Unidad 2 - El Hombre y El Ruido
Unidad 2 - El Hombre y El Ruido
Unidad 2 - El Hombre y El Ruido
FISIOLOGIA DE LA AUDICION
El sonido o energía acústica se crea cuando el equilibrio del aire es perturbado
mecánicamente. Las variaciones de la presión del aire que se crean, se propagan
desde la fuente en forma de onda.
Cuando la energía vibratoria incide sobre el oído, es registrada por el cerebro por
intermedio de los tres principales componentes del aparato auditivo:
a) Oído externo
b) Oído medio
c) Oído interno
a) Oído externo:
El oído externo comprende el pabellón y el conducto auditivo de unos 3 cm. de
longitud y 0,7 cm. de diámetro que comienza en el pabellón y termina en el tímpano.
Está formado de tal manera que las ondas sonoras que inciden sobre él son
recogidas y propagadas a través del aire que se encuentra dentro del conducto
auditivo y actúan sobre la membrana timpánica, haciéndola vibrar.
La propagación sonora dentro del mismo, es exclusivamente aérea.
b) El oído medio:
El oído medio está limitado por el tímpano en uno de sus extremos, y por las
Ventana Oval y Redonda en el otro; consta de una pequeña cavidad de unos 2 cm 3
de volumen, dentro de la que se encuentran tres pequeños huesos, conocidos
respectivamente como el Martillo, Yunque y Estribo. El Martillo se encuentra pegado
al Tímpano y junto con el Yunque forman una palanca que actúa sobre el Estribo el
cual se encuentra pegado a la Ventana Oval en la pared que separa los Oído Medio
e Interno. Debido a que el área de la Ventana Oval es mucho menor que la del
Tímpano, la presión ejercida sobre el Oído Interno es considerablemente mayor que
la que recibe el Tímpano. (El Oído Medio se puede asemejar a un mecanismo
transformador amplificador, con una relación de 20 a 1).
El Oído Medio se comunica con la Cavidad Bucal mediante un conducto
denominado Trompa de Eustaquio, cuya función es equilibrar las presiones estáticas
del aire que puedan aparecer sobre el Tímpano.
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También posee dos músculos, uno que actúa sobre el Tímpano y el otro sobre el
Estribo. Estos conforman un dispositivo protector, y reducen la sensibilidad del oído
cuando éste es estimulado a la acción refleja por sonidos intensos.
El Oído Medio, por lo tanto, transmite la energía sonora en el aire hacia el fluido del
Oído Interno, a través de la membrana de la Ventana Oval.
c) El Oído Interno:
El Oído Interno esta formado por un conjunto de pequeños tubos y cámaras
ubicados en el hueso Temporal; también se lo llama Laberinto.
El órgano cuya función esta ligada en primer lugar con la Audición es el Caracol o
Cóclea, (una cavidad en forma de espiral similar a la caparazón de un caracol) que
desenrrollándola tiene una longitud de 35 mm. aproximadamente, y en su primera
vuelta un diámetro de 3 mm.
En su parte media la Cóclea esta dividida mediante la Partición Coclear de una
consistencia en parte ósea y en parte gelatinosa; sobre esta última se encuentra la
Membrana Basilar que contiene al órgano de Corti o terminación del Nervio Auditivo.
Dicha membrana se extiende hasta casi la cima del Espiral, pero dejando una
pequeña abertura en el extremo llamada Helicotrema.
La Cóclea se encuentra llena de líquido, la parte superior (Conducto Vestibular)
comienza la Membrana Oval, mientras el conducto inferior se cierra en la Ventana
Redonda, que deflexiona para aliviar la presión.
Cuando el Estribo ejerce sobre la Membrana Oval un pulso de presión lentamente
aplicado, el fluido se desplaza a través del Helicotrema, hacia el pasaje inferior
(Conducto del Tímpano).
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es convertido en el órgano de Corti en potenciales de acción en el Nervio Auditivo
(la vibración de naturaleza mecánica se transforma en señales nerviosas de
naturaleza electroquímica) transmitiendo el estímulo hacia el centro auditivo del
cerebro.
La reacción de la Membrana Basilar, varía con la frecuencia de la energía sonora
incidente, produciendo cada tono la máxima vibración en una porción diferente de la
membrana.
Los sonidos de frecuencia elevada, producen una reacción que no se extiende
demasiado de la Ventana Oval, pero a medida que las frecuencias se reducen, el
área de máximo desplazamiento se aleja en forma progresiva desde el extremo de
la ventana
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Sensibilidad del Oído
El sonido se desplaza en ondas y es la frecuencia del mismo la que determina la
velocidad a la cual vibran el Tímpano y los otros componentes del sistema auditivo,
mientras que el nivel de presión del sonido afecta la magnitud de la oscilación.
El cerebro, entonces, registra estos movimientos como lo que comúnmente
llamamos tono e intensidad.
Intensidad es la sensación subjetiva de fuerza del sonido, la magnitud física
equivalente es el nivel sonoro (se dice que el sonido posee mayor intensidad cuando
se percibe como más fuerte).
En realidad, solamente escuchamos una pequeña porción de todos los sonidos a los
cuales estamos expuestos; no podemos escuchar sonidos muy débiles, ni tampoco
ondas sonoras por arriba o por debajo de ciertos límites. Estos límites o umbrales
varían de persona a persona, pero genéricamente hablando, el rango de las
frecuencias audibles varía entre 20 Hz. a 20.000 Hz.
La intensidad tiene un límite inferior que es el umbral de audición, y un límite
superior más difícil de definir llamado umbral de la sensación desagradable, que es
donde la sensación auditiva se convierte en molestia.
El umbral de la sensación desagradable es aproximadamente el mismo, a través de
todo el rango de las frecuencias audibles. Las curvas de los dos umbrales y el rango
de frecuencias 20 Hz. - 20.000 Hz.) encierran el área audible para los seres
humanos. Para poder comparar las diferencias en la intensidad del sonido, se ha
construido una escala logarítmica basada en el umbral de audición, fijado en 1.000
Hertz, siendo el decibel (dB) la unidad práctica.
Se utiliza una escala logarítmica debido a que los sonidos que nos interesan se
extienden en un amplio rango, por ejemplo la intensidad sonora de 120 dB. (umbral
de la sensación desagradable) es en términos absolutos 10 12 veces mayor que
para una nota de 1.000 Hz. en el umbral de la audición (ver gráficos).
El oído tiene la mayor sensibilidad en el rango de frecuencias 1.000 a 4.000 Hz.,
fuera de esta banda de frecuencias el umbral de audición es progresivamente más
alto tanto hacia arriba como hacia abajo en la escala de frecuencias.
Es notable como a medida que aumenta el nivel, la sensibilidad deja de ser selectiva
con la frecuencia.
El umbral de audibilidad varía hasta aproximadamente 80 dB. con la frecuencia, en
cambio, el nivel de molestia no alcanza los 10 dB. de variación, aplanándose la
curva en el nivel de daño, lo que indicaría una especie de saturación del Nervio
Auditivo. Nivel de presión sonora re 2x10-5 N/m2
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(1) Nivel de Daño (3) Umbral Audiométrico
(2) Umbral de Molestia (4) Umbral de Audibilidad
La sensibilidad del oído varía con la edad (también con el sexo), este fenómeno es
denominado Presbiacusia, la cual varía con frecuencia, siendo mayor para las
frecuencias agudas (ver gráfico).
Pérdida Auditiva
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Como todos los casos relacionados con el hombre, estos datos son estadísticos y
los valores varían con los individuos, razón por la cual se encuentran
frecuentemente personas que, pese a su edad, gozan de excelente audición.
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La pérdida auditiva puede medirse por medio de un audiómetro, de tono puro o de
ensayos oratorios (Logoaudiometría).
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Fig. 86-a: Audiograma de, oído con hipoacusia, en su comienzo.
Umbrales auditivos
El umbral de audibilidad para una señal dada es la mínima presión sonora eficaz
que puede tener esa señal para despertar una sensación auditiva (en ausencia de
todo ruido) y alcanza un valor de 0,0002 microbares o dinas/cm2. que equivale a 0
dB.
El límite superior de audibilidad es muy variable de un sujeto a otro. Se encuentra
que las personas jóvenes pueden oír hasta los 20.000 Hz, si el tono tiene la
intensidad necesaria.
Las personas de edad media oyen hasta los 12.000 o los 16.000 Hz.
El umbral de audibilidad varía por muchos factores.
Varía en primer término, de una persona a otra. Aun para el mismo sujeto, varia de
un día para otro y de una hora para otra.
Después de la exposición a un ruido moderado, se produce una ligera sordera,
temporada, que desplaza el umbral hacia arriba.
Uno de los principales factores que afectan el umbral de audibilidad es la edad.
En la Fig. 87, vemos los resultados de los estudios de la pérdida progresiva de la
sensibilidad auditiva con el aumento de la edad.
Umbrales de tolerancia
En el otro extremo del rango de intensidades audibles son de interés los niveles
sonoros máximos que el oído puede soportar sin incomodidad o dolor.
Los sujetos a los que se presenta una señal con auriculares informan que
comienzan a experimentar incomodidad cuando los tonos puros alcanzan niveles
mayores que 110 dB (re. 0,0002 microbar), según se expresa en la siguiente tabla:
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Tonos puros
Umbral de
Oídos descansados Oídos expuestos
Fig. 87.
Se produce una sensación de cosquilleo desagradable, cuando los niveles alcanzan
a los 120 dB.
El dolor se presenta de una manera definitiva a los 130 dB.
Estos valores parecen ser independientes de la frecuencia entra 500 y 8.000 Hz.
La audiometría sistemática
La audiometría por vía aérea, sirve únicamente para detectar alguna anomalía en la
audición, sin que de ella se pueda deducir cuál de las partes del oído están
afectadas, ni tampoco la causa.
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No obstante, la audiometría permite detectar la afección en sus comienzos, aun
antes de que el operario tenga conciencia de que "algo" anda mal. En ello radica su
máxima utilidad y justifica la aplicación amplia en el campo laboral.
Más adelante veremos algunos criterios sobre máximos niveles sonoros compatibles
con la salud auditiva. Son el resultado de trabajos efectuados sobre muestras
estadísticamente significativas. De modo que son aplicables al "hombre promedio",
pero no a todos los hombres. Dicho de otra manera, son niveles que protegen a la
gran mayoría pero no a todos. De modo que siempre habrá individuos
hipersensibles, para los que los ambientes saludables para la mayoría, serán
nocivos, del mismo modo como hay sujetos que toleran niveles considerados
peligrosos para la mayoría.
Es por esta razón que se impone la audiometría sistemática. Gracias a su aplicación
podemos:
a) detectar pérdidas de sensibilidad auditiva existentes o incipientes:
b) localizar problemas en el aparato auditivo y enviar al sujeto al especialista.
La audiometría sistemática consta de los siguientes pasos:
a) examen preocupacional. Sirve para saber el estado del oído del sujeto al entrar
en la Planta. Tiene valor legal en caso de pleito;
b) examen a los tres meses. Sirve para ver si el ambiente dentro del cual se
desempeña el sujeto no afecta su audición;
c) examen a los 6 meses. Confirma las conclusiones anteriores;
d) Audiometría de seguimiento. Se efectúa anualmente y completa la ficha clínica
del sujeto.
Aparentemente estaríamos frente a algo complejo, que requiere el uso de
instrumental y personal costosísimo cuya utilidad es dudosa o sofisticado.
Todo lo contrario. El costo de un instrumento del tipo que nos interesa no es muy
elevado y el manejo lo efectúan un audiometrista, que no necesita estar
permanentemente en el establecimiento, a menos que el número de operarios lo
exija. De modo que el costo completo del examen supera con creces la utilidad que
brinda. Dejando de lado el aspecto humanitario del problema (que es el que tendría
que privar) piénsese en los problemas laborales que se obvian, con la simple
aplicación de un programa completo de audiometría.
La logoaudiometría, realizada dentro de un nivel conocido de ruido, puede
determinar la capacidad de la persona para comprender el habla en su lugar de
trabajo.
Los daños auditivos producidos por el ruido, provocan con frecuencia de acuerdo a
su magnitud, la generación, de impulsos nerviosos.
Esto se percibe como un silbido (Acúfenos), la sensación de escuchar se
experimenta sin mediar estímulos externos, síntoma que puede causar angustia
psicológica como el daño auditivo.
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sobre el sistema nervioso y/o efectos sobre la vida neuro-vegetativa del organismo.
Pero al dejar indemne al oído, no entra en la categoría, de los peligrosos.
Tampoco nos referimos a los impulsivos. Estos últimos pueden llegar a afectar al
oído. No obstante, hasta el presente no contamos con suficientes conocimientos
como para poder delimitar las características que los convierten en nocivos.
Contrariamente a lo que sucede con los de carácter continuo, los impulsivos tienen
muchas más variantes razón por la cual no se ha podido hasta el presente
determinar los efectos de cada una de ellas, a pesar de que se está trabajando
activamente en todo el mundo.
Los ruidos continuos se caracterizan por su nivel y su contenido de frecuencias. Otra
variante que interviene es el tiempo de exposición del operario, dentro del ambiente
ruidoso.
De acuerdo con el tipo de efectos producidos por los ruidos, podemos hacer otra
división entre:
A) Los que provocan daños inmediatos, y
B) Los que ocasionan luego de largos años de exposición.
A) Tal vez los primeros sean los más conocidos por la gente en general y a los que
se les teme más. Son ruidos que superan los 130 dB. A veces son de carácter
impulsivo (disparos, explosiones). Por lo que raramente se dan en el ámbito
industrial, salvo en caso de accidentes. Son excepciones la industria minera, la
caminera, fábricas de armas y lógicamente las fuerzas armadas y las del orden.
Los efectos de este tipo de ruidos se caracterizan por el desgarramiento del
tímpano, la dislocación de la cadena de los huesecillos en el oído medio, o incluso
daños en el oído interno. Generalmente vienen acompañados por intenso dolor,
pérdida de sangre por el oído afectado y a veces pérdida del equilibrio.
Contrariamente a lo que se piensa, no siempre se trata de sorderas definitivas, ya
que la cirugía del oído medio puede llegar a hacer verdaderos milagros. A su vez el
tímpano cicatriza con mayor o menor facilidad.
B) El mecanismo de la pérdida de audición causada por los ruidos del segundo tipo
es completamente distinto y viene asociado más bien con el fenómeno de la fatiga
del nervio de la audición.
En efecto. Durante la jornada laboral, se produce lo que podríamos denominar el
cansancio del oído, que se traduce en una pérdida de sensibilidad auditiva y que se
pone de manifiesto mediante la audiometría. Esta pérdida es más pronunciada en
las frecuencias agudas y está centrada particularmente alrededor de los 4 Khz.
Se trata de una pérdida temporal la que podemos atribuir al cansancio del nervio
auditivo. Al abandonar el trabajo el operario y durante las horas restantes antes de
la jornada siguiente, el oído se repone totalmente, de modo que el proceso se
reinicia, sin dejar efectos permanentes.
Si en cambio, la naturaleza de los ruidos es tal, que sus efectos no desaparecen
durante el lapso existente entre dos jornadas laborales, comienza un proceso de
paulatino deterioro de la audición, que se caracteriza por una pérdida de sensibilidad
auditiva, esta vez permanente y lo que es peor irreversible. 0 sea que dicha
sensibilidad no puede ser recuperada aún si el operario es retirado de la zona de
trabajo y ubicado en un sitio silencioso.
La razón de lo permanente del daño, estriba en el hecho de que dicha pérdida está
radicada en el nervio. Se trata de un desgaste de sus terminales. Como todo tejido
nervioso, éste no se repone por lo que la lesión toma carácter de permanente.
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No se trata de un proceso que abarque a todas las frecuencias por igual ni tampoco
es de carácter inmediato, como ya se indicó. Todo lo contrario. Es un proceso que
dura años y que comienza con una pérdida en los agudos, para luego abarcar el
resto de la gama audible.
En las Figs. 86 están ilustradas tres etapas de dicho proceso. En 86-a, estamos en
los comienzos. El sujeto no nota absolutamente ningún impedimento para oír la
palabra hablada, por lo que el proceso pasa inadvertido.
En 86-b si bien la pérdida es mucho más notable, todavía puede no notarla, sobre
todo por un mecanismo "machismo" y de falso pudor, oculta asimismo de que "algo
anda mal". Recién un estado como el ilustrado en 86-c, lo hace acudir al médico
para ver qué sucede, ya que "a veces" no oye bien.
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Todo este proceso puede demandar años y venir complicado con otro proceso, esta
vez natural, que consta en la perdida de sensibilidad auditiva con la edad y que, por
lo tanto, afecta a todos.
Actualmente se conocen muy bien las características que definen al ruido como
peligroso. En nuestro país una norma IRAM, cuantifica los niveles máximos a los
que puede estar sometido el operario sin riesgo alguno. Se trata de valores que
varían con la exposición y que toman como base los 90 dB (A), para exposición de 8
(ocho) horas de labor, en una semana normal de trabajo. Para exposiciones
menores se admiten valores mayores, ya que si bien el oído se cansa más tiene
luego más tiempo para reponerse.
Estos valores son válidos solamente para ruidos de banda amplia, o sea los que no
contienen tonos audibles. Si existieran éstos, se imponen una medición en bandas
de octavas y una evaluación más compleja.
De todos modos volvemos a insistir con lo que se dijo al respecto de la audiometría
sistemática. Es necesario realizarla para verificar si los ruidos existentes no
perjudican a la audición particular de cada operario, a pesar de que los niveles
fueran por debajo de los máximos admisibles.
En efecto, los valores de una norma IRAM, responden a estudios realizados sobre
un gran número de personas y representan promedios estadísticos, que por ser
tales no son de aplicación automática sobre toda la población. Habrá quienes
soporten ruidos de niveles mayores sin problemas, como habrá también oídos
hipersensibles que serán afectados aun a niveles más bajos. Es por ello que se
hace imprescindible la realización de este examen a todos y cada uno de los
operarios sometidos al ruido.
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