SandovalBarreroWilliam2012 1
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Trabajo presentado a:
El líder, debe tener, entre otras, destreza, disposición para negociar y conseguir los
objetivos de la empresa. Habilidad innata o aprendida que hace del líder, una
persona que sobresale a la hora de definir el rumbo de la empresa.
En este orden de ideas, el gerente debe tener una dosis de comportamiento, un tanto
de destreza y mucho de actitud para resaltar las habilidades empresariales que le
acompañarán en el camino acompasado marcado por él para la empresa.
La destreza para conjugar alternativas con matices propios de los integrantes del
equipo de trabajo, distinguen las habilidades que debe tener un administrador.
Pero no basta mirar la montaña y sus caminos, también se debe bajar, visitar,
conocer de primera mano el pensamiento de los moradores de la montaña y los
caminos que, de acuerdo con su razonamiento construyeron.
Además de ser un resultado positivo para la empresa, debe tener ese componente
de satisfacción para el trabajador, es decir, el reconocimiento expreso de la
organización sobre el aporte realizado por los trabajadores.
Moody Paul E. (1990), nos dice: “La decisión puede ser simple o compleja; o puede
relacionarse con cualquier campo de la administración, sin embargo, todas las
decisiones siempre pueden orientarse por el proceso básico del circuito cerrado”.
El circuito cerrado, nos indica en primera instancia, que debemos estar cuidadosos
de los problemas y las acciones que se acometen al interior de la empresa, es decir,
debemos estar en guardia, pero una guardia en el entendido que, a cada acción
existe una reacción.
Hasta aquí la teoría administrativa nos ha indicado algunos pasos que seguir para
lograr el éxito en las decisiones que se tomen, sin embargo presenta algunos
inconvenientes en su aplicación, los cuales vamos a describir a continuación.
A menudo sobre una misma situación, las personas tomarán diferentes decisiones,
en otras palabras, la decisión depende de la óptica de quien la esté analizando.
Se habla de comparar, esto quiere decir, dar peso a las alternativas, sabiendo que
una alternativa puede estar desarrollando otras alternativas. No hacerlo puede llevar
a los miembros de la organización a un círculo vicioso y a una indefinición de la
decisión.
Moody Paul E. (1990), nos indica que para evaluar la repercusión de la decisión, se
debe tener en cuenta la importancia del compromiso que se va a adquirir. No es lo
mismo decidir si contesto un requerimiento rutinario o doy respuesta a un
emplazamiento de la DIAN, por ejemplo.
En segunda instancia, se debe estudiar la flexibilidad de los planes, esto es, ¿la
decisión adoptada, tiene holgura en la aceptación de los resultados o definitivamente,
tomada la decisión no hay reversa?. La respuesta marca la importancia de la
decisión.
En este paso, es clave, dice el autor, la clara definición de los objetivos y políticas de
la empresa. Si la empresa ha establecido procedimiento frente a los problemas que
se presenten, basados en su experiencia, la decisión seguramente será más fácil y
acertada.
Así las cosas, la mejor alternativa en términos del resultado que quiere alcanzar la
organización, resulta no siendo aplicable y se debe llegar a una decisión que concilie
los resultados que quiere la empresa, su presupuesto y el impacto en el personal de
la misma.
Otro aspecto que se debe tener en cuenta para llegar a una decisión, es establecer
en qué momento la información que se recopila termina repitiéndose, siendo costosa
y no afecta la decisión que se quiere tomar.
Al respecto Druckert Peter (1966), en su libro, el ejecutivo eficiente, concretamente
en el numeral 5 de las prácticas para ser un ejecutivo eficiente menciona la
sistematización de las decisiones, esto quiere decir, ser ordenado. Primero
identifique el problema de forma completa, clara y concreta.
Una vez identificado el problema, la dirección debe dar claros mensajes de qué
quiere lograr con la decisión que se tome. Paso seguido convierta en acción lo que
ha decidido. Comunique a los encargados de ejecutar la decisión.
En este contexto, la toma de decisiones sufre diferentes procesos desde el inicio del
análisis de la oportunidad que se identifica, el conocimiento que se tiene para
abordar el tema, el equipo de trabajo que se arme para analizar la oportunidad, la
estrategia que se adopte para solucionarlo, puesta en marcha de la decisión y
posterior evaluación.
A estas alturas, es claro que pocas decisiones se toman en forma individual; nuestra
actual realidad, llena de información y conocimientos exige cada vez más, la
integración de grupos de trabajo que respondan de una manera más rápida y
eficiente a la necesidad de la organización.
Al efecto Moody Paul E. (1990), propone un cuadro de prioridades donde establece
unos factores a analizar y en las siguientes columnas una ponderación de esos
factores, de tal manera que cada factor tendrá un orden de prioridades.
A tantos factores para analizar, ejemplo 10 factores, las siguientes columnas serán
10 para analizar los factores, enfrentándolos en forma vertical y horizontal, sin
analizar la coordenada donde se cruzan los conceptos dando un peso de 0 o 1 y al
final se suma y se establece el orden de prioridades.
Con este cuadro, el autor establece de forma clara qué factores son los que se va a
analizar, con lo cual, dice, se evita dispersión en las discusiones que se presenten en
los grupos de trabajo y como efecto directo existe eficiencia en la utilización del
tiempo y claridad en la prioridad de los factores analizados.
De acuerdo con Brown Warren B., Moberg Dennis J. (1996), la toma de decisiones
inicia con una fase denominada inteligencia. Comienza con el reconocimiento de la
necesidad o la exigencia de algún tipo de acción, entendida como la insatisfacción de
algo que no está funcionando como se quiere o debía ser.
Continua con lo que llaman el diseño, en esta etapa se revisan las alternativas
escogidas en el pasado y que están acordes con las políticas de la organización. Se
analizan y se construyen nuevas alternativas, si es del caso.
Encontramos es esta fase tres estadios, uno de ellos de incertidumbre, no sabemos
para donde coger, se tiene algunas pistas, por así decirlo, pero no se está seguro de
las consecuencias de la acción a seguir.
Surge entonces, la decisión bajo riesgo, la cual se toma a partir de unos datos
objetivos como registros históricos, informes publicados u opiniones expertas, las
cuales dan un grado de confianza para tomas la decisión
Si bien es cierto, que hacer participar a los trabajadores en la toma de decisiones los
hace sentir como suya la organización. También es cierto, que decirle a trabajadores
de un área, por ejemplo, la financiera, que participe en la solución de un problema en
producción genera en el trabajador inconformismo.
Este inconformismo es apenas lógico, toda vez que lo estamos sacando del área de
influencia de sus conocimientos y su pericia y los estamos colocando en condiciones
de inferioridad en un área que no conocen y en la cual muy probablemente se
equivocan al dar sus conceptos.
En este momento entra a jugar la estructura de la organización, los roles que cada
grupo de trabajo tiene y el enriquecimiento que el gerente debe hacer de ellos a
través de los canales de comunicación.
Estos canales de comunicación, no son más que los procesos de coordinación en los
diferentes niveles de autoridad, lo cual implica una relación de objetivos y finalidades
intermedias de la persona con las secciones de la organización.
Para que este proceso de coordinación tenga éxito, Simon Herbert (1947), establece
la necesidad de desarrollar un plan de comportamiento para todos los miembros del
grupo. Reglas claras de juego, que deben ser comunicadas a cada miembro de la
organización, con las cuales los trabajadores saben sus límites. Tal situación genera
seguridad a la hora de interactuar en equipo.
La función social de la organización vista desde este punto de vista, influye en los
individuos formando expectativas de comportamiento, de responsabilidad, no solo
hacia la empresa, con la entrega de un producto, sino también a la sociedad, como
receptora del producto.
Entendida esa responsabilidad social, el proceso de toma de decisiones se realiza de
tal manera, que cada paso se piensa y se acomete en función de quien o quienes
reciben el bien o servicio que la organización trabaja.
En este marco, las relaciones de coordinación con los grupos de trabajo cobran vital
importancia para el éxito de la empresa. Los objetivos y finalidades del trabajador se
entrelazan con las del grupo de la organización.
Se crean roles de juego al interior de los grupos, aprovechando las ventajas de cada
individuo para potencializarlas, con lo cual se facilita el desarrollo de los planes de
grupo, su comunicación y aceptación.
Juega un papel importante la influencia de la organización en las decisiones. Como
busca la empresa afectar el medio externo, esto quiere decir, como capta la atención
de sus clientes potenciales.
Por otro lado, el trabajo así descrito, genera en el trabajador un compromiso mayor,
toda vez, que debe responder en primera instancia con el grupo y en segunda
instancia con sus superiores.
Para terminar, la habilidad de un gerente para tomar decisiones está dada por la
capacidad que tiene para resolver problemas, adaptarse y cambiar las hechos de
manera oportuna.