Significativas Presencias de Savonarola en La Valencia de

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REVISTA DE FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA

Nueva Serie 2021   Año VIII / Nº 15


ÍNDICE
Mª Milagros Cárcel Ortí
La Archidiócesis de Valencia en 1922.
Relación del Cardenal Reig en su visita ad limina.................................... 1
Mateo Blanco Cotano – Jesús Plano García
Juan de Ribera, Obispo de Badajoz,
en el Concilio Provincial Compostelano de 1565....................................... 61
Alfonso Esponera Cerdán
Significativas presencias de Savonarola
en la Valencia del XVIII y XX..................................................................... 117
Jesús Girón Izquierdo
La Iglesia se reúne convocada por la Palabra de Dios.
El recorrido del Santo Cáliz hasta su llegada a Valencia......................... 143
Vicente Botella Cubells
Inscritos en el régimen de la mediación: presencia, palabra y
sacramentalidad. Reflexión a propósito de Lc 7,1-10............................... 159
Fernando Chica Arellano
La pandemia y la lucha contra el hambre.
Rediseñar la acción de apoyo a los más pobres......................................... 177
Pascal Nizeyimana – Justo Aznar Lucea
Magisterio de la Iglesia Católica en Ruanda
sobre la regulación de la fertilidad humana.............................................. 203
Enrique Orquín Fayos
Acompañamiento espiritual durante y después
de un proceso de nulidad matrimonial canónica....................................... 215
Pedro Ruz Delgado
Monumento urbano al Arzobispo Olaechea (Valencia, 1978).
El agradecimiento hecho arte en bronce.................................................... 237
Recensiones ....................................................................................................... 253
Publicaciones recibidas .................................................................................... 273
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA EN
LA VALENCIA DEL XVIII Y XX

Alfonso Esponera Cerdán, O.P.*

RESUMEN ABSTRACT
La vida y obra del famoso dominico The life and work of the famous Do-
Girolamo Savonarola (1452-1498) no fue- minican Girolamo Savonarola (1452-1498)
ron desconocidas en Valencia, por lo me- were not unknown in Valencia, at least
nos desde principios del siglo XVI. Este since the early 16th century. This work
trabajo se centra en cómo frailes del Predi- focuses on how friars of the Valencian
cadores valenciano de los siglos XVIII y Preachers of the 18th and 20th centuries
XX lo siguieron teniendo muy presente. continued to keep it in mind a lot. Speci-
Concretamente el padre Jacinto Segura y fically father Jacinto Segura and father Jo-
el padre José Domingo Corbató por muy sé Domingo Corbató for very different
distintas motivaciones. reasons.
PALABRAS CLAVE KEYWORDS
Jerónimo Savonarola, Dominicos siglo Jerónimo Savonarola, Dominicans 16th
XVI, Benito Feijoo, Jacinto Segura, José Century, Benito Feijoo, Jacinto Segura,
Domingo Corbató José Domingo Corbató

El famoso dominico Girolamo Savonarola (1452-1498) no fue un


desconocido en Valencia, sino que por lo menos a principios del siglo
XVI ya fue conocida y estudiada su vida y obra, trayéndose desde Italia
algunos manuscritos relacionados con él, 1 siendo un savonarolismo vin-
culado con la corriente de reforma en la dominicana Provincia de Aragón
como lo estará un poco después en la de España.2
__________
*
Doctor en Historia. Facultad de Teología San Vicente Ferrer-UCV. Valencia (España).
1
Ello se muestra en el interés por conservarlos, pero también por adquirir sus obras impresas
que se guardaban en su abundante Biblioteca conventual; se conservan actualmente los manuscritos
en AHCPV y en la BHUV, cf. A. ESPONERA CERDÁN, “Savonarola y la corriente de Reforma...”,
220. Interés no sólo en este Predicadores, sino también en el también dominicano Santa Catalina de
Barcelona como manifiestan los ejemplares de su Biblioteca por lo menos en el último tercio del
siglo XVIII (cf. M. CASAS N ADAL, “La biblioteca del convento...”, 91-218).
2
Cf. L. SASTRE VARGAS, “Fray Jerónimo de Ferrara...”, 169-196; en este volumen hay
otros trabajos acerca de la influencia de las ediciones de Savonarola en España a lo largo de los
siglos.

ANALES VALENTINOS. Nueva Serie VIII/15 (2021) 117-142


118 A. ESPONERA

Este trabajo se va centrar en cómo frailes del Predicadores valen-


ciano de los siglos XVIII y XX lo siguieron teniendo muy presente.
Concretamente el padre Jacinto Segura y el padre José Domingo Corbató
por muy distintas motivaciones.

1. PERFIL BIOGRÁFICO DE GIROLAMO SAVONAROLA O.P. (FERRARA


1452 – FLORENCIA 1498)

Antes de pasar más adelante trazemos un breve perfil del dominico


del siglo XV Jerónimo Savonarola, o Jerónimo de Ferrara, pues nació en
esta ciudad en 1452.3 El 24 de abril de 1475 tomó el hábito dominicano
en el Convento de San Domenico en Bolonia. Este mismo año compuso
De ruina Ecclesiae. Emitió sus votos religiosos el 28 de abril de 1476,
siendo ordenado sacerdote a fines del año siguiente.
En mayo de 1482 fue destinado a Florencia al Convento de San
Marcos perteneciente a la “Congregación lombarda”, que aspiraba a la
vivencia de una vida religiosa dominicana observante como reacción a la
relajación existente. En él, como Lector, enseñó Biblia en su Estudio
General y predicó.
En 1484 tuvo la visión de un próximo “flagello” para la Iglesia.
Por ello al año siguiente predicó la Cuaresma en la Colegiata de San
Geminiano contra los vicios reinantes y en el posterior 1486, predicando
de nuevo la Cuaresma en el mismo templo, anunció que la Iglesia sería
castigada, pero que al castigo seguiría la renovación.
En un principio no se dedicó plenamente a la predicación, sino a la
enseñanza; y así empezó la explicación del libro del Apocalipsis, desarro-
llando el tema de la reforma de la Iglesia, iniciándose un nuevo período de
su vida y de la Historia de Florencia oues se convirtió en un predicador de
éxito para sus gentes, atraídas por sus revelaciones y duras exhortacio-
nes. Durante el Adviento pronunció un sermón fustigando los vicios
(avaricia, usura, juego, etc.) imperantes en la ciudad, manifestándose
abiertamente hostil al gobierno de los Médicis.
__________
3
La bibliografía sobre su vida y escritos es muy amplia y se actualiza permanentemente,
valga de ejemplo: Savonarola. Quaderni del quinto centenario (1498-1998). Entre otros muchos cf.
A. VERDE – D. WEINSTEIN (ed.), Savonarola. La vita, le opere; R. RIDOLFI, Vita di Girolamo Savo-
narola; Á. HUERGA, Savonarola. Reformador y profeta. Entre los trabajos más recientes, cf. G.C.
GARFAGNINI, “Girolamo Savonarola: profeta...”, 159-179; G.C. GARFAGNINI, “Savonarola: una
questioni ancora insoluta”, 199-217.
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 119

Fue elegido Prior del convento San Marcos en julio de 1491. La de


Lombardía era una de las “Congregaciones dominicanas de observancia”
más florecientes, pero él quería más y para ello pensó formar una Con-
gregación autónoma inicialmente integrada por algunos Conventos iden-
tificados con sus planteamientos.4 En 1492 consiguió el apoyo de las
autoridades florentinas, incluso el de Pedro de Médicis, y el 22 de mayo
de 1493 fue firmado por el papa Alejandro VI el breve de separación. Es-
ta “Congregación de San Marcos”, celebró su primer Capítulo en 1494 y
en él Savonarola fue elegido Vicario General, desarrollando sus ideas de
reforma: pobreza absoluta, observancia estricta,...; en pocas palabras, una
vuelta a lo que consideraba el más genuino espíritu del fundador santo
Domingo de Guzmán.5
En la Cuaresma de 1493, comenzó a desarrollar sus doctrinas religioso-
políticas predicando sobre el salmo Ecce quam bonus en una serie de
sermones, en los que además atacó a los malos Prelados, a los abusos
introducidos en la Iglesia y a los príncipes tiranos.
Finalmente, los Médicis fueron expulsados de Florencia. El 7 de
diciembre de 1494 solicitó en un sermón una radical reforma política. La
constituida “Liga Santa” de 1495, al declararse enemiga de la permanen-
cia de los franceses en Italia y favorable al restablecimiento de los Médi-
cis, enfrentó al fraile con el papa Alejandro VI. Y así a lo largo de este
1495 –concretamente entre julio y octubre– tuvo un intercambio episto-
lar en el que el papa Borgia, Alejandro VI, le intimó a suspender su acti-
vidad predicadora. En aquel agosto compuso su Compendio di
rivelazioni. El 16 de octubre, ante la desobediencia del fraile, el Papa le
confirmó la prohibición de predicar en público.
Posteriormente a petición del Consejo de los Diez, Alejandro VI le
autorizó a predicar. En este tiempo compuso su De simplicitate christianae

__________
4
De en torno a 1492 ha llegado hasta nosotros un sermón suyo sobre santo Domingo de
Guzmán, dirigido muy probablemente a la Comunidad de San Marcos, en el que no sigue un orden
cronológico en la presentación de los pasajes de la vida del Fundador, sino de acuerdo a las necesi-
dades temáticas de lo que va exponiendo: santo e iluminado por el Evangelio; gastaba el día con los
prójimos y la noche con Dios; estudió en el “libro de la caridad”; unió vida y doctrina; predicador y
fundador; al servicio de la Iglesia; su Orden era de religiosos basados en la contemplación, el estu-
dio y la predicación; vinculados con la Virgen María; combatió a los herejes; anunció la verdad y
anheló el martirio. Concluyendo, que se hizo todo caridad, sabiduría y estuvo adornado de todas las
virtudes, consumado y perfecto con toda virtud, fue recibido con triunfo en el Cielo. Además señala,
que tanto él como su Orden, fueron enviados en estos tiempos finales. Cf. A. ESPONERA CERDÁN,
“Santo Domingo de Guzmán...”, 175-190.
5
Cf. A.F. VERDE, “La Congregazione di San Marco...”, 151-237.
120 A. ESPONERA

vitae y otras obritas espirituales. Pero se le atacó en lo que le era más


doloroso, pues el Papa suprimió la mencionada “Congregación de San
Marcos” para formar, con sus Conventos y otros de distintas proceden-
cias, una nueva “Congregación toscano-romana de observancia” el 7 de
noviembre de 1496.
En la Cuaresma posterior, más radical que nunca, predicó ahora
abiertamente contra los grandes escándalos de la sociedad romana y del
Papa, quien el 12 de mayo lo excomulgó por herejía y por desobedecer
su orden de no constituir una nueva Congregación. En esta época hay
que datar su De veritate prophetica y otros escritos espirituales.
La nueva Signoría elegida, aprovechando el miedo producido por
las reiteradas y nuevas amenazas papales, logró que no se le concediese
permiso para predicar y por tanto debió abandonar el púlpito después de
su sermón de despedida el 18 de marzo.
Él y sus dos compañeros fueron conducidos a las cárceles de la
Signoría, haciéndoseles un Proceso –civil y eclesiástico– lleno de irregu-
laridades, que culminó con la condena a muerte “como herejes, cismáti-
cos y por haber predicado cosas nuevas”. Se prepararon a ella con
profunda piedad, asistidos por monjes benedictinos.
Cuando el 23 de mayo de 1498 los tres dominicos condenados a
muerte por herejía el día anterior, fueron estrangulados y sus cuerpos
quemados en la plaza de la Signoría y sus cenizas fueron arrojadas al río
Arno, muchos florentinos y prelados de la Curia romana pensaron que la
cuestión e influencia savonaroliana habían quedado definitivamente
zanjadas. Pero no fue así.
Su preocupación por recuperar la simplicidad cristiana de la Iglesia
primitiva, se había refugiado en Conventos y creyentes no sólo de Italia
sino de toda Europa muy sensible ante su pretensión de una reforma
fundamentalmente individual y espiritual.6
Como escritor, tiene diferentes aspectos como poeta, artista, apo-
logista, etc. Extraordinario orador por el vigor de su pensamiento, 7 lo
__________
6
Cf. el monográfico nº 22 de la revista Mémoire Dominicaine (2008, 9-137) sobre Savona-
rola en la cultura europea de los siglos XIX y XX, que entre los interesantes trabajos que incluye,
hay dos de Marcel Bataillon centrados en la España del XVI y que había publicado en 1934 y 1936.
Además del ya citado de D. Weinstein et al. (ed.), La figura de Jerónimo Savonarola..., cf.
B. MONTAGNES, “Les traductions françaises de Savonarole”, 239-270; J. BENAVENT, Savonarola y
España.
7
Para Savonarola, el dominico valenciano san Vicente Ferrer (1350-1419) poseía cinco
condiciones necesarias que debía tener todo predicador. Según señala su gran conocedor el padre
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 121

lógico del razonamiento y lo fogoso de la imaginación son algunas de


sus características. Como filósofo sobresale por su originalidad y pro-
fundidad. Su doctrina, en el fondo, es irreprochable y sólo se le pueden
señalar ciertos excesos de lenguaje que no son mayores que los de otros
autores.
Figura controvertida en vida y posteriormente, 8 como mínimo hay
que reconocerle excepcionales condiciones de inteligencia, una probidad
moral extraordinaria, una enorme piedad y un ardiente y sincero amor a
la Iglesia. Todo lo cual le hizo ser un austero moralista, un reformador de
la Vida Religiosa, un orador apocalíptico, un predicador de la conversión
y reforma de aquella república florentina y de la Iglesia de Roma.

2. UNO DE SUS PRINCIPALES DETRACTORES EN LA ESPAÑA DEL SIGLO


XVIII: BENITO JERÓNIMO FEIJOO, O.S.B.

Vida y obra del benedictino (Casdemiro 1676-Ovideo 1764)

Este erudito benedicto asturiano en 1709 ganó por oposición una


cátedra de Teología en la Universidad de Oviedo y allí residió hasta el
fin de sus días, consagrado al estudio, a la enseñanza, a la redacción y
defensa de sus obras, que levantaron gran polvareda en cuanto a detrac-
tores y seguidores desde que en 1726 salió el primer tomo de su Teatro
Crítico Universal. También sostuvo un caudaloso epistolario con otros
eruditos y científicos de su propia Orden y con sabios y escritores de
toda España, Europa y América. Sus obras principales son el mencio-
nado Teatro crítico universal y sus Cartas eruditas y curiosas y fueron
probablemente las obras más impresas y leídas en la España del siglo
XVIII.
__________________________________________________________
Verde, O.P., reunía todas las características de “"un inviato" (angelo), distaccato dagli interessi
mondani e tuttavia in mezzo alla Chiesa, annunziatore del vangelo e non di truffe, rivolto a tutti in-
differentemente, appassionato. Tutte queste condizioni si verificarono in Vincenzo soprattutto la
quinta: la sua violenta passione, infatti terrificava e provocava l’immediata conversione di moltitu-
dini di persone, compresi Giudei e Mori” (A. VERDE, “La conversione degli Infideli...”, 247).
8
El conocido dominico padre Lacordaire escribió en 1839 que “Jerónimo Savonarola,
constante amigo de los franceses en Italia, ídolo de Florencia, cuyas libertades defendió y cuyas cos-
tumbres quiso reformar, en balde ajusticiado y quemado en medio de un pueblo ingrato, pues su vir-
tud y su gloría se elevaron sobre las llamas de su hoguera. El papa Paulo III declaró que miraría
como sospechoso de herejía a quien osara acusar de ella a Savonarola; y San Felipe Neri conservó
siempre en su aposento la imagen de aquel grande hombre” (“Memoria para la restauración de la
Orden de Predicadores en Francia”, en D. LACORDAIRE, Santo Domingo y su Orden, 64).
122 A. ESPONERA

Sus dos primeros escritos sobre Savonarola

I. Voz del Pueblo (1726)

Se encuentra en su Teatro crítico universal9 y en ella indica que


Savonarola fue presentado en Florencia como hombre santo y dotado de
espíritu profético, hombre de prodigiosa facundia y aún mayor sagaci-
dad, que hizo creer que eran revelaciones sus conjeturas políticas y los
avisos ocultos que tenía de la Corte de Francia, a pesar de que muchas de
sus predicciones salieron falsas, como la de la segunda venida de Carlos
VIII a Italia, o la mejoría de Juan Pico de la Mirandola en la enfermedad
de que dos días después murió, y otras.
Pero es que además ni haberle quemado en la plaza de Florencia
bastó para desengañar a todos de sus imposturas, pues no sólo los herejes
le veneran como un hombre celestial y precursor de Lutero por sus
vehementes declamaciones contra la Corte de Roma, más aún algunos
católicos hicieron y hacen su panegírico.

II. Prólogo Apologético (1729)

En este amplio escrito10 refuta al “Apologista Anónimo”, que había


sido publicado en Amsterdam 1712 (cf. nº 3) que acusaba a Feijoo de se-
guir al pie de la letra al francés Gabriel Naudé, que defendía Savonarola.
En primer lugar hace grandes alabanzas de los dominicos (nº 11-
12), pasando luego a señalar los que aceptaban su postura (nº 13-14),
indicando especialmente (nº 26) a: Gabriel Naudé, Juan Nauclero, Piero
Valeriano, Pedro Delfino, Juan Bucardo, Juan Poggio Florentino, así
como a otros autores tales como: Paulo Jovio, Martín del Río, Juan Fis-
cherio, Ambrosio Catarino O.P., Jacobo Laynez S.J., el Guicciardino,
Felipe de Comines.
También menciona a los autores dominicos a favor de la inocencia
que aducía el “Apologista” como Abrahán Bzovio, el Padre Maestro
Lorea y otros (nº 36); y en contra (nº 36-45).

__________
9
Cf. Teatro crítico universal [1726], I, “Discurso primero”, nº 12 (ed.: Madrid 1778).
10
Cf. Prólogo Apologético al tomo III del Teatro crítico universal [1729], “Discurso
primero”, (ed.: Madrid 1777); para no multiplicar las notas en el mismo texto se indicarán los números
de los respectivos párrafos mencionados.
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 123

Además se hace eco de la amplitud de los escritos y lo escrito


sobre Savonarola (nº 46), señalando que está en el Index (nº 47-48), ex-
playándose además sobre las revelaciones acerca de la inocencia savona-
roliana de algunos Santos, recogidas por diversos autores (nº 49-62).
Concluyendo con unas autojustificaciones de él mismo en este escrito y
en otros (nº 63-72).

3. UNO DE SUS PRINCIPALES DEFENSORES EN LA VALENCIA EL SIGLO


XVIII: JACINTO SEGURA, O.P.

Vida y obra del dominico (Alicante 1668-¿Valencia? 1751)

Este dominico a lo largo de los años fue forjando un valioso “espí-


ritu crítico” para la elaboración de la Historia.11 Concretamente en 1733,
había publicado su Norte Crítico con las reglas más ciertas para la dis-
creción en la Historia..., donde formulaba explícita y sistemáticamente
las reglas de la crítica histórica, obra destinada a formar a los jóvenes
que quisieran llevar a la práctica ese espíritu. Ello lo constituyó en uno
de los historiadores españoles, quizá el primero, que intentó instruir a los
estudiantes en el “espíritu crítico”. Esta obra tuvo gran repercusión y en
1736 se hizo una nueva edición corregida y aumentada, la cual tuvo un
eco bastante negativo en el Diario de los Literatos de España, publicado
en Madrid, polemizando Segura con dicha publicación. Por otros temas
lo hará también con el joven erudito valenciano Agustín de Sales.

Sus Vindicias Históricas por la inocencia de Fr. Geronimo Savonarola,


O.P. (1735)

Es una publicación de 151 pàginas y su título completo es Vindicias


historicas por la inocencia de Fr. Geronimo Savonarola, hijo ilustrissimo
de la Orden de Predicadores, su autor... contra las debiles, falsas y nulas
impugnaciones del Teatro Critico, siendo publicada en Valencia en 1735.12
__________
11
Cf. A. ESPONERA CERDÁN, “Jacinto Segura op...”; A. ESPONERA CERDÁN, “Fray Jacinto
Segura o.p.”.
12
Se conserva en la Biblioteca Dominicana del Convento de Caleruega (Burgos, España),
donde hay también otras obras de Savonarola y sobre él. Para no multiplicar las notas en el mismo
texto se indicarán los números de las respectivas páginas mencionadas.
124 A. ESPONERA

La “vindicta” es la satisfacción del daño recibido, la satisfacción


de un delito, que se debe dar por sola la razón de justicia y para ejemplo
del público. Por tanto, estas Vindicias históricas serán argumentos saca-
dos de la Historia para el público en general ante la negación de la
inocencia de Savonarola por Feijoo.
La Dedicatoria la firmó en el Predicadores valenciano el 10 de
agosto de ese mismo año de 1735, dedicándola a don Baltasar de Ixar
Escrivá Monsoriu Montagut y Mompalau, Conde de Alcudia y Gestal-
gar. Este era un gran devoto y benefactor de la Orden, como sus abuelos,
a quien ya había dedicado su Norte Crítico.
En las pertinentes licencias y censuras favorables que vienen a
continuación, en una se indica que dado que es “[un] assumpto más deli-
cadamente contrahido y menos conocido en estos Reynos [...] la noticia
que nos da de algunos libros muy exquisitos y necessarios para el cono-
cimientro más exacto que se deseava del sucesso de Savonarola”.13 En
otra se señala que es un “muy digno de la pública luz, para que disipadas
las nieblas, quede en España la inocencia restituida a su devido esplendor
y decoro”. 14 Finalmente, otra señala
que de diversas naciones se han interessado estrenuamente en este assumpto,
en particular los franceses. Estas Vindicias del Autor con energía y eficacia
muy sólida les despossen de la ventaja que en ellos se reconocía, después
de aver también escrito sobre estos algunos Dominicos Españoles.15

La obra consta de un Proemio y cuatro Discursos. En el Proemio


(p. 1-3) señala que Feijoo –en ocasiones lo llama el Teatrista y otras el
Reciente– lo infama tanto en el tomo I de su Teatro crítico universal.
Discurso I, “Voz del pueblo”, como en el Prólogo Apologético al tomo
III del mismo Teatro crítico Discurso I.
En el Discurso I trata Segura de los escritores extraños a la Orden
de Predicadores a favor de la inocencia de Savonarola (p. 3-47) y así in-
cluye a: Juan Francisco Pico de la Mirandula, Marsilio Ficino, Natal
Alexandre, Antonio Flaminio y otros escritores coetáneos o muy cerca-
nos, Domingo Beniveni, los franciscanos Jorge Benigno y Pablo Fucce-
chio, y Juan Nasi. También incluye las cartas del Senado Supremo de
Florencia al papa Alejandro VI a fines de la década de 1490, a Enrique
__________
13
Censura de M. Vilanova y V. Más, (Valencia, 14-VII-1735).
14
Censura-Aprobación de J. Abril y Cervellón, (Valencia, 12-VI-1735).
15
Censura de J. Climent, (30-V-1735).
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 125

Espondano, Luis Moreri, a los jesuitas Godefrido Henschenio y Daniel


Papebrochio, dedicándole a Felipe Comines numerosos párrafos (cf. p. 17-
33). Concluyendo este bloque con Francisco Guicciardini y Jacobo Nardi.
El Discurso II lo ocupan los escritores Dominicos que también
defienden esa inocencia (p. 47-6316) tales como: Leandro Alberti, Sixto
Senense, 17 Lucas Bettini, Alfonso Muñoz de Tavara, Antonio de la Con-
cepción, la Chronica de la Orden en la edición de a Constituciones,
Alonso Fernández, Thomás Estevan Sovegio, Juan de Santa María, Ale-
xandro Pini, Vicente Baron, Serafino Picinardo, Antonio de Lorea, Jaco-
bo Echard, Manuel Joseph de Medrano, Abrahan Bzovio, Natal
Alexandro, Tomás Neri, Timoteo Bottonio, Jacobo Quetif.
Al terminar este Discurso II se detiene en varios amplios párrafos
porque piensa que “algunos no podrán discernir las apariencias, astucias y
falsedades que el Reciente embuelve en este Prólogo contra Savonarola y
lo favorable a él, [y] conviene aclararlas” (p. 63). Lo hace casi párrafo a
párrafo, corrigiendole algunas inexactitudes históricas. A continuación se
señala alguna de sus afirmaciones.
Y así indica que el benedictino, “de ánimo virulento y caviloso,
que hiere mucho”, cuando finge mostrarse defensor de Savonarola, lo
hace “con artificio de mucho veneno... [pues la defensa la hace solo]
con apariencia, que le dexa muy mal quisto con los lectores” (p. 63-
64), señalando más adelante que esa “insinuada benignidad es afectada
y artificiosa” (p. 68).
Segura insiste en que Savonarola declamaba contra la Corte de
Roma “del mismo modo que contra la Corte de Florencia y Cortes,
Ciudades y Lugares de todo el mundo, es a saber, contra las personas
implicadas en vicios y vida dissoluta” (p. 64; cf. 51-55).
Señala como positivo de Feijoo el que escriba “sin reparo alguno
de que [se] resienta o no la Religión de Santo Domingo” (p. 67), pero no
le acepta que a sus miembros los considere “interesados” en la defensa
de la causa del de Ferrara (cf. p. 69).
También indica que la postura projerárquica de Feijoo le lleva a
curiosas afirmaciones en defensa del Maestro General de los Dominicos
__________
16
Sus reflexiones en el Discurso anterior sobre algunos puntos relacionados con los dominicos
apologetas de Savonarola, han sido amplias pues Feijoo negaba que estuvieran acordes. En este Dis-
curso vuelve sobre el tema trascribiendo textualmente las afirmaciones del benedictino y las rebate.
17
Después de este autor presenta un elenco de algunas obras de Savonarola siguiendo a
Quetif (cf. p. 48-50).
126 A. ESPONERA

y no de Savonarola (cf. p. 69-70, Feijoo en Prólogo, nº 34). Ello le hace


indicar al dominico que si “el Reciente defendiera al Prelado Mayor con
justificación o sin ella por el honor de la Orden, estamos [a] mil leguas
de admitir su consejo y seguir [su] dictamen, que tanto dista de Escritor
Crítico” (p. 70).
Por otra parte concreta e insiste en que los escritos prohibidos por
la reunión de Censores y Consultores solo fueron su opúsculo Dialogo
de la verità, catorce de sus doscientos ochenta y cinco sermones impre-
sos hasta entonces y su exhortación del 7 de abril de 1498, de lo que no
se puede concluir que se “prohibió absolutamente parte de las Obras de
Savonarola y parte con la limitación donec expurgentur” (cf. p. 72-73).
A continuación en el Discurso III da respuesta a los escritores
contrarios a dicha inocencia aducidos por el benedictino (p. 73-130) co-
mo son: el jesuita Martín Delrío, Paulo Jovio, Juan Burcardo, Juan Nau-
clero, Pierio Valeriano y Pedro Delfino, Ambrosio Catharino, Juan
Poggio, explayándose ampliamente sobre las no curaciones y el cumpli-
miento de las predicciones-profecías del controvertido dominico (cf.
p. 103-110). Después habla de Juan Rosense, explayándose también so-
bre el motivo del rechazo de Florencia a Savonarola, basándose en Jaco-
bo Nardi y con quién se identifica plenamente (cf. p. 114-121). Concluye
este bloque con Gabriel Naudè y Antonio María Graciano.
El Discurso IV y último, lo consagra a la carta de san Francisco de
Paula, datada en Paula el 14 marzo de 1479, a favor de la inocencia de
Savonarola (p. 131-138), haciendo en primer lugar una demostración de
que es una carta verdadera y legítima, trascribiéndola en castellano. 18
Luego demuestra la legitimidad de esta carta (p. 138-147). Para él es
“ella muy firme probança de su inocencia” (p. 140, nº 3).
Finaliza su obra con la siguiente afirmación: “esto es lo que hemos
hallado a favor de Savonarola. O por mejor dezir, hemos hallado mucho
más; pero ay razones para no escrivirlo todo” (p. 147, nº 12).
Concluye este volumen con un “Chronológico de la vida de Savo-
narola con remissión a las cosas más principales contenidas en este
libro” (p. 149-151).
Como ha podido observarse, Feijoo y Segura aducen gran cantidad
de autoridades –sin olvidar que la cantidad no es sinónimo de veracidad–

__________
18
Parecería ser que en aquellos años había una copia del original latino en el Predicadores
valenciano traída por V.J. Antist en 1589 (cf. p. 134-135, nº 3).
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 127

a favor y en contra de la inocencia del de Ferrara, si bien no son válidos


los hereges –entiéndase Lutero– pues “sus aplausos no son de aprecio al-
guno, [y aunque] no son reprehensibles, más no merecen consideración
ni memoria” (p. 64).
Segura insiste que no se reinvindicaba tanto a Savonarola por su
recta vida y por su ortodoxa doctrina, sino por sus denuncias sobre la vi-
da en la Corte Romana y del mismo modo contra la Corte de Florencia y
cortes, ciudades y lugares de todo el mundo, es decir contra las personas
implicadas en vicios y vida disoluta.
El dominico siempre brinda los rasgos biográficos que considera
importantes de cada autor y en muchas ocasiones cuando trascribe un
texto en latín o en toscano, a continuación lo vierte al castellano.
Sus criterios fundamentales para la veracidad que aparecen en su
texto son: ser testigo de vista, coetáneo suyo, o por lo menos haber visto
y leído la obra, aduciendo los argumentos literalmente. “Ha de escribirse
con fundamentos sólidos, sin alegar escritores ignorantes del suceso o
malévolos” (p. 123, nº3) y mencionando al autor del que se toma o basa.
Pero ¿se debe aceptar sin paliativos si dicho autor es un Santo o una alta
instancia eclesial (p.ej. Sagrada Congregación del Indice)? Por lo menos
para Feijoo sí, basándose en la cualidad de la autoridad proveniente, en
cierto temor reverencial a ella. Pero Segura tiene más reparos al respecto.
También se debe tener en cuenta el contexto histórico y los condicionan-
tes subjetivos del autor (cf. p. 18-19.34). Si bien para él, como para otros
muchos eruditos de su tiempo, eran cierta prueba las desastradas muertes
de casi todos los enemigos principales (cf. p. 147, nº 12).

Feijoo vuelve sobre el tema en 1750

Para completar lo presentado de esta polémica Feijoo y Segura, se


va a hacer referencia a lo que dijo quince años después el benedictino
sobre esta defensa de la inocencia de Savonarola en una de sus Cartas
eruditas y curiosas,19 que con toda probabilidad no llegó a conocer Segura
pues murió ese mismo año.
La inicia afirmando que “ni he visto esa Apología ni la veré
porque no pienso gastar dinero en su compra y tiempo en su lectura”
__________
19
B.J. FEIJOO, “Carta XII”, en Cartas eruditas y curiosas. Para no multiplicar las notas en
el mismo texto se indicará el número respectivo.
128 A. ESPONERA

(nº 1), 20 “[Pero] en algún modo la he visto de poco tiempo a esta parte;
esto es, no en ella misma, sino en la recopilación que hizo de ella el
Reverendísimo y Doctísimo Padre Maestro fray Miguel de San José en
el segundo tomo de su Bibliografía Crítica, v. Hieronymus Savonarola”
(nº 2).
También afirma que
nunca he pretendido que fuese infalible la justicia de aquella sentencia
[contra Savonarola]. Fueron hombres los que testificaron la culpa, fueron
hombres los que decretaron la pena; por consiguiente no incapaces ni
unos ni otros de error, o dolo. En toda sentencia contra cualquiera delin-
cuente hay esta absoluta falibilidad. Pero esto no obsta a que todas las
que se pronuncian, observando las solemnidades esenciales del Derecho,
sean acreedoras a un positivo, prudente y racional asenso, si contra la
justicia de ella no hay por otra parte argumentos concluyentes (nº 2).

En cuanto a la injusticia de la sentencia que defiende Segura, la


rebate en primer lugar porque si bien muchos escritores lo defienden o
elogian,
esto respecto de otro reo podría significar algo. Respecto de Savonarola
nada. Tenía este Religioso a su favor dos poderosísimos Partidos, el de
una gran Religión y de un gran Reino. Aquel por la profesión, éste por
coligación política. Tenía muchos y poderosos amigos dentro de la
misma Italia. Y en fin, todos los enemigos del Papa Alejandro VI, que
eran innumerables, estaban interesados en la justificación de Savonaro-
la. ¿Cómo a un hombre de tales circunstancias podían faltar defensores
por delincuente que fuese? [...] Los más de los Escritores, que defien-
den a Savonarola, siguieron la Apología de Juan Francisco Mirandulano,
condenada después por la Inquisición de España (nº 3).

También se explaya ampliamente sobre la legitimidad de la carta


del señalado san Francisco de Paula, que se alegaba a favor de Savonarola,
condenada por la Santa Congregación del Indice el año 1659 (cf. nº 4).
“En ningún modo me intereso en la cuestión de si esas Cartas son, o no
__________
20
En este mismo número señala: “Díceme Vmd. acaso para excitar mi sentimiento y
provocarme por este medio al combate, que ese Religioso en el modo de impugnarme, dista mucho
de la moderación y urbanidad que yo observo en semejantes Escritos. Pero eso está muy lejos de
moverme. Si él es destemplado y yo contenido, tanto peor para él y tanto mejor para mí. Ya por las
noticias que dan nuestros Diaristas Matritenses de algunas pendencias literarias que ha tenido, com-
prehendo que es de genio algo requemadillo; pero esto, no tanto debe excitar la ira como la compa-
sión de los mismos con quienes lidia. Algo hará padecer a éstos, pero él padecerá mucho más que
ellos. Un natural adusto es un tormento de por vida del sujeto” (nº 1).
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 129

son del Santo. Para mi intento basta que estén condenadas por la Santa
Congregación. Sean de quien fueren, pues con ese gran borrón sobre sí
ya no sirven, ni pueden alegarse, ni para la defensa de Savonarola, ni pa-
ra otro algún asunto” (nº 10). Pero es que para él, no se puede por tanto
aducir porque lo condenado casi la invalida.
Haciendo también esta afirmación desde su ya señalada postura
projerárquica:
yo extraño mucho (y al mismo paso lo siento), que por el empeño de
defender a Savonarola se arriesgue o el crédito del Santísimo Patriarca
San Francisco de Paula, o el de la Sagrada Congregación del Indice [...]
No debe ser harto más precioso, para cualquiera que tenga la piedad cris-
tiana en el punto debido, el honor de aquel ilustre Santo y de este venera-
bilísimo Congreso [o sea, la Congregación] que el de un Religioso
particular, cual fue Savonarola. ¿Qué dictan, pues, la piedad, la razón, la
Religión, sino que procuremos salvar aquéllos y dejemos el crédito de
Savonarola a su buena o mala suerte? (nº 8).

Concluye formulando el argumento ad hominem basado en que


la confesión que hizo Savonarola en la tortura, no le prueba delincuente,
pues yo tengo escrito y probado en el Tomo Sexto del Teatro Crítico,
Disc. 1, que la tortura es un medio sumamente falible para la averigua-
ción de los delitos. Pero esta objeción sería del caso, si yo hubiese proba-
do los delitos de Savonarola con la confesión que él hizo en la tortura.
No habiendo alegado tal prueba, el argumento es totalmente fuera de
propósito (nº 11)

Efectivamente
los que fueron deputados para examinar la causa de Savonarola eran
enemigos suyos. Yo no sé si por estos examinadores entiende los mismos
Jueces que pronunciaron la sentencia y parece que así debe ser porque en
todo Tribunal examinan el delito los mismos que han de juzgar al reo.
Ahora bien. Los jueces deputados por el Papa para la causa de Savonaro-
la fueron el General de su Orden y el Obispo Romulino. Creo que a favor
de este la dignidad Episcopal basta para fundar un prudente juicio de que
por ninguna pasión humana incurriría en la horrenda iniquidad de conde-
nar a muerte a un inocente. Pero sea lo que fuere de éste, ¿a quién se hará
creer, que su proprio General cometió tan grave maldad? Pudieron a la
verdad, los testigos, por enemistad que tuviesen con Savonarola, deponer
contra él falsamente. ¿Pero no le darían en ese caso los Jueces lugar a la
recusación, y no la admitirían siendo legítima? (nº 12).
130 A. ESPONERA

Sintetizando para el benedictino,


a lo menos dos delitos gravísimos de Savonarola fueron de pública noto-
riedad; y así ni sus mismos defensores se atreven a negarlos. Uno fue su
inobediencia y desprecio al Precepto y Censuras Pontificias con que se le
había mandado abstenerse de la predicación. Otro, haber solicitado ar-
dientemente, que el Rey de Francia Carlos VIII entrase con Ejército en
Italia a subyugar sus Provincias con el pretexto de reformar la Corte de
Roma, y costumbres de los eclesiásticos [...] Así pues, pudo ser que los
enemigos de Savonarola falsamente le imputasen otros delitos, pero los
dos expresados están puestos fuera de toda duda. El primero convengo en
que no mereció el acerbo castigo que se le aplicó. Del segundo júzguenlo
los Legistas (nº 13).

4. PADRE JOSÉ DOMINGO CORBATÓ

Vida y obra del Padre Corbató (Benlloch 1862-Benimámet 1913)21

Este conocido polemista en su tiempo y muy poco conocido en la


actualidad, publicó un gran número de revistas, libros, folletos y una
extensa serie de obras traducidas, además de otras que quedaron iné-
ditas, nació en el castellonense Benlloch en1862, siendo bautizado
con el nombre de José Pascual. A los doce años ingresó como volun-
tario en el ejército de Don Carlos de Borbón y Austria-Este, tomando
parte en la tercera guerra carlista. Cinco años después ingresó en la
Orden de Predicadores y a los veinticuatro fue ordenado sacerdote.
Pasó sucesivamente por los Conventos de San Pablo en Plasencia y
Montesclaros.
En 1888 vino a Valencia, ciudad en la que sería restaurada ofi-
cialmente la presencia de estos frailes tres años después, y en ella des-
plegó una intensa actividad literaria con la publicación de numerosos
periódicos, revistas y libros. Con permiso de sus superiores, por causa
de enfermedad, durante el año 1893 fundó y dirigió el diario El Valen-
ciano (que se fusionó ese mismo año con El Criterio y pasó a llamarse
El Criterio Valenciano) y en 1894 publicó su primer libro León XIII,
__________
21
Cf. V. CÁRCEL ORTÍ, “La Biblioteca del Padre Corbató...”, 134-149; V. CÁRCEL ORTÍ,
“Escritos impresos del Padre Corbató”, 80-102; M. BAYARRI ROSSELLÓ, “Las biografías de Girola-
mo...”; V. CÁRCEL ORTÍ, “La Iglesia en Valencia”, 378-379; J. ESTEVE MARTÍN, “El tradicionalisme
en l’ascens...”, 109-128, J. ESTEVE MARTÍN, La política antiliberal...
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 131

los carlistas y la monarquía liberal, obra que le valió un ruidoso proceso


y ser separado de la Orden dominicana, pero no del sacerdocio. Conde-
nado a once años de prisión, se exilió en París, donde residió hasta que
recibió un indulto general concedido por el Gobierno en 1899.
Colaboró en La Monarquía Federal, órgano de la Juventud Tradi-
cionalista de Valencia que se publicó entre 1895 y 1896. En el año
1899 mantuvo una intensa disputa con el jesuita Segismundo Pey Or-
deix, director de la revista El Urbión, a quien acusó de cismático por
atacar abiertamente a la Jerarquía eclesiástica. Ello le enfrentó al secre-
tario del pretendiente Don Carlos, Francisco Martín Melgar, quien no
quería que se interviniese en ese asunto para no debilitar la postura de
Cándido Nocedal (a quien Pey atacaba) y al sector del alto clero que se
oponía al carlismo. Ese mismo año Corbató publicó un folleto acerca
de los “consejos del cardenal Sancha”, arzobispo de Valencia desde
1892, y que exigía a los católicos reconocer el régimen de la Restaura-
ción; pero después se disculpó ante el cardenal por algunas de las fra-
ses empleadas, lo cual terminó de distanciarle con los jefes carlistas.
Todo ello le llevaría a separarse del carlismo, aunque afirmó que seguiría
defendiendo sus principios.
Vuelto a Valencia, entre 1900 y 1903 fue el principal redactor,
sino el único, del semanario Luz Católica, en la que defendió un tradicio-
nalismo español independiente tanto del carlismo como del integrismo,
que definió como “Españolismo”, Tradicionalismo Español.22
Con la autorización del cardenal Herrero y Espinosa de los Monteros,
fundó la Congregación de la Milicia de la Cruz, hermandad de vida co-
munitaria a la que pertenecían sacerdotes y seglares, y se regía por unas
normas que en su parte doctrinal seguían los principios básicos de las
encíclicas de León XIII y abarcaba un vasto programa las cuestiones po-
líticas, religiosas y sociales de su tiempo. Entre 1903 y 1907 el grupo
que lideraba editó el semanario providencialista y españolista La Señal
de la Victoria, que dejó de publicarse por los incidentes surgidos entre
Corbató y el arzobispo de Valencia Victoriano Guisasola, siendo sucedi-
do por La Victoria de la Señal. Moriría retirado en Benimámet el 23 de
mayo de 1913.

__________
22
Si bien aparece publicado en el número del 28 de noviembre de 1901, el primero había
sido a principios de octubre del año anterior, para el Programa de esta publicación cf. Luz Católica
(se citará el título del artículo, seguido de LC, volumen en romano/número, fecha, y páginas) LC
II/61 (28-XI-1901) 977-981.
132 A. ESPONERA

Su visión de Savonarola

A principios del siglo XX volvió a haber cierto interés en España y


Valencia por la figura de fra Girolamo.23 Pero vamos a detenernos en la pre-
sentación que hizo el padre Corbató. Desconozco si estudió los más arriba
señalados materiales sobre Savonarola que se conservaban en el Convento
de Valencia. Pero se rastrea la presencia del italiano en él, con cuyos tonos,
misión y desventura en cierto modo se comparaba sin disimulo.
Y así desarrollando uno de sus temas preferidos como es el Gran
Monarca que había de venir, escribe una carta a los lectores señalando
que la clave para saber quién sería, consistía en seguir las profecías que
la publicación estaba reproduciendo sobre él:
¿Quién será el Gran Monarca? Dios lo sabe; nosotros no tenemos revelación
sobre el particular para que podamos contestar a la pregunta. Sin embar-
go cuando hayamos descubierto todas las señales en esta sección de Pro-
fecías, quizás nuestros lectores podrán decir quién ha de ser o por lo
menos sospecharlo con grave fundamento. Que será español no puede
dudarse [...ni que] su tiempo ha llegado ya.24

Por ello recogió gran cantidad de profecías y similares. Concreta-


mente escribe:
Luz Católica no se ceñirá a lo pasado y lo presente: desea también dar a
conocer el futuro, para lo cual si carece de un redactor profeta, dispone de
una colección de más de cuatrocientas predicciones y profecías auténticas
y de un colaborador [era él mismo] que las ha estudiado muy detenidamen-
te y está en condiciones de poderlas interpretar, poniéndolas al alcance de
todos nuestros lectores. No las publicaremos indistintamente sino que ire-
mos escogiendo las que más se relacionen con España, cuya vocación o
cuyos destinos son verdaderamente grandiosos. Tampoco seguiremos el
método empalagoso de las colecciones o fárragos de profecías publicadas
hasta hoy en casi todas las lenguas, sino que las presentamos por orden de
materias, no dejando el punto de que tratemos hasta que hayamos agotado
todo cuanto sobre él digan de interesante las profecías.25

Así por ejemplo recogerá las profecías de Lorenzo Ricci, Prepósito


General de la Compañía de Jesús, la de Disentís anterior a 1520 y la del

__________
23
Cf. M. BAYARRI ROSSELLÓ, “Las biografías de Girolamo...”, 222-225.
24
“A nuestros lectores”, LC II/15 (10-I-1901) 230-231.
25
“Profecías”, LC, I/2 (11-X-1900) 21-22.
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 133

medieval Joaquín de Fiore, san Vicente Ferrer, sor Domenica de Paradiso,


estando además incluido nuestro dominico italiano.
De él brinda un amplísimo apartado titulado: “Apología de las
profecías de Savonarola V. Fray Jerónimo de Ferrara (Savonarola)”, 26
donde indica que las toma del libro Nouveau Liber Mirabilis de Adrien
Peladan, impreso en 1524, siguiendo la edición francesa del siglo XVII
que consultó durante su estancia en París, pero casi nunca les formula
crítica de ningún tipo.
Distinguiendo entre profetas verdaderos y falsos27 y considerando a
Savonarola un profeta verdadero y muy respetable,28 en el del 10 de enero
de 1901 en el apartado Profecías brinda una especie de prólogo con el títu-
lo “El Venerable mártir Savonarola (Fray Jerónimo de Ferrara, Dominico)
al Gran Monarca español venidero”, indicando el sentido de las trascrip-
ciones que realizará y señalando que “aquel que hablaba públicamente
añadía que la fe tendría que combatir al mismo tiempo con la prudencia
eclesiástica y con la prudencia seglar, con la tibieza y la hipocresía”.29
En otro escrito un poco posterior, muestra su pasión y veneración
por el de Ferrara diciendo:
Opinamos, con el editor francés del Liber Mirabilis, que es poco menos
que imposible refutar más victoriosamente que el Venerable mártir y pro-
feta Savonarola todas las objeciones que se han hecho, hacen y harán
contra las profecías. El opúsculo del inmortal Savonarola es más que una
apología, es la descripción de sus propias visiones y revelaciones, con-
firmadas todas por los acontecimientos, excepto en la parte relativa a los
tiempos que van a llegar.30

__________
26
A pesar del título, sus contenidos son las profecías de Savonarola, que recogerá extensa-
mente cf. 439-440.457-458.490.509.514-515.533.550.652-653.672-673.686-687.732-733.753. En
un momento escribirá: “Vayan nuestros lectores aplicando esta magnífica Apología a las profecías
publicadas en LUZ CATÓLICA, así como a quién las publica y a quiénes las creen y a quiénes las
impugnan” (“Apologia”, LC II/41 [11-VII-1901] 652 nota; cf. 686 notas).
27
Cf. “Dos profetas”, LC II/22 (28-II-1901) 344.
28
Se identificaba plenamente con estas palabras que pone en boca de Savonarola: “Yo no
tengo conciencia de haber dicho o escrito jamás una palabra malsonante contra la doctrina o la Igle-
sia de Cristo; todo lo que he dicho y escrito estará siempre, tal es mi voluntad firme, sometido a la
corrección de la Santa Iglesia Romana, y yo estoy pronto a recibir, no solo las correcciones de ella,
sino que con ella desafío a todos los críticos” (“Apología”, LC II/35 [30-V-1901] 550).
29
“El Venerable mártir Savonarola (Fray Jerónimo de Ferrara, Dominico) al Gran Monarca
español venidero”, LC II/15 (10-I-1901) 230. Su libre interpretación del pensamiento savonaroliano
le permiten expresar sus opiniones en materia política española.
30
“Apología de las profecías de Savonarola V. Fray Jerónimo de Ferrara (Savonarola)”, LC
II/28 (11-IV-1901) 439.
134 A. ESPONERA

Según Corbató, después de dar a conocer sus propias revelaciones,


describe el gran Savonarola el viaje profético que hizo en espíritu al cielo,
acompañado de varios personajes místicos que representaban las principa-
les virtudes. Con este motivo cuenta la aparición del Diablo, a quién no re-
conoció y cuyas malas artes describe de modo admirable, defendiendo de
los sofismas del enemigo sus propias revelaciones y con ellas todas las
verdaderas revelaciones con que Dios favorece a sus siervos. 31 Por su
parte, Corbató identifica Florencia con Valencia e Italia con España.32
El interlocutor de Savonarola era pues el Demonio, pero el fraile de
Ferrara no se dio cuenta hasta el final. El Tentador le sugiere discreción y
silencio como hicieron los profetas del Antiguo y del Nuevo Testamento y
otros como san Vicente Ferrer o santa Catalina de Siena.33
Antes de pasar más adelante, voy a hacer una referencia a su
presentación de las cartas de san Francisco de Paula a Simón de Lime-
na,34 sobre las que también hablaron tanto Feijoo como Segura, como se
ha visto.
El valenciano dice basarse en autores antiguos que reproducen
estas cartas proféticas o hablan de ellas.35 La segunda carta habla de la
figura del Gran Monarca que será el fundador de la ya señalada Orden de
los Crucíferos,36 casualmente Corbató había fundado la Congregación de
la Milicia de la Cruz.
De San Francisco de Paula como de otros profetas, se deduce que el Gran
Monarca español será eclesiástico, bien en ejercicio como Regente car-
denal Cisneros, que tanto exaltó la Patria, bien sin ejercer, o casado,
como los reyes Casimiro I de Polonia y Ramiro II de Barcelona, ambos
salidos del claustro para reinar.37

__________
31
Cf. “Apología”, LC II/29 (18-IV-1901) 457. Comentando en la correspondiente nota al
pie: “La defensa es, palabra por palabra, aplicable a Luz Católica, no porque nosotros hagamos pro-
fecías, sino en cuanto damos a conocer las de otros y las interpretamos. Por tanto, nos apropiamos
reverentemente, como si fueran dichas por nosotros, las palabras de Savonarola”.
32
Cf. “Apología”, LC II/46 (15-VIII-1901) 753.
33
Cf. “Apología”, LC II/33 (16-V-1901) 533.
34
“Curiosamente el Padre Corbató estuvo obsesionado durante mucho tiempo en demostrar
que él descendía de Simón de la Limena, el cual sentía una devoción especial por san Francisco de
Paula (M. B AYARRI ROSSELLÓ, “Las biografías de Girolamo...”, 232).
35
Cf. “Profecías. Cartas de San Francisco de Paula a Simón de la Limena acerca del gran
Monarca español”, LC I/5 (1-XI-1900) 71.
36
Para la gran cantidad de párrafos que le dedica cf. “Índice General”, LC 1900-1901,
1039.
37
“Profecías”, LC I/6 (8-XI-1900) 84.
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 135

También el Santo afirma que


este santo hombre será gran pecador en su juventud y después se conver-
tirá a Dios. Será en su niñez y adolescencia como santo, en su juventud
gran pecador, pero después se convertirá y hará gran penitencia.38 El tal
hombre empezará a investigar los secretos de Dios sobre la larga visita
y dirección que hará el Espíritu Santo en el mundo, por medio de la San-
ta Milicia (Crucíferos) [...] Los Cruciferos no pudiendo vencer primero
con letras a los herejes, se moverán contra ellos impetuosamente con las
armas.39

Según san Francisco, los Crucíferos serían una Orden religioso-


militar fundada por el mismo Gran Monarca y según estas predicciones
se fundaría en Valencia.40 Además, este Monarca y su Orden serían los
promotores y ejecutores de la anunciada reforma eclesiástica legislada
por el Papa y un concilio ecuménico.41
Corbató, después de trascribir una profecía de Savonarola, señala
que sus afirmaciones finales convienen “literalmente con lo anunciado
por san Francisco de Paula acerca de los creyentes en el Gran Monar-
ca”.42 Y al igual que había profetizado respecto a la venida del rey Carlos
VIII de Francia a Italia,43 se apoya en el testimonio de Maquiavelo en sus
Discorsi para profetizar la llegada del Gran Monarca.

__________
38
Corbató también señalará que “San Francisco de Paula anuncia que una de las gracias del
Fundador de los Crucíferos será la discrección de espíritus y que muchas veces comprenderá los se-
cretos del corazón de los hombres; pero no todos, sino los que se relaciomnen con su misión”
(“Apología”, LC II/43 [25-VII-1901] 682 nº 1).
39
“A nuestros lectores”, LC II/15 (10-I-1901) 230-231.
40
En la ya señalada primera carta se afirmaba que “los primeros que pertenezcan a esta
Orden serán de la ciudad de...; ciudad en la que abundan mucho la iniquidad, los vicios y los peca-
dos”. Anotando Corbató que si bien se omite el nombre de la ciudad en el original, es casi cierto que
esta ciudad es Valencia, aunque también podría ser Barcelona (“Profecías”, LC I/5 [1-XI-1900] 71).
“¿Qué ciudad es ésta tan privilegiada? Años ha que lo sospechamos [...] es Valencia [...] Muchas ra-
zones tenemos para afirmar que la Corte del Gran Monarca, la ciudad donde ésta empezará, es Va-
lencia [Continúa diciendo que ha estudiado las profecías detenidamente y las ha meditado mucho en
presencia de Dios. Pero la razón que argumenta es que Valencia profesaba una gran admiración por
la figura de san Francisco de Paula]: Pues bien Valencia tiene tal devoción a este bendito santo,
que no conocemos ciudad alguna de España ni de fuera donde se profese tanta” (“La Corte del gran
Monarca”, LC II/18 [31-I-1901] 284).
41
Cf. “Profecías”, LC I/6 [8-XI-1900] 84 nº 2.
42
“Apología”, LC II/47 (22-VIII-1901) 753.
43
Según él, Savonarola pronunció las siguientes palabras: “Saben ellos que predije la venida
de un hombre que franquearía las montañas y los valles” (“Apología”, LC II/33 [16-V-1901] 533).
Y en la respectiva nota al pie, el valenciano especifica que aquí Savonarola hace referencia al Gran
Monarca a quien se puede aplicar todo cuanto predijo sobre el rey de Francia.
136 A. ESPONERA

En su La Señal de la Victoria hay un apartado que significativa-


mente se titula “Vindicias de las cartas de S. Francisco de Paula a Simón
de la Limena”, pues con probabilidad conoció el opúsculo ya presentado
del mismo título de Jacinto Segura y que trata de esas cartas, pero que
Corbató no menciona. Por su parte consagra a probar en amplios párrafos
su verosimilitud.44
Hablando de un detractor de dicha verosimilitud, señala que al-
gunas son
en elogio del insigne mártir dominicano Fr. Jerónimo de Ferrara, cuyo
martirio profetizan con detalles preciosos, y al severo crítico le basta que
digan bien de aquel gran Dominico, para negarles toda variedad [sic]. Da
por supuesto que el V. Fr. Jerónimo fue un impío y ahí está toda su prue-
ba; más previniendo se le diga que no pueden ser falsas unas cartas que
profetizan un acontecimiento tan bien realizado, afirma en el n. 76 que
fueron escritas después del acontecimiento, post factum scriptas. ¿Cómo
lo prueba? Por su sola palabra: no da razón alguna.45

Por otra parte en opinión de Corbató, Segismundo Pey-Ordeix 46


calumniaba brutalmente al Papa Alejandro VI pretendiendo ensalzar al
“inmortal Savonarola” y por esa razón decidió escribir sobre el dominico,
publicándolo en su Luz Católica.47
En dicha biografía, que mayoritariamente no aporta nada nuevo,
aparecen mencionados personajes que polemizaron con él por defender a
Savonarola, entre ellos el mencionado Pay-Ordeix, del que sin nombrarlo
__________
44
Cf. “Dos cuestiones [planteadas por J.P. de B., m.c.]”, La Señal de la Victoria (se citará
el título del artículo, seguido de SV, volumen en romano/número, fecha y páginas) SV I/6 (5-XI-
1903) 170; “Vindicias de las cartas de S. Francisco de Paula a Simón de la Limena”, SV I/11 (10-
XII-1903) 168-170; “Vindicias”, SV I/12 (17-XII-1903) 182-187; “Vindicias”, SV I/13 (24-XII-
1903) 198-202.
45
“Vindicias”, SV I/11 (10-XII-1903) 170.
46
Fue un sacerdote catalán, teósofo, librepensador, anticlerical, periodista, escritor y masón
(1867-1935). Conocido primero por sus tendencias integristas cercanas al carlismo y posteriormente
por su anticlericalismo y sus ataques a la Compañía de Jesús. En torno a 1900 sostuvo la idea, junto al
también sacerdote J. Ferrándiz, de crear una iglesia nacional, independiente de Roma, aunque mante-
niendo toda la doctrina católica. A partir de 1901, abandonó sus posturas integristas, haciendo público
su anticlericalismo. En 1903, se retractó públicamente de ello, aunque esto no hizo que fuera read-
mitido como sacerdote. De él se ocupa ampliamente cf. “Índice General: Peix Ordeix y sus amigos”,
LC 1900-1901, 1036.
47
Cf. “Savonarola”, LC II/52 (27-IX-1901) 837; indica que, además en los clásicos defensores,
se basará en Pico de la Mirandola, Quétif, Rout de Card y otros libros modernos. Para su desarrollo cf.
“Savonarola”, LC II/53 (3-X-1901) 845-846; II/54 (10-X-1901) 863-864; II/58 (7-XI-1901) 925-926;
II/59 (14-XI-1901) 944-945; II/60 (21-XI-1901) 960-961; LC III/63 (2-I-1902) 7-9; III/66 (9-I-
1902) 26-28; III/67 (16-I-1902) 43-44; III/68 (23-I-1902) 62-63.
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 137

expresamente y comentando una profecía sobre la ortodoxia del de


Ferrara, escribe: “Sirvan estas magníficas palabras de mentis categórico
a ese desdichado apóstata de sotana que en sus revistas o desahogos del
orgullo más piramidal, calumnia villanísimamente al inclíto Savonarola,
presentándolo como un atleta de la rebelión contra la Iglesia Romana.
¡Desgraciado!”.48
Según Corbató, la Florencia de las profecías de Savonarola eran
una perfecta imagen de la España de principios del siglo XX; aquella
iglesia de esta iglesia, aquellos tiempos de los presentes y aquel Carlos
VIII era figura del Gran Rey que debe suceder a Carlos VII en el derecho
y a otros en el hecho.
Defiende al dominico como sabio, santo y profeta, desaprobando
que fuera considerado cismático sólo por el hecho de declarar la guerra
al vicio y a la relajación. Su defensa sube de tono cuando dice que “si en
las altas esferas eclesiásticas hubiera sido atendido a Savonarola, no se
hubiera levantado después Lutero, so pretexto de la reforma”. Además
según él, Savonarola no estuvo nunca en el Índice de libros prohibídos.49
Más adelante identifica al franciscano Zoccolanti –Francisco de
Puglia, en Religión– con “Eneas”, un misterioso personaje con quien el
valenciano mantuvo una polémica en la prensa y que había defendido a
Savonarola en su Apología de Alejandro VI. 50 También arremete contra
Cecconi, pues
apenas se ejecutó la sentencia, publicóse la Confesión de Savonarola, esto
es, lo que el embustero y perjuro escribano Cecconi hacía constar en el
proceso como confesado por Savonarola, sarta monstruosísima de em-
bustes, de calumnias, de basfemias y herejías; y no obstante, en aquel
aborto del odio y ded la venganza fundan sus malvadas diatribas todos
los detractores del gran mártir, y el primero Burchard, protonotario del
papa Alejandro VI. El mismo Leganu previene que no se le de fe a lo re-
latado por Burchard en su Diario, pues “fue inducido en error, dice, por
las falsas actas de Cecconi”.51

__________
48
“Apología”, LC II/35 (30-V-1901) 550. Nota del traductor.
49
“Savonarola”, LC II/58 (7-XI-1901) 926.
50
“Eneas, no dudamos en asegurar que se trata del Padre Vélez, autor de la obra titulada
Realidades, publicada en 1907. En dicha obra se habla de Savonarola y teniendo presente que Vélez
escribió su Apología de Alejandro VI [...], podemos identificar a Eneas con Vélez, si bien carecemos
de más noticias al respecto” (M. B AYARRI ROSSELLÓ, “Las biografías de Girolamo...”, 234).
51
“Savonarola”, LC III/67 (16-I-1902) 43. A continuación informa que Pico de la Mirandola
señala que “todos los enemigos de Savonarola murieron desastrosamente [...]. No es de maravillar
138 A. ESPONERA

En su conclusión, Corbató afirma que los hombres matan a Savo-


narola con la más ignominiosa de las muertes, acusándole de iluso,
blasfemo, hereje, sacrilego, seductor y corrompido. Señalando una líneas
antes que “los imitadores de Savonarola predican la sana política y la
reforma católica, no reforma protestante a lo Pey Ordeix, sino reforma
católica, la reforma que la Iglesia se da a sí misma”.52
Acaba su defensa diciendo:
Savonarola es gran santo. No teman nuestros lectores invocarle como a
santo. El que esto escribe le invoca, se encomienda, en él estudia, es su
maestro y de ahí nacen algunas analogías que parte de nuestros lectores
han hallado entre nuestros asuntos y los del gran mártir de la sana política
y de la sana reforma.53

Y hasta aquí algo de lo que indica en su “breve, humilde y desali-


ñada apología del incomparable Savonarola”.54
Pero todo no acabó con esto. Hacia 1907, un ignoto V. Vélez
escribió una carta a Corbató en la que le daba noticias de su obra Reali-
dades (Valencia 1907), donde hablaba de la figura de Savonarola y que
Corbató, experto en polemizar con todos, no dudó en reprocharle que no
había leído suficientemente a Savonarola como para emitir ciertos jui-
cios.55 No deja de ser curioso que esta obra la anuncie Corbató en el catá-
logo de su Biblioteca Españolista, presentándola como “el mejor
antídoto contra la ponzoña liberal es la propaganda y lectura del precioso
follleto”.56 Por ello a continuación voy a presentar lo que señala sobre el
de Ferrara y el valenciano.
El sacerdote le remite desde Tarragona con fecha del 1 de febrero
de 1907 un escrito titulado “Savonarola y su época”, en el que le co-
menta que “muchos de los amadísimos lectores que tanto me favorecen
leyendo el opúsculo antiliberal Realidades, me preguntan: ¿Por qué
__________________________________________________________
este fin de los perseguidores y verdugos de un gran apóstol, gran profeta, gran doctor, gran santo,
gran mártir y en todo admirable. Dios volvió por el nombre inmortal de su siervo” (43-44).
52
“Savonarola: Conclusión”, LC III/68 (23-I-1902) 63.
53
“Savonarola: Conclusión”, LC III/68 (23-I-1902) 63. “Es tan cierto que fue invocado
[como Santo], que se apareció y que hizo milagros, que Santa Catalina de Ricci, hermana suya de
profesión religiosa, le tenía muy particular devoción, encomendábase a él y fue de él visitada y dis-
tinguida con varios favores” (“Savonarola”, LC III/67 [16-I-1902] 44).
54
Cf. “Savonarola”, LC III/68 (23-I-1902) 62; pero esta apología no había sido tan breve ni
tan humilde como dice su autor.
55
Cf. M. BAYARRI ROSSELLÓ, “Las biografías de Girolamo...”, 235.
56
Cf. portadas SV V/173 (17-I-1907), V/174 (24-I-1907) y V/175 (31-I-1907).
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 139

menciona usted a Savonarola entre los enemigos de la Iglesia? ¿Fue acaso


un cismático, un hereje?”.57
Entre otros temas, Vélez hace una reflexión sobre los siglos XV y
XVI en estos términos:
El despertar de Europa era horrible. Las naciones chapoteaban sobre el
lodo del feudalismo [...] Es el Arte que enamora; es la Ciencia que albo-
rea [...] Y entonces, lectores míos, nace y viene a la lid la gran figura Sa-
vonarola. ¿Le queréis, como dice el Padre Corbató, un mártir de su
reforma moral, un santo? Sea ¿Fue un reformador? Desde luego ¿Lanzó
su anatema contra Roma pervertida? ¿Clamaba por la reunión de un con-
cilio que tornase la virtud a los claustros profanados, a las costumbres re-
lajadas? Tiemblo tratar de estas cuestiones ¿Sabéis por qué? Voy a
decirlo: el Crisóstomo de Oriente hablaba en la plaza pública de las her-
mosuras de la fe, de las grandezas de Dios, y las muchedumbres recibían
en sus corazones aquel río de oro que brotaba del Demóstenes cristiano.
Santo Domingo de Guzmán venció a los albigenses con su elocuencia in-
signe. Savonarola poseía el acento de los ángeles. Melifluo en el decir,
severo en sus argumentaciones, de una dialéctica probadísima, fue ¿por
qué no decirlo?, el Crisóstomo de Occidente duro como Cicerón, atinado
como Esquilo.

Continúa diciendo:
Quizá deba yo excluir, lectores míos, al orador de Ferrara de entre los
heterodoxos y líbreme Dios de no hacerlo así si estudios superiores a los
míos de tal manera lo creyeren. Quizá mi amor al Papado, aunque el
Papa se haya una vez dicho Borgia, ciegue mi espíritu hasta el punto de
considerarle únicamente sucesor de Pedro.

Más adelante Vélez prosigue disertando sobre la Italia de Ale-


jandro VI:
No es la época de los Borgia la peor. San Francisco de Asís, San Francisco
de Paula, Santo Domingo de Guzmán, San Ignacio de Loyola, vinieron al
estadio de la Cristiandad en instantes de suprema lucha, de molicie, ino-
serbancia, escándalo y heterodoxia. Esos grandes reformadores echan al
palenque las invencibles legiones de sus milicias frente al desenfreno, a
la corrupción, al lujo, y con su virtud ocultan la hedioondez donde las
costumbres cristianas imperar deben.

__________
57
Trascrito en SV V/176 (8-II-1907) 765-766, algunos de cuyos párrafos los trascribiré a
continuación. Probablemente tomados de sus Realidades.
140 A. ESPONERA

En este contexto, a continuación define la figura del de Ferrara:


Savonarola llevó al claustro la grandeza de su inacabable fantasía; su
claustro, su cenobio, fue incapaz ael contener aquel ingenio sutil como
éter; ve a los Medicis que paganizan a Florencia, ve a Roma que bulle
bajo el yugo de placeres, en rededor yuyo la clausura se quebranta, la
disciplina... en fin, Savonarola predica, anatemiza, quiere llevar al Tíber
las puras aguas del Jordán, y en su entusiasmo místico enseña la podre
para que del cieno huyan sus oyentes devotos, las cataratas de la impie-
dad para que de su choque se libre el mundo. Florencia, Génova, Vene-
cia, Pisa, Nápoles, ven en el reformador al apóstol de las gentes y un
grito unánime de rebelión contra las impureza cunde, porque la palabra
del Demóstones dominico es imán que atrae, es aroma que extasía.

De Alejandro VI dice: “Pontífice discutible, mira ante sí al elocuen-


tísimo censor de sus actos, y en lucha con tan belicosos misticismos, la
Corte pontificia sella los triunfos del valiente dominico con el anatema
que le hunde en las persecuciones y en la muerte”.
Vélez acaba hablando de Corbató y su pasión por Savonarola: “El
Padre Corbató, con su erudición notable ha hecho un estudio biográfico
crítico de Savonarola [se refiere a la biografía publicada en Luz Católica,
presentada más arriba] que a decir verdad, me obliga a otro concepto
muy diferente del dado en mi obra Realidades”. Añadiendo quizá por los
reproches de Corbató al respecto:
Suma complacencia tendría, lectores míos, y tendré siempre en rectificar
mis pobrísimas opiniones, si ésta mi rectificación me conduce a los jar-
dines de la Iglesia al que muy lejos de los mismos puse, aunque puedo
deciros que si la justicia de Dios permitiese un nuevo Borgia y otros Mé-
dicis, estos sufrirían el rigor de mis censuras, no aquel cuyos actos dejará
cual humilde sacerdote a los infalibles juicios del Eterno y de las posteri-
dades. [...] El Padre Corbató ha leído mucho y en su afán de investigarlo
todo, conoce en su totalidad cuantas críticas de Savonarola se han hecho.
Rígido con las costumbres ortodoxas, sube por la senda ilustre de la más
pura teología hasta los dinteles del Paraíso.

Concluyendo:
Vuelva, pues Savonarola al concepto ortodoxo en mi humilde obrita
Realidades. No tengo en esta rectificación inconveniente alguno, que po-
bre y muy pobre aparece mi criterio ante la catástrofe de su desdichado
fin, y ante la magnitud de sus no muy conocidas aptitudes [... Y si un día
es venerado como Santo,] yo de rodillas ante su imagen santa le diría:
“Perdóname Savonarola, y considera que, al estudiar tu vida durante
SIGNIFICATIVAS PRESENCIAS DE SAVONAROLA... 141

pleno Renacimiento, me metí entre tinieblas y no pude disfrutar de los


esplendores de tu luz”.

El padre Vélez –recordemos que escribía en 1907 y Corbató morirá


seis años después– termina diciendo:
Quisiera dar a ese hijo de Santo Domingo las grandezas de su ilustre Padre.
Quisiera para él un nimbo de esmeraldas hecho. Mas ¡ay de mí! Subo al
Tabor en busca de las soledades terráqueas [...] y cuando pido a los ánge-
les muestren a mi enajenada fantasía la gloria celestial del dominico Ge-
rónimo, oigo tras de mi una exclamación de gozo, un grito de júbilo. Es
el Padre Corbató que amabilísimo y sonriente me dice: “Rato hace, tiem-
po ha que subí a esta bendita cumbre y os he oído hermano Vélez. ¿Qué
pedís a Dios? ¿Que os permita ver la beatitud de Savonarola? ¡Dios sea
loado! ¡Días ha que la he visto yo!”.

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