Honey Manual-de-Estilos-de-Aprendizaje
Honey Manual-de-Estilos-de-Aprendizaje
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1. INTRODUCCIÓN
Desde tiempos antiguos ya Aristóteles recomendaba a los oradores el “estudio de su audiencia”, de este modo
reconocía que para hacer efectivo un discurso es necesario conocer las características de quien se tiene al
frente. Todo docente, en mayor o menor medida, trata de conocer a su “público”, ya sea mediante lo que
puede observar de él o bien por medio de la información que extrae de su interacción educativa. El
conocimiento disponible en la actualidad nos permite obtener información más precisa sobre la forma en que
aprenden nuestros estudiantes, aún antes de comenzar a relacionarnos con ellos, lo cual puede repercutir
favorablemente en la eficiencia del proceso de aprendizaje.
En los años 70 se estudiaron los rasgos de los alumnos especialmente destacados y se dieron cuenta que sus
estrategias de estudios eran muy variadas e incluso contradictorias entre sí, lo que ayudó a comprender que
cada estudiante posee ciertas características que le son propias a las cuales tiende en forma natural al
momento de verse enfrentado a nuevos aprendizajes y que estas manifestaciones se deben a disposiciones
naturales, a resultados de experiencias y aprendizajes pasados. Estas disposiciones las conocemos como
Estilos de aprendizaje.
Alonso, Gallego y Honey (2007) autores del cuestionario CHAEA para medir los Estilos de aprendizaje, señalan
que en general los estilos en educación se refieren a “diferentes comportamiento reunidos bajo una sola
etiqueta” (p.43). Son útiles para analizar y catalogar los mismos pero también revierten el peligro de la
simplificación o mera “chapa”. Teniendo esto en consideración, se ha corroborado el aporte que para el
proceso de enseñanza-aprendizaje revierte tener estos estilos presentes, los que se manifiestan a través de
rasgos visibles que dan cuenta de procesos más profundos del sistema del pensamiento y de los mecanismos
que utilizan los seres humanos para contactarse con la realidad.
En otras palabras, los Estilos de aprendizaje son una herramienta docente para acceder a
aquellos lugares del pensamiento humano donde ocurre el aprendizaje.
Los mismos autores señalan los Estilos de Aprendizaje como una vía de individualización del mismo, “El
docente sería capaz de realizar el ajuste de la ayuda pedagógica conociendo el Estilo de Aprendizaje de sus
alumnos” (p.52). Es importante señalar que no se pretende la acomodación de la enseñanza para todos los
alumnos en todas las ocasiones. Esta adecuación siempre debe ser en función de los objetivos pedagógicos
que se persigan.
• Las modalidades sensoriales preferidas que cada individuo utiliza para captar y organizar la
información (visual, auditivo, kinestésico).
• Los rasgos afectivos referidos a la motivación y expectativas condicionan significativamente el
aprendizaje.
• Los rasgos fisiológicos, referidos a las teorías neurofisiológicas del aprendizaje.
El proceso de recolección de información acerca del estudiante debe ser permanente y mediante
diversos mecanismos, siendo relevante señalar que ningún instrumento entregará por sí solo el
diagnóstico completo de todos los factores que influyen en como un alumno aprende.
El conocimiento sobre Estilos de aprendizaje está enmarcado dentro de los esfuerzos por generar alumnos
con capacidades de aprender a aprender. Alonso, Gallego y Honey (2007) entienden por aprender a aprender
“el conocimiento y destreza necesario para aprender con efectividad en cualquier situación en que uno se
encuentre” (p.54).
Alonso, Gallego y Honey (2007) comparten la definición que realiza Keefe (1988) para estilos de aprendizaje,
entendiéndolos como “los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos, que sirven como indicadores
relativamente estables de cómo perciben los aprendices, interaccionan y responden a sus ambientes de
aprendizaje” (p.48). Comprender estos estilos ayuda significativamente a optimizar el proceso de enseñanza,
sin perder de vista que el ideal del aprendiz es aquel que es capaz de utilizar cada estilo según la tarea lo
requiera, por tanto más allá de su inclinación natural, cada estudiante debiera procurar desarrollarlos todos o
la mayoría.
Los estilos de aprendizaje de estos autores están basados en la teoría de aprendizaje de David Kolb que otorga
centralidad a la experiencia de aprendizaje, entendiéndola como toda la serie de actividades que permite
aprender. Señala el aprendizaje como el proceso circular mediante el que se construye el conocimiento,
procesando las experiencias y otorgándoles sentido. Proponen un modelo donde este proceso se ejecuta,
idealmente, en 4 etapas. En cada una de ellas se verán involucradas actividades de aprendizaje de percepción
(como se capta la información del medio) y de procesamiento (como se elabora y transforma en significativa
la información).
Estas 4 etapas dentro del proceso de aprendizaje sintetizadas por Gómez (s.f.) son:
• Experiencia concreta
• Observación reflexiva
• Conceptualización abstracta
• Experimentación activa.
Según Alonso, Gallego y Honey (2007) las personas se concentran más en distintas fases de este ciclo,
sintetizando los distintos estilos del siguiente modo:
• Activos
Presentan fuerte inclinación por sumergirse en nuevas experiencias, sin
prejuicios y con gran entusiasmo, por lo cual suelen tener días cargados de
actividades. Son personas que gustan de vivir el presente, se cansan de los
plazos largos, son de mente abierta y manifiestan confianza en lo que está
por venir. Una vez que baja la motivación inicial por una nueva experiencia
comienzan a buscar involucrarse en otra. Creen que todas las actividades vale
la pena intentarlas al menos una vez. Son personas sociables que se
encuentran al centro de todas las actividades.
• Reflexivos
A los reflexivos les gusta primero observar las situaciones antes de actuar.
Son buenos para reunir datos, examinándolos detenidamente antes de sacar
conclusiones, siendo capaces de considerar distintos puntos de vistas frente
a un mismo fenómeno. Pueden generar gran cantidad de ideas, muchas veces
originales. Son personas cautas, buenas para observar y escuchar sin
intervenir, habilidades que utilizan para asimilar información. Crea a su
alrededor un aire ligeramente distante y complaciente.
• Teóricos
Se caracterizan por comprender la información a través de su organización e
interpretación lógica y precisa. Como la organizan, son capaces de manejar
gran cantidad de información. Se sienten más cómodos con las teorías o
modelos que con los enfoques prácticos. Tienden a ser personas pacientes,
observadoras, perfeccioncitas, racionales y reflexivas.
Poseen un sistema profundo de pensamiento para principios, teorías y
modelos.
Son buenos para definir y delimitar problemas, organizar la información
observable, planificar por etapas lógicas y desarrollo de hipótesis. No se
sienten cómodos con lo subjetivo, la incertidumbre y con lo relacionado con
las personas.
• Pragmáticos
Les gusta entender la utilidad de lo que aprenden y se destacan por llevar a
la práctica sus ideas. Muestran inclinación hacia los hechos, los resultados y
la innovación. Son fuertes en detectar y resolver problemas, así como en
tomar decisiones en general, logrando encontrar lo positivo en lo nuevo y
arriesgándose a experimentar. Suelen actuar rápidamente y con seguridad
cuando una idea les parece atractiva, perdiendo la paciencia frente a personas
o procesos más teóricos.
Alonso, Gallego y Honey (2007) complementan la propuesta de Kolb generando mayor detalle en los
descriptores de cada estilo basados en las acciones visibles de los individuos, amplían las variables incluidas
en el cuestionario original para medir los estilos de aprendizaje y señalan este cuestionario (CHAEA) como
una herramienta de diagnóstico inicial al cual debe seguir un plan de mejora.
A continuación se sugieren metodologías activas específicas que favorecen a los estudiantes que tengan
preferencia ALTA o MUY ALTA por determinados estilos de aprendizaje.
Es importante tener en consideración que el ideal del aprendiz es aquel que es capaz de utilizar cada estilo
según la tarea lo requiera, por tanto más allá de su inclinación natural, es beneficioso incentivar que cada
estudiante desarrolle también aquellos estilos que no le son tan innatos, a través de múltiples metodologías
activas.
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