Nombre: Karin 6
Nombre: Karin 6
Nombre: Karin 6
El personaje que quiero jugar se llama Karin. Su madre era una elfa que de efeba fue
violada por un grupo de drows. Resulta que esta joven dama era parte de una familia
bastante acomodada. Un baronado de la baja nobleza. La naturaleza de este embarazo
hizo que la familia presionase a la muchacha para que decidiera no dar a luz a la bastarda.
En un comienzo el plan era matarla tan pronto como naciese. Lo cierto es que no les costó
mucho convencerla puesto que todavía era una jovencita a la que no le apasionaba la idea
de cuidar una criatura. Pero esta decisión cambió de forma unánime el día del parto. La
bebé parecía haber salido ya aparentemente muerta del vientre de su madre. Su pulso era
casi inexistente. No respiraba. Y al tacto era fría como un témpano de hielo. Tampoco tenía
el aspecto que se esperaba de ella. Su tez era de un color pálido en vez de obscuro como el
de los elfos oscuros. Sus ojos eran rojos y brillantes. Y su pelo era blanco como hilos de
luna. Pero por encima de todas estas cosas era una niña preciosa. Tan esotérica que
optaron por aceptarla en esa familia. Por supuesto que las circunstancias del embarazo se
mantendrían en secreto para no desprestigiar a la madre. Meses. Años pasaron. Se diría
que generalmente recibió una educación exquisita en todos los aspectos. Además de ser
instruida e ilustrada en las normas de etiqueta propias de las altas sociedades. Se hizo de
ella una buena espadachina. Sin embargo es cierto que conforme esta muchacha
alcanzaba su adolescencia se hacía más evidente lo diferente que era. Más fuerte.
Inteligente. Mejor que las demás personas de su edad sin importar que fuesen niños o
niñas. De ella emanaba un aura asfixiante pese ser una muchacha de comportamientos
muy respetables. Que de hecho para su prontos años ya tenía montones de pretendientes
herederos de otras estirpes. Rondando sus 15 años estallaría una enorme guerra que
obligaría a la familia escapar de la ciudad donde residían debido a un asedio. No todos
pudieron. De hecho solamente Karin y su madre lograron llegar hasta otro pueblo. Cuando
los soldados del lugar vieron a la manceba de acentuados colmillos se dispusieron a
ejecutarlas en el sitio. No fué si no por la pleitesía de un sargento que permitieron a las
damas refugiarse en este pueblo. Empero los oriundos no estaban nada contentos con esto.
El aspecto exótico y tenebroso de la joven es algo que repercutió en la forma en que la
gente trata y tratará a Karin durante el resto de su vida. Una noche tormentosa un grupo de
personas irrumpieron en el hogar de las mujeres con la firme intención de acabar con ellas.
La madre que aún era joven y sana además de curtida en las artes del esgrima pudo dar
batalla a los desentrenados campesinos hasta que la superioridad numérica terminó con
hacerla caer muerta con una espada ensartada en el corazón. La nosferatu pudo verlo todo
escondida desde un armario. Contemplar la sangre brotando a borbotones del pecho de su
progenitora hizo que algo se desencadenara dentro de ella. Un fervor colérico calentó su
frente hasta que atacó en un arrebato de furia enfermiza. Sus ojos inyectados en fulgor
carmesí parecían dejar una estela allí por donde se desplazaba. Se movía con tanta
celeridad que la sala pareció hospedar un vals de sombras al son de la danse macabre. El
destello de sus colmillos se reflejaba en el rabillo de los ojos de estos campesinos. Fueron
pocos los segundos tras los que ya no quedaría nadie en pié dentro de ese cuarto. Karin se
encontró a sí misma drenando la poca vida que pudiese quedarle al último de los hombres.
Sus fauces se habían cerrado instintivamente alrededor de la arteria carótida del pobre
desgraciado. Con tanta fiereza que en el momento del mordisco las vértebras cedieron
dando lugar a la rotura de las mismas ¡Qué deleite era! Beber ese elixir casi la hacía sentir
su endeble corazón latiendo con más fuerza. Aquella sed que había sentido desde pequeña
parecía ser aplacada conforme el cuerpo del hombre se arrugaba hasta quedar seco. Lo
que el agua o leche, infusiones o brebajes no habían logrado, lo pudo hacer ese néctar
maldito. El percance había sido sorprendentemente silencioso gracias a los truenos o la
lluvia, nadie acudió a la casa en respuesta a los llamados de auxilio. Y eso permitió a Karin
calmarse y procesar lo ocurrido. La jovencita estaba devastada. Lloró sobre el cadáver de
su madre. Lloró por todo lo que no había llorado nunca en su vida. Eventualmente sus ojos
se posaron sobre la espada en el torso, estaba inusualmente adornada aunque esto no
tuviese importancia en el momento. Al sacarla del pecho pudo sentir una extraña conexión
formarse, un ser desconocido se acababa de poner en contacto con ella. Atraído por el
sentimiento de odio y frustración de la colmilluda le hizo promesas de poder y le habló de un
sino que se le había asignado por mandato estelar. Pasaron unos días en los que se
conocieron y ese ente la aconsejó sobre qué hacer ahora que su madre no estaba.
Eventualmente formando un vínculo entre ellos dos. Hasta que un buen día la espada se
dispuso a hacerle saber algo de suma importancia. Lo cierto es que su condición de
chupasangre no se debía a otra cosa que una maldición que esa misma entidad colocaba
sobre una persona de su elección en el momento de su nacimiento. Además de informarle
de que ella no era más que la última descendiente de este linaje maldito. Al menos hasta
que muriese y otro debiera tomar su relevo. Le hizo saber su nombre. De pronunciación tan
profana e inteligible que no nos aventuraremos a tratar de plasmarlo en este escrito. Y que
en unas tierras lejanas le aguardaba un enorme palacio de piedra negra que por derecho
era suyo. Junto con el ducado familiar que eso conlleva. Así pues Karin estuvo viajando de
pueblo en pueblo durante años. Se escribieron leyendas acerca de una hermosa mujer
vampira que daba caza a las personas ciertas noches en las que debía alimentarse. Casi
podría decirse que se convirtió en parte de un folklore que terminó haciendo de ella más
una figura fantástica que una persona auténtica a ojos del mundo. Es una viajera a la que
no siempre dejan dormir en cualquier posada. No es bienvenida en las tabernas. Muchas
veces entra a las ciudades a escondidas. Y no es nadie pese a su título como condesa. Allí
por donde va lo que se ve es una semi drow de tez pálida. Con el pelo más largo que haya
podido verse. Muy hermosa. De rasgos afilados y tenebrosos. Que de vez en cuando habla
sola. El poco dinero que le quedaba de su familia se ha agotado. Y el que suele ganar es a
base de desafiar en duelo a otros aventureros