La Biopolítica en Foucault
La Biopolítica en Foucault
La Biopolítica en Foucault
Javeriana.
* Magster en Filosofa y Magster en Estudios Polticos de la Pontificia Universidad Javeriana. RECIBIDO: 27.09.08 ACEPTADO: 08.11.08
AS COMO DESDE EL SENO de la modernidad han venido suscitndose importantes revoluciones de orden industrial y cientfico, existen otro tipo de tecnologas, no menos importantes, cuya emergencia en el pensamiento occidental juegan un papel importante en lo que autores como Pedro Hurtado Valero (1994) han dado en llamar ontologa del presente. Dichas tecnologas son las polticas, desarrolladas en los siglos XVII y XVIII. En el texto Tecnologas del yo (1984), Michel Foucault subraya cuatro tecnologas, a saber: primero, las de produccin y transformacin de cosas; segundo, las de los sistemas de signos; tercero, las de poder y, finalmente, las del yo. Mientras las dos primeras han sido abordadas por las ciencias y la lingstica respectivamente, y en ello existe una suerte de camino trillado, el filsofo francs pondr especial atencin en las otras dos como tecnologas inditas que reportan las siguientes utilidades: en el primer caso, el de la tecnologa del poder, en estudiar la subjetivacin de los individuos y, en el segundo, el de las tecnologas del yo, en investigar cmo se lleva a cabo la transformacin de uno mismo. En consecuencia, se trata de dos tecnologas que estn asociadas a lo que Foucault considera es el objetivo que persigue desde hace veinticinco aos y que consiste en:
Trazar una historia de las diferentes maneras en que, en nuestra cultura, los hombres han desarrollado un saber acerca de s mismos: biologa, psiquiatra, medicina y penologa. El punto principal no consiste en aceptar este saber como un valor dado, sino en analizar estas llamadas ciencias como juegos de verdad especficos, relacionados con tcnicas especficas que los hombres utilizan para entenderse a s mismos (Foucault 1996: 48).
Este escrito se ha centrado en las denominadas tecnologas de poder, cuya expresin es formulada con mayor precisin y claridad en el primer volumen de Historia de la sexualidad: la voluntad de saber (1986), bajo el nombre de bio-poder. Veamos cmo caracteriza Foucault al bio-poder como tecnologa:
El establecimiento, durante la edad clsica, de esa gran tecnologa de doble faz anatmica y biolgica, individualizante y especificante, vuelta hacia las relaciones del cuerpo y atenta a los procesos de la vida caracteriza un poder cuya ms alta funcin no es ya matar sino invadir la vida enteramente (Foucault 1986: 169).
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A manera de itinerario, el derrotero que emprendemos est orientado por el anlisis de cuatro agenciamientos concretos o dispositivos, como formas del bio-poder o gran tecnologa de doble faz: el dispositivo de las disciplinas, el de la sexualidad, el de la seguridad y el de la gubernamentalidad. No obstante, primero expondremos la particularidad del mtodo foucaultiano de cara al estudio del bio-poder, del cual surge un ejercicio paradjico de filosofar, causante del prejuicio que juzga a Foucault como un pensador excntrico, de planteamientos deshilvanados y de una investigacin pendular que una vez parece avanzar, sorprende con rupturas, desviaciones y rectificaciones que le muestran retrocediendo. En segundo lugar, reconstruiremos las principales teoras tradicionales del poder a las que el pensador francs asestar un duro golpe por erigirse en escollos para un estudio del bio-poder. Finalmente, estudiaremos cada una de sus formas para terminar preguntndonos si el bio-poder, en Foucault, es una nueva forma homognea y universal de racionalidad. 1. El mtodo nominalista: las imgenes del cangrejo y el cachalote EN EL NACIMIENTO DE LA BIO-POLTICA (2007), el carcter paradjico de la investigacin foucaultiana queda retratado en la imagen del cangrejo, cuyo movimiento es lateral. Tal imagen, se corresponde en Foucault con la nocin de rareza, trabajada por el historiador Paul Veyne en su libro Cmo se escribe la historia. Foucault revoluciona la historia (1984)1. En Foucault la rareza es el resultado de la filosofa del martillo que ste despliega en relacin con lo dado. Sabemos que para este pensador, las denominadas realidades transaccionales o transitorias tales como la locura, el anormal, el sexo, la sociedad civil, el Estado, entre otras, suelen ser vistas como realidades inmediatas y macizas, es decir, como objetos o monumentos del discurso oficial que se adoptan como evidentes y naturales. A tal concepcin subyace un tipo de pensamiento teleolgico, esencialista e historicista, que busca desesperadamente finalidades, sentidos y continuidades en una investigacin, de tal manera que su lgica se asemeja a quien ve a un cachalote: que
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Como puede advertirse, el aporte del historiador Paul Veyne es fundamental en el mtodo nominalista en historia adoptado por Foucault. Del mismo modo, se pueden evidenciar en el texto de Veyne los ecos del tradicional debate en el que particip Guillermo de Ockham y que gravit alrededor del problema de los universales.
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salta por encima del agua y deja en ella una pequea huella transitoria de espuma, y que permite creer, hace creer, o bien tal vez cree efectivamente que por debajo, donde ya no se le ve, donde ya nadie lo percibe ni lo controla, sigue una trayectoria profunda coherente y meditada (Foucault 2001: 27). A tales fetiches universales, como el Estado, la sociedad civil, el mercado, el progreso, la locura, entre otros, Foucault asestar un duro golpe, en la medida en que rompe con la solidificacin de esos objetos, cuya emergencia est referida a prcticas que los engendran. Por prctica el pensador francs entiende las regulaciones de las formas de accin, y costumbres consolidadas institucionalmente, condensadas ritualmente, y a menudo materializadas en formas arquitectnicas (Habermas 1989: 291). Ahora bien, las prcticas que devienen junto con el objeto que ellas suscitan son invisibilizadas del mismo modo que la parte oculta de un iceberg es desplazada cuando la vista se detiene en la parte emergente. Esto mismo es lo que sucede al enfoque que, al no quitar la vista de los objetos triviales y obvios, observa al cachalote como referente inmediato y evidente, perdiendo de vista prcticas menospreciadas que los cosifican. Para Foucault, el Estado, la sociedad civil, el progreso, el sexo, la prisin, nacen en el juego de relaciones de poder y en el seno de la formacin de las lneas que componen los diversos dispositivos como las disciplinas, la sexualidad, la seguridad y la gubernamentalidad. Por lo tanto, el pensador francs no toma como punto de partida los hechos evidentes, que suelen ser asumidos como verdades incontrovertibles, sino que disuelve las apariencias cuando convierte lo manifiestamente dado en un problema. Por esto, la tarea de Foucault consiste en pensar diferente de lo que se piensa y percibir diferente de lo que se ve (Muchail 2004: 20), de tal manera que en lugar de lo evidentemente verdadero, existen prcticas extraas, raras y no vistas. En esto consiste la rareza. En palabras de Veyne: sin lugar a dudas es cosa curiosa, muy digna de intrigar a un filsofo, esa capacidad que tienen los hombres para ignorar sus lneas, su rareza, para no ver que hay vaco alrededor de ellos, para creerse siempre instalados en la plenitud de la razn (Veyne 1984: 212).
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Ahora bien, en el contexto de la indagacin foucaultiana sobre el biopoder, aquello que genera la sensacin de estar instalado en la plenitud de la razn son los dispositivos nocin acuada ampliamente por Foucault y entendida por Deleuze en trminos de ovillo o madeja cuyos componentes constitutivos son lneas de enunciacin, de luz, de ruptura, de sedimentacin, de subjetivacin y objetivacin de distinta naturaleza. As mismo, dichos dispositivos, adems de caracterizarse por no ser homogneos, ni estructuras hermticamente cerradas en s mismas, son mutables, es decir, son formaciones proclives a las crisis, desde la perspectiva del cangrejo, pero que se sedimentan y condensan en formas arquitectnicas, desde la perspectiva del cachalote. 2. Deconstruccin de las teoras tradicionales del poder EN EL CAMINO DE INVESTIGACIN del bio-poder, Foucault despliega una analtica que se orienta por el mtodo nominalista cuya nota caracterstica es la rareza. Del mismo modo, se trata de una indagacin que se da en dos momentos: el primero, deconstructivo, que toma por blanco de la crtica dos enfoques nefastos, que son bice a una analtica del poder, mientras que en un segundo momento, se arriba a la anatomo-poltica y al bio-poder como dos polos de desarrollo de la misma gran tecnologa. Para el mismo Foucault, existen al menos dos concepciones sobre el poder que, al intentar aclararlo, terminan desdibujndolo. Se trata, por una parte, del denominado economicismo en su doble vertiente: la jurdico-poltica y la marxista y, por otra, la de la hiptesis represiva. Ambas conciben el poder como una sustancia o idealidad, cuando para Foucault, practicando el nominalismo, no se trata de un a priori universal, sino de un ejercicio y, en ltimo trmino, es el nombre que se presta a una situacin estratgica compleja en una situacin dada (Foucault 1986: 113). Para Foucault, la palabra poder entraa diversos malentendidos de forma, identidad y unidad, los cuales se corresponden con la teora clsico-jurdica, cuyos exponentes son Hobbes, la concepcin marxista y la hiptesis represiva. En consecuencia, cuando el filsofo francs critica la teora jurdica-poltica del poder, va lanza en ristre contra tres postulados: el poder como sustancia (postulado de la propiedad), el poder como localizacin en el sentido de tener un origen solemne y heroico (postulado de la
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localizacin) y, el poder como derecho natural, absoluto y legtimo del rey (postulado de la legalidad). Desde esta perspectiva, no queda sino concebir el poder como una propiedad o mercanca que puede poseerse, transferirse o hurtarse, tratndose de un derecho natural entregado al soberano. Del mismo modo, el origen del poder es solemne, por cuanto est sustentado desde la homogeneidad, la continuidad de la tradicin y linealidad de la soberana. Finalmente, la ley es la que termina entregando el poder absoluto al rey y, por esto, dicho poder es legtimo. No obstante, la teora jurdica como representacin nefasta del poder, termina generando una imagen unilateral, negativa, reduccionista. Foucault, asumiendo una postura crtica frente a la teora jurdica del poder, pone en juego la herramienta genealgica, cuando al reactivar el discurso histrico-poltico o contra-historia denuncia, siguiendo a Boulainvilliers, los efectos del poder del discurso de la historia en su versin oficial. En consecuencia, el poder no es una propiedad, sino un nombre dado a una situacin estratgica; no tiene un origen solemne, sino que la ley prolonga la guerra por otros medios y el poder no se reduce a la ley, porque:
La ley no nace de la naturaleza, junto a los manantiales que frecuentan los primeros pastores; la ley nace de las batallas reales, de las victorias, de las masacres, las conquistas que tienen su fecha y sus hroes de horror; la ley nace de las ciudades incendiadas, de las tierras devastadas; surge con los famosos inocentes que agonizan mientras nace el da (Foucault 2002: 53-54).
Un cuarto postulado, como concepcin tradicional del poder, es el que concibe a ste ligado a la estructura econmica. En este caso, la representacin del poder se ampara en el postulado de la subordinacin, segn el cual, ste est subsumido en los aparatos ideolgicos y, en consecuencia, se trata de un poder que se genera en orden descendente, desde la supra-estructura o ideologa hacia la infraestructura o modo de produccin. En ltimo termino, Foucault, critica el enfoque economicista-marxista, por cuanto ste representa al poder como externo a las relaciones de produccin por operar de forma negativa y represiva. Para el pensador francs, dicha concepcin impide un anlisis ascendente del poder, dado que se enfatiza en ste, al modo de varios vectores desplegados desde las instituciones o aparatos ideolgicos del Estado, como la familia, la escuela,
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la religin, entre otros, las cuales son instancias mediante las que el poder se extiende desde el Estado hasta afectar las relaciones sociales. Antes que ser trascendente o externo a las relaciones de produccin, el poder es inmanente. Finalmente, para el filsofo francs, la segunda gran representacin funesta del poder es la hiptesis represiva2. Esta perspectiva hace ver al poder exclusivamente como un modo de accin coercitivo. En este orden de ideas, el poder es nicamente concebido como prohibicin, negatividad y dominacin y, en consecuencia, el poder y la verdad se excluyen. En virtud de esto, Foucault propone desembarazarse de dicho enfoque negativo para investigar el poder en sus mecanismos positivos. Una vez logra sortear al economicismo y la hiptesis represiva, como representaciones dominantes del poder, entonces puede levantar un mapa que le permita analizar la gran mutacin tecnolgica del poder en occidente (Foucault 1999: 243). Tal mutacin es la gran tecnologa del bio-poder. 3. Un diagrama del bio-poder o una cartografa del poder sobre la vida PARA ESTUDIOSOS DE FOUCAULT como Dreyfus y Rabinow, la palabra dispositivo articula tanto el poder como el saber en un mismo diagrama de anlisis, de tal manera que se trata de una nocin que se aplica a discursos, instituciones, disposiciones arquitectnicas, reglas, leyes, medidas administrativas, enunciados cientficos, proposiciones filosficas, la moralidad, la filantropa, etc. (Dreyfus-Rabinow 2001: 150). En este orden de ideas, un dispositivo es la caja de herramientas con la que el pensador francs levanta un mapa que le permite cartografiar las estrategias y tcnicas recubiertas por el saber, las normas, la verdad y las instituciones. Dichos dispositivos o agenciamientos concretos de una tecnologa, para Deleuze, comportan lneas de visibilidad, de enunciacin, de fuerza, de objetivacin, de subjetivacin, de ruptura, entre otras. Dichas lneas se entrecruzan, mezclan, encabalgan unas a otras, se separan a la manera de un ovillo o madeja que, antes que constituir una estructura compacta es, en trminos Deleuzianos, una
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Un anlisis pormenorizado de la misma puede encontrarse en el Primer volumen de la historia de la sexualidad: la voluntad de saber, Defender la sociedad y en la Conferencia pronunciada en 1976 en Brasil: Las redes del poder, publicada en la Revista anarquista Barbarie, No 4 y 5, (1981-2), San Salvador de Baha, Brasil.
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mquina que hace ver y hace decir. Un diagrama o mapa levantado sobre el bio-poder comporta al menos cuatro dispositivos: el disciplinario, el de la sexualidad, el de la seguridad y el de la gubernamentalidad. 3.1 La mquina disciplinaria LA MQUINA O DISPOSITIVO DISCIPLINARIO opera sobre los cuerpos para volverlos dciles. Se trata de una tecnologa que emerge en el siglo XVIII, como mquina de un poder que se ejerce siendo ella misma invisible. Este dispositivo posee su propio rgimen de luz para hacer ver, el cual es la norma, y su propio rgimen de enunciacin para hacer hablar:
En la disciplina, son los sujetos quienes han de ser vistos. Esa iluminacin asegura el dominio del poder que se ejerce sobre ellos. Cada individuo ser objetivado segn un principio de individualizacin infinito. Cada individuo se convierte en un caso, es decir, un caso siempre diferente, diferente de los dems (y de s mismo) (Ewald 1990: 167).
Para Foucault, si bien es cierto que la norma es principio de visibilidad de la mquina disciplinaria, la disciplina no es necesariamente normativa; sin embargo, cuando la disciplina se vuelve normativa, las instituciones se hacen isomorfas y, entonces, la familia, la escuela, la fbrica, el hospital, adquieren la estructura de la prisin y a la inversa. La disciplina se vuelca sobre el cuerpo, no como si ste fuera una sustancia a priori, sino que en el momento de su adiestramiento, la disciplina fabrica al individuo. La disciplina como mquina que hace visible y hace hablar, dentro del contexto de la prisin, no slo pretende hacer ver el crimen y el criminal, sino que ella misma constituye una visibilidad, antes de ser una figura de piedra es una visibilidad (Deleuze 1987: 58). En trminos de lneas de objetividad, la tecnologa disciplinaria recurre al tiempo y al espacio para individualizar los cuerpos, no mediante la represin, sino a travs de la codificacin del tiempo sobre el cuerpo y de arquitecturas que hacen posible desplegar tcnicas de observacin jerrquica, del juicio normalizador y del examen. Por eso, en la Entrevista sobre la prisin: el libro y su mtodo, declara que se percibi que, para la economa del poder, era ms eficaz y ms rentable vigilar que castigar (Foucault 1999b: 298).
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Las lneas de subjetivacin del poder disciplinario conllevan a lo que el autor de Vigilar y Castigar (1998) denomina tipos de individualidad. Se trata de una individualidad celular, orgnica, gentica y combinatoria que la disciplina produce mediante el despliegue de cuatro tcnicas que se corresponden con stas: los cuadros, la maniobra, el ejercicio y la tctica. Cuando la disciplina emplea cuadros, esto quiere decir que se trata de un arte de distribuir al individuo en un espacio y, en el caso de la maniobra, que el comportamiento y los gestos son elaborados. En cuanto a la tcnica del ejercicio, la disciplina, al imprimir tareas repetitivas al cuerpo, lo recrea de manera permanente. Finalmente, la disciplina se vale de la tctica para componer las fuerzas y para construir en los cuerpos localizados, las actividades codificadas y las aptitudes formadas, unos aparatos en donde el producto de las fuerzas diversas se encuentra aumentado por su combinacin calculada (Foucault 1998: 172). 3.2 Dispositivo de la sexualidad EN UN SEGUIMIENTO EXHAUSTIVO a esta mquina cuya invencin data del siglo XVIII, en el texto La voluntad de saber, Foucault adopta un enfoque histrico en el que la sexualidad, antes que ser una esencia biolgica, es una construccin histrica. Este dispositivo toma el doble registro de la anatomopoltica que vigila y controla el cuerpo en aras de introducirlo en un juego de economa de las energas y, tambin, en el registro de la regulacin y el control de poblaciones. En otras palabras, una de las funciones capitales del dispositivo de la sexualidad en relacin con el bio-poder es que permite a las tcnicas de poder la invasin de la vida (Foucault 1986: 190). En el primer tomo de la Historia de la sexualidad, la voluntad de saber, la hiptesis de Foucault consiste en poner de relieve una tecnologa del poder sexual que no solamente es represiva, sino que tambin es productiva y positiva, ya que la sexualidad se torna en tema de operaciones polticas, de intervenciones econmicas (mediante incitaciones o frenos a la procreacin), campaas ideolgicas, de moralizacin o de responsabilizacin (Ibid.: 177). Tal poder que toma a cargo la sexualidad, que ya no es represin, emplear el examen, la observacin y la confesin. Esta ltima juega un papel fundamental para producir la verdad del sexo. Finalmente, la tecnologa de la sexualidad despliega cuatro estrategias que conllevan a la subjetivacin del individuo: la histerizacin del cuerpo de la mujer, la pedagogizacin del sexo del nio, la socializacin de las conductas procreadoras y la psiquiatrizacin del placer perverso.
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3.3 Surgimiento de las nuevas tecnologas de la seguridad ESTA TECNOLOGA, AL IGUAL que las anteriores, toma asiento hacia el siglo XVIII, y lo hace a la sombra del crecimiento demogrfico, de la multiplicacin de la riqueza y de la propiedad, los cuales ponen en marcha el dispositivo de la seguridad. Se trata de un desplazamiento de los crmenes de sangre a la criminalidad del fraude, razn por la cual se aumentan los mtodos de vigilancia catapultados por la mquina disciplinaria. En este sentido, las tecnologas de la seguridad reactivan tcnicas jurdico-legales y tcnicas disciplinarias. Foucault le seguir la pista a este dispositivo en los cursos de 1978: Seguridad, territorio, poblacin, denominndolos controles reguladores. Una de las notas caractersticas del dispositivo de seguridad es el estrecho vnculo que guarda con los problemas econmicos, los clculos del costo de la represin y el costo de la delincuencia e, igualmente, con la poblacin, que ser el blanco y el sujeto de este mecanismo. El dispositivo de seguridad pretende establecer, por una parte, una media considerada como ptima y, por otra, lmites de lo aceptable, ms all de los cuales ya no habr que pasar (Foucault 2006: 21). En otras palabras, los dispositivos de seguridad se ocupan de la poblacin de cara a establecer los coeficientes normales de morbilidad o mortalidad y a poner las enfermedades dentro de lmites aceptables. En este dispositivo, no se habla tanto de lneas de subjetivacin cuanto de regulacin, es decir, de las tcnicas del caso, el riesgo, el peligro y la crisis. 3.4 Crisis del dispositivo de gubernamentalidad EL PROFESOR DE LOS CURSOS DE 1979: Nacimiento de la bio-poltica, presenta en su clase del 17 de enero, la manera como a comienzos del siglo XVIII se dibuja un nuevo arte de gobernar. En este orden de ideas, se perfila una tcnica muy distinta: no obtener la obediencia de los sbditos a la voluntad del soberano, sino influir sobre cosas aparentemente alejadas de la poblacin, pero que, segn hacen saber el clculo, el anlisis y la reflexin, pueden actuar en concreto sobre ella (Ibid.: 95). Este dispositivo tomar como lugar de verdad el mercado, como lneas de fuerza el ordo-liberalismo alemn y el neo-liberalismo norteamericano, y al homo oeconomicus como rgimen de enunciacin de la prctica liberal del ejercicio de gobernar. El dispositivo
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gubernamental requiere del de la seguridad para ser ejercido. Del mismo modo, con la prctica liberal de gobernar proliferan las tcnicas disciplinarias de control y coaccin que hacen del panoptismo una frmula poltica general que caracteriza un tipo de gobierno (Foucault 2007: 89). 4. Es el bio-poder una nueva forma de racionalidad? LOS DISPOSITIVOS DISCIPLINARIO, DE LA SEXUALIDAD, de la seguridad y de la gubernamentalidad, en sentido estricto, no gozan de una racionalidad subyacente o inherente. No se trata de unidades compactas, hermticas y definidas en s mismas, a no ser que al hacer una abstraccin de tales dispositivos, respecto del movimiento y de las prcticas histricas que ayudan a sus correspondientes formaciones, suscitramos la sensacin de estar delante de aparatos sedimentados y cristalizados. Desde esta perspectiva, uno est tentado a hablar de racionalidades especficas, envueltas por el despliegue de una razn general denominada bio-poder. Ni una nica racionalidad los orienta a todos bajo una lgica comn, ni cada dispositivo posee una de manera autnoma. Los dispositivos analizados, si bien son formas del bio-poder, no obstante, no son manifestaciones de esta gran tecnologa, dado que el bio-poder no es una esencia escondida detrs de ellos. Antes que ser un atributo de la realidad, una sustancia, una fuerza, o ser identificado con una institucin, el bio-poder es un ejercicio de poder, una estrategia, un cambio en la economa de un poder que se orienta hacia la macro-fsica de la poblacin y hacia la micro-fsica del sujeto. Sin abandonar la postura nominalista, Foucault ha considerado el Estado, la razn, la sociedad civil, el gobierno, el sexo, la locura, la delincuencia, entre otros, como universales o fetiches dados de antemano, que deben ser destrozados con una filosofa del martillo. Estos elementos transaccionales y transitorios, que en algn momento han devenido como tales, en virtud de las prcticas, los procesos y los dispositivos que los crean, han sido formados en un juego de relaciones de poder. Con todo, cabe preguntarse si acaso el poder-bio-poder no termina siendo, en el pensador francs, otra suerte de universal con pretensiones de explicar los asuntos humanos? En qu medida no hay una inflacin y un fetichismo en tal nocin, por ser recurrente en los dispositivos que se han estudiado? Aparece, entonces, como vlida la crtica emprendida por Baudrillard a Foucault, en relacin con el poder, cuando en su libro Olvidar a Foucault afirma: es el vaco lo que hay detrs del poder, en el corazn mismo del poder, en el corazn de la produccin,
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y el que les da hoy un ltimo destello de realidad (...) inyectad la mnima dosis de reversibilidad en nuestros dispositivos econmicos, polticos, institucionales, sexuales, y todo se derrumba inmediatamente (Baudrillard 2001: 65 y 68). Esta serie de afirmaciones conforman la acusacin de que el poder no existe, que es una engaifa, y que no pasa de ser un simulacro y una seduccin. Tal reparo es cierto, toda vez que al emprender un estudio del poderbio-poder en Foucault, la reflexin filosfica se centra, nicamente, en dicha nocin. Ahora bien, en el estudio que hemos emprendido, el bio-poder no surge desde el vaco, sino vinculado a la sociedad disciplinaria, a la sexualidad, a la sociedad de la seguridad y al arte liberal de gobernar. De la misma manera, si se ha desplegado un tratamiento pormenorizado sobre distintas representaciones del poder, el economicismo y la hiptesis represiva, ha sido para desembarazar al poder de enfoques que son un bice para su analtica. Dicho giro, de un poder como negacin, sustancia, estructura, a un poder como prctica y ejercicio, no es el paso de una teora que ha entrado en desuso a otra teora del poder ms original y acorde con nuestros tiempos. Antes que ser un mero concepto o una categora, el bio-poder en Foucault es un problema, un nombre dado a una situacin estratgica y a relaciones de lucha que toman como campo de batalla la vida misma. El bio-poder es estrategia, por cuanto entra en una economa de poder que en el contexto del neoliberalismo o arte liberal de gobernar se traduce en una Vitalpolitik o bio-poltica. Se trata no tanto de negar, marginar, coaccionar la vida, sino de afirmarla, organizarla, gestionarla, administrarla. Finalmente, si hemos emprendido un anlisis del bio-poder, ste se ha desarrollado al hilo de los cuatro dispositivos en tanto formas de bio-poder. El bio-poder no es un dispositivo, pero hace hablar y hace decir en y por medio de estas mquinas. Recapitulando, en la recurrencia al poder-bio-poder, se esgrimen en contra los siguientes argumentos: en primer lugar, siguiendo a Baudrillard: basta con encerrar al poder en el poder para que muera (Baudrillard 2001: 80); en segundo lugar, si el poder es un poder sin afuera es decir, que lo comprende todo, entonces estamos delante de una nocin universal, hipostasiada y a priori; en tercer lugar, al acometer un estudio del bio-poder, acaso no se cae inevitablemente en una teora sobre el mismo?
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Frente a escollos como estos que salen al paso de nuestras conclusiones, podemos aclarar que lo que aqu hemos procurado elaborar, no es la nocin de poder-bio-poder como un concepto externo a problemticas tales como las de la penalidad, la sexualidad, la poblacin y la sociedad civil; antes bien, el bio-poder como continua transformacin en una nueva economa de las relaciones de poder, no se estudia por l mismo. En este sentido, es imposible pensar, por ejemplo, la verdad, el saber, el sexo, la locura, la delincuencia, el Estado, la poblacin, entre otros, fuera del poder. Por esto, para nosotros es claro, siguiendo a Foucault que: no es el poder, sino el sujeto, el tema general de mi investigacin (Foucault 2001: 242). De esta manera, para Foucault el poder no es un todo monoltico como el propio Habermas, en debate con ste, pretende reprocharle, en relacin con la categora de dominacin: adems, tu falla principal es que ves la historia slo como la mera sustitucin de una dominacin por otra. La dominacin de que hablas cubre todo el campo social sin dejar ningn intersticio (Rojas 2001: 144). En contraposicin, Foucault pone de relieve que existen mltiples formas de racionalizacin y de dominacin que al transformarse no significan el resquebrajamiento absoluto ni de la dominacin ni de la razn. As que, su respuesta a Habermas es categrica: me atribuyes decir que la dominacin es un bloque monoltico; nada ms falso. Siempre he explicado que en toda sociedad hay fuerzas mltiples en lucha. El que haya una fuerza que sea dominante no implica que no haya otras fuerzas. De hecho, a todo poder dominante se le opone una resistencia (Ibid.: 145). En consecuencia, el poder no se encierra en s mismo en un proceso irreversible que lo hace comparable a la imagen del carruaje empujado por un caballo al que el mismo jinete pone una zanahoria imposible de alcanzar. Lo que realmente preocupa al filsofo de Poitiers es mostrar cmo se objetiva la locura, cmo han sido posibles ciertas realidades que antes no haban sido dispuestas por algn aparato o mquina que las hiciera ver o hablar. Realidades tales como el sexo, la delincuencia, la enfermedad, el neoliberalismo, entre otras. As mismo, el poder no es un afuera ni un adentro, porque se trata en s mismo de un ejercicio, de una prctica y, en ltimo trmino, de una estrategia generada, en relacin con un marco geohistrico. Finalmente, si algo se ha sostenido desde el comienzo del presente trabajo es que el bio-poder no es una teora ni un instrumento de diagnstico de la realidad, sino un asunto que emerge ligado con el problema de las disciplinas, con la sexualidad, el problema de la seguridad y el planteamiento de la gubernamentalidad, entre otros.
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Foucault se resiste a hablar del progreso de una razn instrumental que someta la realidad; o, razn sistmica que la organice desde un nico principio; o, comunicativa, buscadora de consensos crecientes que, al decir de Barry Smart: Foucault no identifica un momento en que la razn se bifurca en formas instrumentales y morales, por el contrario, l se refiere a una abundancia de brazos, ramificaciones, fracturas y rupturas (Smart 1998). Ciertamente, el filsofo francs se da a la tarea de analizar racionalidades especficas como la racionalidad penal, la racionalidad mdica, la racionalidad del Estado, entre otras. No obstante, hemos evitado equiparar racionalidades especficas con los cuatro dispositivos estudiados, por cuanto son formas de un bio-poder que se mezclan, encabalgan, separan. Es decir, cada dispositivo es una formacin con su propio rgimen de verdad y sus propias lneas, que no son de la misma naturaleza. Siguiendo la expresin de Deleuze, cada dispositivo es una madeja u ovillo, cuyos vectores no estn dirigidos por una lgica consciente. En este orden de ideas, lo que se ha propuesto el pensador francs es la tarea del cartgrafo: todo lo que yo he hecho es hacer un mapa de cmo funcionan de hecho los juegos de verdad en las sociedades que los seres humanos han constituido (Rojas 2001: 154). 5. El bio-poder como mutacin tecnolgica de Occidente EN PRIMER LUGAR, DE ESOS JUEGOS de la verdad de las disciplinas, Jana Sawicki da testimonio en su texto Heidegger and Foucault: Escaping Technological Nihilism (1998b). En este artculo, a propsito del trabajo cartogrfico foucaultiano sobre el poder disciplinario seala: que toma la forma de una tecnologa del cuerpo, y que l localiza en el micro nivel de la sociedad en prisiones, escuelas, hospitales, fbricas, etc. (Sawicki 1998b: 37). De esta manera, la tecnologa disciplinaria de poder-saber, no es neutral, tampoco es un efecto o aplicacin de un conocimiento a priori, sino que est vinculada a prcticas de dominacin por las que el ser humano se convierte en sujeto. En suma, el dispositivo disciplinario entraa gran cantidad de tcnicas de vigilancia, documentacin, organizacin, administracin y la emergencia del examen que incrementa la visibilidad del individuo y hace posible una creciente normalizacin y estandarizacin de la poblacin (Ibid.: 39).
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En segundo lugar, el dispositivo de la sexualidad en su propio proceso de formacin histrica, se conecta a los dispositivos disciplinario y gubernamental, en la medida en que el bio-poder es una tecnologa de poder centrada en la norma (Foucault, 1986: 175). De all, la expresin foucaultiana segn la cual el sexo se constituye en pozo del juego poltico. Del mismo modo, la sexualidad es un poder microscpico que se ejerce en los cuerpos, en la calidad de sus placeres, para as ejercer un macro-poder de regulacin y control de las poblaciones. El bio-poder, en la forma de dispositivo de la sexualidad, se encabalga y se articula a su otra forma, la mquina disciplinaria, ya que mediante estrategias que invaden los dominios de la pedagoga, la demografa, la medicina y la psiquiatrizacin se hace posible disciplinar los cuerpos y regular las poblaciones. En palabras del mismo Foucault: el sexo est en la bisagra entre la anatomo-poltica y la bio-poltica, en la encrucijada de las disciplinas y las regulaciones y, en esta funcin ha llegado a ser al final del siglo XIX, una pieza poltica de primera magnitud para hacer de la sociedad una mquina de produccin (Foucault 1999: 247). En tercer lugar, cuando el filsofo francs acomete la tarea del anlisis histrico de una gubernamentalidad poltica ligada a la razn de Estado que, al desplazar a las viejas instituciones monrquicas, procura afirmar y aumentar el poder del Estado, describe un dispositivo gubernamental que tiene por objeto la poblacin, por saber estratgico la economa poltica y, por herramienta tcnica, los dispositivos de seguridad. Los cuatro dispositivos son formas de un bio-poder que pretende organizar, coordinar, administrar la multiplicidad de la vida, no tomando como dato primario al individuo o a la poblacin, sino que en el primer caso, lo fabrica, mientras que en el segundo, la regula y controla. Michael Donnelly, autor del escrito Sobre los diversos usos de la nocin de bio-poder, argumenta acerca de la profunda ambigedad que comporta tal nocin, no porque est referida al mismo tiempo al cuerpo-individuo y al cuerpo-especie, sino porque su uso es doble: genealgico y epocal. En palabras de Michael Donnelly: la distincin que deseo sealar aqu es, por un lado, los mecanismos y las tcticas especficas del bio-poder (segn operan en los dos polos que describe Foucault, esto es, en los cuerpos individuales y en la poblacin) y, por otro, los efectos de largo plazo que produce este conjunto de mecanismos y de tcticas en la sociedad (Donelly 1990b: 194).
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Con lo anterior, planteamos que Foucault genera un doble uso del biopoder, desde una perspectiva histrica, y otra coyuntural. En el ltimo caso, cuando se refiere al nacimiento de la prisin; en el primero, cuando emplea la nocin, equiparndola a un diagrama ms general, dentro del contexto de la sociedad disciplinaria, lo que da lugar al empleo de la expresin tecnologa disciplinaria. Lo mismo ocurre con el nacimiento de la sexualidad, donde la nocin de bio-poder est ligada a estrategias que permiten la objetivacin de los individuos en la histerizacin, la pedagogizacin, la socializacin y la psiquiatrizacin; sin embargo, Foucault tambin hablar de un bio-poder, articulado al nacimiento de un racismo, donde el poder habla a travs de la sangre, de la norma, el saber, la vida y las regulaciones. Una vez ms, el biopoder es una nocin que pivotea entre la micro-fsica de las estrategias y una macro-fsica de las tecnologas. Tal ambigedad es inevitable, es decir, los usos de la nocin de bio-poder respecto de lo genealgico-coyuntural y lo epocal. En esta ambigedad, ha de verse el despliegue de un poder-bio-poder cada vez ms refinado, ms sutil e imperceptible, que articulado a ciertas prcticas se reviste dentro de una economa de poder que involucra los asuntos ms triviales y sublimes del ser humano. Un poder no de hacer morir o dejar vivir, sino de hacer vivir. El bio-poder es, pues, una tecnologa que funciona en trminos de mecanismos positivos. Cabe preguntarse si as como Foucault habla no de un nico poder, sino de diferentes poderes, poderes locales y regionales, puede hablarse de bio-poderes: el bio-poder, vigilando en su forma disciplinaria; el biopoder investido en la sexualidad; el bio-poder, regulando desde la seguridad a la poblacin; el bio-poder, creando libertad desde la gubernamentalidad, entre otros. El bio-poder como tecnologa sobre la vida encuentra su propia historia, no lineal, causal o cronolgica, sino en un movimiento incesante hacia una economa del poder que ya no es el poder oneroso, intermitente, global del monarca. Es lo que Foucault en Las mallas del poder denomina la gran mutacin tecnolgica del poder en occidente (Foucault, 1999: 243). De all que, para Foucault exista una historia de las tecnologas industriales, como la mquina de vapor, pero que tambin exista una historia de las grandes familias de tecnologas del poder. En esencia, Foucault se refiere a las disciplinas como una familia de tecnologa individualizante del poder, y de otra que aparece ms tarde hacia la mitad del siglo XVIII. No obstante, el filsofo francs tambin se refiere en general a la tecnologa del poder, como un solo proceso, en donde han tenido lugar dos grandes revoluciones: el descubrimiento de la disciplina y el descubrimiento de la regulacin y el perfeccionamiento de una anatomo-poltica y el de una biopoltica (Ibid.: 246).
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Desde el papel del intelectual debe entenderse que el propsito de Foucault es el de sacar a la luz lo que queda oculto por lo visible; es decir, que el Estado, la locura, el derecho, la delincuencia, el sexo, no son datos a priori que explican a cabalidad la realidad sino que, antes bien, son el resultado de procesos, prcticas y dispositivos que hacen ver y hablar dichos elementos. En esto hay una semejanza con la pintura de Ren Magritte, pues no pretende reproducir como un espejo pasivamente la realidad, sino alterarla y transformarla (Cfr. Paquet 2000: 55). En analoga con Magritte, lo que no pretende el filsofo francs es copiar o reproducir lo dado, sino transformar la realidad haciendo visible, poniendo de relieve estrategias, tcticas, fuerzas que afirman sobre la realidad, la verdad. Bibliografa
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