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Traducción usando Chat GPT para el Cap.1 del libro Haynes, S. N., & O'Brien, W. H. (2002).

Principles and practice 1


of behavioral assessment. Springer Science & Business Media. Revisado por la profesora Claudia Gutierrez para la
clase de Evaluación y Formulación de Caso

Introducción a la Evaluación Psicológica

La evaluación conductual es uno de los muchos paradigmas de evaluación psicológica.


Está compuesta por un conjunto diverso de suposiciones sobre el comportamiento y sus
causas, así como por suposiciones sobre las mejores estrategias para comprender a las
personas con problemas de comportamiento, planificar intervenciones y evaluar los
efectos de esas intervenciones.

Comenzamos nuestra discusión sobre la evaluación conductual definiendo primero la


evaluación psicológica y enfatizando que la medición es un componente central de un
enfoque científico de la evaluación psicológica. Discutimos el papel importante de la
medición en los juicios clínicos y en el juicio más complejo de la evaluación conductual:
la formulación del caso conductual. A continuación, discutimos la idea de los "paradigmas"
de la evaluación psicológica, que proporcionan un marco para presentar el paradigma de la
evaluación conductual.

En la sección principal de este capítulo, previsualizamos las suposiciones y métodos


subyacentes de la evaluación conductual. En la última sección, discutimos el desarrollo, las
fuentes de influencia y las bases históricas de la evaluación conductual.

A lo largo de este capítulo se enfatizan varias ideas:

La "evaluación psicológica" implica la evaluación sistemática de una persona o personas e


incluye suposiciones, métodos, variables e inferencias.
La medición es un componente central de un enfoque científico de la evaluación
psicológica.
El paradigma de evaluación psicológica dentro del cual opera el evaluador afecta las
variables medidas, las estrategias de evaluación, la información obtenida y los juicios
clínicos sobre el cliente.
La integración de estrategias de evaluación de diferentes paradigmas de evaluación debe
abordarse con cautela.
El paradigma de evaluación conductual está compuesto por un conjunto integrado de
suposiciones y métodos, con énfasis en la evaluación empíricamente respaldada,
multisource y mínimamente inferencial de comportamientos y variables causales
contemporáneas en el entorno natural.
Existe una considerable superposición entre los paradigmas de evaluación conductual y no
conductual y dentro de los subparadigmas de evaluación conductual.

La característica supraordenada del paradigma de evaluación conductual es el énfasis


en el empirismo y la necesidad de un enfoque científico para la evaluación.

El paradigma de evaluación conductual ha sido influenciado por generaciones de


académicos conductuales y por la investigación en múltiples disciplinas.
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Evaluación Psicologica y Medición

Evaluación
La evaluación psicológica se ha definido de muchas maneras (ver Recuadro I-I), pero la
mayoría de las definiciones son congruentes con la idea de que es la evaluación sistemática
del comportamiento de una persona o personas ("comportamiento" incluye modos de
respuesta motora, verbal, cognitiva y fisiológica). La evaluación psicológica está compuesta
por varios componentes conceptuales y metodológicos interrelacionados, incluyendo:

• Los métodos utilizados para recopilar información sobre una persona, tales como la
observación y las entrevistas.

• El entorno en el cual se obtiene la información, como el hogar, el aula o la clínica.

• Los objetivos de la medición, tales como los comportamientos problemáticos de un cliente


y las variables que se hipotetizan como causantes de esos comportamientos problemáticos.

• Los informantes que proporcionan información de evaluación, como un cliente, cónyuge,


padres y maestros.

• El curso temporal de la medición: la frecuencia y duración de la medición.

• Datos (medidas) e información cualitativa derivada de un instrumento de evaluación.

• Las formas en que se resumen y analizan los datos de la evaluación. Los datos de la
evaluación pueden resumirse como diversas medidas, tales como las tasas de
comportamiento, probabilidades condicionales (ver Glosario), o como una puntuación
agregada de escala a partir de la suma de muchos ítems de cuestionarios.

• Los juicios clínicos y otras inferencias basadas en la información obtenida durante la


evaluación (por ejemplo, cuál es el mejor tipo de tratamiento para un cliente; qué tan exitoso
fue un tratamiento).

Estos componentes son importantes porque afectan la información adquirida en la evaluación


psicológica de un cliente. A su vez, esta información afecta el juicio clínico sobre el cliente,
que es el resultado principal de la evaluación psicológica. En última instancia, realizamos la
evaluación psicológica para hacer inferencias sobre un cliente, tales como estimaciones de
problemas de comportamiento importantes y las causas de estos problemas.

Las creencias y valores del evaluador afectan fuertemente los componentes mencionados
anteriormente. Por ejemplo, las creencias del evaluador sobre las causas de los
comportamientos hiperactivos de los niños afectarán si examina el entorno del aula o limita
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la evaluación a factores cognitivos (por ejemplo, mediante la evaluación con una prueba de
inteligencia o una prueba de rendimiento continuo) (Vance, 1998).

En resumen, muchos elementos de la evaluación psicológica afectan los juicios clínicos que
son el producto del proceso de evaluación (ver Figura 1-1). Como discutiremos más adelante,
los paradigmas de la evaluación psicológica difieren en sus suposiciones sobre el
comportamiento y sus causas. A su vez, se prefieren diferentes estrategias de evaluación. En
última instancia, el paradigma particular de evaluación dentro del cual opera el evaluador
afectará fuertemente sus juicios sobre el cliente y el tratamiento que este recibe.

Figura 1-1. Las relaciones entre las creencias y valores del evaluador, el paradigma de
evaluación psicológica adoptado por el evaluador, las variables objetivas y las medidas
obtenidas en la evaluación psicológica. Todos los componentes del proceso de evaluación
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psicológica afectan los juicios clínicos sobre el cliente y las decisiones de tratamiento
subsiguientes, que también son afectadas por otras variables (por ejemplo, la cooperación de
los miembros de la familia, el costo del tratamiento, las habilidades del terapeuta).

Medición

La medición es un componente central de un enfoque científico en la evaluación


psicológica.

La medición es el proceso de asignar un valor a un atributo o dimensión de una persona o


variable. En la evaluación psicológica, medimos muchas dimensiones y modos de
comportamiento, como la cantidad de movimiento de un paciente con dolor crónico y la
magnitud del malestar subjetivo de un cliente durante un episodio de pánico.

También medimos muchas dimensiones y modos de variables causales hipotetizadas,


como la intensidad y frecuencia de los factores estresantes traumáticos de la vida y la
probabilidad de que un padre preste atención positiva cuando su hijo está haciendo la tarea.
A veces, la medición implica asignar un evento a una categoría, como cuando clasificamos
un entorno de aula como "exigente" (por ejemplo, cuando observamos un entorno de aula
para identificar los factores precipitantes del comportamiento agresivo de un niño), y cuando
clasificamos el comportamiento de un esposo hacia su esposa como "crítico" (por ejemplo,
cuando utilizamos la observación análoga para identificar problemas de comunicación
matrimonial).

La medición es esencial para la evaluación psicológica porque ayuda en el juicio clínico.

La medición ayuda al evaluador a predecir el comportamiento futuro del cliente, a


hacer inferencias sobre las causas de los problemas de comportamiento del cliente, a
seleccionar el mejor programa de tratamiento para el cliente y a evaluar la efectividad de
ese programa de tratamiento. Estos juicios pueden hacerse, y a menudo se hacen, sin el
beneficio de la medición.

La medición es la base de todas las ciencias, incluidas las ciencias del comportamiento. Los
avances en el poder predictivo y explicativo de una ciencia dependen del grado en que los
fenómenos objeto de esa ciencia puedan medirse con precisión.

En la psicopatología experimental, la precisión con la que se pueden medir las características


y dimensiones de los problemas de comportamiento en adultos afecta la capacidad para
estimar la covarianza e inferir la causalidad. Por ejemplo, el grado en que el trauma infantil
contribuye a la depresión no puede estimarse con precisión si la magnitud, frecuencia y
duración de la "depresión" y el "trauma infantil" no pueden medirse de manera precisa y
válida (Persons & Fresco, 1998).
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En la psicología transcultural, el grado en que los factores culturales están asociados con la
incidencia y las características de los problemas de comportamiento no puede determinarse
a menos que podamos medir con precisión la "identidad étnica" así como los problemas de
comportamiento objetivo (Marsella & Kameoka, 1989).

Otro objetivo de la ciencia psicológica es la predicción: predecir cómo se comportará un


individuo en diferentes circunstancias y entornos o predecir el efecto de eventos específicos
en el comportamiento. La precisión de las predicciones está limitada por la exactitud con
la que se pueden medir las variables predictoras y las variables predichas.

Nuestra capacidad para predecir la probabilidad de que un cliente experimente ataques de


pánico en entornos concurridos (es decir, la probabilidad condicional de ataques de pánico
en entornos concurridos, en comparación con todos u otros entornos), la probabilidad de que
un esposo golpee a su esposa cuando ella amenaza con irse, y cuánto durarán los episodios
de berrinches de un niño depende de la precisión con la que podamos medir los ataques de
pánico, la violencia marital y los berrinches.

Es importante señalar que diferentes estrategias de medición pueden llevar a diferentes


estimaciones e inferencias. Por ejemplo, nuestra estimación de la probabilidad de que un
adolescente antisocial robe, mienta, destruya propiedades o provoque peleas depende de si
basamos nuestras predicciones en informes de los padres, informes de los maestros,
autoinformes del adolescente, observación directa del comportamiento o respuestas a tarjetas
de Rorschach (Patterson, 1993). También podemos llegar a diferentes estimaciones
dependiendo de cuál de varios instrumentos de informe de padres utilicemos y con cuál de
los padres los utilicemos.

A lo largo de este libro enfatizamos que (a) las estrategias de medición son un elemento
central del juicio clínico y (b) las estrategias de medición que son congruentes con el
paradigma de evaluación conductual pueden ser particularmente útiles para hacer juicios
clínicos válidos.

Evaluación y Juicios Clínicos

En la evaluación clínica, las variables que medimos y nuestras estrategias de evaluación


afectan los juicios clínicos. La medición puede influir en los juicios sobre cuáles de los
múltiples problemas de comportamiento de un cliente deben ser tratados primero,
cuáles son las variables causales más importantes y modificables para esos problemas
de comportamiento, y cuáles tratamientos serían los mejores para un cliente en
particular (ver secciones especiales sobre la relación evaluación-tratamiento en European
Journal of Psychological Assessment, 14, 1998; y Psychological Assessment, 9, 1997).

Las características de un instrumento de evaluación, particularmente su validez y utilidad,


afectan la validez de las predicciones, estimaciones e inferencias clínicas basadas en las
medidas obtenidas. Las propiedades de un instrumento de evaluación (más precisamente, de
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las medidas derivadas de ellos; ver Messick, 1993) establecen los límites superiores de
nuestra capacidad para usar las medidas obtenidas del instrumento para los juicios clínicos.

La validez de los juicios clínicos también depende de la precisión (ver Glosario) con la que
podemos medir las variables causales. Por ejemplo, la precisión con la que podemos medir
los factores causales potenciales para el abuso infantil afecta nuestra capacidad para estimar
la probabilidad de que un niño sea abusado por sus padres.

Estos factores causales pueden incluir el tipo y la severidad de los factores estresantes de la
vida experimentados por los padres, cómo piensan y manejan esos estresores, las
experiencias previas de los padres con la violencia doméstica, los apoyos sociales disponibles
para la familia, el uso de sustancias y las habilidades de los padres para manejar
comportamientos difíciles del niño (Hillson & Kuiper, 1994).

Las estimaciones de las relaciones causales son particularmente importantes en la


terapia conductual porque las intervenciones conductuales a menudo intentan
modificar las variables que se hipotetiza causan problemas de comportamiento. Para
entender por qué algunas personas, pero no otras, experimentan pensamientos recurrentes
angustiantes, pesadillas y recuerdos intrusivos años después de un evento traumático (por
ejemplo, agresión sexual, desastres naturales, accidentes automovilísticos severos), debemos
ser capaces de medir con precisión las dimensiones de los eventos traumáticos, como su
severidad, duración, grado de controlabilidad y daño. También es útil poder medir las
respuestas conductuales, cognitivas y fisiológicas del sobreviviente del trauma durante
e inmediatamente después del evento. Nuestra comprensión de los efectos del trauma
también depende de cuán precisamente podemos medir las variables que podrían
moderar el impacto del evento traumático. Estas variables moderadoras podrían incluir la
cantidad y tipo de apoyo social disponible para la persona en el momento del trauma e
inmediatamente después, las interacciones sociales que estaban ocurriendo durante el evento
traumático, las experiencias previas de la persona con el trauma, la creencia de la persona
sobre su papel en causar el evento traumático y la vulnerabilidad fisiológica y genética de la
persona.

Las estrategias de medición también pueden tener un impacto importante en el diagnóstico


psiquiátrico de un cliente. El diagnóstico de un cliente puede afectar si es hospitalizado y por
cuánto tiempo, así como el tipo de tratamiento farmacológico y psicológico que se le
prescribe.

Un diagnóstico psiquiátrico se basa en varios juicios clínicos de orden inferior: la


estimación del evaluador sobre la presencia o ausencia, severidad y duración de los
síntomas componentes. Por ejemplo, un diagnóstico de Trastorno por Déficit de
Atención/Hiperactividad (TDAH) según el DSM-IV requiere que el individuo manifieste seis
síntomas de inatención (por ejemplo, errores por descuido en el trabajo escolar, olvidos en
las actividades diarias, pierde cosas) o seis síntomas de hiperactividad-impulsividad (por
ejemplo, se mueve inquietamente, corre o trepa excesivamente, habla en exceso) durante al
menos seis meses. El diagnóstico también requiere "deterioro clínicamente significativo" en
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dos o más entornos, comenzando antes de los siete años de edad (APA, 1994). La precisión
con la que el evaluador puede medir "errores por descuido" y "olvidos" y estimar el grado de
"deterioro" asociado con estos comportamientos puede afectar el diagnóstico del niño.

La precisión con la que medimos los síntomas componentes de un diagnóstico de TDAH


también tendrá otras consecuencias importantes, como si el cliente recibe medicación,
ubicación en un entorno educativo especial o programas de instrucción especiales. La
precisión y validez de las medidas obtenidas de los componentes del TDAH dependerán de
los métodos e instrumentos de evaluación que se utilicen.

Los juicios clínicos también se ven afectados por los parámetros temporales y situacionales
de las estrategias de medición: con qué frecuencia, durante cuánto tiempo y en qué
situaciones medimos las variables de interés. Por ejemplo, la frecuencia y duración con la
que medimos el estado de ánimo y la actividad motora afectarán nuestras estimaciones sobre
la estabilidad de esos comportamientos a lo largo del tiempo y nuestras estimaciones del
grado en que se ven afectados por factores estresantes ambientales, medicación y programas
de tratamiento conductual. De manera similar, nuestros juicios sobre las relaciones causales
de las variables se verán afectados por la frecuencia y duración de su medición.

Integración de Datos de Evaluación Psicológica para Juicios Clínicos: La Formulación


del Caso Conductual y el Análisis Funcional

Un componente importante y complejo de la evaluación psicológica es la resumen e


integración de los datos de evaluación para hacer juicios clínicos (Eels, 1997). La síntesis
de los datos de evaluación es necesaria para todos los juicios clínicos, pero es
particularmente esencial en la formulación del caso clínico.

Nos referimos a la resumen e integración de la información de evaluación conductual previa


al tratamiento sobre un cliente como una formulación clínica del caso conductual. Un tipo
de formulación del caso conductual es el análisis funcional: una síntesis de los
problemas de comportamiento de un cliente y las variables correlacionadas e
hipotetizadas para afectar esos problemas de comportamiento (Haynes & O'Brien, 1990;
ver Capítulo 13).

El análisis funcional es un modelo hipotetizado y de trabajo de los comportamientos


problemáticos del cliente, objetivos, variables causales y las interrelaciones entre estas
variables. El programa de tratamiento diseñado para un cliente se ve fuertemente afectado
no solo por los datos de evaluación, sino también por las inferencias que el clínico extrae de
esos datos. Se pueden extraer diferentes inferencias de los mismos datos y un análisis
funcional erróneo o incompleto puede aumentar la probabilidad de fracaso del tratamiento.

Una formulación del caso conductual es difícil de derivar, en parte, porque un problema
de comportamiento puede tener una forma y dimensión diferentes entre los clientes.
Además, los clientes a menudo presentan varios problemas de comportamiento que
pueden afectar entre sí de maneras complejas. Los problemas de comportamiento y los
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componentes de esos problemas también pueden verse afectados por diferentes variables
causales. Además, el tipo y la fuerza de las variables causales pueden diferir
significativamente entre los clientes con el mismo problema de comportamiento.
Finalmente, la mayoría de los problemas de comportamiento son el resultado de múltiples
variables causales, que varían en importancia, modificabilidad y dirección de influencia entre
las personas.

La formulación del caso conductual también puede verse influenciada por los
instrumentos de evaluación particulares que se utilicen. Cada instrumento proporcionará
datos únicos sobre los cuales se basa la formulación del caso conductual. Además, el clínico
a menudo debe construir una formulación del caso conductual con datos conflictivos o
insuficientes sobre variables importantes.

Resumen

El objetivo de la primera sección fue introducir la evaluación psicológica, como


contexto para la discusión subsecuente del paradigma de evaluación conductual.

La evaluación psicológica es la evaluación sistemática del comportamiento de una persona


o grupo de personas. Una evaluación precisa y válida es necesaria para el avance de las
ciencias psicológicas.

La evaluación psicológica tiene muchos componentes. Estos incluyen los métodos de


evaluación, el entorno y los objetivos de la evaluación, las fuentes de información, el curso
temporal de la medición, los datos derivados y las formas en que se resumen, y las
inferencias derivadas del proceso de evaluación.

La medición es un componente importante de la evaluación psicológica. La validez de los


juicios clínicos está limitada por la exactitud, precisión y validez de las medidas derivadas.
Estas medidas, a su vez, dependen de los métodos de evaluación, instrumentos y estrategias
utilizados para su recopilación. Uno de los objetivos de este libro es promover un enfoque
científico de la evaluación psicológica: el uso de métodos de evaluación, instrumentos y
estrategias que proporcionen las medidas más válidas y precisas de las variables que son
importantes para una función de evaluación particular.

La síntesis de la información para los juicios clínicos es el último y más importante


componente de la evaluación psicológica.

En la evaluación conductual, el resumen e integración de los datos de evaluación sobre un


cliente, una formulación clínica del caso conductual, a menudo se llaman análisis funcional.
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Paradigmas de Evaluación Psicológica

Ahora examinamos el efecto de los paradigmas de evaluación psicológica en las


estrategias de evaluación y los juicios clínicos.

Señalamos que la información de la evaluación psicológica afecta muchos juicios clínicos,


como qué métodos e instrumentos de evaluación son los mejores para un cliente en particular,
qué comportamientos y posibles variables causales son los objetivos más importantes de la
evaluación, quién debe ser evaluado y con qué frecuencia se deben obtener las medidas.
También señalamos que las decisiones sobre los métodos, instrumentos y el momento de la
evaluación afectan la información que estará disponible para el evaluador.

Paradigmas como Guías para la Evaluación Psicológica

Definición de Paradigma

Las decisiones sobre cómo evaluar a un cliente están guiadas por el paradigma de
evaluación psicológica (ver discusiones sobre paradigmas de Kuhn, 1970; Krasner, 1992)
dentro del cual opera el evaluador (ver Figura 1-1).

Un paradigma de evaluación psicológica es un conjunto de principios, creencias,


valores, hipótesis y métodos defendidos en una disciplina de evaluación o por sus
seguidores. Un paradigma de evaluación psicológica incluye creencias e hipótesis sobre la
importancia relativa de los problemas de comportamiento, el modo más importante (por
ejemplo, fisiológico vs. cognitivo) de los problemas de comportamiento, las variables
causales que afectan el comportamiento (por ejemplo, experiencias de aprendizaje
tempranas, factores genéticos, contingencias de respuesta), los mecanismos de acción causal
(por ejemplo, aprendizaje, neurotransmisores, conflicto intrapsíquico), la importancia de la
evaluación para el diseño del tratamiento y los mejores métodos para obtener información.
También incluye pautas para la resolución de problemas deductiva e inductiva, estrategias de
toma de decisiones y cómo interpretar la información de evaluación (ver Cuadro 1-2).
Ejemplos de paradigmas de evaluación psicológica incluyen la evaluación conductual, la
evaluación psicodinámica-proyectiva, la evaluación de la personalidad, la evaluación
intelectual-cognitiva, los sistemas familiares y la evaluación neuropsicológica.

Diferencias Entre Paradigmas

Los paradigmas de evaluación psicológica pueden diferir en sus bases para extraer
inferencias de los datos de la evaluación. En algunos paradigmas de evaluación, los datos
obtenidos en la evaluación a veces se interpretan mediante la referencia a datos obtenidos de
otras personas utilizando el mismo instrumento. Esto se ejemplifica con el uso de normas
para estimar el nivel relativo de capacidad intelectual de una persona o la magnitud relativa
de la ansiedad social a partir de sus respuestas a cuestionarios autoinformados. Este es un
elemento de un enfoque nomotético de la evaluación (ver Capítulo 6) y es característico del
paradigma de evaluación de la personalidad.
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En otros paradigmas, los datos obtenidos en la evaluación a veces se interpretan mediante


la referencia a datos del mismo cliente obtenidos en un momento o situación diferente,
o mediante la referencia a los objetivos del cliente o a un criterio. Un ejemplo es la
evaluación de los efectos de las contingencias sociales sobre las tasas observadas de
comportamiento autolesivo de un niño con discapacidad del desarrollo durante varios meses,
manipulando sistemáticamente estas contingencias en un diseño ABAB (sin
contingencias/contingencias/sin contingencias/contingencias). El enfoque de la evaluación
es el grado en que el comportamiento autolesivo se ve afectado por la contingencia, y las
inferencias no dependen de datos de comportamientos autolesivos en otros individuos con
discapacidad del desarrollo. Este es un elemento de un enfoque idiográfico de la evaluación,
característico del paradigma de evaluación conductual.

Los objetivos de la evaluación psicológica también pueden diferir entre paradigmas. Los
objetivos de la evaluación conductual con un cliente podrían incluir la especificación y
medición de problemas de comportamiento y objetivos, así como de las relaciones
causales y no causales que afectan esos problemas de comportamiento y objetivos. Los
objetivos de la evaluación con el mismo cliente desde otros paradigmas podrían incluir el
diagnóstico, la identificación de déficits neuropsicológicos y cognitivos, o la identificación
de rasgos de personalidad que se presume afectan los problemas de vida del cliente.

Los métodos de evaluación también están guiados por los elementos conceptuales de un
paradigma. Dentro de un paradigma psicodinámico, se asume que los problemas de
comportamiento a menudo resultan de procesos y conflictos inconscientes que pueden no ser
directamente observables o accesibles conscientemente para el cliente. En consecuencia, se
presume que los métodos de evaluación proyectiva, como el Rorschach, son los medios
más efectivos para "descubrir" estos procesos.

Existen muchos paradigmas de evaluación psicológica y algunos métodos de evaluación son


congruentes con múltiples paradigmas. El Handbook of Psychological Assessment de
Goldstein y Hersen (1999) incluye capítulos sobre evaluación intelectual, pruebas de logro,
evaluación neuropsicológica, evaluación proyectiva, evaluación de la personalidad,
evaluación asistida por computadora y evaluación conductual. El Handbook of Psychological
Assessment de Groth-Marnat (1997) incluye capítulos sobre entrevistas, evaluación
conductual, evaluación intelectual, evaluación de la personalidad y evaluación proyectiva. El
Assessment of Children de Sattler (1988) incluye capítulos sobre evaluación intelectual,
entrevistas, evaluación neuropsicológica, evaluación de comportamiento adaptativo y
métodos de observación.

Comparación de Paradigmas de Evaluación Psicológica

Puede ser difícil evaluar los méritos relativos de diferentes paradigmas de evaluación
psicológica porque difieren en las estrategias que presumen deben gobernar la
evaluación. Por ejemplo, una demostración de que los métodos de evaluación conductual
son superiores a los métodos proyectivos para proporcionar datos específicos para una
formulación de caso conductual puede no ser persuasiva para aquellos que se adhieren a
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paradigmas no conductuales. Los adherentes a un paradigma de evaluación psicodinámica


pueden no valorar la información de orden molecular que resulta de la evaluación conductual
y pueden criticarla por no identificar los rasgos molares y los mecanismos intrapsíquicos
subyacentes de un cliente.

Los paradigmas de evaluación pueden evaluarse en su utilidad clínica y validez, es decir, el


grado en que facilitan objetivos específicos de la evaluación. Por ejemplo, los métodos de
evaluación de diferentes paradigmas pueden evaluarse según el grado en que predicen la
ocurrencia futura de comportamientos importantes como el suicidio o el abuso infantil. De
manera similar, los diferentes métodos pueden evaluarse según el grado en que ayudan a
identificar variables causales importantes e identificar los efectos específicos del tratamiento.
El énfasis en seleccionar la mejor estrategia de evaluación para un objetivo particular de la
evaluación es un elemento del enfoque funcional de la evaluación psicológica, es decir, el
método de evaluación debe coincidir con la función de la evaluación.

Una Base Conceptual para las Estrategias de Evaluación

La relación entre paradigmas de evaluación y estrategias, ilustrada en la Figura 1-1, también


significa que un evaluador debe sopesar cuidadosamente las implicaciones conceptuales de
implementar cualquier estrategia de evaluación. El uso de instrumentos de evaluación
proyectiva sugiere que el evaluador adopta un modelo causal de un problema de
comportamiento que enfatiza la primacía de los procesos inconscientes. Una estrategia
de evaluación proyectiva también desestima la importancia de las características dinámicas
y condicionales de los problemas de comportamiento y la identificación de variables
conductuales y ambientales específicas, mínimamente inferenciales y modificables.

Puede ser útil integrar estrategias de diferentes paradigmas de evaluación. (En 1993,
Behavior Modification, 17[1], publicó una serie de artículos sobre la integración de
estrategias de evaluación conductual y de personalidad). Sin embargo, la integración de
estrategias de evaluación de diferentes paradigmas a menudo se realiza de manera no
sistemática y no académica. La selección de estrategias de evaluación conceptualmente
incompatibles puede reflejar una falta de familiaridad con sus paradigmas subyacentes. Entre
las muchas preguntas que un evaluador debe abordar (por ejemplo, "¿Qué estrategias de
evaluación son las mejores, dados los propósitos de la evaluación?"), el evaluador también
debe abordar la pregunta "¿Qué modelo de problemas de comportamiento y sus causas
subyace a esta estrategia de evaluación?"

Las Características del Paradigma de Evaluación Conductual

El paradigma de evaluación conductual incluye varios conjuntos de supuestos sobre los


problemas de comportamiento, las causas probables de los problemas de comportamiento y
las mejores estrategias de evaluación. Estos supuestos y estrategias subyacentes se introducen
a continuación y se presentan en más detalle en la Sección II de este libro. Las características
esbozadas a continuación difieren en dos dimensiones: el grado en que distinguen los
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paradigmas conductuales de los no conductuales y el grado en que son respaldadas en varios


subparadigmas de la evaluación conductual (ver Cuadro 1-2).

Como se describe en la Tabla 1-1, la evaluación conductual es un paradigma de evaluación


psicológica que enfatiza la evaluación empíricamente respaldada, multimétodo y de
múltiples informantes de comportamientos específicos y observables y variables causales
contemporáneas en el entorno natural. El paradigma de evaluación conductual destaca el uso
de instrumentos de evaluación bien validados y asume que las variables sociales/ambientales
y cognitivas son a menudo fuentes importantes de variación del comportamiento. La
evaluación conductual se utiliza a menudo para recopilar datos para la evaluación
preintervención (para desarrollar análisis funcionales de problemas de comportamiento), para
evaluar los efectos del tratamiento y para analizar la conducta de la investigación conductual
básica y aplicada.

Superposición y Diversidad dentro de los Paradigmas de Evaluación Psicológica

Superposición Entre los Paradigmas de Evaluación Conductual y No Conductual

La mayoría de las características descritas en la Tabla 1-1 se enfatizan más en la evaluación


psicológica conductual que en los paradigmas de evaluación psicológica no conductual. Sin
embargo, los conceptos y métodos de los paradigmas de evaluación psicológica se
superponen parcialmente. Varios elementos en la Tabla 1-1 también son característicos de
otros paradigmas de evaluación psicológica, y pocos discriminan perfectamente entre los
paradigmas de evaluación conductual y no conductual. Por ejemplo, el uso de instrumentos
de evaluación validados se enfatiza en la evaluación de la personalidad, y muchos teóricos
de la personalidad también reconocen la especificidad situacional del comportamiento
(Butcher, 1995; Wright & Mischel, 1987). De manera similar, muchos aspectos de la
evaluación proyectiva son idiográficos, y las inferencias a menudo se basan objetivamente
en una integración de índices cualitativos y cuantitativos (Finch & Belter, 1993; Weiner,
1994). Finalmente, la evaluación educativa (Linn, 1993) a menudo implica medidas directas
y de orden inferior de los comportamientos de interés (por ejemplo, medir la capacidad de
lectura administrando una prueba de lectura).

Diversidad de Enfoques, Supuestos y Métodos dentro del Paradigma de Evaluación


Conductual

También existen diferencias entre los subparadigmas subsumidos dentro de la evaluación


conductual en el grado en que abrazan las características descritas en la Tabla 1-1.

Por ejemplo, el subparadigma de análisis conductual enfatiza la utilidad clínica de un enfoque


de evaluación individualizado, dentro de la persona y principalmente observacional.
Alternativamente,
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los subparadigmas cognitivo-conductuales a menudo integran estrategias de evaluación


idiográficas y nomotéticas al hacer inferencias clínicas y a menudo utilizan medidas de
instrumentos de autoinforme.

El grado de énfasis en los factores causales sociales/ambientales (por ejemplo, recompensas


tangibles y contingencias de respuesta verbal) también varía entre los subparadigmas de
evaluación conductual. Las contingencias de respuesta ambiental juegan un papel destacado
en los modelos causales de análisis conductual (por ejemplo, Van Houten & Axelrod, 1993).
Aunque los factores causales sociales/ambientales son incorporados en los subparadigmas
Cognitivo-Conductuales y Factores Biológicos

En los subparadigmas cognitivo-conductuales, los factores causales sociales/ambientales se


incorporan, aunque a veces se les asigna un nivel de importancia menor. En estos modelos,
a menudo se presume que las "expectativas" con respecto a las contingencias o las
atribuciones causales tienen un impacto más fuerte en los problemas de comportamiento.
Otros subparadigmas de evaluación conductual enfatizan la importancia de los factores
biológicos (por ejemplo, la genética, el funcionamiento de los neurotransmisores) en el
desarrollo de muchos problemas de comportamiento.

La Distintividad y las Cualidades Dinámicas del Paradigma de Evaluación


Conductual

Aunque cada característica en la Tabla 1-1 diferencia imperfectamente los paradigmas de


evaluación conductual de los no conductuales, la evaluación conductual es única en su
adopción de este conjunto integrado de principios, objetivos y estrategias. Es especialmente
distintiva en el grado en que enfatiza las características primarias identificadas en la Tabla 1-
1: factores causales sociales/ambientales contemporáneos, factores situacionales y
contextuales, evaluación idiográfica de series temporales y la medición de variables de orden
inferior y menos inferenciales.

Por ejemplo, cuando se invocan pensamientos y creencias específicos o procesos cognitivos


(por ejemplo, el procesamiento de la información, la atención selectiva) para explicar el inicio
o mantenimiento de problemas de comportamiento, a menudo se integran en un modelo
causal multivariante que también enfatiza los elementos sociales/ambientales y contextuales.
Para ilustrar, Smith (1994) y otros han avanzado una teoría de la "expectativa" del
alcoholismo. Ven las "expectativas del alcohol" como las contingencias aprendidas para
beber. Los alcohólicos han aprendido, a través de experiencias y observación, que beber tiene
ciertos efectos y contingencias, lo que influye en su comportamiento relacionado con el
alcohol. El alcohol se asocia con la reducción del afecto negativo, el aumento del refuerzo
social y sentimientos positivos, y otros efectos positivos. Estas expectativas aprendidas
luego afectan las decisiones futuras sobre el consumo de alcohol y se activan en situaciones
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específicas, como en presencia de otros bebedores. Este modelo causal cognitivo-conductual


del alcoholismo difiere de los modelos alternativos que otorgan primacía causal a los rasgos
de personalidad menos modificables y más estables, la "enfermedad" y los factores de
vulnerabilidad biológica (ver revisiones de modelos conductuales y no conductuales del
alcoholismo en Rychtarik & McGillicuddy, 1998; Nathan, 1993).

Dinámica de los Principios y Métodos de la Evaluación Conductual

Los principios y métodos de la evaluación conductual también son dinámicos porque


cambian con el tiempo (Haynes, 1999). Series recientes sobre la evaluación conductual y las
variables de personalidad (ver Behavior Modification, 17, 1992) y la evaluación conductual
y el diagnóstico DSM (ver Behavioral Assessment, 10, 1988; y Behavioral Assessment, 14,
1992), y el libro sobre métodos de evaluación de Hersen y Bellack (1998) ilustran cambios
en los métodos y el enfoque de la evaluación conductual. Muchos defensores de un
paradigma de evaluación conductual han adoptado conceptos y métodos de evaluación que
habrían sido rechazados en las décadas de 1960 y 1970.

El paradigma de evaluación conductual es especialmente dinámico en la potencia y


sofisticación de sus modelos explicativos. Análisis de secuencias complejas de
comportamiento (por ejemplo, probabilidades condicionales; Gottman & Roy, 1990),
interrelaciones complejas entre muchas personas (por ejemplo, enfoque de sistemas; Taylor
& Carr, 1992), relaciones funcionales complejas entre variables causales (por ejemplo,
modelos de casos clínicos analíticos funcionales; Haynes, Leisen, & Blaine, 1997), modelos
de orden superior de interacciones complejas comportamiento-ambiente (por ejemplo,
operaciones de establecimiento; Michael, 1993), la aplicación de la evaluación conductual a
la toma de decisiones clínicas (Nezu, Nezu, Friedman, & Haynes, 1997), la creciente
integración de modelos causales conductuales, cognitivos y fisiológicos y el tratamiento (por
ejemplo, Gatchel & Blanchard, 1993), y en la tecnología de evaluación (Tryon, 1998) ilustran
avances recientes en el paradigma de evaluación conductual (ver revisión en Haynes, 1999).

La creciente inclusión de métodos de evaluación conductual es una fuente de preocupación


para algunos y vista como una ventaja por otros (ver discusión de teoría, métodos y cambios
en la evaluación conductual por Hartmann, Roper, & Bradford, 1979; Haynes, 1998b;
McFall, 1986). Las preocupaciones son justificadas en la medida en que la ampliación del
paradigma resta poder predictivo y explicativo o utilidad clínica. ¿El uso de cuestionarios de
autoinforme resta importancia al énfasis importante en la observación directa del
comportamiento? ¿Los modelos de problemas de comportamiento que enfatizan los procesos
cognitivos restan importancia a la historia de aprendizaje única de una persona y las
contingencias de respuesta mantenedoras?

Innovaciones en los Conceptos y Métodos de Evaluación PsicológicaLos nuevos conceptos


y métodos de evaluación psicológica son inevitables y promueven la evolución de los
paradigmas de evaluación psicológica. Algunas innovaciones serán consideradas y luego
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descartadas y otras serán retenidas porque mejoran la precisión, el poder y la utilidad del
paradigma de evaluación (ver Cuadro 1-3).

El poder de un paradigma de evaluación psicológica se mejora si los nuevos conceptos y


métodos se evalúan abierta pero cuidadosamente. Esto se puede lograr mediante:

Asumir una actitud "¿Y si fuera así?" al estilo de Steinbeck hacia las nuevas ideas.

Evitar el rechazo temprano de nuevas ideas que parecen contradecir los principios
existentes.

Mantener una fuerte orientación empírica y de prueba de hipótesis hacia las nuevas ideas y
métodos.

Considerar los supuestos y los modelos subyacentes asociados con los nuevos métodos.

Evaluar las posibles contribuciones de los nuevos métodos e ideas, en lugar de su


conformidad con las ideas existentes.

La característica suprema del paradigma de evaluación conductual es el énfasis en el


empirismo.

Un paradigma de evaluación empírica utiliza estrategias de investigación cuidadosamente


diseñadas, basadas en variables definidas y medidas, para responder a preguntas sobre la
validez y utilidad de las estrategias de evaluación, los supuestos subyacentes y los juicios.
Un enfoque empírico de la evaluación fomenta la medición precisa y frecuente de variables
mínimamente inferenciales. Además, fomenta el uso de múltiples instrumentos de evaluación
validados para estimar las fuentes de variación en el comportamiento.

Calidad Dinámica del Paradigma de Evaluación Conductual

La cualidad dinámica del paradigma de evaluación conductual también implica que las ideas
presentadas en este libro son provisionales. Por ejemplo, en el Capítulo 8, discutimos los
supuestos sobre los problemas de comportamiento de los clientes dentro de un paradigma de
evaluación conductual. Hablamos sobre el mejor nivel de especificidad en la evaluación
clínica, la importancia de estimar las relaciones funcionales entre los problemas de
comportamiento y la naturaleza multimodal y multidimensional de los problemas de
comportamiento. La investigación subsiguiente confirmará algunas de estas ideas y sugerirá
que otras deben ser refinadas o descartadas.

Al adoptar un enfoque empírico y dinámico, el paradigma de evaluación conductual se


mantiene adaptable y receptivo a nuevos desarrollos y descubrimientos, garantizando que las
prácticas de evaluación sigan siendo relevantes y efectivas en un panorama en constante
evolución.
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