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10/10 Sesión 11 Introducción al evangelio de
21:10-22:00 Hechos de los apóstoles
1. El autor de Hechos
El autor de Hechos de los Apóstoles y del Evangelio
no dice nada acerca de sí mismo, ni siquiera en su dedicatoria personal a Teófilo.
Sin embargo, la tradición eclesiásLca, desde muy
temprano, no Fene dudas de que el autor es Lucas.
Lucas era médico e historiador.
La tradición lo vincula con la ciudad de AnLoquía de
Siria, la tercera ciudad más grande del mundo en esa época.
Único escritor genFl del Nuevo Testamento, Lucas
fue tesLgo ocular de los eventos en los viajes misioneros de Pablo, ya que acompañó al apóstol en estas peregrinaciones como su compañero y médico.
Sabemos muy poco sobre Lucas; solo hay tres citas
directas de él en el Nuevo Testamento (Col 4:14; 2 Tim 4:11; Filemón 24).
Estas referencias nos permiten afirmar dos cosas
sobre él: Lucas era médico y colaborador de Pablo, además de ser uno de sus amigos más fieles, pues estuvo con él durante su segunda prisión en Roma.
Como ya mencionamos, Hechos es el segundo
volumen del libro escrito por Lucas.
El volumen inicial trata de lo que Jesús comenzó a
hacer y enseñar; en este segundo volumen, se narra lo que Jesús conLnuó haciendo y enseñando a través de los apóstoles, en el poder del Espíritu Santo. El libro de Hechos no fue simplemente un apéndice o epílogo al evangelio de de Lucas, sino que junto a él formaba una obra única y conFnua.
Hechos debe ser leído a la luz del Evangelio de
Lucas.
Aunque el nombre de Lucas no aparece
explícitamente en Hechos, hay un consenso prácLcamente unánime de que él fue su autor.
Aquí están las evidencias que apuntan a Lucas como
el autor de Hechos de los Apóstoles, basadas tanto en pruebas internas (dentro del propio texto bíblico) como en evidencias externas (tesLmonios y tradiciones de la iglesia primiLva):
1.1. El Prólogo de Hechos
• El prólogo de Hechos (Hch 1:1) hace referencia a un “primer libro” dirigido a Teófilo, que claramente es el Evangelio de Lucas. Esto indica que Hechos es una conFnuación del Evangelio. En Lucas 1:3, el autor también dirige su Evangelio a Teófilo, lo que sugiere que ambos libros fueron escritos por la misma persona.
1.2. La IdenFdad Vocabular
• El análisis del vocabulario de los libros de
Lucas y Hechos revela una gran similitud entre los dos. Existen muchas palabras y expresiones exclusivas que aparecen tanto en Lucas como en Hechos, pero no en otros libros del Nuevo Testamento.
1.3. La Calidad del Griego
• El esLlo de escritura en griego koiné en Lucas
y Hechos es similar, lo que sugiere que ambos libros fueron escritos por el mismo autor. La calidad del griego es alta y, según estudiosos como Howard Marshall, demuestra que el autor tenía un buen dominio de la lengua y un esLlo literario refinado, algo ppico de alguien culto, como Lucas, quien era médico.
1.4. Las “Secciones Nosotros” en Hechos
• En varias partes del libro de Hechos
(llamadas “secciones nosotros”), el autor usa la primera persona del plural (“nosotros”), lo que sugiere que estuvo presente con Pablo en sus viajes misioneros. Esto ocurre en pasajes como Hechos 16:10-17; 20:5-15; 21:1-18; y 27:1-28:16. Estos pasajes indican que el autor fue un compañero cercano de Pablo, y sabemos por otras partes del Nuevo Testamento (Col 4:14; 2 Tim 4:11; Flm 24) que Lucas fue uno de sus compañeros más cercanos. 1.5. TesFmonio de la Tradición CrisFana
• Desde los primeros siglos, la tradición
crisLana fue unánime en atribuir la autoría de Hechos a Lucas. Ireneo, en el siglo II, ya afirmaba que Lucas era el autor tanto del Evangelio como de Hechos. Otros padres de la iglesia, como Clemente de Alejandría y Orígenes, también confirmaron esta autoría.
1.6. El Conocimiento Médico de Lucas
• Dado que Lucas es descrito como médico
(Colosenses 4:14), es posible idenLficar ciertos detalles médicos en sus descripciones de milagros y curaciones, tanto en el Evangelio como en Hechos. Su conocimiento técnico y detallado refuerza la idea de que Lucas, el médico, fue el autor de ambos libros. 2. El desFnatario de Hechos
Teófilo, desLnatario tanto del Evangelio de Lucas
como del libro de Hechos, es mencionado directamente en los prólogos de ambas obras. Aunque no se sabe mucho sobre su idenLdad exacta, hay varias teorías y evidencias que permiten especular sobre quién fue:
2.1.Posible noble romano: Se cree que Teófilo
podría haber sido un hombre de la nobleza romana o alguien con una alta posición en el gobierno del Imperio Romano. Esto se basa en el uso del qtulo “excelenpsimo” en el prólogo del Evangelio de Lucas (Lucas 1:3), un término que comúnmente se usaba para referirse a funcionarios de alto rango en el Imperio.
2.2. Un hombre piadoso: Su nombre, Teófilo,
significa “amante de Dios” o “amigo de Dios”, lo que sugiere que podría haber sido un hombre piadoso o simpaFzante del crisFanismo, interesado en aprender más sobre la vida de Jesús y el crecimiento de la iglesia primiLva.
2.3. Patrocinador o protector de Lucas: Algunos
estudiosos sugieren que Teófilo pudo haber sido un patrocinador de Lucas, financiando la producción de sus escritos. Esto habría permiLdo a Lucas dedicarle sus obras como muestra de graLtud y para informarle sobre el ministerio de Jesús y el desarrollo de la iglesia. 2.4. ObjeFvo apologéFco: Lucas podría haber dirigido su obra a Teófilo con el objeLvo de defender el crisFanismo ante las autoridades romanas, probando que la iglesia no era una amenaza para el Imperio y que el crisLanismo era una fe legíLma.
¿Cuáles fueron los propósitos de Lucas al dirigir esta
obra sobre el ministerio de Cristo y la acción de la iglesia a este noble romano? 1. Probar la legiFmidad del crisFanismo: Lucas buscaba demostrar que la iglesia crisLana era una religión lícita y legíFma, y no representaba una amenaza para el Estado, como querían hacer ver sus críLcos. 2. Mostrar la conexión entre el ministerio de Cristo y la iglesia: Aunque Jesús ascendió al cielo, Lucas quería dejar claro que Cristo conFnuó actuando y enseñando a través de su Espíritu en la iglesia, uFlizando a los apóstoles como instrumentos. 3. Ofrecer un resumen del crecimiento impresionante de la iglesia: La obra de Lucas muestra cómo la iglesia crisLana, que comenzó con 120 judíos en Jerusalén, creció hasta converLrse en una mulLtud inumerable en todo el Imperio Romano, llegando incluso a la capital, Roma.
Este enfoque revela la intención de Lucas de ofrecer
a Teófilo una visión completa de la expansión del crisFanismo y su legiFmidad en el contexto del Imperio Romano.
3. La fecha en que fue escrito Hechos
La fecha exacta en que el libro de Hechos fue
escrito no puede determinarse con precisión.
Sin embargo, basándonos en los eventos narrados,
es posible establecer una esLmación aproximada.
Aquí están los argumentos clave:
3.1. El final del relato en el primer
encarcelamiento de Pablo en Roma (62 d.C.): • El libro de Hechos termina con Pablo bajo arresto domiciliario en Roma (Hechos 28:30-31), sin mencionar su muerte ni la persecución de Nerón que se desató poco después. Esto sugiere que el libro fue escrito antes de estos eventos, ya que Lucas, siendo un historiador detallado, probablemente habría incluido tales hechos relevantes si hubieran ocurrido en el momento de la escritura. 3.2. La ausencia de eventos históricos significaFvos: • Lucas no menciona el incendio de Roma en 64 d.C., ni la muerte de Pablo en 67 d.C., ni la destrucción de Jerusalén en 70 d.C. Estos hechos fueron muy importantes tanto para el Imperio Romano como para la iglesia primiFva, por lo que es probable que el libro de Hechos fuera escrito antes de que estos eventos ocurrieran.
3.3. Relación con el Evangelio de Lucas:
• Dado que Hechos es el segundo volumen de una obra conLnua con el Evangelio de Lucas, y Lucas probablemente fue escrito antes de 62 d.C., el intervalo de Lempo entre ambos libros también indica que Hechos se compuso poco después de ese año.
Con base en estos puntos, muchos estudiosos
esLman que el libro de Hechos fue escrito entre 62 y 64 d.C., antes de que los eventos posteriores (como la muerte de Pablo o la destrucción de Jerusalén) pudieran ser registrados.
4. CaracterísFcas del Libro de Hechos
4.1. InvesFgación y asistencia del Espíritu: El
libro de Hechos destaca que la meLculosa invesLgación realizada por Lucas no anula la asistencia del Espíritu Santo. Aunque Lucas fue un historiador y un invesLgador detallista, el Espíritu Santo guió todo el proceso, tanto en la invesLgación como en la redacción del relato. El Espíritu no reemplaza el pensamiento, la voluntad o la acción humana, sino que los ilumina y moldea. Este proceso es similar al que ocurre en las cartas del Nuevo Testamento, que, aunque son genuinamente humanas y escritas por autores con caracterísLcas personales específicas (como Pablo, Juan, Pedro o SanLago), fueron inspiradas por el Espíritu Santo para converLrse en la Palabra de Dios viva y eficaz para todas las generaciones.
4.2. La importancia de los discursos. Hechos no
es solo la historia de la iglesia apostólica en su viaje hacia la capital del Imperio, sino también una cuidadosa colección de discursos, especialmente de Pedro y Pablo. Los varios sermones registrados en Hechos sirven como modelos homiléFcos que resaltan la centralidad de la predicación apostólica: la muerte y la resurrección de Cristo. Estos sermones pueden clasificarse en evangelísFcos (Hch 2—3), deliberaFvos (Hch 15), apologéFcos (Hch 7 y 17) y exhortaFvos (Hch 20).
4.3. La importancia de Jerusalén y AnFoquía.
Dos ciudades, Jerusalén y AnLoquía, dominan el relato del libro de Hechos. Desde Jerusalén, el evangelio se extendió hasta AnFoquía, y desde AnFoquía llegó hasta los confines de la Ferra. Paralelamente a estas dos prominentes capitales, están los dos apóstoles más importantes: Pedro y Pablo.
4.4. El carácter cristocéntrico del libro. El libro de
Hechos es una biogra@a de Cristo, de su enseñanza y de sus obras poderosas, realizadas a través de los apóstoles, en el poder del Espíritu. En realidad, es una conLnuación del evangelio de Lucas, es decir, una conLnuación de lo que Cristo comenzó a hacer y a enseñar. El libro no pretende dar un relato exhausLvo sobre lo que hicieron todos los apóstoles. Además de Pablo, solo se mencionan tres apóstoles más. En Hechos 12:2 leemos sobre la ejecución de Jacobo, hermano de Juan, por orden de Herodes. Juan aparece en la escena de la curación del paralíLco en la puerta hermosa del templo, pero no pronuncia ninguna palabra. El libro solo nos da información detallada sobre Pedro y Pablo. 1.Pedro (Hechos 1:13; 2:14; 3:1; 4:8; 5:3; 8:14; 10:34; 11:1) 2. Juan (Hechos 1:13; 3:1; 4:13) 3. Jacobo (hermano de Juan) (Hechos 12:2) 4. Pablo (también conocido como Saulo) (Hechos 9:1-6; 13:9; 13:46; 14:14; 16:10; 20:24; 21:10)
En la mitad inicial del libro, es solamente de Pedro
que obtenemos un relato concreto. Por otro lado, el interés del autor tampoco se centra en “Pedro” como tal. No se dice nada sobre la conLnuación de su acLvidad después del concilio de los apóstoles, ni siquiera acerca de su muerte.
Y tampoco Pablo, cuyas viajes misioneras y su
proceso llenan la segunda parte del libro, Lene ninguna importancia biográfica.
En realidad, el objeLvo de Lucas no es escribir una
“historia de los apóstoles”.
Lo único que importa es el curso del evangelio por
el mundo. Ante él, todos los instrumentos humanos dejan de ser importantes. Introducción a Romanos
Introducción:
La carta de Pablo a los Romanos es mucho más que
simplemente una carta, es un tratado teológico.
Es el mayor compendio de teología del Nuevo
Testamento.
Es la epístola de las epístolas, la carta más
importante y prominente de Pablo.
Según las palabras de John Murray, es una
exposición y una defensa del evangelio de la gracia.
John Stoâ considera Romanos una especie de
manifiesto crisFano. E. E. Bruce llama a Romanos “el evangelio según Pablo”.
Guilherme Orr dice que doctrinalmente Romanos es
el mayor libro jamás escrito.
Calvino llega a expresar el temor de que sus elogios
a esta carta, lejos de aumentar su grandeza, pudieran solo disminuirla, ya que ella se explica a sí misma desde el principio y se da a conocer con más claridad de lo que jamás podríamos expresar con palabras.
La influencia de Romanos alcanza incluso el ámbito
académico. Francis Schaeffer afirma que, hasta hace poco Lempo, el libro de Romanos se estudiaba en las facultades de derecho estadounidenses con el fin de enseñar a los estudiantes el arte de construir una argumentación. Los eruditos comparan Romanos con la cordillera del Himalaya.
Ningún libro de la Biblia ha tenido mayor influencia
en la historia de la iglesia que la carta a los Romanos. Esta epístola ha impactado profundamente a figuras clave como Agusqn de Hipona (354-430) y Marqn Lutero (1483-1546).
Aguspn, tras leer Romanos 13:13-14, experimentó
una conversión decisiva que marcó el rumbo de su vida y pensamiento.
Lutero, por su parte, encontró en Romanos el
principio de la jusLficación por la fe, lo que se convirLó en el núcleo de la Reforma Protestante.
La carta a los Romanos ha sido una fuerza
transformadora en momentos cruciales de la historia crisLana. 1. El autor de la carta a los Romanos
Hay poca duda acerca de la autoría de la carta a los
Romanos.
John Murray, al hablar sobre la autoría paulina de
Romanos, afirma: “Esta es una proposición que no necesitamos discuLr”.
Incluso los críLcos más escépLcos se inclinan ante
las evidencias robustas de que fue escrita por el apóstol Pablo.
Un hecho notable es que el hereje Marción fue el
primer escritor conocido en reconocer la autoría paulina de Romanos.
Existen abundantes evidencias tanto internas como
externas sobre la autoría paulina de esta carta. Pablo se presenta como el remitente, haciéndolo con humildad, llamándose siervo de Cristo, y también con autoridad, afirmando su apostolado (Rom. 1:1).
Padres de la iglesia como Eusebio, Ireneo, Orígenes,
Tertuliano y Clemente respaldan de manera plena la autoría de Pablo en Romanos.
Algunos eruditos cuesLonan la autenLcidad del
capítulo 16 de Romanos, ya que en él, Pablo hace 26 saludos personales, de los cuales 24 son mencionados por nombre, lo que da la impresión de que conocía ínFmamente a todos los citados, a pesar de que nunca había estado en la ciudad de Roma.
Otros estudiosos sugieren que el capítulo 16 fue
dirigido a la iglesia de Éfeso, y no a la de Roma. Es importante señalar que Pablo fue el gran pionero del crisLanismo en el siglo I, especialmente entre los genLles. Sus contactos trascendían las fronteras geográficas que él mismo había visitado. Además, Roma era la ciudad más cosmopolita del Imperio, con personas que llegaban diariamente desde todas las partes del mundo y salían hacia los lugares más remotos. Por lo tanto, es completamente plausible que Pablo tuviera muchos amigos que se habían mudado a Roma y a quienes envió sus cálidos saludos.
Si alguien duda de la prácLca de Pablo de
mencionar tantos nombres en su saludo a una iglesia que no conocía personalmente, ya que esta no era su costumbre al escribir a iglesias que sí conocía, William Barclay ofrece una explicación: “La razón es muy simple. Si Pablo hubiera enviado saludos personales a las iglesias que conocía bien, habría causado celos; sin embargo, cuando escribía a iglesias que nunca había visitado, quería establecer tantos lazos personales como fuera posible”.