Unidad 4 Juego
Unidad 4 Juego
Unidad 4 Juego
El juego.
a) El juego estructurado:
Se caracteriza por sus reglas, normas, instrucciones y excepciones preestablecidas con
claridad. Puede incluir juegos de mesa diseñados con fines terapéuticos (orientados al desarrollo
de las habilidades sociales, el control de la ira, etc.). También se pueden incluir juegos de mesa no
diseñados con fines terapéuticos, como ajedrez, damas, domino, naipes. Estos pueden utilizarse
terapéuticamente con propósitos muy diversos. Pueden servir para iniciar una actividad
cualquiera con un niño poco verbal, resistente o desmotivado. Puede ser un distractor o una
actividad reforzante, placentera, que permita al niño bajar las defensas. En el contexto de un
juego resulta más fácil hablar de cualquier cosa. El juego llega a ser solo una excusa, una actividad
mientras se analizan los problemas y sus posibles soluciones.
Dependiendo del contexto, pueden utilizarse deportes como el futbol, que exige ciertas
reglas e instrucciones a seguir, de esfuerzo, constancia, estrategia. También puede servir para
modelar en el niño conductas de cooperación, tolerancia a la frustración, etc.
b) El juego no estructurado:
Se incluye en esta categoría, en primer lugar, el juego no estructurado y no directivo.
Requiere un ambiente con muchos juguetes, de manera que el niño pueda escoger tanto el tipo
de juguete como el juego que desea realizar. Proporciona las condiciones para que se presenten
las conductas de mayor probabilidad en el repertorio del niño. En el ámbito de un consultorio
psicológico, una vez que el niño manifiesta temas de conflicto, el terapeuta puede reorientar el
juego en una dirección terapéutica. Puede tomar el muñeco que representa a la figura materna y
proporcionarle una explicación, confrontación o elementos racionales que permitan una
restructuración cognitiva, o introducir un personaje adicional, de fantasía, y de ayuda terapéutica
como un mago, un amigo, o un héroe que le ayude a entender los hechos, relaciones o aspectos
de su pensamiento y desarrollar actividades sociales o de afrontamiento.
El acompañante terapéutico al trabajar en la cotidianidad del paciente debe conocer la
realidad propia del paciente, es decir, deberá contemplar sus intereses, actividades, deseos, es
decir, deberá prestar especial atención a la subjetividad del paciente para que sea ésta la que se
despliegue en el espacio del acompañamiento terapéutico. De modo particular en los niños el at
habrá de alternar cuidadosamente entre mayor o menor estructura y directividad de acuerdo a la
disposición del niño y al momento particular que atraviesa el vínculo. Tomaremos los aportes de
Donald Winnicott,
para vislumbrar algunos aspectos del juego
en los niños:
Un rasgo importante del juego es que en él y quizá solo en él, el niño o el adulto están en
libertad de ser creadores. Pueden usar toda la personalidad y el individuo descubre su persona
solo cuando se muestra creador. Al juego y a la experiencia cultural se le puede asignar una
ubicación si se emplea el concepto de espacio potencial entre la madre y el bebé. Hace falta un
estudio de la creatividad como característica de la vida y del vivir en su totalidad.
Es necesario:
En estas condiciones tan especializadas, el individuo puede integrarse y actuar como una
unidad, no en defensa contra la ansiedad, sino como expresión del YO –SOY, estoy vivo, soy yo
mismo. A partir de esta posición todo es creador. Experimentamos la vida en la zona intermedia
entre la realidad interna del individuo y la realidad compartida del mundo, que es exterior a los
individuos
3. Expresa el mundo interno del sujeto: supone un medio para expresar las fantasías y la
creatividad. El dibujo constituye un complejo proceso a través del cual el niño reúne elementos
diversos de su experiencia en una unidad distinta y con un nuevo significado.
Sophie Morgestern (1948) afirma que el niño se permite ser él mismo y representar,
algunas veces, situaciones complicadas utilizando símbolos más o menos trasparentes.
Características principales
2 a 4 años
Del garabato. Garabato desordenado
(18 meses).
Primera expresión gráfica de lo que luego tomará forma y contenido. El movimiento es
impulsivo, rápido y sin control. Garabato ordenado
(20 meses a 3 tres años).
El garabato se hace circular. Tiene un mayor control de la muñeca y del movimiento de
pinza. Combina los círculos con líneas para crear nuevas formas. Garabato con nombre.
(3 a 4 años).
El niño mira lo que dibuja y trata de controlar el movimiento de la mano. Tiene un mayor
interés y atención; respeta los límites de la hoja; Da nombre al dibujo que realiza, pero sólo
después que lo dibuja. Puede aparecer el “renacuajo” o “monigote”.
4 a 6 años
Pre-esquemático. Aparece la intencionalidad y el sentido de representación Comienza a
elaborar pre-esquemas, y la figura humana es el primero. Algunos niños no dibujan aún brazos ni
manos, y a la cabeza sólo le pone ojos; otros dibujan brazos, manos, boca y nariz, y hasta dedos. El
niño distribuye el espacio de manera anárquica. El tamaño de las personas y objetos graficados
está en función de la significación subjetiva, y aparecen como flotando, sin base de sustentación.
6 a 9 años
Esquemático. El gráfico del niño tiene un sentido en forma y color. Dibuja un esquema muy
claro. La figura humana progresa discriminando cabeza, tronco y extremidades.
9 a 12 años
Realismo gráfico. La representación esquemática y las líneas geométricas no bastan para
permitir al niño su expresión; enriquece su gráfico y lo adapta a la realidad.
12 a 13 años
Pseudonaturalismo. Interesa ahora el producto gráfico final. Puede dibujar la perspectiva y
figuras tridimensionales. El grafismo del cuerpo humano adquiere un mayor significado,
aumentando las características sexuales en el dibujo.
13 a 16 años
Crisis de la Adolescencia. Enfriamiento del comportamiento gráfico.