Compromiso Interpartidario Por Una Política de Estado en Materia de Discapacidad

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Compromiso interpartidario por una política de

Estado en discapacidad
Según datos relevados en el último Censo Nacional del año 2011, el 15,8% de la
población uruguaya presenta algún tipo de limitación funcional asociada a una situación
de discapacidad.

En las pasadas décadas nuestro país ha abordado una agenda normativa en la


cuestión, ratificando la Convención para los Derechos de las Personas con
Discapacidad en el año 2008 y promoviendo la aprobación de diversas leyes y normas
reglamentarias. Ese proceso tiene su punto álgido en el año 2010, con la aprobación de
la Ley de protección integral de las personas con discapacidad, N.º 18.651.

Si bien se reconocen avances significativos en la actualización normativa, estos


instrumentos no se han logrado traducir en acciones que garanticen el pleno ejercicio
de los derechos de las personas con discapacidad.

Nuestro país tiene una larga tradición en el reconocimiento del sistema de


derechos humanos de Naciones Unidas, presentando informes periódicamente a la
consideración de los diferentes Comités. En el año 2016 se recibieron
recomendaciones del comité de discapacidad de Naciones Unidas que marcan
orientaciones importantes en el proceso de transformación que establece el paradigma
social de la discapacidad, asumido a partir de la Convención Internacional para los
Derechos de las Personas con Discapacidad. Estas recomendaciones coinciden,
además, con las demandas de las organizaciones sociales de personas con
discapacidad.

Ante estas elecciones nacionales, habiendo generado espacios de diálogo


interpartidario y en búsqueda de acuerdos que construyan una voluntad sólida para
avanzar en acciones concretas, se entiende necesario y posible generar este
documento como prueba de la voluntad política para construir una política de Estado en
materia de discapacidad, con un presupuesto a la altura del desafío.

Ejes del acuerdo:


1. Arquitectura institucional:
Es necesario otorgar una mayor jerarquía institucional a las políticas
públicas de discapacidad, quitándolas de la órbita ministerial. Debemos crear una
nueva institucionalidad de carácter nacional que pueda trabajar transversalmente en la
cuestión, reconociendo la necesidad de avanzar con celeridad en el tema.

Como en muchos países, las políticas de discapacidad son conducidas por


figuras jurídicas descentralizadas o vinculadas directamente a la Presidencia, lo que
promueve la articulación al más alto nivel y el abordaje transversal de esta temática en
las políticas públicas. El vínculo entre la gestión, el presupuesto y la arquitectura
institucional es central a la hora de definir cuál debe ser el formato jurídico de esa
nueva institucionalidad. Además, es importante establecer la participación de las
organizaciones de la sociedad civil en este nuevo esquema institucional.

2. Información:
Para generar una política de Estado es necesario contar con datos actualizados
y robustos. Nuestro país toma en sus censos las preguntas del Grupo de Washington
sobre discapacidad, pero es necesario contar con información que refleje la
caracterización y necesidades de los distintos colectivos, incluyendo datos sobre edad,
género, etnia y distribución poblacional. Además, se debe contar con información sobre
población institucionalizada de la cual el censo no arroja datos.

Es por eso que en el próximo quinquenio debemos asignar presupuesto


suficiente y sostenido para la correcta implementación del baremo, que permita otorgar
un certificado único de discapacidad válido para toda prestación y servicio en todo el
territorio nacional. El baremo recientemente aprobado se constituye como el
instrumento adecuado para la consolidación del Registro Nacional de Discapacidad.

Además, es necesario crear un observatorio que se aboque al estudio de la


cuestión, sistematizando los datos existentes y promoviendo nuevas investigaciones
que sirvan de base para la generación de políticas públicas basadas en evidencia.

3. Educación inclusiva:

Debemos avanzar en asegurar la real inclusión de todas las personas con


discapacidad en la educación.
Para eso, es imprescindible invertir en la creación y financiación de sistemas de
apoyo en primaria, secundaria y en todos los subsistemas, así como también el ámbito
universitario, lo que implica poner a disposición maestros/docentes de apoyo, así como
otros roles y perfiles profesionales que apoyen a los docentes y a los estudiantes que lo
requieran.

La formación docente inicial y continúa debe profundizar en educación inclusiva, las


pedagogías inclusivas y cooperativas y el modelo social de la discapacidad como parte
central de la currícula para generar un cambio de mirada hacia una verdadera
educación inclusiva. Es Imprescindible trabajar en un proceso de transformación de los
espacios educativos que garantice la mayor inclusión e integración de las personas con
discapacidad en la educación.

4- Salud y rehabilitación:
Es necesario incorporar definitivamente el efectivo acceso a la rehabilitación en las
metas prestacionales del Sistema Nacional Integrado de Salud. También es necesario
trabajar junto a los prestadores en un esquema eficaz de accesibilidad a todos los
servicios sanitarios, trabajando en la eliminación paulatina de las barreras físicas,
comunicacionales y actitudinales en todos los niveles de atención.
El Ministerio de Salud Pública deberá trabajar en la formación al personal de la
salud, así como también en protocolos de atención, incorporando dichas cuestiones en
las metas prestacionales del Sistema Nacional Integrado de Salud.
La próxima ley de presupuesto deberá garantizar partidas presupuestales
para el cumplimiento de dichas metas.

5- Inclusión laboral:
Para dar correcto cumplimiento a las cuotas establecidas por ley, es necesario
generar un sistema de apoyos para el ámbito laboral.

En el ámbito público, la experiencia demuestra que es necesario que exista


voluntad política por parte de los jerarcas en cada organismo, así como también
formación a los equipos de gestión humana y la contratación de operadores laborales,
al menos uno por organismo.

Todos los jerarcas deben comprometerse a diseñar un plan de inclusión


que de correcto cumplimiento a la cuota establecida por la ley N. º 18.651.
En el ámbito privado, se deberá avanzar con la implementación de la ley N.º
19.691, generando un esquema de trabajo para la inclusión laboral e impulsando
económicamente a aquellos planes de la sociedad civil y las empresas que han
demostrado ser exitosos.

Debe fiscalizarse el cumplimiento de estas leyes.

6- Accesibilidad y urbanismo:
La accesibilidad universal es la condición previa con la que deben contar las
personas con discapacidad para el ejercicio de cualquier derecho.

Es crucial trabajar junto a los Gobiernos Departamentales en la actualización de


la normativa urbana en clave de accesibilidad. Además, debemos generar un fondo de
incentivo nacional que estimule intervenciones urbanísticas de diseño universal, con
énfasis en la construcción de veredas, rampas accesibles y señalética para un tránsito
seguro.

En materia de transporte, a partir de la implementación efectiva del baremo


único, será imprescindible avanzar en la efectiva la implementación del pase libre
nacional.

7- Vivienda, autonomía y vida adulta:


Se deberá idear e implementar de manera urgente un plan de refacciones
accesibles para hogares de personas con discapacidad que no puedan costear esas
reformas.

Es necesario armonizar la normativa a la luz del artículo 12 de la Convención sobre


los derechos de las Personas con Discapacidad para que pueda reconocerse
plenamente su capacidad jurídica en igualdad de condiciones y en todos los aspectos
de la vida a través de la creación de un régimen de apoyos y salvaguardias para la
toma de decisiones de las personas con discapacidad que lo requieran. Esto es
fundamental para el tránsito hacia una vida autónoma.

En lo vinculado a la vida adulta de las personas con discapacidad en situación de


extrema vulnerabilidad y dependencia, es necesario trabajar con mayor rapidez en un
cambio de modelo que apueste por hogares que promuevan una verdadera vida
independiente con los sistemas de apoyo que se requieran.

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