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Política y vivienda en México 1910-1952

Author(s): Manuel Perló Cohen


Source: Revista Mexicana de Sociología , Jul. - Sep., 1979, Vol. 41, No. 3 (Jul. - Sep.,
1979), pp. 769-835
Published by: Universidad Nacional Autónoma de México

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/3540091

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Politica y vivienda en
Mexico 1910-1952 *

MANUEL PERLO COHEN

INTRODUCCI6N

Uno de los objetivos centrales del presente articulo consiste en


un cuadro de las interacciones y mutuos condicionamientos que
blecieron entre la esfera de la politica y ciertos sistemas habita
a lo largo del periodo 1910-1952. Creemos que dentro de las
des que actualmente privan en la comprension de la genesis y
macion de la estructura habitacional del pais, el analisis de la
politica es de fundamental importancia. En efecto, si bien l
minaciones fundamentales del sistema habitacional se produ
nivel de Ia instancia economica, no es menos cierto que, tant
ciones politicas que rigen y apuntalan el funcionamiento social,
especifica que asumen los enfrentamientos entre las clases socia
tro de los cuales incluimos a los que se producen alrededor de la

* Quiero expresar mi agradecimiento al doctor Humberto Muiioz, por su


elaboraci6n de este trabajo. Tambien me siento en deuda con mis co
Instituto de Investigaciones Sociales, Martha Teran, Guillermo Boils y
zano por sus valiosos comentarios y iitiles indicaciones.

1Es un hecho incontrovertible que en los ultimos aiios se han registra


alentadores dentro de la investigacion que se ileva a cabo en torno a
matica habitacional que afrontan los paises latinoamericanos, incluyen
xico. Bastaria hacer un simple recuento de los estudios que han aparec
diez uiltimos afios y compararlos con toda la produccion anterior, par
que efectivamente se ha generado un interes y una atencion cada ve
alrededor de la cuestion de la vivienda. Afortunadamente, no se trata de un
progreso de signo numerico sino fundamentalmente (y aqui se desvanece lo in-
controvertible) de orden cualitativo que se ha caracterizado, entre otras cosas,
por la aparicion de una amplia corriente de interpretaciones que han contribuido
a mejorar sustancialmente la comprension cientifica del fen6meno habitacional,
asi como sus implicaciones en el nivel social. Sin menoscabo de estos avances,
debe hacerse notar que el estudio de las relaciones entre la instancia politica y
la estructura habitacional han recibido escasa atenci6n.

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da), asi como el papel que el Estado desempena como aparato de cohe-
sion y mantenimiento de los intereses dominantes, desempeian un lugar
clave cuyo peso y articulaci6n precisa s6lo puede establecerse mediante el
analisis concreto en la conformacion de la estructura habitacional.
Por otra parte, en la medida en que la gestacion y consolidaci6n de
las estructuras politicas constituye un proceso historico que no ocurre
linealmente, sino que posee un caracter dinamico y multicausal, la vivien-
da desempenia un papel que dista mucho de ser pasivo, pues dentro de
su orbita se adoptan decisiones de orden politico que se articulan y tienen
incidencia sobre el proceso global de fonnacion y funcionamiento del
sistema de dominacion politico-ideologico de una sociedad.
En nuestro analisis sobre el caso de Mexico, enfocaremos la aten-
cion en torno a tres sistemas de viviendas que, en proporciones cam-
biantes seg.n distintos momentos hist6ricos, constituyeron el nicho ha-
bitacional del grueso de la poblacion trabajadora asentada en areas urba-
nas. Dichos sistemas son: sistema de vivienda arrendada, particular-
mente la ubicada en la zona central de las ciudades; sistema de vivienda
estatal y los asentamientos conocidos como colonias "proletarias".
Una de las ideas medulares del articulo es precisamente que muchas
de las caracteristicas importantes de dichos sistemas, por ejemplo, su
genesis, permanencia, ritmo de expansion, rasgos fisico-espaciales, me-
canismos de acceso, etcetera, deben explicarse, quiza con mayor inten-
sidad que otros sistemas de vivienda, a partir de ciertos factores y pro-
cesos politicos. No se trata, conviene aclararlo de una vez, de restarle
importancia al elemento economico, pero si de evitar el reduccionismo
econ6mico, tratando de asignarle el peso adecuado a la instancia politica
y buscando reubicar con mayor precision la manera en que el factor
economico opera y determina la existencia de los mencionados sistemas.
Intentaremos demostrar a lo largo del trabajo, que dentro de los muil-
tiples factores y procesos de orden politico que gravitan alrededor de
dichos sistemas de vivienda en calidad de determinantes, el estableci-
iniento y la aplicacion de mecanismos de control politico-ideologico por
parte del Estado sobre las clases dominadas ha desempefiado un papel
dominante, aunque no exclusivo.
Estos son algunos de los problemas que abordaremos. Conviene, sin
embargo, advertir sobre las limitaciones y los alcances de nuestro tra-
bajo. En el campo de la investigacion sobre la vivienda en Mexico, los
trabajos que se ocupan de las relaciones entre politica y vivienda son ver-
daderamente escasos. Disponemos de un punado de ellos para el periodo
1970-19762 y para etapas previas algunas cuantas excepciones impiden

2 Vease al respecto: Castells, Manuel, "Apuntes para un analisis de clase de la


politica urbana del Estado mexicano", Revista Mexicana de Sociologia, ano xxxIx,
vol. xxxix, nium. 4, octubre-diciembre de 1977, Nfiunez, Oscar, "Intereses de clase y
vivienda popular en la ciudad de Mexico", en Estructura de clases y politica ur-
bana en America Lati.na, comp. Manuel Castells, Ediciones SIAP, Buenos Aires,

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POLiTICA Y VIVIENDA 771

hablar de ignorancia total. 3 En tal estado de cosas, con pocos estudios,


inmensas lagunas hist6ricas y carencia de informaci6n primaria, resul-
taria prematuro, si no es que equivocado, intentar ofrecer una interpre-
taci6n acabada del problema.
A la luz de estas consideraciones, hemos llegado a la conclusi6n de que
"la tactica" de investigaci6n a seguir en estos momentos debe orientarse
preferentemente a; Plantear problematicas de investigacion, intentar
desarrollar construcciones analiticas preliminares utilizando para ello
el material existente, trazar rutas de investigacion y formular hipotesis
de trabajo que sirvan de apoyo a futuras investigaciones. Estas son las
coordenadas que delimitan el trabajo. El lector podra apreciar que se
encuentra ante un trabajo de buisqueda mas que de respuesta, sobre todo
por la frecuente presencia de interrogantes. Aun asi, esperamos que
durante la revisi6n del periodo 1941-1952 y sobre todo del gobierno de
Miguel Aleman (1947-1952) resulte mas claro el perfil del problema ya
que para dicha etapa nos hemos auxiliado de informacion directa, pro-
ducto de una investigacion hemerografica. Una limitaci6n importante
a sefialar es que la mayor parte de las referencias concretas que se hacen
a lo largo del articulo pertenecen a la ciudad de Mexico. Esta deficiencia
ha sido dificil de evitar y cuando se ha tenido informacion a la mano
hemos tratado de subsanarla.

Por uiltimo, quisieramos expresar que incesantemente nos ha acom-


paiiado el firme prop6sito de llamar la atencion y suscitar interes por
esta riquisima e importante veta de investigacion que inexplicable y la-

1974, Montaino, Jorge, Los pobres de la ciudad en los asentamientos espontaneos,


Siglo XXI, Mexico, 1976, Connolly, Priscilla, Niuiez y Ortiz, Enrique, Las politi-
cas habitacionales del Estado mexicano, Centro Operacional de Vivienda y Po-
blamiento, A.C., Mexico, 1977, Orozco, Victor, "Contradicciones del proceso de
urbanizacion y movimientos populares, 1970-1976, Investigacion Econ6mica, Nueva
Epoca nuim. 3, julio-septiembre, 1977.
3 En esta linea se inscriben los siguientes trabajos :Cornelius, A. Wayne, "El Me-
xico contemporaneo; analisis estructural del caciquismo urbano", incluido en:
Desarrollo urbano y Regional en America Latina, seleccion de Luis Unikel y
Andres Necochea, FCE, Mexico, 1975. Del mismo autor: Politics and the migrant
poor in Mexico City, Stanford University Press, Stanford California, 1975; Garcia
Mundo, Octavio, El movimiento inquilinario de Veracruz, 1922, Sepsetentas, Me-
xico, 1976. Este trabajo ofrece un analisis interesante y sugestivo sobre una etapa
muy precisa del movimiento inquilinario de Veracruz. Pensamos que este tipo
de trabajos a profundidad, son muy necesarios en la etapa actual de conocimiento
sobre el tema; Gonzalez Navarro, Moises, Poblacion y sociedad en Mexico (1900-
1970), tomo I, UNAM, Serie Estudio nuim. 42, Mexico, 1974. Este trabajo merece
un comentario especial. Se trata de una vasta recopilacion de informacion pri-
maria (sobre todo de fuentes oficiales) en torno a los sistemas habitacionales
analizados por nosotros. A pesar de que falla un tanto en el terreno interpreta-
tivo, a veces salpicado por ocasionales comentarios, es urn manantial de materia
prima, tremendamente uitil. En el presente trabajo hemos recurrido frecuente-
mente al mismo.
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mentablemente no ha recibido la atenci6n que amerita, convencidos de


que su esclarecimiento puede acercarnos no s6lo a una mejor compren-
si6n historica del problema de la vivienda en nuestro pais, sino tambien
a su realidad viva.

1. El periodo revolucionario 1910-1920

Los primeros ainos de la Revoluci6n marcan la apertura de un fuerte


torrente de luchas por la vivienda. Es sobre todo a raiz de la caida de
Huerta que se aprecian no solo los primeros pasos organizativos de los
sectores sociales afectados por las contradicciones habitacionales, sino
tambien la aparici6n de una serie de medidas dictadas por los jefes
revolucionarios en relaci6n al problema. No hay duda de que factores
y procesos objetivos como el crecimiento experimentado por las ciudades
a consecuencia de la lucha armada' influyeron en la aparici6n de las
nuevas practicas, sin embargo, mas decisiva fue la existencia de una
coyuntura politica que favorecia los enfrentamientos de clase y propi-
ciaba la lucha por una serie de reivindicaciones economicas y politicas
largamente contenidas durante el porfiriato.
Durante la epoca que va del rompimiento abierto y frontal de todas
las fuerzas revolucionarias que habian combatido la dictadura huertista,
su enfrentamiento, la derrota del villismo y el zapatismo y la consolida-
ci6n del carrancismo, se inaugura una nueva practica: la de concertar
alianzas y apoyo de masas en torno a las reivindicaciones habitacionales.
Todo parece indicar que correspondi6 a Carranza, poseedor de mayor
experiencia politica y de flexibilidad tactica, impulsar una politica ten-
diente a atraerse, o por lo menos a neutralizar, a las masas inquili-
narias.
Desde septiembre de 1914, cuando la escision Villa-Carranza era una
realidad completa que se formalizaria a principios de octubre en la
Convenci6n de Aguascalientes y antes incluso de que se promulgara la
alianza con la Casa del Obrero Mundial, el "Var6n de Cuatro Cienegas"
-como era apodado Carranza- iniciaba la promulgaci6n de algunas
medidas favorables al sector inquilinario.5
A finales de noviembre de ese mismo aino, la presi6n de los ejercitos
de Villa habia obligado a Carranza a instalar su gobierno en la ciudad
de Veracruz colocandolo en una situaci6n bastante comprometida. La

4 Unikel, Luis, El desarrollo urbano de Mexico, El Colegio de Mexico, Mexico,


1976, p. 57.
5 En septiembre emiti6 un decreto por medio del cual concedia un plazo de hasta
tres meses con la desocupaci6n de las casas destinadas a la habitaci6n o giro
mercantil, con renta inferior a 50 pesos mensuales. Gonzalez Navarro, M., op. cit.,
p. 176.

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POLUTICA Y VIVIENDA 773

necesidad de contar con el apoyo popular, tanto en el campo como en la


ciudad, se hizo imprescindible y no es ninguna casualidad que en estos
momentos el carrancismo haya dado el campanazo de las promesas y las
reivindicaciones materiales, tratando con ello de ganarse la adhesion de
los sectores populares. En enero de 1915 dispuso la nulidad de los au-
mentos de las rentas de las casas habitacion en la ciudad de Veracruz y en
julio del mismo ano el gobernador de ese estado, Candido Aguilar (yerno
de Carranza), restringi6 el aumento de las rentas de las casas habi-
tacin. 6
A lo largo de 1915 los ejercitos constitucionalistas lograron derrotar
militarmente a las fuerzas de Villa, pero esto no signific6 automtatica-
mente la eliminacion de los adversarios, ya que el "Centauro del Norte"
retorn6 a sus actividades de guerrillero en el norte del pais. Por otra
parte, Zapata aun mantenia firme control sobre Morelos. Era menes-
ter consolidar el poder y para ello habia que asegurar el apoyo popular,
incluyendo al sector inquilinario. A principios de 1916, el ministro de
Justicia de Carranza, Roque Estrada, dispuso que solo pudiera entablarse
el juicio de desahucio cuando las rentas mensuales fueran superiores
a cincuenta pesos; cuando el juicio se fundara en la falta de pago de
una renta mensual de 25 pesos y en caso de que al juez le constara la
honorabilidad del inquilino, se suspendia el lanzamiento.7 Meses des-
pues, el gobernador del Distrito Federal, general Cesar Lpez de Lara,
decret6 que las fincas urbanas no podian arrendarse a un precio supe-
rior al correspondiente al 1Q de abril de 1916, bajo la multa de 300 a
500 pesos o arresto de 15 a 30 dias. 8
A pesar de estas medidas favorables a los inquilinos y de otras que se
adoptaron en favor de los obreros y campesinos, la alianza entre Ca-
rranza y los sectores populares ya habia comenzado a erosionarse y
muy pronto llegaria a su termino. Desde enero de 1916 habia comen-
zado el licenciamiento de los Batallones Rojos y por esas mismas fechas
el general Pablo Gonzilez publico un manifiesto condenatorio de toda
agitacion obrera. Las contradicciones y enfrentamientos no se hicieron
esperar y a finales de julio de ese mismo afo los obreros de la ciudad
de Mexico se lanzaron a una huelga general que paraliz6 fabricas, el
servicio de transporte y electricidad, los molinos de nixtarnal y otras
actividades. El gobierno moviliz6 rapidamente al ejercito y encarcelo a
los huelguistas.
El viraje de la politica carrancista en favor de los intereses economi-
cos de las clases propietarias tambien repercuti6 en el problema inqui-
linario y a partir de septiembre de 1916 se decret6 una nueva ley de
pagos que derogaba la ley decretada por el general de Lara y por medio
de la cual se permitia, a partir del 19 de noviembre de 1916, el aumento de

6 Gonzalez Navarro, Moises, op. cit., p. 176.


7 Ibid., pp. 175-176.
8 Ibid., p. 176.

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alquiler para todas las fincas urbanas intervenidas por el gobierno en la


capital y en los estados.
Estas medidas provocaron, en contraparte, la reaccion de las recien
formadas organizaciones inquilinarias en la ciudad de Mexico y Merida 10
e incluso aceleraron la aparici6n de otras, como fue el caso del Sindicato
de Inquilinos del Puerto de Veracruz, que a finales de 1916 respondi6
a Carranza que no podia desocupar las casas que habitaban tal como les
exigian los propietarios. 11 A partir de este momnento, los inquilinos se die-
ron a la dificil tarea de luchar por sus intereses. La rebelion inquilinaria,
que alcanzaria su maxima expresi6n en la siguiente decada, comenz6 a
abrirse paso en la historia del pais.
Desafortunadamente, es bien poco lo que sabemos sobre los movimientos
inquilinarios de la epoca, de sus formas de organizacion, composici6n social,
dimensi6n, formas de lucha, etcetera. Todo esto nos impide levar a
cabo una evaluaci6n del peso e influencia que ejercieron en la nueva
coyuntura que se abria y por lo tanto desconocemos su capacidad para
hacer frente a la marea reaccionaria impulsada por Carranza. De cual-
quier forma, si tomaramos a la Constitucion de 1917 como un barometro
de la fuerza e influencia que poseian los distintos sectores sociales, nos
veriamos obligados a concluir que el sector inquilinario no lleg6 a tener
el suficiente peso en el ambito de la politica nacional, pues dentro de los
preceptos de la carta magna no se incluyo disposici6n alguna que los
favoreciera explicitamente.
En efecto, la elaboraci6n de la nueva constitucidn transcurri6 al calor
de fuertes polemicas y contradicciones entre el grupo de Carranza y la
mayoria de los diputados constituyentes. 12 Estos iltimos -llamados "los
radicales"- lucharon por incluir una serie de demandas de las clases
trabajadoras, dentro de las cuales se comprendian las relativas a la vi-
vienda. El resultado final de esta lucha se reflejo en la insercion de dos
disposiciones relativas al problema habitacional, ambas presentes en el
articulo 123. 1 Sin embargo, lo cierto es que unicamente se ataco una

9 Ibid., p. 176.
o1 El Sindicato de Inquilinos de Merida se habia formado en 1915, sin duda bajo
la influencia del general Salvador Alvarado. Ibid., pp. 179, 181.
11 Ibid., pp. 179, 181.
12 Vease al respecto, el trabajo de Moreno, Daniel, El Congreso Constituyente de
1916-1917, UNAM, Mexico, 1967.
13 La primera de ellas, la fraccion xiI, imponia a los patrones la obligaci6n de
proporcionar habitaciones comodas e higienicas cuando las negociaciones estu-
vieran fuera de los centros de poblaci6n, o cuando ocuparen un numero de tra.
bajadores mayores a 100. Este precepto se inspir6 en la vieja demanda que la
clase obrera habia formulado desde el Programa del Partido Liberal Mexicano y
que durante los primeros afios de la revolucion habia registrado avances impor-
tantes, cuando menos en el nivel juridico. Un trabajo que recoge los antecedentes
juridicos de semejante disposici6n, es el de Ruiz Massieu, Jose F., Fuentes legales
de financiamiento a la vivienda popular. INFONAVIT, Mexico, 1976, pp. 5-8. La
otra fraccion, la xxx, establecia que serian consideradas de utilidad social las

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cara del problema, pues la cuestion inquilinaria, que en aquel momento


era el v6rtice de las contradicciones habitacionales, se dej6 fuera de la
Constitucion. Esta situacion provoco el desencanto de numerosos dipu-
tados y sobre todo de los sindicatos de inquilinos, que a partir de ese
momento lucharon por la adopci6n de leyes inquilinarias. Los intentos
inmediatos que se llevaron a cabo para incluir dentro de la Constituci6n
disposiciones relativas al problema inquilinario, no surtieron ningin
efecto. 14

Tratando de llegar a una conclusion provisional sobre el problema


inquilinario durante el gobierno de Carranza, podemos decir que las
primeras medidas que se tomaron en torno al mismo y que resultaron
favorables a los inquilinos, poseian un caracter completamente "tactico",
es decir, formaban parte de una politica pragmatica destinada a ganar
adeptos conyunturales para el constitucionalismo, sobre todo en los mo-
mentos en que la correlaciotn de fuerzas no se encontraba enteramente a
su favor. Pero una vez que el gobierno de Carranza logro consolidarse
y desplego su "estrategia de clase", refren6 e incluso anulo muchas de
las disposiciones provisionales que habian favorecido a los inquilinos,
actuando en realidad como el defensor acerrimo de los intereses de los
propietarios urbanos, entre los que se contaban, ademas de viejos por-
firistas y gran nuimero de extranjeros, 5 una buena cantidad de revo-
lucionarios a quienes la lucha armada ya comenzaba a hacerles "justicia".

2. El gobierno de Alvaro Obregon, 1920-1924

Durante la primera mitad de la decada de los veinte se abre para el


pais una nueva etapa en los niveles economico, politico y social cuyo
impacto sera de granr importancia sobre la estructura y las contradiccio-
nes del sistema habitacional urbano, especialmente en lo relativo a la
vivienda de las clases trabajadoras.
En el nivel politico, observamos que el nuevo gobierno habra de em-
pefiarse en lograr su consolidaci6n a partir del apoyo de las masas obre-
ras, campesinas y, seguin veremos, inquilinarias. Esto de ninguna ma-

cooperativas que se establecieran para construir casas baratas e higienicas, des-


tinadas a ser adquiridas en propiedad por los trabajadores.
14 En septiembre de 1917, el diputado Filiberto Villarreal formulo una iniciativa
de ley inquilinaria que conto con el apoyo de varios diputados, entre ellos Fran-
cisco Muglica. Dicha iniciativa quedo de primera lectura en Ia Cimara. Un mes
despues, con el apoyo de la Liga de Inquilinos del Distrito Federal, Villarreal
volvio a presentar una versi6n modificada de la ley inquilinaria, sin conseguir
mejores resultados que en la primera ocasion. Gonzalez Navarro, Moises, op. cit.,
pp. 178-179.
15 Los propietarios de las casas-habitacion de la ciwdad de Veracruz eran mayori-
tariamente espanoles. Vtase GonzAlez Navarro, Moises, op. cit., pp. 180-181.

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nera resultaba novedoso; sin embargo, lo que distinguia a dicho intento


de los anteriores era su prop6sito de alcanzar algo mas que meros apoyos
circunstanciales, espontaneos, efimeros y carentes de los mecanismos esta-
bles y formales; lo que buscaba Obreg6n, si bien de manera incipiente,
era la integracion de un vasto y complejo aparato de representacion sin-
dical y politica sobre el cual recaerian las tareas y las funciones relativas
a las demandas y reivindicaciones de los trabajadores, pero cuyo control
quedaria a cargo del propio gobierno. Esta situacion implicaba, entre
otras cosas, que las demandas y las peticiones formuladas eran recibidas
y aun muchas veces auspiciadas por el gobiemo, pero quedaban bajo su
tutela y sometidas a su fallo.
Este nuevo momento politico abri6 una coyuntura favorable para el
desarrollo de muchas luchas reivindicativas populares, entre ellas las
habitacionales, punto que abordaremos dentro de unos momentos.
En el nivel econ6mico tambien se produjeron transformaciones de
enorme significacion. Una de las que mas nos interesa destacar es el
cambio que se dio dentro del bloque de propietarios de inmuebles urbanos
a partir de la entrada a una nueva fracci6n forjada al calor de la revo.
luci6n, estrechamente ligada al nuevo grupo goberante y dentro de la
cual se incluian los maximos dirigentes de la revolucion en esos mo-
mentos. 16 Este cambio ejercera una enorme influencia sobre el caracter
social y economico de la propiedad urbana inmueble a corto y largo plazo,
ya que la dejara a salvo de todo el programa de transformaciones en-
prendidas por el gobierno en materia de riqueza social (reparto agrario,
nacionalizaciones, etcetera) y la consagrara desde el punto de vista eco-
nomico como uno de los pilares mas solidos e importantes de la acumu-
laci6n capitalista en el pais. Esta transformacion contribuira a explicar
en buena medida las dificultades y tremendos obstaculos a los que se
enfrentaron los mtovimientos inquilinarios, asi como las negativas del
gobierno a dictar disposiciones que afectaran radical y globalmente a
los propietarios de inmuebles destinados al arrendamiento.
Finalmente, cabe seinalar que durante esta etapa el pais vivio una
reactivacion y diversificaci6n de la actividad econ6mica17 que sirvio de
aceleradora de los procesos migratorios campo-ciudad, que sin duda

16 En una encuesta llevada a cabo por Nemesio Garcia Naranjo para determinar la
riqueza que poseian algunas de las figuras revolucionarias mas destacadas, sobre-
salen las fortunas acumuladas mediante la especulacion en bienes raices e in-
muebles. El general Juan Andreu Almazan llego a poseer una fortuna de 20
millones de pesos, amasada en gran parte gracias a la especulacion con bienes
raices. Plutarco Elias Calles era poseedor de "suntuosas residencias" y el que
fuera el lider obrero mas importante de los afnos veinte, Luis N. Morones, tenia
denunciadas en el registro de la propiedad del Distrito Federal propiedades ur-
banas por un valor de 1543367 pesos. Esta encuesta se encuentra citada en el
libro de C6rdova, Arnaldo, La ideologia de la Revolucion Mexicana, ERA, Me-
xico, 1973, p. 72.
1; Vease UJnikel, Luis, El desarrolo urbano de Mexico, op. cit., p. 37.

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POLITICA Y VIVIENDA 777

contribuyeron a agudizar el problema de la vivienda y los servicios pu-


blicos. Is

2.1. Los izovimientos inquilinarios

Durante esta etapa hist6rica los movimientos inquilinarios de varias


ciudades del pais alcanzaron niveles de movilizacion, influencia y efi-
cacia nunca antes conocidos. Las noticias que tenemos a la mtano per-
,miten identificar a movimientos de considerable importancia en la ciudad
de Mexico, Veracruz y AMerida, si bien es licito suponer que en otras
ciudades del pais existian luchas similares aunque de menor mag-
nitud.
El movimiento mas renombrado de todos fue sin duda el que se des-
arrollo durante 1922 en la ciudad de Veracruz. En ese anio, el problema
habitacional se habia tornado angustioso para la mayor parte de las
masas populares debido a la mete6rica alza que experimentaron los alqui-
leres de las viviendas arrendadas, El Sindicato Revolucionario de In-
quilinos tom6 a su cargo la defensa de los afectados e impuls6 una huelga
de pagos que muy pronto se extendio a la mayor parte de las vecinda-
des del puerto. 19 El movimiento creci6 en muy poco tiempo con el im-
petu de una bola de nieve cuesta abajo. Su impulso no s6lo se propago
a otras ciudades del estado como Jalapa y Orizaba, donde los inquilinos
comenzaron a organizarse e imitar a los huelguistas de Veracruz, sino
que tambien rebaso las fronteras de la lucha inquilinaria y volc6 su
apoyo y solidaridad a los movimienntos obrero y campesino.20
Como ha senialado Romana Falcon en un trabajo reciente: "Durante
los meses de auge del movimiento, Proal [se refiere al legendario lider
del Sindicato de Inquilinos de Veracruz] llego a ser verdaderamente
poderoso. Muy pocos podian actuar en su contra dado que Tejada apo-
yaba la huelga o por lo menos no la atacaba. En ciudades tan importan-
tes como Orizaba las ordenes judiciales en contra de los inquilinos
huelguistas no surtian efecto alguno porque la policia y las fuerzas fede-
rales fallaban en dar su apoyo necesario a la corte, y muchos presiden-

1s En noviembre de 1922 la falta de agua afecto a la ciudad de Mexico. Esta ci


tuaci6n provoco una manifestacion de protesta bastante numerosa, organizada por
la CROM, que recorrio las principales calles de la ciudad exigiendo la dimision
del Ayuntamiento. La multitud fue objeto de una sangrienta represion. Vease al
respecto, la Historia grdfica de la revolucion mexicana, Ed. Trillas, tomo iii,
Mexico, 1967, pp. 1600-1604.
10 Para un analisis del movimiento inquilinario de Veracruz durante la etapa fe-
brero-julio de 1922 puede consultarse el trabajo de Garcia Mundo, Octavio, El
movimiento inquilinario de Feracruz, op. cit., 1922.
20 Este aspecto ha sido apuntado por Romana Falcon en su libro: El agrarismo en
Veracruz. La etapa radical (1928-1935), El Colegio de Mexico, Mexico, 1977, pp.
33-34.

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778 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGiA

tes municipales se negaban a actuar en contra del sindicato por no tener


ni poder ni autoridad sobre ellos". 21
Ante los ojos del gobierno federal, sin embargo, las cosas habian to-
rnado un curso francamente peligroso. No era posible para un gobierno
que... "queria servir a todas las clases sociales", como les habia dicho
Obregon a los sindicatos obreros de la region jalapena, 22 permitir que
se "atentara" en contra de la propiedad privada. Los limites de su tole-
rancia demostraron su brevedad y el 6 de julio de 1922 el movimiento
fue brutalmente reprimido, con el saldo de varios muertos y sus prin-
cipales lideres encarcelados.
A pesar de Ia represi6n desatada sobre el movimiento inquilinario,
el gobierno estatal del general Tejeda no abandon6 su papel de conci-
liador e incluso de defensor de los intereses populares, y en mayo de
1923 decret6 una ley inquilinaria. Empero, se trataba de una disposici6n
que contenia muchas limitaciones, ya que no abarcaba al conjunto de la
vivienda arrendada sino unicamente a las casas-habitaci6n con rentas
inferiores a los 100 pesos mensuales y situadas en la parte central de la
ciudad. 23 Con esta medida finicamente se beneficiaba un sector de inqui-
linos y de igual manera s6lo se afectaba a una fraccion de propietarios.
La logica politica de la disposici6n no podia ser mas contundente: se me-
diatizaba a un sector importante del movimiento inquilinario, probable-
mente al nucleo mas combativo, mediante una concesi6n que objetiva-
mente los alejaba de cualquier nueva "inquietud" habitacional. Toda
nueva lucha inquilinaria dificilmente podria incorporar a sus filas a este
sector de inquilinos. Por el otro lado, no se afectaba a la propiedad
privada en su conjunto sino u'nicamente a una fracci6n, lo que consumaba
tambien la divisi6n de los propietarios. De todo esto, el Estado emergia
como el conciliador social por excelencia; como el arbitro supremo de las
disputas entre las distintas clases e intereses sociales.
Retomando el hilo central del presente trabajo -la relaci6n entre
politica y vivienda- podemos decir que en el caso del movimiento in-
quilinario de Veracruz queda demostrada la forma en la cual la accion de
los inquilinos, la participaci6n de los propietarios inmobiliarios, la inter-
vencion del Estado, en fin, la lucha de los distintos sectores involucra-
dos en la problematica habitacional, produce un cambio dentro de la
estructura habitacional. En este caso concreto narcara la aparicion de
un sector de viviendas de renta congelada en la parte central de la ciudad
de Veracruz, cuyo nivel de arrendamiento escapara completamente a las
fuerzas econonicas del mercado.

21 Ibid.., pp. 33, 34.


22 A los cinco meses de haber ocupado la presidencia, Obreg6n pronuncio este sefia-
lamiento a los sindicatos obreros de la region jalapefia. Citado en Ruiz, Eduarda
Ramon, La revolucion mexicana y el movimiento obrero, ERA, Mexico, 1978, p.
102.
23 Gonzailez Navarro, Moises, op. cit., p. 186.

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POLiTICA Y VIVIENDA 779

Sobre el movimiento inquilinario de Merida tenemos muy pocas noti-


cias. Todo lo que sabemos es que tambien en el anio de 1922 se decret6
una ley inquilinaria bajo el gobierno de Felipe Carrillo Puerto.24 En
la ciudad de Mexico, algunas cuantas informaciones permiten suponer
que el movimiento inquilinario se encontraba bastante activo desde 1922
y que al aino siguiente las huelgas de pagos se propagaron en algunas
vecindades.25 El movimiento parece haber cobrado cada vez mayor
fuerza, pues a lo largo del periodo 1923-1924 tanto las organizaciones
inquilinarias del DF como algunos diputados e incluso el Partido Nacio-
nal Agrarista, que habria de apoyar la candidatura de Calles a la presi-
dencia, levantaron la demanda de una ley inquilinaria.26
A diferencia de lo que habia ocurrido en Veracruz y Merida, todos
los esfuerzos encaminados a la adopci6n de una ley inquilinaria en el
DF fracasaron. Por que sucedi6 esto? Por que nunca fructificaron
los numerosos intentos que pretendian la adopci6n de una ley inquili-
naria en el DF, lugar donde imperaban graves problemas habitacionales
y donde bullia una fuerte tradicion de lucha inquilinaria? En primer
lugar, debemos decir que en las dos primeras ciudades imperaban con-
diciones politicas muy distintas a las que prevalecian en el DF, mas favo-
rables para el desarrollo de las luchas y las reivindicaciones inquilinarias.
En efecto, debe recordarse que tanto en Veracruz como en Yucatan
ocurrieron procesos de transformaci6n muy importantes, sobre todo en
relaci6n al problema agrario, y en los cuales el movimiento inquilinario
desempei6o un papel de aliado urbano muy significativo, maxime si to-
mamos en cuenta la debilidad numerica y organica del movimiento obre-
ro. Por otro lado, tanto el tejedismo como el carrillismo operaban como

24 En el trabajo de Gonzalez Navarro se encuentran algunas referencias a dicho


movimiento y al decreto de ley inquilinaria. Recientemente salio a la luz un
interesante y bien documentado estudio sobre el Partido Socialista del Sureste en
el cual se menciona el decreto. Desafortunadamente no se encuentra referencia
alguna a los movimientos inquilinarios. Cf. Montalvo, Enrique y Paoli, Francisco,
El socialismo olvidado, Siglo XXI, M6xico, 1977.
25 En agosto de 1922 el movimiento inquilinario presto apoyo a la lucha de los
ferrocarrileros y junto a ellos, particip6 en una manifestacion de simpatia hacia
los trenistas norteamericanos. Vease Historia grdfica de la revolucion mexicana,
tomo III, op. cit., pp. 1576, 1577. Sobre la huelga inquilinaria vease en el mismo
trabajo la pagina 1612.
26 En diciembre de 1922 el Partido Nacional Agrarista hizo suyo el proyecto de ley
inquilinaria presentado por el Sindicato de Inquilinos del D. F. Ese proyecto
declaraba de utilidad puiblica el arrendamiento de casas para habitacion, escuelas
o fines beneficos. La renta de esas casas no excederia del 5% anual de su valor
catastral; el arrendador solo podria exigir el deposito de un mes de renta; el
tiempo de arrendamiento era indefinido y no podria exigirse la desocupaci6n de
la casa al inquilino que estuviera al corriente del pago de la renta. La iniciativa
no fue aceptada. En noviembre de 1924 un grupo de diputados, entre los que se
encontraba Neguib Sim6n, Carlos Puig y Casauranc y Genaro V. Vazquez, pro-
pusieron una ley de inquilinato que beneficiara a los trabajadores manuales e inte-
lectuales. Tampoco fue aceptada. Gonzilez Navarro, Moises, op. cit., pp. 189, 190.

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780 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

fuerzas regionales adictas al gobierno federal, pero tambien guardaban


bastante autonomia con respecto al mismo, situaci6n que les permitia
incorporar, si bien en forma limitada, las demandas inquilinarias.
En la ciudad de Mexico, en cambio, la correlaci6n de fuerzas era am-
pliamente desfavorable a los inquilinos. El bloque de los propietarios
inmobiliarios, dentro del cual participaban, como ya dijimos antes, los
miembros mas prominentes del gobierno, era mucho mas poderoso y
contaba con todo el respaldo del gobierno federal. El movimiento inqui-
linario, por su parte, distaba mucho de ser una fuerza social y politica
de peso dentro del espectro politico de esos momentos. Todavia habrian
de pasar muchos afnos antes de que la ciudad de Mexico conociera dis-
posici6n alguna que regulara los arrendamientos.

2.2. La vivienda estatal

Puede decirse que a partir del gobierno de Obreg6n, la influencia del


acontecer politico sobre la estructura habitacional ya no se limitara al
/mbito de la vivienda arrendada, sino que tambien se extendera a un
sistema habitacional cuyas primeras manifestaciones comienzan a obser-
varse en esos momentos: nos referimos al sistema de vivienda estatal,
es decir, un sistema en el cual la promoci6n habitacional surge directa-
mente bajo el auspicio legal y econ6mico del Estado y se destina a una
clase o sector social tambien seleccionada por el mismo. De que. ma-
nera se ligaron estas primeras expresiones habitacionales auspiciadas por
el Estado con la esfera de la politica?
Desde los inicios de su gobierno, Obregon comenz6 a recibir numero-
sas solicitudes de sindicatos obreros y empleados, de sectores de clase
nledia, para que otorgara ayuda y diera facilidades en la construccion
habitacional. 27 Sin embargo, las condiciones en las que se encontraba
cl erario piblico, y en general, la situaci6n economica y politica del pais,
no se prestaban para que el gobierno destinara muchos recursos para
satisfacer las peticiones que elevaban los distintos sectores sociales y
sindicales. En efecto, las tareas de "reconstruccion" que inici6 el nuevo
gobierno tenian que abrirse paso en medio de una economia duramente
devastada y un aparato burocratico-administrativo bastante desorganiza-
do. Los pocos recursos que el gobierno federal tenia a su disposici6n,
se canalizaban mayoritariamente en el mantenimiento del ejercito, 2
principal fuente de poder en esos momentos, asi como a realizar obras de

27 Gonzalez Navarro, Moises, Ibid., p. 195.


s2 Durante el periodo 1921-1924 el gobierno federal erogo el 43.9% de los gastos
totales del presupuesto en fines militares. El 17.9% del total correspondio a los
gastos econ6micos. Ver Alejo, Francisco J., "La politica fiscal en el desarrollo
economico de Mexico", incluido en la recopilacion de Wionczek S. Miguel, La
sociedad mexicana, presente y futuro, FCE, Mexico, 1974, p. 66, cuadro 3.

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POLiTICA Y VIVIENDA 781

reparacion de la infraestructura. Dificilmente podian distraerse recursos


para el financiamiento de obras de bienestar social, dentro de las cuales
se incluia la vivienda. 29 De esta manera, la ayuda financiera que podia
proporcionar el gobierno a los fines de promocion habitacional era muy
reducida. Esta era, sin embargo, una de las caras del problema. La otra
tenia que ver con la distribuci6n de los escasos recursos. En otras pala-
bras, el gobierno tenia que resolver las siguientes cuestiones: < A que
sector social habia que otorgarle preferencia en materia de vivienda y a
cual negarsela? A que agrupaciones sindicales y/o politicas habia que
darle preferencia en la distribuci6n de creditos, terrenos, exenciones fis-
cales y otras mnedidas que facilitaran el acceso a la vivienda?
Desde nuestro punto de vista, la respuesta se encontraba en el terreno
de la politica, es decir, en el estira y afloja de las alianzas y los compro-
misos, de la obtencion de "lealtades" para el gobierno y de concesiones
materiales para las organizaciones sindicales, etcetera. No se trata,
queremos enfatizar este punto, de abordar exclusivamente desde el angulo
politico todo el problemna dejando a un lado las consideraciones econo-
micas, pero en lo que concierne a la "distribucion" de los recursos habi-
tacionales, cuando se quiere explicar por que ciertos sectores resultaban
beneficiados mientras que otros quedaban fuera, incluso cuando se pre-
tende abordar ciertos aspectos de la vivienda que impuls6 el Estado,
como son la ubicaci6n intraurbana, la calidad de la construccion, los
montos y las condiciones de los creditos, etcetera, el concurso de la di-
mension politica desempenia un papel clave.
Por ejemplo, el hecho de que Obregon haya solicitado en 1921 del
Congreso de la Uni6n un financiamiento de 10 millones de pesos para
la construcci6n de casas para obreros, o que decidiera crear el fraccio-
namniento del exhip6dromo de Peralvillo para formar una colonia de
obreros,30 en suma, que haya colocado a los obreros como el principal
beneficiario de la reducida promocion habitacional de aquel entonces, tie-
ne que explicarse a la luz de las relaciones de alianza que mantuvo su
gobierno con la organizaci6n sindical mas importante en esos momentos:
la CROM. En efecto, a pesar de las contradicciones que se produjeron
entre dicha organizacion y Obreg6n, esta constituyo un soporte y un
aliado fundamental de su gobierno. Desde 1919 la CROM habia fundado
el Partido Laborista para apoyar la candidatura de Obreg6n a la presi-
dencia. A cambio de este apoyo, este nombr6 jefe de los establecimientos
fabriles a Luis N. Morones; gobemador del Distrito Federal a Celestino
Gazca y jefe del Departamento de Prevision Social a Eduardo Moneda,
todos ellos maximos dirigentes de la CROM. 31 Justamente la hipotesis

29 Durante el mismo periodo, se destino el 9.7% del gasto total al ramo de bienestar
social. Ibid., p. 66, cuadro 3.
30 Gonzalez Navarro, Moises, op. cit., p. 198.
31 Ruiz, Ram6n Eduardo, La Revolucion Mexicana y el movimiento obrero, op. cit.,
p. 133.

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782 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

que queremos formular en relacion a la distribuci6n de la ayuda estatal


para la vivienda, es que fue la mencionada organizaci6n la que, merced
a su fuerza, alianza con el gobierno y control de puestos puiblicos, recibio
dichos beneficios, dejando al margen a otras organizacones sindicales
que, como la CGT, no comulgaban con Obregon. 32
Se trata de una hip6tesis de trabajo. De cualquier forma, lo que a
nuestro juicio resulta claro es que desde los primeros anios del gobierno
de Obreg6n tienen lugar las primeras practicas en las que el Estado
entabla relaciones de apoyo y alianza hacia un determinado sector del
sindicalismo, hacia una organizaci6n sindical especifica a la cual otorga
preferencias y concesiones. Estas practicas iniciaran su "institucionali-
zaci6n" a partir del gobierno de Calles. Las demandas y reivindicaciones
habitacionales embonaran dentro de dicho esquema y, como veremos,
ayudaran a reforzarlo.

3. El gobierno de Plutarco Elias Calles (1924-1928)

Durante el gobierno de Calles, el pais comenzo a experimentar una


decidida revitalizacion economica que se expreso en un incremento de la
produccion interna, sobre todo agricola, asi como en un aumento de
las exportaciones petroleras y de plata. Simultaneamente, el Estado am-
pli6 notablemente su campo de accion mediante la creacion de obras de
infraestructura como carreteras y presas, fundando instituciones finan-
cieras, etcetera. 33 M,uchos de estos cambios se localizaban y/o repercu-
tian sobre el crecimiento y la dinamica interna de las ciudades, particu-
larmente la de Mexico. Nuevas companiias constructoras (las nfmas im-
portantes ligadas a funcionarios como Almazan, Saenz, Calles), modernas
urbanizaciones para los "nuevos ricos", especulacion con bienes raices,
renovacion de sistemas viales y mejoramiento de los servicios puiblicos,
pero tambien creciente desigualdad y agudizacion de las contradicciones
urbanas, entre ellas la habitacional, fueron algunas de las expresiones
de la nueva etapa.34
En el piano politico, Calles llev6 mas lejos que nunca sus relaciones
con la CROM 35 y utiliz6 esta alianza tanto para hacerse fuerte con res-
pecto a otros poderes (ejercito, movimientos regionales, el Partido Na-

32 Ibid., p. 136.
33 Vase al respecto de Krauze, Enrique y colaboradores, Historia de la Revolucion
mexicana. Periodo 1924-1928. La reconstruccion economica, El Colegio de Me-
xico, tomo 10, Mexico, 1977.
34 Vease del trabajo antes citado el anexo "La ciudad de Mexico, ex de los palacios".
35 El maximo jerarca de la CROM, Luis N. Morones, ocupo el cargo de Ministro de
Industria, Comercio y Trabajo durante el gobierno de Calles. Desde ahi, una
de sus principales tareas consistio en "embridar definitivamente, en empaquetar,
las relaciones obrero-patronales para hacerlas manejables y controlables para el
Estado". Ibid., p. 184.

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POLITICA Y VIVIENDA 783

cional Agrarista y hasta el propio Obregon), como para ejercer un con-


trol sobre las demandas salariales de la clase obrera, cuesti6n en la que
logro resultados 6ptimos.36 Sin embargo, tambien busco el apoyo la
lealtad de otras fuerzas laborales, como fue el caso de la burocracia.
Con respecto al movimiento inquilinario, a pesar de que no tenemos
mucha informacion como para ser definitivos en nuestros juicios, todo
parece indicar que este no solo quedo fuera del bloque de fuerzas que
se aglutinaban alrededor de Calles y que recibian concesiones del mismo,
sino que incluso se produjeron serias contradicciones entre ambos.
A su arribo a la presidencia orden6 la reaprehensi6n de Her6n Proal
--el "Lenin mexicano", como lo llamo Rosendo Salazar- y a finales
de 1924 el lider de los inquilinos veracruzanos fue conducido a la ciudad
de Mexico. Todas las peticiones dirigidas a Calles que intercedian por
la libertad de Proal, incluso las del propio gobernador del Estado, gene-
ral Heriberto Jara, fueron vanas. Obviamente, el golpe no iba dirigido
unicamente sobre Proal, sino en contra del movimiento inquilinario y de
las conquistas que tantas vidas le habian costado. 37 Al poco tiempo se
modific6 la ley de mayo de 1923 decretada por Tejeda y se permitio,
entre otras cosas, el aumento de las rentas del 6 al 10% de su valor ca-
tastral. La petici6n que elev6 el Sindicato Revolucionario de Inquilinos
de Veracruz para impedir que se llevaran a cabo las modificaciones que
los iban a afectar fueron esteriles. El Senado respondi6 que no estaba
capacitado para intervenir en un asunto que no era de su "compe-
tencia". 38
La informacion que tenemos sobre el movimiento inquilinario de la ciu-
dad de Mexico es casi inexistente y sobre el de Merida no sabemos
nada. Parece ser que en la primera el movimiento inquilinario continu6
activo, como lo demuestra su participacion en la manifestaci6n del 19 de
mayo de 1926. 39 Sin embargo, la evidencia que podemos esgrimir para
sostener que los tiempos no eran muy benignos para dichos movimientos,

36 "Ya desde febrero de 1925 Morones dio en su Secretaria el primer campanazo


centralizador al declarar la primera huelga ilicita, e iba a un buen ritmo en su
empeno deshuelguizante cuando la crisis general de 1926 multiplic6 las huelgas
en todos los sectores y la labor de mediador tuvo que desembocar a menudo en
la de franca matoneria y el esquirolaje." Ibid., p. 187.
:37 Garcia Mundo seiala en su estudio sobre el movimiento inquilinario de Veracruz
en 1922, que el Sindicato Revolucionario de Inquilinos, fundado por Proal, per-
manecio aproximadamente hasta 1935. Garcia mundo, Octavio, op. cit., p. 7. En
cuanto a la suerte de Proal, Luis Araiza, en su celebre trabajo sobre el movimiento
obrero, apunta que despues de haber sido expulsado del Estado.... y "anos mas
tarde, volvio pobre y enfermo, porque las masas son asi, pronto olvidan a sus heroes,
a sus idolos y Her6n Proal no podia sustraerse a la tradici6n fatal de los pueblos
y murio pobre y olvidado de sus compaieros, ante quienes dej6 juventud, energias
y jirones de su vida..." Araiza, Luis, Historia del movimiento obrero, Ediciones
Casa del Obrero Mundial, tomo IV, p. 124, segunda edicion, Mexico, 1975.
38 Gonzilez Navarro, Moises, op. cit., p. 186.
.39 Vase la Historia grdfica de la Revolucion Mexicana. op. cit., pp. 1770-1771.

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784 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGiA

es que en todo el gobierno de Calles no se localizan decretos favorables


a los inquilinos, tal como habia ocurrido durante el gobierno de Obreg6n.

3.1. La corporatizviaci6n de la vivienda estatal

A diferencia de lo que ocurri6 con el sistema de vivienda arrendada,


la intervencion del gobierno de Calles en la esfera de la vivienda estatal
registro cambios muy importantes desde el punto de vista cualitativo.
En el anio 1926 se creo la Direcci6n de Pensiones Civiles, primer orga-
nismo de seguridad social creado desde la revolucin,40 el cual incluia
dentro de sus variadas funciones la de otorgar creditos a sus derecho-
habientes para la construccion o adquisicion de vivienda. En efecto,
mediante un pequefio descuento en los sueldos de los cotizantes y el
suministro por parte del gobierno federal de una cantidad suplementaria,
se creaba un fondo especial destinado a sostener a sus miembros, cuando
por razones de edad o incapacidad debian abandonar el servicio, con el
pago de pensiones inferiores a los sueldos; el mismo fondo debia facilitar
a los empleados en servicio la adquisicion de terrenos o casas. 41 Entre
1925 y 1947 concedi6 9 600 creditos para el financiamiento habitacional.
Ciertamente no fueron tmuchos, pero debe recordarse que hasta 1947,
la Direccion de Pensiones Civiles fue la uinica institucion estatal que
financiaba viviendas.42
El sector beneficiado por dicho organismo de seguridad social fue
la burocracia al servicio del Estado. La pregunta surge de inmediato:
ipor que correspondi6 a la burocracia ser el primer sector amparado
por un organismo de seguridad social y el primero en recibir durante
mucho tiempo en forma exclusiva los creditos gubemamentales en mate-
ria de vivienda? Nuevamente tenemos que buscar una explicaci6n de
orden politico. Dentro de esa t6nica, Cordova ha senialado acertada-
mente que la ley general de pensiones civiles tenia como finalidad "ase-
gurarse la fidelidad de uno de los sectores mas inquietos y tambien mas
peligrosos de la escena politica naconal, los bur6cratas, la uinica fuerza
organizada, ademas del ejercito, con la que directamente podia contar
el gobierno". 43
Como puede observarse en el caso de la Direccion General de Pensio-
nes Civiles y de los creditos habitacionales, con Calles se inicia la insti-
tucionalizacion de las practicas que ya habiamos detectado desde el go-

40 Cf. Mesa-Lago, Carmelo, "Social security, stratification and inequality in Mexico",


incluido en: Papers of the IV international congress of mexican history, Edited
by Wilkie, James W., University of California Press, Los Angeles California, 1976.
41 C6rdova, Arnaldo, La ideologia de la revolucion mexicana, op. cit, p. 357.
42 Connolly, Priscilla, Nuiiez, Oscar y Ortiz, Enrique, Las politicas habitacionales del
Estado mexicano, op. cit., p. 18.
43 C6rdova, Arnaldo, op. cit., p. 358.

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POLITICA Y VIVIENDA 785

bierno de Obreg6n, mediante las cuales el Estado se inclina por favo-


recer a un determinado sector de trabajadores y organizaci6n sindical
en materia salarial, de prestaciones sociales y naturalmente de finan-
ciamiento habitacional. Los objetivos de esta politica no eran otros que
los de mantener y reproducir la divisi6n de los canales, de las institu-
ciones a las cuales debian acudir los diferentes sectores a plantear sus
demandas. Fragmentadas estas sectorialmente, el Estado cortaba la
posibilidad de una "globalizaci6n" de las luchas econonicas y politicas,
se agenciaba un amplio margen de maniobra al estar capacitado para
atender la pletora de reivindicaciones y demandas de acuerdo a una cierta
"jerarquia" politica y disponia de la posibilidad de alternar en distintos
frentes las medidas de concesi6n y represi6n. Son las primeras expre-
siones de ese proceso de corporativizaci6n que culminara durante el
periodo cardenista. La vivienda estatal quedara encuadrada y al mismo
tiempo impulsara dicha estructura corporativa.

4. El maximato (1928-1934)

A pesar de que el pais habia experimentado una cierta contracci6n


econ6mica desde los iltimos afos del gobierno de Calles, no es sino hasta
1929, a raiz de la crisis mundial del capitalismo, cuando la depresion
econ6mica se acentua verdaderamente.44 Aun cuando todavia falta mu-
cho por conocer el verdadero impacto de la crisis sobre la vida econ6-
mica del pais, todo parece indicar que los efectos mas negativos se loca-
lizaron en el nivel urbano, donde se concentraban las actividades ma-
nufactureras y de servicios, y no tanto en el campo. 45 Actividades como
la de la construcci6n, sobre todo aquella ligada a las inversiones estata-
les, se contrajeron sensiblemente. No obstante todo esto, y precisamente
por resultar menos afectado el sector agricola, durante esos afnos no se
registraron fuertes movimientos migratorios y el crecimiento urbano
alcanz6 una tasa casi tan baja como la de la decada de 1900-1910.46

44 "El PIB crecio entre 1921 y 1928 a una tasa promedio anual de 2.6% mientras el
producto per capita lo hizo al 0.9%. Entre 1929 y 1932 no hubo crecimiento sino
una baja, que en 1932 fue de 16%." Historia de la Revolucion Mexicana. Periodo
1928-1934. El conflicto social y los gobiernos del naximato, por Lorenzo Meyer,
El Colegio de Mexico, Mexico, 1978, tomo 13, p. 23.
45 En realidad, la agricultura se vio afectada sobre todo por la gran sequia de los anios
1929-1930 y otras catastrofes naturales. Ibid., p. 11.
46 "La ciudad de Mexico resiente la desfavorable situacion economica y registra una
de las menores tasas de crecimiento del presente siglo. El menor movimiento de
mercancias por la frontera norte frena el crecimiento de Ciudad Juarez y de las
ciudades de la frontera tamaulipeca. Tampico es afectado por la expropiacion
petrolera y el adverso mercado externo del henequen repercute en el crecimiento
de Merida." Unikel, Luis, op. cit., p. 37.

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786 REVISTA IEXICANA DE SOCIOLOGiA

Por otro lado, a la muerte de Obreg6n, Calles se erige en el centro


politico del pais y desde su sitial encabeza el proceso de "instituciona-
lizaci6n politica" que culminara con la formaci6n del Partido Nacional
Revoluoionario. Inicialmente, el PNR se integro como una aialgama
corporativa de agrupaciones y asociaciones politicas locales y regionales
que seguian gozando de autonomia interna y con la participacion indi-
vidual de militares, caudillos y caciques. 7 En un principio, sin embargo,
el movimiento obrero no formo parte del nacente partido, lo que se
debio en parte al distanciamiento que se produjo entre los gobiernos
del maximato y la CROM de Morones, que a partir de entonces comenz6
a "DesMoronarse".48 Correspondi6 precisamente a la burocracia in-
corporarse al PNR como sector organizado, lo que vino a demostrar
que las concesiones y el trato "mimado" que el Estado le habia otorgado,
era altamente rentable.49
Por lo que concierne a nuestro objeto de anmlisis, la nueva coyuntura
que se abria en el pais itambien planteaba una serie de interrogantes en
el nivel de las relaciones entre politica y vivienda: dque repercusiones
y contradicciones habia generado la crisis sobre el problema de la vi-
vienda? Que lugar ocuparon los inquilinos dentro del nuevo esquema
de organizacion politica? dQue sucedi6 con las politicas habitacionales
del Estado y a que sectores se encaminaron?
Con respecto a la problematica inquilinaria podemos sugerir a titulo
de hip6tesis que la crisis economica agudiz6 considerablemente la situa-
ci6n laboral de muchos inquilinos50 colocandolos en dificultades para
cumplir con las rentas. Es bastante probable que los juicios de desahucio
y los desalojos hayan aumentado y sabemos que en la ciudad de Mexico
las organizaciones inquilinarias efectuaron importantes movilizaciones y
se lanzaran a la huelga de pagos.51 Tal vez aquella famosa consigna

4' Furtak, K. Robert, El partido de la Revolucion y la estabilidad politica en Mexico,


Facultad de Ciencias Politicas y Sociales, Serie Estudios 35, UNAM, Mexico,
1974, p. 29.
48 Vease Historia de la Revolucion Mexicana, tomo 13, op. cit., pp. 101-112.
49 En enero de 1930, Portes Gil dispuso en un iecreto presidencial que a los em-
pleados administrativos de la Federacion no se les debia pagar el sueldo corres-
pondiente a los dias 31 del mes, y que este, en cambio seria retenido para lograr
objetivos del PNR. Furtak, Roberto, op. cit., pp. 30-31.
50 "Las cifras seiialan 350000 desocupados en el momento mas dificil, 1932, que
de ser ciertas, significarian que algo mas del 6% de la poblacion econ6micamente
activa registrada por el censo de 1930 se encontraba sin trabajo... [tambien]...
se reportaba un aumento de la mendicidad urbana..." Historia de la Revolucion
Mexicana, op. cit., pp. 17-18.
51 El 9 de julio de 1934, la Liga Defensora de Inquilinos del Distrito Federal, cele-
bro un mitin al que concurrieron mas de 1000 personas. "El sefior Gerardo
Rives excito a todos a que declararan la huelga de pago de los diez centavos
de abierta, sobre la renta que injustificadamente pagan los inquilinos. El secre-
tario de la Liga, sefior Jos6 Cruz Ramirez, expuso el programa de acci6n rei-
vindicadora de defensa, por su antecesor en el uso de la palabra. El sefior Joa-
quin Herrera y Rivera pidio que los inquilinos denunciaran a la Liga la falta

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POLITICA Y VIVIENDA 787

de los afios veinte: "ESTOY EN HUELGA. NO PAGO RENTA",


volvi6 a resonar en los patios de las vecindades.
No obstante el empeoramiento del problema habitacional y de las
posibles movilizaciones inquilinarias, en todo el periodo 1928-1934 no
se registra ningun decreto favorable al sector inquilinario, dato indicativo
de la politica seguida por los gobiernos del maximato que claramente
optaron por no afectar o poner alguin tipo de cortapisa a los intereses de
los propietarios.
Sobre la incorporacion de los inquilinos en calidad de sector organi-
zado dentro del PNR, nos ha quedado la impresion de que su ingreso
no fue inmediato o que, al menos, la disyuntiva que se presentaba pro-
voc6 una divisi6n entre las organizaciones inquilinarias.52 Es probable
que la influencia y cercania politico-ideologica que los inquilinos habian
mantenido con organizaciones obreras como la CROM o la CGT e in-
cluso con el Partido Comunista Mexicano,53 actuaran como un factor
de resistencia y aun de oposici6n al futuro Leviatan de la politica me-
xicana.
Por lo que respecta a la esfera de vivienda promovida por el Estado,
la situaci6n se mantuvo inalterable en sus rasgos y expresiones funda-
mentales. La burocracia continuo absorbiendo el grueso de los beneficios
en materia habitacional. En 1931 se habia promulgado la Ley Federal
del Trabajo, cuyo objetivo fundamental era el de ajustar y perfecconar
los controles del Estado sobre el movimiento obrero, 54 pero en la cual
se contemplaban tambien una serie de mejoras objetivas. Sin embargo,
la instrumentaci6n concreta y efectiva de muchos de los derechos obreros
v evidentemente de aquellos que representaban una carga de importancia

de agua, aseo e higiene, y otras comodidades a que tenian derecho. Otros orado-
res mas pidieron la unificacion de los inquilinos." Historia grdfica de la Revo-
lucion Mexicana, tomo III, op. cit., p. 2118.
52 Como puede observarse en la informaci6n expuesta en la nota 51, en 1934 ya
aparece una organizaci6n inquilinaria -la Liga Defensora de Inquilinos del DF-
muy distinta al Sindicato de Inquilinos del DF. Por otra parte, es interesante
observar que dentro de las intervenciones de los oradores en uno de los mitines,
se pedia la "unificacion de los inquilinos".
*8 Las ligas del Sindicato de Inquilinos del DF y el Partido Comunista Mexicano
se manifestaron por la participacion del primero en el funeral del dirigente co-
munista Julio Antonio Mella, el 11 de enero de 1929. Obviamente se trata de
una pista que debe investigarse a profundidad. Cf. Campa, Valentin, Mi testimonio.
Memorias de un comunista mexicano, Ediciones de Cultura Popular, Mexico, 1978.
Seria muy interesante y tal vez provechoso para el conocimiento del movimiento
inquilinario, revisar el 6rgano del PCM, El Machete, durante los anios de clan-
destinidad.
54 "La Ley Federal del Trabajo, promulgada en 1931 y sin mucha participaci6n
obrera, instituy6 la tutela del Poder Ejecutivo sobre las relaciones obrero-patronales
de manera tal que la efectividad de la acci6n sindical quedaba muy determinada
por el caracter de la relacion entre los sindicatos y el poder presidencial, relaci6n
que en ese momento se estaba redefiniendo." Historia de la Revolucion Mexicana,
op. cit., p. 128.
12

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788 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGiA

para el capital (seguro social, vivienda), se dejaron "para mas adelante".


Los derechos habitacionales de los trabajadores siguieron como letra
muerta.55
Por otra parte, tanto el monto de la inversi6n destinada por el go-
bierno federal al financiamiento habitacional como los mecanismos ins-
titucionales encargados de canalizarlo, 56 experimentaron muy pocos cam-
bios. Indudablemente, la crisis habia repercutido negativamente sobre
el gasto piblico. Ciertamente no deben pasarse de largo algunos esfuer-
zos Ilevados a cabo por el Departamento del Distrito Federal, en la cons-
trucci6n de casas para obreros y empleados piublicos, sobre todo del
magisterio.57 Sin embargo, su niumero fue Itan reducido y sus resul-
tados tan poco alentadores que su impacto sobre el panorama habita-
cional fue minimo.
Tal es la imagen, aun nebulosa y fragmentada, que hemos podido re-
coger de las relaciones entre politica y vivienda durante la etapa que se
conoce como maximato. Procurando formular una especie de balance
que comprenda no solo la etapa recien analizada, sino todo el ciclo que
se inicia desde la "Reconstruccion" del pais -1920- y se extiende hasta
la llegada de Cardenas al gobierno, seinalaremos, inicialmente en relaci6n
al contexto general del pais, que si bien Mexico ha sufrido transforma-
ciones significativas, estas se localizan sobre todo en el terreno politico.
Desde el punto de vista economico y social mantiene sus raices y sus
problemas fundamentales en el campo, donde auin impera con peso sig-
nificativo la vieja estructura heredada del porfiriato. 8 Si enfocamos la
65 Jose F. Ruiz Massieru seiiala en un estudio que: "La Ley Federal del Trabajo es
omisa en lo que respecta al derecho habitacional de los trabajadores y reproduce
unicamente la fraccion XII, agregando que "el Ejecutivo Federal y los de las entida.
des federativas, en su caso, atendiendo a las necesidades de los trabajadores, a la
clase y duraci6n del trabajo, al lugar de su ejecucion y a las posibilidades economicas
de los patrones expediran un reglamento para que los patrones cumplan con esta
obligacion." Ruiz Massieu, Jose F., Fuentes legales de financiamiento a la vivien.
da popular, INFONAVIT, Mexico, 1976, p. 11. Vease tambi6n Trejo, Luis Ma-
nuel, El problema de la vivienda en Mexico, FCE, Archivo del Fondo nium. 15,
Mexico, 1974, p. 51.
56 En 1933 se fundo el Banco Nacional Hipotecario; sin embargo, dicha institucion
se encamino originalmente a desarrollar inversiones en materia de infraestruc-
tura para la producci6n y solo hasta 1947 inici6 sus operaciones en el campo del
financiamiento habitacional. Vease Connolly, Priscilla, Niunez, Oscar, Ortiz, Enri-
que, Las politicas habitacionales, op. cit., p. 18.
57 En el aiio de 1932, el Departamento del DF construy6 en Balbuena 108 casas para
obreros y en San Jacinto 205 casas, sobre todo para empleados del magisterio.
Ademas de los inconvenientes arquitectonicos que resultaron de dicho proyecto,
los propios tecnicos del DDF seinalaron que, por su costo, dichas casas estaban
destinadas a la aristocracia obrera y que la fijaci6n oficial del circulo de bene.
ficiarios se prestaba a que adquirieran las casas personas de altos ingresos o que
ya tenian casa. Gonzalez Navarro, Moises, op. cit, pp. 200-201.
58 "El Mexico rural de principios de los treintas seguia dominado por la hacienda
y en menor medida por la pequenia propiedad, puesto que al ejido solo le corres-
pondia el 15% de las tierras bajo cultivo." Historia de la Revolucion Mexicana,
tomo 13, op. cit., p. 26.

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POLiTICA Y VIVIENDA 789

mirada sobre el ambito urbano, observamos, por un lado, que las activi-
dades economicas localizadas en las grandes ciudades -manufacturas,
servicios, comercio-, efectivamente han registrado cambios importantes,
pero sobre todo en los volumenes producidos y no en la diversificaci6ol
de actividades, ya que estas siguen siendo basicamente las mismas que
se desarrollaron bajo el porfiriato,59 y por otro, que sin restar impor-
tancia a las modificaciones que se aprecian a nivel de la estructura ur-
bana interna (sobre todo en la ciudad de Mexico, el caso mas conocido)
en renglones tan importantes como la estructura de Ia propiedad inmue-
ble, formnacin de nuevas areas residenciales para sectores de "clase me-
dia" y burguesia y creacion de infraestructura urbana, 6 es indudable que
el grueso de la poblaci6n, sobre todo la trabajadora, asi como un con-
junto de actividades economicas, particularmente los servicios, siguen
concentrandose en el area politico-administrativa de la ciudad de Mexico,
correspondiente a la red urbana creada hasta 1910, sin desparramarse
hacia la periferia. 61 En el piano habitacional, que es finalmente nuestro
objeto de anilisis, puede sugerirse a titulo de hip6tesis que, en la medida
en que los proyectos de financiamiento habitacional del Estado tendian
a una fraccion bastante reducida de la poblaci6n, que las leyes constitu-
cionales que obligaban al sector capitalista a dotar de vivienda a sus tra-
bajadores eran completamente inefectivas y, por filtimo, que la cons-
truccion privada de viviendas para los trabajadores era limitada o sim-
plemente no existia, la mayor parte de la poblacion trabajadora que se
sumo a la ciudad de Mexico a lo largo de la decada 1920-1930 y la
propia poblaci6n establecida anteriormente, se concentraron en la vi-
vienda arrendada construida antes de 1910, ya fuera aquella que siempre
se habia destinado al arrendamiento o la que se iba abandonando por los
sectores sociales de mayores ingresos que se trasladaban a los nuevos
barrios, generando densidades habitacionales cada vez mas altas.
Dicha tendencia se vio reforzada, condicionada incluso, por la exis-
tencia de toda una linea de movilizaciones y acciones reivindicativas a
las que hemos venido haciendo referencia y que contribuyeron. en primer
lugar, a preservar la existencia del sistema habitacional inquilinario y
tambien a regular el monto de los arrendamientos, convirtiendo asi a
la vivienda arrendada del centro, en la "menos peor de las opciones".
Resumiendo, puede decirse que hasta principios de los aiios 30, el
nicho habitacional mas importante de las clases trabajadoras de la ciu-

s9 Ibid., p. 74.
6o "... en los anos veinte empezaba a poblarse el sudoeste de la periferia del area
urbana de la ciudad de Mexico principalmene por miembros de las clases medias
y alta, siguiendo las margenes de la calzada de Tacubaya y de la avenida de los
Insurgentes. Por ese entonces empezaron a surgir las colonias residenciales Hi-
p6dromo y Lomas de Chapultepec y otras zonas tales como Mixcoac y Tacuba."
Unikel, Luis, La dindmica del crecimiento de la ciudad de Mexico. Ensayos sobre
el desarroUo urbano de Mexico, Sepsetentas, Mexico, 1974, p. 193.
ti Ibid., p. 1887.

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790 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGiA

dad de Mexico sigue siendo la vivienda arrendada de la zona central.


Fl sistema de vivienda estatal es insignificante y la aparici6n de los arra-
bales, construidos de madera, hojalata y otros materiales precarios, ca-
rentes de agua, drenaje, etcetera y localizados en la entonces periferia
de la ciudad, se produce en forma incipiente y entre los intersticios del
viejo sistema habitacional.
Sera a partir del gobierno de Cardenas (1934-1940), cuando ocurran
modificaciones importantes en las pautas anteriores y aparezca la senial
clara de un nuevo sistema habitacional: las colonias proletarias. De nue-
va cuenta, los factores de tipo politico de ese periodo hist6rico y de la
coyuntura cumpliran un papel decisivo en la aparici6n de dicho sistema,
la definici6n de muchos de sus rasgos internos y el ritmo de su expansion.

5. El cardenismo (1934-1940)

Como senialamos fugazmente hace unos instantes, durante el periodo


cardenista se producen cambios muy importantes en el nivel de la estruc-
tura habitacional; en concreto aparecen las llamadas colonias proletarias.
Obviamente nos encontramos bien lejos de sostener que la importancia
cuantitativa de dicho sistema igualara, mucho menos sustituyera, al sis-
tema de vivienda arrendada, aunque es probable que rebasara al estatal;
en cambio, si es posible afirmar que la aparici6n de aquel establecia un
precedente de mucha importancia y de dimensiones apreciables segun
veremos, que se continuara con mucho vigor, si bien con un sentido y
modalidades distintas, en las decadas siguientes y que ademas permnitira
redefinir desde una perspectiva diferente la problematica habitacional
de las clases trabajadoras.
Que factores y condiciones contribuyeron a la aparicion del nuevo
sistema habitacional? Que caracteristicas presentaba? Por que hemos
sefialado que los elementos politicos y particularmente la accion del Es-
tado desempefiaron un papel decisivo en su aparici6n? Estas preguntas
nos remiten, en primera instancia, al analisis, aunque sea breve, de algu-
nos procesos generales que tuvieron lugar en ese periodo.
La entrada de Cardenas habia coincidido con la superacion de los
peores momentos de la crisis, pues en 1934 el pais mostraba seniales de
franca recuperaci6n.62 Esto signific6 una reactivaci6n economica en
los principales centros urbanos del pais, asi como un aumento sustancial
del gasto puiblico, que tambien repercu'tio favorablemente en las inver-
siones publicas urbanas.63 Los cambios mas importantes, sin embargo,

62 Historia de la Revolucion Mexicana, tomo 13, op. cit.


83 Como se ha senialado correctamente en muchos trabajos, el cardenismo no incre-
mento considerablemente los gastos en bienestar social en comparaci6n con los
gobiernos anteriores, sin embargo, en particular los gastos en servicios urbanos

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POLITICA Y VIVIENDA 791

ocurrieron en el campo, donde se llev6 a cabo un intenso reparto agrario


que modific6 la distribuci6n de la riqueza y toc6 de muerte a la gran
propiedad, transformacion que arraig6 a millones de campesinos en sus
lugares de origen y contrarresto en buena medida la "atracci6n" que
ejercian los centros urbanos sobre la poblaci6n rural. La llegada de los
grandes procesos migratorios campo-ciudad habria de esperar unos anfos
n.as. Asi pues, podria afirmarse que los principales centros urbanos del
pais no se vieron fuertemente presionados por la afluencia de migrantes
rurales, si bien la afluencia de migrantes provenientes de centros urba-
nos pequenos y medianos debe haber aumentado.
Desde el angulo politico, el proyecto cardenista se empeno en desarro-
llar un amplio proceso organizativo y de unificaci6n entre las masas tra-
bajadoras del pais, que se acompan6, sobre todo en los primeros afnos
de su gobierno, de grandes movilizaciones e importantes reivindicacio-
nes. Empero, tambien significo una creciente y ferrea subordinaci6n
de aquellas al partido oficial, que en marzo de 1938 se transformaria
de PNR a PRM (Partido de la Revoluci6n Mexicana), con lo que se
corono el proceso de corporativizacion que venia gestandose desde los afios
20. 64 De que manera se articularon las demandas habitacionales de los
inquilinos y sectores sindicalizados a la politica reivindicativa cardenista?
j Que sucedi6 con las organizaciones y movilizaciones inquilinarias y que
papel les asigno el Estado dentro de su esquema de alianzas?

5.1. El movimiento inquilinario

No es raro pensar que el contagioso ambiente en favor de las luchas


y movilizaciones propiciado por Cardenas haya estimulado a los inqui-
linos de muchas ciudades del pais a participar e incluso a organizarse por
primera vez en la defensa de sus intereses. Una evidencia de esto serian
las huelgas inquilinarias de Mazatlan, y5 en las cuales los inquilinos conta-

(que se clasifican dentro del rubro de bienestar social) experimentaron una fuerte
expansi6n en terminos absolutos, pues mientras en todo el periodo 1925-1934 se
invirtieron 70 millones de pesos, tan solo en la etapa 1935-1940 el monto ascendio
a 99 millones. Fuente: Destino de la inversion publica federal, Secretaria de la
presidencia, Direccion General de Inversiones Publicas.
64 Como sefiala Cordova en relacion a la transformacion del PNR al PRM: "El
partido resurgia como un administrador de corporaciones mas que como un ad-
ministrador de masas. Y sus funciones como tal consistian ahora en cuidar que
cada organizaci6n mantuviera su autonomia y su aislamiento, en atender las dis-
putas o las dificultades que se dieran entre ellas, en coordinar sus movimientos,
sobre todo en epoca de elecciones, y mantenerlas unidas, en su aislamiento, bajo
la egida del Estado". C6rdova, Arnaldo, "La transformaci6n del PNR al PRM:
el triunfo del corporativismo en Mexico", Incluido en Papers of the IV Interna-
tional congress of mexican history, op. cit., p. 225.
65 "La rebeli6n inquilinaria de Mazatlan se remonta a la huelga de 1935, cuando
los arrendatarios adujeron que con el salario de 75 centavos diarios les era im-

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792 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

ron con la intervencion favorable de un enviado de la Secretaria de Go-


benlaci6n, la de Tepic,66 asi como un conjunto de medidas adoptadas
en los estados de Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo, 6 tambien en favor
del sector inquilinario. Sin embargo, tambien existen un buen nuimero
de razones que llevan a conclusiones contrarias, o por lo menos distin-
tas. En efecto, si de verdad se produjo un auge de las luchas inquili-
narias, punto sobre el que existe un buen numero de evidencias, y los
inquilinos formaron parte de la alianza cardenista, cuesti6n mais dudosa,
por que el gobiero de Cardenas nunca decreto una ley inquilinaria a
nivel federal -vieja demanda enarbolada desde 1917-y en cambio se
limrito a las disposiciones estatales, tan volubles y sujetas a las volunta-
des cambiantes de los gobernadores? Por que en el principal centro
econ6mico, social y politico del pais, la ciudad de Mexico, no se adopto
una legislaci6n que regulara los arrendamientos -decision que, para-
d6jicamente adopt6 en el afio de 1942 el presidente Manuel Avila Ca-
macho, cabeza de un gobierno que elimin6 muchas de las medidas pro-
gresistas adoptadas por Cardenas?- Y, finalmente, i por que no cristaliz6
dentro del sector inquilinario un proceso organizativo que eliminara las
divisiones que ya se advertian en su seno (por lo menos en la ciudad de
Mexico) y que permitiera alcanzar una organizaci6n a escala nacional,
reconocida por el gobierno, tal como habia ocurrido con obreros, cam-
pesinos y bur6cratas?
La carencia misma de noticias sobre disposiciones significativas en el
nivel nacional, asi como la ausencia de esfuerzos importantes dirigidos
a organizar al sector inquilinario, permiten proponer la hipotesis de que
dicho sector no form6 parte del proyecto de transformacion cardenista,
en el sentido de que sus demandas nunca formaron parte de la estrategia
de transformaci6n de la sociedad, tal como figuraban, por ejemplo, las
demandas del campesinado. ; C6mo podria explicarse lo anterior? Po-
demos senalar que una alianza estrategica con el sector inquilinario hu-
biese significado para el proyecto cardenista la enemistad letal de los
propietarios, y no solo de los grandes capitalistas inmobiliarios sino tam-
bien de extensos sectores de propietarios medios e incluso de propieta-

posible pagar el alquiler de $15.00 pesos mensuales por un cuarto de cocina.


Un comisionado de la Secretaria de Goberacion resolvio el problema en marzo
de 1936, mediante una creciente reducci6n de los alquileres: los inferiores a 8
pesos mensuales se redujeron en un 50%, los de 20 a 25 en un 25%." Gonzalez
Navarro, Moises, op. cit., pp. 194-195.
c6 En 1938 el Sindicato de Inquilinos de Tepic suspendio el pago de los alquileres
como protesta por lo elevado de estos y las malas condiciones higienicas de las
viviendas. Gonzalez Navarro, Moises, op. cit., p. 195.
6T A finales de 1937, Marte R. Gomez, gobernador de Tamaulipas, decret6 una ley
inquilinaria. En septiembre de ese mismo aino, Fernando Casas Aleman habia
reformado la ley del inquilinato en Veracruz y en 1938 en el estado de Hidalgo
se concedieron a los inquilinos plazos largos y facilidades para la desocupaci6n.
Ibid.

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POLITICA Y VIVIENDA 793

rios individuales, ya de por si amedrentados por las medidas "comu-


nistas" que habia adoptado el gobierno. 68
Significaba esto que el gobierno de Cardenas se despreocup6 o se
inclino por intervenir levemente en el problema habitacional de las clases
trabajadoras, como pareceria sugerir la tibia politica adoptada hacia los
inquilinos y como se desprende con mayor certidumbre de los reducidos
esfuerzos y recursos que el gobierno federal destino al financiamiento
de la vivienda?69 o Es correcta entonces la afirmacion que suele encon-
trarse en uno de los mejores, si no es que el mejor, anilisis sobre las
politicas habitacionales en Mexico, en el sentido de que el gobierno de
Cardenas, al igual que el de sus antecesores, carecieron de una politica
habitacional? 70

68 Pocos dias despu6s de la expropiacion petrolera, CArdenas tranquilizaba a los ca-


pitalistas y a los propietarios de inmuebles, seiialando que... "ningunas otras
disposiciones van a dictarse que puedan afectar la confianza del pais sobre otros
negocios, sobre la propiedad, sobre los depositos, sobre los valores, y demas in.
versiones, que el gobierno esta dispuesto a proteger conforme a las leyes respec-
tivas... [y] empleara igualmente los medios necesarios para proteger y alentar
las inversiones en valores mobiliarios, en el mejoramiento urbano, asi como aque
Ilas de otro orden que signifiquen un desarrollo econ6mico para el pais o un
beneficio de caraicter social". Citado en el libro de Cordova, Arnaldo, La politica
de masas del cardenismo, ERA, Mexico, 1974, p. 195.
69 Ha sido bastante usual medir los esfuerzos habitacionales de los gobieros eva-
luando los gastos del gobierno federal en el rubro de bienestar social y compa-
randolo en terminos absolutos y relativos con otros renglones del gasto puiblico.
No obstante, pensamos que se debe proceder con mucho cuidado en ese tipo de
comparaciones, pues el renglon llamado de bienestar social incluye una serie de
ramas tan diversas (educaci6n, salud, servicios urbanos, vivienda) que muchas
veces las tendencias observadas para el rubro en su conjunto no expresan el compor-
tamiento real de cada uno de sus componentes. Tal fue el caso, ya se seiialo, de los
servicios urbanos durante el gobierno de Cardenas, los que recibieron un fuerte
impulso en comparaci6n con los esfuerzos de sus antecesores. De cualquier forma,
lo cierto es que bajo el cardenismo, las proporciones relativamente bajas regis-
tradas para el rubro de bienestar social en terminos globales, tambien se expre-
saron en el nivel de las inversiones en vivienda.
70 En el estudio ya citado de Connolly, Nuiiez y Ortiz, se sostiene, por ejemplo,
que... "Hasta la decada de los aiios cuarenta no se present6 ninguna iniciativa del
Estado que pudiera considerarse como una politica habitacional, ni mucho menos
que tuviera efectos sobre las condiciones habitacionales del pais." op. cit., pp.
16-17. Esta afirmaci6n nos parece equivocada, pues como hemos intentado de-
mostrar a lo largo del articulo, los gobiernos de la revolucion siempre mantu.
vieron una intervenci6n de mucho peso en relaci6n al problema de la vivienda,
particularmente en relaci6n al problema inquilinario, y no tanto por cumplir con
funciones "reguladoras", sino por las exigencias mismas de la lucha de clases.
Esto ha significado, como tambien hemos intentado demostrar, que dichas poli-
ticas ban sido la expresi6n de los intereses de las clases dominantes, pero no
siempre de manera simple y lineal. Pensamos que el error de la opini6n expuesta
al comienzo radica en identificar y restringir la politica habitacional con lo que
hemos llamado el sistema de vivienda estatal, ya que si bien dicho sistema forma
parte de las politicas habitacionales del Estado, estas no se limitan de ninguna
manera al sistema de vivenda estatal. Puede sugerirse, en cambio, para el mo-

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794 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

En relaci6n a la primera pregunta, podemos sefialar que si bien el


gobierno de Cardenas desatendi6 las politicas habitacionales referidas
a los sistemas de vivienda arrendada y estatal, impulso, a contrapeso de
la parquedad mostrada en esos campos, una nueva politica habitacional
mas acorde con una serie de procesos objetivos que estaban ocurriendo
en el nivel urbano y coincidente tambien con las lineas fundamentales
de su programa politico-social. Nos referimos a las colonias proletarias,
punto que ha llegado el momento de abordar.

5.2. Las colonias proletarias

En el curso del gobierno cardenista se fundaron varias colonias pro-


letarias en la ciudad de Mexico, las cuales se integraron mediante el
reparto que se hizo de miles de lotes de terrenos expropiados y que be-
neficiaron a miles de personas. 71 Tan s6lo en 1938, se crearon las colo-
nias Alvaro Obreg6n, 20 de Noviembre, M'artires de Rio Blanco, Pro-
gresista y Azteca. En conjunto ocupaban una superficie de 1 533 613
metros cuadrados y sumaban un total de 5 131 lotes. 72 Al afio siguiente,
la expansion siguio hacia el este de la ciudad, con las colonias Revolu-
cion, Damian Carmona y en el norte, la Francisco Villa, Rio del Consu-
lado, Emiliano Zapata y Gertrudis Sanchez. 78
Que eran estas colonias proletarias? CiC6mo se habian formado y por
que el Estado alentaba su expansi6n?
Muchas se habian formado antes de ser reconocidas oficialmente por
el Estado,74 ya fuera por medio de invasiones a terrenos privados o pro-
piedad del Estado, de ocupacion ilegal paulatina y tambien a partir del
pago de renta a propietarios privados en terrenos que tradicionalmente
se habian destinado a usos agropecuarios pero que con el crecimiento de

mento historico que nos encontramos analizando, que hasta la decada de los aiios
treinta, las politicas habitacionales del Estado se centraron en la vivienda arren-
dada y en menor escala, sobre la promoci6n de vivienda estatal. A partir de
Cirdenas, como hemos sefialado, se inicia una nueva politica habitacional.
71 En un acto organizado en el ano de 1944 por la reci6n constituida Confederaci6n
Nacional de Organizaciones Populares, en el que se dio posesi6n de cargos a los
nuevos directivos de las organizaciones de colonos del DF, el doctor Lauro Ortega,
a la sazon presidente de la Federaci6n de Ligas del Sector Popular del DF y
miembro fundador de la CNOP, habia seiialado que... "Los gobiernos revolu-
cionarios de Cardenas y Avila Camacho han entregado a los colonos del DF mas
de 50000 lotes de terreno para que construyan sus hogares." El Nacional, 24 de
enero, 1944.
T2 Gonzalez Navarro, Moises, op. cit., p. 155.
73 Ibid., pp. 155-156.
74 Por ejemplo, cuatro secciones de las cinco que conformaban la mayor de las
colonias que mencionamos hace un momento, la 20 de Noviembre (920327 me-
tros cuadrados), eran las antiguas colonias Macario Navarro, Patria Nueva, So-
eialista y Lazaro Cardenas. Ibid., p. 156.

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POLITICA Y VIVIENDA 795

la ciudad y el permanente deficit de viviendas, resultaba mis rentable


arrendar para usos habitacionales. 75
Por otro lado, es muy probable que la formacion de dichas colonias
tambien haya obedecido a un proyecto preconcebido o cuando menos
deliberado por parte del gobierno, de dotar con lotes a las familias que
carecieran de el y padecieran el problema de la vivienda. Ioy dia, sin
embargo, tenemos pocas evidencias que nos permitan saber con toda
exactitud en que medida la formacion de estas colonias obedecia a un
"hecho consumado" que el Estado se encargaba de "consagrar" o, por
el contrario, se trataba de una politica tendiente a promover la expan-
sion deliberada de las mismas. Obviamente, se trata de un punto de la
maxima importancia, clave en la explicaci6n de todo el proceso y, sin
embargo, hoy s6lo podremos sugerir algunas ideas provisionales al res.
pecto.
Pero ademas del problema relativo a la genesis de las colonias, lo que
presentaba una diversidad de situaciones, existe otro punto cuyo escla-
recimiento resulta de primordial importancia para entender la especifi-
cidad de las colonias proletarias. Nos referimos al "estatus legal" de
dichos asentamientos, es decir, a la definici6n qiue el propio Estado otor-
gaba a las mismas, punto que implicaba una serie de diferencias formales
y tambien reales con respecto a otro tipo de asentamientos, por ejemplo,
los fraccionamientos residenicales. Y aqui tampoco faltan dificultades
pues, hasta donde hemos podido investigar, ninguin estudio dado pro-
porciona una definicion juridica del termino colonia proletaria. 76 En el
curso de la investigaci6n hemos encontrado algunos indicios que utili-
zamos en apoyo a razonamientos posteriores, pero que en uiltima ins-
tancia deben tomarse como pistas de investigacion. De acuerdo a los
mismos, puede decirse, para el momento historico que nos ocupa, que
la denominaci6n de colonia proletaria se referia a un tipo de asenta-
miento al que se le otorgaba un "estatus legal" especifico, diferente al
que regia la formaci6n y funcionamiento de los fraccionamientos, y
por medio del cual se posibilitaba la formaci6n de asentamientos reco-
nocidos por las autoridades del Departamento del Distrito Federal, los
cuales no tenian necesidad de cumplir con los requisitos impuestos a
aquellos, por ejemplo, la introducci6n de servicios urbanos antes de la

7 Tal fue el caso de algunas colonias que se formaron en aquel entonces por la
jurisdicci6n de Iztapalapa, como las que despues serian conocidas como "Es-
cuadron 201" y "Sector Popular" y que a finales de los cuarenta y principios
de los cincuenta cobrarian bastante notoriedad, seguin tendremos oportunidad
de ver.
76 En un trabajo de COPEVI se habla de cuatro variantes de "colonia popular",
pero haciendo referencia al origen del asentamiento mis que a la definicion del
significado legal del t6rmino. Vease Investigacion sobre vivienda. La produccidn
de vivienda en la zona metropolitana de la ciudad de Mexico. El ciclo de la
"autoconstruccion" de vivienda y de la propiedad del usuario, COPEVI, Mexico,
1977.

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796 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

construccio6n y yenta de las casas, colocaci6n1 de dep6sitos y garantias


para los compradores de lotes, etc6tera. 7
El hecho de que existiera una categoria juridica establecida por el
Estado para las colonias proletarias, tenia muchas m's implicaciones de
lo que parece a sim-ple vista. No se trataba de que el Estado lograra
controlar mediante dichos preceptos la aparicio6n de asentamientos ile-
gales, e incluso que las estipulaciones establecidas se cumplieran, s sino,
ante todo, que esto le abria enormes posibilidades y atribuciones de con-
trol politico-ideol6gico sobre las colonias proletarias. Este punto, sin
embargo, sera abordado un poco mfas adelante, cuando tratemos la pos-
tulacion del Estado frente a las colonias proletarias.
Por el momento, centraremos la atenci6n sobre un punto: En que

77 Esta distinci6n la hemos recogido de un articulo aparecido en el peri6dico El


Universal en 1951, en el cual se establece y se explica La diferencia entre Los
fraccionanientos y Las colonias popularos. De acuerdo al misno, la ley de frac.
cionamientos dictada en 1941, definia a un fraccionamiento como "la divisi6n
de un terreno en lotes y siempre quo para elLo so establezean una o mas calles".
Se hac.ia la distinci6'n entro fraccionamiento "residencial", "campestre" e "indus-
trial", Los cuales se encontraban sujetos al articulado del reglamento. Se excep-
tuaban los considerados come de habitaci6n popuLar, o sean los lamados fraccio-
namiontos prolotarios o colonias populares, regidos estos gltimos en cisanto a fun-
cionamiento y financiamiento por an "Reglamento de Asociaciones Pro mejora.
miento de las Colonias del Distrito Federal".
Las diferencias ba'sicas entre los dos tipos de asontamiotnos eran las siguientes:
Los fraccionamientos tenian quo cumplir con una larga serie de requisites pars
que fueran reconocidos por Las autoridades; Los titulos debidamente inscritos en
el registro pibblico de la propiedad y las pruebas quo acrediten la posesio5n; el
deslinde catastral del terreno; el proyecto do planificaci6n; un depisite por con-
cepte del coste do los proyectos de las obras do urbanizacion; el otorgamionto
de garantias de la realizaci6n do las obras de urbanizaci6n... haciendo dep6osito
efectivo en una institucio6n bancaria; La ejecucio'n por cuenta del fraccionador
de la obra do urbanizaci6n, dentro do un plaze do dos a-ios, etc. En cambio, do
acuerdo al regiamento do colonias populares, no se obliga al fraccionador a eje-
cutar ninguna obra do urbanizacion y no so impone el requisito do efectuar
depositos ni garantias. Una colonia popular podra formarse con la vents de us
gran predio, La lotificsci6n de algiLn torrono baldjo o la oxpropiac'in de una
superficie que amerite la ocupsci6n para finos rosidenciales. En cualesquiera
de esos casos serd el Departamento del Distrito, a traves de la Direccidwn de Obras
Pdlblicas, el que determinard la planificaci6n y los servicios pziblicos que se hardn
on cooporacio6n con los colonos. En otras palabras, es ol Dopartamonto el indicado
o ol obligado a ejocutar las obras do urbanizacio'n. Por osta razo'n, las colonias
son oximidas de los requisites impuostos a los otros fraccionamiontos". Fuonte:
El Universal, 25 do febrero de 1951. (Subrayados nuostros).
"I Justamonte lo usual ora ol incumplimiento del roglamonto y La formnacion "iiogar"
de las colonias prolotarias. En el case de los fraccionamiontos sucodia algo pare-.
cido, puos ol incumplimionto de los roquisitos oxigidos por La ley do fracciona-
miontos era bion frecuonto, lo quo dabs lugar a la fornaci6n de fraccionamien-
toe "clandestinosi". Por etro lade, nuchos fraccionamientos solian ampararse en
el reglamonto do colonias (obviamento en contubormjo con autoridades) para go.
zar de las ventajas del mismo y lucrar come si so tratars de un fraccionamiento
comercial. Ibid.

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POLITICA Y VIVIENDA 797

medida la formaci6n de dichos asentamientos correspondia a un proceso


"espontaneo" o, por el contrario, se trataba de una politica concertada
por el Estado?
Para responder a esta pregunta sera necesario analizar algunas de las
condiciones objetivas que enmarcaban la aparici6n de las colonias prole-
tarias. En relaci6n a esto cabe preguntarse: iDe que forma afecto el
comportamiento de la economia a la estructura habitacional? Ya se ha-
blo antes de la reactivaci6n que experiment6 la economia del pais y de
sus efectos sobre la actividad economica localizada en centros urbanos.
Sin embargo, las repercusiones de dicha reactivacion sobre el empleo
no fueron tan espectaculares, sobre todo en el terreno de la manufac-
tura. 9 Esta actividad tendia a ubicarse en el perimetro exterior de la
zona central desde los afios 20 80 y por lo tanto podia fungir como el
principal factor de "atracci6n" y desplazamiento habitacional sobre los
habitantes residentes en el area central y los migrantes. En todo caso,
si definimos las oportunidades ocupacionales como el principal factor
de "atracci6n" habitacional, Ilegaremos necesariamente a la conclusi6n
de que la estructura habitacional se reforzo tendiendo a la concentraci6n,
pues la principal fuente de empleo en ese entonces, el llamado sector
de servicios, 8 se concentr6 con mayor intensidad en la zona central. 82
En suma, seria err6neo adoptar como explicacion principal de la apari-

79 En efecto, la industria mostro no solo una franca recuperaci6n, sino un decidido


ascenso tanto en el valor de la produccion como en el niumero de empresas. Vease
al respecto Vernon, Raymond, El dilema del desarrollo econdmico de Mexico, Ed.
Diana, Mexico, 1966, pp. 100-101. Tambien Shulgovsky, Anatol, Mexico en la
encrucijada de su historia, Fondo de Cultura Popular, Meixico, 1968, pp. 190-191.
No obstante lo anterior, la creacion de empleo no corrio pareja a los otros signos
aumericos. El total de obreros empleados en la industria de la transformacion
(aquella que se ubicaba preferentemente en localidades urbanas) aumento en
toda la decada de 1930 de 614000 a 670000 obreros. Fuente: La econoniua me-
xicana en cifras. Poblacion economicamente activa por sectores, 1900-1972, NA
FINSA, M6xico, 1974. Otro autor sostiene incluso que la fuerza de trabajo ocu-
pada en la manufactura disminuy6 en esa decada. Reynolds, W. Clark, La eco-
nomia mexicana. Su estructura y crecimiento en el siglo XX, Mexico, Siglo XXI,
1973, p. 217.
as Desde los aiios 20, el norte de la ciudad de Mexico comenzo a recibir la afluencia
de obreros que buscaban colocacion en las fabricas y talleres recien instalados
en dicha zona. Vease Corona Renteria, Alfonso, La economia urbana, Instituto
Mexicano de Investigaciones Econ6micas, Mexico, 1974, p. 281. En la ciudad de
Monterrey, las principales industrias pesadas (fundici6n de hierro y acero, cer-
vacerfa), estaban localizadas mas alia de los espacios no habitados en los bordes
norte y este del area central. Feindt W. y Vaughan, R. D., "Residencia inicial
y movilidad residencial de los migrantes en Monterrey", incluido en: Migracion,
estructura ocupacional residencial de los migrantes en Monterrey", incluido en:
Migracion, estructura ocupacional y movilidad social (El caso de Monterrey).
Instituto de Investigaciones Sociales, Mexico, UNAM, 1973, p. 134.
81 En la decada de 1930, la poblacion ocupada en dicho sector aument6 de 752000
a 1 118000. Fuente: La economia mexicana en cifras, op. cit., p. 134.
82 Unikel, Luis, La dindmica del crecimiento de la ciudad de Mexico, op. cit., p. 194.

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798 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

cion de las colonias proletarias el despertar industrial de la etapa. No


debe pasarse por alto, sin embargo, la estrecha relaci6n existente entre
los dos procesos y la funci6n que dichos asentamientos jugaran como
asientos de una reproducci6n de la fuerza de trabajo con bajos niveles
de consumo en vivienda y servicios piblicos, beneficiando a la industria,
y en general a todos los capitalistas, con el mantenimiento de bajos niveles
salariales.
Otro factor que debe considerarse en la explicacion del nuevo feno-
meno habitacional y que en nuestra opini6n tiene la mayor importancia,
es la situacion interna de la propia estructura habitacional existente,
es decir, el comportamiento de los alquileres, el precio del suelo, la con-
centracion de la propiedad, los indices de construcci6n habitacional, etce-
tera, elementos todos que son indispensables para explicar las tendencias
y el grado de "expulsion" del sistema habitacional.
Si bien no tenemos a la mano listas de los incrementos en los arren-
damientos o los indices de construccion de vivienda, datos disponibles
sobre precios del suelo y aumento en la inversion de bienes inmuebles, 83
factores que repercuten directamente sobre los alquileres, permiten su-
poner tendencias alcistas bastante agudas. Ademas, es bastante plausi-
ble suponer que el precio de los arrendamientos se vio arrastrado por el
caudal inflacionario que envolvi6 a la economia del pais a partir de 1937.84
Esta situaci6n, a la cual debe sumarse el aumento generalizado en el
precio de los bienes de consumo, configuraba un cuadro tipico de fuerzas
de "expulsi6n" habitacional para los sectores que no estaban en posicion
de enfrentar los aumentos. Empero, ya hemos visto que el precio de los
alquileres no obedece uinica e inexorablemente a las leyes del mercado
sino que esta sujeta a la confrontaci6n politica, a la correlaci6n de fuer-
zas de los contendientes, a la coyuntura, alianzas y enfrentamiento global
de las clases, en suma, el desenlace de las contradicciones habitacionaies
tenia que pasar obligatoriamente por el dominio de la instancia politica
y es ahi donde debe buscarse la clave, o una buena parte de la respuesta,
de la aparici6n del nuevo sistema habitacional.
Ya hemos expresado una hip6tesis en el sentido de que no obstante
ciertas reivindicaciones obtenidas, el sector inquilinario no form6 parte
del proyecto de transformaci6n politico-social del cardenismo, situacion
que se aprecia con mas claridad a partir del bienio 1937-1938, precisa-
mente cuando se agudiza el problema inquilinario y tiempo en que las

83 Entre 1935 y 1940, los terrenos del DF sufrieron un incremento del 50% al 200%,
lo que se debi6 en buena medida a que los capitales que permanecieron en el
pais en los momentos en que ocurrian grandes fugas de capital, se dirigieron a
inversiones muertas como la compra-venta de terrenos urbanos. Vease la publi.
cacion de la CANACINTRA, Andlisis economico nacional 1934-1940, CANACIN
TRA, Mexico, 1940, p. 93. Citado en el trabajo de Bravo Ahuja Ruiz, Victor E.
y Michel, Marco Antonio, "Alianza de clases y dominaci6n: Mexico, 1930-1946",
Historia y Sociedad nfim. 9, 1976, p. 40.
84 Shulgovski, Anatol, op. cit., p. 181.

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I'OLITICA Y VIVIENDA 799

movilizaciones populares son frenadas por el propio gobierno de Car-


denas. Incluso si rechazamos la hipotesis anterior y aceptamos que en
alguin momento, sobre todo a los inicios del periodo, existio un proyecto
de congelacion de rentas o el establecimiento de un mecanismo regula-
dor de los arrendamientos, no hay duda de que para el bienio senialado,
cualquier posibilidad efectiva se habia esfumado.
La falta de salidas en que se encontr6 el problema inquilinario (calle-
j6n sin salida que revelaba los rasgos avanzados y al mismo tiempo las
limitaciones de clase del gobierno de Cardenas) precipit6 e influyo de
manera significativa en la promocion de las colonias proletarias, es decir,
que se utilizo a las mismas como una especie de valvula de escape que
ayud6 a mitigar la algidez de las contradicciones del sistema de vivienda
arrendada. Seguramente, muchos inquilinos sometidos a las presiones
y a las fuerzas de "expulsi6n" y acicateados por las oportunidades y
ventajas que brindaba la nueva alternativa, se abrieron paso hacia las
colonias proletarias. 8
Pero la aparici6n de estas distaba mucho de ser un resultado exclusivo
de lo anterior, en realidad su genesis se inscribia en un proceso mas
amplio de determinaciones, las que se engarzaban a otros proyectos del
gobierno cardenista.

5.2.1. Las colonias proletarias y la reforma agraria

Desde los inicios del gobierno cardenista existio una politica favorable
y deliberada a favor del nuevo sistema habitacional,86 coincidente y
en realidad ligada al proceso de reforma agraria. En efecto, de esta
epoca datan muchas de las dotaciones ejidales en las zonas aledafias a
los principales centros urbanos del pais. No habia que alejarse mucho
de las ciudades para toparse con la gran propiedad, a la que se podia
combatir precisamente mediante la accion de los colonos urbanos. Me-
diante el enfrentamiento de una fuerza social de masas contra los pro-
pietarios se atacaba por otro flanco al latifundio y paralelamente el Es-

85 En la investigaci6n que l1evaron a cabo Feindt y Vaughan sobre la movilidad


residencial de los migrantes en Monterrey se demuestra que la mayor parte de
los migrantes que se establecieron en el area central en el periodo 1921-1940,
lograron trasladarse posteriormente a la periferia. Feindt W. y Vsaighan, R. D.,
op. cit., p. 138.
86 "El senador Candido Aguilar present6 en diciembre de 1934 un proyecto de re-
formas a la fracci6n IV del articulo 27 Constitucional, declarando de utilidad
publica la expropiacion de terrenos sin edificar para la formacion de colonias
obreras o campesinas en las poblaciones o lugares contiguos a ellas, en esos terre-
nos se construirian casas destinadas a constituir el patrimonio de familia. No se
concedia a los afectados con esta disposicion ningin recurso, legal ordinario ni
el extraordinario del amparo, inicamente el de reclamaci6n dentro del termino
de un aiio". Gomnzlez Navarro, Aloises, op. cit., Pl 201.

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800 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

tado lograba atraer politica e ideologicamente a un sector social que


prometia adquirir dimensiones formidables, encuadrandolo bajo la tutela
del PRM.87
Asi pues, es posible pensar que durante los primeros afnos de gobierno,
en los que se registraron las movilizaciones obreras y campesinas mas
importantes, se impuls6, quiza mediante invasiones o expropiaciones,
la formacion de las colonias proletarias. Sin embargo, tambien puede
pensarse que a partir de la segunda mitad del sexenio la situacion sufri6
cambios importantes, al unisono del ritmo descendente de las moviliza-
ciones populares88 y que el Estado procuro frenar la "espontaneidad"
del proceso, sometiendolo a una practica que habia dado inmejorables
resultados con otros sectores sociales: la institucionalizacion.

5.2.2. La institucionalizacion de las colonias proletarias

Al reconocer oficialmente que la formacion de colonias proletarias


era un derecho de las clases trabajadoras y al erigirse el Estado en de-
fensor supremo y conductor de ese derecho, tambien se le imponia a
toda reivindicacion o movimiento de colonos una camisa de control que
s6lo le permitia realizar determinados movimientos, en los cauces y la
direccion establecida por el Estado. El estatus legal de las colonias pro-
letarias, del cual hemos hablado anteriormente, establecia la posibilidad
de fundar coloniias proletarias como asentamientos distintos a los frac-
cionamientos. El reconocimiento de un terreno invadido, la expropia-
cion de unos terrenos, la transformacion de un fraccionamiento clandes-
tino y su cambio a colonia proletaria, tenia que pasar necesariamente
por la aprobacion del Estado. En este punto se accionaban los mecanis-
mos de control. Un terreno invadido con el proposito de formar una co-
lonia proletaria, podia simplemente declararse ilegal y jamas reconocerse,
punto a partir del cual se desplegaban las medidas represivas. 89 En el

87 A pesar de que desconocemos el momento en que aparecen las primeras organi-


zaciones de colonos en el pais, tenemos noticia de que en el aiio de 1939 ya
existia un consejo de colonos del Partido de la Revolucion Mexicana, cuyo diri-
gente era el seiior Fernando Carmona Iturralde, secretario general de dicho arga-
nismo, mismo que agrupaba a un conjunto numeroso de colonias, entre las que
se encontraban precisamente las reconocidas en 1938-1939: 20 de noviembre,
Emiliano Zapata, Martires de Rio Blanco, LAzaro Cirdenas y otras mis. Fuente:
El Nacional, 2 de marzo de 1939.
88 Bravo Ahuja Ruiz, Victor E. y Michel, Marco Antonio, op. cit.
89 En el mes de marzo de 1939, un grupo de colonos que habian invadido los
terrenos de la antigua Hacienda de Los Morales, que tenian un alto valor comercial,
fueron desalojados: Fuente: Excelsior, 26 de marzo de 1939. En el mes de mayo
de ese mismo aiio, por acuerdo del jefe del Departamento del DF, licenciado
Rafil Castellanos, se sigui6 "expulsando de algunas colonias de la Capital a
individuos que indebidamente se posesionaron de terrenos y fabricaron casas.
Los lotes estin siendo devueltos a sus legitimos propietarios". Fuente: Excdlsior,
30 de mayo de 1939.

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POLITICA Y VIVIENDA 801

caso de los terrenos habitados paulatinamente y en los cue los colonos


habian vivido durante algin tiempo, tambien el reconocimiento podia
inclinarse a favor de la formaci6n de una colonia proletaria o a la obliga-
ci6n de desalojar los terrenos. En estos casos, y muchos otros, el pro-
ceso de reconocimiento de las colonias se articulaba no solo a una poli-
tica global adoptada frente a la formacion de colonias proletarias, sino
al establecimiento de mecanismo de control y coerci6n politico-ideologica,
lo que se complementaba a partir de la organizaci6n de colonos en el
PRM. La pertenencia al PRM, 90 la participacion en actos partidarios,
fidelidad politica, etcdtera, eran factores casi indispensables para lograr
el anhelado reconocimiento.
Al lado de la operatividad politica que resultaba de los reconocimien-
tos selectivos, otro elemento que reforz6 esta via se fincaba en las po-
sibilidades que abria a lideres de colonos, politicos del PRM y funciona-
rios politicos, de enriquecerse ilicitamente mediante la venta de terrenos
ilegales, autorizaci6n a fraccionamientos clandestinos, etcetera.
El segundo mecanismo de control politico que resultaba de la insti-
tucionalizacion, se encontraba en los servicios publicos urbanos. Desde
el momento en que se otorgaba el reconocimiento oficial de una colonia,
esta tenia derecho a solicitar la introducci6n de servicios puiblicos, obli-
gacion que recaia enteramente -por lo menos en el caso del DF- sobre
la Direcci6n General de Obras Piblicas y la Oficina de Colonias. En
la medida en que los recursos eran escasos (y eran escasos no solo por
lo reducido del gasto publico total sino porque los gastos dirigidos a la
reproduccion de la fuerza de trabajo siempre han sido reducidos en com-
paracion con otros rubros mas favorables a la acumulacion capitalista)
y los fines alternativos -como diria la economia de los medios y los
fines- habia que buscar la maxima rentabilidad politica. La obtenci6n
de los servicios publicos tenia pues que atravesar un largo y complicado
proceso de repetidas peticiones, demostraciones de lealtad, militancia en
el PRM, etcetera y aun asi la espera solia prolongarse por muchos
anos. 9

90 Gonzalez Navarro seiiala que en el Estado de Jalisco se construyeron cien casas,


las que se rifaron gratuitamente entre los obreros pertenecientes al Partido
Nacional Revolucionario. op. cit., p. 221. Tampoco es casualidad que la mayor
parte de las colonias formadas en 1938-1939 militaran en el mencionado Consejo
de Colonos adheridos al PRM.
91 Las gestiones de los colonos ante las autoridades con el fin de que se les pro-
porcionase servicios puiblicos eran continuas y a menudo se acompafiaban de
actos de masas. En una visita que hicieron colonos pertenecientes al Consejo de
Colonos del PRM al regente de la ciudad, se presentaron aproximadamente unos
dos mil con el objeto de presentar sus peticiones relacionadas con el mejoramiento
de las colonias populares. El Nacional, 2 de marzo de 1939. Otra nota periodis-
tica informa, por ejemplo, que "Una nutrida comision de vecinos de las colo-
nias El Chorrito, Observatorio y San Miguel Chapultepec se dirigi6 nuevamente
al jefe del DDF, Lie. Raiul Castellanos, pidi6ndole que personalmente les haga
una visita para que se de cuenta de la vergonzosa situaci6n de esta zona de
la metropoli..." El Universal, 6 de marzo de 1939.

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802 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGiA

No obstante todo lo avanzado por el gobierno de Cardenas en el terre-


no de la institucionalizacion de las colonias, el aspecto de organizacion
politica de los colonos qued6 bastante corto y tal como ocurrio con los
inquilinos, nunca llegaron a constituir organizaciones nacionales, ni si-
quiera a nivel del Distrito Federal. El por que de esto, permanece ig-
norado y uinicamente sabemos que hasta la llegada de Avila Camacho,
con la creacion de la Confederaci6n Nacional de Organizaciones Popu-
lares en 1934, se avanza en ese proceso.
Para finalizar el analisis de la etapa 1934-1940 y tratando de formular
un corolario general, puede senialarse que en dicho periodo aparece una
situaci6n habitacional inedita, resultado de las condiciones estructurales
del pais, pero cuyos primeros pasos y tambien algunos de sus rasgos
son impulsados y forjados al calor del proyecto de transformaci6n car-
denista y de la coyuntura y el enfrentamiento de clases que vivi6 el pais
en ese entonces. Pensamos que de no ser por estos uiltimos factores,
probablemente el surgimiento del nuevo sistema habitacional hubiera de-
morado unos antos mas. Lo cierto es que a lo largo del cardenismo iran
apareciendo sobre la escena habitacional del pais los elementos sociales,
economicos y politicos que participaran en la creaci6n e impulso del
nuevo sistema habitacional y que protagonizaran las contradicciones del
mismo. Los uiltimos afios del periodo sugieren el inicio de la institucio-
nalizacion del proceso y cuando hablamos de institucionalizacion queremos
dejar claro que se trata de un proceso de control y alineamiento en direc-
cion capitalista. Es muy probable que la presion y los brios de un movi-
miento como el de los colonos tuviera que ser frenado por los peligros que
representaba para la propiedad.

6. El gobierno de Avila Camacho (1940-1946)

En este periodo, lleno de bruscos cambios para el pais, se opero el refor-


zamiento y la consolidacion definitiva de los dos pilares fundamentales
que servirian de nicho habitacional para las clases trabajadoras. Por una
parte, el sistema de vivienda arrendada de la parte central de la ciudad
de Mexico recibi6 su consagraci6n existencial (vigente hasta el presente)
a partir de los decretos de congelaci6n de rentas y el sistema habitacio-
nal de colonias proletarias, con diversas variantes, se expandio vigoro-
samente en las principales ciudades del pais. El sistema de vivienda es-
tatal, por otro lado, sigui6 vegetando en espera de mejores momentos.
A cada una de estas esferas habitacionales le toc6 vivir una dinamica
que se accionaba y articulaba con un complejo y muiltiple espectro de fac-
tores estructurales. Retomaremos cada una de ellas.

6.1. La congelaci6n de rentas

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POLITICA Y VIVIENDA 803

El 10 de julio de 1942, a raiz de la entrada de Mexico a la segunda


guerra mundial y con la suspensi6n de las garantias individuales, el pre-
sidente Avila camacho expidi6 un decreto a traves del cual prohibia el
aumento en los arrendamientos de las casas habitaci6n y los locales des-
tinados al comercio e industrias de alimentaci6n92 y al aino siguiente
expidio otro decreto que obligaba a los propietarios a prorrogar los con-
tratos de arrendamiento. 93 A pesar de que estas disposiciones tenian un
caracter provisional, mientras durase el estado de guerra, un afo antes
de terminar su periodo presidencial Avila Camacho prorrogo ambos
decretos hasta 1947. 94
iPor que se tomaron estas medidas? Que factores econ6micos y po-
liticos habian condicionado la adopcion de los decretos? y ique repercu-
siones acarre6 esta medida entre los distintos sectores involucrados en
la 6rbita de la vivienda arrendada?
En un estudio ya citado de COPEVI se ha sefialado que: "la aplica-
cion de esta medida deberia entenderse dentro de un contexto en que se
daba una rapida acumulaci6n del capital privado industrial, simultanea
a un proceso inflacionario galopante y a un deterioro marcado del in-
greso real del trabajador. Al mismo tiempo, en los afios 1943 y 1944
se manifesto el uiltimo brote de actividad sindical que iba a registrar el
pais despues de los afnos treinta. La "congelaci6n de rentas" represen-
taba entonces un mecanismo que permitia aumentar el poder adquisitivo
del trabajador en el centro industrial mas importante, sin recurrir a au-
mentos salariales que hubieran perjudicado las ganancias del capital pri-
vado de la produccion.95 Pensamos que estas ideas solo responden par-
cialmente a las preguntas formuladas. Las decisiones adoptadas por el
Estado se decidieron en un contexto politico; se tomaron en una coyun-
tura en la cual participan las distintas fuerzas afectadas, sus represen-
tantes politicos, asi como el Estado representando ciertos intereses de
clase. En este sentido, es indispensable retomar muchos otros factores,
por ejemplo, el papel desempeinado por los movimientos inquilinarios,
las organizaciones de propietarios,96 el PRM y ubicar a las distintas
fuerzas dentro del contexto politico global que vivia el pais en esos mo-
nlentos. Iniciaremos nuestras respuestas abordando la ultima pregunta,
pues de ahi es posible obtener algunas pistas importantes que empleare-
mos mas adelante, en busca de una interpretacion politica de la conge-
lacion de rentas.
A que sectores sociales benefici6 la adopci6n de los decretos y cuales
resultaron perjudicados?

92 Ruiz Massieu, Jose F., op. cit., p. 22.


98 Gonzilez Navarro, Moises, op. cit., p. 192.
4 Ibid., p. 113.
9 Connolly, Nuiiez y Ortiz, Las politicas habitacionales, op. cit., pp. 25-26.
96 Dentro del auge que registr6 la formaci6n de organizaciones patronales en ese
penodo, destaca la fundacion de la Camara de la Propiedad Rustica y Urbana
del Distrito Federal en 1944, Gonzilez Navarro, Moises, op. cit., p. 191.
13

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804 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGiA

"Esta medida -seniala el estudio de COPEVI-, en un principio, por


lo menos, realnmente benefici6 a la poblaci6n trabajadora de esta ciudad,
la mayoria de la cual alquilaba su vivienda en aquel entonces".97 En
efecto, la medida estaba encaminada a frenar el rapido descenso que ex-
perimentaba el nivel de vida de los trabajadores y a impedir presiones
salariales sobre los capitales, pero al mismo tiempo debe tomarse en
cuenta que la reduccion o mantenimiento del precio de la vivienda acarre6,
en contraparte, un deterioro vertiginoso en la calidad de las viviendas, 8"
ya que los propietarios se abstuvieron de realizar cualquier arreglo tanto
porque se trataba de una inversi6n perdida como para obligar a los in-
quilinos a desalojar el inmueble. Esta situacion tambien se propici6 por
la "indiferencia" mostrada por las autoridades del DDF que nunca obli-
garon a los casatenientes a realizar las reparaciones necesarias, a pesar
de la obligaci6n legal que tenian de efectuarlas.
Pero ademas de los inquilinos hay otro sector que se benefici6 alta-
mente de los decretos, si bien es poco frecuente que se lo tome en cuenta.
Nos referimos a un amplio sector de pequefios y medianos productores
capitalistas, comerciantes, artesanos, etc., que arrendaban inmuebles y
para quienes el aumento representaba un costo bastante gravoso. Este
sector jugo un papel tan importante como el de los inquilinos en la adop-
ci6n de los decretos.
Examinando la otra cara de la moneda, el sector de los perjudicados,
vemos que efectivamente se propino un fuerte golpe a un grupo de casa-
tenientes, sin embargo es indispensable tomar en cuenta que fue unica-
mente un sector de los casatenientes y no el conjunto de los propietarios
inmobiliarios el que recibi6 el impacto de los decretos, ya que estos no
cubrian todo el sistema de vivienda arrendada (la demarcaci6n se esta-
blecia por el precio y la ubicaci6n) y ademas las nuevas construcciones
quedaban fuera de sus efectos. Podria decirse que a cambio del sacrifi-
cio de un sector de propietarios, el resto se benefici6 sobre todo porque
el peligro de una "ley inquilinaria" con mayor radio de acci6n qued6
conjurado. A la luz de estas consideraciones, podra resultar curioso
pero de ninguna manera incomprensible que a finales de los cuarenta
algunas agrupaciones de propietarios inmobiliarios se hayan pronuncia-
do a favor de la pr6rroga de los decretos de congelaci6n a cambio de
algunas "compensaciones" de tipo fiscal y que, en un sentido opuesto,
ciertas asociaciones inquilinarias solicitaran, inuitilmente, que dichas me-

9T Connolly, Nuiiez, op. cit., p. 25.


98 En otro estudio elaborado por COPEVI, se hace menci6n de una hip6tesis enun-
ciada por Christian Topalov que ejemplifica el caso de la vivienda de renta con-
gelada, seguin la cual... "una reducci6n del precio de la vivienda para el usuario
puede obtenerse, sin una reducci6n correspondiente en la renta del suelo ni un
aumento en la productitvidad en la construccion, mediante un empeoramiento
de las viviendas en terminos de valor de uso". Citado en: Investigacion sobre
vivienda. La produccidn de vivienda en la zona metropolitana de la ciudad de
Mexico, op. cit., p. 50.

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POLiTICA Y VIVIENDA 805

didas se derogasen y se sustituyeran por una ley inquilinaria que abar-


case al conjunto de las viviendas arrendadas.
Una vez esbozadas algunas ideas en relacion a los efectos ocasionados
por la congelacion, cabe retornar a las primeras preguntas formuladas.
El momento politico que enmarcaba al primero de los decretos del
10 de julio de 1942 distaba mucho de corresponder a un auge de las luchas
obreras. El gobierno de Avila Camacho, por su parte, habia mostrado
claramente que sus lineamientos politicos eran contrapuestos a los de su
antecesor, posicion que refrend6 con una serie de medidas represivas.
Pero al tiempo que se golpeaba, tambien se ejercia el control mediante
acciones politicas y concesiones. Precisamente en julio de 1942, coin-
cidiendo con el decreto de congelacion, se firmo con las principales or-
ganizaciones obreras el Pacto de la Unidad Obrera, a partir del cual
se comprometian con el gobierno a evitar los conflictos obreros y a faci-
litar la industrializaci6n del pais. '00 Existia alguna relaci6n entre esa
firma y el decreto de congelaci6n? Se trataba acaso de una de las conce-
siones que el gobierno estaba dispuesto a ceder a cambio de la inde-
pendencia y en cierta forma de la claudicacion del movimiento obrero?
Nosotros pensamos que la respuesta debe buscarse en un terreno distinto
y nos inclinamos por la hipotesis de que las hebras de la congelacion per-
tenecian a un tejido diferente: la construcci6n del sector popular del
PRM.
Desde su nacimiento el Partido oficial habia encontrado el principal
centro de oposicion a sus candidatos en las zonas urbanas,101 situaci6n
que se habia evidenciado mas que nunca en las elecciones presidenciales
de 1940, cuando Almazan present6 su candidatura. 102 Sin duda, el PKM
todavia guardaba el mal sabor que le habia dejado la experiencia de
aquella, 103 pero tambien habia aprendido una lecci6n muy importante:

99 El 23 de septiembre de 1941 un numeroso contingente de obreros de la Union


General de Trabajadores de Materiales de Guerra se present6 ante la residencia
del presidente Avila Camacho enarbolando demandas laborales y fueron recibidos
a tiros por las tropas, resultando varios muertos y muchos heridos. Vease. Villa-
sefior, Victor Manuel, Memorias de un hombre de izquierda, Ed. Grijalbo, Me-
xico, Volumen 2, 1976, p. 27. "En 1942 bandas reaccionarias organizadas en los
anos de guerra asesinaron a mas de 2000 activistas agrarios en los Estados de
Sinaloa y Guerrero." Bravo Ahuja, V. M., op. cit. p. 51.
100 Reyna, Jose Luis, Miquet, Marcelo, Introduccidn a la historia de las organiza-
ciones obreras en Mexico: 1912-1966. Tres estudios sobre el movimiento obrero
mexicano. Jornadas 80. El Colegio de Mexico, Mexico, 1976, p. 53.
101 Cf. Segovia, Rafael, "La reforma politica: el ejecutivo federal, el PRI y las
elecciones de 1973", incluido en: La vida politica en Mexico 1970-1973, El Co-
legio de M6xico, Centro de Estudios Internacionales, Mexico, 1974, p. 52.
102 De acuerdo al testimonio de Marte R. Gomez, Almazan arrollo en el Distrito Fe-
deral pero perdio a nivel nacional. Citado en el libro de Wilkie, James W.,
The mexican Revolution: Federal Expenditure and Social Change since 1910,
Berkeley and The Los Angeles University of California Press, 1970, p. 180.

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806 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

los sectores "medios" eran el "talon de Aquiles" del PRM, situacion que
tenia que corregirse rapidamente dada la rapida expansion que experi-
mentaban los nmismos. Se hacia urgente y necesaria una eficaz tarea
organizativa que unificara bajo la egida del PRM a un conjunto bas-
tante heterogeneo de sectores, cuya presencia fuera del partido resultaba
peligrosa. Por otro lado, la presencia de un nuevo sector se hacia nece-
saria para actuar de contrapeso sobre los sectores obreros y campesino 104
y tambien para sellar la politica de "unidad nacional".
Pensamos que la congelaci6n de rentas se inscribe en este proceso y
que jugo un papel importante dentro del mismo. Como hemos visto,
ademas de beneficiar a la clase trabajadora, el sector inquilinario tam-
bien se integraba por numerosos miembros de los "sectores medios',
tanto de aquellos que utilizaban esas viviendas como casas-habitaci6n,
como de numerosos comerciantes, artesanos, pequeios y medianos indus-
triales, duefios de establecimientos alimentarios, etc. Los decretos tam-
bien se dirigian, y quiz,a de manera fundamental, a estos sectores.

Por lo que respecta a la oposici6n que pudo haber originado tal me-
dida, cabe recordar que los propietarios urbanos auin no se encontraban
organizados105 y que si bien diversos sectores de la burguesia se han
manifestado tradicionalmente en contra de las mismas, 10 otros sectores
resultaron beneficiados. Realmente el costo politico no fue muy alto y
ademas la burguesia tenia ya bastantes pruebas de que los decretos de
congelacion no anunciaban la Ilegada de una nueva "escalada extre-
mista".

En el afio de 1943 se integro formalmente la Confederacion Nacional


de Organizaciones Populares de la cual formaban parte, entre otros, el
sector inquilinario, pequefios comerciantes, artesanos y tambien colonos
urbanos. En las elecciones de 1943 se presento por primera vez la CNOP
y ocupo la mayor parte de los escafos en el Con,greso. 107 Una vez mas
habia triunfado el corporativismo y para ello se habia utilizado a la rei-
vindicacion habitacional. Ahora el Estado tenia un nuevo elemento de
negociaci6n. Es verdad que mucha gente ha tachado la "congelacion
de rentas" como una medida "irracional" desde el punto de vista econ6-
mico, l08 pero nosotros pensamos que la explicaci6n de su larga vigencia
debe buscarse en su "racionalidad" politica.

lst Se decia que poco antes del inicio de la campaiia para las elecciones presidenciales
de 1945, el "prestigio del partido equivalia a cero". Citado por Furtak, Robert,
op. cit., p. 42.
104 Ibid.., pp. 42-43.
103 Despues de la congelaci6n, en 1944, se organiz6 la Camara de la Propiedad Rus-
tica y Urbana del DF. Gonzalez Navarro, Moises, op. cit., p. 191.
o10 Vease COPEVI, Investigacidn sobre vivienda, vol. I, El ciclo de produccion de la
viuienda de alquiler, op. cit.
107 Mirquez Fuentes, Manuel y Rodriguez Araujo, Octavio, El Partido Comunista
Mexicano, Ed. El Caballito, Mexico, 1973, p. 234.

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POLiTICA Y VIVIENDA 807

6.2. Las colonias proletarias

Al tiempo que se consolidaba el sistema habitacional de renta conge-


lada en la ciudad de Mexico, las colonias proletarias conmenzaron a bro-
tar como hongos por todas las ciudades del pais, con una fuerza tal, que
tan s6lo en el DF bast6 una deada para que alcanzaran el mismo nivel
cuantitativo del sistema de vivienda arrendado '10 y, en las siguientes, lo
rebasaran por completo erigiendose en el principal asiento habitacional
de la poblacion capitalina, 110 y seguramente de la nayoria de los habi-
tantes del pais ubicados en centros urbanos.
Las causas de este fenomeno fueron nluy diversas. Al lado diel
acelerado crecimiento industrial y de los servicios, que abria numerosas
oportunidades de trabajo y por lo tanto de "tracci6n" para la poblaci6n
rural, se opero un retroceso en el reparto agrario, factor que contribuyo
a espolear aun mas la migraci6n a las ciudades; finalmente, tambien se
registro un fuerte aumento en el crecimiento natural de la poblaci6n,
todo lo cual, sumado, gener6 un vertiginoso crecimiento urbano. Pero
la aparici6n de las colonas proletarias no puede explicarse exclusiva-
mente a partir del crecimiento cuantitativo y por la mera concentracio6
econ6mica y poblacional, ya que dichos fen6menos no tienen en si mismos
un signo cualitativo. Es necesario referirse a un conjunto amplio y mas
especifico de factores, como son las condiciones de reproducci6n de la
fuerza de trabajo y de otras capas de la poblaci6n, las condiciones de la
producci6n habitacional y de otros bienes y servicios urbanos, los cam-
bios en la localizacion de las actividades economicas e imbricar todo ello
con los multiples y complejos hilos de la lucha de clase.
A partir de 1943 se acentu6 el proceso inflacionario que se habia apo-
derado del pais a raiz de su entrada en el conflicto belico, situacion que
mermo las condiciones de reproduccion de los asalariados, maxime que
las reivindicaciones salariales estaban "congeladas". Como senialamos

108 Vease por ejemplo Flores, Edmundo, Tratado de economia agricola, FCE, Me-
xico, 1962, p. 190.
109 "En 1950 se calcu6l en poco nias de 175000 las familias (casi la tercera parte
del total) que vivian en las ciento cuarenta y cinco colonias proletarias del Dis-
trito Federal." Gonzalez Navarro, Moises, op. cit., p. 158. En el mismo trabajo
se hace mencion de algunas de esas colonias: "Para 1944 un cintur6n de colonias
proletarias rodeaba a la Capital, principalmente por el Este (Romero Rubio,
Granada, Michoacana, Ricardo Flores Magon, Primero de Mayo, 20 de Noviembre,
Progresista, Azteca, Damian Carmona, Penitenciaria, Revolucion, General Felipe
Angeles, etcetera) y el Norte (Gas, Porvenir, Victoria de las Democracias, Mar-
tires de Rio Blanco, Rio del Consulado, etcetera); en menor grado en el Oeste
(Deportiva-Pensil, Cosmopolita, Las Palmas, Estado de Hidalgo, Francisco I.
Madero, donde algunas empezaron a crearse en Azcapotzalco, como La Popular,
continuaci6n de la ruta iniciada en el porfiriato en Tacubaya) y en el Sur (Frater-
nidad, Americas Unidas, Niios Heroes, etcetera)", p. 156.
I'o "Para 1976, hemos estimado que aproximadamente el 50% de la poblacion vive
en 'colonias populares' creadas a partir de los anos cuarenta, las que ocupaban

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808 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

antes, existen suficientes indicios para suponer que uno de los rubros
cuyos precios mias se dispararon fue el de la vivienda arrendada y en
general los bienes inmuebles, lo que oblig6 a grandes sectores de la po-
blaci6n, previo concurso de otros factores que senalaremos enseguida,
a buscar salidas habitacionales que significaron la posibilidad de reducir,
o cuando menos de mantener en el mismo nivel los gastos de vivienda,
aun cuando empeoraran las condiciones materiales de la misma. Casi
esta de mas seinalar que los planes de vivienda estatal eran sumamente
reducidos y con minimo impacto sobre el grueso de la poblaci6n. 1
Las opciones se estrechaban todavia mas por el hecho de que la pro-
duccion privada de vivienda para trabajadores se hallaba retraida, me-
arosa atun por los decretos de congelaci6n. Al tiempo que sucedia todo
lo anterior, las nuevas actividades economicas, sobre todo la industria,
comenzaron a situarse en la periferia de las ciudades 112 estimuladas por
las politicas oficiales, 13 propiciando con ello el traslado intraurbano
de los habitantes radicados en las ciudades o el establecimiento de los
migrantes que buscaban la fuente y la cercania al trabajo.
La cuestion del suelo y de la reforma agraria tampoco eran ajenas al
problema. Por una parte, era necesario revertir la herencia agrarista del
gobierno de Cardenas, consistente en un cinturon ejidal que rodeaba las
ciudades. 114 Una forma de hacerlo era tolerando el poblamiento y el
establecimiento de actividades econ6micas en los terrenos ejidales o
,el 64% del area urbanizada de la ciudad", COPEVI, Investigacidn sobre vivienda,
tomo II, op. cit., p. 51.
a1 Si bien en el aiio de 1943 se fund6 el Banco de Fomento a la Vivienda, su im-
pacto sobre la vivienda fue nulo. Vease Connolly, Nuiiez y Ortiz, op. cit. Tampoco
la creacion del Instituto Mexicano del Seguro Social en ese mismo aiio produjo
efecto alguno sobre la vivienda, pues dicho organismo comenzo a operar en el
campo de la vivienda hasta 1953.
112 Unikel, Luis, La dindmica del crecimiento de la ciudad de Mexico, op. cit., p.
196.
113 "Durante las primeras decadas del desarrollo industrial por lo menos, los incen-
tivos fiscales ofrecidos por las autoridades locales estimulaban el establecimiento
de actividades industriales dentro y alrededor de las grandes ciudades, zonas que
de por si ya representaban polos de atraccion para las empresas por su cercania
a concentraciones de fuerza de trabajo y al mercado de los productos, asi como
por su superior nivel de comunicaciones. Este tipo de medida (la 'planificaci6n
al reves') tuvo importancia especial para el crecimiento industrial en la Capital
de la Repfiblica donde los incentivos fiscales, combinados con el aprovisionamiento
de obras locales de infraestructura industrial, seguramente contribuyeron a la
desmedida expansion de esta ciudad... el complejo industrial Vallejo, situado
al norte del Distrito Federal fue inducido por medidas gubernamentales (expro-
piacion de terrenos, construccion del parque industrial, incentivos fiscales), a
partir de 1945. En la delegacion del Distrito Federal correspondiente a esta zona
se concentra en 1970 el 12% de la produccion industrial nacional", Connolly,
Nuiiiez y Ortiz, op. cit., p. 23.
114 Para el aiio 1950, el Distrito Federal contaba con un total de 69 ejidos que agru-
paban a 18058 ejidatarios y que abarcaban una superficie de 59719 hectareas.
FUENTE: "Censo agricola ganadero 1950", citado en Flores, Edmundo, op. cit.,
p. 229.

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POLiT1CA Y VIVIENDA 809

comunales. 115 Por otro lado, la antigua propiedad latifundista continuaba


siendo un obstaculo para la expansion industrial dado que la posesi6n
monop6lica de una parte aun considerable del suelo que rodeaba a las
ciudades le permitia exigir altas rentas por la utilizaci6n y/o posesion
del mismo. Una forma de vencer este obstaculo era que el Estado ex-
propiara esos terrenos y para tales fines la participaci6n de los colonos
mediante invasiones constituia un recurso frecuentemente utilizado. 16
Finalmente, el proceso no ocurria desligado de las determinaciones de
orden politico. Empezando con el propio movimiento de colonos, vemos
que si bien se trataba de un sector relativamente joven, ya desde la epoca
de Cardenas habia mostrado sus capacidades y potencialidades politicas
y tambien desde aquel entonces encontramos que por lo menos algunos
de sus integrantes formaban parte del PRM. Resultaria bastante difi-
cil, sin embargo, ofrecer un trazado de la ruta seguida por este tnovi-
miento durante el gobierno de Avila Camacho en terminos de su trayec-
toria politico-ideologica. En concreto, no sabemos si dicho movimiento
logr6 desarrollarse en forma independiente del Estado. No obstante,
tenemos la impresi6n de que durante esta etapa el movimiento de colo-
nos crecio, se desarrollo y organizo, fundamentalmente a instancias y
bajo el control del Estado.
Ciertamente los colonos distaban de ser una "invencion" del Estado,
pues su aparici6n obedecia a procesos objetivos que ya hemos senialado
antes, pero tampoco puede negarse que su expansion era encauzada e
incluso promovida por el Estado, esta cuesti6n podria deberse a lo si-
guiente: por una parte, la formaci6n de las colonias proletarias consti-
tuia una salida, una valvula de escape a las limitaciones que mostraban
en esos momentos los sistemas habitacionales tradicionales, es decir, la
vivienda arrendada que ya resultaba insuficiente y la vivienda estatal
que siempre habia sido insuficiente. Ademas, y aqui radica el fondo
de la cuesti6n, se trataba de un nuevo sistema habitacional compatible
e incluso favorable en muchos puntos al desarrollo capitalista que vivia

115 Un ejemplo de esto es Netzahualcoyotl. En 1930, la desecacion parcial del Vaso


de Texcoco aporta una extension considerable de terrenos que se dividen en
tres: una parte pertenecia a la Comunidad de Santa Maria Chimalhuacan, otra
parte era propiedad nacional y una tercera propiedad del ejido de San Lorenzo
Xicotencatl. Desde 1945, al prohibirse la formacion de fraccionamientos en el
perimetro del DF, se instalan las primeras tres colonias sin que la tenencia de
la tierra se hubiera regularizado. Vease Ferras, Robert, Ciudad Netzahualcdyotl:
un barrio en vias de absorci6n por la ciudad de Mexico. Cuadernos del CES
nuim. 20, Mexico, 1977.
116 Un ejemplo de este procedimiento puede observarse con la formacion de la colonia
"Rojo Gomez" (nombre que se adopto precisamente para honrar al entonces
regente del Departamento del Distrito Federal, licenciado Javier Rojo Gomez,
quien protegi6 a los invasores que formaron esta colonia y muchas otras en la
ciudad de Mexico), ubicada en la Delegaci6n Gustavo A. Madero y que se formo
mediante la invasion del Rancho de San Juan Bautista, en el aiio de 1946.
FUENTE: El Universal, 20 de mayo de 1949.

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810 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGiA

el pais en esos momentos. Tampoco hay que ignorar los "peligros" que
la nueva situacion podria representar para el Estado, sobre todo si el
movimiento comenzaba a levantar demandas como la nacionalizacion del
suelo y otras exigencias que en definitiva afectaran no solo a los propie-
tarios urbanos sino al conjunto de la burguesia. Sin embargo, precisa-
mente para esto existia el PRM, para evitar que se llegara a tales extre-
mos. Como veremos dentro de unos momentos, la forma especifica
que asumi6 la organizaciol de este sector contribuy6 en buena medida
a establecer ferreos mecanismos de control sobre el mismo.
Pero ademas de los fines particulares que entrafiaba el proyecto del
Estado hacia los colonos, la existencia de un sector cuya presencia tras-
lucia claramente un futuro numerico de grandes dimensiones, localizado
precisamente en las ciudades donde el PRM habia recibido los embates
mas fuertes de la oposici6n, hacia doblemente necesaria e importante
la tarea organizativa.
Si bien desconocemos la trayectoria organizativa puntual que recorrio
el movimiento de colonos, sabemos que poco despues de integrada for-
malmente la CNOP17 se incorpor6 a ella. En enero de 1944, la men-
cionada confederacion llevo a cabo un acto que conto con la presencia
de importantes dirigentes del PRM (su secretario general Florencio Pa-
dilla) y de la CNOP (el secretario general, teniente coronel Antonio
Nava Castillo, el presidente de la Federacion de Ligas del Sector Popu-
lar del DF, doctor Lauro Ortega), funcionarios del DF, los lideres de
las 150 colonias proletarias del DF y miles de colonos y comerciantes
en pequeno, en el cual tomaron posesi6n de sus cargos los nuevos direc-
tivos de las organizaciones de colonos de la Capital. 118
iSignificaba este acto que en adelante los colonos constituirian un
nuevo sector en el PRM, organizado a nivel personal, que contaria con
representantes en las Camaras y capacitado para enarbolar una serie
de derechos y demandas consagradas juridicamente por el Estado, tal
como acontecia con los campesinos y los obreros del pais? Nada de esto
ocurrio. Entre las razones que podrian explicar esta situaci6n debe con-
siderarse, en primer lugar, que el hecho de consagrar formalmente el
derecho de todo mexicano o m/as bien, miembro de las "clases populares",
a poseer un pedazo de tierra para asiento de su vivienda, hubiera signi-
ficado el prolegomeno, por lo menos en teoria, de una reforma urbana,
medida inimaginable dada la presencia de los intereses de los propieta-
rios del suelo en el bloque dominante.
En segundo lugar y creemos que aqui radicaba el meollo de la cues-
ti6n, el "sector" de colonos nunca podia Ilegar a tener las mismas de-

117 A finales de 1941 se habia iniciado la reorganizacion del sector popular, proceso
que culmino con la creaci6n de la CNOP, en febrero de 1943. Vease Gonzalez
Navarro, Mois6s, La Confederacion Nacional Campesina. Un grupo de presi6n en
la Reforma Agraria Mexicana, UNAM, Mexico, 1917, p. 119.
1s El Nacionil, 24 de enero de 1944.

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POLITICA Y VIVIENDA 811

mandas e intereses, como era el caso de obreros y campesinos, pues se


trataba de un coglomerado socialmente heterogeneo. En efecto, a pesar
de que las colonias eran conocidas como "proletarias", la realidad es
que la composici6n social de dichos asentamientos era bastante mas he-
terogenea, punto que incidia en la existencia de intereses y reivindica-
ciones diferentes. El acto politico al que hicimos alusion hace unos mo-
mentos refrendaba esta impresi6n, tanto por las intervenciones de los
oradores, 119 que insistian permanentemente en los beneficios que las
"clases medias" y los "sectores populares" habian recibido mediante
la formacion de colonias "proletarias", como por la presencia misma de
los comerciantes en pequeino en el acto.
< Que sectores sociales integraban el conglomerado de los colonos y
c6mo se expresan esas diferencias en el nivel de los intereses y las de-
mandas? Hoy dia tenemos que conformarnos con plantear estas inte-
rrogantes, ya que las respuestas dificilmente pueden emprenderse en el
actual estado de conocimientos que priva sobre el tema.
Lo que si podemos sefialar es que la formaci6n de las colonias prole-
tarias, sus caracteristicas, su evolucion, sus contradicciones y las de-
mandas que levantaban presentaban una diversidad considerable y cada
una de ellas ponia en juego mecanismos politicos, intereses y probable-
mente actores sociales distintos, todo lo cual contribuia a fraccionar los
intereses especificos de cada una de ellas. Una de las vias adoptadas
para la formaci6n de las colonias fue la expropiaci6n de terrenos y la
fornacion de las colonias proletarias mediante el reparto de lotes, prac-
tica que se habia inaugurado desde C'ardenas. En el periodo compren-
dido del 19 de diciembre de 1941 a diciembre de 1943 fueron repartidos
17326 lotes a igual nuimero de jefes de familia, dotacion que efectu6
el Departamento del DF por conducto de la Oficina de Colonias; asi-
mismo, en ese mismo periodo se decretaron treinta expropiaciones para
la formacion de otras tantas colonias proletarias. 120
Cabe hacerse la misma pregunta que formulamos cuando se abord6o
la etapa cardenista: Cuantas de esas colonias correspondian a asenta-
mientos previamente establecidos y cuales se formaban a partir de las
expropiaciones? La respuesta tampoco difiere mucho de la anterior: lo
ignoramos.
Otra de las vias que sigui6 la formacion de las colonias fue, como ya
sefialamos, el poblamiento paulatino en terrenos privados, ejidales o,
comunales. A esta via, se asociaba estrechamente la aparicion de los
fraccionamientos clandestinos, amparados por el Reglamento de Colonias.

119 Por ejemplo, Cesar Cervantes, politico que desempefiaria un importante papel
en el sexenio siguiente, fungiendo de secretario regional del PRI en el DF y des-
pu6s como coordinador de la campaiia preelectoral del licenciado Fernando Casas
Aleman para la presidencia de la Repuiblica, sefialaba en su intervenci6n que las
expropiaciones de terrenos beneficiaban a la clase media. Vease El Nacional,
ibid.
120 El Nacional, ibid.

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812 REVISTA MEXICANA DE SOC1OLOGiA

Finalmente, muchas colonias se formaron por medio de la invasion de


tierras. Durante esta etapa, las invasiones y los "paracaidistas" se aso-
ciaron al nombre del entonces regente del DF, licenciado Javier Rojo
G6mez, quien se encarg6 de patrocinarlas por razones que veremos den-
tro de unos instantes.
Tambien desconocemos la importancia que cada una de estas vias re-
presento en la formaci6n de las colonias, punto cuyo esclarecimiento
reviste mucha importancia. Sea como fuere, lo cierto es que a partir de
los distintos mecanismos, el Estado logro en esta etapa echar las raices
del sistema de control sobre los colonos y quiza con buenos resultados
en terminos del reforzamiento de todo el sistema de dominacion. No es
disparatado pensar que la politica asumida durante esta etapa, y dentro
de la cual la congelacion de rentas y la formacion de colonias proletarias
jugaron un papel importante, surtiera efecto sobre los resultados elec-
torales de 1946, cuando el entonces PRI (Partido Revolucionario Ins-
titucional) aventaj6 comodamente a sus oponentes.121
Pero la organizaci6n y el control ejercido sobre los colonos no s6lo
proporciono una base de apoyo al PRM, sino a los politicos que interve-
nian directamente en estas tareas. Los colonos se constituyeron en un
"sector" cuyo control politico y movilizacion podia esgrimirse y utilizarse
como "carta de negociacion" y que incluso podia ser manipulado de
acuerdo a las pugnas y luchas internas de los grupos del PRM. Rojo
Gomez se encargo de promover el "paracaidismo", entre otras razones
con el fin de reclutar apoyo y fuerza politica entre los colonos, encau-
zandolos dentro de las fuerzas politicas que podian apoyarlo en su lucha
por la presidencia. A pesar de que fue precandidato en la lid presiden-
cial,122 resulto perdedor y, como tal, sufrio en came propia la antro-
pofagia de la maquinaria triunfante, siendo acusado en 1947 de haber
realizado negocios ilicitos con la venta de terrenos urbanos, zancadilla
que le valio un largo "congelamiento" de la vida politica del pais (des-
pues se lo "resucitaria" nombrandolo maximo dirigente de la Confe-
deraci6n Nacional Catmpesina).12
Como hemos tratado de probar a lo largo del analisis, los ritmos en la
formaci6n de las colonias proletarias, muchas de sus caracteristicas, por
ejemplo su localizaci6n intraurbana, su acceso a servicios publicos, en fin,

121 Una nota periodistica del aino 1949, senialaba que: "El regimen de la ciudad
basaba su fuerza politica para las elecciones de 1946, precisamente en los nume-
rosos contingentes de paracaidistas que se volvian incondicionales a cambio de
titulo de propiedad." El Universal, 29 de mayo de 1949.
122 En mayo de 1945 ya se mencionaba el nombre de Rojo G6mez, al lado de Miguel
Henriquez Guzman y Miguel Aleman, como precandidato a la presidencia. Vasea
Cosio Villegas, Daniel, La sucesi6n presidencial, Ed. Joaquin Mortiz, Mexico,
1975. Vease tambien el libro de Gonzalez Navarro, Moises, La confederacidn
nacional campesina, op. cit., pp. 150-151.
1s Ai Camp, Roderic, Mexican political biographies, 1935-1975, The University of
Arizona Press, Tucson, Arizona, 1976, p. 282.

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POLITICA Y VIVIENDA 813

una serie de elementos que nos sirven para definir sus contornos, deben
su origen, tiene que explicarse, a partir de razones politico-ideologicas.
Como se ha visto, estas son muy liversas y operan desde ,ngulos distin-
tos y en direcciones muchas veces opuestas, sin embargo, creemos que
ha quedado claro como la aparici6n del nuevo sistema habitacional fue
propiciada y encauzada en buena medida por el Estado, en raz6n de su
compatibilidad con el desarrollo capitalista del pais y por el control que
esto le permitia ejercer en terminos politico-ideologicos sobre un sector
importante de la poblacion urbana, lo que redundaba en condiciones
altamente favorables para la propia acumulacion de capital y la repro-
duccion ampliada del sistema.

7. El gobierno de Miguel Aleman (1947-1952)

Bajo su gobierno, el pais observara un crecimiento del sistema de


vivienda de las colonias proletarias, el mantenimiento del sistema de ren-
tas congeladas en la ciudad de AMexico y un nuevo fenomeno: la ex-
pansion inusitada del sistema de vivienda estatal. Estas tendencias se
inscribirian en el ambito de intensos cambios que comprendieron todos
los aspectos de la vida del pais.
En lo economico tuvo lugar un acelerado crecimiento, que en los pri-
meros afios de su periodo, sin embargo, estuvo marcado por algunas
dificultades que precipitaron la devaluaci6n de 1948.124 Tambien se
expandio notablemente el gasto piublico sobre todo en direcci6n de obras
de infraestructura y se impuls6 decisivamente la industria de la cons-
trucci6n, ya que se aumentaron considerablemente las tarifas de construc-
cion125 punto que reviste una gran importancia en la explicaci6n de los
cambios en el nivel habitacional.
En el terreno politico, el alemanismo signific6 el afianzamiento abso-
luto del poder politico en manos del Estado, ejercido mediante el con-
trol corporativo de las organizaciones obreras, campesinas y populares
y centralizada politicamente en el PRI. Este proceso no transcurrio pro-
piamente como un banquete. Encontro una fuerte oposicion tanto de la
clase obrera, como en algunos intentos de organizaci6n independiente
a nivel sindical (cracion de la CUT y la Alianza Obrero Campesina
Mexicana) y politico-organizativo (formacion del Partido Popular en
1948 y la candidatura de Henriquez Guzman a la presidencia en 1952).
No obstante lo anterior, el Estado logr6 inclinar la balanza a favor de
su hegemonia y los intentos opositores no prosperaron.
Estos acontecimientos econ6micos y politicos repercutieron directa-
mente sobre los sistemas habitacionales que hemos venido analizando.

124 Vernon, Raymon, op. cit., p. 118.


125 Vernon, Raymon, ibid., p. 118.

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814 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

7.7. La vivienda estatal

En el terreno de la vivienda estatal puede apreciarse un fuerte incre-


mento de los recursos destinados a financiar la construccion de vivien-
das unifamiliares y sobre todo multifamiliares.128 Este inusitado auge
de la promocion habitacional del Estado sin duda obedeci6 a los intere-
ses de la industria de la construccion y de materiales para construccion,
pero tambien se desarrollo y cobro caracteristicas especiales en relacion es-
trecha, casi contrapuntistica, a los acontecimientos y la coyuntura poli-
tica que sacudian al pais. Veamos.
En 1947 se produjo una importante escision dentro de las filas de la
CTM, protagonizada por los importantes gremios ferrocarrileros, mine-
ros y petroleros. Poco tiempo despues, en marzo de 1948, la expulsion
de Lombardo Toledano de la CTM precipito la creaci6n de la Alianza
Obrero Campesina Mexicana, la que pronto sello un pacto de unidad
con la Central fJnica de Trabajadores (CUT), dirigida por Luis G6mez
Z. y Valentin Campa y que agrupaba precisamente a los gremios escin-
didos el afio anterior. 127
Como es de todos conocido, el Estado se valio de un nuevo mecanis-
mo de control sobre los trabajadores que estreno con los ferrocarrileros
y repiti6 luego con los mineros: el "charrismo sindical". Menos cono-
cido es el hecho, sin embargo, de que el Estado no solo se valio de me-
canismos gansteriles, maniobras "legales", imposicion y violencia sobre
los trabajadores y sus verdaderos lideres para recuperar el control per-
dido y evitar nuevamente esas situaciones, sino tambien de importantes
y concertados dispositivos de concesi6n, entre los cuales el de la vivienda
ocup6 un lugar central.
No es ninguna casualidad que muy pronto los gremios rebeldes co-
menzaran a recibir los ofrecimientos habitacionales del Estado. En abril
de 1948, el presidente de la Republica acordo que se entregaran al Sin-
dicato de Ferrocarrileros 68 casas construidas por la administracion
anterior. 128 En junio del mismo ano, nuevamente el presidente emite
un acuerdo por medio del cual alrededor de 500 trabajadores ferrocarri-
leros adquiririan terrenos para la construcci6n de casas-habitacion y en

126 Entre 1947 y 1950, la Direcci6n General de Pensiones concedi6 prestamos hipo-
tecarios por un valor de 92 millones de pesos, suma casi equivalente al total de
pr6stamos concedidos por dicha instituci6n a lo largo de todo el periodo 1926-1946.
Asimismo, en todo el pais se expidieron decretos presidenciales que favorecieran
la formaci6n de colonias para burocratas, particularmente para el gremio de los
maestros (que fue incorporado al sistema de pensiones civiles en los inicios del
gobierno de Aleman), los telefonistas (Colonia Sinatel), miembros del ejercito
y la marina (Colonia Urbana Ejercito mexicano en Iztacalco) y tambien los sin-
dicatos de ferrocarrileros, electricistas y petroleros.
127 Vase Reyna, Jose Luis y Miquet, Marcelo, Introduccion a la historia de las orga-
nizaciones obreras en Mexico: 1912-1966, op. cit.
128 El Universal, 28 de abril de 1948.

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POLITICA Y VIVIENDA 815

agosto de 1951, la secci6n 14 del Sindacto de Trabajadores Ferrocarri-


leros informo que se haria cargo de la construccion de 400 viviendas
en Mazatlan, para formar la colonia ferrocarrilera. 129
Sabemos que otros gremios tambien comenzaron a recibir algunos
beneficios en materia habitacional: en enero de 1949 los electricistas
del Sindicato Mexicano de Electricistas recibieron la promesa del pre-
sidente de la Repiblica de que se les facilitaria un prestamo de hasta
15 millones de pesos para la edificaci6n de sus casas. 130
A pesar de estas informaciones, nuestro conocimiento de todos los de-
cretos presidenciales, promesas, en fin, de toda la amplia gama de me-
didas encaminadas a dar respuesta a las demandas habitacionales, es
bastante incompleto. Desconocemos el monto preciso de los beneficios
distribuidos anualmente entre los distinos gremios obreros, cuestion que
nos ayudaria bastante a medir las preferencias y las prioridades del
regimen.
Aun asi, pensamos que la relacion entre concesion de vivienda y con-
trol politico resulta bastante clara en los casos que hemos localizado y
no es aventurado pensar que dichas medidas se utilizaron como eficaces
mecanismos de "recuperacion", corrupcion sindical y/o mantenimniento
de lealtad politica, segun los distintos casos, y que constituy6 uno de
los factores que debilitaron y permitieron dividir a las fuerzas sindicales
de oposici6n.
En 1949, el liderazgo de la CUT abandon6 a Lombardo Toledano des-
pues de una entrevista con el presidente Aleman, en la que criticaron a
los trabajadores petroleros y mineros en el Pacto Rebelde. 11
Pero el despliegue de la promocion habitacional del Estado abarc6 no
solo ni fundamentalmente al sector obrero, sino a la burocracia. No hay
duda de que el sector ma,s beneficiado en materia habitacional durante el
regimen de Alemarn fue este, situacion que distaba mucho de ser nueva,
pues como hemos senialado, con la creaci6n de la Direcci6n de Pensiones
Civiles en 1926, dicho sector se convirti6 en receptor de los primeros
beneficios habitacionales y de otro tipo de prestaciones de seguridad
social. g Por que result6 la burocracia la principal beneficiaria de las
promociones liabitacionales del Estado durante el gobierno de Aleman?
Ciertamente deben considerarse los antecedentes que dicho gremio tenia
en cuanto a practica revindicatoria habitacional y la existencia de una
antigua institucion encargada del problema. Pero ademas, creemos que
debe tomarse en cuenta de manera importante el peso politico de este
sector y muy especialmene en los momentos tan algidos por los que
atravesaba el pais.
Puede sugerirse la hip6tesis de que las obras habitacionales del Estado
buscaban, por una parte, mantener incolume la "fidelidad" de un sector

'12 El Universal, 23 de agosto de 1951.


130 El Universal, 19 de enero de 1949.
131 Reyna, Jose Luis y Miquet, Marcelo, op. cit., p. 57.

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816 REVISTA MIEXICANA DE SOCIOLOGIA

cuya docilidad era de mucha importancia, particularmente en los momen-


tos en que otros gremios se encontraban convulsionados. El hecho de
favorecer a un sector (la burocracia) sobre otro (obrero) permitia al
Estado apuntalar la tradicional divisi6n reivindicativa, determinada por
la divisi6n sindical existente y que siempre habia constituido una forma
de ejercer el control politico sobre las masas trabajadoras del pais, o
para decirlo en otras palabras, favoreciendo a un sector se evitaba el
peligro, tan temido por el Estado mexicano, de la globalizaci6n de las
demandas. El capitalismo de nuestro pais ha permitido la existencia
de sectores relativamente privilegiados, pero nunca la extensi6n de esos
"privilegios" al conjunto de los trabajadores.
El 6 de febrero de 1950, los burocratas ofrecieron un banquete al
presidente de la Repuiblica en "gratitud por los beneficios otorgados a
los empleados puiblicos". En los discursos de rigor, el entonces secre-
tario general de la FSTSE (Federaci6n de Sindicatos de Trabajadores
al Servicio del Estado), Alfonso Martinez Dominguez, manifesto lo si-
guiente: "Ninguna inquietud ajena a su lucha sindical y el trabajo,
conmueve a los servidores del Estado. Estamos unidos ante usted, sefior
presidente de la Repiblica, como habran de encontraros los aconteci-
mientos venideros. De politica no nos interesa nada que agite o perturbe
la marcha constructiva del regimen." 132 A pesar de que no conocemos
la ruta precisa que sigui6 el proyecto de control politico "prometido" y
tampoco el grado de eficacia que se alcanz6, en particular sobre algunos
gremios de la burocracia que contaba con vieja tradicion de lucha y/o
ocupaban las posiciones menos favorables133 y si los lideres del sector
aprendieron rapidamente la leccion de sus congeneres en el movimiento
cbrero vistiendose con traje de "charros", todo parece indicar que el
joven secretario general de la FSTSE logro cumplir con la promesa
hecha al presidente Aleman en el banquete, manteniendo a la burocracia
"ajena" a cualquier "inquietud politica". Obviamente, la lista de las rei-
vindicaciones en materia habitacional resulto extensa. 134

182 Historia grdaica de la Revolucion Mexicana, tomo IV, Ed. Trillas, Mexico, 1967,.
p. 2649.
s88 A fines de 1951 y principios de 1952, se dio una division en el Sindicato de Co-
municaciones por el desconocimiento de los lideres. Aunque hubo emplazamiento
a huelga, parece que no se lleg6 a ella, si bien se recurri6 al "tortuguismo". La
FSTSE intervino para "solucionar" el conflicto. Ibid., p. 2645.
134 A principios de 1948, el presidente Aleman inauguro el multifamiliar que llev6
precisamente su nombre (la epoca se prestaba para echar de lado falsos pudores),
cuyo costo ascendio a 26 millones de pesos y que albergaba una capacidad para
alojar a 6700 personas. Ibid., p. 2704. Por cierto que en la sesion inaugural se
encontraban presentes, ademis del presidente de la Repfiblica, dos personas que
simbolizaban la logica de aquella operacion: Alfonso Martinez Dominguez, ma-
ximo dirigente de la FSTSE y diputado por el DF y el ingeniero Bernardo Quin-
tana, director general de una empresa que comnenzaba a despuntar dentro del
campo de la construccion y a la cual se le habia encomendado la construccion
del multifamiliar, que con el tiempo se convertiria en la mas poderosa construc-

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POLITICA Y VIVIENDA 817

Creemos que dentro de los factores que pueden contribuir a explicar


la situaci6n de inmovilismo politico observada en la burocracia, ademas
del ya sefialado, debe anotarse la presencia de un grupo de lideres ubi-
cados en los gremios mas importantes de la burocracia (Educaci6n, Tra-
bajadores del DF., etcetera) y que actuaban como un "equipo politico",
o por lo menos con bastante coordinaci6n, y bajo cuyo control quedara
por mucho tiempo la FSTSE. 15 Dentro del proceso de funcionamiento
y conformaci6n de dicho grupo, la cuestion de la vivienda desempeino
un papel mruy importante, en la medida en que las demandas y las rei-
vindicaciones habitacionales de la burocracia se canalizaban siempre a
traves de los sindicatos. Esta prtactica permitia a los lideres tensar los
mecanismos de control sobre los bur6cratas, utilizando para ello la con-
cesion 36 y en ocasiones, el puro seiiuelo de la vivienda. Al mismo

tora del pais y probablemente de America Latina: ICA (Ingenieros Civiles Aso-
ciados). Vease Memoria de la Direccidn General de Pensiones Civiles. 25 aios
de labor, Mexico, 1950. En el mismo mes que se inauguro el multifamiliar
"Presidente Aleman", tuvo lugar la inauguraci6n de "Ciudad Jardin", destinada
a los trabajadores del DF. (El Universal, 19 de febrero de 1948). En abril de
ese mismo aiio, Uriel Herrera, R6mulo Sanchez Mireles y el propio Martinez
Dominguez solicitaron al presidente que intensificara la construccion de casas
para los burocratas y le pidieron que el Banco Hipotecario Urbano y de Obras
Puiblica otorgara creditos para la ampliaci6n de una colonia burocratica en
Xotepingo. (El Universal, 25 de abril de 1948). En otras ciudades del pais tam-
bien se registran obras habitacionales destinadas a la burocracia. En mayo de
1949 se anuncio que Pensiones Civiles financiaria al construccion de casas para
burocratas federales en Nuevo Laredo, Tamaulipas. (El Universal, mayo 21 de
1949). En esa misma fecha, se comenzo la construccion del centro urbano "Pre-
sidente Juarez", obra que costaria 43 millones de pesos y con capacidad para alo-
jar 6000 habitantes. Seria bastante largo enumerar con todo detalle el conjunto
de las obras habitacionales financiadas por la Direccion General de Pensiones
Civiles, bastara con sefialar que tambien se construyeron multifamiliares en la
Ciudad Universitaria y en Ciudad Juarez. Tambien deben anotarse las colonias
burocraticas de Xotepingo y la Unidad Modelo, El Reloj y la Taxqueiia. Vease
Historia grdfica, op. cit., p. 2705.
135 Los principales exponentes de este grupo eran: el propio Martinez Dominguez,
quien fungia como secretario general de la FSTSE y anteriormente -1943-1946-
habia ocupado el cargo de secretario general del Sindicato de Trabajadores del
Distrito Federal; Jesus Robles Martinez quien ocupaba en esos momentos el
cargo de secretario del Sindicato de Trabajadores al Serv,icio de la Educaci6n
(SNTE), el gremio mas numeroso dentro de la FSTSE; Romulo Sanchez Mi-
reles, secretario del Sindicato Onico de Trabajadores del Departamento del DF
y que en el periodo 1958-1964 ocuparia el cargo de secretario de la FSTSE, cargo
en el que lo sucederia Robles Martinez; Manuel Sanchez Vite, a la sazon secre-
tario general de la IX secci6n del SNTE; y Uril Herrera, que formaba parte del
comit6 ejecutivo de la FSTSE y en 1952 se haria cargo de la Oficina de Colonias
del DF. Datos obtenidos del libro de Ai Campo, Roderic, op. cit., y de la infor-
macion periodistica de la epoca.
136 El sistema de control a traves de la vivienda no se limito a impedir posibles frac-
turas politicas, sino muy directamente a contener las demandas salariales que
enarbolaban los trabajadores. A finales de 1948, el gremio de los trabajadores
de la educaci6n exig6 aumento de salarios. Sin embargo, dada la politica oficial

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;818 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGiA

tiempo, la direcci6n sindical se arrogaba la capacidad de negociacion


.ante las autoridades que tenian capacidad de decidir al respecto -la
Direcci6n General de Pensiones Civiles y sobre todo el presidente de
la Republica- lo que les daba presencia y poder politico a nivel nacional
y capacidad de obtener reivindicaciones ante los ojos de los burocratas.
Tampoco debe olvidarse que dicho control significo una fuente de enri-
quecimiento, corrupci6n y, por supuesto, ascenso a los mas altos niveles
de la politica del PRI y del aparato de Estado. 17

7.2. La vivienda de rentas congeladas

En 1947 habia llegado a su termino el decreto que habia dado vida a


la congelacion de rentas en el Distrito Federal, sin embargo, el Con-
,greso se iiiclino por diferir el problema, prorrogandolo un afio mas. 138
Este paliativo, empero, no hizo sino posponer por breve lapso la explo-
sion de las contradicciones y los enfrentamientos inherentes a la congela-
ci6n. Transcurrido el afio se desato una lucha politica sin cuartel en
torno al problenia inquilinario, una verdadera tormenta en la que par-
ticiparon todos los sectores sociales involucrados de una u otra manera
en el problema: sindicatos obreros, organizaciones de propietarios, agru-
paciones inquilinarias, diputados, el presidente.
El desarrollo de los enfrentamientos adquiri6 tonos muy particulares
y desconcertantes, entre otras razones por la division existente en el in-
terior de las organizaciones de propietarios y tambien de inquilinos,
situacion que en el fondo obedecia a diferencias en sus intereses inme-
diatos. Dentro de los sectores inquilinarios, por ejemplo, se encontraban
asociaciones que agrupaban exclusivamente a empresas comerciales, in-
dustriales, de servicios, etcetera y que apoyaban el mantenimiento de la
~congelaci6n e incluso su extension al resto del sistema de vivienda arren-

de contenci6n salarial, sus demandas fueron rechazadas y el aumento qued6 baa-


tante por abajo de lo que exigian. El presidente intervino y a cambio del recorte
salarial, se les concedio la "prestacion" habitacional a las secciones IX (que diri-
gia precisamente Sanchez Vite), X y XI del SNTE. (El Universal, 23 de abril de
1948). Este fue el origen de la "unidad modelo", que albergo a 2000 familias
y cuya construcci6n comenzo en abril de 1949.
137 La carrera de Martinez Dominguez es bastante conocida para repetirla. Romulo
Sanchez Mireles ocup6 el cargo de director general del Instituto de Seguridad
Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), antigua Direccion
de Pensiones Civiles, durante el gobierno de Diaz Ordaz. Jesis Robles Martinez
ocup6 el cargo de director del Banco Nacional de Obras y Servicios Publicos
durante los periodos presidenciales de Diaz Ordaz y Echeverria. Es interesante
hacer notar que de los cargos politicos-sindicales que ocuparon los dos iltimos,
pasaron a ocuparse de instituciones publicas muy ligadas a los problemas de
seguridad social y de promoci6n habitacional de los propios bur6cratas.
s38 Esta ley se aprob6 pese a la oposicion del PAN, que la consideraba exagerada-
mente protectora de la clase inquilinaria. Gonzalez Navarro, Moises, Poblacion y
sociedad en Mexico, op. cit., p. 192.

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POLiTICA Y VIVIENDA 819

dada. 139 Dentro de los inquilinos que arrendaban vivienda para usos
habitacionales, se manifestaba una divisi6n entre aquellos que ocupaban
la vivienda que se encontraba bajo los efectos de la congelaci6n de ren-
tas'40 y los que habitaban las viviendas que quedaban fuera de sus
efectos. 141
Los propietarios de inmuebles, por su parte, distaban mucho de ser
ap6stoles de la unidad de clase. 142
A todo esto, cabe recordar que la "coyuntura" inquilinaria no se ha-
Ilaba desvinculada de la coyuntura general por la que atravesaba el pais.
En agosto de 1948, miles de manifestantes habian inundado las calles
centrales de la ciudad organizados por la CUT y la Union Obrero Cam-
pesina, protestando por la elevaci6n del costo de la vida. Junto a los
obreros marchaban contingentes de colonos de las colonias "Escuadr6n
201", "Flores Mag6n" 'y "otras que -como apuntaba El Universal-
tantos trastornos han ocasionado con su actividad". 43 Esta situaci6n
era naturalmente propicia para que los inquilinos se apoyaran o "co-
quetearan" con las fuerzas de oposicion.
lste era el contexto politico que enmarcaba el problema inquilinario,
sobre el cual el Estado tenia que adoptar una resoluci6n. El "desconge-
lamiento" de rentas hubiera significado para un sector de trabajadores
y de "clases medias", asi como de pequeinos y medianos comerciantes,
industriales, artesanos, etc., el desalojo inminente de los inmuebles que
ocupaban, alternativa que hubiera sumado la oposicion de estos sectores

Is3 A principios de 1948, el Consejo de Moralizacion Piblica A.C. hizo un llamado


a sus agremiados (comerciantes) para que se defendieran de los abusos de los
propietarios de inmuebles y hacia un llamado a las autoridades para que pusieran
fin a esa situaci6n. (El Universal, 30 de enero de 1948).
140 El sector de inquilinos, o mas bien la organizacion inqulinaria que se inclinaba
por la prorroga en la congelacion era el Comite Central Inquilinario, dirigido
por el seiior Martin Rizo.
141 Entre las organizaciones que pedian una ley inquilinaria que comprendiera al
conjunto de las viviendas arrendadas del DF, se encontraban la Union Inquilina-
ria del DF, que en febrero de 1948 se habia dirigido a las Camaras del Congreso
de la Uni6n, solicitando que se fijaran regulaciones a las nuevas viviendas que
no quedaban comprendidas en el decreto. Este grupo de inquilinos, habria de le-
vantar la demanda de ley inquilinaria (tal como lo habian hecho en la segunda
y tercera decadas del siglo las primeras organizaciones inquilinarias), sin resul-
tados positivos (igual que sus predecesores). En abril de ese mismo ano, otra
orvanizaci6n, la Federacion Nacional Inquilinaria del DF, levant6 la misma soli-
citud. (El Universal, 21 de abril de 1948).
142 En mayo de 1948 se habia formado la Confederaci6n Nacional de la Propiedad
Urbana (El Universal, 30 de mayo de 1948), organismo que se oponia al man.
tenimiento de la congelacion de rentas. Al mismo tiempo, existia la Liga de
Defensa de propietarios de casas, cuyo presidente era el doctor Rauil Davila
Garcia. Este organismo no se oponia tajantemente al mantenimiento de la conge-
lacion (probablemente porque sus intereses quedaban fuera de sus efectos) y en
cambio rechazaban completamente una ley inquilinaria que comprendiera al con-
junto de la vivienda arrendada.
148 El Universal, 22 de agosto de 1948.
14

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820 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGiA

a las protestas que se gritaban de viva voz en las calles. Ademas, los
propios sindicatos oficiales enarbolaban la dernanda de mantenimiento
de congelacion y aun de ley inquilinaria. 44 La Federaci6n Proletaria
del DF no se limitaba a las declaraciones sino que realizaban mitines
para exigir una ley inquilinaria que "favoreciera los intereses popu-
lares".
Entre agosto y octubre de ese ano, se "solt6 el diablo" y los proyectos
de ley inquilinaria comenzaron a inundar las Camaras,145 que tenian
que tomar una resolucion para diciembre. Los propietarios, por supuesto,
no se quedaron con los brazos cruzados.
Con todo este caudal ret6rico (parece ser que la epoca de las huelgas
y las movilizaciones inquilinarias habia pasado a la historia) de proyectos,
discusiones, etcetera se lleg6 a la segunda mitad de diciembre. Antes
de que las Camaras se pronunciaran, se produjo un acontecimiento bas-
tante singular: los eternos contrincantes: inquilinos y propietarios, asom-
braban a todo el mundo proponiendo, conjuntamente, un proyecto de
ley inquilinaria. 146 Curiosa pero enteramente logica resultaba esta alian-

144 Asi lo habia demandado la CTM desde principio de aiio. El Universal, 27 de ene-
ro de 1948.
145 En junio, la Federacion Proletaria del DF dirigio a las Camaras un proyecto de
ley inquilinaria. (El Universal, 26 de junio de 1948). En agosto, varias empresas
propietarias de casas abarrotes, zapaterias, tiendas de ropa, se dirigieron al De-
partamento del DF. para que se implantara la congelacion de rentas en todos los
establecimientos comerciales. (El Universal, 30 de agosto de 1948).
146 La Liga de Defensa de Propietarios de Casas, A.C. cuyo presidente era el doctor
Rauil Davila y el Comite Central Inquilinario, dirigido por Martin Rizo, afirma-
ban que si era posible conciliar lo que parecia inconciliable y proponian un
proyecto de ley inquilinaria que fue difundido al pfiblico por medio de un des-
plegado publico. (El Universal, 16 de diciembre de 1948). Dentro de las consi-
deraciones que hacian para explicar las razones del acuerdo, apuntaban lo si-
guiente: "Tomando en consideracion la trascendencia del problema y con franco
sentido de responsabilidad, previendo el momento hist6rico en que vivimos y
dandonos cabal cuenta que el problema inquilinario es un asunto de caracter
general y de interes publico, hemos querido estudiarlo desde sus puntos de vista
mas interesantes: el aspecto como propietario de casas y el aspecto como inqui-
lino de esas mismas fincas. Nada mas justo ni mas logico que las dos agrupa-
ciones mayoritarias cambiasen impresiones para tratar de llegar a un acuerdo
satisfactorio. Y por primera vez en los anales de nuestra historia esto ha sido
posible. Se ha logrado un entendimiento satisfactorio para ambas partes, resul-
tante del estudio y discusion que se Ilevaron a efecto con miras altruistas y pa-
tri6ticas, no de entreguismo." Las miras patrioticas y altruistas de los propieta-
rios eran bastante claras: a cambio de que la congelaci6n siguiera vigente para
aquellos alquileres que no sobrepasaran los 200 pesos, se concederia a dichas casas
una exoneracion del 50% de los impuestos prediales. Ademas, y en el siguiente
punto radicaba el interes de estos propietarios: "En los casos de las nuevas cons-
trucciones de casas cuyo promedio de renta mensual no exceda de 200 pesos,
quedarin exentas del pago del impuesto predial por diez aiios."
Los propositos del senor Martin Rizo no eran tan transparentes, pero muchas
agrupaciones opinaron que no eran tan patri6ticas ni altruistas como 61 afirmaba,
y a los pocos dias un bloque de agrupaciones inquilinarias de la Capital entrego

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POLiTICA Y VIVIENDA 821

za entre los sectores de inquilinos que se preocupaban exclusivamente


por sus intereses (que se circunscribian al mantenimiento de la conge-
laci6n de rentas) con los propietarios a quienes no importaba que la
congelaci6n se mantuviese (en la medida en que sus intereses no resul-
taban afectados por la mis:na) y ien cambio si podian resultar perjudica-
dos por una regulaci6n de todo el sistema de vivienda arrendada.
En los uiltimos dias de diciembre, las Camaras del Congreso adopta-
ron una resoluci6n que vendria a posponer la solucion del problema. 14T
Permanecia la congelacion de rentas donde ya existia y el resto de la
vivienda arrendada quedaba al libre juego de las fuerzas de la oferta y
la demanda. El mismo dia de la aprobaci6n, Ia asociaci6n inquilinaria de
coterciantes e industriales se dirigia al presidente felicitandolo y ha-
ciendo patente su gratitud, por la aprobacion de esa ley... "que per-
mitiria seguir laborando a muchas fuentes de trabajo cuya continuidad
se hallaba en constante amenaza... y cooperara eficazmente a evitar
el encarecimiento de la vida, en beneficio de la economia del pais". 48
El ano de la tormenta inquilinaria habia pasado y la vivienda de renta
congelada sobrevivi6. Se habia impuesto finalmente, los intereses mas
poderosos: el conjunto de los propietarios de inmuebles no afectados
por la congelacion, los de un sector relativamente reducido de inqui-
linos, los comerciantes, industriales y otras empresas que arrendaban
inruebles de renta congelada y un pequeio grupo integrado por los de-
tentadores originales de los contratos de arrendamiento que muy pronto
descubrieron un jugoso negocio: el subarrendamiento a otros inquili-
nos. Los perjudicados resultaron los propietarios de las casas de renta
congelada y, naturalmente, el grieso de los inquilinos.
Hasta donde hemos podido constatar en las fuentes periodisticas de

a la CAmara de senadores un documento en el que desconocian las gestiones hechas


por el Comite Central Inquilinario y la Liga de Defensa de Propietarios de Casas.
Este documento seiialaba: "Afirmase que el senior Martin Rizo que se ostenta
como dirigente de las organizaciones inquilinarias carece de toda personalidad
representativa de los inquilinos, pues si es miembro del Consejo Consultivo de
la Ciudad, ello se debe a que fue designado para tal cargo por el jefe del De-
partamento del DF, pero con menoscabo de la voluntad de las organizaciones in-
quilinarias del DF." (El Universal, 21 de diciembre de 1948). Entre las organi-
zaciones firmantes del documento se encontraban: La Liga Defensora de Inqui-
linos del DF, Liga de Defensa Inquilinaria de Mujeres Revolucionarias del DF.,
Liga Central Inquilinaria en el DF, Frente Dem6crata Inquilinario del DF y otras.
El secretario general de la Federaci6n Inquilinaria del DF., sefior Rafael Men-
siola, fue mucho mas directo y acuso a Rizo de ser propietario de casas y fraccio-
nador de unos terrenos... "Por lo que estA muy lejos de sentir y entender los
problemas del inquilino autentico". (El Universal, 17 de diciembre de 1948).
147 En las discusiones previas a la aprobacion en la Cimara de senadores, el senador
del Partido Popular, Manuel Elizondo, seiialo que el proyecto era contradictorio
porque en una de sus consideraciones afirmaba que era urgente resolver el pro-
blema de la congelaci6n de rentas y en las mismas disposiciones del proyecto se
habla de medidas de caracter provisional.
148 El Universal, 22 de diciembre de 1948.

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la epoca (lo que significa provisionalidad), todo parece indicar que en


los afios siguientes se apaciguaron notablemente las discusiones y en-
frentamientos en torno al problema de la congelaci6n. 49 Debe sena-
larse, por ultimo, que el ejemplo de lo ocurrido en el DF. se siguio en
algunos estados de la Repiblica. 150

7.3. Las colonias proletarias

Para finializar nuestro analisis de las relaciones entre politica y vivien-


da en el periodo 1947-1952 y tambien para cerrar el presente articulo,
abordaremos brevemente algunos aspectos relacionados con la esfera
habitacional de las colonias proletarias.
Si nos colocaramos las anteojeras de un observador superficial de la
epoca, digamos el lector de la prensa, es probable que nuestra visi6n
de los problemas, las razones y los hechos que giraban en torno a las
laamadas colonias proletarias, no fuera otra que la de un intringulis
bastante enredado, lleno de contradicciones y contrasentidos y por lo
demas, imposible de entender. (Sensaci6n no muy distinta de la que
puede experirnentar el lector de nuestros dias). Dentro de las causas
que generaban esta opacidad y confusi6n existia una de bastante peso:
la problematica de las colonias proletarias vivio a lo largo de la etapa
que nos ocupa una serie de transformaciones y diversificaciones cuantita-
tivas y cualitativas. Abordando algunas de ellas ser. posible avanzar
algo en la comprension del fen6meno.
Una serie de indicios nos Ilevan a pensar que a lo largo del periodo
1947-1949, un sector importanne del movimiento de colonos experiment6
una serie de practicas y de movilizaciones que si bien no significaron
un cuestionamiento frontal de las instancias politicas y de gesti6n pu-
blica del Estado, por lo menos demostraron un abierto rechazo a sus
alternativas habitacionales, a los mecanismos de control y a la manipu-
lacion que se empleaba para imponerlas. Se demostr6 que las condi-
ciones de vivienda -la localizaci6n del asentamiento, estatus legal, el
precio del suelo, el acceso a los servicios puiblicos, etcetera- tenian que
conquistarse por medio de la lucha, muchas veces en contra del propio
Estado.

149 En agosto de 1950, ante las gestiones de diferentes agrupaciones de casatenien-


tes, tanto el regente del DF, Fernando Casas Alemrnn, como los diputados del Con-
greso manifestaron que la ley continuaria en vigor por tiempo indefinido. (El
Universal, 26-29 de agosto de 1950).
150 Sefiala Gonzalez Navarro que en 1947 el Estado de Tabasco siguio el ejemplo
del DF y que en ese mismo aiio Yucatan declaro de interes piublico el arrenda-
miento de los predios destinados a habitaci6n fijando como renta el 10% anual
sobre el valor catastral y el 15% en las casas destinadas a otros usos. En Jalisco
se promulgo una ley que habia estabilizado las rentas inferiores a 250 pesos men-
suales. Op. cit., pp. 193-194.

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POLiTICA Y VIVIENDA 823

Uno de los puntos de choque se localizaba en las invasiones de tie-


rras urbanas. No se trataba, y esto es importante aclararlo, de que el
Estado, o por lo menos las instancias que decidian sobre el particular,
rechazaran de piano las invasiones por ser "ilegales", ya que las habia
promovido 15 sino que estas rebasaran su capacidad de control y direc-
cion, que actuaran independientemente de la tutela del Estado. Aqui
radicaba el conflicto.
Durante los meses de noviembre y diciembre se produjeron invasiones
que para aquel entonces podian considerarse de grandes dimensiones.l52
En la primera de ellas unos 600 "paracaidistas" aproximadamente, que
se decia estaban comandados por Pedro L. Gonzalez, ocuparon los terre-
nos de la exhacienda de la "Soledad" en la Delegacion de Iztapalapa. "15
En esa misma jurisdiccion, se produce un mes mas tarde la segunda
invasi6n, cuando otro grupo de "paracaidistas" provenientes de las co-
lonias "Gertrudis Sanchez" y "el Peinon", ocuparon terrenos de la colo-
nia "Granjas Modelo". 134
El segundo frente de lucha, quiza el nmas importante, estaba represen-
tado por una serie de colonias que se habian formado en la decada ante-
rior y en el sexenio de Avila Camacho, ya fuera por medio de invasiones,
de fraccionamientos clandestinos o de poblamiento paulatino en terrenos
ejidales o privados.
Un caso sumamente interesante lo constituye la colonia "Escuadron
201". Con pocos antecedentes de su historia (que sin duda valdria la
pena investigar a fondo), sabemos que su formacion se remontaba a
1936 y que se trataba de un poblamiento paulatino en terrenos privados
cuyo dueiio era el sefior Vidal Alonso. 55 Inicialmente, los conflictos
tuvieron lugar en contra del propietario original, pero a medida que los

161 Por no recordar sino una de ellas, en abril de 1949 un grupo de "paracaidistas"
invadieron los terrenos destinados a la construccion de la unidad modelo, finan.
ciada por la Direccion General de Pensiones Civiles, precisamente en el momen-
to en que se llevaba a efecto la ceremonia de colocaci6n de la primera piedra y
estaban presentes algunos ministros y altas autoridades. (El Universal, 21, 22,
23 de abril de 1948). Desde entonces se estilaba llevar a cabo invasiones urba-
nas con fines estrictamente politicos, motivados por pugnas internas en el propio
Estado. En el caso mencionado, la invasi6n contaba con el apoyo del propio re-
gente del DF, Casas Aleman (La prensa sefialaba que los "paracaidistas" tenian
"apoyo" del diputado Cesar Cervantes, quien mas tarde encabezaria el Comite
Pro-Casas Aleman para la candidatura a la presidencia) y nosotros pensamos
que estaba dirigida en contra de algunos lideres del SNTE y probablemente de la
FSTSE.
162 Si las comparamos con las invasiones que se han producido en los diez ultimos
aftos en Mexico (la de Santo Domingo de los Reyes en Coyoacan, 1971, agrupo a
unas 20000 personas y las de Monterrey y Chihuahua tambien han contado con
la intervenci6n de miles de personas) las de aquel entonces eran de mediana o
pequena dimension.
153 El Universal, 17 de noviembre de 1948.
154 El Universal, 22 de diciembre de 1948.
155 Informaci6n aparecida en El Universal, 30 de octubre de 1948.

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enfrentamientos adquirieron visos cada vez mas violentos, el gobierno


decidio expropiar los terrenos y venderselos a sus ocupantes. Desde
aquel momento, la pugna fue con el Estado,156 que pretendia revender
los terrenos a precios bastante altos... Esto origin6 intensas moviliza-
ciones y actos de los colonos, en los que se demostr6 combatividad, ca-
pacidad organizativa y visi6n de sus lideres. 57 En 1949 los colonos
fueron objeto de una sangricnta represi6n por parte de las autoridades
del DF, no obstante lo cual continuaron por mucho tiempo su lucha. 158
El caso de la "Escuadron 201" no fue ni remotamente el unico. Nu-
merosas luchas de colonos se produjeron en este periodo, con un tras-
fondo similar al anterior y con un denominador comun: el enfrentamiento
con el Estado.
Ahora bien, si hemos dicho que en el periodo 1947-1949 se aprecia
un avance en las movilizaciones "independientes", cabe preguntarse acer-
ca de las causas de la nueva situaci6n. Se debi6 acaso a la influencia
de organizaciones opositoras y/o a la formacion de alguna organizaci6n
de colonos desligada del PRI? IIasta donde nosotros hemos podi
indagar, no sucedi6 nada de esto. Pensamos, a reserva de investigar
fondo la cuesti6n, que la nueva situaci6n obedecia mas que nada a
coyuntura econ6mica y politica que vivia el pais en esos momento
caracterizada por un aumento considerable en el costo de la vida, inclu-
yendo naturalmente la especulacion con terrenos e inmuebles urban
(en 1948 se habia devaluado el peso) y por un ascenso en las moviliz
ciones y las luchas de los trabajadores, asi como ciertos avances organi-

2s Sabemos que en junio de 1948 uno de sus lideres -Arcadio Rivera Carbaja
fue encarcelado bajo la presion del propietario de los terrenos. Esta situaci6n
motivo una accion violenta y audaz de cientos de colonos que al mando de los
lideres Arturo Velasco y la "Giiera Canul", rodearon la casa del propietario y
presionaron para que se desistiera de los cargos en contra de Rivera. La polici
tuvo que intervenir fuertemente armada para dispersar a los colonos. (El Uni
versal, 18 de junio de 1948).
157 Es interesante hacer notar que entre los dirigentes mas destacados de estos colo
nos, sobresalia una lidereza de gran carisma y arraigo Ilamada Trinidad Riquel
me de Canul, mas conocida com la "Giiera Canul". Hasta donde hemos podid
percibir, la participaci6n de la mujer en las luchas del movimiento de colonos
tanto en el nivel de direccion como de masas, ha sido de fundamental impor
tancia. Creemos que seria muy revelador para aquellos que estin interesado
en seguir la participacion de la mujer en las luchas sociales de Mexico, investi
gar este aspecto que hoy se encuentra totalmente ignorado.
18s Uno de los puntos de mayor conflicto y alrededor del cual giraba quizi la co
tradiccion principal entre colonos, Estado y propietarios territoriales urbano
era el precio del suelo. Y no por mera casualidad. Para el Estado y los propie-
tarios el monto del precio significaba la posibilidad de apropiarse de una frac
cion determinada de la plusvalia social y del valor incorporado por los colono
al suelo, via la renta del suelo. Para los colonos significaba directamente una
reducci6n de sus niveles de subsistencia. Una de las demandas de la "201" era
precisamente que el gobierno redujera el precio del metro cuadrado de los te.
rrenos expropiados de 12 a 3 pesos. (El Universal 30 de octubre de 1948). Otras
colonias como la "Sector Popular" enarbolaban demandas similares.

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POLITICA Y VIVIENDA 825

zativos y politicos de las propias colonias, sobre todo de aquellas que


guardaban ya alguna tradicion de lucha. Intentaremos reconstruir, con
la poca informacion disponible, un cuadro diacronico de las contradiccio-
nes que se produjeron en la etapa mencionada.
El endurecimento del Estado frente a las movilizaciones populares en
el aino 1948 tambien dej6 sentir sus efectos sobre las colonias proleta.
rias. Desde los primeros meses, el Departamento del Distrito Federal
etectu6 algunas acciones en contra de invasores urbanos y de colonos
asentados en terrenos considerados como irregulares.159 Estas medidas
sin embargo no parecen haber arredrado a los colonos, quienes intensi-
ficaron sus acciones. (Vease p. 61). Ademas de las invasiones urbanas,
las colonias que, como la "Escuadr6n 201", "Carrera Lardizabal", "Flo-
res Magon" y otras, constituian asentamientos con cierto tiemipo de an-
tigiiedad pero "irregulares", tambien se volcaron a una lucha que rebas6
por completo los limites que demarcaban fisicamente sus colonias y
que tambien bordearon, pero sin franquearlas en definitiva, las fronteras
que separaban la politica "institucional" de la politica de oposici6n.
En el mes de agosto de 1948, los colonos de la "201" acudieron a Los
Pinos con el objeto de plantear al presidente de la Repuiblica sus pro-
blemas.160 Aleman no los recibi6 personalmente, pero se les notifico
que despues del primero de septiembre sus problemas serian estudiados
y resueltos. 161 Es muy probable que la respuesta no haya satisfecho a los
colonos, ya que a los pocos dias se unieron a las filas de los manifestan-
tes obreros que militaban en la CUT y la Alianza de Obreros y Cam-
pesinos, es decir, los sindicatos "rebeldes", para protestar por la elevaci6n
del costo de la vida. 162
Aparentemente las acciones de los colonos surtieron algfin efecto,
pues en octubre regresaron a Los Pinos a expresar agradecimiento al
presidente por su intervenci6n directa en la legalizacion de los terrenos
y por haber reducido el precio del metro cuadrado que les correspondia
pagar de 12 a 3 pesos. 168 La realidad, empero, era bien distinta y sus
problemas se encontraban bien lejos de haberse solucionado. Muy pronto
se tomarian tragicos.
En efecto, asi como hemos hablado de un cierto auge del movimiento

159 En abril de 1948 se desalojo a un grupo de "paracadistas" que habian invadido


la colonia Calputitlan, perteneciente a la delegaci6n Gustavo A. Madero (El
Universal, abril de 1948). En junio lleg6 el turno a los habitantes de la colonia
"Flores Magon". Un grupo de colonos de la misma reclam6 derechos de pose-
sion y sin aceptar los ofrecimientos del regente Casas Aleman en el sentido de que
se les "trasladaria" a otros terrenos, comenzo a dar una lucha para que se les
permitiera ocupar nuevamente los terrenos de los que habian sido desalojados.
(El Universal, 16 de junio de 1948).
160 El Universal, 18 de agosto de 1948.
161 Ibid.
162 El Universal, 22 de agosto de 1948.
16s El Universal, 30 de octubre de 1948.

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826 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

de colonos a partir de 1949, tambien puede hablarse del inicio de una


"contraofensiva" estatal encaminada a frustrar el rumbo y la intensidad
que estaban tomando los acontecimientos. Ademas de impedir que se
repitieran aquellas acciones de los colonos que tuvieran un caracter in-
dependiente de las reglas y los mecanismos establecidos por el Estado
en relaci6n a la formaci6n de las colonias proletarias, punto que reve-
laba los intereses de clase que defendia el Estado, se buscaba evitar que
los movimientos mas politizados alcanzaran niveles organizativos supe-
riores y se unieran a otros sectores sociales y politicos tambien en pugna
con el gobierno. Obviamente no queremos exagerar los hechos imagi-
nando avances organizativos de corte independiente que nunca existie-
ron, 164 pero no hay que perder de vista que una de las "reglas de oro"
del Estado mexicano era justamente la de evitar a toda costa esa posi-
bilidad. El que los colonos entablaran contacto con los obreros "rebeldes",
tal como se habia demostrado en los acontecimientos de agosto, y al
mismo tiempo se aproximara la Ilegada de las elecciones para diputados,
en las que habia anunciado su participaci6n el recien formado Partido
Popular, constituia una fuente de preocupacion para el Estado y exigia
una rapida y efectiva intervenci6n.
Otro elemento que pesaba en la coyuntura y que influy6 en la "contra-
ofensiva" del Estado, pero que en esos momentos aun no se revelaba
con toda su fuerza, era la sucesion presidencial. La presencia del licen-
ciado Fernando Casas Aleman -futuro precandidato a la presidencia
y "favorito" de Aleman para sucederlo, 165 sobre todo despues de que este
uiltimo desisti6 de reelegirse- en la jefatura del Departamento del DF,
cargo desde el cual se dictaba la politica hacia las colonias y "respon-
sable" de la tranquilidad y la solucion de los problemas de la ciudad, le
agregaba importantes ingredientes al asunto de los colonos, como vere-
mos dentro de poco.
A comienzos de 1949, la prensa y las asociaciones de propietarios de
inmuebles montaron una fuerte campania en contra del "paracaidismo",
clamando "garantias" para la propiedad. 166 En marzo de ese ano, Casas
Aleman respondi6 a la inquietud de los propietarios declarando que no
se permitiria que continuaran las invasiones de terrenos, ya que con ello

164 Hasta donde nosotros hemos podido detectar, en toda esta etapa no surgi6 organi-
zacion de colonos alguna que se erigiera en instancia independiente y que lu.
chara abiertamente en contra de las organizaciones politicas sociales. Hemos piz-
cado, sin embargo, algunas noticias donde se hace menci6n de una organizacion
llamada Coalici6n Popular de Colonos del DF, cuyo secretario general era el
senor Salvador Flores Rodriguez y alrededor de la cual se agrupaban algunas
de las colonias mis "rebeldes", como la "Carrera Lardizibal". Por otra parte,
esta organizaci6n tenia, al parecer, buenas relaciones con las autoridades del
DF, como lo demostraba el hecho de que en la apertura de sus congresos se pre-
sentara el regente Casas Aleman.
1ss Cosio Villegas, Daniel, op. cit., 117.
186 Viase el editorial intitulado "Paracaidismo, lenidad y demagogia", El Universal,
29 de abril de 1949.

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POLITICA Y VIVIENDA 827

se lesionaba gravemente los intereses de los propietarios, provocando


la desconfianza en ellos.167 Como ya seialamos, antes, no se trataba
de eliminar de una vez por todas las invasiones (vease nota 151), sino
inicamente aquellas que escaparan al control y la influencia politica
del Estado. Para estas, la "advertencia" del regente iba en serio.
A mediados de mayo, en medio de una fuerte campana de prensa,
el regente extendia una "invitacion" a los habitantes de las colonias:
"Heroes de Cerro Gordo", "Puebla", "Sector Popular", "Rancho de los
Rosales" y "Carrera-Lardizabal", cuya situaci6n, era irregular, a que
realizaran sus pagos en la oficina de colonias y se abstuvieran de realizar
pagos a otras personas. 168 Al tiempo que se hacia la "invitaci6n", se
ech6 a funcionar un dispositivo policiaco para encarcelar a los "instiga-
dores de paracaidistas". 169
A finales de mayo, le toco el turno a la colonia "Rojo Gomez", for-
mada en 1946 por medio de una invasi6n que fue apoyada por el enton-
ces regente del DF. (Vease p. 49) y a todo lujo de violencia fue ocupada
por tropas federales y policias del DF. Todos sus habitantes fueron
desalojados. 10 A los pocos dias, la Procuraduria General de Justicia
del DF recibio 6rdenes de los jueces 12 y 13 de la corte penal para
que, de acuerdo a sus sentencias ordenara el desalojo de "paracadistas"
en las colonias: "Cutecalco", "La Viga" en Tlalpan, "Santa Cruz Blan-
ca", "La Coyuca", "Cuatro Arboles" en Ixtacalco y los terrenos conti-
guos al Cerro de la Estrella. 17
167 El Universal, 29 de marzo de 1949.
168 El Universal, mayo de 1949.
169 A resultas del mismo, se detuvo a Mario Rodriguez Bousquet y a Catalino Fuente
Ortega, a quienes se responsabilizaba de haber incitado al "paracaidismo" en
Ixtapalapa y en concreto haber realizado la invasion que form6 la colonia "Sec-
tor Popular". Por cierto que la intencion de imputarles a estas personas la for-
macion de dicha colonia, pretendia simplemente confundir o era una muestra
evidente de que la policia buscaba a toda costa un "chivo expiatorio", pues
segun consta en muchas otras noticias periodisticas, el verdadero "defraudador"
de los colonos de la "Sector Popular" habia sido Pedro Gonzalez. Ademas, esta
colonia no se habia formado por medio y de invasion, sino mediante la compra-
venta de lotes realizada por el mencionado Gonzalez y en terrenos que habian
sido las exhaciendas de la Perseverancia y los Rosales y que en esos momentos
eran propiedad del Banco Nacional Hipotecario y de Obras Puiblicas y del sefior
Fernando Lopez. Por medio de estas operaciones fraudulentas, 5000 familias
ocuparon esos terrenos. Al descubrirse la estafa, la lucha de los colonos se centro
en que la venta de los mismos se hiciera al precio de $8.40 el metro cuadrado
y no a $16 pesos como exigian los propietarios. Tambien vale la pena sefialar
que uno de los "instigadores" detenidos, Rodriguez Bousquet, declar6 a la prensa
que el general Oth6n Le6n Lobato, jefe de la Policia del DF... "queria que a
fuerzas declara que el general Lazaro Cardenas, los hermanos Comaduran Almey-
da, Alejandro Carrillo y hasta Lombardo, estaban confabulados para agrupar
colonos proletarios con miras futuristas, preparandose asi el campo al licenciado
Javier Rojo Gomez, para la presidencia de la Repuiblica." El Universal, 25 de
mayo de 1949.
170 El Universal, 19, 24, 25, 26, 27 y 29 de mayo de 1949.
171 El Universal, 28 de mayo de 1949.

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828 REVISTA MEXICANA DE SOClOLOGIA

En el mes de junio se llevaron a cabo las elecciones para diputados


federales. Varios distritos electorales se hallaban en plena efervescencia
y enfrascados en la contienda politica que habia principiado en mayo y
en la cual participaban candidatos del Partido Popular. Tenemos muy
poca informaci6n sobre la participacionr de los colonos en este proceso,
sin embargo, sabemos que en el Octavo Distrito del DF para el cual
estaba postulado por parte del Partido Popular el licenciado Victor
Manuel Villasefior, colonias como la "Argentina Poniente", "Mexico
Nuevo" y "Cinco de Mayo" se pronunciaron a su favor. 172 Incluso los
colonos de Rio San Joaquin, 173 originalmente adheridos al PRI, se pro-
nunciaron puiblicamente en favor del mismo, condenando los fraudes
del candidato del PRI, Sanchez Madariaga.174
No creemos exagerado afirmar que esta situaci6n probablemente se
iepiti6 en otros distritos, particularmente aquellos donde se habian
escenificado importantes luchas de colonos y donde el Estado habia op-
tado por la amenaza, el desalojo y la represion. Pocos dias antes de las
elecciones, el 8 de junio especificamente, una concentraci6n numerosa
de colonos de la "201", que probablemente se habia reunido para evitar
un desalojo, fue objeto de una brutal y sangrienta represion policiaca
en la que fueron asesinadas varias personas y 125 detenidas.175 La re-
presion tambien se extendi6 al aimbito electoral. Robo de anforas, ame-
nazas a los votantes contrarios al PRI, movilizaci6n de "Brigadas Vo-
lantes" de falsos electores, emision de votos con miles de credenciales
irregulares, fueron algunos de los metodos que llevaron a la victoria a los
candidatos del PRI. Obviamente, niguno de los candidatos del PP obtu-
vo curul en la Camara.
Por si quedaba alguna duda acerca de las intenciones del gobierno, en
ese mismo mes el regente Casas Aleman sefialaba ante el Tercer Con.
greso General de la Coalicion de Colonos del DF, cuyo presidente era el
senor Salvador Flores Rodriguez, que... "los colonos del DF no deben
colocarse al margen de la ley, pues si tal cosa hacen, el gobierno se vera
en la necesidad de aplicarles las mas energicas sanciones. 76

172 Villasenior, Victor Manuel, Memorias de un hombre de izquierda, volumen 2,


Grijalbo. Mexico, 1976, pp. 161-162.
173 San Joaquin fue probablemente la "Ciudad Perdida" mas grande de la Capital
en la decada de los cuarenta. Situada en las margenes del Rio San Joaquin,
para el ano de 1950 sumaba aproximadamente 18000 habitantes, muchos de ellos
soldados. Parece ser que desde finales de 1948 (Vease El Universal, 23 de sep-
tiembre de 1948) se anunciaron los planes del DDF de "erradicar" esa "Ciudad
Perdida". Se les pretendia trasladar exactamente al otro extremo de la ciudad
(Tlacotal y Bramadero en Ixtapalapa) y aun cuando no tenemos noticias precisas
sobre las implicaciones, consecuencias y conflictos que genero este "reacomodo",
el libro de Villasefior da una pauta para pensar que no se hizo para "favorecer"
a los colonos y que los beneficiados fueron otros.
174 Villasefor, op. cit., p. 161.
175 Historia grdfica de la Revolucion Mexicana, op. cit., p. 2643.
176 El Universal, junio de 1949.

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POLITICA Y VIVIENDA 829

Una vez que el Estado habia mostrado sin contemplaciones de ninguna


indole su posici6n frente a los intentos de oposici6n, emprendi6 las ta-
reas de orden "reorganizativo". Ya desde principios de 1949 el dipu-
tado Cesar Cervantes, hombre clave en la politica del DF y particular-
mente dentro de los colonos, habia dado los primeros pasos tendientes a
"organizar" a los colonos del DF. Por una parte era necesario dotar al
PRI de una organizaci6n de colonos que contrarrestara la dispersi6n or-
ganizativa, existente y por otra, incorporar a toda la pleyade de colonias
formadas en los uiltimos afios y particularmente las que mayor rebeldia
habian demostrado.
Nuevamente se accionaron los mecanismos de concesion. En octubre
de 1949 el Comite del PRI en el DF declaro que por medio de sus orga-
nismos intervendria en las colonias para terminar con agitaciones inui-
tiles, recoger las demandas de los colonos y Ilevarlas ante el regente. 77
Apoyandose en la utilizacion, habilmente dosificada, de mecanismos de
concesion (titulaci6n y reparto de lotes, introduccion de algunos ser-
vicios y otras medidas), se daban los pasos necesarios para impulsar los
nuevos propositos organizativos del PRI.
Pero los afanes implicados en estas tareas tambien se orientaban, y
quiza fundamentalmente, hacia otros propositos. Se libraba ya, aunque
por el momento debajo de la superficie, la lucha por la sucesion presi-
dencial. Los partidarios de Casas Aleman se veian obligados a proce-
der con sumo cuidado, sin hacer demasiada politica a la luz piblica. Por
lo pronto, Aleman mismo jugaba la carta principal: la reeleccion. Una
vez desechada esta opcion, parte importante de la maquinaria politica
volc6 su apoyo al que desde entonces se empezo a considerar el "Delfin". 78
La problematica de la sucesion y el "acopio de fuerzas" que esta im-
plicaba para Casas Aleman, involucro rapidamente a los colonos. Du-
rante los meses de octubre y noviembre se acelero el proceso organ,izativo,
convocando a los congresos de unificacion de las colonias en cada uno
d(e los Distritos del DF. Precisanente en uno de dichos congresos, el
presidente del Comite Regional del PRI, Cesar Cervantes, aprovecho
la ocasion para dirigirse a los colonos y a algunos "acelerados" partida-
rios de Casas Aleman... "exhortandolos a que se dedicaran de lleno
a! trabajo, absteniendose por el momento de participar en actividades
politicas"... "intervendremos -apuntaba Cervantes- cuando sea el
momento oportuno; y de acuerdo con las instrucciones que al respecto
de nuestro partido, el Revolucionario Institucional. 79

177 El Universal ,19 de febrero de 1949.


178 En Octubre de 1950 se forna el primer Comite Pro Casas Aleman, encabezado
por Adalberto Lopez Romero, Jesus Valdivia y Baltasar Perez del Valle. (Historia
grafica de la Revolucion Mexicana, op. cit., p. 2767). La Federaci6n Veracruzana
de Organizaciones libres lanza la candidatura de Casas Aleman el 12 de febrero
de 1951. (Cosio Villegas, Daniel, op. cit., p. 114).
179 El Universal, 23 de octubre de 1950.

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830 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

Terminaba la nota periodistica con las siguientes palabras: "Cerca de-


mil delegados de las 22 colonias proletarias, aclamaron al orador, y de
pie, escucharon el pacto de unificacion que ley6 el mismo sefior Cervantes.
Por tal pacto se comprometen a trabajar unificados por la prosperidad y
bienestar de sus colonias". 180 Durante los meses sefialados, actos similares,
tuvieron lugar en todos los distritos de la ciudad.
El momento oportuno para abrir mas la politica partidaria lleg6 al mes
siguiente: Cesar Cervantes renunci6 el 15 de diciembre a la presidencia
del Comite Regional del PRI y encabez6 el Comite Pro Casas Aleman en
la Capital. 181 El movimiento Casasalemanista cobro fuerza y se extendi6
a todo el pais. 182
Nuevamente se aceleraron los brios organizativos y en abril de 1951
cristalizo la formaci6n de una organizaci6n a nivel del DF: La Federaci6n
de Colonias Proletarias del DF, misma que funciona hasta nuestros dias, y
que decia agrupar a un millon de colonos diseminados en 206 colonias.
Como presidente de dicho arganismo figur6 el sefior Eugenio Cardenas y
como secretario general el diputado Angel Velazquez. 183 De inmediato se-
estreno la flamante organizacion llevando a cabo movilizaciones en "reco-
nocimiento" a la labor del regente de la ciudad.
Como sabemos, Casas Aleman no fue el "afortunado". En septiembre
de 1951 el PRI nomin6 oficialmente a Ruiz Cortines candidato a la presi-
dencia de la Republica. De todos modos, el trabajo realizado no se tir6
por la borda, tenia factura "institucional". La maquinaria se echo a andar.
En noviembre de ese mismo aio, miles de colonos de la ciudad fueron movi-
lizados para patentizar su apoyo al candidato del PRI. 184
La impresion de euforia que trasmiten las fotografias de ese acta
-miles de colonos agitando matracas, banderines y coreando porras al
candidato- no podia ser mas contrastante y desfigurar a tal punto la
realidad de muertos, encarcelados, imposicion, pero tambien de control
y manipulacion politico-ideologica que habia detras del mismo.

Conr hsiole s e hipotesis de trabajo

1] Pernitiendonos cierta flexibilidad en la periodizacion, podemos se--


fialar que durante la etapa que va de los primeros anfos de la revolucio6
hasta el advenimiento de Cardenas, el nu'cleo central de las contradicciones

180 Ibid.
181 Historia grdfica de la Revolucion Mexicana, op. cit., p. 2767.
182 Vease tambien Cosio Villegas, Daniel, op. cit.
s18 El Universal, 30 de abril de 1951.
184 El universal, 24 de noviembre de 1951.

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POLITICA Y VIVIENDA 831

habitacionales que afectan a las clases trabajadoras urbanas se localiza en


el sistema de vivienda arrendada del centro de las ciudades. El hecho
de que sea el sistema cuantitativamente mas importante, de que sus ele-
mentos integrantes -tanto propietarios como inquilinos- entablen ince-
santes enfrentamientos y que las luchas inquilinarias constituyan la ex-
presi6n mas importante dentro de las movilizaciones por la vivienda re-
quiere diversos elementos explicativos.
El desarrollo capitalista que vive el pais en la mencionada etapa, adem/as
de experimentar situaciones contingentes que lo frenan constantemente,
mantiene su eje fundamental en el campo. El modesto crecimiento eco-
n6mico que tuvo lugar en las ciudades se articulo a la estructura urbana
preexistente dando lugar a su uso intensivo y no tanto a su transforma-
cion. Esta concentracion de las nuevas actividades economicas en el area
central urbana, sumada a la falta de alternativas habitacionales accesibles
a los ingresos de las clases trabajdoras, retuvo a los habitantes de esa
zona y atrajo incluso a los migrantes, pero al mismo tiempo provoc6 la
saturaci6n y el deterioro del equipo habitacional existente y sobre todo
el aumento de los alquileres. Este fue el caldo de cultivo de las contra-
dicciones entre inquilinos y propietarios.
Otro punto que explica el caracter y algunas de las modalidades que
asumieron dichas contradicciones es la estructura de clases del sector
inquilinario y de los propietarios urbanos. En relaci6n a los primeros,
parece advertirse una composicion algo heterogenea, pero cercana y con
participaci6n significativa de trabajadores. Este punto es muy impor-
tante, ya que la composicion de clase, que llegara a experimentar varia-
ciones sustanciales con el paso del tiempo, al grado de incorporar a sec-
tores antag6nicos a los trabajadores, ejercera una influencia determinante
sobre el derrotero politico que seguiran las luchas inquilinarias.
gsta es una de las razones por las cuales creemos que los movimientos
inquilinarios de la segunda y tercera decadas del siglo asumieron posiciones
tan radicales y de apoyo a las luchas obreras y campesinas de su epoca.
Las implicaciones que guarda la composici6n de clase de los propie-
tarios no son de menor monta. Se recordara que al inicio de la revo-
luci6n, estos se encontraban muy ligados a la vieja oligarquia porfirista,
pero en Ia medida en que el viejo orden se resquebrajaba, los nuevos
grupos dirigentes comenzaron a participar de Ia propiedad urbana. Esta
tendencia fue acentuandose durante los anos veinte y podria explicar, al
lado de la consideracion anterior sobre el contenido de clase de los movi-
mientos inquilinarios, la creciente agudizaci6n de las contradicciones
entre el Estado y los mozvinientos inquilinarios.
Estos enfrentamientos, empero, no desembocaron uinicamente en la
represi6n. Parad6jicamente, fueron la semilla originaria de las primeras
leyes inquilinarias del pais. Esta aparente contradicci6n tiene su expli-
caci6n en las condiciones politicas que vivia el pais en esos momentos.
Por una parte, la debilidad nuncrica de la clase obrera hacia de los in-

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832 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGIA

quilinos organizados una fuerza de considerable importancia dentro del


espectro politico de las ciudades. Tales fueron los casos de Merida y
Veracruz. Por otro lado, el proyecto politico de Obregon buscaba apun-
talar y fortalecer al nuevo Estado con el apoyo y el consenso politico de
las clases dominadas, objetivo que obligaba a efectuar ciertas concesio-
nes, incluyendo tambien al sector inquilinario.
Esta doble tarea a cargo del Estado -ser garante de los intereses de
clase de los propietarios urbanos y al mismo tiempo promotor de un or-
den politico-ideologico para el conjunto de la sociedad- explica la "con-
sagracion" de una de las principales demandas del movimiento inquili-
nario, pero igualmente clarifica las causas que limitaron el radio de acci6n
de las leyes inquilinarias en relacion al conjunto de la vivienda arrendada
y por que estas nunca llegaron a aplicarse en todo el pais.

2] Al lado de esta linea habitacional, es necesario mencionar, por mi-


nima que haya sido su importancia cuantitativa hasta el gobierno de
Miguel Aleman, la aparici6n de la vivienda estatal. Un punto que nos
parece importante destacar es que desde una etapa tan temprana como
la del gobierno de Obregon, se aprecia claramente una politizacion en
la distribucion de los escasos recursos destinados a la vivienda, es decir,
la selecci6n de los grupos sociales o sindicatos beneficiados por la ayuda
estatal atendia de manera principal a razones de fuerza, cercania y
lealtad politica. Calles promovera la institucionalizaci6n de estas prac-
ticas imprimiendole en definitiva un corte corporativo. La burocracia
sera el primer y durante largo tiempo uinico sector que recibira el finan-
ciamiento habitacional del Estado.

Estos precedentes tan importantes sentaran las bases para la evolu-


cion posterior de la acci6n habitacional del Estado, que al igual que el
sistema de seguridad social, se caracterizard por funcionar sectorialmente,
es decir, por ocuparse separadamente y en organismos distintos de las
demandas habitacionales de los trabajadores y otros sectores de asala-
rzados ligados al Estado. Como hemos tratado de demostrar en nuestro
trabajo, este fraccionamiento de las instituciones estatales de vivienda
ha obedecido en todo momento a factores politicos de control y domina-
ci6n del Estado sobre los trabajadores. Por esta raz6n, no debe extra-
nar que en Mexico se haya carecido de un organismo centralizador de
la acci6n habitacional del Estado y en cambio que su numero haya au-
mentado con el tiemnpo. La "racionalidad" de esta "irracionalidad" debe
buscarse en el funcionamiento de los mecanismos de dominaci6n politica
del Estado mexicano.

3] A partir del gobierno de Cardenas se produce una ruptura impor-


tante dentro de las estructuras habitacionales existentes: proliferan las

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POLiTICA Y VIVIENDA 833

colonias proletarias. Es indudable que despues de esta etapa la expan-


sion de dichos asentamientos no se detendra, pero la especificidad que
guardan los que surgieron entonces radica en que su formaci6n no obe-
decio, primordialmente, al crecimiento acelerado de la poblaci6n urbana
y/o a un despegue economico, como ocurrira a partir de Avila Camacho,
sino fundamentalmente a los cambios que transformaron las estructuras
de la propiedad en el campo, a la situaci6n prevaleciente en el sistema de
vivienda arrendada y a las propias politicas habitacionales del Estado.
En calidad de hipotesis hemos expresado que durante los primeros ainos
del regimen cardenista la formaci6n de colonias proletarias cumpli6 el
papel de una ofensiva contra los latifundistas situados en la periferia
inmediata a las ciudades. Aunado a esto, se les impulso como una opcion
habitacional alterna a las de vivienda arrendada y estatal, campos en los
que el gobiero cardenista realiz6 poca cosa.
Asimismo, pensamos que en esta etapa tuvieron lugar los primeros
pasos organizativos de los colonos y que a partir de entonces es posible
hablar de la existencia de un movimiento de colonos en Mexico. Esta
novedad no paso desapercibida para el gobierno, que probablemente en
sus ultimos afos comenzo a "organizar" a los colonos incorporandolos
al entonces PRM. De cualquier forma nunca alcanzaron a integrar una
organizacion tan estructurada y de cobertura nacional, como sucedi6
con los obreros y campesinos.

41 ILa entrada de Mexico a una nueva etapa historica a partir de


1940, tendria notables implicaciones sobre la cuesti6n habitacional, toda
vez que los factores de orden economico y politico que determinan la
produccion, distribucion y consumo de vivienda experimentaron cambios
decisivos.

La implantaci6n de la congelaci6n de rentas en la ciudad de Mexico


en el aiio de 1942 y las pr6rrogas que se hicieron posteriormente con
Miguel Aleman, por ejemplo, deben entenderse en el nuevo contexto
de la acumulaci6n. Es insuficiente, sin embargo, relacionar una cuestion
y otra por medio de la conocida explicaci6n de que aquella se encaminaba
a favorecer al capital a partir del abaratamiento del costo de reproduc-
cion de la fuerza de trabajo. Obviatnente, este fue uno de sus propo-
sitos. Pcro el tipo de acumulacion que se implemento significo, ademds,
la transformacion de la estructura de clases y esto se reflejo directamente
en la composicidn del sector inquilinario, que sumo6 a sus filas una gran
cantidad de pequenos y medianos capitalistas asi como de sectores socia-
les "medios". Este cambio en la composici6n del sector inquilinario en
un sentido mas capitalista, fue a nuestro juico, la causa principal de la
congelacion. El nuevo sector de inquilinos experiment6, al igual que el
conjunto de los inquilinos, los embates del alza de alquileres (particular-
mnente durante la segunda guerra mundial) y con ellos se preocuparon

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834 REVISTA MEXICANA DE SOC1OLOGIA

vivamente por lograr su reducci6n. Se integr6, por tanto, un amplio y


poderoso bloque a favor de la regulaci6n de los arrendamientos.
Estos prop6sitos se topaban, ni mas ni menos, con la oposici6n del
grupo propietario urbano, cuya fuerza e influencia dentro del Estado era
tanto o mas poderosa que la de sus rivales. La decision final que siguio
el gobierno de Avila Camacho, obedeci6 a una importante raz6n de tipo
politico: el Estado tenia que gobernar para todos los capitalistas y man-
tener el papel de arbitro ante sus conflictos.
La congelaci6n se adopto con el prop6sito de que el Estado recupe-
rara la confianza que le habian perdido los pequeinos y medianos capi-
talistas y sectores "medios" sobre todo en los ultimos afnos del carde-
nismo y que se habia expresado en las elecciones de 1940, cuando estos
se volcaron, al lado de otros sectores, a favor de Almazan.
El restablecimiento de esta alianza se expres6 desde el punto de vista
politico-organico, en la formacion de la Confederaci6n Nacional de Or-
ganizaciones Populares. Nuevamente la politica imprimi6 su sello a la
estructura habitacional.
La medida, sin embargo, no infringio el principio de "gobernar para
todos", pues no afecto al grueso de los propietarios urbanos. Abarco
a un sector relativamente reducido de la vivienda arrendada de la zona
central de la ciudad de Mexico y no se extendi6 al resto del pais. La
nmedida fue en realidad tan restringida, que en adelante provoc6 una
divisi6n entre aquellos inquilinos que habian resultado beneficiados por
la congelacion de rentas, sin duda el sector con mayores intereses capi-
talistas y los que quedaron fuera de su accion, la gran mayoria.

5] Otro cambio que se produce a partir de los afios cuarenta es el


desplazamiento acelerado de las clases trabajadoras del eje tradicional
de la vivienda arrendada al nuevo sistema habitacional de las llamadas
colonias proletarias. Obviamente, esta etapa tiene que considerarse
de transici6n, pues si bien la expansion de las colonias proletarias regis-
tr6 un indice de crecimiento mas alto que la vivienda arrendada, se en-
cuentra aun muy lejos de alcanzar su importancia cuantitativa.
Este cambio se debio en gran medida a una serie de fenomenos que lle-
gan aparejados con la nueva etapa historica: crecimiento industrial, gran-
des migraciones campo-ciudad, transformaci6n de la estructura urbana
interna, etc. Pero tambien se nutre de la herencia cardenista. En efecto,
las colonias no eran ninguna novedad y el fraccionamiento de la propie-
dad latifundista aledafia a las ciudades y su conversi6n a propiedad eji-
dal abri6 las puertas de las ciudades hacia la periferia.
La formacion de las nuevas colonias, sin embargo, comenz6 a regirse
por una Iogica acorde a su momento y a las nuevas tendencias de la
acumulacion capitalista: reproducci6n barata de la fuerza de trabajo
con beneficio para el capital industrial, reconcentraci6n de la propiedad

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I'OLITICA Y VIVIENDA 835

del suelo en manos de nuevos grupos econ6micos y del Esttado, crea-


ci6n de fraccionamientos clandestinos, etc. Esta logica tambien deter-
minara la aparici6n de nuevas contradicciones, asignara las funciones
de sus protagonistas e incubara la formaci6n del movimiento de colonos.
Al igual que en el caso de los inquilinos, los colonos nunca constituye-
ron un sector socialmente homogeneo, punto que introducia una diver-
sidad de intereses y por lo tanto de posturas en su interior. Pero a dife-
rencia de los primeros, experimentara contradicciones estructurales con
el Estado en su calidad de propietario del suelo urbano. Obviamente,
las relaciones entre el Estado y los colonos distaran de ser lineales. Lo
demuestra tanto su incorporacion a la CNOP en 1944, como los enfren-
tamientos de finales de la decada, cuando la represion sobre los colonos
adquiri6 dimensiones considerables.

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