Estrategias de Mercado Que Permiten Determinar Competitividad
Estrategias de Mercado Que Permiten Determinar Competitividad
Estrategias de Mercado Que Permiten Determinar Competitividad
COMPETITIVIDAD
Reproducido con fines Académicos por el Lic. Hender Eduardo Labrador Suarez, para el 5to. Años de Administración Mención
Mercadeo de la Universidad Católica del Táchira.
Todos los mercados, incluso los más estables, evolucionan significativamente a lo largo
del tiempo, pasando por una serie de etapas que se han hecho corresponder con las de
los seres vivos y que hacen posible hablar de “ciclo de vida” ya sea del mercado, del tipo
o clase de producto, de una forma de producto o de la marca. En los apartados que
siguen se tratará en primer lugar del ciclo de vida del producto y las fuerzas o factores que
actúan sobre el mismo.
Este concepto parte del desarrollo, en las primeras décadas del siglo XX, de la llamada
por los biólogos, Teoría Sintética (neodarwinista) que, 50 años después, sintetiza
magistralmente el filósofo de la biología Elliott Sober en “los genes mutan, los organismos
compiten (y son seleccionados), las especies (poblaciones) evolucionan”. En otras
palabras, la teoría sintética privilegia un proceso (la selección natural) operando en un
nivel (el poblacional), en el que se dirime el destino de un tipo de individuos (los
organismos).
En este caso, los organismos son los productos, cuya evolución vital se puede medir a
través de la curva de ventas. La existencia de unas necesidades básicas en los
consumidores que deben ser satisfechas, pero que lo son mediante productos que van
evolucionando en el tiempo, sustituyéndose unos a otros de forma sucesiva, es la
explicación del ciclo de vida del producto. Ahora bien, esta afirmación no debe entenderse
con carácter mecanicista ya que, como señala Sober, los organismos compiten, actuando
esa competencia sobre la estructura del mercado y sobre el propio ciclo de vida,
acelerándolo, acortándolo, finalizándolo o prolongándolo, según los casos.
La forma más clásica del ciclo de vida del producto es la que se recoge en la figura 1, en
la que se puede apreciar como en el momento inicial el producto incrementa sus ventas a
unas tasas reducidas, para posteriormente aumentar su ritmo de crecimiento al ser el
producto conocido por los consumidores, hasta que ese crecimiento disminuye debido a la
saturación de los mercados, iniciándose, por último, una caída en las ventas, como
consecuencia de la aparición de un nuevo producto que cubre de manera más
satisfactoria las necesidades de los consumidores.
Figura 1: El Ciclo de vida del Producto
El cuadro 2 recoge las características de las etapas del ciclo de vida en cuanto a
crecimiento, segmentación, tecnología, beneficios y competencia.
CUADRO 2: CARACTERÍSTICAS DE LAS FASES DEL CICLO DE VIDA DEL PRODUCTO
Fuente: Adaptado de Cruz Roche, I. (1990): Fundamentos de Marketing, Ariel Economía, p. 185 y
Santesmases, M (1996): Marketing. Conceptos y Estrategias, Pirámide, p. 438.
Los ciclos de vida de los diferentes productos tienen una duración distinta, según cuál sea
la velocidad a que se produce la innovación en la solución de las necesidades de los
consumidores. Así, mientras que los productos de moda tienen un ciclo temporal muy
corto, algunos productos industriales, como el nailon, han ido ampliando su ciclo de vida
en función de nuevos desarrollos o nuevas aplicaciones.
Sin embargo, cabría preguntarse si realmente el ciclo de vida del producto es un modelo
universal, contrastado en la práctica, o no es más que una construcción teórica. Los
intentos de contrastación empírica, como es el trabajo de Rink y Swan 1, realizados en
diversos sectores han llevado a la identificación de hasta doce modelos diferentes. No
obstante, las investigaciones empíricas ponen de manifiesto que el modelo denominado
clásico, con el perfil ya conocido, es el que se presenta con mayor frecuencia.
En España, una investigación realizada por Yolanda Polo2 para seis productos de
consumo duradero (frigoríficos, automóviles de turismo, máquinas de afeitar, televisores,
planchas y lavadoras) concluye que, en líneas generales, “el perfil de las ventas a lo largo
del tiempo responde al perfil que predice el ciclo de vida, con tasas de crecimiento
variables de unos años a otros”. No obstante, señala que el ciclo de vida no permite hacer
previsiones ajustadas a corto plazo, por los cambios en la calidad de los productos que
pueden inducir a la obsolescencia de modelos anteriores (televisores en color frente a
blanco y negro o lavadoras automáticas frente a manuales) y acelerar la reposición.
También el impacto de variables ambientales como el precio, el nivel de renta y las
expectativas pueden ser causa de oscilaciones importantes sobre la tendencia general,
que reducen el poder predictivo del modelo.
Para la utilización del ciclo de vida como predictor de la evolución de las ventas a largo
plazo es preciso establecer hipótesis sobre el nivel de saturación del mercado (qué
cantidad de producto marcaría la saturación del mercado) y también sobre cuándo
aparecerá la innovación que, al satisfacer mejor la necesidad cubierta, propiciará el
declive de las ventas del producto. La realización de estas predicciones tiene un alto
contenido subjetivo.
1
Rink, D.R. y Swan, J.E.: “Product life cycle research: a literature review”. Journal of Business Research,
vol. 7, nº 3, 1979, pág. 222.
2
Polo, Y.: Desarrollo de nuevos productos: aplicaciones a la economía española. Universidad de Zaragoza,
1988.
Siguiendo el planteamiento de Munuera (1998:130), se pueden identificar tres grupos de
factores que actúan produciendo cambios en los mercados y, en especial, en las ventas
de cada tipo de producto, como se recoge en la figura 3.
Figura 3. Factores que actúan sobre el Ciclo de Vida del Producto
Nº de participantes y relaciones de
INESTABILIDAD DE LA poder entre ellos, dinamismo de las
OFERTA empresas, de sus objetivos y
estrategias
La tasa de adopción de un nuevo producto mide el ritmo con que éste va difundiéndose
en un mercado. Al representar gráficamente los porcentajes acumulados de población que
han ido adoptando nuevos productos, se obtienen curvas de formas muy parecidas en
todos los casos. La diferencia estriba en el tiempo requerido para que el nuevo producto
se difunda hasta un determinado nivel. La mayor o menor rapidez del proceso de
adopción depende de los siguientes factores:
- El riesgo personal que debe asumir el consumidor (ante el posible coste de una
decisión de compra, que luego le deje insatisfecho).
- La ventaja relativa sobre otros productos.
- La simplicidad relativa del nuevo producto.
- La compatibilidad con bienes previamente adoptados.
- La duración de la prueba.
- La facilidad para comunicar la idea principal del nuevo producto.
- El esfuerzo comercial realizado por la industria: grado de rivalidad, inversión de los
competidores y presupuesto de cada empresa en I+D, publicidad, vendedores...
Los individuos que adoptan el nuevo producto lo hacen de forma progresiva. Es posible
diferenciar a las personas en función del momento en que deciden adquirir la novedad.
Rogers3 identificó cinco categorías de consumidores, que sucesivamente van acogiendo
el nuevo producto: innovadores, adoptadores iniciales, primera mayoría, mayoría tardía y
rezagados. Su aparición a lo largo del tiempo se ajusta a una distribución normal, tal como
muestra la Figura 4.
Los innovadores son los primeros en adoptar el nuevo producto, los más entendidos y
entusiastas, capaces de asumir el riego implícito; pero suponen un porcentaje muy
minoritario, que no supera el 3% de la sociedad. A continuación se deciden los
adoptadores iniciales, quienes consumen por encima de la media, tienen influencia
sobre otras personas y constituyen un grupo más numeroso que los innovadores, pues
ronda el 13,5% de la población. Posteriormente el nuevo producto es adoptado por la
mayoría inicial, una categoría más reacia al riesgo que las anteriores, y que supone la
tercera parte del mercado. Con igual tamaño luego es el turno de la mayoría tardía, un
3
ROGERS, E. M. (1983): Diffusion of Innovations. 3rd edition. New York: The Free Press.
grupo que compra cuando se ha cubierto la mitad del mercado y la innovación está
ampliamente aceptada en la sociedad. Finalmente, los rezagados –que constituyen el
16% de la población– acaban adoptando el nuevo producto como ya ha hecho casi todo el
mercado.
En otros países se ha observado que los individuos más innovadores son aquéllos con
mayor categoría profesional, nivel de ingresos, educación y clase social; además son
personas más jóvenes y cosmopolitas, con mayor contacto con los medios de
comunicación, residentes en entornos urbanos, etc.
Respecto al ciclo de vida, se puede plantear que la fase introductoria cubre a los
innovadores y adaptadores tempranos, la fase de crecimiento parte de los adoptadores
tempranos y mayoría temprana, la madurez las dos mayorías y el declive a los rezagados.
La inestabilidad de la oferta.
La estructura competitiva del mercado puede acelerar o ralentizar la tasa de crecimiento
del mismo. El proceso de evolución de los mercados competitivos permite identificar tres
tipos de mercado y sus estrategias correspondientes:
PIONERO SEGUIDOR
1. Primera elección de los segmentos y del 1. Capacidad para tomar ventajas en los
posicionamiento en ellos errores de posicionamiento del pionero
2. Define las “reglas de juego” en la calidad 2. Capacidad para tomar ventajas en los
ofrecida, el nivel de precios, la forma de errores del producto del pionero
distribución, los servicios post-venta, etc.
3. Ventajas en la distribución (diseño del 3. Capacidad para aprovechar los errores
canal, red de vendedores...), sobre todo en comerciales del pionero
bienes industriales, complejos o caros
4. Economías de escala y efecto 4. Capacidad para adquirir las últimas
experiencia, que es más importante en tecnologías
productos sofisticados o con un ciclo de
4
PIMS (Profit Impact Market Strategy) es una base de datos realizada en Estados Unidos desde principios de
los setenta, que recoge información de unas 450 compañías, que operan en cerca de 3.000 unidades
estratégicas de negocio. Fundamentalmente se dedica a medir cómo afectan las diferentes estrategias
empresariales a la rentabilidad de los negocios y cómo influyen los factores competitivos y del entorno.
5
ROBINSON, W.T. y FORNELL, C. (1985): “Sources of Market Pioneer Advantages in Consumer Goods
Industries”, Journal of Marketing Research, vol. 22, nº 3, pp. 305-17.
vida acelerado
5. Altos costes de cambio para los primeros 5. Capacidad para aprovechar los recursos
clientes. Constituyen una desventaja al ser limitados del pionero
difíciles de aceptar las mejoras
tecnológicas, pero a la vez constituyen una
ventaja porque los clientes logrados serán
todavía más reacios a cambiar hacia la
oferta de los seguidores
6. Facilidad para negociar con los
proveedores de materiales, para una
industria cuyo potencial se desconoce
No obstante, conviene recordar que ser pionero no garantiza el liderazgo, pues influyen
muchos otros factores. Por ejemplo, la compañía pionera en redes informáticas –IBM– fue
seguidora de Commodore, Tandy y Apple en el mercado de los ordenadores personales,
pero logró el liderazgo en cuota y rentabilidad a finales de los ochenta.
A partir de un extenso análisis de las PIMS –en los mercados en crecimiento–, se han
podido identificar algunas estrategias comunes a las empresas de éxito, en función del
momento de incorporación a la industria:
1. Pionero:
- Entrada a gran escala (amplia cobertura geográfica).
- Amplia línea de productos (con rápidas adiciones y/o modificaciones).
- Buena calidad de los productos (diseño, tecnología, control de calidad, etc.).
- Fuertes inversiones promocionales.
2. Primeros seguidores:
- Entrada a mayor escala que los pioneros.
- Superioridad de recursos de marketing frente al pionero
- Reducción de los precios
- Mejora de la tecnología, la calidad y el servicio (especialmente en las industrias con
segunda generación tecnológica).
3. Últimos seguidores:
- Especializarse en mercados periféricos o nichos.
El pionero debe propiciar un rápido desarrollo del mercado, lo que supone incrementar
la capacidad de compra de los consumidores. El ofrecimiento de precios reducidos que
facilitan la penetración del producto puede ser una estrategia adecuada, si se pretende
permanecer en los mercados. Si por el contrario, el objetivo es una presencia corta y una
rápida salida hacia otros mercados es más adecuada una política de precios de
descremado (precios altos que posteriormente se van reduciendo). Las facilidades
crediticias, tanto en el mercado de consumo como en el industrial, facilitan la rápida
penetración en los mercados. En mercados industriales conviene ofertar instalación,
servicio, ingeniería, etc., como forma de reducir los costes de cambio de tecnología e
incrementar la compatibilidad del producto con los sistemas existentes.
El mantenimiento de cuota relativa como objetivo a perseguir por los líderes, supone:
Retener a los clientes actuales, lo que supone estimular la repetición de
compra. Con esta finalidad es preciso:
1) Mantener la satisfacción y la lealtad de los clientes actuales, lo que
se puede obtener a través de acciones como la mejora permanente de la
calidad, las modificaciones continuas de productos para aumentar los
beneficios ofrecidos a los clientes y/o reducir los costes, mejorando la
distribución mediante relaciones más directas con los principales
distribuidores (“key account managers”), incrementando el servicio
postventa, etc.
2) Estimular y simplificar las compras repetidas, mediante la prevención
de las roturas de stocks en la distribución, reduciendo los tiempos de
entrega de los productos a distribuidores y consumidores, y reforzando las
relaciones con los miembros del canal (acuerdos a largo plazo, sistemas de
pedido automático, etc.).
3) Reducir el atractivo del cambio de marca: para lo que se puede
desarrollar segundas marcas que cubran segmentos de mercado más
desprotegidos, extensión de la línea de producto con incorporación de
nuevos productos dirigidos a segmentos específicos, ofrecer ventajas en
precios o en promociones.
Sin embargo, no todas las empresas pueden ser líderes, ni siquiera tiene
aspiraciones de convertirse en líderes. Algunas aspiran a ser una pequeña pero
rentable empresa, en un segmento especializado que los grandes no están
cubriendo. Esta estrategia de nicho es una de las pocas opciones que los pequeños,
que se incorporan tarde al mercado pueden tener. Si la empresa consigue construir
una pequeña pero rentable cuota de mercado, evitando la competencia directa con
rivales más poderosos, podrá sobrevivir al estancamiento de los mercados en la fase
de madurez.
Por otro lado, hay algunas otras empresas que tienen otros objetivos más
ambiciosos: crecer en cuota de mercado y desplazar al líder, o al menos, ser un
competidor importante en el mercado total. Para estas empresas, denominadas
aspirantes, el objetivo básico es incrementar cuota de mercado relativa.
En la gestión de muchas empresas existe una obsesión por establecer los objetivos en
términos de crecimiento, tanto de las ventas como de la cuota de mercado. Estos
objetivos se hacen especialmente difíciles de conseguir cuando el mercado entra en la
fase de madurez que se caracteriza por el estancamiento de las ventas, o al menos por el
crecimiento vegetativo de las ventas.
En principio los mercados maduros se caracterizan por una fuerte estabilidad en las
cuotas de mercado de los competidores y una estabilidad en los precios, es decir una
reducida rivalidad. El líder consigue una alta rentabilidad mediante bajos costes y unos
menores gastos de marketing unitarios.
Sin embargo, el análisis anterior es excesivamente simple. En muchos mercados maduros
existen amenazas procedentes del entorno como son los cambios en las preferencias de
los consumidores, aparición de productos sustitutivos, regulaciones que protegen a los
consumidores, entrada de competidores extranjeros, etc. Existen también oportunidades
como son la mejora de los productos con nuevos beneficios, la reducción de los precios
de las materias primas, componentes, subcontratación, etc.
Las fuentes fundamentales de ventaja competitiva son los costes bajos y diferenciación
mediante la mejor calidad percibida del producto o servicio. Las estrategias en mercados
maduros son las de mantenimiento de cuota y de expansión del volumen de ventas.
La caída en las ventas viene provocada por los avances tecnológicos, la demografía del
grupo de clientes, los cambios de gustos y de estilos de vida y la aparición de productos
sustitutivos que satisfacen mejor la necesidad cubierta.
Los mercados en declive pueden tener un gran volumen de ventas, en los que la
reducción de tamaño se puede compensar con un aumento de la cuota de mercado en el
caso del líder. En estos casos, los procesos de absorción de otras marcas y de reducción
de costes pueden ser una alternativa recomendable.
En empresas no líderes deberán plantearse opciones de cosechar o liquidar su
participación, o bien de especialización en un nicho de mercado que sea suficientemente
rentable.