Usucapion

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AUTO SUPREMO
TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA CIVIL

Auto Supremo: 74/2020

Fecha: 24 de enero de 2020

Expediente: T-10-19-S

Partes: Sonia Montserrath Aramayo Churquina y otros c/ José Luis Barrenechea Valle.

Proceso: Usucapión decenal.

Distrito: Tarija.

VISTOS: El recurso de casación de fs. 443 a 467 interpuesto por Sonia Montserrath Aramayo Churquina, Gladys

Matilde Aramayo Churquina, Fabiola Alejandra López Aramayo, Yeimy Amanda Aramayo Churquina, Maycol Luis

Aramayo Churquina y Lucy Rosmery Aramayo Churquina contra el Auto de Vista Nº 98/2019 de 01 de octubre,

cursante de fs. 428 a 432, pronunciado por la Sala Civil, Comercial, Familia, Niñez y Adolescencia Pública Única del

Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, dentro el proceso ordinario de usucapión decenal, seguido por los

recurrentes contra José Luis Barrenechea Valle, contestación al recurso de casación de fs. 471 a 475, el Auto de

concesión de 25 de noviembre de 2019 cursante a fs. 476, el Auto Supremo de Admisión Nº 1241/2019-RA de 29 de

noviembre de fs. 482 a 483 vta., todo lo inherente al proceso: y;

CONSIDERANDO I:

ANTECEDENTES DEL PROCESO

Planteada la acción de usucapión decenal de fs. 76 a 85 vta., subsanada de fs. 89 a 91, 102 vta., de fs. 124 a 125 vta.,

y de fs. 129 a 134 vta., por Sonia Montserrath Aramayo Churquina, Gladys Matilde Aramayo Churquina, Fabiola

Alejandra López Aramayo, Yeimy Amanda Aramayo Churquina, Maycol Luis Aramayo Churquina y Lucy Rosmery

Aramayo Churquina contra José Luis Barrenechea Valle, quien una vez citado opuso la excepción de litispendencia y

contestó a la demanda mediante escrito de fs. 222 a 228.

Tramitado el proceso, el Juez Público Civil y Comercial Nº 2 de Bermejo del departamento Tarija, pronunció Sentencia

el 19 de febrero de 2019, cursante de fs. 364 a 377, declarando SIN LUGAR la demanda de usucapión decenal. Con

costas del proceso.

2. Resolución de primera instancia que fue apelada por los demandantes a través del memorial de fs. 379 a 402,

mereciendo el pronunciamiento del Auto de Vista Nº 98/2019 de 01 de octubre, cursante de fs. 428 a 432, que

CONFIRMÓ totalmente la sentencia, con costas y costos para los apelantes, argumentando que:

De la valoración de un proceso de nulidad de 2006 y otro proceso monitorio de cese de copropiedad de 2016 iniciado

por el demandado, se acredita que no existió una posesión pacífica de los actores.

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Indicó que el juez A quo valoró la prueba producida conforme a lo dispuesto por el art. 145 del Código Procesal Civil,

por lo que se llegó a la convicción de que los demandantes no se encontraban en posesión pacífica y exclusiva sobre la

acción y derecho de propiedad del demandado por más de diez años.

Manifestó que de la lectura de la sentencia se tiene por cumplida la obligación impuesta por el art. 213.II núm. 3) del

Código Adjetivo de la Materia en vista que el juez de grado realizó un estudio de los hechos probados, no probados

tomando en cuenta la individualidad de las pruebas producidas, por lo que no existió vulneración al debido proceso.

Detalló que no se desconoce la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia en cuanto a la procedencia de la

usucapión entre copropietarios de un bien indiviso, pero se debe acreditar también los otros caracteres de la posesión,

como ser pacífica y exclusiva.

3. Resolución que fue impugnada vía recurso de casación interpuesto por Sonia Montserrath Aramayo Churquina,

Gladys Matilde Aramayo Churquina, Fabiola Alejandra López Aramayo, Yeimy Amanda Aramayo Churquina, Maycol

Luis Aramayo Churquina y Lucy Rosmery Aramayo Churquina, mismo que se analiza en la presente resolución.

CONSIDERANDO II:

CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN

Forma.

1. Refirió que de los cuatro agravios presentados en apelación solo se resolvieron dos, por lo que se vulneró el derecho

a una resolución motivada y congruente, asimismo señaló que de manera inmotivada el Tribunal Ad quem exigió la

posesión exclusiva con relación a sus padres.

Fondo.

1. Señaló que se incurrió en una errónea valoración de la prueba, puesto que con las testificales se demostró que las

mejoras fueron realizadas desde hace más de 30 años y el portón hace más de 5 años; que el demandado confesó en

su demanda de cese de copropiedad que siempre estuvieron en posesión de todo el bien inmueble y a su vez consta la

confesión judicial a fs. 269 vta., que mediante la inspección judicial a fs. 258 se demostró la existencia de las

construcciones referidas por los testigos y el perito.

2. Acusó que se debía analizar la existencia de los requisitos de la usucapión a partir de la teoría de la interversión,

debido a que se tuvo que considerar que a partir de la venta judicial el demandando no ejerció su derecho de propiedad

sobre el 50 %.

3. Expresó que se vulneraron los arts. 110 y 1234 del Código Civil, debido a que se exige una posesión exclusiva y

pacífica en un sentido equivocado.

Por lo que solicitó que se anule o case el Auto de Vista impugnado.

Respuesta al recurso.

Señaló que el recurso de casación interpuesto por los demandantes debe ser declarado improcedente porque no

especifica de manera clara la ley o leyes infringidas, violadas o aplicadas incorrectamente, ni error de hecho ni derecho

que den lugar a invalidar o casar el Auto de Vista recurrido, por lo que se incumplió el art. 274 del Código Procesal

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Civil.

Manifestó que el Auto de Vista resolvió todos y cada uno de los agravios expuestos en el memorial de apelación, por lo

que no podría ser anulado por motivos de falta de fundamentación y congruencia.

Concluyó pidiendo que este Tribunal declare la improcedencia del recurso de casación planteado.

CONSIDERANDO III:

DOCTRINA APLICABLE AL CASO

III.1. Requisitos de la usucapión.

El Auto Supremo Nº 142/2015 de 06 de marzo sostiene que: “De inicio corresponde señalar que el art. 138 del Código

Civil refiere que “La propiedad de un bien inmueble se adquiere también por sólo la posesión continuada durante diez

años”. Respecto a lo anterior la doctrina y la jurisprudencia se encargaron de establecer en primer lugar qué debe

entenderse por posesión y los elementos que esta debe reunir, es decir el ánimus y el corpus, y en segundo lugar los

caracteres o requisitos que debe reunir la posesión para que ésta sea útil a efectos de lograr la usucapión, en ese

sentido, de una interpretación lógica y sistemática de las normas contenidas en los arts. 135 y 137 del Código Civil, se

desprende que la posesión útil para fundar la usucapión debe ser: continua e ininterrumpida, pública, y pacífica.

Con relación a los requisitos o caracteres mencionados debemos referir que éste Tribunal Supremo mediante línea

jurisprudencial consolidada en sus diferentes Autos Supremos, ha razonado que:

1) La posesión continua, supone que la misma ha sido ejercida de manera sucesiva y permanente; en sentido contrario

la discontinuidad conlleva la suspensión, interrupción o pérdida de la posesión.

En relación a lo anterior, Planiol, citado en la obra “Tratado de Los Derechos Reales” de Arturo Alessandri R. y otros,

hace referencia a dos tipos de interrupción de la prescripción: 1) La interrupción natural de la prescripción, que está

ligada a la pérdida o interrupción material de la posesión y en los casos en que dicha pérdida genera efectos

interruptivos de la prescripción. 2) La interrupción civil de la prescripción, que está relacionada a la actividad

desplegada del que se pretende verdadero dueño de la cosa, que sale de su pasividad y expresa, ante el poseedor y

por medios legales, su inequívoca intención de no abandonar el derecho de propiedad que afirma tener, oponiéndose a

la posesión de aquél.

No obstante, para que opere la interrupción civil de la prescripción adquisitiva, quien considere tener derecho de

dominio sobre el bien debe accionar judicialmente sobre el poseedor, a efectos de hacer valer respecto a él el derecho

que pretende, oponiéndose a la posesión que aquel ejerce. El art. 1503 del Código Civil expresa que: "I. La prescripción

se interrumpe por una demanda judicial, un decreto o un acto de embargo notificados a quien se quiere impedir que

prescriba, aunque el Juez sea incompetente". Cuando la norma alude al término demanda, debemos entender que en

un sentido amplio hace referencia a todas aquellas peticiones judiciales que importen una manifestación de la voluntad

de mantener vivo su derecho, es decir que de manera inequívoca demuestren la intención de no permanecer en

inactividad o silencio respecto a su derecho. Resultando que para que ese acto sea efectivo se requiere que el mismo:

1) debe ser deducido ante un órgano jurisdiccional; 2) debe demostrar inequívocamente la voluntad de ejercer su

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derecho de propiedad deduciendo oposición a la posesión del poseedor; y 3) debe ser notificado a quien se quiere

impedir que prescriba.

Establecidos esos aspectos generales, corresponde precisar que, no toda acción o controversia judicial genera el

efecto interruptivo de la prescripción adquisitiva, sino sólo aquellas que conlleven los tres requisitos enunciados, y

siempre que a través de aquella se demuestre de manera inequívoca la intención de oponerse a la posesión, pues,

pueden existir múltiples pretensiones relativas a otros aspectos que si bien evidencian litigiosidad entre partes, empero

no interrumpen la posesión, toda vez que para que esto suceda la pretensión opuesta al poseedor inequívocamente

debe estar orientada y dirigida a repulsar la posesión.

2) La posesión pública, en términos generales es aquella que se ejerce frente a la sociedad, es decir, aquella en la que

los actos del poseedor se realizan de forma no clandestina u oculta, que por el contrario el corpus y el animus se

manifiestan públicamente.

La posesión clandestina es aquella que se opone a la posesión pública. En otras palabras es clandestina la posesión

que se ejerce ocultándola a quienes tienen derecho para oponerse a ella. No es necesario que se oculte a todos, basta

con que se oculte a la persona que tiene derecho a oponerse a ella. La clandestinidad es un vicio de carácter temporal,

porque este vicio cesa desde que el poseedor deja de ocultarla a las personas que tienen derecho a oponerse a ella.

3) Sobre la posesión pacífica o no violenta, entendida por la doctrina como aquella que está exenta de violencia física y

moral. Este requisito implica que no haya mediado violencia para adquirirla o mantenerla, significa que el poder de

hecho ejercido sobre la cosa no se mantenga por la fuerza o violencia. La pacificidad equivale al mantenimiento de la

posesión sin necesidad del uso de una violencia indebida durante todo el tiempo invocado para efectos de la

prescripción. Por tanto, aun habiendo sido obtenida violentamente (violencia inicial), pasa a haber posesión pacífica

una vez que cesa la violencia. En ese sentido se expresa el art. 135 del Código Civil; de lo que se trata es que el

derecho no puede admitir un estado de hecho violento sobre el cual se pretenda fundar un derecho.

En ese marco, como sostiene el Autor peruano Moisés Arata Solís, este requisito debe entenderse dentro de ciertos

límites, pues su aplicación extensiva implicaría que nadie pueda ganar la propiedad por usucapión, si es que antes no

ha adquirido la posesión por medio de una entrega voluntaria.

Por otro lado, si la posesión pacífica fuese aquella que no lesiona la situación jurídica de otra persona, entonces la

usucapión no tendría objeto. Por la misma razón, la posesión pacífica no significa que ésta sea incontrovertida, ya que

este requisito no se encuentra previsto en la norma. En otras palabras, las discusiones que se susciten en relación a la

titularidad de la propiedad, por ejemplo, no alteran el hecho pacífico de la posesión, incluso una acción reivindicatoria o

cualquier otra acción de tutela de la posesión, lo que logran es interrumpir la usucapión, pero no eliminan la posesión

pacifica ni la tornan violenta. Pacífica posesión no es sinónimo de no controversia, como erradamente se entiende,

puede controvertirse sobre la validez de títulos, sobre el derecho de propiedad o incluso sobre la posesión misma y ello

no significa que la posesión sea considerada violenta o no pacífica porque, como se señaló la pacífica posesión es

aquella que se mantiene en ausencia de violencia, aspecto que así se entiende de manera uniforme por la doctrina

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especializada.”

III.2. De la inmutabilidad de la causa de la posesión y la interversión del título.

El Auto Supremo Nº 308/2017 de 27 de marzo, señaló sobre la inmutabilidad de la causa de la posesión lo siguiente:

“El art. 89 del Código Civil tiene el texto siguiente: “(Cómo se transforma la detentación en posesión) Quien comenzó

siendo detentador no puede adquirir la posesión mientras su título no se cambie, sea por causa proveniente de un

tercero o por su propia oposición frente al poseedor por cuenta de quien detentaba la cosa alegando un derecho real.

Esto se aplica también a los sucesores a título universal.”

La primera parte del texto legal describe el inicio de la aprehensión de la cosa, describiendo que quien comenzó siendo

detentador no puede adquirir la posesión entre tanto su título no se cambie, aspecto que denota el “principio de

inmutabilidad de la causa de la posesión” por dicho principio se entiende que, quien ha iniciado la relación siendo

poseedor o tenedor (detentador), así continúa, a pesar de su voluntad interna en contrario o el decurso del tiempo, la

norma descrita no permite al detentador (tenedor) la posibilidad de pasar a ser poseedor o viceversa, por su simple

voluntad, es decir, por medio de una expresión voluntaria, sino que deben existir actos exteriores materiales o jurídicos

que releven de manera inequívoca al cambio de la relación con la cosa, esto es la interversión del título.

Sobre la “interversión del título” este Tribunal ha emitido el Auto Supremo N° 727/2016 de 28 de junio: “Para el recurso

de casación en el fondo, debemos tomar muy en cuenta la doctrina de la “INTERVERSIÓN DEL TITULO”, en ese

entendido diremos que nuestra jurisprudencia empezó a aplicar dicha teoría desde lo dispuesto en el Auto Supremo

No. 567/2014 de fecha 9 de octubre, donde se otorgó los lineamientos generales sobre dicha teoría; ahora acotando a

lo ya descrito en dicha resolución se tiene que, la doctrina ha destacado en todos los casos que se verifica la

interversión del título o alzamiento contra la causa, cuando mediante actos ostensibles y exteriores existe una rebelión

que logra consumarse logrando el cometido que se pretende, que no es otro de privar de la posesión a aquel en cuyo

nombre se estaba poseyendo.

La posesión como hecho, según se ejerza sobre muebles o inmuebles, reconoce variaciones en cuanto a los vicios que

pueden afectarla, pero hay uno, el abuso de confianza que es común en ambos supuestos, aunque regulado en

distintas normas y ello acontece cuando un tenedor, que por ley está obligado a restituir la cosa que detenta, se rehúsa

a hacerlo, se alza contra la causa detentionis y pasa a poseer en su nombre, excluyendo y privando de la posesión al

que le había entregado la cosa.

Al respecto la jurisprudencia argentina estableció que, no basta la mera detentación de la cosa, pues lo contrario

importaría confundir ocupación con posesión. De allí que sea exigible una prueba categórica sobre el comienzo de la

posesión animus domini que acredite la interversión del título, pues ser tenido por propietario es sólo fama y no un

hecho posesorio. La ineficacia de la voluntad del poseedor se refiere tanto al proceso interno, que desde luego es ajeno

al derecho, como también a los propios actos exteriores, por positivos y claros que fueren; es indispensable un

alzamiento contra la causa en condiciones tales que el detentador prive de la posesión a la persona en cuyo nombre la

ejercía. Es decir, se requiere una interversión del título que equivaldría para el poseedor a nombre ajeno una nueva

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causa susceptible de transformarlo en poseedor en cuenta propia.

La jurisprudencia argentina refiere, además: para que sea posible la interversión del título de la posesión es menester

que la voluntad en ese sentido se exteriorice por actos que no dejen la más mínima duda. Por ello, el art. 1622 del

Código Civil no excluye la interversión del título, pero para ello no basta el cambio interno de la voluntad ni siquiera su

exteriorización por simples actos unilaterales. Se requiere que el cambio se produzca mediando conformidad del

propietario o actos exteriores suficientes de contradicción de su derecho.

El autor Atilio Alterini doctrinario argentino, ha destacado que, la mera voluntad del tenedor no es suficiente para la

interversión (cfr. art. 2353, Cód. Civ.), va de suyo que sería inconcebible la eficacia de la mera voluntad interna, pero

tampoco basta que la voluntad se manifieste, ya que la posesión subsiste, aun cuando el que poseía a nombre del

poseedor, manifestare la voluntad de poseer, manifestare la voluntad de poseer a nombre suyo. Es menester que

existan actos exteriores que reflejan la voluntad del tenedor de provocar la pérdida de la posesión, pero sólo cuando

sus actos producen ese efecto.

Para que se produzca la interversión de título de tenedor en poseedor se requiere que se presente alguno de los

supuestos contemplados por la ley para la pérdida de la posesión por quien poseía y la realización por quien era

tenedor de actos posesorios que desplacen al anterior.

Así, la mera declaración de voluntad o la mera intención no bastan para cambiar la causa de la posesión, ya que la

interversión del título sólo se produce por actos exteriores que priven al poseedor de disponer de la cosa -art. 2458,

Código Civil-, es decir actos incompatibles con la primitiva causa possessionis.

En cambio nuestra jurisprudencia y doctrina respecto al tema establece que cuando una persona posee por sí misma o

por otra un derecho propio se llama simplemente poseedor y cuando dicha posesión la ejerce en nombre de otra

persona o respetando el derecho de otra persona se llama simplemente detentador de la cosa; es decir, que conforme

a la segunda parte de la norma en estudio (art. 87 y sgtes.) una persona posee por sí misma o por medio de otra que

tiene la detentación de la cosa; por lo tanto, una cosa es la posesión y otra la detentación de la cosa, normalmente el

propietario es el que ejerce personalmente la posesión y extraordinariamente otra en su nombre (inquilino, anticresista,

usufructuario, etc.). El profesor Gerardo Ramón Romero Fernández en su obra “Derechos Reales en la Legislación.”

indica que "la cuestión tiene particular importancia en materia de usucapión, porque el término de la prescripción

empieza a correr recién desde el momento en que la interversión o cambio de título se ha manifes­tado por actos

externos que demuestran inequívocamente la voluntad de poseer para sí como todo un propietario y no como un simple

detentador."

Al respecto, nuestra doctrina, también señala que no es fácil cambiar o transformar la simple detentación en posesión,

para eso en primer lugar el propietario de la cosa debe perder la posesión y la misma se pierde cuando se abandona la

cosa, por cesión realizada a otro por título oneroso o gratuito.

También, puede perderse la posesión por destrucción o pérdida total y finalmente, por la posesión de otro, aun contra

la voluntad del antiguo poseedor, si la nueva posesión hubiese durado un tiempo prolongado (considero más de un

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año).

Sobre este punto el profesor Ripert señala que "la precariedad, que impide al detentador ser poseedor, no es sin

embargo indeleble. El tenedor puede transformar en poseedor verdadero y detentar la cosa de un modo útil en

adelante. Esta transformación no resulta un simple cambio de voluntad de parte del detentador; por lo que debe

abandonar su título primitivo con hechos; por lo que debe operar un reemplazo de la posesión precaria por una

posesión verdadera. Esa intervención tiene lugar de dos maneras: 1º. Por una causa que proviene de un tercero y 2º.

Por una contradicción a los derechos del propietario"

Efectivamente nuestro Código Civil no regula en una norma expresa por las cuales e pueden provocar la interversión

del título, pero la doctrina casi monocorde en la materia las ha clasificado según que los actos exteriorizantes sean

jurídicos, judiciales o extrajudiciales, siendo su común denominador que ellos importen una manifiesta rebelión contra

el poseedor a nombre de quien se tiene la cosa; sin embargo nuestra legislación precisa: "Quién comenzó siendo

detentador no puede adquirir la posesión mientras su título no se cambie, sea por causa proveniente de un tercero o

por su propia oposición frente al poseedor por cuenta de quien detentaba la cosa alegando un derecho real. Esto se

aplica también a los sucesores a título universal" (art. 89 del Código Civil) …”

III.3. De la usucapión entre copropietarios o comuneros.

La jurisprudencia como tal, puede tener nuevos lineamientos y modificaciones, en tal sentido, corresponde señalar que

este Tribunal emitió el Auto Supremo Nº 567/2014 de 09 de octubre el cual señala que: “De lo desarrollado, es posible

la usucapión entre coherederos o comuneros, pero para que opere esa prescripción por posesión exclusiva está

condicionada a intervertir su situación de coposeedor a único poseedor, surgiendo la especial necesidad de precisar

cuándo realmente los restantes comuneros o coherederos han sido excluidos, como para considerar que el único que

quedó en posesión del bien, puede llegar a adquirir por usucapión la integridad de la cosa poseída; razonamiento, que

también coincide con el criterio doctrinal de Guillermo Borda, en su obra Tratado de Derecho Civil- Derechos Reales,

Tomo I, pág. 326, que explica: “Se ha declarado con razón, que los actos de posesión exclusiva que ejerce el

copropietario sobre el inmueble común han de ser inequívocos de modo que deba descartarse la hipótesis de un mero

reparto de uso. Sin embargo, no debe exagerarse el rigor de estos requisitos y siempre que la exclusividad de la

posesión sea clara, debe admitirse la usucapión en perjuicio de los condóminos…”

III. 4. De la valoración de la prueba.

Al efecto el Auto Supremo Nº 585/2018 de 28 de junio reiteró que: “José Decker Morales en su obra Código de

Procedimiento Civil comentarios y concordancia señala que: “…producida la prueba, el juez comienza a examinarla,

tratando de encontrar la existencia del hecho o hechos afirmados por las partes. Finalmente, de ese examen puede

salir la verdad, cuando encuentre conformidad de los hechos afirmados, con la prueba producida; también puede

suceder lo contrario, “todo depende de la eficacia de los elementos que se hayan utilizado en la investigación”. Este

proceso mental –Couture- llama “la prueba como convicción”.

Así también, Víctor De Santo, en su obra “La Prueba Judicial” (Teoría y Práctica), indica: Con relación al principio de

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unidad de la prueba, “El conjunto probatorio del proceso forma una unidad y, como tal, debe ser examinado y merituado

por el órgano jurisdiccional, confrontando las diversas pruebas (documentos, testimonios, etc.), señalar su

concordancia o discordancia y concluir sobre el convencimiento que de ellas globalmente se forme”.

El principio de comunidad de la prueba es: “La prueba no pertenece a quien la suministra; por ende, es inadmisible

pretender que sólo beneficie al que la allega al proceso. Una vez incorporada legalmente a los autos debe tenérsela en

cuenta para determinar la existencia o la inexistencia del hecho sobre el cual versa, sea que resulte favorable a quien la

propuso o al adversario, quien bien puede invocarla.”

Este Supremo Tribunal a través de diversos fallos entre ellos el Auto Supremo N° 240/2015 orientó que: “…respecto a

la valoración de la prueba, resulta loable destacar que es una facultad privativa de los Jueces de grado, el apreciar la

prueba de acuerdo a la valoración que les otorga la ley y cuando ésta no determina otra cosa, podrán hacerlo conforme

a su prudente criterio o sana crítica, según dispone el art. 1286 del Código Civil (…) Ésta Tarea encomendada al Juez

es de todo el universo probatorio producido en proceso (principio de unidad de la prueba), siendo obligación del Juez el

de valorar en la Sentencia las pruebas esenciales y decisivas (…) ponderando unas por sobre las otras; constituyendo

la prueba un instrumento de convicción del Juez, porque él decide los hechos en razón de principios de lógica

probatoria, en consideración al interés general por los fines mismos del derecho, como remarca Eduardo Couture”

CONSIDERANDO IV:

DE LOS FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN

En vista que el recurso de casación interpuesto por los recurrentes contiene reclamos de forma y fondo, por

metodología estructural corresponde resolver las acusaciones de forma y una vez dilucidado este punto, en su caso

ingresar a efectuar el análisis de fondo.

En la forma.

a. Conforme a lo acusado en el primer punto por los recurrentes, aluden que el Auto de Vista carecería de motivación y

fundamentación, puesto que solo se habrían resuelto dos de los cuatro agravios planteados en apelación, asimismo de

manera inmotivada se les exigió una posesión exclusiva con relación a sus padres.

Respecto al mejor derecho propietario, el Tribunal Ad quem limitó su relación al exponer la diferencia entre mejor

derecho y acción negatoria.

Conforme a lo acusado, por un lado, se debe apreciar la solicitud de complementación y subsanación a fs. 434 y vta.,

presentado por Sonia Monserrath Aramayo Churquina y Maycol Luis Aramayo Churquina contra el Auto de Vista Nº

98/2019 de 01 de octubre, en el que se adujo que el Tribunal Ad quem solo habría resuelto tres de los cuatro agravios

planteados en apelación, sin embargo, de modo ambiguo refieren en su recurso de casación que el Tribunal de alzada

solo resolvió dos de los cuatro agravios planteados en apelación, lo cual refleja una inconsistencia en la acusación

planteada.

b. Por otra parte, los recurrentes aluden que el Tribunal Ad quem incurrió en falta de motivación en relación a la

valoración de la prueba y falta de consideración del A.S. N° 1052/2015 – L de 16 de noviembre, ya que no es aplicable

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por ser un caso distinto al pretendido.

Al respecto se debe considerar que la motivación y fundamentación no implica una exposición ampulosa de las razones

que sustentan la decisión asumida, siempre que sea concisa y clara, en tal sentido el Tribunal Ad quem a tiempo de

fundamentar el Auto de Vista Nº 98/2019 de 01 de octubre, cursante de fs. 428 a 432 sustentó que: “… En cuanto a la

acusación que el juez a quo hubiera aplicado incorrectamente el Auto Supremo N° 1052/2015-L … Corresponde referir

que ello no es evidente, pues no se desconoce la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia que establece que es

procedente la usucapión entre copropietarios sobre un bien indiviso, sin embargo existen presupuesto de inexorable

cumplimiento, pues no toda posesión es apta para adquirir el derecho propietario de un bien inmueble, sino que ella

debe revestir –entre otros- caracteres de ser exclusiva y pacífica, lo cual en el caso de autos no se encuentra

acreditado…”, de modo que el Tribunal de alzada hizo notar al recurrente que no desconoce la posibilidad de que se

produzca la usucapión de un bien inmueble en copropiedad, sino que también deben concurrir otros caracteres para su

procedencia, como la posesión pacífica y exclusiva, concluyendo que los mismos no se acreditaron, en tal sentido el

Tribunal Ad quem expresó en forma clara las razones que justifican su decisión, por lo que el estar de acuerdo o no con

los fundamentos no conlleva a la nulidad pretendida, en ese marco no existe sustento en lo argüido por el recurrente.

Por los fundamentos expuestos, los reclamos en la forma devienen en infundado, por lo tanto, corresponde ingresar a

absolver los reclamos de fondo.

En el fondo.

a. Respecto a las acusaciones de fondo en los puntos 1 y 2 del recurso de casación, los recurrentes aluden que se

incurrió en la errónea valoración de la prueba y que se debió examinar la interversión del título en vista que el

demandado no ejerció su derecho de propiedad sobre el 50 %.

Cabe aludir que los motivos que dieron origen a esta causa se remontan al momento en que Sevilla Churquina Chacón

y Eleuterio Aramayo Rueda fueron propietarios de una superficie de 256 m2, pero de este último se transfirió el 50 %

de acción y derecho por una venta judicial de 20 de septiembre de 2001, cuyo postor y adjudicatario en ese entonces

fue el actual demandado -José Luis Barrenechea Valle-, mientras que el 50 % restante fue transferido a los hoy

demandantes, conforme se tiene en la Matrícula Computarizada N° 6.02.2.01.0000538 de fs. 317 a 318.

Por lo expresado, no se duda que los demandantes comenzaron siendo detentadores respecto del 50 % perteneciente

en acción y derecho a José Luis Barrenechea Valle, debido a los efectos que trae consigo la venta judicial efectuada a

favor del demandado, en tal sentido las autoridades judiciales de instancia consideraron preponderante esta condición

de detentadores para deducir que no existió posesión por parte de los demandantes, de ese modo que en sentencia a

fs. 375 se adujo que: “… no se demuestra esa posesión en el tiempo en forma exclusiva, frente a sus legítimos títulos

para entender que existió una transformación de la tenencia hacia una posesión del 50 % del inmueble objeto de la

pretensión de la propiedad del demandado, bajo la égida del Art. 89 del Cgo. Civil, en efecto la detentación inició en la

gestión 2002…”, lo cual fue revalidado por el Tribunal de segunda instancia, quien a fs. 430 vta., señaló que: “…los

demandantes no demostraron la posesión efectiva, continua, pública, pacífica y exclusiva ejercida sobre la acción y

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derecho consistente en el 50 % del bien inmueble demandado en lo proindiviso, durante más de diez años, más

propiamente desde la fecha que relatan en su demanda, 02 de abril de 2002 y asimismo no se demostró el cambio de

detentadores a poseedores …”, de manera que sustentaron su razonamiento con base en el art. 89 del Código Civil.

Del examen anterior se observa que el art. 89 del Código Civil estipula que: “Quien comenzó siendo detentador no

puede adquirir la posesión mientras su título no se cambie…”, en tal entendimiento la posesión y la tenencia se

mantienen inmutables en tanto no se acrediten las circunstancias por las que el tenedor cambie su condición a la de

poseedor, aspecto que la doctrina denomina intervertir el título tal como se desarrolló en la doctrina aplicable III.2, por

lo tanto, en el caso concreto el problema radica si efectivamente aconteció este cambio de título, para lo cual es

inevitable que el demandante haya demostrado mediante actos exteriores que priven al poseedor de disponer de la

cosa conforme al bagaje probatorio producido, la importancia de acreditar este punto radica en el hecho de que la

interversión marca el inicio para computar la prescripción adquisitiva, y ello ha de probarse de manera inequívoca

mediante actos exteriores suficientes de contradicción del derecho propietario.

En ese margen los demandantes a fs. 76 vta., aluden en su escrito de demanda que José Luis Barrenechea Valle

adquirió el 50 % de propiedad en razón de una venta judicial, llegándose a registrar el 02 de abril de 2002, sustentando

que a partir de esa fecha estuvieran en posesión exclusiva, pública e ininterrumpida, pero esta afirmación de posesión

no podría considerarse por la sola voluntad interna de los demandantes, sino mediante actos exteriores suficientes que

contradigan la posesión del derecho propietario del demandando, en razón a ello se tiene en obrados la confesión

judicial deferida por José Luis Barrenechea Leyton en representación del demandado mediante poder de N° 111/2018

de 16 de mayo a fs. 269 y vta., quien en la producción de la prueba de confesión provocada a fs. 358 manifestó que:

“Tengo conocimiento de que se ha realizado varios procesos desde la adjudicación hasta la fecha y no le han permitido

a mi señor padre ingresar al inmueble”, por lo tanto esta confesión judicial confirma la oposición al derecho de

propiedad del demandado originado en la venta judicial aludida, lo cual corrobora lo alegado en la demanda, de manera

que estas aseveraciones permiten tomar en cuenta que el 02 de abril 2002 los demandantes cambiaron su condición

de ser meros tenedores a la de poseedores conforme la doctrina aplicable en el acápite III.2 y en consideración a los

efectos de la confesión judicial establecida por el art. 162 del Código Procesal Civil, debiendo en consecuencia

enmendar lo acusado en este punto.

b. Por las consideraciones realizadas respecto a la interversión del título de los demandantes permiten ingresar al

examen de los elementos que son inherentes para fundar la usucapión, de tal forma que los recurrentes acusan en los

puntos 1 y 3 que habrían demostrado una posesión exclusiva y pacífica.

Consecuentemente al tratarse de un bien inmueble en copropiedad conviene disipar la duda sobre la posesión

exclusiva que deben reunir los demandantes respecto al 50 % de propiedad del demandado, para lo cual debe tomarse

para su apreciación lo establecido en la doctrina aplicable en el acápite III.3, en tal sentido de acuerdo a las pruebas

adjuntadas por el demandado consta de fs. 184 a 185 vta., un proceso de estructura monitoria de cese de copropiedad

iniciado por José Luis Barrenechea Valle el 15 de junio de 2016 contra los actuales demandantes, donde José Luis

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Barrenechea Valle adujo que: “…los demandados siempre estuvieron hasta la fecha ocupando todo el bien inmueble y

no me permiten ocupar el 50 % …”, elemento que contrastando con la pericia de fs. 283 a 297 corrobora las

características del bien en litigio que fue destinado para uso de vivienda, cuya construcción data de 35 años

aproximadamente, del mismo modo de la prueba de inspección judicial realizada el 18 de mayo de 2018 a fs. 258 y

vta., el juez A quo juntamente con las partes se constituyeron al inmueble objeto del proceso, por lo que se verificó la

instalación de servicios básicos, un patio, una persiana que da a la calle, asimismo verificaron la existencia de

habitaciones, ambientes y dormitorios utilizados por los demandantes –Maycol Luis, Fabiola, Yeimi, Gadys y Lucy- así

como un dormitorio precario utilizado por Eleuterio Aramayo Rueda.

Por las pruebas referidas se concluye que el demandado luego de la interversión del título de los actores generada en

la gestión 2002, no reclamó la propiedad, no ejerció actos de dominio sobre el 50 % de su propiedad, de modo que se

evidencia que los demandantes ejercieron posesión exclusiva sobre el bien inmueble común.

Por otra parte, para analizar el elemento de la continuidad, se debe establecer si la posesión iniciada por los

demandantes no ha sido alcanzada por las causales de interrupción a fin de que detenga el cómputo del plazo para la

prescripción adquisitiva, precisando al efecto que no toda acción o controversia judicial genera efecto interrruptivo de la

prescripción adquisitiva, debiéndose tomar en cuenta los siguientes parámetros señalados en la doctrina en el acápite

III.1: 1) debe ser deducido ante un órgano jurisdiccional; 2) debe demostrar inequívocamente la voluntad de ejercer su

derecho de propiedad deduciendo oposición a la posesión del poseedor; y 3) debe ser notificado a quien se quiere

impedir que prescriba... En ese contexto y retrotrayendo al 02 de abril 2002 como inicio del cómputo para que opere la

prescripción adquisitiva por la interversión del título de los demandantes de tenedores a poseedores, es que se debe

considerar que si bien se manifestó en el escrito de demanda a fs. 77 que: “…el propio actor en fecha 09 de junio de

2006 ha iniciado un proceso en nuestra contra de nulidad de nuestros títulos de propiedad…”, sin embargo en el

expediente procesal no se tiene constancia de la existencia de este proceso, menos aún se puede considerar como un

efecto interrruptivo porque ese proceso no conlleva una discusión respecto a repulsar la posesión de los demandantes,

por lo tanto se tiene acreditada la posesión continua desde el 2002 hasta el 2013, resultando errado el razonamiento de

los jueces de instancia, siendo evidente el error en la valoración de la prueba acusado por los recurrentes.

Siguiendo los elementos que fundan la usucapión, cabe aludir a la posesión pública, la que por actos del poseedor se

realizan de forma no clandestina u oculta, que por el contrario el corpus y el animus se manifiestan públicamente, en tal

sentido a fs. 26 se adjunta una certificación del presidente de barrio Avaroa de la ciudad de Bermejo de 23 de

noviembre de 2016, la cual señala en relación a los demandantes que “…son poseedores un bien inmueble urbano

ubicado en la calle General Manuel Belgrano entre Avenida Bolívar y calle Oruro del Barrio Avaroa de esta ciudad de

Bermejo, mismo que habitan desde el año 1994 hasta la fecha …”, por otra parte en la producción de las testificales a

fs. 259 y vta., Apolinar Nieves declaró que “aparte de los demandantes no conozco que viva alguien más”, a fs. 260

vta., Manuela Ruiz Vilte de Vera declaró que: “yo no he visto otra personas, no conozco que hayan vivido ahí otras

personas … su hija Gladis Aramayo asiste a las reuniones del barrio… Don Eleuterio y su esposa viven en el

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inmueble”, a fs. 261 vta. Juan Cardona Martínez testificó que “…el terreno lo usan para pasar su vida ahí con su familia

y sus hijos…” y a fs. 272 vta., Simona Vargas Limachi de Condori testificó que: “…la esposa del señor Aramayo y don

Eleuterio viven en el inmueble y también sus hijos…” En ese margen se establece que los demandantes no ejercen su

posesión en forma clandestina, sin embargo, el hecho que los demandantes vivan en el bien objeto de litigio con sus

padres no desacredita la venta efectivizada por el 50 % de bien inmueble a favor de los actores conforme se tiene en la

Matrícula Computarizada N° 6.02.2.01.0000538 de fs. 317 a 318.

Finalmente, con relación a la posesión pacífica y no violenta, se debe hacer énfasis en que la posesión pacífica no

significa que ésta sea incontrovertida, por lo tanto, el razonamiento desarrollado por el Tribunal de alzada fue erróneo al

considerar que las acciones de nulidad de 2006 y el proceso monitorio de cese de copropiedad de 2016 promovidas

por José Luis Barrenechea Valle tornarían violenta la posesión de los demandantes, por lo que lo manifestado por el

Tribunal Ad quem a fs. 432 vta., “…el demandado inicio dos procesos, uno en el año 2006 de nulidad de títulos … y

otro de cese de copropiedad con inicio en el mes de junio del 2016 … procesos que demuestran que no ha existido una

posesión pacífica…”, denota que no se consideró la heterocomposición a través de la instauración de un proceso como

un medio civilizado de solución de conflictos, atribuyendo erróneamente la inexistencia de una posesión pacífica por los

demandantes, cabe añadir lo establecido por la doctrina aplicable III.1 que pacífica posesión no es sinónimo de no

controversia, como erradamente lo entendieron los jueces de instancia, en consecuencia corresponde enmendar lo

acusado por los recurrentes.

En consecuencia, por lo desarrollado supra y la valoración de la prueba analizada conforme los lineamientos señalados

en el acápite III.4 de la doctrina aplicable, se tiene que los demandantes acreditaron su posesión continua e

ininterrumpida, pública, y pacífica, sobre el buen inmueble objeto de la presente acción, desde el año 2002 hasta el

2013, en cuyo intervalo no existió reclamo de la propiedad ni controversia alguna lo cual permite concluir que los

actores, conforme establece el art. 1283.I) del Sustantivo Civil, concordante con el art. 136.I del Código Procesal Civil,

sí cumplieron con la carga de la prueba, demostrando objetivamente lo señalado en su demanda, extremos estos que

hacen viable su pretensión.

Por lo manifestado, corresponde a este Tribunal resolver conforme lo estipulado en los arts. 220.IV del Código Procesal

Civil.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad

conferida por los arts. 41 y 42.I núm. 1) de la Ley Nº 025 del Órgano Judicial, y en aplicación a lo previsto en el art.

220.IV del Código Procesal Civil, CASA el Auto de Vista Nº 98/2019 de 01 de octubre, cursante de fs. 428 a 432,

pronunciado por la Sala Civil, Comercial, de Familia, Niñez y Adolescencia, Pública Única del Tribunal Departamental

de Justicia de Tarija, y deliberando en el fondo, declara PROBADA la demanda de usucapión decenal interpuesta por

Sonia Montserrath Aramayo Churquina, Gladys Matilde Aramayo Churquina, Fabiola Alejandra López Aramayo, Yeimy

Amanda Aramayo Churquina, Maycol Luis Aramayo Churquina y Lucy Rosmery Aramayo Churquina, sobre el bien

inmueble ubicado en la Calle Belgrano con una superficie de 256.00 m2 registrado en Derechos Reales bajo la

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Matrícula Computarizada Nº 6.02.2.01.0000538, conforme se tiene acreditado de fs. 317 a 318, para lo cual el juez de

la causa en ejecución de sentencia deberá librar las correspondientes ejecutoriales de Ley

Sin responsabilidad por ser el error excusable.

Regístrese, notifíquese y devuélvase.

Relator: Mgdo. Marco Ernesto Jaimes Molina.

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