0 - Lecturas Barroco
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Era un niño muy precoz, leía latín y castellano a los cinco años. A la misma edad compone versos.
Estudió en el prestigioso Colegio imperial de los jesuitas, según el testimonio del propio Lope, a los
doce escribe comedias. Su gran talento le lleva a la escuela del poeta y músico Vicente Espinel, en
Madrid. Cursa después cuatro años (1577-1581) en el Colegio de los Manriques de la Universidad de
Alcalá, pero no logra ningún título, quizá por su conducta desordenada y mujeriega. En 1580 el Lope se
hallaba amancebado con María de Aragón, la Marfisa de sus versos, de la que tuvo al año siguiente a
su primera hija, Manuela. Sus protectores dejan de costearle los estudios y Lope no consigue el grado
de bachiller. Para ganarse la vida tiene que trabajar como secretario de aristócratas y prohombres, o
escribiendo comedias y piezas de circunstancias. En 1583 se alista en la marina y pelea en la batalla
de la Isla Terceira a las órdenes de su futuro amigo Álvaro de Bazán.
En 1583 conoce a Elena Osorio, su primer gran amor, la Filis de sus versos. Separada entonces de su
marido, Lope estuvo cuatro años con ella y pagaba sus favores con comedias para la compañía del
padre de su amada, el empresario teatral Jerónimo Velázquez. Pero Elena, en 1587, aceptó entablar
por conveniencia otra relación con el noble Francisco Perrenot Granvela. Un despechado Lope de Vega
hizo entonces circular contra ella y su familia unos libelos que le llevaron a juicio y a una condena de
destierro, 2 años de Castilla y 8 años de Madrid. Denunció la situación en su comedia Belardo furioso y
en una serie de sonetos y romances pastoriles y moriscos. Elena Osorio fue el primer gran amor
frustrado de Lope, y por ello, recorre como secuela toda su obra. Tiene su cierre en la obra final de La
Dorotea (1632), el último eslabón del género celestinesco.
Después, se enamora de Isabel de Alderete y Urbina, hija del pintor del rey Diego de Urbina, con quien
se casó el 10 de mayo de 1588 tras raptarla con su consentimiento. En sus versos la llamó Belisa. Ese
mismo año se alista en Lisboa en la Gran Armada o Armada Invencible. Tras el desastre militar, se
instala en Valencia con su mujer. Aprendió a desobedecer la unidad de acción narrando dos historias en
vez de una en la misma obra, el llamado imbroglio italiano. Tras cumplir los dos años de destierro del
reino, Lope se trasladó a Toledo en 1590. En Alba de Tormes vivió entre 1592 y 1595 al servicio del
duque de Alba.
En diciembre de 1595 cumplió los 8 años de destierro de la Corte y regresó a Madrid, pero ya viudo. En
1596 fue procesado por amancebamiento con la actriz viuda Antonia Trillo. En 1598 se casó con Juana
de Guardo. Se estableció en Toledo por segunda vez, desde agosto de 1604 a 1610, con su mujer
legítima por un lado, y su amante Micaela de Luján (Celia o Camila Lucinda) e hijos (5 en total) por el
otro, con quien mantuvo relaciones hasta 1608. En 1606 su mujer Juana Guardo dio a luz a Carlos
Félix, un hijo muy querido de Lope. En septiembre de 1610 vuelve a Madrid.
Lope de Vega hizo gala de una firmeza de voluntad poco común y tuvo que trabajar muchísimo,
prodigando una obra torrencial consistente, sobre todo, en poesía lírica y comedias, impresas estas
muchas veces sin su venia, deturpadas y sin corregir. A los treinta y ocho años pudo al fin corregir y
editar parte de su obra sin los errores de otros. Como primer escritor profesional de la literatura
española, pleiteó para conseguir derechos de autor sobre quienes imprimían sus comedias sin su
permiso. Consiguió, al menos, el derecho a la corrección de su propia obra.
En 1609 leyó y publicó su Arte nuevo de hacer comedias, obra teórica de carácter capital, contraria a
los preceptos neoaristotélicos (unidad de acción, lugar y tiempo). Lope, a pesar de sus pasiones y
amoríos, fue un ferviente religioso. En 1609 ingresó en la Congregación de Esclavos del Santísimo
Sacramento y en el Oratorio del Olivar fundado por el Caballero de Gracia. En 1611 ingresó en la Orden
Tercera de San Francisco. Fue nombrado familiar de la Inquisición en 1612. Ese mismo año, muere
Carlos Felix y en 1613, muere Juana a causa de sobreparto. En 1614 se ordenó sacerdote. Las rimas
sacras vienen a ser una expresión sincera de la profunda religiosidad de Lope. La época que auspició
la ordenación sacerdotal de Lope de Vega fue de una profunda crisis existencial, impulsada quizá por la
muerte de parientes cercanos.
Con 55 años, conoce a su último gran amor, Marta de Nevares (Amarilis o Marcia Leonarda), una
joven de 26 años. Un escándalo que cundió por la corte. Marta perdió la vista y la cordura y acabó
muriendo en 1632. Los últimos años de Lope fueron infelices. El Conde-Duque de Olivares lo ignoró por
haber servido al Duque de Lerma y por ser secretario de Sessa (caído en desgracia) unido a las
calaveradas privadas de Lope. Palacio desestimaba sus pretensiones de cargos, honores y prebendas,
pues Olivares quería moralizar las costumbres después de la desenfrenada corrupción del reinado de
Felipe III. Lope de Vega murió el 27 de agosto de 1635 y sus restos se depositaron en la iglesia de San
Sebastián de Madrid.
Lope de Vega plasma su gran furia imaginativa en literatura. La crítica ha admirado no tan sólo la
extensión de su obra, la variedad de erudición, el sinnúmero de referencias, el decoro a la hora de
encadenarse, sino también la gran sabiduría literaria y crítica.
En la poesía morisca de Lope, algunos de los temas más recurrentes son el destierro propio o
figurado (algo que el autor vivió en sus propias carnes) o las relaciones amorosas tumultuosas vividas
con Elena Osorio y el proceso legal que les siguió (Zaide y Zaida). La moda del romancero morisco fue
sustituida por la pastoril, aunque hubo un tiempo de convivencia de ambas. Lope se valió de la forma
del romance para incardinar su propia vida amorosa bajo un disfraz morisco o pastoril. Dentro del
romancero pastoril sobresalen los ciclos en torno a Belardo, Filis y Belisa. Siguen destacando las
referencias personales, sus amores con Elena Osorio (Filis) o su matrimonio con Isabel de Urbina
(Belisa). Todos estos romances lograron una popularidad enorme y se divulgaron copiosamente. Fueron
escritos entre 1585 y 1609.
Entre 1598 y 1609 Lope escribe y publica Rímas, una colección de 200 sonetos donde, entre otros
temas, encontramos los conflictos amorosos, el motivo pastoril, los temas mitológicos (mito de Dafne
ninfa perseguida por Apolo y convertida en Laurel y símbolo de fama y victoria), las ruinas (paso del
tiempo y amor no correspondido). Aparecen sonetos dedicados a Lucinda (Micaela de Luján). A partir
de este momento, hay un cambio en la vida de Lope. Rompe la relación con Micaela y se establece en
el hogar familiar de Madrid. Aparecen sus primeros textos religiosos, los Cuatro soliloquios (1612),
ampliados en 3 más en 1626, se tratan de reflexiones interiores de un Lope que quiere apartarse de sus
vicios y comenzar vida nueva. Muere Juana de Guardo en 1613 y su hijo Carlos al año siguiente.
Escribe sus Rimas Sacras (1614) es el texto fundacional de la lírica religiosa del siglo XVIII. Único e
irrepetible, se trata, al igual que las Rimas previas, de una miscelánea en cuanto a formas, géneros y
motivos. Predominan los sonetos (100), aunque también hay romances en torno a la Pasión (19), la
elegía fúnebre a su hijo Carlillos, idilios, glosas, canciones, epístolas y un poema heroico escrito en
octavas. De sentido ascético, bíblico y teológico. El yo lírico se figura de rodillas ante una cruz y
abrumado por el peso de sus pecados. Escritas en su mayoría en primera persona, se clasifican en tres
grupos: introspectivos, penitenciales y hagiográficos (historia de santos). En 1621 aparece La Filomena
donde destacan sus epístolas. En 1624 aparece el volumen misceláneo La Circe. A los diez años de
sacerdocio, en 1625, Lope pública Triunfos divinos, poesía sagrada dedicada a la condesa de Olivares
y como instrumento para acercarse al poder político y eclesiástico.
En 1630 y con sesenta y ocho años, Lope pública Laurel de Apolo, con Marta de Nevares (Amarilis)
como su nuevo nervio lírico y escrito en silvas. En 1632 aparecen La Égloga a Claudio, Huerto
deshecho y La Dorotea. El último se trató de un texto en prosa dialogada en el que insertó una variada
antología poética, de las cuales destacaron A mis soledades voy y Pobre barquilla mía. En 1634 se
publicó Rimas humanas y divinas del licenciado Burguillos, el último poemario que Lope verá en
vida y con la estructura habitual de los cancioneros lopescos: un cancionero petrarquista formado
mayoritariamente por sonetos y con una excepcional epopeya cómico-burlesca, La Gatomaquia, en
siete silvas. En 1637, con Lope ya muerto, vió la luz La vega del Parnaso con obras de muy distinto
calado, intención e importancia.
Se dió a conocer primero como poeta a partir de 1620. Participó en justas poéticas, publicó poemas
preliminares para varios autores y panegíricos para Lope de Vega y Juan Pérez de Montalban
(panegírico: discurso o sermón en alabanza de algo o de alguien). Para 1632 ya era conocida como
escritora y poeta y fue alabada por Lope de Vega, Perez de Montalban y Alonso de Castillo Solorzano.
La editio princeps de su obra más conocida e importante, Novelas amorosas y ejemplares, es de 1637
(Zaragoza, imprenta de Pedro Esquer).
Análisis De La Obra
En el contexto de Zayas y su obra hemos de tener en cuenta:
- El contexto patriarcal occidental, basado en el argumento aristotélico basado en la ley natural,
o la justificación en la ley divina de la Biblia y Adam y Eva. La inferioridad de la mujer se basa en
teorías filosóficas, teología y pseudocientíficas.
- El contexto de la España Imperial.
- El contexto feminista. El feminismo de Zayas es un tema debatido.
- Novelas urbanas y “contemporáneas” a Zayas.
Algunas de las características principales de las Novelas amorosas y ejemplares son,
- El contexto del género, la novela corta. La novela corta se establece como género en España
con las novelas ejemplares de Cervantes en 1613, las cuales, a su vez, beben de las nouvelle
de los escritores italianos como el Decamerón de Bocaccio. Las novelas de Zayas aportaron una
nueva perspectiva al género, si la novela más culona acaba con el final feliz del matrimonio, la
de Zayas acaba con un final trágico. En las novelas de Zayas se recrea con dureza el papel del
marido y en vez de suprimir la sexualidad femenina, la despliega con creces.
- Los prólogos, ausencia del topos humilitatis (tópico de humildad), rechaza la convenció de
humildad y expone la audacia de escribir y publicar siendo mujer. Zayas hace un alegato por el
derecho de la mujer a la creación literaria. Además del prólogo de Zayas, hay otro prólogo
anónimo de un amigo.
- En la introducción, la narradora presenta a los personajes mediante una jerarquía de atributos.
- Las maravillas, Zayas desdeña el término de novela y prefiere usar el de maravilla por cuatro
razones: maravilla corresponde a la estética de la época del principio del admirativo (admiración
que ha de causar la obra en el lector); posiblemente, Zayas veía el término novela como
desprestigiado y ligado al desengaño; con maravilla también quiso describir las acciones
heroicas de las protagonistas y en cuarto lugar, realzar la ejemplaridad de las narraciones.
- En el marco y niveles narrativos, Zayas emplea un marco integrador no italianizante.
- Tono pesimista, destaca el desengaño, el desencanto y el resentimiento.
- Personajes estereotipados y planos. El galán como sujeto y la dama como objeto, aunque en
Zayas se encuentran honrosas excepciones de mujeres-sujeto. El término virtud resume las
cualidades personales que adornan a los protagonistas: castidad y discreción para las damas,
valor y caballerosidad para los galanes. La brecha abierta en estas cualidades es el origen del
conflicto, pues el caballero, con engaños, consigue vencer la castidad de la dama, no tan
perfecta como debiera, por lo cual sobreviene la tragedia.
- Narración: atravesada por una fuerte voz narradora que da personalidad y viveza a lo escrito y
que es quizá su aportación más original a la historia literaria. El yo-narradora es la mejor y casi
única garantía de su escritura ya que, como le sucedió a Teresa de Jesús, otra mujer escritora
unos años anterior, es el único medio que le permite escribir desde su visión personal de mujer y
desde su verdad, bien diferente a la visión de la literatura masculina de la época.
- Marco narrativo: originado por una reunión casual en casa de Lisis, lo cual permite a los
participantes la narración sucesiva de varias novelas, según el sistema del Decamerón.
- Estilo: sencillo, en oposición al culteranismo sigue más el modelo de Lope. Uso constante de la
antítesis, la metáfora, la ironía, alusiones mitológicas, diálogos vivos y motivos folclóricos o
expresiones populares.
- Fuentes: sus principales modelos son Cervantes y Lope. También sigue a Bocaccio, Bandello o
Mateo Aleman.
Novelas amorosas y ejemplares es una colección de relatos que exploran las complejidades del amor,
el poder y la condición de la mujer en la sociedad. Originalmente, la obra iba a llamarse Honesto y
entretenido sarao. La obra comienza con una portada y las licencias y aprobaciones, continúan una
serie de poemas de exaltación a Zayas como el de Alonso de Castillo Solorzano. Posteriormente, los
prólogos escritos por Zayas y que tituló al que leyere y prólogo de un desapasionado. En “Al que
leyere” es la misma autora que se dirige al lector y se trata de una defensa de la mujer y de su
inteligencia. El segundo prólogo es un elogio a la escritora y a su obra.
Antes de comenzar las novelas hay una introducción donde se presenta el espacio, la lujosa casa de
Lisis, donde se reúnen cinco mujeres y cinco varones que serán los narradores de diez relatos
sentimentales, y en algunos casos también los protagonistas de las vivencias amorosas. El libro está
dividido en cinco noches. La primera noche Lisarda narra Aventurarse Perdiendo y Matilde La burlada
Aminta y venganza del honor; la noche segunda son dos caballeros los narradores: don Álvaro con El
castigo de la miseria y don Alonso con El prevenido engañado. La noche siguiente Nise relata La fuerza
del amor mientras que Filis cuenta El desengaño amando y premio de la virtud. En la cuarta noche don
Miguel y don Lope narran Al fin se paga todo y El imposible vencido. En la quinta y última noche los
narradores son un hombre y una mujer. Don Lope con El juez en su causa. Termina la madre de Lisis el
sarao con la novela El jardín engañoso.
Las Novelas
1 - Aventurarse perdiendo (narrada por Lisarda)
2 - Las Burlada Aminta y venganza del honor (narrada por Matilde)
3 - El castigo de la miseria (narrada por don Álvaro)
4 - El prevenido engañado (narrada por Alonso)
5 - La fuerza del Amor (narrada por Nise)
6 - El desengaño amando y premio de la virtud (narrada por Filis)
7 - Al fin se apaga todo (narrada por don Miguel)
8 - El imposible vencido (narrada por don Lope)
9 - El juez de su causa (narrada por don Lope)
10 - El jardín engañoso (narrada por Laura, madre de Lisis)
La novela picaresca fue publicada por primera vez en 1626 (Zaragoza), aunque circuló antes en copias
manuscritas, algunas de las cuales se conservan hoy en día. No se sabe exactamente cuando fue
redactada por Quevedo, con una horquilla muy variable según el crítico, entre 1603 a 1620. Quevedo,
para evitar problemas con censura e Inquisición, nunca aceptó la autoría de la obra y así y todo, fue
publicada en Zaragoza sin su permiso en 1626 por el librero Roberto Duport y, aunque esta impresión
no contó con el permiso del autor, en el título se le imputó su autoría. Quevedo siguió ignorando su
existencia, no incluyendo esta novela en el listado de sus obras que elaboró en 1640.
La novela, la única escrita por Quevedo, sigue la línea de la novela picaresca iniciada por el Lazarillo de
Tormes (autor desconocido). Así, cuestionando el determinismo al que apela el protagonista de Lazarillo
de Tormes, el de Quevedo es manifiestamente hijo de sus propias acciones y voluntad. El Buscón
responde a la perfección a las características esbozadas un siglo antes en el Lazarillo, pero incorpora
elementos que enriquecen la figura del pícaro y que contribuyen a que el género alcance su plenitud.
Más allá de la narración divertida, su lenguaje a veces nos resulta un tanto extraño (especialmente el
vocabulario procedente de los bajos fondos de la sociedad del siglo XVII) y que las imágenes que utiliza
Quevedo no siempre son fácilmente comprensibles. Pero esto es el Barroco y, más concretamente, esto
es el Conceptismo.
Estructura
La obra se divide en tres libros y cada uno de ellos consta de varios capítulos. El primer libro consta de
siete capítulos; el segundo consta de seis y el tercero de diez. La intención de la obra fue
fundamentalmente la de buscar un intenso efecto de comicidad. No pretende Quevedo destacar que
ciertas acciones son éticamente condenables y que traen como consecuencia el castigo sino, reír y
hacer reír con ellas. Aparecen muchas malas acciones que quedan sin castigo. No hay digresiones
moralizadoras, salvo la moraleja final: «nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de
vida y costumbres». Así, principalmente, pretende demostrar la imposibilidad de ascenso social por
parte de los que no dejan de tener una moralidad defectuosa.
Género
Se trata de una novela que sigue la línea del género picaresco, iniciado por el Lazarillo de Tormes en
1554, y, por tanto, responde a sus características genéricas. La narración se presenta en primera
persona, en forma de autobiografía. Sin embargo, se trata de una autobiografía ficticia, ya que su
auténtico autor no es el protagonista. En la obra, el protagonista parece contar su vida a alguien, como
si fuera una carta. La acción está protagonizada por un pícaro, personaje de origen económico y social
muy bajo, y cuya forma de actuar lo sitúa con frecuencia al margen de la sociedad (antihéroe).
La sátira se exagera en esta obra hasta el punto de ser una caricatura sangrienta, grotesca,
esperpéntica y con un tono de desengaño. Esta exageración es un rasgo típicamente barroco frente a la
visión del mundo idealizada que encontramos en el Renacimiento. La realidad es presentada con toda
su crudeza y exagerando sus rasgos más feos. Todo es extremado: lleva la suciedad hasta lo más
repugnante, la ironía al sarcasmo más brutal, el Dómine Cabra no es sólo pobre y miserable, es
“archipobre y protomiseria”. Trata a sus personajes con frialdad, sin compasión ni simpatía. Los
describe con los trazos más negros, exagerando sus deformidades físicas y morales. Acaban siendo
puras caricaturas. De esta manera, la obra muestra un tono humorístico y satírico. A través de las
aventuras del pícaro, que generalmente son divertidas, se lleva a cabo una crítica de los diferentes
estamentos sociales.
Estilo
En el Buscón, Quevedo combina a la perfección dos elementos fundamentales: la sátira humorística y
el ingenio conceptista. El autor muestra su enorme capacidad para manejar los significados, y de ahí
la abundancia de recursos retóricos de carácter semántico, y en especial de juegos de palabras.
Demuestra un alto dominio del lenguaje, no solo por lo ilimitado de su vocabulario, sino también por su
habilidad para jugar con él, forzando dobles significados y retorciéndolo. Utiliza un brillante estilo
conceptista, impropio del personaje que se supone que está narrando sus aventuras y desventuras en
primera persona. En su obra abundan los chistes macabros, las groserías, los juegos de palabras y los
dobles sentidos. El pícaro al ser un personaje de baja extracción social y desenvolverse generalmente
en ambientes degradados, el lenguaje que emplea es coloquial, imitando el habla cotidiana de la
época, dando verosimilitud a la autobiografía. También, hay quienes afirman que la brillantez de este
estilo conceptista resta verosimilitud a la historia, narrada en primera persona por alguien de baja
extracción social. Sin embargo, la historia es narrada por un Pablos adulto, del que únicamente
sabemos que en las Indias le fue mal, lo cual no significa que no adquiriera cultura, o al menos una
aceptable competencia lingüística, y además, en el siglo XVII todavía no había cuajado el concepto de
verosimilitud, tal y como se concibe a partir de finales del siglo XIX.
En la obra podemos encontrar el determinismo propio de la picaresca, por mucho que el protagonista
intente salir del círculo en que se encuentra y mejorar su posición social, las circunstancias siempre le
harán volver a él. Y es que sobre todo pesa su condición, heredada directamente de sus padres. Esta
evidencia de que, haga lo que haga, no podrá evitar su desventura, genera en el protagonista un
pesimismo vital. El mensaje que encierra la novela picaresca es moralizante: las malas conductas
generan malas consecuencias. No obstante, el Buscón presenta rasgos peculiares que hacen de esta
novela una obra sumamente original y sin duda la más perfecta muestra de su género.
Significado
El principal propósito de Quevedo con esta obra parece ser el de llevar a cabo es una sátira social, en
tono jocoso, apoyándose en las aventuras divertidas que le suceden a un pícaro, personaje que vive al
margen de la sociedad, como un parásito, pero siempre aspirando a integrarse en ella. Pablos procede
de una familia situada en una de las capas más bajas de la sociedad, y todo su afán es desvincularse
de sus orígenes y ascender en la escala social. Pero la forma que Pablos tiene de entender el ascenso
social resulta un tanto peculiar, pues, si bien rechaza los trabajos humildes, muestra cierta propensión a
introducirse en el mundo de la delincuencia, la pillería, la trampa, la mendicidad… lo que, en el fondo,
no supone ascender en la sociedad, sino ser un parásito de la misma y, por tanto, vivir al margen de
ella.
Para Quevedo, nadie puede ascender socialmente desde la vileza y presenta en la obra una visión
muy clasicista. Pablos cada vez que se ensalza queda humillado, sin embargo cuando acepta su papel
social o cuando se rebaja, las cosas le ruedan bien. En algunas de sus aventuras, Pablos se hace pasar
por caballero, con el fin de, al menos, aparentar lo que no consigue ser; pero siempre se produce algún
hecho que le delata (Quevedo parece ser especialmente contrario a estas interferencias entre clases
sociales por la vía de la impostura, y en ningún momento muestra piedad hacia su protagonista). El
destino está trazado para Pablos desde su nacimiento, y poco puede hacer para escapar de él. Lo peor
es que, con sus acciones, más que luchar contra sus designios, lo que hace es favorecerlos. El libro
finaliza con la mayor sentencia moralizante de la obra además de un enigmático desenlace, que deja
abierta la puerta a una segunda parte: “nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y
no de vida y costumbres.”