Lectura 5 Normales y Universidades
Lectura 5 Normales y Universidades
Lectura 5 Normales y Universidades
A partir de 1984; año en que las escuelas normales sufrieron un cambio radical en
cuanto al ingreso y egreso de sus estudiantes, pero, también, en la forma en que
estructural y orgánicamente éstas se concebían, se hizo evidente – aunque desde
mi perspectiva ya existía –, una diferencia notable en cuanto a la formación que
las universidades brindaban a sus alumnos y lo que en las normales sucedía.
Se pensó, que con el acuerdo presidencial por el que las instituciones formadoras
de docentes pasaron a formar parte de las Instituciones de Educación Superior
(IES), adquiriendo el rango de licenciatura, el proceso formativo de los normalistas
iba a mejorar. Y la verdad de las cosas, años después de tal proceso, el
normalismo mexicano sigue estancado, no así, lo que en las universidades
acontece.
Motivos para sustentar mi dicho, son muchos y muy variados; sin embargo,
permítame centrarme en tres o cuatro puntos que me parecen de lo más
importantes. Veamos.
Normativamente, las universidades y las normales están concebidas de diferente
forma. Como sabemos, las primeras gozan de autonomía. Así, sin más ni más:
autonomía. Ello implica la formulación de planes y programas de estudio para
licenciaturas y posgrados, formas de contratación del profesorado, formas de
organización administrativa, formas de hacer y difundir la investigación, formas de
difundir y extender la cultura y el conocimiento, formas de incrementar su acervo
bibliográfico, formas de desarrollar la tecnología con propuestas innovadoras,
formas de lograr una movilidad académica de estudiantes y maestros; en fin,
formas que reditúan en un fondo: su posicionamiento ante la oferta educativa pero,
también, ante la sociedad en su conjunto.
Ahora bien, como IES, ambas tienen tres áreas sustantivas para su desarrollo:
docencia, investigación y difusión y extensión de la cultura. Sus finalidades, están
plasmadas en sus respectivas misiones y en los manuales de
organización/funciones que las define y caracteriza; no obstante, el trabajo que se
desarrolla para que éstas cobren vida, se diferencia considerablemente. Insisto,
mientras en unas el abordaje y comprensión de alguna de las disciplinas
(universidades) es fundamental, en otras (las normales) la pedagogía y didáctica –
aunque son más –, se vuelve el campo de acción bajo el cual se concretan sus
cimientos. Me explico.
Por años, las normales han estado dedicadas a la docencia. Si usted revisa sus
planes de estudio, estas escuelas, han estado trabajando en la consolidación de
aprendizajes para que sus alumnos sean profesionales en el ámbito educativo. La
observación y práctica docente, ha sido, es y será, un elemento fundamental para
el desarrollo de su quehacer educativo. Como es de suponerse, en las
universidades la docencia, no está comprendida de esta manera. Las disciplinas y
el conocimiento de éstas, son parte de su quehacer profesional, puesto que se
espera que los egresados se inserten a un sector laboral que requiere de un
conocimiento disciplinario y especializado en su ramo, como, por ejemplo:
medicina, derecho, mercadotecnia, informática, etc. Pero, ¿entonces las normales,
en sus procesos de formación, no requieren de un conocimiento especializado?
Sin duda, pero el escenario en el que se insertarán sus egresados, difiere en
cuanto a la aplicación del conocimiento. Se trabaja pues, con el estudio y
conocimiento de varias disciplinas y no en una en específico, por ejemplo:
psicología, estadística, finanzas, matemáticas, algebra, danza, física, derecho,
lingüística, etc.
En todo caso, y para acabar con este sencillo análisis, considero que entre ambos
escenarios no existe una pelea. No están confrontados. Por el contrario, las
universidades están cumpliendo con su misión y las normales también lo están
haciendo.