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Suprema Corte de Justicia

Provincia de Buenos Aires


C. 124.096
La Plata, 17 de abril de 2024.

La Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, de conformidad con


lo establecido en el art. 4 del Acuerdo n° 3971, procede al dictado de la sentencia
definitiva en la causa C. 124.096, "Barrios, Héctor Francisco y otra contra Lascano,
Sandra Beatriz y otra. Daños y perjuicios", con arreglo al siguiente orden de votación
(Ac. 2078): doctores Soria, Torres, Kogan, Genoud.
ANTECEDENTES
La Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento
Judicial de Morón confirmó, en lo principal, la sentencia de primera instancia que
había estimado procedente la demanda, reduciendo el monto de la condena (v.
sentencia de fecha 6-V-2020).
Contra dicho fallo, el letrado apoderado de los actores interpuso recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley (v. escrito electrónico de fecha 8-VI-2020).
Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de
pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente
CUESTIÓN
¿Es procedente el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley?
VOTACIÓN
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo:
I. Héctor Francisco Barrios y Miriam Susana Nuñez iniciaron el
presente reclamo indemnizatorio contra Sandra Beatriz Lascano y/o quien resultara
propietario, tenedor, usufructuario y/o civilmente responsable del vehículo Ford Fiesta
dominio AMB582, en virtud del accidente de tránsito acaecido el 24 de octubre de
2013 en la localidad de Morón (v. demanda: fs. 54/74).
Relataron en su escrito de inicio que el siniestro se produjo en
oportunidad en que circulaban en el vehículo marca Peugeot -modelo Partner, dominio
FCF785- por la calle Barabino cuando al intentar trasponer la intersección con la
arteria Cochabamba fueron embestidos -en la parte central del lateral derecho- por el
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rodado conducido por la parte demandada.
A continuación, describieron los padecimientos sufridos y detallaron
los rubros indemnizatorios reclamados, tras lo cual plantearon la inconstitucionalidad
de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928, por considerar que resultaban contrarios a los arts.
14, 16, 17 y 18 de la Constitución nacional.
La señora jueza de primera instancia sostuvo que la responsabilidad por
las consecuencias dañosas del evento recaía exclusivamente sobre la accionada
Lascano por haber arribado a la bocacalle a excesiva velocidad, sin disminuir la
marcha al acercarse a la encrucijada. Asimismo, destacó que, si bien contaba con la
prioridad de paso por circular desde la derecha, aquella preferencia debía ceder, en
tanto la camioneta de la reclamante había traspuesto prácticamente la ochava al
momento del impacto (v. fs. 597/610).
En dicha inteligencia, a falta de eximentes de responsabilidad, estimó
procedente la pretensión resarcitoria haciendo extensiva la condena a la citada en
garantía, Seguros Bernardino Rivadavia Cooperativa Limitada, en los términos del art.
118 de la ley 17.418.
Luego examinó la procedencia y cuantía de los rubros indemnizatorios.
En lo que aquí interesa, al abordar el daño por incapacidad física, en
relación con el actor Barrios puntualizó que lo dictaminado por el médico
traumatólogo Cozzi a fs. 468, respecto de las lesiones en la columna, no coincidían
con las descriptas en la historia clínica al momento del accidente, donde se le
diagnosticó solo omalgia izquierda postrauma y se estimaron 10 días de tratamiento.
En atención a ello, por no surgir de los demás elementos acreditativos
prueba fehaciente de la relación causal entre las lesiones lumbares descriptas por el
perito y el siniestro objeto de autos, estimó la incapacidad sobreviniente del actor
Héctor Francisco Barrios en 13,55% T.V. de incapacidad parcial y permanente (en
lugar del 20,46 % estimado por el profesional).
En relación con la actora Nuñez, también encontró discordancias entre
lo dictaminado por el citado perito y las demás constancias de la causa, destacando
que en la historia clínica acompañada se dejó sentado únicamente el dolor cervical
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agudo y, luego de diversos estudios, se le diagnosticó cervicalgia aguda y rectificación
total.
A la luz de estas consideraciones concluyó que debía apartarse del
informe relativo a la lumbociatalgia por no encontrar prueba idónea de la relación
causal entre las lesiones lumbares descriptas por el profesional y el hecho bajo estudio
y tomarse la incapacidad derivada de la lesión cervical en 9% T.V. Agregó que la
perito médica neuróloga había determinado que la coactora Nuñez padecía Síndrome
post-conmocional de Pierre Marie, derivado del traumatismo de cráneo con pérdida de
conciencia sufrida en ocasión del accidente (25% de la T.O.), lo que llevaba a
determinar un total por incapacidad parcial y permanente del 31,75% T.V.
Así las cosas, teniendo en consideración lo antes expuesto y las
condiciones personales de las víctimas, fijó la suma de $ 160.000 para el señor Barrios
y $ 300.000 para la señora Nuñez para el rubro en tratamiento.
Si bien rechazó el daño psicológico por entender que no había sido
acreditada su irreversibilidad, hizo lugar al tratamiento psicológico futuro, el cual
estableció -teniendo en cuenta lo aconsejado por la experta- a valores actuales y su
duración (aproximadamente 6 meses) en la suma de $ 12.000 para cada uno de los
accionantes.
Luego procedió a la determinación del daño moral; gastos médicos y de
traslado; daños materiales y por privación de uso.
Desde otro ángulo, adujo que el cálculo de una indemnización a valores
actuales a la fecha del dictado de la sentencia constituía la expresión de la facultad
conferida al juzgador por la última parte del art. 165 del Código Procesal Civil y
Comercial. Precisó que tal era (fijación del daño a valores corrientes a la época del
pronunciamiento) lo resuelto en autos sobre los rubros abordados.
A renglón seguido, expresó que ante la prohibición legal de actualizar
los créditos que se desprendía de los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 -ratificada por la ley
25.561- correspondía rechazar el planteo de inconstitucionalidad introducido por los
actores.
Por último, refirió que a los efectos del cálculo de los intereses
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correspondía tomar la alícuota del 6% anual, que debía ser impuesta al crédito
indemnizatorio en cuestión desde el 24 de octubre de 2013 -fecha del siniestro- y hasta
el momento del dictado de la sentencia (momento tenido en cuenta para la evaluación
de la deuda). Y de allí en más, la tasa pasiva más alta fijada por el Banco de la Provincia
de Buenos Aires en sus depósitos a treinta (30) días, vigente al inicio de cada uno de
los períodos de aplicación.
II. Apelado dicho pronunciamiento por los actores y la citada en
garantía, la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial confirmó en lo principal la
decisión, reduciendo -en lo que aquí importa- los importes otorgados en concepto de
daño por incapacidad sobreviniente ($ 125.000 para Héctor Francisco Barrios y $
225.000 para Miriam Susana Nuñez) al reconocer únicamente de manera parcial el
daño físico, rechazar el daño psíquico y neurológico y revocar, asimismo, el monto
otorgado en concepto de tratamiento psicológico futuro.
Por otra parte, confirmó el rechazo de la solicitud de los accionantes de
actualizar el monto de la condena y los intereses aplicados por el pronunciamiento de
origen (v. sentencia de fecha 6-V-2020).
III. Contra esta decisión se alza el letrado apoderado de los actores
mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, en virtud del cual denuncia
la violación de la doctrina legal que cita y el vicio de absurdo en la apreciación de la
prueba. Hace reserva del caso federal (v. escrito electrónico de fecha 8-VI-2020).
Se agravia, en síntesis, por la reducción del resarcimiento por
incapacidad física y el rechazo del daño psíquico y neurológico, fruto -a su entender-
de una absurda valoración de la prueba pericial médica rendida en autos.
Cuestiona la tasa de interés aplicada y, por fin, peticiona se decrete la
inconstitucionalidad de las leyes 23.928 y 25.561, propiciando luego que todas las
sumas reclamadas y admitidas sean indexadas conforme a la evolución del índice
general de precios.
IV. El recurso prospera parcialmente.
Sabido es que establecer el monto indemnizatorio por los daños sufridos
constituye una típica cuestión de hecho, privativa de los jueces de las instancias
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ordinarias e irrevisable en casación, salvo que se denuncie y demuestre la existencia
de absurdo (conf. causas C. 108.654, "Morán", sent. de 26-X-2016; C. 121.219,
"Maldonado Lavinia", sent. de 21-II-2018; e. o.).
IV.1. El agravio referido al daño físico no procede.
Se alega que los elementos de juicio obrantes en el expediente
demuestran que la prueba pericial médica realizada ha acreditado un cuadro muy
diferente y notablemente superior al que fue considerado finalmente por la Cámara,
separándose así de las conclusiones vertidas por el experto.
Pero ese órgano, al abordar este renglón resarcitorio, indicó que los
accionantes no habían sido atendidos el día del hecho en centro asistencial alguno, que
no obraba ninguna constancia al respecto en la IPP y que los certificados médicos
suscriptos por los doctores Flores Ramírez y Villanueva (v. fs. 28/29 y 33) no podían
ser tomados en consideración, pues se había verificado que las matrículas en ellos
consignadas pertenecían a otros profesionales. A la par, expresó que los informes de
la obra social OSECAC (v. fs. 548/576) que detallaban las lesiones habían sido
realizados 20 días después del hecho.
Ya ingresando en el análisis de la incapacidad física del señor Barrios,
en el recurso se expresa que no había quedado acreditado que las secuelas que informó
el perito médico Cozzi (v. fs. 468/474) -a saber, cervicobraquialgia con contractura
muscular y rigidez y electromiograma alterado, lumbociatalgia con contractura
muscular dolorosa persistente, pérdida de lordosis en las radiografías, reducción del
rango de movilidad de la columna y electromiograma alterado, sin discopatía
localizada- estuviesen en relación causal con el accidente, otorgando una incapacidad
parcial y permanente del 5% T.V. en concepto de tendinitis de hombro izquierdo (no
dominante) crónica.
Para así fallar, adujo que el dictamen fue realizado más de cuatro años
después del accidente y que el actor, al consultar al médico 19 días después del hecho,
únicamente refirió dolor en el hombro izquierdo por haberse golpeado con el parante
del auto (v. fs. 557), debiéndose resarcir únicamente esta lesión.
En lo que respecta a la incapacidad física de Nuñez, consideró que solo
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podía admitirse la cervicalgia en tanto dicha dolencia era coincidente con el
diagnóstico brindado al ser atendida en OSECAC (v. fs. 572), no así la lumbociatalgia
dictaminada por el experto pues no se había logrado acreditar debidamente la relación
causal con el accidente. Así las cosas, redujo al 9% T.V. la incapacidad parcial y
permanente.
A su turno, el impugnante objeta la minusvalía física reconocida a los
accionantes, pero no logra demostrar que haya sido irracional la decisión que
determinó la ausencia de relación causal de ciertos daños con el hecho objeto de esta
litis, lo que importa la insuficiencia de su embate (art. 279, CPCC).
El simple desacuerdo con la postura fijada en una sentencia no
configura absurdo, vicio cuya configuración demanda la presencia de un error
palmario y fundamental en el examen de determinadas cuestiones de hecho y prueba
(conf. causas C. 108.139, "Scarcella", sent. de 2-III-2011; C. 107.055, "González",
sent. de 10-XII-2014; entre muchas).
Esta Corte ha expresado que cuando se pretenden impugnar las
conclusiones de un pronunciamiento referido a las cuestiones fácticas del proceso -en
el caso, sobre la relación causal- es menester realizar un juicio crítico de los
razonamientos desarrollados al valorarse el producto de la diligencia probatoria. En
esa faena incumbe al interesado demostrar que concurre un error grave y manifiesto
que ha derivado en conclusiones contradictorias, incoherentes o inconciliables con las
constancias objetivas que resultan de la causa (conf. causas C. 108.654, "Moran", sent.
de 26-X-2016; C. 120.515, "Lo Curto", sent. de 15-VIII-2018; etc.), lo que no acontece
en autos.
Al contestar el pedido de aclaraciones y explicaciones efectuado por la
citada en garantía (v. fs. 491/492 vta.), el perito médico Cozzi expresó que los
hallazgos que mostraban los estudios complementarios de la pericia -rectificación de
la lordosis fisiológica, pinzamiento posterior, etcétera, de ambos actores- podían
corresponder a factores distintos del hecho de la litis (v. fs. 537, respuesta A);
circunstancia que echa por tierra la crítica ensayada por los accionantes sobre el punto.
IV.2. Igual suerte merece el cuestionamiento vinculado al rechazo del
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daño neurológico.
IV.2.a. En lo atinente a lo dictaminado por la perito médica neuróloga
Taboada, la Cámara sostuvo que la experta al determinar el síndrome post-
conmocional de Pierre Marie sufrido por Miriam Susana Nuñez, por el cual estimó una
incapacidad del 25% T.V. derivada de un traumatismo de cráneo con pérdida de
conciencia (v. fs. 462/464 vta.), se basó únicamente en los dichos de los testigos -
ninguno médico- sin apoyatura probatoria al respecto, haciendo hincapié en que el día
del accidente no había recibido ninguna asistencia médica.
En función de ello, concluyó que no se había logrado acreditar
debidamente que ese daño se encontrara en relación causal con el accidente.
La Cámara descartó las secuelas neurológicas por considerar que el
dictamen -en cuanto al juicio de causalidad afirmado por la experta- no tuvo
"apoyatura probatoria".
La crítica que porta la pieza recursiva es ineficaz para descalificar las
conclusiones del fallo apelado.
En esa sentencia, huelga reiterarlo, no se puso en tela de juicio la
existencia misma de las dolencias acreditadas. Se advirtió que no se había podido
establecer -a partir de las constancias de la causa aportadas al proceso- que fueran
consecuencia del accidente. Dicha experticia, según ponderó esa decisión, no
encuentra "ninguna apoyatura probatoria al respecto" por fuera de la testimonial,
aportada por sujetos que carecen de conocimientos médicos. El desarrollo argumental
que propone el escrito recursivo no logra conmover tal conclusión.
En este pasaje de la impugnación se afirmó que "de haber advertido los
peritos que las lesiones comprobadas podían tener otro origen lo hubieran informado";
agregándose que no es razonable sostener que "hubieran avalado la situación
considerando que estamos ante hechos falsos, simulados o atribuibles a otras causas".
Con todo, el cuestionamiento dirigido a ese pilar argumental del fallo
traduce una mera discrepancia con el juicio realizado por el tribunal a quo. Se reduce
a la dogmática afirmación de que el informe pericial en cuestión "encuentra apoyatura
en los medios de prueba documental, informativa, pericial y testimonial, tal como
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hemos explicado en nuestros agravios".
No hay en el recurso desarrollo alguno tendiente a demostrar tan
contundente premisa, lo que sella la suerte adversa del agravio así postulado (art. 279,
CPCC).
IV.3. Es de recibo, en cambio, el agravio postulado respecto del daño
psicológico.
En la decisión recurrida aquí, se afirma que no fue realizada la pericia
psicológica necesaria para determinar que los coactores padecían secuelas al respecto,
por lo que no había quebranto patrimonial indirecto derivado de limitaciones
psicológicas que debiera ser indemnizado. En consonancia, revocó el tratamiento
psicológico concedido en la instancia de grado.
Tal aseveración no es fruto de una correcta evaluación de las secuelas
sufridas por las víctimas.
En concreto, no se ha tomado en consideración, sin razón plausible, lo
dictaminado por el perito psiquiatra Herrera Milano, quien tuvo a su cargo la
determinación de la existencia del menoscabo en cuestión. En el recurso extraordinario
el punto es objeto de una denuncia de absurdidad. El mentado profesional concluyó
afirmando que Héctor Barrios "tiene daño psíquico, pues se produjo una merma en sus
aptitudes psíquicas y perturbación del equilibrio emocional que provoca dificultades
en su integración en el medio. La patología presentada [...] al momento de la pericia y
que presenta una relación directa con el hecho de marras: Trastorno Adaptativo Mixto
con Ansiedad y Estado de Ánimo Depresivo", estableciendo un 10% de incapacidad
psíquica parcial y permanente que "posee relación directa con los hechos denunciados"
(v. fs. 368/369).
Y también que Miriam Susana Nuñez "tiene daño psíquico pues se
produjo una merma en sus aptitudes psíquicas y perturbación del equilibrio emocional
que provoca dificultades en su integración en el medio. La patología presentada [...] al
momento de la pericia y que presenta una relación directa con el hecho de marras:
Trastorno Adaptativo Mixto con Ansiedad y Estado de Ánimo Depresivo",
estableciendo un 8% de incapacidad psíquica parcial y permanente que "posee relación
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directa con los hechos denunciados" (v. fs. 375/376).
En ambos casos, el experto indicó tratamiento psicoterapéutico de 6
meses de duración a fin de que no se agravasen los cuadros previamente descriptos,
puntualizando que podía prolongarse o no en base a la evolución de la patología,
estimando que en el ámbito privado el valor de una sesión de psicoterapia era de $ 500
(v. fs. 369 y fs. 376).
A ello cabe agregar que el perito Herrera Milano resaltó que "... en el
proceso de diagnóstico se realizaron entrevistas clínico psiquiátricas y se solicitó su
autobiografía, describiendo [los actores] en forma coherente lo sucedido y lo vivido
como un hecho cargado de angustia y de injusticia que modificó su existencia".
Destacó además que "los hechos vividos por estos han afectado su estructura psíquica,
la que se ha visto debilitada y también han producido una marcada perturbación en su
personalidad" (v. fs. 498 vta. y 499).
A la par, remarcó que los informes psicodiagnósticos y baterías de test
a los que se refirió la citada en garantía al impugnar dicho informe, cuestionando la
incumbencia del médico psiquiatra en la materia (v. fs. 493/495), eran exámenes
médicos complementarios y de exclusiva realización por licenciados en psicología.
Recordó que estos "no tuercen, modifican ni cambian los hallazgos determinados a
través de la clínica psiquiátrica, que es la que prima para establecer el diagnóstico
médico de existencia o ausencia de patología mental"(v. fs. 499).
En definitiva, la labor desarrollada por el experto, dio cuenta del origen
traumático que tuvo dicho cuadro y la gravedad de la lesión, extremo que fue soslayado
por la Cámara.
IV.3.a. En función de lo expresado, corresponde hacer lugar
parcialmente al recurso interpuesto y, en consecuencia, revocar la decisión impugnada
en cuanto ha denegado el reclamo relativo a los daños psíquicos sufridos por ambos
accionantes. Los autos deberán volver al tribunal de origen para que, debidamente
integrado, determine la cuantía de dicho rubro.
IV.4. Por último, se objetan los intereses establecidos por las instancias
de grado al capital de condena. Argumenta que la jueza de origen no expresó que las
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sumas otorgadas a los actores hubiesen sido fijadas a "valores actuales" como refiere
el Tribunal de Alzada.
Tal como se ha dicho, la sentencia de primera instancia sostuvo que el
momento del dictado del fallo había sido el que se tuvo en cuenta para la evaluación
de la deuda.
Pues bien, en lo que atañe al daño psíquico de los accionantes, los
intereses respectivos deberán fijarse al momento de su oportuna determinación, según
las pautas establecidas en las causas C. 120.536, "Vera" (sent. de 18-IV-2018) y C.
121.134, "Nidera" (sent. de 3-V-2018).
V.1. El cuestionamiento a la constitucionalidad del art. 7 de la ley
23.928, texto según ley 25.561, en su estricta aplicación al caso enjuiciado, debe ser
acogido.
V.1.a. Como es conocido, las recurrentes crisis financieras y, entre otros
problemas, los trastornos que ocasiona la inflación, impactan fuertemente en las
relaciones jurídicas. En las últimas décadas se aprobaron e implementaron diversas
normas legales y reglamentarias, así como variados programas, que contenían medidas
de todo calibre, destinados a resolver esta problemática. Una de las más trascendentes
fue la ley 23.928, de convertibilidad, reformada por la ley 25.561, denominada de
emergencia social, económica, administrativa, financiera y cambiaria.
V.1.b. El encuadre en esas normas, y su interpretación, fueron objeto de
diversos esquemas de decisión jurisprudencial que, ya en la actualidad, en un contexto
de acusada inestabilidad económica, generan una perturbación severa para la justa
composición de los conflictos. La inflación que aqueja a la economía del país ha sido
-y es- un factor tan corrosivo para el equilibrio negocial y, en términos más amplios,
para la realización eficaz de los derechos, que la evidencia de sus efectos lesivos debe
ser plenamente afrontada. Por ello, el enfoque interpretativo adecuado debe partir del
reconocimiento de esta compleja problemática; lo contrario sería negar la realidad.
En este traumático presente, que arrastra el residuo de inestabilidades
pasadas, es perceptible la futilidad de las herramientas jurídicas empleadas hasta aquí
para evitar la lesión del contenido sustancial de los derechos patrimoniales de las
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personas.
V.1.c. En ocasiones, las circunstancias relevantes tenidas en cuenta y
valoradas por el legislador al momento de sancionar una ley varían de manera
fundamental, el objetivo ambicionado con su dictado se frustra o se modifica en modo
absoluto o relevante. A ello puede sumarse el hecho de que la aplicación actual de esa
norma provoque un efecto lesivo de tal magnitud que sea capaz de convertir a un
instrumento, originariamente válido, en fuente directa de afectación de los derechos
tutelados por el ordenamiento. En tal supuesto, la disposición legislativa ha de ser
susceptible de reproche constitucional.
Es esto lo que sucede, en el caso, con la aplicabilidad a ultranza del art.
7 de la ley 23.928.
V.1.d. El núcleo del problema está centrado en la interdicción legal de
la actualización, reajuste o indexación de las obligaciones dinerarias expresadas en
moneda de curso legal (arts. 7 y 10, ley 23.928, texto según ley 25.561). La
interpretación judicial vigente preconiza agregar al capital histórico un interés
moratorio a la tasa pasiva digital más alta del Banco Provincia. Este mecanismo se
completa con la inadmisión de toda alternativa de repotenciación, incluyendo el tramo
dinerario de las deudas de valor.
En tales condiciones, el ceñido esquema que impone la ley antes citada,
en más de un supuesto facilita la licuación del capital adeudado y provee soluciones
alejadas de los intereses económicos en presencia. Ello explica que haya proliferado
un conjunto de regulaciones de distinta índole y jerarquía que, eludiendo o exceptuada
la prohibición legal, han consagrado mecanismos de ajuste o indexación, de modo
puntual o sectorial.
V.1.e. Para dar cuenta de la gravedad de las distorsiones que aquella
interdicción provoca es sobreabundante ahondar en el serpenteo que reflejan los
trayectos inflacionarios. El alza generalizada de los precios y la depreciación
monetaria, agravados en los últimos tiempos, y fuertemente en el último bienio, parece
una constante. Estos hechos notorios impulsan el replanteo de la doctrina legal de este
Tribunal. Para acometer con eficacia esa tarea, en primer término, vale recordar
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algunos antecedentes.
V.2. Por muchos años, ante la mora del deudor, se mandaba a liquidar
el interés judicial previsto en el, por entonces vigente, art. 622 del Código Civil (hoy
art. 768 inc. "c" del Código Civil y Comercial de la Nación) a la tasa que pagara el
Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días vigente en los
distintos períodos de aplicación (conf. causas Ac. 43.448, "Cuadern" y Ac. 43.858,
"Zong", ambas de 21-V-1991). Antes se sostenía que esos réditos debían fijarlos los
jueces de las instancias de grado (v.gr., en "Parula, Floro c. Provincia de Buenos
Aires", sent. de 15-II-1955, JA, 1955-II-158; "Provincia de Buenos Aires c. Leiva,
Cecilio", sent. de 27-V-1952, JA, 1952-III-179; B. 43.100, "Provincia de Buenos Aires
c. Roccatagliata", sent. de 14-V-1957, Ac. y Sent. 1957-II-465; Ac. 23.084, "Dirección
de Vialidad de la Provincia de Buenos Aires", sent. de 28-VI-1977, Ac. y Sent., 1977-
II-294; Ac. 34.674, "Fernández", sent. de 24-IX-1985, Ac. y Sent., 1985-II-767; e. o.).
Luego, el incremento pronunciado de los precios había generado como
reacción que fuera rehabilitándose el uso de mecanismos de indexación del capital
adeudado, a expensas de la regla del anterior nominalismo instituido en el Código de
Vélez (art. 619, Cód. Civ.), hasta que finalmente se arribó a la doctrina legal aludida
al comienzo (conf. causas Ac. 49.779, "Kusnesov", sent. de 3-V-1994, Ac. y Sent.
1994-II-177; reiterado en Ac 51.458, "Valverde", sent. de 3-V-1994, Ac. y Sent. 1994-
II-192; Ac 55.137, "Pérez", sent. de 24-XI-1998, Ac. y Sent. 1998-VI-124; e.o.). Esa
decisión, adoptada por este Tribunal en las causas "Cuadern" y "Zong", fue motorizada
en gran medida por los factores que componían la realidad económica de ese momento
(v. lo resuelto en la causa Ac. 49.439, "Cardozo", sent. de 31-VIII-1993, DJBA 145,
187).
V.3. El programa económico destinado a superar la hiperinflación de
comienzos de los 90, entre otros objetivos, procuró dar certeza a las obligaciones
dinerarias y reforzar el principio nominalista, en su hora consagrado por el art. 619 del
Código Civil, vigorizado con la incorporación de la norma prohibitiva de todo tipo de
cláusulas de variaciones de precios y de indexación (art. 7, ley 23.928).
Este último dispositivo formaba parte de un ambicioso programa de
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estabilización como era la convertibilidad. Con resultados dispares, desbordando la
idea del ancla cambiaria, se propuso detener el deterioro de la moneda, encauzar las
expectativas inflacionarias y moderar, en suma, las variables más extremas o
anárquicas de los mercados.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación adoptó una posición
congruente en materia de intereses en el caso "YPF c. Provincia de Corrientes" (Fallos:
315:158, sent. de 3-III-1992). Hizo allí aún más explícitas aquellas motivaciones sobre
el nuevo alcance de la tasa aplicable (v., en especial, considerandos 22, 24, 30, 31 y
32) y en esa ocasión también destacó que a la par de la "decisión de las autoridades
políticas" en orden a la contención de la inflación, correspondía a los jueces interpretar
las disposiciones de aquellas autoridades, con el objeto de darles pleno efecto a sus
finalidades (consid. 30).
V.4. Más cerca en el tiempo esta Suprema Corte provincial ratificó su
postura en torno al interés judicial moratorio -en el contexto de la vigencia de la ley
25.561- y mantuvo en esencia la aplicabilidad de las reglas establecidas en los artículos
7 y 10 de la ley 23.928 (art. 4) en las decisiones recaídas en causas C. 101.774, "Ponce"
y L. 94.446, "Ginossi" (ambas sent. de 21-X-2009). Con fundamentos similares a los
mencionados en el apartado anterior, descartó otra interpretación contraria al propósito
y a la letra de la norma prohibitiva de preceptos o estipulaciones convencionales que
contemplaran modalidades de indexación.
V.5. Meses después, la Corte Suprema de Justicia de la Nación reafirmó
con singular énfasis la validez del nominalismo luego de la sanción de la ley 25.561,
en el conocido precedente "Massolo" (Fallos: 333:447, sent. de 20-IV-2010). Una
comprensión semejante ya había presidido lo resuelto por esta Suprema Corte en la
causa B. 49.193 bis "Fabiano" (sent. de 2-X-2002, LLBA, 2002 -diciembre-, 1954; y,
entre otras, Ac. 86.304, "Alba", sent. de 27-X-2004; L. 85.591, "Fernández", sent. de
18-VII-2007, e. o.).
En aquel fallo, el alto tribunal recordó el estándar que exige a los jueces
que "interpreten las disposiciones de las autoridades políticas de modo de dar pleno
efecto a la intención del legislador" y, además, rescató el valor del "... objetivo
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antiinflacionario que se proponen alcanzar las leyes [...] mediante la prohibición
genérica de la 'indexación'". El voto particular del juez Petracchi, sin descalificar el
régimen legal en juego, reconoció que a todo acreedor le asistía el derecho de reclamar,
frente al envilecimiento de la moneda, una vez practicada la liquidación definitiva,
sobre la base de institutos tales como la teoría de la imprevisión, el abuso del derecho
y la frustración del contrato "... a fin de preservar la equidad de la prestación al tiempo
de su cumplimiento" (consid. 19), además de emplear la tasa de interés como un
remedio para evitar que "los efectos de la depreciación monetaria [...] incidan
solamente sobre quien fue la víctima del daño" (consid. 20).
V.6.a. Desatada la grave crisis de 2001/2002, la ley 25.561 derogó el
núcleo del sistema de la convertibilidad previsto en ley 23.928 (esto sucedió con los
arts. 1, 2, 8, 9, 12 y 13 de la legislación referida, con las modificaciones incorporadas
por la ley 25.445, v. art. 3, ley 25.561).
En otros aspectos las disposiciones de la ley 23.928 fueron
reformuladas (es lo que la ley 25.561 hizo respecto de los arts. 3, 4, 5, 6, 7 y 10 de la
ley 23.928, con sus reformas; v. art. 4, ley 25.561).
A su vez, la ley 25.561 mantuvo la prohibición relativa a la aplicación
de mecanismos o la estipulación de cláusulas de repotenciación, variaciones de
precios, de actualización o indexación (art. 4, ley cit.).
La doctrina de "Ponce" y "Ginossi", en esencia, se prolongó hasta el
presente, expresada en la forma de la tasa pasiva más alta fijada por el Banco de la
Provincia de Buenos Aires para sus depósitos a treinta días, vigente al inicio de cada
uno de los períodos comprendidos (causas B. 62.488, "Ubertalli" -sent. de 18-V-2016-
; C. 119.176, "Cabrera" y L. 118.587 "Trofe" -ambas sents. de 15-VI-2016-),
matización que supuso una moderada elevación de la cuantía de esos accesorios.
V.6.b. En ese panorama, con creciente asiduidad, los jueces se
encontraron ante el hecho de que el citado art. 7 coadyuvaba de manera sumamente
escasa o nula a la consecución de los fines procurados al tiempo de su sanción
(contribuir a la estabilidad monetaria). Poco efectivo para atender (e incidir sobre) los
efectos del cuadro de situación inflacionario, sustentado en argumentos antaño
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aceptables, pero que en la actualidad lucen macilentos o están desafiados por la
realidad, el ideario que nutrió al precepto en cuestión fue disociándose
progresivamente del decurso de los acontecimientos económicos. Era visible el
pronunciado desgaste de la plataforma en la que se había montado la regla prohibitiva
de la actualización.
Las zozobras financieras del país fueron sintiéndose de manera
progresiva, al igual que lo hicieron los niveles de la inflación, cuyos índices, lejos de
aquietarse, continuaron dinamizándose de modo incremental.
A la vista de la alteración de las variables económicas, el régimen legal
comenzó a ser objeto de sucesivos cambios y excepciones que atenuaron el rigor de
sus normas.
V.6.c.i. Esas cuestiones fueron puestas de relieve en las decisiones de
esta Suprema Corte recaídas en las causas C. 120.536, "Vera" (sent. de 18-IV-2018) y
C. 121.134, "Nidera" (sent. de 3-V-2018).
Tales precedentes derechamente aluden a "las altas tasas de inflación
experimentadas a partir de la pasada década, sobre todo al promediar su segunda mitad.
Una etapa en la cual [...] la agregación de distintos antecedentes normativos ha venido
a reconfigurar el panorama regulatorio en la materia, morigerando la estrictez del
régimen previsto en los arts. 7 y 10 de la ley 23.928 (ratificado por la ley 25.561, con
sus reformas) a favor de una creciente flexibilidad, por cuya virtud se abren paso
considerables excepciones expresas que consagran la inaplicabilidad de tales textos -
preferentemente para grandes operaciones financieras (v.gr. leyes 26.313; 26.078;
26.547, art. 4; 27.249; 27.271, art. 6; 27.328, art. 31 inc. "d"; decretos PEN 905/02,
art. 2; 1.096/02, art. 1; 1.733/04, art. 1; 146/17, art. 5)- o bien se modulan sus alcances
prohibitivos (v. dec. PEN 1.295/02, derogado por el dec. 691/16, cuyo considerando
octavo alude al 'aumento generalizado de los precios'; entre muchos otros textos)".
V.6.c.ii. En el campo de la contratación administrativa el Poder
Ejecutivo nacional instituyó ciertas alternativas para suplantar el sistema de ajuste de
precios anterior a las leyes 23.928 y 25.561. Entre otras disposiciones, los decretos
1.312/1993, 1.295/2002 y 691/2016 regularon la «redeterminación» de precios en la
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obra pública y la consultoría.
V.6.c.iii. La lista de regímenes que sortearon la prohibición de estipular
cláusulas o establecer opciones de variaciones de costos, actualización monetaria,
indexación o repotenciación, fue engrosándose. Dicha nómina incluye los supuestos
comprendidos por las leyes 27.467 (arts. 17 y 105), 27.591 (art. 57) y 27.574 (art. 21),
como en el decreto 523/22 (art. 1), por mencionar solo algunos. Todos contemplaban
diferentes mecanismos para mantener el valor del capital debido, en el contexto de una
economía que daba cuenta de una apreciable escalada de precios.
Entre tanto, la tasa inflacionaria se acercaba al 50% anual.
V.6.d. Poco antes se había resuelto el caso "Martínez" (causa C.
119.088, de 21-II-2018). Para mantener la justa homogeneidad de los valores
implicados y, al mismo tiempo, ajustarse a la realidad económica, este Tribunal
condenó a la compañía aseguradora a calcular, al momento de la evaluación judicial
del daño, la cuantía de la cobertura básica debida; esto es, no ya según la cifra nominal
de la póliza, sino a tono con los montos definidos en la sentencia definitiva. El respeto
al valor de la prestación llevó a establecer ese cálculo de la cobertura asegurada, en
lugar de considerarla a su monto histórico, lo cual supuso a la vez decidir la
inoponibilidad al asegurado y a la víctima de la delimitación cuantitativa del riesgo
originariamente estipulada, al menos de una inteligencia literal de su cuantía.
Se abría paso con vigor el régimen de las deudas de valor. Pero en
"Vera" y "Nidera" esta lógica pasó a ser consagrada en modo inequívoco.
V.7.a. Más recientemente, cabalgando entre la solución de especie y la
introducción de matices a su jurisprudencia tradicional, la Corte federal admitió, y de
alguna forma propició, la aplicación de herramientas relevantes para -lo que se
entiende, sería- la justa definición de los casos. A tal efecto, acudió a estándares
referidos al problema de la inflación y avaló el uso de instrumentos (en teoría
alternativos a los meramente indexatorios) aptos para compensar los perjuicios
derivados del alza general e incontrolada de los precios de la economía.
Lo primero se corresponde con la decisión adoptada en el caso "Di
Cunzolo" (Fallos: 342:54, sent. de 19-II-2019); lo segundo, con los conceptos vertidos
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en el caso "Vidal" (Fallos: 344:3156, sent. de 28-X-2021) y la última referencia apunta
al más cercano caso "G." (causa CIV 83609/2017/5/RH3 "G., S. M. y otro c/ K., M. E.
A. s/alimentos", sent. de 20-II-2024).
En modo amalgamado con una pauta de equidad, la Corte ha debido
considerar el impacto de los fenómenos (la inflación por caso) que distorsionan la
ecuación económica en las relaciones jurídicas.
V.7.b. En "Di Cunzolo" la Corte preanunció un reacomodamiento que,
en vista de la inflación de los últimos años, no parece detenerse en la búsqueda de
instrumentos que alimenten el menú de opciones para dictar sentencias correctas.
El conflicto se vinculaba con el incumplimiento de una obligación
dineraria y de la erosión que el transcurso del tiempo provocaba en su contenido
patrimonial debido al alza generalizada del costo de vida.
Bajo tales circunstancias, el Tribunal objetó por irrazonable la fijación
judicial de un saldo de precio en idénticos valores nominales "... cuando la economía
de nuestro país ha sufrido en ese período un agudo proceso inflacionario, con la
consecuente distorsión de precios en el mercado inmobiliario".
Tras cartón, echó mano a una solución lindante a la extensión analógica
y, para compensar los desajustes experimentados en el crédito reclamado, estimó
necesario asignarle el trato propio de las «obligaciones de valor» de modo de
restablecer el equilibrio de las prestaciones (Fallos: 342:54).
V.7.c. En cuanto concierne a la causa "Vidal", un caso penal tributario
de vinculación más distante con el asunto de autos, la Corte reiteró ciertos conceptos
enarbolados en "Di Cunzolo". En tal sentido, insistió en la necesidad de ponderar los
efectos causados por la inflación, enfatizando a su turno que las decisiones de los
jueces no pueden desvincularse de la realidad económica del caso (consid. 21).
Una inteligencia semejante impregna la argumentación del voto
particular del juez Rosatti (consid. 9) en la sentencia de Fallos: 343:1146 (sent. de 1-
X-2020).
V.7.d.i. El tercer factor de corrección antes apuntado (relativo al uso de
instrumentos aptos para compensar los perjuicios derivados de la inflación) es
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perceptible en una sentencia todavía más próxima, dictada por remisión al dictamen
de la Procuración General (causa "G., S. M. y otro", Fallos: 347:51, sent. de 20-II-
2024). En este fallo descalificó por arbitraria la sentencia de la Sala A de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Civil que, al dejar sin efecto el mecanismo de
actualización de la cuota de alimentos que se había discernido en la instancia de origen,
omitió sopesar el impacto de la inflación sobre el valor económico de la prestación
debida, abstrayéndose así de la realidad.
Según el razonamiento de la Corte, aquella sentencia sacrificaba el
crédito al exponerlo al ritmo del proceso inflacionario sin proveer a otro tipo de
medidas compensatorias del detrimento patrimonial.
V.7.d.ii. En el dictamen en el que se apoya la decisión, la regla del art.
7 de la ley 23.928 queda relegada o reducida en su expresión normativa por vía del
rescate que en el caso se hace de ciertas soluciones alternativas.
Así, el fallo pondera de manera favorable un conjunto de cláusulas de
"convenios y sentencias" destinadas a la "conservación del valor real" (de la cuota de
alimentos), al señalar en el punto IV del dictamen de la Procuración General que,
además de las que establecen "el ajuste semestral conforme el índice R.I.P.T.E." o por
el "Índice de Precios al Consumidor que publica el INDEC", eran utilizadas,
verbigracia, la fijación del "pago de la obligación en cuotas escalonadas", "en moneda
extranjera" o utilizando "algún otro parámetro de referencia" (v.gr. el salario mínimo,
vital y móvil o el jus).
Bien puede advertirse que las soluciones a las que se alude en el
dictamen poseen un claro propósito de actualización del crédito, en el sentido dado por
la Corte Suprema a esta expresión en el considerando 10 del precedente "Massolo".
Prácticamente en su totalidad guardan ese cometido, por lo que no deja de ser arduo
compatibilizarlas con la afirmación de validez del precepto legal puesto en entredicho
en este litigio.
V.7.d.iii. Por otra parte, el fallo hace expresa referencia al incremento
del I.P.C., aparte de valorarse como "razonable" que se prevea lo necesario para
mantener el valor del crédito, toda vez que "las sumas nominales pactadas o fijadas
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judicialmente, por plazo indeterminado, resultarán prontamente insuficientes [...]
debido a las sucesivas alzas de precios en los bienes y servicios". Si bien se mira, antes
que nada, se profundiza lo decidido en "Di Cunzolo".
V.7.d.iv. En un caso de ribetes singulares como es la causa "Patterer",
resuelta un año atrás (Fallos 346:383, sent. de 25-IV-2023), la Corte, para confirmar
un pronunciamiento que descalificó la omisión de actualizar una prestación asistencial,
centra su enfoque interpretativo en el deterioro causado por la inflación. Lo discutido
era el envilecimiento de la asignación por desempleo.
El fallo se expidió en términos indisputables en cuanto a los efectos
lesivos que la omisión de actualizar la cuantía del beneficio causaba al acreedor. En el
considerando 9 afirmó que la desvalorización del importe de asignación referida,
originada en la inacción de la autoridad administrativa "en un contexto inflacionario"
había lesionado los derechos del interesado por no haberse efectuado los "ajustes
necesarios" que actualizaran su importe.
Tras lo cual destacó que ese comportamiento omisivo llevaba a
"convertir en irrisoria e inequitativa la asignación por desempleo que correspondía a
la actora", desnaturalizando un derecho de fuente constitucional (Fallos 346:383, sent.
de 25-IV-2023).
V.7.d.v. En rigor, en estas controversias la Corte, antes que ejercer un
escrutinio constitucional negativo del tantas veces referido artículo 7, procuró acudir
a algún camino discursivo alternativo que pudiera justificar la recomposición de los
valores comprometidos.
V.8. El marco de resolución de esta clase de controversias, al igual que
el detalle de su contenido, conlleva la necesidad de ponderar las variables de la
economía y, sin perjuicio de dar pleno efecto a las medidas adoptadas por los poderes
representativos, exige a la par indagar si media una afectación al núcleo esencial de
los derechos tutelados por el ordenamiento. Tanto en el plano regulatorio como en el
hermenéutico, el factor económico condiciona la opción jurídica y compele a la
consideración circunstanciada de los impactos y mudanzas producidos a causa del
deterioro patrimonial provocado por la depreciación de la moneda.
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Por cierto, es preciso engarzar las determinaciones jurisdiccionales con
una lectura razonable del nominalismo; acaso menos rígida que aquella que gobernara
el temperamento seguido en otros fallos, tales como "Cuadern" y "Zong" y luego en
"Ponce" y "Ginossi". Aun cuando el objeto de estos pronunciamientos estuvo centrado
en la tasa de interés moratorio aplicable, no cabe duda de que un cuadro de situación
completo sobre los créditos dinerarios en una economía inflacionaria hubiese
requerido de una mirada global. Para llevar a la práctica dicha exigencia con realismo,
hacía falta imbricar la problemática asociada al interés moratorio con la viabilidad de
la actualización monetaria, rubro que no podía examinarse sin poner en jaque la
restricción normativa existente.
Como fuere, sin interferir en la dinámica de los cambios regulatorios,
las decisiones judiciales no prescindieron de efectuar, sin embargo, un monitoreo de
las repercusiones que ellos causaban en los derechos de las personas.
V.9.a. Es que, por mucho que la lógica de la última ratio (v. entre tantos,
Fallos 343:140; 344:391 y sus citas) genere una especie de cobertura diferencial de las
disposiciones de la ley (y con mayor razón respecto de las que regulan las finanzas
públicas, el mercado cambiario o el signo monetario), parece claro que ese trato
encuentra un límite inexpugnable en la plena vigencia del orden constitucional.
V.9.b. El abordaje del problema que se plantea en este caso franquea el
ingreso a un campo de excepción: la inconstitucionalidad sobreviniente (Fallos
308:2268; 316:3104; 317:756; 319:324; 321:1058; 328:566; entre otros).
Este peculiar escrutinio remite a un plano de análisis en el que se evalúa
la rotundidad del cambio operado en la configuración del supuesto de hecho esencial
existente al sancionarse la ley y durante su vigencia inicial, producido tanto de manera
súbita o gradual.
V.9.c. Va de suyo que la mutación de las características estructurales
que definieron el cuadro de situación previsto por la ley y determinaron su contenido,
o bien la irrupción de cambios copernicanos o de nuevas configuraciones políticas,
económico-sociales o institucionales, deben reunirse en modo inequívoco. Así podrá
justificarse cómo preceptos de una ley o un reglamento que en su origen no
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transgredieron la Constitución, presentan luego una contradicción insalvable con las
reglas o principios de ese ordenamiento superior, de tal relevancia que no admiten
lecturas flexibles, armonizadoras o evolutivas, susceptibles de dar sostén a una
interpretación que rescate cierta compatibilidad entre los productos normativos.
Ante estas -nuevas- circunstancias el reproche constitucional será una
lógica derivación.
V.9.d. Con otros términos, la modalidad de descalificación de una ley
en cuestión (que procede cuando/porque dicha norma devino inconstitucional),
presupone verificar el alcance e intensidad con que la nueva situación fáctica o jurídica
impacta sobre los derechos en disputa (en el caso, se impone verificar la evolución de
las variables inflacionarias).
A partir del examen contemporáneo de los textos comprometidos, ha de
establecerse si la disposición legislativa exhibe una inexcusable incompatibilidad
constitucional, si sus preceptos reflejan hic et nunc una medida irrazonable. Ello, por
más que antes, esto es, al momento de su sanción o por varios años más, tal vez (Fallos:
308:2268; 328:566 y sus citas) no hubiesen merecido semejante descalificación.
V.9.e. En la especie, la brecha entre un sistema de mantenimiento del
capital adecuado por medio de su actualización más una tasa de interés puro y el
sistema hasta ahora aplicado -de capital nominal más intereses a la tasa pasiva BIP (de
la anterior doctrina legal)- arroja una pérdida más que considerable en perjuicio del
reclamante.
V.9.e.i. El siguiente cuadro comparativo parte del monto de la condena;
esto es, de la cifra de $568.000, (valor fijado a la fecha de la sentencia de primera
instancia: 27 de marzo de 2019) y ensaya diferentes hipótesis de actualización en su
cotejo con el resultado de la actual doctrina legal de este Tribunal (causas C. 119.176,
"Cabrera" y L. 109.587, "Trofe", sents. de 15-VI-2016); siempre con más un interés
puro del 6% anual desde la fecha del hecho (24 de octubre de 2013) y hasta su
cuantificación a la fecha de aquel pronunciamiento (conf. doctr. causas C. 120.536
"Vera" -sent. de 18-IV-2018- y C. 121.134 "Nidera" -sent. de 3-V-2018-).
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Cuadro comparativo 1
Capital al Interés 6% Tasa pasiva digital Monto total
Método 27-03-19 anual BIP s/capital final
actual 24-10-13 a 28-03-19 a 31-01-
según 27-03-19: 24
doctrina
legal $ 568.000 $184.872,33 $1.533.492,44 $2.286.364,77
Capital al Interés 6% Capital ajustado Intereses 6% s/
Opción 1 27-03-19 anual por IPC INDEC al capital ajustado
IPC. 24-10-13/ 31-01-24 28-03-19 /
INDEC 27-03-19 31-01-24
$ 568.000 $184.872,33 $11.752.687,37 $3.419.549,04 $15.357.108,73

Opción 2 Capital al Interés 6% Capital ajustado Intereses 6% s/


Ajuste 27-03-19 anual 24-10- por CER capital ajustado
por el 13/27-03-19 al 31-01-24 28-03-19/
CER 31-01-24
$ 568.000 $184.872,33 $9.318.443,49 $2.711.284,11 $12.214.599,93
Opción 3 Capital al Interés 6% Capital ajustado Intereses 6% s/
Ajuste 27-03-19 anual 24-10-13 / según la RIPTE capital ajustado
según la 27-03-19 al 31-01-24 28-03-19 / 31-01-24
RIPTE
$ 568.000 $ 184.872,33 $ 7.952.794,40 $ 2.313.936,34 $ 10.451.603,07

De las cifras consignadas en el Cuadro comparativo 1 se desprende


que: a) el monto total final por aplicación del método que surge de mantener la
prohibición de ajustar el capital por índices y emplear la tasa de interés pasiva BIP, es
de $2.286.364,77 (100%); b) la opción 1 (actualización por aplicación del índice de
precios al consumidor del INDEC) más intereses a una tasa pura (en este cálculo, del
6%) determina un resultado final de $15.357.108,73 (671%); c) la opción 2
(actualización por aplicación del CER más los mismos intereses) arroja un resultado
final de $12.214.599,93 (534%) y d) la opción 3 (actualización siguiendo la
remuneración imponible promedio de los trabajadores estables [RIPTE]) más intereses
a una tasa pura del 6%, alcanza la suma total de $10.451.603,07 (457%).
Claramente, en cualquier hipótesis se configura una diferencia objetiva
apreciable en perjuicio del acreedor, que justifica el óbice constitucional articulado.
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V.9.e.ii. Podría pensarse que, en lugar o antes de descalificar la regla
del art. 7, sería dable acudir a la aplicación de otra tasa de interés de las admitidas por
el art. 768 del Código Civil y Comercial, como es la tasa activa, no solo por tratarse
de una alternativa centrada en el método de la extensión analógica, sino porque la
declaración de inconstitucionalidad de las leyes constituye la última ratio del sistema.
Pero las distorsiones económicas de los últimos años han sido
extremadamente severas y, en principio, por de pronto, en situaciones como las aquí
enjuiciadas, llevan a descartarla como una opción adecuada.
En efecto, de emplearse la tasa activa, acorde con el art. 768 del Código
Civil y Comercial de mayor aplicabilidad, el resultado sería apreciablemente menor
que el de la evolución de la tasa de inflación y no muy superior a la tasa BIP.

Cuadro comparativo 2

PROMEDIO ANUAL TASA PROMEDIO ANUAL TASA IPC INDEC


PASIVA MAS ALTA ACTIVA DESCUENTO A 30
DIGITAL BP DÍAS EN PESOS BP
Año 2021 36,90% 40,16% 50,90%

Año 2022 56,53% 61,32% 94,83%;

Año 2023 100,06% 101,86% 211,52%;

De nuevo el cotejo exhibe un resultado elocuente. Las hipótesis


consideradas, dotadas como lo están de suficiente representatividad en la materia,
revelan que en la opción favorable al mantenimiento del sistema actual reluce una
brecha significativa en detrimento de la acreencia. Semejante proceder no respeta el
valor económico del crédito reconocido. El intento de echar mano a la tasa activa,
como sucedáneo de la pasiva BIP, tampoco cumple los requerimientos de
razonabilidad que impone la justa decisión de un caso como el aquí planteado.
V.9.e.iii. Más allá de la utilidad que de suyo poseen los instrumentos de
actualización del capital a los que se refiere el art. 7 de la ley 23.928, no hay duda de
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que la posibilidad de tomarlos en cuenta como referencia contribuye a determinar de
manera más precisa la real magnitud económica de la prestación o la obligación
debida. Desde esa perspectiva, el óbice legal que impone aquella norma, en cuanto
priva al juez de ese valioso instrumento en el contexto antes descripto, también parece
reprochable por la falta de razonabilidad que acarrea, lo que conspira contra el
despliegue adecuado del servicio de justicia (arts. 18, 28 y concs., CN y 15, Const.
Prov.).
V.9.f. La Corte federal ha resuelto que "[l]as leyes no pueden ser
interpretadas sin consideración a las nuevas condiciones y necesidades de la
comunidad, porque toda ley, por naturaleza, tiene una visión de futuro, y está destinada
a recoger y regir hechos posteriores a su sanción (Fallos: 241:291 y 328:566)" (Fallos:
337:530, "Pedraza", sent. de 6-V-2014, considerando 6).
En esa ocasión puso de resalto que "ciertas normas susceptibles de ser
consideradas legítimas en su origen pudieron haberse tornado indefendibles desde el
punto de vista constitucional con el transcurso del tiempo y el cambio de las
circunstancias objetivas relacionadas con ellas".
De allí que se comprenda que, en estos casos, el alto tribunal se haya
planteado si una determinada norma legal "pudo haber devenido -con el transcurso del
tiempo y el cambio de las circunstancias objetivas- contraria a la función que la
Constitución le encomienda..." (Fallos 338:721, "Anadon", sent. de 20-VIII-2015).
V.9.g. El art. 7 de la ley 23.928 fue sancionado al instituirse el programa
de convertibilidad monetaria, más de tres décadas atrás. Su contenido fue refrendado
por la ley 25.561, hace alrededor de veinte años.
V.9.g.i. Al margen de la consistencia técnica que pudiere caracterizar a
la regla del nominalismo en el campo de las obligaciones dinerarias, es evidente que
la estabilidad económica, ínsita en el propósito que ha inspirado a tales normas,
constituye un estado, tan deseable como alejado, de esa realidad que cotidianamente
se vive en nuestro país desde hace un tiempo más que considerable.
V.9.g.ii. El tantas veces mencionado dispositivo legal consagra una
prohibición expresa que hace inviable cualquier intento de armonización o de
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«abordaje satisfactorio» de su enunciado que economice, dispense o prescinda del test
de constitucionalidad y de su eventual descalificación.
El segundo párrafo de aquel precepto establece lo siguiente: "... En
ningún caso se admitirá actualización monetaria, indexación por precios, variación de
costos o repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa, haya o no mora del
deudor, con las salvedades previstas en la presente ley" (la itálica es añadida).
V.9.g.iii. Su contundencia ocluye el margen para la duda. Hay que
descartar, por tanto, en este caso, la alternativa de la interpretación conforme (v. Fallos
327:4607).
Una interdicción taxativa como la ordenada por la norma, que solo cede
en casos de excepción expresamente previstos, no deja resquicios para una
comprensión diversa, so riesgo de habilitar a los jueces a formular una completa
reconstrucción de la norma, desconocer o desfigurar el sentido que surge de su
inequívoca lectura (T.C. España, sent. 169/2023).
V.9.g.iv. Por lo mismo, sería improcedente invocar la existencia de un
caso no previsto (Fallos: 343:2649) o echar mano de cualquier otra figura equivalente,
acaso menos explorada. También lo sería apartarse de la regla prevista por el art. 7 sin
declarar su inconstitucionalidad o su inaplicabilidad por una razón fundada.
Por de pronto, semejante obrar elusivo encuadraría en una causal de
arbitrariedad (Fallos:308:1892; 313:1007; 320:305; 325:1525; 326:4909; 329:1040;
341:648. 343:143, entre muchos).
V.9.h. No es vano recordar que la Corte Suprema de Justicia hubo de
reprobar, desde el punto de vista constitucional, una normativa que, en un escenario
de muy elevada inflación, carecía de mecanismos de compensación a pesar de que el
envilecimiento de la moneda importaba la "... pulverización del real significado
económico del crédito indemnizatorio". Pues bien, ese juicio negativo fue emitido en
relación con una regla legal censurada por causa de su «inconstitucionalidad
sobreviniente» ("Vega", Fallos: 316:3104).
V.9.i. Como se ha visto, es preciso que esta Suprema Corte se pronuncie
acerca de la validez constitucional actual de la normativa en crisis.
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Ello así, pues incumbe al poder judicial, al decidir las controversias,
cuidar que los enunciados de la ley mantengan coherencia con las reglas de jerarquía
superior durante todo el lapso que dure su vigencia, se suerte que su aplicación no
contradiga lo establecido por la constitución (Fallos: 316:3104; 328:566; 337:1464;
340:1480; 344:316).
El corolario de todo lo expuesto es inequívoco: el art. 7 de la ley 23.928,
texto según ley 25.561, en su aplicación al caso, debe ser descalificado porque
desconoce el principio de razonabilidad, el derecho de propiedad del reclamante y no
permite proveer una tutela judicial eficaz (arts. 1, 17, 18, 28 y concs., Const. nac.).
V.10.a. Los hechos hablan por sí solos.
Según se ha puesto de resalto, en el año 2022 la tasa anual de aumento
de los precios había llegado casi al 100%; en rigor, la variación del índice de precios
al consumidor del INDEC fue del 94,8%. El pasado año la variación interanual
acumulada a diciembre (dicho mes incluido) trepó a la escalofriante cifra de 211,14%
según el INDEC. El presagio de este año merodea los valores de 2023.
V.10.b. La inflación afecta severamente a las personas de bajos ingresos
fijos y dentro de este segmento a las más desprotegidas. Al erosionar el poder de
compra de sus salarios, haberes previsionales o ayudas sociales, se les priva la
posibilidad de acceso a bienes de significación vital para la satisfacción de las
necesidades más elementales (v. "Los Principios Rectores sobre la Extrema Pobreza y
los Derechos Humanos", Naciones Unidas. Oficina del Alto Comisionado, el Consejo
de Derechos Humanos por consenso el 27/09/2012, en la
resolución21/11.https://www.ohchr.org/sites/default/files/Documents/Publications/O
HCHR_ExtremePovertyandHuman Rights_SP.pdf). En función de un mandato de
equidad, esa circunstancia podría aconsejar, incluso en la materia abordada aquí, tomar
en consideración el nivel y la evolución de los ingresos de los deudores.
Pero las actuales condiciones inflacionarias también impactan
negativamente en quienes reclaman o tienen reconocido un crédito en un proceso
judicial, pues el paso del tiempo puede derivar en la licuación de su acreencia. A veces,
sin habérselo propuesto, el sistema ofrece incentivos disfuncionales para no cumplir o
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profundizar la morosidad con estrategias de obstinada litigiosidad.
V.11. A la luz de las precisas argumentaciones de este fallo no es
legítimo mirar de soslayo los efectos perniciosos que, en un contexto altamente
inflacionario, provoca sobre las acreencias de las personas la interdicción de un
adecuado mecanismo de actualización.
Los jueces, en los casos ocurrentes, deben proveer medidas de
protección judicial efectiva (arts. 18, Const. nac., 15 Const. prov.), entre las cuales
podrá prosperar la descalificación de la norma legal o reglamentaria prohibitiva del
condigno reajuste de lo debido.
V.12. En este estado de cosas, la doctrina legal del Tribunal ha devenido
inadecuada en cuanto mantiene como única respuesta el reconocimiento de los
intereses calculados a la tasa pasiva sobre el capital de origen. Debe ser revisada,
juntamente con la revisión de la aplicabilidad a ultranza de la regla del nominalismo.
El bloqueo que surge del art. 7 de la ley 23.928, reformado por la ley 25.561, hace
mella en el equilibrio de las prestaciones y conduce a la merma de su virtualidad
regulatoria, así como a su ineficacia para orientar las expectativas de los agentes
económicos. En tales circunstancias, el criterio vigente entra en crisis.
V.13. El rumbo de las variables macroeconómicas, el manejo de las
finanzas públicas, la ejecución de la política monetaria, cambiaria y fiscal, así como
los programas de estabilización de la economía con desarrollo sustentable, son algunos
de los principales temas de una actividad que, en principio, escapa a la competencia
primaria de los jueces.
Ese quehacer atañe a las esferas del Estado a quienes institucionalmente
fue asignado. En particular, pertenece al núcleo de atribuciones de los órganos
representativos y al diálogo democrático.
V.14. Sin embargo, si en el ejercicio de tales competencias se produce
una afectación a los derechos consagrados en el ordenamiento positivo, la respuesta
judicial, pronta y eficaz, resultará indispensable, porque el Estado de Derecho no se
desactiva ante el ejercicio de la regulación económica ni durante la emergencia. Esa
respuesta, al ser instada por el afectado, ha de estar ceñida a los confines de la
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controversia, de suerte que a veces presentará el sesgo propio de la casuística.
Se insiste: la judicatura ha sido instituida para dirimir controversias
(arts. 18, 108, 109, 116 y concs., Const. nac.). No maneja la política económica, cuya
pertenencia al núcleo de atribuciones propias de los órganos gubernativos a cargo de
la dirección estratégica de los asuntos públicos, resulta evidente (arts. 1, 4, 42; 75 incs.
1 a 9, e incs. 11, 13, 18, 19, 23 y 32; 99 incs. 1, 3, 7; y concs., Const. nac.).
De allí que tampoco disponga, como estos, de la potestad de conformar
espacios de negociación o acuerdo y de diálogo social que permitan encauzar la
participación y robustezcan el debate racional para mejorar las chances de acierto en
las decisiones. Los poderes representativos además pueden readecuarlos o conformar
nuevos, con arreglo a la Constitución. Otras sociedades han logrado enhebrar
relevantes acuerdos estructurales de esa manera y esa fue una plataforma vital para su
progreso.
V.15. Entre tanto, cuadra establecer ciertas pautas jurisprudenciales a
tono con la garantía de efectividad de la tutela judicial de los derechos de las personas
(art 15, Const. prov.).
Las últimas reformas adoptadas, que parece ilustrativo traer a colación,
se refieren a operaciones sumamente utilizadas en el tráfico jurídico; y en ellas se
habilita el uso de mecanismos de actualización por índices. Es lo que ocurre en el
marco de la Ley de Contrato de Trabajo, con el reajuste de los alquileres, según el
reciente decreto PEN 70/2023 (v. arts. 74 y 257 del decreto mencionado, que reforman
los arts. 276 de la LCT y art. 1.199, Cód. Civ. y Com.).
Esta mención no implica juicio alguno sobre la constitucionalidad de
aquel acto. Sencillamente revela que el Estado Nacional ha reconocido la necesidad
de computar la inflación para compensar los efectos negativos que ella misma provoca.
Y lo ha hecho en relación con bienes pertenecientes a un tráfico jurídico por demás
frecuente, como son los derivados de los derechos laborales y los alquileres.
V.16.a. Por cuanto se refiere a las obligaciones de valor, cabe precisar
que, al margen de lo que pudiere surgir de algún régimen especial, para aquel tipo de
deudas es aplicable la doctrina legal establecida en los precedentes "Vera" y "Nidera"
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(C. 120.536 y C. 121.134), ya mencionados. A los fines de hacer viable la conservación
del valor del capital, corresponde en principio mantener el criterio o parámetro de
referencia para la determinación del valor actual de lo debido, establecido o adoptado
por el órgano jurisdiccional de la instancia pertinente. La suma resultante podrá, a
partir de allí, ajustarse por índices conforme a los términos de la presente sentencia en
función de las circunstancias del caso.
V.16.b. Con otras palabras, para la determinación del capital en función
de la naturaleza de la prestación u obligación debida, será preciso que el órgano de la
instancia pertinente (incluyendo, claro está, los de segunda instancia) exprese la
cuantía de la condena al valor actual a la fecha de su pronunciamiento.
En efecto, si se tratare de un daño a las cosas habrá de fijarse teniendo
en cuenta el valor actual de tales bienes. En los daños causados a las personas humanas,
cuando fuere menester reparar la incapacidad sobreviniente, y se computare el impacto
en la persona dañada, igual parámetro de referencia deberá ser ponderado para la
fijación del valor actual por el órgano de la instancia judicial correspondiente. De tal
suerte, si estuviere en cuestión la privación de un salario determinado (o en su defecto,
si se aplicare un parámetro remanente, por ejemplo el salario mínimo vital y móvil o
el RIPTE), se hará idéntica operación con el monto del parámetro utilizado,
calculándolo a la fecha de la sentencia. Y así habrá de procederse con los demás
supuestos que representen una deuda de valor.
V.16.c. Una vez determinado de la manera antes señalada el justiprecio
actual del daño o de la prestación, al expresarlos en la condena dineraria podrá, a partir
de allí, ser de aplicación el mecanismo de actualización que surge de la presente
sentencia, cuidando de evitar que el reconocimiento patrimonial final del capital
exceda el valor real de la prestación debida.
Ello así, toda vez que la aplicación automática de índices o instrumentos
de indexación en general, en algunas circunstancias y en relación con ciertos créditos,
puede conducir a una sobreestimación del capital y, de ese modo, arrojar resultados
excesivos, apartados del valor actual de la prestación debida y, por tanto, superiores a
la cuantía del daño (arg. arts. 28 Const. nac.; 9, 10, 772, 961, 1.091, 1.716, 1.738,
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1.747, 1.794 y concs., Cód. Civ. y Com.).
Si cuando el órgano jurisdiccional escoge una tasa de interés o una
forma de capitalización que arroja resultados exagerados, sin correspondencia alguna
con la realidad económica, su pronunciamiento debe ser descalificado (CSJN, Fallos:
315:2558; 316:1972; 319:351; 323:2562; 326:2569 y más recientemente in re CNT
23403/2016/RH1, "Oliva, Fabio Omar c/ COMA S.A. S/ despido", sent. de fecha 29-
II-2024). Del mismo modo cuando aplicare un índice de actualización que prescinda
de esa realidad y derive en montos desmedidos o ajenos al valor real de lo adeudado,
la respectiva decisión deberá ser corregida para evitar que, so pretexto de una
recomposición, se consolide una grave o arbitraria desproporción.
V.16.d. En el caso debatido en este expediente la condena patrimonial,
en su mayor proporción, quedó definida a valores a la fecha de la sentencia de primera
instancia. Ello es así, a excepción del rubro reconocido por el presente
pronunciamiento de esta Corte. De manera entonces que, respecto de aquellos rubros
fijadas (calculados -se insiste- al fallo de la fase liminar del proceso) procede la
aplicación de los índices pertinentes (v. infra VI.2).
V.16.e. En el tratamiento de esta clase de asuntos puede acontecer que,
al tiempo de dictar el pronunciamiento, el órgano jurisdiccional carezca de elementos
para definir, con la certeza necesaria, la entidad del gravamen experimentado por el
acreedor (no ya con carácter retrospectivo sino hacia el futuro). Ello afectaría la
valoración de ciertas variables que incidan en el caso. En esas circunstancias,
descartado cualquier análisis meramente conjetural o hipotético, el escrutinio
constitucional podrá ser diferido a ulteriores fases del proceso.
V.17. De conformidad con las consideraciones anteriores, y sin
perjuicio de las otras precisiones que fuere menester efectuar en atención lo reglado
en el Código de Procedimiento Civil y Comercial y las diferentes circunstancias o
aspectos litigiosos verificados en otros procesos referidos a cuestiones similares a
aquellas debatidas en autos, es preciso que el órgano jurisdiccional adopte el curso de
acción más consistente con los intereses implicados; ello, según las siguientes
directrices:
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V.17.a. De no ser posible la solución del entuerto mediante la aplicación
de normas análogas o instrumentos alternativos de preservación del valor del capital,
el acogimiento de la petición o del agravio respectivo ha de completarse con la
declaración de inconstitucionalidad e inaplicabilidad al caso del art. 7 de la ley 23.928,
según ley 25.561, a fin de posibilitar la actualización monetaria, indexación o
repotenciación del crédito dinerario.
V.17.b. La descalificación es procedente en la medida en que el
mantenimiento del criterio anterior con eje en la regla prohibitiva del art. 7 tantas veces
aludido, en su cotejo con una alternativa plausible de conservación del capital con
arreglo a índices u otro método de actualización equivalente, tratándose de una deuda
dineraria, fuere generadora de un menoscabo a los derechos tutelados por el
ordenamiento jurídico; llevare a resultados desproporcionados, lesivos del derecho de
propiedad y de garantía de efectividad de la defensa en juicio (arts. 1, 17, 18, 33 y
concs., Const. nac.; 1, y 15 Const. prov.). A esos fines, la magnitud de las diferencias
indicadas anteriormente a lo largo del apartado V.9., muestran la existencia de una
merma o diferencia objetiva pero no fija un cartabón común o uniforme a seguir
necesariamente en todos los casos.
Como ocurre con los restantes aspectos significativos, la determinación
de la brecha lesiva dependerá del (y estará sujeta al) examen circunstanciado al que
seguidamente se hará mención.
V.17.c. El juez o tribunal interviniente ha de establecer el mecanismo
específico de preservación del crédito que, conforme a su estimación fundada, fuere el
más idóneo para emplearse en el caso, en modo consistente con la plataforma de hecho
que está en la base del litigio (a la luz, v.gr., de la índole del conflicto, la naturaleza de
la relación jurídica en la que aquel se ha suscitado, la conducta observada por las partes
y los demás factores relevantes comprobados de la causa judicial).
Con una visión integral, debe realizar adecuaciones en las relaciones
jurídicas concernidas, en cuanto fuere necesario para observar la incolumidad del
crédito (conf. causa C. 119.088, cit.). Todo, de conformidad con lo decidido en esta
sentencia.
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V.17.d. Los aspectos señalados en la totalidad de los puntos anteriores,
y los que se indicarán a continuación, de este apartado 17, deberán ser valorados por
el órgano judicial. De igual modo han de observarse de manera prevalente los
siguientes principios y condicionamientos: i] la interdicción del enriquecimiento sin
causa; ii] la interdicción de conductas que importen un abuso del derecho; iii] la buena
fe; iv] la equidad; v] la equivalencia de las prestaciones; vi] la morigeración de los
resultados excesivos que arrojare el uso de mecanismos de actualización, variaciones
de precios o costos, indexación o repotenciación, cuando sobrepasen el valor actual
del daño o de la prestación debida y, si correspondiere, vii] en su caso, el esfuerzo
compartido (arts. 17, 28 y concs. Const. nac; 1, 9, 10, arg. arts. 332, 729, 772, 88 inc.
"b", 961, 965, 1.061, 1.091, 1.716, 1.732, 1.738, 1.747, 1.794 y concs., Cód. Civil. Y
Com.; Fallos: 323:1744; 325:2875; 330:801, y Fallos 330:855, 5345; 334:698, entre
muchos). En el plano adjetivo, la decisión relativa al ajuste del crédito ha de observar
el principio de congruencia (arts. 34 inc. 4 y 163 inc. 6, CPCC).
V.17.e. Para el cálculo de la actualización monetaria se emplearán los
índices oficiales (v.gr. del Banco Central de la República Argentina, el Instituto
Nacional de Estadísticas y Censo, el área competente en materia de Trabajo, Empleo
y Seguridad Social -actual Secretaría dependiente del Ministerio de Capital Humano-
, u otro órgano o agencia estatal) que se estimaren apropiados según las características
del asunto enjuiciado.
Más allá de la eventual consideración de otras tasas legales o
convencionales válidamente autorizadas por el ordenamiento jurídico, al monto
resultante se adicionará un interés puro no mayor al seis por ciento (6%) anual, cuya
graduación en cada caso podrá vincularse al tipo de índice de actualización aplicado.
V.17.f. Con respecto a las deudas de valor en principio será de
aplicación la doctrina sentada en los precedentes de las causas C. 121.134 y C.
120.536, ya citadas, y lo dispuesto en el art. 772 del Código Civil y Comercial, sin
perjuicio de la aplicabilidad de un método de actualización según lo resuelto en este
voto, una vez efectuada la cuantificación del crédito en dinero y si correspondiere en
función de las características de cada caso (conf. apartado V.16. de esta sentencia).
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V.18. En suma: las razones apuntadas justifican el acogimiento del
agravio de base constitucional articulado en este litigio y, por lo tanto, conducen a la
declaración de inconstitucionalidad del art. 7 de la ley 23.928, según ley 25.561, así
como a su inaplicabilidad al caso, con el objeto de establecer una valorización
adecuada del crédito correspondiente a los rubros indemnizatorios reconocidos en este
proceso.
VI. Por consiguiente cabe expedirse en el modo y con el alcance que a
continuación se detalla:
VI.1. Acoger parcialmente el recurso extraordinario interpuesto y, por
ende: a) revocar el fallo impugnado en lo que hace a los daños psíquicos de ambos
accionantes, los cuales deberán ser incluidos en la reparación de la incapacidad
otorgada en este proceso, y b) declarar la inconstitucionalidad sobrevenida del art. 7
de la ley 23.928, según ley 25.561, del mismo modo que su inaplicabilidad al caso, a
fin de disponer una equitativa actualización del crédito adeudado.
VI.2. Remitir el expediente a la Cámara de Apelación para que: a)
calculando el valor a la fecha del pronunciamiento que aquí se ordena, determine el
monto correspondiente al agravio reclamado en el recurso que se estima en esta
sentencia, conforme a los criterios o parámetros de valorización empleados en el caso;
b) por cuanto concierne a los demás rubros indemnizatorios reconocidos en la causa,
establezca el mecanismo de actualización que correspondiere aplicar y la tasa de los
intereses puros; c) todo ello, con arreglo a lo establecido en el presente
pronunciamiento (en particular en sus apartados V.16.c., V.17.a., V.17.b., V.17.c.,
V.17.d, V.17.e. y V.17.f.).
VI.3. Las costas de la segunda instancia como las atinentes a esta sede
extraordinaria se imponen a los accionados vencidos en un setenta por ciento -70%- y
a los actores en el restante porcentaje del treinta por ciento -30%- (arts. 68, arg. art.
274 y 289, CPCC).
Con ese alcance, doy mi voto por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Torres dijo:
Por compartir sus fundamentos, adhiero al voto del doctor Soria con
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excepción de lo expresado por mi estimado colega en el último párrafo del punto V.13,
último párrafo del punto V.14, 2do. y 3er. párrafo del punto V.15 y último párrafo del
punto V.16.b de su sufragio, exclusiones que en nada alteran la sustancia de la solución
que propone y acompaño.
Así, voto también por la afirmativa.
La señora jueza doctora Kogan, por los fundamentos y con el alcance
dados por el ponente, dio su voto por la afirmativa.
El señor juez doctor Genoud adhirió al voto del ponente y dio el suyo
por la afirmativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente
SENTENCIA
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se hace lugar parcialmente
al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto y, por ende,
corresponde: a) revocar el fallo impugnado en lo que hace a los daños psíquicos de
ambos accionantes, los cuales deberán ser incluidos en la reparación de la incapacidad
otorgada en este proceso, y b) declarar la inconstitucionalidad sobrevenida del art. 7
de la ley 23.928, según ley 25.561, del mismo modo que su inaplicabilidad al caso, a
fin de disponer una equitativa actualización del crédito adeudado.
Asimismo, deberá remitirse el expediente a la Cámara de Apelación
para que: a) calculando el valor a la fecha del pronunciamiento que aquí se ordena,
determine el monto correspondiente al agravio reclamado en el recurso que se estima
en esta sentencia, conforme a los criterios o parámetros de valorización empleados en
el caso; b) por cuanto concierne a los demás rubros indemnizatorios reconocidos en la
causa, establezca el mecanismo de actualización que correspondiere aplicar y la tasa
de los intereses puros; c) todo ello, con arreglo a lo establecido en el presente
pronunciamiento (en particular en los apartados V.16.c., V.17.a., V.17.b., V.17.c.,
V.17.d, V.17.e. y V.17.f. del voto que abre el acuerdo).
Tanto las costas de la segunda instancia como las atinentes a esta sede
extraordinaria se imponen a los accionados vencidos en un setenta por ciento -70%- y
a los actores en el restante porcentaje del treinta por ciento -30%- (arts. 68, arg. art.
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274 y 289, CPCC).
Regístrese y notifíquese por medios electrónicos (conf. resol. SC
921/21 y Ac. 4013/21 y sus modif. -t.o. por Ac. 4039/21-) y devuélvase por la vía que
corresponda.

Suscripto por el Actuario interviniente, en la ciudad de La Plata, en la fecha indicada


en la constancia de la firma digital (Ac. SCBA 3971/20).

REFERENCIAS:
SORIA Daniel Fernando - JUEZ
KOGAN Hilda - JUEZA
GENOUD Luis Esteban – JUEZ
TORRES, Sergio Gabriel - JUEZ

SECRETARIA CIVIL ,COMERCIAL Y DE FAMILIA - SUPREMA CORTE


DE JUSTICIA
NO CONTIENE ARCHIVOS ADJUNTOS

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