La Celestina - Fernando de Rojas

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La Celestina, a caballo entre el siglo XV y el XVI, tiempo de transformación social y económica y

en que batallaban dos concepciones distintas del mundo: la vieja mentalidad medieval, con su
visión teocéntrica de la vida y su rigurosa moral cristiana, colisionaba con las nuevas ideas del
humanismo, corriente que situaba al hombre en el centro del universo y recuperaba la cultura
grecolatina. En los tiempos en que se escribió La Celestina, España padecía una drástica
persecución religiosa: en 1478 se había creado la Inquisición y en 1492 se expulsó a los judios.
La Celestina fue originalmente conocida como Comedia de Calisto y Melibea y en origen, se
publicó de manera anónima, si bien unas octavas incluidas en las ediciones del libro a partir de
1500 nos revelan a quién hay que atribuirlo. Son octavas acrósticas y dice: “El bachiller
Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea y fue nascido en La Puebla de
Montalbán”. Es muy posible que Rojas tuviera ascendencia judía ya que es llamado converso en
varios documentos. En 1488 ingresó en la Universidad de Salamanca para estudiar Derecho y
hacía 1500 alcanzó el título de bachiller.
Los versos acrósticos no dicen que Rojas escribiera la obra al completo, sinó que la acabó. La
obra es fruto de dos creadores distintos. El propio Rojas explica que se encontró en Salamanca
un manuscrito del acto primero de la obra y que decidió proseguirla. Es ignorado quien escribió el
primer acto. Algunos se lo atribuyen a Juan de Mena, otros a Rodrigo Cota, pero sin embargo, ni
el estilo de Mena ni el de Cota se parecen al del primer acto de La Celestina así que el misterio
sigue sin resolver. Rojas publicó dos versiones distintas de La Celestina:
● Comedia de Calisto y Melibea, con 16 actos y publicada hacia 1499.
● Tragicomedia de Calisto y Melibea, con modificaciones varias, 5 actos más y publicada
entre 1500 y 1502.
La obra suscita opiniones muy diversas al ser publicada por primera vez y por ello Rojas nos deja
un interesante prólogo en su segunda edición. En éste defiende los cambios introducidos en la
segunda edición y explica porque concibe el término tragicomedia, debido a los detractores de
llamarla comedia teniendo un final trágico. También advierte que él es un mero estudiante de
leyes, buscando la benevolencia al ser leído. Además, Rojas tampoco concibió la obra para ser
representada sino para ser leída en voz alta.
La Celestina se halla a camino entre dos géneros literarios: la novela y el teatro. Mezcla
recursos y estructuras de ambos estilos. Sigue el modelo de las llamadas comedias humanísticas,
inspiradas en las comedias de la antigüedad romana que se escribieron en la Italia del siglo XV.
De todas maneras, también se aleja en ciertos aspectos de las comedias humanísticas, por
ejemplo, mientras estás acaban en finales felices, La Celestina tiene un desenlace trágico
heredado de la novela sentimental. Aunque la Celestina no tiene la típica estructura ternaria de un
drama clásico, en la obra se pueden distinguir tres fases esenciales. En el Acto I se expone el
planteamiento. Entre los actos II y XII se desarrolla el nudo de la acción. En los actos XIX y XX
culmina el desenlace final.
El tema central de La Celestina es la fuerza arrolladora de la pasión amorosa. Todos los
personajes de la obra se rinden al poder de la lujuria. Rojas presentó sin tapujos las relaciones
sexuales. Cervartes dijo que La Celestina era un libro divino, si encubriera más lo humano. Sin
embargo, la intención de Rojas o era regodearse en lo erótico, sino reflejar con rudeza la realidad
del sexo para denunciar a los locos enamorados que se dejan vencer por su desordenado apetito
carnal. De todas las pasiones que se retratan en La Celestina, la más decisiva es la que une a
Calisto y Melibea. En tiempos de Rojas, el amor se consideraba una locura derivada de una
inflamación del cerebro.
En general, La Celestina debe interpretarse como una parodia del amor cortés, donde el
enamorado convertía a su amada en el eje de su vida, la idealizaba hasta divinizarla, cuidaba de
su honra por encima de todo y se subordinaba a ella como siervo a señora feudal. Así sucede
también en la Cárcel de Amor de Diego de San Pedro. En La Celestina, Calisto convierte a
Melibea en su dios, pero utiliza el amor cortés en un disfraz para satisfacer sus deseos carnales.
Calisto se comporta a menudo de forma ridícula: maniático, caprichoso, intempestivo y cobarde. Al
final, Melibea se entrega al loco amor, lo que conducirá a una gran desgracia, una desgracia que
se podría haber evitado a través del matrimonio, algo que ni Calisto ni Melibea se plantean. Y es
que el amor cortés se sustentaba en relaciones extramatrimoniales, no se relacionaba amor con
matrimonio, ya que las parejas se casaban por intereses económico-sociales.
La Celestina tiene un profundo sentido cristiano, así que dado el comportamiento de los
personajes, es lógico que Rojas los condene a sufrir y perecer. En aquella época se entendía la
fortuna como una rueda que subía y bajaba a los seres humanos, tan pronto te subía a la cima de
la prosperidad como te condenaba a la desgracia. En La Celestina, después de que Calisto
alcanza la gloria sexual junto a Melibea, éste sufre una caída por una escalera que le provoca la
muerte. Una caída en sentido real y metafórico, símbolo de su caída moral.
Es también muy interesante como Rojas, a través de Melibea, nos da a entender que la falta de
libertad de la mujer tiene mucho que ver en sus problemas personales. Melibea dice: ¡Oh género
femenino, apocado y frágil! ¿Por qué las mujeres no pueden descubrir su ardiente amor, como los
hombres? Da a entender que parte de la tragedia también se sostiene en el contexto social. Una
postura de acusada modernidad.
Dejando de un lado la pareja protagonista, el otro gran personaje de La Celestina es la propia
alcahueta. Una anciana vivaracha que comercializa con la sexualidad. Inteligente, astuta, cínica y
capaz de disimular sus malas mañas bajo una capa de piedad y buena fe. Con una prodigiosa
habilidad verbal se aprovecha de todo el mundo para su propio provecho. Se configura como un
personaje muy inmoral.
La Celestina también nos acerca a conocer el mundo de la prostitución de finales de XV,
cuando los poderes públicos favorecian medidas para controlar dicha actividad, con el doble
proposito de participar de la riqueza y mantener bajo control la practica. La prostiitución se
confinaba en burdeos públicos ubicados en las afueras de las ciudades. Fuera de estos burdeles
públicos, las prostitutas que ejercían lo hacían en la clandestinidad e ilegalidad y si eran pilladas
eran duramente castigadas. Por eso personajes como Celestina y Areusa toman muchas
precauciones para que sus actividades pasen desapercibidas. Rojas también denuncia las malas
artes de los criados (Sempronio y Pármeno) en busca de un beneficio propio, ansiosos de dinero
y codicia.
Rojas dotó a La Celestina de una clara intención didáctica y moral. La obra era una advertencia
del amor loco, las malas artes de las alcahuetas y los engaños de los criados. Rojas nos alerta del
riesgo de preocuparse tan solo por la satisfacción egoísta de los propios deseos. Nos muestra una
serie de personajes que al ceder a la lujuria y la codicia, acaban condenados a muerte. En este
sentido, el libro tiene un marcado regusto medieval, ya que está construido desde una visión
profundamente cristiana. Sin embargo, la obra también sintoniza con la renovación del
humanismo a través del hedonismo, la actitud individual de los personajes y la defensa de la
libertad de Areúsa y Melibea.
Es una obra a caballo entre dos estilos, sintetiza dos corrientes: la culta y la popular, que
confluyen en la literatura española a finales del siglo XV. Aparecen muchos elementos del habla
coloquial (vulgarismos, refranes, expresiones familiares…) y al mismo tiempo, Rojas echa mano
de un estilo retórico y recargado con expresiones latinizantes y sentencias eruditas. El autor
recurre en muchas ocasiones a la paronomasia (figura retórica que pone en contacto dos
términos fonéticamente casi idénticos).

PERSONAJES
● Calisto
● Melibea
● Celestina: la vieja alcahueta.
● Sempronio y Pármeno: criados de Calisto.
● Elicia: prostituta y criada de Celestina, prima de Lucrecia y se acuesta con Sempronio.
● Pleberio y Alisa: padres de Melibea
● Lucrecia: criada de Pleberio, Alisa y Melibea y prima de Elicia
● Areúsa: joven prostituta que se acuesta con Pármeno.
● Tristán y Sosia: otros criados de Calisto.

ACTO I
Calisto se enamora locamente de Melibea, ésta le rechaza. Sempronio, criado de Calisto, le
recomienda acudir a los servicios de Celestina, alcahueta y hechicera. Calisto accede y le manda
ir a buscarla. Calisto identifica a Melibea con dios: ¿Yo? Melibeo soy y a Melibea adoro, en
Melibea creo y a Melibea amo. Celestina llega a la casa acompañada de Sempronio y habla con
Calisto. Éste le acaba dando 100 monedas de oro.
ACTO II
Celestina se marcha de la casa y Calisto habla con su criado Sempronio y acuciado por la
impaciencia acaba mandándolo a casa de Celestina. Para no estar solo se queda con su otro
criado, Pármeno, quien por cierto, había servido a Celestina en su niñez. Calisto acaba enfadado
con Pármeno por la sinceridad de éste y se va a caballo de la casa.
ACTO III
Sempronio da alcance a Celestina y hablan acerca de Pármeno. Celestina dedica un sentido
lamento fúnebre (planta) hacia la madre de Pármeno. Ambos llegan a casa de Celestina y ésta se
pone a elaborar una poción de hechizo mientras invoca al diablo.
ACTO IV
Celestina habla consigo misma camino a casa de Pleberio, al llegar se encuentra con Lucrecia, la
criada, y charla con ella. Al oirlas, Alisa, madre de Melibea, hace entrar a Celestina y mantienen
una breve conversación. Alisa se va y Celestina se queda hablando con Melibea. Melibea se
enfada con Celestina cuando ésta le cuenta que ha ido a la casa para hablarle de Calisto. Melibea
se calma, pide perdón a Celestina por el enojo y le entrega un cordón para Calisto. Además, le
dice que se pase al día siguiente en secreto para recoger una oración para Calisto. Melibea da a
entender que está dispuesta a complacer a Calisto.
ACTO V
Celestina abandona la casa de Melibea en dirección a la de Calisto. Por la calle va hablando sola
hasta que se encuentra con Sempronio que quiere saber que había pasado. Celestina le dice que
aguante hasta llegar a casa de Calisto donde lo contará todo.
ACTO VI
Calisto recibe a Celestina y ésta le informa sobre la visita a Melibea y le entrega el cordón. Tras la
conversación Celestina marcha acompañada de Pármeno.
ACTO VII
Celestina y Pármeno salen de casa de Calisto y se dirigen a casa de Areúsa, una bella prostituta
de quince años. Celestina quiere que Pármeno cambie su actitud hacia ella y hacia Sempronio.
Pármeno le demanda disculpas a Celestina por su actitud. Celestina entra en la casa de Areúsa
para convencerla de que se acueste con Pármeno, como parte del trato para que éste se deje
llevar por el trato en contra de su amo Calisto y se lleve bien con Sempronio. Areúsa al principio
se resiste y Pármeno tiene vergüenza. Finalmente los dos jóvenes se quedan en la cama y
Celestina se va. Celestina llega a su casa y Elicia le echa la bronca por llegar tan tarde y
mantienen una pequeña conversación sobre volver a “virgar” a una joven.
ACTO VIII
Pármeno y Areúsa despiertan con el sol tras dormir poco. Pármeno sale hacia casa de su amo y
quedan ambos en tornar a verse. Pármeno va contento por la calle y se encuentra con Sempronio
en la puerta de la casa de su amo. Los dos criados sellan la paz y amistad. Los dos criados
acuden juntos a ver que hace Calisto, quien está cantando de manera enajenada y no se deja
aconsejar por los criados.
ACTO IX
Los dos criados van a casa de Celestina charlando sobre ella. Cuando llegan se sientan los dos
criados a la mesa con Celestina y las dos prostitutas, Elicia y Areúsa. Elicia está enfadada con
Sempronio y discute con él. Todos hablan sobre Calisto y Melibea. Finalmente llega a la casa
Lucrecia, la criada de Melibea, con mensaje de su ama para que Celestina vaya a devolverle el
cordón y a verla.
ACTO X
Celestina llega a casa de Melibea y habla con ésta. Melibea le confiesa que desea a Calisto.
Celestina queda con Melibea en concertarle una cita con Calisto. Al salir de la casa, Celestina se
encuentra con Alisa, la madre de Melibea, quien desconfía enormemente de la alcahueta.
ACTO XI
Celestina va por la calle alegre tras salir de la casa de Melibea y ve a Sempronio y a Pármeno y
decide ir hacia ellos. Éstos van hacia la iglesia de la Magdalena en busca de Calisto, quien lleva
dentro de la iglesia rezando mucho tiempo. Celestina entra en la iglesia en busca de los criados y
al encontrarse también con Calisto le dice que hay buenas noticias. Salen de la iglesia charlando
sobre Melibea y el acceso de ella al encuentro amoroso. Calisto le regala a Celestina una cadena
de oro y los criados piensan en repartir el botín. Tras el encuentro, Celestina va a su casa
ACTO XII
Como estaba acordado, Calisto acompañado de sus criados van, armados y acorazados, a casa
de Melibea a medianoche. A las doce, Calisto se acerca a la puerta de la casa de Melibea. Sus
criados, temerosos, vigilan con recelo desde lejos. Calisto y Melibea charlan a través de la puerta
de casa de la jóven. Melibea disuade a Calisto de romper la puerta y le emplaza a visitarla al día
siguiente. Los criados escuchan ruidos y salen corriendo en huida, finalmente avisan a su amo de
que se acercan los hombres del alguacil. Los tres vuelven a su casa y en ella, Calisto va a
descansar. Los criados al quedarse solos deciden ir a casa de Celestina a cobrar su parte de la
cadena de oro que Calisto le había dado. Los criados y Celestina discuten por el dinero y éstos
acaban matándola con una espada. Los criados abandonan la casa por la ventana huyendo del
alguacil.
ACTO XIII
Calisto despierta en su lecho, descansado y con ánimo alegre y pensando en Melibea. Llama a su
criado Tristan para que avise a Sempronio y Pármeno. Tristan vuelve a la habitación de Calisto
diciendo que los mozos no están en la casa. Tristán sale a la calle y escucha ruido desde el
mercado y ve a lo lejos a Sosia, otro mozo de Calisto, que llega desde allí. Sosia llega llorando y
le cuenta a Tristán que Pármeno y Sempronio acaban de ser degollados. Ambos criados entran en
la habitación de Calisto y lo despiertan para contarle lo sucedido. Calisto despide a los criados y a
solas lamenta su infortunio.
ACTO XIV
Melibea espera a Calisto en el huerto a la hora convenida el día anterior pero como Calisto llega
tarde, la muchacha empieza a preocuparse. Calisto llega a la tapia del huerto acompañado por
sus criados Sosia y Tristán y pasa al otro lado gracias a una escalera. Tras una breve
conversación, Melibe y Calisto hacen el amor y mientras ellos yacen, los criados lo escuchan. Tras
el acto, Melibea empieza a arrepentirse pero le así todo, le dice a Calisto que vuelva la noche
siguiente. Calisto se va de la casa escoltado por sus criados. Al llegar a casa, Calisto se queda
solo en su habitación y comienza a hablar solo y a culparse por no salvar a Sempronio y Pármeno.
Por la ventana, los criados ven pasar a Elicia, de luto, hacia la casa de Areúsa.
ACTO XV
Elicia llega a casa de su prima Areúsa, la cual está discutiendo con un rufián de nombre Centurio,
quien al oír la puerta decide irse de la casa. Elicia le cuenta a Areúsa la muerte de Celestina y los
dos criados y cómo éstas habían ocurrido. Areúsa anima a Elicia y le propone ir a vivir con ella,
aunque Elicia declina la invitación.
ACTO XVI
Pleberio y Alisa, los padres de Melibea, conversan sobre su hija y de la opción de casarla. En el
cuarto contiguo, Lucrecia les escucha mientras Melibea lee un libro. Melibea reafirma a Lucrecia
su amor hacia Calisto y su negativa a casarse.
ACTO XVII
Elicia decide dejar el luto, siguiendo el consejo de su prima Areúsa. También decide ir a ver su
prima para ver si ya ha visitado y hablado con Sosia. Elicia entra en casa de Areúsa. Justo en ese
momento aparece Sousa por lo que Elicia se esconde. Areúsa recibe al criado con muchos
halagos. Areúsa acaba sonsacando a Sosia, bajo promesa de yacer con él, cuando y donde se
verá Calisto con Melibea.
ACTO XVIII
Elicia y Areúsa van a casa del rufián Centurio con la idea de que éste vengue las muertes de
Celestina y los criados matando a Calisto. Calisto dice que sí pero empieza a poner excusas.
Finalmente promete a los dos chicas que si le matará, pero al quedarse solo comienza a pensar
excusas para no cumplir lo prometido. Por cierto, Centurio es manco de la mano derecha.
Finalmente decide delegar el encargo en Traso, el cojo
ACTO XIX
Calisto va al huerto de Melibea acompañado de Sosia y de Tristán. Sosia, por el camino, le va
contacto a Tristán lo sucedido con Areúsa, que ella accedió a ser suya. Tristán le aconseja tener
cuidado y le advierte que los ofrecimientos de la muchacha eran falsos. Al llegar al huerto, Calisto
ordena a los mozos que coloquen la escalera con la que contaban. Al otro lado espera Melibea
acompañada de Lucrecia cantando. En lo alto de la tapia, embelesado por el canto y lleno de
pasión, Calisto no puede contenerse e interrumpe la canción. Melibea al descubrirlo le dedica
bonitas palabras. Lucrecia ayuda a Calisto a quitarse la armadura y excitada lo abraza con lo cual
Melibea se acerca y la aparta. Melibea y Calisto hacen el amor bajo la mirada envidiosa de
Lucrecia. Al otro lado del muro comienzan alborotos y se oye la voz de Sosia, Calisto decide saltar
el muro en su ayuda. Cuando Calisto llega a lo alto del muro, Tristán le dice que ya había acabado
todo pero Calisto se cae de lo alto de la escalera y acaba muriendo. Los criados gritan tristes la
muerte de su amo y Melibea al darse cuenta al otro lado del muro también se siente desdichada y
comienza a lamentarse y arañarse. Lucrecia lleva a Melibea a su cuarto.
ACTO XX
Lucrecia alarma a los padres de Melibea, Pleberio y Alisa, de que a la muchacha le ha apoderado
un mal. El padre intenta que la hija le cuente sus males e intenta consolarla. Melibea le dice al
padre que traiga algún instrumento musical de cuerdas para aliviarla. Pero al salir su padre del
cuarto, la muchacha va hacia la torre de la azotea y decide lanzarse al vacío. Tras hablarle a su
padre desde lo alto de la azotea, Melibea se tira y muere.
ACTO XXI
Pleberio vuelve a la habitación llorando y muestra a su mujer el cuerpo de la hija hecho pedazos
depositandolo en la cama. Pleberio realiza su dolorido planto* concluye la tragicomedia.

Planto: discurso fúnebre que suele empezar con un dolorido lamento, sigue el elogio del muerto y
acaba con consideraciones sobre la Fortuna, los engaños del mundo, el destino mortal de los
hombres, etc.

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