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DISCAPACIDAD
PROFESORA: MARISA TAPIA ANTACLE
AÑO: 2021
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La discapacidad intelectual (DI) no es un trastorno médico específico, como lo
son la neumonía o la faringitis, y tampoco es un trastorno de la salud mental.
Las personas afectadas tienen un funcionamiento intelectual significativamente
bajo, lo que suficientemente grave para limitar su capacidad para afrontar una o
más actividades de la vida diaria (habilidades adaptativas) de tal manera que
requieren ayuda permanente. Las habilidades adaptativas se pueden clasificar
en varias áreas
Causas
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Algunas causas que pueden ocurrir antes de la concepción o durante ésta
incluyen
Síntomas
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deficiencia cognitiva hasta que el niño está en la escuela o en un centro
preescolar y se demuestra una incapacidad para mantener las expectativas
normales para su edad.
Los niños con discapacidad intelectual son más propensos que otros a tener
problemas de comportamiento, como crisis explosivas, rabietas y
comportamiento físicamente agresivo o autolesivo. Estas conductas se
relacionan frecuentemente con situaciones frustrantes específicas,
desencadenadas por la incapacidad de comunicarse y de controlar los impulsos.
Los niños mayores, que suelen ser ingenuos y crédulos para su edad, son
fácilmente víctimas de otros que se aprovechan de ellos o se dejan llevar a
comportamientos y conductas improcedentes.
Diagnóstico
Cuando los médicos sospechan una discapacidad intelectual, los niños son
evaluados por equipos de profesionales, incluyendo personal de intervención
temprana o personal escolar, un médico de atención primaria, un neurólogo
pediátrico o un pediatra del desarrollo, un psicólogo, un logopeda, un terapeuta
ocupacional o un fisioterapeuta, un educador especial, un trabajador social o un
profesional de la enfermería. Cuando existe sospecha de discapacidad
intelectual, estos profesionales evalúan al niño mediante pruebas de
funcionamiento intelectual y búsqueda de una causa.
Detección prenatal
Entrevistas con los padres Observaciones del niño Cuestionarios en los que se
compara el rendimiento del niño con el obtenido por muchos otros niños de la
misma edad Algunas pruebas, como el test de inteligencia de Stanford-Binet y la
Escala de inteligencia de Wechsler para niños-IV (test de WISC-IV, por sus siglas
en inglés), se realizan para la capacidad intelectual. Otras, como las Escalas de
conductas adaptativas de Vineland, se realizan para valorar áreas tales como la
comunicación, las habilidades de la vida diaria y las destrezas sociales y
motrices. En general, estas pruebas formales comparan con precisión las
habilidades intelectuales y sociales de un niño con el segmento de población de
su misma edad (llamadas pruebas normativas).
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Sin embargo, los niños con un origen cultural diferente, los que proceden de
familias que no hablan el idioma del país y los que tienen una posición
socioeconómica muy baja son más propensos a obtener un resultado bajo en
estas pruebas. Por esta razón, el diagnóstico de discapacidad intelectual
requiere que el médico integre los datos de la prueba con la información
obtenida de los padres y con una observación directa del niño. Un diagnóstico
de discapacidad intelectual es oportuno solo en los casos en que tanto la
capacidad intelectual como la adaptativa están significativamente por debajo del
promedio.
Identificación de la causa
Los recién nacidos con anomalías físicas u otros síntomas sugestivos de una
afección asociada a discapacidad intelectual a menudo necesitan ciertas
pruebas.
Pronóstico
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Una persona con discapacidad intelectual leve tiene una esperanza de vida
relativamente normal, y la atención sanitaria está mejorando los pronósticos de
salud a largo plazo para las personas con todo tipo de discapacidades
intelectuales. Muchas personas con discapacidad intelectual atienden a su
cuidado personal, hacen vida independiente y pueden ser empleados con éxito
en trabajos que cuentan con el apoyo adecuado.
Prevención
Los trastornos del espectro alcohólico fetal constituyen una causa muy
frecuente y totalmente evitable de discapacidad intelectual. March of
DimesMuchas asociaciones se ocupan de la prevención de este efecto y
orientan muchos de sus esfuerzos a alertar a las mujeres de las graves
consecuencias de consumir alcohol durante el embarazo.
Las mujeres que planean quedarse embarazadas deben recibir las vacunaciones
necesarias, especialmente contra la rubéola. Las que son vulnerables a
trastornos infecciosos que pueden ser perjudiciales para el feto, como la rubéola
y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), deben hacerse pruebas antes
de quedarse embarazadas.
Tratamiento
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estas personas desarrollan un programa amplio e individualizado para el niño,
que debe comenzar tan pronto como se sospeche el diagnóstico de
discapacidad intelectual. Los padres y los hermanos del niño también necesitan
apoyo emocional y, en ocasiones, orientación. Toda la familia debe ser una parte
íntegra del programa.
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categoría totalmente homogénea, y es por eso que se han establecido diferentes
tipos de discapacidad intelectual según el grado en el que se alejan de la media.
1. Leve
2. Moderado
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En este grado de discapacidad intelectual las dificultades son mayores. A nivel
educativo suelen poder beneficiarse de formación laboral concreta,
generalmente de cara a realizar trabajos poco cualificados y con supervisión.
Pueden tener autonomía en el autocuidado y desplazamiento. Las habilidades
conceptuales de estos sujetos se desarrollan con gran lentitud, habiendo una
gran diferencia con respecto al grupo de iguales. Suelen necesitar ayuda cuando
las tareas a llevar a cabo exijan procesar conceptos complejos. Su
comunicación es eficiente en lo social, aunque poco compleja. El sujeto es
capaz de establecer relaciones con el entorno y hacer nuevos vínculos con
personas ajenas a la familia. Si bien pueden tener problemas para seguir
convenciones sociales, por lo general se adaptan bien a la vida en comunidad,
especialmente con supervisión. El individuo puede responsabilizarse de sus
propias decisiones y participar en la vida social, aunque con ayudas y con un
periodo de aprendizaje prolongado. Las personas con un grado moderado de
discapacidad intelectual suelen reflejar un CI de entre 35-50.
3. Grave
Con un Cociente Intelectual de entre 20 y 35, los problemas para las personas con este nivel
de discapacidad son generalmente de gran importancia, precisando de ayudas y supervisión
continuada. Muchas de ellas presentan daños a nivel neurológico. A nivel conceptual las
habilidades de las personas que padecen este grado de discapacidad intelectual son
reducidas, teniendo poca comprensión de la lectura y conceptos numéricos.
Comunicacionalmente el lenguaje es posible pero está limitado, centrándose en el presente
y siendo frecuente que emplean Holo frases o palabras sueltas. Comprenden comunicación
gestual y oral sencilla, siendo la relación con seres queridos fuente de alegría. En las
actividades del día a día estos sujetos necesitan siempre ser supervisados y cuidados,
dependiendo de ayudas y custodios. Pueden aprender a hablar y realizar tareas simples. Su
adaptación a la comunidad puede ser buena a menos que tengan alguna otra discapacidad
asociada. Adquirir habilidades es posible, necesitando ayuda constante y un largo proceso de
aprendizaje. Algunos de ellos se autolesionan. A nivel legal se les considera incapaces de
tomar sus propias decisiones.
4. Profundo
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principalmente mediante la comunicación no verbal directa, sin simbolismo.
Disfrutan de la relación con personas conocidas. A nivel práctico, el sujeto
tendrá dependencia para la mayor parte de actividades, aunque pueden ayudar
en algunas actividades, posibilitando que participen en la vida cotidiana del
hogar y la sociedad.
La necesidad de ayudas
Como conclusión del presente artículo es relevante mencionar que una persona solo es discapacitada en la medida que no dispone de las
herramientas para adaptarse al medio, debido a sus dificultades y a la no presencia de apoyos que les sirvan para resolverlas. En este sentido, la
discapacidad intelectual no es una excepción. No podemos limitarnos a señalar que alguien tiene discapacidad intelectual y limitar el problema a
lo individual; la sociedad tiene mucho que decir a la hora de cambiar las condiciones de vida de estas personas en situación de vulnerabilidad.
Debe trabajarse desde las diferentes disciplinas (psicología, ámbito judicial, ámbito legislativo, educación y asistencia social, entre otros) con el fin
de que estas personas y las personas que las cuidan puedan participar de una forma activa en la vida social de la comunidad, estableciendo
puentes entre las capacidades de cada individuo y lo que puede ofrecer y demandar la sociedad mediante la otorgación de ayudas específicas y
funcionales.
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