Pilar Gonzalez Bernaldo
Pilar Gonzalez Bernaldo
Pilar Gonzalez Bernaldo
El levantamiento necesito para coordinar la acción de las diversas partidas que participan,
de redes de relaciones y comunicaciones que convirtieran el descontento general en
acción eficaz. Rosas encarna el sentido de esta rebelión popular que le permite
materializar las representaciones del poder y el principio de su legitimidad.
A- Trasfondo de la revuelta.
1- Tensiones estructurales.
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El peso económico de la conquista recae sobre los sectores populares. Por otro lado, la
necesidad de obtener recursos humanos para el ejército presenta una escasez en la
mano de obra; el gobierno decide establecer leyes para el disciplinamiento social y
laboral.
2- Tensiones coyunturales.
Una coyuntura desfavorable entre 1825 y 1829 afecta de manera diversa a la población
de la campaña. El conflicto bélico con Brasil es una de las causas del proceso
inflacionario, provocando una devaluación del salario real. El conflicto conduce al bloqueo
del puerto de Buenos Aires, disminuyendo las exportaciones y la demanda de mano de
obra (desequilibrio en el mercado de trabajo, con relación a la oferta y la demanda). Esto
plantea una situación crítica para los pequeños ganaderos. La guerra causa también, una
reactualización de la ley de milicias de 1823 y de las leyes sobre “vagos y mal
entretenidos”. Lo que provoca un descontento en los habitantes víctimas de las levas y en
los hacendados, que veían desertar la escasa mano de obra. Q todo esto se suma la
mayor sequía en Buenos Aires que dura de 1828 a 1835.
1- La agresión india.
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ganado cimarrón y las dificultades del Estado para continuar con esa política de subsidios
a las tribus amigas, llevo a estas a aliarse con tribus enemigas en las empresas
meloneras. Desestabilizando así el gobierno de Lavalle, y dejando dificultades a Rosas
para debilitar a estas fuerzas que ahora actúan en su contra.
2- La guerra de opinión.
El gobierno de Buenos aires tiene que hacer frente a la formación de partidas de gauchos
armados, organizados en bandas dirigidos por pequeños caudillos. Su acción es el robo
de ganado y armas, entregándose a operaciones políticas.
II-Naturaleza de la revuelta.
¿Es posible calificar de “revuelta popular” a un levantamiento compuesto por actores tan
distintos como lo eran las tribus indias que vivían fuera de la sociedad blanca, los gauchos
semi-nómades que lo hacían en una sociedad de frontera y los gauchos soldados? Para
hablar de revuelta popular es necesario que exista una cohesión mínima de los intereses
del grupo; aquí parecería indudable que los actores del levantamiento se caracterizaban
por una inestabilidad laboral, familiar y el hábitat que hacía muy difícil una toma de
conciencia común. Si seguimos con esta reflexión, podría argumentarse que los vínculos
más estrechos que ligaban a los gauchos eran lazos verticales con los estancieros. Es
este razonamiento el que plantea Lynch para fundamentar su tesis que solo se explica
por los vínculos de clientela. El clientelismo en la campaña hacia imposible cualquier
acción en común, según este autor. Hay que recordar que durante los hechos Rosas se
encuentra a 400 kilómetros de los participantes. Esta ausencia física podría suponer una
capacidad organizativa de la población rural, así como una cierta autonomía en acción, lo
cual debilitaría su tesis. Se afirma que existieron vínculos horizontales que hicieron
posible la auto-organización de los habitantes del sur. A pesar del aislamiento existían
elementos en común a todos los habitantes: todos ellos eran hombres a caballo.
Compartían también, una vulnerabilidad frente a las leyes, por vivir en una economía de
cuasi subsistencia considerada como subversiva al poder. Ellos también son la principal
mira del ejército, ya que los reúne. Es en su condición de soldado que el gaucho va a
contraer vínculos horizontales. La militarización pierde con la intensificación de las levas
su función de integración social y política de las tropas con sus jefes. Las levas rompen
los viejos vínculos verticales, ofreciendo a los gauchos una capacidad relacional que
corresponde a su modo de ser - el ser hombres a caballo- y una conciencia de las
injusticias y desigualdades frente a la ley. Ello explica, por un lado, que la rebelión utilice
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los hombres y la estructura organizativa del ejército, y por otro, la fuerza movilizadora de
los rumores.
Que Rosas haya sido la autoridad reconocida por todos no hay dudas. Pero no hay que
negar toda la identidad de la revuelta. Es por la lógica de la dicotomía -propia del
conflicto- que se crea una identidad común en esa heterogeneidad de componentes. Esta
identidad se manifiesta a través de la acción, de la palabra y de las producciones
simbólicas.
A esto se lo llamo “la guerra de opinión”, son rumores que corren en la campaña. Hay una
información paralela que molesta a las autoridades unitarias y que no pueden controlarla.
El mundo de lo rural adopta sentido de cultura oral dentro de la pulpería. En las reuniones
se adopta un imaginario que da sentido a la revuelta y al mundo rural de los sublevados.
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su vez, para la población en armas el comandante general de milicias no solo era la
autoridad reconocida por todos, sino también, el símbolo unificador y sentido globalizante
de esta revuelta; se lo reconoce como un jefe carismático del pueblo en acción.
“…Rosas, al mismo tiempo que implemento una política coercitiva destinada a destruir
todo medio alternativo de subsistencia […] respetó los valores y significaciones de la
cultura y la vida de los habitantes de la campaña…”.
IV- La horda contra el pueblo: lucha entre dos identidades legitimadoras del poder.
Rosas acepto y promovió una sociedad “holista” de actores colectivos que le permitió, por
un lado, integrar a la federación a los grupos socio- cultural y étnico en tanto que
identidades “particularistas- localistas” – y, por otro lado, convertirse en elemento de unión
indispensable sin el cual las partes no tenía posibilidad de existir.De este modo, si la
aceptación e integración de las identidades “localistas- particularistas” confieres a Rosas
el poder de sumo protector de la sociedad, los liberales, al rechazar esta como fuente
legitimadora, están gestando un poder paralelo cuyo fundamento es un discurso nacional
que solo ellos controlan.
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Como señala Guerra, la soberanía popular como principio de legitimidad llevo, en el caso
de las jóvenes republicas latino- americanas a una ficción democrática, consecuencia de
la contradicción política que existía entre una élite moderna y una sociedad tradicional
compuesta de actores colectivos.
Conclusión.