1 y T1
supresión grasa de artro-RM
tricompartimental que muestran
desinserción foveal del
fibrocartílago triangular con
pequeña avulsión ósea (flechas).

Figura 83. Lesión del CFCT


clase 1B de Palmer foveal en
paciente con pseudoartrosis
de apófisis estiloides cubital.
(a,b) Cortes correlativos T1 y
T1 supresión grasa de artro-
RM radio-cubital distal que
muestran una desinserción
f o v e a l d e l fi b r o c a r t í l a g o
triangular estando respetada la
inserción estiloidea (lesión no
comunicante). (c) Imagen
quirúrgica que muestra la
estiloidectomía y reinserción
foveal que se realizó en este
paciente. (d) Radiografía PA
que muestra un tornillo de
anclaje en fóvea cubital y
esquema superpuesto que
ilustra la técnica de reinserción
realizada.

136
Figura 84. Lesión del CFCT clase 1C de Palmer. Paciente con dolor cubital
crónico inespecífico y estudios RM previos informados de normales. (a)
Corte sagital T1 supresión grasa de artro-RM que muestra una desinserción
carpiana del ligamento cúbitopiramidal (flecha). (b,c) Correlación
artroscópica que confirma la rotura aislada del ligamento cúbitopiramidal
(flechas) tratada con desbridamiento artroscópico.

Figura 85. Rotura horizontal del fibrocartílago triangular (lesión no Palmer central). (a-c)
Cortes de artro-RM T1 supresión grasa sucesivos que muestran una rotura horizontal
degenerativa afectando a la porción central del fibrocartílago triangular, respetando los
ligamentos radiocubitales. (d) Correlación artroscópica que muestra la existencia de un
desgarro horizontal con lámina fibrocartílaginosa (“flap”) inestable (flechas).

137
Figura 86. Lesión delaminante de la vertiente proximal central del fibrocartílago triangular (lesión no Palmer). (a-
c) Estudio artro-RM tricompartimental con cortes en el plano coronal T1, sagital y axial T1 supresión grasa que
muestran una rotura horizontal afectando a la porción proximal del fibrocartílago propio con fragmento
inestable (“flap”) (flechas). La exploración artroscópica radiocarpiana no mostró hallazgos patológicos. El
paciente fue tratado con pequeña incisión y desbridamiento del fragmento inestable del fibrocartílago triangular.

Figura 87. Lesión de Nishikawa (lesión no Palmer). Paciente con dolor cubital postraumático. Estudio RM
convencional normal. (a,b) Cortes coronales sucesivos potenciados en T1 con supresión grasa. Irregularidad y
alteración de señal de la inserción en el piramidal (flechas) del componente principal del menisco homólogo.
Fibrosis-sinovitis focal en la vertiente dorsal cúbitocarpiana (cabezas de flecha).

138
Figura 88. Lesión del CFCT con asociación de lesión degenerativa central y lesión de Nishikawa (lesión no
Palmer compleja). (a,b) Estudio artro-RM tricompartimental con cortes en el plano coronal y sagital T1
supresión grasa que muestran una perforación central asintomática del fibrocartílago triangular (asterisco)
(ausencia de sinovitis y condropatía significativos). Arrancamiento de la inserción piramidal del componente
estiloideo del menisco homólogo con delaminación condral (flecha) y sinovitis focal reactiva dorsocubital
(cabezas de flecha). (c-e) Correlación artroscópica que muestra una perforación central del fibrocartílago
triangular con márgenes lisos y sin condromalacia en cabeza del cúbito. En la vertiente dorsal del
compartimento cúbitocarpiano se observa sinovitis focal (cabezas de flecha) y delaminación condral focal
extensa (flechas) en vertiente dorsocubital del piramidal.

Figura 89. Rotura coronal del fibrocartílago triangular (lesión no Palmer compleja). (a,b) Estudio artro-
RM tricompartimental con cortes en los planos coronal y sagital T1 supresión grasa que muestran
una lesión degenerativa central del fibrocartílago triangular y plano de rotura coronal sobreañadido
tras episodio traumático que divide la inserción foveal de los ligamentos cúbitocarpianos (flecha en b).
(c,d) Correlación artroscópica que muestra la rotura coronal traumática de la inserción cubital del
fibrocartílago triangular (flechas en c) y el resultado postquirúrgico con sutura de los ligamentos radio-
cubitales distales. 139
Figura 90. Lesión del CFCT clase 2B de
Palmer. Corte coronal de artro-RM
bicompartimental (radiocarpiana y
radiocubital distal). Adelgazamiento y
desflecamiento de la vertiente proximal
radiocubital del fibrocartílago triangular y
condromalacia focal en cabeza del cúbito
(cabeza de flecha).

Figura 91. Lesión del CFCT clase


2B de Palmer. (a,b) Estudio artro-
RM con cortes correlativos T1 y T1
supresión grasa (artro-RM
tricompartimental). Adelgazamiento
y pequeño desgarro horizontal
intrasustancial de la vertiente
proximal del fibrocartílago triangular
( fl e c h a s ) , s i n p e r f o r a c i ó n .
Condromalacia incipiente en
cabeza del cúbito.

Figura 92. Lesión del CFCT clase 2C de Palmer. (a,b) Cortes coronales sucesivos de artro-RM radiocubital
distal que muestran una extensa perforación central del fibrocartílago triangular, condromalacia incipiente en
vertiente cubital del semilunar y avanzada en cabeza del cúbito con cambios subcondrales reactivos. (c)
Correlación artroscópica que muestra la extensa perforación central del fibrocartílago triangular y
condromalacia en la vertiente anterior de cabeza del cúbito. (d) Técnica de Wafer artroscópica con resección
de 2-3 mm. de la vertiente anterior de la cabeza del cúbito.

Figura 93. Lesión clase 2D de


Palmer. (a,b) Cortes coronales
sucesivos de artro-RM.
Extensa perforación central del
fi b r o c a r t í l a g o t r i a n g u l a r,
condromalacia en cabeza del
cúbito, vertiente cubital del
semilunar y radial del
piramidal. Rotura completa del
ligamento luno-piramidal
140 ( c a b e z a s d e fl e c h a ) n o
identificada en el estudio RM
convencional.
6 DISCUSIÓN

El dolor de la vertiente cubital es el cuadro clínico más frecuente de la muñeca y


plantea un importante reto diagnóstico (Shin AY, 2005; Watanabe A, 2010;
Cerezal L, 2012b). Se ha comparado con la lumbalgia, debido a su comienzo
insidioso, naturaleza imprecisa y crónica, síntomas intermitentes y la frustración
que provoca en los pacientes. El dolor cubital de muñeca es un problema común
en patología laboral, estando implicado con frecuencia en procesos de litigación;
también es frecuente en la práctica deportiva, especialmente en deportes de
raqueta (Crosby WE, 2015).

El diagnóstico diferencial del dolor cubital de la muñeca incluye un amplio


espectro de patologías intra y extraarticulares, siendo la patología del CFCT sin
duda la causa más frecuente de este cuadro clínico. Además con frecuencia
varios procesos patológicos de la vertiente cubital se asocian en el origen del
cuadro clínico (Watanabe A, 2010; Cerezal L, 2012b).

En el manejo inicial de un paciente con dolor cubital de la muñeca, la valoración


clínica y la radiología convencional permiten orientar el diagnóstico e iniciar el
tratamiento conservador. Sin embargo, en pacientes que no responden al
tratamiento conservador, la RM es el método de elección en el diagnóstico
diferencial del dolor cubital de muñeca (Cerezal L, 2012b)

La clasificación de Palmer de las lesiones del CFCT se utiliza de forma universal


en la práctica clínica y en la literatura médica (Palmer AK, 1989). Este sistema de
clasificación ha contribuido notablemente a la difusión del conocimiento de la

141
anatomía y patología del CFCT, a la comunicación efectiva entre diferentes
especialidades y a la unificación de procedimientos terapéuticos.
Avances recientes en artroscopia, métodos de imagen, fundamentalmente RM y
artro-RM, y estudios biomecánicos en cadáver han permitido un mejor
conocimiento de la anatomía de las estructuras incluidas en el término CFCT.
Nakamura (Nakamura T, 1996; Nakamura T, 2000a) plantea una división funcional
del CFCT en una porción proximal, que estabiliza la ARCD, formada por los
ligamentos radiocubitales y una porción distal, que actuaría a modo de hamaca,
soportando la vertiente cubital del carpo. Dentro del componente distal el MH,
cápsula cubital y vaina del ECU actuarían como ligamento colateral funcional. En
la inserción cubital, Nakamura, basándose en estudios cadavéricos e histológicos,
demostró la existencia de una lámina proximal que se inserta en la fóvea, más
resistente y con mayor importancia biomecánica en la estabilización radiocubital
distal, y una lámina distal mas laxa con inserción en la estiloides cubital y sin
importancia significativa en la estabilización RCD (Nakamura T, 2000a; Nakamura
T, 2010; Yamamoto M, 2010). En la descripción inicial de Palmer (Palmer AK,
1989) la lesión tipo 1B se define como avulsión de la inserción cubital asociada o
no con fractura de apófisis estiloides cubital. Esta descripción no se corresponde
con la complejidad anatómica y variedad de lesiones que pueden afectar la
inserción cubital del CFCT. Recientemente Atzei (Atzei A, 2009) ha subdividido las
lesiones clase 1B de Palmer en cinco subtipos, en función de las estructuras
afectadas y su manejo terapéutico. El subtipo 1 incluye las lesiones distales o de
la inserción estiloidea, cuyo tratamiento consiste en sutura a la cápsula articular.
El subtipo 2 son las roturas completas y el subtipo 3, las roturas de la inserción
foveal; en ambos casos el tratamiento consiste en reparación con refijación foveal
del CFCT. El subtipo 4 son las roturas completas retraídas y no reparables, cuyo
tratamiento consiste en reconstrucción con injerto tendinoso. Finalmente, el
subtipo 5 representa la artrosis avanzada RCD que requiere para su tratamiento
procedimientos de salvamento o prótesis. La fóvea es el punto de convergencia
de la inserción de los ligamentos radiocubitales y cúbitocarpianos, con gran
importancia en la estabilización ARCD y cúbitocarpiana.

142
Palmer describió las lesiones 1D como desinserción del CFCT de la inserción
radial. Nakamura basándose en su experiencia quirúrgica y artroscópica subdivide
estas lesiones 1D en cuatro subtipos (Nakamura T, 2010). La mayor parte de las
lesiones 1D son roturas de la inserción del FCT en el cartílago hialino de la
cavidad sigmoidea radial (punto con menor resistencia). Con menor frecuencia las
lesiones 1D podrían afectar, además del FCT propio, a los ligamentos
radiocubitales dorsal o volar, con o sin fractura-arrancamiento en su inserción
radial. El arrancamiento completo de la inserción radial (lesión 1D en la
clasificación original de Palmer) implica inestabilidad ARCD significativa y es una
lesión infrecuente (Nakamura T, 2010).

Artículos recientemente publicados describen nuevos patrones de lesión que no


pueden ser incluidos en la clasificación de Palmer y señalan las limitaciones de
esta clasificación (Nishikawa S, 2002; Estrella EP, 2007; Abe Y, 2012; del Piñal F,
2012a; del Piñal F, 2012b). Recientemente Abe (Abe Y, 2012), analiza
detalladamente las principales limitaciones de la clasificación de Palmer en las
lesiones traumáticas del CFCT y propone una clasificación simplificada con
implicaciones terapéuticas. Esta clasificación incide en tres aspectos muy
importantes: (1) subdivide las roturas traumáticas en centrales y periféricas con
implicaciones terapéuticas completamente distintas, (2) incluye nuevos tipos de
roturas como roturas horizontales, roturas de la vertiente proximal o RCD y
roturas dorsales (Estrella EP, 2007) y (3) esta clasificación responde
adecuadamente a las necesidades actuales en el planteamiento quirúrgico. Sin
embargo, esta clasificación no incluye las lesiones degenerativas y resulta
excesivamente simplista en algunos casos, agrupando lesiones con significado
funcional y terapéutico completamente diferente.

En este trabajo utilizamos una modificación de la clasificación de Palmer de las


lesiones del CFCT (Tabla 1), teniendo en cuenta sus evidentes limitaciones y las
modificaciones propuestas en la literatura reciente. De esta forma, incluimos los
subtipos de lesión 1B (Atzei A, 2009) y 1D (Nakamura T, 2010) y las lesiones no
Palmer, las cuales agrupamos siguiendo el esquema propuesto por Abe Y (Abe Y,
2012).

143
Los estudios publicados sobre la fiabilidad diagnóstica de la RM en la valoración
de las lesiones del CFCT con correlación artroscópica o quirúrgica muestran una
gran variabilidad en sus resultados (Hobby JL, 2001). Desde resultados muy
pobres, como en la serie de Morley y cols. (Morley J,2001) que en su estudio en
54 muñecas (sin antena específica de muñeca) encontraron una sensibilidad
global de la RM del 44% y una especificidad del 87%, cuestionando la utilidad de
la RM, hasta resultados que muestran una gran precisión diagnóstica de la RM
como en la serie de Potter y cols. (Potter HG, 1997), con una sensibilidad del
100% y especificidad del 90%.

Smith estudió con metaanálisis la eficacia diagnóstica de la RM y artro-RM en la


valoración de las lesiones del CFCT (Smith, 2012), incluyendo 21 estudios (982
pacientes, 982 muñecas). En este metaanálisis se analizan 17 estudios que
valoraron la eficacia diagnóstica de la RM y 8 de la artro-RM. La sensibilidad
agrupada de la RM en las roturas del CFCT fue del 75% y la especificidad del
81%. El único estudio que utilizó un equipo RM de 3T obtuvo una mayor precisión
diagnóstica, con sensibilidad del 86% y especificidad 100% frente a los 11
estudios que utilizaron 1,5 T que mostraron una sensibilidad del 70% y
especificidad 79%.

En el metaanálisis de Wang y cols. publicado en 2015 se incluyen 24 estudios de


RM con correlación artroscópica o quirúrgica (Wang ZX, 2015). Con el fin de
analizar la precisión diagnóstica de la RM en las roturas de los diferentes
componentes del CFCT estos autores dividen los estudios en tres grupos: (1)
lesiones centrales (2) lesiones periféricas (incluyendo roturas de la inserción
cubital, roturas de inserción radial, avulsiones distales y roturas de los ligamentos
radiocubitales volar y dorsal) y (3) estudios con protocolo RM de alta calidad,
siguiendo los criterios de Ringler 2013 (Ringler MD, 2013b), para determinar si un
protocolo de imagen de alta resolución permite realmente mejorar el rendimiento
diagnóstico.

La sensibilidad y la especificidad de la RM agrupando los diferentes tipos de


lesión fue del 83% y 82% respectivamente. En la detección de las roturas
centrales del CFCT la RM mostró una fiabilidad diagnóstica muy alta, con

144
sensibilidad agrupada del 90% y una especificidad del 97%. En las lesiones
periféricas, la RM también mostró una alta fiabilidad diagnóstica, con una
sensibilidad del 88% y especificidad del 97% (Wang, ZX, 2015). Estos resultados
contradicen artículos y revisiones de expertos que cuestionan la utilidad de la RM
en las roturas periféricas. En el artículo de Haims (Haims AH, 2002), que se toma
generalmente como referencia, en un estudio en 86 pacientes con 20 lesiones
foveales la RM mostró para tres radiólogos en lectura en consenso una
sensibilidad del 17% y especificidad del 70% en la detección de las roturas
periféricas. En este artículo se incluye en el término de rotura periférica, las roturas
de la inserción cubital, sin diferenciar afectación de los distintos componentes. En
el metaanálisis de Wang el término de lesión periférica se refiere a un amplio
grupo de lesiones del CFCT, incluyendo todas las roturas del CFCT que no
afectan al FCT propio (Wang ZX,2015). A pesar de estas diferencias en la
definición del término rotura periférica, es evidente que los avances tecnológicos y
el mejor conocimiento de los patrones de lesión del CFCT han contribuido a
mejorar el rendimiento diagnóstico de la RM en las lesiones periféricas (Cody ME,
2015; Kirchberger MC, 2015; Minami A, 2015).

La localización de las lesiones del CFCT es fundamental en el planteamiento


quirúrgico de estos pacientes. La mayor parte de los estudios no analizan, o lo
hacen de forma incompleta, la localización de las lesiones. En un estudio en 77
pacientes Potter (Potter HG, 1997) analizó la utilidad de la RM en la localización
de las lesiones del CFCT, diferenciando entre roturas de la vertiente radial, cubital,
central, y roturas complejas. La RM permitió un adecuado diagnóstico
(sensibilidad 100% y especificidad del 90%) y localización de las lesiones del
CFCT. En la localización de las roturas la RM mostró una sensibilidad del 100% y
especificidad del 75%.
Otro aspecto muy importante en la valoración de las lesiones del CFCT es la
experiencia de los observadores. Blazar muestra en su estudio retrospectivo con
correlación artroscópica en 51 pacientes, que la localización de las lesiones (radial
central y cubital o periférica) solo puede ser realizada por observadores con
amplia experiencia y formación específica en patología de la muñeca (Blazar PE,
2001).

145
En el metaanálisis de Wang (Wang ZX, 2015) se analiza un grupo que incluye 6
estudios, realizados con un protocolo de imagen RM de alta resolución, y
concluye que la utilización de un protocolo de imagen adecuado permite mejorar
la precisión diagnóstica (sensibilidad y especificidad media del 92% y 82%
respectivamente). La gran diversidad de protocolos de estudio RM utilizados en
los trabajos publicados podría tener una influencia importante en los resultados de
fiabilidad diagnóstica de la RM (Ringler MD, 2013b).

La complejidad y pequeño tamaño de las estructuras anatómicas que forman el


denominado CFCT hace que el diagnóstico de las lesiones del CFCT constituya
uno de los principales retos diagnósticos en patología musculoesquelética
(Cerezal L, 2012b; Skalski MR, 2016). La mayor parte de los trabajos que
estudian la fiabilidad diagnóstica de la RM tienen más de 10 años de antigüedad y
están realizados con tecnología que se puede considerar obsoleta en el momento
actual. Andersson (Andersson JK, 2015) en un estudio sistemático incluye 6
trabajos realizados después del 2000 que analizan la eficacia diagnóstica de la
RM en las lesiones del CFCT. Cuatro de estos estudios eran retrospectivos (Kato
H, 2000; De Smet L, 2005; Magee T, 2009; Blazar PE, 2001) y 2 prospectivos
(Morley J, 2001; Prosser R, 2011). Estos estudios mostraron deficiencias
metodológicas. Solo cuatro estaban cegados, es decir, el radiólogo no conocía
previamente los hallazgos artroscópicos (Kato H, 2000; Manton GL, 2001; Magee
T, 2009; Blazar PE, 2001) y en solo dos estudios hubo más de un observador de
los hallazgos RM (Kato H, 2000; Blazar PE, 2001). Únicamente en un trabajo se
analizó la fiabilidad de la RM en la localización de las lesiones (Morley J,2001).
Andersson concluye en su estudio sistemático de la literatura que la utilidad de la
RM para descartar una lesión del CFCT es cuestionable (Andersson JK, 2015).

Los avances tecnológicos constantes en RM facilitan sin duda una mejor


visualización de las estructuras anatómicas del CFCT. La precisión diagnóstica de
la RM en las lesiones del CFCT puede mejorar significativamente con los equipos
de 3T y en el futuro con equipos de ultraalto campo magnético (7T y superiores)
(Friedrich K, 2009; Saupe N, 2009; Nöbauer-Huhmann IM, 2012). Las antenas
específicas de muñeca (microbobinas, antenas multielemento) son un elemento

146
básico para un adecuado diagnóstico (TanakaT, 2006; Bittersohl B, 2007).
Desgraciadamente en nuestro país es frecuente que los centros no cuenten con
antenas de muñeca y que los estudios se realicen con antenas de superficie o
con antena de rodilla, con una notable pérdida de resolución espacial y capacidad
diagnóstica. La utilización de diferentes secuencias 3D isovolumétricas con
posibilidad de reconstrucciones en cualquier plano sin distorsión anatómica, tanto
en RM como en artro-RM, pueden ser una de las claves en un futuro próximo
para mejorar el rendimiento diagnóstico de la RM en las lesiones del CFCT (Lee
YH, 2013; Jung JY, 2013). Las secuencias dinámicas pueden ser de gran ayuda
en la valoración de las lesiones del CFCT y su estabilidad (Gable M, 1996). Los
equipos de alto campo permiten una mejora notable en la resolución de estas
secuencias.

Independientemente del campo magnético y la antena de exploración utilizada, un


aspecto técnico fundamental a tener en cuenta en la valoración del CFCT,
especialmente de la compleja inserción cubital, es el adecuado posicionamiento
de la muñeca dentro de la antena de exploración. Buscando la comodidad del
paciente, las empresas fabricantes han desarrollado antenas específicas de
muñeca, que proponen colocar en posición vertical al lado del paciente, situado
en decúbito supino. Sin embargo, en esta posición, la muñeca se coloca en
supinación lo cual distorsiona la anatomía de la inserción cubital del CFCT,
dificultando su valoración y ocasionando con frecuencia falsos positivos en el
diagnóstico de las lesiones 1B de Palmer y de inestabilidad del ECU (Figura 21).

El protocolo de estudio utilizado en nuestro trabajo cumple los criterios de calidad


recomendados por Ringler (Ringler MD, 2013b) y en el metaanálisis de Wang
(Wang ZX, 2015).

Estos criterios de Ringler incluyen: 1. Estudio que proporciona información


detallada del examen RM y procedimiento artroscópico o quirúrgico. 2. RM
interpretada por al menos dos revisores con desconocimiento de los hallazgos
artroscópicos. 3. Imán ⩾ 1.5 T. 4. Antena específica de muñeca. 5. Campo de

147
visión (FOV) ⩽ 10 cm. 6. Grosor de corte ⩽ 2 mm. 7. Matriz ⩾384 × 256. 8.

Secuencias RM que incluyen T1, DP-supresión grasa o T2 FSE.

El análisis de los metaanálisis de Smith y Wang (utilizando la herramienta


QUADAS) y del estudio sistemático de Andersson (herramienta QUADAS-2)
muestra importantes deficiencias metodológicas en la mayoría de estudios
analizados, como datos insuficientes, estudios RM interpretados por un solo
revisor o revisiones no cegadas, con conocimiento de los hallazgos artroscópicos.
(Whiting PF, 2011), con un riesgo de sesgo alto y aplicabilidad poco clara. Por
otra parte, la mayor parte de estudios no analizan los diferentes tipos de lesión del
CFCT, siendo sus resultados cuestionables y de dudoso interés en la práctica
clínica. Es evidente, por ejemplo, que la valoración en RM de las roturas
periféricas es mucho más difícil que la de las roturas centrales (Haims AH, 2002).
Ninguno de los estudios publicados analiza específicamente los diferentes
subtipos de lesión 1B y 1D de Palmer ni las lesiones no incluidas en este sistema
de clasificación o lesiones no Palmer.

Nuestro estudio incluye la serie más amplia de pacientes con lesión del CFCT
diagnosticados con RM de alta resolución y con correlación artroscópica,
publicada hasta la fecha. La fiabilidad diagnóstica global en el diagnóstico de las
lesiones del CFCT con RM en nuestra serie es similar a otras series publicadas.
En las lesiones clase 1 de Palmer la sensibilidad y especificidad agrupadas fueron
del 89,2% y 92,7% respectivamente y en las clase 2 la sensibilidad fue del 96,9%
y la especificidad del 88,2%. La variación interobservador en el diagnóstico RM de
los diferentes tipos de lesión del CFCT mostró un grado de acuerdo sustancial
con índice Kappa de 0.752 y un acuerdo intraobservador excelente con índice
Kappa de 0.841.

En las lesiones clase 1A, lesiones traumáticas con mayor prevalencia en nuestro
estudio (21.4%), la RM mostró una alta fiabilidad diagnóstica, con sensibilidad del
87.9% y especificidad del 97.3%. En las lesiones 1B de Palmer, segunda lesión
traumática en prevalencia (15.6%) la fiabilidad fue también alta con sensibilidad y
especificidad de 87.4% y 95.4% respectivamente. Estos resultados son
superiores a la mayor parte de estudios publicados.

148
Las lesiones 1C son excepcionales en todas las series artroscópicas (Del Piñal F,
2012a; Gras M, 2012). En nuestra serie solo hubo un caso de lesión 1C
confirmada en artroscopia. La lesión no fue diagnosticada por ninguno de los
observadores en la RM convencional. En este paciente, ante la persistencia del
dolor cubital, se realizó artro-RM que permitió identificar la rotura aislada del
ligamento cúbitopiramidal, tratada posteriormente con desbridamiento
artroscópico (Figura 84).

En las lesiones 1D la RM mostró una alta fiabilidad diagnóstica. En solo un caso


se observó lesión de ligamentos radiocubitales (desinserción radial completa) con
marcada inestabilidad radiocubital distal que fue correctamente diagnosticado en
RM. Las otras tres lesiones 1D afectaban únicamente a la porción
fibrocartilaginosa central en su unión con el cartílago de la cavidad sigmoidea,
siendo este el subtipo de lesión más frecuente según Nakamura. Una descripción
precisa de las estructuras afectadas en la lesión Palmer 1D tiene importantes
implicaciones terapéuticas (Nakamura T, 2010; Trumble T, 2010).

En la clasificación de Palmer, la lesión 1A se define como una rotura longitudinal


en sentido anteroposterior, localizada inmediatamente medial al origen radial del
FCT (Palmer AK, 1989). Un problema frecuente, por su proximidad anatómica, es
diferenciar entre lesiones tipo 1A y 1D (Abe Y, 2012). Generalmente, estos errores
diagnósticos se producen en casos de lesión 1D limitada a la porción
fibrocartilaginosa central (subtipo más frecuente). La confusión de este subtipo de
lesión 1D con lesión 1A no tiene importancia alguna ya que el tratamiento es
exactamente el mismo, el desbridamiento artroscópico. Si la lesión 1D afecta a los
ligamentos radiocubitales, la diferenciación precisa si es importante ya que la
lesión de estos ligamentos puede producir inestabilidad de ARCD y el tratamiento
consiste en su reinserción artroscópica. Para Geissler la definición de rotura 1D se
debería limitar a las lesiones que afectan a la inserción de los ligamentos
radiocubitales distales en la escotadura sigmoidea radial (Geissler WB, 2005).

La RM muestra una alta fiabilidad diagnóstica en las lesiones 1B de Palmer


completas. Sin embargo, la valoración de las lesiones parciales no comunicantes,
especialmente de la inserción foveal, plantea mayores dificultades (Haims H,

149
2002; Rüegger C, 2007). La artroscopia de muñeca de rutina incluye la
exploración de las articulaciones radiocarpiana y mediocarpiana. Desde el
compartimento radiocarpiano las lesiones parciales, que afectan únicamente la
inserción foveal, no son visibles, ya que está respetada la inserción estiloidea y no
existe comunicación con el compartimento RCD. Atzei describió el test del
gancho (“hook test”) para el diagnóstico de las lesiones foveales desde el
compartimento radiocarpiano (Atzei A, 2008), sin embargo este test muestra
limitaciones evidentes. Por otra parte, la exploración artroscópica de ARCD se
encuentra en pleno desarrollo. Seguramente, formará parte de la exploración
artroscópica sistemática en un futuro cercano para valorar adecuadamente las
lesiones foveales y de la vertiente proximal del CFCT (Yamamoto M, 2010; Slutsky
D, 2011; Pillukat T, 2014). La valoración en RM de la inserción foveal del CFCT es
también un importante reto diagnóstico. La presencia de derrame articular o el
malposicionamiento de la antena de exploración, colocando la muñeca en
supinación, pueden condicionar falsos positivos de lesión foveal del CFCT
(Cerezal L, 2012b). Como discutimos previamente estudios recientes reportan
una alta fiabilidad diagnóstica en las lesiones de la inserción cubital del CFCT,
pero no diferencian entre los subtipos de lesión 1B (Lee RKL, 2013; Magee T,
2009; Blazar PE, 2001).

Especialmente complicado es la diferenciación entre lesiones Palmer 1B cuando


hay fractura o pseudoartrosis de la apófisis estiloides cubital. El plano de fractura
o lesión puede ser complejo y existir lesiones de la inserción foveal o lesiones 1B
completas con pseudoartrosis del vértice estiloideo (Hauck RM, 1996; Bain GI,
2012; Gogna P, 2014) (Figura 82).

Las lesiones estiloideas son menos importantes biomecánicamente. La sinovitis


focal y la distensión del receso preestiloideo pueden estar en el origen de los
falsos positivos en la valoración de las lesiones 1B parciales periféricas (Cerezal L,
2013b).

Nuestro estudio es el primero que analiza específicamente la fiabilidad diagnóstica


de la RM en los diferentes subtipos de lesión 1B del CFCT. Dentro de los subtipos
de lesión 1B, la fiabilidad diagnóstica es muy alta en las lesiones tipo 1B

150
completas con sensibilidad y especificidad del 90% y 98% respectivamente, pero
menor en las lesiones de la inserción estiloidea (59%/97.9%). En las lesiones 1B
foveales la RM mostró una moderada sensibilidad (68.7%) y alta especificidad
(97.9%) (Figuras 63-68 y 78-83).

Múltiples autores han publicado revisiones, casos aislados y series de pocos


casos describiendo patrones de rotura del CFCT que no se adaptan al esquema
de clasificación de Palmer (lesiones no Palmer) (Estrella EP, 2007; Abe Y, 2012;
del Piñal F, 2012a; del Piñal F, 2012b). Basándonos en la clasificación de Abe
(Abe Y, 2012) agrupamos los diferentes patrones de lesión no Palmer en tres
grupos: roturas centrales, roturas periféricas y roturas complejas (asociación de
varios tipos de lesión) (Figuras 70-75 y 85-89). Las lesiones no Palmer mostraron
una alta frecuencia en nuestra serie (18%), lo que apoya la necesidad de incluir
estas lesiones en nuestros informes de RM y de clasificar estas lesiones de
acuerdo a sus potenciales implicaciones terapéuticas. Las lesiones no Palmer
más frecuentes en nuestro trabajo son las que afectan a la porción periférica
(7.1%), especialmente las de la cápsula dorsal (4.5%). Estrella en una serie de 35
pacientes con reparación artroscópica del CFCT encontró 18 pacientes con
roturas dorsales (51.4%), lesión no incluida en la clasificación de Palmer (Estrella
EP,2007). La rotura dorsal se describe como una rotura situada en la transición
entre FCT propio y ligamento radiocubital dorsal. En nuestra serie hubo 2 casos
que no fueron identificados correctamente en RM convencional, siendo
confundidos con lesiones clase 2C de Palmer. Dentro de las lesiones periféricas,
la desinserción del CFCT de la cápsula dorsal, escasamente reflejada en la
literatura, es la más frecuentes (Del Piñal F,2012). Tanto la RM como la artro-RM
mostraron, en nuestro estudio, una gran utilidad en el diagnóstico prequirúrgico
de estas lesiones capsulares dorsales. Otra lesión periférica frecuente y con
escasas referencias en la literatura, es la lesión de Nishikawa, que consiste en un
arrancamiento de la inserción del componente principal del MH de su inserción en
el piramidal (“carpal detachment”) (Nishikawa S, 2002). Ocurre fundamentalmente
en pacientes con variante anatómica consistente en inserción amplia del MH en
piramidal. El diagnóstico de esta lesión es difícil en RM convencional, aunque
seguramente su escaso conocimiento en la literatura radiológica influye

151
decisivamente en este aspecto. Nishikawa incide en la utilidad de la RM en el
diagnóstico prequirúrgico de esta lesión (Nishikawa S, 2012). Buck (Buck FM,
2009) en un estudio RM y seccional en cadavéres plantea que la valoración del
MH mejora en los cortes coronales con desviación radial. Probablemente, estos
cortes podrían mejorar también la valoración de la lesión de Nishikawa en los
estudios RM. En nuestro estudio únicamente 3 pacientes tenían lesión de
Nishikawa (Figuras 86 y 87). Estas lesiones no se diagnosticaron adecuadamente
en RM convencional. Las lesiones no Palmer complejas, con asociación de varios
patrones de lesión, son relativamente frecuentes (9 pacientes en nuestro estudio).
Especialmente frecuente es la asociación de lesión traumática, de cualquier tipo,
con una lesión degenerativa del CFCT asintomática previa (3.9%). La
diferenciación en RM entre lesión traumática y degenerativa no siempre es posible
(Abe Y, 2012).

Las lesiones Palmer 2A y 2B pueden no ser adecuadamente valoradas en


artroscopia convencional ya que asientan generalmente en el margen proximal no
visible en artroscopia convencional radiocarpiana (Abe Y, 2012). Estas
limitaciones de la técnica de referencia limitan también la estimación de la
fiabilidad diagnóstica de la RM, ya que muchas de las lesiones 2A y 2B, se
identifican mejor en RM y especialmente en artro-RM RCD. No obstante, el
diagnóstico de estas lesiones 2A y 2B pudiera tener escasa importancia clínica, al
tratarse de lesiones generalmente asintomáticas. En uno de nuestros pacientes
con dolor cubital crónico de muñeca se identificó una rotura horizontal del margen
proximal del FCT con fragmento inestable y desplazado (“flap”), incluido como
lesión no Palmer central. El paciente fue tratado con pequeña apertura y
desbridamiento RCD. Probablemente, la generalización de la artroscopia RCD en
el futuro podría aumentar el número de lesiones descritas y tratadas de la
vertiente RCD (Abe Y, 2012).

La diferenciación entre lesión degenerativa clase 2C y 2D de Palmer es


especialmente importante, ya que el tratamiento es completamente diferente. Las
lesiones 2C se tratan con desbridamiento y remodelación de la cabeza del cúbito
(2-3mm) con técnica de Wafer artroscópica (Tomaino M, 1999; Colantoni J, 2014)

152
(Figura 37a). Las lesiones 2D se tratan generalmente con osteotomía de
acortamiento de la diáfisis cubital con el fin de tensar los ligamentos
cúbitocarpianos y cápsula cubital y estabilizar en cierto grado la articulación
lunopiramidal (Mirza A, 2013; Khoury J, 2014; Lautenbach M, 2014; Tatebe M,
2014) (Figura 37b). La valoración del ligamento lunopiramidal es una importante
limitación de la RM convencional. La realización de cortes adaptados axiales
mejora la valoración de este ligamento, pero no fueron incluidos en nuestro
protocolo. La valoración del ligamento mejora significativamente con artro-TC y
artro-RM (Kramer S, 2013; Klempka A, 2015). Esta fue una de las principales
indicaciones para realizar artro-RM adicional en nuestra serie (Figura 93).

Las lesiones del CFCT se pueden asociar con otras patologías que pueden
contribuir al dolor de la vertiente cubital de la muñeca. Por otra parte, las lesiones
del CFCT se asocian con frecuencia a las fracturas de radio distal (hasta un 50%)
y de apófisis estiloides cubital (Kramer S, 2013; Klempka A, 2015).

El metaanálisis de Smith muestra que el rendimiento diagnóstico de la artro-RM


es superior al de la RM convencional (Smith TO,2012). Se incluyen ocho estudios
que analizan la fiabilidad diagnóstica de la artro-RM. La artro-RM mostró una
sensibilidad y especificidad agrupadas del 84% y 95% respectivamente. En el
estudio incluido en el metaanálisis con artro-RM realizada en un equipo de 3T
(Magee T, 2009), la sensibilidad y especificidad fue del 100%, siendo la precisión
diagnóstica menor en los tres estudios que utilizaron artro-RM 1,5 T (sensibilidad
del 83% y especificidad 95%).

Magee comparó la RM convencional de 3T con artro-RM, (Magee T, 2009),


concluyendo que la artro-RM mejora el diagnóstico de las lesiones del CFCT.

En un estudio reciente se compara RM 3T con artro-RM isovolumétrica 3D thrive


en 48 pacientes con lesión traumática del CFCT (Lee YH, 2013). En las roturas
centrales la RM mostró una sensibilidad del 70.3% y especificidad del 100%, en
las roturas periféricas sensibilidad del 60% y especificidad del 100%. La artro-RM
mostró una fiabilidad significativamente mayor con sensibilidad y especificidad
del 94.6 y100% en la roturas centrales y 93.3% y 97% en las periféricas.

153
En nuestro estudio se realizo artro-RM en 35 pacientes con dolor de la vertiente
cubital de la muñeca y dudas diagnósticas en el estudio RM convencional. Las
principales indicaciones fueron la sospecha de lesión 1B de Palmer (14 pacientes)
y valorar una posible lesión del ligamento lunopiramidal (8 pacientes). Aunque el
número de pacientes estudiado con artro-RM fue limitado, los resultados
muestran que las principales ventajas de la artro-RM en la valoración del CFCT
serían la detección de lesiones 1B, diferenciar entre lesiones 2C y 2D (valorar
ligamento lunopiramidal) y las lesiones no Palmer. Nuestros resultados apoyan la
opinión Rüegger y cols de que la artro-RM de ARCD permite un diagnóstico más
preciso de las lesiones 1B foveales no comunicantes. Rüegger en un estudio en
41 pacientes con artro-RM y correlación artroscópica (22 lesiones 1B de Palmer,
3 completas y 19 foveales no comunicantes) obtuvo una sensibilidad del 85% y
especificidad del 76% (Rüegger C, 2007). La artro-RM radiocubital distal es la
más importante para valorar las lesiones 1B foveales, aunque una valoración
precisa del CFCT necesita de artro-RM radiocubital distal y radiocarpiana.

La artro-RM mostró una alta sensibilidad y especificidad en la valoración de las


lesiones clase 1 (91.6%-94.4%) y clase 2 de Palmer (100%-100%) y ligeramente
menor para las lesiones no Palmer (85,7%-94.6%).
En la valoración de los subtipos de lesión tipo 1B de Palmer, la artro-RM mostró
una sensibilidad y especificidad del 100% en las lesiones foveales y completas. En
las lesiones de la inserción estiloidea la sensibilidad fue del 75% y la especificidad
del 96.5%.
La artro-RM mostró un acuerdo interobservador sustancial con índice Kappa de
0.793 y un acuerdo intraobservador excelente con índice Kappa de 0.992 en el
diagnóstico de los diferentes tipos de lesión del CFCT. La artro-RM tiene
importantes indicaciones, con gran repercusión terapéutica. ayudando a
solucionar las principales limitaciones de la RM convencional.
La artroscopia es la técnica de referencia en el diagnóstico y tratamiento de las
lesiones del CFCT (Dailey SW, 2000; Geissler WB, 2005; Estrella EP, 2007;
Mathoulin C, 2012). Todos los pacientes de nuestro estudio fueron explorados
con técnica de artroscopia seca que facilita nuevas aplicaciones terapéuticas,
como la reparación de fracturas de radio distal o combinar la artroscopia con

154
otros procedimientos quirúrgicos (por ejemplo en la reinserción del CFCT) (del
Piñal F, 2011. La estrategia terapéutica en las lesiones del CFCT está
condicionada en gran parte por el patrón de vascularización, de forma análoga a
lo que ocurre en los meniscos de la rodilla. Las roturas del FCT central, avascular,
se tratan con desbridamiento simple ya que son lesiones sin inestabilidad RCD.
Por otra parte, las lesiones periféricas, localizadas en un entorno bien
vascularizado y que frecuentemente condicionan inestabilidad RCD o
cúbitocarpiana pueden ser actualmente reparadas con técnicas de reinserción
artroscópica (del Piñal F, 2012a).

La clasificación utilizada en este trabajo resulta demasiado compleja para la


práctica clínica. Por este motivo, basándonos en los resultados obtenidos, en la
correlación con los hallazgos artroscópicos y en los planteamientos terapéuticos
actuales, proponemos una clasificación simplificada de las lesiones del CFCT
(Tabla 20).

Tabla 20. Clasificación simplificada de las lesiones del CFCT

TIPO DE LESIÓN DEL CFCT


1. Roturas centrales
2. Roturas inserción radial
a. Estables (TFC propio)
b. Inestables (lesión de ligamentos radiocubitales con o sin avulsión ósea
3. Roturas inserción cubital
a. Estable (rotura lámina estiloidea)
b. Inestable (rotura lámina foveal)
4. Roturas periféricas

Las roturas centrales y las roturas de la inserción radial estables, localizadas en el


FCT avascular, se tratan con desbridamiento artroscópico (Nakamura T, 2010,
Trumble T, 2010). Las roturas inestables de la vertiente radial (lesión de
ligamentos cúbitocarpianos) y de inserción cubital (roturas completas o de la
inserción foveal) requieren reinserción artroscópica (Atzei A, 2011; del Piñal F,
2012a). En fases crónicas con lesiones irreparables, el tratamiento consistirá en

155
injerto tendinoso (Atzei A, 2011, Atzei A, 2012; Atzei A, 2015). En las lesiones de
la inserción estiloidea y en las roturas periféricas el tratamiento consiste en la
reparación artroscópica y sutura capsular (del Piñal F, 2012a; Abe Y, 2012).

Las principales limitaciones de nuestro estudio son por una parte el carácter
retrospectivo, el conocimiento por parte del cirujano de los resultados del estudio
RM en el momento de la artroscopia, y el escaso número de pacientes incluidos
en algunos subtipos infrecuentes de lesión del CFCT. Nuestro trabajo representa
la serie más amplia con correlación artroscópica. Todas las artroscopias fueron
realizadas por un cirujano de la mano, referencia internacional en la patología de la
vertiente cubital de la muñeca y en el tratamiento de las lesiones del CFCT, lo que
proporciona uniformidad de criterio diagnóstico a la serie. Por otra parte, es el
primer trabajo que analiza la utilidad de la RM en la valoración de subtipos de
lesión 1B y 1D, y lesiones no incluidas en la clasificación de Palmer de reciente
descripción.

156
7 CONCLUSIONES

1. La resonancia magnética con un protocolo de imagen de alta resolución en


equipos de alto campo magnético permite un diagnóstico preciso de las
lesiones del complejo del fibrocartílago triangular.

2. La resonancia magnética permite caracterizar los diferentes tipos de lesión


de la clasificación de Palmer, incluyendo los subtipos 1B y 1D y las
lesiones de reciente descripción no incluidas en la clasificación de Palmer,
con importantes implicaciones terapéuticas.

3. Un mejor conocimiento de los subtipos de las lesiones Palmer y de los


diferentes patrones de lesión no Palmer, conjuntamente con las mejoras
tecnológicas en resonancia magnética permitirán un diagnóstico mas
preciso de las lesiones del complejo del fibrocartílago triangular en el
futuro.

4. La resonancia magnética artrografía mejora la precisión diagnóstica global


de la resonancia magnética en las lesiones del complejo del fibrocartílago
triangular.

157
5. El diagnóstico prequirúrgico preciso de las lesiones parciales no
comunicantes de la inserción cubital (estiloidea o foveal), la diferenciación
de lesiones degenerativas clase 2C y 2D, el diagnóstico de las lesiones
clase 1C y de las lesiones no Palmer, son las principales indicaciones de la
resonancia magnética artrografía.

6. La resonancia magnética artrografía con inyección de contraste en el


compartimento radiocubital distal permite un diagnóstico preciso de las
lesiones foveales, lesiones degenerativas en estadios incipientes (clases 2A
y 2B de Palmer) y roturas delaminantes de la vertiente proximal o
radiocubital, de difícil valoración en la exploración artroscópica de rutina.

7. La resonancia magnética artrografía no proporciona información adicional


significativa frente a la resonancia magnética convencional en las lesiones
traumáticas clase 1A y 1D.

8. Una clasificación simplificada de las lesiones del complejo del fibrocartílago


triangular, incluyendo lesiones centrales, roturas de las inserciones radial y
cubital (estables o inestables) y roturas periféricas, facilita la comunicación
entre especialistas y sirve de ayuda en la planificación del tratamiento.

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