Resumen Psicopatologia

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PSICOPATOLOGIA

República Bolivariana de Venezuela


Universidad Central de Venezuela
Facultad de Humanidades y educación
Escuela de Psicología
Psicopatología
Prof. Javier Barroeta
Participante: José Ferreira, 6860909
13/05/2024

Resumen: trastornos de pensamiento y lenguaje

En el libro “Introducción a la Psicopatología y a la Psiquiatría” de Ruiloba, como en otros textos de


Psicopatología o Fisiología, siempre el tema de lenguaje va en conjunto con el de pensamiento, y
esto se debe a que el lenguaje es el principal medio a través del cual expresamos los pensamientos
y las emociones, además que intrínsicamente están ambos ligados por los aspectos de estructura
física que abarcan en su complejidad al pensamiento y al lenguaje, tales como el área de Brocca, el
área de Wernicke, el fascículo arqueado, lóbulos frontales, cuerpo calloso y la circunvolución
angular, entre otras. Todas estas actúan en la construcción del lenguaje y producción del habla. Así
como para la comprensión del lenguaje, siendo fluida o con poco sentido. Por otro lado, el lenguaje
ayuda a estructurar el pensamiento, permitiendo categorizar y conceptualizar las experiencias
percibidas del mundo exterior, facilitando un marco para el razonamiento y la interpretación.

Según lo consultado, el lenguaje es esencial para comunicar pensamientos, sentimientos y


conocimientos a otros. Esta capacidad de comunicación es vital para la función social y el desarrollo
personal, inclusive el lenguaje influye en cómo percibimos y entendemos el mundo a nuestro
alrededor y dentro del contexto clínico, las alteraciones o trastornos de lenguaje pueden indicarnos
problemas en el pensamiento, como podemos constatar en condiciones como la esquizofrenia o
trastornos de ánimo, donde los pacientes exhiben pensamientos desorganizados o presencia de
pensamientos delirantes que se reflejan en su habla.

Por ello en los trastornos de pensamiento tales como: taquipsiquia, fuga de ideas, bradipsiquia,
bloqueo, pensamientos circunstancial, distraído, tangencial o perseverante, disgregación,
incoherencia, alogias, preocupaciones o ideas fijas, sobrevaloradas o obsesivas y delirios, entre
otros se presenten trastornos a su vez de lenguaje, o conocimiento del trastorno del pensamiento por
las observaciones y aportes subjetivos por los pacientes en su habla.

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Autores como David Sue, Derald Sue y Stanley Sue, destacan cómo los trastornos del pensamiento
y del lenguaje son influenciados por factores biológicos, psicológicos, sociales y socioculturales a
través de lo que ellos llaman el “Modelo Multipath” que básicamente plantea un enfoque integral que
examina cómo múltiples factores influyen en el desarrollo y la manifestación de trastornos mentales,
este modelo ofrece una estructura para entender las causas potenciales de estos trastornos,
destacando la importancia de considerar múltiples perspectivas y determinantes en el diagnóstico y
tratamiento de comportamientos anormales.

El capítulo de trastornos del pensamiento y lenguaje, de “Introducción a la Psicopatología y la


Psiquiatría” de Ruiloba, aborda los trastornos del pensamiento y del lenguaje, enfocándose
especialmente en el delirio como pilar de la psicopatología clínica. Discute la dificultad en explorar el
pensamiento ya que solo se puede acceder a través de sus manifestaciones, como el lenguaje.
Acentúa cómo el pensamiento y el lenguaje están entretejidos, afectados por factores culturales e
idiomáticos, y cómo la colaboración del paciente (lo subjetivo) puede complicar el diagnóstico.
Además, menciona la controversia en clasificar estos trastornos, reflejando la complejidad de
distinguir entre pensamiento y lenguaje en la práctica clínica.

Dentro de los trastornos del pensamiento se plantean los siguientes: Trastornos del curso del
pensamiento, subdivididos en trastornos de velocidad, trastornos de forma propiamente dicha,
disgregación, trastornos de contenido y trastornos de la experiencia del pensamiento. Cada una de
estas subdivisiones ramificadas en sus diferentes condiciones.

Los trastornos de velocidad del pensamiento, implican alteraciones en la rapidez con la que los
pensamientos se procesan y se manifiestan, presentan la taquipsiquia, pensamiento acelerado
(comúnmente observado en episodios maníacos), que puede llevar a una fuga de ideas donde el
paciente salta rápidamente de un pensamiento a otro sin una conexión lógica aparente; la fuga de
ideas o flujo de pensamientos rápido y continuo, con cambios abruptos de tema; la bradipsiquia que
es la lentitud en el proceso de pensamiento (típica de algunos trastornos depresivos donde el
pensamiento y las respuestas a preguntas pueden ser notablemente más lentos) y el bloqueo que
consiste en la interrupción súbita del hilo del pensamiento, donde el individuo no puede recordar lo

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que iba a decir o pensar a continuación. Estos síntomas reflejan la funcionalidad del procesamiento
mental y pueden afectar significativamente la comunicación (lenguaje) y el comportamiento cotidiano
del individuo.

El trastorno de la forma propiamente dicha, se discrimina en el pensamiento circunstancial en donde


el individuo da muchos detalles innecesarios (por las ramas) y tarda en llegar al punto central,
aunque eventualmente lo logra; el pensamiento distraído en donde los pensamientos son
interrumpidos por estímulos irrelevantes, lo que dificulta mantener una línea coherente de
razonamiento; el pensamiento tangencial donde el habla (lenguaje) se desvía hacia temas
relacionados antes de llegar al punto relevante, a menudo sin volver al tema original; y el
perseverante que consiste en la repetición persistente de una misma idea o concepto, a pesar de los
intentos de cambiar el foco de la conversación.

En cuanto a la disgregación, allí encontramos tanto las incoherencias, los pensamientos del individuo
son tan desorganizados que resultan en un habla (lenguaje) que no sigue una lógica y es difícil de
entender, careciendo de conexión entre las ideas; y las alogias que se refiere a la pobreza del habla
(lenguaje), donde hay una falta de contenido en el discurso o un discurso breve y poco comunicativo,
esto puede manifestarse como una reducción en la cantidad o calidad del lenguaje hablado.

Relativo al trastorno de contenido, se ramifica en preocupaciones o pensamientos recurrentes sobre


problemas o temas específicos que dominan la mente del individuo; luego están las ideas fijas,
pensamientos persistentes que no cambian a pesar de la evidencia en contra; ideas sobrevaloradas
o creencias intensas que son desproporcionadas a su importancia o base en la realidad; le siguen
las ideas obsesivas, pensamientos intrusivos y no deseados que causan ansiedad o malestar; ideas
fóbicas o temores irracionales, (abrumadores hacia objetos o situaciones específicas), pensamiento
mágico, creencias en que los pensamientos o acciones pueden influir en el mundo de manera
irracional; e ideas delirantes, creencias falsas firmemente sostenidas, a pesar de la evidencia en
contra, a menudo de naturaleza paranoica o grandiosa.

Por último, en el trastorno de la experiencia del pensamiento encontramos allí la disfunción o


divulgación del pensamiento, en donde el individuo siente que sus pensamientos son conocidos o

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accesibles a otros sin su consentimiento; la inserción o imposición del pensamiento, la sensación de


que los pensamientos no son propios, sino que son insertados en la mente por una fuerza externa; el
robo del pensamiento, la creencia de que los pensamientos han sido removidos de la mente por un
agente externo; y la lectura del pensamiento, la convicción de que otros pueden leer directamente
sus pensamientos.

Se destaca en los trastornos del pensamiento, los delirios y su clasificación según su origen, su
contenido, su organización y su estructura formal. El delirio se caracteriza por ser una creencia falsa,
fija, y persistente que no se puede corregir mediante la lógica y que emerge sin estímulos externos
apropiados. Esta creencia no cambia con la experiencia y no se explica por el contexto cultural o
social del individuo. Además, es psicológicamente incomprensible y no se deriva de otros síntomas o
experiencias. Es importante evaluar en el delirio su extensión, rareza, convicción, desorganización, y
la preocupación del paciente hacia el contenido delirante, registrando todo el sistema delirante para
una comprensión completa.

El delirio según so origen se basa en la manera en que emergen en la mente del individuo afectado,
se subdivide en las ideas delirantes, primarias donde surgen espontáneamente y no son derivados
de experiencias previas o trastornos emocionales o secundarias donde resultan de experiencias
previas o trastornos psicológicos existentes, temple o humor delirante basados en el estado
emocional del individuo, percepción o interpretación delirante (donde se malinterpretan percepciones
reales), intuición donde las creencias surgen súbitamente y sin base real, ocurrencia o inspiración
delirante y representación delirante, relacionados con imágenes o representaciones mentales.

En cuanto a su contenido, el delirio esta clasificado en delirio de referencia, de persecución, de


control, de significación, delirio celotípico, erotomaníaco, culpa, ruina, somato – hipocondríaco,
nihilista, megalomaníaco, religiosos o místicos, fantásticos o capgras (trastorno psicológico en el cual
una persona sostiene la creencia irracional de que uno o más conocidos cercanos han sido
reemplazados por impostores idénticos. Este delirio es una forma específica de trastorno delirante y
puede estar asociado con varias condiciones, incluyendo esquizofrenia, trastornos del estado de
ánimo con características psicóticas, demencia y lesiones cerebrales. Las personas que
experimentan el delirio de Capgras pueden volverse desconfiadas o paranoicas respecto a sus seres

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queridos, y este trastorno puede ser perturbador tanto para el afectado como para quienes lo
rodean). Sobre su organización, son divididos en sistematizados, no sistematizados. Se agregan
delirios además de forma espacial como el delirio compartido, reacciones deliroides, delirio sensitivo
y el delirio exógeno. Todo delirio refleja la manera en que el individuo interpreta su mundo y sus
interacciones, a menudo basándose en su percepción distorsionada de la realidad.

Ruiloba y otros autores, en cuanto a los trastornos de lenguaje, resumidamente plantean que el
estudio del lenguaje ha tenido un gran desarrollo durante las últimas décadas, quizás más
intensamente en otras áreas de conocimiento más allá de la psicopatología.

En muchos casos se trata de una investigación multidisciplinaria, que implica a estudiosos de


distintos ámbitos, como médicos, psicólogos, pedagogos, lingüistas, filósofos, etc. Se entiende el
lenguaje como el intercambio comprensible de ideas, siendo éste el vehículo de expresión del
pensamiento. Existen lenguajes no verbales, como los olores y los gestos, que también hay que
considerar psicopatológicamente; se suelen estudiar en la psicopatología de la psicomotricidad o, en
algunos textos, de manera más específica como psicopatología de la sensopercepción. Sin embargo,
las citadas son referentes al lenguaje verbal, al ser éste el que clásicamente se ha considerado como
propio del campo de los trastornos del lenguaje.

La relación entre lenguaje y pensamiento ha sido uno de los campos más estudiados y
controvertidos tanto en las ciencias como en la filosofía, como planteamos al inicio de este resumen.
El lenguaje está estrechamente unido al pensamiento, pues de hecho las personas manifiestan lo
que piensan o sienten principalmente a través del lenguaje. Este hecho origina problemas en la
exploración, ya que muchas veces será difícil averiguar si una alteración dada es una patología del
pensamiento o del lenguaje.

Los trastornos de lenguaje clasifican en ausencia del lenguaje o mutismo, trastornos del ritmo del
lenguaje, trastornos iterativos del lenguaje o estereotipias, trastornos de la significación del lenguaje
y alteraciones de origen preferentemen0te neurológico.

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Dentro de los trastornos del ritmo del lenguaje, que afectan la fluidez y la cadencia con la que se
produce el habla, con dificultad en la producción, con interrupciones frecuentes o irregularidades en
el ritmo natural, repeticiones de sonidos, prolongaciones sonoras o bloqueos, así como problemas
para mantener el ritmo regular del habla o anormalmente rápida, también incluye patrones de
entonación y acentuación que dificulta la capacidad de transmitir emociones o énfasis particular.
Cabe mencionarse la bradifenia, el aumento de latencia de respuesta, la taquifemia, la presión del
habla, la tartamudez y la aprosodia.

Incluidos en los trastornos iterativos del lenguaje o estereotipias verbales, comúnmente conocidos
como trastornos de repetición, implican no solo la repetición de palabras, sino de sonidos, sílabas o
frases de manera automática o con disminución del volumen como aumento de la velocidad, también
con la repetición involuntaria de palabras o frases emitidos por otra persona, así como emisión de
palabras inapropiadas como obscenidades (Tourette). Aquí encontramos la palilaia, ecolalia,
verbigeración y coprolalia.

En cuanto a los trastornos de la significación del lenguaje, que se refieren a dificultades en


comprender o usar palabras y construcciones lingüísticas de manera que transmitan significados
precisos; tenemos: neologismos, paralogismos, las glosomanías, la glosolalia, la ensalada de
palabras y el descarrilamiento. En varios de estos trastornos podemos encontrar dificultades para
entender el significado de palabras, utilización de palabras de manera incorrecta, como la creación
de palabras nuevas que no existen, el uso de palabras existentes de forma inapropiada o
distorsionada, o un lenguaje excesivamente vago.

Por último, las alteraciones de origen preferentemente neurológico que generalmente surgen por
daños o disfunciones en áreas específicas del cerebro responsables del procesamiento y la
producción del lenguaje, que incluye las afasias, motoras, de Brocca, de Wernicke, la afasia mixta, la
transcortical y la psicógena. Afasias que ocasionan la dificultad para producir el habla, aunque la
comprensión puede estar relativamente preservada. O que causan fluidez en el habla, pero con
significado alterado o incoherente y dificultades significativas de comprensión. U originan afectación
severa tanto de la expresión como de la comprensión del lenguaje. Además de los trastornos de
articulación de lenguaje como la disartria, alteración en el control muscular del habla, que resulta en

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una pronunciación pobre, voz débil o habla que suena nasal o soplada. No afecta la comprensión o
la estructura del lenguaje, sino la articulación, las disfonías y las dislalias. Así como las anomias,
dificultad para encontrar las palabras adecuadas durante el habla, comúnmente conocido como tener
la palabra en la punta de la lengua, que afecta la capacidad para nombrar objetos, personas o
lugares. Alexias y agrafias, dificultades específicas con la lectura (alexia) y la escritura (agrafia), que
pueden ocurrir de manera independiente o conjunta con otras formas de afasia. Alteraciones en la
prosodia, problemas para usar o interpretar los aspectos no verbales del lenguaje, como el tono, el
ritmo y la entonación del habla, que pueden hacer que el discurso suene monótono o desprovisto de
emoción.

Estos trastornos son frecuentemente el resultado de lesiones cerebrales, como aquellas causadas
por accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos, tumores cerebrales o
enfermedades neurodegenerativas. El tratamiento puede incluir terapias de rehabilitación del habla y
del lenguaje, apoyos tecnológicos y terapias alternativas para facilitar la comunicación.

Bibliografía consultada

Belloch, A., Sandín, B, Ramos, F. (2008). Manual de Psicopatología. Volumen I, (1ra. Ed.) Madrid. McGraw-
Hill / Interamericana de España, S.A.U.

Ruiloba, J. (2015). Introducción a la Psicopatología y a la Psiquiatría. (8va. Ed.) Barcelona. Edit.: Elsevier
España, S.L.U.

Sue, D., Sue, D., Sue, S. (2006). “Understanding Abnormal Behavior” (Entendiendo el Comportamiento
Anormal). (8va. Ed.) New York. Edit.: Houghton Mifflin Company.

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