Herpetofauna Mundo Perdido Rio Verde

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 12

Tepuihyla edelcae en cumbre del Auyantepui.

Fotografía: Cesar Barrio-Amorós

TESOROS DE NUESTRA BIODIVERSIDAD

LA HERPETOFAUNA
del mundo perdido
Cesar L. Barrio-Amorós / Herpetólogo / [email protected]
Oswaldo A. Fuentes-Ramos / Biólogo / [email protected]
Thamnodynastes chimanta. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós

Los tepuyes son el resultado de la erosión de una vez En términos de la historia evolutiva de la biota de los tepuyes, su
extensa planicie, que formaba parte de Gondwana aislamiento los convierte en ecosistemas aislados con un alto
(Suramérica, África y Antártida unidas), hace 3000 mi- grado de especiación y endemismo. La vida evolucionada en
llones de años. Actualmente, el extremo aislamiento cada tepuy es única de éste, compartiendo algunos géneros y
en el que evolucionó cada uno de ellos ha traído como muy ocasionalmente algunas especies con otros. Normalmente,
hablando de herpetofauna, cada género posee una o más espe-
resultado que se convirtieran en ecosistemas con un cies únicas en cada tepuy. Incluso sabiendo que la herpetofauna
alto grado de especiación y endemismo, tan difíciles de los tepuyes se halla empobrecida en comparación con la de
de explorar por el hombre que la vida que allí existe, los ambientes que los rodean, que incluyen elementos endémi-
en especial su herpetofauna, no ha podido ser descrita cos del Escudo Guayanés con elementos amazónicos de amplia
a profundidad. distribución, las elevaciones de cada tepuy sostienen especies
extrañas y endémicas.

“Islas en el tiempo” es el término introducido por Brewer-Ca-


rías (1974) para describir el aislamiento de las plantas y animales Algo sobre la historia
que habitan los tepuyes de la Guayana Venezolana. La forma in- de las colecciones herpetológicas
usual de la mayoría de ellos, con sus paredes verticales que los en el Mundo Perdido
hacen virtualmente inaccesibles, sus cumbres aparentemente
planas desde la distancia, y su aislamiento del resto de tierras Expediciones a estas remotas mesas de arenisca, especialmente
bajas tropicales, llevaron al novelista sir Arthur Conan Doyle a a sus cumbres, son logísticamente difíciles, costosas, y en conse-
representar su aclamada obra “The Lost World” (El Mundo Per- cuencia, escasas. Exploraciones tempranas, aunque no
dido) en el escenario ofrecido por uno de los más famosos precisamente herpetológicas, comenzaron a finales del siglo XIX
tepuyes, Roraima. (1894 y 1898), cuando E. Im Thurn y H. Perkins, seguidos luego
por F.V. McConnell y J.J. Quelch accedieron a Roraima e hicie-
Los tepuyes son el resultado de la erosión de una vez extensa ron colecciones botánicas; algunos ejemplares de reptiles y
planicie, que formaba parte de Gondwana (Suramérica, África y anfibios colectados en la cima fueron enviadas al Museo Britá-
Antártida unidas), hace 3000 millones de años. Actualmente, su nico, donde fueron descritas por el herpetólogo belga G.
impresionante apariencia se impone como la presencia de islas Boulenger (1900). Las primeras muestras descritas de cualquier
emergidas sobre el medio circundante, ya sea selva siempreverde, tepuy son pues, las provenientes de la cima y laderas de Roraima,
o sabanas herbáceas. Oreophrynella macconelli, O. quelchii, Otophryne robusta, Riolama

70
Oreophrynella nigra o ranita del Roraima. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós

Tropidurus bogerti en el Auyantepui. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós

Tesoros de nuestra biodiversidad 71


Anolis carlostoddi en el Macizo del Chimantá. Fotografía: Javier Mesa

leucosticta, Neusticurus rudis y Pristimantis marmoratus. Roraima, algunos pocos científicos más, son responsables de dar a cono-
pese a ser el tepuy más visitado, solo ha aportado dos especies cer a la comunidad académica los misterios del Mundo Perdido,
más de anfibios desde 1900, Anomaloglossus praderioi y A. ro- especialmente en lo referente a su biota. Sin duda, el más prolí-
raima, aunque se conoce al menos una especie adicional de fico colector de herpetofauna sobre los tepuyes ha sido Stefan
Pristimantis que aún no ha sido descrita. Gorzula, quien volando en los helicópteros de EDELCA en los
años 80, visitó una gran parte de las cimas de arenisca en los Es-
Durante la Expedición Phelps con el Museo Americano de His- tados Bolívar y Amazonas. Otros herpetólogos que han visitado
toria Natural –AMNH–1937-38, fueron colectados los primeros y colectado en tepuyes venezolanos y han publicado sus resul-
especímenes del Auyantepuy. Los herpetólogos del AMNH tados, aparte de los ya mencionados, son José Ayarzagüena, J.
Charles Myers y Maureen Donnelly presentaron recientemente Celsa Señaris, Roy McDiarmid, Philippe Kok, Gilson Rivas y los
en 2008 los resultados de años de colecciones en el Auyan. autores del presente capítulo.

El macizo del Chimantá fue por primera vez explorado por el


Museo de Historia Natural de Chicago en 1955, en una expedi- Sarisariñama
ción liderada por el botánico Julián Steyermark, accediendo a pie.
Janis Roze en 1958 reportó sobre su herpetofauna, descri- Sarisariñama es un inmenso tepuy con una altitud máxima de
biendo varias nuevas especies. Pero fue Steven Gorzula quien en entre 2100 y 2350 msnm, aunque gran parte de la superficie de
1992 presenta los resultados de años de colectas en los ocho la cumbre se sitúe a menor altitud. Posee una superficie en la
tepuyes que conforman el macizo del Chimantá. En tres recien- cumbre de 546 km2 de superficie y 286 km2 de laderas.
tes expediciones, nosotros hemos podido observar una
significativa parte de la herpetofauna de este macizo. La parte occidental del macizo de Sarisariñama, que se conside-
raba erróneamente parte de un mayor complejo que incluía Jaua,
El único reporte herpetológico que existe del Cerro Autana fue por primera vez visitada por William Phelps y Julian Steyer-
es la descripción de Stefania breweri que nosotros mismos mark en helicóptero. En esa expedición se consiguió el primer
realizamos gracias a un ejemplar colectado por Carlos Julio Na- espécimen herpetológico, Euspondylus phelpsi, descrito por Lan-
ranjo en 1970. cini en 1968, llamado actualmente Cercosaura phelpsorum.

La exploración moderna de los tepuyes comienza cuando por En 1968 Brewer-Carías observó sobrevolando Sarisariñama
primera vez helicópteros son usados para ascender a las, de otra unos inmensos huecos que le impidieron dormir bien hasta pre-
manera inaccesibles, cumbres, durante la década de 1960. Char- parar una inmensa expedición que culminó en 1974. Invitó a
les Brewer-Carías, los hermanos Michelangeli, Otto Huber y célebres científicos, como a Julian Steyermark (botánico) y a los

72
Ceuthomantis duellmani en el Sarisariñama. Fotografía: Javier Mesa

matrimonios Phelps (ornitólogos) y Dunsterville (orquideólo- explorador y amigo Javier Mesa, la rana arbórea Hypsiboas te-
gos). Como herpetólogo acudió el uruguayo Braulio puianus, la ranita de lluvia Pristimantis sarisarinama,
Orejas-Miranda trabajando para el USNM (United States Na- y el gecko diurno cornudo Gonatodes superciliaris. Barrio-Amo-
tional Museum, Smithsonian Institute). Lamentablemente nunca rós en 2010 describe la última especie de Sarisariñama,
se publicó ningún reporte herpetológico.Tampoco se colectó en Ceuthomantis duellmani. En la Tabla 1 se contabilizan las especies
ninguna de las simas. De dicha expedición, sólo una especie conocidas de cada uno de estos cinco tepuyes sobre el límite
nueva fue descrita en base a ésos ejemplares, la rana Stefania altitudinal de los 1000 msnm.
riae por Duellman & Hoogmoed. Estos especímenes colectados
se hallan aún sin ser estudiados en el USNM.
Roraima
Cuatro expediciones adicionales (me refiero sólo a las que han re-
portado algún interés científico) exploraron las simas de Curiosamente, siendo Roraima el tepuy más frecuentemente vi-
Sarisariñama, una en 1976 también liderada por Brewer, quien llevó sitado por turistas y científicos (ya que es el más fácilmente
a un grupo de japoneses a realizar un documental, y otra también accesible a pie), su herpetofauna ha permanecido poco estu-
en 1976 organizada por espeleólogos polacos y venezolanos. diada. Como hemos mencionado, fueron especies de Roraima
las primeras en ser descritas de cualquier tepuy. Boulenger en
En 1988 un equipo de filmación de RCTV acompañó a científicos 1900 describió cuatro especies de sus laderas y dos de la cima.
de la Universidad Simón Bolívar, liderados por Omar Linares, para William Duellman y Marinus Hoogmoed en 1984 y 1992 des-
filmar un documental sobre el tepuy y su exploración. Se colecta- criben basados en colecciones hechas por Adrian Warren tres
ron y filmaron algunos herpetos, que fueron estudiados y especies de ranas de su ladera norte (en Guyana): Stefania rorai-
reportados luego por Barrio-Amorós y Brewer-Carías en 2008. mae, Hypsiboas roraima e “Hyla” warreni. Enrique La Marca en
La expedición científica más reciente ocurrió en marzo de 2002, 1996 describe dos dendrobátidos de las laderas de Roraima.
cuando Brewer nuevamente organizó una expedición para otro Anomaloglossus praderioi y A. roraimae.
equipo documentalista de la televisora japonesa NHK. Sin duda
ésta supuso la colecta sistemática más importante en Sarisari- La cima de Roraima, con una máxima altitud de 2810 msnm y
ñama y se reportaron 34 especies, incluyendo cinco nuevas para una superficie de de 34 km2, es pequeña comparada con la de
la ciencia (reportadas y descritas Barrio-Amorós y Brewer-Ca- otros tepuyes mayores. Las laderas de Roraima están cubiertas
rías en 2008): el dendrobátido Anomaloglossus moffetti, dedicado por un bosque nublado con innumerables arroyos. En ellos
al entomólogo y famoso fotógrafo de National Geographic Mark existe una nutrida fauna de elementos típicos guayaneses, como
Moffett; la ranita de cristal Hyalinobatrachium mesai, que honra al Hypsiboas sibleszi, Hyalinobatrachium cappellei, Anomaloglossus

Tesoros de nuestra biodiversidad 73


Tepuyes Yuruaní e Ilu en la Gran Sabana. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós

praderioi, Otophryne robusta y O. steyermarki, Neusticurus rudis y Williams y colaboradores en 1996, aún pueden hallarse especies
Bothriopsis taeniata lichenosa. Pero es en la cima donde existe desconocidas. En la cima de Chimantá el primer autor ha escu-
una de las especies más sobresalientes del Mundo Perdido, el sa- chado al menos dos cantos de anuros que no corresponden a
pito rugoso del Roraima Oreophrynella quelchii. Aún abundante ninguna especie conocida. La cima de Chimantá es enorme
en toda la cumbre de Roraima, es una especie terrestre de pe- (1470 km2 de superficie total), aunque es un macizo que cuenta
queño tamaño, enteramente negra azabache, exceptuando las con 12 tepuyes y esconde un complejo entramado de galerías,
partes ventrales, que son amarillas. No se sabe si esta coloración valles, cañones y el más complejo sistema de cavidades en are-
ventral podría servir de advertencia bajo peligro (como usual- nisca del mundo. No es extraño que aún estemos oteando la
mente indica el amarillo sobre negro en otros anfibios). superficie de los misterios que esconde. Las tres especies de anu-
Oreophrynella quelchii es conocida por su técnica defensiva, que ros que abundan en su cima son Stefania ginesi (que no canta), y
consiste en hacerse una bola y dejarse rodar por pendientes se puede hallar fácilmente bajo rocas o losas, Tepuihyla edelcae,
para escapar de algún peligro. En la base del mismo tepuy, y po- que canta de noche agrupada alrededor de charcos efímeros,
siblemente extendida por tierras altas hacia Guyana, existe otra ocultándose de día bajo losas y en el interior de los tubos de Bro-
especie de Oreophrynella, O. macconelli, más misteriosa por sus chinnia hechtioides; y el escurridizo Anomaloglossus rufulus, que es
hábitos arbóreos poco comunes en la familia Bufonidae, y ex- ágil y canta de día después de llover en zonas sombreadas de
tremadamente rara. profundos cañones y bosques de Bonnetia. Esta última especie, a
pesar de su abundancia, ya que se escucha fácilmente por todo
el macizo es extremadamente difícil de localizar y por ende, de
Chimantá capturar. Otro anuro mencionado de la cumbre de Chimantá es
Otophryne styermarki, pero nunca en nuestras exploraciones
Chimantá ha sido uno de los macizos tepuyanos más explorados hemos podido hallarla. La especie más recientemente descrita es
en todos los ámbitos de la historia natural, aunados varios estu- Pristimantis muchimuk por parte de Barrio-Amorós y colabora-
dios en los libros de Huber en 1992 y de Aubrech y dores en 2010, también extremadamente rara, y otra especie de
colaboradores en 2013. Sin embargo, eso no es óbice para que Pristimantis que está siendo estudiada por Fernando Rojas y Pa-
aún se puedan realizar asombrosos descubrimientos, como la tricia Salerno. Extraña igualmente la aparente ausencia de alguna
cueva Charles Brewer, la caverna en arenisca de mayor volumen Oreophrynella y ranitas de cristal de la familia de los centroléni-
del planeta y el complejo sistema que la acompaña, ampliamente dos, que están presentes (al menos tres especies) en tepuyes
conocidos por la comunidad científica venezolana y extranjera. vecinos como el Auyántepui.
Aunque su herpetofauna se encuentra bien caracterizada, ha-
biéndola trabajado Roze en 1958, Gorzula en 1988 y 1992, y

74
Hypsiboas tepuianus. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós

El reptil más frecuente en la cima es Anadia mcdiarmidi, que se papo-Cuao, de la que aparenta ser un remanente, pertenece ge-
halla bajo losas de arenisca. También se han reportado Anolis ológicamente a la formación Roraima. En su cumbre la
eewi y Anolis carlostoddi, y una Arthrosaura indescrita. Cinco vegetación es un herbazal tepuyano, con arbustos sobre roca y
ofidios se han reportado de las cumbres del macizo, siendo dos turba, con dos plantas dominantes en toda la cima, Kunhardtia
de ellos endémicos, Atractus steyermarki y Thamnodynastes chi- rhodanta y Brocchinia hechtioides. La temperatura media de la
manta. Otro es también un posible endémico, a falta de un cumbre varía entre los 18° a 24° C.
estudio profundo de sus relaciones, Bothriopsis taeniata lichenosa,
y dos más ampliamente distribuidos, Liophis trebbaui y Leptodeira Pocas expediciones se han realizado en su cumbre con fines
annulata. científicos, la mayoría de ellas han sido con fines televisivos para
documentales como lo hizo Félix Rodríguez de la Fuente en
Las laderas han sido poco exploradas, pero es seguro que deben 1973 para TVE (TeleVisión Española). Otra expedición fue reali-
alojar una más variada herpetofauna. Se conocen de ahí por el zada por la televisora RCTV en su programa “Expedición”
momento solamente Dendrobates leucomelas, Hypsiboas aff. cre- llamada “Autana el árbol de la vida”. En 1988 se publicó un libro
pitans, H. jimenezi, H. sibleszi, Hyalinobatrachium cappellei, H. divulgativo, “Autana Montaña Sagrada”. Las expediciones que
taylori,Vitreorana helenae, Leptodactylus, aff. sabanensis, Rhaebo gu- Brewer-Carias ha realizado desde 1971 para explorar y hacer
tatus, Rhinella granulosa, Norops auratus, Neusticurus rudis, y un mapa de la cueva de arenisca que atraviesa la torre de norte
Dipsas catesbyi. a sur en la pared del Autana, han hecho famoso al Autana en el
mundo científico. En la primera expedición del 12 de Febrero de
1971, Carlos Julio Naranjo colectó una rana que fue descrita 32
Autana años después como Stefania breweri; de esta especie nada se co-
noce excepto su descripción morfológica y unos pocos datos
El Cerro (Tepuy) Autana es una montaña de características muy asociados al frasco que la contuvo por tanto tiempo. Así pues, es
peculiares, debido a su forma de tocón de árbol ha sido vene- conocida de un solo ejemplar, y ninguna otra expedición reali-
rada desde tiempos remotos por los indígenas de las zonas zada a la cumbre la ha vuelto a hallar, por lo que es considerada
como el árbol de la vida. Los indígenas Piaroas o (Wothujá) y los vulnerable por el libro rojo de la fauna venezolana pero debería
Guahibos (o Hiwi) lo llaman “Wahari-Kuawai” y “Caliebirri-nae”. ser considerado como críticamente amenazada.
Este pequeño tepuy se sitúa a 90 km al Sur de Puerto Ayacucho
en el Estado Amazonas; se compone de arenisca rosada y posee La única expedición exhaustiva con fines científicos en la cima
2.5 km2 de superficie, culminando hacia el norte en una torre del Autana, forma parte de un trabajo que aún está en prepara-
que se eleva a 1450 m. El Cerro Autana junto a la Serranía Si- ción, el estudio de la herpetofauna del macizo Sipapo-Cuao, que

Tesoros de nuestra biodiversidad 75


Dendrobates leucomelas o sapito minero. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós

comprende las colecciones de los cerros Sipapo, Cuao, Autana en 2008. La historia del interés por el Auyantepuy comienza con
y el lago Leopoldo o lago “Paraka-Wachoi”, estas colectas se re- las románticas y exageradas historias de Jimmy Angel y sus es-
alizaron por Oswaldo Fuentes en el año 2000 con la fuerzos denodados por hallar una fabulosa mina de oro en su
colaboración de Brewer-Carias. cumbre. En la exploración aérea del tepuy, Angel vislumbró el
salto más alto del mundo, dándolo a conocer con su propio ape-
Los ejemplares colectados durante esa expedición en concreto llido, y desconociendo si existía algún nombre previo. Sin
(abril 2000) a la cumbre del Autana fueron: varios Leptodactylus embargo, como ocurre con los descubrimientos científicos, el
cf. lithonaetes siempre observados bajo pequeñas lajas o piedras, nombre con el cual se reporta por primera vez es el que debe
y machos cantando cercanos a pequeños pozos de agua, todos ser usado con fines geográficos. Buscando la vía para bajar del
estos con una coloración bastante oscura y de menor tamaño tepuy, Gustavo Heny en 1936 halló el único paso existente para
que los ejemplares de la misma especie colectados en tierras descender, junto a Miguel Delgado y el matrimonio Angel,
bajas. Se consiguieron dos saurios, Plica aff. plica, sobre una roca cuando el avión de Angel se accidentó en la cima. Los primeros
en la ladera sur, un elemento común en bosques pluviales de ejemplares colectados lo fueron durante la expedición del
toda la Amazonía, y Cercosaura phelpsorum asoleándose en la AMNH y Phelps en 1937-38. En 1956 una expedición de la Uni-
base de una Brocchinia hechtioides, durante la mañana al borde versidad Central de Venezuela accedió a la cumbre con un busto
del precipicio. Dos ofidios se han hallado en la cima del Autana: de Simón Bolívar que aún se puede observar, colectando tam-
Liophis reginae aff. semilineata con una coloración bastante os- bién algunos ejemplares. De nuevo Janis Roze en 1958 reportó
cura y Epictia albifrons, colectado bajo una pequeña roca situada sobre la herpetofauna del tepuy, describiendo Tropidurus bogerti
sobre la laja al borde del Cerro Autana. de la cima, y Neusticurus racenisi y Liophis trebbaui de las laderas.
Las ranas presentes en la cima del tepuy son Oreophrynella
cryptica, Stefania shuberti,Tepuihyla edelcae, Hypsiboas jimenezi, H.
Auyantepuy roraima,Vitreorana gorzulai, Hyalinobatrachium cappellei, Pristiman-
tis auricarens y Anomaloglossus tepuyensis.
Este es sin duda, con Chimantá, el tepuy que más ha llamado la
atención a científicos de todo el mundo. Por su tamaño (715 km2
de superficie total, 2450 m. de altitud), complejidad y diversidad
de su flora y fauna, pasarán décadas hasta que su herpetofauna
se conozca por completo, pese a haber sido el mejor y más am-
pliamente estudiado. Además, se cuenta con una información de
primer orden, tratada en toda extensión por Myers y Donnelly

76
Anadia mcdiarmidi. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós

La herpetofauna de otros tepuyes género endémico Dischidodactylus, con dos especies, que sigue
siendo un misterio para los taxónomos.
Muy pocos otros tepuyes han sido explorados herpetológicamente,
entre ellos varios tepuyes occidentales como Cerro Yaví,Yutajé y Pero tal vez el tepuy más diverso y menos estudiado es Neblina,
partes de la cordillera granítica Parima-Tapirapecó, que incluye el el más alto (3014 m) y diverso en microhabitats, fue escenario
Pico Tamacuari, por el equipo del AMNH liderado por Charles de una inmensa colecta de especies entre los años 1983 y 1987
Myers. Los estudios de Myers y colaboradores incluyen descripcio- por parte de la macro-expedición liderada por Charles Brewer.
nes de varios Pristimantis, un Ceuthomantis (C. cavernibardus). Sin embargo, todos esos ejemplares reposan en los comparti-
Stefania tamacuarina, y dos dendrobatidos, Anomaloglossus tama- mentos del Smithsonian Institution, el AMNH y el Museo de
cuarensis y Allobates undulatus, y entre los reptiles Euspondylus Biología de la Universidad Central de Venezuela, sin que nadie,
goeletti (ahora Cercosaura phelpsorum), entre otros. hasta la fecha, los haya estudiado.

El Cerro Guaiquinima fue visitado por dos equipos explorado- Ya en la cadena de tepuyes orientales en el estado Bolivar, Kuke-
res, uno alemán y otro americano, aparte de esporádicas visitas nan es el tepuy hermano de Roraima, de 2650 msnm y 20,63 km2
por parte de S. Gorzula. Endémico de este tepuy bajo (de no de superficie. En la cumbre de Kukenam sólo se conoce al sapito
más de 1500 m) se describieron cuatro especies, un reptil (Plica rugoso negro (Oreophrynella nigra) y al lagartijo Riolama leucosticta.
lumaria) y tres ranas (Pristimantis, de las cuales pienso que sólo Al igual, en el otro tepuy vecino, Yuruani, sólo se conocen unas
una es una especia válida). Una culebra, Liophis torrenicola, tam- pocas especies, algunas compartidas como Riolama leucosticta y
bién ha sido hallada en Sarisariñama, por lo que no es endémica. Oreophrynella nigra, y otras dos endémicas, como Stefania riveroi y
Los cerros Duida y Marahuaka en Amazonas son inmensos ma- Pristimantis yuruaniensis.
cizos tepuyanos en los cuales se han realizado algunas colectas, y
aparentemente son los más diversos hasta el momento, sin ha- Por último, en Aprada-tepuy, un pequeño tepuy de 4.37 km2 de
berse realizado ningún estudio profundo. Tanto expediciones superficie en la cumbre y 2450 m, se ha reportado Stefania satelles
por parte del AMNH en los años treinta, como por parte de y una especie indeterminada o indescrita de Pristimantis, y el apa-
Juan Rivero en los años sesenta, como de Terramar en los rente endémico dendrobatido Anomaloglossus breweri,
ochenta, arrojaron varias especies endémicas. De allá se cono- colectado en la entrada de la fabulosa Cueva de El Fantasma.
cen especies tan interesantes como Metaphryniscus sosae,
Tepuihyla aecii y T. luteolabris, Myersohyla inparquesi, Stefania ma-
rahuaquensis y S. goini, y Pristimantis marahuaka, aparte del

Tesoros de nuestra biodiversidad 77


Conclusiones
El Mundo Perdido, aunque ya
no lo es tanto, sigue fascinando
a todos sus exploradores. Pese
a haber dedicado su vida en-
tera a su exploración, muchos
científicos piensan que apenas
se ha arañado la superficie de
su conocimiento. Sin ir más
allá, el descubrimiento en
2004 de la caverna en arenisca
más amplia del planeta, es un
buen ejemplo. Si un accidente
orográfico de estas caracterís-
ticas ha tardado tanto en ser
avistado y admirado por el ser
humano, podemos estar segu-
ros de que aún existen miles
de criaturas, muchas de ellas
diminutas, algunas que se
arrastran, otras bajo la turba,
ciertas otras en las copas de
árboles y aún más en profun-
das grietas que aún no han
Hyalinobatrachium cappellei
sido holladas (y tal vez nunca
Fotografía: Cesar Barrio-Amorós lo sean) por el hombre.

También podría gustarte